3pUGLGDVODERUDOHVRFDVLRQDGDVSRUODVHQIHUPHGDGHV
OHVLRQHV\SUREOHPDVGHVDOXGGXUDQWHHODxR
©(YDOXDFLyQGHOFRVWHODERUDOGHODVHQIHUPHGDGHV\ORVDFFLGHQWHVª
JUAN OLIVA
ISAAC ARANDA-RENEO
Universidad de Castilla-La Mancha
Resumen
El objetivo del presente trabajo es estimar una parte del impacto no sanitario que enfermedades, lesiones y problemas de
VDOXGRFDVLRQDURQHQODHFRQRPtDHVSDxRODHODxR6HXWLOL]DURQYDULDVIXHQWHVHVWDGtVWLFDVSDUDGHVDUUROODUPRGHORV
GHVLPXODFLyQEDVDGRV HQHOHQIRTXHGHOFDSLWDOKXPDQR FRQHO¿QGHHVWLPDUODVSpUGLGDV GHSURGXFFLyQDVRFLDGDV D
muertes prematuras y a situaciones de incapacidad laboral (permanente y temporal) que provocaron las enfermedades y
SUREOHPDVGHVDOXG(OSULQFLSDOUHVXOWDGRHVODHVWLPDFLyQGHXQDSpUGLGDGHPLOORQHVGHHXURVPLOORQHV
GHHXURVFRUUHVSRQGHQDSURGXFFLyQSHUGLGDDFRQVHFXHQFLDGHODPRUWDOLGDGSUHPDWXUDPLOORQHVGHHXURVFR-
UUHVSRQGHQDSURGXFFLyQSHUGLGDDFRQVHFXHQFLDGH,QFDSDFLGDG3HUPDQHQWH\PLOORQHVGHHXURVDSURGXFFLyQ
SHUGLGDDFRQVHFXHQFLDGH,QFDSDFLGDG7HPSRUDO(OORVXSRQHXQDFLIUDHTXLYDOHQWHDOGHO3URGXFWR,QWHULRU%UXWR
GH (VSDxD R DOWHUQDWLYDPHQWH DO GHO JDVWR VDQLWDULR S~EOLFR WRWDO GHO DxR (O SUHVHQWH WUDEDMR VHxDOD HO
HOHYDGRLPSDFWRGHORVFRVWHVQRVDQLWDULRVGHODVHQIHUPHGDGHV7DPELpQVHSRQHGHPDQL¿HVWRODQHFHVLGDGGHPHMRUDU
los sistemas de información con objeto de recoger información relevante sobre el tema estudiado.
Palabras clave: economía de la salud, coste de la enfermedad, impacto laboral, pérdida de producción, impacto
económico.
&ODVL¿FDFLyQ-(/J01, J24, I18.
Abstract
The aim of this study is to estimate the economic impact of the non-medical costs of diseases and accidents in Spain
LQ,WVPDLQSUHPLVHVXVWDLQVWKHLGHDWKDWLQDGGLWLRQWRWKHQXPEHURIGHDWKVWKHORVVRITXDOLW\RIOLIHDQGWKH
pain suffered by patients and their family members as a result of diseases and accidents, there are other indicators
that provide us with a better understanding of their socioeconomic impact. Our analysis provides estimates of the
ORVVRIODERUSURGXFWLYLW\LQ6SDLQDVDUHVXOWRIKHDOWKSUREOHPVLQ2XUPDLQ¿QGLQJVXJJHVWVDQHVWLPDWHG
ORVVDPRXQWLQJWRRYHUPLOOLRQHXURRIZKLFKPLOOLRQHXURDUHGXHWRSUHPDWXUHGHDWKVPLOOLRQ
WRSHUPDQHQWGLVDELOLW\DQGPLOOLRQWRWHPSRUDU\GLVDELOLW\7KHORVVLQODERUSURGXFWLYLW\GXHWRLQMXULHVDQG
KHDOWKSUREOHPVZHUHHVWLPDWHGWRD¿JXUH HTXLYDOHQWWR QHDUO\RIWKH*URVV'RPHVWLF3URGXFWRI6SDLQLQ
7KLVVWXG\XQGHUVFRUHVWKHVWURQJHFRQRPLFLPSDFWRIQRQPHGLFDOFRVWVRIGLVHDVHV,QDGGLWLRQLWVWUHVVHV
the need for better information systems for collecting data that is relevant to the topic at hand.
Key words: health economic, cost of illness, productivity loss, economic burden, labor burden.
-(/&ODVVL¿FDWLRQJ01, J24, I18.
* Este trabajo ha recibido una ayuda del Instituto de Estudios Fiscales para su elaboración.
158 Juan Oliva e Isaac Aranda-Reneo
,QWURGXFFLyQ
La salud es uno de los pilares donde se apoya el bienestar de los individuos y las so-
ciedades. Desde la perspectiva individual, aunque disfrutar de una buena salud no es condi-
FLyQVX¿FLHQWHSDUDDOFDQ]DURPDQWHQHUXQDOWRJUDGRGHELHQHVWDU\IHOLFLGDGHQWpUPLQRV
generales, es condición necesaria, como lo muestran los distintos estudios sobre felicidad
realizados en los últimos años (Graham, 2008). De acuerdo con la teoría del capital humano,
los aumentos en el stock de conocimientos o capital humano de una persona incrementan su
productividad en el mercado de trabajo, de donde consigue sus ingresos monetarios, y en el
ámbito de no-mercado o doméstico, donde produce bienes que pasan a formar parte de su
función de utilidad. Para realizar sus potenciales ganancias en productividad, los individuos
WLHQHQ LQFHQWLYRV D LQYHUWLU HQ HGXFDFLyQ \ IRUPDFLyQ ODERUDO %HFNHU %HQ3RUDWK
0LQFHU /D LGHD GH OD VDOXG FRPR FRPSRQHQWH GHO VWRFN GH FDSLWDO KXPDQR
GHOLQGLYLGXRQRHVQXHYD%HFNHU)XFKV6LQHPEDUJRHOSULPHUPRGHORGH
GHPDQGDGHVDOXGQRIXHGHVDUUROODGRKDVWDSRU*URVVPDQ(OHOHPHQWRFODYHHQHOTXH
se apoya este modelo es la naturaleza dual del bien «salud». La salud puede ser tratada como
XQELHQGHFRQVXPR\FRPRXQELHQGHLQYHUVLyQ*URVVPDQ&RPRELHQGHFRQVX-
mo, la salud es deseada por sí misma, puesto que la salud es condición necesaria para poder
desarrollar nuestra actividad habitual y disfrutar de una serie de experiencias no adquiridas
en el mercado, así como de bienes y servicios adquiridos en el mercado. «Gozar de buena
salud» se convierte así en una condición necesaria para alcanzar o mantener niveles eleva-
dos de bienestar. Por otra parte, la salud se puede considerar al tiempo un bien de inversión,
puesto que permite aumentar el número de días saludables de los que dispone una persona
y aumentar así sus ingresos potenciales. Centrándonos en este segundo aspecto, un shock
negativo en el estado de salud de un individuo podría ocasionar efectos no deseados sobre
la productividad laboral y doméstica, así como pérdidas de tiempo de ocio de las personas
que padecen el shock (pacientes) y de su entorno afectivo (cuidadores). En un contexto más
amplio, la buena salud de las poblaciones, como parte integrante fundamental del stock
de capital humano, tampoco asegura un desarrollo económico futuro, pero es condición
QHFHVDULD SDUD HO PLVPR &RPPLVVLRQ RI WKH (XURSHDQ &RPPXQLWLHV 6DFKV
Suhrcke et al., 2005).
El importante volumen de recursos invertidos en la atención sanitaria por parte de los
SDtVHVGHQXHVWURHQWRUQR\HOQXHVWURSURSLRHVVLQGXGDUHÀHMRGHOJUDGRGHSULRULGDGTXHFRQ-
FHGHPRVFRPRVRFLHGDGDODSURWHFFLyQGHODVDOXG¿QDQFLDQGRPHGLGDVGHFDUiFWHUSUHYHQWLYR
y tratamientos para evitar en la medida de lo posible el dolor y el sufrimiento que ocasionan las
HQIHUPHGDGHV\ORVSUREOHPDVGHVDOXG/DH¿FLHQFLDHQODSUHYHQFLyQSULPDULDRVHFXQGDULD
de problemas de salud y la prestación de una atención sanitaria de calidad a un coste razonable
(sostenibilidad) deberían constituir, sin duda, preocupaciones de primer orden para decisores
públicos y privados y, en último término, para cada uno de los miembros que conformamos la
sociedad. Sin embargo, conjuntamente con el esfuerzo dedicado a dichas políticas de salud, y
MXQWRFRQORVLQGLFDGRUHVTXHGLUHFWDPHQWHQRVUH¿HUHQDOLPSDFWRVREUHHOELHQHVWDUTXHRFD-
sionan los problemas de salud (mortalidad, morbilidad, discapacidad, pérdidas en la calidad de
YLGDGHSDFLHQWHV\IDPLOLDUHVHVSRVLEOHLGHQWL¿FDURWURVLQGLFDGRUHVTXHD\XGDQDXQDPD\RU
comprensión de su impacto social desde una perspectiva económica.
3pUGLGDVODERUDOHVRFDVLRQDGDVSRUODVHQIHUPHGDGHVOHVLRQHV\SUREOHPDVGHVDOXGGXUDQWHHODxR 159
El objetivo del presente trabajo es aportar información objetiva y comparable sobre
aspectos relacionados con las pérdidas que ocasiona en el ámbito productivo (laboral) la
pérdida de salud. Para ello, estimamos las pérdidas laborales ocasionadas por los falleci-
PLHQWRV SUHPDWXURV H LQFDSDFLGDGHV ODERUDOHV DFDHFLGDV HQ (VSDxD GXUDQWH /D LGHD
fundamental es que la información aportada, junto con otros datos de carácter económi-
co, presupuestario y sanitario, pueda integrarse en los sistemas de información que maneja
HO SODQL¿FDGRU S~EOLFR 1RV FHQWUDPRV HQ DTXHOODV SpUGLGDV SDUD ODV FXDOHV GLVSRQHPRV GH
VX¿FLHQWHVIXHQWHVSDUDDSR\DUODVHVWLPDFLRQHV(OORQRVOOHYDDFRQVLGHUDUODVSpUGLGDVOD-
borales acaecidas a consecuencia de la mortalidad y la morbilidad (Incapacidad Temporal e
Incapacidad Permanente).
0DWHULDO\PpWRGRV
El contexto teórico en el que se basa este trabajo son los modelos de capital humano
aplicados al campo de la salud. De acuerdo con dicho enfoque, se considera que una medida
razonable de la productividad laboral es la ganancia media (el salario) que obtiene el traba-
jador y con dicho criterio se estima la corriente de salarios futuros que deja de percibir si
abandona hoy el mercado de trabajo por causa de una enfermedad o accidente (Grossman,
*URVVPDQ$VtHOVDODULREUXWRPHGLRVHREWXYRGHOD(QFXHVWDGH(VWUXFWXUD
6DODULDO ((6 GHO DxR GHO ,QVWLWXWR 1DFLRQDO GH (VWDGtVWLFD /RV GDWRV VREUH HPSOHR
VH REWXYLHURQ GH OD (QFXHVWD GH 3REODFLyQ$FWLYD GHO ,1( UHDOL]DGD GXUDQWH DO DxR
TXHGDQGRGH¿QLGDODWDVDGHRFXSDFLyQRWDVDGHHPSOHRFRPRHOSRUFHQWDMHGHODSREODFLyQ
ocupada en relación con la población en edad de trabajar.
Los datos necesarios para el cálculo de las muertes se obtuvieron del Registro de De-
IXQFLRQHVVHJ~QOD&DXVDGH0XHUWHFRUUHVSRQGLHQWHDODxRSXEOLFDGRVSRUHO,1(
Dicha fuente proporciona información anual sobre los fallecimientos acaecidos dentro del
WHUULWRULR QDFLRQDO DWHQGLHQGR D OD FDXVD EiVLFD TXH ORV GHWHUPLQy &ODVL¿FDFLyQ ,QWHUQD-
cional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud-10ª revisión). Una vez
conocidas la edad de fallecimiento de cada individuo y los salarios esperados, se realizó el
FiOFXORGHOÀXMRSUHVHQWH\IXWXURGHODSURGXFFLyQSHUGLGDSRUXQDPXHUWHSUHPDWXUDRFD-
VLRQDGDSRUFXDOTXLHUDGHODVFDXVDVFRQVLGHUDGDV&RQHVWH¿QSDUDFDGDPXHUWHSURGXFLGD
en un grupo de edad y género determinado, se aplicaron la tasa de ocupación y la ganancia
VDODULDOHVSHUDGDVHQFDGDSHULRGRSRVWHULRUKDVWDXQOtPLWHSUH¿MDGRHQQXHVWURFDVRORV
DxRV$ORVYDORUHVIXWXURVREWHQLGRVVHOHVDSOLFyXQDWDVDDQXDOGHGHVFXHQWRGHOWUHV
por ciento y una tasa anual de crecimiento de la productividad laboral del uno por ciento.
Este es el caso base, sobre el cual se realizó un análisis de sensibilidad. Para ello se consi-
deraron dos tasas de descuento alternativas, cero por ciento y seis por ciento, y dos nuevas
tasas de crecimiento de la productividad laboral, cero por ciento y dos por ciento. Junto a
las pérdidas laborales, se estimaron otras unidades naturales que ayudan a complementar la
información aportada, los Años Potenciales de Vida Laboral Perdidos (APVLP), utilizando
ORVGDWRVSDUDHODxRGHO5HJLVWURGH'HIXQFLRQHVVHJ~QOD&DXVDGH0XHUWH
Las pérdidas laborales ocasionadas por enfermedades y lesiones no sólo se deben a
los fallecimientos que éstas provocan. Entre los supervivientes, muchos de ellos quedan
Juan Oliva e Isaac Aranda-Reneo
incapacitados para poder desarrollar sus actividades laborales, bien durante un periodo de
tiempo limitado (incapacidad temporal), bien de manera permanente (incapacidad perma-
nente).
Los casos de Incapacidad Permanente (IP) se obtuvieron del Anuario de Estadísticas
Laborales y de Asuntos Sociales del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (actualmente
Ministerio de Trabajo e Inmigración). El Anuario informa del número de pensiones por
IP según la CCAA donde el prestatario reside (Ministerio de Empleo y Seguridad Social,
1RREVWDQWHQRIDFLOLWDHVWDLQIRUPDFLyQGHVDJUHJDGDVHJ~QODHGDG\HOVH[R3DUD
conseguir esta información se revisó una base de datos facilitada por el Instituto de la Segu-
ridad Social con datos detallados de expedientes de IP, incluyendo información sobre CCAA
de residencia, la edad y el sexo. Por tanto, se aplicó esta distribución para obtener el número
PHGLRGHSHUVRQDVFRQ,3HQVHJ~QOD&&$$ODHGDG\HOVH[R$GLFLRQDOPHQWHODV
personas con la declaración de Incapacidad Permanente pueden continuar recibiendo la pres-
tación contributiva y desempañar un trabajo remunerado. Accedimos a la Muestra Continua
de Vida Laboral (MCVL) del año 2010, que se actualiza anualmente con datos anónimos de
más de un millón de personas que trabajan en territorio español, conteniendo información
procedente de los registros de la Seguridad Social y el Padrón Municipal continuo. En esta
EDVHGHGDWRVVHSXHGHLGHQWL¿FDUDODVSHUVRQDVTXHD~QWHQLHQGRXQD,3$EVROXWDR7RWDO
desempeñan un trabajo remunerado. La IP por Gran Invalidez es incompatible con la acti-
vidad laboral, por lo que no se precisó de tal ajuste. Por último, en el caso de la IP Parcial,
su bajo número desaconsejó el ajuste vía datos de la MCVL. Dada su compatibilidad con
la actividad laboral, se decidió, aplicando un criterio de prudencia, no contabilizarla como
posible fuente de pérdidas laborales. Con esta información se calcularon las tasas de empleo
de las personas que aún estando en situación de IP trabajaron al menos una vez (por cuenta
DMHQDRSURSLDGXUDQWHHODxRVHJ~QOD&&$$GHUHVLGHQFLDHOWLSRGHLQFDSDFLGDGTXH
presentaban, el sexo y la edad. Con estas tasas de empleo se corrigió el número de casos en
situación de IP para cada grupo de edad, sexo y CCAA, obteniendo el número de personas
TXH HVWiQ HQ VLWXDFLyQ GH ,3 \ QR KD WUDEDMDGR GXUDQWH HO DxR 'LFKD LQIRUPDFLyQ VH
combinó con la ganancia salarial media de la Encuesta de Estructura Salarial para cada tra-
mo de edad, CCAA y sexo para obtener las pérdidas laborales ocasionadas por las personas
en situación de IP.
Para la estimación de las pérdidas consecuencia de la Incapacidad Temporal el INSS
facilitó microdatos correspondientes a 25.000 expedientes de Incapacidad Temporal. Los
FDVRV VH UH¿HUHQ D H[SHGLHQWHV WUDPLWDGRV SRU HO ,166 (VWD PXHVWUD DSRUWy LQIRU-
mación sobre la duración de las bajas, la estructura por edades, sexo y la causa médica de
ODV ,7 SDUD FDGD &&$$ &RQFUHWDPHQWH OD LQIRUPDFLyQ VH UH¿HUH D OD GXUDFLyQ PHGLD GH
ORVSURFHVRV¿QDOL]DGRVHQHOSHULRGR\DOQ~PHURPHGLRPHQVXDOGHSURFHVRVLQLFLDGRVHQ
HOSHULRGR6HDVXPHTXHODGXUDFLyQPHGLDGHORVSURFHVRVGH,7GXUDQWHHODxRHVOD
PLVPDTXHODGXUDFLyQPHGLDGHORVSURFHVRV¿QDOL]DGRV3RUODPLVPDUD]yQVHFRQVLGHUD
que el número medio mensual de procesos iniciados en el periodo es una buena aproximación
al número medio mensual de procesos existentes durante el periodo cuando se extrapolan a
términos anuales. El método de estimación que se aplicó para estimar las pérdidas laborales
causadas por Incapacidad Temporal fue el mismo aplicado a las situaciones de incapacidad
permanente.
3pUGLGDVODERUDOHVRFDVLRQDGDVSRUODVHQIHUPHGDGHVOHVLRQHV\SUREOHPDVGHVDOXGGXUDQWHHODxR
Junto a las pérdidas laborales, se estimaron otras unidades naturales que ayudan a com-
plementar la información aportada. Así, para el caso de las muertes prematuras, se estimaron
los APVLP, se indicaron los casos de Incapacidad Permanente y los casos y días de trabajo
perdidos a consecuencia de casos de Incapacidad Temporal.
5HVXOWDGRV
0RUWDOLGDG
(OQ~PHURGHIDOOHFLPLHQWRVWRWDOHVDFDHFLGRVHQ(VSDxDGXUDQWHHODxRDVFHQGLy
a 383.249 personas (un 52% correspondieron a varones y un 48% a mujeres), de las cuales
RFXUULHURQ HQ HGDG ODERUDO R SUHYLD XQ FRUUHVSRQGLHURQ D YDURQHV \ HO
UHVWDQWHDPXMHUHV(QWRWDOVHSHUGLHURQGH$39/3FRUUHVSRQGLHQGRHODYD-
rones y el 31% restante a mujeres. Los dos grupos de enfermedades que mayores muertes
provocaron fueron las enfermedades del sistema circulatorio y los tumores, siendo responsa-
EOHVGHO\GHOGHORVGHFHVRVUHVSHFWLYDPHQWH$FRQWLQXDFLyQVHHQFRQWUDUtDQODV
enfermedades respiratorias (11%) y varios grupos de enfermedades que se sitúan en torno al
3-5% (enfermedades del sistema digestivo, enfermedades del sistema nervioso, causas exter-
nas de mortalidad y trastornos mentales) (Tabla 1). En cuanto a los fallecimientos de personas
PHQRUHVGHDxRVORVWXPRUHVGHVWDFDQVREUHHOUHVWRVLHQGRUHVSRQVDEOHVGHOGHORV
IDOOHFLPLHQWRVVHJXLGRVSRUODVHQIHUPHGDGHVGHOVLVWHPDFLUFXODWRULR\SRUODVFDXVDV
H[WHUQDV GH PRUWDOLGDG ODV HQIHUPHGDGHV GHO VLVWHPD GLJHVWLYR ODV HQIHUPH-
dades respiratorias (4,8%) y las enfermedades infecciosas y parasitarias (debido al peso del
9,+6,'$6HHVWLPyTXHXQGHORV$39/3WRWDOHVFRUUHVSRQGLHURQORVWXPRUHV
seguido a distancia de las causas externas de mortalidad, con un 22%. En tercer lugar apare-
cen las enfermedades del sistema circulatorio (13%) y, a más distancia, las enfermedades del
sistema digestivo (5,3%), las enfermedades infecciosas y parasitarias (4,8%), las afecciones
RULJLQDGDVHQHOSHULRGRSHULQDWDO\ODVHQIHUPHGDGHVGHOVLVWHPDUHVSLUDWRULR
/DVSpUGLGDVODERUDOHVRFDVLRQDGDVSRUPXHUWHVSUHPDWXUDVHQ(VSDxDHQHODxR
VHKDQHVWLPDGRHQPLOORQHVGHHXURV7DEOD/RVGRVJUXSRVTXHGHVWDFDQVREUHHO
resto y que, conjuntamente, suponen más del 50% de las pérdidas laborales asociadas a falle-
cimientos prematuros son los tumores y las causas externas de muerte (53,2% sobre el total
de pérdidas). El grupo que representa mayores pérdidas son los tumores, con un coste estima-
GRGHPLOORQHVGHHXURVHOGHOWRWDO/DVFDXVDVH[WHUQDVGHPXHUWHUHSUHVHQWDQ
XQDVSpUGLGDVHVWLPDGDVHQPLOORQHVGHHXURVHOGHOWRWDO/DVHQIHUPHGDGHV
del sistema circulatorio aparecen en tercer lugar, representando un coste de 1.215 millones
GHHXURVHOGHOWRWDO/RVWUHVVLJXLHQWHVJUXSRVGHPD\RULPSDFWRHFRQyPLFRVRQODV
HQIHUPHGDGHV GHO VLVWHPD GLJHVWLYR PLOORQHV GH HXURV XQ MXQWR FRQ ODV HQIHU-
medades infecciosas y parasitarias (493 millones de euros; un 5,5% de las pérdidas laborales
ocasionadas por los fallecimientos prematuros), y los síntomas, signos y hallazgos anormales
FOtQLFRV\GHODERUDWRULRPLOORQHVGHHXURVXQ(QOD7DEODVHPXHVWUDQWDPELpQ
resultados obtenidos de aplicar otros escenarios de valoración. Las pérdidas estimadas osci-
ODUtDQHQWUHORVPLOORQHVGHHXURV\ORVPLOORQHVGHHXURV
7DEOD
)DOOHFLPLHQWRVIDOOHFLPLHQWRVGHPHQRUHVGHDxRV\$xRV3RWHQFLDOHVGH9LGD/DERUDO3HUGLGRVGXUDQWHHODxR
Fallecimientos en
Fallecimientos $39/3
PHQRUHVGHDxRV
7RWDO 3RUFHQWDMH 7RWDO 3RUFHQWDMH 7RWDO 3RUFHQWDMH
Enfermedades infecciosas y parasitarias (1) 2,02%
Tumores 103.088 41,92% 301.959
Enf. de sangre y de órg. hematopoyéticos y ciertos trast. que afectan mecan. 0,33% 192 0,30% 4.224 0,43%
inmunidad
Enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas 3,18% 1.148 15.421 1,58%
Trastornos mentales y del comportamiento 12.304 3,21% 0,58% 0,52%
Enfermedades del sistema nervioso y de los órganos de los sentidos 3,25%
Enfermedades del sistema circulatorio 123.250 11.329
Enfermedades del sistema respiratorio 43.899 11,45% 3.134 4,85% 42.445 4,35%
Enfermedades del sistema digestivo 19.543 5,10%
Enfermedades de la piel y del tejido subcutáneo 1.184 0,31% 49 0,08%
Enfermedades del sistema osteomuscular y del tejido conjuntivo 0,88% 182 0,28% 2.353 0,24%
Enfermedades del sistema genitourinario 10.141 0,80%
Embarazo, parto y puerperio 13 0,00% 13 0,02% 394 0,04%
Afecciones originadas en el periodo perinatal 0,25% 959 1,48%
Malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas 880 0,23% 1,23% 30.915
Síntomas, signos y hallazgos anormales clínicos y de laboratorio, NCOP (1) 2,93% 2.128 3,29% 41.088 4,21%
Causas externas de mortalidad 15.444 4,03% 8.552 13,22% 22,32%
Todas las causas 383.249 100,00% 100,00% 100,00%
Fuente:HODERUDFLyQSURSLDDSDUWLUGHO5HJLVWURGH'HIXQFLRQHVSRU&DXVDGH0XHUWHDxR
7DEOD
3pUGLGDVODERUDOHVRFDVLRQDGDVSRUPXHUWHSUHPDWXUDYDORUHVDEVROXWRV\GLVWULEXFLyQVHJ~QFDXVDGHIDOOHFLPLHQWR
caso base
WDVDDQXDOGHGHVFXHQWR WDVDDQXDOGHGHVFXHQWR
WDVDDQXDOGHGHVFXHQWR
tasa anual de crecimiento tasa anual de crecimiento
tasa anual de crecimiento
GHODSURGXFWLYLGDG GHODSURGXFWLYLGDG
GHODSURGXFWLYLGDG
6L DFXGLPRV D OD OLVWD UHGXFLGD GH HQIHUPHGDGHV &ODVL¿FDFLyQ ,QWHUQDFLRQDO GH (Q-
fermedades-10ª revisión), 9 tipos de enfermedades (SIDA; cáncer de colon; tumor maligno
de la tráquea, bronquios y pulmón; tumor maligno de la mama; infarto agudo de miocar-
dio; enfermedad cerebrovascular; cirrosis y otras enfermedades del hígado; suicidios y le-
VLRQHVDXWRLQÀLJLGDV\DFFLGHQWHVGHWUi¿FRFDXVDURQHOGHWRGRVORVIDOOHFLPLHQWRV
PXHUWHVHOGHODVPXHUWHVDQWHVGHODHGDGGHDxRVHO
GHORV$39/3\HOGHODVSpUGLGDVODERUDOHVHVWLPDGDVPLOORQHVGH
HXURV/RVDFFLGHQWHVGHWUi¿FRFDXVDURQ$39/3HOGHOWRWDO\PLOORQHV
GH HXURV HQ SpUGLGDV ODERUDOHV HO GHO WRWDO (Q LPSRUWDQFLD OH VHJXLUtD HO WXPRU PD-
OLJQRGHODWUiTXHDGHORVEURQTXLRV\GHOSXOPyQFRQFLIUDVGHLPSDFWRUHODWLYRGHO
GHORV$39/3\GHODVSpUGLGDVODERUDOHVHVWLPDGDVPLOORQHVGHHXURV
(QWHUFHUOXJDUVHHQFRQWUDUtDQORVIDOOHFLPLHQWRVSRUVXLFLGLR\OHVLRQHVDXWRLQÀLJLGDVFRQ
FLIUDVGHOGHORV$39/3\GHODVSpUGLGDVODERUDOHVHVWLPDGDVVHJXLGRGHOLQIDUWR
DJXGRGHPLRFDUGLRGHORV$393\GHODVSpUGLGDVODERUDOHV/DFLUURVLV\RWUDV
enfermedades del hígado ocuparían el quinto lugar, con un 3,2% de los APVLP y un 3,5% de
ODVSpUGLGDVODERUDOHVHVWLPDGDV(O6,'$VXSRQGUtDXQGHORV$39/3\XQGH
las pérdidas laborales estimadas. El cáncer de mama, el 3% de los APVLP y un 1,8% de las
pérdidas laborales estimadas. Las enfermedades cerebrovasculares, supondrían un 2,8% de
ORV$39/3 \ XQ GHODVSpUGLGDV ODERUDOHVHVWLPDGDV)LQDOPHQWH HOFiQFHU GHFRORQ
supondría un 1,8% de los APVLP y un 1,5% de las pérdidas laborales estimadas.
,QFDSDFLGDG3HUPDQHQWH
(Q HO VH FRQWDELOL]DURQ FRPR PHGLD DQXDO SUHVWDFLRQHV SRU *UDQ ,QYDOL-
GH]SRU,3$EVROXWDSRU,37RWDO\SRU,33DUFLDO(OORUHVXOWDHQXQ
WRWDOGHSHUVRQDVHQVLWXDFLyQGH,37UDVDMXVWDUORVFDVRVGH,3$EVROXWDH,37RWDO
(según las tasas de ocupación de las personas que aún en situación de IP trabajaron durante el
DxR\GHH[FOXLUORVFDVRVGH,3SDUFLDOHVWLPDPRVODVSpUGLGDVODERUDOHVDVRFLDGDVD
FDVRVGH,3GHODVFXDOHVVHPDQWLHQHQORVFDVRVGH*UDQ,QYDOLGH]ORVFDVRV
GH,3$EVROXWDVHUHEDMDQDORVFDVRVGH,37RWDOFRQVLGHUDGRVGLVPLQX\HQKDVWDORV
FDVRV\ORVGH,33DUFLDOVHGHMDQGHFRQVLGHUDU
/DSpUGLGDODERUDOVHHVWLPDHQPLOORQHVGHHXURVXQUHFD\HURQHQSREOD-
ción masculina y un 29% en población femenina). Fue posible realizar una estimación de las
pérdidas por CCAA (tabla 5), si bien no existe información sobre las causas (enfermedades y
lesiones) de las que se deriva la condición de IP1.
,QFDSDFLGDG7HPSRUDO
los casos de IT y un 2,43% de los días de baja (33,1 días de duración media). Otras causas de
PRUELOLGDGGHVFRQRFLGDV\QRHVSHFL¿FDGDVVXPDQHOGHORVFDVRVGH,7\HOGH
ORVGtDVGH,7FRQXQDGXUDFLyQPHGLDSRUFDVRGHGtDV
7DEOD
'DWRVUHIHULGRVD,QFDSDFLGDG7HPSRUDOHQ(VSDxDGXUDQWHHO
,QVWLWXWR1DFLRQDOGHOD6HJXULGDG6RFLDO
,QVWLWXWR6RFLDOGHOD0DULQD
$JUHJDGRGHPXWXDVGHDFFLGHQWHVGHOWUDEDMR\HQIHUPHGDGHVSURIHVLRQDOHVGHOD66
7DEOD
'LVWULEXFLyQGHODVSpUGLGDVHVWLPDGDVSRU,QFDSDFLGDG7HPSRUDOSRUPRWLYRGHHQIHUPHGDGHQ(VSDxDGXUDQWHHODxR
Pérdidas
Casos Días Totales
estimadas
Totales de % de IT % %
(millones de
IT (Miles) (Millones)
euros)
Enfermedades infecciosas y parasitarias (1) 588,28 8,02% 2,35% 351,95 2,23%
Tumores 0,94% 2,15% 2,31%
Enf. de sangre y de órg. hematopoyéticos y ciertos trast. 0,58 0,20% 0,18%
Enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas 43,28 0,59% 0,94%
Trastornos mentales y del comportamiento 41,28 14,23%
Enfermedades del sistema nervioso y de los órganos de los sentidos 291,94 3,98% 11,94 4,12% 3,99%
Enfermedades del sistema circulatorio 145,24 1,98% 3,35% 3,83%
Enfermedades del sistema respiratorio 1.442,10 15,58 902,54
Enfermedades del sistema digestivo 414,44 11,29 3,89% 3,95%
Enfermedades de la piel y del tejido subcutáneo 92,42 0,90% 0,83%
Enfermedades del sistema osteomuscular y del tejido conjuntivo 18,19% 24,41%
Enfermedades del sistema genitourinario 2,04% 4,85
Embarazo, parto y puerperio 2,04% 410,44
Afecciones originadas en el periodo perinatal 41,81 2,03
Malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas 0,10% 0,30 0,10% 0,11%
Síntomas, signos y hallazgos anormales clínicos y de laboratorio, NCOP 810,54 11,05% 9,50% 9,52%
Causas externas
Causa de la IT desconocido o de difícil interpretación 443,05 28,33 9,38%
3pUGLGDVODERUDOHVRFDVLRQDGDVSRUODVHQIHUPHGDGHVOHVLRQHV\SUREOHPDVGHVDOXGGXUDQWHHODxR
3pUGLGDVWRWDOHVHVWLPDGDV
/DFLIUDWRWDOHVWLPDGDDVFHQGLyDXQFRVWHGHPLOORQHVGHHXURVGHOFXDO
millones de euros corresponden a pérdidas derivadas de la mortalidad prematura (21,3% del
WRWDOPLOORQHVGHHXURVFRUUHVSRQGHQDSpUGLGDVDVRFLDGDVDVLWXDFLRQHVGH,QFDSD-
FLGDG3HUPDQHQWH\PLOORQHVGHHXURVDSpUGLGDVDVRFLDGDVDVLWXDFLRQHVGH
,QFDSDFLGDG7HPSRUDO
Poniendo en contexto la cifra de pérdida estimada, el Producto Interior Bruto (PIB)
GH(VSDxDFRUUHVSRQGLHQWHDODxRDVFHQGLyDELOORQHVGHHXURVHVWLPDFLyQSUR-
visional del INE). Ello supone que la cifra de pérdida de producción estimada imputable a
HQIHUPHGDGHV \ SUREOHPDV GH VDOXG VHUtD HO HTXLYDOHQWH DO GHO 3,% HVSDxRO GHO DxR
$VLPLVPRVLDFXGLPRVDFLIUDVR¿FLDOHVGHO0LQLVWHULRGH6DQLGDG6HUYLFLRV6RFLDOHV
H ,JXDOGDG HO JDVWR S~EOLFR HQ VDQLGDG FRQVROLGDGR SULQFLSLR GH GHYHQJR GHO DxR
de las CCAA ascendió a 54.545,4 millones de euros y el gasto público total consolidado a
PLOORQHVGHHXURV0LQLVWHULRGH6DQLGDG\3ROtWLFD6RFLDO(OORVXSRQHTXH
nuestra cifra estimada de pérdidas laborales imputable a enfermedades, lesiones y problemas
GHVDOXGVHUtDHTXLYDOHQWHDOGHOJDVWRVDQLWDULRS~EOLFRWRWDOGHODV&&$$\DO
del total del gasto sanitario público del mismo año de referencia (véase tabla 5).
En cifras de pérdidas totales, Cataluña, Andalucía, la Comunidad de Madrid y la Co-
PXQLWDW 9DOHQFLDQD VRSRUWDURQ HO GH ODV SpUGLGDV HVWLPDGDV &XDQGR VH FRPSDUDQ ODV
distribuciones de pérdidas estimadas y población ocupada, Andalucía, Asturias, Cantabria,
Cataluña, Galicia y País Vasco, presentan un peso en cuanto a pérdidas superiores respecto al
peso de su población ocupada sobre el total nacional. El caso contrario ocurre con Canarias,
Castilla León, Castilla-La Mancha y Madrid. Las Comunidades de Aragón, Islas Baleares,
Comunitat Valenciana, Extremadura, la Comunidad Foral de Navarra, la Región de Murcia
y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla presentan un peso de las pérdidas estimadas
cercano a los pesos de sus poblaciones ocupadas.
La comparación de las pérdidas con el PIB de cada región se puede interpretar como
XQD DSUR[LPDFLyQ D OD ULTXH]D TXH VH GHMy GH FUHDU HQ HO DxR D FRQVHFXHQFLD GH ODV
enfermedades y problemas de salud que afectaron a la población ocupada. En este caso, iden-
WL¿FDPRV XQ JUXSR GH &&$$ GRQGH HO LPSDFWR HFRQyPLFR GH ODV SpUGLGDV HVWLPDGDV HVWi
en torno o supera el 5% de su PIB. Destaca el caso de Asturias, donde esta cifra asciende al
VHJXLGDSRU$QGDOXFtD*DOLFLD\&DVWLOOD/D0DQFKD7UDV
éstas, vendrían un nutrido grupo de CCAA, donde las pérdidas se sitúan entre el 3%-4,5% de
su PIB regional (la Región de Murcia, Extremadura, Cantabria, Cataluña, Comunitat Valen-
ciana, Canarias, País Vasco, Islas Baleares y Aragón). Las CCAA que presentan una menor
pérdida estimada en relación con su PIB son Madrid, Castilla y León y La Rioja (tabla 5).
/DFRPSDUDFLyQFRQODVFLIUDVGH*DVWR6DQLWDULR3~EOLFR*63GHODxRPXHVWUD
que en una CCAA las pérdidas estimadas llegan casi a igualar dicho gasto sanitario (Astu-
rias). En el resto de regiones, las cifras de pérdidas siguen arrojando porcentajes muy ele-
vados en relación con el GSP, si bien la variabilidad es elevada (Ministerio de Sanidad y
Política Social, 2010). Así, tendríamos un grupo de regiones donde las pérdidas se acercan a
FLIUDVSRUHQFLPDGHOGHO*63$QGDOXFtD&DWDOXxD3DtV9DVFR,VODV%DOHDUHV&RPX-
3pUGLGDVODERUDOHVRFDVLRQDGDVSRUODVHQIHUPHGDGHVOHVLRQHV\SUREOHPDVGHVDOXGGXUDQWHHODxR
nitat Valenciana, Galicia y Madrid) y tan sólo 2 CCAA donde estas cifras se sitúan cerca del
50% del GSP (Castilla León y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla). Aunque parece
obvio, es útil recordar que el valor de este indicador depende tanto de la magnitud de la pér-
GLGDHVWLPDGDFRPRGHOHVIXHU]RGHOD&&$$HQFXDQWRDOD¿QDQFLDFLyQS~EOLFDGHVHUYLFLRV
sanitarios.
Respecto a las enfermedades o lesiones relacionados con las pérdidas estimadas, en
el caso de las muertes prematuras destacan tres grandes grupos: tumores, causas externas
de mortalidad y, ya a cierta distancia, las enfermedades cardiovasculares. Estos tres grupos
DJUXSDQHOGHODVSpUGLGDVHVWLPDGDVSRUIDOOHFLPLHQWRV6LQRVUHIHULPRVDORVFDVRV
GH ,QFDSDFLGDG7HPSRUDO FXDWUR JUXSRV UH~QHQ HO GH ODV SpUGLGDV HVWLPDGDV HQIHU-
medades del sistema osteomuscular y del tejido conjuntivo; trastornos mentales y del com-
portamiento, causas externas y el grupo de síntomas, signos y hallazgos anormales clínicos
y de laboratorio, NCOP. No fue posible conocer la distribución de las causas médicas de las
bajas por Incapacidad Permanente.
Distinguiendo por sexo, las pérdidas laborales recaen mayoritariamente en los varones
en el caso de la mortalidad prematura y de la Incapacidad Permanente, no así en el caso de la
Incapacidad Temporal. En el caso de las pérdidas estimadas asociadas a muertes prematuras,
los varones soportan un 81,5% de las mismas y sobre las mujeres recae un 18,5%. En el caso
GH OD ,QFDSDFLGDG 3HUPDQHQWH ODV SpUGLGDV HVWLPDGDV UHFDHQ HQ XQ HQ ORV YDURQHV \
en un 29% en las mujeres. En cambio, en el caso de la Incapacidad Temporal, las pérdidas
estimadas recaen en un 45% en los varones y en un 55% en las mujeres. Las pérdidas totales
UHFDHQHQXQHQYDURQHV\HQXQHQPXMHUHV$HVWHUHVSHFWRKD\TXHFRQVLGHUDU
que los mayores salarios masculinos suponen que en caso de incapacidad o de fallecimiento
la pérdida de producción asociada a un varón sería mayor que la pérdida asociada a una
mujer. No obstante, la razón fundamental de las diferencias no se puede atribuir a causas
salariales, toda vez que las diferencias en deterioro de la salud en edad laboral en el caso de
la mortalidad prematura y de la Incapacidad Permanente se centran en los varones. Así, un
GHORVIDOOHFLPLHQWRVGHODVSHUVRQDVPHQRUHVGHDxRVUHFDHHQYDURQHV\XQ
de los Años Potenciales de Vida Laboral Perdidos) y un 30% en mujeres (un 31% de los
$39/3PLHQWUDVXQGHORVFDVRVGH,3UHFDHHQYDURQHV\XQHQPXMHUHV3RUHO
contrario, en el caso de la Incapacidad Temporal, se da en mayor proporción en mujeres. Los
PRWLYRVGHHVWHUHVXOWDGRFRQVLGHUDQGRTXHHOQ~PHURGHYDURQHVRFXSDGRVHQHODxR
era notablemente superior al de mujeres, no pueden explicarse a partir de las bases de datos
manejadas en este análisis, y se plantea como cuestión abierta a futuras investigaciones.
7DEOD
5HVXPHQGHODVSpUGLGDVODERUDOHVWRWDOHVHVWLPDGDVDVRFLDGDVDHQIHUPHGDGHV\SUREOHPDVGHVDOXGHQ(VSDxDDxR
Andalucía 2.388,38 5,33% 18,45% 15,81%
Aragón 3,25% 2,85% 3,00%
Asturias 442,35 1.384,51 3,31% 2,13%
Balears (Illes) 889,09 3,40% 2,13% 2,30% 2,50%
Canarias 380,59 485,88 3,93% 3,92% 4,51% 4,50%
Cantabria 194,31 543,04 1,30%
Castilla y León 405,95 594,02 2,83% 3,83% 5,52%
Castilla-La Mancha 301,85 814,09 4,55% 3,89% 4,35% 4,14%
Cataluña 3,98%
Comunitat Valenciana 909,18 3,98% 10,91%
Extremadura 210,88 2,40% 2,03%
Galicia 988,52 5,04%
Madrid 1.425,18 1.483,84 2.321,89 5.230,91 2,80% 12,50% 15,00%
Murcia (Región de) 252,99 489,51 1.215,49 4,49% 2,91% 3,11% 3,11%
Navarra 202,84 209,95 533,55 3,01% 1,28% 1,33% 1,42%
País Vasco 501,94 2.453,05 81,18%
Rioja (La) 83,03
Ceuta y Melilla 28,38 93,49 3,13% 0,22% 0,31% 0,23%
Total CCAA 3,95% 99,48% 100,00% 100,00%
Total Nacional (*) 100,00% 100,00% 100,00%
(*) 218 millones de euros de la cifra de pérdidas laborales estimadas a nivel nacional (un 2,44%) no queda explicada por la suma de las pérdidas laborales de las CCAA más Ceuta
y Melilla. En el caso de las pérdidas asociadas a IT e IP no ocurre tal circunstancia, dado que el total nacional se obtiene como suma de los datos de cada CA más Ceuta y Melilla.
3pUGLGDVODERUDOHVRFDVLRQDGDVSRUODVHQIHUPHGDGHVOHVLRQHV\SUREOHPDVGHVDOXGGXUDQWHHODxR
7DEOD
'LVWULEXFLyQGHODVSpUGLGDVODERUDOHVVHJ~QVH[R
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Registro de defunciones según la causa de muerte y los datos
del INSS.
'LVFXVLyQ\FRQFOXVLRQHV
El principal resultado del presente trabajo es la estimación de una pérdida laboral aso-
ciadas a enfermedades y problemas y salud que ascendería a 41.830 millones de euros, de
OD FXDO PLOORQHV GH HXURV FRUUHVSRQGHQ D SURGXFFLyQ SHUGLGD D FRQVHFXHQFLD GH OD
PRUWDOLGDG SUHPDWXUD PLOORQHVGHHXURVFRUUHVSRQGHQ D SURGXFFLyQSHUGLGD DFRQ-
VHFXHQFLD GH ,QFDSDFLGDG 3HUPDQHQWH \ PLOORQHV GH HXURV D SURGXFFLyQ SHUGLGD D
consecuencia de Incapacidad Temporal. Ello supone casi un 4% del Producto Interior Bruto
GH(VSDxDRHTXLYDOHQWHPHQWHXQGHOJDVWRVDQLWDULRS~EOLFRWRWDOGHODxR
En relación con el impacto de las pérdidas de producción sobre el total de la economía,
existe coincidencia entre estos resultados y los de otros informes internacionales (Minister of
3XEOLF:RUNVDQG*RYHUQPHQW6HUYLFHV&DQDGD1DWLRQDO,QVWLWXWHVRI+HDOWK
A partir de la información referida en estos trabajos, se puede estimar que las pérdidas labo-
rales ocasionadas por enfermedades y lesiones ascendieron al 4,85% del Producto Interior
Bruto (PIB) de EE.UU. en el año 2005 y un 4,4% del PIB canadiense en el año 1998. Por
tanto, podemos observar que en términos relativos (en relación con el PIB de cada país) las
cifras son similares.
(QORVFRPHQWDULRVVREUHODGLVWULEXFLyQJHRJUi¿FDGHODVSpUGLGDVTXHVHLQFOX\HQHQ
el apartado de resultados se ha tratado de dar una descripción objetiva sobre la distribución
SRU &RPXQLGDG $XWyQRPD 'DGR TXH SDUHFtD LQVX¿FLHQWH HPSOHDU XQ ~QLFR LQGLFDGRU VH
ha utilizado un conjunto de indicadores complementarios para medir el impacto relativo de
dichas pérdidas. Para ello se ha empleado tanto el PIB regional como indicadores del peso
Juan Oliva e Isaac Aranda-Reneo
del mercado de trabajo de cada CA en el total nacional (población activa y población ocu-
pada). En primer lugar, hemos de considerar la existencia de heterogeneidad en los patrones
epidemiológicos entre regiones y que, por tanto, una de las fuentes de las causas de la distri-
bución de las pérdidas regionales se debe a efectos puramente epidemiológicos o de salud.
Sin embargo, en segundo lugar, el comportamiento de los mercados de trabajo es otra fuente
indudable de variabilidad entre regiones. Así, las regiones con mayor porcentaje de población
ocupada y con mayores salarios tendrán una mayor pérdida estimada por persona fallecida2.
Del mismo modo, las CCAA donde los salarios sean mayores, tendrán una pérdida estimada
mayor por caso de baja por IT y por IP. Asimismo, los resultados nos informan de un impacto
estimado por CCAA, pero la distribución porcentual debe ser analizada con cautela, toda vez
que en las cifras de IT no se recogen todos los días de baja laboral de aquellos funcionarios
públicos cubiertos por las aseguradoras de MUFACE, MUGEJU e ISFAS. Dicho esto, el
análisis de las causas y determinantes de las pérdidas estimadas escapan al objeto de este
trabajo y precisaría de toda una serie de trabajos interdisciplinares que aunaran la visión
epidemiológica, administrativa y microeconómica, y se dispusiera de microdatos adecuados
para afrontar dichos análisis.
El objeto de la comparación establecida entre la pérdida estimada y el Gasto Sanitario
Público de cada región reside en poner de relieve la cuantía de la pérdida en relación con el
esfuerzo llevado a cabo por cada Comunidad Autónoma en materia de inversión pública en el
sistema sanitario. A este efecto, probablemente habría resultado más conveniente la compa-
ración con el gasto sanitario total. No obstante, las cifras de GSP por región son mucho más
¿DEOHVTXHODVGH JDVWR SULYDGR&RPRSRGHPRV REVHUYDUHVWDVSpUGLGDVVRQUHOHYDQWHVHQ
todas las regiones en comparación con el GSP, pero especialmente en varias de ellas donde
las pérdidas estimadas representan cifras cercanas al 90% de su GSP.
Una rápida revisión de los resultados nos indica que 9 tipos de enfermedades (SIDA; tu-
mor colon; tumor tráquea, bronquios y pulmón; tumor de mama; infarto agudo de miocardio;
enfermedades cerebrovasculares; cirrosis y otras enfermedades del hígado; suicidios y lesio-
QHVDXWRLQÀLJLGDV\DFFLGHQWHVGHWUi¿FRFDXVDQHOGHODVPXHUWHVDQWHVGHODHGDG
GHDxRVHOGHORV$39/3\HOGHODVSpUGLGDVODERUDOHVHVWLPDGDV(QHO
FDVRGHODV,QFDSDFLGDGHV7HPSRUDOHVWLSRVGHHQIHUPHGDGUHXQLHURQHOGHORVFDVRV
\HOGHORVGtDVGHEDMDODERUDOFROLWLVHQWHULWLVJDVWURHQWHULWLVLQIHFFLRVDV\GLDUUHDV
trastornos de la ansiedad, fobias sociales y trastornos depresivos; psicosis y episodios es-
quizofrénicos; resfriados comunes, bronquitis y faringitis; problemas de lumbago, estenosis
espinal, trastorno de disco cervical y lesiones del hombro; situaciones de coma y estupor y
WUDVWRUQRVGHOVXHxR\RWUDVFDXVDVGHPRUELOLGDGGHVFRQRFLGDV\QRHVSHFL¿FDGDV
El concentrar en tan escaso número de enfermedades y problemas una parte tan elevada
de carga de enfermedad y de pérdidas sociales debería estimular políticas de salud pública
por parte de las autoridades públicas y también de responsables privados y civiles3, dado
que las potenciales ganancias (en términos de salud y en términos de pérdidas económicas
HYLWDEOHVVRQGHXQDJUDQPDJQLWXG2EYLDPHQWHHOFRQRFLPLHQWRFLHQWt¿FRVREUHPHGLGDV
de carácter preventivo es la condición previa para el diseño de este tipo de políticas. Por una
parte, es evidente que los recursos no deben asignarse en función del impacto de una determi-
QDGDHQIHUPHGDGVLQRDOOtGRQGHXQDLQWHUYHQFLyQSURGX]FDPD\RUHVEHQH¿FLRVHQWpUPLQRV
de salud y de ganancia de bienestar. Por otra, también resulta claro que el posible menú de
3pUGLGDVODERUDOHVRFDVLRQDGDVSRUODVHQIHUPHGDGHVOHVLRQHV\SUREOHPDVGHVDOXGGXUDQWHHODxR
actuaciones es muy amplio y que, por ello, el coste de oportunidad de destinar los recursos
DDTXHOODVDFWXDFLRQHVTXHQRVHDQH¿FLHQWHVHVPX\HOHYDGR3RUWDQWRHOFRQRFLPLHQWRGH
programas o políticas, sanitarias y transversales (Artacoz, 2010), que hayan sido evaluadas
previamente en nuestro medio o en medios cercanos y sean susceptibles de adaptación a
nuestro entorno y la transmisión de dicha información a los decisores públicos, privados y
civiles se convierten en una actividad clave para reducir los efectos negativos de las enferme-
dades y problemas de salud estudiados.
Como principales limitaciones del trabajo se debe indicar que pese a las fuertes pérdi-
das asociadas a los casos acumulados de IP, no ha sido posible conocer qué problemas de
salud ocasionan con mayor frecuencia los procesos de IP. Los trabajos existentes en España
a este respecto son muy locales (Arancon, 2002) o bien muy antiguos (Instituto Nacional de
la Salud, 1994) y, por tanto, no permiten establecer una aproximación a la distribución de las
pérdidas por tipo de enfermedad. Este es un área donde se precisaría un esfuerzo por parte
de las Administraciones Públicas en generar información transparente que sirva para tomar
decisiones informadas a los propios agentes públicos. Un buen ejemplo de los resultados
que pueden esperarse de una mejora en la información lo proporciona la colaboración del
Instituto Nacional de la Seguridad Social, la cual ha permitido disponer para este trabajo de
una amplia muestra de casos de Incapacidad Temporal. Asimismo, como se ha mencionado
ya, no fue posible obtener información sobre los días de baja laboral de aquellos funcionarios
públicos cubiertos por las aseguradoras de MUFACE, MUGEJU e ISFAS. Ello hace que la
cifra real de las pérdidas laborales por IT será mayor a la estimada y que, dado que la distri-
bución territorial de los funcionarios cubiertos por las aseguradoras indicadas no es homo-
génea, la distribución territorial de las pérdidas estimadas en el trabajo debe ser tomada con
precaución. Asimismo, las estimaciones de IT están basadas en los registros administrativos
publicados o proporcionados por el INSS y, por tanto, puede existir una cierta infraestima-
ción derivada de días de trabajo perdidos de corta duración que no llegan a ser contabilizados
FRPR EDMDODERUDO7DPSRFR FRQWDPRV FRQ KHUUDPLHQWDV SDUD FXDQWL¿FDU SRVLEOHVDEXVRV R
dudas sobre la existencia de una causa médica real en las concesiones de IP e IT. Por tanto,
se considera que en todas las concesiones existe un problema real (accidente, deterioro de la
salud). Por otra parte, este análisis se centra en la pérdida de producción de las personas en
situación de IT o a las que se concede la IP. No entramos a valorar otras pérdidas de bienestar,
como serían las que se derivan del cuidado de las personas en situación de IT o IP a conse-
cuencia de un grave accidente o de un severo problema de salud discapacitante.
Para concluir diremos que a pesar de las limitaciones que suponen los estudios de coste
de la enfermedad, los gobiernos de muchos países y regiones siguen promoviendo su reali-
zación. La razón de ello es que los decisores públicos consideran que la información sobre
el impacto económico que generan las enfermedades y problemas de salud puede ser una
KHUUDPLHQWD~WLOGHFDUDDODSODQL¿FDFLyQ\HYDOXDFLyQGHVXVSROtWLFDV+X'LFKDLQ-
formación no sustituye sino complementa a la información epidemiológica y sanitaria sobre
SUREOHPDVGHVDOXG&RPRVHxDOD.QDSS©/RVDPHQXGRVVXVWDQFLDOHVFRVWHVQRVDQLWDULRV
no son elementos decorativos de oscuros estudios académicos… Son una carga real sobre
recursos que deben ser soportados por algunos individuos o por parte de la sociedad». Sin
embargo, «las estimaciones de los costes de la enfermedad meramente describen lo que es,
no lo que debe hacerse (por arte de los decisores sanitarios)… con sus limitados recursos»
Juan Oliva e Isaac Aranda-Reneo
.QDSS3RUWDQWRODXWLOLGDGGHXQHVWXGLRGHFRVWHVFRQVLVWHHQVHxDODUHOLPSDFWR
económico de una determinada enfermedad, revelando aquellos costes que no eran visibles o
sobre los que se desconocían su cuantía en un principio.
Siguiendo esta línea, varias autoridades sanitarias españolas han mostrado recientemente
interés en incorporar estudios de coste de la enfermedad como soporte a su toma de decisiones
(Servicio Canario de la Salud, Departament de Salut). Asimismo, el Ministerio de Sanidad,
Servicios Sociales e Igualdad viene incluyendo estimaciones sobre el coste de la enfermedad
en los recientes Planes Integrales de abordaje, prevención y manejo clínico de la Diabetes Me-
llitus, las enfermedades isquémicas del corazón, tumores y accidentes cerebrovasculares (Mi-
QLVWHULRGH6DQLGDG\&RQVXPRD0LQLVWHULRGH6DQLGDG\&RQVXPRE0LQLVWHULR
GH6DQLGDG\&RQVXPR0LQLVWHULRGH6DQLGDG\&RQVXPR'LFKRLQWHUpVVXJLHUH
que, una vez tomadas en cuenta las limitaciones de este tipo de estudios para la priorización
de programas, y subrayando sus fortalezas a la hora de acercarnos al impacto social de las
HQIHUPHGDGHVSXHGHQVHUXQDKHUUDPLHQWD~WLOHQHODSR\RGHODSODQL¿FDFLyQGHSROtWLFDVS~-
blicas y, junto a otros indicadores de distintas dimensiones, pueden constituir una herramienta
de valor para dar soporte a la toma de decisiones sobre asignación de recursos en políticas de
salud, es decir, para construir Políticas Basadas en Pruebas («Evidence Based Policies»).
Agradecimientos
Este trabajo ha recibido una ayuda del Instituto de Estudios Fiscales para su elabora-
ción. Quisiéramos agradecer el apoyo institucional del Instituto de Estudios Fiscales y del
Instituto Nacional de la Seguridad Social para su realización y el apoyo personal recibido
de José María Labeaga, Ángela Blanco, María Dolores Santamaría, Fernando Bonache y
Almudena Durán. Asimismo, queremos agradecer los comentarios y el consejo recibidos por
Javier Hernández (IEF), a Marta Trapero (Universidad de Brunel) y a Ildefonso Hernández
(Universidad Miguel Hernández) a una versión previa de este trabajo. Por último, también
agradecemos a Judit Vall su inestimable ayuda en la estimación de la población en situación
de Incapacidad Permanente que realiza un empleo remunerado y a Luz María Peña por su
ayuda en la revisión de los datos de muertes prematuras. Los errores contenidos en el trabajo
son responsabilidad exclusiva de sus autores.
Notas
1. Los datos detallados de los ajustes por CA entre los diferentes tipos de IP pueden ser enviados a los lectores
interesados tras petición a los autores.
2. Dado que desconocemos las características personales y laborales de los fallecidos, se produce una ajuste de
participación empleando las tasas de ocupación ajustadas por edad y sexo.
1RROYLGHPRVTXHHQODSODQL¿FDFLyQGHSROtWLFDVGHVDOXGODERUDOHOSDSHOTXHGHVHPSHxHQORVHPSOHDGRUHV
y los representantes de los trabajadores es un factor clave para la difusión de la información de dichas medidas
o políticas y para la motivación y la incentivación a su cumplimiento.
3pUGLGDVODERUDOHVRFDVLRQDGDVSRUODVHQIHUPHGDGHVOHVLRQHV\SUREOHPDVGHVDOXGGXUDQWHHODxR
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