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Durmiendo en Jesús

Introducción:

1. Hemos llegado a uno de los momentos tristes y a la vez dulces de la vida.

2. Porque nuestro ser amado partió de esta vida como cristiano, dejándonos herencia de
esperanza.

3. Lloramos nuestra pérdida, porque se separó de nosotros; pero también nos gozamos en su
ganancia, puesto que ahora está mejor de lo que estaba (Filipenses 1.23). Entonces, el sol brilla a
través de las nubes y dentro de nuestras lágrimas se forma un arco iris de promesa.

A. Felices los que mueren en Cristo.

(Apocalipsis 14.13) Y oí una voz del cielo que decía: “Escribe: ¡Bienaventurados los muertos que
de aquí en adelante mueren en el Señor!”. “Sí”, dice el Espíritu, “para que descansen de sus
arduos trabajos; pues sus obras les seguirán.

1. Hace algún tiempo nuestro ser amado se convirtió en nueva criatura en Cristo.

(2 Corintios 5.17) De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

2. Desde entonces, habita en Cristo.

(Juan 15.4) Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como la rama no puede llevar fruto por sí sola si
no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí.

3. Fue fiel hasta la muerte.

(Apocalipsis 2.10) No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo va a
echar a algunos de ustedes en la cárcel para que sean probados, y tendrán tribulación por diez
días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

B. A menudo nos preguntamos por qué debemos morir.

1. Nuestro espíritu debe ser separado de este cuerpo mortal.

(1 Corintios 15.50) Y esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de
Dios, ni la corrupción heredar la incorrupción.

(Santiago 2.26) Porque tal como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras
está muerta

El gusano debe convertirse en capullo primero, antes de resurgir como mariposa.


2. Debemos ser cambiados.

(1 Corintios 15.51-56) He aquí, les digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos
transformados 52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Porque sonará la
trompeta, y los muertos serán resucitados sin corrupción; y nosotros seremos transformados. 53
Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y que esto mortal sea
vestido de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se vista de incorrupción y esto mortal se
vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: ¡Sorbida es la muerte en
victoria! 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón. 56 Pues el
aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. 57 Pero gracias a Dios, quien nos
da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Dios nos dio un cuerpo natural para que nuestro espíritu viva en este mundo, y nos dará un cuerpo
celestial para el mundo venidero.

C. La separación es sólo por corto tiempo.

1. La pregunta de Job (Job 14.14 Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi
edad esperaré, Hasta que venga mi liberación) ha sido contestada por Jesús (Juan 11.25 Le dijo
Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque este muerto vivirá).

2. Nos reuniremos con él (2 Samuel 12.23 Más ahora que ha muerto, ¿Para qué he de ayunar?
¿Podre yo hacerle volver? Yo voy a él, más él no volverá a mi).

3. Si el Señor viene antes que nosotros muramos, traerá a todos nuestros seres queridos con
él (1 Tesalonicenses 4.13-18 La venida del Señor)

13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os
entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que
durmieron en él.

15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos
quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente
con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
Romanos 14: 7-9

7Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí.

8Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que
vivamos, o que muramos, del Señor Somos.

9Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como
de los que viven.

Conclusión: Si somos cristianos fieles como lo fue nuestro hermano que ha muerto, podremos
dejar a los nuestros la misma herencia de esperanza que él nos ha legado.

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