Nuestro intelecto y nuestra humanidad son cada vez más propensos a llevar
una creencia vacía sin un centro de control, una vida materialista y
encadenada a la ciencia práctica.
Los actos bondadosos son cualidad del alma inmortal, es un pequeño reflejo
de lo sublime y trascendental de la existencia. Cuando adquirimos un cuerpo
y una mente dotada de inteligencia, es el momento propicio para comenzar
la búsqueda de la suprema personalidad. Cuando desarrollamos apego por lo
trascendental, la persona suprema nos dota de visión espiritual y así
adquirimos un ahorro acumulativamente progresivo que no disminuye y así
se construye una fe inquebrantable, la cual es responsable de hacernos
comprender la verdad absoluta de la vida.
Tampoco nos creó Dios, dejándonos en cero, para que con duro esmero,
Armemos lo que hasta aquí se armó