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LA POESÍA CARIBEÑA COLOMBIANA, PLASMADA

POR GRANDES POETAS


“La literatura colombiana como manifestación de cultura, es mestiza, tropical y
diversa. La lucha constante entre los legados español, indígena y negro; y la lucha
misma en contra de las manifestaciones exteriores e interiores, producen la
constante búsqueda de una voz nacional.” (GARCÉS GONZÁLEZ, 2007)

A su vez, la literatura del CARIBE es una voz que expresa e implica esa inefable
naturaleza triéctnica del ser caribe, su historia, costumbres, su rebeldía y demás
elementos que componen a este gran individuo.

A partir de aquí, daré inicio a esté ensayo, tomando como referencia a algunos
poetas colombianos, tales como; Héctor Rojas Herazo, Rómulo Bustos Aguirre y
Giovanni Quessep; ellos son unos de los grandes representantes de la poesía del
caribe.

Se hace este ensayo; con el propósito de dar a conocer aún más de esta bella labor
que es la de escritor, donde nos enfocaremos en la literatura del caribe.

Empecemos con el vate Rojas; quien nos deja un testimonio a través de sus
palabras poéticas, sus despojos y sus podredumbres, pero igual deja sus
emociones y sus grandes obsesiones en la meditación de un hombre conocedor de
la materia y el color de los sueños y la imaginación como un breve dios modelando
otra arcilla, en la nueva Creación como lo menciona en el poema “El barro escoge
un hombre”:

El barro escoge un hombre, lo señala y madura,

le da su resplandor y su fuerza callada

y un poco de ceniza le derrama en la sangre.

A lo largo de su obra el poeta cobra su función de creador de mitos. Así, el mito de


la expulsión del paraíso, el mito de la ausencia de dios en el tiempo, el combate del
amor y la muerte en el cuerpo hacen de esta una poética más cercana al hombre
que al paisaje, sin otorgar ningún optimismo sino por el contrario creando
interrogantes sobre este oscuro tránsito del existir como lo dice en el poema “Súplica
de amor”:

Por mi voz endurecida como una vieja herida;

por la luz que revela y destruye mi rostro;

por el oleaje de una soledad más antigua que Dios;

por mi atrás y mi delante;

por un ramo de abuelos que reunidos me pesan;

por el difunto que duerme en mi costado izquierdo;

y por el perro que lame los pómulos;

por el aullido de mi madre

cuando mojé sus muslos como un vómito oscuro;

por mis ojos y mis dedos culpables de todo lo que


existe;

por la gozosa tortura de mi saliva

cuando palpo la tierra digerida en mi sangre;

por saber que me pudro:

ámame.

A su vez Poemas como “Cantinela del desterrado” nos dan fe de que el cuerpo es
tema central de la poética de Rojas Herazo, lugar de derrotas y conocimientos:

me pusieron mi ropaje de vísceras

y luego me dijeron:

camina, escucha, dura,

ganarás la lumbre de cada día con el sudor de tu


alma.
y heme aquí con un poco de barro semoviente,

con veinticuatro horas de jornal o de sueño,

con sesenta minutos en cada órgano,

con sesenta segundos de tic-tac en las venas:

Heme aquí con un poco de risa, de estupor y de


sombra.

Ahora hablemos un poco del poeta Rómulo Bustos Aguirre (Santa Catalina de
Alejandría, 1954), Él confiesa que en los cuatro años y medio que vivió en España,
mientras estudiaba Ciencias Religiosas, logró culminar dos libros. Uno que ya había
empezado a escribir en Cartagena: “Muerte y levitación de la ballena” (2010), y “La
pupila incesante” (2013), que escribió en su totalidad en España. Fue una
experiencia compleja porque a medida que avanzaba en el proceso de investigación
sobre el hecho religioso en el mundo moderno, abordaba esos mismos temas con
un tono reflexivo y filosófico en su poesía.

“La pupila incesante” es una bellísima publicación del sello editorial de la


Universidad de Cartagena, que reúne toda su obra poética escrita entre 1988 a
2013.

Un libro de belleza singular, moldeado con las hondas y crispantes perplejidades y


la sensibilidad de un ser excepcional como Rómulo Bustos Aguirre, una de las voces
poéticas mayores de la región Caribe y el país. Su obra ha sido reconocida con el
Premio Nacional de Poesía (Colcultura, 1993) y el Premio Nacional de Poesía de la
Asociación de Escritores de la Costa (1985).

Y, por último; la voluntad de Giovanni Quessep para rescatar influencias, tanto


temáticas como estilísticas, es sublime. Es un poemario hábilmente preparado para
encontrar paradójicos paralelismos y lanzarlos como si de poesía didáctica se
tratara. Con su pluma, evoca a clásicos de la tradición literaria o a autores de
generaciones cercanas. Los dibuja y los acerca a la voz poética protagonista de
cada poema. Es por ello que La alondra y los alacranes, por ejemplo, nos acerca a
los amantes suicidas de Verona y a las mariposas amarillas que rondaron a Mauricio
Babilonia en un poema que increpa a despertar de la ensoñación. Juega a la
provocación. Interpela por la vuelta a la realidad. Esa realidad que todos nos
preguntamos, al menos una vez en la vida, si será un sueño.

Estos grandes poetas, nos alienta a indagar más en este hermoso campo floral que
es la literatura y nos hacen sentir orgullosos de sus escritos, cada vez que los
caribeños colombianos leen algunos de sus fragmentos sus corazones se hinchan
de la emoción.

Lida Ospino

Literatura Colombiana I
BIBLIOGRAFIA

*GARCÉS GONZÁLEZ, José Luis (2007). Literatura en el Caribe colombiano:


Señales de un proceso (vols. I-II). Montería (Colombia): Universidad de Córdoba,
998 pp.

Rómulo Bustos Aguirre; La pupila incesante Obra poética (1988 - 2013)

HÉCTOR ROJAS HERAZO; antología

GIOVANNI QUESSEP; Quiero apenas una canción: antología (2010)

SINTESIS BIOGRAFICA; https://www.ecured.cu/H%C3%A9ctor_Rojas_Herazo

Ariel Castillo Mier: La literatura del Caribe colombiano: desfase abismal entre
creación y crítica / Universidad del Atlántico

JAMES J. ALSTRUM: La Poesía De Giovanni Quessep: El Tapiz Mágico De Colores


Y Música*/ Universidad Estatal de Illinois

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