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MODELO PEDAGÓGICO:
MODELOS DE MEDIACIÓN EN EL AULA PENSANTE DE MATEMÁTICAS.
“Es indudable que las matemáticas se relacionan con el desarrollo del pensamiento racional
(razonamiento lógico, abstracción, rigor y precisión) y es esencial para el desarrollo de la ciencia y la
tecnología, pero además – y esto no siempre ha sido reconocido-, puede contribuir a la formación de
ciudadanos responsables y diligentes frente a las situaciones y decisiones de orden nacional o local y,
por tanto, al sostenimiento o consolidación de estructuras sociales democráticas”
El modelo que se propone tiene como intencionalidad transformar la práctica del aula
y de la escuela actual en la praxis de un aula pensante. Coherente con esto, el
hombre o mujer que se desea formar será un ser con un desarrollo multifacético de
sus capacidades intelectuales, en el aprender a pensar y en la autodirección de su
aprendizaje.
Dado que no se plantea un currículo que trabaje las habilidades mentales por
separado de los contenidos, ellas se ejercitarán en el marco de los saberes
elaborados por las matemáticas y demás ciencias, potenciando los buenos hábitos y
actitudes hacia el autoaprendizaje.
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Thisman, S., Perkins, D. y Jay, E. Un aula para pensar. Buenos Aires: Editorial Aique. 1.997. p. 14-15
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GERALDIS ANTONIO DOMÉNECH PANTOJA
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“La concepción más interesante del momento actual, tanto por su modalidad como por su contenido, es
la de considerar al educador como mediador y al alumno como mediado. La mediación es una constante
en la historia del pensamiento educativo que hoy recobra una fuerza especial y, sobre todo, un contenido
específico. Dicha fuerza se convierte en una exigencia histórica por las especiales características de
nuestra sociedad, que requiere personas flexibles, con estructuras de pensamiento y de personalidad,
creativas, definidas tanto en su autonomía personal como en su elevado grado de socialización”.
¿Cómo enseñar para que nuestros aprendientes desarrollen una cultura del
pensamiento? ¿Cómo aprender matemáticas en un aula pensante? Quien responda
a estos interrogantes se ve obligado a tomar posición ante la enseñanza y el
aprendizaje de las habilidades del pensamiento.
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GERALDIS ANTONIO DOMÉNECH PANTOJA
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Insuasty, L. Guía de aprendizaje autónomo D. Aprender y enseñar en una cultura de pensamiento. Bogotá:
Especialización en pedagogía para el desarrollo del aprendizaje autónomo. 2.001. p. 39
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ESTÉVEZ, E. Enseñar a pensar. ¿Nuevo enfoque de la educación?. Artículo de Internet. p. 1
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Por otra parte, los procesos de mediación están precisados por las cuatro fuerzas
culturales de un aula para pensar: modelación, explicación, interacción y
retroalimentación. Los modelos culturales se utilizan para ilustraciones o
ejemplificaciones; la explicación, sobre aspectos relevantes del conocimiento; la
interacción, entre los integrantes del grupo, y la retroalimentación, dando información
evaluativa. Cada una de estas cuatro fuerzas culturales, como las llaman Thisman,
Perkins y Jay, están presentes en todo momento del proceso de enculturación. Los
procesos de mediación en el aula pensante de matemáticas están precisados por
estos momentos y la dimensión del pensamiento espíritu estratégico, se trabaja en el
aula pensante mediante estas cuatro fuerzas. Las matemáticas, que desde una
postura epistemológica, se asumen como dialécticas, se tomarán como pretexto y
entorno para el trabajo estratégico del mediador y del mediado.
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Thisman, S., Perkins, D. y Jay, E. Un aula para pensar. Buenos Aires: Editorial Aique. 1.997. p. 14-15
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Ibíd. P. 14
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GERALDIS ANTONIO DOMÉNECH PANTOJA
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Coherente con el mediador planteado, el aprendiente debe ser una persona capaz de
procesar la información desde el aprender a hacer las tareas, planificar qué tareas
hay que hacer y cómo hacerlas. Estas son tres dimensiones que especifican el
conjunto de mecanismos mentales sobre los que se basa la conducta inteligente.
Prieto y Pérez7, reafirman que este estudiante debe tener motivación interna y a
veces externa, controlando la impulsividad, ser perseverante en las tareas, tener
capacidad para usar adecuadamente las habilidades, para trasladar los procesos de
pensamiento a una acción determinada, para terminar la tarea, para la iniciativa, no
temer al fracaso, para ser autónomo, para resolver los problemas, para concentrarse,
para distribuir racionalmente el tiempo y las tareas para rentabilizar el rendimiento y
por último ser equilibrado entre el pensamiento crítico, analítico, sintético y creativo.
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Marzano, R. Un aula diferente: Enseñar con las Dimensiones del Aprendizaje. 1.992. En Guía de aprendizaje
autónomo C. Bogota: Especialización en pedagogía para el desarrollo del aprendizaje autónomo. 2.001 p. 6
7
PRIETO SÁNCHEZ, M. D. y PÉREZ SÁNCHEZ, L. P. Programas para la mejora de la inteligencia. Teoría,
aplicación y evaluación. Madrid: Editorial Síntesis. 1.993. p. 57
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