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TEMA 6 TEORíAS FEMINISTAS

Introducción

La primera ola de crítica feminista: Woolf y de Beauvoir

La segunda ola de crítica feminista:

I. Kate Millet: políticas sexuales


II. Feminismo marxista
III. Elaine Showalter: ginocrítica
IV. El feminismo francés: Kristeva, Cixous, Irigaray.

Introducción a las teorías feministas:

Escritoras y lectoras siempre lo han tenido difícil. Afirmaciones como “la mujer es
mujer debido a una falta de cualidades” de Aristóteles o “Desde la edad de seis años, la
mujer no crece más que en dimensiones” de Severo Catalina son claros ejemplos de
cómo el hombre ha dejado a la mujer por los subsuelos en todos los niveles sociales,
científicos y cómo no también en la literatura.

Objetivos del feminismo:

Dirigieron su atención a los discursos patriarcales. O bien se rechazaban por


completo o se aceptaban más o menos íntegros.

Las feministas parecían muy interesadas en la inclusión de las mujeres en los campos
de los que se le había excluido.

Afianzar su creencia en la igualdad sexual

En definitiva eliminación de muchas de las discriminaciones que impedían la


autonomía moral de las mujeres y el ejercicio de su libertad.

La crítica feminista se divide en dos grandes momentos “la primera ola” y la “segunda
ola”.

Este capítulo intenta hacer un repaso de las teorías feministas norteamericanas y


europeas predominantemente blancas desde la primera “primera ola” hasta los logros de
la “segunda ola” a partir de mediados/finales de 1960. Destacando y diferenciando los
movimientos que se desarrollan en este periodo como son los movimientos
angloamericanos y los franceses.

LA PRIMERA OLA DE LA CRÍTICA FEMINISTA: WOOLF Y DE BEAVUOIR

Se desarrolla principalmente en EEUU y Gran Bretaña en el siglo XIX y principios del


XX.
Los movimientos de los Derechos de la Mujer y del Sufragio de la Mujer, que fueron
determinantes en esta etapa.

La “crítica” feminista del primer periodo es más un reflejo de las preocupaciones de la


“primera ola” que un discurso teórico. No obstante, entre todas las feministas que
trabajaron y escribieron en este periodo podemos destacar dos figuras significativas:
Virginia Woolf y Simeone de Beauvoir.

 Virginia Woolf: La fama de V.W reside en su propia obra creativa como mujer
pero también escribió dos textos claves que constituye su principal aportación a
la teoría feminista. Una habitación propia (1929) y Tres guineas (1938). La
principal preocupación de Woolf, como otras feministas de la “primera ola”,
son las desventajas materiales de las mujeres en comparación con los hombres.
Su primer texto se centraba se centraba en el contexto social y la historia de la
producción literaria femenina; y el segundo, en las relaciones entre poder
masculino y las profesiones.
Aunque niega la etiqueta de feminista en ambas obras ofrece un amplio abanico
de proyectos feministas.
La contribución general de Woolf al feminismo, por tanto, es su reconocimiento
de que la identidad de género se construye socialmente y en la crítica feminista
estudió sin descanso los problemas a los que se enfrenta la mujer escritora.
Creían que las mujeres siempre habían encontrado obstáculos sociales y
económicos ante sus ambiciones literarias.

 Simeone de Beauvoir: Marca el momento en el que la “primera ola” deja pasó a


la “segunda ola”. Aunque su obra, el segundo sexo (1949) denota una clara
preocupación por el “materialismo” de la primera ola, hace un guiño a la
segunda ola reconociendo las abismales diferencias entre los intereses de ambos
sexos y en su asalto a la discriminación biológica, psicológica y también
económica.
La obra de De Beauvoir distingue claramente entre sexo y género.
-Sexo: Características genéticas, hormonales, fisiológicas y funcionales que a los
seres humanos nos diferencia biológicamente
-Género: Características sociales, culturales, políticas, psicológicas, jurídicas
asignadas a las personas en función de su sexo.
De Beauvoir propone la destrucción del patriarcado sólo si las mujeres escapan
de su objetificación. En común con otras feministas de la “primera ola”, quiere
la libertad de la diferencia biológica y comparte con ellas una desconfianza de la
“feminidad”

LA SEGUNDA OLA DE LA CRÍTICA FEMINISTA


Una forma, quizás demasiado simplificadora de identificar los comienzos de la
“segunda ola” es consignar la publicación de The feminine Mystique de Betty
Friedan en 1963 en la primera página nacional por primera vez. En este artículo
hubo una revelación de las frustraciones de las mujeres americanas, blancas
heterosexuales de clase media sin estudios y atrapadas en la vida doméstica.
El feminismo y la segunda ola de crítica feminista son en gran parte un producto
de los movimientos liberacionistas de mediados-finales de los años 60.
Su preocupación principal se traslada hacia la política de la reproducción, a la
“experiencia de la mujer”, a la “diferencia” sexual y a la “sexualidad” como
forma de opresión y motivo de celebración. Aparecen 5 aspectos básicos sobre
la diferencia sexual:

Biología
Experiencia
Discurso
El inconsciente
Condiciones económicas y sociales

Algunas feministas radicales celebran los atributos biólogicos de las mujeres


como fuente de superioridad, mientras que otras reivindican la experiencia
especial de la mujer como origen de valores femeninos positivos en la vida y en
el arte. Puesto que sólo las mujeres pasan por esas experiencias vitales
específicamente femeninas (la ovulación, la menstruación (más conocida como
la regla), y el parto). Si aceptamos la afirmación de Foucault según la cual “la
verdad” depende de quién controle el discurso resulta razonable creer que la
dominación masculina de los discursos ha encerrado a las mujeres dentro de una
“verdad” masculina. Proceso del incosciente. Las feministas más radicales
afirman que las mujeres han sido sometidas a un lavado de cerebro por este tipo
de ideología patriarcal que produce los estereotipos de hombre fuerte y mujer
débil. Y por último, las feministas marxistas, han intentado relacionar los
cambios en las condiciones económicas y sociales con los cambios en el
equilibrio de poderes entre los sexos.

Por lo tanto, ciertos temas dominaron la segunda ola: la omnipresencia del


patriarcado, la insuficiencia de organizaciones políticas para las mujeres; y la
celebración de la diferencia de la mujer como algo esencial para la política
cultural de liberación.

I. Kate Millet: Políticas sexuales.

Este texto fue un análisis pionero de las imágenes históricas, sociales y literarias
que tenían los hombres de las mujeres., un texto formativo de la crítica literaria
feminista.
Ayudó a establecer las obras, los estudios literarios y la crítica como dominios
especialmente adecuados para el feminismo. Es la forma en que los valores y las
convenciones literarios han sido modelados por los hombres. En narrativa, por
ejemplo, las convenciones de aventura y persecución romántica tienen un
estímulo y una intencionalidad “masculinos”. En segundo lugar, un escritor se
dirige a sus lectores como si siempre fueran hombres. La publicidad ofrece
ejemplos paralelos obvios.
Del mismo modo la lectora pueda encontrarse (de modo inconsciente)
coaccionada para leer como un hombre. Un ejemplo de esta superioridad
patriarcal en la narrativa podemos verla en un pasaje de Henry Miller (“me
arrodillé y enterré mi cabeza en su manguito”) y afirma que “tiene el tono…de
un macho que, con vocabulario masculino, le cuenta a otro una hazaña sexual”.
El libro Kate Millet realizó una poderosa crítica de la cultura patriarcal, pero
algunas feministas creen que su selección de autores fue demasiado poco
representativa.

II. Feminismo Marxista


Fue una poderosa corriente de la 2º ola de finales de1960/1970 en el Reino
Unido.
Esta corriente pretendía extender el análisis marxista de clase a una historia de
las mujeres, de su opresión material y económica y en especial de cómo la
familia y el trabajo doméstico de las mujeres están construidos y reproducen la
división sexual del trabajo. La tarea básica del feminismo marxista fue inaugurar
las complejas relaciones entre el género y la economía.
Michèle Barret presenta un análisis feminista marxista de la representación de
género.
En primer lugar, aplaude el argumento materialista de V. Woolf de que las
condiciones en las cuales los hombres y mujeres producen literatura son
materialmente diferentes e influyen en el contenido de lo que se escribe. En
segundo lugar, la ideología de género afecta a cómo se leen las obras escritas por
hombres y mujeres, y a cómo se establecen los cánones de excelencia. Y en
tercer lugar, las críticas feministas deben tener en cuenta la naturaleza ficticia de
los textos literarios y no ceder, condenando a todos los autores varones por el
sexismo de sus libros. Los textos carecen de significado establecido las
interpretaciones depende de la situación y de la ideología del lector.

III. Elaine Showalter: ginocrítica

La obra de Toril Moi (sexual/textual politics) se divide en dos secciones


principales:
“La crítica feminista angloamericana” y “la crítica feminista francesa”. Para Moi
la crítica angloamericana es teóricamente ingenua y por otro lado la francesa es
teóricamente tímida y sofisticada.
Las principales angloamericanas, son, de hecho, americanas. Y la americana más
influyente de la segunda ola es Elaine Showalter. En su obra “A literature of
Their Own” esboza una historia literaria de las mujeres escritoras (muchas,
ocultas en la historia).
Fomenta tanto una crítica feminista (preocupada por las mujeres lectoras) como
una “ginocrítica” (preocupada por las mujeres escritoras). Según esta autora,
aunque no exista una sexualidad o una imaginación feminista prefijada o innata,
existe, sin embargo, una diferencia entre la literatura de las mujeres y los
hombres. Afirma, además, la existencia de toda una tradición literaria
abandonada por la crítica masculina. Showalter divide esta tradición en 3 fases:

 Fase femenina (1840/1880): Las escritoras imitan e interiorizan los modelos


estéticos masculinos dominantes, lo cual exige que las escritoras sigan siendo
damas.
 Fase feminista (1880/1920): las feministas radicales de este periodo defendían
por utopías separatistas al estilo de las amazonas y por hermandades sufragistas.
 Fase de “las amazonas” (1920 en adelante): desarrolló la idea de una escritura
y una experiencia específicamente de mujeres.

Por último señalar la crítica de E. Showalter a V. Woolf por su negación a la feminidad


y por su estilo evasivo.

IV El feminismo francés: Kristeva, Cixous, Irigaray.

Podemos decir que esta otra corriente clave de la segunda ola se originó en Francia.
Derivada de la percepción de Simone de Beauvoir de la mujer como el “otro” para el
hombre, diferencia que se manipula social y culturalmente de forma que uno de los
grupos domina al otro.

La relaboración de Lacan de las teorías de Freud han influido profundamente en el


feminismo francés. Las teorías freudianas, habían sido reducidas a un crudo nivel
biológico: la niña, al ver el órgano masculino, se reconoce a si misma como hembra
porque no tiene pene. La mujer se define negativamente y sufre una inevitable “envidia
del pene”. Según Freud, esta envidia es universal. Ernest Jones la definió como “teoría
falocéntrica”.

De modo inevitable las feministas han reaccionado contra la visión de la mujer como ser
“pasivo, narcisista, masoquista y con envidia del pene”. Algunas feministas francesas
han subrayado que el concepto freudiano de “pene” o “falo” es un concepto “simbólico”
y no una realidad biológica.

Centrándonos en las autoras principales de esta etapa:

 La obra de Kristeva se ha centrado principalmente la relación entre los sistemas


racionales cerrados y los sistemas irracionales “abiertos”. Esta autora hace una
importante distinción entre lo “semiótico” y lo “simbólico”. Kristeva asocia lo
semiótico al cuerpo de la mujer, mientras que lo simbólico está legado a la ley
del Padre. Kristeva reivindica en nombre de las mujeres este flujo no reprimido
ni represor de energía liberadora. A diferencia de Cixous e Irigaray, Kristeva no
trata la opresión de las mujeres como algo diferente, en principio, de otros
grupos marginalizados.
 El ensayo de Cixous es un célebre manifiesto de la literatura de mujeres en que
hace un llamamiento para que las mujeres pongan sus “cuerpos” en su literatura.
Es especialmente vergonzoso que la teoría falocéntrica haya impedido que las
mujeres se expresen. La mujer debe no censurarse. El núcleo de la teoría de
Cixous es el rechazo de la teoría: la literatura feminista” siempre superará el
discurso que regula el sistema falocéntrico”. Sin embargo, su trabajo contiene
contradicciones teóricas. Su preocupación por el juego libre de discurso rechaza
el biologismo, pero su privilegio del cuerpo de la mujer parece abrazarlo.
 Luce Irigaray desarrolla ideas que recuerdan a las de Cixous. Considera que la
opresión patriarcal de las mujeres se basa en el tipo de construcción negativas de
las teorías de Freud sobre la sexualidad femenina. En este sentido las mujeres
son invisibles a la mirada de los hombres y sólo pueden alcanzar una especia de
existencia fantasmal. Irigaray fomenta la “otredad” del erotismo de las mujeres y
su representación destructiva en el lenguaje. Tan solo la celebración de las
diferencias de la mujer puede romper estas representaciones occidentales
convencionales de ellas. Pero vale la pena señalar que este tipo de crítica tiende
a reconocer que la “Mujer” no es un ser físico, sino un “efecto de las obras”.

En términos específicos de los estudios literarios, revalorizan y remodelan los cánones


literarios, rechazan un cuerpo teórico universalmente aceptado y politizan abiertamente
todo el dominio de la práctica discursiva. Están en el centro del asalto contemporáneo
posestructuralista y postmodernista a las narrativas “dominantes”.

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