Presentación
Cristo legitima el actuar de la Iglesia permitiendo que se desarrolle su misión anunciando el
Reino de Dios, la penitencia y la conversión a los hombres, de igual modo, la Iglesia continúa
predicando el Evangelio a todos los pueblos, haciendo que muchos hombres vuelvan a la
comunión con Dios y se integren a su cuerpo místico. Con todo eso, el Papa ha confiado al
Pontificio Consejo para la Familia, que elabore este documento con la finalidad de ayudar a
los confesores en su ministerio pastoral; éste a su vez contiene orientaciones sobre temas
morales relativos a la vida conyugal.
Introducción
1. La finalidad del documento:
La Iglesia, consciente de que el bien de la sociedad y de sí misma está profundamente
vinculado al bien de la familia, siente de manera más viva y acuciante su misión de proclamar
a todos el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia.
La Iglesia ha multiplicado sus esfuerzos para ayudar a todo el pueblo creyente a considerar
con gratitud y plenitud de fe los dones que Dios dispensa al hombre y a la mujer unidos en
el sacramento del matrimonio, para que alcancen la santidad, y sean testigos de Dios para el
mundo.
El papel del sacramento de la Eucaristía, fortifica la unión con Cristo y el papel del
sacramento de la penitencia será reconstruir, lo destruido o acrece y perfecciona la comunión
conyugal y familiar, amenazada y desgarrada por el pecado.
Por eso se hace necesario, la formación de conciencias, y el cumplimento de la voluntad de
Dios, en la comunión conyugal y de servicio a la vida. Cuando ellos solicitan y reciben el
sacramento de la reconciliación representa un acontecimiento salvífico, experimentando así
la misericordia de Dios.
El presente documento va dirigido a los ministros ordenados, en el documento se ofrecen
algunas disposiciones prácticas para la confesión y absolución de los fieles en materia de
castidad conyugal. Estas disposiciones ayudan a los conyugues para que vivan su vocación
con responsabilidad y en armonía con la Ley de Dios, enseñadas por la Iglesia.
El documento pretende ofrecer algunas sugerencias y orientaciones para el bien espiritual de
los fieles que se acercan al sacramento de la reconciliación y para superar eventuales
diferencias en la praxis de los confesores.
1. La santidad matrimonial
El seguimiento cristiano, tiene toda una ruta, por donde debe entenderse la santidad, esta
santidad va dirigida para todos los bautizados, que comienza desde la vocación y culmina en
la santidad. Para poder llevar a buen término la vocación dada por Dios, el Espíritu infunde
entre los bautizados la caridad, ya que no es posible por nuestras propias fuerzas, por eso Él
nos capacita, dando a los hombre de los que es Suyo. Si tenemos bien presente el actuar de
Dios, se puede asegurar que Cristo es quien revela a los hombres la verdad del matrimonio,
ya que conoce nuestras debilidades y fortalezas. Por eso, en ese ejercicio de las virtudes
cristianas, la castidad conyugal se hace presente en la fe, que nos hace conscientes de su
misericordia.
Conclusión
Después de leer el texto y encontrar en él muchos elementos necesarios que hacen del
sacramento de la reconciliación una obra netamente del Padre, que no tan sólo expresa la
misericordia de Dios, manifiesta además la armonía que se debe construir entre los mismos
hombres, buscando siempre hacer viva y eficaz la misericordia del Padre. Podemos deducir
dos elementos necesarios para este ministerio; el sacerdote debe saber y conocer las distintas
problemáticas existentes dentro de una relación de pareja, es importante además, la confianza
no sólo entre los casados, sino entre el sacerdote y sus laicos, esto permite el diálogo entre
las partes, y el compromiso de los sacerdotes por tratar de asumir su trabajo pastoral. Cuando
esto ocurre, se pueden tratar temas de interés, tanto de la persona en particular como de la
pareja en general, asuntos que deben ser abordados con madurez y compromiso cristiano.