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FRASES EMBLEMATICAS DE MADRE GÉRINE FABRE

¡Albi, Albi!
Dios proveerá
Somos menos que nada porque la nada no ofende a Dios
¡Allez, allez petites!

Estas 4 frases condensan una mística, un modo de estar en la comunidad-comunión, y un modo


se estar en “salida”, la vida de misión. Son frases que iluminan, desde el carisma la profecía
de nuestra vida consagrada y las opciones.
Hay un número de nuestras Constituciones que creo condensan estas 4 frases, como en un
programa de vida
MISION: Herederas de la misión que el Espíritu ha confiado a nuestra Familia, con audacia
humilde y solícita, en abandono confiado a la Providencia, acogemos los desafíos del
mundo contemporáneo y buscamos dar respuestas evangélicas con obras de
misericordia adecuadas a los tiempos. (Const. 18)

Metodológicamente: se buscará la fuente (la experiencia fundante) de donde estas frases


brotaron y en la que encuentran su unidad y significación. La clave hermenéutica que nos
ayudará a adentrarnos en el mundo vital de la M. Gérine cuando pronunciaba estas palabras
será la del Magisterio:
“El Plan de la Revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas,
las obras… manifiestan y confirman … las realidades que las palabras significan;
a su vez, las palabras proclaman las obras y explican su misterio”. (DV 2)

TRASFONDO QUE DA INICIO AL “ALBI, ALBI”


¡Albi, Albi! Palabras escuetas, evocadoras, llenas de sentido, plurivalentes, además están
cargadas por la interioridad de quién se acerca a recordar y reflexionar sobre estas dos
palabras, desde el dónde se interpreta, más la subjetividad de las/os que nos detenemos a
meditar sobre las mismas y que van enriqueciendo y actualizando la experiencia fundante de
la Madre.

Hechos/obras desencadenantes
1877: Fue un año de gran relevancia en la vida y en la obra de M. Gérine, es el año de “su
gran sueño desilusionado”1, cuando entrevé que se acerca su propia participación a la Pasión.
Como Jesús cuando se encaminó hacia el Calvario.
Tenemos dos cartas que nos iluminan sobre los hechos, el “qué pasó”. Y en los que podemos
vislumbrar algunos rasgos de la Madre que se leen en entrelíneas: su sentido común y a la vez
realista en la lectura de la situación, la inspira el amor y la preocupación de asegurar la
existencia y la consolidación de la Congregación, nacida de su “menos que nada” pero
confiada a la Providencia del Señor. Podemos percibir como Dios le donó el coraje de una fe
auténtica, diríamos audaz, que se volvía confianza, -Dios proveerá– y de la cual crecía su

1
Que culminará dos años después, con el ser dimitida por Mons. Ramadié. Se sigue Madre Gérine y su obra,
de hna. Germana Pandolfo.
1
esperanza de superar el conflicto latente en el que se encontraba, con el nuevo Arzobispo de
Albi, Monseñor Ramadié.
Una carta fue enviada a la priora de Ascoli Piceno, Hna. Santa Cruz Gayda, M. Gérine escribe:
“Queridísima Hna. Santa Cruz,
... La Providencia, que vela siempre sobre los que confían en ella, nos ha puesto a un Padre
dominico que está muy cerca del M. General, para llevar a cabo la gran obra de la aprobación de
nuestra Congregación por la Sagrada Congregación de los Obispos y Regulares. Le digo esto para
su consuelo porque éste venerado Padre no quiere ser nombrado y nos recomienda conservar el
secreto sobre todos los pasos que trataremos de dar en lo que a esto se refiere.”
Hna. Gerine Fabre
Pau, 30 de marzo de 1877

La otra carta fue dirigida al Cardenal Arzobispo de Fermo, Monseñor A. Malagola,


presentamos algunos párrafos:

Monseñor,
la benevolencia que Su Eminencia me ha manifestado y que no deja de manifestar a las Hermanas
de las dos casas que hay en su diócesis, me anima a proponerle un gran proyecto que hemos
preparado para el futuro de nuestra Congregación. Nosotros querríamos hacerla aprobar de la
Santa Sede. Nos parece que ha llegado el momento de solicitar esta alta aprobación.
La primera casa ha sido fundada en Tolosa en el año 1840, y ha querido la divina Providencia
hacerla fecunda. Poseemos ahora 33 comunidades: 17 en Francia, 13 en Italia y 3 en América.
Las constituciones que hemos adjuntado, con la aprobación de Monseñor, el Arzobispo de Albí, a la
Regla de la Tercera Orden de Santo Domingo ya tienen cierta consistencia que le da la experiencia,
pero se necesita todavía aquélla que les otorga la suprema autoridad de la Sede apostólica.
En fin yo soy de edad avanzada y me parece que moriría más contenta si ya hubiera visto al menos
el principio de esta gran obra que tiene que darnos una existencia en la Iglesia.
Es por este motivo que vengo a rogar a Su Eminencia que me conceda las cartas de testimonio y
de recomendación que me exige la Congregación de los VV. y RR.
Dirijo este pedido a todos los Obispos en cuya diócesis están situadas nuestras casas…
Hna. Gérine Fabre
Pau, el 27 de marzo de 1877.2
¡Desde cuando la Madre anda afanada detrás de GRANDES proyectos? Algo tan contrario a
su naturaleza? Por qué el sigilo y tanto secreto y precauciones?
Notemos que en la carta a Mons. Malagola, describe una fundación floreciente y organizada:
33 comunidades, Constituciones y la “consistencia que le da la experiencia” de haberlas
puesto en práctica… pero todo esto no basta para asegurar la existencia de sus hijas. He aquí
el motivo que desencadenó la pasión de Madre Gérine, que la empujó, en sus últimos años de
vida, a emprender las acciones necesarias para asegurarnos a toda costa una existencia en la
Iglesia, como ella misma escribe.
Había entregado toda su vida a la misión de hacer nacer y crecer esta Familia; en obediencia
a Pío IX la había extendido lo más que había podido, confiando en la Providencia, sintiéndose
menos que nada. A lo largo de su vida no le habían faltado dificultades, incomprensiones,

2
El original de esta carta se encuentra en el archivo diocesano de Fermo. Y la primera en el archivo de la Curia
generalicia a Roma.
2
crisis, desdenes, pero siempre las había sostenido con fe como parte del pago de peaje de la
vida, de todas las situaciones que le había tocado vivir ninguna había atentado tan
directamente contra la obra que Dios le había encomendado.
Es un momento crucial, donde se juegan las fidelidades de la Madre. Necesitó discernir
finamente para descubrir la voluntad de Dios sobre ella y la obra que Dios “venía arriando”
en la historia sirviéndose de su vida entregada. Seguramente ella hubiera preferido evitar el
conflicto no rompiendo con la Iglesia local de Albi, pero al mismo tiempo, se daba cuenta de
la urgencia de poner la Congregación (significaba aunar, unificar todas las comunidades en
una misma jurisdicción más allá de los horizontes de cada diócesis), bajo la autoridad del
Obispo de Roma”3.
1879: Mons. Ramadié la hacer dimitir, decisión que él venía madurando desde hace tiempo
por varios motivos que venía acumulando, no siendo el último el hecho de que ella tenía un
cargo vitalicio con una mirada universal que atravesaba fronteras y como Catalina de Siena
profesaba obediencia al Sumo Pontífice, “Vicario de Cristo”. Él era un galicano4 declarado,
entonces la tentativa de la Madre de sustraerle la jurisdicción de la Congregación fue la
ocasión que estaba esperando. No iba a soportar impunemente el hecho de haber sido dejado
de lado en tal proyecto a última momento...
La dimisión le fue impuesta, lo afirma decididamente el Padre Bianchi y el mismo Mons. G.
Bonhomme a página 305 de su libro “Les Dominicaines de Albi”5.
La Madre Gérine intuye la gravedad y las consecuencias de una ruptura luego de la
intervención de Mons. Ramadié. Ella cumplió con humildad y docilidad el acto de dimitir,
tuvo que padecer mucho por aquella humillación y más todavía por el modo de actuar de su
Obispo, justo la diócesis donde se encontraba la sede de la Casa Madre. La carta de dimisión
es un lenguaje jurídico y eclesiástico, muy lejano del modo sencillo y llano de expresarse de
la Madre lo único que si podemos afirmar que es verdaderamente de su puño y letra es su
firma.
En aquel período ella acusaba una fuerte debilidad provocada por los constantes viajes y
sacrificios con los que acompañaba a sus hermanas y fundaciones, sumándole el peso de los
años (68 años), eran factores que deterioraban progresivamente sus energías6.
Su decisión sobreviene en la hora precisa, con la sencillez y el equilibrio de quien se ha
olvidado de sí misma y piensa solo en el bien común; no toma partido, simplemente se retira
en silencio del escenario, para dejar que surja el futuro que el Señor quiere para la obra de sus
manos. Dice un antiguo refrán “muerte mía Vida tuya”.
Busca una comunidad donde vivir sus últimos años (Albi-Chaudesaigues-Albi-Carcassonne).
Luego de estas idas y venidas, deja definitivamente la comunidad de Albi.
1880: Decide fijar su residencia en Carcassonne; parte sola, y esta vez para siempre. Comienza
un largo período de silencio cargado de misterio pero incluso elocuente para nosotras/os, por
unos siete años vivió en el ocultamiento, de ese tiempo sabemos poco, la Madre permanece
en silencio; sus hermanas de la época testimonian que llora y a veces la escuchan decir
mansamente: “Albi, Albi”, poniendo –como siempre lo hizo- la vida a disposición de Dios sin
condiciones, sin pretextos, sin justificaciones o recriminaciones.

3
Madre Gérine y su obra, p. 33
4
El galicanismo es un movimiento que surgió con fuerza en Francia, de tendencia autonomista nacionalista,
con respecto a la jurisdicción de Roma y el Papa
5
M. Gérine y su obra, pp. 34-35
6 Bonhomme, Mons. Gabriel. Les dominicaines de la congrégation de Sainte-Catherine de Sienne d’Albi a p.
3
19: “Dios le pedía el último sacrificio por el bien y la prosperidad de su obra…”
Ama Albi, piensa y sufre por la separación forzada de sus hijas de Francia, cercanas
geográficamente, de las de Italia, más allá de los Alpes, de las de América, atravesando el
océano… y en consonancia con su corazón de Madre elige compartir su dolor con las
hermanas de Carcassonne, las más débiles, las más heridas, las excluidas. Seguramente con
esta elección quería no ser de nadie para ser de todas, y se va exiliada (cfr. Const. 21, dirá
“como Jesús…) allí que es también tierra de la Congregación aunque para los demás no lo
fuese. Estos gestos son la amalgama que está a la base de la reconciliación y unidad
reencontrada de toda la Familia.
La suya no fue una fuga ni tampoco una soledad estéril para lamberse las heridas. Aceptó
lucidamente el inmolarse, abandonada a Dios como Jesús en su pasión y así transformó su
existencia en semilla fecunda para su Familia, que en efecto tomó consistencia notoria en
aquellos años. Dios, como lo fue demostrando en todo el trayecto de la historia de salvación,
fue generoso con quien se inmoló por amor y con su potencia hizo fértil la debilidad del
“menos que nada” inmerso en él.
Rompe el silencio, en 1887, un único dato histórico que es la participación a las hermanas de
Italia, de su muerte a los 75 años con 55 de profesión religiosa, como dice la portada de la
participación:
Queridas hermanas, les mando la presente carta, como a todas las otras casas de Albí, para invitarlas a
elevarle a Dios fervientes oraciones por el descanso eterno de nuestra querida Madre Gérine, que se ha
dormido en el Señor el último día del año recién terminado.
Nos ha dejado después de una enfermedad de aproximadamente dos meses durante los cuales, como en toda su
vida, fue un verdadero modelo de edificación. Sobre todo en los últimos tiempos tenía continuamente la sonrisa
sobre los labios y cuando nosotras le decíamos que no era nada, que pronto estaría mejor, nos contestaba
sonriendo que ella no tenía deseo de sanar, que la muerte tardaba.
Ha muerto sin agonía, media hora después de haber recibido los últimos sacramentos y la indulgencia plenaria.
También ha conservado la sonrisa sobre los labios después de muerta. Querida hermana, pidan a todas las
comunidades que recen por nuestra querida Madre, a la que todas ustedes le deben su vida religiosa. Nuestra
Madre, (Hna. M. Louise) y todas nosotras se lo pedimos asegurándoles nuestro religioso cariño en Nuestro
Señor y en nuestro Padre Santo Domingo. Hna. Augustine

O sea, es nuestra Madre porque se entregó para que tengamos vida, cada día… hasta hoy, se
entregó hasta el fin, probando el anonadamiento del Hijo.
1925: Luego de dos exhumaciones del cuerpo de Madre Gérine, fue sepultada finalmente
delante del altar mayor de la Gran Chapelle de Albi el 23 de octubre de 1925.7
Hasta aquí los hechos que ilustran las palabras que nos han llegado hasta hoy.
Retornando sobre la frase Albi, Albi… Es su forma de abrazar la cruz hasta el extremo. Volver
a los orígenes, sí a su Albi, su primera tierra/propiedad para realizar paulatinamente los
primeros pasos de su reconocimiento, y también es esa comunidad madre desde la que abría
casas, formaba las hermanas y realizaba las fundaciones. Pero sobretodo volver también al
origen del primer amor que dio vida a esa primera comunidad albigense: sus primeros años de
adolescente, sus primeras devociones y sus primeros pasos en su llamada vocacional y
posteriormente de fundadora. Vuelve sobre sus recuerdos para reencontrar la Ruah, aquella
misma que desde la génesis actúa en la noche y en el caos, generando la vida!

7
Idem, pp. 36-37
4
Evento fundante: contemplación de la VIRGEN DE LA PIEDAD
La iconografía de la Virgen de la Piedad es fruto de la piedad y devoción popular desarrollada
a lo largo de los siglos, que invitaba a meditar concentrando la atención en el drama de la
pasión y desde la contemplación amorosa, con un sentido realista y conmovedor. No se trata
de la lamentación de María ante el destino trágico de su Hijo, sino de la adoración del
Redentor, por parte de su Madre y del creyente que contempla la escena con un dolor íntimo
y contenido.
Es la conservación en la memoria del pueblo cristiano de la expresión más dolorosa de la
consumación de la cruz, memoria nacida de aquel inefable vínculo de amor en el corazón de
la Madre en el día de la Anunciación, madurado en la espera del nacimiento de su Hijo hasta
llegar al amor crucificado. Amor que se transforma en una unión que supera los confines de
la vida y de la muerte8. A simple vista puede parecer desolador, pero en verdad es la imagen
de la CONSOLACION.
El tema de la Piedad no se menciona en los Evangelios, donde solo se puede rastrear el dolor
de María en el Evangelio de Lucas (2, 35), en un versículo que será el germen inspirador: “una
espada atravesará tu alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones”.
Y el tema viene recogido en el vía crucis a la XIII estación: Jesús bajado de la cruz y entregado
a la Madre. Los Evangelios no nos hablan de lo que ella experimentó en aquel instante. Es
como si los autores, con el silencio, quisieran respetar su dolor, sus sentimientos y sus
recuerdos. O, como si no se considerasen capaces de expresar tamaño dolor.
Geográficamente la Virgen de la Piedad nació a la sombra de los conventos femeninos del
valle del Rin durante el siglo XIV (época del movimiento místico bajomedieval) y se difundió
en los territorios franceses, a lo largo del siglo XV9.

El Santuario de la Virgen de la Piedad (entre Saint Martial y Chaudesaigues)


4. Contemplando a la Virgen de la Piedad, Madre Gérine acoge el carisma de manifestar el
rostro materno de la misericordia del Padre y lo encarna...
Con manos siempre tendidas hacia toda forma de debilidad y de miseria, ella entrega
totalmente su vida, para que cada persona conozca que es amada por Dios Verdad, que
libera y salva.
16. En la contemplación del misterio de la Salvación delante de la Virgen de la Piedad, el don de
la compasión invade el corazón de Madre Gérine, haciéndolo vulnerable a las diversas
formas de enfermedad, de ignorancia y de pobreza.
50. Miramos a Madre Gérine que obtenía de la oración humilde y confiada la audacia de su
actuar. Ella nos conduce a contemplar los Misterios de la salvación con la mirada fija en la
Virgen de la Piedad, para que también nuestro corazón, a semejanza del suyo, sea forjado
por la compasión.

Madre Gérine, conocía muy bien este Santuario de Chaudesaigues, donde se encuentra la
imagen de María, como Virgen de la Piedad. Y es allí donde contemplando la experiencia de
María, su participación a la redención de la humanidad, que descubre su llamado a continuar
la misma misión de María, por ello podemos decir que es María Madre de la Piedad, la
inspiradora y el modelo del carisma. “Nuestro carisma es mariano” nos comenta hna Elvira.
A lo largo de los años, en la constante relectura de su inspiración fundante se descubrirá
doblemente Madre: por Fundadora, y también llamada a ser madre para la humanidad

8
Reau, Louis, (1/1/1881 – 10/6/1961) fue un iconógrafo e historiador del arte francés. Libro: Iconografía del
Arte Cristiano. Iconografía de la Biblia, Nuevo Testamento I, V. 2, Ed. del Serbal, Barcelona (1996), p. 111.
9
Idem, pp. 112-113.
5
desahuciada, parafraseando nuestras Constituciones “en situación de debilidad y de miseria”.
O como dirá al número 4 de las Constituciones “enfermedad, ignorancia, pobreza”.
Cada persona que sufre, que es herido, que vive en la miseria, representa para Madre Gérine
ese cuerpo exánime, que María tiene en brazos. Cada uno y una, es hijo e hija de María, porque
así lo ha querido Jesús desde la Cruz, y así por gracia, llega a ser también hijo de Madre
Gérine.
¿Qué es lo que contemplamos en esa imagen? El Crucificado, con la cabeza caída, se tiende
rígidamente en el regazo de María en horizontal, formando una diagonal o casi en
perpendicular al cuerpo de su Madre. Es la similitud con la cruz! Pero también es de notar que
la imagen reenvía a las primeras representaciones de María Madre sentada con su hijo en
brazos. El misterio de la Redención no inició sólo en el momento de la cruz, sino que ya desde
la infancia del Niño se perfila.
Han devuelto a las manos de la Madre el cuerpo sin vida del Hijo rechazado. María contempla
esa carne frágil que está en sus manos al contemplar el cuerpo de Jesús que sabía era Dios.
Ella tiene en su regazo a Jesús muerto y martirizado, al Hijo que ha tomado sobre sí todos los
sufrimientos, todas las humillaciones, todas las vejaciones que vienen asestadas sobre cada
varón y cada mujer desfigurándolos, e incluso llevándolos hasta la muerte. Contemplamos el
misterio del Dios rechazado y del hombre herido. Es nuestra historia!
María prodiga curas maternas a ese cuerpo lacerado, ve toda la historia de ese cuerpo. Ella
tiene un conocimiento “manual” de Dios. Con cuanto cariño dolorido habrá acariciado ese
cuerpo, esas heridas. Es el cuerpo del Hijo del hombre… entregado a nuestras manos, el
cuerpo de Dios… entregado en nuestras manos; y es en ese cuerpo malherido que se expresa
Dios, que se entrega totalmente a nosotros en su pasión por nosotros. Como María, también
nosotras, por la gracia del Espíritu que nos ha llamado a vivir este don, la audacia de su actuar
(Const. n.50), acogemos entre los brazos, en nuestro regazo al Cristo sufriente, desfigurado y
muerto en toda persona que sufre, o que muere. Contacto piel a piel, es sentir el peso del otro!
Este don, es nuestro carisma, que tiene la capacidad por gracia de: “manifestar el rostro
materno de la misericordia del Padre”10.” Es la invitación como Jesús a donar la vida por
amor, hasta el exceso, hasta el extremo como dicen el evangelio de Juan (13,1).
Allí se resuelve todo nuestro mal, allí está todo nuestro mal y también todo su amor que se
entrega, un amor más fuerte que la muerte. La Madre celebra la Eucaristía de la ausencia de
la vida que en su paradoja nos habla de la victoria de la vida. “Este es mi cuerpo”, el acoger-
recibir con el entregar-ofrecer se hace un único movimiento. Jesús-María-y el contemplativo
del cuadro dramático. Este es mi cuerpo, es de Jesús, es el de María, es el de cada hombre, el
de cada mujer, gracias a la Encarnación por lo que es visible/patente su Cuerpo. El otro/a es
el rostro de Cristo, por eso “lo que hacen al más pequeño de los míos a Mí me lo hacen”.
“Ella entrega totalmente su vida para que cada persona…” (Const. n.4). Es el equivalente a
nuestro actual “Albi, Albi”. Abarca una gran cantidad de años por los que han ido circulando
caudales de amor, la maternidad, el cuidar los hijos de Dios. Es el carisma que se hace carne,
es algo encarnado, para nosotras/os es una modalidad concreta, es un hacerse cargo de la
realidad de los hermanos, de sus sufrimientos, de sus exigencias, de sus humillaciones, de sus
injusticias, hacerse cargo hasta dar la vida, porque nuestro corazón esta forjado por la
compasión para todos!!! (Const. Fund. n. 1). Y como no es tan fácil… María nos “acompaña
y conduce”: Const. Fund. n. 11.

10
Cfr. comentario de Hna. Elvira Bonacorsi a las Constituciones: “Nuestra Fundadora – Madre Gérine ” Junio
2014–n° 16
6
La Laudato Si lo expresa profundamente cuando cita: “María, la madre que cuidó a Jesús,
ahora cuida con afecto y dolor materno este mundo herido. Así como lloró con el corazón
traspasado la muerte de Jesús, ahora se compadece del sufrimiento de los pobres crucificados
y de las criaturas de este mundo arrasadas por el poder humana11”.
El gesto de sostener en brazos, sostener sobre las rodillas, es “acoger”, recibir, es un gesto
materno, es el modo casi instintivo con el que una madre hace sentir al hijo toda su acogida,
su cariño, su modo de cuidarlo. Tocar, acariciar con ternura y compasión, es capaz de
transformar la realidad, acompañar el movimiento de vida que se gesta desde la totalidad y la
plenitud del misterio Pascual.

En el espejo de las Escrituras


En Jn 19, 38-42 notamos que junto al verbo “entregar/ofrecer” está el respectivo verbo de
“acoger”. Jesús entregó primeramente sus vestidos y su túnica, la madre, el Espíritu, la sangre
y el agua. Y a este entregar corresponde un acoger: los soldados, el discípulo amado. María
acoge su cuerpo, aquél cuerpo que da sangre y agua, que da el Espíritu, que da la vida, que da
el amor.
María está sola. Él no está con ella. Pero como “guardaba todas estas cosas en su corazón”
(Lc 2,19), piensa en las palabras de Jesús: "al tercer día resucitaré" Y se aferra a ellas. Es
difícil creer. Ha visto el cuerpo muerto, agujereado por los clavos, ha puesto su mano en el
costado abierto llegando al mismo corazón. Hace falta mucha fe para creer que va a resucitar…
y se hace la oscuridad en el alma de María.
También ella experimenta el abandono, como lo experimentó Jesús en su cuarta palabra “Dios
mío, Dios mío ¿porque me has abandonado?” El Hijo muerto, el Padre calla… No tiene Plan
B, y ella se convierte en la única creyente. Su fe es la de una nueva Eva que cree contra todas
las evidencias de los sentidos y de la experiencia. Y las horas trascurren lentas, imaginémosla
con una oración como la de Getsemaní. Pasa la noche al sábado, y la oración no cesa en aquella
que nunca cesó de creer.
Con el dolor intenso que había desgarrado su corazón al unirse a la pasión de su Hijo, María
-quizá la única- supo mantener la esperanza, acostumbrada como estaba desde el principio a
creer que «para Dios nada hay imposible» (Lc 1,37), y a saber esperar a que se cumplieran los
planes «imposibles» de Dios. María, con el corazón roto por la pérdida de su Hijo, creyendo
y esperando en la oscuridad de la fe, es seguramente nuestra mejor referencia.
Ahora intercambiemos la figura de María con la de la M. Gérine, encontramos el manantial
que la alimenta y la sostiene a lo largo de toda su vida.
Lc 23,54 cuando José de Arimatea descuelga el Cuerpo de Jesús viene dicho: “Era el día de
la Preparación y el sábado comenzaba a despuntar, resplandecer”.
Para los judíos del tiempo de Jesús el día no me con el amanecer, como para nosotros, sino
con el atardecer. Por lo tanto la última cena, la pasión y la cruz suceden dentro del Viernes
Santo. Y la escena de la Deposición, se encuentra ubicada temporalmente entre el acabar del
viernes santo y el iniciar de la Parasceve; nos introduce a los albores del misterio que se vivió
ese sábado santo. La nota temporal alarga y dilata el tiempo y la contemplación. De la teología
de la cruz pasamos a la teología de la espera, del sábado santo. La Deposición es la bisagra
que nos abre al futuro, como quién escudriñando las penumbras, puede intuir la luz que la

11
LS n. 241
7
muestra. Estamos en el centro temporal del misterio Pascual! Tiempo de la semilla caída en
tierra. Tiempo de penumbra, espera al alba, significa saber estar pacientemente
Aparentemente por todo ese tiempo todo calla, porque el mal, el Maligno pareciera que han
triunfado. Pero para quien sabe estar firme en la espera se está gestando una nueva creación.
Dios cumple su creación porque entra allí en el punto más lejano de Él mismo y lleva la vida;
finalmente es la salvación, la salud!!! Es el Reino incoado/empezado en ese germen de vida
pequeño, destruido, no el de la gloria, el de la plenitud, es ubicarnos en la lógica de las
parábolas del Reino: semillas, trigo y cizaña, levadura, grano de mostaza, etc. Es el puntal que
hay que anunciar hoy a los cuatro vientos desde nuestra pequeñez y fragilidad.
Es el Espíritu el que obra la nueva vida, y nos invita a despojarnos de nuestros temores, a no
escuchar nuestros miedos y sí abrirnos a la escucha del deseo de vida y de amor que nos llega
de Dios y es en Dios.
Esa vida latente en el cuerpo martirizado del Cristo (recordemos las palabras de Jesús: la “niña
no está muerta, sólo duerme”). “El Señor descansa”, “ese día descansó de toda su obra” (Gn
2,2). Esa es la quietud de Jesús, de quien ha constatado que hizo todo bien, y esa paz es lo que
llevamos dentro, cada día. Es la calma perfecta de un corazón sin miedo, que no se paraliza
porque “todo está cumplido”. Experimentamos la liberación de nuestros límites, pecados, de
nuestro masoquismo destructor. Somos memoria de la liberación recibida, para a su vez ser
liberadores. “El sanador herido” de Henry Nouwen. Llama@s en la historia para permanecer
sosteniendo el Cuerpo martirizado del Señor.
Necesitamos mantener esta memoria:
a) Porque el cristianismo es la religión de la actualización del recuerdo de la vida de
Jesús, desde la Encarnación hasta la Pascua. Es la memoria de un Dios débil y
solidario con los sufrimientos en la historia de los excluidos y olvidados y, su
posicionamiento del lado de las víctimas “para que no se repita”, el “nunca más”,
el “ni una menos”, y tantos otros clamores.
b) Para seguir cultivando la nostalgia, el deseo de Reino, que aspira a recuperar el
sueño de una nueva creación, donde no habrá más tristezas ni llanto (Ap 21,1-8).
c) Porque Dios es un Dios de vivos y no de muertos y por eso nos convoca al
presente, al cotidiano, al corazón de la vida y nos cita de manera desconcertante,
sorpresiva, para seguir actualizando, haciendo historia, reproduciendo gestos,
siendo rostro, palabra.
d) “Hagan esto en memoria mía”, “esto es mi cuerpo” en su realización histórica, es
necesario situarse desde ahí, convivir, sufrir en carne propia la injusticia, y por
ello seguir-perseverar esperando…

Retrato de nuestro momento histórico


La afirmación de la muerte de Dios resuena, cada vez con más fuerza, a lo largo de nuestra
época. Con Nietzsche (+ 1900) en La Gaya Ciencia queda más patente, con su famoso texto:
«¡Dios ha muerto! ¡Sigue muerto! ¡Y nosotros lo hemos asesinado!… ¿No veis oscurecer,
cada vez más, cada vez más? ¿No es necesario encender linternas en pleno mediodía?… ¡Dios
ha muerto y nosotros somos quienes lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos, nosotros,
asesinos entre los asesinos? Lo que el mundo poseía de más sagrado y poderoso se ha
desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién borrará de nosotros esa sangre?...».

8
Cincuenta años después se comienza a construir una «teología después de la muerte de Dios»,
que progresa y anima al hombre a ocupar el puesto abandonado por él12.
La Deposición, no deja de ser el día de la muerte de Dios. Ratzinger escribe: “¿No es éste, de
forma especialmente trágica, nuestro día? La impotencia de Dios, a pesar de que es el
todopoderoso, constituye la experiencia y la preocupación de nuestro tiempo… La tiniebla
divina de este día, de este siglo, se convierte cada vez más en un desafío que interpela nuestras
conciencias. Pero, a pesar de todo, tiene en sí algo consolador: la muerte de Dios en Jesucristo
es, expresión de su radical solidaridad con nosotros. El misterio más oscuro de la fe es,
simultáneamente, la señal más brillante de una esperanza sin fronteras”.
Todavía más: a través del naufragio del viernes santo que se extiende en un silencio mortal
que abarca hasta el sábado santo, se puede comprender quién era Jesús realmente y qué
significaba verdaderamente su mensaje. Dios debió morir por c/u para poder vivir de verdad
en c/u.
Albi, Albi, es una entrega que se hace Eucaristía: sacrificio, memorial y acción de gracias.
Contemplando María con su Hijo en sus rodillas, pidamos a Dios, los unos por los otros,
para que nos evangelice y así poder ubicarnos en la realidad no desde la lógica de
la muerte, sino desde la lógica de la debilidad y la creatividad fecunda y seminal
del Evangelio.

Somos menos que nada, porque la nada no ofende a Dios


A través de esta frase M. Gérine nos deja asomarnos a su propia “celda” del conocimiento
interior, conocimiento que la lleva a la “casa del conocimiento de si en Dios y de la bondad
de Dios en sí”, como escribió Catalina. Y será esta Maestra que nos abrirá la “ventana” que
nos permita asomarnos a la interioridad de la Madre.

Hecho
Llega a Albi un ilustre dignatario eclesiástico a visitarla en Albi y entre tantas cosas le dice
que es analfabeta, que habla mal, etc.13

Palabras
39. Madre Gérine, hija de Domingo, se puso en humilde escucha de la Sabiduría que habla en
la vida de los simples y ha seguido sus caminos.
79. “Yo soy Aquel que es, tu eres aquella que no es” 14.
Esta profunda verdad, revelada a Sta. Catalina, nos invita a reconocer nuestra pobreza de
creaturas dependientes, que todo lo reciben gratuitamente de Dios. Incluso el perdón,
la reconciliación.
Para profundizar las palabras de la Madre nos remitiremos a:
“Yo soy la que no soy (Ex 3,14), y Tú el que eres; por tanto, emprende la acción de
gracias a ti mismo concediéndome que pueda alabarte. Que tu voluntad te obligue a
hacer misericordia al mundo... Pequé contra el Señor; ten misericordia de mí”. Oración
XXI

12
Cfr. Joseph Ratzinger, Ser cristiano, ed. Sígueme, Salamanca 1967, pp. 87-97
13
Leer Menos que nada a p. 64
14
B. Raimundo de Capua, Legenda Maior, n. 92
9
“Como consecuencia del conocimiento de nosotros mismos, el alma se humilla al
reconocer su imperfección y que por sí misma no existe, pues ve claro que ha recibido
de Dios su existencia, y por ello reconoce también la bondad de Dios en ella. A esa
bondad divina le atribuye su existencia y todos los dones que a la existencia se han
añadido”. Carta 37 de Catalina al monje Nicolas de Ghida.
“Yo soy el que Soy, y vosotros no tenéis existencia por vosotros mismos, sino que habéis
sido creados por mí, que soy el Creador de todo lo que tiene ser, excepto del pecado,
pues éste no tiene propiamente existencia al no haber sido creado por mí. El pecado no
existe dentro de mí, y por eso no es digno de ser amado. La criatura me ofende, porque
ama lo que no se debe amar, esto es, al pecado... No puede, sin embargo, apartarse de
mí. Se halla en poder mío, para justicia por sus culpas o para mi misericordia”. Diálogo
XVIII
Sobre el pecado como negación, como la nada, insiste la Santa en todos sus escritos de las
más diversas maneras. “Por el cual entró la muerte en el mundo, y así la muerte alcanzó a
todos los hombres, en cuanto todos los hombres pecaron” (Rm 5,12). Mirando a la Virgen de
la Piedad, también encontramos en esta imagen la “nada” de nuestra creaturalidad, y de
nuestro pecado.
Es en la tranquila persuasión de la propia nada y en la amorosa contemplación de la bondad
de Dios que encontramos en M. Gérine ese rasgo AUDAZ, casi atrevido que la hice ir siempre
un poco más allá de lo esperado (pobre mujer semianalfabeta), de lo permitido (fundar
surcando mares y traspasando fronteras geográficas, mentales: fundadora de otra
congregación a Gramond). La audacia va relacionada con la fortaleza. La verdadera fortaleza
cristiana es un tipo de valor, de audacia espiritual. La virtud de la fortaleza frena el impulso a
abandonar las acciones dirigidas a la búsqueda del bien frente a los obstáculos. Al mismo
tiempo, la fortaleza modera las acciones atrevidas y audaces. Así, la fortaleza se ocupa del
miedo y de la audacia, impidiendo el primero e imponiendo un equilibrio a la segunda.15
Unas hermanas, en Mozambique, ante su decisión de irse ante el avance de la guerrilla y el
entorpecimiento de poder trabajar en el pequeño hospital, el jefe de la tribu las interpeló: ¿Qué
hace la madre cuando el hijo está mal y se está muriendo? ¿Se va? ¿Lo deja? M. Gérine
entendió que ante la humanidad doliente, muerta, se tenía que estar. Porque justamente allí
donde no se puede hacer más nada es donde comienza algo nuevo. Imaginemos el momento
y miremos la imagen y dejémonos tocar, no hay más nada para hacer, lo hizo todo Jesús.
Entonces el problema es sólo “permanecer”, y son sólo los pobres, los humildes “anawin de
YHVH” lo que pueden permanecer, estar. Y ahí nace la “com-pasión” que es el principio de
cada acción: sentir el otro como a ti mismo, es la misma mirada que Dios tuvo sobre el mundo,
una mirada del Padre, pero que es del Hijo y que viene dado a María que tiene la misma com-
pasión de Dios, aquella que Dios tiene para nosotros (“Ella nos conduce a contemplar los
Misterios de la salvación con la mirada fija en la Virgen de la Piedad, para que también nuestro
corazón, a semejanza del suyo, sea forjado por la compasión”16). Y es propio aquí que uno
muere: “estoy crucificado con Cristo…” es decir, querer estar en el mismo lugar que Él, en la
cruz. Y aquí muere el “hombre viejo” y se despierta el corazón compasivo. Tenemos más luz
para entender como pudo vivir sus últimos años en Carcassonne.
Una gran intuición la de la Madre, si somos nada nos podemos conmover porque tenemos el
espacio existencial para acoger, para abrazar… el pecado original y originante de la soberbia
no tiene lugar, no puede matar.

15
Summa theologiae, IIa-IIae, q. 123
16
cfr. Const. n. 50 final
10
La Madre entendió en su “vida simple” la ley del evangelio ser “débil y necio” porque el amor
es débil e insensato, está delante de la muerte/pecado con la única fuerza que vence la muerte.
Es la aceptación de lo que somos, es lo que genera vida desde el amor que vence la muerte.
Porque es la debilidad y la necedad del Cristo crucificado la verdadera potencia y la verdadera
sabiduría del amor que vence la muerte (1 Cor 2,18-25). Nada frente al Todo, un nada que se
vuelve Todo.
Esta conciencia de “menos que nada” es la que la hace audaz en la “humilde escucha”, no
tiene nada que perder, porque ya perdió todo, entregó todo…, Soltar es dejar espacio,
desalojar, desprenderse… A veces con lo que ya tenemos está ocupado todo nuestro espacio
físico, afectivo, mental… no hay lugar, no hay capacidad.
La nada como desprendimiento, como útero que se hace espacio, vacío… para que la vida
cuando venga tenga lugar! Es un itinerario de pérdidas, es elaborar adecuadamente los duelos
para poder soltar un itinerario que transita de la nostalgia a la fe, del duelo a la esperanza, del
vacío a la comunidad, del silencio al anuncio. Es adentrarnos en la espiritualidad del soltar,
como M. Gérine soltando hermanas, proyectos fundaciones, la Congregación. Vivir soltando,
es decir poder acoger a lo nuevo y a lo que despunta como alternativo hoy. Solo soltando
podemos abrirnos al futuro. Si no soltamos, ya no nos cabe más nada, estamos “llenos”,
repletos. Es la nada que reconoce la dependencia absoluta y ontológica para que esa nada sea
hueco habitable y no desierto estéril.
Si no, no hay lugar para el aprendizaje, para el camino, para el cambio, queda estático, con la
rigidez de la muerte. Lo opuesto de lo que nos dice el numerito de las Constituciones: “se puso
en humilde escucha de la Sabiduría que habla en la vida de los simples y ha seguido sus
caminos17”. ¡Sabiduría!
Quien se sabe “menos que nada”, tiene como actitud de fondo capacidad de aprendizaje, y me
refiero sobre todo a la resiliencia, que hace brotar siempre vida nueva donde parece no haber
más que despojos. Es la capacidad humana para hacer frente a las adversidades de la vida,
adaptarse, superarlas o incluso ser transformado por ellas, accediendo a una vida significativa
y productiva18. Es la capacidad de regenerarse que tiene la vida; atentas/os a lo emergente,
que siempre nace pequeño y frágil y demanda cuidado y ternura. Es siempre de lo más
pequeño que surgen las cosas grandes, de las situaciones menos pensadas que se gesta lo
inédito. Así como la Resurrección que tiene algo de seminal en el cuerpo laxo de Cristo. La
explosión de la vida se cuela por las grietas, como las semillas que florecen en las grietas de
los muros o que parten las piedras.

Dios Proveerá (confianza y abandono)


Hechos
Era una frase típica y bastante frecuente de M. Gérine y que dice mucho de esta confianza que
la habita: “Dios proveerá”. Ej.: curación de la esposa del Conde de Gardés, este le pregunta
que puede hacer por ella, la Madre responde muy confiada: “Una fundación en Lisle de Albi”.
Otro ejemplo: cuando la Madre y las primeras hermanas recién llegan a Albi. Viven en la
“Marmita”, conocida con ese nombre porque allí había funcionado una cocina popular. Es una
casucha ubicada en un callejón sin sol, en un antiguo barrio de Albi, “el mobiliario, ofrecido

17
Cfr. Const. al n. 39
18
Viene de la ciencia, y es la capacidad que tienen los metales, a altos grados de temperatura, de disolverse y
alearse en algo nuevo. El término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que, a
pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos (Rutter, 1993). 11
por la población, era viejo y muy rudimentario. La entrega de las tres hermanas a la misión,
al cuidado de los enfermos les procura escasas entradas materiales, tanto que el pedido del
Padre nuestro: “Danos hoy nuestro pan de cada día” resuena a menudo en la capillita de la
Marmita no solamente con el acento de la devoción, sino también con aquél que denota una
urgente necesidad”19.
Cuando finalmente el crecimiento de la naciente congregación obliga a buscar un lugar más
amplio y apropiado, Madre Gérine no duda en elegir un antiguo convento de los frailes
dominicos que había sido confiscado en los tiempos de la Revolución. A pesar de no tener ni
un centavo, tan grande era su confianza que se lanza en la transacción y después de muchos
episodios más o menos confusos (enfrenta incluso un juicio por compra ilegal), no duda en
confiar en la Providencia para encontrar la suma requerida. Muchas veces, durante este
episodio, repetía “Hijas mías, confíen, Dios proveerá.”
Se podrían dar decenas de ejemplos de esta audacia de nuestra Madre Gérine, sobre todo
cuando envía a sus hijas a sus lugares de misión. Siempre acompañaba sus envíos con palabras
fuertes: “No tengan miedo, confíen, no están solas…”

Palabras
También aquí, encontramos en los escritos de Sta. Catalina varios párrafos dedicados a la
pobreza y sus distintas acepciones, especialmente en el IV Tratado del Diálogo (n. 135-152)
que termina con un fuerte llamado al abandono: “Sé fuerte y alégrate en mí, pues soy tu
defensor y consolador”.
“Dios Proveerá” está en íntima consonancia con la frase anteriormente mencionada “Somos
menos que nada”, con la diferencia que aquí podemos atisbar a las consecuencias prácticas
del no ser nada y todo esperar activamente de Dios. La Providencia va a ir a tocar el cómo
vivimos nuestra pobreza, el desprendimiento:
- no solo nuestro confiar en el día a día nuestra subsistencia, confianza en la Providencia:
transparencia, justicia y caridad20;
- reconocer gratamente en los acontecimientos la “mano” de Dios,
- soportar la precariedad con alegría
- la disponibilidad... a Dios y a los hermanos en una espera activa
- el gozo de la libertad
Madre Gérine vivió la pobreza evangélica, abrazándola intensamente: nace en gran pobreza
dentro de una familia numerosa, se queda satisfecha en recibir la formación de los pobres y
luego sabrá compartir con los pobres hasta las limosnas que recibe. Leamos algunos números
de las Constituciones de las hermanas:
78 Madre Gérine reconoció en el grito de los pobres, la llamada del Espíritu a hacer visible
la misericordia del Padre. Repitiendo incansablemente “Dios proveerá”, nos anima a
confiar en la Providencia y a acoger serenamente la inevitable precariedad que la pobreza
comporta.
85 …La pobreza nos hace disponibles, en una esperanza activa y confiada, a Dios y a los
hombres, y nos hace libres para el Reino.
211 …Una administración vivida con confianza en la Providencia, -como lo quería Madre
Gérine y llevada a cabo con transparencia, justicia y caridad-, es anuncio evangélico para
nuestro tiempo.

19
Menos que nada, p. 47ss.
20
Const. n. 211
12
“…nos hace disponibles, en una esperanza activa y confiada, a Dios y a los hombres” (Const.
85). Acoger la precariedad, hablamos aquí tanto física, como existencial, esa que nos deja la
sensación de la intemperie. Notorio cómo para la Madre la pobreza material es el reflejo de
ese abandono/confianza en el Dios Providente. Pero esta actitud es muy exigente, exige una
mirada de fe, contemplativa, teologal, una “esperanza activa, confiada”…
La Madre está acostumbrada al silencio de Dios: sabe que Dios calla y sabe esperar a Dios.
Está acostumbrada a la fe oscura, y no deja de caminar porque de momento no vea la luz. Nos
enseña con su vida que hay que ser contemplativo y pobre mendicante! Aunque implica
precariedad/necesidad que es “aquí y ahora”.
Pero la Madre no tiene la virtud de la crédula incauta. Ella sabe diferenciar entre la apariencia
y la realidad, por eso, como María, puede creer que, aunque el cuerpo del Señor yazca muerto
y desfallecido en sus rodillas, Cristo está realizando su victoria más allá de nuestra mirada y
está derribando las puertas de la muerte y rompiendo las cadenas que esclavizan a los hombres.
¡La espera activa! “Expresamos así nuestra confianza en que existe un sentido en cada
realidad” (Const. 41). Ha aprendido a esperar sólo en Dios y no le crea dificultad que se le
vayan cayendo una tras otra sus pequeñas esperanzas, porque sabe que, cuando no quedan
esperanzas humanas, es la hora de Dios, Dios provee. Y la esperanza no defrauda, porque la
salvación viene de nuestro Dios y no de nuestras vanas agitaciones.
Como María, M. Gérine ha guardado en su corazón la Palabra de Dios, cree en ella más que
en lo que ven sus ojos o siente su corazón; por eso ante el dolor, el fracaso y la muerte no
olvida la promesa del Señor: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por
los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días” (Mc 8,31).
No puede temer, porque sabe que tiene una referencia en Aquella que supo aceptar todo el
dolor de la muerte de su Hijo, colaborar con él en la salvación del mundo y esperar en silencio
la respuesta de Dios, que sabía que había de llegar. Es la experiencia de vida, sea en el 1879
de Albi, incluso la más reciente.
Madre Gérine no conoce el temor ni por ella ni por sus hermanas: no conoce el miedo al
futuro. Se abre totalmente a lo desconocido, porque está segura que Dios sigue actuando con
ella, con sus hermanas. No se paraliza ante la misión, los llamados, pretextando ignorancia,
no preparación. Se sabe acompañada por esta presencia tierna y atenta de Dios que nunca
abandona a sus criaturas.

Allez Allez Petites (audacia apostólica/”salir”)


Hecho
Cuando Madre Gérine viaja a Roma para solicitar la bendición papal para su naciente familia
de hermanas dominicas, recibe del Papa Pío IX esta precisa recomendación: “Vaya, hija mía,
y dedíquese a extender su instituto lo más que pueda”. “¡Lo más que pueda!” La Madre Gérine
se abocará a ese envío con todas sus energías. Allez, allez petites, es el eco de esta
recomendación.
Escribe Sto. Tomás que el bien es difusivo en sí mismo21. Y vemos que en la Madre se
cumplen a la perfección. La veremos en acción abriendo comunidades en un ritmo encalzante,
un desplegarse de fundaciones meteóricas, pero paradojalmente estas le van complicando cada
vez más a ella. Veamos las palabras y la realidad22:

21
“Bonum esse diffusivum sui et esse” (Summa contra gentiles I, c.37, n.5); “Bonum est diffusivum et
communicativum sui”(y Summa Theologiae I, q. 73, a. 3, arg. 2).
22
Bohonome a p. 31-37
13
En realidad, desde los inicios, nunca puso límites a su respuesta misionera e itinerante. Ya de
niña con un padre trabajador golondrina aprendió la itinerancia siguiendo las rutas que
llevaban al trabajo y al pan en la mesa. Ella dejará pronto la escuela, posteriormente su casa,
y después su comunidad de terciarias en Chaudesaigues. Seguirá itinerando cuando se instala
en Toulouse, una gran ciudad, un mundo opuesto a su experiencia “provinciana”… Después
emprende otro viaje a Albi, y de allí, va fundando, abriendo nuevas comunidades, variando la
actividad. En 20 años, se realizan 22 fundaciones sólo en el sur de Francia y moviliza a sus
hijas para responder con generosidad a estos llamados.
No duda en enviar a jóvenes apenas salidas del noviciado a lugares remotos, confiándoles
muchas veces responsabilidades. Y les repite gozosa, “vayan, vayan hermanitas…” es decir,
“no se queden cómodamente instaladas en su casa, salgan, vayan al encuentro del hermano
que sufre, al encuentro del pobre que necesita de una presencia fraterna, de una palabra de
esperanza, de un gesto de cariño que le diga la ternura del Padre. No midan sus fuerzas, nos
miren demasiado su límites, su falta de preparación”. Del mismo modo, no duda en enviar
incluso más allá de las fronteras a 2 jóvenes novicias que envió en 1850 a Florida, California
(¡del otro lado del Océano!) para responder a un llamado urgente de un obispo dominico.
Italia, 1862: al llamado de la esposa del Emperador Napoleón III que tenía una posesión en
Civitanova, Italia, para la atención y escolarización de los niños pobres. De allí, se multiplican
rápidamente las fundaciones hasta llegar en pocos años a tener 15 comunidades en el territorio
de Italia.
Y autoriza a una hermana francesa Catalina Attané a viajar a Uruguay (1874) para acompañar
a una enferma, sin imaginar que sería la semilla de una presencia fecunda en este continente
En el mismo año envía 5 hnas. Italianas y sucesivamente 5 hnas. francesas. Rápidamente abre
el noviciado.
Argentina, 1875: desde Montevideo su abre una casa en Buenos Aires, en el barrio Flores,
como un “asilo de misericordia”.23

Palabras
Revestida del Espíritu, perseverante en la oración como María, sale movida por la
misericordia. Orienta la misión por encima de los límites políticos, sociales y geográficos
porque la caridad no tiene fronteras. Profundamente enraizada en la humanidad, nos invita a
conectarnos con nuestra propia humanidad hecha de fortalezas y debilidades asumidas
gozosamente. Nos repite que ningún límite puede ser obstáculo para salir y compartir lo que
nos hace vivir. Quien sale va al encuentro, es parte de la experiencia que va haciendo humanos.
Su actitud es la de estar en camino, un “viaje existencial” hacia lo incierto, la aventura, el ver
y escuchar y acompañar a lo largo del camino, se encuentra con nuevos modos de mirarse,
pensarse, relacionarse… hacer nuevas re-lecturas…
Es audaz la persona movida por un impulso casi irresistible, que brota de su propio interior y
la lleva a lanzarse hacia una meta atrayente, sin ceder ante los riesgos, no ignorados sino
descartados de hecho… La fe auténtica es audaz porque es apostar por algo que no vemos
claro, es comprometerse en totalidad en un gesto de entrega a ese mismo Dios…24
La persona valiente muestra grandeza de espíritu en los buenos tiempos, pero también
resoluciones mayores en los tiempos difíciles. Y como las situaciones difíciles pueden
extenderse incluso más allá de un largo período de tiempo, la resistencia frente al mal

23
Cuadro de la p. 8-9 de “En hommage a Mere Gérine”.
24
Hna. Lucila Maria del Carmen, Una mujer Audaz p.11
14
proporciona uno de los bancos de prueba más fuertes destinados a conservar la virtud,
perseverar. Por consiguiente, la perseverancia incluye asimismo la virtud de la longanimidad,
que refuerza la aceptación de la dilación del esperado alivio del sufrimiento, y la virtud de la
constancia, que asegura contra la amenaza de ulteriores obstáculos que pudieran diferir el
encuentro de alivio a las dificultades. También hace relación con la paciencia cristiana. De la
Madre se decía “Que buena es”.
La tradición asocia la fortaleza con la cuarta bienaventuranza: “Bienaventurados los que
tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados” (Mt 5, 6). Así, se nos recuerda que el
don de la fortaleza se dirige, principalmente, a la realización de la justicia evangélica en el
mundo.
La fortaleza se dirige a lo que es arduo. Dice santo Tomás: «Ahora resulta bastante laborioso
que alguien no sólo realice obras virtuosas, llamadas generalmente obras de justicia, sino que
las realice con un deseo insaciable, que puede ser llamado hambre o sed de justicia25». Dado
que el Espíritu Santo ayuda a los que se encuentran frente a la adversidad en la consecución
de objetivos buenos, este don escatológico asiste a los que trabajan en la viña de la Iglesia”.26
Afirmar que Madre Gérine fue una mujer audaz, es un hecho que podemos recoger a lo largo
de su existencia. Es porque experimenta un llamado interior y una energía apremiantes que se
siente movida a abrir caminos de anuncio de la ternura y misericordia del Padre. Y lo hace
siempre poniéndose en manos de Dios, con clara convicción de su pobreza y debilidad pero
confiando totalmente en el amor del Padre. Se siente atraída por la figura del Patriarca de los
Predicadores siempre angustiado porque los hombres no conocen el amor apasionado de Dios
y empujado a dedicar su vida a la revelación de este amor.
¿De dónde saca tanta energía y fuerza para aventurarse en estas fundaciones? La Madre
contempla muchas veces a María, modelo de mujer fuerte y tierna. En esa escuela ha
desarrollado una exquisita feminidad, detrás de una corteza fuerte y vigorosa, que no se niega
a la maternidad en Cristo y aun a las delicadezas de una afectividad madura. Además, es una
intuitiva, que discierne como por instinto la voluntad de Dios, conoce su voz y la sigue. No
desdeña la consulta a expertos, obedece con rectitud y fidelidad a las autoridades de la Iglesia,
escucha humildemente los consejos de los más próximos; pero a la hora de decidir, “sabe”
con una fe firme que Dios no la dejará sola. Y con la simplicidad que revisten todas sus
empresas, desplegará la rara audacia de su carisma fundacional que la empuja constantemente
a ir más allá de lo que parecía posible o razonable…
Les invito a releer también su propia existencia y ver cómo vivimos nuestros compromisos, si
les ponemos muy rápidamente límites, fronteras, con argumentos de razón y de lógica. Tal
vez pueden preguntarse.”27
1 ¿Qué significa para mi/nosotros este “Somos menos que nada” y “Dios proveerá” ¿A
qué me/nos invita?
2 En nuestras hogares/comunidades descubramos las dimensiones de este abandono a la
Providencia, las diferentes notas antes enumeradas.
3 A qué nos invita el Señor para responder con más generosidad a su llamado a sembrar
el anuncio de su misericordia hoy? ¿Qué miedos, qué reticencias estamos invitados a
superar? ¿Cómo siento esta invitación de Madre Gérine: “Vayan, vayan…”

25
Summa Theologiae, IIa-Ilae, q. 139, a. 2
26
Pieper, Josef. Las Virtudes Fundamentales, Rialp. Madrid 201210, cfr. La virtud de la fortaleza.
27
Hna. Suzanne Caizergues encuentro formativo a las hermanas formadoras y también a las hermanas en
preparación intensiva a los votos perpetuos, recogida en mayo del 2011. 15
El mal, la injusticia, la violencia, el sufrimiento existen en nuestra historia pero no tienen la
última palabra sobre ella.
La ternura de Dios es más poderosa y ella es nuestra esperanza, ella no sostiene en los túneles
más oscuros de la vida desde dentro, atravesándolos. Dios es nuestra esperanza, el Dios de la
vida que la ama y nos ama hasta el extremo y cuya pasión es la esperanza que nos regala como
un don contra toda desesperanza (Rm 4,18) si nos abrimos a ella. Pero la esperanza no es una
propiedad privada sino un regalo comunitario, colectivo, un bien común. Así como el carisma
y las características que el carisma conlleva.

16

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