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LA VOCACIÓN SACERDOTAL EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO

JUAN SEBASTIAN PARRA HERRERA

Resumen: “El sacerdote responde a las exigencias de la sociedad, haciéndose voz de quien no
tiene voz: los pequeños, los pobres, los ancianos, los oprimidos, marginados” (Cardenal Mauro
Piacenza)

Quisiera iniciar este escrito afirmando, que el mundo de hoy está


invadido por la “new age” (Nueva era). Una nueva época en la que,
nos parecemos análogamente a aquella parábola del hijo pródigo (Lc.
15,11-32); en donde uno de los muchachos le pide la herencia a su
Padre, puesto que quiere vivir otro mundo con total autonomía y
libertad, en donde no va a estar subordinado por una persona mayor.

Pero, en todo este tiempo de contratiempo, podemos hallar a ciertas


personas que luchan día a día por mejorar aquella costumbre que nos
está asaltando. Estas personas son: los sacerdotes de Jesucristo. Con
este planteamiento surge una pregunta que tal vez muchos nos la
hemos hecho: ¿Qué sentido tiene ser sacerdote hoy en un mundo que
ha llegado a su “meta-tentación”? “La tentación del rechazo de Dios en nombre de su propia
humanidad”1. Es por eso que la Iglesia como mater et magistra (madre y maestra) le hace la
invitación a los sacerdotes y a los seminaristas a luchar y a no dejarse llevar por ese desaliento que
cada día está invadiendo nuestra alma, puesto que el sacerdote y el seminarista se encuentran como
si de golpe, la sociedad le hubiera negado el sentido a su existencia. La sociedad cree poder vivir
sin estos, y en ocasiones no teme decírselos con total franqueza2.

Por esto, el sacerdote y el seminarista debe volver siempre a la pregunta sobre su identidad y
misión, pero es menester preguntarle a quién sólo nos puede dar la respuesta verdadera: al Divino
Maestro, preguntándoles quiénes son, cómo quiere Él que sean, cuál es, ante Él, su identidad. Y Él
dirá: “¡Sois sacerdotes! ¡Sois mis elegidos! ¡Sois mis llamados, mis consagrados y mis enviados!
¡Sois necesarios, más aún, imprescindibles!”. Y como dice el purpurado Piacenza: “el sacerdote no
pertenece a sí mismo sino a los demás, compartiendo así las alegrías y los dolores de todos, sin
distinción de edad, categoría social, procedencia política, práctica religiosa”.


Estudiante de I Teología. Actualmente pertenece al área comunitaria. Fecha de Publicación: 12.02.17. E-mail:
jsph94@hotmail.com.
1
JUAN PABLO II, Discurso a los obispos de Francia, 01.06. 1980
2
Cf. JUAN XXIII, Enc. Mater et Magistra, sobre la Iglesia como madre y maestra, VATICANO 1961
Entonces, ¿qué significa ser sacerdote hoy? Hoy, como siempre, ser sacerdote en acto o
potencia, es aceptar el compromiso de vivir completamente al servicio de Dios, extendiendo su
Reino en el mundo. Pueden cambiar las circunstancias, lo que no
cambia es la elección que Cristo ha hecho de ellos desde la
eternidad. Son los mensajeros de un anuncio que el mundo necesita;
que a pesar de la minoría, este sigue siendo importante en nuestros
días. Trabajemos sin descanso y descubriremos la alegría de ser un
obrero de la viña del Señor. Nuestro trabajo es ante todo de orden
espiritual y seremos tanto más eficaces cuanto más estemos unidos
a la Vid verdadera, que es Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.

Es así que la exhortación apostólica postsinodal resalta que “la


formación permanente ayuda al sacerdote, en la Iglesia
“comunión”, a madurar la conciencia de que su ministerio está
radicalmente ordenado a congregar a la familia de Dios como
fraternidad animada por la caridad y a llevarla al Padre por medio
de Cristo en el Espíritu Santo” (P. D. V. Nº 74)

Por tanto, no se debe olvidar nunca que lo que se pide al sacerdote y al seminarista en estos
tiempos tan difíciles por los que atraviesa el mundo y la Iglesia es que dé a Jesucristo, con sus
palabras y sobre todo con el ejemplo de su fe. “Sacerdos, alter Christus”3.

3
Sacerdos, alter Christus – “El sacerdote, otro Cristo”

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