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Ser humano y hacerse humano en un mundo de relaciones interpersonales.

Pablo Flores del Rosario

Cuando Ernesto escuchó hablar de tejido humano, en su clase de Biología, intentó recordar otro
contexto en el que se habló de esa expresión. Quizá porque la palabra fue más evocadora de lo
que hubiera deseado, lo llevó al recuerdo de una serie de sucesos ocurridos en otra clase.

Había sucedido en la clase de Ética, del grupo B del tercer semestre, en el Bachillerato. Hubo una
discusión sobre la relación con otras personas que tuvo como punto de partida las palabras
libertad y autonomía. El profesor en esa ocasión expresó que tal vez haría falta una palabra más:
heteronomía.

Ernesto había preguntado, dirigiéndose al grupo y al profesor: “Si la libertad y la autonomía no


son algo natural en el ser humano, si no nacemos con ellas, al menos eso creo, sino que es algo
que se logra, ¿puede ser que ambas se conviertan en una forma de justificar el abuso hacia otras
personas? Trataré de explicar: si soy libre y nadie manda en mí, porque soy autónomo, entonces
puedo ser violento con quien no me agrade, sea la persona que sea”. Una inquietud había
empujado a Ernesto a plantear su pregunta: fue testigo del abuso de Fulgencio, un compañero de
su mismo grupo, hacia un estudiante de primer semestre. Cuando Ernesto intervino, gritando que
estaba violentando a su compañero, esta fue la respuesta que recibió de Fulgencio: “…soy libre y
nadie manda en mí, puedo hacer lo que se me antoje. Y si te metes, también para ti hay”.

La premisa, la pregunta y la consecuencia que se desprendían de lo que había dicho Ernesto,


detonaron la polémica. Fueron levantándose las manos para pedir la palabra, el profesor organizó
el orden de participación.

Para Aleida la libertad es un concepto difícil de manejar, que no puede reducirse al simple hecho
de que alguien diga que es libre, porque para ella ser libre depende de lo que uno entienda por
libertad. Además agregó, hay que tomar en cuenta el lugar donde se pretende actuar con libertad.
Tras esto preguntó: “¿Qué cosas indican que una persona es libre?, ¿cuál de esas cosas garantizan
que nuestra libertad no violente a los demás? Además, ¿con qué criterios se determina que una
persona es autónoma?, ¿y cuál de esos criterios garantizan que nuestra autonomía no violente a
los demás?”.

“Son varias preguntas”, acotó el profesor. E inmediatamente se escucharon otras:

Marcela: “¿Es lo mismo libertad y autonomía?”

Inti: “¿Qué es la libertad? ¿Y qué es la autonomía?”

Zoraida: “¿Y qué es la heteronomía?”

Carmen: “¿Es posible aplicar la palabra libertad a la relación entre individuos y la palabra
autonomía a la relación entre países o entre grupos humanos?”.
Profesor: “Son muchas preguntas. Quizá no podamos responder a todas. Tal vez se requiera
investigar para dar buenas respuestas ya que se trata de cuestiones interesantes”.

Hilda: “Para usted son preguntas interesantes, para nosotros son preguntas que nos afectan en
nuestra vida. Sólo imagine si Ernesto responde a la violencia de Fulgencio. Dado que es libre de
responder como se le antoje, entonces la violencia hubiera generado más violencia; pero bueno,
parece que Ernesto cree que la libertad es algo más que solo hacer lo primero que nos dé la gana.
Y dado que tenemos varias preguntas y cada quien tiene posibles respuestas, entonces buscar
respuestas en grupo nos hace una comunidad de investigación. ¿No lo cree, profesor?”.

El profesor se dio cuenta que de no poner orden, la clase se convertiría en una serie de preguntas
que terminarían por dejar de tener relación con la inquietud de Ernesto. Así que se dirigió a él y
le preguntó: “¿Qué razones puedes darnos de que los conceptos libertad y autonomía pueden
servir como medio de justificación de la violencia hacia otros?”

Aunque Ernesto esperaba la pregunta, ya sabía que en esta clase las preguntas no se responden
sino con otras preguntas. Por ello dudó en dar una respuesta de inmediato. Y su respuesta pareció
explorar el terreno que abría la pregunta del profesor. “No sé si un hecho sea una razón, pero
puedo decir que del hecho de que Fulgencio me respondiera usando la palabra libertad, me
pareció que la usaba para justificar su acción violenta hacia el compañero de primer semestre”.

Inti: “Por lo que dice Ernesto, el problema con la libertad y la autonomía no es únicamente
conceptual. Lo que quiero decir es que no basta con saber la definición de estas palabras para
creer que actuamos de modo libre y autónomo”.

Zoraida: “Lo mismo ocurre con la palabra heteronomía. Entonces Hilda tiene razón. Las
preguntas sobre lo que afecta nuestra vida no solo son preguntas sobre lo que significan las
palabras, también tienen que ver con nuestras acciones, con lo que hacemos asumiendo que
somos libres”.

Marcela: “Es posible que así sea, pero cuando pregunté por los conceptos pensé que conocer algo
de ellos nos permitiría tener mejores relaciones con las otras personas. Por ejemplo, en este
diccionario se dice que la libertad consiste en elegir responsablemente. ¿Y qué es elegir
responsablemente? Quiere decir que alguien sabe que lo que haga tendrá consecuencias, y de
ellas deberá hacerse responsable y, además, prevé estas consecuencias. Dada esta definición,
¿Fulgencio es libre? Y en el caso de autonomía, el mismo diccionario dice que consiste en que
uno mismo se da la ley y debe obedecerla porque uno se la ha dado. Pero, ¿alguien puede darse
como ley ser violento con otras personas? No lo creo. Entonces me pregunto: ¿Fulgencio es
autónomo?”.

Fidel: “Quizá no sea libre, quizá no sea autónomo, porque ante Ernesto sólo justificó la violencia
hecha contra otro estudiante de bachillerato. A Fulgencio le falta que alguien se imponga sobre
él, algo como la ley que evitaría que se comportara así. Le falta heteronomía, y este diccionario
dice que la heteronomía consiste en aceptar leyes impuestas por la sociedad, que son las que nos
guían para actuar. Por lo visto, la heteronomía evitaría los Fulgencio que hay acá y allá”.
Octavio: “Eso no es cierto porque la sociedad impone las mismas leyes a diferentes grupos, que
viven una diversidad de circunstancias, que hasta parece que no pertenecen a la misma sociedad.
Si esto es verdad, entonces es posible que alguno de esos grupos se sientan violentados por esas
leyes”.

Hilda: “Octavio, ¿sugieres que Fulgencio ha vivido leyes sociales que lo han violentado y por eso
es violento? ¿Eso no es igual a pensar que las circunstancias deciden nuestro destino y que
nosotros no podemos cambiar las circunstancias para hacer un destino mejor?”.

“Me parece…”, dijo Alberto con la mano en alto y buscando la aprobación del profesor, “…que
la forma en que vivo, que se compone por el lugar donde nací, y donde ahora vivo, los libros que
leo, los programas de televisión que veo, las redes sociales en internet donde participo, la escuela
a la que asisto, los alimentos que consumo, los amigos y la familia que tengo, todo ello son mis
circunstancias. ¿Cómo cambiar todo esto? ¿No es éste mi destino en tanto aquí vivo?”.

Inti: “Además, aquí es donde está la fuente de nuestros sentimientos y acciones, porque es el
lugar donde más intimidad y cercanía tenemos con quienes viven con nosotros, estamos más
implicados y de ese modo desarrollamos sentimientos y actuamos con ellos. Creo que ese es el
fin de las relaciones humanas: nos permiten desarrollar sentimientos y acciones que se fundan en
esos sentimientos. Entonces, ¿no hemos tenido buenas relaciones humanas, buenas relaciones con
otras personas y por eso nuestras relaciones se dan a través de la violencia?, ¿es ésta una razón o
una justificación de las personas violentas, como Fulgencio?”.

Desde la perspectiva del profesor con los comentarios se empezaba a formar un círculo, donde lo
que se inició, que era la inquietud de Ernesto, empezaba a repetirse. Además el tiempo de la clase
estaba por terminar. Así que dirigiéndose a Ernesto, el profesor dijo: “¿Podrías hacer un resumen,
una conclusión, enlazando todo lo que se ha discutido en esta sesión?”.

Ernesto: “Varios elementos aparecieron en las preguntas hechas por todos. Palabras como
conceptos, leyes sociales, implicación, sentimientos. Escenarios, esto es, las circunstancias donde
actuamos. Y hechos, como nuestras acciones, todas aparecen relacionadas unas con otras”.

“Como si fuera un tejido de relaciones conceptuales, escenarios y hechos”, dijo el profesor.

“Sí, como si fuera eso”, dijo Ernesto y continuó. “Si usted tiene razón profesor, entonces alguien
da una buena razón de sus acciones cuando amarra en un tejido de explicaciones relaciones
conceptuales, escenarios y hechos; se trata de una persona que conoce los conceptos que usa. Los
usa para resolver problemas en contextos pertinentes, además es sensible al contexto y actúa en
consecuencia, y lo hace bien. Y alguien, como Fulgencio, sólo hace una justificación de sus
acciones cuando ofrece como elemento explicativo de su acción uno, y sólo uno, de estos
elementos. Este tipo de justificaciones están hechas con un tipo de razonamiento falaz. Lo más
importante es que los conceptos de la ética adquieren sentido cuando nos dicen algo a nosotros,
guían nuestra acción y nos ofrecen claridad sobre las circunstancia donde actuamos. Además, nos
permiten saber que esa es la mejor acción de un conjunto de acciones posibles”.

Fidel expresó una duda: “Fulgencio está en esta clase, pero decidió abandonar la sesión, ¿eso
puede revelar carencia en el manejo de sus emociones? Por su actitud se nota que no sabe cómo
manejar las consecuencias de sus acciones y las evade. Eso es malo, y hay que recordar que le
dijo a Ernesto “también para ti hay”. Eso debe preocuparnos”.

Justo en ese momento sonó el timbre indicando que la clase daba fin. Los estudiantes miraron
consternados al profesor, como sugiriendo el deseo de continuar. El profesor sólo dijo que la
sesión siguiente tomaría como punto de partida la conclusión de Ernesto y la duda de Fidel.
Guía para facilitar el diálogo y la reflexión a partir del texto “Ser humano y hacerse
humano en un mundo de relaciones interpersonales”.

Ideas principales

I. Finalidades de las interacciones humanas


II. Libertad, heteronomía y autonomía
III. Conocimiento de las fuentes de sentimientos y acciones
IV. Circunstancias
V. Manejo de las emociones

I. Finalidades de las interacciones humanas

Las interacciones humanas tienen varios fines. Por ejemplo, Inti afirma que las interacciones
humanas “nos permiten desarrollar sentimientos y acciones que se fundan en esos sentimientos”,
idea que forma parte de alguna perspectiva de la filosofía política. Desde la misma Política de
Aristóteles ya se definía al ser humano como un ser comunitario. Por lo tanto, su naturaleza
interna solo puede realizarse en este marco, pues en él se generan intersubjetivamente virtudes
que permiten que la naturaleza humana logre pleno desarrollo. De este modo, las interacciones
humanas forman parte del modo en que se construye el tejido social en ese contexto, es la forma
en que la naturaleza humana lograba su desarrollo, dada su definición como ser de comunidad.

Pero con el desarrollo de novedosas formas de comercio, que exigían nuevos modos de
producción, sobre todo en el Renacimiento, apertura de principados y ciudades comerciales,
aquella concepción de ser humano como ser de comunidad empezó a perder valor. Dadas estas
nuevas formas de comercio y producción, la naturaleza humana comenzó a pensarse como
fundada en el egoísmo. De Maquiavelo a Hobbes la consideración sobre esta nueva naturaleza
humana solo se distinguirá porque para el último tal naturaleza adquiere el rango de hipótesis
científica. En Hobbes no se trata del simple egoísmo, se trata de la naturaleza humana, donde las
relaciones sociales asumen la característica de una guerra de todos contra todos. Para evitar esta
situación propone su Leviatán, que es el monstruoso estado moderno. A partir de aquí, en el
estado moderno, las interacciones humanas solo reflejan el tipo de leyes que las gobiernan. Ésta
es su función y es lo que permite a Kant introducir el concepto de heteronomía.

Con Hegel creemos que no se puede partir del sujeto aislado, para explicar las interacciones
humanas, sino de lazos éticos, donde ya siempre se mueve el sujeto. De nuevo aquí las
interacciones humanas sirven para construir tejidos de relaciones, aquí hablamos de un tejido
social, lugar donde se asientan los lazos éticos.

Plan de discusión.

Imagina que estás en otro país y se habla una lengua que no es el Español. Ahora trata de pedir la
comida del día. A partir de esto discute:
1. ¿Qué hiciste para que te entendieran?
2. ¿Habría otra forma de hacerte entender?
3. ¿Es necesario esforzarse para ser entendido?
4. ¿Crees que la otra persona se esforzó para lograr entenderte?
5. ¿Siempre nos esforzamos para que nos entiendan, incluso cuando hablamos el mismo
idioma?
6. ¿Sólo puedes entenderte con otras personas a través del lenguaje, oral o escrito?
7. ¿Puedes relacionarte con otra persona sin la necesidad de que te entienda?
8. ¿Qué sientes cuando logras ser entendido?
9. ¿Qué sientes cuando no logras que te entiendan?
10. ¿Por qué es necesario que se nos entienda?

Ejercicio

Llena la siguiente tabla. Recuerda que hay dos finalidades de las interacciones humanas. 1) Para
no atropellarnos entre nosotros, 2) Para construir un tejido social fundado en la comunidad.

Elige el tipo que te parece adecuado. En el último cuadro ofrece razones de tu elección.

Interacciones humanas Tipo Razones para ubicarlas así


1. Matrimonio
2. Amistad
3. Vecinos
4. Ciudadanos
5. Trabajadores
6. Estudiantes y profesores
7. La escuela
8. Mi comunidad
9. La clase de ética
10. La clase de matemáticas

Plan de discusión.

Discute las siguientes preguntas. Recuerda que interactuar no es solo relacionarse con personas o
cosas; es hacer acciones que nos permiten relacionarnos con ellas.

1. ¿Solo los seres humanos interactúan?


2. ¿Habría alguna diferencia entre la manera de interactuar de otros seres vivos y la manera de
interactuar de los humanos?
3. ¿Hay diferentes formas de interactuar entre los seres humanos?
4. ¿Puedes interactuar con personas que no conoces?
5. ¿Puedes interactuar con personas que piensan diferente que tú?
6. Diario pasas y observas una enorme roca sobre la calle, ¿interactúas con ella?, ¿cómo?
7. Cuando tenemos buenas interacciones con otras personas, ¿interactuamos mejor con otros
seres vivos?
8. Cuando tenemos buenas interacciones con otros seres vivos, ¿interactuamos mejor con otra
personas?
9. ¿Qué tomarías en cuenta para decir que hay una “buena interacción” entre las personas?
10. ¿Qué tomarías en cuenta para decir que hay una “buena interacción” entre las personas y
otros seres vivos?

II. Libertad, autonomía, heteronomía.

Una de las propuestas que guían este apartado consiste en sostener la tesis de que es más
importante la forma en que los sujetos usan los conceptos que la definición que saben de él.
Aunque Marcela afirme “…que la libertad consiste en elegir responsablemente, esto quiere decir,
cuando se sabe que lo que se haga tendrá consecuencias de las que deberá hacerse responsable y
además prevé estas consecuencias”, hay que reconocer que parte de su afirmación la saca del
diccionario y la otra parte está en estrecha relación con la forma en que Marcela usa el concepto
de libertad.

La misma Marcela comenta acerca de la autonomía: “en el caso de la autonomía…es cuando uno
mismo se da la ley y debe obedecerla porque uno se la ha dado. Pero, ¿alguien puede darse como
ley ser violento con otras personas? No lo creo…”. Esto es cierto porque nos damos leyes para
alcanzar el equilibrio en nuestras relaciones con otras personas. Nos damos esas leyes, que nos
hacen autónomos, para cuidar de los demás que es un modo de cuidar de uno mismo.

Fidel parte de un ejemplo para ilustrar cómo usa el concepto de heteronomía: “a Fulgencio le
falta que alguien se imponga sobre él, algo como la ley que evitaría que se comportara así, le falta
heteronomía, y este diccionario dice que la heteronomía consiste en aceptar leyes impuestas por
la sociedad, que son las que nos guían para actuar. Por lo visto, la heteronomía evitaría los
Fulgencio que hay acá y allá”. Se supone que las leyes nos dan el marco para interactuar del
mejor modo posible, pero cuando surgen leyes que regulan a leyes que ya existen, algo está
fallando. Cuando tenemos que hablar de leyes sobre derechos humanos, derechos de la mujer,
etc., lo que falla es que ya no nos vemos como sujetos de comunidad.
Ejercicio

Llena la siguiente tabla. El primer cuadro describe acciones y decisiones que están basadas en la
forma como nos relacionamos con la libertad, la autonomía y la heteronomía. El segundo cuadro
contiene tres ítems para clasificar las acciones y decisiones; si caen en la libertad, si corresponden
a la autonomía o bien a la heteronomía. El tercer cuadro es para que escribas las razones por las
que clasificaste así.

I. Acciones II. Calificación: libertad, III. Razones por las que asignaste
autonomía, heteronomía esa calificación
1. Soy homosexual, por lo
que debo elegir una pareja
homosexual, tomando en
cuenta el tipo de leyes
civiles que nos rigen
2. Si robo y me sorprenden,
seguro iré a la cárcel
3. Tengo ya una carrera y
puedo mantenerme, por lo
que debo buscar dónde
vivir, la pareja que quiero
tener, el horario que decida
para llegar a donde viva, etc.
4. Para demostrar el amor a
mi pareja le seré fiel
5. Aunque estudie el
bachillerato tecnológico no
seré ingeniero sino poeta
6. Cuando tenga mi auto,
pagaré refrendo y lo
verificaré cada seis meses
7. He venido a decirte que
me gustas
8. Hasta por consumir
comida chatarra pagaré
impuesto
9. Me gustaría no entrar a
esta clase, pero me pueden
reprobar
10. No haré exámenes
parciales, sólo haré el final o
el extraordinario

Plan de discusión.
Discute las siguientes preguntas y elabora criterios que te permitan un buen uso de la libertad y la
autonomía.

Preguntas Criterios
1. ¿En qué circunstancias podemos decir
que somos libres?
2. ¿Por qué en estas circunstancias podemos
decir que somos libres?
3. Si la sociedad nos exige cumplir con las
leyes ¿esto quiere decir que no somos
libres?
4. ¿Por qué, si somos libres, no podemos
hacer lo que se nos antoje?
5. Si la autonomía consiste en darnos
nuestras propias leyes, ¿cómo podemos
saber que son las mejores leyes para
relacionarnos con las otras personas?
6. ¿En qué circunstancias podemos decir
que somos heterónomos?
7. ¿Por qué en estas circunstancias podemos
decir que somos heterónomos?
8. ¿Cuándo y por qué serían necesarias la
libertad, la autonomía y la heteronomía?
9. ¿En qué circunstancias podemos
decir que somos autónomos?
10. ¿Por qué en estas circunstancias
podemos decir que somos autónomos?

III. Conocimiento de las fuentes de sentimientos y acciones

Muchas son las fuentes de nuestros sentimientos y acciones, pero aquí seguimos la propuesta de
A. Heller. Para esta autora, “sentir significa estar implicado en algo” (Heller, 1989: 15). Como la
misma autora lo plantea, la afirmación parece una tautología, al menos mientras no sepamos el
sentido de “estar implicado en algo”. De muchos modos sabemos que estamos implicados en
algo, como cuando observo el avance de las nubes en el cielo azul, puedo hacerlo porque pongo
atención en ello, me implico. Lo mismo pasa cuando sólo subrepticiamente veo esas nubes pasar.
En el primer caso la implicación es activa, en el segundo es más bien indirecta. Así que de
muchos modos se da la implicación: positiva, negativa, activa, reactiva, directa, indirecta. Sea el
modo que sea, estar implicado es estar de cuerpo entero o en parte, y sentir algo, tener
sentimientos que nos recorren y nos hacen estar de cuerpo presente o poner al menos un poco de
atención. En este sentido, la fuente de nuestros sentimientos y acciones está ligado al tipo de
relación o implicación que tenemos con otras personas.

Esto es lo que permite a Inti decir: “además aquí es donde está la fuente de nuestros sentimientos
y acciones, porque es el lugar donde más intimidad y cercanía tenemos con quienes viven con
nosotros, estamos más implicados y de ese modo desarrollamos sentimientos y actuamos con
ellos”.

Plan de discusión.

Discute las siguientes preguntas.


1. ¿Para querer a alguien necesitas conocerlo, saber algo de esa persona?
2. ¿Se quiere a las personas porque estamos implicados con ellas o hay que implicarse para
quererlas?
3. ¿Puedes querer a una persona porque no la conoces y tienes ninguna implicación con ella?
4. ¿Tus amigos lo son porque los conoces o porque los necesitas?
5. ¿Quieres a tu novia(o) porque te has implicado con ella o te has implicado con ella para
llegar a quererla?

Ejercicio.

Llena la siguiente tabla. En el primer cuadro se enlistan personas, lugares y cosas con las que
tenemos mucha o poca implicación. En el segundo se pide escribas el grado de implicación con
las personas, lugares o cosas. En el tercer cuadro debes escribir el tipo de sentimientos que
generan tales implicaciones y por qué esos sentimientos y no otros.

Personas, lugares y cosas Grado de implicación (mucha, Sentimientos que se generan


poca, ninguna).
1. Padres
2. Profesores
3. Hermanos
4. Amigos del grupo
5. Amigos desde la infancia
6. Visitantes de Japón
7. Visitantes de una
preparatoria de la UNAM
8. Mi computadora y mi
celular
9. La tarde que vi llover
10. El mar, cuando lo vi por
primera vez

IV. Circunstancias

De modo ciertamente impreciso podemos definir la palabra circunstancia como el lugar donde
nos tocó vivir. En términos de definición, circunstancia es todo los que nos rodea en tanto
nosotros estamos parados. Por esta razón, Alberto puede decir “Me parece…que la forma en que
vivo, que se compone por el lugar donde nací, y donde vivo ahora, los libros que leo, los
programas de televisión que veo, las redes sociales en internet donde participo, la escuela a la que
asisto, los alimentos que consumo, los amigos y la familia que tengo, todo ello son mis
circunstancias…”. El problema con nuestras circunstancias es saber si deciden nuestra historia o
nosotros podemos delimitarlas para hacer nuestra historia. Para aclarar este problema debemos
reparar en lo que ya había dicho Ortega y Gasset “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a
ella no me salvo yo” (Ortega y Gasset, 2010: 77), y el modo de salvarme es “…buscar el sentido
de lo que nos rodea” (Ortega y Gasset, 2010: 78). En la medida en que se vive con sentido lo que
nos rodea, en esa medida tendemos a cambiarlo. De lo contrario lo que nos rodea, la
circunstancia, termina por hacerse algo natural impidiendo nuestra salvación y la salvación o
cambio de la misma circunstancia. Vivir una vida plena es vivirla con sentido.

Ejercicio.

Llena la siguiente tabla. En la columna uno se enuncia varias circunstancias que en alguna forma
vivimos. En el cuadro dos se te pide escribas el sentido que tiene para ti, lo que te dice, lo que te
hace pensar. En el tercer cuadro escribe si puedes cambiar esa circunstancia y las razones para
esto.

Circunstancia ¿Cuál es el sentido que tiene Cambia/no cambia


para mí?
1. Horario de clase
2. El profesor de
matemáticas
3. La violencia en la escuela
4. Mi novia
5. La política en México hoy
6. Mis estudios en el
bachillerato
7. Mis compañeros de clase
8. La clase de ética.
9. Los problema ambientales
de mi entorno
10. Mi futuro

Plan de discusión.

Discute las siguientes preguntas.


1. ¿Qué circunstancias crees que te han favorecido para seguir tus estudios en el
bachillerato?
2. Imagina y responde: ¿qué tipo de circunstancias te favorecerían para seguir tus estudios?
3. Suponiendo que haya mucha basura en la comunidad donde vives, ¿cómo cambiarías esa
situación?
4. Existe un río en tu comunidad pero está siendo contaminado, ¿qué harías para cambiar
esto?
5. En tu bachillerato hay un grupo de estudiantes muy pesados con sus bromas, ¿cómo
cambiarías esta situación?

V. Manejo de las emociones

Suele definirse a las emociones como aquello que nos impulsa hacia algo. Como impulso puede
convertirse en una acción de la que no podemos dar buenas razones. Fidel hace una observación
que muestra un mal manejo de ellas: “Fulgencio está en esta clase, pero decidió abandonar la
sesión, ¿eso puede revelar carencia en el manejo de sus emociones? Por su actitud se nota que no
sabe cómo manejar las consecuencias de sus acciones y las evade. Eso es malo, y hay que
recordar que le dijo a Ernesto “también para ti hay”. Eso debe preocuparnos”. Un problema que
hace que persista el mal manejo de nuestras emociones, consiste en nuestra negativa a dar
razones de las acciones que claramente se guían por ellas. En su lugar ofrecemos justificaciones.
Cuando seguimos este proceso hacemos un mal manejo de nuestras emociones. Por el contrario,
si pensamos que debemos dar razones de nuestros actos, entonces no los haríamos con el puro
impulso emocional, tendríamos que pensar antes de actuar, tendríamos que prever consecuencias,
y esto implicaría pasar a la razonabilidad de las emociones. Esto es hacer un buen manejo de
ellas.

Plan de discusión.

Discute las siguientes preguntas


1. Si bailas y lo haces porque te gusta, ¿deberás dar razones de ello?
2. Si le pides a alguien que sea tu novia(o) y le haces ver que el mundo será maravilloso para
ambos si acepta, ¿deberás dar razones de ello?
3. Si en la clase de LEOyE te piden el análisis de una obra, ¿das razones o justificaciones?
4. Si te asaltan y puedes huir y luego te preguntan por qué huiste, ¿ofrecerás razones o
justificaciones?
5. Si repruebas en la clase ética, ¿ofrecerás razones o justificaciones?

Ejercicios

Llena la siguiente tabla. En el primer cuadro se habla de acciones o actos de la vida diaria. El
segundo cuadro pide que hagas la elección, si se hace buen o mal manejo de las emociones. El
tercer cuadro pide que des las razones por las que hiciste la elección.

Acciones, actos Buen manejo de las emociones o Razones de tu elección


mal manejo de ellas
1. Tuve ganas de ofenderte
2. Sólo me salí del salón
3. No quise discutir porque
él se enoja cuando pierde la
discusión
4. Le dije que fuera mi
novia y, como no quiso, la
besé
5. Hablábamos pero me hizo
enojar y lo golpeé
6. Me molestó que la clase
no discutió lo que propuse
7. Los amigos que no
quieren seguir tomando son
malos amigos
8. Porque somos amigos
deberás seguirme a donde
vaya
9. Si la clase me aburre, me
salgo aunque repruebe
10. No me interesa discutir
con ustedes las cosas que
hago

Sugerencias de lectura.

 Heller, Agnes. (1989). Teoría de los sentimientos, Barcelona, Fontamara.


 Ortega y Gasset, Josè. (2010). Meditaciones del Quijote, Madrid, Cátedra.
 Aristóteles. (1997). Política, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.
 Hobbes, Thomas. (1980). Leviatán. O la materia, forma y poder de una república
eclesiástica y civil, México, FCE.
 Kant, Emmanuel. (2003). Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Madrid,
Ediciones Encuentro.
 Hegel, G. F. (1975). Filosofía del derecho, México, UNAM.

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