Cuando ocurre un suceso que conlleva una emisión de materiales radiactivos o un nivel
de radioactividad susceptible de perjudicar la salud pública, se califica de incidente o
de accidente nuclear en función de su gravedad y de sus consecuencias sobre la
población y el medio ambiente.
Los accidentes radiológicos pueden suceder en una central nuclear o fuera, es decir, en
un establecimiento que lleva a cabo una actividad nuclear (hospitales, laboratorios de
investigación, etc.) o bien debido a la pérdida de una fuente radiactiva, o bien por
diseminación involuntaria o voluntaria de sustancias radiactivas en el medio ambiente.
Escala Internacional de Accidentes Nucleares
Hay definidos una serie de criterios e indicadores para asegurar una información
coherente de acontecimientos nucleares por parte de diferentes autoridades oficiales.
Hay siete niveles distintos de cero en la escala INES: Los sucesos de nivel inferior (1 a
3), sin consecuencia significativa sobre la población y el medio ambiente, se califican
de incidentes; los superiores (4 a 7), de accidentes.
El nivel de la escala está determinada por la mayor de tres resultados: efectos fuera del
sitio, en el lugar los efectos, y la defensa en la degradación de profundidad.
1. 1986, Chernóbil (Ucrania) magnitud 7 según la escala INES.
Aquel día, durante una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico,
un aumento súbito de potencia en el reactor 4 de esta central nuclear produjo el
sobrecalentamiento del núcleo del reactor nuclear, lo que terminó provocando la
explosión del hidrógeno acumulado en su interior. Básicamente se estaba
experimentando con el reactor para comprobar si la energía de las turbinas podía
generar suficiente electricidad para las bombas de refrigeración en caso de fallo (hasta
que arrancaran los generadores diesel). La cantidad de dióxido de uranio, carburo de
boro, óxido de europio, erbio, aleaciones de circonio y grafito expulsados, materiales
radiactivos y/o tóxicos que se estimó fue unas 500 veces mayor que el liberado por la
bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945, causó directamente la muerte de 31
personas y forzó al gobierno de la Unión Soviética a la evacuación de 116 000 personas
provocando una alarma internacional al detectarse radiactividad en, al menos, 13
países de Europa central y oriental.
Secuencia de eventos
Hora
Evento
(UTC+3)
25 de abril
26 de abril
Efectos inmediatos
Suecia 12 000 - - -
Finlandia 11 500 - - -
Austria 8 600 - - -
Noruega 5 200 - - -
Bulgaria 4 800 - - -
Suiza 1 300 - - -
Grecia 1 200 - - -
Eslovenia 300 - - -
Italia 300 - - -
Moldavia 60 - - -
Antes del accidente el reactor contenía unas 190 toneladas de combustible nuclear. Se
estima que más de la mitad del yodo y un tercio del cesio radiactivos contenidos en el
reactor fue expulsado a la atmósfera; en total, alrededor del 3.5% del combustible
escapó al medio ambiente. Debido al intenso calor provocado por el incendio, los
isótopos radiactivos liberados, procedentes de combustible nuclear se elevaron en la
atmósfera dispersándose en ella.
Las formas físicas y químicas del escape incluyen gases, aerosoles y, finalmente,
combustible sólido fragmentado. Sobre la contaminación y su distribución por el
territorio de muchas de estas partes esparcidas por la explosión del núcleo no hay
informes públicos.
Algunas personas en las áreas contaminadas fueron expuestas a grandes dosis de
radiación (de hasta 50 Gy) en la tiroides, debido a la absorción de yodo-131, que se
concentra en esa glándula. El yodo radiactivo procedería de leche contaminada
producida localmente, y se habría dado particularmente en niños. Varios estudios
demuestran que la incidencia de cáncer de tiroides en Bielorrusia, Ucrania y Rusia se
ha elevado enormemente. Sin embargo, algunos científicos piensan que la mayor parte
del aumento detectado se debe al aumento de controles. Hasta el presente no se ha
detectado un aumento significativo de leucemia en la población en general. Algunos
científicos temen que la radiactividad afectará a las poblaciones locales durante varias
generaciones, la cual se cree que no se extinguirá hasta pasados 300.000 años.
Los primeros fallos técnicos se registraron el mismo día en que se produjo el sismo,
viernes 11 de marzo, con la parada de los sistemas de refrigeración de dos reactores y
de cuatro generadores de emergencia. A consecuencia de estos incidentes surgieron
evidencias de una fusión del núcleo parcial en los reactores 1, 2 y 3, explosiones de
hidrógeno que destruyeron el revestimiento superior de los edificios que albergaban
los reactores 1,3 y 4 y una explosión que dañó el tanque de contención en el interior
del reactor 2. También se sucedieron múltiples incendios en el reactor 4. Además, las
barras de combustible nuclear gastado almacenadas en las piscinas de combustible
gastado de las unidades 1-4 comenzaron a sobrecalentarse cuando los niveles de
dichas piscinas bajaron. El reactor 3 empleaba un combustible especialmente peligroso
denominado "MOX", formado por una mezcla de uranio más plutonio.
Consecuencias
Radiación
Pocos días después del accidente se detectó yodo radiactivo en el agua corriente
de Tokio, así como altos niveles de radiactividad en leche producida en las
proximidades de la central y en espinacas producidas en la vecina Prefectura de
Ibaraki. Una semana después del accidente se pudieron detectar en
California partículas radiactivas procedentes de Japón, que habían atravesado
el Océano Pacífico. Algunos días después se detectó yodo radiactivo en Finlandia, si
bien en ambos casos se descartaba que los niveles de radiación detectados fuesen
peligrosos.
El gobierno japonés reconoció que la central nuclear no podrá volver a ser operativa y
que se desmantelará una vez que se haya controlado el accidente.
Efectos de la radiactividad
Una grieta en la estructura del reactor empezó a liberar material radiactivo al mar,
haciendo que el contenido en yodo radiactivo fuese en algunos momentos en las aguas
circundantes de hasta 7,5 millones de veces superior al límite legal y que el cesio
estuviese 1,1 millones de veces por encima de esos límites. Los primeros intentos de
sellar la grieta con cemento y otros métodos fracasaron. La compañía Tepco, a inicios
de abril, empezó a verter al mar 11.500 toneladas de agua contaminada
radiactivamente para liberar espacio dentro de la central con objeto de albergar otras
aguas aún más contaminadas del interior de los reactores.
Protección de la población
El índice Nikkei, tras dos días de operaciones había perdido más del 14%, a pesar de
una inyección por parte del Banco de Japón de más de 43.761 millones de euros, si
bien en los días siguientes se produjeron rebotes al alza de más del 5% diario.
Pocos días después, algunos estudios valoraban en unos 75.500 millones de euros los
daños producidos por el terremoto y posterior tsunami en Japón.
El Banco Mundial por su parte, valoró los daños entre 87.000 y 166.000 millones de
euros. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE recortó a
la mitad su previsión de crecimiento para Japón, hasta el 0,8% cuando antes era del
1,7%.
El Secretario Ejecutivo del Acuerdo de Riesgos Mayores del Consejo de Europa, Eladio
Fernández-Galiano, después de abrir la cumbre científica sobre el accidente de
Chernóbil en Kiev el viernes 22 de abril de 2011 -como parte de las actividades del 25
aniversario de dicho accidente nuclear- declaró que los miembros de los organismos
de control de la industria nuclear (OIEA y los Consejos de Seguridad Nuclear de los
distintos países -en el caso de Japón la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial-)
provenían de la propia industria, eran endogámicos y, a la vista del accidente de
Fukushima no habían cumplido su labor reguladora y de control de las empresas que
gestionan centrales nucleares. Después del accidente de Chernóbil la industria nuclear
nos dijo que no iba a volver a pasar.
El miércoles 16 de marzo de 2011 Yuli Andreev también señaló que el reactor III de
la central de Fukushima I era el más peligroso ya que se estaba usando el combustible
nuclear MOX- mezcla de óxido de uranio y óxido de plutonio - que la empresa francesa
Areva estaba usando experimentalmente en dos centrales nucleares japonesas.
Para el académico suizo Jean Ziegler, vicepresidente del comité asesor del Consejo de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas, "el lobby nuclear ha conseguido que la
OMS renuncie a ocuparse de las víctimas de las catástrofes atómicas".
3. 1957, Mayak (Rusia) magnitud 6 según la escala INES.
Las deficientes condiciones de trabajo en Mayak causaron serios peligros para la salud
y muchos accidentes. El accidente más grave ocurrió el 29 de septiembre de 1957,
cuando un fallo en el sistema de refrigeración de un tanque que almacenaba decenas
de miles de las toneladas de desechos nucleares disueltos causó una explosión no
nuclear que tuvo una fuerza estimada en aproximadamente 75 toneladas de TNT (310
gigajoules), que liberó aproximadamente 20 MCI (740 petabecquerels) de radiación. Al
menos 200 personas resultaron muertas debido a la radiación, 10,000 personas fueron
evacuadas de sus casas, y 470,000 personas estuvieron expuestas a la radiación.
Las deficientes condiciones de trabajo en Mayak causaron serios peligros para la salud
y muchos accidentes. El accidente más grave ocurrió el29 de septiembre de 1957,
cuando un fallo en el sistema de refrigeración de un tanque que almacenaba decenas
de miles de las toneladas de desechos nucleares disueltos causó una explosión no
nuclear que tuvo una fuerza estimada en aproximadamente 75 toneladas de TNT (310
gigajoules), que liberó aproximadamente 20 MCI (740 petabecquerels - 740 . 1015 Bq)
de radiación.
Cientos de personas murieron, fueron miles los perjudicados y las áreas circundantes
fueron evacuadas. Este accidente nuclear, el peor de la URSS antes de
la catástrofe de Chernóbil, es clasificado al nivel 6 de una escala de 7 señalada
por Escala Internacional de Accidentes Nucleares.
El régimen soviético mantuvo en absoluto secreto este accidente. Las primeras
informaciones serían reveladas solamente a partir de 1976 por el biólogo ruso Jaurès
Medvedev, que había emigrado a Inglaterra.
4. 1987, Accidente radiológico de Goiania (Brasil) magnitud 5 según la escala INES.
La dosis debida a radiación externa por una contaminación uniforme del suelo
debida a 137Cs es
La AIEA establece que la fuente contenía 50,9 TBq (1.375 Ci) de radiactividad cuando
fue robada, y unos 44 TBq (1.200 Ci) en el momento de su rescate. Eso significa que se
liberaron 7 TBq al entorno, una cifra que debería haber decaído a 4,2 TBq en 2008.
Secuencia de acontecimientos
El hurto de la fuente
Los dos hombres intentaron abrir la cápsula, pero no lo consiguieron. Pocos días
después, sin embargo, uno de ellos rompió la ventana de iridio, lo que le permitió
observar que el cloruro de cesio emitía una profunda luz azul. A pesar de intentar
extraerlo, finalmente acabó rindiéndose.
El 18 de septiembre Roberto dos Santos Alves y Wagner Mota Pereira vendieron las
piezas a una chatarrería cercana. Esa noche, Devair Alves Ferreira, propietario de la
chatarrería, estaba en el garaje y vio el resplandor azul de la cápsula de cesio. En los
días siguientes invitó a amigos y familiares a ver la sustancia luminosa. Ferreria intentó
hacer un anillo para su esposa, Gabriela Maria Ferreira, con dicho material.
Ivo Alves Ferreira extrajo el polvo de la fuente, a pocos metros de su casa, y lo esparció
por el suelo. Su hija Leide das Neves Ferreira, de seis años, estuvo posteriormente
comiendo sentada en el suelo, con lo que absorbió parte del material radiactivo (un
gigabecquerelio, suponiendo una dosis de 6 Gy). Leide estaba tan fascinada con el
resplandor azul del suelo que se lo untó en su cuerpo y se lo mostró a su madre.
Alerta a las autoridades
Gabriela Maria Ferreira fue la primera que se dio cuenta de la relación entre la
presencia del material y la enfermedad de varias personas de su entorno. El 28 de
septiembre, dos semanas después del robo de la fuente, Gabriela fue en autobús con
uno de los empleados de la chatarrería a un hospital, transportando la fuente en una
bolsa plástica. Allí, el físico Paulo Roberto Monteiro sospechó que la fuente era
peligrosa, y la mantuvo alejada de sí mismo y de otras personas. Gabriela falleció el 23
de octubre.
Responsabilidades
Debido a los fallecimientos, a los tres médicos que fueron encargados de mantener y
operar el aparato de radioterapia se les atribuyeron cargos por homicidio por
negligencia. El argumento esgrimido fue la enorme negligencia de los ex-responsables,
que dejaron abandonado un aparato potencialmente peligroso. El accidente demostró
la importancia de que las autoridades públicas procedan a inventariar y monitorizar
cualquier fuente importante de radiación.
En el año 2000, una sentencia de la octava corte federal del Estado de Goirás ordenó a
la Comisión Nacional de Energía Nuclear de Brasil a compensar a las víctimas con 1,3
millones de reales (unos 560.000 €), así como garantizarles tratamiento médico y
psicológico, incluyendo también a sus descendientes de segunda y tercera generación.
Descontaminación
Para descontaminar jardines y zonas terrosas afectadas por el cesio tuvo que retirarse
una capa de unos dos centímetros de tierra en numerosas zonas, así como proceder a
la demolición de varias casas. Todos los objetos que pudieron entrar en contacto con la
sustancia fueron confiscados y estudiados minuciosamente, guardándose en bolsas de
plástico aquellos que estuvieran libres de radiactividad, y procediéndose a la
descontaminación de los otros, o bien procediendo a su destrucción controlada,
basándose en la relación entre el valor residual del objeto y el coste de su
descontaminación.
La AIEA, sin embargo, reconoció que para reducir el impacto psicológico, deberían
invertirse todos los esfuerzos posibles en descontaminar los objetos personales, sobre
todo joyas, fotografías y otros enseres de alto contenido sentimental. Sin embargo, se
desconoce en qué grado se siguió esta recomendación.
Después de desalojar las viviendas, el polvo fue recogido con aspiradoras especiales, y
se revisó el sistema de cañerías en busca de restos radiactivos. Se arrancó la pintura de
las paredes, el suelo fue tratado con una mezcla de ácido y azul de Prusia. Los residuos
de la limpieza fueron almacenados lejos de la ciudad. El azul de Prusia también fue
usado para descontaminar el organismo de los afectados, y su orina fue tratada para
compactar los residuos y evitar su vertido accidental a las aguas de alcantarilla.
En arcilla, cemento, suelos y techos, se usó alumbre de potasio disuelto en ácido
clorhídrico debido a la gran afinidad que el cesio tiene con los productos arcillosos. Por
su parte, las superficies engrasadas o enceradas fueron tratadas con disolventes
orgánicos antes de aplicar la mezcla anterior, mientras que en suelos sintéticos y
electrodomésticos el hidróxido de sodio fue utilizado como tratamiento previo.
Afectados
Fallecimientos
Leide das Neves Ferreira, 6 años (6 Gy, 600 REM), era la hija de Ivo Ferreira.
Inicialmente, cuando un equipo de salvamento procedió a su tratamiento, fue
aislada en una habitación especial porque el personal del hospital tenía miedo de
entrar en contacto con ella. Entre los síntomas se registraron hinchazón, caída del
pelo, hemorragias internas y daños en pulmones y riñones. Murió el 23 de
octubre de 1987 y fue enterrada en un ataúd de plomo, sepultado por cemento.
Gabriela Maria Ferreira, 38 años (5,7 Gy, 550 REM), esposa del chatarrero Devair
Ferreira cayó enferma tres días después de entrar en contacto con la sustancia. Su
estado empeoró y registró hemorragias internas, especialmente en las
extremidades, ojos y tracto digestivo, así como caída del cabello. Murió el 23 de
octubre de 1987.
Israel Baptista dos Santos, 22 años (4,5 Gy, 450 REM) era un empleado de tecnicor,
que trabajó con la fuente radiactiva para extraer el plomo. Desarrolló serias
complicaciones respiratorias y linfáticas. Fue ingresado el 21 de octubre de 1987 y
murió seis días después.
Admilson Alves de Souza, 18 años (5,3 Gy, 500 REM) también era una empleada de
tecnicor, y también trabajó con la fuente radiactiva. Sufrió daños pulmonares y
hemorragias internas, y falleció el 18 de octubre de 1987.
Supervivientes
Devair Alves Ferreira, 36 años, (7,0 Gy, 700 REM), sobrevivió. Recibió más dosis
que ningún otro individuo, pero en un mayor lapso.
Wagner Mota Pereira, 19 años, fue al hospital unos once días después de la
irradiación y estuvo ingresado unos cuatro días. Fue tratado por daños en la piel.
Maria Gabriela Abreu, 57 años, (4,3 Gy, 430 REM) era la madre de Gabriela Maria
Ferreira. Estuvo expuesta al material, el cual portó, consciente o
inconscientemente, a su casa. Ingirió unos 10 MBq (270 Ci), resultando gravemente
herida, aunque acabó sobreviviendo.
Geraldo Guilherme da Silva, 21 años, (3,0 Gy, 300 REM) era el empleado que
acompañó a Gabriela en el autobús con la fuente.
Ernesto Fabiano (4.5 Gy, 450 REM) era el amigo de Devair que abrió la protección a
martillazos. Se llevó algunos fragmentos de la fuente a su casa, y tuvo que ser
hospitalizado por envenenamiento por radiación.
Edson Fabiano, 42 años, (5,3 Gy, 530 REM) era el hermano de Ernesto. Fue
hospitalizado por envenenamiento por radiación.
Roberto dos Santos Alves, 22 años, (6,0 Gy, 600 REM), un mes después de la
exposición perdió su brazo derecho.
Ivo Alves Ferreira, 40 años, era el padre de Leide das Neves Ferreira.
Kardec Sebastião dos Santos, 30 años, transportó algunas de las piezas al desgüace
de Devair.
Consecuencias
Aunque parecía que el peligro había pasado y la situación estaba controlada a las 18.04
de ese día hubo una explosión en esa misma planta que destrozó algunos muros y
ventanas del edificio.
Accidente de 1999
La empresa reconoció que la causa había sido una sobrecarga de uranio: habían
aplicado 16 kg del elemento químico cuando el máximo era 2,3. Pero este error no
hubiera podido cometerse si se hubiera aplicado la medida de prevención de riesgos
laborales obligatoria de no usar recipientes que pudiesen contener una medida mayor
a la masa crítica.
Consecuencias
Three Mile Island ha sido objeto de interés para los estudiosos del factor humano
como ejemplo de cómo grupos de gente reaccionan y toman decisiones bajo tensión.
Existe un consenso general en que el accidente fue agravado por las decisiones
incorrectas tomadas por los operadores abrumados con la información, mucha de ella
inaplicable e inútil.
El accidente de Three Mile Island fue un accidente nuclear que sufrió la central
nuclear del mismo nombre el 28 de marzo de 1979. Ese día el reactor TMI-2 sufrió
una fusión parcial del núcleo del reactor.
Para evitar que esa presión llegase a ser excesiva, la válvula de descarga de presión
(situada en la tapa del presurizador) se abrió.
La válvula debía cerrarse al disminuir la presión, aunque por un fallo no lo hizo. Las
señales que llegaban al operador no indicaron que la válvula seguía abierta, aunque
debía haberlo mostrado.
Mientras tanto, otro problema apareció en otra parte en la planta: el sistema del
agua de emergencia (reserva del sistema secundario) había sido probado 42 horas
antes del accidente. Como parte de la prueba, las válvulas se cierran y abren de
nuevo al final de la misma. Pero esta vez, por un error administrativo o humano, la
válvula no se dejó abierta, lo que evitó que el sistema de emergencia funcionara.
Ocho minutos después del comienzo del accidente se descubre que la válvula
estaba cerrada.
Después de unos 130 minutos desde el primer fallo, la parte superior del reactor
quedó al descubierto, y debido a la elevada temperatura, el vapor reaccionó con el
revestimiento de zirconio de las barras de combustible, produciendo dióxido de
zirconio e hidrógeno. El daño en el revestimiento produjo la liberación de las
pastillas de combustible en el líquido refrigerante y la formación de más hidrógeno,
que provocó una pequeña explosión en el edificio de contención al ser liberado.
165 minutos después del comienzo del problema se activaron las alarmas por
radiación, cuando el agua contaminada alcanzó los detectores. En ese momento los
niveles de radiación en el líquido refrigerante (agua) del primario era unas 300
veces mayor que los niveles esperados, y la central había sufrido ya una fuerte
contaminación.
En la sala de control no se sabía aún que el nivel en el circuito primario era bajo y
que aproximadamente la mitad del núcleo estaba sin refrigeración.
A las siete horas comenzó a inyectarse agua nueva al circuito primario y se abrió la
válvula de reserva para reducir la presión.
Tras nueve horas estalló el hidrógeno del interior del reactor, pero la explosión
pasó inadvertida.
A las dieciséis horas las bombas del circuito primario se pusieron en marcha y la
temperatura del núcleo comenzó a bajar.
Una gran parte del núcleo ya se había derretido o vaporizado, y el sistema seguía
siendo peligrosamente radiactivo.
lConsecuencias
Three Mile Island ha sido objeto de interés para los estudiosos del factor humano
como ejemplo de cómo grupos de gente reaccionan y toman decisiones bajo tensión.
Existe un consenso general en que el accidente fue agravado por las decisiones
incorrectas tomadas por los operadores abrumados con la información, mucha de ella
inaplicable e inútil.
Limpiar el reactor después del accidente necesitó de un proyecto difícil que duró más
de 10 años. Comenzó en agosto de 1979 y no terminó oficialmente hasta diciembre
de 1993, con un coste total de cerca de 975 millones de dólares. Entre 1985 y 1990 se
eliminaron del sitio casi 100 toneladas de combustible radiactivo. Se reinició TMI-1 en
1985.
Blaum, Fleming y Singer (1982) mostraron que las personas que vivían cerca del
reactor nuclear de Three Mile Island exhibieron altos niveles de estrés después del
accidente nuclear que ocurrió allí. También mostraron evidencia de una elevación en
los niveles de presión sanguínea, un mayor número de infecciones de las vías
respiratorias. Además, los sistemas inmunológicos de estas personas no funcionaban
tan bien como deberían.
7. 1957, Windscale (Gran Bretaña) magnitud 5 según la escala INES.
Nadie fue evacuado del área circundante, pero hubo preocupación con respecto a que
la leche podría estar peligrosamente contaminada. La leche de aproximadamente
500 km2 de la campiña cercana fue diluida y destruida por aproximadamente un mes.
Un estudio en el año 2010 de trabajadores involucrados directamente en la limpieza
no encontró efectos de largo término sobre su salud provocados por su participación
en dichas tareas.