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CUARTA CAMARA DEL TRABAJO - PRIMERA CIRCUNSCRIPCION DE MENDOZA

PODER JUDiCIAL MENDOZA

foja: 240
CUIJ: 13-04295169-7((010404-158485))
DOMINGUEZ CLAUDIO ROLANDO C/ LA SEGUNDA ART SA P/ DIFERENCIA DE INDEMNIZACION
*104368379*

IMPUGNA PERICIA
TRASLADO ENVIADO POR MAIL

Excma. Cámara CUARTA


DANIEL ALEJANDRO GRZONA, por La Segunda A.R.T. S.A., en autos n°
158.485 caratulados: “DOMINGUEZ, CLAUDIO ROLANDO C/ LA SEGUNDA ARTS.A. p/ ACCIDENTE-.”, a V.E. digo::
I.- Que impugno el dictamen pericial presentado por el perito psicologo designado en
autos.-
II.- Las pericias médicas que se suponen deben auxiliar al Juez, no son de ayuda cuanto
emiten opiniones infundadas, destacando que el fundamento de la opinión, para ser válido, debe apoyarse en
documentación médica y/o de otro tipo que el perito ha visualizado y constatado.-
III.- Consideraciones médico-legales:
Destaco que la presente impugnación ha sido realizada con la ayuda profesional
del la lic. Laura Gomez ,, hecho que declaro bajo fe de juramento y que reproduzco ut supra:
I) Con respecto a las Técnicas de Psicodiagnóstico administradas, la perito psicóloga no incluye en el
desarrollo de su informe ninguno de los protocolos de los tests que indica haber administrado y
evaluado. La perito no puede justificar esta situación refiriéndose al secreto profesional, ya que en el caso
de una litis el mismo se encuentra relevado; en todo caso, debería haber presentado los protocolos en sobre
cerrado y sería el Excmo. Tribunal quien decidiría respecto de poner los mismos a disposición de las partes.
En definitiva; la no presentación de protocolos firmados con fecha cierta por el actor invalidan total y
absolutamente los conceptos que la perito ha enunciado, a las cuales agrego el siguiente antecedente
jurisprudencial:

"Los dictámenes periciales deben estar fundados en principios, razones y fuentes científicamente
demostrables, razón por la cual es de su esencia que los informes queden sometidos adecuadamente al
control de las partes, por lo que respecto de la producción y control de la prueba pericial, rige el principio de
la bilateralidad. El nombramiento del perito depende del juez, puede ser designado de oficio, o a pedido de
cada parte y aparece como técnico imparcial, que responde con objetividad los puntos sometidos a
consideración" (S.C.J. - CASTRO ADALBERTO Y OTROS EN J: CASTRO ADALBERTO Y OTS. EN J: Expediente:
57095 Ubicación: S263-093 Fecha: 1996-02-05).

“En suma, su obligación principal: es la de entregar su informe, con los fundamentos científicos y bajo la
forma que determinen los Códigos Procesales y las condiciones de su designación. Debe asumir el secreto de
confidencialidad para preservar situaciones de intimidad de las personas que puedan, mediante el
develamiento de datos, hechos o actos, etc., violar el derecho personalísimo de personas involucradas en el
pleito o generar situaciones de discriminación (debe advertir al Magistrado sobre estas cuestiones con
privacidad, verbigracia: mediante sobre cerrado con la consigna que solo son de conocimiento del
Magistrado, para que éste decida la publicidad de aquellas situaciones o no).

Como complemento de su pericia, debe entregar todos aquellos materiales de los que se valió (croquis,
historias clínicas del paciente en diversos hospitales, etc.) que puedan ser de utilidad para la comprensión
del informe por las partes y el Magistrado, salvo cuando estos mismos integren el informe (historia clínica
labrada durante el peritaje), pues en este caso es un elemento principal y no complementario de aquella.”[1]
Se considera que es oportuno, en todo informe pericial de evaluación, acompañar el porcentual que se
determina, señalando a la autoridad judicial, en qué consiste la incapacidad psicológica, precisando aquello
que el evaluado puede y no puede realizar en las diversas fases de su quehacer actual (en términos
psíquicos), utilizando ejemplos claros, precisos e ilustrativos (regla Defillipis Novoa), acto que la perito no
realiza. Al no haber daño psíquico, no se puede hablar de incapacidad. “Para que el daño psíquico sea
indemnizado independientemente del moral, debe configurarse como consecuencia del siniestro por causas
que no sean preexistentes y en una persona que presente luego de producido el hecho- una disfunción, un
disturbio de carácter psíquico permanente”. C.N.C. SALA I 02-07-08.

II) Diagnostica una RVAN Grado III. Las reacciones vivenciales derivan de un trastorno de estrés
postraumático, no de un trastorno depresivo mayor: “1. — REACCIONES O DESORDENES POR ESTRES POST
TRAUMATICO
Serán reconocidas cuando tengan directa relación con eventos traumáticos relevantes que ocurran en el
trabajo, ya sea como accidentes, o como testigo presencial del mismo. Constituyen una enfermedad,
reconocida oficialmente por el DSM III, y la CIE 10 (OMS), que tiene una etiología, una presentación y un
curso, así como un pronóstico y resolución.
En general tienden a adaptarse a su nueva realidad, y la gran mayoría de los pacientes mejoran al cabo de
tres a seis meses, sin secuelas.
Un grupo menor de casos evolucionan a una NEUROSIS POST TRAUMATICA, la que sí determina algún
grado de incapacidad para el trabajo.
Serán consideradas para su evaluación como REACCIONES VIVENCIALES ANORMALES comentadas a
continuación.” [2]
Es decir, que para que exista una reacción vivencial anormal, debe existir primero un accidente laboral que
provoque una enfermedad profesional o un trastorno de estrés postraumático (TEPT) que así mismo derive
en una neurosis postraumática/reacción vivencial anormal. Si no hay TEPT no hay RVAN, ni DVAN.
La perito no menciona que el actor haya sufrido este cuadro, por lo que entonces el diagnóstico es
infundado.
III) Las RVAN grado III según el baremo tienen carácter reversible: “Son reversibles con el tratamiento
psicofarmacológico y psicoterapéutico adecuado”[3], a su vez le otorga incapacidad permanente. Considero que, de
ser así, la incapacidad no sería definitiva, por lo cual tal como la jurisprudencia lo ha señalado, se da lugar a un doble
e injustificado resarcimiento “En lo atinente a los gastos de tratamientos psíquicos futuros, los mismos resultan
improcedentes en razón del otorgamiento de una indemnización por la discapacidad psíquica, pues al tener este
último daño carácter de permanente, deviene abstracto fijar una suma a efectos de solventar un presunto
tratamiento” (CNCiv, Sala L, 30/4/92, “Tiscornia, María c/Arrambide, Gustavo Rogelio y otro s/sumario).
De allí que: “Cuando la pericia psicológica arroje que el peritado debe efectuar un tratamiento determinado en tiempo,
sesiones, y valor de cada una de ellas, lo aconsejable es que la suma de dinero que se de por el rubro de daño
psicológico equivalga al monto de tratamiento o terapia. Es decir, que se deberá enjugar dicha partida con la suma
correspondiente a la terapia” (Cám. Civ y Com., Sala I, 29.12.98. Bruno, Z. c/ Torres, B. y otros s/ Daños y Perj.)
Como señala la jurisprudencia en estos casos: “El daño psicológico debe ser valorado dentro de la indemnización del
daño moral, si el perito psicólogo determinó que el síndrome depresivo reactivo de características postraumáticas
sufrido por el damnificado, (…) es de carácter transitorio y puede ser superado mediante la realización del tratamiento
psicoterapéutico aconsejado" ("Gómez, Horacio Martiniano c/ Serantes, Pablo Alberto y otros", CNCiv., sala H,
09/06/2004, la Ley Online).
También: “La incapacidad psíquica para ser indemnizable debe ser permanente, como secuela irreversible, pues de lo
contrario una transitoria afectación susceptible de reparación, se traduciría exclusivamente en el costo del
tratamiento psicológico indispensable para superarla" ("Varela,Aurora I. c/ Ricard, Omar I. s/ daños y perjuicios",
CNCiv., sala A, 18/05/1994).
III) Se está otorgando tratamiento. La perito plantea: “Es recomendable que el actor realice un tratamiento
psicoterapéutico, para poder modificar los síntomas productos del accidente laboral, por lo que se recomienda que
realice tratamiento psicológico no menor a seis meses con una sesión semanal”. Si es posible una terapia de
apuntalamiento y de rehabilitación, ello abre felizmente muchas posibilidades de variación del cuadro en que se halla
sumido supuestamente el actor, en consecuencia, la apreciación del trastorno se afeblece. Si razonablemente es
viable la rehabilitación del estado anímico del sujeto, no cabe manejarse con un criterio riguroso respecto del posible
daño del mismo, ni mucho menos considerar que se está ante un cuadro psicológico permanente o irreversible. En
función de ello, cabe señalar que la fundada posibilidad de la mutación de dicha situación provoca restar atendibilidad
a una posible cronicidad o incapacidad, que puede razonablemente desaparecer en virtud del aludido tratamiento
mencionado. Y para que haya daño e incapacidad permanente se tiene que corroborar la irreversibilidad del mismo,
esto es lo que configura un cuadro nuevo y permanente, estructura fundamental del daño psíquico. Si no se halla lo
antedicho, no se puede establecer porcentaje. Por lo tanto, la valoración es de procedencia incorrecta.
La jurisprudencia ha establecido que… “cuando se encomienda un tratamiento psicológico, es porque se evalúa
suficiente para amparar un estado emocional y caracterología de base, sin patología psiquiátrica grave, ni padecer
secuela incapacitante neurológica, ya que el tratamiento adecuado propuesto está enderezado a que su personalidad
absorba y supere la situación lesiva. Constituye lesión psíquica que el sujeto enferme intelectual, afectiva o
volitivamente a raíz del hecho, más allá de los límites de la normalidad o del poder de la personalidad para absorber,
elaborar y superar la situación lesiva” (CCC. San Isidro, sala 2, “Rasch c/Quintana”, causa nº 106.343 del 4.12.08. RSD
5/08 en www.casi.com.ar).
Y en este punto se destaca la importancia del peritaje psicológico, ya que, si éste nada dice en cuanto a la duración o
“permanencia” de la privación psicológica, sino que, al aconsejar un tratamiento psicoterapéutico la incapacidad es
susceptible de poder ser superada, a los fines resarcitorios, no debe confundirse con el menoscabo físico “irreversible”
sufrido por la accidentada. (CCC. San Isidro, sala 2, “Rasch c/Quintana”, causa nº 106.343 del 4.12.08. RSD 5/08 en
www.casi.com.ar). Por ello se ha dicho que…” resulta improcedente indemnizar conjuntamente los rubros daño
psíquico y tratamiento porque al primero se lo repara en forma total sin que se requiera estar al resultado de la terapia
posterior, en tanto que el tratamiento sólo se torna indemnizable en función de que se determina dicho resultado para
así estar en condiciones de cuantificar la efectiva disminución remanente de la capacidad psíquica. (SCBA, 24/5/2006,
Ac. 90.471, "K, J. H. contra Pagano de Báez, Alicia y ot. Daños y perjuicios". JUBA, B28408).[4]
También: “La incapacidad psíquica para ser indemnizable debe ser permanente, como secuela irreversible,
pues de lo contrario una transitoria afectación susceptible de reparación, se traduciría exclusivamente en el
costo del tratamiento psicológico indispensable para superarla" ("Varela, Aurora I. c/ Ricard, Omar I. s/
daños y perjuicios", CNCiv., sala A, 18/05/1994).

IV) La perito realiza una “traducción” del diagnóstico a baremo, pero esto es incorrecto, ya que la patología
de baremo es una a diagnosticar, no a traducir. La conclusión final que realiza la perito es que el actor posee
un Trastorno Depresivo Mayor. Siendo que se refiere a éste en la contestación de los puntos de pericia,
podemos decir entonces que el actor no posee una reacción vivencial anormal (siendo esta otra patología).
Las reacciones vivenciales anormales que entran dentro del listado de enfermedades profesionales, son
aquellas que están en discordancia con el motivo que las provocó, tanto en CONTENIDO, DURACIÓN, e
INTENSIDAD. Tienen que ver con la manera en que el sujeto reacciona ante una vivencia, y esa discordancia
es lo que le da el carácter de anormalidad. Por lo tanto para establecer este tipo de patologías, debe
desarrollarse claramente la vivencia subjetiva y la reacción a la misma, creando un cuadro novedoso en el
psiquismo. Por eso es de suma importancia explicar y demostrar el nexo causal entre el hecho y el daño
psíquico. Una reacción vivencial anormal, como la mencionada en este caso, se trata de la manera que tiene
un sujeto de reaccionar ante un evento, fuera de la norma, es decir, de manera inesperada a cómo reacciona
la mayoría ante tal suceso. En las reacciones de ansiedad según el CIE-10 vemos que, para el diagnóstico de
esta, el enfermo debe tener síntomas de ansiedad la mayor parte de los días durante al menos varias
semanas seguidas. Entre ellos deben estar presentes rasgos de:
a) aprensión (preocupaciones acerca de calamidades venideras, sentirse "al límite", dificultades de
concentración, etc.)

b) tensión muscular (agitación e inquietud psicomotrices, cefaleas de tensión, temblores, incapacidad de


relajarse)

c) hiperactividad vegetativa (mareos, sudoración, taquicardia o taquipnea, molestias epigástricas, vértigo,


sequedad de boca, etc.).

Dichos síntomas no fueron hallados en el actor, por lo tanto, no correspondería el cuadro.

V) Habiendo pasado 4 años del momento del siniestro al momento de la pericia, ¿cómo puede ser que posea
una reacción vivencial? Es más, las Comisiónes Médicas fechas 12/1/2016, 18/1/2016, 7/7/2016,
30/12/2016. 8/9/2017 evaluaron al actor, y no hallaron patología psíquica. Es decir, que según la perito hoy
el actor posee una patología (reacción) que al año del siniestro no poseía. Siendo que las reacciones son
inmediatas, pasado el tiempo entraría dentro de lo que se llaman desarrollos vivenciales, cuestión que es
pasada por alto por la perito. Es un concepto fundamental en la valoración del daño y en la psicología
forense, de ésta manera, tendrá la perito que justificar tal diagnóstico (siendo que en cuestiones
nosográficas es inviable). Tal como lo establece la Resolución 762/2013 de la Superintendencia de Riesgos
del Trabajo: “Toda Reacción Vivencial Anormal Neurótica que superó el año de evolución se transforma en
Desarrollo Vivencial Anormal Neurótico"
VI) Para hablar de incapacidad laboral, se debe fundamentar la existencia de Daño psíquico, al que la perito
a mi entender, confunde con el daño moral. Según la definición que ha acuñado el Dr. Risso: “Síndrome
psiquiátrico coherente (enfermedad psíquica), novedoso en la biografía, relacionado causal o
concausalmente con el evento de autos (accidente, enfermedad, delito), que ha ocasionado una disminución
en las aptitudes psíquicas previas (incapacidad), que tiene carácter irreversible (cronicidad) o al menos
jurídicamente consolidado (dos años)”. Esta definición delimita lo que es y lo que no es Daño Psíquico. “La
figura jurídica de Daño Psíquico requiere como elemento tipificador la existencia de patología psíquica, la
presencia de un cuadro psicopatológico coherente, ya que signos aislados que no conforman una categoría
diagnóstica no son compatibles con la figura de Daño Psíquico. Tampoco lo son las molestias, el
sufrimiento, las preocupaciones, la afrenta a los sentimientos, los dolores intensos, los temores ante una
posible invalidez, los padecimientos propios de la rehabilitación, las aflicciones por cambios en la
dinámica familiar, la pérdida de autoestima, la afectación en valores éticos y morales, etc. que
verosímilmente el sujeto tuvo (en los momentos inmediatos al hecho) o tiene (hasta el momento de la
peritación psicológica), que constituyen el llamado Daño Moral y no es labor del perito psicólogo
determinarlo, aunque de detectarlo en su práctica pericial, puede informarlo al juez quien es el que, junto a
otras pruebas arrimadas al expediente, determinará o no la existencia de Daño Moral.”[5]

VII) El actor nunca solicitó asistencia psicológica, es decir que la ART no tuvo la posibilidad de evaluarlo y/o
asistirlo en caso que sea necesario. Más aún, el demandante ni siquiera presenta un certificado emitido por
psicólogo o médico psiquiatra que justifique solicitar una pericia psiquiátrica o psicológica en la presente
litis; ni siquiera se informa en la demanda razones objetivas y razonablemente certeras por las cuales se
solicita tal prueba pericial. Es razonable entonces pensar que el actor pretende incorporar una incapacidad
psiquiátrica que no existe, como modo de incrementar el porcentaje de global pretendido, el cual tampoco
ha sido debidamente demostrado.
Por todo lo expuesto anteriormente téngase por presentada la disidencia con respecto al dictamen pericial
presentado. Considero que la asignación de incapacidad psíquica laboral es arbitraria e injustificada.
Es todo cuanto tengo para informar,.
V.-.- Por lo expuesto a U.S. pido:

1- Tenga por impugnada en tiempo y forma la pericia.-


2- Se corra vista al perito y oportunamente se lo cite a la vista de causa
SERA JUSTICIA.-

[1] RESPONSABILIDAD DE LOS PERITOS JUDICIALES. Weingarten C., Ghersi C. Revista SIDEME N°7
Ene-Marzo 2011.
[2] Óp. Cit.
[3] 1 Baremo Ley 24.557 Decreto 659/96

[4] “LA SALUD DE LOS TRABAJADORES” Apuntes sobre SALUD MENTAL Y TRABAJO. Aproximación a la INCAPACIDAD
PSICOLOGICA y su ACTUALIDAD JUDICIAL. Luis A. Raffaghelli Juez de la Cámara Nacional Apelaciones del Trabajo.
Docente de Derecho del Trabajo. PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL DE DERECHO Y MEDICINA DEL TRABAJO
[5] Cuadernos de Medicina Forense Argentina • Año 3 - N° 1 (79-98) EL DAÑO PSÍQUICO: DELIMITACIÓN CONCEPTUAL
Y SU ESPECIFICIDAD EN CASOS DE ACCIDENTES DE TRÁNSITO, MALA PRAXIS MÉDICA Y DUELOS Lic. Silvia Castelao

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