TEXTO Nº 1
LECTURA
“UN VIAJE”
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
pantalón para los días templados, chaqueta y pantalón para los días calurosos. En
suma, la expedición de Bonaparte a Egipto no tuvo más preparativos.
Seis meses se consumieron en ellos, gracia a la actividad de las niñas
(hablo de las hermanitas de don Gregorio, la menor de las cuales era su madrina
de bautismo), quienes, sin embargo del dolor de que se hallaban atravesadas
con este viaje, tomaron en un santiamén todas las providencias del caso.
Vamos al buque. Y ¿Quién vera si este buque es bueno o malo? ¡Válgame
Dios! ¡Qué conflicto! ¿Se ocurrirá al ingles don Jorge, que vive en los altos? Ni
pensarlo; las hermanitas dicen que es un bárbaro capaz de embarcarse en un
zapato. Un catalán pulpero, que ha navegado de condestable en la Esmeralda,
es, por fin, el perito. Le costean caballo, va al Callao, práctica su
reconocimiento y vuelve diciendo que el barco es bueno; y que don Goyito irá
tan seguro como en un navío de la Real Armada. Con esta noticia calma la
inquietud.
Despedidas. La calesa trajina por todo Lima. ¿con que se nos va usted?
¿Con que se decide s usted a embarcare?....!Buen valorazo! Don Gregorio se
ofrece a la disposición de todos: se le bañan los ojos en lagrimas a cada
abrazo. Encarga que le encomienden a Dios. A él le encargan jamones, dulces,
lenguas y cobranzas. Y ni a él le encomienda nadie a Dios; ni él se vuelve a
acordar de los jamones, de los dulces, de la lengua, ni de las cobranzas.
Llega el día de la partida. ¡Qué bulla! ¡Qué jarana! ¡Qué Babilonia! Baúles
en el patio, cajones en el dormitorio, colchones en el zaguán, diluvios de
canastos por todas partes. Todo sale, por fin, y todo se embarca, aunque con
bastantes trabajos. Marcha don Gregorio, acompañado de una numerosa
caterva a la que pertenecen también, con pendones y cordón de San Francisco
de Paula, las amantes hermanitas, que sólo por el buen hermano pudieron hacer
el horrendo sacrificio de ir por primera vez al Callao. Las infelices no se quitan
el pañuelo de los ojos; y lo mismo le sucede al viajero. Se acerca la hora del
embarque y se agravan los soponcios. ¿Si nos volveremos a ver?... Por fin, es
forzoso partir; el bote aguarda. Va la comitiva al muelle: abrazos generales,
sollozos, los amigos separa a los hermanos: “¡Adiós, hermanitas mías!” “¡Adiós
Goyito de mi corazón! La alma de mi mamá Chombita te lleve con bien”.
Este viaje ha sido un acontecimiento notable en la familia; ha fijado un
época de eterna recordación; ha constituido una era, como la Cristiana, como la
de la Hegira, como la de la fundación de Roma, como el Diluvio Universa, como
la era de Nabonasar.
Se pregunta en la tertulia:
-¿Cuánto tiempo lleva fulana de casada?
-Aguarde usted. Fulana se casó estando goyito para ir a Chile…
-¿Cuánto tiempo hace que murió el guardián de tal convento?
-Yo le diré a usted; al padre guardián le estaban tocando las agonías al
otro día del embarque de Goyito. Me acuerdo todavía que se las recé estando
enferma en cama de resultas del viaje al Callao..
-¿Qué edad tiene aquel jovencito?
-Déjeme usted recordar. Nació en el año de….Mire usted, este cálculo es
más seguro, son habas contadas: cuando recibimos la primera carta de Goyito,
estaba mudando de dientes. Conque, saque usted la cuenta….
Así viajaban nuestros abuelos; así viajarían si se determinasen a viajar,
muchos de la generación que acaba, y muchos de la generación actual, que
conservan el tipo de los tiempos del virrey Avilés, y ni aun así viajarían otros,
por no viajar de ningún modo.
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
COMPRENSIÓN DE LECTURA
a) Embrollado: …………………………………………………………………………………
b) Súbito: …………………………………………………………………………………
c) Parentela: …………………………………………………………………………………
d) Condestable: …………………………………………………………………………………
e) Caterva: …………………………………………………………………………………
f) Almofrez: …………………………………………………………………………………
1. Por las referencias que ofrece el autor, ¿en qué época aproximadamente
se desarrollan los hechos narrados?
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
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2. ¿Cuántos años demora don Gregorio en decidir su viaje a Chile? ¿De qué
modo empleó todo ese tiempo?
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3. ¿En qué consistieron los preparativos para el viaje? ¿Quiénes participan
en ellos?
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4. ¿Quién práctica el reconocimiento del buque? ¿Cómo procede y cuál
es su veredicto?
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5. ¿Qué significado tuvo para la familia y los amigos este singular viaje?
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6. ¿Cómo se viajaba en los tiempos del Virrey Avilés? ¿Y cómo se viaja, en
cambio, en la época en que partió escribe esta historia?
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Sinónimo Antónimo
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
TEXTO Nº 2
6
EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
Blasco de Soto, alférez de los tercios de Carbajal, quien la pidió al padre y vio
rechazada la demanda, que su merced quería para marido de su hija hombre de
caudal saneado. No se descorazonó el galán con la negativa, y puso su cuita en
conocimiento de Carbajal.
-¡Cómo se entiende! –gritó furioso don Francisco-. ¡Un oidor de mojiganga
desairar a mi alférez, que es un chico como unas perlas! Conmigo se las habrá el
abuelo. Vamos, galopín, no te atortoles, que o no soy Francisco de Carbajal, o
mañana te casas. Yo apadrino tu boda, y basta. Duéleme que estés de veras
enamorado; porque has de saber, muchacho, que el amor es el vino que más
presto se avinagra; pero eso no es cuenta mía, sino tuya, y tu alma tu palma. Lo
que yo tengo que hacer es casarte, y te casaré como hay viñas en Jerez, y entre
tú y la Teresa multiplicaréis hasta que se gaste la pizarra.
Y el maestre de campo enderezó a casa del oidor, y sin andarse con
dibujos de escolar pidió para su ahijado la mano de la niña. El pobre Zárate se
vio comido de gusanos, balbució mil excusas y terminó dándose a partido. Pero
cuando el notario le exigió que suscribiese un suspiro , cogió la pluma de
ganso y escribió: Conste por esta señal de la cruz que consiento por tres
motivos: por miedo, por miedo, por miedo.
Así llegó a hacerse proverbial en Lima esta frase: Los tres motivos del
oidor, frase que hemos recogido de boca de muchos viejos y que vale tanto
como aquella de las noventa y nueve razones que alegaba el artillero para no
haber hecho una salva: -Razón primera, no tener pólvora. –Guárdese en el
pecho las noventa y ocho restantes.
Al poco del matrimonio de la hija, cayó Zárate gravemente enfermo de
disentería, y en la noche que recibió la Extremaunción llegó a visitarlo Carbajal y
le dijo:
-Vuesa merced se muere porque quiere. Déjese de galenos y bébase, en
tisana, una pulgarada de polvos de cuerno de unicornio, que son tan eficaces
para su mal como huesecito de santo.
-No, mi Señor don Francisco contestó el enfermo; me muero, no por mi
voluntad, sino por tres motivos…
-No los diga, que los sé –interrumpió Carbajal, y salió
riéndose del aposento del moribundo.
Vocabulario:
COMPRENSIÓN DE LECTURA
Con ayuda del diccionario anota el significado de las
siguientes palabras:
a) Lozano: …………………………………………………………………………………
b) Barruntar: …………………………………………………………………………………
c) Rapaza: …………………………………………………………………………………
d) Cuita: …………………………………………………………………………………
e) Tisana: …………………………………………………………………………………
f) Balbucir: …………………………………………………………………………………
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Sinónimo Antónimo
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TEXTO Nº 3
LECTURA
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
causaban mis versos: unas veces me parecía que se entusiasmaba, otras que me
censuraba acremente.
-Y ¿Quién es el autor? –me dijo, concluida la lectura.
Me puse a tartamudear, a querer decir algún nombre supuesto, a murmurar
palabras ininteligibles, hasta que concluí por enmudecer y tornarme como una
granada.
-¿Cómo se llama usted, joven?
-Roque Roca.
-Pues bien: yo publicaré la composición en el próximo número y pondré el
nombre de usted, porque usted es el autor: se lo conozco en la cara. ¿Verdad?
No pude negarlo, mucho más cuando el buen coloso me daba una
palmada en el hombro, me convidó asiento y se puso a conversar conmigo
como si hubiéramos sido amigos de muchos años.
Al salir de la imprenta, yo habría deseado poseer los millones de
Rothschild para elevar una estatua de oro al director de “El Lima Ilustrado”.
II
Cuando el semanario salió a luz con mis versos, produjo en San Carlos el
efecto de una bomba. ¡Poetam habeus”, gritó un muchacho que se acordaba de
no haber podido aprender latín. En el comedor, en los patios, en el dormitorio y
hasta en la capilla escuchaba yo alguna vocecilla tenaz y burlona que entonaba
a gritos o me repetía por lo bajo una estrofa, un verso, un hemistiquio, una
estrofa, un verso, un hemistiquio, un adjetivo de mi composición.
La insolencia de un condiscípulo mío llegó a tanto que al pedirle el
profesor de literatura un ejemplo de versos pareados, indicó los siguientes:
El poeta Roque Roca
echa flores por la boca.
Con decir que el mismo profesor lanzó una carcajada y me dirigió una
pulla, basta para comprender el maravilloso efecto de los dos pareados; a la
media hora los sabia de memoria todo el colegio y andaban escritos con lápiz
negro en las paredes blancas y con polvos blancos en las pizarras negras. No
faltaban variantes, como:
El poeta Roque Roca
echa coles por la boca;
el poeta Roque Roca
echa sapos por la boca.
Un bardo anónimo, no muy versado en la colocación de los acentos,
escribió:
El poeta Roque Roca
es un inconmensurable alcornoque.
Agotada la paciencia, recurrí a las trompadas; mas como el remedio
empeoraba el mal, acabé por decidir que el partido más cuerdo era no hacerles
caso y no volver a publicar una sola línea.
Sólo encontré una voz amiga. Había un muchacho a quien llamábamos el
Metafórico, por su manera extraña y alegórica de expresarse. El Metafórico me
llamó a un lado y me dijo con la mejor buena fe:
Mira, no les hagas caso y sigue montando en el Pegaso: el ruiseñor no
responde a los asnos; poeta – aurora, desprecia a los hombres – coces.
Las palabras me consolaron, aunque venían de un chiflado. ¡Qué voz no
suena dulce y agradablemente cuando se duele de nuestras desgracias y nos
sostiene en nuestras horas de flaqueza!.
Yo contaba con un amigo de corazón: Braulio Pérez. Juntos habíamos
entrado al colegio, seguíamos las mismas asignaturas y durante cinco años
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
COMPRENSIÓN DE LECTURA
a) Impeler: …………………………………………………………………………………
b) Chibalete: …………………………………………………………………………………
c) Acremente: …………………………………………………………………………………
d) Pulla: …………………………………………………………………………………
e) Endilgar: …………………………………………………………………………………
f) Amainar: …………………………………………………………………………………
1. Por las referencias que ofrece el autor, ¿en qué época aproximadamente
se desarrollan los hechos narrados?
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
2. ¿A qué era aficionado Roque Roca? Con respecto a esta afición, ¿Qué
es lo que repentinamente decide?
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3. ¿Cómo logra el joven publicar sus primeros versos? Menciona los
detalles que entran en juego para hacer posible la culminación de
sus deseos.
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4. ¿Qué efecto produjo en San Carlos la lectura de los versos de Roque
Roca?
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5. ¿Quién y de qué modo se solidarizó con el poeta?
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6. ¿Qué actitud tomó el amigo Braulio?
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7. ¿Qué ocurre cuando en el semanario aparece un nuevo colaborador
con el seudónimo de Genaro Latino?
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8. ¿Cómo se descubre que Genaro Latino y Roque Roca son la misma
persona? ¿Qué efecto produce esta revelación en el amigo Braulio?
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Razonamiento Verbal:
Sinónimo Antónimo
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TEXTO Nº 4
LECTURA
“Malccoy”
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
IV
Los maizales verdes esmeraldas se tornaron amarillos como el otro.
El balido de las ovejas y el bufar de los bueyes, los nidos de palomitas
cenizas multiplicados en las ramas de los algarrobos, las retamas y manzanos,
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
anuncian en aquellos campos que ha llegado la estación del otoño: los tendales
se preparan para la cosecha, el agricultor suspira con inquietud codiciosa y las
indiecitas casaderas del yaraví con el cual han de celebrar el malccoy.
Es el día de la faena.
Los mayordomos, cabalgados en lomillos puestos sobre los lomos de
vetusto repasiri mayordomil, que de estos hay dos o tres en las fincas,
recorren al galope las cabañas. Suena la bocina del indio segunda y pronto los
prados se cubren de indios que llevan la segadera y la coyunda con asa de
fierro lustroso.
Son los alegres afanes de la cosecha.
Terminando el recojo de las mieses, viene luego el malccoy.
V
Aquella vez eran las planicies de Hatunccolla, en la finca de mi padre, las
que servían de teatro a las poéticas fiestas de esos buenos indios.
Comenzaron a llegar las indias acompañadas de sus hijas.
En el solar de la izquierda, llamado Tinaco, se reunieron los varones para
la designación de los malccos.
La voz unánime señaló a Pedro y a Sebastián. Este último era un
indiecito de carrillos de terebinto, trenza de azabache y mirada de cernícalo. En
la comarca no le designaban con otro nombre que con el de Chapaducha, y
tenia como tres cosechas de más sobre la edad de Pedro.
Chapaducha llevaba el alma enferma: su dolor casi podía distinguirse al
través de la indiferencia con la cual se adelantó de la fila cuando escuchó su
nombre.
Toda la alegre comitiva se fue derecho al campo de Hatunccolla.
Al salir, se cruzó entre Pedro y Sebastián este brece diálogo.
Sebastián. -¿Tienes tu novia aquí?
Pedro. – Presente y muy hermosa. ¿La tuya?
Sebastián –Duerme en el seno de Allpamama. Murió la pobre de pena
cuando me llevaron en la leva para servir de redoblante en el batallón 6º de
línea, dispersado en las alturas de Quilinquilin.
En aquel momento llegaron al lugar donde aguardaban las mujeres. La
mirada de su madre produjo ligera reacción en el semblante de Chapaducha, y
con rapidez prodigiosa quedaron él y su contenedor, adornados con la lliclla
colorada, terciada como banda, un birrete de lana de colores y ojotas con
tientos corredizos. Se medió la distancia, la señal de la bocina sonó y los dos
mancebos se lanzaron al aire como gamos perseguidos por tirano cazador.
VI
Pituca tenia el corazón en los ojos.
Llevaba pendiente del brazo una guirnalda de claveles rojos y yedra
morada, como las llevan casi todas la mujeres para coronar al ganancioso.
Veinte pasos más, y Pedro traspasó el lindero.
La victoria quedó por él. Chapaducha, con calmosa indiferencia, fue el
primero que abrazó a su vencedor diciéndole al oído: Tuya es, pero ¡me duele
por mi madre!.
La algazara no tuvo limites, coronas, flores y abrazos fueron para
Pedrucha, a quien preocupaba un solo pensamiento. Pituca tardaba en abrazarlo
porque es usanza aguardar que o hagan los mayores. Por fin, adelantóse
hermosa y risueña con la felicidad del alma, y antes que coronase las sienes
de Pedrucha vio caer a sus pies todas las flores con que aquel estaba
adornado, señalándola ante la asamblea y diciendo en voz alta: -Esta es la
virgen que he ganado.
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
COMPRENSIÓN DE LECTURA
a) Atonía: …………………………………………………………………………………
b) Matecllo: …………………………………………………………………………………
c) Tendal: …………………………………………………………………………………
d) Bufar: …………………………………………………………………………………
e) Usanza: …………………………………………………………………………………
f) Terebinto: …………………………………………………………………………………
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2. Señala cuál es el pasaje en que se advierte la presencia de la autora.
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3. ¿En qué consistía la carrera del malcco?
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4. Cuando niños, ¿Cómo vivieron Pedro y Pituca? Una vez adolescentes,
¿Qué sentimiento se despierta en ellos?
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5. Presente ya el otoño y llegado el día de la cosecha, ¿Cómo se pone el
campo? ¿Qué hacen los animales y los hombres?
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7. Enumera todos los pasos que se cumplieron en el desarrollo de la
competencia.
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8. ¿Con qué reflexión concluye su relato la autora?
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Sinónimo Antónimo
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TEXTO Nº 5
LECTURA
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COMPRENSIÓN DE LECTURA
Vocabulario:
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a) Moralla: …………………………………………………………………………………
b) Gamonal: …………………………………………………………………………………
c) Ichu: …………………………………………………………………………………
d) Triquiñuela: …………………………………………………………………………………
e) Estupor: …………………………………………………………………………………
f) Manar: …………………………………………………………………………………
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2. ¿Qué misión le habían confiado y dónde debía cumplirla?
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3. Ante quiénes acude y qué gestiones realiza para resolver los
problemas de su comunidad?
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4. ¿Tiene éxito o fracasa el mensajero? ¿Cómo lo sabes?
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5. ¿Cómo se siente Emeterio Champanilla al emprender el retorno?
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6. ¿Qué le ocurre cuando ha avanzado ya casi una milla?
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Sinónimo Antónimo
TEXTO Nº 6
LECTURA
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COMPRENSIÓN DE LECTURA
a) Tendal: …………………………………………………………………………………
b) Jerga: …………………………………………………………………………………
c) Prole: …………………………………………………………………………………
d) Taciturno: …………………………………………………………………………………
e) Zorzales: …………………………………………………………………………………
f) Graznidos: …………………………………………………………………………………
g) Dintel: …………………………………………………………………………………
h) Inicua: …………………………………………………………………………………
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2. ¿Cómo consiguió el zorro las avecillas que debía llevar a su prole?
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4. ¿A qué hora retorna el zorro? ¿Por qué debe llegar lo más pronto a su
hogar?
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
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Sinónimo Antónimo
TEXTO Nº 7
LECTURA
Marimba, Rondos y
Paucarbamba.
Tres moles, tres
cumbres, tres centinelas
que se yerguen en torno
de la ciudad de los
Caballeros de León de
Huanuco. Los tres jirca –
yayag, que llaman los
indios.
Marabamba es una
aparente regularidad
geométrica, coronada de
tres puntas, el cono
clásico de las
explosiones geológicas,
la figura menos
complicada, más simple
que afectan estas moles
que viven en perpetua
ansiedad de altura; algo
así como la vela
triangular de un barco
perdido entre el oleaje
de este mar pétreo
llamado los Andes.
Marabamba es a la
vez triste y bello, con la
belleza de los gigantes y
la tristeza de las almas solitarias. En sus flancos graníticos no se ve ni el verde
de las plantas, ni el blanco de los vellones, ni el rojo de los tejados, ni el humo de
las chozas. Es perpetuamente gris, con el gris melancólico de las montañas
muertas y abandonadas. Durante el día, en las horas de sol, desata todo el
orgullo de su fiereza, vibra reverbera, abrasa, crepita. El fantasma de la insolación
pasea entonces por sus flancos. En las noches lunares su tristeza aumenta
hasta reflejarse en el alma del observador y hacerle pensar en el silencio
trágico de las cosas. Parece un predestinado a no sentir la garra inteligente del
arado, ni la linfa fecundamente del riego, ni la germinación de la semilla
bienhechora. Es una de esas tantas inutilidades que la naturaleza ha puesto
delante del hombre como para abatir su orgullo o probar su inteligencia. Mas
quien sabe si Marabamba no sea realmente una inutilidad, quién sabe si en sus
entrañas duerme algún metal de esos que la codicia insaciable del hombre
transformará mañana en moneda, riel, máquina, o instrumento de vida o
muerte.
Rondos es el desorden, la confusión, el túmulo, el atropellamiento de una
fuerza ciega y brutal que odia la forma, la rectitud, la simetría. Es la crispadura
de una ola hidrópica de furia, condenada perpetuamente a no saber del espasmo
de la ola que desfallece en la playa. En cambio es movimiento, vida, esperanza,
amor, riqueza. Por sus arrugas, por sus pliegues sinuosos y profundos el agua
corre y se bifurca, desgranando entre los precipicios y las piedras sus
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
II
Y he aquí lo que me contó el indio más viejo, más taimado, más
supersticioso y más rebelde de Llicua, después de haberme hecho andar
muchos días tras él, de ofrecerlo dinero, que desdeñó señorialmente, de
regalarle muchos puñados de coca y de prometerle, por el alma de todos los
jircas andinos, el silencio para que su leyenda no sufriera las profanaciones de
la lengua del blanco, ni la cólera implacable de los jircas. Paucarbamba, Rondos
y Marabamba. “Sobre todo -me dijo con mucho misterio –que no sepa
Paucarbamba. Vivo al pie, taita”.
“Maray, Runtus y Páucar fueron tres guerreros venidos de tres lejanas
comarcas. Páucar, vino de la selva; Runtus, del mar; Maray, de las punas. De los
tres. Páucar era el más joven y Runtus, el más viejo. Los tres estuvieron a punto
de chocar un día, atraídos por la misma fuerza: el amor. Pillco –Rumi, curaca de
la tribu de los pillcos, después de haber tenido hasta cincuenta hijos, todos
varones, tuvo al fin una hembra, es decir una orcoma, pues no volvió a tener otra
hija. Pillco – Rumi por esta circunstancia puso en ella todo su amor, todo su
orgullo, y su amor fue tal que a medida que su hija crecía iba considerándola
más digna de Pachacámac que de los hombres. Nació tan fresca, tan exuberante,
tan bella que la llamó desde ese instante Cori -Huayta. Y Cori –Huayta fue el
orgullo del curacazgo, la ambición de los caballeros, la codicia de los
sacerdotes, la alegría de Pillco –Rumi, la complacencia de Pachacamac. Cuando
salía en su litera a recoger flores y granos para la fiesta de Raymi, seguida de
sus doncellas y de sus criados, las gentes se asomaban a las puertas para verla
pasar y los caballeros detenían su marcha embelesados, mirándose después,
durante muchos días, recelosos y mudos.
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
Pillco –Rumi sabia de estas cosas y sabia también que, según la ley del
curacazgo, su hija estaba destinada a ser esposa de algún hombre. Si la
esterilidad era considerada como una maldición entre los pillcos, la castidad
voluntaria, la castidad sin voto, era tenida como un signo de orgullo, que
debía ser abatido, so pena de ser sacrificada la doncella a la cólera de los
dioses. Y la ley de los pillcos prescribía que los varones debían contraer
matrimonio a los veinte años y las mujeres a los dieciocho. Pillco –Rumi no
estaba conforme con la ley. Pillco –Rumi sintió rebeldías contra ella y comenzó
a odiarla y a pensar en la manera de eludirla. Según él. Cori –Huayta estaba por
encima de la ley. La ley no se había puesto en el caso de que un padre que
tuviera una orcota habría necesariamente de casarla. Cuando se tiene varias
hijas, bien puede cederse todas, menos la elegida por el padre para el cuidado de
su vejez. Y cuando se tiene una como Cori –Huayta, pensaba Pillco –Rumi, todos
los hombres sumados, no merecen la dicha de poseerla.
Y Pillco –Rumi, que , además de padre tierno, era hombre resuelto y
animoso, juró ante su padre el Sol que Cori –Huayta no seria de los hombres
sino de Pachacamac.
III
Y llegó el día en que Pillco –Rumi debía celebrar en la plaza pública el
matrimonio de todos los jóvenes aptos según la ley.
La víspera, Pillco _ Rumi había llamado a su palacio a Racucunca, el gran
sacerdote, y a Karu –Ricag, el más prudente de los amautas, para consultarles el
modo de eludir el cumplimiento de la ley matrimonial.
El amauta dijo:
-La sabiduría de un curaca esta en cumplir la ley. El que mejor la cumple
es el más sabio y el mejor padre de sus súbditos.
Y el gran sacerdote, que no había querido ser el primero en hablar:
-Sólo hay dos medios: sacrificar a Cori – Huayta o dedicarla al culto de
nuestro padre el sol.
Pillco –Rumi se apresuró a objetar:
-Cori –Huayta cumplirá mañana dieciocho años; has pasado ya la edad en
que una doncella entra al servicio de Pachacamac.
Para nuestro padre –repuso Racucunca –todas las doncellas son iguales.
Sólo exige juventud.
Y el gran sacerdote, a quién Cori –Huayta, desde dos años atrás, venia
turbándole la quietud, hasta hacerle meditar horribles sacrilegios, y que parecía
leer en el pensamiento de Pillco –Rumi, añadió:
-No hay hombre en tu curacazgo digno de Cori –Huayta.
El amauta, que a su vez leía en el pensamiento de Racucunca, intervenido
gravemente:
-La belleza es fugaza; vale menos que el valor y la sabiduría. Un joven sabio
y valiente puede hacer la dicha de Cori-Huayta.
Ante tan sentencioso lenguaje, que significaba, que significaba para
Racucunca un reproche y para Pillco –Rumi una advertencia, aquél, disimulando
sus intensiones, replicó:
-Mañana, a la hora de los sacrificios, lo consultaré en las entrañas del
llama.
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COMPRENSIÓN DE LECTURA
a) Jirca: …………………………………………………………………………………
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b) Espasmos: …………………………………………………………………………………
c) Ajorca: …………………………………………………………………………………
d) Incuria: …………………………………………………………………………………
e) Leviatán: …………………………………………………………………………………
f) Haravico: …………………………………………………………………………………
g) Orcoma: …………………………………………………………………………………
1. ¿Qué palabras emplearías para decir cómo eran Pillco –Rumi y Cori –
Huayta? Escribe una sola palabra par definir a cada personaje.
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4. ¿Qué dilema enfrenta el curaca de los pillcos con relación al futuro de
su hija? ¿Qué resolución final toma al respecto?
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5. ¿A quiénes acude Pillco –Rumi para consultar la forma de eludir el
cumplimiento de la ley? ¿Qué recomienda cada uno de ellos?
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7. ¿Qué peligros habían salvado los tres guerreros para llegar hasta la
tierra de los pillcos? ¿Qué iban pensando en el trayecto?
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
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9. ¿Qué hizo Pachacámac con los tres guerreros y sus ejércitos? ¿Qué
luego con Cori – Huayta?
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10. ¿Qué determinación tomó ante tal cataclismo la tribu de los pillcos?
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Sinónimo Antónimo
TEXTO Nº 8
LECTURA
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“MI CORBATA”
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
COMPRENSIÓN DE LECTURA
a) Miosotis: …………………………………………………………………………………
b) Amanuense: …………………………………………………………………………………
c) Amoscar: …………………………………………………………………………………
d) Hortera: …………………………………………………………………………………
e) Chocarrero: …………………………………………………………………………………
f) Chaquet: …………………………………………………………………………………
________________________________________________________________
2. ¿Cómo podrías demostrar que los hechos narrados transcurren en el
Perú?
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3. Por las referencias que ofrece el autor, ¿en qué época aproximadamente
se desarrolla esta historia?
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
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6. ¿Por qué le causó alborozo a Idiáquez la llegada de la sorpresiva
esquela?
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Razonamiento Verbal:
Escribe el Sinónimo y Antónimo de las siguientes
palabras:
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
Sinónimo Antónimo
TEXTO Nº 9
LECTURA
“EL BARRANCO”
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
-¡Súmak´wawacha!
Mientras el mayordomo le abría el cuerpo con su cuchillo grande; mientras le
sacaba el cuerito; mientras hundía sus puños en la carne, para separar el cuero,
la vaquera y los mak´tillos, seguían llamando:
-¡Niñicha! ¡Por qué, pues!
- Por qué, pues, súmak´wawacha!.
Al día siguiente, temprano, la Ene bajaría el cerro bramando en el camino.
Guiando a las lecheras vendría como siempre. Llamaría primero desde el
zaguán. A esa hora, ya goteaba leche de sus pezones hinchados.
Pero el mayordomo le dio un consejo a la señora.
-Así he hecho yo también, mamita, en mi chacra de las punas –le dijo.
Y la señora aceptó.
Rayando la aurora, don Fermín clavó dos estacas en el patio de ordeñar, y
sobre las estacas un palo de lambras. Después trajo al patio el cuero del
“Pringo”, lo tendió sobre el palo, estirándolo y ajustando las puntas con calvos,
sobre la tierra.
A la salida del sol, las vacas lecheras estaban ya en el callejón llamando
a sus crías. La ene se paraba frente al zaguán; y desde allí bramaba sin
descanso, hasta que le abrían la puerta. Gritando todavía pasaba el patio y
entraba al corral del ordeñar.
Esa mañana, la Ene llegó apurada, rozando su hocico en el zaguán, llamó
a su “Pringo”. El mismo don Fermín le abrió la puerta. La cava pasó corriendo
el patio. La señora se había levantado ya, y estaba sentada en las gradas del
corredor.
La Ene entró al corral. Estirando el cuello, bramando despacito, se acercó
donde su “Pringo”; empezó a lamerle, como todas las mañanas. Grande le lamía,
su lengua áspera señalaba el cuero del becerrito. La vaquera le maniató bien;
ordeñándole un poquito humedeció los pezones, para empezar. La leche hacia
ruido sobre el balde.
-¡Mamaya! ¡Y´astá, mamaya! –llamando a gritos pasó del corral al patio, el
Pablucha.
La señora entró al corral, y vio a su vaca. Estaba lamiendo el cuerito del
“Pringo”, mirándolo tranquila, con sus ojos dulces.
Así fue, todas las mañanas; hasta que la vaquera y el mayordomo se
cansaron de clavar el cuero del “Pringo”. Cuando la leche de la Ene empezó a
secarse, tiraban nomás el cuerito sobre un montón de piedras que había en el
corral, al pie del muro. La vaca corría hasta el extremo del corral, buscando a su
hijo; se paraba junto al cerco, mirando el cuero del becerrito. Todas las mañanas
lavaba con su lengua el cuero del “Pringo”. Y la vaquera la ordeñaba, hasta la
última gota.
Como todas las vacas, la Ene también, acabado el ordeño, empezaba a
rumiar; después se echaba en el suelo, junto al cuerito seco del “Pringo”, y
seguía, con los ojos medio cerrados. Mientras, el sol alto despejaba las nubes,
alumbraba fuerte y caldeaba la gran quebrada.
COMPRENSIÓN DE LECTURA
a) Piara: …………………………………………………………………………………
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
b) Madrinera …………………………………………………………………………………
:
c) Trojal: …………………………………………………………………………………
d) Novillo: …………………………………………………………………………………
e) Bramar: …………………………………………………………………………………
f) Maniatar: …………………………………………………………………………………
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Razonamiento Verbal:
Escribe el Sinónimo y Antónimo de las siguientes
palabras:
Sinónimo Antónimo
TEXTO Nº 10
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
cantores, contribuyó a que las relaciones entre Pichilín y los nuevos ocupantes
del molino fuesen cada día más estrechas, y antes de un año, Pichilín era ya el
abastecedor oficial de las pajareras de mamita, la señora Pichilina lavaba nuestra
ropa blanca, y los pichilincitos hacían mandados que mamita pagaba
espléndidamente con un bizcocho, una prenda de vestir de medio uso, o una que
otra pesetilla.
La familia Pichilín era un modelo de trabajo y de buenas costumbres. ¡Nada
de jaranas ni de San Lunes!... Desde la azotea del molino dominábamos el
altillo que ante nuestros ojos, aparecía como una inmensa colmena donde todo el
mundo trabajaba. Pichilín pasaba horas y horas confeccionando banderillas, o
remendando sus capotes de brega, o sus redes de cazar pájaros. La señora
Pichilina, cuando no estaba delante de la batea, estaba planchando, o preparando
tamales. Los pichilincitos o cargaban agua, o encendían candela, o colgaban de
barandas y cordeles la ropa recién lavada.
¡Todo el mundo trabajaba, y todo el mundo parecía contento! Allí no se
peleaba ni se oían palabrotas, como en la casa del carretero Papito. El señor
Pichilín silbaba alegremente mientras cosía; la señora Pichilina cantaba la Oda a
Grau, mientras sacaba la mugre; y los pichilincitos – a pesar de que andaban con
las patitas en el suelo –reían, bromeaban, y se daban de topetones entrando y
saliendo en el altillo que temblaba como una hamaca.
Cuando mamita subía a la azotea para ayudarnos a volar cometas, sonreía
dulcemente ante ese cuadro de humilde felicidad hogareña, y nos invitaba a
que siguiéramos el ejemplo de los pichilincitos: - ¡No pelean ni se arrancan los
pelos! ¡Comen lo que su mamá quiere darles.
¡Mamita tenia razón! Los Pichilincitos eran tiernos y cariñosos entre ellos.
Los más grandecitos cuidaban a los pequeños. Les lavaban la carita; les
cambiaban los calzones; les daban la mamadera….y a la hora de comer, daba
gusto contemplar cómo se abalanzaban sobre el plato de carne, yucas y coles,
reservándose para el final un plátano de la isla bien mosqueadito, o un camote
que chorreaba miel.
El sábado era el gran día para la familia Pichilín. Desde muy temprano,
los muchachos salían con inmensos atados que olían a jabón de coco, y donde
iba la ropa limpia para los parroquianos del molino de Otero, el capellán de
Copacabana, el dueño de la Botica del Peinado, el panadero de la esquina de los
Borricos. …
Cuando los pichilincitos regresaban, la señora Pichilina ya les tenia lista la
canasta donde tapaditos con un costal de yute, estaban los tamales que debía
vender cada muchacho, y ella misma arrancaba con la suya. Había que oír la
gracia que ponía en el pregón: -¡Tamalera! ¡Ya se va a la tamalera suáááá!
Raro era el sábado en que la familia Pichilín, no recibiera doce o quince
soles de plata por concepto de venta de tamales y de lavado de ropa. Por otra
parte, el sábado también era día propicio para la venta de pájaros que Pichilín
efectuaba colocando sus jaulas en la esquina de Zavala y Paz Soldán, o
rematándolos al viejo Soria, un comerciante de la calle de la Concepción, que
vendía aceitunas, quesos, y pájaros de todas clases.
Por esa época, era grande la afición que había en Lima por los pájaros
cantores. Uno de los buenos aficionados -el entonces Coronel don Enrique
Varela pagaba tres soles por cada huanchaco.
En total: un buen sábado no lo hubiera dejado la familia Pichilín por menos
de veinticinco soles. ¡Y los limeños de hoy no pueden tener idea de lo que
ahora medio siglo, podía hacerse con veinticinco soles!...
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
Pero durante la temporada de toros, la dicha del sábado era opacada por la
corrida del domingo. En este día, desde que Pichilín empezaba a revisar sobre
su camastro el gastadísimo traje de luces corinto y oro, hasta que regresaba
de la Plaza de Acho, una nube de tristeza velaba el pobre altillo, y la familia
entera andaba como en sueños. ¡Nadie hablaba! ¡Nadie reía! Y a la hora del
almuerzo, ¡nadie quería probar bocado!
A las dos de la tarde, Pichilín empezaba a vestirse ayudado por el mayor
de los pichilincitos. Desde la azotea adonde habíamos subido acompañados por
mamita, no perdíamos detalle…La operación de ceñirse la inmensa faja, era
delicadísima. Mientras el muchacho, desde un extremo de la habitación, sostenía
una punta, Pichilín -girando sobre los talones y con los brazos abiertos –iba
acercándose desde el otro extremo, hasta tener toda la faja enrollada en la
cintura.
El trenzado de la negra y rizosa coleta, y la colocación de la montera,
también requerían mucho cuidado. La montera debía encajar ni muy adelante, ni
muy atrás. Y la moña de la colecta, debía defender la parte posterior del cerebro.
Mientras tanto, la señora Pichilina, hecha un mar de llanto, y los
muchachos, permanecían arrodillados frente a una imagen del Señor de los
Milagros, a cuyos pies, se había colocado el habito morado que Pichilín vestía
en la procesión del 18 de octubre. Por que Pichilín –al igual que Simón Delgado
(Bobito), Manuel Tovar (Volante). Toribio Seminario (Mentirilla) y demás
banderilleros de la cuadrilla de Ángel Valdez (El Maestro) –pertenecía a la
“Hermandad de Cargadores del Señor de los Milagros”, y cargaba las
pesadísimas andas que a tanto negro ha vuelto tísico, desde la iglesia de las
Nazarenas hasta la de la Concepción.
La zambita Nieves aseguraba que Pichilín cumplía su cometido con mucha
devoción. Sudaba como un filtro y las piernas le temblaban, pero él -siguiendo
la costumbre tradicional de los cargadores no hacia sino besar el cordón del
habito y, ¡santo remedio! ¡La fatiga desaparecía!.
A las tres en punto, Pichilín tomaba el capote de paseo y comenzaba a
bajar la escalera del altillo. ¡Cuántas veces pensaría que ni iba a regresar más!
Este era un momento muy emocionante, y que ponía nerviosa a mamita. Los
pichilincitos se prendían a las rodillas del padre, y le cubrían las manos de
besos y de lagrimas, mientras la señora Pichilina –sin fuerzas para moverse de
su sitio –clavaba los ojos en el Señor de los Milagros, y balbuceaba: -¡Señor!
¡Señor! ¡Defiende el pan de estas pobres criaturas!.
No bien había salido el padre, el pichilincito mayor encendía velas a
cada una de las mil estampas de santos que había en el altillo, y la familia,
traspasada de angustia, se dedicaba a rezar rosario tras rosario todo el tiempo
que duraba la corrida.
Invariablemente, al dejar la azotea, mamita se arrojaba pálida y temblorosa
en brazos, de papá, y le suplicaba: -¡Dale trabajo en el molino, para que deje de
ser torero!...E invariablemente también, papá ofrecía dar trabajo en el molino a
Pichilín, y al día siguiente: ¡se olvidaba del ofrecimiento!
Mamita no insistía porque no le gustaba ser machacona pero sentía que
se le entrujaba el corazón.
Terminada la corrida, Pichilín sacaba el cuerpo a Bobito, Volante y demás
banderilleros, y en lugar de acompañarlos a enmonarse con el guarapo y la
chicha que el negro Caravelí preparaba en su cebichería de la calle del Chivato,
se dirigía a la puerta de la Cecina, para reclamar las menudencias de los toros
muertos en la lidia de esa tarde, y que los empresarios acostumbraban regalar a
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
la cuadrilla del Ángel Valdez. Y así, con el capote de paseo en un brazo y la lata
llena de bofes en una mano, trepaba en dos trancos a su altillo.
A partir de ese momento, el cuadro del altillo variaba completamente. Los
pichilincitos se precipitaban sobre el padre, y entre gritos y exclamaciones de
jubilo, uno le quitaba la montera, otro lo despojaba del capote, otro le recibía la
lata de menudencias mientras la señora Pichilina –ebria de gozo – le presentaba al
pichilincito de pecho que el torero le arrebataba de los brazos, para comérselo a
besos.
Antes de cambiarse el traje de luces, Pichilín –cubierto de sudor y
oliendo a sangre de fiera, y con las pupilas agrandadas por la fe –caía de
rodillas ante la sagrada imagen, y rezaba fervorosamente…Después, los
pichilincitos colocaban al Señor las flores que mamita jamás dejaba de mandarle
los domingos de corrida, y besaban el cuadro temblando de emoción…..
El lunes siguiente -acabada la gran sopa de mondongo y la chanfainita en
que se convertían las menudencias de la víspera –Pichilín tomaba sus útiles de
cazar pájaros, y olvidado completamente de los toros, se encaminaba a las
haciendas del Valle de Lurigancho en busca de jilgueros, huanchacos, tordos y
demás músicos de pluma que tanto abundaban por esos andarriales.
Los aficionados que frecuentaban el molino decían que ante los toros,
Pichilín era poco menos que una maleta. Carecía de la agilidad de Bobito, del
arrojo de Fosforito, y de la elegancia de Volante. No sabia banderillar sino al
cuarteo; y con el capote en la mano no hacia sino destroncar a los toros
lastimosamente. Por último, aseguraban que no era el estimulo de la gloria, sino
del dinero, el que impulsaba a Pichilín en la Plaza de Acho.
Algo de cierto debe haber existido en esa confirmación, pues según el
mismo Pichilín, su verdadera vocación no era la tauromaquia, sino la caza de
pájaros cantores. Y su más legítimo orgullo no consistía en ser banderillero de
la cuadrilla del negro Ángel Valdez, sino en ser el primer pajarero de Lima; el
más habil conocedor de la vida y costumbres de los seres emplumados; el que
sabia emplear los más eficaces métodos para hacerlos caer en trampas y en
ligas, para criarlos, y para sacarles provecho.
¡Indudablemente, Pichilín decía la verdad! ¡Era el primer pajarero de Lima!
Y cuidado que por esos tiempos, en el barrio de Cantagallo y en la Portada de
Barbones, vivían profesionales como Esteban Merlino (Frejolín) y Manuel
Palomino (Huanchacuta); fuera de don Eugenio Rosell (Barba de Oro) y el
rumboso don Juan Manuel de la Puente –hacendado de “San Juan” -que eran,
pajareros por pura afición.
¡Pero Pichilín se llevaba de calle a todos ellos! ¡Nadie conocía más que él
en materia de pájaros, redes y trampas; y nadie preparaba ligas y añagazas
como las que salían de sus manos!
Para las ligas – asunto delicado y dificilísimo Pichilín escogía la mejor
semilla que llegaba de Huamantanga, y que se vendía en el Tambo de Rivas.
Sobre el mismo batán que empleaba para moler el maíz de los tamales, Pichilín
molía y molía la semilla, lavándola a cada rato, hasta obtener lo que los
pajareros llaman hebra. Luego, iba templándola con aceite hasta conseguir una
materia viscosa que se pegaba fuertemente a los dedos, y que debía guardarse
en un mate con agua.
Conservar fresca la liga; manejar sin desperdiciarla, y templarla de acuerdo
con la temperatura del día y la fuerza de los pájaros, eran cuestiones en que nadie
echaba pan a Pichilín.
Respecto de las añagazas que servían de reclamos en las jaulas, Pichilín
las confeccionaba en un periquete vaciando las entrañas del pájaro, y
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
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EL HÁBITO LECTOR EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS – PRIMER GRADO DE SECUNDARIA
COMPRENSIÓN DE LECTURA
a) Enmonarse: …………………………………………………………………………………
b) Guarapo: …………………………………………………………………………………
c) Periquete: …………………………………………………………………………………
d) Andurrial: …………………………………………………………………………………
e) Añagazas: …………………………………………………………………………………
f) Bromelia: …………………………………………………………………………………
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2. ¿Qué palabras emplearías para decir cómo eran Pichilín y mamita?
Escribe una sola palabra para definir a cada personaje.
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3. ¿En qué ciudad del Perú ocurren los hechos? ¿Qué lugares de esta
ciudad se citan en el texto?
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6. Los oficios que tenía Pichilín, ¿Los practicaba por vocación o por
necesidad? Explica tu respuesta.
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11. ¿En qué época emigraban los jilgueros de la sierra? ¿Hasta cuándo
permanecían en la costa?
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12. ¿Qué clases de jilgueros reconocía Pichilín y cómo los diferenciaba?
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13. ¿Qué ocurrió cuando se realizó la corrida de la “Bomba Lima”?
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14. ¿Cómo reaccionó mamita al ver el triste cuadro que presentaba el
herido rodeado de su mujer y de sus hijos?
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Sinónimo Antónimo
TEXTO Nº 11
LECTURA
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Desde entonces don Tofe, medio vivo, medio fantasma, allí está.
-Zurcidor de sombreros –dicen. Mientras, bendiciendo, retoña el valle de la
gente que habla por hablar:
-¡Caído, con la cara en el suelo!
-¡Zurcidor de sombreros viejos!
Pero nadie sabe lo de nadie. De repente, un día…
COMPRENSIÓN DE LECTURA
a) Huaico: …………………………………………………………………………………
b) Monillo: …………………………………………………………………………………
c) Poyo: …………………………………………………………………………………
d) Aterido: …………………………………………………………………………………
e) Tuétanos: …………………………………………………………………………………
f) Santiamén: …………………………………………………………………………………
Preguntas de Comprensión:
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2. ¿En qué momento del día ocurren las principales acciones de este
cuento (huaico, parto, velorio)?
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3. ¿Quién era don Teofilo Navarro ( o don Tofe) y a qué se dedicaba? Cita
algunos rasgos de su carácter o temperamento.
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10. En otro plano narrativo el autor aborda las incidencias del parto: ¿Cómo
se desenvuelve éste y cuál es su resultado?
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11. ¿Qué ocurre luego en el velorio? ¿Cómo estaba el ánimo de la gente?
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Sinónimo Antónimo
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