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José Martí plantea en una de sus premisas, que educar «es preparar al hombre para la vida».

¿Pero

esta preparación que involucra?, cuando sabemos que educar es el desarrollo de las facultades

intelectuales, morales y afectivas de una persona de acuerdo con la cultura y las normas de

convivencia de la sociedad a la que pertenece.

Es así como una de los modelos pedagógicos más utilizado para este fin es de la formación por

competencias las cuales se pueden resumir en la capacidad que una persona tiene para desarrollar

las habilidades necesaria para llevar a cabo las funciones propias de una labor acordes a los

requerimientos de la organización y a los estándares internacionales. (Vargas, 1999).

Pero al referirnos de la capacidad para desarrollar funciones, es imprescindible que se toque el tema

relacionado a la diversidad de tareas que se deben realizar en una organización y con diferentes

niveles de complejidad, lo cual genera que estas competencias deban ser objeto de una clasificación

en relación al nivel de responsabilidad y a la utilización de las habilidades del pensamiento y del

intelecto de los seres humanos que ocupan los cargos definidos. (Botero 2006)

De acuerdo a lo anterior las competencias pueden clasificarse en diferentes niveles

Nivel 1: en este nivel se ubican todas las competencias relacionadas con el desempeño de oficios

rutinarios, y en la gran mayoría de tipo manual, que no requieren de una gran utilización de

habilidades del pensamiento.

Nivel 2: las competencias que se encuentran a este nivel reúnen a una serie de actividad que

requieren un mayor grado de responsabilidad, pero las tareas de cierta manera siguen siendo

rutinarias y manuales.

Nivel 3: en este nivel se desarrollan actividades que ya no tan rutinarias, lo cual obliga a la

utilización de pensamientos de mayor nivel, toda vez que la persona requiere de cierta autonomía en

el ejercicio de sus labores.

Nivel 4: este nivel requiere la utilización de pensamientos complejos asociados al desempeño

profesional, y a la aplicación de estos en diferentes contextos, lo cual conlleva a que los niveles de
responsabilidad son más exigentes y requieren por lo tanto un mayor grado de autonomía, y de un

mediano manejo de los recursos asignados al desarrollo de la tarea.

Nivel 5: este nivel corresponde a cargos a nivel directivo, quienes por sus funciones requieren de

toma de decisiones y la generación de estrategia para el desarrollo del proceso al interior de la

organización, por lo tanto, una de sus tareas es la asignación de los recursos.


Botero Gutiérrez, C., Viana, M. C., Estrada Bustamante, C., & Cortés Ramírez, J. A. (2006).

Normalización y certificación de competencias laborales para el área de dirección y gerencia en

Colombia: Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) - Sistema Nacional de Formación para el

Trabajo (SNFT). Revista Ciencias Estratégicas, 14(15), 9–20. Retrieved from

http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=151320329001

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