A pesar de que la adolescencia y la juventud son consideradas los períodos más sanos de la
vida humana, al integrar los factores biológicos, psicológicos y sociales cada día son
visualizados una serie de problemas de salud a los que se debe enfrentar esta población y
que limitan su desarrollo sano e integral.
Debemos diferenciar que existen riesgos propios de la condición biológica, riesgos del
comportamiento y riesgos determinados por el entorno. Las medidas asociadas con
disminuir estos tipos de riesgo pueden reducir la morbilidad y mortalidad en adolescentes
y jóvenes.
Las medidas de prevención de factores de riesgo no solo deben estar limitadas a tratar
problemas: embarazos no deseados en adolescentes, aborto, ITS (infecciones de
transmisión sexual), VIH/SIDA, abuso de sustancias sicoactivas, violencia, suicidio,
trastornos alimentarios y delincuencia; deben buscar, además, el desarrollo sano del joven.
Los adolescentes necesitan ser atendidos por personal idóneo, capacitado y con
experiencia, que los entienda y genere vínculos de confianza y respeto. En los municipios
donde no se cuente con recurso humano capacitado o experiencia, se debe iniciar la
atención en los servicios para adolescentes con el médico general o la enfermera a través
de protocolos de atención y competencias específicas definidas por estos profesionales.
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