Gabriel García Márquez escribe una novela, donde las ricas descripciones de personajes, entorno,

espacio, situaciones aportan al relato una atmósfera verosímil y fantástica al mismo tiempo y eso
es lo que nos envuelve como lectores y nos convierte en lectores cómplices. “Crónica de una
muerte anunciada” es una obra atrapante en la literatura y su versión cinematográfica no
transmite las mismas sensaciones. La película de Francesco Rosi es una adaptación fiel a la novela
de García Márquez, sin embargo no exprime al máximo elementos propios del lenguaje
cinematográfico que pueden ayudar a sacar al espectador de la butaca e introducirlo en la historia,
el espectador se mantiene como otro testigo mudo, pero el libro, la novela, nos transporta de tal
modo, que imaginamos estar dentro del relato y contemplamos como partícipes los hechos.
Posicionamiento del narrador: En la novela el autor – narrador está implícitamente representado,
por momentos se supone que es Gabriel García Márquez, este narrador no tiene nombre pero
tiene una relación con todos personajes y en especial con Santiago Nasar, por lo tanto aparece
como un narrador- testigo, y en el film, el narrador es Cristóbal Bedoya, el amigo de Santiago
Nasar, que vuelve a su pueblo después de 30 años para reconstruir el hecho de la muerte de este,
por momentos, si bien, es un narrador testigo, parece que es omnisciente, ya que conoce
demasiados detalles de la vida privada de muchos de los personajes. En la película,
inmediatamente lo identificamos del mismo modo, ya que como recurso cinematográfico aparece
el uso del relator en off, y luego vemos en repetidas ocasiones al personaje de Cristóbal Bedoya
hablando a cámara, ambos narradores quieren involucrar al lector o espectador en la participación
del relato, ya que el narrador cuando mira a la cámara parece que nos habla directamente a
nosotros y nos transmite sus sensaciones. Cuestionamiento del realismo: Una de las características
del realismo mágico es esa convivencia armoniosa entre la fantasía y la realidad, por lo tanto esa
realidad que nos es contada, es nuestra realidad cotidiana (palabras de García Márquez en el
discurso) y, también depende de la percepción de la realidad. Sabemos que el relato de “Crónica
de una muerte anunciada” es una reconstrucción, en consecuencia es una recreación, son los
hechos como sucedieron cronológicamente, incluyendo la presencia del destino y de la casualidad,
que son los elementos que aportan verosimilitud al relato de la muerte de Santiago Nasar. Gabriel
García Márquez no habla de un lugar preciso donde esto sucede, sabemos que es en un pueblo del
Caribe, pero al no tener precisión, nos posiciona como lectores, en el hecho de que este
acontecimiento pudo haber sucedido en cualquier pueblo de América Latina. Coexistencia de lo
real y lo maravilloso: Aparece esta convivencia entre lo real y lo fantástico, en este caso, se
perciben en las escenas del sueño de Santiago, en las cartas tiradas por Bayardo en el frente de la
mansión, y en los archivos desparramados y húmedos en los que trabaja Cristóbal, todas estas
situaciones nos hablan de abundancia, exageración, y desmesura (elementos presentes en la
novela de García Márquez), esa exageración, que se repite, es lo que valida la realidad, o hace que
esta ficción sea verosímil.

Fuente: http://es.shvoong.com/books/1748069-cr%C3%B3nica-una-muerte-anunciada-
libro/#ixzz2DXyxiePJ