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Comentario Crítico:

La Locura como figura retórica


Elogio de la Locura
Erasmo de Rotterdam

UNSa,
Facultad de Humanidades

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Fecha: 30/07/2019

Profesora: Pérez Marta

Alumno: Odiard Lucas Adrián

1
Introducción
En el presente comentario crítico, tomado de la obra de Erasmo de Rotterdam,
Elogio de la locura, buscaré explicitar el personaje de la locura.
Primeramente presentaré la obra y su contexto en la que está inserta,
seguidamente mostraré su estructura general. Luego, haré un recorrido capitular de
la misma en forma de síntesis, fundamentando su descripción por medio de citas
textuales, logrando así captar de forma sinóptica el despliegue temático en su
conjunto.
Y finalizando este trabajo abordaré la locura personificada deteniéndome en
algunos fragmentos que he tomado para ilustrar su despliegue retórico, intentando
hacer un análisis interpretativo de lo que el autor está intentando decir.

Presentación
Titulada Encomium Moriae (Elogio de la Locura) la obra de Erasmo fue escrita
en casa de su amigo Tomás Moro1 durante siete días, como una diversión para aliviar
(según cuenta él en su prólogo) una enfermedad que le sobrevino estando en
Inglaterra. Allí, valiéndose de varias corrientes culturales, el autor buscará unificar su
creación satírica-irónica.
La mencionada obra intenta provocar en el lector, a manera de pasatiempo
lúdico, el divertimento a través de la broma, la sátira, la ironía y el chiste como si fuese
un momento de relajamiento y descanso. Es ante todo una obra irónica que, apelando
a lo retórico y personificando la Locura como medio propicio para su libertad
intelectual, el autor manifiesta descontento y desacuerdo ante la clarividencia de una
necesaria reforma en pleno surgimiento de la reforma renacentista, aunque dicha
postura se manifieste indirectamente, ya que usando el personaje de la locura encubre
su persona diciendo que todo es un mero juego de palabras.

Contexto histórico de la obra


En los comienzos del Renacimiento, Elogio de la locura ahonda en el análisis
de la Iglesia y sus instituciones, así como de la teología y su anticuado método
escolástico. Todos ellos se encuentran bajo el gobierno de la Locura porque se han
apartado de la verdadera fuente de la religión: el cristianismo primitivo.
Desgraciadamente en la Iglesia había tomado cuerpo la inmoralidad en la
venta de indulgencias; supersticiones; falsa religiosidad de clérigos; abuso de las
jerarquías eclesiásticas y poder civil. Ante esta malversación evidente la obra tuvo la
virtud de debilitar la autoridad moral eclesiástica superponiendo la moral laica
personificada en la locura, pero esto, y como lo experimentó el autor, sin abandonar
el verdadero espíritu cristiano.

1
Tomas Moro (1478-1535), autor de Utopía figura máxima del humanismo en Inglaterra

2
A través de su vida y escritos, Desiderio buscó expresar las grandes respuestas
que el Humanismo intentó dar a las cuestiones referidas al Hombre, en un contexto
de mucho conflicto entre quienes querían desvincularse del dominio centralizado de
las instituciones político-religiosas y los que tenían un renovado interés en ser los
precursores del nuevo espíritu moderno que iba surgiendo.
La primera edición de la obra es publicada en París en el año 1511, aunque
haya sido creada dos años antes, influyó en la enseñanza de la retórica durante el
siglo XV y pasó a ser la obra más representativa del pensamiento erasmiano, logrando
alcanzar además un gran éxito.
Erasmo de Rotterdam, sería el gran humanista quien criticara los excesos y
abusos de poder cometidos por los gobernantes de la época sobre los hombres. En
este caso, usando la categoría retórica de la locura, capaz de hacer a la vez un elogio
y una crítica, en un discurso en que se dice lo contrario de lo que parece decirse y
obligando a convertir de manera negativa lo que se afirma para poder entenderlo.

El libro y sus partes


A manera de estructura, el libro comienza con un prefacio que, siendo una
dedicatoria, es una carta a su amigo Moro: “Erasmo de Rotterdam a su amigo Tomás
Moro, salud…”, es escrita posteriormente en Paris, y que servirá de prólogo a la obra.
Algo anecdótico es que el nombre de Locura dice habérselo inspirado el apellido de
su amigo Moro, teniendo cierta semejanza con la palabra Moriae de donde deviene
Locura (o, mejor aún, literalmente necedad).
El objetivo propuesto por el autor queda manifestado en el prefacio cuando
dice, “¿no sería demasiado injusto, concediendo a todos los hombres el derecho a
divertirse, no permitir ningún solaz a los que se dedican al estudio, máxime si hablan
de asuntos serios que, aunque tratados en broma, tal vez sean de más provecho para
el lector que tenga un mínimo de olfato que ciertas severas y esplendidas
disertaciones?...”
En cuanto a su intencionalidad y velando ante posibles lectores ofendidos,
Erasmo escribe, “Pero yo pregunto: quien tiende a corregir las costumbres de los
hombres, sin atacar a personas determinadas, ¿lo hace por el placer de morder, o
para advertir y enseñar? (…) Por otra parte, cuando la sátira no omite ninguna clase
ni estado, no puede decirse que vaya contra ningún individuo sino contra todos…”
Seguido del prefacio comienza una declamación articulada en 68 capítulos en
los que habla siempre la Locura.
Al finalizar con un probable y quizás hasta imaginado epílogo, Erasmo
despliega una vez más, como lo hizo en toda la obra, la ironía en boca de la Locura y
esta vez le agrega un dato diciendo que se trata de una mujer, aunque haya habido
insinuación previa en otro capítulo.

3
Presentación de temas por orden capitular
-En los primeros seis capítulos Erasmo muestra su gran erudición con frases y
proverbios, situaciones y ejemplificación abundante tomada de los clásicos, en la que
cita a Homero, Virgilio, Ovidio, Polícrates, Glauco, Sinesio, Luciano, Seneca, Petrarca,
etc.
-Ya en el capítulo I se presenta la Locura como muy conocida por todo mortal,
y quien sería la encargada de dar razón de todas las locuras y lograr así brindar
regocijo y alegría2 a los que antes padecían tristeza y congoja3.
-Capítulo II: La locura sigue preparando su auditorio a quien dirigirá sus
palabras en forma de elogio a sí misma4.
-En el III sigue diciendo por qué ella es la indicada en darse a conocer,
apoyándose en un antiguo proverbio5, y que nunca jamás alguien ha podido darle
semejante reconocimiento como ella lo hará6.
- IV capítulo. A diferencia de los oradores que elaboran su discurso en muchos
años, ella dirá cuanto le viene a la boca intentando definirse a sí misma7.
- V capítulo. Continúa sosteniendo que a su identidad nadie puede revelarla si
no es ella, y que aquellos que, dicen llamarse sabios, intentan hacerlo se avergüenzan
en el intento de disimularla8.
- VI capítulo. La Locura, irónicamente, dice imitar la manera de emplear un
vocabulario bilingüe según los retóricos, y los critica diciendo que se creen dioses
introduciendo en su latinismo vocablos griegos, con tal de ganarse, por su oscura y
rebuscada redacción, la apreciación de sus lectores9.
-Los capítulos VII al X presentan las fuerzas que mueven la sociedad de esta
época. Lo hace a través de la presentación de sus propios progenitores y cortejo.
-Presenta, en el VII, su nombre femenino10 de Estulticia, y pide auxilio a las
Musas para poder contar su procedencia11, haciéndose valer de la historia y
personajes de la basta mitología griega.
-En el número VIII prosigue con la descripción de su nacimiento12, mostrando
el autor su destacado despliegue intelectual citando muy seguidamente los clásicos

2
Erasmo (1984), Elogio de la locura. Nota 1
3
Ibíd. Nota 2
4
Ibíd. Nota 3
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Ibíd. Nota 4
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Ibíd. Nota 5
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Ibíd. Nota 6
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Ibíd. Nota 7
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ibíd. Nota 8
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ibíd. Nota 9 4
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ibíd. Nota 10
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ibíd. Nota 11
pasajes mitológicos. Finaliza el capítulo, La locura, invitando a conocer a sus
hermanas13.
-IX. Aquí, Ella, da la presentación de sus hermanas: Filautía (el Amor propio),
Colacía (la Adulación), Leteo (el Olvido), Misoponia (la Pereza), Hedoné (la
Voluptuosidad), Anoia (la Demencia), Trifé (la Molicie). Además dice nombrar a dos
diosecillos entre todas ellas: Como (el Genio de los Banquetes) y Morfeo (el Profundo
Sueño).
-En el capítulo X, ya habiendo dado a conocer su origen, su educación y
aquellos otros miembros de su entorno14, se lanza definiéndose como dispensadora
de bienes15.
-En el XI, no contento con poner a la Locura como ingrediente de la vida 16,
Erasmo la presenta como fuente de la misma17, y lo hace tomando el ejemplo alusivo
y no tan puritano de las partes conocidas como honestas, aunque la locura las hace
llamar locas y excitantes para la risa.
- En el XII se habla de la Locura como de todo cuanto existe de bueno en el
mundo18. Habla la Locura de la necesidad del placer en la vida, es decir, La Estulticia19,
luego destaca la alabanza que recibe de parte del poeta griego Sófocles cuando dijo:
“cuanto menos sabiduría se tiene, más feliz se es” (Áyax, 554).
- Dentro del XIII y XIV fuera de la Locura, los primeros personajes que desfilan
alrededor de Ella son la niñez y la vejez. En ambos extremos encontramos a la Locura,
como dueña y señora20.
-El capítulo XV hace otro alarde de erudición sumiéndose en el “empíreo”21,
haciendo alusión a dichos, hechos y proverbios de Safo, Ovidio, Luciano Homero, las
Geórgicas…
Los cinco capítulos siguientes los emplea en hacer desfilar en boca de la
Locura diversas situaciones e instituciones:
-XVI: abandonando el entramado de las divinidades, la Locura decide
descender a las cosas terrenales, parodiando aquellos dioses, y encarar ciertas
disquisiciones sobre la razón y la concupiscencia22.
Providencia concede, la Naturaleza madre, a los hombres cuando le adhiere la
locura23.

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ibíd. Nota 12
14
ibíd. Nota 13
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ibíd. Nota 14
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Ibíd. Nota 15
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ibíd. Nota 16
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Ibíd. Nota 17
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Ibíd. Nota 18
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Ibíd. Nota 19
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Ibíd. Nota 20 5
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Ibíd. Nota 21
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Ibíd. Nota 22
-XVII: sobre la locura de las mujeres, como incremento para la razón
masculina24, característica que aunque ellas lo intenten no podrán ocultarla25.
-XVIII: sobre el placer en los festines y banquetes26 donados por la locura para
combatir la tristeza, la cual termina consumiendo la vida.
-XIX: otro bien otorgado y dirigido por Ella es la dulzura y trato con los amigos27,
necesarios e imprescindible, además de honestos, pero subordinado siempre a la
misma Locura28.
-XX: Sobre el matrimonio, Erasmo hace decir a la Locura lo mismo que trató en
la amistad.29 Todo este azar de parejas, la locura se lo atribuye a sí misma.
-XXI: Resume su visión de lo que viene diciendo en los capítulos
anteriores.30Por otra parte tiene la función, además, de ser la sustentación de los que
siguen, XXII y XXIII
-XXII: vuelve a presentar a Filautía (el amor propio) como su hermana, quien
colabora en la labor de brindar felicidad31 y belleza en el actuar de los hombres32.
-XXIII: critica el entendimiento filosófico de los sabios para llevar adelante una
guerra y muestra la locura como causa necesaria de toda guerra33.
-XXIV a XXVII: se expone la tesis según la cual la sabiduría no sirve para
gobernar los pueblos34, ya que estos la rechazan dejándose llevar así por el
sentimiento universal de la necedad (locura), y, por ende, todo lo existente entre los
mortales está hecho locamente, por locos y para locos, de modo que, como dice la
locura, “la vida del hombre no es otra cosa que un juego de locos”35.
Reforzando las ideas expuestas hasta aquí, Erasmo ofrece en los siguientes
capítulos (ambos inclusive) una ejemplificación abundante tomada de ciertos hechos
de la antigüedad. Aquí la Locura ridiculiza a filósofos36, oradores y sabios de la antigua
Grecia37 y de Roma mencionando alguna de sus virtudes pero, a su vez,
descalificándolas contraponiendo sus desdichas junto a la infelicidad alcanzada.
-Esta argumentación precedente finaliza con el capítulo XXVIII hablando de las
artes como la sed de gloria que poseen algunos mortales, y que son quienes sacan
ventaja en la vida por el hecho de sacar provecho de la locura de los demás.

24
Ibíd. Nota 23
25
Ibíd. Nota 24
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Ibíd. Nota 25
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Ibíd. Nota 26
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Ibíd. Nota 27
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Ibíd. Nota 28
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Ibíd. Nota 29
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Ibíd. Nota 30
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Ibíd. Nota 31
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Ibíd. Nota 32 6
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Ibíd. Nota 33
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Cap. XXVII
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Erasmo (1984), Elogio de la locura. Nota 34
37
Ibíd. Nota 35
-A partir del capítulo XXIX, luego de haberse adueñado de la excelencia del
valor y del ingenio, la locura también reclama la prudencia. Pero no se trata de invitar
a vivir la prudencia como virtud sino la prudencia de la vida, la astucia para triunfar en
ella. Es por eso que los locos, a diferencia de la estricta observancia de los sabios, al
no tener vergüenza ni temor en sus emprendimientos, son los más aptos de ser
llamados prudentes38. Es así que, mientras el sabio, por vergüenza, no es capaz de
realizar un hecho importante, al estulto ni la vergüenza, ni el miedo al peligro le hace
retroceder; estas dos son las principales dificultades del conocimiento39.
La vida es una comedia y hay que adaptarse a ella. Y los sabios son justamente
los que muestran, aunque sea otro tipo de locura, no adaptarse a ella. Pero la
verdadera Locura la llevan aquellos que logran representar la comedia de la vida40.
-De los capítulos XXX a XL insistirá en las mismas ideas aún con mayor
cinismo. Erasmo contrapone una visión dolorida, pesimista y amarga de la vida 41 a
una visión venturosa que sólo se puede alcanzar con la Locura42; la realidad de la
primera lo lleva a justificar el suicidio, la segunda a la felicidad inconsciente.
-Capítulo XXX: retomando el ejemplo de sí misma, como cauce para adquirir la
sabiduría y alcanzar la felicidad, Ella, la Locura, comenta que todo tipo de pasión
humana le pertenecen, y hace una distinción entre el sabio que se deja guiar por la
razón y el loco por las pasiones43, las cuales llevan tanto a la sabiduría como a la
virtud de las buenas obras.
En este capítulo Erasmo, con su personificada Locura, comienza a levantar el
tono de su voz para lapidar aquellos sabios absolutamente racionales que no dejan
actuar en su vida ni en la de los demás las pasiones propiamente humanas, actitud tal
que los transforma en animales, afirma la Locura44, por su sordera al sentimiento
natural, a la emoción, al amor y la misericordia, sin dejarse conmover por nada,
creyendo que todo lo juzga sin errar y a quien nada se le escapa en su análisis.
A continuación la locura seguirá alabándose y defendiendo al hombre loco de
la hipotética protesta de filósofos, que podrían objetar como engaño, error e
ignorancia, pero que ella sostiene que le es propio de ser hombre y por eso no habría
nada deplorable en eso45.
-En el XXXIV la Locura ensalza la naturaleza como maestra mientras intenta
comparar al filósofo, y su ciencia, con otros animales, los cuales aquellos dejan guiar
por su naturaleza, y por eso son felices entregados al azar y al instinto natural 46. Luego

38
Ibíd. Nota 36
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Ibíd. Nota 37
40
Ibíd. Nota 38
41
Ibíd. Nota 39
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Ibíd. Nota 40
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Ibíd. Nota 41
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Ibíd. Nota 42
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Ibíd. Nota 43 7
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Ibíd. Nota 44
en el XXXV proseguirá exaltando tal felicidad natural a aquellos que el mundo
considera infortunados, y que llaman chiflados, locos, imbéciles, etc.
En este capítulo, además, la Locura señala al sabio, advirtiéndole esos males
que se aflige por no comprender la gratuidad que reciben los locos en torno a Ella.
-Cap. XXXVI. Habla que los que son sinceros y loables muestran la verdad y
no los sabios que al parecer tienen dos lenguas. Aquí citando una frase de Eurípides,
la locura habla de cómo el sabio con una lengua habla de lo verdadero y con la otra
se acomoda a la circunstancia. Sin embargo el loco expresa con palabras lo que late
en su corazón.
Por tanto, el engaño termina siendo lo verdadero. Cuanto más incompetente
sea una persona, más grata será su vida y más se le admirará. Ser engañado, parece
una desgracia pero, no serlo, sería una desgracia mayor.
-Esta es la felicidad de los locos del que habla el capítulo XXXVII, y que toma
cierta definición en el XXXVIII cuando dice haber dos clases de locura: la furiosa y
apasionante despertada en la guerra, y otra muy distinta, la que procede de la diosa
locura y que se manifiesta en el extravío de la razón y que libera el alma de sus
angustiosas preocupaciones, concediendo deleite.
-En el capítulo XXXIX, la locura hace una clasificación de diversos géneros de
locura, sin poder salvarse alguno.
-Los capítulos XL a XLVIII ofrecen un ataque frontal, una censura sin paliativos
a “todos los pecados de la Iglesia”. Expresa con una inconsciencia sin límites ideas
que no por decirlas en tono jocoso representan un menor peligro.
-En los capítulos XLIX a LIII desfilan gramáticos, poetas, jurisconsultos,
filósofos y teólogos. A todos ataca, de todos se queja. Concretamente en el XLIX
expone parte de su sentido crítico hacia la educación que seguía aún vigente y en
concreto hacia los “gramáticos”.
-En el capítulo LIV habla de religiosos y monjes. Se siente con autoridad para
descalificar todo: la confesión, la memoria de los Apóstoles. Si no se debe pensar en
su mala fe, una vez más es de admirar su ligereza, su falta de sensibilidad y
delicadeza.
-En los capítulos LV y LVI desfilan Reyes, príncipes de la Corte y Cortesanos.
La sátira, aunque sin dejar de ser dura, es más suave y respetuosa.
-En el LVII, el LVIII y el LIX, partiendo de lo anteriormente dicho sobre los
príncipes e incluso valiéndose de las mismas imágenes, como el significado de los
vestidos, ataca al Sumo Pontífice, cardenales y obispos. Y concluye luego
desenfocándose para desviar la atención hacia la Locura.
-Y por si tales autoridades son de poco peso para los cristianos, en el LXIII,
Erasmo intenta robustecer las alabanzas a la Locura con textos de la Sagrada
Escritura. En este capítulo como en el siguiente (LXIV) tanto por el contexto como por
el modo de interpretar algunos textos, no se puede rechazar toda gracia y todo posible
ingenio.

8
Luego de haber hecho esta aproximación a través de una descripción capitular,
siguiendo los temas que la misma Locura iba desglosando, voy a detenerme en tal
personaje del que, dándole autoridad retórica, Erasmo se vale para desarrollar su
sátira. Buscaré presentar a modo de ilustración la manera en que despliega su sátira,
aquella con la que critica al mundo que lo rodea. Para esto comentaré de manera
enfática ciertos pasajes en los que la Locura se manifiesta audaz y creativa, criticando
todo sin poder jamás ella ser juzgada en su proceder.

El personaje de La locura
Erasmo presenta el personaje de la Locura que, ante una asamblea que reúne
a todas las naciones, clases y edades, anuncia su propósito de hacer un elogio de sí
misma.
Ya desde el comienzo aparece la Locura como uno de esos personajes de
teatro que debutan alabándose y haciendo su auto-presentación. Asimismo se da a
conocer como protagonista, como elemento necesario e imprescindible, que hace
posible la vida de los hombres y la sociedad.
En lugar de Erasmo quien habla es estulticia (la Locura personificada) que es
quien hace su propio elogio sobre su poder, su sabiduría y utilidad para los mortales.
De este modo el autor logra poner todas las verdades en boca de esta y en dirección
a todos los grandes de la tierra, y no demuestra algún freno a su sátira, pues toca
diversos temas como amor, patria, sabiduría, religión, todo esto desde el
predominante señorío de la Locura.
Es así como Erasmo, a través de la sátira disfrazada de Locura, alcanza hacer
una profunda crítica política, social y religiosa con aire de reforma (aunque haya
aclarado en el prólogo su divertimento en el moderado estilo, además de sentirse libre
de culpa por cualquier remordimiento de culpa que sienta el lector) y todo este alcance
se lo debe gracias a su personaje que no calla el más mínimo detalle de cuanto sus
musas le dictan en su conciencia47.

-La locura como cierto ente fascinante que, como una especie de
autoconciencia, estimula las ideas y la imaginación del autor-
El personaje, al presentarse, va creando el imaginario escénico, y tomando la
palabra en primera persona se muestra en boca de todos y se dice ser criticada por
algunos, que a su vez los llama locos, pero que, a pesar de esto, solo ella puede
cometer la gran hazaña y ser capaz de conceder regocijo a dioses y hombres48.
Enseguida contrapone una numerosa audiencia en asamblea, a la que describe
como felices de ver a alguien que tomara la voz por ellos, y que además sea motivo
de locura y ebriedad ante la tristeza que les acarreaba tal congoja.

47
Ibíd. Nota 45
48
Cf. Erasmo (1984), Elogio de la locura, I

9
A esta admiración, que surge como una suerte de aire esperanzador, la locura
la compara utilizando dos ejemplos por analogía. El primero lo toma del cambio que
logra verse en el amanecer del día, cuando el sol de la mañana con su claridad hace
mutar el rostro de la tierra, y el segundo, como cuando luego del riguroso invierno
vuelve la primavera con su cálido soplo, tibio y ligero. Ambos ejemplos ilustran la
manera en que la locura describe el cambio de rostro que los demás obtienen al
mirarla a ella, además de un nuevo y colorido rejuvenecimiento.
De esta forma y a través del personaje, Erasmo capta rápidamente la atención
de su auditorio, y para ello monta un escenario posicionándose de manera retórica49
ante un público diverso, al que quiere dirigirle la palabra sin ser interrumpido ni
desautorizado por esquemas religioso-moralistas sobre todo fundamentados en
deducciones formales y rígidas, propias de la decadencia escolástica, que puedan
matar el espíritu de sus letras, logrando así, el autor, crearse un campo libre de
interpretación y recreación mental en diferentes temáticas, a las que abordará con
mucha perspicacia y genialidad.
Haciendo un pequeño paréntesis, cabe resaltar aquí la manera liberal de
abordar sus escritos, en los cuales Erasmo mostrará su gran erudición, siendo fruto
de su amplia capacidad intelectual adquirido en el estudio de la teología, junto al
exquisito manejo del latín que poseía, en su profundización en la filología, además por
su basta amplitud en el conocimiento y uso de proverbios y de poemas homéricos
clásicos del mundo grecolatino, etc., son todos estos ejemplos que nos aclaran la
imagen eminente y erudita que este representaba en el movimiento humanista de su
época.
Retomando la manera en que la locura recrea ideas, ella, burlándose de los
retóricos contemporáneos, dice imitarlos en su estilo bilingüe de mostrar su capacidad
letrada50, y los critica diciendo lo poco claro que son al introducir en su latín un mosaico
fuera de contexto solo por querer percibir admiración en los demás.
Esta provocación de parte de Erasmo con su Locura hacia aquellos que se
daban de sabios retóricos, pero sin embargo, con ninguna aspiración a reformar nada
de la monótona escolástica tradicional, es alimentada por la decadencia que se vivía
culturalmente en el manejo de la lengua latina y también en el empobrecer del uso
del griego, producto de la administración elitista llevada a cabo por la ortodoxia
cristiana heredada de la Edad Media, que regulaba las vías interpretativas del mundo
literario, tanto en la filosofía como en la teología, con sus tecnicismos de lógica formal.
Y es justamente aquí donde Erasmo usa su irónica locura para exhortar a una
renovación en el uso de estas lenguas clásicas, mostrando con el ejemplo de los
“pergaminos apolillados”51 el descuido de parte de aquellos que deberían estar
dedicados al estudio de las letras.
En otro pasaje, al presentarse como la diosa Estulticia y luego de dar a conocer
su origen, la locura muestra hasta donde llega su alcance de favores a dioses y

49
Erasmo (1984), Elogio de la locura. Nota 46
50
Cf. Erasmo (1984), Elogio de la locura, VI
51
Cf. Erasmo (1984), Elogio de la locura, VI

10
hombres. Pide ser reconocida y que la llamen alfa de todos los dioses52, pues ella es
quien dispensa toda clase de bienes. Buscando identificarse con este nombre, la
Locura hace resonancia en el pasaje bíblico del libro del apocalipsis en que Dios habla
diciendo ser alfa y omega, es decir, principio y fin. Por tanto la locura quiere
reafirmarse en su posición de divinidad, pero ahora desde una visión cristiana. La
Estulticia pasaría a formar parte directa de la razón, siendo así principio de todo, la
que conoce toda clase de bienes, la que es madre del deleite y predomina ante la
razón humana.
En otro pasaje, ante la presunción de los estoicos de verse cercano a los
dioses53,la estulticia se burla al describir la falta de locura de que estos carecen, y
que solo serán sapientes si acuden a ella.
Implícitamente con la imagen de estos filósofos y cínicos estoicos se esconde
el hombre típico de esta cultura rica en conocimientos, que encarcelados en sus
propias formulaciones lo llevan a la amargura de vivir bajo una resignación pesimista
de la vida. A estos hombres les habla la locura invitándolos a liberarse de cierto yugo
de imposturas generalizadoras que hace agonizar todo cuanto existe.
-La locura como aparato crítico del mundo-
En el capítulo II, la Locura dice asumir el papel de sofista, pero aclarando ser
como esos de la antigüedad y no como los sofistas de su época que saturan de
estupideces la mente de los pequeños. La intención pareciera ser aquí la de querer
tomarse el atrevimiento de juzgar la realidad, bien al estilo sofista, a título de sabio o
filósofo, que es sinónimo de ser sofista en la antigüedad y que más tarde terminará
significando el sutil y notable decidor de nada.
Sin embargo, esta sofística de parte de la locura, lejos de interpretarse como
persuasiva con palabras vacías, consistirá en celebrar un gran elogio que encausará
hacia ella misma, es decir, hacia la Locura, dándose a sí misma la autoridad necesaria
para realizar una constante alabanza54 que retroalimente la crítica, la cual se irá
desencadenando a lo largo de la obra.
La locura es la encargada de llevar adelante todo el desarrollo de las ideas del
autor, ideas que implícitamente marcan una crítica pero que el autor las encubrió
protegiéndolas al estilo satírico, y que por momentos se tornan en tono directo,
lapidaria en muchos casos, hacia todo aquello observado y estudiado tanto por
Erasmo (que como se sabe, lo hace conociendo bien en profundidad cada
cuestionamiento hecho) como por otros humanistas contemporáneos, y que
desembocan en vicios institucionales y eclesiásticos.
Puede observarse en este elogio como la locura toma este papel crítico
dirigiéndose a ese mundo incuestionable para muchos, por estar regulado por las
clases dominantes, enmarcado por problemas teológicos y eclesiásticos, y justificado
permanentemente en las lógicas deductivas del escolasticismo. Ante este panorama,

52
Cf. Erasmo (1984), Elogio de la locura, X
53
Cf. Erasmo (1984), Elogio de la locura, XI
54
Ibíd. Nota 47

11
la locura actúa reaccionariamente, tomando la voz por los que no pueden hacerlo, o
por los que sí pueden, pero prefieren vivir en la hipocresía55 de la aparente sabiduría56,
quizás por no querer reconocer la misma locura presente en todas las cosas, y que
equivaldría a volverse loco para conocer lo verdadero de las cosas57.

En el cuarto capítulo, la temida locura sigue expresando su diferenciación entre


los oradores vulgares que, ostentando de ingenio, nada aportan en sus discursos
limitándose solo a repetir lo ya dicho y elaborado en décadas pasadas, y su oportuna
y novedosa manera de decir cuanto le viniere a su boca, como quien habla sin doblez,
diciendo la pura verdad, desmintiendo todo cuanto se esconde. A esta, la locura, nadie
puede disimularla (cap. V), porque nada se oculta a su verdad, que toda la dice, y si
llegaran a avergonzarse de ella son dignos de ser llamados “morotatoi”, es decir, “los
más locos”.
Además critica a los que, no diciendo nada nuevo, se refugian en frases
apolilladas sacadas de pergaminos, al parecer, antiguos.
En el capítulo XI, el personaje hace alarde en el papel de propagadora de vida
mientras critica la filosofía de vida al estilo estoica que, presumidos de estar cercano
a los dioses, dogmatizan sus actos, no permitiendo entrada alguna de actos locos, sin
embargo, nada refrena aquellos actos locos de engendrar vida con lo pudoroso del
hombre, que por ser zonas del cuerpo tan locas invitan a reír.
Introduciendo la Demencia como su secuaz sirvienta, la Locura ejemplifica con
aquello que tanto hombres como mujeres aceptan sin medir posteriores
consecuencias: el yugo del matrimonio. Todo esto gracias a la demencia, que no es
justamente el motor que hace impulsar por medio de la razón sino a través de la
pasión. Luego, erudita de sabiduría popular, la locura cita una frase del poeta Sófocles
que reconoce y exalta esta idea en alabanza a ella misma diciendo: “cuanta menos
sabiduría se tiene, más feliz se es”58.
Sin desmerecer la institución de la familia y teniendo en cuenta la seriedad con
que se debe llevar adelante una alianza matrimonial entre un hombre y una mujer,
Erasmo busca hacer resurgir la profundidad del misterio humano del acto procreativo
vinculándolo a una espiritualidad de locura instintiva que sea liberación de aquella
moral de autosuperación estoica, motivo de amargura para muchos y de alejamiento
de la loca felicidad.

55
Ibíd. Nota 48
56
Ibíd. Nota 49
57
Ibíd. Nota 50
58
Sófocles (496-406 a. C.)
12
Conclusión
En este comentario crítico al Elogio de la Locura he intentado presentar el
personaje de la Locura enmarcando en principio toda la obra, primeramente con una
introducción al panorama contextual de la época y luego a través de grandes rasgos
que la estructuran. A continuación, siguiendo el orden lógico-secuencial de sus
capítulos, me explayo en un intento de hilar la idea principal comentando cada uno de
ellos a manera de síntesis.
Finalmente hago un comentario, acotando ciertos pasajes ejemplares que
elegí, enfocándome en la sátira propia del personaje, en los que resalta ciertas
características de la locura erasmiana.

Bibliografía:
-Erasmo de Rotterdam, Elogio de la locura, Madrid, 1984, SARPE
-http://es.wikipedia.org/wiki/Elogio_de_la_locura

Índice Pág.

Introducción 2
Presentación 2
Contexto histórico de la obra 2
El libro y sus partes 3
Presentación de temas por orden capitular 4
El personaje de la Locura 8

13
Conclusión 12
Bibliografía 12
Notas finales 13

Notas finales

Nota 1: “observad que, con solo verme dispuesta a tomar la palabra ante esta
numerosa asamblea, todos vuestros semblantes reflejaron de pronto una nueva e
insólita alegría”
Nota 2: “mientras veo también que en torno mío hay muchos que antes se
hallaban tristes y acongojados”
Nota 3: “oiréis ahora un elogio, (…) el de mí misma, esto es, la Locura”
Nota 4: “en resumen, me atengo a aquel trillado proverbio que dice que es justo
alabarse a sí mismo cuando uno no tiene nadie quien le alabe”
Nota 5: “no ha habido nadie desde el comienzo de los siglos que celebrara con
gratos discursos los loores de la Locura…”
Nota 6: “por tanto, nadie espere que, imitando a esos vulgares retóricos, dé la
definición de mi misma’”
Nota 7: “soy siempre idéntica a mí misma, y no pueden disimularme ni siquiera
aquellos que se dan el título de personas sabias…”
Nota 8: “no tienen más que sacar de pergaminos apolillados cuatro o cinco
palabrejas que suman al lector en las tinieblas, de manera que las comprendan y se
complazcan doblemente, y los que no las comprendan les rindan por lo mismo mayor
admiración”
Nota 9: “sabéis, pues, mi nombre, varones…”
Nota 10: “pero como de muchos no es conocida mi progenie, intentare
exponerla contando con el auxilio de las Musas”
Nota 11: “si preguntáis cuál es el lugar de mi nacimiento…”(...) “nacida entre
tales delicias…”
Nota 12: “si queréis conocer los nombres de las otras que lo forman, os lo diré,
pero a fe mía y en griego”
Nota 13: “Ya conocéis mi origen, mi educación y mis cortesanos.”
Nota 14: “¿Por qué no se me ha de llamar mí con justicia el alfa de todos los
dioses, a mí, que prodigo a todos toda clase de bienes?

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Nota 15: “En primer lugar, ¿que puede haber más dulce y más precioso que la
vida? Y siendo así, ¿quién en los comienzos de ella tiene mas parte que yo?”
Nota 16: “¿y a quién se debe que ella comience sino a mí?”
“Y, en suma, a mí, solo a mí, repito, tendrá que acudir ese sabio si alguna vez
quiere ser padre…”
Nota 17: “no obstante, poco supondría haber probado que yo soy el principio y
la fuente de la vida, si no probara también que cuanto bueno existe en el mundo se
me debe igualmente a mí”
Nota 18: “¿Qué momento de la vida no es triste, enojoso, aburrido, insípido,
molesto, si el placer, esto es, la estulticia, no añade su condimento?”
Nota 19: “¿Quién no sabe que la primera edad del hombre es la más alegre y
la más grata de todas? ¿Qué es lo que vemos en los niños... () sino el atractivo de la
estulticia, que a guisa de Merced concede a los recién nacidos la prudente
naturaleza…?”
“Por tanto, este delirio es la compensación que ofrezco a las miserias de la
vejez… (.) Pero es feliz gracias a mi favor, agradables a los amigos y a la sociedad.”
Nota 20: “Pero ¿Por qué hablar ahora de los mortales? Trasladémonos al
empíreo, y consiento en que quien así lo quiera injurie mi nombre si cuanto se
descubre en los dioses que no sea despreciable y áspero no se debe a otra cosa que
a mi influjo.”
Nota 21: “la sabiduría no es más que el gobierno de la razón; la Locura, por el
contrario, consiste en dejarse llevar por las pasiones”
Nota 22: “en primer lugar ved con que providencia la naturaleza, madre y
creadora del género humano, cuida de que no falte el aderezo de la locura”
Nota 23: “era necesario darle, para compensar sus trabajos, un poco más de
razón de la que en él se infundió, y habiéndoseme consultado el caso, como muchas
otras veces di un consejo digno de mí: que al lado del hombre se pusiera a la mujer,
animal loco e inepto…”
“sin embargo, no creo que las mujeres sean tan locas que se ofendan de que
una mujer, sobre todo siendo la encarnación de la Locura, las califique de locas.”
“por lo tanto, lo que deleita en las mujeres no es más que la locura”
Nota 24: “y de igual modo que, como dice el proverbio griego, aunque la mona
se vista de seda, mona se queda, así la mujer e siempre mujer, esto es, loca, aunque
se ponga una máscara”
Nota 25: “todas las ceremonias de los banquetes, el sorteo para designar al rey
del festín, el juego de los dados, los brindis recíprocos, las rondas de vino, cantar con
el mirto, danzar y hacer tonterías, no fue inventado por los siete sabios de Grecia, sino
por mí, para la salud del género humano”

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Nota 26: “ahora decidme: disimular, confiarse en extremo, cegarse, dejarse
alucinar por las faltas de los amigos, y a veces tomar y admirar miríficamente como
virtudes de sus más destacados vicios ¿no es algo muy semejante a la locura?”
“no sería posible una tranquila amistad por más de una hora si no la mantuviese
lo que los griegos llaman falta de seso, esto es, la locura”
Nota 27: “mas, ¿Qué diríais si os probara que de este gran bien soy yo al mismo
tiempo la proa y popa?
Nota 28: “lo que he dicho de la amistad se aplica mejor aún al matrimonio, que
no es otra cosa que la unión de dos personas por toda la vida”
“¡que pocos permanecerían unidos si no quedaran ocultos muchos hechos de
las mujeres, gracias a la negligencia y la estupidez de los hombres! Todo este mérito
se atribuye a la Locura”
Nota 29: “En suma, de tal forma no hay ninguna sociedad ni relación humana
que pueda ser placentera ni estable sin mí, que ni el pueblo al príncipe, ni el siervo al
señor, ni la criada a la señora, ni el discípulo al maestro, ni el amigo al amigo, ni el
marido a la esposa, ni el inquilino al casero, ni el camarada al camarada, ni el huésped
al anfitrión les soportarían un instante si el uno con respecto al otro no fingieran, ni se
adularan, ni se engañaran, prudentemente, ni se untaran con la miel de la Locura.”
Nota 30: “como la primera condición de la felicidad es que cada cual esté
satisfecho de ser lo que es, sin duda Filautía da para ello grandes facilidades y abrevia
el camino…”
Nota 31: “¿Qué es lo que el hombre conseguiría efectuar bellamente, bien para
sí, bien para los demás, si no le tendiera su mano Filautía, que es mi hermana…?
Nota 32: “¿no es la guerra el germen y la fuente de todos los hechos laudables?
¿Y que hay más loco que empeñarse en una de esas luchas por no sé qué causas,
de las cuales una y otra parte siempre sacan más mal que bien?”
“así lo reconozco, en el general, aunque el entendimiento que en él se da es el
militar y no el filosófico”
“la hez de los mortales son los que realizan empresas tan preclaras, y no los
filósofos que velan bajo una lámpara.”
Nota 33: “si consultáis la historia, veréis por el contrario que jamás ha habido
gobierno más funestos para las repúblicas que aquellos en que se ha injerido a algún
filosofastro o algún aficionado a las letras”
“Por otra parte ¿qué repúblicas aceptaron alguna vez las leyes de Platón o de
Aristóteles, las máximas de Sócrates?
Nota 34: “de cuan inútiles sean los sabios para todos los menesteres de la vida,
nos sirve de ejemplo el mismo Sócrates, juzgado aunque con poco acierto como sabio
único por el oráculo de Apolo (…), ¿Qué le llevó a ser acusado y condenado a beber
la cicuta, sino su sabiduría?”

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Nota 35: “podría tolerarse que gobernaran los sabios (…). En consecuencia,
como ignora los negocios ordinarios y discrepa de tal suerte de la opinión y las
costumbres generales del pueblo, nunca podrá ser útil a los suyos, ni a la patria, ni
siquiera a sí mismo. Esto explica también que, habiendo entre él y los demás tan gran
diferencia de costumbres y de inclinaciones, sea inevitable que se capte el odio de
todos”
Nota 36: “se refugia el sabio en libros vetustos, y no aprende más que un mero
artificio de palabras. El loco, en cambio, abordando las realidades y los peligros y los
peligros, a mi juicio, la verdadera prudencia”
Nota 37: “Dos obstáculos hay principalmente, que dificultan el conocimiento de
las cosas: la vergüenza, que turba la claridad del espíritu, y el miedo, que, presentado
el peligro, disuade de acometer las empresas.”
Nota 38: “y esto, se dirá, es propiamente locura, en modo alguno lo negaré, a
condición de que se reconozca que esta es la manera de representar la comedia de
la vida.”
Nota 39: “lo que distingue al loco del sabio es que aquel está guiado por las
pasiones, y éste por la razón”
Nota 40: “escuchad, si alguien desde una eminente altura mirar en torno a sí,
(…) vería cuantas calamidades pesan sobre la vida de los hombres, lo miserable y
sórdido del nacimiento lo engorroso de la crianza, los rigores a que está expuesta la
niñez, las fatigas a las que se halla expuesta la juventud, las molestias de la senectud,
la dura necesidad de la muerte, así como la multitud de enfermedades que ponen en
peligro la vida…”, “los males que el hombre causa al hombre, con la pobreza, la cárcel,
la infamia, la vergüenza, la tortura, las insidias, la traición, los litigios, los engaños.”
(Cap. XXXI)
Nota 41: “por eso yo, valiéndome algunas veces de la ignorancia, otras de la
irreflexión, algunas del olvido de los males, otras de la esperanza de los bienes, y en
ocasiones de un poco de la miel de los deleites, alivio a los hombres de tantos
males…” (…) “pues bien, si alguien dispensa tanto favor, no dudéis de que es la
Locura” (capítulo XXXI)
Nota 42: “¿Quién no huiría aterrorizado, como de un monstruo o un espectro,
de un hombre como ése…?
Nota 43: “no hay nada deplorable en ser lo que se es”
Nota 44: “¿no veis, además, que en todo el resto de las especies animales
viven más dichosos los que están más alejados de las ciencias y no se dejan conducir
por otro maestro que por la naturaleza?
Nota 45: “¿Debo decir, o debo silenciar lo que resta, dioses mortales? Mas
¿por qué silenciarlo, cuando es más verdadero que la verdad? Quizá convenga para
tan alta empresa apelar a las Musas del Helicón.”

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Nota 46: “pues con solo mi presencia he conseguido lo que con gran dificultad
consiguen los más hábiles oradores con esos largos discursos cuidadosamente bien
estudiados”
Nota 47: “…me atengo a aquel trillado proverbio que dice que es justo alabarse
a sí mismo cuando uno no tiene nadie quien le alabe.” (cap. III )
Nota 48: “…soy siempre idéntica a mí misma, y no pueden disimularme ni
siquiera aquellos que se dan el título de personas sabias, (…) Ingratos sin duda son
conmigo esta clase de hombres…, se avergüenzan en público de nuestro nombre”
(cap. IV)
Nota 49: “no es que me considere menos modesta que aquellos a los que el
vulgo reputa óptimos y sabios, que con perverso pudor suelen sobornar a un retórico
adulón o a un poeta chiflado, a fin de que, obligado por las mercedes recibidas, les
dediquen alabanzas que sólo son grandísimas mentiras.”
Nota 50: “¿Quién podrá darme a conocer mejor que yo, a no ser que pretenda
conocerme mejor todavía de lo que yo me conozco?” (Cap. III)

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