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Selección de Textos

Semestre 201910

Dimensión Razonamiento
Científico y TIC

Universidad Andrés Bello


LISTA DE CONTENIDOS

1. El arte de la investigación científica: El científico.

2. La formación del espíritu científico. Preliminares y capítulo 1:


La noción del obstáculo epistemológico. Plan de obra.

3. La teoría del conocimiento en investigación científica.

4. Qué es esa cosa llamada ciencia

5. Tecnología y sociedad: Una aproximación a los estudios


sociales de la tecnología.

6. De la filosofía de la ciencia a la filosofía de la tecno-ciencia.


W. I. B. BEVERIDGE

THE ART OF
SCIENTIFIC
INVESTIGATION
FIRST PUBLISHED IN THE UNITED STATES OF AMERICA, 1950

REVISEDEDITION, 1957

Library of Congress Catalog No. 57-14582

PRINTED IN THE UNITED STATES OF AMERICA

ISBN-13: 978-1517665463

Versión traducida al español:


Colaboración de Sergio Barros
Preparado por Patricio Barros
Versión online:
ww.librosmaravillosos.com/elartedelainvestigacioncientifica/pdf/El%20arte%20de%20la%20investigacion%2
0cientifica%20-%20William%20Ian%20Beveridge.pdf
Capítulo 11
Científicos

No es tanto el talento que poseemos


como el uso que de él hacemos, lo que
cuenta en el progreso del mundo.
BRAILSFORD ROBERTSON

Atributos requeridos para la investigación

En muchos aspectos, el investigador se parece al pionero. El explora la frontera


del conocimiento y, por lo tanto, requiere muchos de los mismos atributos:
iniciativa y espíritu emprendedor, disposición para encarar las dificultades y
vencerlas, utilizando su ingenio e iniciativa propios, perseverancia, espíritu
aventurero, cierta insatisfacción con lo ya conocido y con las ideas prevalentes
y ansiedad de comprobar su propio juicio.
Probablemente los dos atributos esenciales del investigador son su amor a la
ciencia y una curiosidad insaciable. Usualmente, la persona atraída por la
investigación es aquella que retiene más instinto de curiosidad que lo corriente.
Cualquiera, cuya imaginación no pueda ser inflamada por la posibilidad de
encontrar algo que ningún otro hombre haya encontrado antes, sólo perderá su
tiempo y el de los otros al dedicarse a la investigación, porque sólo aquellos que
tienen un entusiasmo e interés genuino por los descubrimientos tendrán éxito.
Los científicos de mayor provecho son capaces de sentir el celo de un fanático,
pero están disciplinados por el juicio objetivo de sus resultados y por la
necesidad de enfrentar la crítica de los otros científicos. Es muy probable que el
amor a la ciencia vaya acompañado por el gusto científico y también esto es
necesario para que nos capacite para persistir ante las frustraciones.
Como en casi todos los caminos de la vida, los requisitos para obtener éxito en
la investigación, son una buena inteligencia, motivación interna, voluntad para
el trabajo duro y tenacidad en los propósitos. También necesita el científico
poseer la suficiente imaginación para representarse en su mente ciertos
procesos, el modo cómo se llevan a efecto ciertas cosas que no pueden
observarse y también para suscitar hipótesis. A veces, el investigador es una
persona difícil de tratar, debido a que él no tiene gran confianza en sus opiniones
y menos aún en las de los demás. Esta característica puede ser inconveniente
en la vida diaria. Al comentar acerca de la importancia de la independencia
mental de los científicos, Cajal decía que la humildad podía ser apropiada para
los santos pero rara vez para los científicos.110
Casi todos los científicos notables se han caracterizado por un espíritu de
indomable perseverancia, ya que la mayoría de los hallazgos importantes
requirieron persistencia y valor para encarar las repetidas frustraciones. Esta
característica era tan marcada en Darwin que, según su hijo, la misma iba más
allá de la perseverancia ordinaria y podía describirse mejor como testarudez.
Pasteur decía:
"Déjeme decirle el secreto que me ha conducido hasta mi meta. Mi única fuerza
radica en mi tenacidad”.112
Las personas pueden clasificarse aproximadamente en aquellas que
habitualmente reaccionan con vigor ante las influencias externas —incluyendo a
las ideas— y aquellas que son pasivas y aceptan todo lo que venga. Los primeros
discuten todo lo que se les dice, aun de un modo infantil y a menudo se rebelan
contra lo convencional; son curiosos y desean aclararlo todo ellos mismos. El
otro tipo se ajusta mucho mejor a la vida y en igualdad de condiciones acumula
con mayor facilidad las informaciones impartidas por la enseñanza formal. La
mente de este último tipo se surte casi por completo con ideas generalmente
aceptadas y opiniones fijas; mientras que el tipo reactivo posee menos ideas
fijas y, por lo tanto, su mente se mantiene libre y flexible. Es indudable que no
todo el mundo puede ser catalogado dentro de cualquiera de estos dos extremos,
pero también es claro que aquellos que se aproximan al tipo pasivo, no están
hechos para la investigación.
Sería de no poca ayuda en el difícil problema de seleccionar aquellas personas
promisorias para la investigación, o al analizar uno mismo si tiene condiciones
para ello, el preparar una lista con los atributos requeridos por el investigador,
ya que al presente no existen medios objetivos capaces de medir las condiciones
especificadas. Sin embargo, este es un problema que tal vez los sicólogos sean
capaces de resolver en un futuro. Por ejemplo, podría ser posible desarrollar una
prueba que tenga por objeto determinar el grado de conocimiento que una
persona posee acerca de aquellas cosas con las cuales tiene diario contacto. Esta
prueba podría ser una medida tanto de su curiosidad como de su poder de
observación y su habilidad "para descubrir” cosas en su medio ambiente, ya que
la vida muy bien puede ser un perpetuo proceso de descubrimiento. También
podrían desarrollarse pruebas para medir la habilidad de generalizar y formular
hipótesis. Posiblemente, la atracción hacia la ciencia podría comprobarse,
determinando la respuesta específica de una persona —alegría –o indiferencia—
al enterarse de los descubrimientos científicos.

Los exámenes ordinarios no son buena indicación de la habilidad de una persona


para la investigación, ya que ellos tienden a favorecer al acumulador de
conocimientos antes que al pensador. Algunas veces, alumnos que efectúan
brillantes exámenes no resultan en la investigación mientras que, por otra parte,
algunos científicos famosos, han obtenido bajas calificaciones o pobres
resultados en sus exámenes. Paul Ehrlich logró aprobar sus exámenes médicos
finales gracias a la bondad de sus examinadores, quienes tuvieron el buen
sentido de reconocer su gran talento, y Einstein fracasó en el examen de
admisión a la Escuela Politécnica. Probablemente, el estudiante reflexivo y crítico
al tratar de acumular conocimientos, se encuentra en desventaja con respecto
al estudiante que todo lo acepta sin discutir. Charles Nicolle va aún más lejos
cuando dice que, el genio inventivo no es capaz de acumular mucho
conocimiento y que la ingeniosidad puede ser destruida por la mala enseñanza,
las ideas fijas y la erudición.63
He notado que en Inglaterra muchos de los buenos científicos, tanto en las
ciencias biológicas como en las no biológicas, son o han sido naturalistas
perspicaces durante su juventud. Podría ser una buena indicación de aptitud
para la investigación el que un joven practique como una distracción alguna
rama de las ciencias naturales. Esta práctica demuestra que el candidato
encuentra placer al estudiar los fenómenos naturales y que desea utilizar la
observación para descubrir cosas.
En el presente, la única forma de seleccionar talentos prometedores para la
investigación —"descubrir a los descubridores” tal como dice Rous—, consiste en
ofrecer al candidato una oportunidad para que trate de investigar durante uno o
dos años. Hasta que el joven científico no haya demostrado que posee
definitivamente habilidad para la investigación, es mucho mejor para él no
obtener posición permanente como investigador. Esta precaución, es tan
importante para la futura tranquilidad y felicidad del candidato, como también
para el bien de la institución donde investiga. Es de gran ayuda para quienes
aún no se han graduado, ofrecerles oportunidad de investigación durante el año
final de sus estudios, y de este modo también se pueden obtener algunas
indicaciones preliminares de la capacidad de la persona. Una indicación en favor
del recién graduado es que éste demuestre deseos de investigar, los cuales
pueden manifestarse a través de sus intentos para obtener una posición desde
la cual poder trabajar en este campo; en otras palabras, los mejores
investigadores, tienden a seleccionarse a sí mismos.
Cualquiera que fuesen los requisitos mentales exactos, generalmente se opina
que no todo el mundo sirve para investigar, del mismo modo que no todos sirven
para componer música; pero el hecho de que cualquier persona no posea estos
requisitos necesarios, no debe considerarse jamás como un menosprecio para la
inteligencia de esa persona o para su habilidad en otras ocupaciones.

Incentivos y galardones
Los incentivos principales de la investigación son satisfacer la curiosidad y el
espíritu creador, saber si nuestras conjeturas conducen a la creación de nuevos
conocimientos y experimentar la sensación de importancia ganada mediante el
reconocimiento obtenido. Otros incentivos más mundanos pueden ser la
necesidad de tener un medio de vida y la ambición de "sobresalir en el mundo”,
"convenciendo” a aquellos individuos que dudaban de nuestra habilidad y al
mismo tiempo justificando la confianza de aquellos que nos la demostraron. El
reconocimiento de un trabajo efectuado es un incentivo importante, tal como lo
demuestra la aversión a veces demostrada por causa de la prioridad de una
publicación. Aun los grandes científicos, son celosos en lo que respecta al crédito
dado a sus descubrimientos. Indudablemente que uno de los principales
incentivos en la investigación es el deseo de ver nuestro nombre impreso y
nuestros logros reconocidos por todo el mundo científico. En adición a esos
incentivos, los cuales son comunes a todo tipo de investigación, existe además
en la investigación aplicada, el deseo de llevar a cabo algo por el bien de la
humanidad. Este deseo puede ser más efectivo aún, si en lugar de ser sólo un
ideal vago, beneficia a aquellos que son conocidos o, de algún modo, están
asociados con el investigador.
Tanto al hombre como a la mujer con mente investigadora, los fascina el desafío
mental de lo inexplicado, y gozan ejercitando su ingenio en la búsqueda de una
solución. Esta es una pequeña manifestación de aquel fenómeno placentero que
muchas personas encuentran al resolver problemas aun cuando no exista
recompensa material, tal como lo demuestra la popularidad de los crucigramas
y de las historias de detectives. Paul Ehrlich, incidentalmente, era un devoto de
las historias de detectives. A veces, el interés hacia una rama particular de la
ciencia, tiene su origen en la belleza intrínseca del material o técnica utilizada.
Los naturalistas y los zoólogos son atraídos muy a menudo hacia el estudio de
ciertos grupos de animales porque encuentran placentera su apariencia, y a los
bacteriólogos puede gustarle una cierta técnica porque la misma excita su
sensibilidad estética. Es muy posible que haya sido la atracción que Ehrlich sentía
por los colores brillantes (él decía que experimentaba un placer estético al
contemplarlos) lo que le interesó en los colorantes y ello determinó la dirección
hacia la cual se desarrolló su trabajo.
Albert Einstein distingue tres tipos de investigadores: aquellos que se dedican a
la ciencia porque les ofrece una oportunidad para ejercitar su talento especial y
luego se regocijan con ella como un atleta al llevar a cabo sus hazañas; aquellos
que la consideran como un medio de vida quienes, de no haber sido por las
circunstancias, hubieran podido ser prósperos y afortunados hombres de
negocios; y por último, los verdaderos devotos, quienes, contribuyen
enormemente al aumento del conocimiento.36
Algunos sicólogos opinan que el mejor trabajo de un hombre se efectúa bajo
condiciones adversas, y que la tensión mental y aun la pena física pueden ser
estimulantes. Varios hombres prominentes han sufrido o experimentado
trastornos sicológicos y dificultades diversas, sin las cuales tal vez no hubieran
logrado generar el esfuerzo requerido para superarse.
Muy raras veces el científico obtiene buena retribución monetaria por sus
labores; por lo mismo, se le debe garantizar cualquier justa fama que gane con
su trabajo. Pero la recompensa mayor de todas es la emoción del
descubrimiento. Tal como muchos científicos atestiguan, éste es uno de los
mayores goces que la vida puede ofrecer. Ella imparte una tremenda exaltación
emocional, además de una gran sensación de bienestar y satisfacción. No sólo
los descubrimientos de hecho, sino también el darse cuenta de súbito, de una
generalización, puede brindar la misma sensación de regocijo. Tal como el
príncipe Kropolkin escribió:

"Quien haya experimentado una vez en su vida la alegría de la creación


científica, jamás lo olvidará”.

Baker cita la historia del gran biólogo Alfred Wallace cuando efectuó un pequeño
descubrimiento:
"Nadie que no sea un naturalista, escribe Wallace, puede entender la intensa
emoción que experimenté, cuando al fin logré capturarla (una especie nueva de
mariposa). Mi corazón latió violentamente, se me fue la sangre a la cabeza y me
sentí mis cerca de desmayarme, que si hubiera tenido temor hacia la muerte. El
resto del día lo pasé con dolor de cabeza, tan grande fue la excitación que me
causó aquello que para la mayor parte de la gente parece una causa
inadecuada’’.8

Al referirse a la alegría que sintió después de lograr demostrar la posibilidad de


proteger a las personas mediante la vacunación contra la viruela, escribía
Edward Jenner:

"La alegría que sentí ante la perspectiva de que yo fuera el instrumento destinado
para quitarle al mundo una de sus mayores calamidades... fue tan intensa, que
a veces me encontré como en una especie de ensueño”.30

Louis Pasteur y Claude Bernard comentaban acerca de este fenómeno en los


siguientes términos: "Cuando usted ha llegado al fin a la certeza, su alegría es
una de las mayores que puede sentir un alma humana”.97 "La alegría de
descubrir es ciertamente una de las más exaltadas que la mente humana pueda
sentir jamás”.51

El descubridor siente la necesidad de compartir este goce con sus colegas y


generalmente se precipita en el laboratorio de un amigo, para contarle lo
sucedido e invitarlo a ver los resultados. La mayor parte de las personas obtienen
más goce de un nuevo descubrimiento si son capaces de compartirlo con los
colegas que estén trabajando sobre el mismo problema o que están lo
suficientemente relacionados con el mismo para interesarse en él.
El estímulo provisto por un nuevo descubrimiento, inmediatamente borra todas
las frustraciones pasadas y el científico trabaja con renovado vigor. Más aún,
sus colegas se estimulan y de este modo el descubrimiento favorece las
condiciones para los avances ulteriores. Infortunadamente, no siempre las cosas
suceden de esta manera.
Muy a menudo, nuestra alegría es de corta duración y prematura. La
consiguiente depresión puede ser profunda y en este punto nuestros colegas
pueden ayudar, entendiéndonos y ayudándonos. Aceptarlo con entereza, sin
sentirse vencido, es una de las duras lecciones que el joven científico debe
aprender.
Desgraciadamente, existen en la investigación más desengaños que éxitos y es
más frecuente que el científico se encuentre frente a lo que parece ser una
barrera impenetrable que haciendo progresos. Sólo aquellos que han tratado de
buscar algo, conocen lo raro y difícil que es encontrar estos pequeños diamantes
de la verdad, los cuales una vez pulidos permanecerán adamantinos y brillantes.
Lord Kelvin escribió:
"Una palabra caracteriza los mis tremendos esfuerzos que yo he hecho
perseverantemente por el avance de la ciencia durante cincuenta y cinco años:
esta palabra es fracaso”.

Michael Faraday dijo que en los casos más afortunados, menos de un 10 por
ciento de las esperanzas y conclusiones preliminares resultaban ser verdaderas.
Cuando uno se siente deprimido, tal vez pueda ser reconfortante pensar en lo
acontecido a esos dos grandes científicos. Es buena idea que el joven científico
se dé cuenta de que los frutos de la investigación no se alcanzan fácilmente y,
por lo tanto, si él quiere triunfar necesitará valor y perseverancia.

La ética de la investigación

Existen ciertas consideraciones éticas las cuales son generalmente reconocidas


entre los científicos. Una de las más importantes es que al publicar cualquier
investigación, el autor tiene la obligación de conceder el crédito debido a
cualquier trabajo previo del cual haya obtenido información y también a
cualquier persona que lo haya ayudado materialmente en el trabajo. Esta regla
elemental, no escrita, no siempre se sigue tan escrupulosamente como debiera
hacerse, y quienes no lo hacen deberían tener siempre presente que el aumento
de reputación obtenida a los ojos de los lectores mal informados es más que
anulado por el oprobio de aquellos pocos que conocen del problema y cuya
opinión es de verdadero valor. Una falta menor, que muy comúnmente se oye,
consiste en citar como propias en una conversación, ideas que pertenecen a
otro.
Un pecado mortal científico es robar las ideas o resultados preliminares de
alguien que los haya dado a conocer durante una conversación, y utilizarlas en
un trabajo, sin primero obtener permiso para hacerlo. Esto se considera
corrientemente, más o menos como piratería. He tenido la oportunidad de oír
llamar "bandido científico” a alguien acostumbrado a hacer esto. Aquel que
cometa esta falta es casi seguro que más nunca se le tendrá confianza. Otra
práctica impropia y desgraciadamente no tan rara como sería de esperar, es que
un director de investigación usurpe la mayor parte del crédito debido a un
trabajo, que sólo ha supervisado, publicando como coautor y colocando su
nombre en el primer, lugar. Al autor cuyo nombre se coloca primero se considera
como al de mayor autoridad, pero mayor autoridad significa que es la persona
responsable por la mayor parte del trabajo y no por la gracia del puesto o
posición que ocupa. La mayoría de los directores están más interesados en
animar a los que comienzan que en obtener reputación para ellos mismos. Yo
no quiero o deseo inferir que en aquellos casos donde el investigador de rango
superior ha desempeñado un papel importante en el trabajo, deba éste
mantenerse al margen u oponerse a la aparición de su nombre, como lo hacen
algunas veces personas generosas y demasiado conscientes; pero en estos
casos, es mejor que el nombre del científico joven vaya en primer lugar, porque
de este modo él no será mirado sólo como uno de los "y colaboradores”. La
inclusión del nombre de un científico bien conocido y quien ha ayudado en el
trabajo es a menudo muy útil como una garantía de calidad para ese trabajo,
cuando el joven autor no ha logrado aún formarse una reputación propia. Es la
obligación de cada científico dar generosamente cualquier consejo o idea que
pueda y usualmente no debe esperarse agradecimiento formal por este tipo de
ayuda.
Algunos colegas y aun yo mismo, hemos hallado a veces que lo que se creía ser
una nueva idea, resultaba no ser tan original al consultar anotaciones previas
que sobre el mismo tema habíamos escrito. Este tipo incompleto de recuerdos
puede traer a veces por resultado, la involuntaria anexión de las ideas de otras
personas. Una idea expresada por alguien durante una conversación, puede más
tarde venírsenos a la mente sin que recordemos su origen y en esta forma
pensar que nos pertenece. Sin duda de ninguna especie, la honestidad completa
es un imperativo en el trabajo científico, tal como dice As Cramer:

"A la larga es provechoso para el científico ser honesto, no sólo evitando


hacer falsas declaraciones o enunciados, sino, aún más, propiciando el
reconocimiento completo de aquellos hechos opuestos a sus puntos de
vista. El descuido moral en el mundo científico, es castigado con mucha
mayor severidad que en el mundo comercial”.26

No se gana nada tratando de presentar nuestra evidencia con el aspecto más


favorable posible, ya que con casi toda seguridad la verdad será revelada tarde
o temprano por otros investigadores. El investigador es quien mejor conoce los
posibles errores de su trabajo. El debe informar con toda sinceridad acerca de
lo que se ha hecho y, cuando sea necesario, indicar dónde se han podido cometer
errores.
Si un autor encuentra posteriormente que no puede sustanciar algunos de los
resultados presentados con anterioridad, debe publicar la corrección necesaria
para evitar, de este modo, que otras personas puedan ser desorientadas o se
vean obligadas ellas mismas a repetir todo el trabajo sólo para hallar el error.
Algunas personas consideran como de elemental cortesía no precipitarse a
utilizar cualquier nuevo campo de trabajo que haya sido descubierto por algún
científico, sino dejar el mismo por un tiempo al iniciador, de modo que éste
pueda cosechar los primeros frutos. Personalmente, no veo ninguna necesidad
para la contención una vez que el primer informe ha sido presentado.
Es casi imposible llevar a cabo un descubrimiento, sin utilizar conocimientos
adquiridos previamente por otros. La vasta reserva de conocimientos científicos
de los que se dispone hoy en día, no hubiera llegado a formarse si los científicos
no reunieran sus contribuciones. La ciencia moderna está basada principalmente
en la publicación de observaciones y resultados experimentales, con el objeto
de que puedan ser aprovechados por otras personas y al mismo tiempo facilitar
la crítica.
El secreto es contrario al espíritu y a los mejores intereses de la ciencia. Previene
la contribución individual para el progreso; usualmente, significa que el
investigador o quien le emplea, trata de explotar para su propio beneficio algún
adelanto efectuado sobre la base de conocimientos libremente aportados por
otro. En la industria y en los departamentos de guerra del gobierno, se llevan a
cabo muchas investigaciones de tipo secreto; esto parece ser inevitable en el
mundo actual; sin embargo, es incorrecto en principio. Idealmente, la libertad
de publicación, condicionada sólo por méritos del trabajo, debe ser el derecho
básico de todos los investigadores. Se dice que ocasionalmente algunos
resultados pueden suprimirse porque son comprometedores para las
autoridades gubernamentales.54 Esto sería una política peligrosa y miope.

En algunos laboratorios carentes de restricciones, no es infrecuente hallar


investigadores que mantienen una gran reserva acerca de sus trabajos,
temerosos de que alguien robe sus resultados preliminares y logre obtener y
publicar conclusiones antes que el propio autor. Esta forma de reserva temporal
es difícil de considerar como falta de ética científica pero, aunque comprensible,
no es recomendable, ya que el libre intercambio de ideas y observaciones
apresura el avance de la ciencia. Sin embargo, cualquier información confidencial
debe ser tratada como tal y no trasmitirse a otros. Puede darse el caso de que
un científico visitante no aproveche para sí mismo cualquier información inédita
que reciba y, sin embargo, sin darse cuenta, trasmitirla a individuos
inescrupulosos. El visitante puede evitar este riesgo, exigiendo no se le diga
nada de lo que se desea conservar confidencial ya que a veces es difícil recordar
aquellos que se puede divulgar y lo que no se puede.
Por desgracia aun en el mundo científico, ocasionalmente se hallan celos
nacionales. Esto se manifiesta mediante una falta de apreciación o
reconocimiento hacia los trabajos efectuados en otros países. No sólo es
deplorable, como una indefendible infracción de la ética y del espíritu
internacional de la ciencia, sino que esta actitud a menudo rebota sobre el
ofensor a veces con detrimento para él mismo y para su propio país. La persona
que no logre apreciar los avances científicos efectuados en otras partes bien
puede ser dejado en el sitio de desecho que se merece y él mismo se encargará
de demostrar que sólo es un científico de segunda categoría. Dentro de la gran
mayoría de los científicos existe una hermandad internacional, la cual es una de
las razones principales para conservar la fe en el futuro de la humanidad y es,
por lo tanto, deprimente ver que este sentimiento pueda ser perjudicado por el
mezquino egoísmo de algunos pocos individuos.

Sumario

La curiosidad y el amor a la ciencia son los requerimientos más importantes de


la investigación. Tal vez el incentivo principal sea el deseo de ganar la estimación
de nuestros allegados y la recompensa principal la emoción del descubrimiento
por sí misma, lo cual ha sido ampliamente reconocido como uno de los mayores
placeres que puede ofrecer la vida.
De un modo general, los científicos pueden dividirse en dos grandes tipos, de
acuerdo con sus modos de pensar. En un extremo se halla el tipo especulativo,
cuya metodología consiste en tratar de encontrar una solución utilizando primero
su intuición e imaginación, y luego, tratando de comprobar su hipótesis mediante
el experimento o la observación. En el otro extremo se encuentra el investigador
sistemático, quien progresa lentamente mediante el uso de etapas
cuidadosamente razonadas y quien trata de reunir todos los datos posibles para
llegar a alcanzar una solución.
Comúnmente, la investigación progresa de una manera discontinua. Es durante
los períodos de "óptimo rendimiento” cuando es esencial para el científico
dedicar por completo su energía y tiempo a su trabajo. Las continuas
frustraciones pueden producir una forma moderada de neurosis. Las
precauciones que se deben adoptar contra ella incluyen el trabajo en diferentes
problemas al mismo tiempo, o disfrutar de alguna otra ocupación que ocupe
parte del tiempo del investigador. Un cambio de ambiente mental, lo mismo que
un cambio del tema de trabajo, provee usualmente un gran estímulo mental.
Existe una gran satisfacción al dedicarse a la ciencia, ya que sus ideales pueden
dar un propósito a la vida.
LA FORMACION
DEL
ESPIRITU
CIENTIFICO

por

GASTON BACHELARD
siglo ventiuno editores, s.a. de c.v.
C E R R O D E L A G U A 2 4 8 . D E L E G A C I Ó N C O Y O A C Á N , 0 4 3 1 0 M É X I C O , D. F.

portada de maria luisa martínez passarge

primera edición en español, 1948


© editorial argos, buenos aires
vigesimotercera edición e n español, 2000
© siglo xxi editores, s.a. de c.v.
isbn 968-23-1731-2

primera edición en francés


© librairie philosophique j. vrin
título original: Information de l'esprit scientifique

derechos reservados conforme a la ley


impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico
PALABRAS PRELIMINARES

Tornar geométrica la representación, vale decir dibujar


los fenómenos y ordenar en serie los acontecimientos deci-
sivos de una experiencia, he ahí la primera tarea en la que
se funda el espíritu científico. En efecto, es de este modo
cómo se llega a la cantidad representada, a mitad camino
entre lo concreto y lo abstracto, en una zona intermedia en
la que el espíritu pretende conciliar las matemáticas y la
experiencia, las leyes y los hechos.
Esta tarea de geometrízación que a menudo pareció lo-
grarse —ya después del éxito del cartesianismo, ya después
del éxito de la mecánica newtoniana, ya también con la
óptica de Fresnel— termina siempre por revelarse insufi-
ciente. Tarde o temprano, en la mayor parte de los secto-
res, estamos obligados a comprobar que esta primera repre-
sentación geométrica, fundada sobre un realismo ingenuo
de las propiedades espaciales, implica conveniencias más
ocultas, leyes topológicas menos firmemente solidarias con
las relaciones métricas inmediatamente aparentes, en una pa-
labra: vínculos esenciales más profundos que los vínculos
de las representaciones geométricas familiares. Poco a poco
se advierte la necesidad de trabajar debajo del espacio, por
así decir, en el nivel de las relaciones esenciales que sostienen
los fenómenos y el espacio. El pensamiento científico es
entonces arrastrado hacia "construcciones" más metafóricas
que reales, hacia "espacios de configuración" de los que el
espacio sensible, en definitiva, no es sino un mísero ejem-
plo. El papel de las matemáticas en la física contemporánea

7
sobrepasa pues notablemente la simple descripción geomé-
trica. El matematismo no es ya descriptivo, sino forma-
tivo. La ciencia de la realidad no se conforma ya con el
cómo fenomenológico: ella busca el porqué matemático.
Y entonces, puesto que lo concreto acepta ya la informa-
ción geométrica, puesto que lo concreto es analizado correc-
tamente por lo abstracto, ¿por qué no podríamos fijar la
abstracción como el derrotero normal y fecundo del espíritu
científico? En efecto, si se reflexiona sobre la evolución del
espíritu científico, se discierne de inmediato un impulso que
va de lo geométrico, más o menos visual, a la completa
abstracción. Desde que se accede a una ley geométrica, se
realiza una asombrosa inversión espiritual, suave y viva
como una concepción: la curiosidad da lugar a la esperanza
dé crear. Puesto que la primera representación geométrica
de los fenómenos significa esencialmlente poner en orden,
esta primera ordenación nos abre las perspectivas de una
abstracción alerta y conquistadora, que nos lleva a organi-
zar racionalmente la fenomenología como una teoría del
orden puro. Entonces, ni podría decirse que el desorden es
un orden desconocido, ni que el orden es una simple con-
cordancia de nuestros esquemas con los objetos, como po-
dría ser el caso en el dominio de los datos inmediatos de la
conciencia. Cuando se trata de experiencias guiadas o cons-
truidas por la razón, el orden es una verdad y el desorden
un error. El orden abstracto es pues un orden probado, que
no cae bajo las críticas bergsonianas del orden hallado.
En este libro nos proponemos mostrar este destino gran-
dioso del pensamiento científico abstracto. Para ello debe-
remos probar que pensamiento abstracto n o es sinónimo de
mala conciencia científica, como la acusación trivial parece
implicar. Deberemos probar que la abstracción despeja al
espíritu, que ella aligera al espíritu y que ella lo dinamiza.
Proporcionaremos esas pruebas estudiando más particular-
mente las dificultades de las abstracciones correctas, seña-
lando las insuficiencias de los primeros intentos, la pesadez
de los primeros esquemas, al mismo tiempo que subrayamos
el carácter discursivo de la coherencia abstracta y esencial
que nunca logra su objetivo de una sola vez. Y para mos-

8
trar mejor que el proceso de abstracción no es uniforme, no
titubearemos en emplear a veces un tono polémico insis-
tiendo sobre el carácter de obstáculo que presenta la expe-
riencia, estimada concreta y real, estimada natural e
inmediata.
Para describir adecuadamente el trayecto que va desde la
percepción considerada exacta hasta la abstracción felizmen-
te inspirada en las objeciones de la razón, estudiaremios múl-
tiples ramas de la evolución científica. Como las soluciones
científicas, en problemas diferentes, no poseen jamás el mis-
mo grado de madurez, no presentaremos una serie de cua-
dros de conjunto; no temeremos desmenuzar nuestros argu-
mentos para mantenernos en el contacto más preciso posible
con los hechos. No obstante, si por razones de claridad, se
nos obligara a poner groseras etiquetas históricas en las di-
ferentes etapas del pensamiento científico, distinguiríamos
bastante bien tres grandes períodos.
El primer período, que representa el estado precien tífico,
comprendería a la vez la antigüedad clásica y los tiempos
de renacimiento y de nuevos esfuerzos, con los siglos XVI,
X V I I y aun el XVIII.
El segundo período, que representa el estado científico,
en preparación a fines del siglo XVIII, se extendería hasta
todo el siglo X I X y comienzos del XX.
En tercer lugar, fijaríamos exactamente la era del nuevo
espíritu científico en 1905, en el momento en que la Rela-
tividad einsteiniana deforma conceptos primordiales que se
creían fijados para siempre. A partir de esta fecha, la razón
multiplica sus objeciones, disocia y reconfigura las nociones
fundamentales y ensaya las abstracciones más audaces. En
veinticinco años, como signos de una asombrosa madurez
espiritual, aparecen tales pensamientos, que uno sólo de
ellos bastaría para dar lustre a un siglo. Son la mecánica
cuántica, la mecánica ondulatoria de Louis de Broglie, la
física de las matrices de Heisenberg, la mecánica de Dirac,
las mecánicas abstractas y, sin duda, muy pronto las físicas
abstractas que ordenarán todas las posibilidades de la ex-
periencia.
Mas no nos limitaremos a inscribir nuestras observacio-

9
nes particulares en este tríptico, que no nos permitiría di-
bujar con suficiente precisión los detalles de la evolución
psicológica que deseamos caracterizar. Una vez más, las
fuerzas psíquicas que actúan en el conocimiento científico
son más confusas, más sofocadas, más titubeantes de lo que
se imagina cuando se las aprecia desde afuera, en los libros
donde ellas aguardan al lector. ¡Hay tan gran distancia
entre el libro impreso y el libro leído, entre el libro leído
y el libro comprendido, asimilado, retenido! Hasta en un
espíritu claro, hay zonas oscuras, cavernas en las que aún
residen las sombras. Hasta en el hombre nuevo, quedan
vestigios del hombre viejo. En nosotros, el siglo X V I I I
continúa su vida sorda; y puede ¡ay! reaparecer. No vemos
en ello, como Meyerson, una prueba de la permanencia y
de la fijeza de la razón humana, sino más bien una prueba
de la somnolencia del saber, una prueba de esta avaricia del
hombre culto rumiando sin cesar las mismas conquistas, la
misma cultura y volviéndose, como todos los avaros, vícti-
ma del oro acariciado. Mostraremos, en efecto, la endósmo-
sis abusiva de lo asertórico en lo apodíctico, de la memoria
en la razón. Insistiremos sobre el hecho de que no puede
prevalerse de un espíritu científico, mientras no se esté se-
guro, en cada momento de la vida mental, de reconstruir
todo su saber. Sólo los ejes racionales permiten tal recons-
trucción. El resto es baja mnemotécnica. La paciencia de la
erudición nada tiene que ver con la paciencia científica.
Puesto que todo saber científico ha de ser, en todo mo-
mento, reconstruido, nuestras demostraciones epistemológi-
cas no saldrán sino gananciosas si se desarrollan a la altura
de los problemas particulares, sin preocuparse de mantener
el orden histórico. Tampoco titubearemos en multiplicar
los ejemplos, si queremos dar la impresión que en todas
las cuestiones, para todos lo fenómenos, es necesario pasar
ante todo de la imagen a la forma geométrica y luego de
la forma geométrica a la forma abstracta, y recorrer el ca-
mino psicológico normal del pensamiento científico. Parti-
remos, pues, casi siempre, de las imágenes, a veces muy pin-
torescas, de la fenomenología básica; veremos, cómo y con
qué dificultades se sustituyen a esas imágenes las formas

10
geométricas adecuadas. N o es de asombrarse que tal geo-
m<etrización, tan difícil y lenta, se presente durante mu-
cho tiempo como una conquista definitiva y que sea sufi-
ciente para constituir el sólido espíritu científico, tal como
aparece en el siglo XIX. Se es muy apegado a lo que se ha
conquistado penosamente. N o obstante necesitaremos pro-
bar que esta geometrización es una etapa intermedia.
Pero este desarrollo seguido a través de las cuestiones
particulares, en el desmenuzamiento de los problemas y de
las experiencias, no será claro sino cuando se nos permita,
esta vez fuera de toda correspondencia histórica, hablar de
una especie de ley de los tres estados para el espíritu cien-
tífico. En su formación individual, un espíritu científico
pasaría pues necesariamente por los tres estados siguientes,
mucho más precisos y particulares que las formas comtianas.
I 9 El estado concreto, en el que el espíritu se recrea con
las primeras imágenes del fenómeno y se apoya sobre una
literatura filosófica que glorifica la Naturaleza, y que, ex-
trañamente, canta al mismo tiempo a la unidad del mundo
y a la diversidad de las cosas.
2° El estado concreto-abstracto, en el que el espíritu ad-
junta a la experiencia física esquemas geométricos y se apo-
ya sobre una filosofía de la simplicidad. El espíritu se man-
tiene todavía en una situación paradójica: está tanto *nás
seguro de su abstracción cuanto más claramente esta abs-
tracción está representada por una intuición sensible.
3 9 El estado abstracto, en el que el espíritu emprende
informaciones voluntariamente substraídas a la intuición
del espacio real, voluntariamente desligadas de la experien-
cia inmediata y hasta polemizando abiertamente con la reali-
dad básica, siempre impura, siempre informe.
Finalmente, para terminar de caracterizar estas tres etapas
del pensamiento científico, deberemos preocuparnos de los
diferentes intereses que constituyen en cierto modo su base
afectiva. Precisamente, el psicoanálisis, cuya intervención
proponemos en una cultura objetiva, debe desplazar los in-
tereses. Sobre este punto, aunque tengamos que forzar la
nota, quisiéramos por lo menos dar la impresión que vis-
lumbramos, con el carácter afectivo' de la cultura intelectual,

11
un elemento de solidez y de confianza que no se ha estu-
diado suficientemente. ¿Dar y sobre todo mantener un inte-
rés vital en la investigación desinteresada, no es el primer
deber del educador, cualquiera sea la etapa formativa en la
que se encuentra? Pero tal interés tiene también su historia
y, aun a riesgo de ser acusado de entusiasmo fácil, deberemos
ensayar de señalar bien su fuerza a lo largo de la paciencia
científica. Sin aquel interés, esta paciencia sería sufrimiento.
Con aquel interés, esta paciencia es vida espiritual. Hacer
la psicología de la paciencia científica consistirá en adjuntar
a la ley de los tres estados del espíritu científico, una especie
de ley de los tres estados de alma, caracterizados por in-
tereses:
Alma pueril o mundana, animada por la curiosidad in-
genua, llena de asombro ante el menor fenómeno instru-
mentado, jugando a la física para distraerse, para tener el
pretexto de una actitud seria, acogiendo las ocasiones de
coleccionista, pasiva hasta en la dicha de pensar.
Alma profesoral, orgullosa de su dogmatismo, fija en su
primera abstracción, apoyada toda la vida en los éxitos
escolares de su juventud, repitiendo cada año su. saber, im-
poniendo sus demostraciones, entregada al interés deductivo,
sostén tan cómodo de la autoridad, enseñando a su criado
como hace Descartes o a los provenientes de la burguesía
como hace el "agrégé" de la Universidad ( 1 ) .
Finalmente, el alma en trance de abstraer y de quinta-
esenciar, conciencia científica dolorosa, librada a los inte-
reses inductivos siempre imperfectos, jugando el peligroso
juego del pensamiento sin soporte experimental estable;
transtornada a cada instante por las objeciones de la razón,
poniendo incesantemente en duda un derecho particular a la
abstracción, ¡pero, cuán segura de que la abstracción es un
deber, el deber científico, y la posesión finalmente depu-
rada del pensamiento del mundo!
¿Podremos lograr la convergencia dé intereses tan encon-
trados? En todo caso, la tarea de la filosofía científica está

( ! ) Véase H. G. WELLS: La conspiration aa grand jour (trsd.),


p. 85, 86, 87.

12
bien delineada: psicoanalizar el interés, destruir todo uti-
litarismo por disfrazado que esté y por elevado que preten-
da ser, dirigir el espíritu de lo real a lo artificial, de lo
natural a lo humano, de la representación a la abstracción.
Nunca como en nuestra época el espíritu científico necesita
ser defendido, ser ilustrado en el mismo sentido en que du
Bellay trabajó en la Défense et Illustration de la langm
frangaise. Pero tal ilustración no puede limitarse a una
sublimación de las aspiraciones comunes más diversas. Ella
debe ser normativa y coherente. Debe tornar claramente
consciente y activo el placer de la excitación espiritual en
el descubrimiento de la verdad. Debe forjar la mente con
la verdad. El amor por la ciencia debe ser un dinamismo
psíquico autógeno. Eii el estado de pureza logrado por un
psicoanálisis del conocimiento objetivo, ta ciencia es la esté-
tica de la inteligencia.

Ahora, una palabra sobre el tono de este libro. Como en


definitiva nos proponemos delinear la lucha contra algunos
prejuicios, los argumentos polémicos pasan frecuentemente
al primer plano. Es, por otra parte, más difícil de l o que
se supone, separar la razón arquitectónica de la razón polé-
mica, pues la crítica racional de la experiencia es solidaria
con la organización teórica de la experiencia: todas las ob-
jeciones de la razón son pretextos para experiencias. Se ha
dicho frecuentemente que una hipótesis científica que no
levanta ninguna contradicción no está lejos de ser una hipó-
tesis inútil. L o mismo, una experiencia que no rectifica
ningún error, que es meramente verdadera, que no provoca
debates, ¿a qué sirve? Una experiencia científica es, pues,
una experiencia que contradice a la experiencia común. Por
otra parte, la experiencia inmediata y usual mantiene siem-
pre una especie de carácter tautológico, ella se desarrolla en
el m¡undo de las palabras y de las definiciones, y carece pre-
cisamente de aquella perspectiva de errores rectificados que
caracteriza, según nuestro modo de ver, al pensamiento cien-
tífico. La experiencia común no está en verdad compuesta,
a lo sumo está hecha con observaciones yuxtapuestas, y es

13
realmente llamativo que la antigua epistemología haya es-
tablecido una vinculación continua entre la observación y
la experimentación, cuando la experimentación debe apar-
tarse de las condiciones ordinarias de la observación. Como
la experiencia común no está compuesta, ella no podría
ser, creemos nosotros, efectivamente verificada. Permanece
siendo un hecho. N o puede darnos una ley. Para confir-
mar científicamente la verdad, es conveniente verificarla
desde varios puntos de vista diferentes. Pensar una expe-
riencia es entonces mostrar la coherencia de un pluralismo
inicial.
Mas por hostiles que seamos a las pretensiones de los
espíritus "concretos", que creen captar inmediatamente lo
dado, no trataremos de incriminar sistemáticamente toda in-
tuición aislada. La mejor prueba de ello es que daremos
ejemplos en los que las verdades de hecho llegan a inte-
grarse inmediatamente en la ciencia. N o obstante, nos pa-
rece que el epistemólogo —que en esto difiere del historia-
dor— debe subrayar, entre todos los conocimientos de una
época, las ideas fecundas. Para él, la idea debe poseer más
que una prueba de existencia, debe poseer un destino espi-
ritual. N o titubearemos, pues, en inscribir entre los errores
— o a cuenta de la inutilidad espiritual, que no está muy le-
jos de ser la misma cosa— toda verdad qu« no sea la pieza
de un sistema general, toda experiencia, aun justa, cuya afir-
mación quede desvinculada de un método general de experi-
mentación, toda observación, por real y positiva que sea, que
se anuncie en una falsa perspectiva de verificación. Un mé-
todo tal de crítica exige una actitud expectante, casi tan
prudente frente a lo conocido como a lo desconocido, siem-
pre en guardia contra los conocimientos familiares, y sin
mucho respeto por las verdades de escuela. Se comprende,
pues, que un filósofo que sigue la evolución de las ideas
científicas en los malos autores/como :n los buenos, en los
naturalistas como en los matemáticos, esté mal protegido
en contra de una impresión de incredulidad sistemática, y que
adopte un tono escéptíco que concuerda débilmente con su
fe, por otra parte sólida, en los progresos del pensamiento
humano.

14
CAPÍTULO I

LA N O C I Ó N DE OBSTACULO EPISTEMOLÓGICO
P L A N D E LA OBRA

Cuando se investigan las condiciones psicológicas del


progreso de la ciencia, se llega muy pronto a la convicción
de que hay que plantear el problema del conocimiento
científico en términos de obstáculos. N o se trata de consi-
derar los obstáculos externos, como la complejidad o la fu-
gacidad de los fenómenos, ni de incriminar a la debilidad
de los sentidos o del espíritu humano: es en el acto mismo
de conocer, íntimamente, donde aparecen, por una especie
de necesidad funcional, los entorpecimientos y las confu-
siones. Es ahí donde mostraremos causas de estancamiento
y hasta de retroceso, es ahí donde discerniremos causas de
inercia que llamaremos obstáculos epistemológicos. El co-
nocimiento de lo real es una luz que siempre proyecta al-
guna sombra. Jamás es inmediata y plena. Las revelaciones
de lo real son siempre recurrentes. Lo real no es jamás "lo
que podría creerse", sino siempre lo que debiera haberse
pensado. El pensamiento empírico es claro, inmediato,
cuando ha sido bien montado el aparejo de las razones. Al
volver sobre un pasado de errores, se encuentra la verdad
en un verdadero estado de arrepentimiento intelectual. En
efecto, se conoce en contra de un conocimiento anterior,
destruyendo conocimientos mal adquiridos o superando
aquello que, en el espíritu mismo, obstaculiza a la espiri-
tualización.
La idea de partir del cero para fundar y acrecentar sus
bienes, no puede surgir sino en culturas de simple yuxta-
posición, en las que todo hecho conocido es inmediatamente
una riqueza. Mas frente al misterio de lo real el alma no
puede, por decreto, tornarse ingenua. Es entonces imposible
hacer, de golpe, tabla rasa de los conocimientos usuales.
Frente a lo real, lo que cree saberse claramente ofusca lo que
debiera saberse. Cuando se presenta ante la cultura cientí-
fica, el espíritu jamás es joven. Hasta es muy viejo, pues
tiene la edad de sus prejuicios. Tener acceso a la ciencia es
rejuvenecer espiritualmente, es aceptar una mutación brusca
que ha de contradecir a un pasado.
La ciencia, tanto en su principio como en su necesidad de
coronamiento, se opone en absoluto a la opinión. Si en
alguna cuestión particular debe legitimar la opinión, lo hace
por razones distintas de las que fundamentan la opinión;
de manera que la opinión, de derecho, jamás tiene razón.
La opinión piensa mal; no piensa; traduce necesidades en
conocimientos. Al designar a los objetos por su utilidad,
ella se prohibe el conocerlos. Nada puede fundarse sobre
la opinión: ante todo es necesario destruirla. Ella es el
primer obstáculo a superar. No es suficiente, por ejemplo,
rectificarla en casos particulares, manteniendo, como una
especie de moral provisoria, un conocimiento vulgar provi-
sorio. El espíritu científico nos impide tener opinión sobre
cuestiones que no comprendemos, sobre cuestiones que no
sabemos formular claramente. Ante todo es necesario saber
plantear los problemas. Y dígase lo que se quiera, en la
vida científica los problemas no se plantean por sí mismos.
Es precisamente este sentido del problema el que sindica
el verdadero espíritu científico. Para un espíritu científico
todo conocimiento es una respuesta a una pregunta. Si no
hubo pregunta, no puede haber conocimiento científico.
Nada es espontáneo. Nada está dado. T o d o se construye.
Un conocimiento adquirido por un esfuerzo científico
puede declinar. La pregunta abstracta y franca se desgasta:
la respuesta concreta queda. Con eso, la actividad espiritual
se invierte y se endurece. Un obstáculo epistemológico se
incrusta en el conocimiento no formulado. Costumbres in-

16
telectuales que fueron útiles y sanas pueden, a la larga, trabar
la investigación. "Nuestro espíritu —dice justamente Berg-
son ( J ) — tiene una tendencia irresistible a considerar más
claras las ideas que le son útiles más frecuentemente." La
idea conquista así una claridad intrínseca abusiva. Con el
uso, las ideas se valorizan indebidamente. Un valor en sí se
opone a la circulación de los valores. Es un factor de inercia
para el espíritu. A veces una idea dominante polariza al es-
píritu en su totalidad. Hace unos veinte años, un episte-
mólogo irreverente decía que los grandes hombres son útiles
a la ciencia en la primera mitad de su vida, nocivos en la
segunda mitad. El instinto formativo es tan persistente en
ciertos hombres de pensamiento que no debemos alarmarnos
por esta boutade. Pero al final el instinto formativo acaba
por ceder frente al instinto conservativo. Llega un mo-
mento en el que el espíritu prefiere lo que confirma su saber
a lo que lo contradice, en el que prefiere las respuestas a las
preguntas. Entonces el espíritu conservativo domina, y el
crecimiento espiritual se detiene.
Como se ve, no titubeamos en invocar los instintos para
señalar la cabal resistencia de ciertos obstáculos epistemo-
lógicos. Es una concepción que nuestros desarrollos tratarán
de justificar. Pero, desde ya, hay que darse cuenta que el
conocimiento empírico, que es el que estudiaremos casi úni-
camente en esta obra, compromete al hombre sensible a tra-
vés de todos los caracteres de su sensibilidad. Cuando el co-
nocimiento empírico se racionaliza, nunca se está seguro de
que los valores sensibles primitivos no afecten a los racio-
cinios. De una manera muy visible, puede reconocerse que
la idea científica demasiado familiar se carga con un con-
creto psicológico demasiado pesado, que ella amasa un nú-
mero excesivo de analogías, imágenes, metáforas, y que poco
a poco pierde su vector de abstracción, su afilada punta abs-
tracta. En particular, es caer en un vano optimismo' cuando
se piensa que saber sirve automáticamente para saber, que la
cultura se torna tanto más fácil cuanto está más extendida
y que en fin, la inteligencia, sancionada por éxitos preco-

(!) BERGSON-, La Pensée et le MoaMnt, París, 1 9 3 4 , p. 231.

17
ees o por simples concursos universitarios, se capitaliza como
una riqueza material. Aun admitiendo que una buena cabe-
za escapa al narcisismo intelectual tan frecuente en la cultura
literaria, en la adhesión apasionada a los juicios del gusto,
puede seguramente decirse que una buena cabeza es desgracia-
damente una cabeza cerrada. Es un producto de escuela.
En efecto, las crisis del crecimiento del pensamiento im-
plican una refundición total del sistema del saber. Enton-
ces la cabeza bien hecha debe ser rehecha. Cambia de es-
pecie. Se opone a la especie precedente por una función
decisiva. A través de las revoluciones espirituales que exige
la invención científica, el hombre se convierte en "una especie
matante o, para expresarlo aún mejor, en una especie que
necesita mutar, que sufre si no cambia. Espíritualmente el
hombre necesita necesidades. Si se considerara adecuadamen-
te, por ejemplo, la modificación psíquica que se realiza a tra-
vés de la comprensión de doctrinas como la Relatividad o la
Mecánica ondulatoria, quizá no se encontrarían estas expre-
siones exageradas, sobre todo si se reflexionara en la real
solidez de la tienda prerrelativista. Mas ya volveremos so-
bre estos juicios en nuestro último capítulo, cuando habre-
mos aportado numerosos ejemplos de revoluciones espiri-
tuales.
Se repite también frecuentemente que la ciencia es ávida
de unidad, que tiende a unificar fenómenos de aspecto dis-
tinto, que busca la sencillez o la economía en los principios
y en los métodos. Esta unidad la encontraría muy pronto,
si pudiera complacerse con ello. Por el contrario, el progre-
so científico marca sus más puras etapas abandonando los
factores filosóficos de unificación fácil, tales como la unidad
de acción del Creador, la unidad de plan de la Naturaleza, la
unidad lógica. En el hecho, estos factores de unidad que aún
actuaban en el pensamiento científico del siglo XVIII, ya no
se invocan más. Al sabio contemporáneo que quisiera
reunir la cosmología y la teología se le reputaría muy pre-
tencioso.
Y entrando en el detalle mismo de la investigación cien-
tífica, frente a una experiencia bien determinada que pueda
ser registrada como tal, verdaderamente como una y com-

18
pleta, el espíritu científico jamás se siente impedido de va-
riar las condiciones, en una palabra de salir de la contem-
plación de lo mismo y buscar lo otro, de dialectizar la ex-
periencia. Así es como la Química multiplica y completa sus
seríes homologas, hasta salir de la Naturaleza materializan-
do cuerpos más o menos hipotéticos sugeridos por el pensa-
miento inventivo. Es así como en todas las ciencias rigu-
rosas, un pensamiento ansioso desconfía de las identidades
más o menos aparentes, para reclamar incesantemente mayor
precisión, ipso facto mayores ocasiones de distinguir. Preci-
sar, rectificar, diversificar, he ahí los tipos del pensamiento
dinámico que se alejan de la certidumbre y de la unidad, y que
en los sistemas homogéneos encuentran más obstáculos que
impulsos. En resumen, el hombre animado por el espíritu
científico, sin duda desea saber, pero es por lo pronto para
interrogar mejor.

II

La noción de obstáculo epistemológico puede ser estudia-


da en el desarrollo histórico del pensamiento científico y en
la práctica de la educación. En uno y otro caso, este estudio
no es cómodo. La historia, por principio, es en efecto hostil
a todo juicio normativo. Sin embargo, si se quiere juzgar
la eficacia de un pensamiento, hay que colocarse en un punto
de vista normativo. Todo lo que se encuentra en la historia
del pensamiento científico, dista mucho de servir efectiva-
mente a la evolución de este pensamiento. Ciertos conoci-
mientos aun justos, detienen demasiado pronto a investiga-
ciones útiles. El epistemólogo debe, pues, seleccionar los do-
cumentos recogidos por el historiador. Debe juzgarlos des-
de el punto de vista de la razón y hasta de la razón evo-
lucionada, pues solamente en nuestros días es cuando po-
demos juzgar plenamente los errores del pasado espiritual.
Por otra parte, aun en las ciencias experimentales, es siempre
la interpretación racional la que ubica los hechos en su lu-
gar exacto. Es sobre el eje experiencia-razón, y en el sentido
de la racionalización, donde se encuentran, al mismo tiem-

19
po, el riesgo y el éxito. Sólo la razóú dinamiza a la in-
vestigación, pues sólo ella sugiere, más allá de la experiencia
común (inmediata y especiosa), la experiencia científica (in-
directa y fecunda). Es, pues, el esfuerzo de racionalidad y de
construcción el que debe atraer la atención del epistemó-
logo. El historiador de la ciencia debe tomar las ideas
como hechos. El epistemólogo debe tomar los hechos como
ideas, insertándolas en un sistema de pensamientos. U n
hecho mal interpretado por una época, sigue siendo un
hecho para el historiador. Según el epistemólogo es un obs-
táculo, un contrapensamiento.
Será, sobre todo, profundizando la noción de obstáculo
epistemológico cómo se otorgará su pleno valor espiritual
a la historia del pensamiento científico. Demasiado a me-
nudo la preocupación por la objetividad, que lleva al histo-
riador de las ciencias a repertoriar todos los textos, no llega
a la apreciación de las variaciones psicológicas en la interpre-
tación de un mismo texto. ¡En una misma época, bajo una
misma palabra, hay conceptos tan diferentes! L o que nos
engaña es que la misma palabra designa y explica al mismo
tiempo. La designación es la misma; la explicación es dife-
rente. Por ejemplo, al teléfono corresponden conceptos que
difieren totalmente para el abonado, para la telefonista,
para el ingeniero, para el matemático preocupado en las
ecuaciones diferenciales de las corrientes telefónicas. El epis-
temólogo tendrá, pues, que esforzarse en captar los conceptos
científicos en efectivas síntesis psicológicas; vale decir, en
síntesis psicológicas progresivas, estableciendo, respecto de
cada noción, una escala de conceptos, mostrando cómo un
concepto produce otro, cómo se vincula con otro. Entonces
tendrá cierta posibilidad de apreciar una eficacia epistemoló-
gica. Y de inmediato el pensamiento se presentará como una
dificultad vencida, como un obstáculo superado.
En la educación, la noción de obstáculo pedagógico es
igualmente desconocida. Frecuentemente me ha chocado el
hecho de que los profesores de ciencias, aún más que los
otros si cabe, no comprendan que no se comprenda. Son
poco numerosos los que han sondeado la psicología del error,
de la ignorancia y de la irreflexión. El libro de Gérard-Varet

20
no ha tenido resonancia (*). Los profesores de ciencias se
imaginan que el espíritu comienza como una lección, que
siempre puede rehacerse una cultura perezosa repitiendo una
clase, que puede hacerse comprender una demostración re-
pitiéndola punto por punto. N o han reflexionado sobre
el hecho de que el adolescente llega al curso de Física con
conocimientos empíricos ya constituidos; no se trata, pues,
de adquirir una cultura experimental, sino de cambiar una
cultura experimental, de derribar los obstáculos amontonados
por la vida cotidiana. Un solo ejemplo: el equilibrio de los
cuerpos flotantes es objeto de una intuición familiar que es
una maraña de errores. De una manera más o menos clara se
atribuye una actividad al cuerpo que flota, o mejor, al cuerpo
que nada. Si se trata con la mano de hundir en el agua un
trozo de madera, éste resiste. N o se atribuye fácilmente esa
resistencia al agua. Es, entonces, bastante difícil hacer com-
prender el principio de Arquímedes, en su asombrosa sencillez
matemática, sí de antemano no se ha criticado y desorgani-
zado el conjunto impuro de las intuiciones básicas. En
particular, sin este psicoanálisis de los errores iniciales, ja-
más se hará comprender que el cuerpo que emerge y el cuer-
po totalmente sumergido obedecen a la misma ley.
De ahí que toda cultura científica deba comenzar, como
lo explicaremos ampliamente, por una catarsis intelectual y
afectiva. Queda luego la tarea más difícil: poner la cultura
científica en estado de movilización permanente, reempla-
zar el saber cerrado y estático por un conocimiento abierto y
dinámico, dialectizar todas las variables experimentales, dar
finalmente a la razón motivos para evolucionar.
Por otra parte, estas observaciones pueden ser generali-
zadas; ellas son más visibles en la enseñanza científica, pero
tienen cabida en todo esfuerzo educativo. En el transcurso
de una carrera ya larga y variada, jamás he visto a un educa-
dor cambiar de método de educación. U n educador no tiene
el sentido del fracaso, precisamente porque se cree un maes-
tro. Quien enseña manda. De ahí una oleada de instintos.

( ! ) GÉRARD-VARET: Essai de Psychologie objective. UIgnorante


et VIrreflexión. París, 1 8 9 8 .

21
Von Monakow y Mourgue han observado justamente esta
dificultad de reforma en los métodos de educación, invocan-
dó el peso de los instintos en los educadores ( 1 ) . "Hay in-
dividuos para los cuales todo consejo relativo a los errores
de educación que cometen, es absolutamente inútil porque
esos llamados errores no son sino> la expresión de un com-
portamiento instintivo." En verdad, von Monakow y
Mourgue se refieren a "individuos psicópatas", pero la rela-
ción de maestro a alumno es una relación fácilmente pató-
gena. El educador y el educando participan de un psico-
análisis especial. De todos modos, el examen de las formas
inferiores del psiquismo no debe ser descuidado, si se desean
caracterizar todos los elementos de la energía espiritual y
preparar una regulación gnóseo-afectiva indispensable para
el progreso del espíritu científico. Dte una manera más pre-
cisa; discernir los obstáculos epistemológicos es contribuir a
fundar los rudimentos de un psicoanálisis de la razón.

III

El sentido de estas observaciones generales resaltará me-


jor cuando habremos estudiado obstáculos epistemológicos
muy particulares y dificultades bien definidas. He aquí
entonces el plan que seguiremos en este estudio:
La experiencia básica o, para hablar con mayor exacti-
tud, la observación básica es siempre un primer obstáculo
para la cultura científica. En efecto, esta observación bá-
sica se presenta con un derroche de imágenes; es pintoresca,
concreta, natural, fácil. No hay más que describirla y ma-
ravillarse. Se cree entonces comprenderla. Comenzaremos
nuestra encuesta caracterizando este obstáculo y poniendo de
relieve que entre la observación y la experimentación no hay
continuidad, sino ruptura.
Inmediatamente después de haber descrito la seducción de
la observación particular y coloreada, mostraremos el peli-

( ! ) VON MONAKOW et MOURGUE: [Introduction biologique á l'étu-


de de la neurologie et de la psychopathologie, p. 8 9 . ]

22
gro de seguir las generalidades del primer aspecto, pues como
tan bien lo dice d'Alembert, se generalizan las primeras con-
sideraciones, en cuanto no se tiene más nada que considerar.
Veremos así el espíritu científico trabado desde su nacimien-
to por dos obstáculos, en cierto sentido opuestos. Tendre-
mos, pues, la ocasión de captar el pensamiento empírico en
una oscilación llena de sacudidas y de tirones, y finalmente,
todo desarticulado. Mas esta desarticulación torna posible
movimientos útiles. De rrtanera que el epistemólogo mismo
es juguete de valorizaciones contrarias que se resumirían
bastante bien en las siguientes objeciones: Es necesario que
el pensamiento abandone al empirismo inmediato. El pen-
samiento empírico adopta, entonces, un sistema. Pero el pri-
mer sistema es falso. Es falso, pero tiene por lo menos la uti-
lidad de desprender el pensamiento alejándolo del conoci-
miento sensible; el primer sistema moviliza al pensamiento.
Entonces el espíritu, constituido en sistema, puede volver a
la experiencia con pensamientos barrocos pero agresivos, in-
terrogantes, con una especie de ironía metafísica muy mar-
cada en los experimentadores jóvenes, tan seguros de sí mis-
mos, tan dispuestos a observar lo real en función de sus pro-
pias teorías. De la observación al sistema, se va así de los
ojos embobados a los ojos cerrados.
Es por otra parte muy notable que, de una mtanera gene-
ral, los obstáculos a la cultura científica se presentan siempre
por pares. A tal punto que podría hablarse de una ley psi-
cológica de la bipolaridad de los errores. En cuanto una
dificultad se revela importante, puede uno asegurar que al
tratar de eludirla, se tropezará con un obstáculo opuesto.
Semejante regularidad en la dialéctica de los errores no pue-
de provenir naturalmente del mundo objetivo. A nuestro
entender, proviene de la actitud polémica del pensamiento
científico frente al mundo de la ciencia. Comlo en una ac-
tividad científica debemos inventar, debemos encarar el fe-
nómíeno desde otro punto -de vista. Mas hay que legitimar
nuestra invención: entonces concebimos nuestro fenómeno
criticando al fenómeno ajeno. Poco a poco, nos vemos con-
ducidos a convertir nuestras objeciones en objetos, a trans-
formar nuestras críticas en leyes. Nos encarnizamos en va-

23
riar el fenómeno en el sentido de nuestra oposición al saber
ajeno. Es, naturalmente, sobre todo en una ciencia joven
donde podrá reconocerse esta originalidad de mala ley que
no hace sino reforzar los obstáculos contrarios.
Cuando habremos bordeado así nuestro problema median-
te el examen del espíritu concreto y del espíritu sistemático,
volveremos hacia obstáculos algo más particulares. Entonces
nuestro plan será necesariamente flotante y no trataremos de
evitar las repeticiones, pues está en la naturaleza de un obs-
táculo epistemológico ser confuso y polimorfo. Es también
muy difícil establecer una jerarquía de los errores y seguir
un orden para describir los desórdenes del pensamiento.
Expondremos, pues, en montón nuestro museo de horrores,
dejando al lector el cuidado de pasar por alto los ejemplos
aburridos cuando haya comprendido el sentido de nuestras
tesis. Examinaremos sucesivamente el peligro de la expli-
cación por la unidad de la naturaleza, por la utilidad de los
fenómenos naturales. Dedicaremos un capítulo especial para
señalar el obstáculo verbal, vale decir la falsa explicación lo-
grada mediante una palabra explicativa, a través de esa extra-
ña inversión que pretende desarrollar el pensamiento anali-
zando un concepto, en lugar de implicar un concepto particu-
lar en una síntesis racional.
El obstáculo verbal nos conducirá bastante naturalmente
al examen de uno de los obstáculos más difíciles de superar,
porque está apoyado en una filosofía fácil. Nos referimos
al sustancíalismo, a la monótona explicación de las propie-
dades por la sustancia. Mostraremos entonces que para el
físico y, sin prejuzgar de su valor, para el filósofo, el rea-
lismo es una metafísica infecunda, puesto que detiene la
investigación en lugar de provocarla.
Terminaremos esta primer parte de nuestro libro con el
examen de un obstáculo muy especial, que podremos deli-
mitar con suma precisión y que, por tanto, nos ofrecerá un
ejemplo lo más claro posible de la noción de obstáculo
epistemológico. Con su nombre completo lo designaremos :
el obstáculo animista en tas ciencias físicas.. Ha sido casi
completamente superado por la física del siglo XIX; pero
como en los siglos X V I I y XVIII se presenta de un modo

24
tal que, a nuestro parecer, constituye un rasgo característico
del espíritu precientífico, adoptaremos la regla casi absoluta
de caracterizarlo siguiendo los físicos de los siglos X V I I y
XVIII. Esta limitación hará quizá más pertinente a la de-
mostración, puesto que se verá el poder de un obstáculo
en la misma época en que va a ser superado. Por lo demás
este obstáculo animista no tiene sino una lejana vinculación
con la mentalidad animista que todos los etnólogos han
examinado ampliamente. Daremos una gran extensión a
este capítulo precisamente por que podría creerse que no
hay en esto sino un rasgo particular y pobre.
Con la idea de sustancia y con la idea de vida, conce-
bidas ambas a la manera ingenua, si introducen en las cien-
cias físicas innumerables valorizaciones que contradicen a
los verdaderos valores del pensamiento científico. Propon-
dremos pues psicoanálisis especiales para desembarazar al
espíritu científico de esos falsos valores.
Después de los obstáculos que debe superar el conoci-
miento empírico, en el penúltimo capítulo, llegaremos a
mostrar las dificultades de la información geométrica y
matemática, las dificultades en fundar una Física matemá-
tica susceptible de provocar descubrimientos. Ahí también,
reuniremos ejemplos tomados de los sistemas torpes, de las
geometrizaciones desgraciadas. Se verá cómo el falso rigor
bloquea al pensamiento, cómo un primer sistema matemá-
tico impide a veces la comprensión de un sistema nuevo. Nos
limitaremos por otra parte a observaciones muy elementales
para conservar a nuestro libro su aspecto fácil. Por lo de-
más, para completar nuestra tarea en esta dirección, debe-
ríamos estudiar, desde el mismo punto de vista crítico, la
formación del espíritu matemático. Hemos reservado seme-
jante tarea para otra obra. Según nuestro parecer, tal divi-
sión es posible porque el crecimiento del espíritu matemá-
tico es muy diferente del crecimiento del espíritu científico
en su esfuerzo para comprender los fenómenos físicos. En
efecto, la historia de las matemáticas es una maravilla de
regularidad. Ella conoce pausas. Ella no conoce períodos de
errores. Ninguna de las tesis que sostenemos en este libro

2*
apunta pues al conocimiento matemático. No se refieren sino
al conocimiento del mundo objetivo.
Es este conocimiento del objeto que, en nuestro último
capítulo, examinaremos en toda su generalidad, señalando
todo lo que puede empañar su pureza, todo lo que puede
disminuir su valor educativo. Creemos trabajar así en favor
de la moralización de la ciencia, pues estamos íntimamente
convencidos que el hombre que sigue las leyes del mundo
obedece desde ya a un gran destino.

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ARTÍCULO ESPECIAL
La teoría del conocimiento en investigación científica:
una visión actual
Knowledge's theory in scientific research: a current scope

Augusto V. Ramírez
American College of Occupational and Environmental Medicine

Al doctor Emilio A. Marticorena Pimentel (†), Investigador, Maestro sanfernandino y Amigo


IN MEMORIAN

Resumen Abstract
El conocimiento es el acto consciente e intencional para aprehender las cualidades del Knowledge is a conscious, intentional and individual act to learn object's qualities
objeto y primariamente es referido al sujeto, el Quién conoce, pero lo es también a la and is firstly referred to who knows but also to the object thing what is known.
cosa que es su objeto, el Qué se conoce. Su desarrollo ha ido acorde con la evolución Its development has been close to human thought evolution. Epistemology, the
del pensamiento humano. La epistemología estudia el conocimiento y ambos son science that studies knowledge, is based in scientific research that begins with a
los elementos básicos de la investigación científica, la que se inicia al plantear una hypothesis exposition and develops afterwards with mathematical models to have
hipótesis para luego tratarla con modelos matemáticos de comprobación y finalizar verifiable and valid conclusions. Scientific research is an accepted and validated
estableciendo conclusiones valederas y reproducibles. La investigación científica ha process for new facts or questions solutions guided to recognize principles and
devenido en un proceso aceptado y validado para solucionar interrogantes o hechos laws that sustain man's life in the world. It owns methods based on hypothesis-
nuevos encaminados a conocer los principios y leyes que sustentan al hombre y deduction/induction complemented with statistics and calculation probabilities.
su mundo; posee sistemas propios basados en el método de hipótesis-deducción/ Scientific researchers should know its theory and evolution because they are
inducción complementados con cálculos estadísticos y de probabilidades. El buen indispensable tools in research and its good handling will allow technical and
manejo de la teoría del conocimiento en investigación científica permite respuestas suitable answers for any hypothesis.
correctas y técnicas a cualquier hipótesis, razón por la que el investigador científico
Key words: Knowledge; scientific research; epistemology; methods; research
debería conocer su teoría y evolución.
personnel.
Palabras clave: Conocimiento; investigación científica; epistemología; métodos;
investigadores.

Introducción e intuitivamente comprende que si quiere modalidades no aparecen brusca ni inopi-


sobrevivir en el hostil y cambiante medio, nadamente y menos en abstracto, sino al
El camino recorrido por el hombre en
que no podía explicárselo, debe encontrar contrario, cada una se nutre en la anterior
busca del conocimiento es vasto y va
una respuesta satisfactoria para cada cosa y esta a su vez es propuesta para la que le
desde las primigenias ideas platónicas
o hecho nuevo que se le presente. Difícil sucede. Esta progresión, propiciada por la
-abstractas, lejanas de objetos concretos,
posicionamiento inicial de la especie necesidad humana de explicarse hechos o
de carácter mágico realista y donde el
humana, que comienza a mejorar cuando acontecimientos que acaecen en su exis-
conocimiento es simplemente la imagen
desarrolla el lenguaje, herramienta funda- tencia o por el afán natural de comprender
de objetos externos y sus relaciones- hasta
mental en la comprensión, interpretación su circunstancia, se inicia muy temprano
el constructivismo y el evolucionismo,
y transmisión de lo que acontece a su en los albores de la especie, con explica-
concepciones epistemológicas en las que
alrededor. Es este afán de conocer lo que ciones míticas que luego son cuestionadas,
el individuo o los grupos sociales fabrican-
le ha permitido ser la especie exitosa y lo que condiciona varias fases de cambio,
a-pulso el conocimiento, cuyo súmmum es
dominante de hoy. Cada cambio en ese generalmente ascendentes.
la memética, sistema teórico que concibe
largo camino le conduce a las diferentes
al conocimiento en la sociedad y en el in- La epistemología, ciencia que estudia
formas de concebir su realidad evolucio-
dividuo como subproducto resultante de la el conocimiento, es muchas veces con-
nando acorde a la circunstancia social
evolución de fragmentos independientes fundida con la gnoseología, de la que se
predominante, y aún no termina.
del conocer, compitiendo por el dominio diferencia porque esta estudia el conoci-
de la mente. En este largo camino, el El proceso de desarrollo del conoci- miento en general y no se limita solo a
hombre siempre trata de aprehender de miento siempre va paralelo a la concep- la vertiente científica, campo excluyente
lo que está en su circunstancia y empírica ción humana del mundo, por lo que sus de la epistemología.

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Augusto V. Ramírez An Fac med. 2009;70(3):217-24

Dialécticamente, el método de inves- la teoría del conocimiento y por tanto a expresiones ‘filosofía de la ciencia’, ‘teoría
tigación científica cumple un proceso la epistemología. de la ciencia’, ‘teoría de la investigación
de razonamiento-cuestionamiento que científica’, entre otros.”
Este ensayo, precisamente, resume y
comienza con la abstracción de un hecho
actualiza los hitos relevantes de tales temas En general, la epistemología busca
nuevo, poco conocido, insuficientemente
y su corolario es un epítome sobre meto- responder interrogantes trascendentales:
explicado, o de necesaria confirmación;
dología de la investigación científica. ‘¿Cómo se desarrollaron, y desarrollan, los
de él toma y ordena sus características
modelos o las teorías sobre el pensamien-
para considerarlas como observaciones-
sobre-tal-hecho. Luego, a estas observa- to predominantes en cada época?’ ‘¿Cómo
La teoría del conocimiento avanza el conocimiento humano?’ ‘¿Las
ciones las valora con enfoque deductivo
o inductivo, según corresponda, para El conocimiento, tal como se le concibe teorías se complementan o compiten
teorizar y proponer una o varias hipótesis hoy, es el proceso progresivo y gradual entre sí?’, preguntas que adquieren mayor
para resolverlas (1-3). desarrollado por el hombre para apre- significado ahora cuando el hombre con
hender su mundo y realizarse como frenesí surca, en aventura fascinante, la
En investigación, y en enseñanza investigación científica y tiene la obli-
individuo, y especie. Científicamente, es
de la ciencia, este peculiar método es gación de formular interrogantes, buscar
estudiado por la epistemología, que se la
herramienta básica, por cuanto maneja respuestas y transmitir técnicamente el
define como la ‘teoría del conocimiento’;
hipótesis que deben ser encaminadas conocimiento.
etimológicamente, su raíz madre deriva
por vías válidas y reconocidas para que
del griego episteme, ciencia, pues por La teoría del conocimiento plantea tres
puedan ser aceptadas, verificadas y repro-
extensión se acepta que ella es la base de grandes cuestiones:
ducidas por la comunidad científica -cada
día mejor informada y comunicada- y no todo conocimiento. Su definición formal
es “Estudio crítico del desarrollo, métodos 1. La ‘posibilidad’ de conocer. ¿Qué posi-
las deseche por un mal planteamiento o bilidad tiene el hombre para conocer?
por no cumplir las etapas consideradas y resultados de las ciencias”. Se la define
también como “El campo del saber que La epistemología propone soluciones
necesarias en ciencia. Con este fin, la opuestas:
investigación tiene que ser divulgada, trata del estudio del conocimiento hu-
proceso encargado a publicaciones mano desde el punto de vista científico”. a) Escepticismo: los escépticos dudan
periódicas especializadas, calificadas, En cambio, gnoseología deriva del griego de la capacidad del hombre para
certificadas y reconocidas. Con miras a gnosis, conocimiento al que también estu- conocer y por tanto para alcan-
su difusión, el escrito debe cumplir deter- dia, pero desde un punto de vista general, zar alguna verdad o certeza. Sus
minados patrones de calidad y veracidad sin limitarse a lo científico. En la prác- maximalistas ponen en duda todo,
que le den esas características. Para su tica, la gnoseología es considerada como desconfían de la razón y aún de sus
verificación, las publicaciones cuentan una forma de entender el conocimiento propias impresiones sensibles; viven
con expertos, quienes mediante el sistema desde la cual el hombre -partiendo de en completa indiferencia, ignoran-
de arbitraje -peer review- se encargan de su ámbito individual, personal y coti- do todo lo aceptado, en cuanto es-
examinar sus atributos técnicos, nivel diano- establece relación con las cosas, peculación o práctica. Esta posición
científico y cumplimento de requisitos fenómenos, otros hombres y aún con lo extrema tiene en el probabilismo
éticos. Al hacerlo, los árbitros se plantean trascendente (2). seguidores que tratan de ‘atenuar’
interrogantes básicas e iniciales, como: Ambas propuestas, epistemología y tal radicalismo y cuyo principio
¿el artículo es actual y va con lo poco gnoseología, desarrollan corrientes y lo enuncian así: “nunca estaremos
conocido o esclarecido en el tema que sistemas de pensamiento que conllevan seguros de poseer la verdad, pero po-
trata? Después verán el aspecto medular, abstracciones paralelas en la manera de demos fiarnos de algunas probables
es decir, el planteamiento y fundamento representaciones de ella, lo que nos
conocer el mundo. Cada una de estas
de la tesis, hipótesis y método por el que bastará en la práctica”.
formas particulares de interpretar el co-
se arriba a las conclusiones. De aprobar nocimiento tiene ‘su’ propia visión y por b) Dogmatismo: el dogmático sostiene
este análisis, que debe ser riguroso, en- tanto un enfoque parcial para conocer en que sí es posible conocer y que para
tonces recién sopesan la claridad de la el contexto la generación y la solidez de su lograrlo solo existen verdades pri-
presentación, la bondad en su redacción validación y aplicación, pues substancian mitivas o evidentes, que tienen ese
y la forma en que es comunicado. El el conocimiento desde su propia circuns- carácter por que al pretender refu-
proceso nunca es a la inversa, pues si tancia. Padrón concibe la epistemología tarlas implícita e involuntariamente
se objeta el planteamiento científico, el en forma ecléctica a partir del concepto de se les afirma y porque fuera de ellas
artículo pierde todo valor (4,5). conocimiento obtenido de la ciencia y la no puede haber conocimiento.
Hoy, como nunca antes en la his- filosofía, y dice: “La epistemología estudia
Las verdades evidentes del dogma-
toria, el científico tiene herramientas el conocimiento en general, aunque desde
tismo son:
de investigación con un alto grado de el punto de vista filosófico se restrinja a un
sensibilidad, lo que le compromete con tipo de conocimiento, el científico, con lo - La existencia del mundo material.
la necesidad de un mejor acercamiento a cual el término pasa a ser sinónimo de las - La existencia del yo cognoscente.

218
An Fac med. 2009;70(3):217-24 La teoría del conocimiento en investigación científica

- El principio de la no contradic- le va a hacer la especie dominante. Es- tanto donde acaba la ciencia comienza
ción. tos logros se perpetúan con el desarrollo la filosofía, pero no la priva de tener su
- La amplitud de la mente para de la escritura y más aún con la reciente propia filosofía.
conocer. invención de la imprenta.
• Cuestionador: recusa todo lo conocido,
2. La ‘naturaleza del conocimiento’, es Consecuente con este avance y tal incluyendo la realidad, y se interroga
decir, cuál es la esencia del conoci- como hoy se acepta, el inicio y desa- por la vida y su sentido y por el hombre
miento. Se acepta al conocer como rrollo del conocimiento es un proceso mismo en cuanto hombre.
un acto consciente e intencional del gradual: el hombre al comienzo tiene
• Incondicionado: es autónomo, no
sujeto para aprehender mentalmente en la experiencia captada por los
acepta límites ni restricciones y, es
las cualidades del objeto, por tanto, sentidos la base para aprehender la
más, incorpora el concepto de libre
primariamente la relación sujeto- realidad, luego aprende a razonar, es
albedrío, para el acto de pensar para
conocimiento se establece como un decir a derivar juicios que le lleven a
conocer.
ser-en pero también con un ser-hacia representaciones abstractas, un campo
que le da intencionalidad, caracterís- diferenciado ya de la inicial captura de • Universal: su meta es la compren-
tica que lo hace frágil y cambiante; por la realidad en su experiencia diaria. sión total e integral del mundo, para
eso, en investigación se tiene la certeza encontrar una sola verdad, la verdad
que, Popper dixit, “La verdad en ciencia Caracterización del conocimiento universal (3,6-7).
siempre es provisional”. Basados en este desarrollo del h. sapiens, Conocimiento científico. El hombre
Para interpretar la naturaleza del al conocimiento se le caracteriza siguien- sigue su avance y para mejor comprender
conocimiento, su teoría propone dos do el medio con que se le aprehende; así, su circunstancia explora una manera nue-
grandes vertientes: al conocer obtenido por la experiencia va de conocer. A esta perspectiva la llama
se le llama conocimiento empírico y al investigación; su objetivo: explicar cada
a) Idealismo: como doctrina reduce el que procede de la razón, conocimiento cosa o hecho que sucede en su alrededor
conocer al mundo a una actividad racional. Ambas son etapas o formas para determinar los principios o leyes que
del espíritu e identifica lo real con válidas para conocer (3). gobiernan su mundo y acciones.
lo racional, al objeto con el sujeto
del conocimiento y afirma que aún Conocimiento empírico o conoci- La principal diferencia entre conoci-
lo que no se puede ver puede ser miento vulgar. En sus inicios, el hombre miento científico y filosófico es el carácter
conocido. por observación natural comienza a verificable de la ciencia, para lo que
ubicarse en la realidad, apoyado en el ella misma configura numerosas ramas
b) Realismo: al contrario, sostiene que conocer que le da la experiencia de sus especializadas. Otra es el hecho que en
el hombre solo puede conocer al sentidos y guiado únicamente por su cu- ciencia cualquier ‘verdad’ es susceptible
‘ser en sí mismo’ o al ‘ser real’ úni- riosidad. Este conocer inicial aprendido de cambiar con cada nueva investigación.
camente cuando su juicio es o está en la vida diaria se llama empírico, por Lorenz resume esta característica del co-
acorde con ‘su’ realidad, devinien- derivar de la experiencia, y es común a nocimiento científico así: "la verdad en
do en la corriente epistemológica cualquier ser humano que cohabite una ciencia, puede definirse como la hipótesis
opuesta al Idealismo. misma circunstancia. de trabajo que más le sirve para abrir el
3. Los ‘medios para obtener conocimien- Conocimiento filosófico. Conforme camino a una nueva hipótesis”.
to’: Tema controvertido, que implica el hombre avanza, busca conocer la natu- Con relación a la caracterización del
conceptuar de qué se vale el hombre raleza de las cosas y para entender mejor conocimiento científico, éste se estructu-
para iniciar y desarrollar el conoci- su entorno, y a él mismo, se cuestiona ra en base a la relación interdependiente
miento. Las primeras experiencias del cada hecho aprehendido en la etapa del de sus elementos:
protosapiens se habrían manifestado conocimiento empírico. Este cambio
• Teoría, característica que implica la
concomitantes a cambios anatómicos; propicia una nueva forma de alcanzar el
así, el tiempo consolida la oposición posesión de un conocer ya adquirido
conocimiento, a la que denomina filoso-
del pulgar, éxito que potencia y es po- y validado en base a explicaciones
fía, otro tipo de conocer que se caracteriza
tenciado por el desarrollo del cerebro, hipotéticas de situaciones aisladas,
por ser:
que por acierto y fracaso comienza a explicadas total o insuficientemente,
• Crítico: no acepta métodos ni reglas pero con las que se puede establecer
catalogar y valorar e instintivamente
preestablecidas, aunque ya hayan sido construcciones hipotéticas para resol-
a desechar lo superfluo y solo guardar
validadas y aceptadas. Somete todo al ver un nuevo problema.
hechos esenciales y vitales. Alcanza su
análisis, sin ninguna influencia ni la
apogeo al desarrollar el lenguaje, hecho • Método, procedimiento sistemático
de sus propios principios.
que mejora sustancialmente el avance que orienta y ordena la razón para,
al facilitar la transmisión a cada nueva • Metafísico: va más allá de lo observable por deducción o inducción, obtener
generación lo aprendido de la anterior, y entendible, al afirmar que el campo conclusiones que validen o descarten
para mantener la vida y que finalmente científico, físico, es finito y que por una hipótesis o un enunciado.

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• Investigación, proceso propio del entender; pero, indudablemente algo en tiene su etapa fundacional en las escuelas
conocimiento científico creado para lo que se concuerda es que ese camino filosóficas griegas, con la formulación y
resolver problemas probando una teo- tiene etapas progresivas de acumulación desarrollo de nuevos ‘saberes’ y ‘enten-
ría en la realidad sustantiva, dejando de experiencias y formulación de explica- deres’, paso necesario para avanzar a la
a salvo ir en sentido inverso, de la ciones, inicialmente simples, mas confor- siguiente etapa. Su importancia es tal
realidad a la teoría. me el hombre se ubica existencialmente que los orígenes de nuestro conocimiento
en su circunstancia y entabla contacto occidental ‘moderno’ sobre política, arte,
De acuerdo a estos elementos cons-
titutivos, el conocimiento científico, con la realidad objetiva necesariamente filosofía, historia, medicina y ciencia se
entendido como pensamiento de carac- trata de entenderla y, ora por observa- remonta a este pueblo fascinante que
terísticas propias, conlleva las siguientes ción, ora por experiencia, logra alguna vive hace 25 siglos y que tiene el acierto
‘naturalezas’: explicación incipiente a lo que le rodea. de cuestionarse todo lo hasta entonces
Sin embargo, incapaz aún de interpretar conocido en busca nuevos caminos en
• Selectiva, cada porción de conoci- adecuadamente cada hecho, elabora pos de la siempre inasible verdad.
miento tiene un objeto de estudio propio, conceptos ‘precategoriales’ que, al ser
excluyente y diferente. Este proceso ‘cuestionador’ del pen-
aceptados por su grupo, primero nómada
samiento mítico propicia la aparición
• Metódica, usa procedimientos siste- y después gregario, toman la característica
de nutridas formas de manifestaciones
máticos, organizados y rigurosamente ela- de mito.
de cambio plasmadas en variedad de
borados para comprobar su veracidad. En este primer eslabón del desarrollo ‘escuelas de filosofía’. De éstas, las más
• Objetiva, se aleja de interpretaciones del conocimiento, el hombre atribuye representativas son la de Platón y la de
subjetivas y busca reflejar la realidad tal todo lo inexplicable para ese su primitivo Aristóteles.
como es. conocer a uno o varios seres presentes más
Para Platón, y los platónicos natural-
allá de lo natural y por tanto ausentes del
• Verificable, cada proposición cien- mente, conocer es el simple tomar con-
mundo tangible. Así, crea a las deidades
tífica debe necesariamente ser probada, ciencia de las ideas y marcos absolutos, los
seres dotados de tal poder que, aparte de
cualidad que ha de ser realizada por obser- que según él existen independientemente
explicar, manejar y sustentar cada acto o
vación y experimentación tan rigurosas de cualquier hecho que se trate de captar.
suceso cotidiano, adoptan indistintamente
que no dejen duda sobre la objetividad Mientras que Aristóteles y sus seguidores
forma humana o divina y pueden aún con-
de la verdad (3,7,8). ponen mayor énfasis en los métodos lógi-
fundirse entre ellos, tomando parte activa
cos y prácticos como medios para acopiar
Nexo entre pensamiento y conoci- en eventos tan prosaicos de la cotidianidad
conocimiento y concomitantemente cap-
miento. Para establecer el nexo entre como la guerra, el comercio, el amor, la
tar los principios universales inherentes
pensamiento y conocimiento y tener una agricultura y otros muchos. En esta etapa
visión cierta de los cambios que el conocer a él (9,10).
mítica del pensamiento, los ‘protogriegos’
ha tenido en el tiempo, es preciso revisar de los milenios XXV al IV aC, los griegos La filosofía griega pone las bases para
su transcurrir histórico, sin pretensión de minoicos del s XVI aC, los mesopotámicos el inicio de la especulación filosófica en
prolijidad ni exhaustividad y sin caer en el y los hurritas e hititas -llegados al archi- el mundo occidental. Sus hipótesis intui-
maniqueísmo de sostener que la evolución piélago helénico y a la Arcadia desde el tivas son el núcleo de lo que más tarde
del conocimiento sigue un proceso lineal mediterráneo oriental- son los pueblos más se conoce como teorías de las ciencias y
ascendente, sino por el contrario tomar representativos del inicio de esta etapa del artes modernas.
conciencia que este proceso de cambio conocimiento en occidente. La mitología
algunas veces se presenta a velocidad Roma. Los romanos toman contacto
configura el inicio del desarrollo del cono-
vertiginosa y otras con desaceleraciones con las escuelas de filosofía al conquistar
cimiento y, vista con ojos actuales, puede
pasmosas e incluso retrocesos. Grecia; pero, debido a que la búsqueda
resultar acientífica; pero, es imposible ne-
del conocer Roma la aplica más a la
Una visión sucinta y rápida de la cro- gar su influencia en el camino del hombre
conquista y al engrandecimiento del
nología de la evolución del pensamiento hacia el conocimiento.
Imperio, inicialmente sus relaciones con
humano resalta la presencia de grandes Contra este pensamiento mítico y el pensamiento filosófico no son buenas.
hitos históricos significativos que con- primitivo aparece, avasallante, el plan- Así, Catón el Censor desaprueba el co-
dicionan sus periodos de cambio y son teamiento filosófico griego. nocimiento filosófico y, en el año 161 aC,
repasados aquí muy someramente. el Senado romano prohíbe la enseñanza
Los filósofos griegos. Los griegos son
de la filosofía, por considerarla peligrosa
los ‘inventores’ de la filosofía, concebi-
para la juventud. No obstante, luego el
Breve aproximación a la evolución da como una forma nueva de conocer
criterio romano cambia, en parte.
del conocimiento en occidente que busca confrontar al hombre con la
terrible realidad de estar ineluctable- Debido a estas razones, Roma modi-
De los inicios a la mitología griega
mente presente en su aquí y ahora para fica poco la filosofía y teogonía griegas.
La incógnita del inicio del conocimiento entenderla. Entre los años 600 y 200 Pero, cuando Constantino cristianiza el
humano desafía nuestro nivel actual de aC, la sistematización del saber humano Imperio, el Estado por primera vez en la

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historia del mundo ‘civilizado’ occidental nocer, entonces casi olvidada, que viene una verdad innata o accesible solo por
se atribuye la tarea de cuidar las almas a del mundo antiguo, especialmente de los razonamiento del intelecto, sino que
las que por extensión ve como la fuente griegos. Ese re-nacer se manifiesta en todas experiencia y sentidos son fundamentales
del conocimiento. Con esta nueva con- las formas del quehacer humano, artes, para conocer (13).
cepción, el rol del estado romano no solo letras, ciencias, medicina y por supuesto
Leibniz. Compendia su pensamiento
debe cumplir sus funciones tradicionales, en la búsqueda del conocimiento.
y el de toda una época en sus ‘Discurso
sino además permitir que las almas logren
Pensadores hitos de este periodo son de metafísica’ y ‘La Teodicea’, donde
la salvación e incluso forzarlas a ello. Al
Descartes, 1596-1659, Locke, 1632-1704, enfrenta el problema del conocimiento
final del imperio, la cultura romana se
Leibniz, 1640-1716, y al final del periodo proponiendo un nexo entre la razón y
funde con la tradición judaica presente
Comte, también de gran influencia en el la metafísica para solucionar grandes
en el cristianismo y las tres forjan el non
método científico actual (11). problemas, tales el método, el origen de
plus ultra en la concepción religiosa del
las ideas y del conocimiento, la comuni-
conocimiento y convierten al alma, y por Descartes. El eje medular del pensa-
cación de las substancias, el hombre como
tanto al conocer, en objetivo del estado. miento de Descartes es la duda metódica.
razón o de la naturaleza de Dios (14).
Este sincretismo del pensamiento roma- Descartes recomienda dudar de todo,
no, epónimo de lo latino u occidental, incluyendo dudar del conocimiento y Otras corrientes renacentistas. Propio
con el naciente cristianismo conlleva el de lo captado por los sentidos y aún, lo también de este periodo es el ‘mecanicis-
inicio del desarrollo de la cultura ‘Oc- más osado, dudar del hecho de tener un mo’. Sostiene que los cuerpos difieren solo
cidental y Cristiana’, hace 2000 años. cuerpo. Esta propuesta de dudar-de-todo- en su complejidad mecánica y que nada
Más, como ha sucedido siempre con los para-conocer lleva implícita la pregunta en la naturaleza vive realmente; todo en
imperios, se agotan y desaparecen. Los lá- hasta qué punto dudar, pues según él ella es mecanicismo; así movimiento y
baros el Sacro Imperio romano no serían hasta alcanzar algo sobre lo cual ‘ya sea conocimiento son siempre consecuencia
la excepción. Aún así, el mérito romano, difícil dudar’, como por ejemplo “dudar de un impulso ‘exterior’ y los cuerpos se
obligado por su afán de conquistas, es ha- de la existencia del hombre como ser mueven y conocen ‘desde fuera’.
ber sabido insertar la reflexión pragmática pensante” y desde esa duda construir el
Opuesto a estos entenderes mecanicis-
como parte de su cosmovisión y por tanto conocer, pero ahora sobre evidencias.
tas aparece el ‘vitalismo’ o ‘animismo’, de
como forma de obtener conocimiento.
Descartes deduce que la esencia de ánima, alma. Según esta concepción, el
Con el final de Roma se inicia el la naturaleza del conocimiento reside hombre no es una máquina sino un ser
largo sueño medieval de la filosofía; y, en el pensamiento y que todas aquellas viviente y el conocimiento su natural ca-
lenta pero firmemente, hace su ingreso cosas que podamos distinguir claramen- racterística. Todo en la naturaleza ‘vive’,
la escolástica (11). te con él son ciertas. De esta manera aunque el modo de vida de un cuerpo a
llega a la sentencia, Cogito, ergo sum, otro sea diferente y su movimiento solo
La escolástica. Entre los ss IX y XII, el
en español ‘Pienso, por tanto, existo’. efecto y expresión de un principio vital
conocimiento, en su largo recorrido y para
A esta clara distinción para conocer interior innato a la realidad misma del
sobrevivir a las nuevas formas de concebir
la llama intuición y afirma que no hay cuerpo que se mueve.
y aprehender, se refugia en los conventos
caminos predeterminados para arribar
y toma el nombre de escolástica, nombre La consolidación de escuelas tan
al conocimiento certero de la verdad y
que se refiere más a la manera de trasmi- disímiles, resultado del auge del rena-
que esta solo es alcanzable por intuición
tirlo en esas escuelas monacales que a una cimiento, genera esa dicotomía que
o deducción, únicos medios válidos para
caracterización filosófica intrínseca. se soluciona, aparentemente, con la
construir un cuerpo de conocimientos
antedicha tesis de Leibniz de contenido
En esta forma de pensamiento filosó- basado en fundamentos firmes. Sostiene
racional y metafísico.
fico, Dios cobra relevancia significativa que para alcanzar el conocimiento se debe
como motor y principio-fin de todas las fragmentar el problema y luego reacomo- Comte y el positivismo. El siglo
cosas y, en consecuencia, todo el conoci- dar los ‘pedazos’, de acuerdo a un orden XVII se caracteriza por el desarrollo de
miento viene y va a Él, razón por la que lógico. Descartes pone su fe en la razón las ciencias exactas. Gauss, Poisson,
para la escolástica el conocimiento se y en la matemática y a él, además de su Leibniz, entre otros, ensayan diseños de
inicia y termina en Dios. matemática y filosofía, la ciencia actual modelos matemáticos para conocer a
le debe el método como base de razona- priori posibilidades de ocurrencia de un
El renacimiento. La concepción
miento analítico, que ha probado ser útil determinado evento y crean pruebas de
monacal del pensamiento no va acorde
en el desarrollo de teorías y ensayos (12). cálculo de probabilidades que aún hoy
con el proceso de cambio y liberación
son paradigmas para el manejo de la
de espíritus y mentes que ocurre en los Locke. Contemporáneo de Descartes
estadística en investigación.
ss XV y XVI, cambio que da lugar a la examina la naturaleza y los límites del
corriente transformadora llamada rena- conocimiento humano y, contradicién- En esta etapa del desarrollo del cono-
cimiento, que como indica su nombre dolo, sitúa su fuente en la experiencia cimiento destaca Augusto Comte, quien
es un ‘re-nacer’, es decir, volver-a-nacer sensible. Sostiene que el conocer depende plantea los elementos fundamentales para
y un volver la mirada a esa forma de co- únicamente de ella, por lo que no existe el positivismo, doctrina que admite sin

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crítica alguna el valor de la ciencia como en el objeto-del-conocimiento, Kant lo Epistemología pragmática. Para la
tal, lo que aún hoy es base del modelo pondrá en el sujeto-que-conoce, pues posibilidad de conocer el pragmatismo,
de investigación en ciencias empíricas. según él el sujeto no encuentra al objeto propone crear modelos capaces de cap-
Otra característica de la epistemología como algo que ya es o está dado, sino que turar ‘toda’ la información relevante y
comteana es el monismo metodológico, lo construye. Considera que el conoci- con esta data solucionar o descartar una
entendido como la aplicación de un miento no se fundamenta en la costumbre hipótesis, algo semejante a lo que hoy ya
único método para analizar la ciencia, sea y precisamente desarrolla su ‘Crítica de hace una computadora. Suponiendo que
esta empírica o social. Los planteamien- la razón pura’ para responder a Hume pragmáticamente tales modelos pudiesen
tos del positivismo de Comte todavía son acerca de la base del conocimiento, que desarrollarse, su uso sería aberrante para
válidos para explicar los fundamentos según el inglés ‘se fundamenta solo en la la ciencia y la investigación científica,
epistemológicos y metodológicos en costumbre’. pues estas se limitarían a elegir un modelo
investigación y también la forma más acorde con la magnitud del problema-a-
La teoría kantiana no admite como
utilizada para enfocar y enrumbar el resolver, el que sometido a ese análisis
realidad a la cosa en sí, sino al propio
pensamiento científico dentro del campo debería solucionarse. Entonces cesaría
sujeto, quien porta ya las formas y esque-
académico. cualquier investigación y bastaría aplicar
mas universales que ha obtenido por la
uno de estos modelos ‘solucionadores’
El gran aporte del renacimiento para el experiencia, en el sentido que el intelecto
para tener respuesta a cualquier interro-
saber humano son sus redescubrimientos desconoce las cosas como son en sí mis-
gante científica.
y cambios en todos los órdenes del pensar mas (noúmeno) y solo conoce las que él
y del saber. Sin embargo, más que sus construye (fenómeno). Es decir, descarta El relativismo. El relativismo, una de
movimientos filosóficos son los cambios el noúmeno -la cosa en sí, la realidad tal las corrientes radicales del post-moder-
en física mecánica y en química los que como es en sí misma y que permanece nismo, sostiene que todo conocimiento
definitivamente influencian en las concep- incognoscible- y afirma el fenómeno. es relativo y niega cualquier absoluto.
ciones modernas del conocimiento (11). La epistemología kantiana conceptúa Al establecer la relatividad del conocer,
la subjetividad de los conceptos básicos su visión va más acorde con las ciencias
Empirismo y racionalismo. Luego del
de espacio-tiempo y la imposibilidad sociales, que en algunos casos permite a
renacimiento, dos posiciones mueven la
de llegar a representaciones puramente sus propias hipótesis estar contenidas en
filosofía: empirismo y racionalismo.
objetivas de cosas en sí mismas; para él, el diseño a analizar, lo que las empíricas
El empirismo, de raíces griegas por He- aun las categorías tomadas a priori (de- no admiten (16).
ráclito, es la posición epistemológica que ducibles) son estáticas e independientes
Constructivismo. El constructivis-
se caracteriza por no admitir otro medio de la experiencia, de manera tal que solo
mo concibe al sujeto-que-conoce y al
de conocimiento que no sea la experien- tienen condición de posibilidad.
objeto-por-conocer como entidades
cia. Su auge en las entonces recién apa-
Schopenhauer, no sin sutil ironía, acep- interdependientes y asume que la reali-
recidas ciencias experimentales lleva a la
ta esa distinción en el dilema kantiano: dad es, en importante medida, hechura
visión del conocimiento sustentada como
“La ingeniosa distinción de Kant entre humana y por tanto el conocimiento
teoría de cavilación-consenso semejante
fenómeno y cosa en sí, es el núcleo de toda solo puede ser construido bajo el control
al platoniano reflejo-correspondencia,
su filosofía… y su principal mérito” (15). de algo que ya es conocido. Para el cons-
donde el conocer se forja como un re-
tructivismo no hay cosas, datos, hechos
flejo del objeto externo en el cerebro, Conocimiento y materialismo dialéc-
objetivos o estructuras cognoscentes
tanto si es captado directamente por los tico. Hacia el siglo XIX y conducida por
que se den por descontados; establece
órganos sensoriales o si es ayudado por Hegel, Marx, Engels, Vogts y Buchner
conexiones valederas entre el ‘modelo’
instrumentos de observación; pero, aquí florece, principalmente en Alemania, el
y la ‘cosa-que-representa’, lo que puede
a diferencia de la concepción de Platón, materialismo, una forma de pensamiento
conducir a relativizar el conocimiento,
con deducción a priori. filosófico como método para analizar la
pues así cualquier modelo construido por
sociedad. Postula la tenencia de los me-
Como contraparte, el racionalismo va- el sujeto es tan bueno como cualquier
dios de producción como determinante
lora en extremo la razón, en el entendido otro y entonces no habría manera de
de todos los órdenes de la vida, ergo del
que es la única facultad humana capaz de distinguir un conocimiento ‘verdadero’ o
conocimiento y la investigación cientí-
alcanzar el conocimiento y afirma que solo adecuado de uno inadecuado o ‘falso’. El
fica. Para el materialismo, conciencia,
la conciencia posee contenidos e ideas para constructivismo no concuerda con la idea
espíritu y conocimiento solamente son
sustentarlo, por lo que su substancia es la de reflejo-correspondencia de la realidad
posibles en cuanto el mundo es materia.
razón. Para el empirismo, el conocimiento externa en el acto de conocer.
El materialismo sostiene a la materia
es producto de la percepción sensorial, y
como sustrato de toda realidad, tanto Epistemología evolucionista. Esta
para el racionalismo, su opuesto, lo es de
objetiva -física- como subjetiva -pensa- concepción parte del convencimiento
la reflexión racional (15).
miento, conocimiento- y su concepción que la capacidad de conocer y las estruc-
Kant y el conocimiento. Mientras privilegia e independiza lo material de lo turas biológicas concretas relacionadas
racionalistas y empiristas ponen su acento subjetivo (11). con él son producto de la selección

222
An Fac med. 2009;70(3):217-24 La teoría del conocimiento en investigación científica

natural. Sostiene a la teoría de la evolu- las súper simetrías o el bosón de Higgs, Primariamente, la investigación
ción como elemento imprescindible para son buenos ejemplos. científica está encaminada a aumentar
validar al conocer. Así, el conocimiento los conocimientos del hombre o a me-
No obstante que el final del siglo XX
resulta construido por el sujeto, o grupo jorar su calidad de vida. Estos objetivos
trae cambios, y ¡qué cambios!, estos no
de sujetos, para adaptarse a su ambiente implican desde aplicaciones industriales
son nuevas o actualizadas concepciones
con procesos realizados a diferentes ni- de la ciencia u optimización de la salud
sobre el conocimiento, sino más bien
veles -biológico, psicológico o social- y y bienestar humanos hasta el desarrollo
avances en la forma de transmitirlo,
su estructuración final deviene solo en de cuestionamientos que le permitan
hecho que comienza ya en los 70’s con
el ajuste de partes preexistentes. En encauzar el avance en otros aspectos, tal
el masivo desarrollo comercial de la
cada ‘neoestructuración’ solamente se su realización como ser humano, campo
computadora personal, luego la trans-
retienen las combinaciones o estructuras este tradicionalmente dominado por, o
misión de imágenes en tiempo real fuera
que contribuyan en forma preponderante compartido con, la filosofía (3).
del consabido sistema de televisión, la
a la supervivencia y reproducción del
nanotecnología y por último los avan- Aquí, la pregunta prístina es ¿para
sujeto dentro de su ambiente, el resto
ces fantásticos en el sistema de acopio qué la investigación científica?, pues de
‘regresiona’ o desaparece. Incorpora a sí
y distribución de datos –buscadores e acuerdo al estado actual del conocimien-
el concepto de la evolución de las espe-
internet. to la investigación en ciencia puede tener
cies; por tanto, para el evolucionismo,
el conocimiento solo es un instrumento Sin embargo, este vertiginoso avance variadas respuestas, algunas inmediatas
pasivo desarrollado para ayudar a la su- del conocimiento ha desbordado la ca- y hasta urgentes: la búsqueda de vacuna
pervivencia (2,11). pacidad de memoria del h. sapiens -locus para enfrentar una plaga, tal cual precisa-
minor en la evolución de su cerebro- pues mente ocurre hoy; otras mediatas como la
Memética. Con la epistemología cura para el cáncer o el mapeo del genoma
se ha visto imposibilitado de desarrollarla
evolucionista y el constructivismo como humano, investigaciones que abarcan ya
aceleradamente para que vaya acorde con
antecesores, pero con un enfoque más más de media centuria y cuyo final aún
esa abrumadora cantidad de información
radical, aparece la memética, propuesta no se vislumbra; por último, pero no la
que hoy posee. Mas ha hallado solución
inicialmente por el etólogo Dawkins. última, respuesta a cuestiones de largo
parcial y temporal al fabricarse un ‘hemis-
Según él, memética es la “Ciencia que aliento, como el desarrollo de nuevas
ferio cerebral accesorio’ para incrementar
estudia los memes y sus efectos sociales” y teorías, hipótesis o pruebas que permitan
y manejar su memoria, la computadora
su núcleo conceptual se centra en identi- conocer el universo, por lo menos hasta
portátil, hoy aditamento sine qua non en
ficar e individualizar al meme, cual un gen las cercanías o bordes de la parte ya sabida
su vida diaria, pues carga con ella do quiera
en genética, como unidad de transmisión o deducida, con el único fin de responder
que va, aunque previsiblemente por muy
de información del conocimiento. Así, preguntas atávicas aún irresolutas (6-8).
poco tiempo y solo hasta que la tecnología
el meme deviene en la unidad básica en
le permita incorporar a su encéfalo un Y ya al borde de este acápite, algunas
que se puede dividir el acervo cultural o
nanochip de memoria artificial. Es de es- líneas para enumerar los fines del pro-
la herencia intelectual de una sociedad.
perar que este atajo no retarde el desarrollo ceso de investigación científica en sí,
Para explicar el desarrollo del conoci-
evolutivo del cerebro humano. los que pueden ser de diversa laya y que
miento, la memética propone alcances
más afines a la comunicación y a procesos En este punto se encuentra hoy el h. generalmente se les resume en los cuatro
sociales; pero, en lugar de entender al sapiens orondo, por cuánto tiempo depen- capítulos más frecuentes, pero no los
conocer como construido por el sistema derá solo de la velocidad de desarrollo de únicos, de la cotidianidad de la ciencia y
social lo ve más bien a la inversa, ve al la investigación científica. la tecnología:
sistema social como construido por el
1. Obtención de información, o de mayor
conocimiento (17).
información, sobre fenómenos o siste-
Investigación en ciencia
Hasta aquí este breve hilvanar de mas científicos en actual uso.
las concepciones epistemológicas más La ciencia estudia hechos poco conocidos, 2. Demostración de una teoría o mo-
relevantes en la consolidación del insuficientemente explicados o carentes delo en los que se basa un proceso o
conocimiento científico, que describe de información aceptada. La búsqueda sistema
someramente su desarrollo, útil en cuanto de solución para esas, y otras, incógnitas
permite entender cómo desde una preca- es el campo de lo que por consenso se 3. Comparación de hechos o sistemas ya
ria e inicial abstracción el hombre llega a denomina investigación científica. Ésta aceptados en determinados procesos, a
enfocar el conocer como dependiente de se basa en el método hipótesis-deduc- fin de verificar si se corresponden con
su circunstancia y en cambio continuo, ción/inducción, complementándose -la condiciones de validez aceptadas a la
a tal punto que conceptos muy actuales mayoría de veces por limitantes en la luz del conocimiento actual.
pero no tangibles a la grossa realidad, al información disponible- con cálculos 4. Establecimiento de nuevas metodolo-
romper paradigmas, pueden llegar a ser estadístico-probabilísticos para resolver gías auxiliares para el mismo proceso
incongruentes con su mundo físico ya sus hipótesis, formular nuevos factores de de investigación, tal la creación de ins-
validado: conceptuar la materia oscura, interrelación o nuevas teorías. trumentos de medida o de contraste.

223
Augusto V. Ramírez An Fac med. 2009;70(3):217-24

El estado actual de desarrollo del co- aislado y único? ¿Cuál es el agente causal 4. Benos DJ, Bashari E, Chaves JM, Gaggar A, Kapoor
nocimiento lleva al hombre a persistir en o cuál es el aparente agente causal? ¿De N, LaFrance M, et al., The ups and downs of peer
investigar para ubicarse plenamente en estos hechos, cuál es condicionante y cuál review. Adv Physiol Educ. 2007;31:145.
5. Day RA. Cómo escribir y publicar trabajos
su locus existencial. En esta búsqueda, la determinante? Los hechos en cuestión,
científicos. OPS Publicación Científica y Técnica
investigación debería definir criterios de ¿requieren una explicación científica o No. 598. Washington, DC: OPS; 2005.
selección y, sobre todo, no conformarse bastará con una empírica?, interrogantes 6. Bunge M. La investigación científica. Barcelona:
con logros absolutos, pues todo absoluto que conllevan implícito establecer pos- Ed. Ariel; 1983.
en ciencia es signo de parálisis y, es más, tulados de solución, los que en adición 7. Popper KR. El conocimiento objetivo. Madrid: Ed.
cualquier ‘verdad’ siempre se encuentra deben ser consolidados por la experiencia Tecno S.A.; 1992.
en un punto medio entre lo absoluto y lo del investigador. 8. Sáez R. El conocimiento científico y el conocimiento
relativo. mítico asumidos en el método pedagógico. Revista
Si la metodología y el razonamiento Complutense de Educación. 1991;2:277-95.
En conclusión, el conocimiento se se han encaminado correctamente, el Disponible en: http://www.ucm.es/BUCM/revistas/
concibe como un sistema de interrelación resultado ha de ser la elucidación de las edu/11302496/articulos/RCED9191230277A.
sujeto-objeto capaz de desarrollar méto- propiedades cuestionadas en el objeto PDF
dos y parámetros propios para aprehender estudiado. El siguiente paso será conocer 9. Asimov I. The Greeks: A Great Adventure. Boston,
la realidad. Por esta cualidad, su teoría ‘por qué el hecho cuestionado es así’ y Mass, EE UU: Ed. Houghton-Mifflin; 1993.
deviene en herramienta necesaria para la averiguar si ‘mantiene alguna relación 10. H esiodo. La Teogonía. Barcelona, España:
Edicomunicación SA; 1995.
investigación científica. Su buen manejo con otros hechos u objetos’, lo que final-
11. D urozoi PG. Roussel A, Dictionnaire de la
permite responder cualquier hipótesis y mente conduce a un necesario dilucidar philosophie. Traducción al portugués de Maria de
los investigadores deberían conocer de racional que solo concluye al hallar la Fátima de Sá Correia. Lisboa: Ed. Porto; 2000.
su teoría y transcurrir histórico. causa de tal o cuál efecto del fenómeno en 12. Descartes R. El Discurso del Método. Madrid: Ed.
estudio, es decir, permite su explicación Alba; 2002.
racional y científica. 13. L ocke J. Compendio del Ensayo sobre el
Epítome sobre metodología de la entendimiento humano. Madrid: Ed. Alba; 2002.
Mas, al hallar esa nueva realidad, 14. Leibniz GW. Discurso de Metafísica. Madrid: Alianza
investigación científica
seguro también se identificará otros cam- Editorial SA; 2002.
Toda investigación científica tiene su pos inexplorados que hacen manifiesta la 15. Schopenhauer A. Sobre el fundamento de la moral.
punto de inicio en la abstracción de limitación del conocer recién explicado En: Los problemas fundamentales de la Ética.
un tópico que puede ser nuevo, poco o comprobado y, antes bien, es posible se Madrid: Ed. Siglo XXI; 1993.
conocido, insuficientemente explicado evidencie una nueva teoría que natural- 16. Lorenz K. La otra cara del espejo. Ensayo para
o que necesite confirmación científica, mente necesitará ser demostrada y, en un una historia natural del saber humano. Barcelona:
Plaza y Janés; 1974.
para con capacidad racional captar sus círculo virtuoso, la solución hallada invita-
17. Dawkins R. El gen egoísta. Barcelona: Editorial
características, las que luego de ordenadas rá a un nuevo proceso de investigación. Salvat; 2000.
minuciosamente han de ser consideradas
como ‘observaciones sobre tal hecho’
y valoradas, según corresponda, con REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Manuscrito recibido el 12 de agosto de 2009 y
enfoque deductivo o inductivo, a fin de
1. Morris D. El mono desnudo. Barcelona: Ed. aceptado para publicación el 4 de setiembre de
teorizar y proponer postulados en una o Random House Mondadori; 1968. 2009.
varias hipótesis de solución (6-7). 2. Abarca R. El proceso del conocimiento: gnoseología
El acto científico no queda allí; estas o epistemología [Internet]. Arequipa, Perú:
Universidad Católica de Santa María; 1991 [citado
hipótesis de trabajo habrán de ser cues-
el 15 de mayo de 2009]. Disponible en http://www. Correspondencia:
tionadas aplicando las preguntas clásicas: ucsm.edu.pe/rabarcaf/procon00.htm Augusto V. Ramírez, MD. OH.
¿Por qué este hecho es así? ¿Guarda 3. Padrón J. Tendencias epistemológicas de la Salud Ocupacional. Clínica Los Fresnos
alguna relación con tal otro hecho o investigación científica en el siglo XXI. Revista Los Nogales 179
acontecimiento presentado previa o de Epistemología de Ciencias Sociales de la Cajamarca, Perú
concomitantemente? ¿Es éste un hecho Universidad de Chile. 2007;28:1-28. Correo-e: augustovram@yahoo.es

224
¿QUÉ ES ESA COSA LLAMADA CIENCIA?
Alan F. CHALMERS,
Siglo XXI Editores, Argentina, 1988.
Sinopsis

INTRODUCCION:

Este libro es de gran utilidad para aquellos que se introducen en el estudio de la


naturaleza de la ciencia. Expresa las diferentes teorías científicas en forma clara y
amena, como por ejemplo, El INDUCTIVISMO y el FALSACIONISMO - en opinión
del autor, dos enfoques simples pero inadecuados-; los PARADIGMAS de KUHN, los
PROGRAMAS DE INVESTIGACIÓN de LAKATOS, el RELATIVISMO, el
OBJETIVISMO y la postura de FEYERABEND –entre otras-.

1. EL INDUCTIVISMO: LA CIENCIA COMO CONOCIMIENTO DERIVADO


DE LOS HECHOS DE LA EXPERIENCIA
Para el INDUCTIVISMO INGENUO, la ciencia se inicia con la OBSERVACIÓN. Para
ello se requiere que el observador científico tenga los órganos de los sentidos en
condiciones normales y esté libre de prejuicios. A los enunciados a los que se llega
mediante la observación se los conoce bajo la denominación de enunciados
observacionales, de los cuales se derivarán, mediante la generalización, teorías y leyes
que constituirán el conocimiento científico.

Podemos distinguir entre dos tipos de enunciados observacionales: (a) los singulares,
derivados de la observación de un determinado fenómeno, en un determinado momento
y lugar y (b) los generales, que hacen referencia a todos los acontecimientos de un
determinado tipo en todos los lugares y en todos los tiempos. Las leyes y teorías que
forman el conocimiento científico son enunciados de este tipo, que se llaman
universales.

Las condiciones que deben cumplir los enunciados observacionales singulares para
establecer generalizaciones universales son tres y son las siguientes:

a) Que el número de enunciados observacionales sea grande, vale decir, no es lícito


establecer una generalización a partir de una sola observación. Se trata de una condición
necesaria.

b) Que las observaciones se repitan en una amplia variedad de condiciones.

c) Que ningún enunciado observacional aceptado contradiga la ley universal derivada.


Ésta es una condición esencial.

El tipo de razonamiento que nos permite ir de los enunciados singulares a los


universales, es decir, de la parte al todo, se llama RAZONAMIENTO INDUCTIVO, y
el proceso, INDUCCIÓN.

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 1


Razonamiento Deductivo
Una vez que se disponen de leyes y teorías universales, se podrán extraer de ellas
consecuencias varias que servirán de explicaciones y predicciones –características
ambas importantes de la ciencia-. El razonamiento empleado para obtener estas
derivaciones se lo conoce con el nombre de RAZONAMIENTO DEDUCTIVO. La
Lógica es la disciplina que estudia este tipo de razonamiento. Cabe recordar que la
lógica y la deducción por sí solas NO pueden establecer la verdad de enunciados
fácticos, dado que puede haber deducciones válidas donde una de las premisas y la
conclusión sean falsas.

Para el INDUCTIVISMO, la fuente de la verdad de un enunciado NO está en la lógica


sino en la experiencia, en la observación. Tras el establecimiento de enunciados
mediante la observación y la inducción, se puede deducir de ellos la predicción. El
camino sería el siguiente: de la observación, mediante la inducción, se establecen leyes
y teorías; de éstas mediante, la deducción, se derivan predicciones y explicaciones.

2. EL PROBLEMA DE LA INDUCCION

La validez y la justificabilidad del principio de inducción pueden ponerse en duda. En


relación a la validez, se sostiene que las argumentaciones lógicas válidas se caracterizan
por el hecho que si la premisa es verdadera, la conclusión debe ser verdadera. Esto es lo
propio en las argumentaciones deductivas. Pero las argumentaciones inductivas no son
argumentaciones lógicamente válidas. Podría darse el caso de conclusiones falsas con
premisas verdaderas, sin que esto constituya una contradicción. Ejemplo: se observó en
repetidas ocasiones y en variadas circunstancias cuervos negros. Pero no hay garantías
lógicas que el próximo cuervo que se observe no sea rosa. Si así sucediera, la
conclusión “todos los cuervos son negros” sería falsa. Respecto a la justificabilidad, los
inductivistas emplean la inducción para justificar la inducción –lo que constituye una
definición circular y el denominado “problema de la inducción”-. La inducción no se
puede justificar sobre bases estrictamente lógicas.

Si bien la inducción funciona en algunas ocasiones, por ejemplo, en las leyes de la


óptica y del movimiento planetario, presenta algunas desventajas:

a) Determinar cuánto es “un número de enunciados observacionales grande”.

b) Determinar cuánto es “una amplia variedad de circunstancias”.

Un modo de atenuar la postura del inductivismo ingenuo consiste en recurrir a la


probabilidad: ya no se afirma que las generalizaciones a las que se han arribado
mediante la inducción sean perfectamente verdaderas, sino probablemente verdaderas.

Esta concepción sin embargo, mantiene las desventajas ya mencionadas.

3. LA OBSERVACION DEPENDE DE LA TEORIA

Se criticará el estatus y el papel que desempeña la propia observación.

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 2


El inductivismo ingenuo tiene dos supuestos en relación a la observación, ambos
falsos:

1) La ciencia comienza con la observación.

2) La observación da una base segura para derivar el conocimiento.


1) Se sabe que dos personas que observen el mismo objeto desde el mismo lugar y en
las mismas circunstancias no tienen necesariamente idénticas experiencias visuales
aunque las imágenes que se produzcan en sus retinas sean prácticamente idénticas. Lo
que un observador ve depende en parte de su cultura (su experiencia, sus expectativas,
sus conocimientos) y su estado general. Se suma a esto el hecho de que las teorías
preceden a los enunciados observacionales, es decir, los enunciados observacionales se
hacen en el lenguaje de alguna teoría. Por lo tanto, es falso que la ciencia comienza con
la observación.

2) Los enunciados observacionales son tan falibles como las teorías que presuponen y
por lo tanto el hecho de ser base completamente segura sobre la cual edificar leyes y
teorías científicas es erróneo.

Para establecer la validez de un enunciado observacional es necesario apelar a la teoría;


las observaciones siempre se realizan a la luz de alguna teoría.

Esta postura es contraria a la que sostienen los inductivistas, que ven en la observación
la fuente del conocimiento.

Los inductivistas más modernos establecen una diferencia entre el modo de


descubrimiento de una teoría y su modo de justificación. Admiten que las teorías se
pueden concebir de distintas maneras, por ejemplo, tras un momento de inspiración,
accidentalmente o tras períodos de observaciones.

Se sabe que usualmente las teorías son concebidas antes de hacerse las observaciones
que las comprueban. Para los acérrimos defensores del inductivismo, las teorías sólo
tienen sentido si se pueden verificar mediante la observación. Pero no se puede
mantener esta división tajante entre teoría y observación ya que esta última está influida
por la teoría.

4. INTRODUCCION DEL FALSACIONISMO

Para los falsacionistas, la teoría guía la observación y por lo tanto, la presupone.


Conciben a las teorías como suposiciones provisionales, que deberán ser corroboradas
por la observación y la experimentación. De no pasar la prueba, habrá que refutarlas y
reemplazarlas por otras. Si bien no se puede decir que una teoría sea verdadera, sí se
puede afirmar que es la mejor que se dispone. La ciencia avanza en virtud de conjeturas
y refutaciones.

La CIENCIA es considerada como un conjunto de hipótesis -que deberán ser


probadas- para explicar o describir aspectos del mundo. Si bien no todas las hipótesis

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 3


pueden hacerlo, TODAS deben ser FALSABLES, es decir, susceptibles de ser falsadas.
No hay que confundir hipótesis falsas con hipótesis falsables. Una hipótesis es falsable
si existe un enunciado observacional o un conjunto de ellos lógicamente posibles que
sean incompatibles con ella, es decir, que en caso de ser verdaderos, falsarían la
hipótesis. Ej: La afirmación “Los lunes nunca llueve” es falsable porque se puede falsar
al observar que un día lunes llueve. Hay enunciados que no son falsables directamente,
como por ejemplo el que dice “O llueve o no llueve” dado que ningún enunciado
observacional lógicamente posible puede refutarlo.

Karl Popper es un representante del falsacionismo.

Para el falsacionista, las hipótesis científicas deben ser falsables, además de


informativas, dando cuenta de cómo el mundo se comporta en ciertas circunstancias y
no cómo posiblemente (lógicamente) podría hacerlo –pero no lo hace-. Cuanto más
falsable es una teoría, mejor es.

Una teoría muy buena será aquélla que:


a) hace afirmaciones de muy amplio alcance,

b) por lo tanto es sumamente falsable y

c) que resista la falsación cada vez que se la someta a prueba (es decir, no se la pueda
refutar).

Las teorías con alto grado de falsabilidad son preferibles a las menos falsables. Cuanto
más falsable sea una teoría, más afirma y mejor será entonces -siempre y cuando no sea
falsada-. Las teorías falsadas deben ser rechazadas terminantemente.

Los falsacionistas exigen que las teorías que se formulen sean sumamente falsables;
así, las teorías serán establecidas con claridad. Lo mismo ocurre con la precisión: cuanto
más precisamente se formule una teoría, más falsable será.

Para el falsacionismo el PROGRESO DE LA CIENCIA se da ante el planteamiento


de problemas. Con el objetivo de solucionar los mismos, se formularán hipótesis
falsables. Estas hipótesis deberán ser criticadas y comprobadas. Resultará que algunas
de ellas deberán ser eliminadas (dado que fueron falsadas) y otras, puede que resistan
las primeras evaluaciones pero deberán seguir sometiéndose a críticas y pruebas cada
vez más rigurosas. Aquéllas hipótesis rechazadas o falsadas tras superar varias pruebas
rigurosas, vendrán a plantear un nuevo problema el cual está alejado del problema
original ya resuelto. Este nuevo problema surgido exige la formulación de nuevas
hipótesis que requieren a su vez probarse, y así indefinidamente se da el proceso de
construcción de la ciencia.

Si bien nunca se puede decir que una teoría sea verdadera –pese a haber superado
múltiples pruebas- sí se puede decir que sea superior a otras, en virtud de haber
superado pruebas que las teorías predecesoras falsaron. Se debe tener en cuenta que los
problemas que se plantean, siempre se hacen a la luz de alguna teoría, y no de la
observación como sostienen los inductivistas.

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 4


5. EL FALSACIONISMO SOFISTICADO, LAS NUEVAS PREDICCIONES Y
EL DESARROLLO DE LA CIENCIA

La concepción falsacionista sofisticada de la ciencia plantea una imagen dinámica de


la misma, al ya no preguntarse sobre la posibilidad de una teoría de ser falsable o la
medida en que lo es sino al proponer si la teoría recién propuesta –la nueva- puede
sustituir a su predecesora. Toda nueva teoría que sea más falsable y que prediga
fenómenos que su rival no consideraba, es digna de atención.

Para el falsacionismo, podemos establecer la falsedad pero no la verdad de las teorías


a partir de los enunciados observacionales de que se disponen. Así, una hipótesis podrá
ser falsada –en este caso deberá ser eliminada- o confirmada –ha pasado la prueba
experimental u observacional-. Las confirmaciones de nuevas predicciones resultantes
de conjeturas audaces son muy importantes en la concepción falsacionista del desarrollo
científico.

“Audaz” y “nuevo” son adjetivos que para el falsacionismo son históricamente


relativos y que se emplean para las hipótesis y las predicciones respectivamente. La
hipótesis que puede resultar audaz en un momento de la historia de la ciencia –y cuya
predicción será nueva-, no lo será en un momento posterior. Es audaz en la medida en
que está en conflicto con las teorías generalmente aceptadas en la época, el
conocimiento básico.

Las hipótesis prudentes se refieren a los conocimientos bien establecidos y que no son
problemáticos. Por otra parte, la confirmación de conjeturas audaces supondrá la
falsación de alguna parte del conocimiento básico con respecto al cual eran audaces las
hipótesis.

Respecto a la CONFIRMACION, los inductivistas y los falsacionistas tienen


concepciones diferentes. Mientras que para los inductivistas el contexto histórico en el
que se obtiene la evidencia carece de importancia, dado que las confirmaciones se
obtienen por inducción, estableciéndose la probabilidad de la verdad de las teorías, para
los falsacionistas las confirmaciones están en estrecha dependencia respecto de su
contexto histórico, quien confiere el carácter de audaces a las hipótesis.

6. LAS LIMITACIONES DEL FALSACIONISMO

Los falsacionistas, tanto los ingenuos como los más sofisticados, sostienen que si bien
las teorías se pueden falsar de modo concluyente acorde a las pruebas correspondientes,
no se puede establecer su verdad o la probabilidad respecto a la verdad. Este hecho
confiere a las teorías el carácter de ser conocimiento provisional.

Pero los enunciados observacionales dependen de la teoría y son falibles; éste es un


inconveniente para el falsacionismo. Puede suceder que un enunciado universal que
constituye una teoría choque con algún enunciado observacional, y sea este enunciado
observacional el que esté equivocado y no la teoría. O puede suceder que sea un
supuesto auxiliar de la teoría el que falle. Por lo tanto, no se puede falsar

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 5


concluyentemente una teoría porque no se puede determinar que la responsable de una
predicción errónea sea alguna parte de la comprobación y no la teoría.

Diversos ejemplos de la ciencia nos muestran que ni el inductivismo ni el


falsacionismo constituyeron la concepción de la ciencia compatibles con ellos: hay
teorías que no fueron descubiertas por la observación ni por la experimentación ni por la
falsación de hipótesis audaces.

7. LAS TEORIAS COMO ESTRUCTURAS:

1. LOS PROGRAMAS DE INVESTIGACION

Tanto las concepciones inductivista como falsacionista de la ciencia son, además de


muy poco sistemáticas, incapaces de describir adecuadamente teorías complejas. Para
dar una idea más adecuada de las teorías, hay que concebirlas como totalidades
estructuradas. Esto se debe a tres razones: a) según un estudio de la historia de la
ciencia, la evolución y el progreso de las ciencias principales muestran una estructura
que ni el inductivismo ni el falsacionismo puede abordar. b) El significado de los
conceptos depende de la estructura de la teoría en la que aparecen y la precisión de
aquellos depende de la precisión y el grado de coherencia de ésta. Los conceptos
adquieren su significado, en parte del rol que ejercen en una teoría. c) razón que surge
de la necesidad de desarrollo de la ciencia, dice que la ciencia avanzará de manera más
eficaz si las teorías están estructuradas de modo tal que contengan indicaciones y
prescripciones acerca de cómo deben desarrollarse y ampliarse. Así, su estructuración
debe contener un programa de investigación.

Imre Lakatos, con el propósito de mejorar el falsacionismo popperiano y superar las


objeciones formuladas a éste, desarrolló su concepción de la ciencia en Programas de
Investigación, considerando a las teorías como estructuras organizadas.

El programa de investigación lakatosiano se define como una estructura cuya utilidad


consistirá en guiar, tanto positiva como negativamente, la futura investigación. Los
programas de investigación serán “progresistas” si llevan al descubrimiento de
fenómenos nuevos; y serán “degeneradores” si no lo hacen.

Los elementos que constituyen este programa son el núcleo central y el cinturón
protector, siendo este primer elemento mencionado una característica definitoria de este
tipo de programa, además de las heurísticas positiva y negativa.

Entendemos por núcleo central las hipótesis teóricas muy generales que constituyen la
base a partir de la cual se desarrolla el programa; cabe aclarar que los núcleos son
aceptados e infalsables. Un ejemplo de núcleo central de la astronomía copernicana lo
constituye la hipótesis que dice que la Tierra y los planetas giran alrededor de un sol
inmóvil y que la Tierra gira una vez al día sobre su eje. Cualquier desajuste habido en la
confrontación entre un programa de investigación y los datos observacionales no habrá
que atribuírselo al núcleo central sino al cinturón protector, aquella otra parte de la
teoría conformada por el conjunto de hipótesis auxiliares, supuestos subyacentes de las
condiciones iniciales y enunciados observacionales.

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 6


El cinturón protector puede modificar su contenido; no así el núcleo central; de
modificarse éste, implicaría apartarse de ese programa de investigación. Para Lakatos,
los científicos deben decidir aceptar el núcleo central del programa –no sólo lo que
serían los enunciados singulares como sostendría Popper sino los enunciados
universales-.

La heurística positiva, aspecto del programa que dice lo que debe hacerse y lo que no,
indica cómo debe completarse el núcleo central para explicar y predecir fenómenos
varios. Serán las confirmaciones –deberá someterse el programa a pruebas
observacionales- y no las falsaciones quienes tendrán vital importancia. Se pide que al
menos, de vez en cuando, el programa resulte exitoso cuando se deban realizar
predicciones nuevas que se confirmen.

La heurística negativa indica que no se puede rechazar ni modificar los supuestos


básicos subyacentes al programa, que constituye su núcleo central.

De lo ya dicho se desprenden dos cuestiones fundamentales que hacen a un programa


de investigación:

a) Debe tener un grado de coherencia tal que permita la elaboración de un programa


para la futura investigación.

b) Debe llevar a nuevos descubrimientos, por lo menos de vez en cuando.

Respecto a la METODOLOGÍA dentro de un programa de investigación, la misma debe


ser analizada desde dos puntos de vista: 1) dentro de un solo programa, 2) en la
comparación entre programas rivales.

En lo referente al 1er. punto de vista, puede haber expansión y modificación del


cinturón protector, mediante la inclusión de nuevas hipótesis. Los requisitos que estas
hipótesis deben cumplir son que deben ser comprobables independientemente y que no
deben ir contra los postulados del núcleo central.

Gracias al núcleo central y a la heurística positiva es posible mantener el orden. Las


comprobaciones experimentales son las que determinan el rechazar o aceptar una
hipótesis. Las hipótesis que sobrevivan, serán conservadas en carácter provisional;
aquéllas que no lo hagan, deberán ser rechazadas (aunque puede suceder que sean
consideradas nuevamente a la luz de alguna otra hipótesis).

Respecto al 2do. punto de vista, los méritos de los diversos programas se deben juzgar
por la medida en que dichos programas progresan o degeneran. Si esto último sucede, se
da paso a un programa rival más progresista.

Un problema que aquí se plantea hace referencia al tiempo que deberá transcurrir para
considerar si un programa de investigación ha degenerado o no, si es capaz de llevar al
descubrimiento de nuevos fenómenos o no. Nunca se puede decir que un programa haya
degenerado, dado que siempre es posible que una modificación en su cinturón protector

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 7


lleve a algún descubrimiento y haga que el programa entre así en una fase progresista.
Por lo tanto, no se puede establecer de modo absoluto que un programa sea mejor que
otro rival; sólo retrospectivamente se podrá establecer la bondad entre programas
rivales.

8. LAS TEORIAS COMO ESTRUCTURAS:

2. LOS PARADIGMAS DE KUHN

Un rasgo característico de su concepción es la importancia dada al carácter


revolucionario del progreso científico, donde una revolución implica el abandono de
una estructura teórica y su reemplazo por otra, incompatible con la anterior.

Lakatos y Kuhn tienen puntos en común: ambas concepciones filosóficas deben resistir
a las críticas basadas en la historia de la ciencia.

Se debe tener en cuenta que la concepción kuhniana es anterior a la lakatosiana.

Por otra parte, la postura kuhniana se diferencia de la lakatosiana en el hincapié que


hace el primero en los factores sociológicos.

Thomas Kuhn expresa su idea acerca del progreso de la ciencia por medio del
siguiente esquema abierto:

{Preciencia – Ciencia Normal – Crisis – Revolución – Nueva Ciencia Normal –


Nueva Crisis}

Introduce la noción de Paradigma, el cual está constituido por supuestos teóricos,


leyes y técnicas de aplicación que deberán adoptar los científicos que se mueven dentro
de una determinada comunidad científica. Los que trabajan dentro de un paradigma,
ponen en práctica la ciencia normal. Es probable que al trabajar en ella, que desarrollará
el paradigma en su intento por explicar el comportamiento de aspectos del mundo,
resulten dificultades (por ejemplo, se encuentren con aparentes falsaciones). Si estas
dificultades se hacen inmanejables, se desarrollará un estado de crisis. Ésta se resolverá
con el surgimiento de un paradigma totalmente nuevo, el cual cobrará cada vez mayor
adhesión por parte de la comunidad científica, hasta que finalmente se abandone el
paradigma original. Este cambio discontinuo entre paradigmas constituye una
revolución científica. El nuevo paradigma enmarcará la nueva actividad científica
normal, hasta que choque con dificultades y se produzca una nueva crisis y una nueva
revolución.

Una CIENCIA MADURA se rige por un solo paradigma, quien establece las normas
que dan legitimidad al trabajo que se realiza dentro de la ciencia que rige, incluyendo la
resolución de problemas que se presentan. Para Kuhn, será justamente la existencia de
un paradigma que pueda apoyar una tradición de ciencia normal lo que establecerá la
diferencia entre lo que es CIENCIA y lo que no lo es. Carecer de paradigma implica no
poseer el estatus de ciencia.

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 8


Los paradigmas están compuestos por: leyes explícitamente establecidas, supuestos
teóricos, maneras normales de aplicación de las leyes, instrumental y técnicas
instrumentales, prescripciones metodológicas muy generales y como componente
adicional, algunos principios metafísicos muy generales.

La CIENCIA NORMAL es descripta por Kuhn como una actividad de resolver


problemas gobernada por las reglas del paradigma en cuestión. El paradigma deberá
proveer los medios para solucionar los problemas que en él se formulan. Aquellos
problemas que no puedan ser solucionados, serán entendidos como anomalías y como
fracasos del científico, más que como falsaciones e insuficiencias del paradigma. Kuhn
reconoce que todos los paradigmas contienen algunas anomalías y sostiene además que
un científico normal no debe criticar el paradigma en el cual se encuentra trabajando.

Lo que diferencia a la CIENCIA NORMAL, madura, de la PRECIENCIA, inmadura,


es la falta de acuerdo en lo fundamental. La Preciencia se caracteriza por el total
desacuerdo y el constante debate de lo fundamental, llegándose a establecer casi tantas
teorías como teóricos haya trabajando.

La existencia de problemas sin resolver dentro de un paradigma no constituye en sí


una crisis. Se sabe que en los paradigmas siempre habrá anomalías. Las anomalías
pueden desarrollarse de modo tal que le resten confianza, es decir, que afecte los
fundamentos del paradigma. En esta situación estamos ante una crisis. La misma
comienza a manifestarse con un período de “inseguridad profesional marcada”: se
intentará defender los nuevos argumentos y el descontento respecto al paradigma en el
cual se está trabajando aparecerá.

La crisis se agravará si aparece en escena un paradigma rival.

El nuevo paradigma será distinto e incompatible con su predecesor; constituyen


ópticas diferentes del mundo y será adoptado no por un solo científico en particular sino
por la comunidad científica en su totalidad.

Para Kuhn, su concepción acerca de la ciencia es una teoría y no una descripción en la


medida que explicita las funciones que tienen sus componentes. Reconoce que las
funciones de LA CIENCIA NORMAL Y LAS REVOLUCIONES son necesarias:
mientras se está en período de Ciencia Normal, se pueden desarrollar los detalles de las
teorías, resolver problemas y realizar trabajos teóricos y experimentales. Se requiere
que, en cierta medida, la ciencia normal sea acrítica; de lo contrario, se estaría
permanentemente discutiendo la licitud de los supuestos y métodos y no se llegaría a
realizar trabajos detallados. Las Revoluciones son la oportunidad de pasar de un
paradigma a otro mejor. Si se desarrolla una crisis, el pasaje de un paradigma a otro se
hace necesario, y este paso es esencial para el progreso de la ciencia. Si no hubiera
“revoluciones”, la ciencia quedaría atrapada en un solo paradigma y no se avanzaría
más allá de él, lo que constituiría para Kuhn un grave defecto.

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 9


9. RACIONALISMO CONTRA RELATIVISMO

Las posturas de Kuhn y Lakatos son contrarias en cuanto a lo que debe considerarse
“ciencia” y “no ciencia”. Se emplearán los conceptos de “Racionalismo” y
“Relativismo” respectivamente para dar cuenta de dos concepciones acerca de la
valoración, la elección de la teoría y la demarcación entre ciencia y no ciencia.

Para los RACIONALISTAS, sólo serán científicas aquellas teorías que puedan ser
valoradas en términos universales y que sobrevivan a la prueba.

Los RELATIVISTAS sostienen que las teorías son siempre relativas al individuo o a
la comunidad científica que las sostienen. Por lo tanto, serán juzgadas en función de los
valores que cada individuo o comunidad posea.

10. OBJETIVISMO

Esta concepción –contraria al la del individualismo- sostiene que los datos del
conocimiento tienen características independientes de las creencias y la conciencia de
las personas que los conciben y las aprecian.

El individualismo sostendrá que el conocimiento se entiende en términos de las


creencias que los individuos poseen.

Para el objetivismo, el conocimiento es considerado como algo que está afuera de la


mente o cerebro de las personas. Las proposiciones tienen propiedades “objetivas”.

Esta postura, adoptada por el autor siguiendo a Musgrave, fue defendida por Popper,
Lakatos y Marx. Para Popper, podemos distinguir dos sentidos de conocimiento: a) el
conocimiento o pensamiento en sentido subjetivo –que se refiere al estado de la mente o
de la conciencia- y b) el conocimiento o pensamiento en sentido objetivo, por el cual el
conocimiento no depende de la pretensión de la persona de conocer ni de sus creencias,
disposición a afirmar o a actuar. Resulta así, un conocimiento sin conocedor, sin sujeto
que conoce. Por su parte, Lakatos se propuso que la metodología de sus programas de
investigación fueran una explicación objetivista de la ciencia. El materialismo histórico
de Karl Marx plantea una concepción objetivista de la sociedad: los hombres nacen en
una estructura social que los preexiste, la cual no eligen y su conciencia se forma por lo
que hacen y experimentan en dicha estructura.

11. UNA CONCEPCION OBJETIVISTA DEL CAMBIO DE TEORIA EN LA


FISICA

En este capítulo se analiza la concepción de cambio de teoría ofrecida por Lakatos


que, en opinión del autor, no es tal.

El programa de investigación lakatosiano plantea la existencia de un núcleo central –el


cual se acepta- y de una heurística positiva –que demarcará aquello a investigar-.

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 10


Al no dar Lakatos ni Popper prescripciones adecuadas para la elección de teoría, no
dan una explicación del cambio de teoría.

La concepción de cambio de teoría en la física que se pretende dar implica tener en


cuenta la noción de oportunidad objetiva. Dada una teoría y su práctica, habrá diversas
oportunidades para desarrollarla. El concepto de grado de fertilidad hace referencia al
conjunto de oportunidades objetivas presentes en un programa de investigación en algún
momento de su desarrollo. Estas oportunidades serán una propiedad objetiva del
programa -más allá del grado de conciencia que tenga la persona- e indican el punto
hasta el cual el programa tiene oportunidades de desarrollarse y abrir nuevas vías de
investigación. Este concepto difiere del de heurística positiva de Lakatos, el cual
implica una política de investigación que el científico adhiere con algún grado de
conciencia.

La noción de grado de fertilidad es blanco de objeciones varias.

Una concepción objetivista del cambio de teoría considera no sólo los grados de
fertilidad de programas rivales –que deberán llevar a nuevas predicciones- sino también
su éxito en la práctica.

Esta concepción de cambio de teoría no considera que la ciencia progrese


espontáneamente sino que sostiene que el proceso del cambio trasciende las intenciones
y decisiones(por ejemplo, metodológicas) conscientes de los físicos.

A corto plazo, el progreso de la física deberá considerar –entre otras cuestiones- la


personalidad de los científicos pero a largo plazo, el progreso de la física será según la
concepción del cambio de teoría sostenida por el autor.

12. LA TEORIA ANARQUISTA DEL CONOCIMIENTO DE FEYERABEND

Feyerabend sostiene que las metodologías de la ciencia a lo largo de la historia no han


dado reglas adecuadas para guiar las tareas de los científicos. Dada la complejidad de la
historia, resultaría poco razonable pretender explicar la ciencia basándose en reglas
metodológicas –fijas y universales-. Si por metodologías se entiende reglas que guían
las elecciones y decisiones de los científicos, el autor acuerda con Feyerabend. Por su
parte, Lakatos ofrece una metodología que no proporciona reglas para la elección de un
programa o teoría sino criterios que ayudan a la persona a evaluar la situación histórica
en la que toma sus decisiones.

Para Feyerabend, no es aconsejable que las elecciones y decisiones de los científicos


estén obligadas por las metodologías científicas.

Un concepto importante para Feyerabend es el de inconmensurabilidad, el cual hace


referencia a la dependencia de los enunciados observacionales de la teoría. Si dos
teorías rivales son tan diferentes que no resulta posible compararlas lógicamente, se dice
que ambas teorías serán inconmensurables. Las teorías inconmensurables podrán
compararse teniendo en cuenta diferentes criterios, por ejemplo, la coherencia. Se

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 11


destaca que la elección entre criterios es subjetiva, enunciándose asimismo la existencia
del elemento subjetivo en la ciencia.

Respecto a la ciencia y otras formas de conocimiento, se destaca la superioridad que


suelen atribuirle a la ciencia los defensores de la misma. Feyerabend no reconoce
necesariamente la superioridad de la ciencia sobre otras formas de conocimiento. Y
defiende una “actitud humanitaria” al reconocer la libertad de los individuos, en por
ejemplo, la elección entre ciencia/otras formas de conocimiento o su defensa respecto a
la supresión de los imperativos metodológicos -ya especificada en párrafos anteriores-.
Sin embargo, reconoce límites -de índole físicos, fisiológicos sociológicos e históricos-
a esta libertad.

En opinión de Chalmers, el ideal de sociedad libre de Feyerabend no constituye de


ayuda. Pareciera así que todos deberían seguir sus pareceres y hacer lo que quisieran.

13. REALISMO, INSTRUMENTALISMO Y VERDAD

Respecto a la relación entre las teorías científicas y el mundo al que se las pretende
aplicar, existen dos puntos de vista a los que se denomina “Realismo” e
“Instrumentalismo”.

Según las posturas realistas, las teorías describen o pretenden describir qué es el
mundo. Estas posturas conllevan la idea de verdad, ya que la ciencia aspira a dar
descripciones verdaderas de lo que es realmente el mundo. Así, la teoría que describa
correctamente algún aspecto del mundo y su modo de comportamiento será verdadera o
cierta. En esta concepción, el mundo existe independientemente de nosotros y de
nuestro conocimiento teórico de él. De acuerdo a la concepción alternativa, el
instrumentalismo, las teorías son instrumentos cuya finalidad es relacionar un conjunto
de estados de cosas observables con otros. La idea de verdad es más restringida: las
descripciones del mundo observable serán verdaderas o falsas según lo describan o no
correctamente. Aquí las teorías no serán evaluadas por su verdad o falsedad sino por su
utilidad como instrumentos. Para el instrumentalista ingenuo, a la ciencia no le
corresponde establecer lo que puede haber más allá de la observación. La ciencia no nos
otorga un medio seguro de llenar el hueco entre lo observable y lo inobservable. Los
instrumentalistas comparten así con los inductivistas la postura de no afirmar nada que
no sea derivado de la observación.

Acorde al Realismo, la única teoría viable que satisfacería la concepción de verdad es


la “Teoría de la Verdad como Correspondencia”. Según la misma, una frase es
verdadera si corresponde a los hechos, es decir, si las cosas son como dice la frase que
son. Pero sólo se puede hablar de los hechos a los que se refiere una teoría, y a los que
se supone que corresponde, empleando los conceptos de la propia teoría. Los hechos no
son comprensibles independientemente de nuestras teorías.

Una contribución de Popper a la concepción de la ciencia como búsqueda de la verdad


fue la idea de aproximación a la verdad, o verosimilitud. La ciencia progresa
acercándose cada vez más a la verdad. Así, la teoría de Newton es mejor que la de
Galileo en cuanto a la aproximación a la verdad. Pero la concepción popperiana del

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 12


progreso como aproximación a la verdad tiene un carácter instrumentalista que choca
con las intenciones realistas de Popper, por ejemplo, con la afirmación de que la ciencia
intenta describir y explicar la realidad.

14. REALISMO NO REPRESENTATIVO

Desde la óptica que el autor desea defender, el mundo físico está constituido de tal
forma que nuestras teorías físicas actuales son aplicables a él en algún grado. La
finalidad de la física será establecer los límites de aplicabilidad de las teorías actuales y
desarrollar teorías que sean aplicables al mundo con un mayor grado de aproximación
en diversas circunstancias. Este punto de vista será denominado como Realismo No
Representativo, el cual es realista en dos sentidos: a) se parte del supuesto de que el
mundo físico es como es independientemente de nuestros conocimientos sobre el
mismo; b) se parte del supuesto de que, en tanto las teorías son aplicables al mundo, lo
son siempre dentro y fuera de las situaciones experimentales. Sin embargo, no es
representativo, en tanto no conlleva una teoría de la verdad como correspondencia. No
se pueden juzgar las teorías desde el punto de vista de la descripción del mundo tal
como realmente es, dado que no hay acceso al mundo independientemente de un cuerpo
teórico que permita valorar tales descripciones. Esto choca con las nociones propias del
sentido común. Sí se pueden juzgar las teorías desde el punto de vista del grado en que
abordan exitosamente algún aspecto del mundo.

El realismo no representativo es más compatible que las tesis realistas habituales con
el hecho de que nuestras teorías son productos sociales sujetos a un cambio radical.
Nuestras teorías son un tipo especial de producto social, aunque no esté socialmente
determinado el grado en que son capaces de abordar el mundo físico –que no es un
producto social-.

La descripción del realismo no representativo en cuanto a la aplicabilidad de las


teorías al mundo es, en opinión del autor, vaga. Y aquí radica el punto fuerte de la
postura: la forma en que se teoriza acerca del mundo es algo a descubrir y no algo a
establecer de antemano mediante argumentos filosóficos.

En opinión del autor, la cuestión que da título a este libro es engañosa y presuntuosa.
Presupone que hay una sola categoría de “ciencia” e implica que diversas áreas del
conocimiento –física, biología, historia, etc.- entran o no dentro de esta categoría. Los
filósofos no tienen recursos que les permitan fijar los criterios que deben ser satisfechos
para que un área de conocimiento sea considerada científica. Toda área de conocimiento
puede ser analizada por lo que es: investigando sus fines, sus métodos para lograrlos, su
grado de éxito en dicha prosecución; y podrá ser criticada al criticarse estos mismo
puntos. Desde esta perspectiva, no se necesita la categoría de “ciencia” para que una
parcela de conocimiento sea considerada como tal o como no ciencia.

La postura del autor es relativista en tanto niega la existencia de un criterio absoluto


con respecto al cual valorar o juzgar las teorías. No hay una categoría general de
“ciencia” ni un concepto de verdad que esté a la altura del proyecto de describir a la
ciencia como una búsqueda de la verdad. Toda área de conocimiento debe ser juzgada

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 13


por sus méritos propios, sus fines y grado de alcance de los mismos. A su vez, los
juicios acerca de los fines estarán relacionados con la situación social.

El lado objetivista de la postura del autor, en cuanto al conocimiento, hace referencia


al hecho de que los individuos se enfrentan a una situación objetiva y a una serie de
métodos y materiales teóricos –que están a su disposición- para contribuir a cambiar la
situación. Una teoría puede alcanzar ciertos fines mejor que otra.

Para el autor, la función más importante de su investigación radica en combatir la


“ideología de la ciencia”, que implica el uso de los dudosos conceptos de ciencia y de
verdad. Por ejemplo, se defiende en nombre de la ciencia –entre otras cosas- el tipo de
psicología conductista que fomenta el trato de las personas como máquinas. Se defiende
en base a que ha sido adquirido a través de un método científico y por lo tanto, debe
poseer algún mérito. Las categorías generales de ciencia y método científico son
empleados también para descartar áreas de estudio. Por ejemplo, Popper arremete contra
el marxismo y la psicología adleriana por no ajustarse a su metodología falsacionista.

En opinión del autor, no hay una concepción intemporal y universal de la ciencia o del
método científico que pueda servir a los fines ejemplificados en el párrafo anterior. No
es lícito defender o rechazar áreas de conocimiento porque no se ajustan a algún criterio
prefabricado de cientificidad.

http://www.lafacu.com/sintesis/ciencia.htm

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers, 14


Tecnología y sociedad:
una aproximación a los estudios sociales de la tecnología

Technology and society.


An approach to social studies of technology

Juliana Tabares Quiroz y Santiago Correa Vélez *

El presente artículo tiene por objeto brindar un panorama general sobre los distintos
enfoques y programas de investigación que han estudiado la tecnología con las ciencias
sociales como base, para analizar su configuración y su relación con la sociedad y la
cultura. Este texto se divide en dos apartados: el primero plantea una descripción de
algunas perspectivas disciplinarias que abordan los estudios sociales de la ciencia y la
tecnología como la historia de la tecnología, el evolucionismo económico, la
antropología de la tecnología y la sociología de la tecnología. El segundo plantea una
profundización sobre aquellos enfoques sociológicos constructivistas que permiten 129
analizar el problema de las relaciones sociales y la configuración de artefactos
tecnológicos. Finalmente, se presenta una reflexión sobre la incidencia de dichos
estudios en América Latina.

Palabras clave: estudios sociales de la tecnología, enfoques deterministas de la


tecnología, enfoques constructivistas de la tecnología

This article aims at providing an overview of the different approaches and research
programs that have studied technology from a social sciences’ perspective, in order to
analyze its configuration and its relation to society and culture. This paper is divided into
two sections. The first section presents some disciplinary perspectives that address the
social studies of science and technology, such as: the history of technology, the
economic evolution, the anthropology of technology and the sociology of technology. The
second section presents an in-depth approach to the sociological constructivist
perspectives that aid in the analysis of social relationships and the configuration of
technological devices. Finally, the authors present a reflection on the impact of such
studies in Latin America.

Key words: social studies of technology, determinist perspectives, constructivist


perspectives

* Departamento de Ingeniería de Diseño de Producto, Escuela de Ingenierías, Universidad EAFIT, Medellín,


Colombia. Correos: jtabare7@eafit.edu.co, scorrea@eafit.edu.co.

Revista CTS, nº 26, vol. 9, Mayo de 2014 (pág. 129-144)


Juliana Tabares Quiroz y Santiago Correa Vélez

Introducción

Gracias al alto crecimiento tecnológico generado en las últimas décadas en la


sociedad occidental, tras una larga trayectoria de innovaciones, transferencias y
adaptaciones tecnológicas, la tecnología se ha convertido en objeto de interés para el
diseño de políticas económicas y programas científicos y, asimismo, de diagnósticos
y evaluación de sus impactos en la sociedad.

Aunque la técnica acompaña al ser humano desde hace cientos de años, la


sociedad actual avizora un cambio radical en la forma de asimilarla: por un lado, se
destaca la incorporación de la tecnología en la vida cotidiana; por el otro, la
importancia dada a los procesos más que a los artefactos, a la información más que
al desarrollo de las maquinarias. Con el acelerado crecimiento de aplicaciones
tecnológicas en la industria y en las comunicaciones, en la medicina, el comercio y
las finanzas, con las políticas nacionales e internacionales de creación e
incorporación de capacidades tecnológicas en las organizaciones, con la adopción y
el consumo de medios tecnológicos por parte de los individuos en general, suele
llamarse a la época actual “era tecnológica”, “sociedad tecnológica” o “revolución
tecnológica” (Doig, 2000). En este sentido, la forma vertiginosa en que la tecnología
se ha desplegado en la sociedad occidental actual genera preocupación en algunos
investigadores y entusiasmo en otros, situación que ha permitido desde diversas
disciplinas, estudios y programas de investigación, comprender causas, efectos,
procesos, configuraciones de lo que se entiende por tecnología.
130
Las ciencias sociales se han ocupado poco de la temática. Apenas algunas
pequeñas y periféricas subdisciplinas de la sociología, la antropología, la filosofía y la
economía se han focalizado en el análisis de la dimensión tecnológica de la existencia
humana (Thomas, 2010: 36). Las preguntas que emanan de estas disciplinas se
encuentran orientadas a identificar, explicar y comprender los valores, las ideas, las
creencias, las relaciones y las tensiones, las características sociales y culturales de
los contextos, procesos y efectos que subyacen a todo proceso tecnológico. De este
modo, se presentan dos grandes tesis. La primera define la tecnología como una
variable independiente, con un proceso lineal en el que ésta determina los aspectos
sociales y contribuye al progreso de la humanidad. De esta tesis se derivan las
corrientes “deterministas”. La segunda plantea una relación recíproca entre la
tecnología y la sociedad. Esta tesis busca revestir de elementos sociales y culturales
los procesos de desarrollo tecnológico y los dispositivos culturales que subyacen a su
producción y consumo, así como también identificar los mecanismos por los cuales la
tecnología configura una cultura y formas de proceder y actuar socialmente. Aquí se
integran las perspectivas “constructivistas” (Aibar, 2002, 1996; Bijker y Pinch, 2008;
Bruun y Hukkinen, 2008; Bueno y Santos, 2003; Cutcliffe, 2003ª, 2003b; Geslin, 2003;
Orlikowski, 1992; Luján y Moreno, 1996; Rodríguez, 1989; Thomas, 2008).

Con mayor énfasis en las posturas constructivistas, este trabajo panorámico


propone, en primera instancia, describir cuáles son aquellas perspectivas
disciplinarias desarrolladas en relación con la tecnología, la sociedad y la cultura, y
en segunda instancia plantear que los avances tecnológicos no sólo obedecen al
auge del crecimiento tecnológico o informacional, sino a lógicas sociales y culturales

Revista CTS, nº 26, vol. 9, Mayo de 2014 (pág. 129-144)


Juliana Tabares Quiroz y Santiago Correa Vélez

de incorporación de determinados procesos. En otras palabras, la necesidad de


incorporar ciertos desarrollos tecnológicos debe conversar con la forma en que se
interpretan dichos avances en los entornos específicos con los grupos sociales
relevantes.

Así, en este artículo se presentarán de forma sucinta aquellos enfoques de mayor


desarrollo en las ciencias sociales contemporáneas. En el primer apartado se
realizará un breve recuento de los estudios sobre la tecnología abordados desde la
historia, la economía, la antropología y la sociología. En el segundo apartado se
describirán los enfoques sociológicos constructivistas que analizan la tecnología.
Finalmente, se presentará una reflexión sobre la incidencia de estos estudios en
América Latina.1

1. Tecnología, cultura y sociedad. Breve historia sobre los estudios sociales de


la ciencia y la tecnología

Existe una gran diversidad de producción académica al respecto, un sinnúmero de


trabajos y publicaciones de diferentes perspectivas componen este campo temático.
No obstante, en este trabajo se analizarán aquellos enfoques que establecen una
ruptura con las formas tradicionales de concebir lo que se denomina como tecnología
en los campos administrativos e ingenieriles y que abren paso a las ciencias sociales
para el estudio sistemático de los fenómenos de la “sociedad tecnológica”. En esta
sesión se presentarán los campos disciplinares que han establecido algunos
131
enfoques considerados pertinentes para tratar la relación tecnología y sociedad.

La preocupación por la relación entre tecnología, cultura y sociedad puede


remontarse hacia finales del siglo XIX con las tradiciones filosóficas que se han
ocupado de analizar la interacción del hombre con la técnica y la máquina en el
contexto de la revolución técnico-científica (Revolución Industrial). Al respecto
German Doig plantea:

“El término tecnología ingresó en el uso cotidiano hacia el siglo XVIII,


paralelo al concepto de técnica, etimológicamente es la suma de
técnica y logos. Algunos (Ferré, 1995; Bolter, 1984) la definen como
aplicación de la inteligencia y el conocimiento de medios concretos
para conseguir fines prácticos en el orden de la producción […]
Daniel Bell (1976) la define como el uso del conocimiento científico
para especificar el modo de hacer las cosas de una manera
reproducible. También se le describe como la capacidad racional de
sustitución de los procesos naturales o sociales, o elementos
importantes de ellos, para subordinarlos a las finalidades que a la
sociedad le resulten de provecho” (Doig, 2000: 58).

1. Este artículo es producto de la investigación titulada Estrategias para el desarrollo de capacidades de


adaptación y creación tecnológica en las pymes manufactureras colombianas. Acortando el camino a la
industrialización, desarrollada en 2012 por el Grupo de Investigación en Ingeniería de Diseño (GRID) de la
Escuela de Ingenierías, Universidad EAFIT, Medellín, Colombia.

Revista CTS, nº 26, vol. 9, Mayo de 2014 (pág. 129-144)


Juliana Tabares Quiroz y Santiago Correa Vélez

Con el filósofo Ernst Kapp, considerado fundador de la filosofía de la técnica en 1877,


se inaugura una serie de estudios al respecto. Posteriormente, en la primera mitad del
siglo XX un gran número de autores extendió dicha reflexión con una perspectiva
crítica sobre los efectos que la técnica y sus avances tenían sobre la vida de los
hombres en sociedad. Pero es a partir de la década del 60 que se produjo una
intensificación del debate.2

Los orígenes de los estudios sobre ciencia, tecnología y sociedad (CTS) se


remontan al final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y principios de la Guerra
Fría, cuando el papel de la ciencia tuvo un crecimiento considerable en los Estados
Unidos, especialmente con el Proyecto Manhattan y la construcción de bombas
atómicas, las investigaciones en áreas como la física fueron financiadas por el
Estado, para el desarrollo de tecnologías militares que respondieran al contexto del
momento (Cutcliffe, 2003a).

La imagen de la ciencia fue tomada como una “cumbre de la razón”. Se exaltaba y


priorizaba el conocimiento científico sobre otros conocimientos. Tanto en los Estados
Unidos como en Europa occidental, la filosofía de la ciencia daría el primer paso para
justificar esta representación de la ciencia. Los planteamientos del filósofo Karl
Popper sobre la racionalidad y simultáneamente los aportes del economista y
sociólogo Max Weber sobre la neutralidad valorativa de la ciencia abrirían el campo
para tratar las implicaciones de la ciencia desde un carácter meramente racional y
neutral. De esta manera se constituyó la visión positivista de la ciencia, que daría los
lineamientos para los procedimientos científicos (Cutcliffe, 2003b). La tecnología
132
heredaría esta tradición, sumándose a esta corriente que analiza su impacto en la
vida social, pero como un elemento neutral, producto de la razón y la inteligencia
humana (corriente determinista).

No obstante, en la década del 60, en los Estados Unidos surgieron formalmente los
estudios CTS, el campo académico explícito para la enseñanza de la investigación,
donde se cuestionan los presupuestos positivistas y se pasa de concebir la ciencia y
la tecnología como resultados de procesos científicos racionales a entenderlas con
sus implicaciones valorativas y políticas. Este giro se origina como reacción a la
guerra de Vietnam, a las crisis ecológicas ocasionadas por el desarrollo industrial y el
consumo, a la gran brecha entre los pobres y los ricos, asuntos que no se
solucionaban con el progreso de la ciencia y la tecnología.3 Desde esta perspectiva
se comienzan a denunciar tales efectos, hasta posicionarse en disciplinas como la
historia, la antropología y la sociología. La temática científico-tecnológica comenzó a

2. En esta época, los análisis sobre los efectos de la tecnología en la sociedad se pueden estudiar con
filósofos como Oswald Spengler, Nicolás Berdyaev, José Ortega y Gasset, Friedrich Dessauer, Max Scheler,
Karl Jaspers, Ernst Junger, Martin Heidegger; y desde la teoría crítica con Max Horkheimer, Theodor Adorno,
Herbert Marcuse y Jurgen Habermas, entre otros (Doig, 2000: 25). Para una mayor aproximación al tema de
la filosofía de la tecnología y el enfoque crítico en su reflexión, véase Feenberg (2005).
3. En el enfoque de ciencia, tecnología y sociedad se pueden identificar tres líneas de investigación
interdisciplinares: 1) ciencia, tecnología y políticas públicas; 2) estudios de ciencia y tecnología; y 3)
programas de ciencia, tecnología y sociedad (Doig, 2000).

Revista CTS, nº 26, vol. 9, Mayo de 2014 (pág. 129-144)


Juliana Tabares Quiroz y Santiago Correa Vélez

deconstruirse y a ser investigada desde la complejidad de la ciencia y la tecnología,


los contextos donde se generan, los actores, las actividades. Empezó a verse como
una construcción humana y, por tal, como un entramado de realizaciones sociales y
culturales (Cutcliffe, 2003b).4

1.1. Estudios sobre la historia de la tecnología: la transformación histórica de


los sistemas tecnológicos

En la tradición hegemónica disciplinar de la historia, la tecnología se concebía como


un elemento de la ciencia, como una aplicación del conocimiento científico y teórico.
Sin embargo, una pequeña corriente de historiadores británicos se preocupó por
pensar los procesos tecnológicos con una visión progresista, en la cual relacionaban
los avances tecnológicos al bienestar social e internalista; es decir, sin analizar los
contextos sociopolíticos de los procesos industriales y de los tipos de artefactos que
se investigan. Después de la Primera Guerra Mundial, dicha corriente de especialistas
británicos fundaron la Newcomen Society para estudiar la historia de la ingeniería y
la tecnología. Simultáneamente se creó la enciclopedia History of Technology.
Posteriormente, y con una visión más holista, el historiador Lewis Mumford y el
historiador del arte y de la arquitectura Siegfried Giedion desarrollaron el concepto de
tecnología ya no como un elemento externo, sino como una construcción de la cultura
humana que “promete el bien o el mal de la misma forma que los grupos sociales que
la explotan lo hacen” (Cuctliffe, 2003b: 39). En 1958, con raíces en los estudios de
Mumford y Giedion, a partir del esfuerzo de un grupo de historiadores dirigidos por
Melvin Kranzberg y preocupados por los aspectos culturales y contextuales de la
133
tecnología y su relación con la ciencia y la política, se conformó la Social History of
Technology. Posteriormente, desde este círculo se posicionaría las obras
emblemáticas del historiador Lynn White, Medieval technology and social change,
publicada en 1962, y de la historiadora Ruth Schwartz Cowan, More work for mother,
publicada en 1983. En especial, la obra de Cowan analiza, a partir de los elementos
culturales y sociales, la paradoja entre la proliferación de nuevas tecnologías
domésticas y el aumento del tiempo destinado para el trabajo dedicado al hogar. Más
adelante, el historiador Thomas Hughes realiza un trabajo comparativo entre los
Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña titulado Networks of power. Electrification
in westerns society - 1880-1930, donde analiza el desarrollo de los sistemas eléctricos
y cómo éstos se encuentran determinados por las restricciones políticas y
económicas. En particular, este autor establece un puente entre la historia de la
tecnología y la sociología de la tecnología por su construcción conceptual sobre los
sistemas tecnológicos (Cuctliffe, 2003a).

Hughes, en su obra titulada La evolución de los grandes sistemas tecnológicos,


define los sistemas tecnológicos como construcciones sociales que a su vez
configuran la sociedad, con componentes destinados a la resolución de problemas
complejos. Este autor caracteriza dichos componentes, los cuales poseen:

4. Sobre la base del trabajo de especialistas como Kuhn, Ziman y Bernal, los historiadores, los sociólogos y
los filósofos de la ciencia y la tecnología se alejaron paulatinamente de las subdisciplinas de orientación
internalista hacia intepretaciones más externalistas o contextuales (Cutcliffe, 2003b: 15).

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“… artefactos técnicos como ‘sistemas de iluminación, turbinas


generadoras, transformadores y líneas de transmisión eléctrica’,
así como organizaciones tales como ‘firmas industriales, empresas
productoras de energía eléctrica y entidades financieras’,
elementos científicos como ‘libros, artículos, el sistema de
enseñanza universitaria y los programas de investigación’,
artefactos legislativos tales como ‘leyes regulativas’” (Hughes,
2008: 102).

Asimismo, Hughes plantea los artefactos físicos y no físicos dentro de un sistema, su


interacción y alteración recíproca. De esta manera, más allá de la descripción de los
componentes, este enfoque aporta al análisis de la transformación histórica de los
sistemas tecnológicos y de los elementos que configuran dicha transformación. La
historia social de la tecnología es un campo de estudio nuevo y tiene muchos
problemas por trabajar, especialmente en lo que se refiere al contexto
latinoamericano, en el cual se puede indagar cómo se ha dado la transferencia de
tecnologías, la adopción y creación de procesos tecnológicos desde el siglo XIX y XX.

1.2. Economía y tecnología: el evolucionismo económico y la importancia de las


instituciones

La problematización acerca de la tecnología se ha abordado desde la economía


neoclásica y la teoría institucional o evolucionista. La primera posee algunas
problemáticas para abordar el fenómeno del cambio, en tanto que asume un
134
comportamiento racional y maximizador por parte de los agentes, se concentra en la
búsqueda de estados de equilibrio en el mercado y niega la presencia de problemas
de información, todo esto basado en una metáfora mecanicista del proceso Brunn y
Hukkinen (2008: 186).

Las premisas fundamentales de la economía neoclásica son la racionalidad del


consumidor, la maximización de la ganancia, el equilibrio, el mercado libre y la
disponibilidad de información por parte de los agentes económicos. Desde esta
postura, se concibe el cambio técnico como resultado de la conducta maximizadora
de los agentes que seleccionan las tecnologías, dando cuenta de procesos de
difusión de las innovaciones, pero no de la generación de éstas (Lujan y Moreno,
1996).

En este enfoque, la tecnología se concibe como independiente y productora de


efectos o impactos en la sociedad. Es decir, la sociedad se relaciona con los
productos tecnológicos pero no con su proceso de generación. Es este sentido, la
sociedad es una consumidora de artefactos; sólo rechaza o acepta los productos en
función de sus efectos o impactos; este aspecto ha constituido tradicionalmente el
foco de atención de los científicos sociales respecto del cambio tecnológico (Lujan y
Moreno, 1996: 137). Algunos autores concluyen que esta teoría no es la apropiada
para explicar el cambio tecnológico en tanto no percibe la irreversibilidad y el carácter
acumulativo de los procesos Brunn y Hukkinen (2008).

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No obstante, algunas corrientes como la economía evolucionista rechazan esta


idea maximizadora y de equilibrio, presentando el cambio técnico como un proceso
de ensayo error y proponiendo la búsqueda y selección. Los pioneros de esta
corriente son los economistas Richard Nelson y Sidney Winter. Con una raíz
schumpeteriana, estos autores definen el concepto de trayectoria y ambientes de
selección y reclaman el papel protagónico de la innovación (Lujan y Moreno, 1996:
139). En esta línea de trabajo, los economistas evolucionistas se han ocupado de
analizar el cambio tecnológico no como resultado de decisiones de agentes
individuales sino desde el marco institucional que lo origina Así, Nelson y Winter
analizan que las decisiones en materia de tecnología no son económicamente
racionales sino que obedecen a procedimientos estándares y rutinas de inversión, en
este sentido, los agentes no se mueven por información perfecta sobre los mercados.
Con base en el trabajo del sociólogo austriaco Joseph Schumpeter (1883-1950),
plantean que el conocimiento es el componente clave de la dinámica económica. Para
Schumpeter las innovaciones generan variaciones en la economía y, con ello,
precondiciones para el crecimiento (Brunn y Hukkinen, 2008: 188-189).

Schumpeter plantea un ciclo en el cual las tecnologías exitosas atraen imitadores y


crean los medios para una nueva actividad económica, debido a la difusión de dicha
actividad, la innovación sería temporal, lo que conlleva a que las firmas exploren
nuevas oportunidades y nuevas tecnologías, con las cuáles se renueva el ciclo de
innovación. No obstante, ésta visión se concentra en la actividad del emprendedor, su
aprendizaje individual y las innovaciones radicales. Sin tener mucho en cuenta el
carácter acumulativo, el aprendizaje colectivo y el fenómeno organizacional
135
innovación (Freeman, 1994 y Rosenberg, 1982 en Brunn y Hukkinen, 2008: 189-190).

Con una propuesta alternativa a la postura schumpeteriana, derivado de Thomas


Kuhn, el economista Giovanny Dosi (1982) introduce el concepto de paradigma
tecnológico y trayectoria tecnológica, argumentando que el cambio tecnológico es
desigual y las innovaciones tienden a agruparse en torno a problemas y soluciones.
En este sentido, el paradigma tecnológico define las necesidades que han de ser
satisfechas, los principios científicos y las técnicas materiales que han de ser
utilizadas y las futuras oportunidades de innovación y algunos procedimientos básicos
para llevarlos a cabo (Lujan y Moreno, 1996: 139; Brunn y Hukkinen, 2008).

Posteriormente, desde la economía evolucionista se presenta la noción de sistemas


tecnológicos. Charles Edquist y Bengt-Ake Lundvall buscan explicar las diferencias de
cambio tecnológico entre las regiones. Para los autores, estos sistemas incluyen
instituciones y estructuras económicas expresadas en la organización de las
empresas, el sector público, el sistema financiero, las interacciones usuario-
productor, el sistema de educación, el sistema científico-tecnológico y las redes de
innovación globales (Rincon, 2004).

1.3. La antropología de la tecnología: una propuesta de investigación sobre la


cultura y las nuevas tecnologías

Las antropólogas mexicanas María Josefa Santos y María Teresa Márquez (2003: 76)
enuncian los presupuestos básicos compartidos por la historia social de la tecnología,

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la construcción social de los sistemas tecnológicos y la llamada Teoría del Actor-Red


bajo el marco de los estudios de ciencia, tecnología y sociedad. Derivada de esta
perspectiva, las autoras enuncian algunos elementos que se han dejado de lado y
proponen desarrollarlos en lo que sería un nuevo enfoque antropológico de la
tecnología. Éstos son:

* El estudio del uso y asimilación de tecnología debe privilegiar los procesos más
que los resultados.
* Los procesos de desarrollo tecnológico tienen un fuerte componente social y
cultural, y por tanto son esencialmente conflictivos y cargados de situaciones
predecibles.
* Las construcciones socio-técnicas se desarrollan a partir de procesos complejos
en los que los valores culturales, políticos y económicos juegan un papel muy
relevante en el interior del proceso mismo de construcción y en la sociedad que lo
sostiene.
* Los procesos socio-técnicos son reconfigurados a partir de la intervención de los
distintos actores, quienes le imprimen dirección e intencionalidad. Las
intervenciones de los actores se encuentran modeladas a su vez por las referencias
sociales, institucionales y simbólicas en las que están inmersos.
* El alcance de la tecnología depende de las circunstancias de su producción.

Los vacíos teóricos en los enfoques constructivistas de la tecnología hacen referencia


al poco reconocimiento del significado de la cultura en el desarrollo y adopción de las
nuevas tecnologías. Estas autoras, junto con Aibar (2002) y Doig (2000), reconocen
136
que hay un terreno amplio por desarrollar, especialmente en lo relacionado con el
entramado de significados que le otorgan las organizaciones a las tecnologías que
desarrollan, las negociaciones culturales durante los cambios tecnológicos, las
representaciones culturales que se estructuran en la relación tecnología-sociedad y
los mecanismos para interpretar los contextos en términos técnico-simbólicos (Santos
y Márquez, 2003).

1.4. La sociología de la tecnología: la construcción de un nuevo paradigma


tecnológico

La sociología de la tecnología, al igual que la historia de la tecnología, es un campo


relativamente nuevo en las ciencias sociales, desarrollado especialmente en Europa
occidental desde la década del 80. No obstante, ha logrado detallar y construir una
perspectiva teórica sobre la relación entre tecnología y sociedad. Derivada de la
sociología del conocimiento científico, la sociología de la tecnología se inaugura con
una obra célebre, The social construction of technological systems, new directions in
the sociology and history of technology, publicada en 1987 y editada por los
sociólogos Wiebe E. Bijker y Trevor Pinch y el historiador Thomas Hughes, como
producto del primer encuentro internacional de investigadores en el área, realizado en
la Universidad de Twente, el cual logra constituir este campo como “uno de los
ámbitos de investigación más dinámicos y prolíficos, tanto empírica como
teóricamente” (Aibar, 1996: 142).

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No obstante la fundación de la sociología de la tecnología en 1987, ésta tiene sus


antecedentes con el sociólogo norteamericano William Ogburn y su obra Social
change with respect to culture and original nature (1922). Este autor intenta medir el
cambio cultural a través de un modelo evolutivo del desarrollo tecnológico, donde las
invenciones son procesos acumulativos realizados por más de una persona. En
segundo lugar, además, utiliza el concepto de “retraso cultural” para referirse a la idea
de que “los valores, los hábitos, las creencias y las estructuras sociales a menudo se
transforman a un ritmo considerable-mente más lento que las innovaciones
tecnológicas” (Ogburn, 1933, en Aibar, 1996: 143).

La tradición sociológica también asume posturas heredadas de la filosofía, la


economía y la historia, en las cuales se concibe a la tecnología como un proceso
lineal, progresivo y benéfico para la sociedad. A continuación se presentarán las
diversas perspectivas que desde la sociología de la tecnología se han desarrollado,
especialmente con cuatro enfoques sobre la relación entre tecnología y sociedad, el
enfoque determinista, el enfoque de sistemas, el enfoque del Actor- Red y el enfoque
constructivista social.

1.4.1. El enfoque determinista


El determinismo tecnológico se desarrolló en diversas disciplinas como la filosofía de
las ciencias, la economía y la historia, con una gran trayectoria a lo largo del siglo XX.
Este enfoque tiene dos posturas relacionadas. La primera concibe a la tecnología
como un ámbito autónomo que se configura al margen de la intervención humana, en
la cual el hombre no tiene ningún control sobre los procesos tecnológicos cuando
137
éstos ya se han constituido. Esta mirada considera que la tecnología crea sus propias
leyes e influye directamente en la sociedad, mientras que la sociedad no tiene alguna
incidencia en la tecnología. En esta perspectiva se encuentran autores como Jacques
Ellul, John Kenneth Galbraith y Martin Heidegger (Winner, 1979, en Aibar, 1996: 144).

La segunda afirma que el cambio social está determinado por el cambio


tecnológico, donde se asume que la transformación en la base material dada por la
técnica es una condición necesaria para afectar los modos de existencia humana. Por
tal razón, los cambios tecnológicos son más importantes que los cambios sociales
(Aibar, 1996). De igual manera, en esta línea de pensamiento, la sociedad, en tanto
que conjunto de usuarios de artefactos, sólo puede aceptar o rechazar los productos
tecnológicos en función de sus efectos o impactos (Luján y Moreno, 1996). Ambas
posturas resaltan que la tecnología es el agente principal de la transformación global.

Esta perspectiva se desarrolla en disciplinas como la economía y la historia, por


ejemplo con el caso del “modelo lineal” de desarrollo tecnológico, el cual se muestra
como una sucesión de etapas conectadas entre sí de forma ascendente, donde en
primer lugar se encuentra el conocimiento científico, luego su aplicación a un
problema práctico, posteriormente la innovación y finalmente su difusión y uso. Así,
posturas sobre la “revolución informática” asumen visiones deterministas, en las
cuales la Sociedad de la Información está determinada por la influencia de los nuevos
desarrollos informáticos en el trabajo, las organizaciones, el ocio y la política (Luján y
Moreno, 1996).

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En esta dirección, en el campo de las organizaciones se halla una corriente que


analiza la tecnología como hardware, es decir: como equipos, máquinas e
instrumentos que los humanos usan en las actividades productivas, ya sean
industriales o dispositivos de información. Algunos matices de la definición han sido
planteados por autores como Woodward (1958), quien se limita a trabajar el concepto
como técnicas de producción en el ámbito empresarial manufacturero, o Ernest Blau
(1976: 21), quien plantea la tecnología como la sustitución de equipos para el trabajo
humano (Orlikowski, 1992: 399).5 Esta definición tiene sus límites, ya que analiza la
tecnología como un elemento externo e independiente de las mediaciones de los
agentes o actores sociales. No tiene en cuenta cómo se construye el conocimiento y
las técnicas que le dan sentido al uso y la creación de los artefactos, o a los
procedimientos y la apropiación en la ejecución de tales sistemas tecnológicos.

Directamente en el campo sociológico, el ya mencionado William Ogburn incursionó


en el tema con una visión determinista sobre el impacto tecnológico. Posteriormente,
con el mismo enfoque de Ougburn, Gilfillan, con su obra Sociology of invention,
publicada en 1935, se centra en la invención como un proceso de cambio lento y
creciente. Estas posturas evolutivas han perdurado hasta la primera mitad del siglo
XXI. Posteriormente se presentó una ausencia de desarrollo investigativo en estos
campos hasta la década del 80 con una perspectiva más constructivista con los
sociólogos Donald MacKenzie y Judy Wacjman, con su obra The Social Shaping of
Technology, publicada en 1985, y con la obra ya citada de Bijker, Hughes y Pinch,
publicada en 1987 (Aibar, 1996; Cuctliffe, 2003; Bruun y Hukkinen, 2008).
138
1.4.2. El enfoque de sistemas
El enfoque de sistemas en sociología de la tecnología se puede identificar, en
principio, con el trabajo de Hughes (2008), el cual combina la perspectiva histórica y
sociológica. Este autor plantea que la tecnología debe ser concebida en términos de
“redes” no sólo de artefactos técnicos sino también del entorno, idea que contrapone
a la visión de la tecnología como entidad independiente de los contextos donde surge.
Además del concepto de “redes”, Hughes construye la noción de “sistemas
tecnológico como sistemas socio-técnicos”, los cuales se encuentran orientados a la
resolución de problemas, son sistemas abiertos que se relacionan con el ambiente,
definidos por los límites del control ejercido por los operadores artefactuales y
humanos (Hughes, 2008). Por otro lado, este autor hace énfasis en estudiar los
contenidos técnicos de los sistemas tecnológicos, la dinámica de los componentes,
su evolución o retraso, las amenazas o factores de crecimiento del sistema por las
características de sus componentes. En otras palabras, los problemas que se
presentan al interior de los sistemas. La perspectiva de sistemas de Hughes se
resiste a la tesis del determinismo tecnológico y sugiere que:

“El momentum tecnológico de los sistemas sociotécnicos


sólidamente establecidos surge a partir de la inversión de recursos
económicos, habilidades prácticas y formas organizativas y no

5. La traducción es de los autores.

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puede entenderse, pues, como un proceso natural o necesario. Las


tecnologías existentes generan una serie de núcleos cerrados en
los que se mantienen cautivos una multitud de intereses políticos y
económicos, hasta que los recursos invertidos se agotan” (Luján y
Moreno, 1996: 147).

En síntesis, en los sistemas tecnológicos de Hughes se integran elementos


heterogéneos, componentes incorporados mediante diversas acciones realizadas por
constructores del sistema -individuales o colectivos- (Hughes, 2008).

1.4.3. Los enfoques constructivistas


La sociología de la tecnología se muestra especialmente crítica con la limitación de la
relación entre tecnología y sociedad al flujo de los impactos de la primera sobre la
segunda. En primer lugar, la influencia de la tecnología en la sociedad no se produce
desde un ámbito externo; inciden también las diversas características económicas,
políticas y culturales en el diseño y la difusión de la tecnología. En segundo lugar, los
efectos de los artefactos tecnológicos son diferentes de acuerdo al contexto donde se
utilicen; por lo tanto, su configuración no es meramente técnica, sino social y cultural.

Estos estudios rompen con la idea determinista y lineal de que el progreso


tecnológico es igual al progreso de la humanidad. En esta línea se encuentran dos
perspectivas sociológicas que se presentarán brevemente a continuación: the social
construction of technological systems, o la construcción social de la tecnología, y la
Actor-Network theory, o la teoría del Actor-Red. 139

Cutcliffe sintetiza la particularidad del enfoque constructivista de la tecnología así:

“El enfoque constructivista tiende a pensar la tecnología dentro del


marco de sistemas de redes en los que los componentes sociales
modelan o construyen el resultado técnico que a su vez, por
supuesto puede influir en los valores culturales e institucionales.
Éste enfoque destaca la elección humana y la contingencia, en vez
de centrarse en el cambio tecnológico linealmente determinista”
(Cutcliffe, 2003a: 44).

1.4.4. La construcción social de los sistemas tecnológicos


Este enfoque se constituye como un programa de investigación derivado del Empirical
Programme of Relativism desarrollado por el sociólogo británico Harry Collins desde
la sociología del conocimiento científico, cuyo objetivo es develar la estructura del
conocimiento científico desde una óptica social, y la Social Construction of
Technology, que concibe el desarrollo tecnológico como un proceso de variación y
selección, desarrollado por Bijker, Pinch (Aibar E., 1996; Lujan y Moreno, 1996; Bruun
y Hukkinen, 2008).

Bijker y Pinch, proponen el concepto de “flexibilidad interpretativa” como una


herramienta central para la explicación de las formas que adquieren los artefactos
tecnológicos. Los autores muestran que el diseño de los artefactos constituye el

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resultado de procesos de disputas y negociaciones entre diversos grupos sociales,


tomando como otro de los conceptos claves el de “grupo social relevante” (Bijker y
Pinch, 2008). Asimismo, proponen otra herramienta teórica, el concepto de “marco
tecnológico” (similar al paradigma de Kuhn), que permite vincular las descripciones
técnicas de los artefactos con la formulación de relaciones problema-solución, las
determinaciones estéticas, los procesos de testeo y los conocimientos científicos y
tecnológicos, en la construcción de un elemento clave: el funcionamiento de
artefactos (Bijker y Pinch, 2008).

Este enfoque ha sido utilizado en un conjunto de estudios (Elzen, 1986; Vergragt,


1998; Rosen, 1993; Bijker y Law, 1992; Alder, 1998; Collins y Pinch, 1998), de los
cuales emergen preguntas tales como: “¿por qué se piensa que un nuevo material o
artefacto funciona mejor?” y “¿cuáles son los criterios por los cuáles la utilización
social determina el funcionamiento?” (Bruun y Hukkinen, 2008: 195). No obstante, la
gran aceptación de este enfoque en la sociología de la tecnología ha tenido sus
críticas, relacionadas específicamente con subestimar la estabilidad de los artefactos
tecnológicos y la solidez de las relaciones sociales, y con enfatizar una visión
subjetivista de los procesos tecnológicos sin tener en cuenta sus propias dinámicas
internas (Aibar, 1996). Un enfoque menos subjetivo y radical y más integral se
encuentra en la teoría del Actor-Red desarrollada por los autores franceses Michel
Callon y Bruno Latour. A continuación se presentará brevemente su desarrollo.

1.4.5. La teoría del Actor-Red


Esta teoría constituye uno de los enfoques más característicos en el estudio
140
sociológico de la ciencia y la tecnología, es una referencia obligada para los que
desean incursionar en el tema. Esta corriente se ha posicionado como una de las más
importantes en la actualidad. Desde sus inicios en 1980, ha superado en cierta
medida las limitaciones de la perspectiva de la construcción social de los sistemas
tecnológicos anteriormente mencionada, además de estar en contraposición al
desarrollo de las teorías estadounidenses sobre la tecnología.

Esta propuesta se basa en el estudio de ensamblajes o articulaciones de sistemas


complejos que integran aspectos diversos: tecnológicos, legales, organizativos,
políticos y científicos, entre otros.6 De esta manera, la teoría ha suscitado gran interés
en los investigadores sociales para analizar diferentes escenarios y actores humanos
y no humanos en su interacción.7 Sus representantes (Michel Callon, Bruno Latour y
John Law) plantean que: “Tanto los desarrollos científicos como tecnológicos pueden

6. “Este enfoque permite analizar la composición de sistemas, por ejemplo, una oficina gubernamental está
compuesta por empleados, un edificio, una organización espacial y temporal, una organización jerárquica,
clientes, computadoras, varios artefactos (como abrochadores, biromes y teléfonos), afiches, signos,
regulaciones, procedimientos burocráticos, una estructura legal e institucional, ciertas metas y funciones,
códigos de comportamiento y vestimenta, archivos, formularios, elementos psicológicos (identificación,
interpelación, etc.), relaciones con otros departamentos, etc. Parecería que todo ensamblaje funciona, en
cierto modo, como una totalidad” (Vaccari, 2008: 190).
7. Un ejemplo de esto es el trabajo del sociólogo Phillipe Vergragt, quien analiza las opciones de investigación
y desarrollo I+D como el reflejo de relaciones de poder entre los diferentes actores involucrados (Aibar, 1996).

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ser analizados en términos de luchas entre los diferentes actores por imponer su
definición del problema a resolver” (Aibar, 1996: 142).

La primera obra ilustre de la teoría del Actor-Red es la de Bruno Latour, Science in


action. How to follow scientists and engineers through society, publicada en 1987.
Asimismo, Michel Callon y John Law figuran como exponentes de la teoría. Los tres
proponen el concepto clave de “red de actores”, o sea: “un grupo de entidades que
incluye, además de personas, teorías, artefactos técnicos, instituciones y actuaciones
políticas e, incluso, el entorno natural […] estos ‘elementos heterogéneos’ son
importantes por igual y deben ser considerados ‘simétricamente’ importantes”
(Cutcliffe, 2003a: 44).

Las nociones de “acción” y de “agencia” son claves para interpretar dicha teoría, el
punto de partida metodológico de este enfoque es el análisis de la ciencia y la
tecnología en acción que hace referencia a los procesos colectivos de elaboración de
artefactos. Este abordaje enfatiza que la acción no depende de un único factor, sino
de una cadena de factores, y que la agencia es la capacidad de actuar donde:

“… los actores pueden fortalecerse en la medida en que ganan


credibilidad como portavoces de categorías de personas
estratégicamente importantes, organizaciones, objetos y procesos
y al contrario, se debilitan, cuando la representatividad establecida
degenera, por ejemplo como resultado del cuestionamiento de un
actor competente” (Brunn y Hukkinen, 2008: 201).
141

Aunque esta teoría ha llegado más lejos en el análisis de la tecnología y la sociedad,


también ha sufrido críticas. Un asunto problemático es que se asume la posibilidad de
que la sociedad anteceda la acción, ya que es construida a través de ella, sin tener
en cuenta la resistencia del actor en sí mismo y en el ambiente (Brunn y Hukkinen,
2008). Además, la teoría “justifica el estudio de estos sistemas complejos y
característicamente modernos en términos de unidades concretas con sus funciones
propias, pero al plantearse los pormenores de su funcionamiento, este conjunto
parece diluirse en un manojo de eventos inconmensurables entre sí” (Vaccari, 2008:
190).

2. Los estudios de la ciencia y la tecnología en América Latina

El sociólogo argentino Hernán Thomas (2010), compilador del primer texto de


sociología de la tecnología, realiza un recorrido cronológico de los enfoques y
programas que se han desarrollado en torno a la ciencia y la tecnología en América
Latina. El autor describe la etapa de conformación del campo de estudio en las
décadas del 70 y 80 que comprende predominantemente un enfoque político, seguido
del desarrollo de otras líneas de investigación relacionadas con estudios históricos y
antropológicos constructivistas. En esta etapa el enfoque histórico se destacó por
tener dos ramas: por una parte, las investigaciones realizadas por ingenieros y
tecnólogos que plantean los descubrimientos tecno-productivos locales; y por la otra,

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las narraciones de las grandes innovaciones en la región, siendo ésta última la rama
más acogida.

En la misma etapa, la perspectiva política conformada por ingenieros y científicos


resalta algunas de las problemáticas en la concepción de la tecnología como la crítica
al modelo lineal de la innovación, los efectos de ésta y la necesidad de establecer
normativas frente a la planificación del desarrollo tecnológico a partir de políticas
regionales y nacionales. Organismos internacionales como la Comisión económica
para América Latina (CEPAL) promovieron una postura de desarrollo planificadora a
través de proyectos como Science and Technology Policy Instruments, en el primer
quinquenio de la década del 70. Asimismo, la propuesta del modelo mundial
latinoamericano, desarrollada en la misma época, buscaba pensar prospectivamente
la viabilidad del desarrollo tecno-productivo. En menor medida se inicia una rama de
estudios socio-antropológicos que, al contrario de estas posturas planificadoras,
buscaba analizas las prácticas y las relaciones entre los actores que construyen la
tecnología, no desde posturas funcionalistas, sino desde enfoques constructivistas.

Posteriormente, se desarrolla una etapa de consolidación que va desde la década


del 80 hasta la actualidad, enfocada en el planteamiento de la economía del cambio
tecnológico, los estudios sobre la política de gestión tecnológica y en menor
proporción, estudios sobre sociología e historia de la tecnología. Temas como la
producción de indicadores de ciencia y tecnología ligados a la construcción de
políticas públicas han sido el centro de la producción reciente y se evidencian vacíos
como la visión crítica de los trabajos orientados a la política institucional (Thomas,
142
2010).

Como se puede observar, Latinoamérica ha sido permeada por los enfoques


mencionados en los apartados anteriores, aunque, al igual que otras regiones de
Norteamérica y Europa, las producciones sobre el tema son escasas y fragmentadas
(Thomas, 2010:36). Por lo tanto, el reto para América Latina es generar propuestas
propias conceptuales, teóricas, metodológicas y políticas.

Conclusiones

Durante el siglo XX, la tecnología ha sido analizada por disciplinas como la ingeniería
o la administración, actores como los empresarios, administradores e ingenieros
asumían las responsabilidades políticas y económicas de las invenciones,
transferencias y avances tecnológicos. Sin embargo, dados los fenómenos que traen
consigo el avance y el consumo tecnológico, los investigadores sociales se han
ocupado de problematizar y estudiar la relación sociedad-ciencia-tecnología a lo largo
de las últimas tres décadas (Doig, 2000).

El cambio socio-cultural que se observa actualmente en las sociedades no se ha


generado por el desarrollo tecnológico entendido como un proceso externo y neutral,
sino por las transformaciones en la relación del hombre con su realidad, con la
naturaleza, en la conjugación de diversas dimensiones y propiedades que anteceden
los procesos tecnológicos en su contexto. Por lo tanto, es un reto para los estudios

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de la tecnología entenderla como una construcción social, como un sistema que se


compone no sólo del desarrollo de artefactos sino de elementos simbólicos, de
tensiones, de valores sociales, de ideologías, de ambigüedades, de dualidades, como
un sistema dinámico, multidireccional, interconectado y complejo.

Las posturas de los estudios sociales de la tecnología de corte constructivista han


abierto un panorama más amplio para comprender los desarrollos, las transferencias
y las innovaciones tecnológicas desde enfoques teóricos que conciben la relación
sociedad-ciencia-tecnología no como si se tratara de cosas separadas, sino como
sistemas en los cuales las sociedades son tecnológicas y las tecnologías son
sociales. Si bien en América Latina se han desarrollado algunas propuestas que
integran estos diversos enfoques planteados, es un reto analizar las particularidades
de las instituciones y del contexto donde emergen las propuestas de innovación y
desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Desde esta perspectiva, los estudios sociales de la tecnología permiten entender la


relación sociedad-ciencia-tecnología desde ópticas más recíprocas, en las cuales las
transformaciones de las relaciones sociales pueden comprenderse a la luz del cambio
tecnológico, pero también del cambio en las representaciones sociales en la
estructura material y simbólica que caracteriza las sociedades contemporáneas.

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Revista CTS, nº 26, vol. 9, Mayo de 2014 (pág. 129-144)


De la filosofía de la ciencia
a la filosofía de las tecno-ciencias e innovaciones

Da filosofia da ciência para


a filosofia das tecnociências e inovações

From the philosophy of science


to the philosophy of technosciences and innovations

Javier Echeverría *

109

Este artículo parte de la hipótesis de que a finales del siglo XX ha surgido una nueva modalidad
de ciencia, la tecno-ciencia, que presenta dimensiones tecnológicas, económicas, políticas,
empresariales e incluso militares, aparte de las propiamente científicas. La tecno-ciencia no se
limita a describir o explicar el mundo, sino que pretende transformarlo. La búsqueda de
conocimientos está subordinada al logro de innovaciones. Por tanto, además de filosofía de la
ciencia es preciso hacer una filosofía de la tecno-ciencia y una filosofía de la innovación que se
derive de ella, debido a que los sistemas de I+D (investigación y desarrollo) están orientados a
innovar. Para ello hay que desarrollar nuevas líneas de investigación: filosofía de la práctica
científica, filosofía de la tecno-cultura y filosofía política de la ciencia, aparte de una axiología y
una praxiología de la ciencia. Para argumentar estas propuestas, se comentan tres ejemplos de
nuevas tecno-ciencias sociales y humanas (computación en la nube, sistemas de indicadores y
neurociencias humanas). Además, se propone la noción de tecno-paradigma, que regula las
agendas tecno-científicas actuales y el modo de hacer ciencia en el siglo XXI.

Palabras clave: filosofía de la ciencia, estudios CTS, práctica científica, estudios de innovación

* Javier Echeverría es investigador Ikerbasque adscrito al Departamento de Sociología 2 de la Universidad del


País Vasco. Correo electrónico: javier.echeverria@ehu.es. Este artículo ha sido realizado en el marco del
proyecto de investigación INNOC (Innovación oculta, FFI2011-25475), financiado por el Ministerio de
Economía y Competitividad del Gobierno de España.

Revista CTS, nº 28, vol. 10, Enero de 2015 (pág. 109-119)


Javier Echeverría

Este artigo parte da hipótese de que, nos finais do século XX, surgiu uma nova modalidade de
ciência, a tecnociência, que apresenta dimensões tecnológicas, econômicas, políticas,
empresariais e até militares, para além das propriamente científicas. A tecnociência não se limita
a descrever ou explicar o mundo, mas pretende transformá-lo. A procura de conhecimentos está
subordinada à consecução de inovações. Portanto, além de filosofia da ciência, é preciso fazer
uma filosofia da tecnociência e uma filosofia da inovação dela derivada, em virtude de que os
sistemas de P+D (pesquisa e desenvolvimento) perseguem a inovação. Para isso, é necessário
desenvolver novas linhas de pesquisa: filosofia da prática científica, filosofia da tecnocultura e
filosofia política da ciência, além de uma axiologia e uma praxiologia da ciência. Para
argumentar estas propostas, são comentados três exemplos de novas tecnociências sociais e
humanas (computação em nuvem, sistemas de indicadores e neurociências humanas). Além
disso, propõe-se a noção de tecnoparadigma, que regula as agendas tecnocientíficas atuais e o
modo de se fazer ciência no século XXI.

Palavras-chave: filosofia da ciência, estudos CTS, prática científica, estudos de inovação

This article is based on the assumption that at the end of the 20th century emerged a new form
of science, techno-science, which presents technological, economic, political, business, and
even military dimensions apart from the strictly scientific one. Techno-science is not limited to
describe or explain the world, but rather to transform it. The search for knowledges is subject to
the achievement of innovations. Therefore, as well as philosophy of science is needed a
philosophy of techno-science and a philosophy of innovation derived from it, because the
systems of ID (research and development) are today geared to innovate. For this purpose there
is to develop new lines of research: philosophy of scientific practice, philosophy of techno-culture
and political philosophy of science, apart from an axiology and a praxeology of science. To argue
these proposals three examples of new social and human technos-ciences are commented
(cloud computing, systems of indicators and human neurosciences). Furthermore, it is proposed
110 the notion of techno-paradigm, which regulates the contemporary techno-agendas and the way
of doing science in the 21st century.

Key words: philosophy of science, STS studies, scientific practice, innovation studies

Revista CTS, nº 28, vol. 10, Enero de 2015


Javier Echeverría

1. Nuevas direcciones en filosofía de la ciencia

La revolución tecno-científica del siglo XX sigue desarrollándose en el siglo XXI y se


expande geográfica y sectorialmente. Está en pleno auge en los ámbitos científicos
de donde surgió (matemáticas, física, astronomía, química, biología y medicina) y
permea cada vez más las ciencias sociales y humanas. En el caso de las tecno-
ciencias físico-naturales han surgido nuevos ámbitos de investigación: el programa
NBIC (nano-bio-info-cogno, National Science Foundation, 2002) supuso un auténtico
revulsivo, y no sólo porque indujo programas similares en otros países, sino porque
animó a las empresas y agencias tecno-científicas a investigar los nanocosmos,
incluidos los sistemas perceptivos y cognitivos, que están a la base de cualquier
modalidad de conocimiento. Los actuales programas Brain Map en los Estados
Unidos y Human Brain en la Unión Europea suponen un auténtico desafío para la
filosofía: posiblemente dejarán fuera de lugar muchas especulaciones en filosofía de
la mente y del lenguaje. También es previsible que aporten desarrollos a la psicología
de la ciencia, incluyendo nuevos artefactos cognitivos. Esos programas pretenden
lograr avances en el conocimiento, pero ante todo innovaciones, como sucede con la
tecno-ciencia.

Por su parte, las tecno-ciencias militares se han seguido desarrollando lejos del
escrutinio público, sobre todo en los Estados Unidos, pero también en China, Rusia y
otros países emergentes. Los asesores de las organizaciones militares, incluida la
OTAN, son conscientes de que ningún Estado ni organización internacional puede
tener un poder militar mínimamente relevante si no dispone de un sistema de I+D
111
(investigación y desarrollo) fuerte y consolidado. El modelo lineal de innovación sigue
estando plenamente vigente en la I+D+i militar, cuya función tractora sigue siendo
clara en varios ámbitos tecno-científicos. Analizar esa nueva modalidad de poder es
tarea de la filosofía política de la ciencia, lo cual no es lo mismo que una filosofía de
la política científica y tecnológica, aunque ésta también es otra de las fronteras para
la filosofía de la ciencia del siglo XXI.

Los filósofos de la ciencia, sin embargo, siguen sin interesarse por las aplicaciones
militares de la I+D. La mayoría parece mantener la idea ilusoria de que la filosofía de
la ciencia, para ser racional, sólo ha de ocuparse de las teorías científicas y de la
epistemología, no de la práctica científica.1 La antigua distinción de Reichenbach
entre contexto de descubrimiento y contexto de justificación sigue teniendo una
influencia perniciosa, al reducir la ciencia a una determinada modalidad de
conocimiento: el conocimiento teórico. Sin embargo, la ciencia es una acción humana
y social, como afirmó Latour hace años (Latour, 1987) y ha mostrado
convincentemente Alfredo Marcos (2010). Por mi parte, considero que la filosofía de

1. Un buen ejemplo es la serie PSE (The Philosophy of Science in A European Perspective), que ha publicado
de 2010 a 2014 seis volúmenes colectivos en la editorial Springer. Son resultados de un proyecto de
investigación financiado por la European Science Foundation y coordinado por Maria Carla Galavotti, en el que
han participado más de 50 filósofos e historiadores europeos. Su objetivo era revisitar la filosofía de la ciencia
en el siglo XX, incluido el Círculo de Viena, y abrir nuevas líneas de trabajo para el siglo XXI. Sin embargo, la
epistemología tradicional predomina claramente en la mayoría de los artículos publicados.

Revista CTS, nº 28, vol. 10, Enero de 2015 (pág. 109-119)


Javier Echeverría

la práctica científica es la principal nueva frontera que la filosofía de la ciencia ha de


investigar (Echeverría, 2007). Otros autores latinoamericanos también trabajan en
esa dirección (Martínez, 2005; Olivé, 2007; Esteban y Martínez, 2008; y Marcos,
2010).

Independientemente de las creencias y dogmas que mantengan muchos filósofos


de la ciencia, lo decisivo es que las tecno-ciencias del siglo XX son todavía más
amplias y relevantes en el siglo XXI, razón por la cual es indispensable hacer filosofía
de las tecno-ciencias. Digámoslo así, en plural, porque las tecno-ciencias no forman
parte de ningún género natural, aunque compartan características comunes. Siempre
están basadas en conocimiento científico, pero ante todo son proactivas, es decir,
pretenden cambiar el mundo (natural, social, humano, artificial), no sólo conocerlo. No
en vano el valor que las guía es la innovación. No se limitan a interpretar y explicar
los fenomenos, sino que promueven nuevos fenómenos, y en particular innovaciones
tecnológicas. Dicho sea de paso: la filosofía de las tecno-ciencias que propugno es
realista, puesto que acepta que las acciones tecno-científicas son factores causales
en las transformaciones que experimentan los mundos (sociales, naturales,
económicos, militares), y ello mediante causas eficientes, por decirlo en términos
clásicos. Muchos de los mundos actuales, por ejemplo Internet, la televisión o las
tarjetas de crédito, han sido tecno-científicamente construidos gracias a la
colaboración activa entre usuarios (sociedad), científicos, ingenieros, técnicos,
empresarios, inversores, gestores del conocimiento, políticos, periodistas, juristas y,
en algunos casos, militares. Todos estos agentes tienen sus conocimientos
específicos, que confluyen en proyectos conjuntos que, si son bien gestionados y
112
tienen éxito social, transforman el mundo en mayor o menor grado y escala, incluida
la escala nanométrica. En suma: la agencia tecno-científica desborda ampliamente a
las comunidades científicas de Merton y Kuhn y a la ciencia académica (Ziman, 2000)
y pone en juego diferentes tipos de conocimientos (Olivé, 2007). Otra razón más a
favor de una filosofía de las agencias tecno-científicas y no sólo de las teorías
científicas. La filosofía de la ciencia ha de analizar la estructura de la práctica
científica, y en particular la estructura y la dinámica de los tecno-paradigmas
(Echeverría, 2012), que rigen las agendas de las tecno-ciencias. Los tecno-
paradigmas no sólo conforman el conocimiento científico-tecnológico aceptado
(received knowledge) por la vía de su evaluación y difusión, sino que ante todo
determinan la práctica científica, es decir, el modo de hacer ciencia, y ello no sólo a
la hora de investigar, sino también al enseñar, difundir y aplicar esos conocimientos.
Los tecno-paradigmas comportan conocimiento, desde luego, pero no sólo del tipo
know what o know why, sino también know how, así como know when, know where y
know who, que son importantes para muchas tecno-ciencias, en particular para las
tecno-ciencias sociales. Dicho de otra manera: son proactivos y pueden ser
considerados como integrantes de las ciencias reguladoras de las que habló Sheila
Jasanoff (1995). Por supuesto, aportan otro modo de producción de conocimiento
(Gibbons et al, 1994); pero la tecno-ciencia no sólo transforma la producción de
conocimiento, sino también su distribución, almacenamiento, difusión, utilización y
evaluación. En suma: las tecno-ciencias han transformado toda la cadena de valor de
las ciencias, en cada uno de sus eslabones. Por eso no bastan los valores
epistémicos ni la epistemología para hacer filosofía de la ciencia en el siglo XXI.

Revista CTS, nº 28, vol. 10, Enero de 2015 (pág. 109-119)


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2. Nuevas tecno-ciencias

La tecno-ciencia ha experimentado cambios importantes durante la primera década


del siglo XXI, porque se ha expandido a otros ámbitos del conocimiento, generando
nuevas tecno-ciencias. Por mi parte, sigo pensando que el avance de la tecno-ciencia
conlleva la colonización, capitalización y, en su caso, privatización de buena parte del
conocimiento científico-tecnológico. Por retomar la metáfora de Vannevar Bush en su
Science, the Endless Frontier (1945): la tecno-ciencia está colonizando esa frontera
sin fin, o cuando menos parte de ella.

Al hacerlo, las teorías científicas devienen capital y el conocimiento y las


innovaciones basadas en ciencia se convierten en mercancía. Este fenómeno resulta
más claro en el siglo presente que en el anterior. También hay utilizaciones novedosas
del conocimiento como herramienta del poder económico, político y militar, con lo cual
se hacen presentes las otras tres dimensiones de las tecno-ciencias, aparte de las
dimensiones científica y tecnológica. Por mi parte, tras estos tres lustros del siglo XXI,
doy por verificada la hipótesis de que a finales del siglo XX surgió una nueva
modalidad de poder: el poder tecno-científico (Echeverría, 2003: cap. 5), que tiende a
ser global. Considero que los filósofos de la ciencia han de centrarse en la filosofía
política de la ciencia, como algunos colegas mexicanos han empezado a hacer en los
últimos años (Olivé, 2007; Velasco y López Beltrán, 2013). La filosofía de la ciencia
ha de seguir estando vinculada a los estudios CTS, ciertamente, pero debería
profundizar más en algunos puntos particularmente conflictivos, entre los cuales
mencionaré tres: 1) absorción progresiva de parte de la ciencia por el capitalismo del
113
conocimiento; 2) reducción de los investigadores (y profesores universitarios) a
trabajadores del conocimiento; 3) emergencia de tecno-paradigmas que determinan
cómo debe ser la práctica científica.

En esta contribución sólo comentaré la tercera cuestión. Pienso que la filosofía de


la ciencia ha de incluir a la tecno-ciencia entre sus ámbitos de reflexión, analizándola
desde perspectivas políticas, sociales y axiológicas, no sólo ontológicas,
epistemológicas, semánticas o metodológicas. Además de eso, las tecno-ciencias no
sólo han colonizado algunas ciencias formales y físico-naturales; más recientemente,
se han implantado en muchos ámbitos de las ciencias sociales y humanas. Hoy en
día cabe hablar de tecno-ciencias sociales, e incluso de “tecno-humanidades”,
aunque esta última palabra parezca poco elegante. Desde luego, hay que distinguir
entre cuerpos y tecno-cuerpos, música y tecno-música, artes y tecno-artes. La
expansión de la tecno-ciencia, entendida como un nuevo modo de producción,
distribución, almacenamiento y utilización de los conocimientos, ha ido más allá de las
ciencias y de las ingenierías de los siglos XIX y XX, alcanzando a otras formas
culturales, incluida la prensa, los libros, la política, la economía, las artes y los medios
de comunicación. En una palabra: no sólo hay tecno-ciencia, también tecno-cultura.
Los estudios de cultura científica, siendo importantes, deberían interesarse por las
diversas culturas tecno-científicas, por ejemplo la cultura de la innovación, y también
por la tecno-cultura. En el caso de la filosofía, no basta con hacer filosofía política de
la tecno-ciencia; hay que elaborar además una filosofía de la tecno-cultura, lo cual
incluye la cultura tecno-científica, pero es más amplia que ella, puesto que también
se ocupa de la tecno-música, las tecno-artes, la tecno-política y, last but not the least,

Revista CTS, nº 28, vol. 10, Enero de 2015 (pág. 109-119)


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el tecno-deporte. En conjunto, considero que estamos ante un cambio radical de


época: la era de la tecno-ciencia y la tecno-cultura. Si eso es así, parece obvio afirmar
que la filosofía tradicional de la ciencia no basta y que hay que abrir nuevos ámbitos
de reflexión y análisis filosófico.

3. Ejemplos de nuevas tecno-ciencias

Para ilustrar lo dicho hasta ahora pondré tres ejemplos, que voy a comentar
brevemente. El primero atañe a las neurociencias, que pueden ser consideradas
como una nueva frontera de la investigación. Las expectativas que suscitan son
muchas, y no sólo son científicas, también tecnológicas, empresariales, pola los niños
autistas y a los enfermos de Alzheimer se les stigacinido) la Feria de la Mente, en la
que se muestra claramente cuñíticas y militares. Estando presentes esas cinco
componentes culturales y axiológicas, es casi seguro que estamos ante una nueva
tecno-ciencia, dado que su componente tecnológica es muy intensa: infografía del
cerebro como método usual de investigación, y en un futuro próximo nanotecnologías.

El pasado mes de septiembre de 2014 se celebró en Sheffield, Reino Unido, el


Festival of Mind, una feria tecnocientífica donde fue posible vislumbrar cuál es la
agenda tecnocientífica actual en el ámbito de las neurociencias. Mencionaré una de
las innovaciones presentadas: a enfermos de Alzheimer se les muestran robots
emocionalmente programados, es decir, artefactos tecnológicos con capacidad para
suscitar emociones en personas cuyos cerebros tienen deterioros cognitivos.
114
Tratándose de tecno-juguetes diseñados para suscitar emociones, su índice de
eficacia es notable, lo que permite lograr recuperaciones parciales en el
funcionamiento cerebral de las personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer.2
La Universidad de Harvard presentó algo todavía más futurista: los enjambres de
robots, y más concretamente de kilobots. El experimento consiste en agrupar robots
sin memoria y con un software mínimo, con un sensor de rayos infrarrojos que les dice
si cerca hay otro robot o no. Se trata de imitar a la naturaleza (bandadas de pájaros,
termiteros) de modo que, en base a reglas muy sencillas, dichos robots puedan
construir estructuras complejas, que luego puedan ser implementadas en el cerebro
humano. En la medida en que esos enjambres de robots, siendo cada uno de ellos
“estúpido” por separado, sean capaces de simular por interacción algunas funciones
del cerebro humano, la hibridación entre neuronas y robots permitirá mejorar las
capacidades cognitivas del cerebro, abriendo una nueva etapa a la inteligencia
artificial. Lo importante de esta tecnología experimental, a mi modo de ver, es la
agenda a la que apunta: construir tecno-neuronas, es decir, neuronas
tecnológicamente asistidas que puedan paliar algunas disfunciones cerebrales y
mejorar otras.

En 2002, el proyecto NBIC incorporó la construcción de cerebros artificiales a la


agenda tecno-científica. Que se logre el objetivo o no está por ver; lo importante es la

2. Estas referencias provienen de una información publicada en el diario El País (España, 30-9-2014, p. 37) y
firmada por Guillermo Altares.

Revista CTS, nº 28, vol. 10, Enero de 2015 (pág. 109-119)


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agenda misma, que marca la dirección a seguir, el programa, lo que se pretende


hacer para generar innovaciones. Lo propio de la tecno-ciencia es su pretensión de
cambiar el mundo, en este caso el cerebro humano. Tal y como se plantea el
experimento presentado en Sheffield, se quiere paliar enfermedades de degeneración
o trastorno cerebral. ¡Pero nada impide pensar que estas “tecno-neuronas” podrían
ser implantadas en cualquier tipo de cerebro, si construirlas fuese posible! Una vez
vislumbrada esa posibilidad, y aunque no sea factible hoy por hoy, la investigación
tecno-científica camina en múltiples direcciones: la filosofía de la mente ya no basta
y hay que hacer filosofía de las neurociencias partiendo de los avances y agendas
que las tecno-ciencias del cerebro suscitan. La filosofía de las neurociencias será muy
distinta a la filosofía de la mente, porque tomará como punto de partida los avances
que se produzcan en la investigación neurocientífica, dejando de lado las
especulaciones filosóficas sobre la mente y el cerebro. Otro tanto ocurrirá con las
diversas percepciones sensoriales, que serán analizadas en base al funcionamiento
de las redes neuronales, y no a partir de concepciones filosóficas preestablecidas,
como ha ocurrido hasta ahora.

Un segundo ejemplo de tecno-ciencia recientemente surgida tiene que ver con los
Big Data, es decir, con la computación en la nube (cloud computing). Ofrece servicios
de acceso a documentos y archivos en Internet, incluidos los de los propios usuarios,
pero con la peculiaridad de ser masivos, porque esos servicios son utilizados por
millones de personas. La nube de la información es una bella metáfora, sin duda, pero
lo cierto es que todos esos datos están en tierra, concretamente en grandes
equipamientos informáticos gestionados por las principales empresas
115
transnacionales de la información, como Google, Apple, Amazon, Facebook, Twitter y
algunas otras. Utilizan grandes equipamientos y la novedad estriba en que no son
gestionados por entidades públicas (salvo los datos militares y policiales), sino por
empresas privadas que han sabido encontrar un modelo de negocio en esa minería
de datos, como también se denomina.

Tradicionalmente, los grandes proyectos de la Big Science fueron financiados por


los gobiernos (Manhattan, ENIAC, Hubble, Human Genome), dado su enorme coste
y, en particular, dada la enorme inversión que se requiere para construir y mantener
los costosos equipamientos científicos que hacen falta para desarrollarlos. La
novedad es que en el siglo XXI la iniciativa privada está asumiendo los costes de
parte de la Big Science. Los considera como una inversión que puede ser rentable, el
ejemplo de los Big Data resulta adecuado. También se habla de un nuevo sector
industrial, las industrias de la ciencia, basado precisamente en la construcción,
gestión y mantenimiento de los grandes equipamientos científicos que hacen falta
para que avance la investigación científica en algunas áreas de conocimiento. El
ejemplo más reciente es el descubrimiento del bosón de Higgs en el CERN europeo.
No hay duda de que se trata de un gran avance científico, pero también es cierto que
el CERN constituye uno de los principales ejemplos de agencia tecno-científica con
financiación pública, al menos en Europa. En el caso de los Big Data, lo notable es
que Google y las empresas tecno-científicas semejantes han sabido encontrar un
importante nicho de negocio en la acumulación de los datos y la información, la cual
se convierte en capital, como hace años mostró Manuel Castells (1996). Es lo que
ocurre ahora con toda esa masa de datos, con la peculiaridad de que son datos

Revista CTS, nº 28, vol. 10, Enero de 2015 (pág. 109-119)


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aportados gratuitamente por los propios usuarios y que luego son gestionados y
capitalizados por las empresas especializadas en este nuevo sector tecno-científico.

Valga este segundo ejemplo para mostrar que la tecno-ciencia convierte a las
acciones humanas en mercancía y capital, generando valor gracias a la acumulación
masiva de datos. Habría mucho que hablar sobre la “nube”, que en realidad es una
forma novedosa de tecno-ciencia, pero estas primeras consideraciones pueden valer
para indicar que los filósofos de la ciencia tienen mucho trabajo que hacer en torno a
la ciencia contemporánea, en lugar de seguirse restringiendo a analizar las teorías
científicas de Newton, Darwin y Einstein, por apasionantes que éstas sean.

El tercer ejemplo se centra en el análisis tecno-científico de la propia práctica


científica y se refiere a los sistemas de indicadores, que desempeñan un papel
fundamental a la hora de cuantificar y medir la ciencia, la tecnología y la innovación.
Los resultados de la investigación científica suelen ser artículos, y valen más aquellos
que se publican en revistas indexadas, cuyos índices de impacto son medidos por
empresas privadas como Thomson Reuters (antes ISI), Scopus y otras muchas,
incluidas alguna agencias gubernamentales, como la European Science Foundation.
Google mismo ha lanzado un nuevo sistema de medición de los impactos de la
ciencia, su índice h, que cuantifica para cada científico cuántas publicaciones (h) tiene
con h citas en Google Scholar. En el caso de la I+D, esa tarea la desarrolla la OCDE,
con su Manual de Frascati y otros muchos que se derivan de él, incluidos el Manual
de Lisboa y el de Canberra. Para analizar la innovación la OCDE elaboró el Manual
de Oslo, que conforma el tecno-paradigma dominante en la materia, así como el
116
Manual de Bogotá, que fue diseñado por la RICYT específicamente para la región
latinoamericana. No hay dudas sobre el rigor científico de dichos manuales, máxime
teniendo en cuenta lo difícil que es medir la innovación. Sin embargo, quiero subrayar
otra propiedad de esos instrumentos: su condición tecno-científica. Eso queda
particularmente claro en el subtítulo del Manual de Oslo, que dice así: “guía para
recoger e interpretar datos sobre innovación”. El Manual no aporta una teoría
científica sobre la innovación, no se enuncia ley alguna. Se proponen definiciones,
pero son puramente operacionales, diseñadas para poder medir y obtener datos
cuantitativos agregables. En cambio, sí se pretende que todos los países de la OCDE
midan la innovación de la misma manera, con los mismos procedimientos y
recurriendo a los instrumentos conceptuales y metodológicos diseñados por el
Manual de Oslo. Se quiere lograr que los datos de innovación de los distintos países
y regiones sean comparables entre sí, lo cual es condición sine qua non para el
diseño de políticas científicas comparadas, que se toman como referencia entre sí.

Una vez logrado eso, y tras introducir sistemas de indicadores, los sistemas
nacionales y regionales de innovación devienen comparables, pudiendo incluso
definir clasificaciones entre ellos, al igual que entre las empresas y las
organizaciones. El objetivo es saber quién innova, y quién innova más. No se trata de
buscar las causas (know why), y ni siquiera de saber qué es la innovación. El Manual
de Oslo sólo se ocupa de las innovaciones generadas por empresas, aunque
reconoce que hay otras formas de innovación, no sólo empresariales. Su objetivo
último consiste en determinar cómo hay que medir la innovación y cómo hay que
operar luego con esos datos. Para ello, los expertos que lo han elaborado aportaron

Revista CTS, nº 28, vol. 10, Enero de 2015 (pág. 109-119)


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mucho conocimiento, procedente de diversas ciencias sociales. Pero el Manual como


tal es una herramienta que ayuda a actuar, y más concretamente a diseñar políticas
de innovación. Otro tanto sucede con los rankings universitarios, e incluso con el
índice de impactos y de citas que cada científico puede tener en un momento dado.
Todas esas magnitudes son indicadores, que apuntan a direcciones y estrategias de
acción. Las tecno-ciencias son proactivas y los sistemas de indicadores no pretenden
explicar ni comprender por qué un sector económico o un país es más innovador que
otro. Pero tampoco se limitan a ser instrumentos descriptivos, porque han sido
diseñados con vistas a la práctica ulterior, para orientar acciones y estrategias
empresariales, organizativas e institucionales. Con diferentes matices, es algo común
a los diversos sistemas de indicadores, incluidos los de bienestar, felicidad o
creatividad, por mencionar otras modalidades de tecno-ciencias sociales.

Cada sistema de indicadores, en la medida en que se convierte en un estándar,


puede ser comparado a las matrices simbólicas de las que habló Kuhn para
caracterizar los paradigmas científicos. Pues bien, los sistemas de indicadores
caracterizan a las diversas ciencias sociales y las pugnas entre unos y otros puede
ser comparada con los paradigmas rivales kuhnianos. La filosofía de la tecno-ciencia
es posible, e incluso puede inspirarse en la filosofía de la ciencia del siglo XX. En todo
caso, hay métodos tecno-científicos para investigar los sistemas de I+D y los
procesos que tienen lugar en ellos, así como para clasificar a sus distintos agentes.
Otro tanto sucede con los sistemas nacionales o regionales de innovación. Para llevar
a cabo esas tareas los sistemas de indicadores desempeñan un papel crucial, razón
por la cual deberían de ser objeto prioritario de estudio por parte de los filósofos de la
117
tecno-ciencia.

No se trata más que de unos primeros ejemplos; podríamos aportar otros. En los
últimos quince años han emergido varias tecno-ciencias sociales y humanas, aparte
de las tres que he comentado brevemente. Lo que es común a todas ellas es su
condición transformadora del mundo, sea éste del tipo que sea, y sea del tamaño que
sea. La revolución tecno-científica ha llegado a las ciencias sociales y humanas y,
previsiblemente, no las va a abandonar. Sobre todo porque tiende a transformar
radicalmente a las personas, convirtiéndolas en tecno-personas, aunque ésta es una
cuestión que no voy a tratar aquí (Echeverría, 2013: cap. 1 y 6).

4. A modo de conclusión

Las reflexiones precedentes pretenden abrir nuevas vías de investigación y de


reflexión a la filosofía de la ciencia. Ésta corre el riesgo de convertirse en una especie
de parque temático, donde se cultivan y mantienen vivos a autores y enfoques que
hicieron grandes aportaciones en el pasado siglo. Merecen nuestro respeto y
consideración, pero el mundo ha cambiado radicalmente desde la segunda mitad del
siglo XX, y la ciencia también. La filosofía de la ciencia debería asumir esos cambios,
profundizando en líneas menos exploradas, como la filosofía de la práctica científica,
la filosofía social y política de la ciencia y, en último término, la filosofía de las tecno-
ciencias e innovaciones.

Revista CTS, nº 28, vol. 10, Enero de 2015 (pág. 109-119)


Javier Echeverría

La ciencia moderna se ha caracterizado por la búsqueda del conocimiento,


entendiendo por tal las hipótesis y teorías científicas. Las tecno-ciencias, en cambio,
tienen el objetivo de generar innovaciones. El conocimiento científico es un fin en sí
mismo para los científicos, pero para las empresas y agencias tecno-científicas no es
más que un medio para producir innovaciones. Por tanto, la filosofía de la tecno-
ciencia ha de incluir una filosofía de la innovación (Echeverría, 2014). Las tecno-
ciencias contemporáneas exigen un replanteamiento profundo de la filosofía de la
ciencia, porque para ellas son importantes varias modalidades de conocimiento, no
sólo el conocimiento causal, que ha sido el objetivo tradicional de la ciencia. No son
explicativas ni predictivas, pero sí proactivas y performativas, porque pretenden
transformar el mundo y no sólo conocerlo o explicarlo. Las tecno-ciencias sociales, en
particular, tienden a transformar las relaciones sociales, tarea en la que han
cosechado éxitos considerables en los últimos años, que han estado marcados por la
difusión social de las tecnologías de la información. Pero las tecno-ciencias humanas
que se vislumbran plantean un desafío mayor: si es posible o no la transformación
tecno-científica de las personas, de modo que surjan tecno-personas. Este desafío es
explícito en el caso del transhumanismo, que subyace al informe Converging
Technologies de la NSF (2002), pero también con las neurociencias, cuya condición
tecno-científica hemos resaltado.

Los filósofos de la ciencia tienen que reflexionar mucho sobre el futuro de su


disciplina, pero también sobre el futuro de los seres humanos, de los que no resulta
improbable afirmar que van a mostrar grados mayores o menores de tecno-
humanidad. El avance de las tecno-ciencias conlleva el de la tecno-cultura, con todas
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las consecuencias que ello implica. Seguir centrándose en las teorías científicas
equivale a practicar la estrategia del avestruz.

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