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La pérdida del sentido filosófico en el

mindfulness
11/04/2019

Morten TolbollAutor: Morten Tolboll


@LoaferTolboll

Posee una maestría en filosofía y una especialización en


psicología.
Practica yoga y meditación desde 1985 y durante este período
desarrolló el concepto de Meditación como Arte de la Vida, sobre
el que ha escrito una serie de libros.

Enlaces relacionados con su vida como un vagabundo:


Links to Idlers
The Art of Pilgrimage

Traducción y corrección: Dokushô Villalba


Hoy en día, la meditación es asociada generalmente a un
mindfulness, en el que la filosofía, la espiritualidad y la religiosidad
han sido reducidas a psicología y psicoterapia (piensa solo en
cómo el término «éticamente neutro» del mindfulness moderno se
percibe como algo positivo). En otras palabras: el mindfulness se
ha convertido en lo que yo llamo una mitología de la autenticidad.
La psicología clínica y la psiquiatría, desde la década de 1970, han
desarrollado una serie de aplicaciones terapéuticas basadas en el
mindfulness para ayudar a las personas que experimentan una
variedad de afecciones psicológicas. La práctica del mindfulness
se emplea para reducir los síntomas de la depresión, para reducir
el estrés, la ansiedad y la adicción a las drogas.

Se han adoptado programas basados en el de Kabat-Zinn, y


modelos similares, en escuelas, prisiones, hospitales, centros de
veteranos y otros entornos, y se están aplicando programas de
mindfulness para obtener resultados adicionales, como el
envejecimiento saludable, el control del peso, el rendimiento
deportivo, la ayuda a los niños con necesidades especiales, y como
intervención durante el período perinatal.

La revolución del mindfulness parece ofrecer una panacea


universal para resolver casi todas las áreas de preocupación diaria.
Los libros recientes sobre el tema incluyen: crianza consciente,
alimentación consciente, enseñanza consciente, política
consciente, terapia consciente, liderazgo consciente, una nación
consciente, recuperación consciente, el poder del aprendizaje
consciente, el cerebro consciente, el camino consciente a través
de la depresión, el camino consciente a la auto-compasión. Lo que
los científicos llaman aplicaciones «éticamente neutras», son muy
a menudo técnicas subjetivas, sofisticadas y en absoluto neutrales.

Varios estudiosos critican la manera en la que se está definiendo o


representando el mindfulness en las publicaciones recientes de
psicología occidental. Estas formas modernas de comprender el
mindfulness se alejan significativamente de lo que se recoge en los
primeros textos budistas y en los comentarios autorizados de las
tradiciones theravada y mahayana.

La popularización del mindfulness como «mercancía» está siendo


criticada, y algunos críticos la llaman «McMindfulness». Según
Jeremy Safran, la popularidad del mindfulness es el resultado de
una estrategia de marketing:

«McMindfulness es la comercialización de un sueño construido, un estilo de vida idealizado, un


cambio de imagen de la identidad».

Según Purser y Loy, el mindfulness no se está utilizando como


medio para despertar a la comprensión de las «raíces malsanas de
la codicia, la malevolencia y la ignorancia», sino que se ha
transformado en una «técnica banal, terapéutica y de autoayuda»
que tienen el efecto contrario: el reforzamiento de esas actitudes
malsanas. Si bien el mindfulness se está comercializando como un
medio para reducir el estrés, en el contexto budista forma parte de
un programa ético que lo integra todo con el propósito de fomentar
la «acción correcta, la armonía social y la compasión». La
privatización del mindfulness no tiene en cuenta las causas
sociales y organizacionales del estrés y del malestar, sino que más
bien al contrario promueve la adaptación a estas circunstancias.

Según Bhikkhu Bodhi, «sin una crítica social aguda, las prácticas
budistas podrían usarse fácilmente para justificar y estabilizar el
status quo, convirtiéndose en un refuerzo del capitalismo
consumista». La popularidad de la nueva marca mindfulness ha
mercantilizado la meditación a través de libros de autoayuda,
clases de meditación guiada y retiros de mindfulness.

Los maestros budistas critican que este movimiento se presente


como equivalente a la práctica budista, cuando en realidad supone
una desnaturalización del budismo con consecuencias
indeseables, como no fundamentarse en la moral reflexiva
tradicional y, por lo tanto, alejarse de la ética budista tradicional.
Las críticas denuncian tanto esta a-moralización como la re-
moralización según una ética clínica. El conflicto se presenta a
menudo en relación con las credenciales y calificaciones del
maestro, más que en relación a la práctica real del estudiante. Las
prácticas influenciadas por un budismo reformado se están
estandarizando y manualizando, separándose claramente del
budismo, que es percibido como una religión confinada a los
monasterios, y se expresa en los centros de meditación moderno
como un mindfulness basado en una nueva ética psicológica.

En el contexto tradicional, la filosofía es una parte central del


mindfulness. Hay especialmente dos aspectos que lo indican: la
indagación y el discernimiento.

1) La indagación surgida del asombro (pali: vichara)

Los grandes maestros practicaron el asombro y la indagación


filosófica, es decir, no una mera investigación intelectual como en
la filosofía académica, y tampoco en el sentido de repetir un
mantra, no. Su asombro y su indagación filosófica constituyen un
camino meditativo-existencial, como el practicado en el silencio sin
palabras dentro de una poderosa indagación existencial. Como dijo
Platón, la filosofía comienza con el asombro y la indagación.
Probablemente conozcas el asombro que se siente cuando miras
las estrellas o cuando te enfrentas al sufrimiento del mundo. Este
asombro te llena con un silencio en el que todos los pensamientos,
explicaciones e interpretaciones desaparecen en un instante. Es en
este silencio en el que uno se hace las grandes preguntas
filosóficas, abiertas hacia adentro y hacia afuera, escuchando y
observando, sin palabras, sin evaluaciones.

El silencio sin palabras del asombro existencial es lo mismo que


plantearse preguntas filosóficas de una manera meditativa-
existencial. Y es este cuestionamiento filosófico el que puede ser
el comienzo de una profunda indagación sobre el ser humano y la
realidad, un viaje filosófico de por vida hacia la fuente de la vida: el
Bien, la Verdad y la Belleza.

Sin embargo, la mayoría de las personas pierden este silencio a


medida que crecen y se satisfacen con explicaciones e
interpretaciones. Y esa es la diferencia entre los grandes maestros
y la gente común. Los grandes maestros tenían un fuerte anhelo
de algo inexpresable, de algo que no puede satisfacerse con
explicaciones e interpretaciones, tal vez un anhelo de despertar, o
de realización. Con todo el cuerpo, con la vida y la sangre, con el
alma y el espíritu, con el cerebro y el corazón, indagaron en la vida
e indagaron en ellos mismos. Indagaron en todo y lo hicieron de
manera meditativa, como si todo fuera algo completamente nuevo.
Debido a que este cuestionamiento e indagación filosóficos
constituye una técnica de meditación central, la conciencia se abre
a la Fuente. En otras palabras, utilizaron cuestiones filosóficas
como koans universales. Todas las demás prácticas espirituales
solo fueron usadas para apoyar esta indagación.
Aquí es donde entra el niño. Los niños todavía se formulan
preguntas filosóficas. Por eso a menudo uso el libro El Principito de
Antoine de Saint-Exupéry, para explicar la simplicidad de este
asombro.

2) Discernimiento (pali: viveka).

Al principio, el mindfulness se caracteriza por el hecho de que te


permite darte cuenta, como tú mismo has descubierto una y otra
vez, de que hace ya mucho tiempo que vives abstraído en tu
pensamiento, evaluando, comparando, esperando y
preocupándote, y de que una y otra vez te distraen los
pensamientos. De hecho esta es una parte importante del
entrenamiento. De lo que se trata es de que tomes conciencia de
este hecho y de que tengas una mente sobria una y otra vez, de
que te salgas de ese flujo de palabras e imágenes que se produce
automáticamente. Fue esta práctica que Shankara llamó la Corona
del Discernimiento. Día a día y año tras año, es necesario mantener
claro el nivel de discernimiento. Esto se hace discerniendo entre la
observación neutral y la distracción, una y otra vez.

Así es como se empieza a pensar críticamente y a elaborar


argumentos racionales. Supone una clarificación de los
pensamientos. En el pensamiento crítico ocupa una posición
central el discernimiento entre sujeto y objeto, sueño y realidad,
engaño o ilusión y verdad o realidad.

El pensamiento crítico y, por lo tanto, el discernimiento son virtudes


centrales en la espiritualidad tradicional. Los místicos dominicos
llaman a estos pasos discriminatio, la capacidad de discernir entre
el uso mundano o religioso de la energía. Los orientales lo
llaman viveka, discernimiento, la capacidad de usar tu voluntad
como una parte de la energía para dirigirla hacia ti mismo, hacia
prácticas tales como la oración, los mantras o la meditación, en vez
de hacia el éxito profesional, la mundanidad o el desarrollo
personal.
Según Rao y Paranjpe, viveka puede explicarse más
detalladamente como:

Sentido de discernimiento; sabiduría; discernimiento entre lo real y


lo irreal, entre el yo y el no-yo, entre lo permanente y lo
impermanente; indagación discriminativa; correcto discernimiento
intuitivo; discernimiento siempre presente entre lo transitorio y lo
permanente.

En su artículo Neo-Advaita o Pseudo-Advaita y Real Advaita-No-


dual, Timothy Conway se opone a la tendencia moderna a
centrarse solo en el mindfulness, y escribe sobre la necesidad del
pensamiento crítico y el discernimiento en una práctica espiritual:

Algunos maestros espirituales y sus discípulos están encerrados


en un punto de vista que los obliga a ver lo que sucede solo como
«bueno» o solo como «perfecto» o incluso como «nada sucede
realmente», y han abandonado toda capacidad para evaluar los
fenómenos y distinguir lo que podemos llamar los 3 niveles de la
realidad no dual:

Nivel 1: el nivel convencional de «apropiado e inapropiado», «útil y


dañino», «correcto e incorrecto», «justicia e injusticia», «arriba y
abajo», «femenino y masculino», etc .

Nivel 2: la «verdad celestial» según la cual todo lo que les ocurre a


todas las almas inmortales es «perfecto», la «manifestación
exquisita de la Voluntad Divina», el «juego perfecto de Conciencia»
que lleva a estas almas a la Realización de Dios.

Nivel 3: la Realidad Absoluta, en donde se comprende que todo lo


que sucede es un sueño, así que nada sucede realmente, no hay
mundos distintos, no hay seres distintos, no hay multiplicidad, solo
Dios, solo Conciencia Divina.
Es una gran paradoja que la Realidad no dual tenga estos
diferentes niveles de verdad, pero esto es algo que se ve
confirmado por textos y enseñanzas de orientación no dualista de
sabios de diferentes culturas sobre la naturaleza de la Realidad en
el nivel convencional, el nivel de la verdad celestial y el nivel de la
verdad absoluta (que, estrictamente hablando, no es un «nivel»
sino la Realidad única, absolutamente verdadera, mientras que los
niveles 2 y 3 son «relativamente verdaderos», dependientes de la
Realidad Absoluta o Parabrahman).

El punto relevante aquí es que las personas que no honran


simultáneamente estos tres «niveles» de Realidad, especialmente
el nivel convencional (nivel 1 en el modelo anterior), piensan
erróneamente que usar el discernimiento o el pensamiento crítico,
es decir, criticar cualquiera forma de pensamiento o
comportamiento, significa «ser negativo» o «iluso» o «usar la
cabeza, no el corazón». (En realidad, un verdadero sabio es libre
de utilizar tanto la cabeza como el corazón como instrumentos de
conciencia, sensibilidad y capacidad de respuesta).

Sin embargo, el pensamiento crítico es el arte antiguo, expresado


en el nivel convencional de la realidad cotidiana, de evaluar las
creencias, y el comportamiento consecuente, en beneficio del bien
individual y el bien común, aquello que nos sirve plenamente, no
nos debilita ni nos desequilibra. El pensamiento crítico puede 1)
identificar cualquier pensamiento defectuoso, autoengaño, puntos
ciegos, distorsión, desinformación, propaganda y prejuicios en el
nivel cognitivo de nuestros puntos de vista, y 2) identificar actitudes
y conductas externas que no sirven a nuestro bienestar individual
y colectivo, es decir, las actitudes y los comportamientos que no
nos liberan ni nos empoderan de verdad y/o no concuerdan con
una ética y un sistema de valores que promuevan la liberación
auténtica, la justicia y la igualdad.

Un artículo informativo de Wikipedia sobre el tema dice que el


pensamiento crítico valora “la claridad, la credibilidad, la precisión,
la profundidad, la amplitud, lógica, la importancia y la equidad”. No
es de extrañar que los expertos en el campo de la psicología y la
educación crean que nuestra sociedad y nuestras escuelas
necesitan mucho más énfasis, no menos énfasis, en las
habilidades de pensamiento crítico, de modo que podamos
funcionar mejor a partir de hechos y premisas sólidas, no de
delirios, mentiras, medias verdades y prejuicios. Por ejemplo, en el
ámbito de la política, la salud, las corporaciones y los medios de
comunicación, y ciertamente en el campo de la religión y la
espiritualidad, se necesita un pensamiento mucho más crítico, no
menos, para distinguir el hecho de la ficción, la verdad de la
mentira, lo apropiado de lo inapropiado, el bien del mal.

La antigua India desarrolló una sana tradición de pensamiento


crítico y debate, debatiendo los méritos y desventajas de ciertas
posiciones filosóficas y/o metafísicas y estilos de vida
conductuales. Los sabios de los Upanishads, Buddha, Nāgārjuna,
Śaṅkara y otras famosas luminarias espirituales muestran con
fuerza esta sana tendencia de crítica constructiva y debate. Lo
mismo sucede con la antigua sabiduría griega de nuestra tradición
occidental. El artículo de Wikipedia sobre «pensamiento crítico»
explica, como cualquier diccionario griego-español aclara, que el
verbo krinosignifica ‘elegir’, ‘decidir’ o ‘juzgar’, y ‘separar’ o ‘separar
el trigo de la paja’, o ‘lo que tiene valor de lo que no lo tiene’. Por lo
tanto, una persona krino, o crítica, es alguien que puede discernir,
juzgar o arbitrar de manera útil.

Se dice que Jesús dijo: “No juzgues y no serás juzgado”, pero los
Evangelios indican que el mismo Jesús frecuentemente juzgó y
discernió lo bueno de lo que no era bueno. Su mensaje de «no
juzgues» fue dirigido a los hipócritas, no fue pensado como una
instrucción general para que nadie se involucrase nunca en un
pensamiento crítico serio. Y acuérdate que Jesús se enfrentó a los
mercaderes y asesinos de animales en el templo de Jerusalén, y
luego los echó de ese lugar.
Por lo tanto, podemos decir que, aquellos que son críticos, tienen
la capacidad de discernir la verdad del engaño y lo apropiado de lo
inapropiado.

Un punto general a recordar sobre el pensamiento crítico, y la


crítica de los puntos de vista y comportamientos defectuosos, es
que siempre debemos esforzamos por mantener la empatía y la
humildad y un espíritu de «crítica constructiva». Debemos evitar la
crítica destructiva y toda clase de arrogancia, hipocresía y malicia
cuando intentamos criticar la falsedad y afirmar una verdad mayor.

Filosofía significa amor a la sabiduría. Con la indagación y el


discernimiento regresamos al asombro existencial. A medida que
la práctica de la meditación avanza, los pensamientos personales
comienzan a abrirse a las imágenes originales. Los pensamientos
se caracterizarán por preguntas más comunes y universales:
¿Cómo puede preservar el ser humano la paz mental y el equilibrio
en todas las relaciones de la vida? ¿Cómo aprendemos a apreciar
los bienes verdaderos y dejamos ir los objetivos transitorios y
vanos? ¿El destino del ser humano forma parte de un plan más
amplio?

La filosofía es un aspecto muy central en todas las prácticas


espirituales tradicionales. Entre las tradiciones originales de
sabiduría están el gnosticismo y el misticismo dentro del
cristianismo primitivo y medieval, el sufismo en el islam, el
hasidismo y la cabalá en el judaísmo, el advaita vedanta en el
hinduismo, el zen y el dzogchen en el budismo. En China
encontramos el taoísmo. Pero aún más viejos son el chamanismo
y el paganismo; prácticas religiosas a las llamo con un solo nombre:
la religión y el arte antiguos.

Fuente: https://mortentolboll.blogspot.com/2018/12/mindfulness-
and-loss-of-philosophy.html?fbclid=IwAR2QQr-
GxpDusNndq481bWxvqq5O-xnxvDVpyvon-btPw-
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