Di a r i o Vi s ua l

Proyecto fotográfico

2019-2
Dentro de este trabajo reflexiono sobre las diferentes relaciones que una persona
va presentando, la importancia de éstas, sus consecuencias y la construcción que
se hace de un imaginario mental.

Las relaciones entre los seres humanos surgen a través de varios factores los
cuales intervienen de manera directa. El primer encuentro es la contemplación. Nos
tomamos el tiempo para observar al otro, reconocerlo como persona y reconocernos
a nosotros mismos ante la situación. Empezamos a analizar los primeros
acercamientos y construimos una primera imagen de aquella persona. Esta imagen
es totalmente austera, pues mucha de la información no la tenemos aún y
sustituimos los datos con suposiciones.

Posteriormente llegamos a los primeros encuentros en donde hay un intercambio

de información entre el otro y el yo. Es un intento por ambas partes de entrar en la
intimidad del otro y para que esto suceda juega un papel principal la personalidad
de cada uno. Si las personalidades son aceptadas por el otro, esta invasión a la
privacidad se va a dar de manera más fluida, de lo contrario tomará más tiempo
para que esto suceda, es decir, deberá haber más encuentros para el intercambio
de información. Un elemento importante para que se den estos en

Para que el otro nos comprenda la información que le damos y recibir de igual
manera la información que esta otra persona nos envía tiene que haber esta
penetración al espacio privado y una apertura del alma. Es inevitable que se
requieran más acercamientos si se quiere ir completando nuestra primera imagen.
Dentro de estos nuevos encuentros se van construyendo nuevas imágenes que van
formando parte de nuestra relación que también va en crecimiento con esta
persona.

Son estas imágenes las que me interesó explorar dentro de este proyecto, las
imágenes que construimos durante la relación que se presenta con el otro. Estas
imágenes mentales las conocemos como recuerdos y van formando parte de
nuestra personalidad dependiendo del impacto que nos genere la situación, la
persona y/o la información que recibimos.
Sin embargo, estas imágenes mentales son sólo eso, imágenes que guardamos
para nosotros y nadie más. Las cuales en algún momento nos ponemos a recordar
dentro de esta intimidad. Las guardamos para nosotros y las visitamos cuando
queremos. Son intangibles. Las podemos describir para los demás, pero siempre
van a estar sujetas a la interpretación y a la falta de información del otro.

Este imaginario que vamos construyendo empieza a acomodarse dentro de nuestra

memoria. Las imágenes poco a poco se van a ir viendo distorsionadas por los
recuerdos entrelazados. Al final nos quedamos con las imágenes que son una
mezcla entre lo que se vio, lo que se entendió y lo que se sintió. Nos queda como
resultado una imagen totalmente personal pues ya influye los recuerdos personales
de cada uno. Una imagen (puede ser fotográfica o no) que nos representa la relación
que tenemos con cada persona.

El repertorio de fotografías mentales también tiene una temporalidad que va de la

mano con el acto fotográfico, pues también es la selección de un momento preciso,
un espacio y un encuadre. No somos capaces de recordad al 100% toda la realidad
de ese momento. Agregándole que estás imágenes se van modificando de acuerdo
con factores mentales y personales mientras más tiempo lleven guardadas en
nuestra memoria.

Dentro de estas imágenes se produce una temporalidad instantánea en la cual se

ajustan la parte visual, que tendrá gran carga simbólica, y por otro lado la parte
sonora. El individuo en cuestión de segundos hará una rápida selección de los
elementos que le interesan y de los que necesita, sumándose a los que ya existían
dentro de su conocimiento para generar una imagen.

La imagen se va a transformar de un elemento visual a uno simbólico que va a ser

el vehículo de la sensibilidad del individuo en cuestión. En esta nueva imagen se
van a ver plasmados las emociones, el afecto, el estado de ánimo y el sentir de esa
persona. Los elementos visuales van a tener un nuevo giro iconológico. Por ejemplo,
en un paseo por el parque acompañado de algún amigo cercano. El individuo
inconscientemente registrará los árboles, las plantas, animales, los sonidos, la
fuente. Dentro de paseo la plática con este amigo cercano toma un camino más
personal e íntimo. Dentro de su mente empezará a haber una relación entre esta
intimidad con su amigo cercano y las cosas que registró. En este momento la fuente
del parque ya no sólo será una fuente, será un recordatorio de aquella platica. El
lugar, en este caso el parque, ya no pasará desapercibido para ambos individuos.
Ambos dieron más refuerzos a su relación al compartir intimidad y como
consecuencia de esto, trajeron consigo más elementos que ayudan a la
construcción de recuerdos e imaginarios mentales pertenecientes a su relación.

Muchas de estas adjudicaciones simbólicas no las hacemos de manera directa.

Cuando realizamos una fotografía es gracias al acto de ver y el de mirar que
empezamos a jugar con analogías justo antes, durante y después del acto
fotográfico. Empieza una nueva relación con las imágenes que vamos formando,
pues ellas nos aportan directamente y de manera consciente información que es
importante para nuestras relaciones intrapersonales.

Un diario visual es una manera de ver estas fotografías mentales. Funcionando

como un directorio. Buscando a la persona y al encontrarla en lugar de obtener la
información personal por su nombre, su teléfono o su dirección, encontremos una
serie de imágenes que conforman un repertorio de recuerdos sobre la relación que
se ha establecido.

Cada persona carga con sus recuerdos, en este caso se hizo una selección de las
personas con las que más se ha convivido en los últimos meses, ya que de esta
manera el imaginario se ha ido actualizado. Dentro de esta selección hay personas
con las cuales la relación ha llevado mucho más tiempo y por esto la selección de
una sola imagen fue un proceso muy complejo. Se decidió por complementar este
trabajo con un pequeño cuadernillo que ayuda a complementar esta idea de tener
un directorio. Este cuadernillo funcionó cómo una bitácora en la cual se fueron
agregando imágenes y dibujos que crearan diferentes analogías para ser
representadas de manera visual.