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Prueba de esfuerza

Autor: Mariajosé Zavaleta Amaya

La prueba de esfuerzo o también conocida como ergometría, es un procedimiento diagnóstico que


permite el análisis de le respuesta del corazón a un ejercicio físico progresivo. Es una de las pruebas
de exploración más utilizadas, ya que proporciona datos relevantes de diagnóstico y pronósticos de
los pacientes.
La prueba se basa en que, cuando una persona practica ejercicio físico, el organismo necesitara más
combustible, refiriéndose al oxígeno y a la glucosa, por lo que el corazón aumentara su capacidad de
bombeo, 12 veces más que lo normal en el caso de una persona sana. Este proceso es monitoreado
durante toda la realización y se obtiene un electrocardiograma.
La ventaja importante que presenta este estudio es que se pueden identificar anomalías, que no son
claramente visibles o simplemente no se presentan cuando el sujeto se encuentra en reposo. Para
poder realizar esta prueba, debe de existir una prescripción médica, en donde el médico tratante
solicite el estudio al paciente.
Como no es cualquier prueba, el médico debe de hablar con el paciente para darle todas las
especificaciones de las pruebas, al igual que las recomendaciones, las normas de preparación y el
paciente debe de firmar un formulario de consentimiento informado sobre la realización de la prueba
y los fines que esta tiene.
Esto último debido a que con una prueba ergonométrica se pretende esforzar el corazón para ver cómo
responde a un ejercicio creciente. Obviamente la intensidad del ejercicio se adaptará a la edad y
patología del paciente, por lo que al final de cuentas la prueba no cuenta con ningún riesgo si fue
programada a los valores anteriores.
El elemento más importante de apoyo en la prueba de esfuerzo, es el electrocardiograma (ECG), por
lo cual se debe de colocar adecuadamente los electrodos en el paciente, ya que para cuando se realice
la prueba, estos no se les caigan o cambien de posición. Para este caso se recomienda que los
electrodos que van colocados en las extremidades, se trasladen al pecho, con el fin de poder de facilitar
la actividad al paciente.
Una vez que el paciente se encuentre conectado y el ECG lo esté monitorizando, se comienza con el
ejercicio. La prueba se puede realizar una bicicleta estática, pero últimamente es más usado la banda,
o caminadora, ya que permite llegar a un nivel más intenso en la actividad. Existen distintos
protocolos médicos, los cuales tienen un programa establecido de ejercicio, el cual va incrementado
la velocidad y la pendiente de la cinta.
El protocolo más utilizado es el de Bruce, el cual está diseñado para que cada 3 minutos aumente la
pendiente y la velocidad. Los períodos de tiempo en que la velocidad y la pendiente permanecen
constantes se denominan estadios. El protocolo tiene una duración entre 8-12 min para una persona
promedio.
La prueba se interrumpirá cuando el paciente se encuentre bastante fatigado, aparezcan anomalía
clínicas relevantes (angina, alteraciones electrocardiográficas, comportamiento anormal de la tensión
arterial), o cuando se alcance un nivel de esfuerzo suficiente para el diagnóstico. Existe la variante de
que el paciente pueda solicitar con el paro de la prueba, si e cansancio y/o malestar que tiene es
excesivo.
En conclusión la prueba de esfuerzo cardíaco, es una excelente herramienta para poder detectar
anomalías en pacientes, ya que al someter el corazón a un esfuerzo, nos permite la identificación de
problemas que no pueden observarse mientras el monitoreo del paciente en reposos. Las herramientas
utilizadas para la realización de esta prueba son, el electrocardiograma, para llevar el control del
comportamiento del corazón y la banda o bicicleta, en la cual ayudará a exponer al paciente a esfuerzo.

Referencias
Cobos, M. Á., & Cobos del Álamo, B. (2010). La prueba de esfuerzo o ergometría. En La Salud
Cardiovascular (págs. 57-59). San Carlos, Madrid.

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