APUNTES
PARA UN ESTADO DEL ARTE
Alex Espinoza Verdejo, Juan Valencia-Moya y Carolina Opazo Saavedra
RESUMEN
El presente trabajo toma como eje de análisis el concep- tada en el análisis de la relación dialéctica entre individuo y
to de interculturalidad. El análisis se inscribe dentro de los sociedad que se manifiesta en múltiples dimensiones y esca-
dominios de una filosofía que propone una base ontológica las dentro del devenir histórico del sistema mundo.
realista crítica para comprender la interculturalidad, susten-
Introducción social, especialmente durante contraposición a las guerras bloque histórico: una unidad de
toda la historia del capitalismo que “son el resultado de tran- fuerzas sociales y políticas dife-
En un mundo repleto de di- (Harvey, 1977, 2013), posibili- sacciones desafor tunadas” rentes) y universalizar sus con-
versidad cultural las ciencias tando la coexistencia de diver- (Lévi-Strauss, 1969: 107). cepciones fundamentales del
sociales se han interesado por sas culturas, donde es posible Ergo, en estas circunstancias mundo que ella ha trazado y
analizar el fenómeno de la observar actividades vinculares es posible presenciar prácticas difundido, superando los estre-
interculturalidad, el cual se a pesar de sus diferencias. discriminatorias que “presupo- chos intereses corporativos en
encuentra en la actualidad ple- Muchas veces estas diferencias nen representaciones mentales lo político y económico para
namente mediatizado por los provocan situaciones conflicti- socialmente compartidas y ne- abarcar lo moral y lo cultural a
procesos y fenómenos propios vas de convivencia, ya que gativamente orientadas respec- escala nacional (Gramsci, 1980).
de la globalización (Kearney, cuanto más asimétrico es el to de ‘Nosotros sobre Ellos’” Para Gramsci (1980) tal hege-
1995; Stiglitz, 2002, 2004; poder simbólico entre dos cul- (Van Dijk, 2009: 183), en tanto monía cultural se logra tras un
Nederveen-Pieterse, 2009) en turas, dos acontecimientos o generalmente uno de los dos, (tercer) momento en el que los
la que se desarrollan los jue- dos ideas, mayor es la tensión ya sea el ‘nosotros’ o el ‘ellos’, grupos dominantes alcanzan
gos de lenguaje que expresan del intercambio (Mc Luhan y pertenece a una cultura hege- conciencia de que sus “propios
formas de vida (Wittgenstein, Powers, 1995). Intercambios mónica. Cultura hegemónica intereses corporativos, en su
2009). éstos que para Lévi-Strauss, entendida como la capacidad desarrollo actual y futuro, supe-
La accesibilidad a nuevos con posterioridad a sus trabajos de un grupo social para cons- ran los límites de la corpora-
territorios y la transformación de campo entre los Nambikua- truir, unificar y mantener uni- ción del grupo puramente eco-
histórica de dichos espacios ra del Matto Grosso a finales do, a través de la ideología, un nómico y pueden y deben con-
han acelerado exponencialmen- de los años 1930, “son guerras bloque social que no es homo- vertirse en los intereses de
te la modificación del paisaje resueltas en forma pacífica”, en géneo (es decir, constituir un otros grupos subordinados”
Alex Espinoza Verdejo. Doctor en Juan Valencia-Moya. Psicólogo, Dirección: Escuela de Psicología y Carolina Opazo Saavedra. Ma-
Filosofía, Université de Nantes, Universidad de Tarapacá, Chile. Filosofía, Universidad de Tarapa- gister en Ciencia Sociales Apli-
Francia. Académico, Univer- Investigador, Grupo de Investi- cá. Av. 18 de Septiembre Nº 2222, cadas, Universidad de Tarapacá,
sidad de Tarapacá, Chile. e-mail: gación en Psicología Política, Casilla 6-D, Arica, Chile. e-mail: Chile. e-mail: k rolaopazo@
aespinoz@uta.cl Universidad de Tarapacá, Chile. j.valencia.moya@gmail.com gmail.com
(Gramsci, 1980: 57), configu- sentido, toda ‘nación’ moderna compartidos y transmitidos por ras, es decir, “uno no toma ple-
rando así “la fase más estricta- es un producto de la coloniza- los miembros de una sociedad na consciencia de sus propias
mente política, que señala el ción: siempre ha sido en algún determinada lo que genera el costumbres y formas de vida
neto pasaje de la estructura a la grado colonizadora o coloni- fenómeno de la multiculturali- culturales hasta que no entra
esfera de las superestructuras zada y, a veces, ambas cosas” dad (Alsina, 1999). en contacto con otras culturas
complejas” (Gramsci, 1980: 57), (Wallerstein y Balibar, 1991: 140). Sin embargo, tanto la multi- diferentes a la suya. Esta es la
en tanto “el Estado es concebi- culturalidad como el multilin- insoslayable ganancia intercul-
do como un organismo propio Cultura, Multiculturalidad e güismo, como realidad sociocul- tural de la diversidad puesta en
de un grupo, destinado a crear Interculturalidad tural, han generado conflictos (inter-)acción. (…). De modo
las condiciones favorables para al hombre ‘moderno’, ‘civiliza- que interaccionando con otras
la máxima expansión del mismo Cicerón, en las Disputas do’, en su construcción de “mo- culturas se delimitan mejor los
grupo; pero este desarrollo y Tusculanas (II, 13), afirma que delo del mundo y, por tanto, de contornos y la centralidad de
esta expansión son concebidos y “…el espíritu, como la tierra, las ciencias sociales a partir de la culturalidad” (Gracia
presentados como la fuerza mo- necesita cultivo y traduce el una idea de uniformidad racio- Calandín, 2010: 107).
triz de una expansión universal, término griego “paideia” por el nal de pensamiento y lenguaje” Por otra parte, durante la
de un desarrollo de todas las de “cultura” que hasta entonces (Hamel y Sierra, 1983: 89), lo segunda mitad del siglo XX
energías ‘nacionales’” (Gramsci, estaba ligado al campo (agri- que según estos mismos auto- surgen teorías sociológicas que
1980: 58). cultura)” (Gracia Calandín, res: “…explica por qué el ju- complejizan la noción de ethos,
De allí la importancia de es- 2010: 104), recuperando de esta deocristianismo, es decir, la ampliándola hacia problemáti-
tos procesos en el surgimiento forma “la más genuina tradi- corriente dominante de la cultu- cas relativas a las determina-
de los Estados Nación en el ción humanista”, que en su ra occidental, no ha cesado en ciones sociales e ideológicas
devenir histórico planetario, los sentido más primordial “quiere denunciar el multilingüismo (y del sujeto del discurso. Etimoló-
cuales fueron impulsados en su decir que la dimensión cultu- multiculturalismo) como expre- gicamente la noción de ethos
surgimiento dentro de un con- ral, la culturalidad, es un ele- sión de las fuerzas del obscu- tiene al menos dos sentidos:
texto de una ‘economía-mundo’ mento necesario sin el cual el rantismo y del atraso ancestral” por un lado, ēthos (con eta),
previamente organizada y je- ser humano jamás llegaría a (Hamel y Sierra, 1983: 89). entendido como “… ‘guarida’,
rarquizada en un ‘centro’ y una entender (humanamente)” En este punto debemos seña- ‘morada’, ‘habitación’, pero
‘periferia’, “a los que corres- (Gracia Calandín, 2010: 104). lar que, mientras el enfoque también como ‘carácter’, ‘cos-
ponden métodos diferentes de Entonces, en el concepto de multicultural se centra en las tumbre’, ‘temperamento’ o
acumulación y explotación de cultura encontramos un entra- diferencias existentes entre las modo de ser’, de donde se de-
la fuerza de trabajo y entre las mado de factores complejos diversas culturas y su conflicti- riva la ‘moralidad’ (eticidad) de
cuales se establecen relaciones que incluyen los modos de pro- vidad, el paradigma intercultu- los modos de comportamiento
de intercambio desigual y de ducción, la comida, la salud, el ral establece una perspectiva humano” (Montero, 2012: 226;
dominio” (Wallerstein y Bali- conocimiento, las creencias, el centrada en la diversidad y la paréntesis propio). Por otro
bar, 1991: 139). Por lo tanto, arte, la moral, el derecho, las capacidad de “proyectarse pro- lado, ĕthos (con épsilon) com-
las unidades nacionales “se costumbres y cualesquiera positivamente hacia utopías de prendido, en una lógica colec-
crean unas contra otras como otros hábitos y capacidades convivencia en o entre la diver- tiva y no meramente indivi-
instrumentos rivales en el con- adquiridos por el hombre en sidad y la igualdad” (Sánchez- dual, como las costumbres, los
trol del centro sobre la perife- cuanto miembro de la sociedad Melero y Gil-Jaurena, 2015). hábitos, el uso, el acostumbra-
ria” (Wallerstein y Balibar, (González, 2012). Así, podemos De algún modo, cualquier miento, la repetición y la ‘do-
1991: 139), generando como constatar que existen elementos cultura descubre todo su poten- mesticación’ (Montero, 2012).
resultado final que “en cierto culturales diferentes y que son cial en diálogo con otras cultu- De esta forma nos encontramos