GUÍA DE
ESTUDIO
COMPLETA
18-19
GOBIERNO Y POLÍTICAS LOCALES
CÓDIGO 69014062
ÍNDICE
PRESENTACIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN
REQUISITOS Y/O RECOMENDACIONES PARA CURSAR LA
ASIGNATURA
EQUIPO DOCENTE
HORARIO DE ATENCIÓN AL ESTUDIANTE
TUTORIZACIÓN EN CENTROS ASOCIADOS
COMPETENCIAS QUE ADQUIERE EL ESTUDIANTE
RESULTADOS DE APRENDIZAJE
CONTENIDOS
METODOLOGÍA
PLAN DE TRABAJO
SISTEMA DE EVALUACIÓN
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
RECURSOS DE APOYO Y WEBGRAFÍA
GLOSARIO
PRESENTACIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN
EQUIPO DOCENTE
Nombre y Apellidos SALVADOR PARRADO DIEZ
Correo Electrónico sparrado@poli.uned.es
Teléfono 91398-7091
Facultad FAC.CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIOLOGÍA
Departamento CIENCIA POLÍTICA Y DE LA ADMINISTRACIÓN
Los estudiantes podrán hacer consultas a los miembros del equipo docente, así como a los
profesores-tutores. Sobre el equipo docente recae la responsabilidad de resolver cuantas
dudas surjan a los estudiantes en el estudio de la asignatura, si bien los profesores-tutores
pueden asumir eventualmente esta función. Estos últimos son los responsables de la
evaluación de las pruebas de evaluación continua, en caso de que se ofrezcan.
Se comunica a los estudiantes de estas dos asignaturas el horario de guardias así como los
- Martes: 10 a 14 horas
(Visita a los profesores bajo cita previa)
telf.:91-3987091
telf.: 91-3987030
Competencias genéricas:
2.2.2. Competencia en la búsqueda de la información relevante.
2.2.3. Competencia en la gestión y organización de la información
4.1. Conocimiento y práctica de las reglas del trabajo académico
Competencias específicas:
CE05. Conocer, ser capaz de exponer y explicar la estructura, la evolución y el
funcionamiento de las instituciones y los sistemas administrativos
RESULTADOS DE APRENDIZAJE
CONTENIDOS
En este tema se exponen los distintos tipos de gobiernos locales y las características
principales de los municipios.
En este tema se tratan las características de los municipios constitucionales desde 1812.
En este tema se exponen las características de las diputaciones, los gobiernos forales, y los
cabildos insulares.
En el tema se hace un análisis de las competencias que los municipios tienen. Las
competencias de los gobiernos locales intermedios se analizan en el tema 4.
En este tema se exponen las características de los funcionarios de habilitación nacional, los
funionarios locales y los contratados laborales. Se hace especial hincapié en los problemas
de meritocracia en el ámbito local.
9.Financiación local
METODOLOGÍA
PLAN DE TRABAJO
SISTEMA DE EVALUACIÓN
TIPO DE PRUEBA PRESENCIAL
Tipo de examen Examen de desarrollo
Preguntas desarrollo 4
Duración del examen 120 (minutos)
Material permitido en el examen
No se permite material en el examen.
Criterios de evaluación
Cada pregunta del examen puntúa 2,5 puntos.
% del examen sobre la nota final 0
Nota del examen para aprobar sin PEC 0
Nota máxima que aporta el examen a la 10
calificación final sin PEC
Nota mínima en el examen para sumar la 0
PEC
Comentarios y observaciones
Comentarios y observaciones
Los alumnos pueden obtener la máxima nota de 10 con la realización del examen. La
PEC puede añadir hasta un 0,5 si el alumno ha obtenido como mínimo un 0,5 en el
examen.
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
Los textos de la asignatura aparecerán en la página web de la plataforma Alf para que sean
descargados por los alumnos.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
GLOSARIO
Los conceptos de la asignatura son tratados por los distintos autores recomendados, cuyos
textos se encuentran subidos a la plataforma. Dado que cada autor emplea a veces el
concepto de forma diferente, se remite a los alumnos a su lectura para comprender los
distintos términos.
IGUALDAD DE GÉNERO
En coherencia con el valor asumido de la igualdad de género, todas las denominaciones que en esta
Guía hacen referencia a órganos de gobierno unipersonales, de representación, o miembros de la
comunidad universitaria y se efectúan en género masculino, cuando no se hayan sustituido por
términos genéricos, se entenderán hechas indistintamente en género femenino o masculino, según el
En este apartado se ofrecen las lecturas específicas por temas. Se incluyen lecturas obligatorias
(objeto de examen) y recomendadas (que no son objeto de examen).
Lecturas
Obligatorias
Rodríguez Álvarez, José Manuel (2010) Estructura institucional y organización territorial local en
España: fragmentación municipal, asociacionismo confuso, grandes ciudades y provincias
supervivientes, en Política y Sociedad, 2010, Vol. 47 Núm. 3: 67-91.
Font i Llovet, T., & Galán Galán, A. (2015). Los retos actuales del gobierno local: repolitización,
diversificación e interiorización.
Recomendada
Salvador Crespo, M. T. (2009) 'El gobierno y la administración local en España tras 30 años de
ayuntamientos democráticos', Revista General De Derecho Constitucional, (8), 11.
Márquez Cruz, Guillermo (2010) Gobernabilidad local en España, Política y Sociedad, 2010, Vol. 47
Núm. 3: 37-66.
Conceptos básicos:
Gobernabilidad local, fragmentación municipal, asociacionismo municipal, mancomunidades, consorcios,
grandes ciudades, áreas metropolitanas, regímenes locales especiales, provincias.
Lecturas
Obligatorias
Delgado, Irene (2010). Elecciones municipales en España. Dimensiones analíticas y aspectos
distintivos de ocho procesos electorales (1979-2007), en Política y Sociedad, 2010, Vol. 47 Núm.
3: 13-36.
Riera, P., Gómez, R., Barberá, P., Mayoral, J. A. y Montero, J. R. (2016). Elecciones municipales en
España: un análisis multinivel de los determinantes individuales y contextuales del voto. Revista
de Estudios Políticos, 172, 47-82.doi: http://dx.doi.org/10.18042/cepc/rep.172.02
Recomendadas
Carrillo, Ernesto (1989) La nacionalización de la política local, en Política y Sociedad, 3 (1989). Madrid
(pp. 29-46).
Brugué, Quim (2002) Nuevos Ayuntamientos, concejales diferentes: del gobierno de las instituciones
al gobierno de las redes, Revista Española de Ciencia Política, nº 7, pp. 9-37
Conceptos básicos:
Elecciones municipales, comportamiento electoral, partidos políticos.
Lecturas
Obligatorias
Escudero, José Antonio (2003) Los orígenes del municipio constitucional, en INAP (ed.) El municipio
constitucional, Madrid, INAP, pp. 13-24.
Recomendada
García Fernández, Javier (2003) El municipio en los orígenes del constitucionalismo español. Notas
sobre la génesis de la organización municipal a través de tres modelos constitucionales, en
INAP (ed.) El municipio constitucional, Madrid, INAP, pp. 47-55.
Vandelli, Luciano (1992) El poder local su origen en la Francia Revolucionaria y su futuro en la Europa
de las regiones, Madrid, INAP, pp. 32-58.
Conceptos básicos:
Uniformidad del régimen municipal, planta municipal
Contenidos
Este tema analiza las provincias tanto del régimen común como las del régimen foral. Se expone el papel
desempeñado por las diputaciones provinciales.
Lecturas
Obligatorias
Fundación Democracia y Gobierno Local (2012) Libro Verde. Los Gobiernos locales intermedios en
España, capítulo 3 y 5.
Recomendada
Zafra, M. (2004) Las diputaciones en el Estado Autonómico, comunicación presentada al congreso
del CLAD.
Conceptos básicos:
Provincia, diputación, diputación foral, potestades normativas, competencias
Lecturas
Obligatorias
Blanco, I. and Gomà, R. (2006) 'Del gobierno a la gobernanza: oportunidades y retos de un nuevo
paradigma', Politika: Revista De Ciencias Sociales = Gizarte Zientzien Aldizkaria, (2), 11-27.
Recomendadas
Natera, A. (2004) 'La noción de gobernanza como gestión pública participativa y reticular',
Documentos de Trabajo, Política y Gestión, (2).
Stoker, Gerry (2002) El trabajo en red en el gobierno local: una meta deseable, pero ¿es posible
alcanzarla?, en Joan Subirats (coord.) Redes, Territorios y Gobierno. Nuevas respuesta locales
a los retos de la globalización, Barcelona, Diputación de Barcelona Pp. 351-371.
Conceptos básicos:
Gobernanza complejidad, políticas públicas, redes, participación
Lecturas
Obligatorias
MAP (2007) “Competencias y servicios locales” en (MAP) El libro Blanco del Gobierno Local. Madrid,
MAP, pp. 47-68.
Boix Palop, A. (2017). El régimen local tras el fracaso de la reforma de 2013. El cronista del estado
social y democrático de Derecho, 2017, num. 68, p. 24-35.
Ramió, C., & Salvador, M. (2012). Provisión de servicios públicos en el contexto de la administración
local de España: El papel de los factores políticos institucionales y la externalización de los
gobiernos locales. Gestión y política pública, 21(2), 375-405.
Recomendada
Fundación Democracia y Gobierno Local (2012) Libro Verde. Los Gobiernos locales intermedios en
España, capítulo 4 (Competencias y financiación de las provincias de régimen común), pp. 101-
135.
Conceptos básicos
Servicios obligatorios, competencias, suficiencia financiera, cláusula universal de atribución de
competencias, servicios mínimos
Tema 7. Organización del gobierno local
Contenidos
Se examinan los distintos modelos de estructuras administrativas que dominan en nuestro país, que oscilan
entre un modelo burocrático clásico y uno gerencial. Además se ofrecen las características del proceso de
subcontratación de servicios públicos a partir de una investigación realizada en Cataluña, cuyos resultados
podrían potencialmente extrapolarse al resto de España.
Lecturas
Obligatorias
Ramio, C. (1999). Desarrollo organizativo del ayuntamiento gerencial. Gobierno Local y Modelo
Gerencial. Barcelona, Fundacio Pi i Sunyer: 55-92.
Recomendada
Ramió, Carles y Miquel Salvador (2012) Provisión de servicios públicos en el contexto de la
administración local de España El papel de los factores políticos institucionales y la
externalización de los gobiernos locales, en Gestión y Política Pública, Vol XXI . Nº 2 . pp. 375-
405
Conceptos básicos:
Externalización, modelo gerencial, modelo burocrático clásico,
Obligatorias
Cuenca, J. J. C. (2012). Manual de dirección y gestión de recursos humanos en los gobiernos locales.
INAP (cap. 4).
Cuenca, J. J. C. (2013). El sistema de mérito en los gobiernos locales españoles: una
institucionalización problemática. Pertsonak eta Antolakunde Publikoak Kudeatzeko Euskal
Aldizkaria= Revista Vasca de Gestión de Personas y Organizaciones Públicas, (4), 24-39.
Recomendadas
Cuenca Cervera, J. J. (2002) La dirección de recursos humanos en el ámbito municipal: un enfoque
de política de personal. Barcelona: Bayer Hnos., 2002, pp. 51-75.
Ramió, Carles (2008) El modelo directivo en las entidades locales, RIO, nº 1, pp. 77-108
Jiménez Asensio, Rafael (2012) ¿Qué hacer? El empleo público local ante la crisis: políticas de ajuste
en un marco de reformas. Fundación Democracia y Gobierno Local, CEMCI - Serie: Debates
Locales, 2
Conceptos básicos:
Escala, sistema de puestos, funcionarios de habilitación nacional, estatuto básico, directivo público local
Recomendadas
Cicuéndez, Ruth (2000) La crisis financiera de los gobiernos locales en España: las respuestas del
gobierno central, en Cuadernos de Gobierno y Administración, pp. 59-94.
Vila i Vila, Jordi (2012) El endeudamiento de los municipios ¿Una cuestión de comportamiento
político?, Presupuesto y Gasto Público 66/2012: 199-216
Suárez Pandiello, Javier (2008) La financiación local en España: radiografía del presente y propuestas
de futuro, Madrid, pp. 21-48.
Conceptos básicos:
Fondo estatal de inversión local, Crisis financiera- Sistema de financiación
Contenidos
En este apartado se analiza la participación ciudadana que va más allá de la participación política en las
elecciones. Además de tratar los distintos instrumentos participativos así como las razones que animan a
las personas a participar en iniciativas públicas locales, en este tema también se analiza la construcción
del capital social a partir de la participación en las asociaciones de la sociedad civil.
Lecturas
Obligatorias
Recomendada
Pino, Eloísa del y César Colino (2007) Un Fantasma Recorre Europa: renovación democrática
mediante iniciativas de promoción de la participación ciudadana en los gobiernos locales
(Alemania, Francia, Reino Unido y España, Documento de Trabajo 06/07, Centro Superior de
Investigaciones Científicas.Morales,
Morales, L. (2005). Existe una crisis participativa? La evolución de la participación política y el
asociacionismo en España, en Revista Española de Ciencia Política,13, 51–87.
del Pino Matute, E., & Colino, C. (2008). Democracia participativa en el nivel local: debates y
experiencias en Europa. Revista catalana de dret públic, (37), 247-283.
Blanco, Ismael; Font, J. (2005). «La participación local: factores estructurales, ideológicos e
instrumentales». Estudio/Working Paper, N.º 42. Universidad Autónoma de Madrid.
Salvador, M., & Ramió, C. (2012). El diseño institucional de la participación ciudadana en la
administración local: reflexiones a partir de un estudio de caso.Revista del CLAD Reforma y
Democracia, (53), 165-186.
Conceptos básicos:
Participación política, asociacionismo, generaciones, crisis participativa, capital social
Autonomía Local, equilibrio presupuestario
y sostenibilidad financiera. Tendencias y
perspectivas contemporáneas en las relaciones
de tutela financiera y control presupuestario local
en España (2008-2014)
Bernabé ALdEGuEr CErdá
universidad de Alicante
recibido: 23/10/2014
Aceptado: 27/11/2014
Resumen
El presente artículo tiene como principal propósito analizar las relaciones multinivel de coordinación
interadministrativa entre el Estado y las EELL en materia de control presupuestario y tutela financiera. Se
pretende evaluar el impacto de las recientes reformas sobre equilibrio presupuestario y sostenibilidad
financiera sobre el margen y el alcance de la Autonomía Local, a la luz de la normativa comunitaria euro-
pea y la reforma del artículo 135 de la Constitución Española. Los resultados se agrupan en el estudio del
régimen de autorización de las operaciones de crédito, el control y el cumplimiento forzoso de las medi-
das de sostenibilidad financiera y estabilidad presupuestaria de las EELL, la necesidad de informar a los
organismos del Estado (Ministerio de Hacienda), y las responsabilidades de los funcionarios de Adminis-
tración Local con habilitación estatal en el control de la gestión presupuestaria y la consecución de la sos-
tenibilidad financiera de las EELL. Finalmente, se destaca también el componente tecnocrático o econo-
micista que ha presidido la legitimación de las reformas adoptadas en el régimen local, sugiriendo la nece-
sidad de vigorizar el componente democrático y participativo de las EELL en la gestión presupuestaria,
como parte del fortalecimiento de la Autonomía Local y frente a los crecientes controles financieros.
Palabras clave: Autonomía Local, déficit público, deuda pública, Entidades Locales (EELL), equilibrio
presupuestario, sostenibilidad financiera, tutela financiera.
Abstract:
The purpose of the article is to analyze the multilevel relationships of inter-administrative coordination
between state and local entities (LES) in terms of budget control and financial supervision. It aims to
assess the impact of the most recent reforms on budgetary balance and financial sustainability on the scope
and reach of Local Autonomy in the light of European union law and the reform of article 135 of the Spa-
nish Constitution. The results are grouped in the study of arrangements for approving credit operations,
the control and enforcement of the measures of financial sustainability and fiscal stability of the LES, the
duty to inform state agencies (Ministry of Finance), and the responsibilities of Local Government officials
with state enabling control of budget management and the achievement of financial sustainability of the
LES. Finally, the research exposes the technocratic or economistic component that has presided over the
legitimacy of the reforms adopted in the local regime stands, suggesting the need to reinvigorate the demo-
cratic and participatory component of the LES in budget management, as part of strengthening the Local
Autonomy and facing the growing financial controls.
Key words: Local Autonomy, public deficit, public debt, Local Entities, balanced budget, financial sus-
tainability, financial supervision.
1. Introducción
1
En base a lo establecido en el reglamento (CE) núm. 479/2009 del Consejo, de 25 de mayo de
2009, sobre la implementación del Protocolo sobre el procedimiento aplicable en caso de déficit excesi-
vo, y al amparo de lo dispuesto en el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea, las recientes normas
sobre endeudamiento –v. gr., Planes de Pagos a Proveedores–, computan como deuda los créditos finan-
cieros, los valores de renta fija, los préstamos o créditos transferidos a terceros, factoring sin recurso,
Fondo de Financiación Pago a Proveedores; y, Asociaciones Públicas Privadas (APP’s).
por las instituciones y los organismos estatales sobre las EELL. de forma particular,
tales controles destacan por cuanto se refiere de forma específica a los mecanismos de
disciplina presupuestaria y de control del déficit, así como la sostenibilidad financiera
y el régimen de endeudamiento. Todo ello ha venido a incidir de manera substancial
sobre el margen de autonomía fiscal y financiera de las EELL.
En este sentido, los subsiguientes párrafos que hilvanan el presente artículo se
enmarcan en una de las líneas de interés para la Ciencia de la Administración; a saber:
el estudio de las relaciones interadministrativas entre diferentes Administraciones
Públicas (en adelante, AAPP) u organismos de distinto nivel, en este caso del Estado
y de las EELL, en el ámbito específico de las políticas y del ordenamiento jurídico
sobre el control del déficit y de la deuda pública. desde una perspectiva instituciona-
lista, se aborda el análisis de los cambios en la regulación de los procedimientos pre-
vistos en el ejercicio de la tutela financiera, así como el régimen de autorización para
la concertación de operaciones de crédito por parte de las EELL.
de acuerdo con lo expuesto, el objetivo del trabajo consiste en estudiar las rela-
ciones interadministrativas de colaboración, coordinación y control que con carácter
multinivel son ejercidas por las instituciones y los organismos estatales sobre las
EELL. La investigación tiene el propósito de evaluar modestamente los efectos que
sobre la Autonomía Local y financiera de las EELL han tenido las recientes medidas
relacionadas con la reforma del régimen local. Así pues, se considera el impacto de
tales cambios normativos sobre los mecanismos de control y de autorización estable-
cidos para la concertación de operaciones de crédito y la ejecución de los correspon-
dientes planes de reequilibrio, ajuste o saneamiento financiero, como parte de las polí-
ticas adoptadas en la consecución de los objetivos de déficit y deuda pública. Por ello,
se estudian las relaciones entre el nivel local de Gobierno y Administración de un lado,
y las instituciones y los organismos encargados de la tutela en materia de control finan-
ciero de otra parte, teniendo en cuenta el eventual impacto de tales relaciones sobre el
alcance de la Autonomía Local. El trabajo se enmarca en el período cronológico com-
prendido entre el año 2008, en que se aprobó la primera medida con un significativo
impacto e interés a efectos del objetivo de investigación (real decreto-Ley 9/2008, de
28 de noviembre, por el que se crea un Fondo Estatal de Inversión Local y un Fondo
Especial del Estado para la dinamización de la Economía y el Empleo), y el momen-
to actual de la investigación (año 2014), etapa diacrónica en la que operan las reformas
legislativas relacionadas con el objetivo y la hipótesis de trabajo.
La hipótesis de trabajo sostiene que las recientes medidas de tutela financiera
(adoptadas como transposición de la normativa europea en materia de estabilidad pre-
supuestaria y sostenibilidad financiera a través del ordenamiento jurídico español, y
que han sido implementadas fundamentalmente por el Gobierno del Estado a través del
Ministerio de Hacienda y de AAPP), han tenido un impacto significativo sobre el
alcance y la extensión del principio de Autonomía Local, como consecuencia de los
mayores controles y de los mecanismos de tutela en la gestión presupuestaria y finan-
ciera local, comprometiendo y limitando de este modo el margen de actuación autóno-
ma e independiente de las EELL.
El artículo se estructura en cuatro partes claramente diferenciadas. una primera
parte dedicada a la exposición sucinta de los términos y el alcance de la Autonomía
2
La relevancia de la Autonomía Local como fundamento para la consecución del bienestar social y
la garantía de las comunidades locales en la gestión de sus propios recursos e intereses hunde sus raíces
en la más solariega doctrina política y administrativa, sirviendo de ejemplo el modo en que Colmeiro com-
parecería al respecto, señalando que la autonomía: «debe a lo menos respetarse en cuanto lo permita la
concordancia de los intereses generales y municipales» (Colmeiro, 1870). retrotrayendo la atención a
pocas décadas previas a las de la cita precedente, el propio Alexis de Tocqueville anotaría y advertiría
sobre la crucial importancia del municipio en tanto que origen para el ejercicio de la libertad de las socie-
dades, de suerte que: «las instituciones municipales son a la libertad lo que las escuelas primarias a la cien-
cia» (Tocqueville, 1980).
destaca la garantía de la autonomía de los municipios por parte de la CE (art. 140)3, así
como el establecimiento de los fundamentos de la Suficiencia Financiera por medio del
artículo 142, según el cual: «las Haciendas locales deberán disponer de los medios
suficientes para el desempeño de las funciones que la ley atribuye a las Corporaciones
respectivas y se nutrirán fundamentalmente de tributos propios y de participación en
los del Estado y de las Comunidades Autónomas» (art. 142 CE). Tal autonomía se pro-
yecta en el ámbito de la hacienda pública local, tanto en la dimensión de los gastos
como en la de los ingresos.
La Autonomía Local permite a las EELL disponer de sus propias haciendas en
cuanto a la gestión de las mismas en ambas facetas de los ingresos y de los gastos, de
tal suerte que la Suficiencia Financiera convierte la Autonomía en: «una realidad mate-
rial, generando recursos económicos de un volumen adecuado» (Alonso Higuera,
2002). de acuerdo con de Vicente: «la autonomía financiera municipal aparece como
una especie dentro de aquél género, y es la que posibilita que aquella pueda hacerse
efectiva» (de Vicente, 2002), deviniendo la «autonomía financiera de las Haciendas
Locales como consecuencia lógica de la autonomía institucional» (Navarro Fauré,
2012). Así pues, a la luz de la propia Exposición de Motivos de la Ley 39/1988, de 28
de diciembre, reguladora de las Haciendas Locales: «la suficiencia financiera enmarca
las posibilidades reales de la autonomía local, pues, sin medios económicos suficien-
tes, el principio de autonomía no pasa de ser una mera declaración formal» (Ley
39/1988, de 28 de diciembre).
de forma específica, la capacidad para la obtención de los medios financieros sufi-
cientes –incluyendo las operaciones de crédito o de endeudamiento- con que sostener
y garantizar la viabilidad de la Gestión Pública en el ejercicio de las competencias atri-
buidas a las EELL, constituye un componente inherente a la propia Autonomía Local,
en tanto en cuanto tal disposición de medios y recursos permite «la consecución efec-
tiva de la autonomía constitucionalmente garantizada» (STC 96/1990, de 24 de mayo,
F. J. 7º). Así, como proyección de la autonomía en el ámbito crediticio, la propia Carta
Europea de la Autonomía Local (Consejo de Europa, 1985) reconoce en su artículo 9.8
que: «con el fin de financiar sus gastos de inversión, las Entidades Locales deben tener
acceso de conformidad con la Ley, al mercado nacional de capitales» (Carta Europea
de la Autonomía Local, 1985).
A pesar del reconocimiento constitucional de la Autonomía Local, dicho principio
queda sujeto a un conjunto de límites que se materializan por medio de diversos y múl-
tiples controles ejercidos con carácter multinivel por parte de las instituciones y los
3
Artículo 140 CE: «La Constitución garantiza la autonomía de los municipios. Estos gozarán de per-
sonalidad jurídica plena. Su gobierno y administración corresponde a sus respectivos Ayuntamientos, inte-
grados por los Alcaldes y los Concejales. Los Concejales serán elegidos por los vecinos del municipio
mediante sufragio universal, igual, libre, directo y secreto, en la forma establecida por la ley. Los Alcal-
des serán elegidos por los Concejales o por los vecinos. La ley regulará las condiciones en las que proce-
da el régimen del concejo abierto».
4
Artículo 103.1 CE: «La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales y
actúa de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y coordi-
nación, con sometimiento pleno a la ley y al derecho» (art. 103.1 CE).
5
de acuerdo con Queralt cabe señalar que al igual que se establece en relación a la legislación bási-
ca de régimen local, también se fija: «(…) por los entes superiores el régimen jurídico del Presupuesto
Local. Esto es, la normativa presupuestaria a la que habrán de ajustarse las Corporaciones Locales al apro-
bar y ejecutar su Presupuesto» (Queralt et alt., 2011).
6
La Sentencia del Tribunal Supremo, de 23 de Octubre de 1999, declaró que: «de todos es sabido
que, como ha señalado la doctrina, la regulación constitucional de las EELL no levantó especial interés
entre los constituyentes, que no le dieron gran desarrollo, más atraídos por la innovación que representa-
ban las CCAA» (STS, 23 de Octubre de 1999).
7
La compleja realidad de las relaciones interadministrativas entabladas por parte de las EELL con
otros niveles administrativos abarca las relaciones entre los municipios y las provincias, las diferentes fór-
mulas de cooperación supramunicipal (v. gr., las mancomunidades), la coordinación interinstitucional con
el conjunto de las AAPP autonómicas y del Estado en la prestación de diversos servicios públicos, los pro-
gramas de cooperación económica local, la incardinación de las EELL en el seno de la Federación Espa-
ñola de Municipios y Provincias (FEMP) y sus delegaciones autonómicas federadas, la coordinación tri-
butaria entre diferentes AAPP, o la propia participación en entidades supranacionales, tales como el Comi-
té de las regiones (Cdr) de la unión Europea (uE). del mismo modo, cabe tener en consideración la
creciente y cada vez más habitual colaboración horizontal (formal e informal) entre los actores institucio-
nales y políticos de un determinado nivel de Gobierno y Administración (Colino, 2011).
8
A modo indicativo, cabe tener en consideración la incidencia que ha tenido el desarrollo y la con-
figuración del proceso autonómico en cuanto al régimen local con carácter general, y lo relativo al ejerci-
cio de la tutela financiera en particular. En este sentido, la asunción de la competencia sobre la tutela finan-
ciera no ha quedado exenta de controversia, tal y como así lo testimonia la reciente Sentencia del Tribu-
nal Constitucional 120/2012, de 5 de junio, dada la consolidación y la preeminencia que el Ministerio de
Hacienda y Administraciones Públicas tiene reconocida para sí en este ámbito por medio del ordenamiento
jurídico general. En el llamado proceso «de interiorización del régimen local de los Estatutos de Autono-
mía de segunda generación» (álvarez García, 2013), ha primado la advertida limitación reconocida en el
Fundamento Jurídico 36 de la Sentencia del Tribunal Constitucional 31/2010, de 28 de junio de 2010,
acerca de «la competencia básica que al Estado le corresponde en la materia en virtud de la reserva del
artículo 149.1.18º de la Constitución Española, por cuanto la expresión bases del régimen jurídico de las
Administraciones Públicas engloba a las Administraciones Locales» (STC 31/2010, FJ 36).
9
Siguiendo a Alonso Higuera, se da una: «distribución vertical del poder público entre entidades de
diferente nivel, el nivel estatal, en cuanto titular de la soberanía, el autonómico, dotado de una autonomía
política y el local, dotado de una autonomía administrativa» (Alonso Higuera, 2002). Igualmente, la Expo-
sición de Motivos de la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del régimen Local reconoce
que: «por lo que hace a las relaciones interadministrativas, salta a la vista la radical inadecuación del man-
tenimiento en el nuevo y compuesto Estado constitucional de las técnicas y las categorías cristalizadas en
el Estado centralista y autoritario. En particular, ese juicio de radical obsolescencia merece predicarse de
las técnicas formalizadas actuables por voluntad unilateral de una de las administraciones e incidentes nor-
malmente en la validez o la eficacia de los actos emanados de otra, en este sentido subordinada a la ante-
rior, técnicas que no son sino trasunto y consecuencia lógicos de la construcción piramidal y jerárquica
del poder público administrativo, puesto que la tutela, a la que todas ellas se reconducen, no es sino una
categoría que expresa una situación de fuerte dependencia casi jerárquica» (Exposición de Motivos, Ley
7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del régimen Local).
«en todo caso, más allá de su invalidez, lo cierto es que la tutela estatal con excusa
financiera constituye ya un pilar básico de la ordenación y regulación de las entidades
locales españolas» (Villar rojas, 2014), pudiéndose bien considerar la tutela sobre las
EELL como «algo más que una coordinación» (Cliset & Grau, 1992). Más críticamen-
te, Ezquiaga & Muñoz consideraron la articulación contenida en la LBrL como un
«trasnochado concepto de tutela del Estado» (Ezquiaga & Muñoz (1996), valorando
que la coordinación reviste en ocasiones una suerte de tutela, constituyendo ésta el
envés de la Autonomía de las EELL (Tejerizo, 2003). En el marco del federalismo fis-
cal, en base al cual confluye la existencia de una «pluralidad de haciendas» (Navarro
Fauré, 2013)10, las relaciones entre las distintas AAPP en materia financiera permite
identificar el conjunto de las: «actividades o interacciones que se dan entre unidades de
gobierno de todo tipo y nivel», tal y como Anderson define a partir del caso estadouni-
dense (Chandler & Plano, 1988). de forma específica, y en el contexto de dicha apro-
ximación doctrinal, las Administraciones estatales –y en menor medida las regionales–
han venido ejerciendo de forma estructural, institucionalizada, reiterada y constante dis-
tintas competencias destinadas a limitar el acceso a las operaciones de crédito por parte
de las EELL. Esta tendencia se ha formalizado a través de la autorización administrati-
va correspondiente por parte de los organismos del Estado en determinados supuestos.
Si bien, en orden a su garantía ni la autonomía ni el autogobierno de las EELL: «(…)
puede ser menoscabada por la interferencia de las autoridades del gobierno del Estado
ni de su administración» (Vallès & Brugué, 2001), lo cual no exonera a los municipios
de quedar sujetos a numerosos mecanismos que limitan en la práctica el elenco de fun-
ciones, competencias y manifestaciones que materializan tal autonomía.
La continua doctrina constitucional y la jurisprudencia han venido a destacar la
naturaleza administrativa de la Autonomía Local, lo cual ha legitimado y justificado
que el Estado y las CCAA ejerzan: «la posibilidad de controlar a la actividad de las
Corporaciones Locales, cuyos intereses son inferiores a los representados por el Legis-
lador» (Sánchez Sáez, 2008). de forma coherente con lo expuesto, la libertad e inde-
pendencia de actuación en que consiste la Autonomía Local: «(…) no es absoluta, no
es total» (de Vicente García, 2002). Los límites que contempla el diseño institucional
español han quedado elocuentemente legitimados por la doctrina constitucional al
señalar que: «(…) dadas las diversas fuentes que nutren las Haciendas Locales, así
como su complementariedad, es aquí plenamente aplicable la existencia de controles
de legalidad, tanto en relación con la obtención de controles de legalidad, tanto en rela-
ción con la obtención y gestión de ingresos de carácter propio como en la utilización
de los procedentes de otras fuentes (F. J. 5º, STC 4/1981, de 2 de Febrero).
No obstante lo señalado, y aun siendo eminentemente administrativa la naturaleza
de la Autonomía Local, cabe no obviar en los términos del Fundamento Jurídico Ter-
cero de la STC 32/1981, el componente político «que le viene atribuido a la Corpora-
ción Local por el origen democrático de sus componentes (lo cual) exige, como con-
10
de acuerdo con Navarro Fauré: «los modelos constitucionales de organización territorial descen-
tralizada, conllevan la existencia de diferentes niveles de la Hacienda Pública o diferentes Haciendas
Públicas: una Hacienda Estatal, Autonómica y Local» (Navarro Fauré, 2013).
11
Con carácter general, la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del régimen Local,
reconoce la posibilidad de que las leyes del Estado o de las CCAA puedan «crear, para la coordinación
administrativa, órganos de colaboración de las Administraciones correspondientes con las Entidades loca-
les. Estos órganos, que serán únicamente deliberantes o consultivos, podrán tener ámbito autonómico o
provincial y carácter general o sectorial» (art. 58.1). Además, algunos acuerdos y organismos de colabo-
ración entre el Estado y las EELL son el Consejo de Empadronamiento, Empadronamiento como órgano
colegiado de colaboración entre la Administración General del Estado y los Entes Locales en materia
padronal (art. 17.4); o, el Instituto de Estudios de Administración Local, que de acuerdo con el art. 96 de
la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del régimen Local: «desarrollará cursos de perfec-
cionamiento, especialización y promoción para los funcionarios al servicio de las Entidades locales, y
colaborará en dichas funciones con los Institutos o Escuelas de funcionarios de las Comunidades Autó-
nomas, así como con las instituciones de este tipo que acuerden constituir las propias Corporaciones».
12
La Comisión Nacional de Administración Local, como órgano bilateral –Estado y EELL- regula-
do en el artículo 117 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del régimen Local, y como
parte del Título XI de la citada norma sobre las organizaciones para la cooperación de la Administración
del Estado con la local, define a la misma como: «el órgano permanente para la colaboración entre la
Administración General del Estado y la Administración local» (art. 117.1), formada: «bajo la presidencia
del Ministro de Administraciones Públicas, por un número igual de representantes de las entidades loca-
les y de la Administración General del Estado» (art. 117.2), correspondiendo la designación de los repre-
sentantes de las entidades locales, «a la asociación de ámbito estatal con mayor implantación», esto es, a
la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).
13
Las funciones y la organización de la Secretaría General de Coordinación Autonómica y Local, se
regulan en el artículo 13 del real decreto 256/2012, de 27 de enero, por el que se desarrolla la estructu-
ra orgánica básica del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. La redacción de dicho artícu-
lo fue reformada por medio del real decreto 696/2013, de 20 de septiembre, por el que se modifica el
citado real decreto 256/2012, de 27 de enero.
14
Las principales funciones ejercidas por dicho órgano directivo de la Administración central, con res-
pecto a las EELL, son las siguientes: la Secretaría del Consejo de Política Fiscal y Financiera de las Comu-
nidades Autónomas y las relaciones con otros órganos de coordinación entre la Administración General del
Estado, las comunidades autónomas y las corporaciones locales en el ámbito de competencias de la Secre-
taría General; el estudio, informe y propuesta de normas y medidas relativas al régimen tributario de los
entes territoriales y a los regímenes tributarios especiales por razón del territorio, sin perjuicio de las com-
petencias de la dirección General de Tributos; la instrumentación y seguimiento de los mecanismos de
financiación habilitados por la Administración General del Estado para las Comunidades Autónomas y las
Entidades Locales, así como de los planes de ajuste acordados en este ámbito; la captación y el tratamien-
to de la información enviada por Comunidades Autónomas y Entidades locales, sobre sus entidades y orga-
nismos vinculados o dependientes, para la formación y mantenimiento de los inventarios de Entes del Sec-
tor Autonómico y Local, así como el análisis de esta información para la evaluación y elaboración de infor-
mes sobre el impacto del sector público autonómico y local en la actividad económico-financiera de las
Administraciones Públicas, informando al Consejo de Política Fiscal y Financiera; la aplicación y gestión
del sistema de financiación local; el estudio, informe y propuesta de las normas y medidas relativas a la
financiación de las entidades locales, así como la secretaría de la Subcomisión de régimen Económico,
Financiero y Fiscal de la Comisión Nacional de Administración Local; la gestión de otros recursos estata-
les que financian a las entidades locales; la asistencia técnica y evacuación de consultas en relación con el
régimen presupuestario y financiero de las entidades locales; el ejercicio de las facultades sobre autoriza-
ciones legalmente atribuidas al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas en relación con el
endeudamiento de las entidades locales y el seguimiento del cumplimiento de los objetivos de estabilidad
presupuestaria; y, la captación, tratamiento y difusión de los datos económico-financieros y tributarios de
las entidades locales, así como el análisis y elaboración de informes, estadísticas y publicaciones relacio-
nadas con aquella información. El ejercicio de las funciones enumeradas de carácter financiero, serán ejer-
cidas por la Subdirección General de Estudios y Financiación de Entidades Locales, así como por la Sub-
dirección General de relaciones Financieras con las Entidades Locales.
máximo de déficit público para el conjunto de las AAPP de cada uno de los Estados
miembros, que será del 3 % del Producto Interior Bruto (en adelante, PIB) a precios de
mercado; y, del 60 % del PIB a precios de mercado respecto del nivel de deuda públi-
ca, de tal suerte que los Estados miembros que excedan los límites señalados deberán
reducir su volumen de deuda «a un ritmo medio de una veinteava parte al año como
referencia». de acuerdo con ello pues, se refuerza la supervisión económica y presu-
puestaria en orden a la consecución de la estabilidad financiera de los Estados miem-
bros, que en consecuencia deberán corregir eventuales situaciones de déficit presu-
puestario excesivo. La «regla de equilibrio presupuestario» regulada en el artículo 3.1
del citado protocolo establece que: «la situación presupuestaria de las Administracio-
nes Públicas de cada Parte Contratante será de equilibrio o superávit» (art. 3.1.a), de
modo que: «en el caso de que se observen desviaciones significativas del objetivo a
medio plazo o de la senda de ajuste hacia dicho objetivo, se activará automáticamente
un mecanismo corrector» (art. 3.1.e).
Las reformas adoptadas a nivel europeo contextualizan las diferentes medidas
aprobadas en el ámbito de las EELL españolas por cuanto las mismas quedan compro-
metidas en la consecución de los objetivos y los procedimientos en materia de control
presupuestario. Las medidas adoptadas por parte de las AAPP españolas deben guar-
dar observancia de la normativa europea y ejercer la consiguiente coordinación inter-
administrativa para el cumplimiento de las disposiciones comunitarias. En este senti-
do, el párrafo tercero del artículo 10 sobre las disposiciones para la aplicación efecti-
va de la Ley y mecanismos de coordinación de la LOEPSF regula la vigencia de los
mecanismos derivados del principio de coordinación entre todas las AAPP en orden a
la consecución de los principios de sostenibilidad financiera y estabilidad presupues-
taria en «coherencia con la normativa europea» (art. 10.3, LOEPSF). En segundo lugar,
resulta preciso evidenciar el régimen de sanciones que eventualmente pueden ser
impuestas al Estado español como consecuencia del incumplimiento de las normas del
derecho europeo comunitario. Así, destacan las sanciones que eventualmente puedan
atribuir, imputar y aplicar las instituciones europeas sobre el Estado español; los meca-
nismos de control y supervisión europeos; y, la necesaria remisión de información
periódica a la Comisión Europea sobre el grado de cumplimiento de los objetivos de
estabilidad presupuestaria, deuda pública y regla de gasto. En tercer lugar, las EELL
quedan sujetas a los límites contenidos en la normativa europea sobre sostenibilidad
financiera, así como a los límites o volumen y valor máximo de deuda pública, debién-
dose adaptar las instituciones españolas a la metodología para el cálculo del déficit
estructural y la tasa de crecimiento del PIB de medio plazo de la economía española,
o la adopción del Sistema Europeo de Cuentas Nacionales y regionales (SEC-95).
Siendo la coordinación y la supervisión de la disciplina presupuestaria de los Estados
miembros cuya moneda es el euro uno de los instrumentos para el correcto funciona-
miento de la uEM, el artículo 126 del TFuE establece en su párrafo primero que «los
Estados miembros evitarán déficits públicos excesivos» (art. 126.1). En este sentido,
se encomienda a la Comisión la supervisión de «la evaluación de la situación presu-
puestaria y del nivel de endeudamiento público de los Estados miembros con el fin de
detectar errores manifiestos» (art. 126.2 TFuE). En base a lo expuesto corresponde a
las instituciones de la uE la observancia y el ejercicio de la disciplina presupuestaria
15
Aprobación el 2 de septiembre de 2011, por el procedimiento de lectura única, de la proposición
de reforma del artículo 135 de la Constitución española, presentada por los grupos parlamentarios Socia-
lista y Popular en el Congreso. «BOCG. Congreso de los diputados», serie B, número 329-1, de 26 de
agosto de 2011.
1. El Gobierno habrá de estar 1. Todas las Administraciones Públicas adecuarán sus actuaciones al
autorizado por ley para emitir principio de estabilidad presupuestaria.
deuda Pública o contraer cré- 2. El Estado y las Comunidades Autónomas no podrán incurrir en un
dito. déficit estructural que supere los márgenes establecidos, en su caso,
por la unión Europea para sus Estados Miembros. una ley orgánica
2. Los créditos para satisfacer fijará el déficit estructural máximo permitido al Estado y a las Comu-
el pago de intereses y capital nidades Autónomas, en relación con su producto interior bruto. Las
de la deuda Pública del Esta- Entidades Locales deberán presentar equilibrio presupuestario.
do se entenderán siempre 3. El Estado y las Comunidades Autónomas habrán de estar autoriza-
incluidos en el estado de gas- dos por ley para emitir deuda pública o contraer crédito. Los créditos
tos de los presupuestos y no
para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las
podrán ser objeto de enmien-
Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de
da o modificación, mientras
se ajusten a las condiciones gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta.
de la ley de emisión. Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación,
mientras se ajusten a las condiciones de la ley de emisión. El volumen
de deuda pública del conjunto de las Administraciones Públicas en
relación con el producto interior bruto del Estado no podrá superar el
valor de referencia establecido en el Tratado de Funcionamiento de la
unión Europea.
4. Los límites de déficit estructural y de volumen de deuda pública
sólo podrán superarse en caso de catástrofes naturales, recesión eco-
nómica o situaciones de emergencia extraordinaria que escapen al
control del Estado y perjudiquen considerablemente la situación
financiera o la sostenibilidad económica o social del Estado, aprecia-
das por la mayoría absoluta de los miembros del Congreso de los
diputados.
5. una ley orgánica desarrollará los principios a que se refiere este
artículo, así como la participación, en los procedimientos respectivos,
de los órganos de coordinación institucional entre las Administracio-
nes Públicas en materia de política fiscal y financiera. En todo caso,
regulará: a) La distribución de los límites de déficit y de deuda entre
las distintas Administraciones Públicas, los supuestos excepcionales
de superación de los mismos y la forma y plazo de corrección de las
desviaciones que sobre uno y otro pudieran producirse. b) La meto-
dología y el procedimiento para el cálculo del déficit estructural. c)
La responsabilidad de cada Administración Pública en caso de incum-
plimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria.
6. Las Comunidades Autónomas, de acuerdo con sus respectivos
Estatutos y dentro de los límites a que se refiere este artículo, adop-
tarán las disposiciones que procedan para la aplicación efectiva del
principio de estabilidad en sus normas y decisiones presupuestarias.
Fuente: reforma del artículo 135 de la Constitución Española, de 27 de septiembre de 2011 (BOE núm. 233, de 27 de
septiembre de 2011, páginas 101931 a 101941).
3.2. Los efectos y el impacto de las reformas presupuestarias de control del déficit
público sobre las relaciones interadministrativas entre el Estado y las EELL
Las principales normas que cabría enumerar por su incidencia en el régimen de los
controles y las autorizaciones de contenido económico-financiero sobre las EELL han
sido con carácter cronológico (2008-2014) y entre otras, las siguientes: el real decre-
to-ley 9/2008, de 28 de noviembre, por el que se crea un Fondo Estatal de Inversión
Local y un Fondo Especial del Estado para la dinamización de la Economía y el
Empleo; el real decreto-ley 8/2010, de 20 de mayo, por el que se adoptan medidas
extraordinarias para la reducción del déficit público; la reforma del artículo 135 de la
Constitución Española, de 27 de septiembre de 2011, en los términos expuestos en los
párrafos precedentes; la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presu-
puestaria y Sostenibilidad Financiera16, por medio de la que se regula la estabilidad
presupuestaria y la sostenibilidad financiera para el conjunto de las AAPP y de la Segu-
ridad Social en general, y de las EELL en particular. de acuerdo con el preámbulo de
la misma, se persigue la consecución de una: «mayor coordinación, vigilancia y super-
visión en materia presupuestaria» (Preámbulo, LOEPSF); la Ley 19/2013, de 9 de
diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, en la
cual se «clarifica y refuerza el régimen sancionador» en orden a la aplicación de los
principios éticos y de actuación vigentes para los altos cargos y asimilados de las
EELL, tipificando un catálogo de infracciones disciplinarias y sanciones asociadas en
materia de gestión económico-presupuestaria; los planes o mecanismos de financia-
ción pública para el pago a proveedores por parte de las EELL, a través de los siguien-
tes reales-decretos ley: el real decreto-ley 5/2009, de 24 de abril, de medidas
extraordinarias y urgentes para facilitar a las entidades locales el saneamiento de deu-
das pendientes de pago con empresas y autónomos; el real decreto-ley 8/2011, de 1
de julio, de medidas de apoyo a los deudores hipotecarios, de control del gasto públi-
co y cancelación de deudas con empresas y autónomos contraídas por las entidades
locales, de fomento de la actividad empresarial e impulso de la rehabilitación y de sim-
plificación administrativa; el real decreto-ley 4/2012, de 24 de febrero, por el que se
determinan obligaciones de información y procedimientos necesarios para establecer
16
Conforme a la reforma del mismo en septiembre del año 2011, el artículo 135 CE establece en su
párrafo quinto que: «una ley orgánica desarrollará los principios a que se refiere este artículo, así como la
participación, en los procedimientos respectivos, de los órganos de coordinación institucional entre las
AAPP en materia de política fiscal y financiera. En todo caso, regulará: a) La distribución de los límites
de déficit y de deuda entre las distintas Administraciones Públicas, los supuestos excepcionales de supe-
ración de los mismos y la forma y plazo de corrección de las desviaciones que sobre uno y otro pudieran
producirse. b) La metodología y el procedimiento para el cálculo del déficit estructural. c) La responsabi-
lidad de cada Administración Pública en caso de incumplimiento de los objetivos de estabilidad presu-
puestaria». La disposición adicional única de la reforma, según su publicación en el Boletín Oficial del
Estado (BOE) el 27 de septiembre de 2011, mandata lo siguiente: «1. La Ley Orgánica prevista en el
artículo 135 de la Constitución Española deberá estar aprobada antes de 30 de junio de 2012. 2. dicha ley
contemplará los mecanismos que permitan el cumplimiento del límite de deuda a que se refiere el artícu-
lo 135.3».
17
Las cuales deberán reunir, a la luz del artículo 2.1 del real decreto-ley 4/2012, de 24 de febrero,
por el que se determinan obligaciones de información y procedimientos necesarios para establecer un
mecanismo de financiación para el pago a los proveedores de las entidades locales, los siguientes requisi-
tos: a) Ser vencidas, líquidas y exigibles; b) Que la recepción, en el registro administrativo de la entidad
local, de la correspondiente factura, factura rectificativa en su caso, o solicitud de pago equivalente haya
tenido lugar antes del 1 de enero de 2012; y, c) Que se trate de contratos de obras, servicios o suministros
incluidos en el ámbito de aplicación del texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público apro-
bado por el real decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre.
Elaboración propia. Fuente: Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (datos en miles de euros)
18
La implementación de los planes de ajuste, junto con el ahorro previsto a través de la reforma del
régimen local –por medio de la LrSAL-, arrojan el siguiente impacto futuro estimado de las citadas medi-
das sobre las EELL (ver Tabla 3. Proyecciones sobre el impacto de la reforma local y los planes de ajus-
te en el balance de las cuentas públicas de las EELL medidas por su efecto diferencial respecto al año ante-
rior).
2012 2013 2014 2015
reforma local y planes de ajuste 0.1 0.2 0.3 0.5
19
Cabe destacar, entre las disposiciones previas al real decreto Legislativo 2/2004, de 5 de marzo,
la Ley 39/1988, de 28 de diciembre, reguladora de las Haciendas Locales, y la Ley 51/2002, de 27 de
diciembre, de reforma de la Ley 39/1988, de 28 de diciembre, reguladora de las Haciendas Locales.
20
«Con exclusión de las contempladas en el artículo 158.5 de la Ley 39/1988, de 28 de diciembre,
reguladora de las Haciendas Locales, siempre que aquéllas estén previstas en el Presupuesto y su impor-
te acumulado dentro de cada ejercicio económico no supere el 10 por ciento de sus recursos ordinarios,
salvo las de tesorería que le corresponderán cuando el importe acumulado de las operaciones vivas en cada
momento no supere el 15 por ciento de los ingresos corrientes liquidados en el ejercicio anterior, ordenar
pagos y rendir cuentas ; todo ello de conformidad con lo dispuesto en la Ley reguladora de las Hacien-
das Locales» (art. 21.1.f., Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del régimen Local).
de la mayoría absoluta del número legal de miembros de la Corporación (art. 47.2, Ley
7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del régimen Local), que será igual-
mente requerida para la suscripción de las operaciones de crédito reguladas por el
artículo 158.5 de la Ley 39/1988, de 28 de diciembre, reguladora de las Haciendas
Locales (art. 47.2.l LrBrL). El régimen de concertación de las operaciones de crédi-
to, tanto a corto como a largo plazo, así como las «operaciones financieras de cober-
tura y gestión del riesgo del tipo de interés y del tipo de cambio» (art. 48), se regula en
el conjunto de los artículos 48 a 55 (ambos incluidos) que compendian el Capítulo VII
(operaciones de crédito) de la citada norma reguladora de las Haciendas Locales.
desde el año 2010, a partir del real decreto-ley 8/2010, de 20 de mayo, por el que se
adoptan medidas extraordinarias para la reducción del déficit público, y fundamental-
mente a partir del año 2012, se han aprobado un conjunto de normas que han supues-
to una significativa transformación del régimen de relaciones interadministrativas mul-
tinivel relacionadas con la financiación local y el control del déficit y la sostenibilidad
financiera de las EELL.
La transposición de los criterios de convergencia europea conforme al artículo 109
del Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea supondrá la atribución en favor del
Estado de un extenso y exhaustivo catálogo de mecanismos de tutela financiera. Al
amparo de tal circunstancia y a partir de la entrada en vigor de la Ley 50/1998, de 30
de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social, las EELL no
precisarán de la preceptiva autorización administrativa que de manera generalizada
requerían para la concertación de operaciones de crédito, de tal forma que sólo será
necesaria la misma cuando el capital vivo de la Entidad superase el 110 % de los recur-
sos liquidados por la misma, o bien en caso de ahorro neto negativo. En este sentido,
bajo el supuesto de que las obligaciones reconocidas sean superiores a los derechos
liquidados (situación de ahorro neto negativo), las EELL están sujetas a la autorización
preceptiva del Ministerio de Hacienda así como de la correspondiente Comunidad
Autónoma (en caso que ésta tuviere reconocida y desarrollada legislativamente tal
competencia) para concertar operaciones de crédito a largo plazo, con el requisito de
aprobar un plan de ajuste o saneamiento financiero y presupuestario21. En tales casos,
el criterio que de manera preferente será tenido en consideración por el órgano autori-
zante para la concesión afirmativa de dicha autorización, vendrá dado por el cumpli-
miento (o inobservancia, en su caso) del principio de estabilidad presupuestaria en los
términos desarrollados en la Ley General de Estabilidad Presupuestaria. En caso de no
cumplir satisfactoriamente tales límites y términos de deuda viva y ahorro neto así
como de situación económica (remanente de tesorería principalmente, entre otras mag-
nitudes financieras), la autorización estará condicionada a la elaboración y aprobación
de un plan económico-financiero de reequilibrio durante el período de amortización
del crédito. En términos generales pues, y: «salvo determinados casos que la ley espe-
21
Además, de acuerdo con Navarro Fauré: «en todo caso se necesita autorización para las operacio-
nes de crédito de cualquier clase que se formalicen en el exterior o con entidades financieras no residen-
tes en España, o las que se instrumenten mediante emisiones de deuda o cualquier otra forma de apela-
ción al crédito público» (Navarro Fauré, 2012).
cífica, el endeudamiento de los municipios debe ser previamente autorizado por las
autoridades del Ministerio estatal de Hacienda» (Vallès & Brugué, 2001).
La Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información
pública y buen gobierno, en el catálogo de infracciones en materia de gestión econó-
mico-financiera, tipifica como muy grave: «la realización de operaciones de crédito y
emisiones de deudas que no cuenten con la preceptiva autorización o, habiéndola obte-
nido, no se cumpla con lo en ella previsto o se superen los límites previstos en la
LOEPSF, de Financiación de las Comunidades Autónomas, y en el Texto refundido de
la Ley reguladora de las Haciendas Locales, aprobado por el real decreto Legislati-
vo 2/2004, de 5 de marzo» (artículo 28.g). La consecuencia derivada de la comisión de
una infracción muy grave supondrá la destitución: «del cargo que ocupen salvo que ya
hubiesen cesado y no podrán ser nombrados para ocupar ningún puesto de alto cargo
o asimilado durante un período de entre cinco y diez años (…)» (artículo 30.4). En
cualquier caso, de acuerdo con el artículo 30.2 de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre,
de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, las sanciones liga-
das a una infracción muy grave serán: «1. La declaración del incumplimiento y su
publicación en el BOE o diario oficial que corresponda; 2) La no percepción, en el caso
de que la llevara aparejada, de la correspondiente indemnización para el caso de cese
en el cargo» (art. 30.2)22.
En base a lo establecido en el artículo 13 LOEPSF (instrumentación del principio
de sostenibilidad financiera): «la autorización del Estado, o en su caso de las CCAA,
a las Corporaciones Locales para realizar operaciones de crédito y emisiones de
deuda, en cumplimiento de lo establecido en el artículo 53 del Texto refundido de la
Ley reguladora de las Haciendas Locales, aprobada por real decreto Legislativo
2/2004, de 5 de marzo, tendrá en cuenta el cumplimiento de los objetivos de estabili-
dad presupuestaria y de deuda pública, así como al cumplimiento de los principios y
las obligaciones que se derivan de la aplicación de esta Ley» (art. 13). Además de los
supuestos establecidos y como parte de las medidas automáticas de corrección con-
templadas en el artículo 20.2 de la LO 2/2012, de 27 de abril: «en los supuestos de
incumplimiento del objetivo de estabilidad presupuestaria o de deuda pública de las
Corporaciones Locales incluidas en el ámbito subjetivo definido en los artículos 111 y
135 del Texto refundido de la Ley reguladora de las Haciendas Locales, todas las
operaciones de endeudamiento a largo plazo de la corporación local incumplidora, pre-
cisarán autorización del Estado o en su caso de la Comunidad Autónoma que tenga
atribuida la tutela financiera» (art. 20.2).
Además, el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas no autorizará nin-
guna operación de crédito en el caso de que las EELL incumplan la obligación de apro-
bar un plan económico-financiero bajo los supuestos requeridos (art. 25.2, LOEPSF). En
este sentido, la actuación de las EELL ha quedado claramente sujeta a nuevos controles
que entre otras áreas o ámbitos de gestión (tales como el personal, el gasto corriente, las
22
«Cuando los presuntos responsables sean personas al servicio de la Administración autonómica o
local, la orden de incoación del procedimiento se dará por los órganos que tengan atribuidas estas funcio-
nes en aplicación del régimen disciplinario propio de las Comunidades Autónomas o Entidades Locales
en las que presten servicios los órganos contra los que se dirige el procedimiento» (art. 31.2. c).
23
En este sentido, la propia Comisión Ejecutiva de la FEMP aprobó por unanimidad, solicitar la eli-
minación de los límites de endeudamiento para el año 2011: «para los proyectos ya iniciados, los cofinan-
ciados con otras instituciones u organismos autónomos y los que tengan carácter plurianual, así como los
gastos de reposición, establecida en el real decreto sobre reducción del déficit público» (FEMP, 2011).
24
En la medida en que la capacidad para la libre concertación de créditos por parte de las EELL se
ve limitada por el carácter crecientemente restrictivo de la preceptiva autorización de otros niveles de
gobierno (véase el estatal), comprometiendo eventualmente de esta forma el margen de decisión de los
actores políticos y sociales en la libre participación y diseño de las líneas presupuestarias de la comuni-
dad local, cabe alegar el impacto de la regulación analizada sobre el principio de la Autonomía Local. de
este modo, se puede llegar a comprometer la capacidad de lo que la Carta Europea de la Autonomía Local
ha denominado como las Asambleas y los Consejos representativos, a los que en base al principio demo-
crático, corresponde decidir el destino de los recursos –incluidos los económicos y financieros- que per-
mitan la realización de los proyectos y las inversiones consideras de interés, de manera deliberativa, por
parte de los órganos «integrados por miembros elegidos por sufragio libre, secreto, igual, directo y uni-
versal», y por las asambleas de vecinos, el referéndum o «cualquiera otra forma de participación directa
de los ciudadanos» (art. 3.2 de la Carta Europea de la Autonomía Local».
25
En este sentido, podrán refinanciarse, no sólo las operaciones formalizadas en aplicación del real
decreto-ley 4/2012, de 24 de febrero, por el que se determinan obligaciones de información y procedi-
mientos necesarios para establecer un mecanismo de financiación para el pago a los proveedores de las
entidades locales, sino también las del real decreto-ley 5/2009, de 24 de abril, de medidas extraordina-
rias y urgentes para facilitar a las Entidades Locales el saneamiento de deudas pendientes de pago con
empresas y autónomos.
26
Conforme a la Exposición de Motivos de la Ley Orgánica 2/2012: «como novedad importante, la
Ley extiende la obligación de presentar un límite de gasto, hasta ahora solo previsto para el Estado, a las
Comunidades Autónomas y a las Corporaciones Locales, así como la dotación en sus Presupuestos de un
fondo de contingencia para atender necesidades imprevistas y no discrecionales. Por último, se regula el
destino del superávit presupuestario, que deberá aplicarse a la reducción de endeudamiento neto, o al
Fondo de reserva en el caso de la Seguridad Social» (Exposición de Motivos).
27
La LOEPSF, en tanto que reguladora de la estabilidad presupuestaria y de la sostenibilidad finan-
ciera en el conjunto de las Administraciones Públicas, tiene plena vigencia sobre las EELL. de forma par-
ticular, y a diferencia de la normativa previa, dicha disposición legislativa reconocerá la capacidad plena
de los organismos del Estado, para ejecutar medidas de forzoso cumplimiento o concluir la disolución de
una Corporación Local, en caso de que por parte de la misma se dé un incumplimiento de las medidas
automáticas de corrección del déficit público, y en concreto, de los planes económicos-financieros, lo cual
conllevará la no disponibilidad de créditos y la constitución de un depósito.
28
de este modo, junto al motivo de contribuir a la ejecución, el enaltecimiento o la justificación del
terrorismo, y el menosprecio o humillación a las víctimas o a sus familiares, como constitutiva de una
decisión gravemente dañosa para los intereses generales, se adiciona el del incumplimiento de aprobar un
plan económico que afecte a la consecución de la estabilidad presupuestaria, el objetivo de deuda pública
o la regla de gasto, constituyendo tal incumplimiento el fundamento causal para iniciar la disolución de
los órganos de la Corporación Local, en tanto que medidas de forzoso cumplimiento.
29
En la versión de 24 de mayo del año 2013 –finalmente no incluido ni aprobado definitivamente-,
el texto de la propuesta de la Ley 27/2013, de 27 de diciembre, de racionalización y sostenibilidad de la
Administración Local, llegó a contemplar, un primer párrafo del artículo 60, de acuerdo con el cual: «las
corporaciones locales podrán ser intervenidas temporalmente con carácter previo a la disolución que se
pudiera acordar de conformidad con lo previsto en el artículo 26.3 de la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de
abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera». En la versión previa a fecha de 18 de
febrero de 2013, el borrador incluía un detallado procedimiento de intervención de los ayuntamientos de
menos de 5.000 habitantes, que tampoco fue finalmente aprobado. El texto incluía la siguiente literalidad:
«artículo 61 bis. Intervención de Municipios con población inferior a 5.000 habitantes. 1. Los Municipios
con población inferior a 5.000 habitantes que tengan en vigor un plan económico-financiero, serán inter-
venidos temporalmente cuando ocurra alguna de las siguientes circunstancias: a. Se haya procedido a la
disolución del órgano de gobierno de la Corporación en aplicación de lo dispuesto en el apartado 3 del
artículo 26 de la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad
Financiera. b. Superar el nivel de deuda permitido y no presentar el correspondiente plan de reducción de
deuda o bien incumplir el mencionado plan, de acuerdo con lo previsto en la Ley Orgánica 2/2012, de 27
de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, el texto refundido de la Ley regula-
dora de las Haciendas Locales, aprobado por el real decreto Legislativo 2/2004, de 5 de marzo, y la Ley
de Presupuestos Generales del Estado de cada año. c. Que su necesidad de financiación, en términos de
contabilidad nacional, supere el cinco por cien de sus ingresos no financieros en dos ejercicios presu-
puestarios consecutivos. d. El incumplimiento reiterado de las obligaciones de remisión de información al
Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas previstas en la Orden HAP/2105/2012, de 1 de octu-
bre, por la que se desarrollan las obligaciones de suministro de información previstas en la Ley Orgánica
2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera. A estos efectos, se enten-
derá que existe incumplimiento reiterado cuando se haya retenido durante tres meses consecutivos su par-
ticipación en los ingresos del Estado, de conformidad con lo previsto en el artículo 36 de la Ley 2/2011,
de 4 de marzo, de Economía Sostenible o bien, se hayan incumplido las obligaciones anuales de infor-
mación durante dos años consecutivos, o las obligaciones trimestrales durante dos trimestres consecuti-
vos, e. Cuando concurran todas las circunstancias siguientes: i. Haber obtenido una evaluación negativa
de los servicios mínimos prestados por el ayuntamiento a los que se refiere el artículo 26. ii. Presenten en
los tres años inmediatamente anteriores a la evaluación mencionada en la letra i) anterior remanentes de
tesorería para gastos generales negativos. iii. Que el Municipio tengan retenido el porcentaje máximo per-
mitido de su participación en los ingresos del Estado, de conformidad con lo dispuesto anualmente en la
Ley de Presupuestos Generales del Estado. 2. El interventor del municipio o el órgano que ejerza la tute-
la financiera comunicará a la diputación u órgano equivalente la concurrencia de lo previsto en el aparta-
do primero. En el plazo máximo de un mes desde la recepción de esta comunicación, la diputación, u
órgano equivalente, adoptará por mayoría simple, previo informe del órgano que ejerza la tutela financie-
ra, el acuerdo de intervención temporal del municipio. Transcurrido este plazo sin haberse adoptado el
acuerdo se entenderá aprobado. 3. La adopción del acuerdo de intervención temporal conllevará que a par-
tir de esa fecha los cargos electos de los órganos de gobierno del municipio dejarán de estar retribuidos y
sólo la diputación, u órgano equivalente: a. Será la competente para modificar y ejecutar el plan econó-
mico-financiero que tenga en vigor el municipio. b. Ejercerá todas las competencias del municipio nece-
sarias para ejecutar el plan económico-financiero. c. determinará el importe a partir del cual deben serle
comunicados los compromisos de gasto con carácter previo a su asunción. Transcurridos quince días
desde esta comunicación se entenderá autorizado el mencionado compromiso de gasto. d. dará instruc-
ciones al personal al servicio del Municipio temporalmente intervenido en ejercicio de lo previsto en este
artículo. 4. El Municipio dejará de estar intervenido cuando cumpla el objetivo de estabilidad presupues-
taria, el objetivo de deuda pública y la regla de gasto, previo informe favorable del órgano que ejerza la
tutela financiera».
30
Según el artículo 12.1 (regla de gasto) de la LO 2/2012, de 27 de abril: «la variación del gasto
computable de la Administración Central, de las Comunidades Autónomas y de las Corporaciones Loca-
les, no podrá superar la tasa de referencia de crecimiento del Producto Interior Bruto de medio plazo de
la economía española». Además, el artículo 19 (advertencia de riesgo de incumplimiento), establece que:
«1. En caso de apreciar un riesgo de incumplimiento del objetivo de estabilidad presupuestaria, del obje-
tivo de deuda pública o de la regla de gasto de las Comunidades Autónomas o de las Corporaciones Loca-
les, el Gobierno, a propuesta del Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, formulará una adver-
tencia motivada a la Administración responsable previa audiencia a la misma. Formulada la advertencia
el Gobierno dará cuenta de la misma para su conocimiento al Consejo de Política Fiscal y Financiera, si
la advertida es una Comunidad Autónoma, y a la Comisión Nacional de Administración Local, si es una
Corporación Local. dicha advertencia se hará pública para general conocimiento. 2. La Administración
advertida tendrá el plazo de un mes para adoptar las medidas necesarias para evitar el riesgo, que serán
comunicadas al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Si no se adoptasen las medidas o el
Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas aprecia que son insuficientes para corregir el riesgo,
se aplicarán las medidas correctivas previstas en los artículos 20 y 21 y 25, apartado 1.a)».
31
Esta tendencias es igualmente coherente con el reforzamiento de los mecanismos y los procedi-
mientos desarrollados para el control de las bases de datos, no sólo las locales, sino también las auto-
nómicas, y su interconexión con la Base de datos Nacional de Subvenciones, superando de esa forma
la previa duplicidad de las bases de datos autonómicas y locales con respecto a la base nacional de sub-
venciones.
4. Consideraciones finales
Este artículo ha tenido como propósito principal analizar el impacto de las dife-
rentes reformas que han operado sobre el régimen local español a lo largo de la secuen-
cia cronológica comprendida entre el año 2008 y el año 2014, desde la perspectiva de
las relaciones interadministrativas multinivel de contenido económico, financiero y
presupuestario. dicho estudio ha pretendido analizar la sustancial y significativa trans-
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La estructura del artículo pretende dar cuenta de un doble objetivo: empezaremos haciendo referencia a
aquellos procesos de transformación social que parecen desencadenar la crisis de las formas tradicionales de
gobierno y presionar hacia la emergencia de una nueva forma de gobernanza; continuaremos identificando
los aspectos característicos básicos de la nueva gobernanza, resaltando aquello que la distingue del gobierno
tradicional; por último, terminaremos apuntando una serie de interrogantes sobre este nuevo paradigma,
interrogantes que, según nuestra opinión, deberían convertirse en algunos de los temas claves en el debate
sobre la crisis y la re-estructuración de los procesos de gobierno
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Artikulu honek helburu bikoitz bat gauzatu nahi du: lehenik gobernu eredu tradizizonlen krisia dakartzaten
eta gobernanatza eredu berri baten agerpena bultzatzen duten gizarte eraldaketa prozesuei erreferentzia
eginez hasiko gara; jarraian; gobernantza berriaren ezaugarri esanguratsuenak idenfifikatuko ditugu,
gobernu eredu tradizonaletik bereizten duten elementuak nabarmanduz; azkenik paradigma berri honen
inguruko zenbait galderaikur aipatuko ditugu, galderaikurrok, gure iritziz, gobernu ereduen inguruko krisien
eta berregituraketei buruzko eztabaiden gai giltzarri bilakatu beharko luketeelarik.
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The structure of the article tries to reach two goals: we will start doing reference to those social
transformation processes that seem to unchain (provoque) the crisis of the traditional ways of government
and put pressure towards the emergence of a new way of governance; we´ll continue identifying the basic
characteristic aspects of the new governance, pointing out those elements that make it differenet from the
traditional government; we´ll finish questioning matters of this new paradigm that, in our opinion, should
become in some of the key matters in the debate about the crisis and the re-structuration of the government
processes.
1. Introducción
Desde hace unas décadas abundan en la Ciencia Política las referencias a la crisis de los
modos tradicionales de gobierno y la emergencia de nuevos paradigmas. En este orden de
preocupaciones podemos situar ejes de debate como los relativos a la crisis o la re-
estructuración del Estado de Bienestar Keynesiano (Esping-Andersen, 2002); la crisis del
Modelo Tradicional de Administración Pública y su progresiva substitución por paradigmas
alternativos de Gestión Pública – Nueva Gestión Pública, Post-burocracia, Gerencialismo –
(Ferlie et.al., 1996; Pollit, Bouckaert, 2004; Lynn, 2006); la crisis del Estado-Nación en el
marco de procesos simultáneos de globalización y localización (Borja, Castells, 1998); o,
incluso, la largamente debatida crisis de la democracia liberal-representativa (Norris, 1999;
♣
Instituto de Gobierno y Políticas Públicas (IGOP), Universidad Autónoma de Barcelona. ricard.goma@uab.es /
Ismael.Blanco@uab.cat
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Phar y Putnam, 2000; Dalton, 2004). Las viejas formas de gestionar el conflicto social, por lo
tanto, se tambalean y con ello van surgiendo modelos alternativos de regulación.
Asimismo, desde el ámbito de la Teoría Social se incide sobre los procesos de cambio que
nuestras sociedades están experimentando. Se trata de procesos multi-dimensionales, que
afectan a las estructuras laborales y productivas, a la dimensión de los valores y de las
identidades colectivas, a la estructura de las desigualdades sociales, a las relaciones inter-
generacionales y entre géneros... Y la confluencia de todos estos procesos de transformación
social nos obliga, según algunos autores, a re-calificar el modelo social emergente, un modelo
que ha tomado distintos nombres en la literatura: segunda modernidad; modernidad líquida;
modernidad reflexiva; sociedad postindustrial; sociedad del conocimiento (Beck et al. 1994;
Beck, 1999, 2000; Bauman, 2000; Sennet, 2006). Un punto en común entre ambas
aproximaciones, por lo tanto, es el hecho de considerar que estamos asistiendo a un cambio de
época. De ahí las referencias frecuentes en ambas a las “crisis” y los “pos”. Un cambio de
época que se da en lo político y en lo social, estando los procesos de transformación en ambas
esferas íntimamente ligados entre si. Es en este contexto intelectual, donde lo que predomina es
la preocupación por entender el cambio, mucho más que la estabilidad, en el que ha ido
adquiriendo cada vez más relevancia la noción de la gobernanza. Por una parte, la gobernanza
emerge como un concepto suficientemente amplio como para aprehender los múltiples procesos
de cambio político que se han identificado en los ámbitos la política económica y social, de la
gestión pública, de las relaciones inter-gubernamentales, de la democracia. Por otra parte, la
noción de la gobernanza nos permite vincular de forma comprehensiva los procesos de cambio
político con los procesos de cambio social que en la actualidad están operando. Sobre la base de
esta noción, por lo tanto, se va construyendo una especie de meta-teoría que pretende dar cuenta
de la dirección que está tomando la forma de regular el conflicto social en el marco de un
proceso estructural de transformación de la sociedad.
En este artículo se persiguen dos objetivos de naturaleza eminentemente teórica: por una
parte, tratar de delimitar las difusas fronteras que entendemos que dan sentido al concepto de la
gobernanza; por otra parte, elevar una serie de interrogantes que, creemos, nos obligan a revisar
críticamente algunos de sus presupuestos y, si cabe, enriquecer la aproximación al concepto con
nuevos enfoques. La estructura del artículo pretende dar cuenta de este doble objetivo:
empezaremos haciendo referencia a aquellos procesos de transformación social que parecen
desencadenar la crisis de las formas tradicionales de gobierno y presionar hacia la emergencia
de una nueva forma de gobernanza; continuaremos identificando los aspectos característicos
básicos de la nueva gobernanza, resaltando aquello que la distingue del gobierno tradicional;
por último, terminaremos apuntando una serie de interrogantes sobre este nuevo paradigma,
interrogantes que, según nuestra opinión, deberían convertirse en algunos de los temas claves en
el debate sobre la crisis y la re-estructuración de los procesos de gobierno.
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Del gobierno a la gobernanza: oportunidades y retos de un nuevo paradigma
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¿Cuáles son los elementos que constituyen tales procesos de cambio social? ¿En qué sentido
esos procesos nos llevan a repensar las formas de gobernar? Empecemos por la primera
cuestión: la transición hacia la sociedad postindustrial surge, según la literatura, de la
confluencia de una serie de procesos de cambio íntimamente relacionados entre si, procesos de
cambio que alteran las bases de la vieja sociedad industrial y que nos sitúan en un nuevo
sistema social. Entre ellos, podríamos destacar los siguientes:
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de las diferencias y derechos políticos de base residencial, quizás la tríada de un nuevo
paradigma intercultural, sigue estando ahí.
- La emergencia de nuevos valores, de nuevos elementos de identidad y de nuevas
preferencias políticas (Inglehart, 1999; Dalton, 2004). Ni los valores materialistas, ni la
agenda de las relaciones de producción, ni los partidos de masas monopolizan ya las
identidades políticas y las implicaciones colectivas de las personas. No es que hayan sido
eliminadas, sinó que coexisten con valores e identidades posmaterialistas, y con formas de
acción colectiva crítica que impugnan las viejas culturas de partido (Ibarra et al, 2002).
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Del gobierno a la gobernanza: oportunidades y retos de un nuevo paradigma
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insuficiente como mecanismo generador de legitimación de las políticas públicas. Las formas
de acción colectiva se van diversificando, al tiempo que los partidos políticos y las grandes
organizaciones corporativas de masas se encuentran crecientemente cuestionadas. Parece
necesario, por lo tanto, “reinventar la política”, repensar las formas de regulación del conflicto
social (Beck, 1997; Subirats, 2003). La gobernanza emerge, en este marco, como un paradigma
con potencial de abordaje de esos nuevos elementos de dificultad.
Un punto común en la literatura generada en los últimos años sobre la gobernanza es
recalcar el elevado grado de ambigüedad del concepto. En palabras de Rhodes (1996: 653), el
concepto de la gobernanza ha venido a definir “un modo emergente de regulación social; un
nuevo instrumental para la gobernación”. Sin embargo, una vez acordada esta definicion
básica, la confusión conceptual, la ambigüedad y la controversia teórica empiezan a reinar. La
gobernanza, de hecho, ha tomado acepciones muy diversas (Rhodes, 2000; Hirst, 2000):
equiparándose a formas emergentes de gerencialismo o de Nueva Gestión Pública (Metcalfe,
1993); como nuevo sistema de interdependencia internacional (Rosenau y Czempiel, 1995);
como un sistema sociocibernético de gobierno (Kooiman, 1993); como redes de política pública
(Marsh y Rhodes, 1992; Börtzel, 1998; Mayntz, 1999). También algunos autores identifican el
gobierno en red con la innovación democrática: “todas aquellas nuevas prácticas de
coordinación a través de redes y foros deliberativos que nacen de las ruinas de la
representación centralizada y corporativa de la década de 1970” (Hirst, 2000).
Desde nuestro punto de vista, todas estas definiciones presentan algunos puntos en común,
a partir de los cuales es posible clarificar las difusas fronteras de este concepto. Así, según
nuestra visión, la gobernanza podría ser definida a partir de tres grandes proposiciones (véase
Blanco y Gomà, 2002):
• Las dificultades cognitivas hacen referencia a las grandes incertidumbres que aparecen en
el momento de diagnosticar problemas, identificar alternativas, prever consecuencias de esas
alternativas sobre los problemas identificados y evaluar el impacto de las intervenciones sobre
su evolución. El conocimiento y la información se encuentran ampliamente dispersos en la
sociedad postindustrial, sin que ningún actor pueda llegar a poseer su monopolio absoluto. El
problema del conocimiento parece insalvable desde la lógica de un solo actor (Sabatier y
Jenkins-Smith, 1993; Mainwright, 2005).
• Las dificultades relacionadas con la autoridad: cada vez más, las políticas públicas se
desarrollan en un marco de fuertes interdependencias entre actores de naturaleza diversa y, por
lo tanto, díficilmente el poder puede ser ejercido unilateralmente y jerárquicamente por parte de
uno sólo; la implementación efectiva de determinadas decisiones (como por ejemplo, el
reciclaje de residuos domésticos) requiere, necesariamente, del sentido de corresponsabilidad de
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los target groups; por lo tanto, la sensibilización, la persuasión y la convicción son herramientas
cada vez más necesarias para orientar las políticas en la dirección deseada (Majone, 1989).
• Las dificultades relacionadas con las externalidades: Las políticas públicas provocan una
serie de reacciones imprevistas que ponen en cuestión nuestra visión de la acción de gobierno
en cuanto proceso propositivo y unidireccional para solucionar problemas concretos en ámbitos
claramente definidos y acotados. Los problemas públicos están cada vez más interconectados y
su acotación en ámbitos territoriales y temáticos claramente identificados resulta cada vez más
complicada (Mayntz, 1999).
• Por último, las dificultados relacionadas con la complejidad de los valores, intereses y
preferencias en juego: en la mayoría de decisiones, entran en escena una gran pluralidad de
valores, intereses y preferencias que difícilmente pueden ser representadas en exclusiva a través
de los representantes políticos y sociales tradicionales (partidos políticos, sindicatos,
asociaciones vecinales…); difícilmente, también, los conflictos que emergen pueden ser
gestionados en exclusiva en el marco de las instituciones representativas. Es necesario pues
asumir la necesidad de nuevos espacios de representación de intereses y valores, que den salidas
creativas e innovadoras a conflictos no gestionables desde lógicas clásicas.
preferencias
homogeneas heterogéneas
externalidades
conocimiento
confuso frecuentes
claro infrecuentes
fuerte débil
autoridad
Elaboración propia
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intereses y con recursos a aportar en las políticas; aceptar su participación en las tareas de
gobierno y gestionar las interrelaciones a fin de provocar acciones integradas; articular la
diversidad y la fragmentación a través de la coordinación o la integración. Sólo a través de la
participación en red de múltiples actores pueden promoverse los procesos de aprendizaje social
necesarios para abordar problemas complejos e inciertos (Subirats, Brugué y Gomà, 2002).
Parafraseando a Kooiman, la única forma de gobernar sistemas sociopolíticos dinámicos,
diversos y complejos de un modo democrático y efectivo es incorporar el dinamismo, la
diversidad y la complejidad de nuestras sociedades: no integrar la complejidad en el proceso
político puede provocar el caos; no incorporar el cambio como parte intrínseca de este proceso
puede llevar a la desorientación; no reconocer la diversidad como elemento consustancial puede
conducir a la desintegración (Kooiman, 1993: 44).
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políticas diseñadas en el nivel central; o bien el federalismo dual, con administraciones
subestatales autónomas pero apartadas de los principales campos de política pública
(Christiensen, 1999).
La gobernanza, en cambio, implica la emergencia de una nueva lógica de relaciones entre
niveles de gobierno, la del federalismo en red o la gobernanza multi-nivel:
“un sistema en el cual los distintos niveles institucionales comparten, en lugar de monopolizar, decisiones
sobre amplias áreas de competencia. Más que una dominación uniforme por parte de los estados
centrales, estamos asistiendo al surgimiento de un patrón altamente variable y no jerárquico de
interacción entre actores diversos en diferentes áreas de políticas” (Llamazares y Marks, 1999).
Cuadro 1. Las dimensiones del cambio: de las relaciones intergubernamentales a las redes de gobierno
multinivel
Relaciones Intergubernamentales
Redes de gobernanza
Clásicas
Multinivel: local-global
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proximidad en el mismo campo de acción, sino que se convierten en un factor catalizador de
éstas. Hoy no resulta extraño encontrar redes de municipios y de regiones interaccionando con
la UE en la elaboración de políticas urbanas, de empleo, de inclusión social o de protección
ambiental (Llamazares y Marks, 1999; Heritier, 1999; John, 2001; Morata, 2000; Hooghe y
Marks, 2001).
“la gobernanza identifica la difuminación de fronteras y de responsabilidades para tratar los temas
sociales y económicos (…); representa un paso atrás del Estado y una preocupación por trasladar
responsabilidades hacia los sectores públicos y voluntarios y, más en general, a los ciudadanos”.
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por una nueva visión centrada en la imagen de la red. El concepto de la gobernanza apunta
hacia la creación de una estructura o de un orden que no puede ser impuesto externamente, sino
que es el resultado de la interacción entre una multiplicidad de actores que participan del
gobierno y que son mútuamente influenciables (Kooiman y Van Vliet, 1993: 64).
3.3. La gobernanza conlleva una nueva posición de los poderes públicos en los procesos de
gobierno, la adopción de nuevas funciones y la utilización de nuevos instrumentos de
gestión
Como consecuencia de todo ello, los poderes públicos se ven resituados en los procesos de
regulación del conflicto social, deben adoptar nuevos roles y desarrollar nuevos instrumentos de
gestión. Como se ha dicho, en la actualidad, el concepto de la autoridad ya no se encuentra tan
ligado a la capacidad de imponer decisiones y de regular jerárquicamente los comportamientos
sociales, sino a la capacidad de influencia y de liderazgo del conjunto de la red. Se trata de
liderar a través de la influencia, de crear los marcos organizativos necesarios para el
intercambio y la cooperación entre actores diversos, de convencer al conjunto de actores de los
beneficios colectivos que se derivan de la participación en la red y de ofrecer los incentivos
necesarios para que se impliquen en ella. En términos de Kickert y Koppenjan (1997: 24):
“promover el ajuste mútuo del comportamiento de actores que tienen objetivos y ambiciones
diversos en relación con el tratamiento de los problemas públicos dentro de un marco dado de
relaciones interorganizativas”. Una función que, según los mismo autores, conlleva una serie
de actividades nuevas y diversas. Tratando de concretar un poco más, la gestión de redes
implica trabajar en dos niveles diferenciados (Kikert et al, 1997):
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Del gobierno a la gobernanza: oportunidades y retos de un nuevo paradigma
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percepciones. En este caso la estrategia pasa por producir marcos y universos de referencia. Por
medio del discurso y la deliberación se crean “policy core beliefs” –o paradigmas de política-
en línea con las finalidades estratégicas que puedan haberse planteado.
“El fracaso (de las políticas públicas) puede seguir produciéndose: las tensiones y las dificultades con las
instituciones de la sociedad civil, así como la inadecuación de las organizaciones que tratan de poner en
común sectores públicos, privados y voluntarios pueden conducir al fracaso de la gobernanza. Problemas
de liderazgo, diferencias en las escalas y en los horizontes temporales de actores clave y la intensidad
del conflicto social pueden ser todos ellos las semillas del fracaso de la gobernanza”.
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básicos de la transparencia, la responsabilidad y la accountability una vez las políticas se
formulan en el marco de redes compuestas por múltiples y diversos actores? ¿quién está
representado en estas redes y cómo garantizar que la deliberación acerca del interés común es el
criterio conductor de las decisiones que se toman en su interior? ¿son estas redes,
necesariamente, espacios horizontales de intercambio y de negociación o bien de las asimetrias
de poder que existen en la sociedad?
Una corriente clásica de reflexión en el campo del Análisis de las Políticas Públicas, dibuja
una posible concepción de las redes que nada tiene a ver con la regeneración democática, sino
más bien con la captura del poder por parte de los intereses mejor organizados (Rhodes, 2000:
77):
“las redes de política pública (policy networks) se centran en el oligopolio del mercado político: es decir,
en cómo las redes limitan la participación en el proceso político; definen los roles de los actores; deciden
qué temas serán incluídos y que témas excluídos de la agenda pública (…); modelan el comportamiento
de los actores; privilegian ciertos intereses no sólo limitando el acceso sino también favoreciendo los
resultados preferidos; y substituyen la accountability democrática por el gobierno privado. La
accountability desaparece en las intersecciones de las redes de las instituciones que forman parte de la
gobernanza”.
Todos los retos planteados hasta aquí han generado abundante literatura en los últimos años
y, de hecho, especialmente los últimos interrogantes, conectan con debates clásicos de la
Ciencia Política como los relativos a la naturaleza del poder o el significado de la democracia.
Sin duda, continúan siendo temas de debate plenamente pertienentes en relación con la
gobernanza, tanto desde un punto de vista empírico como normativo.
Queremos, sin embargo, dejar apuntados otros elementos de reflexión que afectan, más
bien, a la dimensión teórica del concepto, a sus supuestos, a los razonamientos subyacentes, a la
narrativa que lo articula.
La gobernanza incide sobre los aspectos más dinámicos e innovadores del proceso político.
Como hemos visto, pone el émfasis en las tendencias de superación de los principios del
gobierno tradicional –delegación, monopolio, jerarquía, especialización- y su progresiva
substitución por principios como la participación, la interdependencia, la horizontalidad y la
intersectorialidad. Tan cierto es, desde nuestro punto de vista, que estos principios se proyectan
cada vez más sobre las políticas públicas, por ejemplo, y quizás muy especialmente, en el
ámbito local (Blanco y Gomà, 2002), como que esas tendencias de cambio coexisten con fuertes
tendencias de continuidad: la idea de la gobernanza multi-nivel, por ejemplo, refleja tendencias
de cambio en el ámbito de las relaciones inter-gubernamentales, lo cual no impide que las
lógicas clásicas de autonomía o de jerarquía entre niveles continuen existiendo; si bien es cierto
que las administraciones reconocen, cada vez más, la necesidad de generar nuevas formas de
abordaje transversal de los problemas públicos, las resistencias culturales y organizativas en
este sentido son fuertes y la lógica tradicional de la especialización continúa predominando en
muchas organizaciones; la apertura de nuevos espacios de participación ciudadana ha ido en
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Del gobierno a la gobernanza: oportunidades y retos de un nuevo paradigma
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aumento a lo largo de los últimos años, muy especialmente en la escala local, aunque este tipo
de espacios continúan siendo más la excepción que la regla.
4.3. Estructura versus agencia como factores desencadentantes del cambio político
Como corolario de las dos ideas anteriores, cabe destacar que el enfoque predominante en
la teoría de la gobernanza emfatiza en factores de orden estructural en tanto que factores
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www.politika.org.es Ismael Blanco y Ricard Gomà
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explicativos de los procesos de cambio político. En términos generales, según este enfoque, es
la transición hacia la sociedad postindustrial, con todos los cambios estructurales que ésta
comprende, la que desencadena la crisis de las viejas formas de gobierno y la emergencia de las
nuevas formas de gobernanza. Se entiende así que el cambio hacia la gobernanza sea
frecuentemente representado como inevitable -tanto como parecen serlo los cambios sociales– y
como unidireccional –ya que los cambios sociales parecen tener una naturaleza
fundamentalmente global-.
Planteado de esta forma, la teoría de la gobernanza se vé afectada por los viejos vicios
estructuralistas que tanto han marcado la Ciencia Política en su trayectoria como disciplina. Ese
mismo estructuralismo que, por ejemplo, llevó durante tanto tiempo a desconsiderar el análisis
de la acción de gobierno (de las políticas públicas) en tanto que acción autónoma (Aguilar,
2003: 16):
“no es el caso de evocar los teoremas de la determinación económica, el carácter de clase, las demandas
del ambiente, la coalición y balance de los intereses organizados, que convertían el proceso
gubernamental en un evento reactivo o instrumental más que propositivo, en un hecho subalterno y
auxiliar: simple variable dependiente. El gobierno (…) era gobernado, más que gobierno”.
Desde nuestro punto de vista, la teoría de la gobernanza debería de hacer más explícito el
poder de los actores en general y de los gobiernos en particular en tanto que agentes del cambio
político: una parte importante de los cambios sociales hacia la sociedad postindustrial puede
explicarse por la agencia de actores con determinados valores y preferencias; asimismo, el
cambio en las formas de gobernar responde, también en parte, a esos mismos valores y
preferencias.
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Del gobierno a la gobernanza: oportunidades y retos de un nuevo paradigma
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rupturas. En ella subyacen oportunidades de mejora claras, pero también relaciones de poder y
de dominación no suficientemente cuestionadas (ni quizás comprendidas).
Finalmente, sabemos que los actores se mueven en espacios y con márgenes no ilimitados,
pero estamos convencidos que el impulso de valores y de acciones de transformación puede y
debe ir ensanchando límites, más allá de los profetas de cierto estructuralismo estéril. La
resultante, en términos políticos y sociales, sigue abierta, como siempre. Han cambiado, eso sí
(y mucho) las formas, las dinámicas, las agendas, las articulaciones, los espacios... en los que se
dirimen esas resultantes históricas.
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EL RÉGIMEN LOCAL
TRAS EL FRACASO
DE LA REFORMA 2013
ANDRÉS BOIX PALOP *
I. DEL FRACASO DE LA REFORMA LOCAL tivamente en la estabilidad tanto del propio proyecto europeo
DE 2013 como de la moneda que comparten muchos de sus miembros,
entre ellos nuestro país. No es casualidad, por ejemplo, que
Concluida la legislatura comenzada a finales de 2011 -con pe- el Memorando de Entendimiento acordado entre el Reino de
ríodos de sesiones de principios de 2012 a finales 2015-, así España y la Facilidad de Estabilización Financiera Europea en
como la primera de sus prórrogas –la breve legislatura que ha nombre de la Unión Europea a fin de determinar las condicio-
cubierto el primer semestre de 2016– y en vísperas de que haya nes de política sectorial y financiera que se imponían a España
de dar comienzo, necesariamente, una nueva –sea con eleccio- a cambio de la financiación acordada dentro del Acuerdo Mar-
nes mediante o sin ellas– puede ser conveniente echar la vista co de Asistencia Financiera, que permitió al gobierno español
atrás para valorar algunas de las reformas que han protagoni- acometer el saneamiento de las entidades de crédito con más
zado este tiempo. Un tiempo marcado por un contexto muy dificultades, se firme precisamente el 24 de julio de 2012 –por
peculiar, de crisis económica pero también social e institucional mucho que tarde medio año en ser publicado en el Boletín Ofi-
en España, así como de indisimulada presión por parte de las cial del Estado-, tras meses de enormes presiones y turbulencias
instituciones europeas, que quizás explique, al menos en parte, en los mercados financieros que amenazaban con comprometer
tanto los orígenes de las mencionadas reformas como algunas no sólo todo el mercado del crédito español sino con afectar de
de sus insuficiencias. forma muy grave a los de los socios europeos. El gobierno de Es-
paña, a cambio de esta inyección económica –instrumentada en
La reforma local aprobada definitivamente por las Cortes a fi- forma del conocido “crédito en condiciones muy ventajosas”– se
nales de 2013 –esto es, a mitad de la legislatura en cuestión– es comprometía a acometer una importante cantidad de reformas.
un buen ejemplo de ello. Forma parte del “paquete de reformas” Las unas, plasmadas en el documento y resultado de la explícita
que el Gobierno de España impulsó con la idea de “racionalizar” condicionalidad que vehicula el Memorando, que tenían que
la Administración española, junto a otras muchas iniciativas, ver con el saneamiento del propio sector financiero español y
tras las que se atisba no sólo la evidente necesidad de hacer su marco regulador. Las otras, sin necesidad de que aparecieran
frente a la grave situación económica sino la no menos patente comprometidas en el documento escrito, firmado y publicado,
presión por parte de las instituciones de la Unión Europea, muy pero que a nadie se le escapaba que eran fruto de presiones
preocupadas en esos años ante la posibilidad de que la situación y recomendaciones europeas con una fuerza casi equivalente a
económica e institucional de España pudiera repercutir nega- las que sí aparecían plasmadas, tenían que ver con la necesidad
inaplazable de que nuestro país pusiera en marcha importantes
reformas en otros sectores de nuestras economía y, también, en
nuestras Administraciones públicas con el objetivo indeclinable
* Profesor de Derecho Administrativo en la Universitat de València – Estudi
General. Blog sobre Derecho público y página web personal: http://www. de lograr su “modernización”, “racionalización”, “eliminación
uv.es/aboixp de duplicidades”, “adaptación a los modelos imperantes en los
24 C
Nº 68 – EL RONISTA DEL ESTADO SOCIAL Y DEMOCRÁTICO DE DERECHO
países de nuestro entorno más avanzados”, “sostenibilidad”... tivo, por cuanto apenas sí logra detectar organismos superfluos
Todo ello formas más o menos elegantes de expresar cuál era o procesos de racionalización que conlleven una reducción del
en realidad el mandato en cuestión, impuesto por la Unión Eu- perímetro de la Administración del Estado, más allá de cuestio-
ropea y asumido por el gobierno español, que de forma mucho nes absolutamente anecdóticas –que llevan a reorganizar, que
más sencilla y directa se puede traducir como la necesidad im- no a suprimir, elementos de una centralidad tal como la forma
periosa y urgente de hacer recortes y lograr importantes ahorros en que se gestionan la cría caballar o la administración de ciertos
en el gasto público de nuestras corporaciones locales, aparatos templos de culto, ambos casos sorprendentes ejemplos de res-
burocráticos de las Comunidades Autónomas y estructura orgá- ponsabilidades estatales llamativas en el siglo XXI; o a proponer
nica de la Administración del Estado. que las Administraciones autónomas se ocupen de la vacuna-
ción de los españoles que viajan al exterior, pero poco más–.
Las presiones exógenas explican en buena parte tanto cierta En cambio, las duplicidades e ineficiencias detectadas que son
precipitación a la hora de poner en marcha estos procesos de atribuidas tanto a las Comunidades Autónomas como a los En-
transformación como las manifiestas carencias en la correcta tes Locales son mucho mayores. Razón por la cual el grueso de
evaluación de los objetivos que se perseguían o los fines que se los míticos 8.000 millones de euros –cifra que por lo demás ha
pretendían alcanzar. Asimismo, influyen en una de las caracte- ido variando en la comunicación gubernamental a la hora de de-
rísticas más significativas y originales de todo el proceso: el he- terminar si correspondía al objetivo de ahorro anual o a la suma
cho de que las reformas en sí fueran en no pocas ocasiones me- de las economías de varios ejercicios– que ha de defenderse ante
nos importantes que transmitir la imagen, tanto ante la Unión la Unión Europea que se han logrado “optimizar” se aspira a
Europea como ante “los mercados”, con la evidente intención de que salga, a la postre, de reformas impuestas tanto a unas como
tranquilizarlos, de que se estaba llevando a cabo un muy impor- a otros. La forma en que se logrará imponer estos ahorros al
tante esfuerzo reformista, más allá de si luego éste se concretaba, resto de Administraciones Públicas, en lo que se refiere a las
a medio y largo plazo, en cambios de verdadero fuste. Comunidades Autónomas, ha sido por la vía de las medidas de
ajuste en materia de sostenibilidad que, al amparo de las com-
No es de extrañar, por lo demás, a partir de este planteamiento, petencias estatales horizontales en materia de economía y déficit
y dado el liderazgo del gobierno central en todo el proceso, que público, se ha considerado que permiten al Estado no sólo el
los cambios efectivamente operados hayan sido mucho más in- establecimiento de draconianos objetivos de déficit público al
tensos sobre las Comunidades Autónomas y Entes Locales que resto de Administraciones –las cifras en que se ha concretado
sobre la propia estructura de la Administración de un Estado el ajuste al que se ha obligado a las Comunidades Autónomas,
que es juez y parte en el proceso de evaluar dónde puedan estar por mucho que sean éstas las responsables de prestar los servi-
las ineficiencias y órganos innecesarios. El informe emitido al cios públicos más intensivos en capital humano y más necesita-
efecto por la Comisión para la Reforma de las Administraciones dos de recursos, como son la sanidad o la educación públicas,
Públicas (CORA), presentado en julio de 2013, es muy significa- han sido siempre mucho más exigentes que las que el Estado
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Nº 68 – EL RONISTA DEL ESTADO SOCIAL Y DEMOCRÁTICO DE DERECHO 25
EL RÉGIMEN LOCAL TRAS EL FRACASO DE LA REFORMA 2013
se ha impuesto a sí mismo, como ha sido denunciado hasta la ción en la misma de las Comunidades Autónomas, la cuestión
saciedad- sino la imposición de planes de ajuste si éstos son de la financiación suficiente de los entes locales y, por último, la
incumplidos, así como el establecimiento de todo tipo de reglas eficiente prestación de sus servicios públicos.
respecto a la determinación del gasto público. Estas reglas se
ha aceptado que puedan afectar incluso a la determinación que La reforma de 2013 ha sido, en efecto, incluso tras los diluidos
una Comunidad Autónomas haga de cómo destinar sus recur- planteamientos respecto de lo que fueron algunos de sus obje-
sos en el ejercicio de sus competencias exclusivas, para las que tivos iniciales con que quedó plasmada legalmente (Santamaría
el Estado puede prohibir o limitar, por medio de las conocidas Pastor, 2014), el mayor intento de reforma del régimen local
“tasas de reposición”, incluso la contratación del personal que español desde su implantación en los perfiles que actualmen-
las administraciones responsables de la prestación del servicio, te conocemos con la Ley Reguladora de las Bases del Régimen
sean autonómicas o locales, puedan considerar necesario. De Local de 1985 (LRBRL). Podemos, sin embargo, considerar que
hecho, el grueso de los “ahorros” en “racionalización” logrado en todos y cada uno de los referidos ejes esenciales las orienta-
por estas medidas durante los años pasados se explica de forma ciones de la misma, casi tres años después de su aprobación, se
directa a partir, sencillamente, de estas imposiciones en materia han manifestado como fracasadas, bien por la incorrecta evalua-
de déficit público y limitación en el número de nuevas contra- ción de la efectiva necesidad de una reforma en ese punto, bien
taciones de personal. Las economías efectivamente obtenidas se por la incapacidad de la norma para impulsar cambios efectivos,
corresponden casi miméticamente con la reducción del número bien por la patente equivocación en algunas de las finalidades
de empleados públicos. perseguidas, que el tiempo ha puesto si cabe más de relieve.
Así, la reforma apostó por la fusión de los ayuntamientos y la
Con todo, y junto a estas medidas, los dos primeros años de le- consiguiente reducción del número de municipios, pero no ha
gislatura vehicularon una apasionada discusión sobre el modelo logrado ni que ésta se haya producido ni que, previsiblemente,
de gobierno local existente en España, tanto a nivel provincial vaya a ponerse en marcha con una masa crítica mínimamente
como local. La reforma finalmente plasmada en la Ley 27/2013, significativa. Adicionalmente, apostó por fortalecer la actividad
de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local prestadora de las Diputaciones provinciales, cegando otros mo-
(LRSAL), intervenida tras dos años de debate, trataba de acom- delos de prestación y garantía de los servicios públicos de escala
pañar y completar los recortes presupuestarios y las posibilida- supramunicipal, sin que se hayan visto grandes beneficios como
des de intervención en las cuentas públicas de los entes locales consecuencia de ello y, además, imponiendo una serie de tareas
españoles con una supuesta reforma que aspiraba a modernizar a estos órganos para las que en no pocos casos -provisión de los
definitivamente nuestra planta local y dar solución a algunos de medios para la importante reforma administrativa impuesta por
los problemas endémicos del municipalismo español. Lidera- las reformas en materia de procedimiento electrónico derivadas
da por el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas de las leyes 39/2015 y 40/2015 en los municipios de menos de
con la colaboración del Instituto Nacional de Administración 20.000 habitantes- ya se están mostrando como francamente
Pública, las propuestas que finalmente quedaron plasmadas incompetentes. En el tercero de los aspectos referidos, apostó
en la norma aspiraban a resolver, al menos, cinco problemas por un modelo de determinación de las competencias locales
esenciales con la idea de modernizar definitivamente nuestras rígido y limitado, donde además se excluía la participación de
administraciones locales: la cuestión de la planta local y el exce- las Comunidades Autónomas, que fue muy criticado doctri-
sivo número de municipios existentes en España –que se juzgan nalmente por erróneo, poco razonable y, además, contrario al
demasiados y por lo general demasiado pequeños para poder reparto constitucional en materia de competencias, cuestiones
prestar de forma eficiente los servicios públicos–, el papel de que parecen todas haberse verificado con el paso del tiempo,
las administraciones de segundo nivel –supramunicipal, provin- incluyendo los pronunciamientos del Tribunal Constitucional
cial–, la ordenación de las competencias locales y la interven- ya intervenidos, dado que éste, en sus Sentencias 41/2016 y
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ANDRÉS BOIX PALOP
111/2016, ha enmendado la plana al legislador de forma muy fusiones como, se argumenta, ha sido el caso en no pocos paí-
significativa en materia competencial. Tampoco en materia de ses de nuestro entorno. Tal fue, por lo demás, la solución que
financiación y suficiencia la reforma ha aportado, en la prác- inicialmente plantearon los instigadores de la reforma 2013, si
tica, nada diferente a recortes: ni lograr una mejora apreciable bien la LRSAL abandonó este planteamiento coactivo ante las
en la garantía y autonomía de la financiación local ni perseguir reticencias que generaba incluso entre las bases locales del par-
una mejor distribución de los recursos, más redistributiva, eran tido en el gobierno, optando finalmente por combinar como
objetivos en realidad de la misma, por lo que siguen siendo medidas de “racionalización” tanto las clásicas soluciones de in-
cuentas pendientes de nuestro régimen local. Por último, las re- centivo económico de las fusiones –más bien modestos, por otro
formas planteadas en las formas de prestación de los servicios lado– como tratando de poner en marcha la recentralización de
públicos, destinadas en teoría a lograr una mayor eficiencia, no muchas de las competencias de los municipios de menos de
han tenido otro efecto jurídico que alentar la privatización de 20.000 habitantes en las Diputaciones provinciales. Ambas me-
la prestación de los servicios públicos municipales, poniendo didas han resultado, a la postre, un fracaso.
con ello en grave riesgo algunos servicios sociales. Ello en un
momento en que, precisamente, la ciudadanía es más conscien- Y no es de extrañar que así sea, dado que el debate queda des-
te tanto de la necesidad de los mismos y de lo peligroso de los centrado si no se tiene en cuenta que el tamaño del municipio
recortes en un contexto de severísima crisis social como el que tiene más o menos importancia dependiendo, como es obvio,
vivimos, como de las garantías asociadas a la prestación pública de su nivel competencial y de la flexibilidad de éste. Es decir,
de los mismos. Por esta razón tiene sentido, aprovechando la ex- no genera los mismos problemas el minifundismo municipal si
periencia acumulada, revisar las orientaciones de la reforma de existen entes regionales potentes (como ocurre en España) que
2013, analizar las causas de su fracaso y esbozar posibles solu- si no es el caso, como ocurre en Inglaterra o Dinamarca, por
ciones a los retos todavía pendientes respecto de estos nucleares referirnos a los mismos ejemplos antes señalados, dado que las
aspectos del diseño de nuestro gobierno local. competencias de los municipios en el primero de los supuestos,
inevitablemente, tenderán a ser menores. Asimismo, los proble-
mas derivados del minifundismo municipal se minimizan de
II. AL HILO DEL MINIFUNDISMO MUNICIPAL forma notable si hay estructuras de apoyo a escala más amplia y
EN ESPAÑA, DE LA NECESARIA REFORMA un modelo local flexible que permita la agrupación funcional de
DE LA PLANTA LOCAL Y DEL TIPO DE ciertos servicios o la gestión intercomunal de muchos intereses,
ENTES DE CARÁCTER SUPRAMUNICIPAL como pasa por ejemplo en Francia, que conserva 40.000 mu-
QUE PODRÍA AYUDAR A MEJORAR LA nicipios -5 veces más que en España, esto es, un 500% más, a
EFICIENCIA DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS A pesar de contar únicamente con un 50% más de población que
ESCALA LOCAL nuestro país, Hertzog, 2012-, muchísimos de ellos con pobla-
ciones reducidísimas, pero que está apostando decididamente
Una crítica muy común, reiterada hasta la saciedad, a nuestro por estructuras metropolitanas y de prestación de servicios en
modelo de régimen local es la que se refiere al excesivo número común que, a diferencia de lo ocurrido en España, han abando-
de municipios existentes en España y sobre todo, y como ine- nado la lógica centralista de tratar de imponer un modelo igual a
vitablemente consecuencia de ello, a su reducido tamaño. Sue- todo el país y apuestan por la diversidad funcional. Y ello a pesar
le ponerse de manifiesto que el número de municipios, unos de que el Estado francés tiene una conocida fama, ganada a justo
8.000, se ha mantenido constante en las últimas décadas, sin título, de adherir a una tradición más bien uniformizadora.
que las normas postconstitucionales hayan favorecido o poten-
ciado las fusiones de municipios (Dafflon, 2013), a diferencia Es el caso también de la República Federal de Alemania, que
de lo ocurrido en otros países de nuestro entorno como, por cuenta en estos momentos con unos 12.000 municipios frente
citar sólo algunos ejemplos significativos, Inglaterra, Dinamarca a los 8.000 españoles, lo que en proporción a la población de
o Alemania (Schefold, 2012). Obsesivamente se apela al umbral uno y otro país nos sitúa en una situación bastante semejante
de los 20.000 habitantes como el número mágico a partir de en este asunto del número de municipios que obsesiona tanto
la cual los entes locales pasarían a ser eficientes y capaces de a los reformadores españoles. Donde sí hay notables diferencias
prestar servicios y se repite como un mantra la cifra de que en entre España y Alemania es, de nuevo, en que en ese país sí se
España sólo unos 400 municipios -esto es, un 5% del total- su- ha logrado una tendencia a la baja en el número de municipios
peran esta barrera. No obstante, ni el entorno comparado al que por medio de fusiones incentivadas, reduciendo poco a poco,
se apela frecuentemente pone de manifiesto una anomalía espa- pero de forma constante, el minifundismo municipal y creando
ñola tan dramática como suele comentarse ni es necesariamente estructuras más potentes por medio de la eliminación de bas-
cierto que un ente local no pueda funcionar y cumplir perfecta- tantes de los entes locales más pequeños e ineficientes. Ahora
mente todas o al menos muchas de sus funciones por debajo de bien, ello se ha logrado con un notable impulso regional, no
los 20.000 habitantes, como por lo demás ha sido reiterado por tanto de la Federación, y permitiendo una generosa variedad de
quienes más han estudiado estas cuestiones de forma empírica aproximaciones dependiendo de los Länder. Algo que en Espa-
(Lago Peñas y Martínez Vázquez, 2013). ña, dadas las diferencias de tipologías municipales y de tamaño
de los municipios o en cuanto a la densidad de población de
Ello no obstante, la conclusión reiteradamente extraída por mu- ciertas regiones, debiera ser tenido en cuenta: probablemente
chos, como ha sido defendido por ejemplo en esta Revista re- el tamaño municipal óptimo no es el mismo en zonas litorales
cientemente con muchos datos y de forma sin duda elocuente muy pobladas que en áreas de interior con núcleos dispersos,
(Durán García, 2016), por acudir sólo al último de los ejemplos, alejados y muy poco poblados. Por todo ello quizás pareciera
es que el legislador debería tomar cartas en el asunto e imponer sensato, como por lo demás era la pretensión inicial del consti-
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EL RÉGIMEN LOCAL TRAS EL FRACASO DE LA REFORMA 2013
tuyente -el art. 148.1.2ª CE es bastante significativo al respecto-, mados profundamente, cuando no liquidados con la propuesta
dejar en esta materia un amplio protagonismo a las Comunida- del Gobierno Valls para su eliminación progresiva. En efecto, y
des Autónomas, incentivando y ofreciendo estímulos económi- en el marco de la reforma de las regiones ya acometida, esta su-
cos, en su caso, pero permitiendo que sean ellas las que tengan presión está ya programada para finales de esta década, aunque
el verdadero protagonismo a la hora de diseñar el nuevo mapa aún sometida a debate por la oposición de parte de la derecha
de la planta local necesario para afrontar en las mejores condi- francesa a la medida. Frente a las estructuras tradicionales, las
ciones las necesidades sociales y económicas de la población en reformas apuestan por ceder protagonismo tanto a las regiones
el actual contexto. como a diseños de prestación intercomunal o metropolitanas,
normalmente voluntarias pero claramente incentivadas –tanto
Es decir, la dirección correcta para la superación de los proble- económicamente como sumando competencias a estas estructu-
mas del minifundismo municipal va justo en una línea contraria ras cuando son efectivamente creadas y puestas en marcha–.
a la reforma local de 2013. Deberíamos afrontar este reto asu-
miendo las bondades de la diversidad y dejando que fueran las Un aspecto, como puede comprobarse muy llamativo, de la re-
Comunidades Autónomas, como por otro lado está claramente forma española de 2013 es, en este y otros puntos, su clara des-
en el espíritu de la Constitución, las que actualicen y reorga- conexión con las tendencias al uso en el resto en Europa. Y ello
nicen la planta local. Para ello es esencial que, cuanto antes, a pesar de la retórica al uso, que trató en su momento de poner
la norma básica de régimen local dé un paso atrás, elimine sus en valor la supuesta coordinación de la reforma española con las
múltiples preceptos que gratuita e innecesariamente imponen dinámicas que se habrían supuestamente generalizado allende
modelos uniformes y reapodere a la legislación autonómica de los Pirineos. Resulta absolutamente increíble que existiendo nu-
la capacidad para diversificar funcionalmente el modelo local a merosos trabajos de gran calidad sobre el régimen local en los
partir de las necesidad u orientaciones políticas, o visiones de países de la UE -algunos de ellos editados por el propio Instituto
cómo lograr una mayor eficiencia, de cada región. Algo que, Nacional de Administración Pública (Moreno Molina, 2012), y
además, permitiría y alentaría la experimentación y la diversifi- que por ello debieran ser cercanos a quienes han promovido la
cación, así como el abandono de modelos uniformes, en la línea LRSAL-, así como otros, como el muy interesante estudio del
de lo que también es común en Europa. Experimentación que, equipo dirigido por Francisco Velasco (2010) sobre las refor-
hasta la fecha, ha brillado por su ausencia en España, en gran mas del régimen local en los Estados de tradición federal, que
parte, por las enormes limitaciones que impone una Ley Regu- se acometa un estudio de estas cuestiones sin la más mínima
ladora de las Bases del Régimen Local que va mucho más allá de valoración económica o funcional -al estilo de la que puede en-
lo que debiera, tendencia que tanto la reforma de 2013 como contrarse en la obra ya mencionada de Lago Peñas y Menéndez
sentencias como la conocida STC 31/2010 recaída sobre el Esta- Vázquez de 2013- y sin la más mínima preocupación por estu-
tuto catalán de 2006, de claro cariz recentralizador también en diar en profundidad cuáles son las soluciones que de verdad
esta materia, refuerzan no sólo innecesaria y erróneamente sino, se están imponiendo en nuestro entorno tanto geográfica como
también, en un sentido contrario a lo que es la pauta dominante jurídicamente más cercano.
allende nuestras fronteras, donde se tiene claro que la diversi-
dad es esencial para lograr mejoras en la eficiencia por permitir Frente a modelos flexibles y diversos, con mucho fomento de
una mayor adaptación a las realidades diferentes complejas y la coordinación y de la voluntariedad e incentivo de la expe-
por permitir, adicionalmente, la experimentación y emulación. rimentación en la base, aquí se pretende imponer un diseño
homogéneo decidido desde arriba; frente a una apuesta por la
Esta reflexión, por ello, tiene también mucho que ver con cómo subsidiariedad y lo local, patente en toda Europa –y aunque
se establecen, en paralelo a municipios poco a poco más eficien- resulte contraintuitivo también en los casos de países que han
tes y de mayor tamaño por distintas vías pero preferiblemente fusionado municipios… para precisamente poder dotarlos de
con un trato generoso con la diversidad y por vía incentivada, más competencias–, aquí se opta por la estructura provincial y
mecanismos de garantía de ciertos servicios y prestaciones de la jerarquización en la provisión de servicios; frente a la inter-
tipo supramunicipal. En este sentido, también la reforma de comunalidad incentivada y la respuesta compleja a un mapa di-
2013 se ha alejado significativamente de la pauta europea, lo que verso, aquí el Estado sigue pretendiendo dar una receta unitaria
de nuevo debiera dar qué pensar. Recordemos que, y también para todo el territorio. No puede, en definitiva, encontrarse un
como consecuencia sin duda de las presiones europeas comunes ejemplo de reforma peor diseñada que la de la planta local que
a toda la Europa mediterránea, nuestra reforma local ha interve- se encierra en la ley local española de 2013.
nido en paralelo a un proceso de reforma de los diversos niveles
de acción pública en países como Francia o Italia, aún en pro- Por esta razón, no es de extrañar su completo fracaso en este
ceso. Sin embargo, y a diferencia de lo ocurrido en España, en punto. El legislador ha pretendido aplicar recetas antiguas para
esos países la reforma no se ha limitado sólo a la esfera local, ni afrontar un problema que ciertamente se arrastra desde hace
siquiera se ha centrado en ella, sino que ha apostado también años pero que se proyecta sobre el presente y el futuro: el mi-
por un replanteamiento profundo de las estructuras intermedias, nifundismo municipal español y la evidente inadecuación de
tanto regionales como, sobre todo, equivalentes a nuestras pro- demasiadas Administraciones minúsculas para hacer frente a
vinciales, cuya subsistencia se pone en cuestión -a diferencia de muchos de los retos para los que en materia prestacional las
lo ocurrido aquí- tanto en Italia (Morcillo Moreno, 2014) como complejas sociedades de nuestros tiempos demandan una res-
incluso en Francia, cuna de las mismas, pues el modelo tiene su puesta. Pero en lugar de experimentar con soluciones modernas
origen en la figura del département revolucionario. En este caso, y mirarnos en el espejo europeo, en lugar de permitir a las Co-
cuestionados hace tiempo como entes funcionalmente poco efi- munidades Autónomas ir más allá con algunos de los modelos
caces (Bazoche, 2008), finalmente parecen en trance de ser refor- de agrupación para la gestión en niveles intermedios ya conoci-
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ANDRÉS BOIX PALOP
dos desde hace años y aplicados por toda Europa, se opta por un críticas han sido numerosas y vienen de antiguo, aunque se agu-
sorprendente retorno, si no a 1833 y Javier de Burgos -aunque dizaron tras la gran transferencia de competencias a favor de las
el mapa mental de España que tenía en la cabeza el legislador Comunidades Autónomas de régimen general que se produce
sea sin duda ése, como es patente-, sí a las soluciones de finales a lo largo de la década de los noventa (por ejemplo, Rodríguez
de principios de del siglo XIX: unos municipios capitidisminui- Arana-Muñoz, 2002-2003). Han resaltado, así, cómo el reparto
dos y con competencias escasísimas en comparación con sus territorial del poder, excesivamente centrado en la pugna com-
equivalentes europeos que, además, no se podrían incrementar; petencial entre el Estado y las Comunidades Autónomas, habría
unas Diputaciones provinciales a las que se aspira a convertir, a dejado de lado a los municipios.
pesar de sus múltiples y manifiestos problemas, en la Adminis-
tración local por excelencia de la proximidad, incrementando A este respecto, es cierto que la aparición de las Comunidades
su peso; una estructura idéntica en todo el territorio español, Autónomas, con el desplazamiento de muchas competencias
con independencia de sus condiciones económicas, demográ- tradicionalmente estatales a la escala regional -si bien, a la hora
ficas, sociales, geográficas…; y unas Comunidades Autónomas de la verdad, con menos intensidad de lo que se suele decir por-
que nada tendrían que decir ni que oponer a estas pretensiones, que el Estado retiene mucha capacidad de determinación en no
porque para la LRSAL de 2013 el papel ordenador del Estado pocos ámbitos-, ha contribuido a relegar a un segundo término
cubre prácticamente todo y no ha lugar a que territorialmente se a los municipios en lo que se refiere a su nivel competencial.
pueda mejorar el modelo, dar más competencias o, ni siquiera, a Se trata de un fenómeno que se debería analizar en dos planos
participar en determinar cómo se prestan a escala local las com- conectados pero que conviene diferenciar. Por un lado, el estric-
petencias y atribuciones propias de cada Comunidad -conviene tamente relacionado con el reparto de competencias a diferentes
repetir y detenernos en el adjetivo- Autónoma. Se trata de otro niveles y la reflexión sobre cuáles son los ámbitos de decisión
grosero error de la reforma que explica también, en parte, su óptimos para poner en marcha toda una serie de políticas pú-
triste final. blicas, cuestión que tiene que ver con la funcionalidad y diseño
de la planta administrativa y los niveles óptimos para una me-
jor gestión. En este punto, resulta obvio que la aparición de las
III. SOBRE POR QUÉ LAS COMUNIDADES Comunidades Autónomas tiende a concentrar en ellas ciertos
AUTÓNOMAS DEBIERAN PODER servicios y prestaciones que requieren de cierta red o que pre-
TENER MUCHO QUE DECIR EN LA sentan economías de escala -piénsese en los servicios sanitarios
DETERMINACIÓN DEL RÉGIMEN LOCAL o educativos- pero que, en países sin niveles regionales potentes
DE SUS MUNICIPIOS, TANTO A NIVEL y con municipios de mayor tamaño, en muchas ocasiones sí
ORGANIZATIVO COMO COMPETENCIAL son asumidos por los municipios. Por otro lado, en un plano
estrictamente político, es también cierto que la mayor poten-
El asentamiento del modelo constitucional de régimen local es- cia representativa de las Comunidades Autónomas, así como su
pañol tal y como fue concretado desde 1985 por la LRBRL y relativa novedad tras la Constitución de 1978, ha centrado el
todo su desarrollo, por mucho que en general y globalmente debate sobre el reparto Estado-Comunidades Autónomas y los
exitoso, ha convivido, sin embargo, con una crítica muy común, conflictos surgidos en torno a las visiones más centralistas y las
especialmente desde sectores más municipalistas, respecto de las más partidarias de la descentralización, quedando oscurecido el
escasas competencias municipales que, a la postre, han acabado debate sobre las competencias municipales (Boix Palop, 2013).
consolidándose en favor de los municipios, que se entiende que Ello fue así, al menos, en los primeros años. Aunque también es
por lo general son muchas menos tanto de las que podrían ges- cierto que la crisis económica y social de esta última década y su
tionar una gran número de municipios, por un lado; como de intensidad sin precedentes desde el final de la II Guerra Mundial
las que sería deseable que tuvieran reconocidas, por otro. Estas está ayudando a poner de nuevo en valor la importancia de la
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EL RÉGIMEN LOCAL TRAS EL FRACASO DE LA REFORMA 2013
labor local de proximidad para mejorar las condiciones de vida norma básica que es un corsé bastante rígido y uniformizador.
de los ciudadanos y defenderlos frente a la exclusión, así como Lo cual a su vez tiene efectos sobre el debate competencial. A
para dotarlos de una verdadera igualdad de oportunidades en menos posibilidades de diferenciación y menor flexibilidad del
muchos ámbitos, para lo cual el amplio desarrollo de competen- modelo, mayor es la tendencia a evitar la generosidad con los
cias y políticas locales resulta esencial, y muy especialmente en municipios en el plano competencial, pues descentralizar en
las grandes aglomeraciones urbanas más castigadas por la crisis favor de éstos supondría hacerlo a favor de todos, incluyendo
(Romero, 2015). también a municipios muy pequeños.
Sin embargo, ninguna de estas dos dinámicas es inevitable ni Adicionalmente, ha de ser señalado que este debate tampoco ha
ha de conducir necesariamente a desplazar y marginar a los contado con una influencia autonómica a favor de la descen-
municipios. Una manera de evitarlo es, justamente, permitir tralización. A pesar de que la forma tradicional de entender el
un gran protagonismo a las Comunidades Autónomas a la hora modelo LRBRL -que posteriormente veremos que la reforma lo-
de definir, como mayor o menor ambición según los casos, el cal de 2013 pone abiertamente en cuestión y somete a una gran
ámbito competencial de sus entes locales, tanto aisladamente polémica- consideraba que las competencias atribuidas por la
considerados como en las diferentes modalidades de prestación ley estatal eran mínimos que reflejaban la garantía institucional
conjunta de servicios que, mancomunada o consorciadamen- de la autonomía local pero que en todo caso eran susceptibles
te, de forma intercomunal, comarcal o metropolitana, puedan de ser superados y ampliados por la legislación autonómica en
imaginarse. Algo que no ha sido posible hasta la fecha y que la el ámbito competencial que le es propio, lo cierto es que las
reforma de 2013 pretendió hacer si cabe más difícil. Ha de ser leyes locales autonómicas generales, incluyendo las más avan-
tenido en cuenta, en este sentido, que el régimen local español zadas -Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana-, han sido
derivado de la LRBRL ha tendido tradicionalmente a la unifor- más deudoras de la ley estatal que innovadoras en este campo.
midad, atribuyendo sustancialmente las mismas competencias Sólo la legislación sectorial autonómica ha sido algo más gene-
y responsabilidades a todos los municipios con independencia rosa, pero normalmente siempre asignando a los entes locales
de su tamaño, variando únicamente la obligación –que no la funciones subsidiarias y de ejecución.
posibilidad– de prestar ciertos servicios locales; así como ha es-
tablecido un modelo organizativo muy similar para todos ellos. Por todo ello, el debate sobre la necesaria “segunda descentrali-
Sólo con el paso de los años se ha introducido una leve diferen- zación”, si bien siempre ha estado presente, nunca lo ha sido de
ciación, de tipo organizativo, para grandes municipios -la Ley forma excesivamente intensa ni ha logrado ampliar las compe-
57/2003 reformó en este sentido la LRBRL ya muy tardíamente, tencias municipales de forma sustancial (Rodríguez Arana-Mu-
para establecer ciertas normas esencialmente organizativas y or- ñoz, 2002-2003). El llamado Pacto Local trabajosamente logra-
gánicas diferenciadas, con equipos locales más fuertes y diná- do a final de la década de los 90 del siglo pasado para reforzar la
micas de control por parte del pleno algo más “parlamentarias”, autonomía local por medio de la reforma de la LRBRL, sin ir más
así como con medidas de desconcentración administrativa en lejos, acabó más centrado en establecer mecanismos de defensa
distritos por lo demás muy tímidamente aplicadas-. Lo cierto, de las competencias ya existentes que en una ampliación signifi-
sin embargo, es que la reforma, aunque generó mucha más fle- cativa de las mismas –por medio de la LO 7/1999 se establece la
xibilidad y algunas posibilidades de diferenciación estructural posibilidad de que cierto número, considerable, de ayuntamien-
(García Rubio, 2011), requiere de mucha voluntad política para, tos puedan plantear ante el Tribunal Constitucional conflictos
con base únicamente en ella, desplegar políticas locales clara- en defensa de la autonomía local ante posibles invasiones de
mente ambiciosas. Tampoco supuso diferencias competenciales competencias, como por ejemplo el que ha sido planteado, aún
relevantes más allá de las tradicionales. Los municipios españo- no resuelto, por la supuesta invasión de la misma derivada de la
les, todos ellos, han seguido, en definitiva, dependiendo de una reforma de la LRBRL de 2013–.
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No ha sido hasta muy recientemente, en un contexto de crisis atribuir competencias locales específicas, o prohibir que éstas
institucional muy acusado, cuando las demandas de descen- se desarrollen en el nivel local, cuando tenga la competencia en
tralización a favor de los municipios se han hecho algo más la materia o sector de que se trate”, por lo que “(e)n materias
concretas y se han ido extendiendo, normalmente vinculadas de competencia autonómica, sólo las Comunidades Autónomas
a las exigencias de mayor transparencia, participación ciudada- pueden atribuir competencias locales o prohibir que el nivel lo-
nía y cercanía de la población a la toma de decisiones, que ten- cal las desarrolle”. Se trata de una regla, como se dice, extraordi-
dencialmente apoyan, de la mano del principio de subsidiarie- nariamente clara y aparentemente sencilla de aplicar que, sin em-
dad, que ese acercamiento se produzca ampliando la capacidad bargo, la reforma de 2013 desconoció totalmente, tanto a la hora
competencial de los municipios (Romero y Boix, 2015). Debate de ordenar cómo prestar ciertas competencias en concreto –para
que, sin embargo, no se ha plasmado por el momento en re- más inri, incidiendo en algunas competencias típicamente auto-
formas legales. Al contrario, y como se ha dicho, la reforma nómicas como sanidad, educación, servicios sociales…– como
operada por la LRSAL en 2013 en el texto de la LRBRL ha ido, para establecer un modelo de reparto de las competencias muni-
más bien, en sentido contrario, de la mano de la tradicional cipales que, como ya se ha expuesto –e innovando sobre lo que
justificación que pone el foco en los municipios pequeños y su era la tradición española en la materia desde la Ley Reguladora
incapacidad para gestionar competencias ambiciosas (Almeida de las Bases del Régimen Local de 1985,– concebía el listado de
Cerreda, 2013: 79-88). competencias atribuida por la misma a los entes locales como ex-
haustivo y no susceptible de ninguna adición autonómica, algo
Resulta interesante resaltar, en este punto, que la LRSAL, en que de modo evidente, aplicando la doctrina del Tribunal Cons-
efecto, va en una dirección radicalmente contraria a la aquí pre- titucional tradicional ahora reiterada, decae naturalmente.
conizada y que, como ha señalado unánimemente la doctrina
que se ha ocupado con detenimiento de esta cuestión (Velasco Y es que es lo cierto que la STC 41/2016, técnicamente muy sol-
Caballero, 2014), lo ha hecho con una vocación que ha combi- vente, no es particularmente novedosa, como había señalado la
nado de manera muy potente recentralización a favor del Estado doctrina antes de la decisión del Tribunal (Alonso Mas, 2014; Boix
y jibarización de los poderes de proximidad. La reforma reduce Palop, 2014). Nada de lo que señala es sorprendente y, de hecho,
las competencias municipales y, además, pretende fijar su exac- lo llamativo es hasta qué punto los redactores de la ley, el gobier-
ta extensión rígida e indeleblemente en la ley básica estatal, de no de entonces, del Partido popular, así como los parlamentarios
manera que de ahí no se pueda, en ningún caso, pasar y de que apoyaron la ley –que no fueron sólo los de la mayoría del go-
modo que los municipios no puedan en absoluto ver ampliado bierno– y parte de la doctrina fueron capaces de obviar una con-
su ámbito competencial (Arenilla Sáez, 2014; Forcadell Este- solidada jurisprudencia constitucional, que el Tribunal desgrana
ller, 2014). Para ello la ley local de 2013 no sólo ha de unifor- en su sentencia –el extenso FJ 3º es un gran resumen, completado
mizar y hacerlo en este sentido limitador sino, además, combi- con el FJ 4º y el FJ 9º–, que hacía bastante evidente que la refor-
nar esta intención con una recentralización de la concepción de ma propuesta y su pretensión de desapoderar a las Comunidades
las competencias en materia local, que pasan a ser entendidas Autónomas en materia de régimen local no era, sencillamente,
como estatales incluso para definir qué pueden o no las Co- constitucional. Y ello por mucho que este Tribunal, que no tiene
munidades Autónomas determinar que pase a ser competencia más remedio que afirmar la inconstitucionalidad de esas partes
municipal. La LRSAL aspira incluso, como es sabido, a impedir de la ley, no sea particularmente hostil a la idea de recentraliza-
a las normas sectoriales autonómicas reguladoras del ejercicio ción. No lo es desde hace años y tampoco lo es en esta sentencia:
de sus competencias exclusivas la asignación de competencias admite sin mayor problema una importante capacidad del Estado
ejecutivas en estos campos a los entes locales que vayan más allá para intervenir por medio de su legislación básica y, por ejemplo
de lo previsto por la norma estatal. Se trata de un objetivo que –FJ 5º y 6º–, para redelimitar la competencia autonómica en ma-
no sólo explica, por lo errado y desconocedor de la realidad lo- teria de planta local; también admite sin mayor problema que el
cal del país, el fracaso aplicativo de la reforma sino que, además, Estado imponga nuevas exigencias de todo tipo y especialmente
demuestra una enorme incomprensión respecto de las bases financieras a entes locales asociativos y entidades locales menores;
constitucionales del modelo de reparto del poder implantado, y, en general, avanza en la línea ya muy consolidada por el propio
con el Estado autonómico, por la Constitución de 1978. Tribunal de admitir que las competencias horizontales en favor
del Estado se pueden interpretar de forma muy generosa, dando
De hecho, el no siempre en exceso beligerante Tribunal Cons- así carta de naturaleza definitiva a que el art. 149.14ª CE otorgue
titucional español así lo ha declarado sin ambages en sus pro- al Estado la competencia en materia de “Hacienda y Deuda del
nunciamientos sobre la Ley 27/2013, dos hasta la fecha -SSTC Estado” como título para intervenir de manera amplísima sobre
41/2016 y 111/2016, especialmente en el primero de ellos-, que otras Administraciones desde el momento en que se reconoce que
contienen una enmienda a la totalidad, en este punto, a la visión pueda estar en cuestión, aunque sea lejanamente, la estabilidad
constitucional expresada por el legislador español, asestando un financiera de nuestro sector público. Apelando a todas estas ra-
golpe definitivo a las tesis que pretendían homogeneizar total- zones salva casi todos los instrumentos de la ley 27/2013 que re-
mente nuestro régimen local (sobre estas sentencias, Medina Al- formaron la LRBRL estableciendo nuevas reglas y procedimientos
coz, 2016). Lo hace en la medida en que sencillamente, reconoce que se imponían a los entes locales (y a las Comunidades Autó-
que allí donde las competencias sean autonómicas corresponde- nomas) con la excusa de lograr ahorros, control del gasto y “racio-
rá, lógicamente, a las Comunidades Autónomas decidir cómo se nalización”. Pero una cosa es admitir todo eso, como viene siendo
organiza la prestación de los correspondientes servicios y políti- frecuente, y otra muy distinta obviar que eliminar la capacidad
cas públicas. Una regla sencilla y clara que resulta incomprensi- autonómica de autoorganización respecto de sus competencias
ble que al legislador estatal de 2013 le costara tanto interiorizar. exclusivas es atentar directamente contra la idea misma de auto-
La STC 41/2016 explica con claridad que el Estado “sólo podrá nomía política constitucionalmente garantizada.
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EL RÉGIMEN LOCAL TRAS EL FRACASO DE LA REFORMA 2013
Por ello la sentencia, tras establecer la doctrina general al res- Es decir, incluso antes de la STC 41/2016, y haciendo gala de
pecto en el FJ 9º ya citado de la STC 41/2016, interpreta la re- cierta imaginación, flexibilidad y voluntad de consolidar niveles
forma de la LRBRL en un sentido que es radicalmente contrario competenciales, así como de un apreciable grado de coraje jurí-
al que pretendían los impulsores de la norma –o al que señaló, dico, las Comunidades Autónomas y Entes Locales había logra-
en su momento, también incomprensiblemente, el Consejo de do dejar la reforma, a efectos prácticos, en un estado comatoso
Estado–: –al menos, respecto de este plano competencial- (Navarro Ro-
dríguez y Zafra Víctor, 2014). Y lo estaba porque social y polí-
“Debe, pues, excluirse la interpretación de que los municipios ticamente el acuerdo entre los diversos actores sobre su carácter
solo pueden obtener competencias propias en las materias enu- negativo era casi total y porque se consideraba que no aspiraba,
meradas en el art. 25.2 LBRL. Si el Estado quisiera apoyarse en al menos en este punto, en modo alguno a “racionalizar” sino
el art. 149.1.18 CE para interferir de modo tan penetrante en que, simplemente, obligaba a recortar –sobre todo, prestaciones
las competencias de las Comunidades Autónomas (prohibiendo sociales– y nada más. Es la reacción de la sociedad y de las Ad-
con carácter general que estas atribuyan competencias propias ministraciones autonómicas y locales la que pone en cuestión la
a los municipios de su ámbito territorial en cualesquiera otras ley, primero, en el plano social y aplicativo respecto de su pre-
materias), tendría que haberlo establecido expresa o inequívo- tensión de limitar muy notablemente la capacidad de prestación
camente. Por lo demás, semejante prohibición, indiscriminada y de los municipios. El Tribunal Constitucional, simplemente, se
general, sería manifiestamente invasiva de las competencias de ha militado a darle con posterioridad a esa reacción la jurídica
las Comunidades Autónomas. Consecuentemente, en los ámbitos extremaunción.
excluidos del listado del art. 25.2 LBRL, las Comunidades Autó-
nomas pueden decidir si, y hasta qué punto, los municipios deben Con todo, y más allá de lo señalado a la postre el Tribunal Cons-
tener competencias propias, pero sujetándose a las exigencias de titucional sobre esta cuestión, hay ciertas incertidumbres políti-
los apartados 3, 4 y 5 del art. 25 LBRL; además de a las garantías cas todavía por despejar. A día de hoy, aunque ya sabemos qué
de autonomía local previstas en la Constitución y, en su caso, en tipo de reforma no es sólo inconstitucional sino que además es
los Estatutos de Autonomía” (FJ 10º). radicalmente rechazada por la mayoría de los actores implica-
dos, nos falta saber qué modelo de reforma podría ser el más
En definitiva, la pretensión estatal de restringir las compe- adecuado para afrontar los retos presentes y futuros a que ha de
tencias locales a las que la propia norma estatal determinarla dar respuesta el gobierno local de sociedades diversas, comple-
sin posibilidad de ampliación de las mismas por parte de las jas y con grupos sociales crecientemente alejados de los están-
Comunidades Autónomas, no es constitucional. Pero más allá dares de riqueza y posibilidades del conjunto de la sociedad. En
de la valoración jurídica de la reforma de 2013 en este punto, coherencia con lo señalado en el apartado anterior, porque ade-
resulta también muy interesante recordar que su fracaso no lo más sin un entendimiento en paralelo del mismo es imposible
ha sido sólo en el plano técnico. Las Comunidades Autóno- aspirar a su puesta en marcha, hay que señalar que una reforma
mas, conscientes tanto de la incorrección jurídica del plantea- futura de la LRBRL que aspire a mejorar la eficiencia de nuestras
miento como de sus muy negativos efectos, no se han sentido Administraciones locales debiera asumir con naturalidad un im-
concernidas por la limitación y no sólo han aprobado desde portante grado de descentralización en este punto y, volviendo
2013 una serie de normas (Velasco Caballero, 2015), tanto le- al entendimiento de que su función es establecer la garantía de
gales como reglamentarias, dejándolo meridianamente claro y unos mínimos competenciales que aseguren la autonomía local,
declarando que consideraban en vigor aquellas normas auto- permitir e incluso alentar la mayor posibilidad de protagonismo
nómicas que en el pasado habían ampliado competencialmen- autonómico a la hora de ampliar estos mínimos competencia-
te las capacidades municipales en aquellas materias –sociales– les. Los efectos sobre la responsabilización de los actores y a la
donde la reforma de 2013 pretendía limitarlas –normas que hora de alentar la ya referida y por tantos reclamada “segunda
quedan perfectamente legitimadas tras la STC 41/2016– sino descentralización” serían inmediatos y, a buen seguros, muy po-
que, además, han entendido plenamente en vigor en todo mo- sitivos. Sobre todo si se completa con una reforma sensata de la
mento toda su legislación, ya sea la sectorial, ya la general en financiación local y con una mayor atención a las consecuencias
materia de régimen local, que ampliaba con carácter previo sociales de las reformas.
a la reforma de 2013 de la RBRL las competencias locales,
sin que por lo demás el Estado haya pretendido impugnarlas
con excesivo afán. Adicionalmente, la discusión respecto del IV. EN TORNO A LAS INSUFICIENCIAS
entendimiento de las limitaciones sobre las competencias im- DE LA FINANCIACIÓN LOCAL,
propias que pretendió imponer la LRSAL –es conocida su pre- ESPECIALMENTE EN LO QUE SE REFIERE A
tensión de impedir en primera instancia, o dificultar mucho SU CAPACIDAD REDISTRIBUTIVA, Y OTRAS
su ejercicio por parte de poderes locales, en una segunda, de CONSECUENCIAS SOCIALES QUE TODA
cualquier competencia que no esté expresamente atribuida a BUENA REFORMA LOCAL DEBIERA TENER
los mismos y que por ello se considera “impropia”– y su des- EN CUENTA
leída aplicación hasta el momento también van en la misma
línea: en la práctica se ha permitido a Comunidades Autóno- La reforma de 2013 se realizó en total desconexión con cual-
mas y entes locales seguir como prestando los servicios que quier consideración referida a la financiación local que, quizás
ya prestaban antes de 2013, si así lo han considerado, y con por considerarse una cuestión conflictiva en medio de un con-
la única e importante salvedad de que en todo caso hayan de texto de crisis que incitaba, en todo caso, a recortes más que a
asegurar que la prestación de éstos no pone en riesgo la esta- alegrías, se prefirió aislar del debate. Sin embargo, una reforma
bilidad económica del municipio. que afronte los verdaderos retos de futuro del diseño de nues-
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tros entes locales, en coordinación con los factores ya señalados, Además, se pueden apuntar mejoras sencillas que lo harían más
no puede no atender a la influencia que este aspecto tiene sobre flexible y adaptable (Lago Peñas y Martínez Vázquez, 2014). Por
los demás. De hecho, un elemento de debate político que ha ejemplo, es un hecho que en la financiación local actual, a día
acompañado a nuestro modelo de régimen local estos años es la de hoy, hay un gran peso de tributos, esencialmente impuestos
crítica, casi ritual, al modelo de financiación local, que tradicio- directos, cuya cuantía depende de los propios ayuntamientos.
nalmente se ha caracterizado de muy insuficiente. Sin embargo, Simplemente de esa constatación se deducen claras consecuen-
nada de su estructura ni de los incentivos que directa e indirec- cias en materia de capacidad política y corresponsabilidad fiscal
tamente genera fue analizado junto a la reforma local de 2013, que son, a mi juicio, más dignas de elogio que de crítica. Y que,
lo que es también manifiesta prueba de la peculiar visión de los por cierto, podrían inspirar una reorientación del sistema de
instigadores de la misma, que parecen creer que las cuestiones financiación autonómico, donde siguen primando, por el con-
de planta, regulación y eficiencia en la prestación pueden refor- trario, numerosos incentivos a la no corresponsabilidad fiscal.
marse sin atender a este otro aspecto más que en la dimensión
de recortar. Porque, en efecto, la única reflexión sobre la “soste- A grandes rasgos, el modelo de financiación local, del que nues-
nibilidad” de los entes locales españoles contenida en la LRSAL tra Constitución simplemente dice que ha de ser establecido de
era la derivada de la idea de que, si se contenían las funciones y forma que garantice la referida autonomía local y la suficien-
ambiciones prestacionales de los municipios, esto es, si re recor- cia de recursos sin mayores precisiones ni garantías -lo que sí
taba, ello redundaría necesariamente, como es lógico, en menos es ciertamente criticable-, ha sido también muy estable en sus
gasto y, con ello, en una mejor situación financiera. Como es fundamentos, por mucho que la Ley de Haciendas Locales haya
manifiesto, se trata de una aproximación de una pobreza con- sido modificada con frecuencia. La financiación local en nuestro
ceptual inasumible para cualquier persona que aspire a plantear país se caracteriza, así, por la combinación de tributos propios
cómo habría de ser nuestro régimen local del futuro. de los entes locales -esencialmente el Impuesto de Actividades
Económicas, cuya importancia se ha visto reducida en los últi-
Como punto de partida hemos de asumir el hecho de que toda mos años; el Impuesto de Bienes Inmuebles que grava la propie-
la financiación de las Administraciones españolas que no son dad inmobiliaria; y los diversos impuestos relacionados con los
Administración del Estado es manifiestamente mejorable, como vehículos a motor; también los indirectos derivados de la cons-
ponen de manifiesto todos los indicadores internos y compara- trucción- y las diversas tasas y precios públicos que recaudan
dos. También hemos de tener presente, además, que las orienta- por el empleo de bienes o servicios municipales, completados
ciones de este trabajo, que incrementarían las responsabilidades con la participación en impuestos estatales y autonómicos, que
de los entes locales deberían por ello, como es obvio e inevita- el Estado y las Comunidades Autónomas redistribuyen.
ble, ir acompañadas de los mecanismos para proveer los nece-
sarios medios financieros para hacerlas posibles, puesto que con Las consecuencias de este modelo, ya se ha dicho, han sido tra-
la actual financiación sería sencillamente imposible acometerlas. dicionalmente muy cuestionadas. En primer lugar, quede reite-
Ahora bien, a pesar de esas premisas, hay que señalar igual- rado de nuevo, por la insuficiencia de los ingresos que se predi-
mente que no todo es negativo en el actual modelo de financia- ca del mismo. Esta insuficiencia, con todo, podría ser matizada
ción de nuestros entes locales. Junto a la habitual crítica por su a la luz de ciertas evidencias: como es sabido, los municipios
insuficiencia es interesante, también, resaltar algunos aspectos españoles son la Administración pública menos endeudada y
positivos que suelen pasar inadvertidos. En primer lugar, que en con mayor equilibrio presupuestario -de hecho, las únicas que
realidad el sistema permitiría a nuestro juicio sin mayores pro- globalmente han logrado alcanzar superávit en los últimos años,
blemas, con la debida voluntad política, el desarrollo de diferen- Carbonell Porras, 2013: 17-22; Almeida Cerreda, 75-78-; adi-
tes políticas tributarias por parte de las corporaciones locales. cionalmente, y a la luz del debate en torno a las competencias
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EL RÉGIMEN LOCAL TRAS EL FRACASO DE LA REFORMA 2013
municipales derivado de la reforma de 2013, es claro que esta cer frente satisfactoriamente a ese reto. La financiación y cómo
situación se ha alcanzado a pesar de que los municipios están se distribuye y redistribuye está íntimamente imbricada con las
prestando no sólo aquellos servicios que estricta y legalmente efectivas posibilidades de que las políticas locales cumplan ple-
les corresponden sino, en muchos casos, también otros muchos namente con sus objetivos en un Estado social. También lo están
que los vecinos les demandan (Almeida Cerreda, 2013: 72-75). con la efectiva posibilidad de que las herramientas jurídicas y el
Quizás la financiación municipal en España es insuficiente com- marco normativo en que han de ser desplegadas estas políticas
parada con otros modelos comparados y en relación a las mu- permita la necesaria adaptabilidad al cambio de prioridades po-
chas cosas que podrían realizar los entes locales en un marco líticas.
competencial más generoso, pero no parece que lo sea tanto
en el contexto concreto en que nos movemos –por ejemplo, si Conviene en este punto resaltar la importancia de estos factores,
la comparamos con la lamentabilísima financiación de algunas y muy especialmente de la referida orientación, para el correcto
Comunidades Autónomas–. despliegue de políticas ambiciosas en materias como el desa-
rrollo local o las políticas sociales de base local y, muy especial-
Una crítica adicional que ha recibido el modelo es que los in- mente, su radical necesidad e importancia en el actual contexto
gresos municipales así definidos son, por una parte, muy de- de crisis económica y social. Una crisis multifactorial que, como
pendientes de la coyuntura económica –algo que, por lo demás, ha resaltado Joan Romero (2015), tiene en la ciudad uno de sus
ocurre con casi cualquier tributo y que, de hecho, es dudoso focos y en las políticas locales correctamente orientadas, finan-
que por ejemplo sea el caso con los impuestos que gravan la ciadas y desarrolladas, una de las más importantes herramientas
propiedad– y, por otra, que conlleva incentivos perversos en los para combatirla. La importancia creciente de las aglomeraciones
entes locales, esencialmente asociados al urbanismo y al ciclo urbanas y su complejidad dotan a las decisiones en estos ámbi-
inmobiliario, que generan muchos ingresos a corto plazo aso- tos de una capital importancia política. De ellas dependen en
ciados a la transformación urbana pero a cambio hacen que au- gran medida la salida de la crisis o, más bien, que esta salida lo
menten las responsabilidades y gastos a medio y largo plazo a sea para todos y en la mejor de las condiciones posibles o, por el
que habrá de hacer frente la corporación (Romero, 2015). contrario, dejando atrás desigualdades cada vez más duras y la-
cerantes. A estos efectos, y evaluadas las necesidades y determi-
Por último, y aunque no suele ponerse tanto de manifiesto fren- nadas las políticas de desarrollo local y social (Uceda y Martínez,
te a las dos críticas anteriormente referidas, el modelo de finan- 2015) imprescindibles, el Derecho ha de ser instrumento y mar-
ciación municipal español es muy poco redistributivo, esto es, co que permita su desarrollo, para lo cual hemos de emplear los
no matiza las diferencias entre municipios ricos y pobres o, más instrumentos de que nos dota de la manera más adecuada posi-
bien, municipios con población de más renta o de menos. Nor- ble. Es muy dudoso, por ello, que la reforma local de 2013 sea
malmente, los municipios con poblaciones en situaciones so- un buen ejemplo de la orientación a seguir, dadas las negativas
cioeconómicas más duras generan muchos menos ingresos gra- consecuencias sociales que la misma habría provocado –y que
vados por tributos municipales y, por otra parte, la participación he estudiado con algo más detenimiento en otro lugar (BOIX
en tributos estatales y autonómicos se distribuye simplemente a PALOP, 2015a) si no hubiera habido una reacción coordinada
partir de criterios poblacionales, lo que matiza un poco la des- de actores sociales, locales y autonómicos, finalmente avalada
igualdad pero ni mucho menos la logra compensar del todo de por el Tribunal Constitucional, para preservar ciertos espacios
forma satisfactoria. A diferencia de lo que ocurre con nuestro competenciales conscientemente amenazados por la misma.
modelo de financiación autonómica, donde las transferencias
entre unas Comunidades Autónomas y otras son considerables Una nueva ley local que mirara con ambición al futuro habría
–y por ello muy criticadas desde ciertos ámbitos, no tanto en de proceder a una cuidadosa identificación de los problemas y
cuanto a este efecto como por su magnitud y lo poco ajustadas fortalezas a partir de los que los actores públicos han de actuar en
que están a las necesidades reales de solidaridad (BEL, 2013)–, entornos urbanos y de las políticas públicas que por esta razón
la distribución de recursos estatales a los municipios, cuando habrían de desplazarse a la escala local. Recordemos que las ad-
se da –los municipios de mayor población viven un poco al ministraciones locales suelen ser tanto más eficaces para afrontar
margen de la misma, pues participan menos del fondo de re- estos problemas por tener mucho más presentes y ser mucho
distribución a partir de criterios poblacionales– depende muy más sensibles a las necesidades sociales de sus vecinos (Romero,
mecánicamente del número de habitantes de cada municipio. El 2015). Adicionalmente, habría de facilitar la prestación flexible
efecto global es que los municipios “ricos”, ya sea porque lo es y diversa, según las orientaciones políticas expresadas por los
globalmente su población en conjunto considerada o por tener ciudadanos de cada municipio, de estos servicios sociales, per-
en su término municipal ciertas industrias o actividades genera- mitiendo las diversas posibilidades con cierta neutralidad, sea
doras de muchas rentas, tienen una disponibilidad presupuesta- mayor o menos la ambición, sea pública o privada la preferencia
ria por habitante muy superior a la de otros entes locales. en cuanto al modo de gestión. El juicio que merece la RSAL des-
de estos parámetros es también, como podrá ya intuirse a estas
Pues bien, estos factores han de ser tenidos en cuenta, máxime alturas, muy negativo. A su ya comentada falta de ambición en
si, a la luz de la presente crisis económica y sus consecuencias, materia de financiación y competencial une una evidente voca-
no podemos ser sino cada vez más conscientes de hasta qué ción recortadora y privatizadora, aunque en ocasiones lo sea de
punto la actividad prestacional local en materia de servicios so- forma indirecta y no explícita, que condiciona el ejercicio del
ciales constituye la primera y más esencial red de seguridad para poder por parte de mayorías que quieran hacer un despliegue
los más desfavorecidos. Únicamente a partir de una financiación socialmente ambicioso y con prestación pública. Es ésta, de he-
no sólo generosa y adecuada a unas mayores responsabilidades cho, una de sus características más nocivas de la ley, tanto más
de los entes locales sino también más redistributiva se podrá ha- cuanto quizás se trate de una de las que más inadvertida haya pa-
34 C
Nº 68 – EL RONISTA DEL ESTADO SOCIAL Y DEMOCRÁTICO DE DERECHO
ANDRÉS BOIX PALOP
sado para los juristas. Resulta muy significativo que el modelo de –con reglas absurdas y manifiestamente contrarias a la autono-
prestación incentivado por la reforma, que favorece la externali- mía que, teniendo dinero, impiden la contratación de empleados
zación, esté poniendo en muchas dificultades a algunas de estas públicos y obligan a contratar la prestación con actores externos
nuevas corporaciones municipales surgidas de las elecciones de al sector público–, y en otras directamente porque es mucho más
2015 –en gran parte como respuesta, justamente, a la percepción sencillo jurídicamente poner en marcha una prestación externa-
ciudadana de que era preciso modificar el rumbo de las políticas lizada a partir de las nueva reglas en materia de gestión indirecta
públicas desarrolladas hasta esa fecha– para poner en práctica de servicios de la reforma local de 2013, que multiplica cautelas
sus nuevas políticas en aplicación del mandato democrático. No e informes de sostenibilidad cuando se ponen en marcha pres-
sólo no es sencillo, en ocasiones también por efecto del Derecho taciones realizadas desde la Administración y libera de casi to-
europeo (Gimeno Feliú, 2016), remunicipalizar servicios munici- dos estos controles cuando se externalizan (Villar Rojas, 2016).
pales, como se ha explicado por ejemplo en esta revista no hace Permitir un modelo más atento a las diversas posibilidades de
mucho (Castillo Blanco, 2016; Tornos Mas, 2016). Tampoco gestión, a todas, y así amparar las decisiones democráticas de la
es fácil con la ley de 2013 prestar directamente, desde el propio ciudadanía en este sentido, máxime cuando ello es consecuen-
sector público, aquellos nuevos servicios a los ciudadanos que se cia de una situación social que se quiere paliar mandatando a
desean implantar. En ocasiones es por falta de financiación –pro- los representantes para poder poner en práctica políticas sociales
blema ya comentado–, en otras por la estructura rígida de perso- más ambiciosas, debiera ser también una prioridad de cualquier
nal impuesta por las normas en materia de contención del déficit reforma legal futura de nuestro gobierno local. v
BIBLIOGRAFÍA
Se adjuntan las referencias a los trabajos mencionados en el texto. To- Gimeno Feliú, J.M. (2016), “Remunicipalización de servicios locales y Derecho
dos ellos son textos de referencia sobre la realidad y reforma recien- comunitario”, en El Cronista Social y Democrático de Derecho, nº 58-59 pp.
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de gran contenido informativo, que resultan muy aconsejables, en su Hertzog, R. (201º2), “Local government in France”, en Moreno, A.M. (Co-
totalidad, para la profundización en los aspectos tratados. Adicional- ord.), Local government in the Member States of the European Union: a com-
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IV, tercera edición, Iustel, pp. 4327-4378.
C
Nº 68 – EL RONISTA DEL ESTADO SOCIAL Y DEMOCRÁTICO DE DERECHO 35
CAPÍTULO 4
EL EMPLEO PÚBLICO LOCAL (2):
ENTORNO JURÍDICO VIGENTE
CONCEPTOS CLAVE
63
manual de dirección y gestión de recursos humanos en los gobiernos locales
13
A título de ejemplo, véase www.oecd.org, en la sección de «public management» (puma).
14
Longo, F. en: II Congreso de Recursos Humanos en las Administraciones Públicas. Vitoria. Junio
2006.
64
el empleo público local (2): entorno jurídico vigente
vicio lo justifiquen sin merma en sus retribuciones» (art. 73.2). Es en esta línea
de refuerzo de las potestades públicas de dirección de la tarea en el que ponde-
rar el «fundamento de actuación» del artículo 1.2.j: «la jerarquía en la atribu-
ción, ordenación y desempeño de las funciones y tareas», aspecto éste ajeno a
la negociación, por entrar dentro de los «poderes de dirección y control propios
de la relación jerárquica» (artículo 37.2.d).
De modo innovador se sistematizan por vez primera los referentes conduc-
tuales de los empleados público. Como es sabido, en punto a las obligaciones
de los funcionarios locales, el artículo 144 del TRRL constituye el precepto
básico en la materia, al disponer que «los funcionarios de Administración Local
tienen las obligaciones determinadas por la legislación sobre función pública de
la correspondiente Comunidad Autónoma, y, en todo caso, las previstas en la
legislación básica del Estado sobre función pública». Ello no obstante, la mayor
parte de las Comunidades Autónomas se remiten a los deberes genéricos esta-
blecidos por el Estado, con lo que nos encontrábamos con la paradoja de que
había que remontarse a una norma preconstitucional, la LFCE de 1964, para
encontrar los preceptos (valores) que orienten el comportamiento de los funcio-
narios públicos, en sus artículos 76 a 81. Había que hacer una lectura punitiva,
entresacando los deberes del catálogo de conductas prohibidas por el ordena-
miento jurídico, los tipos sancionadores, las obligaciones de hacer, cuyo in-
cumplimiento constituye el ilícito disciplinario (las faltas asociadas a su incum-
plimiento). Era un campo dejado de lado cuando en otras latitudes ponían en
valor los aspectos éticos del trabajo en la Administración, como pone de mani-
fiesto la difusión de los principios popularizados por el Informe Nolan en Gran
Bretaña a partir de 1995. Con el EBEP se aborda esta cuestión, afrontando por
vez primera una regulación general (común a funcionarios y laborales) de los
deberes básicos de los empleados públicos, fundados en principios éticos y
reglas de comportamiento, que orientan a su vez el fundamento de la potestad
disciplinaria.
En otro orden de cosas, el EBEP ha operado innovaciones de importancia
en lo que atañe al personal laboral. Una no menor es el reconocimiento de las
peculiaridades de la relación laboral en la Administración, introduciendo
conceptualmente lo que denomina la «relación laboral de empleo público»
(Exposición de Motivos) para recoger ciertas especificidades del contrato de
trabajo en el ámbito público. Como es sabido, el Estatuto de los Trabajadores
(ET) define como laborales aquellas prestaciones de servicios en las que los
trabajadores presten sus servicios de modo voluntario, pero cuyas notas están
calificadas por la ajenidad retributiva y sometimiento al ámbito de organiza-
ción y dirección del empleador (artículos 1º y 8º). Esta caracterización gene-
ral de lo laboral «común» no limita algunas «especialidades» por particulari-
dades profesionales u organizativas del colectivo de que se trate. ¿Cuál es la
peculiaridad que caracteriza la relación laboral en la Administración? En pri-
mer lugar, las notas propias del ingreso en la Administración (artículos 23.2
y 103.3 de la Constitución); en la aplicación de la normativa de incompatibi-
65
manual de dirección y gestión de recursos humanos en los gobiernos locales
66
el empleo público local (2): entorno jurídico vigente
15
Es decir, que a tenor de las competencias atribuidas, se ha pensado en una figura que cuenta con una
esfera decisional propia y autónoma, capaz por ejemplo de dictar actos administrativos. El diseño del direc-
tivo del artículo 13 del EBEP, resulta encuadrable, como ocurre en la Ley de Agencias o en los Estatutos de
los Organismos Autónomos, no sólo en un «puesto de trabajo» peculiar, sino en un «órgano». Ésta es justa-
mente la línea seguida por la nueva disposición adicional decimoquinta de la Ley de Bases de Régimen Lo-
cal, introducida por la Ley 8/2007, de 28 de mayo, del Suelo, al caracterizar como directivos a «[…] los titu-
lares de los órganos que ejerzan funciones de gestión o ejecución de carácter superior, ajustándose a las
directrices generales fijadas por el órgano de gobierno de la Corporación, adoptando al efecto las decisiones
oportunas y disponiendo para ello de un margen de autonomía, dentro de las directrices generales.»
67
manual de dirección y gestión de recursos humanos en los gobiernos locales
68
el empleo público local (2): entorno jurídico vigente
69
manual de dirección y gestión de recursos humanos en los gobiernos locales
Hay que tener en cuenta que son pocos los artículos no derogados expresa-
mente de la legislación local que no están afectados por el EBEP. Por ejemplo,
artículos 89 (clases de personal), 103 y 104 de la LBRL (personal laboral y even-
tuales); 91 (Oferta de Empleo Público); 95 (participación). También del TRRL
cabe entender como dudosos los artículos 128 (OEP); los requisitos de acceso al
empleo público del artículo 135 (sustituido por el 56 del EBEP); la adquisición de
la condición de funcionario, regulado por el 137 (sustituido por el 62 del EBEP);
el 138 (pérdida de la condición de funcionario, sustituido por el 63 del EBEP); el
139, referido a la jubilación (sustituido por el 67 del EBEP), o las situaciones
administrativas del 140 del TRRL, sustituido ahora, de modo homogéneo, por los
artículos 85 a 91 del EBEP. Así como el artículo referido a las sanciones del
TRRL, el 148, que cabe entender sustituido por el artículo 96 del EBEP.
Es destacable un último aspecto. El apartado g de la disposición derogatoria
invalida «todas la normas de igual o inferior rango que contradigan o se opongan
a lo dispuesto en este Estatuto». Y a este respecto, el conocido Real Decreto
896/1991, de 7 de junio, por el que se establecen las reglas básicas y los progra-
mas mínimos en materia de selección de funcionarios de Administración local
(RSFAL), resulta afectado en algunos aspectos. Por lo pronto, el artículo 60 del
EBEP obliga a modificar la composición de los tribunales, que el RSFAL limita
a hablar de «composición predominantemente técnica», algo previsible. Más
trascendente parece la modificación en lo que atañe a la selección del personal
laboral. La Disposición Transitoria segunda de la norma reglamentaria fijaba,
como sistemas selectivos para este personal, el concurso, concurso-oposición y
oposición libre. El artículo 61.7 del EBEP (sistemas selectivos) altera este es-
quema: «los sistemas selectivos de personal laboral fijo serán los de oposición,
concurso-oposición». El concurso, únicamente en virtud de habilitación legal.
El EBEP regula, en su Título II, las clases de personal al servicio de las Admi-
nistraciones Públicas, partiendo de un concepto de empleado público que se recoge
en el artículo 8.1 («son empleados públicos quienes desempeñan funciones retri-
buidas en las Administraciones Públicas al servicio de los intereses generales»).
En el artículo 8.2 se recoge la clasificación de los empleados públicos, cuya
única novedad relevante es la introducción dentro del personal laboral del «personal
laboral por tiempo indefinido», junto con el «fijo» y el «temporal». El resto nada
cambia: funcionarios de carrera, funcionarios interinos y personal eventual.
a) Funcionarios de carrera
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el empleo público local (2): entorno jurídico vigente
71
manual de dirección y gestión de recursos humanos en los gobiernos locales
b) Funcionarios interinos
72
el empleo público local (2): entorno jurídico vigente
c) Personal laboral
El EBEP define al personal laboral, en su art. 11, como aquel «que en vir-
tud de contrato de trabajo formalizado por escrito, en cualquiera de las moda-
lidades de contratación de personal previstas en la legislación laboral, presta
servicios retribuidos por las Administraciones Públicas. En lo atinente a su
régimen jurídico, el artículo 7 de la Ley establece que el personal laboral al
servicio de las Administraciones Públicas se rige, además de por la legislación
laboral, por las demás normas convencionalmente aplicables, por los precep-
tos de este Estatuto que así lo dispongan. Esta norma tiene por objeto determi-
nar las normas aplicables al personal laboral al servicio de las Administracio-
nes Públicas.
73
manual de dirección y gestión de recursos humanos en los gobiernos locales
74
el empleo público local (2): entorno jurídico vigente
término «indefinido» como subtipo del personal laboral, que puede ser así, fijo,
«por tiempo indefinido» o temporal. La enmienda inicialmente iba dirigida a
posibilitar la inclusión del profesorado de religión en centros públicos, figura
validada tras la Sentencia del Tribunal Constitucional 38/2007, de 15 de febre-
ro (BOE de 14 de marzo de 2007).
Lo cierto es que en la esfera local es una figura mucho más conocida,
probablemente, de lo que lo es en los ámbitos central o autonómico. Como
es sabido, el Tribunal Supremo, en sus sentencias de 20 y 21 de enero de
1998 (Sala General) y posteriormente, 27 de mayo de 2002, había estable-
cido que las irregularidades graves («especialmente cualificadas») en mate-
ria contractual (recordemos que las contrataciones temporales son causales)
no acarreaban sin más la fijeza en el empleo, que solamente podía verificar-
se superando las pruebas establecidas al efecto. En tanto esta convocatoria
pública se celebraba, el trabajador tenía derecho a continuar su relación la-
boral. Ocupada la plaza se rescindía su contrato sin derecho a indemniza-
ción. Era éste, jurisprudencialmente, un intento de casar valores del derecho
laboral (condena del contrato celebrado en fraude de ley, aplicando el pre-
cepto que se ha intentado evitar, el conocido principio del artículo 15.3 del
ET) con los propios del derecho administrativo (ingreso en la Administra-
ción mediante convocatoria pública, conforme a principios de igualdad,
mérito y capacidad). Materialmente, el trabajador era un «interino», un con-
tratado a término.
Junto a este indefinido clásico, el del «fraude de ley» bien conocido en las
Entidades Locales, habida cuenta del abundante empleo de la contratación tem-
poral sin causa verdadera habilitante (contratos por obra o servicios para sub-
venciones, para tareas permanentes; contratos por acumulación de tareas para
trabajos también permanentes), la Reforma Laboral (Ley 43/2006, de 29 de
diciembre) ha creado un indefinido ope legis que anuncia importantes conse-
cuencias en la gestión de plantillas en el mundo municipal. En virtud de la
nueva redacción del artículo 15.5 del ET serán fijos aquellos trabajadores que
«[...] en un plazo de treinta meses hubieran estado contratados durante un plazo
superior a veinticuatro meses, con o sin solución de continuidad, para el mismo
puesto de trabajo con la misma empresa, mediante dos o más contratos tempo-
rales [...]». Los contratos son todos, con excepción de los formativos (prácticas
y formación), relevo e interinidad. Es decir, los habituales en la contratación
laboral municipal: «obra o servicio» y «por acumulación de tareas» (apartados
a y b, del artículo 15.1 del ET).
Bien es verdad que la propia norma introduce una nueva disposición adi-
cional decimoquinta, dirigida a regular el encadenamiento en las Administra-
ciones Públicas, a cuyo tenor, el precepto surtirá eficacia «sin perjuicio de la
aplicación de los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad
en el acceso al empleo público», lo que ya suponía el reconocimiento implí-
cito de esta extraña figura legal, eso sí, sin olvidar que este reconocimiento
75
manual de dirección y gestión de recursos humanos en los gobiernos locales
e) Personal eventual
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el empleo público local (2): entorno jurídico vigente
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manual de dirección y gestión de recursos humanos en los gobiernos locales
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79
1I EL SISTEMA DE MÉRITO EN LOS
GOBIERNOS LOCALES ESPAÑOLES:
UNA INSTITUCIONALIZACIÓN
AZTERLANAK
PROBLEMÁTICA
ESTUDIOS
Sumario
1. Introducción: la importancia política de la profesionalización en los gobiernos locales.—2. Metodología de la
investigación.—3. Perspectiva histórica: legado institucional y coyuntura crítica.—4. Dependencia de senda: las
trayectorias del EPL en democracia.—5. Conclusiones: una institución fallida.—6. Políticas de fortalecimiento
institucional.—7. Referencias bibliográficas
de esta cuestión resulta indudable. No hay democracia minados fines de interés público, se trata de evaluar
ESTUDIOS
local de calidad sin un personal local no solo compe- si los incentivos y sanciones de las normas formales
tente y flexible, sino garante del interés público. condicionan realmente la conducta, las «reglas en uso»
informales, lo que permitirá calificar la situación resul-
tante como de debilidad o fortaleza institucional.
El marco teórico elegido para un trabajo de esta na-
turaleza es el resultante de una cierta «fertilización
2. Metodología de la cruzada» entre perspectivas teóricas, lo que permite
incorporar dos niveles en el análisis. El ámbito estruc-
investigación tural como punto de partida, pero tomando en con-
sideración simultáneamente el organizacional para
proporcionar explicaciones plausibles. En el enfoque
subyace una concreta perspectiva epistemológica: la
que explica los fenómenos sociales —la dinámica insti-
tucional— no mediante algún tipo de determinismo his-
Desde el plano legal-formal, un entramado institucional
tórico o cultural, sino que la fundamenta en el plano de
como el descrito se encuentra en vigor en nuestro país
la interacción individual. Por ello el modelo explicativo
desde la Constitución de 1978 para sus tres niveles
empleado opera en dos planos:
territoriales de gobierno: el central —Administración
General del Estado— el autonómico —Comunidades • El macro, que analiza el marco institucional me-
Autónomas— y el local —Municipios, Provincias e Is- diante su evolución en el tiempo, empleando para
las—. No solo se trata de que la profesionalización se ello categorías propias del institucionalismo históri-
halle consagrada al máximo nivel, sino que además, los co como los de coyuntura crítica y de path depen-
tres niveles de gobierno cuentan con el mismo marco dency, o dependencia de la senda (Pierson, 2004;
regulador desde 1984, ya que en dicho año tuvo lugar Capoccia y Kelemen, 2006).
la promulgación de la Ley 30, de 2 de agosto, de Medi- • El micro, basado en el institucionalismo económi-
das de Reforma de la Función Pública (LMRFP). Pero un co, que concibe el contexto institucional como el
mismo entorno normativo no garantiza resultados equi- escenario donde actúan unos jugadores orienta-
valentes, mucho menos a la luz de los problemas a los dos estratégicamente, que se valen de unos me-
que se ha hecho referencia. Así pues, la pregunta de canismos en beneficio de sus intereses e ideas en
investigación que constituye el objeto de este trabajo una concreta situación de acción (Ostrom 1999;
es la siguiente: ¿por qué a diferencia de la Administra- 2005). El espacio social donde actúan los agen-
ción Central no se ha consolidado en nuestro país una tes, conformado por variables como su número, las
burocracia profesional en los gobiernos locales? posiciones que ocupan, su repertorio de acciones
La explicación se basa en los planteamientos del nuevo disponibles y especialmente los mecanismos so-
institucionalismo de la Ciencia Política. Se sostiene que ciales que emplean (Hedström, 2010; Elster, 2010).
en la segunda mitad de los años ochenta el marco ins- A este respecto los cambios en el nivel agregado
titucional del Empleo Público Local (EPL) en España ex- se explican mediante su vinculación con el compor-
perimentó una importante alteración como consecuen- tamiento de actores individuales, estratégicamente
cia de la coincidencia de diversos procesos de cambio, orientados, en el nivel micro, en una explicación
cuyo efecto conjunto alteró su configuración y en donde que busca la comprensión de los microfundamen-
arraigaron una serie de pautas de relación característi- tos de los fenómenos sociales.
camente inerciales. Por tanto, la hipótesis específica a
Para evaluar la hipótesis se ha seguido una estrategia
contrastar es la de que sobre un legado preburocrático,
combinada: se han empleado tanto fuentes cuantita-
la trayectoria recorrida por el Empleo Público Local en
tivas primarias, procedentes de la Tesorería General
la España democrática ha dado como resultado un mar-
de la Seguridad Social como otras secundarias, ema-
co institucional ineficaz a la hora de garantizar su pro-
nadas de instancias administrativas (INAP) o el boletín
fesionalización. Este esquema conceptual —un marco
estadístico del Registro Central de Personal, sin olvi-
institucional ineficiente— constituye el elemento causal,
dar los aspectos cualitativos, una dimensión relevan-
la variable independiente, del fenómeno a explicar, la
te cuando se trata de dar cuenta de la evolución a lo
débil profesionalización burocrática.
largo del tiempo de un entorno institucional que para
En términos operativos, el concepto de institución ha- su materialización recurre a un concreto lenguaje, el
ría referencia a una abstracción mental que enmarca y jurídico. Para ello, además de analizar el marco norma-
orienta el comportamiento de los individuos mediante tivo del periodo se han estudiado las fuentes técnicas
reglas del juego y normas sociales y que los implica manejadas por la comunidad profesional que opera
a través de interacciones estables en el tiempo (Pe- en el sistema (cuerpos nacionales y funcionarios téc-
ters, 2003: 36-37; Hall y Taylor, 1996: 938). Teniendo en nicos) conceptuados como una comunidad epistémi-
cuenta que en la Administración las instituciones son ca (Sabatier, 1999), además de dos estudios de caso
creadas deliberadamente para asegurar unos deter- comparados1.
nar los elementos esenciales de la relación de servicio, el reglamento de 1952, junto al reconocimiento de la
ESTUDIOS
no pocos de los cuales han sobrevivido hasta fechas inamovilidad. No obstante, la operatividad real de la fi-
recientes. Esta regulación, junto a algunas reformas gura, su «inclusividad» resultaría discutible. Ello es así
parciales —1963 o 1968— fue la fundamental hasta la por cuanto amplios colectivos funcionariales quedaron
llegada de la transición política, ya en 1977, donde asis- fuera del sistema de oposición a favor de otros menos
timos a una innovación significativa, el primer intento garantistas como el «concurso-oposición» o simple-
en la aproximación de la burocracia local a la estatal. mente el «concurso»: personal facultativo y técnico; po-
Por Real Decreto 3046/1977 se procedió a la articula- licías locales o personal que usara armas, subalternos
ción parcial, referida a la función pública local, de la y personal de oficios, etc. Adicionalmente, una regla
ley de 1975. Hasta la reforma burocrática de los años arraigada en el municipalismo, fuertemente inercial, ha
84-86 esta norma fue la que estuvo en vigor. En lo que sido el de la presidencia de los tribunales por parte de
respecta a la autonomía de gestión en materia de per- miembros de la respectiva Corporación Local. Iniciada
sonal el periodo contempla el paso de la tutela a la la presencia por el reglamento de 1928, sucesivos tex-
autonomía. Si a partir de la Ley de Régimen Local de tos legales han mantenido su vigencia.
1950 asistimos a un elevado constreñimiento legal y
de supervisión del centro sobre el funcionamiento lo- Más relevante es la circunstancia de que bajo el fran-
cal en la materia, resumido en la autorización de la Di- quismo las entidades locales dispusieran de una suerte
rección General de Administración Local en materia de de «mercado secundario» de trabajo que, con menos
plantillas y retribuciones, la misma fue desmontada en garantías posibilitaría el ingreso laxo de colectivos cuan-
el periodo 1978-1981, lapso en el que incluso las orga- titativamente importantes de efectivos. Normalmente,
nizaciones de asistencia (el Servicio de Inspección y las reglas de funcionamiento del sistema (las leyes de
Asesoramiento, fueron suprimidos). régimen local) además, han favorecido que la selección
de este personal («designación») corresponda al Alcalde.
Más interés suscita el análisis no ya legal, sino el reali-
Su tipología ha sido variada: personal temporero y even-
zado en términos de endemismos, ya que en el perio-
tual e interinos en la regulación de 1952; contratados
do encontramos una serie de problemas recurrentes.
administrativos desde 1977. El legislador fue consciente
El primero ha sido la dificultad de disponer de en los
del uso fraudulento de estas figuras, optando incluso en
gobiernos locales de una burocracia racionalizada,
alguna ocasión por su derogación formal (1963) sin con-
objetivada. Históricamente la «Función Pública Local»
secuencias prácticas. Al respecto, una rutina recurrente
se ha organizado tradicionalmente en base a paráme-
de funcionamiento en materia de personal local ha sido
tros subjetivos propios de los sistemas cerrados, o de
la estabilización («blanqueo») de importantes colectivos
carrera: Categoría primero, Plaza después. A partir de
de personal en situación precaria, consecuencia del
1963, las prioridades normativas se orientan hacia el
uso abusivo al que se ha hecho referencia, al punto de
elemento objetivo, el Puesto de Trabajo, y la correlativa
constituirse en pauta de funcionamiento, de larga pervi-
herramienta técnica, la clasificación. Pues bien, será en
vencia y resistente al cambio, pudiéndose hablar de una
1977 cuando se apuesta decididamente por esta téc-
tradición de «turnos restringidos» en el empleo público
nica de ordenación, que no logrará vencer las pautas
local: 1935, 1952 y, especialmente, 1977 y 1979 (y, como
arraigadas. La racionalización, la separación del cargo
se verá, 1985) han conocido regulaciones jurídicas «ad
de la persona que lo ocupa ha resultado problemática,
hoc» dirigidas a dotar de estabilidad a este personal que
lo que ha conllevado una cierta pervivencia de la patri-
ha accedido mediante medios no meritocráticos, pero
monialización de funciones.
que posteriormente, mediante un cauce altamente for-
Pero un elemento imprescindible a la hora de anali- malista, acaba obteniendo «plaza en propiedad. El cua-
zar un sistema de mérito es la regulación y vigencia dro 1 recoge la evolución del personal en este periodo,
de los mecanismos de acceso. Formalmente, el ingre- constatando cómo en los primeros años de la transición
so «por oposición» se recoge en la Ley de 1950 y en local el crecimiento fue moderado:
Cuadro 1
Evolución efectivos locales 1943-1984
Al respecto hay que destacar que fueron tres los me- no poco que ver en el fracaso en su implantación en
ESTUDIOS
canismos específicos establecidos y/o potenciados una Administración Local donde las soluciones apren-
por la coyuntura crítica: las oportunidades que pro- didas fiaban en el recurso a la norma cualquier inci-
porcionaba la figura del personal laboral temporal; dencia4. Esta no-política potenció la apertura del mo-
la autonomía conseguida en materia de recursos hu- mento de cambio. La inacción del centro respecto al
manos y el afianzamiento de la negociación colecti- desarrollo del nuevo modelo de función pública local
va como pauta de fijación de la política de personal. reforzó su politización.
Cada uno de los mecanismos pudo consolidar una
inercia en función del actor beneficiado y de la diná- Finalmente cabe referirse a la aparición de un meca-
mica autorreforzante —su lógica implícita— y también nismo de notoria influencia en la senda posterior, el
de los diversos elementos de contexto que estimula- surgimiento del Acuerdo (funcionarios) o del Conve-
ron su uso. nio Colectivo (laborales) como herramienta rectora de
las políticas de personal. Los cambios del marco legal
Debe destacarse en primer lugar el auge de la contra- operados durante el periodo proporcionaron amplias
tación laboral temporal, favorecido tanto por su flexi- oportunidades de actuación a las organizaciones sin-
bilidad legislativa como por la ampliación de servicios dicales, si bien con una opción que como se ha des-
municipales. Su lógica de interés vino determinada tacado (Arenilla, 1993) no fue gratuita, la de afirmar
por el rasgo de mercado laboral secundario (Piore, la figura del «sindicato más representativo» en detri-
1983) predicable de este colectivo, algo característico mento de los órganos electivos de los funcionarios.
del mundo local como se ha visto. Este rasgo junto el La opción legislativa de decantar la representación
de su utilización masiva supuso un importante incen- sobre las secciones sindicales y no sobre los órga-
tivo selectivo —recursos que se ofrecen únicamente nos electivos dio lugar a un modelo «sindicalizado»
a los afiliados— (Panebianco, 1990) en manos de los de participación5. Posteriormente, la promulgación de
partidos políticos que daría lugar a fenómenos clien- la Ley 9/1987, de 12 de junio, sobre órganos de repre-
telares, al acceso de personal sin las cautelas propias sentación y participación en la determinación de las
del sistema de merito. Otro agente beneficiado fueron condiciones de trabajo, reforzaría este modelo. Son
las centrales sindicales. La relevancia alcanzada por los sindicatos, no los órganos electos (delegados o
la precarización y el mecanismo habitual posterior de juntas de personal) quienes tienen el rol negociador.
la «estabilización» otorgaría un rol central al sindicato El mecanismo de negociación basado en el modelo
como intermediario en la mejora (por la vía de su fi- del sindicato más representativo, lleva asociados di-
jeza) de las condiciones de empleo de estos colecti- versos mecanismos de retroalimentación. De un lado,
vos precarizados, abrumadoramente laborales2. Los deposita en la organización sindical el protagonismo
puestos precarios, en la economía laboral, constituyen en la mejora de las condiciones de trabajo de la to-
«puertos de entrada» (Doeringer y Piore, 1983: 342) talidad de la plantilla. Además, su papel central en la
entre los mercados de trabajo primario (funcionarios) determinación de los aspectos básicos de la relación
y secundario (temporales). Procesos de consolidación profesional (salarios, tiempo de trabajo o reclutamien-
que constituyen «estaciones» de paso (Piore, 1983: 197) to) le permite disponer de unos poderosos incentivos
en esa «cadena de movilidad» propia de la gestión de selectivos sobre los empleados públicos.
efectivos en las entidades locales de nuestro país3, ca-
racterizada por la contratación temporal inicial, luego Pero es que a la hora de analizar la influencia alcanza-
reiterada y finalmente «estabilizada» mediante proce- da por este agente es imprescindible tener en cuenta
sos extraordinarios, reproduciendo así el legado insti- el contexto de la Administración Local en los ochenta,
tucional. ya que las condiciones imperantes favorecieron el uso
del mecanismo de los pactos colectivos. No fue sola-
Un segundo mecanismo, fue la consolidación de una mente que el ingreso masivo del personal laboral po-
completa autonomía decisoria de las entidades locales tenciara la suscripción de «convenios» al uso. Es que la
para ordenar su gestión de personal. Miles de entida- posibilidad de fijación autónoma de las retribuciones
des locales se encontraron a partir de los ochenta con mediante el instrumento técnico de las «valoraciones
facultades de decisión en ámbitos como el aumento de puestos de trabajo» consecuencia de un decreto
de plantillas o la fijación de retribuciones. En el pe- promulgado en 1986 favoreció ampliamente el papel
riodo tuvo lugar, además, un factor que potenció este de contractualización de las condiciones de trabajo y
mecanismo de autonomía, en cierto modo, lastrándo- el protagonismo sindical.
lo: la abdicación de la Administración Central hacia los
gobiernos locales para que estas implantaran el sis- En este punto es procedente resumir los mecanis-
tema de puestos previsto en la reforma de 1984 y en mos que la coyuntura crítica ofreció a los distintos
las leyes de régimen local. Pues bien, tal previsión fue agentes antes de evaluar su incidencia empírica. El
incumplida, dejando un amplio espacio para la acción cuadro 2 muestra los tres mecanismos sociales y su
de los actores. Ni siquiera se derogaría el obsoleto funcionamiento práctico por parte de los actores,
reglamento de 1952. Ni reglas sobre descripción de cómo se favorece su permanencia y cómo el con-
puestos-tipo, ni normas de carrera administrativa o de texto de los años ochenta en todos los casos los po-
provisión de puestos fueron promulgadas, lo que tuvo tencia.
Cuadro 2
Mecanismos sociales y su funcionamiento
Autonomía en GRH • Ausencia control previo • Partidos políticos • Abdicación AGE desarrollo
decisiones de ingreso, • Sindicatos modelo empleo público
clasificación, retribución
Cuadro 3
Evolución efectivos locales entre 1984-200610
caracterizado a partir de la combinación de tres trayec- La tabla siguiente da cuenta de la evolución de la tipolo-
ESTUDIOS
Cuadro 4
Evolución personal laboral
Cuadro 5
Análisis precariedad laboral: evolución laborales fijos
Laborales fijos 79.678 99.546 121.239 124.646 125.841 126.327 128.941 127.901
% s/laborales 31.7 37.8 41.3 40.9 38.01 37.5 35.06 33.03
Fuente: Elaboración propia sobre datos facilitados por la TGSS.
Cuadro 6
Análisis precariedad laboral: contratación temporal causal
Obra o servicio (401) 3.520 7.447 40.891 70.470 73.641 88.148 93.172 97.537
Acumulación de tareas (402) 159 298 3.164 18.119 18.071 18.042 18.252 14.867
Interinidad (410) 9.306 15.218 19.399 21.949 25.850 29.477 34.757 35.674
Totales contratos causales 12.985 22.963 63.454 110.538 117.562 135.667 146.181 148.078
% s/total laborales 5.16 8.74 21.6 36.3 35.5 40.3 39.7 38.2
Fuente: Elaboración propia sobre datos facilitados por la TGSS.
incentivos selectivos para su base electoral, a la que se también a las comunidades autónomas, quienes ini-
no solo se le ofrecían una mayor oferta de políticas, ciaron la práctica de delegar parte de sus servicios en
sino de empleos. La contratación temporal fue la pauta las entidades locales —los denominados por la FEMP
de dotación de servicios municipales, dando lugar a la como «servicios impropios»—, o los propios sindicatos
cadena de movilidad típica del empleo público espa- más representativos. Al respecto y en muchas ocasio-
ñol: inicialmente contratación temporal, seguida de la nes, éstos últimos jugarían un papel de intermediación
consolidación. en la estabilización profesional de los colectivos de
No fueron los partidos políticos los únicos agentes que personal precarizado, circunstancia también funcional
obtuvieron rendimientos crecientes. Es preciso referir- para su propia consolidación institucional.
Cuadro 7
Evolución dedicación exclusiva cargos electos locales
Cargos en alta 372 478 991 1.173 2.276 2.461 10.793 10.930 8.554
Fuente: Elaboración propia sobre datos facilitados por la TGSS.
4.2. Un EPL caracterizado por la solamente habían desaparecido, sino que además, la
politización de su gestión de personal Administración Central optó por una no-política en la
materia. Pero no cabe obviar en la explicación el papel
Un camino que se consolida en el devenir del empleo de otros aspectos.
público local es el de su politización. El término englo- La politización fue reforzada por un elemento que de-
ba varias dimensiones, incluyendo la que se refiere a muestra la relevancia de los factores ideológicos en
la propia «politización burocrática», como al fenómeno los resultados de política pública: en primer lugar, por
denominado como «profesionalización de la política el impacto limitado de la reforma en materia de go-
local» (Jiménez Asensio, 2006: 14). De hecho una prác- bierno local. Tanto el diseño orgánico contenido en la
tica arraigada tras la LBRL fue la «exclusividad», la dedi- LBRL (con un Pleno que no solamente controla, sino
cación «full time» de los cargos electos a las funciones que gobierna), como las ideas subyacentes plasmadas
políticas. El análisis de esta trayectoria se efectúa me- por ejemplo en la noción de corporación representati-
diante una doble aproximación. Mediante la incidencia va, que mezcla planteamientos de política y de gestión,
cuantitativa del fenómeno de la «dedicación exclusiva» jugaron paradójicamente a favor de la administrativiza-
de los cargos locales, en primer lugar, para seguida- ción de las élites locales, que ocuparon parcelas bu-
mente, cuantificar la evolución de los efectivos entre rocráticas, imposibilitando no solo de facto sino desde
cuyas funciones se hallan precisamente las del control el punto de vista discursivo (cognitivo), la separación
y fiscalización de la gestión local, los otrora conocidos entre Política y Administración. La reforma democrática
como «Cuerpos Nacionales». de los gobiernos locales no modificó la característica
Aproximadamente 68.000 concejales conforman ac- función concejil en la dirección de los ayuntamientos
tualmente el censo del personal político. Un rasgo de españoles, sino que la «idea corporativa», al obviar
este colectivo, tras la LBRL, es el de su dedicación ex- la dimensión conflictual de la política —con un papel
clusiva a la política local. Los datos proporcionados por destacado de los partidos políticos y su lógica inhe-
la TGSS permiten apreciar el nivel de profesionaliza- rente de política adversarial—, revelaría la existencia
ción de la política local7. Al respecto, el cuadro 7 refleja de un diseño institucional inadecuado para una tarea
cómo ya en 2008 la cifra se estabiliza en más de diez tan básica como la dinámica de mayoría que gobierna
mil. mediante los órganos ejecutivos y una Administración
subordinada y una oposición que controla en los espa-
Otra perspectiva de interés a la hora de analizar la po- cios deliberativos. El resultado fue el de una elevada
litización es la evolución de los Funcionarios con habi- legitimación política, de mayor receptividad, pero al
litación de carácter nacional (FHN). Rodríguez Alvárez precio de una capacidad ejecutiva sumamente débil
(2005: 275), ha descrito la «desafortunada política», por su propia politización estructural y que andando
consistente en la limitación en la convocatoria de pla- el tiempo tendría consecuencias en la eficiencia de la
zas adoptada partir de 1985, que no se corregiría has- gestión.
ta mediados de los noventa8 y cuya consecuencia fue
obviamente, la disminución cuantitativa y cualitativa de
este colectivo. 4.3. Un EPL caracterizado por la
Aumento de la dedicación exclusiva de los cargos sindicalización de las condiciones
electos y disminución de los FHN operaron sobre un de trabajo
contexto que, como se detalló en la coyuntura crítica,
atribuyó la responsabilidad de la gestión de personal Los datos analizados muestran que la dinámica insti-
a la esfera política, todo ello en un contexto en que tucional se caracteriza en el periodo sometido a estu-
los órganos externos de supervisión y asistencia no dio, por el arraigo de un modelo de negociación de las
condiciones de trabajo, fuertemente sindicalizado. De Los datos obtenidos muestran cómo el modelo de em-
la mano de este agente, a partir de los años ochenta se pleo público local vigente en nuestro país no puede ir
consolidó un rasgo típico en el empleo público local: la asociado a la variante de «cerrado» o «abierto» con que
contractualización de sus condiciones de trabajo. se asocian los sistemas de mérito, sino que las «reglas
en uso» reflejan una notable bilateralidad en la fijación
Para dar cuenta del alcance de tal práctica, se ha pro- de las condiciones de trabajo, en lo que supone una
cedido en primer lugar a segmentar los dos colectivos mutación de facto del entorno normativo, pese a las
diferenciados: el personal laboral por un lado y el so- previsiones legales que contemplan un marco normati-
metido a vínculo funcionarial por el otro. Hay que tener vo basado en la unilateralidad de la Administración —la
en cuenta que la problemática a la hora de acceder a clásica relación estatutaria—, bien que notoriamente
la información sobre ambos colectivos es diferente. Si matizada.
en el caso del personal laboral las fuentes secundarias
disponibles (boletines oficiales principalmente) propor- Así, el Acuerdo/Pacto, es lo habitual a la hora de fijar no
cionan evidencia suficiente para calibrar los contenidos solo un tiempo de trabajo sensiblemente inferior al que
negociados, para el caso de los funcionarios locales tal rige en la Administración del Estado, sino también las
posibilidad no es factible, de ahí que la investigación retribuciones (con conceptos en muchos casos no pre-
haya requerido producir datos propios en este terreno, vistos en la ley, reproduciendo así una patología histó-
ya que las fuentes secundarias son insuficientes, habi- rica de nuestro municipalismo). Se evidencia el arraigo
da cuenta de la peculiaridad que informa las prácticas de cláusulas que limitan notablemente las facultades de
convencionales de los funcionarios al servicio de las organización, convirtiendo de hecho en muchos casos
entidades locales a las que seguidamente se hará re- a los sindicatos en actores con veto (Tsebelis, 2006) a
ferencia. la hora de adoptar decisiones de gestión. Asimismo,
distan de ser anecdóticas las cláusulas en materia de
En lo que respecta al personal laboral tres estudios acceso al empleo estable. Al contrario, se evidencian
realizados en 2001 (Sala Franco), 2007 (Prados de Re- prácticas de supervisión y control que, como recordó
yes) y 2012 (Mauri), permiten entresacar los rasgos y en su día la Comisión Sánchez Morón (2005) ponían en
contenidos de los convenios colectivos suscritos por cuestión el sistema constitucional de garantías. Algo
los gobiernos locales españoles. Al respecto las con- que se aprecia en la vocación restringida de la mayo-
diciones de trabajo estarían caracterizadas por una ría de procesos de estabilización o consolidación, si se
jornada laboral menor a la del sector privado, estable- atiende al análisis de las bases de las convocatorias
cido normalmente en las 35 horas semanales y 1.570 (composición de tribunales, ejercicios) y, en general,
anuales, unas condiciones de trabajo consistentes en la presencia sindical en los órganos de selección del
un amplio catálogo de permisos, licencias y ayudas so- personal temporal. Es notable cómo la misma no ha
ciales, así como la participación sistemática en órganos desaparecido en muchos ámbitos aun tras la reforma
de selección del personal temporal y fijo, tales como de 2007 que así lo dispone.
comisiones, bolsas, así como un rol activo y pormenori-
zado en la negociación de las bases de las convocato- El resultado de esta dinámica ha sido una negociación
rias y las ofertas de empleo público. Es decir, todos los colectiva municipal disfuncional, habida cuenta de su
convenios regulan los «mecanismos de entrada». estructura de incentivos. Junto al diseño sumamente
descentralizado del modelo, notablemente localista,
En lo que respecta a la negociación colectiva «fun- quienes negocian por cuenta del principal —la ciuda-
cionarial» hay que indicar la carencia de estudios al danía—, son unos políticos —agentes— orientados al
respecto. Y es que este ámbito de negociación se ca- corto plazo, el ciclo electoral, con una capacidad de
racteriza por lo que de acuerdo con el concepto em- aprendizaje inferior que la de sus interlocutores, si se
pleado por Del Campo (2012: 198) no cabe caracterizar tiene en cuenta la rotación y menor permanencia de los
sino como de prevalencia de la «informalidad», o lo que primeros y con un nivel de información asimétrica no-
es lo mismo, la no publicación —obligatoria por otra table respecto a la disponible por parte de los emplea-
parte— de lo convenido, ya sean acuerdos globales o dos públicos, mucho más informados por su condición
pactos puntuales9. Este «nivel de informalidad» según de trabajadores a tiempo completo en la organización.
un estudio publicado por la Diputación de Barcelona En nombre de estos últimos negocian unos agentes
(2011) alcanza el 70%10. Esta cifra es consistente con el —el sindicato más representativo— con un horizonte
estudio cualitativo realizado con ocasión de este tra- temporal mayor y que a priori dispone de las ventajas
bajo, que refleja que sobre un total de 103 textos es- del aprendizaje y de la información, quien no obstante,
tudiados, el porcentaje de informalidad se sitúa en el negocia a su vez en un entorno de competencia con
73%. El estudio fue elaborado a través de una «cata» otras organizaciones sindicales, lo que favorece unos
que diferenció cuatro niveles distintos: Diputaciones, contenidos negociales de tipo incremental ( jornada,
Cabildos y Consejos Insulares (17 textos); grandes ciu- retribuciones) en detrimento de otros relacionados con
dades y capitales de provincia (35 acuerdos); ciudades el servicio público. El resultado es el del arraigo de un
medias y pequeñas, de 5.000 a 50.000 habitantes (47 modelo de cogestión de las condiciones de trabajo,
acuerdos) y, finalmente, otros acuerdos marco de ám- costoso en términos económicos y mal diseñado en
bito autonómico (4 textos). términos de agencia.
Como se ha constatado, la coincidencia de autonomía CAPOCCIA, G. y KELEMEN, D. (2006): «The Study of Critical
Junctures in Historical Institutionalism». En: Political Me-
local en materia de personal y la desaparición de ins- thodology. pp. 1-30.
tancias de apoyo en la materia han coadyuvado a la
carencia de políticas de recursos humanos eficaces. CARRILLO BARROSO, E. (1991): Gestión de recursos huma-
Resulta imprescindible reforzar el papel de los go- nos, presupuestación y hacienda local en España. Ma-
biernos locales intermedios en la línea postulada por drid. Instituto de Estudios Fiscales.
Jiménez Asensio y Castillo Blanco (2009): creando CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL (2004): Informe 3/2004
Agencias Provinciales de Empleo Público que propor- sobre la temporalidad en el sector público.
cionen la cooperación técnica especializada mediante COMISIÓN CONSULTIVA NACIONAL DE CONVENIOS CO-
la adecuada tecnificación de la gestión, proporcionan- LECTIVOS. —(2001): La negociación colectiva en el em-
do la escala de gestión a la que se ha hecho refe- pleo público. Informe elaborado por Tomás Sala, Ángel
rencia. Pero es que, tan crítica como los mecanismos Blasco y Juan Antonio Altés. Madrid. Ministerio de Tra-
de asistencia es la profesionalización de los agentes bajo.
que operan en las arenas institucionales y al respecto,
DEFENSOR DEL PUEBLO (2003): Funcionarios interinos y
el establecimiento de una dirección pública profesio- personal eventual: la provisionalidad y temporalidad en
nal en la gestión de recursos humanos es uno de los el empleo público.
objetivos ineludibles. Una figura que permitiría su di-
ferenciación de la política, seleccionada en base a la DEL CAMPO, E. (2012): «Instituciones y gobernanza en Améri-
posesión de las competencias poseídas, con un ciclo ca Latina: la continuidad de las reglas informales». En: Go-
bernanza, Instituciones y Desarrollo. Homenaje a Joan
temporal independiente de los avatares electorales y
Prats. BARREDA, M. y CERRILLO, A., Coords. Valencia.
que contase con un marco de actuación (el plan de Tirant lo Blanch. Págs. 191-210.
gestión) que permitiese la rendición de cuentas a las
instancias políticas. DOERINGER y PIORE (1983): «Los mercados internos de tra-
bajo». En: TOHARIA (comp.). El mercado de trabajo: teo-
En una sociedad abierta, nada garantiza el acierto ple- rías y aplicaciones. Madrid. Alianza. Páginas 341-368.
no en la reforma. Mucho menos en una estructura po- ECHEBARRÍA, K. (2006): «Caracterización empírica de las
líticamente tan descentralizada y plural como la actual, burocracias latinoamericanas: configuraciones y roles en
tan diferente de la sociedad española de los ochenta. el proceso de elaboración de políticas públicas.» En: Re-
Tan solo cabe actuar mediante la formación y los in- vista del CLAD Reforma y Democracia, n.º 34. Páginas
centivos (materiales y simbólicos) adecuados y crear el 126-146.
marco de gobierno y apoyo que lo posibilite. ELSTER, J. (2010): La explicación del comportamiento social.
Más tuercas y tornillos para las ciencias sociales. Barce-
lona. Gedisa.
FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE MUNICIPIOS Y PROVINCIAS.
(2002). El empleo público en la Administración Local es-
pañola: estabilidad y temporalidad.
FUNDACIÓN ALTERNATIVAS. (2009): Informe sobre la demo-
cracia en España. Pactos para una nueva prosperidad
en España. Hacia un nuevo new deal global. Madrid.
GEDDES, B. (1994): Politician’s dilemma. Building state capa-
city in Latin America. Univ. California Press. Berkeley.
Recibido: 25.5.10
Aprobado definitivamente: 6.7.10
RESUMEN
Los estudios electorales han denotado tradicionalmente un interés específico en analizar el comporta-
miento de los electores a nivel nacional y a nivel local. Éste último no ha despertado tanto aliciente y ha
venido ocupando una posición secundaria entre las investigaciones. Únicamente cuando se ha contem-
plado la posibilidad de que los resultados de las elecciones municipales tengan capacidad para influir en
el comportamiento de los electores a nivel nacional es cuando han sido objeto de una interpretación espe-
cífica. Sin tener los rasgos de las elecciones de primer orden, las elecciones municipales parecen com-
partir algunos comportamientos similares con aquellas. Este trabajo se centra en abordar las dimensiones
del comportamiento de los votantes en las elecciones municipales celebradas en España tomando en con-
sideración la interrelación que se establece con otros procesos electorales, fundamentalmente con las
elecciones generales y con aquellas que se celebran simultáneamente con ellas.
PalabRaS clavE: Elecciones municipales. Comportamiento electoral. Partidos políticos.
abStRact
The literature on electoral politics has shown a long standing interest in measuring and explaining
national and local patters of electoral behaviour over the time but in different degree. National elections
have been the main theme of study leaving local elections in a second place. Only when they appear as
influential events local elections are taken into account. Conventional wisdom has it that elections other
than national ones are “second order elections” driven by political conditions in the first-order national
arena. It has not yet been shown that sub-national elections can exhibit qualities similar to those of first-
order elections but recently they share some common features linked with political cycles. This paper
examines the main dimensions of the municipal elections held in Spain focusing on the subnational shift
in electoral support across parties and elections, parliamentary and those simultaneously convoked.
KEywoRdS: Local elections. Electoral behaviour. Party politics. Spanish elections.
SUMaRIo
1. Introducción. 2. La idiosincrasia de las elecciones municipales en perspectiva comparada. 2.1. La
movilización electoral en la arena multinivel. 2.2. Comportamiento diferencial y escisión del voto.2.3. La
influencia de factores de contexto nacional y su repercusión sobre los apoyos del partido en el gobierno.
2.4. Los principales partidos políticos del escenario municipal. 3. Conclusiones. 4. Bibliografía.
1 La realidad municipal española ofrece una gran diversidad asociada con la distribución de su población y de sus munici-
pios. La proporcionalidad inversa que se establece entre los habitantes y el tamaño del municipio en el que habitan va a deter-
minar significativamente esta complejidad a la que aludimos. De los más de 8 mil municipios el 57% de ellos concentra tan sólo
al 15% de los electores frente al 1,5% de los municipios urbanos, con más de 50 mil habitantes, en los que habita el 51,7% del
electorado español. De forma similar, el grueso de la representación política se concentra en los municipios de menos de 5.000
habitantes, irregularmente distribuida en el territorio entre Comunidades Autónomas y provincias.
2 Recordemos que desde 1983 se institucionaliza un calendario electoral municipal con elecciones en las 13 CC.AA que se
rigen por el artículo 143 de la CE.
3 Somos conscientes de la complejidad de definir con exactitud el término nacionalización y más aún determinar el grado de
nacionalización de un sistema de partidos.
Ciertos indicadores permiten calificar a las elec- los distintos procesos (Delgado, 2006 y 2010),
ciones municipales como acontecimientos polí- pero quizás sea ahora conveniente contextuali-
ticos en los que predominan elementos de ámbi- zar los procesos electorales y evaluar la interre-
to nacional y con acusada dependencia del lación entre ellos utilizando indicadores propios
sistema político en el que se insertan, lo que las del comportamiento electoral que permitan des-
convierte en elecciones de segundo orden. Los cubrir la existencia de cierta idiosincrasia de
niveles de movilización electoral respecto a otro estos fenómenos políticos.
tipo de procesos electorales calificados de pri-
mer orden son menores. En estas convocatorias
los ciudadanos emiten un voto de descontento al 2.1. LA MOVILIzACIóN ELECTORAL
partido del gobierno, lo que en definitiva, justi- EN LA ARENA MULTINIVEL
ficaría la menor importancia que despiertan los
asuntos que conciernen (Reif y Schmitt, Respecto a la participación, los niveles de
1980:23; Reif, 1997:117; Marsh, 1998:592). No movilización en las elecciones municipales en
obstante, cumplida ya una década del nuevo España han seguido una evolución irregular
milenio, los comportamientos de los votantes y –ligada al clima más o menos participativo
los resultados electorales han puesto de mani- derivado de la coyuntura política que se cons-
fiesto que las diferencias entre escenarios políti- truye alrededor de las elecciones generales–,
cos se diluyen progresivamente (Irwin, pero en todo caso, siempre ha sido menor la
1995:185). Este cambio en el comportamiento movilización en estas elecciones que en elec-
de los votantes es quizás consecuencia de la ciones generales. No obstante, también es cier-
mayor influencia que, en términos políticos, to que algunas elecciones municipales han pre-
adquieren las instituciones de segundo orden o, sentado niveles de participación prácticamente
incluso en términos más generales, pudiera estar idénticos a sus más cercanas consultas genera-
motivado por la creciente permeabilidad entre les. Buscando realizar una clasificación, encon-
esferas políticas favorecida por una mayor glo- tramos elecciones municipales claramente par-
balización de las relaciones. Esto lleva a replan- ticipativas frente a otras claramente
tearse los paradigmas que sustentan estos postu- desmovilizadoras. En éste último grupo se ubi-
lados teóricos (Marsh, 1998:598; Rallings y can las elecciones municipales convocadas en
Thrasher, 2005:592; Schmitt, 2006:199; Delga- mayo de 1991 (62,8% de participación) en las
do, 2010) y cuestiona si estas elecciones se han que la abstención fue una primera reacción del
convertido en elecciones de primer orden, al electorado a los escándalos políticos que
denotar caracteres propios de elecciones genera- comenzaron a fluir a la opinión pública durante
les; o si la decisión del elector en estas ocasio- 1990. La escasa participación, especialmente,
nes está compuesta por una mezcla de factores en las zonas urbanas fue el principal refugio
propios del primer orden junto con otros especí- para el descontento con los socialistas4. Con
ficos de segundo orden (McLean et al., 1996; una participación similar, las primeras eleccio-
Heath et al., 1999:409). nes municipales de 1979 (62,6%) fueron un
En España las elecciones municipales, las acontecimiento político que no despertó en
elecciones autonómicas y las elecciones europe- aquel momento el entusiasmo esperado por las
as encajarían dentro de los rasgos específicos fuerzas políticas, quizás por haberse convocado
del segundo orden, mientras que las elecciones el mes previo a esta consulta las segundas elec-
generales se corresponderían con el primer ciones legislativas de la etapa democrática5.
orden electoral. Bajo esta premisa, han sido ana- También movilizaron poco al electorado las
lizadas las elecciones municipales en España en elecciones municipales de 2007 (63,3%). Con-
4 Afectó especialmente a los socialistas dado que la “refundación” del PP era todavía cercana y no se percibía esta fuerza
como alternativa de gobierno.
5 Se celebran en un marco de gran excitación política y electoral, pero era la 5ª consulta electoral que se convocaba en ape-
nas 28 meses.
vocadas tres años después de la victoria en cipales de 2003. Convocadas en un clima polí-
elecciones generales de Rodríguez zapatero tico marcado por movilizaciones y presencia
estas elecciones municipales asentaron definiti- masiva de ciudadanos en la calle en protesta
vamente el realineamiento electoral que se ini- por decisiones tomadas por el gobierno de la
cia a fines de los años noventa en el escenario nación respecto a cuestiones de ámbito interna-
municipal. Se celebraron en un clima de inten- cional y nacional, este escenario parecía augu-
sa política de adversarios y de fuerte tensión rar un incremento de los niveles de participa-
competitiva entre las dos grandes fuerzas polí- ción electoral, que finalmente no fue tan
ticas pero, como veremos más adelante, con elevado. Sus índices se sitúan cercanos a la
grandes diferencias de participación por la geo- media de todo el período –66,2 por ciento–, si
grafía española. Y, por último, siguiendo por bien es cierto que estas elecciones mantuvieron
orden, las elecciones municipales de 1999 niveles de participación cercanos a los que
(64%) que fueron testimonio del proceso de arrojaron las elecciones legislativas preceden-
desmovilización general que afectó a los elec- tes, las celebradas en el año 2000.
tores de todos los partidos, como consecuencia El significado de la alta dosis de moviliza-
de escasos incentivos ante unas elecciones fun- ción en las dos convocatorias con mayor nivel
damentalmente “de continuidad” y de menor de participación –1987 y 1995– tiene interpreta-
tensión electoral entre actores políticos. ciones diferentes. Las elecciones de 1987 por el
Por el contrario el mayor índice de partici- contrario, supusieron un “premio” y dieron con-
pación se presenta en las elecciones municipa- tinuidad a la labor municipal socialista llevada a
les de 1995 (69,9%), celebradas en un escena- cabo en la mayoría de los municipios españoles.
rio en el que parecía posible el cambio, lo que Quizás la agregación de resultados hace más
propició una fuerte movilización de los electo- visibles ciertos efectos coyunturales por encima
res6. Sus resultados fueron claramente favora- de los meramente estructurales pero en cual-
bles al PP pues el contexto político ofrecía a sus quier caso, el análisis comparado de los niveles
seguidores incentivos a la participación, mien- de movilización electoral en España confirma
tras que no los ofrecía a sectores de votantes claramente la hipótesis de elecciones de primer
socialistas testigos de una erosión continuada y segundo orden respectivamente: los índices de
de la imagen del PSOE (Delgado y López desmovilización electoral son más altos en las
Nieto, 1997: 251). La convocatoria electoral elecciones municipales que en las legislativas.
múltiple de 1987 –elecciones municipales, No obstante ello no sucede de manera sistemáti-
elecciones autonómicas y elecciones europe- ca en la comparación entre todo par consecutivo
as 7–, generó un efecto “arrastre” a las urnas de elecciones generales y municipales. Algunas
que se tradujo también en un índice de partici- elecciones municipales han presentado niveles
pación cercano al 70 por ciento. Un nivel algo de participación similares a elecciones genera-
menor se percibe en los resultados de las elec- les cercanas, como fue el caso de las municipa-
ciones municipales de 1983 (67,7%), celebra- les de 1987. La movilización de 1995 parecía
das simultáneamente con las primeras eleccio- contener una dosis de “castigo” al partido del
nes autonómicas en 13 Comunidades y gobierno imputado en casos de corrupción y
precedidas por el eco de la fuerte movilización financiación ilegal. Este argumento se sustenta
que conllevó al “cambio” socialista en las elec- en variables exógenas al propio proceso que
ciones generales de 1982. Con estas mismas rige a unas elecciones de segundo orden y tanto
cifras, la coyuntura política nacional pudo ser el sus índices de movilización como sus resultados
detonante movilizador de las elecciones muni- electorales ofrecen rasgos de un barómetro que
6 Se reconoce por primera vez en estas elecciones municipales el derecho de sufragio activo a ciudadanos no españoles resi-
dentes en España. Y en virtud de los tratados de reciprocidad con Suecia, Holanda, Noruega y Dinamarca se incluye en el censo
electoral a un porcentaje nuevo de electores.
7 Si bien las elecciones europeas, no presentan en general alicientes a la movilización, el “estreno” de la plena participación
democrática en la largamente deseada Europa pudo actuar como incentivo para sectores de electores.
mide la situación política nacional (Game, constantes llamadas a las urnas por parte de los
1981: 63; Corbetta y Parissi, 1985: 73; Curtice actores políticos. El partido del gobierno pre-
y Payne, 1991: 6). tendía con ello mantener a su electorado fiel y
En todo caso, la interpretación de estos flu- competir por el centro ideológico; mientras que
jos participativos en las elecciones municipales los partidos de la oposición intentaban “borrar”
requiere de un análisis vinculado a la coyuntu- los efectos que pudieran desencadenarse de la
ra general en la arena de primer orden. Bajo crisis interna que les venían afectando y que,
esta premisa, los momentos de mayor moviliza- finalmente, debilitó los anclajes ideológicos
ción se han expresado siempre en la política con un resultado final de castigo a todos los
nacional y vinculados a la expectativa de cam- partidos competidores, aunque con desigual
bio político. Las elecciones generales de 1993, distribución8. Con este mismo argumento la
que el PSOE se ve obligado a adelantar, ya pro- coyuntura política nacional pudo también ser el
yectan la posibilidad de una victoria del PP y de detonante para incentivar la movilización en las
forma similar, las elecciones generales de 1996 elecciones municipales de 2003: se recupera en
se configuran en un escenario de estrecha com- más de tres puntos los niveles en las elecciones
petitividad que indujo a un fuerte incremento municipales de 1999, pero no se superan los
de la movilización electoral. Por el contrario las obtenidos en las elecciones generales de 2000.
elecciones legislativas de 2000 supusieron un Esta pauta refleja de nuevo que la arena de pri-
aumento de los niveles de abstención respecto a mer orden genera un efecto de “atracción polí-
las elecciones generales precedentes y conti- tica” de mayor envergadura respecto a las elec-
nuaron la dinámica electoral iniciada en las ciones municipales que se manifiesta con las
elecciones municipales de 1999. Si bien las del cifras de movilización de las últimas elecciones
2000 pueden ser calificadas como “elecciones municipales de 2007 (más de doce puntos de
de continuidad”, también es cierto que se cele- diferencia respecto a las elecciones legislativas
bran en un clima de campaña electoral con de 2004).
tabla 1
variación de los niveles de participación entre elecciones legislativas y elecciones municipales
1977 78,8 —
1979 68,1 1979 62,6 +5,5
1982 80,0 1983 67,7 +12,3
1986 70,1 1987 69,4 +0,7
1989 69,7 1991 62,8 +6,9
1993 76,4 1995 69,9 +6,5
1996 77,4 1999 64,0 +13,4
2000 68,7 2003 67,7 +1,0
2004 75,7 2007 63,3 +12,4
2008 73,8
Fuente: Delgado, 1997: 33. Para el período 1996-2008, actualización con datos de la Junta Electoral Central y del Ministerio del
Interior.
8 Las crisis internas que atravesaban los partidos de la izquierda propiciaron que los índices de volatilidad entre bloques
aumentaran significativamente alcanzando el 70%. Se consolidaba definitivamente este fenómeno que se percibió en las dos elec-
ciones generales celebradas en los años noventa.
9 De la misma manera que en las elecciones municipales de 1991 se produjo en estos municipios de gran tamaño de pobla-
ción el mayor índice de desmovilización electoral.
10 En las elecciones de 2003 también la especial situación que vive el País Vasco culmina en los mayores niveles de partici-
pación en elecciones municipales de toda la serie democrática: se sitúa más de dos puntos y medio por encima de la media nacio-
nal y supera significativamente las cifras de los comicios más participativos, los de 1995.
critos a las CC.AA que se rigen por un calenda- Para valorar más ampliamente el grado de
rio electoral autonómico diferenciado11. Las comportamiento diferenciado entre elecciones
elecciones de 2007 permiten constatar ese claro simultáneas sería preciso completar este panora-
patrón desmovilizador en aquellas Comunida- ma con un estudio basado en datos de encuestas
des en las que no ha habido coincidencia electo- que nos permitiera analizar mejor esta pauta
ral, como es en el País Vasco (–10,0%), Catalu- electoral. De esta forma, se lograría identificar
ña (–7,6%), Andalucía (–3,9%) y Galicia no sólo hacia dónde se han dirigido las prefe-
(–2,7%). Este fenómeno ha estado presente tam- rencias, sino también el grado de escisión que
bién en el resto de las regiones, destacando en ha afectado a los partidos. Respecto de estas
intensidad Aragón (–4,1%) Baleares (–3,0%), últimas cuestiones, analizaremos a continuación
Canarias y Madrid (ambas –2,4). Este mapa de los efectos que, sobre las orientaciones partidis-
participación constata la existencia de modelos tas, tiene la coincidencia de procesos electorales
y arenas de competición diferenciadas. Cataluña y la coyuntura política en que se celebran.
presenta los índices más elevados de abstencio-
nismo, cuya participación media apenas supera
el 61 por ciento. En el otro extremo se localiza 2.2. COMPORTAMIENTO DIFERENCIAL
la meseta participativa formada por la C.A de Y ESCISIóN DEL VOTO
Castilla la Mancha y se extiende al norte, hacia
la Comunidad cántabra y al este hacia la Comu- En mayo de 1983 se inicia un ciclo electoral
nidad Valenciana. de segundo orden en España y la simultaneidad
tabla 2
diferencial de la participación por ccaa en elecciones municipales en España, 1983-2007
11 En cambio una característica del contexto local de la elección, el tamaño de municipio, se muestra relevante tanto en rela-
ción al nivel de participación como a su ritmo de oscilación (Delgado, 2006:166).
de las convocatorias electorales homogeneiza el votar emite su opción para los dos o tres comi-
panorama electoral. Desde entonces son convo- cios que están convocados. A la vista de los
cadas dos elecciones el mismo día: elecciones datos, la simultaneidad favorece la participación
municipales y elecciones a trece Parlamentos electoral.
regionales. Se instaura una dinámica que se ins- De la evolución de los niveles de participa-
titucionaliza en la reforma electoral de 1991 ción entre elecciones simultáneas municipales y
cuya finalidad no es otra que la de racionalizar autonómicas en las 13 CC.AA entre finales de
los períodos electorales. Pero además, en el los años ochenta hasta la actualidad se despren-
calendario electoral encontramos convocatorias de un cambio en el comportamiento de los elec-
“triples” como fueron la de 1987 y posterior- tores. Esto pone de manifiesto que los votantes
mente la de 1999 en las que también se celebra- han acudido en mayor medida a elegir a los
ron ese mismo día elecciones al Parlamento representantes de las respectivas asambleas
Europeo. regionales que a seleccionar a los cargos políti-
En los procesos electorales simultáneos la cos municipales. Y este fenómeno ha sido más
pauta mayoritaria es un comportamiento homo- acusado en los comicios celebrados más recien-
géneo en todos ellos que se constata a partir del temente: las elecciones autonómicas de 2003 y
análisis de los resultados electorales de los prin- 2007 han movilizado más a los votantes que las
cipales partidos políticos así como también es elecciones municipales convocadas esa misma
extensible a sus índices de participación. Se jornada; mientras que, por el contrario, en las
podrían esperar diferencias dado que el escena- elecciones de 1999 predominó una mayor parti-
rio competitivo en las diversas elecciones no es cipación en elecciones municipales. Por otro
el mismo, las opciones de voto difieren, sectores lado, las elecciones municipales de 2007 son las
de electores no las perciben de la misma mane- que la distancia entre la Comunidad Autónoma
ra, etc.... En realidad, nos referimos a que las más participativa y la menos participativa alcan-
pequeñas diferencias en los resultados de elec- za un índice mayor (5.9), y éste viene calculado
ciones celebradas simultáneamente indican la por los datos de Asturias –menos participativa–
existencia de escisión del voto, esto es, un tipo y Madrid –más participativa; y, esta misma com-
de comportamiento que se expresa votando a parativa en las elecciones municipales de 1987
dos opciones diferentes en elecciones coinci- es de 3.7, distancia cifrada entre las CC.AA de
dentes12. A pesar de su relativamente escasa Navarra y Rioja frente a la insular de Canarias.
magnitud, en términos generales, el estudio de El análisis longitudinal de los resultados per-
la escisión de voto puede aportar elementos mite identificar tres tipos de situaciones: a) la
muy útiles sobre el papel que desempeñan los vivida por aquellas CC.AA que han manifestado
factores contextuales en la decisión de voto, así continuadamente una menor participación en
como para determinar los aspectos específicos elecciones municipales: Asturias, Castilla la
de comportamientos propios del ámbito local de Mancha, Castilla-León, Extremadura, Navarra y
la elección. la Comunidad Valenciana; b) por el contrario,
En esta línea de análisis podemos plantear otras CC.AA que han experimentado variacio-
sólo unas grandes pautas a nivel de datos agre- nes pero con escasas oscilaciones y registran
gados. Analizando comparativamente los nive- una participación superior en las elecciones
les de participación electoral de todos los comi- municipales, como es el caso de Baleares, Can-
cios de segundo orden de la serie electoral tabria y Canarias; y c), la de aquellas CC.AA en
democrática, se observa a simple vista una esca- las que el rasgo dominante ha sido la fluctuación
sa diferencia entre los resultados de todas ellas. continuada a lo largo del tiempo: Aragón,
La hipótesis de una mayor movilización cuando Madrid, Murcia y Rioja.
las convocatorias son conjuntas sí se confirma Existen algunas pautas diferenciales entre
plenamente, de forma que el elector que acude a convocatorias municipales y autonómicas: a
12 Consideramos la abstención como una opción más, incluida entre las posibilidades de escisión.
saber, en 2007 la diferencia en términos porcen- derivadas de la relación entre los partidos políti-
tuales entre la Comunidad Autónoma que más ha cos y los electores de cada Comunidad Autóno-
participado en elecciones municipales y la que ma y exigen profundizar en el marco político de
más lo ha hecho en elecciones autonómicas es la cada una de ellas13, sin olvidar tampoco el efec-
más elevada (7.3). Por el contrario, este recorri- to que pudiese generar la creciente autonomía de
do es menor en las elecciones de 1995, convoca- las CCAA en el desempeño de sus competencias
toria que supone un punto de inflexión impor- y en el ejercicio del quehacer político.
tante en el comportamiento electoral. Por Complementariamente el análisis comparado
CC.AA, aquellas en las que las elecciones muni- entre elecciones municipales y europeas arroja
cipales movilizaban en mayor medida a los elec- un saldo favorable en los niveles de participa-
tores que las autonómicas tenían todas ellas ción hacia las primeras en ambas ocasiones en
como rasgo común su carácter insular (Canarias que ha habido coincidencia de convocatorias
en 1987 y 1991; y Baleares en 1995). El índice electorales. Y ello a pesar del carácter “funda-
de participación ha predominado en elecciones cional” de las elecciones de 1987 en las que los
autonómicas frente a las elecciones municipales niveles de participación fueron los más altos de
en Asturias en 1999, 2003 y 2007. Otro dato a todas las elecciones europeas convocadas, y en
destacar, en la convocatoria de 2003 los votantes cuya convocatoria pesaba como factor movili-
de todas las CC.AA han sido más participativos zador la incorporación a un proyecto europeo14.
en comicios autonómicos que en elecciones Aún y con eso, los votantes depositaron un
municipales. En todo caso, parecería necesario mayor número de papeletas en las urnas desti-
considerar que estos comportamientos respon- nadas a la elección de sus representantes muni-
den en muchos casos a lógicas políticas propias cipales que en las urnas destinadas a la elección
tabla 3
diferencias de participación en elecciones simultáneas en las 13 cc.aa
13
La expectativa de cambio en el gobierno autonómico es, sin duda, un factor movilizador de la ciudadanía a las urnas.
14
Esta actitud, no obstante, no se ha proyectado en el caso de las elecciones europeas de 2004 en los ocho de los diez países
que integrados al proyecto europeo el 1 de mayo convocaban por vez primera elecciones europeas.
de los 64 representantes que componían enton- del escenario local, más heterogéneo, fruto de la
ces la aportación española al Parlamento Euro- presencia de un número superior de actores
peo. En 1999 en un contexto en que las eleccio- políticos compitiendo en la escena electoral.
nes y las preferencias de los votantes estuvieron Los flujos más importantes de movilidad entre
marcados por factores coyunturales de política partidos en convocatorias conjuntas se produje-
nacional y en el que, en términos comparados ron en 1999. El PSOE tuvo mayor capacidad de
con el resto de los países de la UE, España pasó atracción en las elecciones europeas, que en las
a ser el país con el porcentaje más elevado de municipales, pues más de 123 mil votantes
participación15, pues bien, incluso a pesar de socialistas en elecciones europeas cambiaron su
estos factores las elecciones municipales obtu- voto en aquellas elecciones municipales. Sin
vieron un punto porcentual por encima de los embargo, en términos porcentuales las diferen-
niveles de participación de las mencionadas cias son reducidas, apenas un 1 por ciento. La
elecciones europeas. De este panorama se puede escisión que sufrió el PP alcanzó valores brutos
extraer que aunar en el mismo día la convocato- de más de un millón de votos, y un 5 por ciento
ria electoral municipal y al Parlamento Europeo en términos porcentuales. La presencia de un
es un factor que eleva el nivel propio de los elevado número de actores políticos en el esce-
comicios europeos e incide en la movilización nario municipal parece afectar en este sentido al
dado que, si lo comparamos con las convocato- PP, junto con el menor arraigo organizativo
rias únicas de 1989, 1994, 2004 y más reciente- local de este partido. A nivel de CC.AA también
mente de 2009, en todos estos casos los niveles es el PP en 1999 el partido más débil en la gran
de abstención han sido más elevados. mayoría de ellas, de manera que reduce el grado
En este contexto, también la simultaneidad de fidelidad, y su electorado es más volátil. Se
de comicios ha favorecido la homogeneidad de trata de una característica fruto, como ya se ha
los apoyos recibidos por los partidos, y ello a señalado de su debilidad organizativa local. La
pesar de que en las elecciones municipales la implantación de partidos regionalistas fuertes
oferta política está más diversificada en térmi- incide significativamente en esta escisión del
nos de candidatos, programas, campañas, valo- voto. En aquellas Comunidades en las que están
ración de gestión... El comportamiento diferen- más arraigados, los índices de volatilidad son
ciado afecta a las fuerzas mayoritarias a nivel mayores y traducen un comportamiento diferen-
nacional, pero este fenómeno de escisión de ciado entre elecciones municipales y autonómi-
voto, no parece incidir significativamente en cas. En estas últimas logran captar a un flujo de
ellas, ya que las diferencias en términos de por- electores mayor que en las municipales y por
centaje de voto son escasamente relevantes, tanto se confirma que los factores locales están
aunque, debemos matizar que estas existen. En menos arraigados que los regionales16. Una ten-
las elecciones europeas el planteamiento de la dencia diferente ha caracterizado al electorado
campaña y de las candidaturas es, territorial- de IU. Este partido político mantiene la dinámi-
mente hablando, más homogénea, y está en ca de conservar a sus votantes en las elecciones
mayor medida vinculada a la imagen global del municipales. Así en 1999, las pérdidas que
partido, expresándose por tanto de forma más experimenta en el ámbito europeo, alcanzan un
igualitaria por todo el territorio electoral. Así, saldo de 174.646 votantes, a pesar de que estos
comparativamente hablando, las fuerzas de valores en términos porcentuales son escasa-
ámbito nacional tienen una ligera mayor capaci- mente relevantes. Estos valores señalados fue-
dad de atracción en las elecciones al Parlamen- ron más débiles aún en la convocatoria de 1987,
to Europeo que en las elecciones municipales en la que la escisión de voto alcanzó cotas del 2
debido fundamentalmente a la propia naturaleza por ciento tanto en el PP como en el PSOE. Los
tabla 4
voto en elecciones simultáneas: elecciones municipales y europeas
1987 1999
Partidos Elecciones municipales Elecciones europeas Elecciones municipales Elecciones europeas
votos % votos % votos % votos %
ceso socialista en elecciones municipales duran- hicieron más patentes en 1996 conllevando
te los años ochenta fue el otro partido de la opo- entonces un cambio en el gobierno nacional. Se
sición, Izquierda Unida que consigue así conso- siguen pautas similares a las de principios de los
lidarse como opción importante aunque años noventa en que el adelanto electoral de
secundaria en los gobiernos locales, salvo en dos 1993 se produce en un marco de devaluaciones
ocasiones en las que los apoyos recibidos por de la peseta, de fuerte tasa de paro, de creciente
este partido en elecciones generales no son supe- desgaste socialista, de aparición de nuevos casos
rados en las siguientes convocatorias municipa- de financiación ilegal y de corrupción, además
les: con un ligero descenso en las elecciones de graves problemas internos en el PSOE, lo que
municipales de 1991 (un 0,7 por ciento de voto por otra parte suponía el escenario idóneo para la
válido emitido), que es más acentuado en 1999 consolidación del PP como alternativa al PSOE.
(un 4,1 por ciento de pérdidas de voto). Esto La nueva victoria del PSOE en un clima de alta
indica que durante los años noventa se comienza competitividad electoral –4 puntos de diferencia
a vislumbrar una acentuación de la reciprocidad en porcentaje de voto y no más de un millón de
“nacional-local” entre las elecciones municipa- votos– bajo un gran equilibrio de fuerzas y con
les y las generales, hasta que consolida sus apo- un fuerte avance del PP configuró un nuevo
yos alcanzando votos en las elecciones munici- escenario en el nivel político nacional que tuvo
pales de 1995 que posteriormente consolida en repercusiones a nivel municipal dos años más
las elecciones generales de 1996. tarde: en las elecciones municipales de 1995 el
Estos cambios de comportamiento electoral PSOE tiene las mayores pérdidas de votos de
de mediados de los años noventa preanunciaban todo el período electoral mientras que el PP equi-
ciertos movimientos electorales que acontecie- libra y consolida definitivamente los anclajes
ron en los comicios municipales de 1995 y se electorales logrados en las generales de 199317.
tabla 5
diferencia ente apoyos electorales de los partidos de ámbito nacional
en elecciones municipales y elecciones generales (1979-2007)
17 Estos resultados estuvieron precedidos de resultados en las elecciones municipales de 1991 en las grandes poblaciones urba-
nas en el que influyeron acontecimientos de política nacional que modificaron la hasta entonces líneas que sustentaban la orienta-
ción del voto. Con repercusiones en la esfera nacional, estas elecciones se celebraron con una nueva normativa que modificaba algu-
no de los aspectos de la ley electoral con el fin de asegurar una mayor gobernabilidad en el ámbito municipal. A pesar de que el
PSOE consigue revalidar su victoria y el PP mantiene los índices de apoyo electoral de las elecciones precedentes, este partido obtu-
vo un mayor número de ayuntamientos de capitales de provincia, alguna de ellas de gran peso político (Madrid, Valencia, Sevilla).
Estas elecciones municipales de mitad de los implantación de la moneda única. En este escena-
años noventa suponen, como ya hemos mencio- rio político, las elecciones municipales de 1999
nado en otras ocasiones, una inflexión profunda supusieron la renovación de la victoria del PP
en el comportamiento electoral. Quizás en aquel aunque de forma más ajustada que en 1995 –espe-
momento la particularidad de aquellas eleccio- cialmente en el porcentaje de votos a nivel glo-
nes viene conferida por estar convocadas en un bal– pareciendo sufrir los efectos de ser ya parti-
contexto dominado por la crisis política a nivel do de gobierno a nivel nacional, pues la pérdida
nacional que se reflejó en la campaña electoral, de votos se computa en esta ocasión en un 4,5 por
en cuyos discursos prevalecieron con intensidad ciento. Pero no ha de ser hasta 2003 cuando la
los temas nacionales sobre los asuntos más loca- cuantía de deslizamientos electorales alcanza las
les. Se celebraban en un contexto de lucha por el mayores cifras. Estando en el gobierno, el PP
control del poder nacional entre el PP y el PSOE, tenía todas las posibilidades de erosionar sus apo-
de ahí que el significado nacional que pudieran yos, pero los resultados fueron más allá de la esti-
tener los resultados de esta convocatoria subna- mación de pérdidas gubernamentales hasta enton-
cional las convirtieron en un acontecimiento ces conocida. 2003 era la segunda ocasión en la
político con escasos componentes municipa- que el PP se sometía a elecciones en las urnas
les18. Así, a pesar de su carácter local, en las municipales y lo hacía desde una posición privile-
elecciones municipales de 1995 el contenido giada por cuanto tenía una mayoría absoluta en el
“nacional” gravitó fuertemente sobre la orienta- Parlamento nacional. No estaba sujeto a pacto
ción del voto de los electores, y sus resultados alguno, como sí lo estuvo con CiU, PNV y Coali-
significaron un vuelco en el mapa político muni- ción Canaria para asegurar la gobernabilidad en el
cipal que permitió al PP acceder a una amplia escenario nacional resultante de las elecciones
cuota de poder en este nivel de gobierno: obtuvo legislativas de 1996, y por ende con efectos sobre
casi tres millones de votos más que en las elec- las elecciones municipales de 1999. Así entonces,
ciones municipales precedentes de 1991 y supe- disponía en aquella convocatoria de un margen de
ró al PSOE en más de un millón de votos. Estas maniobra similar al que había disfrutado el PSOE
cifras suponían gobernar en cerca de 3.500 ayun- durante los años ochenta. Además el PP se pre-
tamientos, entre los cuales obtuvo la alcaldía en sentaba para revalidar su labor de gobierno en un
41 de las 50 capitales de provincia19. Estos gran número de ayuntamientos en los que había
resultados ponían fin al claro predominio de los obtenido la alcaldía y especialmente en muchas
socialistas en las instituciones locales desde el capitales de provincia y otras grandes ciudades.
inicio de la democracia. Este fue quizás el factor de mayor peso en las
Consecuencia de esta variación en la arena decisiones electorales. Aún a pesar de las pérdi-
municipal y con un compás de espera en el tiem- das de voto con respecto a las elecciones de marzo
po político, un año más tarde se opera también un de 2000, las elecciones de 2003 apenas mueven el
cambio en la política nacional. En un marco de mapa electoral de 1999. Bien es cierto que acon-
continuada aparición de escándalos políticos que tecimientos puntuales como el caso del Prestige
implicaban a cargos del PSOE, en el gobierno o podrían estar tras el retroceso del PP en Galicia, al
en el partido, en marzo de 1996 el PP ganaba las perder más de un 4 por ciento de su voto; o las
elecciones generales y accedía por primera vez al movilizaciones ciudadanas contrarias al trasvase
gobierno nacional. En su conjunto este período de del Ebro, responderían a la disminución de cerca
gobierno del PP hasta las siguientes elecciones del 9 por ciento de los apoyos populares en Ara-
municipales de 1999 estuvo marcado por una evo- gón. El PP consolida sin embargo su presencia en
lución positiva de los indicadores económicos y las Comunidades de Asturias, Murcia y Navarra.
de reducción del paro y en el marco del logro de Marcado por una mayor racionalidad, el votante
los objetivos de convergencia europea para la municipal de 2007 se ha hecho más fluido y las
18 Esta dosis de “nacionalización municipal” quedó aun más asegurada por el triunfo del PP a nivel nacional en las eleccio-
nes europeas de 1994.
19 Para un análisis más detallado de las elecciones municipales de 1995 ver I. Delgado (1999).
consideraciones ideológicas para orientar su voto dispersión menor que la percibida en elecciones
no son freno, como tampoco lo fue en 2003, a la generales, y situada entre el 21,4 por ciento y el
hora de decidir su opción política en las eleccio- 1,4, de las elecciones 1982 y 1996 respectiva-
nes municipales. El partido gubernamental vuelve mente. Los índices de competitividad podrían
a ser severamente castigado, como lo fue en 1987, dibujar una campana que arranca desde los pro-
pero de nuevo sin que el partido de la oposición cesos electorales democráticos en los que la
rentabilice el desgaste. Los elementos más estruc- lucha por captar al votante es fuerte entre ambos
turales dejan paso a elementos coyunturales del partidos (tanto en elecciones municipales como
contexto político en que se celebran los procesos generales); alcanza su cota máxima en los años
electorales. De ahí que esta racionalidad se sus- ochenta anclando las preferencias electorales y
tente en el hecho de que el escenario municipal es predomina claramente el primer partido sobre el
una arena electoral fértil caracterizada por una segundo: en las elecciones municipales de 1983
mayor presencia de actores políticos con posibili- el PSOE está a una distancia de más de 16 pun-
dades de éxito electoral, bien por el hecho de que tos respecto del entonces AP, y algo menor en
lo que subyace en el escenario político municipal 1987; y, a mediados de los años noventa se acusa
tiene un menor calado político; o incluso, por los una mayor competencia por el electorado entre
efectos políticos que genera la combinación de los los dos partidos políticos mayoritarios, similar a
elementos propios del sistema electoral. la del inicio de la democracia para finalmente
acentuarse a comienzos del año 2000 con niveles
de competitividad muy estrechos20. Es un efecto
2.4. LOS PRINCIPALES PARTIDOS en el que se combina la tendencia reductora de
POLíTICOS DEL ESCENARIO distancias entre los dos partidos con mayor
MUNICIPAL número de votos, junto con el aumento de los
apoyos electorales del segundo partido a la vez
El dominio de los partidos políticos naciona- que se concentra el voto en un menor número de
les en la escena política local en España está ya fuerzas políticas, lo que configura escenarios
fuera de duda. Las fuerzas políticas nacionales electorales de fuerte tensión competitiva.
se convierten en los principales agentes de Las elecciones municipales en España han
nacionalización de la política local como resulta- sido tradicionalmente comicios en los que las
do del apoyo que reciben de los electores muni- expectativas de apoyo electoral a “otros partidos”
cipales, un respaldo superior al que tienen otros –además de los mayoritarios a nivel nacional–
actores locales o regionales. Pero la respuesta a eran mayores para esas fuerzas políticas regiona-
los elementos nacionales es desigual de unas listas, y listas de independientes que, por su con-
zonas geográficas a otras, y es diferente según centración geográfica en zonas delimitadas, y
los tamaños de los distritos y la influencia que favorecidas por un elemento tan determinante
tengan los rasgos locales, que son finalmente los como son los distritos electorales, obtenían éxito
neutralizadores de esa reacción nacional. En en las elecciones municipales. Los distritos elec-
definitiva, los contrastes se aprecian según sea el torales –con importantes efectos sobre la propor-
arraigo de los partidos nacionales y locales en la cionalidad del sistema– son multiplicadores de los
arena municipal. Es fácil constatar que los dos resultados electorales en el sentido de que en cada
partidos mayoritarios en el ámbito nacional distrito conforma una unidad en sí con resultados
–PSOE y PP– también han dominado el ámbito sobre un sistema de partidos específico. En Espa-
político municipal, aunque con diferente intensi- ña son más de 8.000 los distritos electorales muni-
dad electoral. La competencia entre ambos por cipales que resultan en similar número de consis-
captar el mayor número de votantes en eleccio- torios, y todos ellos con tamaños diversos que
nes municipales ha oscilado entre el 16,8 por oscilan desde municipios con menos de 250 habi-
ciento de 1983 y el 0,2 por ciento de 1999, una tantes en los que se aplica un sistema mayoritario
20 Las elecciones generales de 2000 escapan de esta tendencia y manifiestan la “excepcionalidad” en el comportamiento, tal
y como se constata por el posterior reacomodo de los índices en convocatorias posteriores.
tabla 6
competitividad electoral agregada de los partidos mayoritarios
en elecciones generales y elecciones municipales (1979-2008)
competitividad electoral
Elecciones
distancia nº de votos distancia % de votos Partidos
de voto limitado y de listas abiertas (en munici- de habitantes. Este método genera variaciones en
pios menores de 100 habitantes se mantiene el el número de escaños por estar intrínsecamente
régimen de “concejo abierto”, con elección direc- ligado a cambios demográficos que apenas reper-
ta del alcalde por los ciudadanos) hasta munici- cuten en la distribución al nivel nacional.
pios urbanos con poblaciones que superan los En todo caso los partidos políticos se consa-
millares21. Este amplio rango de poblaciones gran como protagonistas del proceso local. La
comparte similar procedimiento de reparto de diversidad del tamaño de los distritos (de 7 con-
escaños, pero es cierto que sobre el número total cejales a más de 50, en función de la población),
de representantes políticos, la dispersión geográfi- junto con una barrera electoral ligeramente supe-
ca produce sobrerrepresentación de las zonas rior a la de las elecciones legislativas constatan
rurales en detrimento de las zonas más pobladas. las diferencias en el número de partidos que
La corrección se alcanza incluyendo un compo- compiten en las distintas circunscripciones. Son
nente poblacional, que implica el cómputo de la mayores las dificultades que encuentran las
proporción de representantes atribuible a la cir- grandes formaciones políticas para confeccionar
cunscripción electoral con base en el número total listas de candidatos en municipios de tamaño
21 El sistema electoral establece que el número de concejales se distribuye entre estas listas mediante la aplicación de una fór-
mula proporcional de la media más elevada, método d’Hondt, que es el mismo que se utiliza para la elección de diputados al Con-
greso así como la que se aplica también para la elección de la inmensa mayoría de los parlamentos autonómicos. Para poder par-
ticipar en la distribución se requiere haber obtenido al menos el 5% de los votos válidos emitidos en el municipio (en las
elecciones generales la barrera se estableció en el 3%).
pequeño, en los que se imponen con mayor fuer- actitudes específicas de los municipios urbanos,
za candidaturas de independientes y listas loca- clarificando el origen de las orientaciones de
les, quienes por otra parte no tienen presencia en voto que se produjeron en los años noventa.
circunscripciones de mayor tamaño. Ya hemos En los municipios mayores de 250 habitan-
manifestado que el ámbito electoral municipal es tes, los dos principales partidos muestran un
fértil para promover la presencia de candidaturas nivel de implantación relativamente equilibra-
de pequeñas formaciones políticas y de partidos do, aunque sólo en el tramo de municipios entre
regionales. Por otra parte, en los sistemas con 251 y 5.000 habitantes el equilibrio es total. Si
listas cerradas y bloqueadas, es el partido quien en 1995 la penetración electoral del PSOE
determina los candidatos que van a componer las dibujaba una tendencia inversa al tamaño de
listas que se presentan a la competición, por lo población, en 1999 presenta un cambio muy sig-
cual el reclutamiento de los representantes nificativo. La correlación en esta ocasión es
depende únicamente del partido. En este sentido positiva, alcanzando las mayores proporciones
se detectan cuotas de candidaturas de mujeres, de captación de votos en las grandes ciudades y
en algunos casos de ciertas minorías, que los capitales de provincia, donde pasa del 29% al
partidos sitúan en los puestos de las listas donde 34,5%, una progresión electoral de cerca de un
tienen posibilidad de salir elegidos22. Pero tam- 5%. En el caso del PP se reproducen los mismos
bién los candidatos van a racionalizar sus pers- patrones que en las elecciones anteriores, siendo
pectivas tendiendo a formar coaliciones con ésta algo mayor en los municipios de menor
objeto de maximizar su representación. Asimis- tamaño; se alcanza niveles similares en las
mo los propios actores políticos suelen en cierta poblaciones entre 5.000 y 20.000 habitantes y
medida tomar decisiones que se sitúan ligera- sufre una ligera disminución en las poblaciones
mente fuera del ámbito estrictamente electoral urbanas. En definitiva, el PSOE logra una cierta
para poner en marcha determinadas políticas. El ventaja en los dos tramos intermedios, mientras
escenario municipal es sin duda una arena muy el PP mantiene en 1999 su posición de partido
propia para este tipo de cuestiones, es un labora- más votado en el conjunto de ciudades de más
torio de experimentación de nuevas formas de de 50.000 habitantes. Así pues, con la excepción
práctica política en las que, en numerosas oca- de la clara ventaja del PP en los municipios con
siones, la etiqueta partidista deja paso a temas 250 habitantes o menos, los apoyos electorales
específicos y propios de interés del municipio. se concentran de forma relativamente equilibra-
Los años noventa supusieron en el comporta- da en PP y PSOE en los demás tramos de muni-
miento de los electores un cambio significativo cipios. Dadas las mayores diferencias que exis-
que se constata cuando se analizan los tamaños ten entre ambos partidos a nivel de CCAA,
de los distritos. Esta variable es especialmente puede decirse que en este caso, el contexto auto-
útil e indicativa de las dinámicas electorales nómico es más influyente en la orientación del
dadas la fragmentación y la heterogeneidad de voto que el tipo de municipio en función de su
los municipios españoles. La distribución de las número de habitantes. Por el contrario, IU sufre
principales fuerzas políticas en los diferentes su mayor quiebra en las poblaciones urbanas. Si
estratos de población en este período de tiempo bien su penetración electoral había experimen-
permite apreciar en mayor medida la capacidad tado en 1995 una correlación directa al tamaño
de captación y las transferencias de votos entre de población, y la mantiene con cierta dificultad
los principales partidos políticos. La segmenta- en 1999, en las poblaciones de más de 50.000
ción poblacional va a determinar comportamien- habitantes se concentran las mayores pérdidas
tos específicos en las zonas rurales frente a otras electorales de la coalición, esto es, más de la
mitad del porcentaje de voto. En todos los estra- censo en todos los municipios donde se presen-
tos los resultados disminuyen respecto a 1995 taban, el ligero incremento registrado en 1995
de forma significativa, logrando mantener tan en las circunscripciones más pequeñas es un
sólo la misma cuota de votos en los municipios fenómeno extraordinario. En términos cuantita-
de 250 a 5.000 habitantes. Pero haciendo una tivos en las elecciones de 1995 todavía hay, a
valoración conjunta de estos resultados, se nivel nacional, 806.403 votantes (3,64%) que
puede observar una relación de simetría entre confía su voto a listas de independientes y 4.296
las pérdidas de IU en las grandes poblaciones y concejales independientes (6,54%) tiene repre-
las ganancias del PSOE en estas mismas, por lo sentación en ayuntamientos de pequeñas pobla-
que las transferencias de votos entre ambas for- ciones. No obstante este panorama, el total de su
maciones de la izquierda han experimentado un voto se reduce claramente según aumenta el
camino de ida, incrementando la volatilidad tamaño del municipio por encima de los 20 mil
intrabloques en estos estratos (Delgado, 2010). habitantes. De hecho, en las elecciones de 2003
Las principales variaciones en los comicios el porcentaje de votos a listas de Independientes
celebrados en los años noventa se producen en representa un 3,4 por ciento del total nacional.
los grandes municipios y ciudades, que albergan Su trayectoria descendente contribuye a aumen-
al 50% de los electores, y donde el PSOE logra tar la homogeneidad entre los actores políticos
mejorar significativamente su correlación de entre los niveles de gobierno y reduce la diver-
fuerzas en el marco de las grandes pérdidas de sidad del juego político (Gyford et al. 1989:22).
IU y el fuerte incremento de la abstención. Sin También los efectos reductivos que genera el
embargo, la situación es muy distinta de los sistema electoral se vinculan al tamaño de las
resultados de las elecciones municipales ante- circunscripciones, y dependen del número de
riores a 1995, en los cuales el PSOE encabeza- partidos políticos que compiten en el escenario
ba los resultados en municipios de cualquier electoral. Si bien en términos generales el núme-
tamaño a una cómoda distancia del PP. Ello no ro efectivo de partidos electoral y municipal
se producía sin embargo en el tramo de munici- oscila entre valores mínimos correspondientes a
pios inferiores a los 250 habitantes, que siempre municipios rurales hasta los máximos de las cir-
ha estado claramente dominados por el PP, sin cunscripciones urbanas, la constricción que rea-
embargo este grupo de municipios representa liza el sistema electoral en cada uno de los muni-
una parte muy pequeña dentro del conjunto cipios sigue una pauta creciente, es decir, es
español. Como dato señalaremos que las candi- menor en los municipios menores y mayor en las
daturas independientes, mantienen su carácter poblaciones más urbanas. Esta tendencia se aso-
eminentemente rural. Aunque iniciaron un des- cia con el carácter proporcional del sistema elec-
tabla 7
Resultados electorales de las principales fuerzas políticas en las elecciones
municipales de la década de los noventa por tramos de municipios*
PP PSoE IU
1991 1995 1999 1991 1995 1999 1991 1995 1999
toral y como vemos, correlaciona positivamente Pero el valor del índice tras las elecciones muni-
con el tamaño de la población y confirma que en cipales de 1991 comienza una etapa de descenso
distritos de tamaño reducido salen beneficiados paulatino hasta alcanzar cifras muy bajas tras las
los principales actores políticos en detrimento de elecciones de 2007. Esto hace comprender que el
fuerzas políticas menores. Cifrando los partidos poder político, si estuvo algo más disperso al ini-
en el ámbito municipal, el número efectivo de cio del período democrático sufre una concentra-
partidos políticos electorales es de 4.23 y la ción progresiva con el transcurso del tiempo, de
reducción del sistema electoral data en 3.95, el manera que el espacio electoral que dejan los dos
número de partidos parlamentarios, lo que arroja grandes partidos es, cada vez, más estrecho. La
una diferencia media entre ambos indicadores de concentración de votos entre los dos partidos
0.28 puntos. Esto permite constatar por un lado mayoritarios sufre un incremento gradual con el
que, en los procesos electorales municipales hay paso del tiempo, a imagen, por otra parte, de lo
una presencia importante de fuerzas políticas que acontece en las elecciones legislativas. Al
que compiten por el electorado; y, que este igual que en otras democracias occidentales, la
número se reduce una vez que se convierten los lucha de los dos partidos mayoritarios por obte-
votos en representación. Las elecciones munici- ner representación es inversamente proporcional
pales de 1979 y las de 1987, por diferentes razo- a sus resultados reales. En este escenario la pre-
nes, han sido procesos electorales donde la ofer- sencia de pequeños partidos consigue aglutinar
ta partidista ha rentabilizado con éxito sus alrededor de una cuarta parte del voto municipal,
candidaturas. En ambos casos, el número efecti- eso sí, con una distribución geográfica y electo-
vo de partidos electorales se sitúa cercano al 5. ral muy heterogénea23.
gráfico 1
distribución del número efectivo de partidos en elecciones municipales*
* El número efectivo de partidos electorales y parlamentarios se calcula como sigue24: Ne = 1/ ∑v2i ; y, Np = 1/ ∑e2i.
Fuente: Elaboración propia. Datos publicados por el Ministerio del Interior.
23 Nos referimos con ello a que en este porcentaje están incluidos los votos obtenidos por partidos como CiU, PNV, PAR y
otros que tienen también una significativa presencia dentro del panorama electoral nacional.
24 El número efectivo de partidos políticos, muestra la fragmentación de los votos y de los escaños. Es el número de partidos
hipotéticos de igual tamaño que tendrían el mismo efecto en la fragmentación del sistema que el que tienen los partidos de dis-
tintos tamaño en realidad existentes. Suele estar dentro del rango +/– 1 del número real de partidos que obtengan más del 10%
de los votos. El número efectivo de partidos se aplica tanto al campo electoral como al parlamentario y coincide con el número
de los realmente existentes sólo si cumple que todos cuenten con apoyos electorales iguales o muy similares. Este índice será más
bajo que el real cuando no todos los partidos políticos tengan la misma importancia, y permite apreciar más claramente, cuántos
partidos compiten electoralmente y cuántos existen parlamentariamente, con lo que se aprecian las diferencias y similitudes que
en la arena de competición electoral se deben a los efectos mecánicos de las leyes electorales.
Las elecciones de 2007 no han hecho sino modo de ejemplo, PNV pierde un 10 por ciento
confirmar una tendencia percibida desde media- de su voto en el País Vasco, cediendo espacio a
dos de los años ochenta y es el predominio en la ANV; CC pierde un 7 por ciento del voto obte-
gran mayoría de las CC.AA de dos partidos, que nido en 2003, y de forma similar en Aragón la
acaparan más del tercio del total de los votos, Chunta Aragonesista pierde un 4 por ciento de
dejando escaso margen de presencia a otras los votos algunos de los cuáles pasan al PSOE
fuerzas menores o regionalistas (excepto el caso que ve incrementados sus resultados, mientras
de Cataluña). Aquellas CC.AA en las que en que posiblemente el voto de opciones de la dere-
2003 había una presencia menor de otras peque- cha se trasladan al PAR, dado que el PP también
ñas formaciones políticas sufren un cambio reduce sus porcentaje de votos en esta región.
drástico en 2007; incluso en aquellas en las que En todo caso, cabe resaltar que en la mayoría de
el anclaje de fuerzas nacionalistas es un hecho las CC.AA tanto el PSOE como el PP han incre-
singular, la debilidad de los apoyos electorales mentado las cifras de votos obtenidas en la con-
obtenidos por estos partidos se constata al ver vocatoria anterior y algunas fuerzas regionales
reducidos los porcentajes de voto alcanzados. A se han visto debilitadas por este hecho.
gráfico 2
Evolución de los apoyos electorales de los principales partidos
políticos en elecciones municipales (1979-2007)
nivel de participación y menor capacidad para masas en las ciudades y mayor relevancia de
ser punto de referencia principal en la determi- las redes personales de relación en los munici-
nación de las percepciones –de los ciudada- pios medios y pequeños. En la perspectiva de
nos– y las estrategias –de los partidos– sobre la este trabajo ello enfatiza la dependencia del
competencia electoral. En este marco, en las mapa del poder local en las ciudades respecto
elecciones municipales siempre ha intervenido de la evolución de la coyuntura general. Con
la dimensión nacional, bien sea por la percep- ello se ha generado una dinámica de competi-
ción de los electores como por el planteamien- ción muy similar a la que se expresa en el esce-
to de los partidos, aún en grado diverso según nario nacional, de forma que si bien hasta
los contextos y los electores, y se ha acentuado ahora el ámbito municipal se pretendía subor-
a partir de los años noventa. La similitud de dinado al resto de las arenas electorales, o de
resultados entre las elecciones generales y las orden menor, quizás comience a significarse
municipales en nuestro país y en los países de como un escenario de competición clave desde
nuestro entorno es un buen indicador de esta el que proyectarse a la esfera política nacional
imbricación. En este marco de influencia deter- y que se impulsa desde los municipios más
minante de los factores de ámbito general, el poblados. Quizás desde la perspectiva del
avance del PP y el descenso del PSOE se ins- “nuevo localismo” que resalta la importancia
criben en un proceso de cambio político que se que vienen adquiriendo las instituciones locales
inició en 1991, continuó en las generales de en el escenario político (Chandler, 1991; Ste-
1993 y en las europeas de 1994, sigue en las wart y Stocker, 1995; Elcock, 1994), bien como
municipales y autonómicas de 1995, en las reacción a una crisis de legitimación del siste-
generales de 1996 y 2000 con el triunfo del PP ma político o bien por la aparición de niveles
y su acceso al gobierno central; continúa en las supranacionales de toma decisiones políticas,
elecciones municipales de 1999 y 2003 con lo cierto es que aún existe cierta ambivalencia
cierta inflexión en 2007. En todas estas elec- respecto al nivel local, pues es percibido como
ciones los cambios han sido mucho más noto- la unidad básica de democracia, pero por otro
rios en las ciudades que en los pequeños muni- lado se entremezclan sus propios particularis-
cipios. La expresión diferencial del cambio en mos locales unos elementos específicos que
ciudades y en pueblos es una pauta general, no están subordinados a un nivel político superior
una característica exclusiva de las elecciones (Pérez y Navarro, 2000:462). Sea cuál sea la
municipales derivada del mayor papel del can- perspectiva que se adopte para analizar el esce-
didato en las elecciones locales en pequeños nario municipal, lo cierto es que a buen seguro,
municipios. La diferencia reside en que la per- futuros estudios que analicen el comportamien-
cepción de la política se realiza a través de una to electoral municipal con coordenadas com-
estructura de intermediarios con diferente plementarias a las aquí propuestas avanzarán en
jerarquía en uno y otro contexto: más depen- nuevas claves analíticas para la comprensión de
diente de los medios de comunicación de la compleja realidad local española.
4. bIblIogRafía
ALEMáN, E. y KELLAM, M. (2007): “The nationalization of electoral change in the Americas”, Electoral Stud-
ies 27:193-212.
BAwN, K. COx, G., ROSENBLUTH, F. (1999): “Measuring the ties that bind: electoral cohesiveness in four demo-
cracies” en B. Grofman, S.C. Lee, E.A. winclker y B. woodall (eds.) Elections in Japan, Korea and Tai-
wan under the single non-transferable vote, Ann Arbor, MI: Universidad de Michigan.
BECK, P. A. (1979): “The electoral cycle and patterns of American politics”, British Journal of Political Rese-
arch, 9: 129-156.
BüRKLIN, w.P. (1987): “why study political cycles?”, European Journal of Political Research, 15: 131-143.
CAMPBELL, A. (1960): “Surge and decline: a study of electoral change”, Public Opinion Quarterly, 24: 397-
418.
1. PRECEDENTES
A) Interpretaciones de la historia del régimen municipal
Con el municipio romano en España a modo de referencia, fue opinión común
entre los especialistas del siglo XIX que el municipio medieval debió a aquél su ori-
gen y fundamento1. El historiador portugués Herculano sostuvo así que las institu-
ciones municipales romanas habían perdurado en el mundo visigodo, siendo trans-
mitidas luego por los mozárabes para configurar en la Edad Media la estructura del
municipio castellano-leonés. De esta suerte, el modelo del municipio romano per-
viviría de forma precaria a partir del Bajo Imperio, cobrando de nuevo vigor en la
etapa medieval. La persistencia así de nombres como curatores, decuriones, defen-
sores, etc., en la Edad Media, vendría a probar que el fondo residual de las viejas
instituciones de la curia romana no había llegado nunca a extinguirse. Tal interpre-
tación, la llamada tesis romanista, fue refutada parcialmente por Hinojosa al admi-
tir el mantenimiento del régimen municipal romano hasta el ocaso de la monarquía
visigoda de Toledo, y negar en cambio la capacidad efectiva de los mozárabes
–cristianos que en la España musulmana conservaron su religión y Derecho– para
transmitir unas institución tan fundamental de la vida ciudadana. En fechas poste-
1 Hago uso de lo dicho respecto a las distintas etapas históricas del municipio en mi Curso de Historia
del Derecho. Fuentes e instituciones político-administrativas, 20 ed., Madrid, 1995.
13
EL MUNICIPIO CONSTITUCIONAL
riores, cuanto había respetado Hinojosa de la añeja teoría fue combatido por
Sánchez Albornoz en un estudio de título harto explícito: Ruina y extinción del
municipio romano en España. He aquí su tesis central:
“En mi opinión, el municipio hispano-godo, que llevaba en sus entrañas los mis-
mos gérmenes de descomposición que el romano, acentuados ahora porque las
nuevas instituciones sociales y políticas de la época se avenían mal con su per-
duración, continuó su curso descendente durante el siglo VI, y desapareció por
entero en la primera mitad del siglo VII”2.
Desaparecido, pues, el glorioso municipio romano, ¿cómo y por qué surgió el
municipio medieval? Los historiadores europeos debatieron largamente esta cues-
tión ofreciendo desde el siglo XIX dos ambiciosas explicaciones de conjunto: la
antes citada tesis romanista, que puede darse hoy por superada, y la llamada tesis
germanista, que parte de la concepción de que el municipio medieval fue una rea-
lidad independiente del antiguo sistema romano, y que como tal debe ser explicada
en función de otras causas. Wilda y Gierke pusieron así en relación la aparición del
municipio con la infraestructura organizativa de gremios y asociaciones mercanti-
les. Von Below sostuvo que el sistema municipal urbano había sido una forma evo-
lucionada y compleja del esquema antes existente en los concejos rurales3. Especial
predicamento alcanzó la llamada teoría del mercado de Sohm, para quien el
Derecho especial del mercado dio lugar a ese derecho, también especial, de las ciu-
dades4. Tal teoría tendría algunos puntos comunes con la interpretación de Pirenne,
por cuanto aunque éste rechace que la ciudad sea una extensión institucional del
mercado, sí sostiene que nació como resultado del asentamiento de mercaderes y
comerciantes. Para Pirenne, ese derecho de los comerciantes (ius mercatorum) fue
aplicándose a quien entraba o salía de la ciudad, convirtiéndose en fin en el
Derecho municipal mismo5.
Por otra parte, en el siglo XIX español la visión de lo que había sido el munici-
pio medieval y moderno formó parte de interpretaciones más amplias sobre el pasa-
do de España, y, habida cuenta de que esos municipios enviaron sus procuradores
a las Cortes, el estudio y la apología de estas asambleas representativas, considera-
das por algunos como instituciones que llegaron a limitar el poder absoluto de
Austrias y Borbones, llevó a ciertos autores al estudio y exaltación apologética de
lo que el municipio castellano había sido. Tal fue el caso del eximio liberal
Francisco Martínez Marina, quien en su Teoría de las Cortes diseñó una especie de
unión hipostática de esas Cortes y del Municipio, vinculando la supuesta grandeza
e independencia de aquéllas con la también supuesta grandeza e independencia de
2 “Ruina y extinción del municipio romano en España e instituciones que lo reemplazan”, en Estudios
Visigodos, Roma, 1971, págs. 9-147; cita en pág. 51.
3 Der Ursprung der Stadtverfassung, Düsseldorf, 1892.
4 Die Entstehung des deutschen Städtwesens, Leipzig, 1890.
5 Las ciudades de la Edad Media, Madrid, 1972.
14
LOS ORÍGENES DEL MUNICIPIO CONSTITUCIONAL
B) El municipio moderno
La etapa aúrea del regimen municipal coincidió prácticamente con el siglo XIII.
En observación del mismo Hinojosa, “este florecimiento de la autonomía y de la
libertad municipal es tan efímero como brillante; apenas si dura una centuria: desde
fines del siglo XII a principios del XIV”8. Prácticamente desaparecido en los tiempos
modernos el antiguo sistema de concejo abierto, y asentado ya el concejo cerrado,
la dirección de los municipios cayó en manos de oligarquías nobiliarias que se dis-
putaron el control de las importantes ciudades con voto en Cortes. El cabildo o
ayuntamiento estuvo compuesto por un número variable de regidores, elegidos o
designados mediante sorteo, o bien nombrados por el rey con carácter vitalicio
entre miembros de la nobleza ciudadana. El peso de los oligarcas locales se acen-
tuó así en Castilla con la venta de los oficios de regidores, puesto que aquellos oli-
garcas eran los únicos que podían adquirirlos, sin que sirvieran de excesivo contra-
peso real los jurados elegidos por el pueblo para defender sus intereses y controlar
a los regidores. En todo caso, según parece, la autenticidad democrática de las
15
EL MUNICIPIO CONSTITUCIONAL
16
LOS ORÍGENES DEL MUNICIPIO CONSTITUCIONAL
tro, según el número de habitantes– y a un síndico personero cuya misión era pedir
y proponer lo conveniente al público en general, aun careciendo de voto en el ayun-
tamiento y de cualquier tipo de facultades resolutivas. Las atribuciones de esos
diputados y síndico quedaron recogidas en el capítulo XIII de la Instrucción de 26
de junio, mientras el decreto o Auto-Acordado de 5 de mayo señalaba que eran
creados para “tratar y conferir en punto de abastos, examinar los pliegos o pro-
puestas que se hicieren y establecer las demás reglas económicas tocantes a estos
puntos que pida el bien común”11. Cabría en fin preguntarse qué acogida tuvieron
en la práctica estas reformas, a lo que parece forzoso responder que no muy efecti-
va y brillante. Los regidores perpetuos las contemplaron con hostilidad. Y aquellos
representantes del pueblo que venían a remediar los males de los regidores oligar-
cas y vitalicios quisieron en seguida ser como ellos. Sabemos así de cierta curiosa
peripecia acaecida en Palma de Mallorca, donde un tejedor, un calderero, un car-
pintero y un tonelero fueron elegidos diputados del común. Todos ellos se pertre-
charon inmediatamente de espada, símbolo de hidalguía, y el tonelero usó desde
entonces peluca.
11 J. GUILLAMÓN, Las reformas de la Administración local durante el reinado de Carlos III, Madrid,
1980, págs. 133-134.
17
EL MUNICIPIO CONSTITUCIONAL
18
LOS ORÍGENES DEL MUNICIPIO CONSTITUCIONAL
19
EL MUNICIPIO CONSTITUCIONAL
15 Teoría de las Cortes, en Clásicos Asturianos del Pensamiento Político, Junta General del Principado
Madrid, 1978, pág. 180), la Constitución de 1812 es la única que se ocupa de las ordenanzas municipales y
de su régimen de aprobación.
20
LOS ORÍGENES DEL MUNICIPIO CONSTITUCIONAL
21
EL MUNICIPIO CONSTITUCIONAL
1823, que, como ha escrito Posada, fue una verdadera ley de régimen local, preci-
só las competencias de los ayuntamientos situándolos bajo la autoridad de las
Diputación provincial, mientras el alcalde –ahora con menos funciones jurisdiccio-
nales– queda subordinado al jefe político que preside la Diputación. La Instrucción
reafirma la línea centralista, asegurada luego por un decreto de 23 de julio de 1835
“para el arreglo provisional de los ayuntamientos del reino”.
22
LOS ORÍGENES DEL MUNICIPIO CONSTITUCIONAL
23
EL MUNICIPIO CONSTITUCIONAL
revisión)”, en Actas del II Symposium. Historia de la Administración, Madrid, 1971, págs. 533-541; cita
en pág. 541.
24
Los retos actuales del
Gobierno local: repolitización,
diversificación e interiorización
Tomàs Font i Llovet
Catedrático de Derecho
Administrativo de la
Universitat de Barcelona
Resumen
Abstract
This article analyzes, firstly, the reactions to the approval and development
of the Law 27/2013, on rationalization and sustainability of local governments,
which have implied actions pursuing its annulment, a limited application and
even its reinterpretation. Secondly, in the context of the last local elections,
the article studies the main current challenges of local governments: the
repolitization, the diversification of their structures and legal framework and,
finally, the greater internalization by the Autonomous Communities.
1
Balance de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Adminis-
tración Local: dificultades para su aplicación
12 Anuario del Gobierno Local 2014 Fundación Democracia y Gobierno Local · Institut de Dret Públic
Tomàs Font i Llovet y Alfredo Galán Galán
1.1
El rechazo generalizado a la Ley de Racionalización y Sostenibilidad
de la Administración Local
1.1.1
Crítica de la doctrina científica
1.1.2
Crítica de los Gobiernos locales
Los destinatarios últimos de la reforma, esto es, los Gobiernos locales, mos-
traron, de manera incisiva y reiterada, individualmente y a través de sus orga-
nizaciones representativas, su rechazo a la reforma proyectada. Varios moti-
vos confluyeron para que tal cosa tuviera lugar.
De entrada, porque no se trataba de la reforma largamente reclamada des-
de el ámbito local. Quedó claro desde el principio que la iniciativa no pretendía
resolver los problemas que venía padeciendo el mundo local, sino que, por el
contrario, se marcaba como objetivo dar solución a otros problemas que presu-
miblemente eran causados por los Gobiernos locales, en el marco genérico de la
necesidad de contener el gasto público como medio para luchar contra la crisis
económica. Para la reforma, en definitiva, los Gobiernos locales no son tanto
las víctimas, sino los responsables de las disfunciones que aborda. Porque lo
cierto es que tanto la planificación como la ejecución de la reforma local se han
pensado desde arriba. Dicho al contrario, no es una reforma que nazca desde
abajo, fruto de las reivindicaciones del mundo local, de manera que finalmente
lleguen a lo alto para ser recogidas por un legislador sensible a dichas peticio-
nes. Antes al contrario: el diagnóstico de la situación y la selección de las me-
2. Los citados profesores fueron los protagonistas de la ponencia: “La planta del go-
bierno local”, que tuvo lugar en el VIII Congreso de Profesores de Derecho Administrativo,
celebrado en la Universidad de Alicante los días 8 y 9 de febrero de 2013. Sus intervenciones
han sido recogidas en el libro “La planta del gobierno local: actas del VIII Congreso de la
Asociación Española de Profesores de Derecho Administrativo”, Fundación Democracia y
Gobierno Local, 2013. Un análisis de este informe, en Font i Llovet, Tomàs y Galán Galán,
Alfredo, “Racionalización y sostenibilidad de la Administración local: ¿es esta la reforma?”,
en Anuario del Gobierno Local 2012, Fundación Democracia y Gobierno Local-Instituto de
Derecho Público, 2013, pp. 23-27.
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didas a adoptar son labores cruciales que han sido realizadas en la soledad del
ministerio y, probablemente, por manos expertas en economía. Porque, como
decimos, la reforma local no pretende resolver los problemas que padecen los
Gobiernos locales, sino los problemas que, al menos en parte, se cree que han
sido generados por ellos. No debe extrañar, pues, que en el texto de la nueva
Ley no se ofrezca respuesta a las denuncias de todo tipo, sobre carencias y
necesidades de la vida local, que, desde hace largo tiempo, vienen haciéndose
desde la doctrina y, sobre todo, desde las asociaciones representativas de entes
locales. Sencillamente no es el objeto de la Ley: no es el propósito de la refor-
ma. La satisfacción de esas expectativas tendrá que esperar3.
El rechazo por los Gobiernos locales se explica también por la creencia
generalizada entre ellos de lo injusto que es culpabilizarles de un pecado
que no habían cometido o, si acaso, únicamente de forma venial. En efecto,
en el origen de la reforma local se encuentra la pinza entre crisis econó-
mica y presión de la Unión Europea. No es una novedad que el legislador
actúe condicionado por las circunstancias de una realidad que fundamenta
su intervención a la vez que limita su margen de maniobra. Esto es lo que
ha ocurrido, en esta ocasión de un modo muy intenso y evidente, con la
reforma local. La existencia misma y el contenido de la LRSAL solamente
se explican situada en un contexto económico concreto: el de una aguda y
prolongada crisis económica que ha motivado un duro ajuste de las cuen-
tas públicas, por la vía principalmente del recorte del gasto de las Admi-
nistraciones. La preocupación no es tanto mejorar como ahorrar. Sirva de
ejemplo el “Programa Nacional de Reformas del Reino de España del año
2013”, aprobado por el Gobierno español, donde se sostiene que la reforma
local “supondrá un ahorro estimado de 8000 millones de euros entre los
años 2014 a 2015”. Eso sí, sin mayor justificación de dicha afirmación. A
la crisis económica debe sumarse, como detonante de la reforma que esta-
mos comentando, una indisimulada presión de la Unión Europea. No debe
olvidarse que sobre la cabeza de la economía española y, claro está, sobre
la de los responsables políticos internos de gobernarla, se balanceaba la
amenazadora espada de un rescate europeo. Para sortear el riesgo de inter-
vención o, al menos, para dulcificar su grado, se inició un desigual diálogo
de las autoridades españolas con las instancias europeas y, en general, con
aquellas financieras de ámbito internacional. Era vital lanzar con urgencia
3. Sobre esta cuestión, más en profundidad, Font i Llovet, Tomàs y Galán Galán, Al-
fredo, “La reordenación de las competencias municipales: ¿una mutación constitucional?”,
en Anuario del Gobierno Local 2013, Fundación Democracia y Gobierno Local-Instituto de
Derecho Público, 2014, p. 15.
4. De nuevo, para una mayor profundización, Font i Llovet, Tomàs y Galán Galán,
Alfredo, “La reordenación de las competencias municipales: ¿una mutación constitucional?”,
ob. cit., pp. 13-15.
5. Un análisis sobre esta posible vulneración, en Font i Llovet, Tomàs y Galán Galán,
Alfredo, “Racionalización y sostenibilidad de la Administración local: ¿es esta la reforma?”,
ob. cit., pp. 17-18; y también en el citado Informe sobre el Anteproyecto de Ley de Raciona-
lización y Sostenibilidad de la Administración Local, de abril de 2013, emitido por la Aso-
ciación Española de Profesores de Derecho Administrativo a petición del Instituto Nacional
de Administración Pública.
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1.1.3
Crítica de las comunidades autónomas
Las comunidades autónomas como regla también se han opuesto a la reforma lo-
cal. Han enarbolado la bandera de la defensa de la autonomía de sus entidades
locales, pero principalmente actúan ante lo que consideran una invasión estatal de
sus competencias. De concretar su reacción nos ocupamos en el siguiente apartado.
1.2
La tortuosa aplicación de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad
de la Administración Local por las comunidades autónomas
1.2.1
Impugnación autonómica de la Ley ante el Tribunal Constitucional
6. Más desarrollado en Font i Llovet, Tomàs y Galán Galán, Alfredo, “La reordenación
de las competencias municipales: ¿una mutación constitucional?”, ob. cit., p. 20.
7. Esta idea ha sido destacada por Marcos Almeida Cerreda en su ponencia: “El papel de
las comunidades autónomas y la reinterpretación de la LRSAL”, realizada en Barcelona el 5
de noviembre de 2014, en el Curso: “La aplicación de la reforma de los gobiernos locales”,
dirigido por Tomàs Font i Llovet, en el marco de los cursos organizados por el Consorcio de
la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Barcelona.
8. A estas impugnaciones debe sumarse el recurso de inconstitucionalidad núm. 2002-
2014, promovido por más de cincuenta diputados, integrantes de los grupos parlamentarios
1.2.2
Obstaculización o reinterpretación en la aplicación autonómica de la Ley
Socialista, IU, ICV-EUIA, CHA, La Izquierda Plural, Unión Progreso y Democracia, y Mix-
to. Así como el ya mencionado conflicto en defensa de la autonomía local núm. 4292-2014.
9. Font i Llovet, Tomàs y Galán Galán, Alfredo, “Racionalización y sostenibilidad de
la Administración local: ¿es esta la reforma?”, ob. cit., pp. 18-20.
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10. Así, art. 3 de la Ley gallega 5/2014, de 27 de mayo, de medidas urgentes derivadas de
la entrada en vigor de la LRSAL.
11. Así, arts. 2.3 y 4 del Decreto-ley andaluz 7/2014, de 20 de mayo, por el que se es-
tablecen medidas urgentes para la aplicación de la LRSAL. Y también art. 4.1 del Decreto
asturiano 68/2014, de 10 de julio, por el que se regula el procedimiento para la obtención de
los informes previstos en el art. 7.4 de la LBRL.
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12. Seguimos aquí a Marcos Almeida Cerreda, en su ponencia ya citada: “El papel de las
comunidades autónomas y la reinterpretación de la LRSAL”.
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2
Los retos actuales del Gobierno local: repolitización, diversificación e
interiorización
Las exigencias de una nueva política, de una nueva manera de hacer política,
han empezado a abrirse paso a todos los niveles de la organización pública
española. Ciertas expresiones de lo que se ha denominado la “desafección”
por la política, o en concreto, por los partidos políticos, están dando paso a
una “nueva política” o, al menos, a unos “nuevos políticos”. Y por el momen-
to, está siendo en el nivel local donde han empezado a obtener algunas –e
importantes– concreciones.
Las elecciones municipales de mayo de 2015 –con independencia ahora
de las coetáneas elecciones autonómicas– han puesto de manifiesto, como se
analiza en uno de los estudios contenidos en este Anuario, entre otras mu-
chas novedades, que los ayuntamientos se han convertido en todo un símbolo
de la posibilidad real de iniciar cambios profundos en la concepción misma
del poder público. Basten los ejemplos de los ayuntamientos de Madrid y de
Barcelona, o de las “mareas” gallegas, etc., junto a otros muchos resultados
conocidos, para confirmar que una vez más el mundo local constituye el me-
jor laboratorio de operaciones que pueden llegar a tener un más largo alcance.
En el momento presente, esta situación hace propicia una reflexión acer-
ca de los retos planteados al sistema de Gobiernos locales en nuestro país.
Muchas son las exigencias de cambio y de reforma que cabe plantear. Esta
ocasión, nos limitamos a seleccionar algunos de los objetivos que debieren
perseguirse por un eventual movimiento reformista que atendiese a las gra-
ves necesidades de regeneración institucional y reorganización estructural del
país que urgen en estos momentos.
2.1
La “repolitización” del Gobierno local. La elección directa del alcalde
13. Nos remitimos a Font i Llovet, Tomàs, Gobierno local y Estado autonómico, Fun-
dación Democracia y Gobierno Local, 2008.
14. Ubasart-González, Gemma, “Municipalismo alternativo y popular. ¿Hacia una con-
solidación de las tesis del nuevo localismo y la politización del mundo local?”, Revista de
Estudios Políticos, 157, 2012, pp. 135-162.
15. Pallarés i Porta, Francesc, “El sistema electoral en España. Balance hacia el futuro
en perspectiva comparada”, Anuario del Gobierno local 2004, pp. 211 y ss.
24 Anuario del Gobierno Local 2014 Fundación Democracia y Gobierno Local · Institut de Dret Públic
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18. Vid. Mahíllo García, Petra y Galán Galán, Alfredo, “La reforma del régimen elec-
toral local: el alcalde, entre la elección directa y la designación automática”, en Arenilla,
Manuel (coord.), La elección directa del alcalde, ob. cit., p. 205, así como el Informe del
Consejo de Estado sobre las propuestas de modificación del régimen electoral general de 24
de febrero de 2009.
19. Martínez-Alonso Camps, José Luis, “Las consultas populares municipales: conside-
raciones sobre el marco normativo y su identificación como referéndum”, Anuario del Go-
bierno local 2010, pp. 447 y ss. Anteriormente, Font i Llovet, Tomàs, “El referéndum local
en España”, Autonomies. Revista catalana de derecho público, núm. 2/3, 1985.
20. Vid. STC 31/2015, de 25 de febrero, sobre la Ley catalana 10/2014, de consultas
populares no referendarias.
26 Anuario del Gobierno Local 2014 Fundación Democracia y Gobierno Local · Institut de Dret Públic
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2.2
El nivel intermedio de Gobierno local. Las provincias y el fenómeno
metropolitano. Hacia un replanteamiento
2.2.1
La diversificación de la provincia
28 Anuario del Gobierno Local 2014 Fundación Democracia y Gobierno Local · Institut de Dret Públic
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22. Tubertini, Claudia, “Las reformas locales: el impacto de la Ley 56 de 2014 (“Ley
Delrio”) sobre el sistema local en Italia”, en García Rubio, Fernando (coord.), Las reformas
locales en el entorno comparado, Fundación Democracia y Gobierno Local, Serie Claves
18, 2015.
2.2.2
Las áreas metropolitanas: reciente evolución en Europa
30 Anuario del Gobierno Local 2014 Fundación Democracia y Gobierno Local · Institut de Dret Públic
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23. Vandelli, Luciano, “L’innovazione del governo locale alla prova: uno sguardo com-
parato agli statuti delle Città metropolitane”, Istituzioni del federalismo, número especial
2014, año XXXV, pp. 213 y ss.
32 Anuario del Gobierno Local 2014 Fundación Democracia y Gobierno Local · Institut de Dret Públic
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En todo caso, lo que se ha puesto en cuestión con las reformas italiana
y francesa es el carácter de la provincia o del departamento como ente
necesario de existencia obligatoria en todo el territorio, que tantos
ríos de tinta ha hecho correr en nuestro país. La incorporación de una
buena dosis de flexibilidad, lejos de las adhesiones esencialistas, per-
mite ofrecer soluciones pragmáticas, acordes, por lo demás, con las
necesidades derivadas de la contención presupuestaria.
4) Tanto en Francia como en Italia se prevé una ulterior desconcentra-
ción o descentralización territorial interna de las áreas metropolitanas
hacia circunscripciones menores. En efecto, es fundamental equilibrar
el surgimiento de una nueva institución “fuerte” de gobierno local con
la predisposición de mecanismos que faciliten la participación muni-
cipal en la toma de decisiones, en la gestión de los servicios públicos
y en el control de la misma.
5) En fin, un elemento específico de la reforma italiana que ya se ha
destacado es la posible elección directa del alcalde metropolitano,
según el modelo del Gran Londres. La fuerza política que deriva de
la legitimación directa en este nivel es un dato a considerar, y que
implica reconsiderar el papel de los municipios comprendidos en el
área metropolitana y, en especial, de la capital. La cohabitación no
ha de ser sencilla. Pero también es cierto que la adopción del sistema
se deja en manos de los propios municipios. También estos elemen-
tos debieran ser considerados en posibles dinámicas reformistas en
España, y no solo a nivel de entes metropolitanos, sino también,
como ya se ha dicho antes, a nivel del sistema electoral de los pro-
pios municipios.
2.3
Interiorización del Gobierno local en las comunidades autónomas
34 Anuario del Gobierno Local 2014 Fundación Democracia y Gobierno Local · Institut de Dret Públic
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2.3.1
Las vías de la interiorización
25. Vid. ampliamente las panorámicas generales y detalladas que nos presentan dos obras
colectivas: Francisco Velasco Caballero (dir.), Gobiernos locales en Estados federales y
descentralizados: Alemania, Italia y Reino Unido, IEA, 2010; y A. M. Moreno Molina (edi-
tor), Local government in the Member States of the European Union: a comparative legal
perspective, INAP, 2012.
26. Nos remitimos a Font i Llovet, Tomàs, Gobierno local y Estado autonómico y El
régimen local en la reforma de los estatutos de autonomía, citados. En sentido contrario,
Ortega, Luis, “La interiorización autonómica del régimen local”, en El régimen local en la
reforma de los estatutos de autonomía, ob. cit., pp. 53 y ss.
2.3.2
La jurisprudencia constitucional
[…] excepto en algún punto concreto, la STC entiende que dicha Ley au-
tonómica no atenta a la autonomía local, concretada en el autogobierno
de la isla a través de corporaciones de carácter representativo. Para ello,
el Tribunal toma en consideración que el Estatuto de 2007 configura los
consejos insulares como parte del sistema institucional de la Comunidad
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29. Así parece proponerlo Muñoz Machado, Santiago, Cataluña y las demás Españas,
Crítica, 2014, p. 130.
30. Vid. Muñoz Machado, Santiago, cit. in totum. Herrero de Miñón, M., Cádiz a con-
trapelo, Galaxia Gutemberg, 2013, p. 233.
38 Anuario del Gobierno Local 2014 Fundación Democracia y Gobierno Local · Institut de Dret Públic
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2.3.3
Interiorización autonómica y sistema electoral local
31. Así lo hemos planteado en Font i Llovet, Tomàs, “El régimen local en la reforma de
los estatutos de autonomía”, en Tomàs Font, Francisco Velasco, Luis Ortega, El régimen
local en la reforma de los estatutos de autonomía, CEPC, 2006, pp. 26 y ss.
40 Anuario del Gobierno Local 2014 Fundación Democracia y Gobierno Local · Institut de Dret Públic
Tomàs Font i Llovet y Alfredo Galán Galán
cada vez más desarrollados en muchos países, como en Alemania, por obra
de la legislación de los Länder.
2.4
Epílogo
32. J. J. Díez Sánchez (coord.), La planta del Gobierno local, AEPDA, 2013.
33. Toscano Gil, Francisco, “La regulación local de la transparencia”, Anuario de Dere-
cho Municipal 2014; Font i Llovet, Tomàs, “Transparència i bon govern en les administra-
cions locals”, en Agustí Cerrillo y Juli Ponce (coords.), Transparència, accés a la informa-
ció pública i bon govern a Catalunya, EAPC/UOC, 2015.
42 Anuario del Gobierno Local 2014 Fundación Democracia y Gobierno Local · Institut de Dret Públic
La provincia como poder público territorial: sistema electoral, forma de gobierno...
1. La configuración en España de un mapa municipal de servicios públicos a su cargo. Por tanto, si parti-
excesivamente fragmentado, y conformado por más de mos de la estructura actual de los municipios españo-
un 85% de municipios que disponen de menos de cin- les, las economías de escala no sirven ni ayudan en la
co mil habitantes, hace difícilmente viable el ejercicio mayor parte de los casos para una eficaz (y menos
pleno por parte de los municipios de su propia autono- aún eficiente) prestación de servicios en esos ámbitos
mía local, sobre todo dificulta en muchos casos que territoriales tan limitados en número de población.
tales entidades locales puedan ejercer plenamente (no Pero esta afirmación no debe ser entendida como
formalmente) las potestades que tienen atribuidas, y una llamada a la racionalización del mapa municipal,
prestar asimismo a los ciudadanos los servicios que les pues este es un debate que en este Libro Verde no se
competen. aborda. Simplemente se constata que una de las ne-
cesidades objetivas por las que se justifica la existen-
2. No es una exageración, por tanto, afirmar que en cia de los Gobiernos locales intermedios (y, por lo que
España tenemos miles de ayuntamientos que dispo- ahora interesa, de las diputaciones provinciales) es,
nen de estructuras de gobierno (alcaldías y plenos), precisamente, ese minifundismo municipal. Pero no
pero que en la práctica carecen de una “Administra- es la única justificación.
ción municipal” estructurada como una organización
eficiente, salvo que por tal pueda considerarse la es- 4. En efecto, el problema no es privativo de los muni-
cuálida estructura que normalmente acompaña como cipios menores de cinco mil habitantes. Más allá de
organización instrumental a tales estructuras políticas esta cifra o, incluso, del umbral estándar (y hasta cierto
locales. La deriva política del municipalismo español punto “fetiche” desde el punto de vista normativo) que
no viene acompañada, la mayor parte de las veces, representa el número de veinte mil habitantes, hay de-
por estructuras administrativas sólidas que puedan terminadas políticas públicas locales que no se pueden
prestar eficientemente servicios públicos a sus ciuda- desempeñar razonablemente por los municipios, ya sea
danos. porque carecen de recursos especializados para su des-
empeño, ya sea porque la proximidad impide actuacio-
3. La política municipal (o local), por tanto, está nes con la necesaria objetividad, o ya sea, incluso, por-
omnipresente en todo el territorio, mientras que la que determinadas políticas o actividades requieren de
organización administrativa o las estructuras de ges- un espacio territorial mucho más amplio para un co-
tión se encuentran habitualmente ausentes por una rrecto planteamiento y ejercicio de las mismas. El coste
elemental imposibilidad existencial que buena parte agregado de tales políticas públicas es, además, mucho
de tales municipios tienen de hacer frente a las com- más elevado si se presta de forma atomizada en varios
plejidades en el ejercicio de un amplio número de municipios que si se presta de forma expresa por la
competencias municipales o de la prestación eficiente instancia provincial.
Libro Verde. Los Gobiernos locales intermedios en España Fundación Democracia y Gobierno Local
ISBN: 978-84-614-6887-4 73
Capítulo Tercero
5. Bien es cierto que todas estas dificultades, suma- sión territorial y las posibilidades que se abren desde la
riamente descritas, pueden superarse a través de dife- perspectiva de una escala de actuación más amplia, el
rentes vías. A saber: valor añadido que tales entes intermedios deben de
aportar al conjunto del sistema local.
a) La creación de mancomunidades o, en su caso,
consorcios. 8. Esas entidades locales intermedias deben basar sus
pautas de actuación en el ejercicio de competencias lo-
b) La creación por parte de las comunidades autóno- cales, ya sean estas asignadas a los municipios o resi-
mas de órganos desconcentrados para prestar asis- denciadas en el propio ente local intermedio. No deben
tencia técnica y cooperación a los municipios. constituirse nunca como entidades que tengan por ob-
jeto (exclusivo o compartido) el reparto de fondos eco-
c) La creación de comarcas o áreas metropolitanas, nómicos bajo el régimen de subvención: un Gobierno
en su caso, por las propias comunidades autóno- “intermediario” es un Gobierno innecesario.
mas.
9. De las opciones planteadas en el punto 5, sin per-
d) La existencia de provincias que, en su configura- juicio de lo que se establece en la parte última del pre-
ción como agrupación de municipios, conlleve la sente Informe, cabe extraer las siguientes conclusio-
realización de tales competencias funcionales y, en nes:
su caso, aquellas otras materiales que por razones
de escala –y con evidente proyección local– les a) La opción por las mancomunidades, dado su carác-
sean conferidas. ter voluntario y sus rigideces en el régimen jurídico,
debe descartarse como solución óptima, sin perjui-
6. Por tanto, lo que sí parece obvio es que ese mini- cio de que hayan resuelto algunos problemas con-
fundismo local imprime una baja capacidad de gestión cretos o que se hayan utilizado incluso como “solu-
que deriva esencialmente de una serie de limitaciones ción integral” en algunos casos (Extremadura),
de escala para el ejercicio de determinadas competen- donde ha tenido cierto recorrido, pero comple-
cias. Esta situación debe compensarse necesariamente mentario en todo caso a las provincias. Las manco-
con unas instancias que cubran tal déficit. Y lo razona- munidades, tal como se dirá, son entidades locales,
ble es que ese nivel de gobierno que supla tales caren- pero no Gobiernos locales intermedios, y su ámbi-
cias sea una entidad local, o si se prefiere un Gobierno to funcional es siempre limitado.
local intermedio de ámbito superior territorialmente al
propio municipio. b) La creación de órganos desconcentrados de la Co-
munidad Autónoma degrada el nivel local a la con-
7. Una entidad local que sea capaz, entre otras cosas, dición de los municipios como entidades depen-
de optimizar los recursos públicos y aliviar las necesida- dientes de un nivel territorial distinto.
des (incapacidades, muchas veces) de gestión de los
municipios, sean estos del tamaño que sean. Razones c) La creación de comarcas y áreas metropolitanas
de eficacia, eficiencia y economía, así lo aconsejan. La es una competencia que se sitúa actualmente en
justificación constitucional de esta propuesta de asig- el ámbito autonómico, lo que puede convertirlas
nación de competencias se trata en el próximo Capítulo en una suerte de “punta de lanza” autonómica
de este Libro Verde. En consecuencia, esas entidades para sustituir a la provincia. Las comarcas son ins-
locales intermedias deben estar provistas de personal tituciones nuevas que, por lo común, carecen de
cualificado del que, por unos motivos u otros, no pue- tradición institucional, aunque se pretenden justi-
den proveerse los municipios. Ese es, junto a la dimen- ficar por criterios geográficos, económicos o de-
Libro Verde. Los Gobiernos locales intermedios en España Fundación Democracia y Gobierno Local
74 ISBN: 978-84-614-6887-4
La provincia como poder público territorial: sistema electoral, forma de gobierno...
mográficos. La determinación de los límites terri- cionales, es que se encuentra determinada por “la agru-
toriales y la fijación de las competencias son pación de municipios”. La provincia, por tanto, forma
decisiones ajenas a los propios municipios. La parte del nivel local de gobierno, del tercer escalón de la
puesta en marcha de tales Gobiernos locales in- organización territorial del Estado, no es parte integran-
termedios en determinadas comunidades autó- te del Estado poder central (salvo en lo que afecta a su
nomas se ha saldado hasta la fecha con resulta- configuración como división territorial para las activida-
dos pírricos, cuando no escasamente funcionales. des del Estado, equivocadamente inserta en el artícu-
Las áreas metropolitanas no han tenido –hasta la lo 141 CE), ni tampoco de la Comunidad Autónoma en
fecha– un mejor recorrido institucional en nues- sentido estricto. La provincia forma parte, en suma, de
tro país, pero no cabe duda de que la determina- la estructura de un Estado compuesto como un nivel de
ción de espacios metropolitanos es una de las gobierno local que, por decisión constitucional, tiene un
apuestas de futuro en el escenario europeo, y en doble sistema de proyección institucional y territorial.
España se deberá encontrar alguna solución insti- Es, en consecuencia, un Gobierno articulador de la dis-
tucional (de la cual no tiene por qué estar orillada persión o fragmentación municipal frente a los otros
necesariamente la Diputación Provincial) para en- dos niveles territoriales de gobierno. Explicitado en otros
cajar el fenómeno metropolitano en un mapa ins- términos: sin provincias no hay viabilidad institucional ni
titucional local ya de por sí muy abigarrado. So- política ni económica para los municipios de población
bre todas estas cuestiones se tratará en el limitada, dada su baja o reducida capacidad de gestión,
Capítulo Quinto de este Libro Verde. así como tampoco pueden optimizarse determinadas
políticas públicas locales en las que los municipios –sean
d) La provincia, en cambio, se muestra como una del tamaño que fueren– son espacios insuficientes para
instancia de gobierno local apropiada, por razo- su correcta puesta en práctica.
nes de escala, por tradición y por disponer de es-
tructuras organizativas asentadas (sin perjuicio de 11. Se puede concluir, por tanto, que la intermunici-
que, en algunos casos, sean mejorables) para palidad constitucionalmente garantizada erige a la pro-
ejercer las funciones descritas. La provincia debe vincia como el nivel de gobierno más idóneo para ga-
mostrar en un futuro inmediato versatilidad fun- rantizar de forma efectiva el principio de autonomía
cional y proyección territorial, para dar respuesta local y, más en concreto, la autonomía municipal. Mu-
combinada a esas necesidades objetivas más o nicipios y provincias conforman, como recordara en su
menos expresas de creación de entidades locales día el Libro Blanco del Gobierno local, una misma co-
intermedias alternativas en ámbitos en que per- munidad política local, dada la estrecha relación que
fectamente puede proyectarse la institución pro- necesariamente existe entre ambos tipos de institucio-
vincial (comarcas y áreas metropolitanas). Dicho nes. Además, la posición institucional de la provincia
de otra manera: ¿por qué el área metropolitana o como Gobierno local intermedio, tiene como función
la comarca excluyen en su definición y proyección adicional configurar una instancia de articulación entre
a la provincia?; ¿porque así lo define el legislador esas entidades locales y los demás niveles territoriales
básico o porque así lo quiere el legislador autonó- de gobierno en condiciones de paridad y equilibrio. En
mico? verdad, como se ha dicho en no pocas ocasiones, lo
importante no es el nombre (provincia), sino realmente
10. La provincia es una institución tradicional con un la función que cumple: si no existieran las provincias en
amplio recorrido temporal, que dispone de una garantía el actual contexto del Gobierno local necesariamente
constitucional y es parte sustancial de la organización habría que inventarlas (u otro Gobierno local interme-
territorial del Estado. La característica más resaltada de dio que las sustituyera). La realidad comparada así nos
la provincia como entidad local, en términos constitu- lo muestra fehacientemente.
Libro Verde. Los Gobiernos locales intermedios en España Fundación Democracia y Gobierno Local
ISBN: 978-84-614-6887-4 75
Capítulo Tercero
12. En efecto, en ausencia de tales Gobiernos loca- bierno local: si la provincia es una entidad local consti-
les intermedios la realización efectiva de determinadas tucionalmente garantizada y dispone de unas estructu-
responsabilidades municipales se puede ver puesta en ras organizativas y personales de notable desarrollo,
entredicho. Esto es particularmente evidente en aque- ¿qué sentido tiene marginarla completamente en el
llos municipios que disponen de una población pe- proceso de creación de comarcas o, en su caso, de
queña o mediana, pero también es real en el ejercicio áreas metropolitanas? Dicho en otros términos: ¿Se
de aquellas competencias municipales que por razo- quiere con ello crear, a partir de decisiones propias del
nes de escala o simplemente por motivos de coste legislador autonómico, una competencia institucional
efectivo se pueden ejercer mejor en otros niveles loca- entre tales niveles de gobierno local, o no se está pro-
les de gobierno. duciendo un solapamiento funcional con importante
impacto sobre el gasto público?
13. Las funciones que por razones diversas exijan es-
tructuras intermunicipales pueden acometerse, como 16. Si a todo este panorama unimos las posibilidades
se ha visto, a través de diferentes fórmulas instituciona- de la articulación de estructuras voluntarias de entida-
les. Sin embargo, por unas u otras razones, la solución des locales intermedias (mancomunidades y consor-
provincial resulta la más idónea. Las deficiencias del cios), el resultado final –que al fin y a la postre es el
municipalismo fragmentado, o las necesidades de dis- que tenemos– nos ofrece un sistema de “Gobiernos”
poner de estructuras funcionales muy cualificadas y locales intermedios desarticulado, asimétrico y escasa-
con una visión integral de las necesidades del territorio, mente eficiente, cuando no claramente disfuncional.
difícilmente se pueden resolver a través de fórmulas No cabe duda, tal como se señalará, que la provincia,
institucionales en las que primen la espontaneidad de como Gobierno local intermedio, debe impulsar proce-
una eventual asociación municipal o de una distribu- sos de reforzamiento de su legitimidad, también me-
ción territorial impuesta, en la que posiblemente se rei- diante el incremento de la eficiencia. La apuesta en
terarán en una escala mayor muchas de las deficiencias estos momentos pasaría por una racionalización de la
detectadas en los propios municipios. estructura territorial local, y este proceso de racionali-
zación debería hacerse partiendo de la propia institu-
14. Ciertamente, se ha de tener en cuenta que las ción provincial y no contra ella o abogando (como en
comunidades autónomas disponen de importantes ins- algún momento se ha podido sugerir) por su supre-
trumentos (más aún a partir de la redacción de los nue- sión. El capital institucional que atesora la provincia
vos estatutos, pero también derivados de la propia le- tras de sí no puede ser orillado tan alegremente a favor
gislación básica) con el fin de ordenar territorialmente y de entidades locales intermedias de nuevo cuño (co-
desde la perspectiva competencial el nivel local de go- marcas, áreas metropolitanas, consorcios o mancomu-
bierno y, más concretamente, los propios municipios. nidades) cuya legitimidad por la eficiencia está aún por
acreditar.
15. Toda esa capacidad normativa de configuración
territorial, depende cómo se ejerza, puede afectar di- 17. La provincia es, en todo caso, una pieza esencial
recta o indirectamente a la autonomía provincial, pero en la conformación de la intermunicipalidad, puesto
sobre todo puede articular un sistema de Gobiernos que –por decisión constitucional– se configura precep-
locales intermedios de varios escalones (provincias-co- tivamente como “agrupación de municipios”. El Go-
marcas) o, incluso, desarticularlo institucional y territo- bierno provincial, pues de “Gobierno” se trata, tiene
rialmente (áreas metropolitanas en algunos ámbitos por objeto, entre otras de sus funciones, garantizar el
territoriales-provincias-comarcas; implantadas estas de principio de subsidiariedad, con la finalidad de que las
forma general o singular, etc.). Se echa de menos una competencias locales no “asciendan” a otros niveles te-
visión integral del territorio desde la perspectiva del go- rritoriales de gobierno superiores.
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La provincia como poder público territorial: sistema electoral, forma de gobierno...
18. Bajo ese punto de vista, municipios y provincias nicamente los déficits de gestión que tienen los muni-
conforman, también por decisión constitucional, un cipios de ese ámbito territorial.
mismo sistema político local, vertebrado de esas dos
piezas institucionales necesariamente complementa- 21. El dato normativo de que la provincia se confi-
rias. Y este es el dato distintivo del tercer escalón o gure constitucionalmente como “una agrupación de
nivel de la organización territorial del Estado, puesto municipios” tiene un valor identificador importante
que ni el Estado (poder central) ni las comunidades como elemento que acrecienta su naturaleza local,
autónomas disponen de un doble nivel de represen- pero en absoluto empaña su naturaleza de gobierno
tación y gobierno de carácter cuando menos bicéfa- que debe priorizar e impulsar todas aquellas políticas
lo por mandato constitucional (aunque el espacio públicas provinciales que se deriven de los márgenes
institucional local de gobierno se puede complicar, que establezca el legislador (básico y no básico) en el
tal como se ha visto, notablemente). Cierto que las momento de configuración del sistema local de go-
comunidades autónomas son Estado, cierto también bierno.
que las provincias han sido motores (en buena parte
de los casos) de la formación de las propias comuni- 22. Una configuración normativa, por tanto, escalo-
dades autónomas, pero el nivel central y autonómico nada y compleja, como compleja es la estructura terri-
de gobierno no se estructura más que a través de un torial del Estado autonómico. Y una configuración nor-
centro de imputación, cosa que no sucede en el caso mativa que debe estar además presidida –como más
de la comunidad política local por mucho que se tarde se verá– por las decisiones primarias que adopte
pretenda dar un protagonismo dominante (que no el legislador básico, por la configuración complementa-
se niega aquí que lo tenga) al nivel municipal de go- ria que establezcan las diferentes previsiones estatuta-
bierno. rias (que han de actuar dentro de ese espacio básico,
sin perjuicio de que puedan modularlas en supuestos
19. Y este aspecto es importante. La provincia es una específicos), así como por el papel institucional que la
entidad local con autonomía política constitucional- legislación autonómica sobre Gobiernos locales y la
mente reconocida para la gestión de “sus intereses res- propia legislación sectorial reconozcan al nivel provin-
pectivos”. No es necesario entrar aquí –como ya se ha cial de gobierno.
dicho– en un debate hasta cierto punto estéril de si la
provincia tiene o no “intereses propios o peculiares”. 23. Panorama ciertamente complejo para estable-
Los ha tenido, el legislador básico los reconoce muy tí- cer un sistema institucional basado en una concep-
midamente y posiblemente sea necesario que, confor- ción uniforme de la provincia, que, como es obvio,
me ha sido expuesto, se identifiquen de forma más ní- está ya muy lejos de ser una realidad en la fase actual
tida por el nuevo legislador básico de régimen local o de desarrollo del Estado autonómico. Pero lo anterior
por los legisladores autonómicos. no debe impedir –sino todo lo contrario– que el legis-
lador básico –en una interpretación coherente del
20. Lo que interesa subrayar en estos momentos es marco constitucional– defina, al menos, un estándar
que la provincia dispone, por mandato constitucional mínimo de autonomía provincial garantizado que,
expreso, de órganos de gobierno de naturaleza repre- posteriormente, los legisladores autonómicos podrán
sentativa que, como es obvio, ejercen la dirección polí- incrementar o, simplemente, mantener, cuando con-
tica de esa institución. La provincia, por tanto, es un figuren el sistema local de gobierno en cada Comuni-
poder público territorial de naturaleza política y dotado dad Autónoma.
de un Gobierno y, en ningún caso, puede pretender ser
configurado solo como una instancia de carácter admi- 24. La autonomía provincial, paulatinamente, ha sido
nistrativo, que se dedica exclusivamente a subsanar téc- objeto de un proceso gradual de vaciamiento, situándo-
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Capítulo Tercero
se actualmente su punto fuerte de actuación en una bre las competencias (nominales o efectivas) donde en-
serie de políticas de naturaleza instrumental o funcional cuentra su plena justificación el propio sistema de orga-
como son las relativas a la asistencia técnica y a la co- nización institucional de la provincia (también el real,
operación económico-financiera. Pero la configuración no el formal). El alcance de las cláusulas abiertas que el
actual de la cooperación económica local –por solo legislador básico emplea (“coordinación de los servicios
prestar atención a este último punto– no es un factor municipales” o “fomento de los intereses peculiares de
que refuerce precisamente la autonomía provincial por la provincia”, además de las competencias en materia
la propia vulnerabilidad que muestran los planes provin- de “asistencia técnica y cooperación”) ha definido muy
ciales a las interferencias de otros poderes públicos terri- imprecisamente cuál es la acción de gobierno (esto es,
toriales (del Estado y de las comunidades autónomas). el ámbito real de sus responsabilidades) y ha dado lugar
Esa perspectiva del problema, con ser importante, no –lo que es más grave– a actuaciones políticas muy dife-
termina de encajar plenamente con la idea constitucio- rentes entre sí de las diferentes diputaciones provincia-
nal de “Gobierno provincial” como una estructura es- les. La prestación de servicios de carácter supramunici-
pecífica de la organización territorial del Estado. pal abre, es cierto, un abanico de opciones al legislador
de desarrollo o al legislador sectorial, pero la verdad es
25. Es verdad que también se puede (y se debe) in- que esa posibilidad ha sido muy poco (por no decir
troducir la prioridad política en el ejercicio de compe- prácticamente nada) transitada. En todo caso, a pesar
tencias estrictamente funcionales. Nada impide que el de una uniformización de las estructuras instituciona-
Gobierno de la provincia priorice una determinada po- les, las diputaciones ofrecen entre sí diferencias sustan-
lítica sectorial sobre un determinado territorio, pero ciales en cuanto a sus modelos organizativos de Admi-
obviamente la naturaleza instrumental de las compe- nistración Pública.
tencias funcionales sitúa al municipio (y también a sus
propias prioridades) en la antesala de la decisión polí- 29. Se puede afirmar de forma contundente que el
tica ulterior. binomio “competencias funcionales”-“cláusulas abier-
tas” por el que opta el legislador básico de 1985 ha
26. Aun así las competencias funcionales de asisten- tenido un resultado muy desigual y, sobre todo, ha de-
cia y apoyo a los municipios no degradan (o no debe- finido de forma deficiente las responsabilidades que
rían hacerlo) al nivel de gobierno provincial a una es- corresponden a cada nivel de gobierno provincial. Si a
tructura institucional meramente ejecutora de las todo esto unimos la canalización de esas políticas pro-
demandas municipales. La necesidad de ponderar con vinciales a través de los planes provinciales de obras y
visión intermunicipal las políticas de los diferentes mu- servicios (herencia histórica de épocas pretéritas trasla-
nicipios ofrece a la provincia uno de los cauces para dada sin mucha reflexión a estructuras de gobierno de-
desplegar políticas propias. mocráticas), el círculo de reducción de las capacidades
políticas de intervención provincial se cierra inexorable-
27. El otro cauce para desplegar políticas propias, mente.
hasta ahora poco reconocido normativamente (aunque
muy explorado en la práctica) es, sin duda, que las pro- 30. La jurisprudencia del Tribunal Constitucional y
vincias ejercen un haz de atribuciones, facultades y res- del Tribunal Supremo, muy apegada al análisis del caso
ponsabilidades (esto es, competencias) que van mucho concreto, ha ido conduciendo paulatinamente a la ins-
más allá de las estrictamente previstas en la legislación titución provincial a un estadio de marginación y mar-
básica o en la legislación de desarrollo. ginalidad, orillando en buena medida su configuración
constitucional como “nivel de gobierno territorial con
28. No es este el momento para situar el debate en el autonomía política constitucionalmente garantizada”.
campo competencial, pero no cabe duda de que es so- Vista en perspectiva esa línea jurisprudencial es meri-
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La provincia como poder público territorial: sistema electoral, forma de gobierno...
dianamente obvio que priva de cualquier posibilidad pueden ser ejercitadas con mayor solvencia, objetividad
autónoma de impulsar políticas propias, dado que, por y eficiencia en el nivel provincial de gobierno.
un lado, sus márgenes de actuación se anudan al su-
puesto de que los municipios fijen sus prioridades, y, 33. Todas estas reflexiones nos conducen al plan-
por otro, hay supuestos en que incluso –a través de un teamiento de uno de los núcleos centrales del proble-
anclaje estatutario– se desapodera a tales instituciones ma: ¿Es razonable que las diputaciones provinciales
provinciales de su competencia residual central como dispongan de una representatividad democrática ba-
ha sido la propia elaboración y aprobación de los pla- sada en un sistema electoral sustentado en el sufra-
nes de obras y servicios (léase el caso de las provincias gio indirecto vehiculado a través de las diferentes
catalanas). Asimismo, tal como se ha visto, se admite candidaturas de los partidos políticos que han obteni-
sin ningún reparo la constitucionalidad de la función do representación municipal?; ¿cabría plantearse ra-
de coordinación de las (pocas) competencias provin- zonablemente un cambio de sistema electoral abo-
ciales por parte de las comunidades autónomas (como gando por la elección directa a través de sufragio
en el caso de la Comunidad Valenciana). De ahí a la universal de los miembros del órgano plenario de la
desfiguración de la autonomía provincial hay muy poco Diputación Provincial o, en su caso, por una modifica-
trecho. ción sustantiva de los presupuestos conceptuales en
los que se sienta tal modelo?
31. Ciertamente esta jurisprudencia ha actuado sobre
un marco legal básico definido y –como se ha visto– 34. Este dilema entre las propuestas de legitimación
sobre un marco estatutario plural, así como con una democrática directa o indirecta de la representación
legislación de desarrollo y sectorial muy desvertebrada. provincial no ha tenido excesivo eco en España a salvo
Y esto no se puede obviar. Pero también se ha de sub- de algunas aportaciones doctrinales que han tomado
rayar el dato de que esa jurisprudencia no ha sabido partido por una u otra alternativa. Sin embargo, es ob-
extraer las lecciones pertinentes sobre cuál es la posi- vio que en el panorama europeo –tal como se ha ex-
ción constitucional de la provincia en su calidad de ins- puesto– España es una absoluta y huérfana excepción:
titución política en el entramado de la organización no existen Gobiernos locales intermedios en ningún
territorial del Estado. país miembro de la Unión Europea que dispongan de
un sistema electoral de sufragio indirecto o de segundo
32. En consecuencia, parece obvio resaltar que el re- grado. Todos los Gobiernos locales intermedios, con
forzamiento de la capacidad de ejercer la dirección po- variantes que no vienen al caso, tienen sistemas de le-
lítica por parte de la institución provincial exigiría, en gitimidad democrática directa en la elección de sus ór-
primer lugar, una reforma de las bases estatales que ganos representativos o de sus propios presidentes, en
condujera a hacer efectivo, en el plano competencial, el su caso.
mandato de optimización que la propia Constitución
recoge en su seno. Sobre este punto el presente Libro 35. Pero mayor importancia tiene, a nuestros efec-
Verde se detendrá posteriormente, pero ya cabe antici- tos, el dato de que precisamente en este punto Espa-
par que el déficit de legitimidad provincial no se limita ña se separa de la exigencia de la Carta Europea de
solo a su proyección sobre el principio democrático, Autonomía Local de que la autonomía local se ejerza
sino que se materializa también sustancialmente en la por “asambleas o consejos integrados por miembros
degradación de sus competencias funcionales, en la in- elegidos por sufragio libre, secreto, igual, directo y
activación de otras (por ejemplo, coordinación) y, en universal” (artículo 3.2 de la CEAL), por medio de una
fin, en el no reconocimiento de competencias locales declaración en la que se sostiene que “el Reino de
propias que, por motivos razonables de escala, justifi- España no se siente vinculado por el apartado 2 del
quen de acuerdo con el principio de subsidiariedad que artículo 3 de la Carta en la medida en que el sistema
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Capítulo Tercero
de elección directa en ella previsto haya de ser puesto cia estarán encomendadas a las diputaciones provin-
en práctica en la totalidad de las colectividades locales ciales u otras corporaciones de carácter representativo”.
incluidas en el ámbito de aplicación de la misma”. En Una regulación muy general y ambigua si se contrasta
consecuencia, el Reino de España no ha interiorizado con la que el artículo 140 establece para la elección de
en este punto los mandatos recogidos en la Carta Eu- los concejales en los ayuntamientos. Pero la conclusión
ropea de Autonomía Local. Y no deja de ser significa- parece obvia: la Constitución deja libertad absoluta al
tiva esa omisión. legislador (siempre que mantenga la exigencia de re-
presentatividad) para que determine la denominación
36. Esta excepción encuentra su “explicación” en el y demás rasgos, incluido el representativo, de la natu-
momento de la transición política, esto es, cuando se raleza jurídica de los cargos provinciales. En suma, el
elabora la Ley de Elecciones Locales de 1978, momento sistema de elección indirecta de segundo grado que se
en el cual el papel de la provincia como ente local esta- recoge en la legislación orgánica electoral para las di-
ba ya muy difuminado y se impone una concepción de putaciones provinciales no es una exigencia constitu-
la provincia como entidad local muy lastrada por la con- cional.
figuración que de la misma se había llevado a cabo
principalmente durante el franquismo. En síntesis, se 39. El legislador orgánico, siguiendo en este punto
“desactiva” el potencial político de la provincia como las previsiones de la legislación impulsada en 1978, se
entidad local. Y la mejor forma de hacerlo es descafei- inclinó por incorporar un sistema de representación
nando en extremo su sistema electoral. Creada la dis- basada en unos principios de legitimidad democrática
tancia entre el elector y la institución (primera vuelta de indirecta, pero –tal como se ha reiterado– podría ha-
tuerca) es relativamente fácil justificar el “alejamiento” berse inclinado perfectamente por otro u otros mo-
competencial de la provincia mediante la asignación de delos sin que ello hubiese implicado ningún menos-
competencias funcionales o instrumentales de los mu- cabo –sino todo lo contrario– de las previsiones
nicipios y la negación de las propias (segunda vuelta de constitucionales.
tuerca). Se habían sentado, consciente o inconsciente-
mente, las bases para el deterioro paulatino y creciente 40. Se ha pretendido justificar la opción por un siste-
de la autonomía provincial. Todo este proceso –como ma de legitimidad democrática indirecta de la provin-
se ha visto– se incuba durante la transición política y en cia, en primer lugar, por ser esta una entidad local de-
los años de la fase constituyente. terminada por “la agrupación de municipios”. De ahí se
puede desprender la idea de que era voluntad del cons-
37. La Constitución, en cualquier caso, únicamente se tituyente que los órganos de gobierno de la provincia
refiere a que el gobierno de la provincia será ejercido se constituyeran a partir de la representación munici-
por un órgano representativo, sin mención expresa a pal. Pero nada de esto avala definitivamente esa opción
ninguna modalidad de opción electoral, a diferencia de del legislador que, como se ha expuesto, obedece más
las previsiones recogidas en el artículo 140 en relación a razones de contingencia política derivadas de las pri-
con el municipio. Esa opción abierta de la Constitución meras elecciones locales en el año 1979.
deja un amplio espacio de configuración al legislador
orgánico para concretar qué tipo de sistema electoral 41. En segundo lugar, ese sistema de representación
se incorpora. indirecta se puede pretender justificar asimismo en el
hecho de que sus competencias son eminentemente
38. En efecto, la única mención que hace la Consti- (cuando no exclusivamente) funcionales o instrumenta-
tución Española sobre este punto se encuentra en el les de las propias de los municipios. Y aquí, ciertamen-
artículo 141.2, cuando expresamente establece lo si- te, se puede pretender intuir una relativa coherencia del
guiente: “El gobierno y la administración de la provin- modelo adoptado.
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42. Sin embargo, esa pretendida coherencia es un tualmente para garantizar “la representatividad” de las
dato que se puede extraer a posteriori, puesto que diputaciones provinciales se basa en la combinación de
cuando se implanta ese sistema electoral en 1978 la dos procedimientos:
provincia seguía ejerciendo un buen número de com- DIPUTACIONES
petencias materiales, ya fuera por su anclaje en alguna a) El primero, es un sistema de elección indirecta o de
de las cláusulas generales existente en la legislación lo- segundo grado de los diputados provinciales, con-
cal, ya fuera porque la Ley de Bases de 1975 así se las forme al cual corresponde a los concejales de los
confería (aunque no se desarrolló en este punto) o ya municipios comprendidos en las circunscripciones
fuera “de facto”. El vaciamiento efectivo de aquellas electorales en las que se divide la provincia, y no a
competencias materiales tradicionalmente ubicadas en los ciudadanos, la elección de sus representantes
el espacio provincial (asistencia social, carreteras y ca- en la provincia.
minos, hospitales y psiquiátricos, etc.) se inició como
consecuencia de la extensión generalizada a todo el te- b) El segundo, es la asignación automática del núme-
rritorio estatal de las comunidades autónomas. Pero en ro de escaños a cada uno de los grupos políticos
1979 este dato estaba muy lejos aún de estar comple- que concurrieron a las elecciones municipales,
tamente claro. Y, sobre todo, no estaba precisamente atendiendo al número de votos obtenido en la co-
claro que todas las comunidades autónomas dispusie- rrespondiente circunscripción. De tal modo que el
ran definitivamente de potestad legislativa. El mapa te- número de diputados provinciales de régimen co-
rritorial del Estado se encontraba aún en proceso de mún viene determinado por una tabla poblacional
construcción. que se recoge en el artículo 204 LOREG y que osci-
la entre los 25 y los 51 diputados, con la particula-
43. Sin embargo, no tiene por qué haber una ecua- ridad de que todas las circunscripciones tienen
ción exacta entre competencias funcionales-sistema de asignado de partida al menos un diputado, y el res-
representación indirecta, puesto que nada hubiese im- to de los que correspondan a la provincia se les
pedido que esas mismas competencias funcionales (so- otorga en proporción a la población.
bre todo si se caracterizan como manifestación de un
poder político provincial) fueran ejercidas por una insti- 46. Los requisitos exigidos para poder participar en la
tución basada en principios de legitimidad democrática elección de los miembros de la Diputación Provincial
directa, mediante la existencia de una “doble urna” en son, por tanto, ser concejal y pertenecer a una candida-
las propias elecciones locales. tura que obtenga en la circunscripción territorial corres-
pondiente la posibilidad de acceso al puesto corporati-
44. Lo que sí parece meridianamente obvio es que si vo (con el aval de un tercio de los concejales con
se opta por un sistema de competencias sustantivas o derecho a voto). Los votos obtenidos por todos los par-
materiales a favor de la provincia, lo más cabal es que tidos, federaciones, coaliciones y agrupaciones en las
se anude a la misma un sistema electoral que se asiente elecciones municipales de los municipios incluidos en la
sobre la legitimidad democrática directa de los miem- circunscripción zonal, se ordenan, y se les aplica la regla
bros del órgano representativo de gobierno de la pro- D’Hondt, la misma utilizada para traducir los votos en
vincia. Aun así, esto no sería absolutamente imprescin- escaños en las elecciones al Congreso, parlamentos au-
dible como consecuencia, aunque sí muy aconsejable tonómicos y ayuntamientos.
como medio de reforzar el papel institucional de ese
nivel de gobierno. 47. La elección de los diputados provinciales conforme
a este sistema de elección indirecta ha sido cuestionada
45. A partir de estas consideraciones y de la libertad frecuentemente, achacándole un déficit democrático.
conferida al legislador, el sistema electoral previsto ac- Sin embargo, la LOREG –se pretende justificar– lo que
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Capítulo Tercero
hizo fue seguir para el sistema de elección de los repre- que se ajuste realmente al asentamiento de la pobla-
sentantes provinciales la propia lógica constitucional. En ción en el territorio, aparte de que su arbitraria distribu-
tanto que la provincia es una entidad local determinada ción produce unos desajustes en el reparto de escaños
por la agrupación de municipios y cumple una labor de que no tienen explicación cabal alguna. En efecto, si
apoyo y de prestación de servicios de carácter intermu- analizamos el tamaño de los partidos judiciales en las
nicipal, puede no ser completamente desacertado que diferentes diputaciones provinciales y la asignación de
los diputados provinciales que a su vez son concejales, escaños a cada uno de ellos los resultados serían los
lo puedan seguir siendo en la medida en que los ciuda- siguientes:
danos perciban que desempeñan bien sus funciones de
asistencia a los municipios de su circunscripción. Como
Diputados provinciales Partidos judiciales
puede observarse, el razonamiento sigue girando en
torno a la configuración dual de la provincia como 1 60
“agrupación de municipios” y al desempeño (casi) ex- 2 56
clusivo de competencias funcionales. Las cosas variarían 3 41
sustancialmente –se añade– en los casos en que la pro- 4 18
vincia dispusiera de competencias materiales reconoci- 5 16
das expresamente por el legislador. 6 8
7 5
48. Las diputaciones no tienen que buscar un espacio 8 7
electoral o una legitimidad democrática distinta a la
9 2
municipal, porque el apoyo a los municipios constituye
Más de 9 31
su propia esencia (Sentencia 109/1998, FJ. 3). Sin em-
bargo, podría ser aconsejable una revisión del sistema
de representación provincial para paliar algunas de las 51. De lo anterior se puede concluir que más de la
deficiencias observadas en su aplicación. mitad de las circunscripciones eligen uno o dos repre-
sentantes, lo que transforma al sistema electoral de he-
49. Efectivamente, uno de los déficits más evidentes cho en mayoritario, aunque por ley se imponga (me-
del sistema electoral actual radica en que al utilizar los diante reenvío) el sistema proporcional mediante la
(viejos) partidos judiciales como circunscripción electoral fórmula electoral D’Hondt para el reparto de los dipu-
(de hecho, se utiliza una versión “congelada” de partido tados provinciales. Dado que para que esa fórmula
judicial, que ni siquiera es la existente en la actualidad) y electoral tenga una aplicación proporcional se requiere
al asignar a cada uno de ellos independientemente de la que los escaños en disputa en cada circunscripción sean
población un escaño, se produce, por un lado, una so- más de 9, ese número solo se cumple en un porcentaje
brerrepresentación de los partidos judiciales con una po- muy bajo del total de los partidos judiciales.
blación muy reducida y una infrarrepresentación (relati-
va) de los grandes municipios. Aun así, la paradoja 52. En conclusión, es obvio que el sistema electoral
consiste en que aquellos municipios que recurren muy previsto a partir de 1978 para las diputaciones provin-
poco o nada a la Diputación Provincial para demandar ciales muestra unas evidentes limitaciones que debili-
asistencia técnica o cooperación, como son las capitales tan la institución provincial y crean un sistema que aleja
de provincia y los municipios mayores, son los que deter- a los ciudadanos de la representación de la provincia.
minan la composición de la Diputación Provincial. Aparentemente, el modelo gira en torno a una repre-
sentación indirecta de los municipios, pero en verdad
50. El problema real radica en que los partidos judi- –como se ha comprobado– se trata de una representa-
ciales no son actualmente una circunscripción electoral ción de los partidos políticos, coaliciones o agrupacio-
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La provincia como poder público territorial: sistema electoral, forma de gobierno...
nes de electores, tal como ha sido señalado por la doc- 56. Hasta ahora, al menos, la gestión del Gobierno
trina. provincial y los resultados de sus políticas públicas no
han sido objeto de debate alguno en el ámbito electo-
53. Ante esta situación someramente descrita, resulta ral. No se airean programas electorales provinciales,
evidente que la institución provincial, a pesar de estar como tampoco se publicita quiénes son los candidatos
configurada constitucionalmente como un poder públi- a presidir la institución provincial y quiénes, en su caso,
co territorial y con un Gobierno representativo, tiene un los llamados a formar parte del Gobierno provincial. El
déficit de visibilidad manifiesto. Difícilmente pueden vi- elector permanece totalmente ajeno a estas cuestio-
sualizar los ciudadanos lo que sencillamente no votan. nes, pues el modelo de elección de diputados provin-
Pero es peor aún, porque, bajo el manto de “elecciones ciales no solo es a través de un sufragio indirecto, sino
locales”, el proceso electoral que se abre cada cuatro que son los diferentes partidos, coaliciones o agrupa-
años y cuyas elecciones se celebran durante el mes de ciones electorales, los que eligen a los diputados pro-
mayo es, en verdad, un proceso de elecciones munici- vinciales entre aquellos miembros que han obtenido
pales, y solo muy indirecta y mediatamente un proceso previamente la condición de concejal.
de elecciones provinciales.
57. El actual proceso de elección de diputados provin-
54. De hecho, las diferentes campañas electorales ciales deja fuera, efectivamente, al ciudadano, por lo
locales muestran una indiferencia absoluta ante el he- que es difícil que este se sienta representado por la Di-
cho provincial y –lo que es más grave– ante las conse- putación Provincial. Y esta situación tiene consecuen-
cuencias de la obra de gobierno provincial que se ha cias indirectas sobre la imagen que la institución ofrece
desarrollado durante los últimos cuatro años por el ante la ciudadanía, que en algunos casos es de cierta
equipo de gobierno. No existe, por tanto, un escrutinio lejanía y en otros de un relativo desconocimiento sobre
ciudadano por la gestión política realizada por un de- cuál es su papel efectivo.
terminado Gobierno provincial. Faltando como falta la
exigencia de responsabilidades políticas que son con- 58. Tras más de treinta años de funcionamiento de
sustanciales a las elecciones locales cada cuatro años, este sistema, el resultado es evidente: las diputaciones
no es exagerado concluir que el sistema electoral pro- provinciales, instituciones señeras y veteranas de nues-
vincial se distancia de la gestión política llevada a cabo tro sistema político-administrativo, han ido perdiendo
por la mayoría que ha gobernado la institución duran- arraigo entre la ciudadanía, que las ve –como no puede
te esos últimos años, y tampoco valora el papel de la ser de otro modo– como algo ajeno y distante a sus
oposición (si es que esta ha existido). intereses más inmediatos, y en las que difícilmente se
puede sentir representada, a lo que se añade que al no
55. En este aspecto, las consecuencias del modelo desempeñar –por lo común– prestaciones o servicios
propuesto por el legislador de 1978 y apuntalado por el públicos directamente, los propios ciudadanos tienen
legislador orgánico electoral de 1985 son poco favore- dificultades obvias para identificar cuál es su razón de
cedoras de una idea de gobierno responsable ante los existir y cuáles sus cometidos funcionales.
ciudadanos. En efecto, no se trata solo de recordar una
vez más la falta de legitimidad democrática directa que 59. No cabe duda de que es necesario replantear el
en esencia tiene la institución provincial, tampoco es actual estado de cosas. Si las diputaciones provinciales
necesario reiterar los déficits de representatividad y las quieren reforzar su posición institucional, hacerse visi-
distorsiones a la misma que el modelo genera, el pro- bles ante la ciudadanía y asentar de ese modo su legiti-
blema real es que el desarrollo de sus funciones por midad, parece obvio que se han de dar pasos impor-
parte del Gobierno provincial no es nunca objeto de tantes para modificar el sistema electoral actualmente
escrutinio y contraste por parte de los electores. vigente.
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ISBN: 978-84-614-6887-4 83
Capítulo Tercero
60. Caben, es cierto, algunos elementos de mejora c) Reformar el sistema electoral provincial y configu-
del sistema actual, pero su recorrido es limitado y sus rar un modelo mixto de representación a través de
efectos posiblemente atenuados. Se puede (y se debe) la articulación de un sistema de representación di-
hacer una apuesta directa por la transparencia, como recta (a través de elecciones provinciales) combina-
también se puede (y se debe) mejorar sustancialmente do con otro de naturaleza indirecta (alcaldes y con-
el papel de la oposición política mediante el refuerzo cejales).
del estatuto de la minoría y a través de la potenciación
de un sistema de control o fiscalización de la tarea de 62. La primera opción tiene algunas ventajas y no po-
gobierno, hoy en día muy limitado en cuanto a sus cos inconvenientes. La ventaja fundamental es que me-
efectos. En lo que afecta al primer aspecto, las diputa- jora institucionalmente un sistema que tiene ya treinta
ciones provinciales deberían (al igual que lo hacen los años de recorrido. El inconveniente máximo es que si-
ayuntamientos y las comunidades autónomas) someter gue sin dar visibilidad institucional y sin reconocer res-
periódicamente a test de escrutinio a sus propias es- ponsabilidad política al Gobierno provincial frente al
tructuras administrativas en relación con los índices de electorado.
transparencia. Y, en lo que respecta al segundo punto,
el legislador básico de régimen local, o en su defecto el 63. Las vías fundamentales de mejora son, por un
legislador autonómico o la propia potestad normativa lado, sustituir las viejas circunscripciones que represen-
provincial, deberían desarrollar un estatuto de la oposi- tan los partidos judiciales por otras de nuevo cuño (o
ción con la finalidad de mejorar la calidad del Gobierno agrupar estas en distritos). El partido judicial como cir-
provincial. Ambas propuestas van encaminadas a intro- cunscripción está absolutamente desfasado, por lo que
ducir prácticas de buen gobierno, a las que se podría se impone necesariamente un cambio. Los partidos ju-
añadir la aprobación también de códigos de conducta diciales se crearon en una sociedad y con una estructu-
de los representantes y responsables políticos provin- ra demográfica que nada tiene que ver con la España
ciales, así como del personal directivo y de los emplea- del siglo XXI. Una tarea necesaria, máxime cuando ta-
dos públicos. les circunscripciones están “congeladas” desde 1979 y
cuando el propio Ministerio de Justicia, en su Plan es-
61. Al margen de lo anterior, las alternativas de mejo- tratégico 2009-2012, propone modificar radicalmente
ra del sistema son varias. Descartado, por los motivos esas demarcaciones a través de la creación de los Tribu-
expuestos, el mantenimiento del sistema electoral ac- nales de Base (Informe de la Comisión sobre Demarca-
tual, que debe considerarse agotado, las opciones bási- ción y Planta Judiciales de 2010).
cas serían tres principalmente:
64. Por otro lado, se podría arbitrar un sistema me-
a) Mantener el sistema electoral actual en lo que diante el cual el control de la elección de los miembros
afecta a las grandes líneas del modelo (esto es, su de las diputaciones provinciales no quedara en manos
configuración como un sistema de legitimidad de- exclusivas de los partidos políticos, aunque a veces este
mocrática indirecta), pero corregir sustancialmente control no pasa de tener un carácter relativo. La opción
algunos de sus aspectos más disfuncionales. sería una intervención más acusada de los municipios a
través, por ejemplo, de una Asamblea de Concejales, o
b) Reemplazar el sistema electoral provincial y cami- al menos que por parte de los propios partidos –con
nar decididamente a la implantación de un modelo carácter previo a las elecciones municipales– se estable-
de legitimidad democrática directa, mediante la ciera qué candidatos son los que efectivamente, caso de
concurrencia de las diferentes candidaturas electo- superar las exigencias de resultados por cada distrito,
rales en un proceso organizado de forma similar al tomarán parte de su escaño como diputados provincia-
de las elecciones municipales. les y, en su caso, como presidentes de la Diputación.
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65. La segunda opción antes expuesta (las elecciones margen previsto para el ejercicio de competencias pro-
mediante sufragio universal directo) es por la que han pias, tal vez pudiera ser una vía a explorar como posible
transitado todos los Gobiernos locales intermedios en modelo de “transición”.
Europa. En este caso, no cabe duda de que si se im-
planta un sistema electoral basado en el sufragio direc- 68. En todo caso, cualquiera que sea la opción por la
to todos los inconvenientes antes detectados desapare- que se decante el legislador lo que sí resulta necesario
cen: la institución ganaría en visibilidad, los programas es definir una mínima hoja de ruta para afrontar el
políticos y la gestión realizada se contrastarían frente a cambio de agenda electoral en el ámbito provincial. Es
los electores, el principio democrático reforzaría nota- evidente que el mandato 2011-2015 estará marcado
blemente el valor de la institución y, en fin, los ciudada- por la contingencia: ante la imposibilidad material de
nos, directa o indirectamente, elegirían o reelegirían al reformar a estas alturas el régimen electoral de las di-
presidente y al Gobierno provincial o, en su caso, casti- putaciones provinciales, el continuismo será la nota do-
garían al Gobierno saliente. minante en un futuro próximo. Cabe, por tanto, diseñar
una “hoja de ruta estratégica” y una “hoja de ruta in-
66. En este caso, los problemas se sitúan en el terre- mediata”, con el fin de pretender reforzar adecuada-
no de la definición del número de miembros del órga- mente el papel institucional de las diputaciones provin-
no representativo y, sobre todo, de su distribución en ciales.
el territorio, para lo cual se deberían tener muy pre-
sentes las competencias y funciones (los poderes) que 69. En lo que afecta a la “hoja de ruta estratégica” es
efectivamente tendrá la citada institución a efectos oportuno plantear en estos momentos la disyuntiva ya
del reparto de escaños en su proyección básicamente descrita: descartada la opción continuista, cabe susci-
territorial. Al ser elecciones locales el sistema no gene- tar una reflexión en torno a la modificación de la LO-
ra coste adicional alguno, puesto que se puede esta- REG en lo que a sistema electoral provincial se refiere.
blecer perfectamente un sistema de doble lista (muni- Este debate estará necesariamente vinculado con el
cipal y provincial) e, incluso, permitir la compatibilidad marco competencial que definitivamente se prevea en
de los puestos de concejal de un Ayuntamiento con la necesaria reforma de la legislación básica en esta ma-
los de diputado provincial, estableciendo únicamente teria. En efecto, si se anudan competencias materiales
algunas incompatibilidades expresas cuando se trate al fondo de atribuciones de las diputaciones provincia-
de ejercer puestos de responsabilidad política en el les, no se puede huir de establecer un sistema electoral
Gobierno de ambas instituciones (municipal y provin- basado en el sufragio directo.
cial).
70. Si se pretendiera mantener solo las competen-
67. Y quedaría, en fin, explorar la opción mixta. La cias de naturaleza instrumental, habría que inclinarse
ventaja que tiene esta opción es que combina el mode- por algunas de las tres alternativas antes expuestas: a)
lo tradicional con algunas dosis de innovación. Hay al- modificar el sistema electoral actual manteniendo su
gunos precedentes en el régimen histórico de las pro- naturaleza indirecta; b) implantar un sistema inspirado
vincias. Los inconvenientes radican en que para iniciar en la legitimidad democrática directa de los órganos
esta andadura es casi mejor optar por la renovación representativos; y c) articular un sistema mixto. Cual-
total del modelo, pues la visibilidad será relativa y la quiera que sea la opción definitivamente impulsada sí
representatividad puede obtener distorsiones evidentes que se trata, en todo caso, de reforzar la legitimidad
por el juego combinado de ambos tipos de legitimidad. basada en el principio democrático como una de las
Ahora bien, teniendo en cuenta el fuerte acento que se soluciones más óptimas para asentar la institución
pone en la actualidad sobre las competencias instru- provincial en el complejo de Administraciones Públicas
mentales o funcionales de las diputaciones y el escaso territoriales.
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Capítulo Tercero
71. Por lo que afecta a la “hoja de ruta inmediata” los nes serán sus candidatos a la Presidencia de las diputa-
márgenes de maniobra son muy limitados. Efectiva- ciones provinciales, así como cuál será su programa de
mente, al no poderse reformar en estos momentos la gobierno provincial y, en su caso, su hipotética compo-
legislación electoral, las posibilidades de visualizar la sición. Igualmente, sería conveniente celebrar algunos
gestión del Gobierno provincial y los diferentes plan- debates en los medios de comunicación entre los dife-
teamientos de las fuerzas políticas sobre las políticas de rentes candidatos a la Presidencia de las diputaciones,
la institución en el siguiente mandato se reducen bas- con el fin de aproximar tales instituciones a la ciudada-
tante. nía. No es, ciertamente, fácil alcanzar ese mínimo de
consenso entre las fuerzas políticas, pero tal vez en es-
72. La política provincial ha estado ausente completa- tos momentos sea necesario desde la perspectiva de la
mente de las diferentes campañas electorales munici- supervivencia institucional.
pales que se han celebrado hasta la fecha. Pero no cabe
descartar que en la campaña electoral de mayo de 2011 75. Las diputaciones provinciales necesitan en los
esta tradicional ausencia se convierta en presencia. Y próximos meses poner en valor institucional lo que es-
ello será debido principalmente a que por parte de de- tán haciendo, y presentar un programa creíble de inno-
terminadas fuerzas políticas se está poniendo en cues- vación y mejora de sus instituciones, con el fin de opti-
tión radicalmente el papel de las provincias. Lamenta- mizar los recursos escasos de que dispone actualmente
blemente el protagonismo de la provincia en esa un sector público sumido en una situación de grave cri-
próxima campaña girará en torno a cuestiones mera- sis económica y fiscal. Es un momento complejo, pero
mente existenciales (o de mera supervivencia institucio- también un momento idóneo para renovar el discurso
nal) y posiblemente el debate se encuentre muy sesga- y apostar por una reinvención institucional.
do hacia el terreno demagógico (supresión para “ganar
eficiencia” y simplificar la planta de los niveles territo- 76. La campaña electoral de mayo de 2011 se debe
riales de gobierno). ver en clave de oportunidad, y no articular el desarrollo
de la misma en términos de autodefensa. Es más que
73. Tal vez ese debate, que necesariamente se abrirá, previsible que los ataques a la institución sean constan-
puede ser buen momento para replantear frontalmente tes y que el eco mediático de los mismos actúe como
esa ausencia del papel de las diputaciones provinciales altavoz. Acallar tales discursos exige necesariamente
en las campañas electorales locales. Dada la situación disponer de un relato potente y de una hoja de ruta
planteada, no sería nada descabellado que los diferen- inmediata, que no puede ser solo diseñada y ejecutada
tes Gobiernos provinciales airearan de forma transpa- por los diferentes Gobiernos provinciales, sino que
rente todas las políticas públicas que han llevado a cabo debe aglutinar a todas las fuerzas políticas con respon-
durante el último mandato, con el fin de que la ciuda- sabilidades de gobierno en las diferentes diputaciones
danía disponga de una mínima información sobre el provinciales.
papel de tales instituciones. Aun así no hay que confiar
en exceso en los efectos taumatúrgicos de esa campa- 77. La apuesta por mejorar la transparencia y visibili-
ña de comunicación institucional. dad de la institución, exige que, a pesar de los condicio-
namientos normativos, los partidos políticos, coalicio-
74. Tampoco sería impertinente que, al menos, entre nes y agrupaciones electorales, hagan un esfuerzo por
los dos grandes partidos nacionales se llegara a un mí- difundir cuáles son sus carteles electorales (líderes) para
nimo acuerdo para introducir en la campaña electoral presidir tales instituciones, cuál su programa específico
local la clave provincial, a través de diferentes instru- para los cuatro próximos años y, en fin, qué plantea-
mentos. Por ejemplo, sería oportuno que las diferentes mientos estratégicos dibujan para los Gobiernos locales
fuerzas políticas publicitaran en plena campaña quié- intermedios, en general, y para las diputaciones provin-
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ciales, en particular. Del mismo modo, habría que fo- a) El deslinde funcional entre el Pleno, por un lado, y
mentar la paridad de género y, más concretamente, el alcalde-Junta de Gobierno (Ejecutivo), por otro,
incrementar la presencia femenina en la representación dotando a ese binomio de amplias potestades de
política provincial y en los cargos representativos. Ya resolución con el objeto de dotar a la estructura
comienza a haber un buen número de mujeres en car- institucional de una mayor agilidad y eficacia en su
gos representativos (cargos de presidente o diputadas funcionamiento.
de Gobiernos locales intermedios), pero convendría in-
crementar su número y abogar por una política de b) El Pleno, así, se configura como una suerte de
igualdad en esa materia. Asamblea representativa-electiva a la que se atri-
buyen esencialmente las facultades normativas y
78. La forma de gobierno local, por lo que afecta al de control y fiscalización del Gobierno municipal.
diseño institucional de gobierno, ha sido objeto de una
reforma en cierta profundidad a partir de los presu- c) El alcalde seguía ostentando un buen número de
puestos diseñados en la legislación básica de 1985. En competencias ejecutivas (algunas residenciadas en
efecto, la introducción primero de la posibilidad de exi- su seno a través de la reforma de 1999), pero en el
gir responsabilidades políticas por parte del Pleno so- caso de los municipios de gran población las com-
bre el presidente de la Diputación, así como la incorpo- partía con la Junta de Gobierno Local, a la que se
ración después (en 1999) de una cuestión de confianza atribuía una serie de competencias propias.
de efectos limitados (o para circunstancias tasadas),
introdujo en el sistema provincial de gobierno instru- d) El alcalde y la Junta de Gobierno Local podían de-
mentos típicos de la forma parlamentaria de gobierno, legar en concejales o titulares de los órganos direc-
pero sin apuntalar todavía un modelo que seguía de- tivos sus competencias, lo que flexibilizaba nota-
positando competencias ejecutivas en el órgano repre- blemente el funcionamiento de la estructura
sentativo de la institución (Pleno). La tradición seguía político-administrativa.
mandando.
e) Los municipios de gran población disponían, asi-
79. Sí que es cierto que a la institución provincial, con mismo, de una serie de órganos de naturaleza di-
unas fuertes restricciones (al igual que en el caso de los rectiva que conformaban una alta Administración a
municipios) se le reconoció, a través de la reforma de la imagen y semejanza de la prevista en la Adminis-
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional activada en tración General del Estado en lo que a nombra-
1999, legitimación para interponer el conflicto en de- mientos y ceses se refiere (libre nombramiento y
fensa de la autonomía local y actuar así contra posibles cese de coordinadores generales y directores gene-
vulneraciones de la autonomía provincial producidas rales entre funcionarios públicos de titulación supe-
por el legislador estatal o autonómico o por normas rior, salvo que el Pleno estableciera otro sistema).
con rango y fuerza de ley procedentes de las instancias
centrales del Estado o de las comunidades autónomas. 81. Esta forma de gobierno, que proyecta sobre el
Gobierno local técnicas e instrumentos propios de los
80. Las reformas introducidas a través de la Ley 57/2003, sistemas parlamentarios estatal y autonómico, aunque
de 16 de diciembre, de modernización del Gobierno lo- con algunas notables singularidades (y ciertos aspectos
cal, en materia de forma de gobierno de los denomina- censurables) que no viene al caso citar en estos mo-
dos “municipios de gran población” (Título X de la LBRL), mentos, no se traslada en su plenitud, sin embargo, al
no alcanzaron en su mayor parte a la institución provin- ámbito institucional de las diputaciones provinciales,
cial. Así, las líneas básicas de esa reforma se asentaban que continúan con el modelo tradicional, si bien con la
sobre los siguientes supuestos: incorporación de instrumentos de responsabilidad polí-
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Capítulo Tercero
tica de honda tradición parlamentaria que se fueron nas claramente de naturaleza ejecutiva (tales como las
introduciendo en la legislación local de los años noven- relativas a asuntos de personal y contratación, por po-
ta del siglo pasado (básicamente, los sistemas de res- ner dos ejemplos). El Pleno provincial es, por tanto, un
ponsabilidad política a través de mociones de censura y órgano de naturaleza mixta, no solo un órgano repre-
cuestiones de confianza). sentativo con funciones normativas y de control, sino
también un órgano representativo con funciones ejecu-
82. La forma de gobierno provincial, por tanto, se si- tivas, muy vinculado a la tradicional configuración cor-
gue asentando en parámetros tradicionales: combina porativa de la institución.
elementos propios del “presidencialismo” en cuanto la
figura clave del panorama institucional sigue siendo el 85. En segundo lugar, se puede afirmar que si bien es
presidente de la Diputación, con algunas herramientas cierto que formalmente existen “Gobiernos provincia-
propias del “parlamentarismo” (moción de censura y les” como estructuras estables y con funcionamiento
votación de confianza), así como con unas dosis de una regular de órganos colegiados, la Junta de Gobierno –a
forma de gobierno “asamblearia” o “corporativa” en la diferencia de los municipios de gran población– no dis-
medida en que algunas competencias de naturaleza pone de competencias propias, reteniendo el presiden-
ejecutiva siguen situándose en manos del órgano re- te de la Diputación aquellas competencias ejecutivas
presentativo de la institución (el Pleno). Por tanto, la que no están atribuidas al Pleno, que puede delegarlas
forma de gobierno de las diputaciones provinciales pa- en el órgano colegiado. A pesar de que el Gobierno
radójicamente se asemeja mucho más a los municipios provincial (la Junta de Gobierno) puede tener un buen
de régimen común (municipios pequeños o medianos) número de efectivos y de que cada uno de ellos tiene
que a los municipios de gran población, de los que se asignada un Área o sector de actividad, su funciona-
aleja sustancialmente. Cuáles hayan sido los motivos miento como estructura de gobierno permanente y es-
para ese distanciamiento es cosa que no puede ser tra- table ofrece algunas lagunas.
tada en estos momentos.
86. Y ello puede ser debido, al menos parcialmente,
83. En ese orden de cosas, no cabe duda de que el al régimen de dedicación que, en su inmensa mayoría,
sistema electoral provincial tiene impacto sobre el siste- tienen los diputados provinciales que forman parte de
ma institucional y, especialmente, sobre el modo y ma- la mayoría y se sientan en la Junta de Gobierno. Este es,
nera de organizarse políticamente la institución. La de- sin duda, un aspecto importante del problema que tra-
bilidad del modelo de gobierno provincial atenúa con tamos. La dedicación de tales diputados miembros de
mucho la dialéctica mayoría/minoría en este tipo de la Junta de Gobierno y responsables de un Área de ac-
instituciones. No hay un patrón común, pero en un tuación es, necesariamente, parcial, ya que deben com-
buen número de instituciones provinciales la estructura paginar sus cargos representativos municipales (alcal-
de gobierno no se construye en torno a la dialéctica des o concejales) con las responsabilidades propias que
Gobierno/Oposición. En ese sentido, es especialmente les corresponden en el Gobierno provincial. Esta com-
significativa la celebración en algunas instituciones pro- patibilización forzosa implica ineludiblemente una de-
vinciales de “plenos” formales de duración escasa, dicación relativa a las tareas del Gobierno provincial,
aunque con órdenes del día amplios, pero que son re- que será mayor o menor en función de las responsabi-
sueltos sin apenas debate. lidades municipales que cada miembro del Gobierno
tenga asignadas.
84. Esta dialéctica tiene algunos efectos. En primer
lugar, el Pleno provincial sigue teniendo no solo las 87. Por tanto, característica fundamental del Gobier-
competencias normativas, de aprobación de los presu- no provincial es que, salvo excepciones puntuales, los
puestos y de control y fiscalización, sino también algu- miembros de la Junta de Gobierno dedican solo una
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parte de su tiempo (mayor o menor, según los casos) a cias que esté efectivamente prestando cada institución
las responsabilidades ejecutivas o representativas de la provincial. No obstante, hay una suerte de modelo de-
institución, que deben compaginar inevitablemente partamental o de áreas común que aglutina a ámbitos
con las responsabilidades derivadas del municipio en el materiales típicos.
cual ejercen, a su vez, un cargo de naturaleza represen-
tativa y, en buena parte de los casos, también ejecutiva. 91. La estructura directiva de las diputaciones provin-
La única forma de obviar tales desajustes sería que los ciales se asienta como regla general sobre los funciona-
propios partidos políticos definieran a priori qué electos rios con habilitación de carácter estatal (secretarios ge-
municipales van a desempeñar tales funciones ejecuti- nerales, oficiales mayores, en su caso, interventores y
vas en los Gobiernos provinciales, no asignándoles, en tesoreros) que ocupan, por lo común, las estructuras
cambio, ninguna responsabilidad de ese carácter en los administrativas más estratégicas de carácter directivo y
Gobiernos municipales, o bien asignándoles una res- de las cuales, en ocasiones, cuelgan buena parte de las
ponsabilidad que no les impidiera desarrollar plena- áreas o servicios de tales Administraciones. En ciertas
mente sus funciones de dirección política en la institu- diputaciones provinciales el número de habilitados de
ción provincial. carácter estatal es amplio, y cubren todos los puestos
de responsabilidad gerencial o directiva de tales Admi-
88. Mayores disfunciones provoca la limitación de nistraciones. En algunas diputaciones han comenzado
que los presidentes de las diputaciones solo pueden a emerger estructuras directivas de diferente signo, que
delegar sus competencias en la Junta de Gobierno, en no son cubiertas por habilitados de carácter estatal.
sus miembros o en cualquier diputado provincial, sin
poderlo hacer en ningún caso sobre el personal directi- 92. A diferencia de lo que ocurre en los municipios de
vo de su organización. En esto se equipara el sistema régimen especial (Barcelona y Madrid) o en buena par-
de gobierno de las diputaciones con los municipios de te de los municipios de gran población, la mayor parte
régimen común, pero con una singularidad añadida. de las funciones directivas en un amplio abanico de di-
putaciones provinciales están, por tanto, desempeña-
89. En efecto, al ser los diputados provinciales los úni- das por funcionarios con habilitación de carácter esta-
cos miembros de Gobiernos locales que disponen de tal. Este modelo es, sin duda, consecuencia de la opción
dedicación parcial por exigencias obvias de desempeño del legislador básico de 2003 por dejar fuera del siste-
paralelo de un cargo representativo municipal (y, en su ma de alta Administración regulado en el Título X de la
mayor parte, de un cargo ejecutivo también), resulta a LBRL a las diputaciones provinciales (no así a algunos
todas luces inadecuado que el presidente de la Diputa- de los cabildos).
ción no pueda delegar sus funciones en los titulares de
órganos directivos. Ni que decir tiene que si en algún 93. Particular interés tiene el análisis de la Administra-
tipo de institución local se necesita por la naturaleza de ción instrumental que las diputaciones provinciales han
las cosas disponer de fuertes estructuras directivas o ido aglutinando en torno a la Administración matriz. En
gerenciales es en las Administraciones provinciales, este punto no hay una única receta, sino tantas solucio-
dada la dedicación parcial e intermitente de los miem- nes como diputaciones existen. No obstante, se pue-
bros del Gobierno provincial. den extraer una serie de elementos que muestran, con
mayor o menor precisión, una línea de cierta reitera-
90. Los Gobiernos provinciales y, en particular, las ción.
Administraciones Públicas de las provincias, se estruc-
turan en áreas o departamentos. El modelo departa- 94. El primero es la generalización, cada vez más in-
mental está comúnmente asentado, y su distribución tensa, de la figura de los consorcios en el ámbito pro-
funcional depende en buena medida de las competen- vincial. Es cierto que esa generalización es de diferente
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Capítulo Tercero
intensidad según los casos, así como que en algunos mientras que en otras es muy reducido o práctica-
supuestos tales consorcios encuentran su fundamento mente inexistente.
en iniciativas autonómicas que tienen por objeto resol-
ver problemas de espacios metropolitanos o de una 98. En cualquier caso, parece oportuno señalar que
factura similar (Andalucía, con los consorcios de resi- en estos momentos de acentuada crisis económica la
duos, por ejemplo). Pero sí que se advierte una prolife- Administración provincial debe emprender un proceso
ración generalizada de este tipo específico de entes de racionalización y simplificación de estructuras, al
que tienen naturaleza local cuando solo los componen igual que lo han comenzado a acometer (aunque toda-
municipios y provincias. vía de forma muy poco intensa) otras estructuras de
gobierno. Y en este punto es transcendental actuar, en
95. Cabe preguntarse cuáles son las razones de esa primer lugar, sobre ese sector público instrumental, sin
relativa proliferación. Según se observará más adelante, perjuicio de que se haya de operar asimismo sobre las
la fórmula organizativa de los consorcios puede ofrecer propias estructuras organizativas de la Administración
alguna ventaja para aunar los dos niveles principales de matriz.
gobierno local sobre un determinado ámbito material y
hacer participar así a los municipios en el proceso de 99. Pero no se trata solo de impulsar una política de
diseño e implantación de una determinada política pú- ajuste fiscal a través de esos procesos de racionaliza-
blica local impulsada o liderada por la provincia, pero ción, simplificación, reducción o recorte de las estructu-
con participación de los Gobiernos municipales afecta- ras y del personal al servicio de las Administraciones
dos. Pero esta opción también ofrece inconvenientes provinciales, lo importante es introducir gradualmente
notables (ausencia de responsabilidad política, opaci- en el ámbito de las diputaciones provinciales un cambio
dad, etc.). de paradigma en lo que afecta al sistema de organiza-
ción, modo de gestión de servicios y procedimientos,
96. Los organismos autónomos también son una así como en la profesionalización intensiva de su propio
constante en el proceso de descentralización institu- personal. La política de ajuste debe venir acompañada
cional que se ha puesto en marcha en los últimos necesariamente de otras políticas de reforma o innova-
años. Mucho menos corriente (se podría decir que ción que refuercen la capacidad directiva, gerencial y
casi excepcional) es la presencia de entidades públi- profesional de la propia estructura político-administra-
cas empresariales adscritas a la Administración pro- tiva con el fin de reforzar la institución provincial y ha-
vincial. Los organismos públicos provinciales, por tan- cerla más eficiente en sus resultados.
to, están claramente sesgados hacia la utilización de
los organismos autónomos, una figura de la que se 100. El cuestionamiento actual de las diputaciones
ha hecho más uso que de las entidades públicas em- provinciales tiene que encontrar debida respuesta en un
presariales (aunque ello encuentra explicación en la proceso de transformación, actualización, o si se prefie-
diferente configuración de ambas). re de reinvención, así como de reorientación de su mo-
delo de relaciones con los demás Gobiernos locales. La
97. El sector público empresarial y fundacional es provincia despierta, por lo común, un alto sentimiento
de muy desigual implantación en función de las di- de pertenencia, explicativo de una identidad territorial,
putaciones provinciales de que se trate. Hay diputa- pero –por las circunstancias ya expuestas– ese alto sen-
ciones provinciales con un notable tejido de socieda- tido de pertenencia no se corresponde con la baja noto-
des mercantiles participadas, mientras que en otras riedad y percepción ciudadana que tiene como institu-
esa realidad no existe o tiene una presencia más bien ción de gobierno, motivada en buena parte de los casos
testimonial. Igualmente hay entidades provinciales por su legitimación democrática indirecta, así como por
en las que el sector público fundacional es amplio, su desdibujado sistema de competencias.
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La provincia como poder público territorial: sistema electoral, forma de gobierno...
101. El reto con el que se enfrenta la Diputación Pro- 104. El minifundismo municipal, por un lado, y aque-
vincial es, por tanto, ganar la batalla a la percepción de llas responsabilidades municipales que requieren alta
cierta lejanía e indiferencia, que en situaciones extremas cualificación o que deben ser ejercidas en escala supe-
se llega a verla como institución inservible, superflua o rior al propio municipio, por otro, exigen una “capaci-
redundante. Esta imagen distorsionada que arrastra, en dad del sistema” que solo puede ser aportada por el
muchos casos injustamente, debe transformarse radical- nivel de gobierno local intermedio y, más precisamente,
mente en los próximos años, debiendo apostar por una por la provincia:
transformación que haga de tales instituciones un Go-
bierno eficaz, eficiente y con capacidad real de gestionar a) La capacidad financiera de algunos ayuntamientos,
sus funciones y misiones, así como desarrollar con crite- más aún en este período de crisis económica y fis-
rios de buen gobierno y administración las estrategias cal, es muy limitada cuando no inexistente para
públicas de ámbito local más adecuadas al territorio. hacer frente a la complejidad de competencias que
exige el momento actual.
102. Esa apuesta transformadora requiere, principal-
mente, un liderazgo fuerte (los partidos políticos deben b) Corolario de lo anterior es la incapacidad de no
buscar perfiles muy potentes para presidir tales institu- pocos municipios de prestar servicios con calidad
ciones) y una inversión permanente en técnicas de ges- suficiente.
tión pública, así como el desarrollo de la organización y
del capital humano que en ella anida (directivos, gesto- c) La capacidad profesional es también limitada en los
res y empleados públicos), alineados todos en un pro- municipios, ya sea porque tienen población reduci-
yecto común de refundación organizativa en el que la da o porque las exigencias de profesionalización de
innovación y la modernización continua sean las claves determinados servicios no pueden ser cumplidas
de futuro. satisfactoriamente, ni siquiera por los municipios
de tamaño mediano o grande. En este ámbito las
103. Las diputaciones provinciales deben maximizar organizaciones provinciales tienen un largo trecho
el principio de cooperación y de concertación con los que recorrer.
municipios, con el objetivo de lograr un equilibrio te-
rritorial y un estándar de prestación de servicios de los d) La capacidad (denominada) de implementación,
ciudadanos que sea similar en todos los municipios de que afecta a una correcta puesta en marcha de la
la provincia, a través del ejercicio de competencias legislación y de las políticas públicas activadas en
funcionales y de aquellas otras competencias materia- las esferas estatal y autonómica.
les que, por razones de escala y por aplicación estricta
del principio de subsidiariedad, esté en mejor posición 105. Por tanto, en un momento crítico, que posible-
la provincia de prestarlas. La política de concertación mente se prolongará por varios años, el papel de las
tiene que apostar por el establecimiento de líneas es- diputaciones provinciales puede ser crucial para “ali-
tratégicas de actuación y por la inserción de los muni- viar” a los municipios de una serie de exigencias y de
cipios en su diseño y ejecución, bajo el liderazgo de la una falta de capacidades que pueden ser perfectamen-
institución provincial. Hay algunas experiencias intere- te subsanadas por la institución provincial.
santes en esta línea ya vigentes en algunas institucio-
nes provinciales que pueden ser tomadas como refe- 106. Los municipios tienen, en efecto, importantes
rencia. Asimismo, se debe impulsar la evaluación por dificultades para construir una red de capacidades que
los municipios de las políticas puestas en marcha por atienda a todos esos retos. Y, en este punto, es donde
las respectivas diputaciones provinciales en el campo encuentra sentido el “segundo nivel” de gobierno local
de la asistencia técnica y de la cooperación. representado por la provincia. Tradicionalmente las
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Capítulo Tercero
provincias han actuado como entidades multifunciona- sultados y con un conjunto optimizado de recursos a su
les que han asumido una pluralidad de competencias y servicio (normativos, humanos, económicos, cognitivos
no pocos servicios impropios. Pero su futuro puede es- y de confianza). La gestión de elementos externos se
tar más en lo que se denomina como “gobernanza de debe centrar en las relaciones que se entablen entre la
comunidades en red”, sistema en el cual las diputacio- Diputación, los municipios y el resto de niveles de go-
nes no solo deben ser proveedoras de servicios en algu- bierno, así como con otros actores institucionales y or-
nos casos, sino especialmente adoptar un rol de líder ganizaciones privadas.
comunitario, sin que ello excluya –necesariamente–
que el nivel provincial de gobierno asuma competen- 111. Hay que superar necesariamente el estadio de
cias propias. organizaciones burocráticas en el que se encuentran
inmersas la mayor parte de las Administraciones pro-
107. En este tipo de relaciones la concertación –como vinciales. La introducción de la cultura de la gestión pú-
ya ha sido puesto de relieve– es la herramienta clave, a blica debe ser paulatina, pero constante. Y ha de ser
través de la cual los municipios demandan y expresan una decisión fundamentalmente política y no tecnocrá-
sus necesidades y determinan qué instrumentos de los tica. Los procesos de innovación requieren liderazgo
ofertados requieren de la Diputación. La concertación político y sostenibilidad en el tiempo. No hay tiempo
se muestra respetuosa con la autonomía local y propi- que perder, el cuestionamiento de las estructuras tradi-
cia e incentiva las políticas públicas y los programas cionales es tan fuerte que cualquier respuesta tardía
priorizados por los propios municipios. puede ser letal.
108. El objetivo último de la concertación es optimi- 112. La Diputación Provincial debe ser espejo de bue-
zar y maximizar los recursos humanos, económicos, nas prácticas en materia de gestión pública para el con-
técnicos y materiales al aplicar economías de escala y junto de municipios de su ámbito territorial. Con esa
una capacidad de respuesta más adecuada a las ne- finalidad tendría que impulsar procesos de moderniza-
cesidades reales de los municipios, así como un ma- ción ambiciosos y, a partir de ello, configurar redes que
yor nivel de calidad en la prestación de los servicios permitieran mejorar la calidad institucional y organiza-
públicos. tiva de los municipios de su entorno. Las diputaciones
deben impulsar decididamente la excelencia e innova-
109. La clave de bóveda de ese proceso de transfor- ción en la gestión como medio de mejorar su entorno
mación o reinvención de las diputaciones provinciales institucional y, asimismo, incentivar la competitividad y
en cuanto a la organización se trata, reside en una fuer- el desarrollo económico. Algunas diputaciones están
te inversión en el terreno de la gestión pública. Refuer- impulsando estos procesos y sus resultados comienzan
zo de la institucionalidad y de la gestión pública son los a ser notables.
dos apoyos necesarios en ese proceso de cambio. Se ha
de invertir, por consiguiente, en la formulación de pro- 113. En síntesis, las líneas de actuación básica de las
yectos estratégicos (y, en concreto, en la confección de diputaciones provinciales deberían caminar en las si-
planes de actuación de mandato sobre los cuales cons- guientes direcciones:
truir toda la planificación operativa), se debe desarro-
llar toda la gestión de elementos internos, así como de a) Maximizar el principio de cooperación a través de
los elementos externos. instrumentos de concertación local, ejerciendo el
liderazgo en estas materias.
110. La gestión de elementos internos requiere dispo-
ner de una estructura ágil, con procesos adecuados, b) Apostar por la gobernanza, generando redes y
trabajando por objetivos, sometida a evaluación de re- clústeres.
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c) Desarrollar un modelo de gestión aplicando al ciclo 117. Un punto sobre el que se debe reflexionar es el
de las políticas públicas la evaluación de resultados número de personal eventual que tienen algunas dipu-
y del impacto en la ciudadanía de esas políticas. taciones provinciales. Hay otras, en cambio, que hacen
Asimismo, introducir instrumentos de transparen- un uso muy prudente de esta figura. Este personal de
cia facilitando información elaborada que necesa- asesoramiento y confianza especial puede estar justifi-
riamente ha de ser sucinta y comprensible. cado en determinados casos para el desempeño de
tareas propias de apoyo a los políticos o de configura-
d) Especializar sus recursos humanos en aquellos ám- ción de gabinetes, pero su número se debería reducir
bitos que requieran una cualificación en función de notablemente en aquellos casos en los que tienen una
las demandas de los respectivos municipios y que presencia desproporcionada, no tanto por razones de
ellos por razones de escala no pueden satisfacer. gasto público (que también), sino sobre todo por mo-
tivos de ejemplaridad pública y de austeridad en una
e) Avanzar en las respuestas necesarias en la socie- época particularmente compleja en el plano del gasto
dad del conocimiento, particularmente en todo lo público.
concerniente a las TIC y a la Administración elec-
trónica. 118. El Anteproyecto de Ley Básica de Gobierno y Ad-
ministración Local elaborado en 2010, a partir del texto
114. Y un punto clave en ese complejo escenario de de 2006 (aunque con importantes cambios), introduce
cambio propuesto lo constituyen las personas; esto es, la figura del directivo público profesional en el ámbito
qué tipo de directivos y empleados públicos requieren local y prohíbe –en línea con lo previsto en el EBEP– el
las organizaciones provinciales para dar cumplida satis- recurso a la figura del personal eventual para el desem-
facción a todas esas exigencias. Y en este punto el peño de funciones directivas en las organizaciones lo-
diagnóstico de la situación actual nos ofrece importan- cales.
tes claroscuros.
119. Al no haberse desarrollado hasta la fecha el Es-
115. En el ámbito de la dirección pública provincial se tatuto Básico del Empleado Público en materia de di-
detecta un evidente déficit de estructuras profesiona- rectivos públicos profesionales, las diputaciones provin-
les en las Administraciones provinciales. A pesar de ciales deberían implantar esa figura a través del ejercicio
llevar ya casi cuatro años en vigor el EBEP nada apenas de sus potestades normativas en materia de organiza-
se ha hecho en ese sentido. Hay diputaciones provin- ción. Nada impide que desarrollen, siquiera sea transi-
ciales que disponen de estructuras directivas muy de- toriamente, el EBEP en esta materia, obviamente con
sarrolladas, aunque con limitaciones evidentes en su los límites previstos por aquellas materias reservadas a
proceso de institucionalización. Pero la inmensa mayo- la Ley o reguladas por esta. Algunos municipios ya han
ría siguen ancladas en pautas de organización de fac- explorado esta vía.
tura tradicional.
120. Los problemas sustantivos que presenta la in-
116. Se observa, no obstante, un número importante troducción por esta vía de la dirección pública profe-
de diputaciones provinciales que han incorporado es- sional son que, a diferencia de los municipios de gran
tructuras directivas en sus organigramas. Aun así tales población, los órganos ejecutivos de las diputaciones
estructuras directivas carecen de un sistema racional de provinciales no podrían delegar sus competencias y
institucionalización, ya que en unos casos se proveen atribuciones en personal directivo. Esta limitación es
con personal eventual (figura a todas luces inapropiada particularmente importante por lo que respecta a las
para el ejercicio de tales funciones) o con funcionarios diputaciones provinciales, dada la inevitable dedica-
propios a través del sistema de libre designación. ción “a tiempo parcial” que tienen los miembros del
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Capítulo Tercero
Gobierno provincial, lo que hace más necesario dispo- mentos de innovación que el nuevo cambio de paradig-
ner de una estructura profesional de dirección pública ma auspiciaba (evaluación del desempeño, carrera pro-
en las estructuras de gobierno provincial con importan- fesional, dirección pública, código ético, etc.). En esto
tes atribuciones delegadas. Se debería abogar por una el empleo público de las diputaciones provinciales no es
reforma de la legislación básica dirigida a reconocer la una excepción.
facultad de que se pudieran delegar las competencias
ejecutivas del presidente de la Diputación (y, en su caso, 124. Hay alguna Diputación Provincial que ha puesto
de la Junta de Gobierno) en personal directivo. en marcha desde hace años una política de recursos
humanos basada en el desarrollo profesional, a través
121. Un campo particularmente abonado para la in- de sistemas de evaluación y de un modelo de carrera,
troducción de esta figura del directivo público profesio- pero la pauta generalizada no es esa, pues lo habitual
nal es, sin duda, el ámbito de las entidades instrumen- es disponer de un sistema de recursos humanos ancla-
tales, tales como organismos públicos, consorcios o, en do en presupuestos tradicionales y con escasos (o nu-
su caso, sociedades mercantiles y fundaciones. El carác- los) elementos de innovación.
ter instrumental de tales entes hace perfectamente via-
ble la configuración de contratos programa o contratos 125. El marco actual de desarrollo de los recursos hu-
de gestión a través de los cuales se pueda construir un manos estará constreñido durante varios años por fuer-
marco de responsabilidad gerencial con una estructura tes contracciones del gasto público. En este escenario,
directiva que se asiente sobre la determinación previa las disponibilidades de proveer servicios por los munici-
de unos objetivos, la entrega de unos determinados re- pios caerán exponencialmente. Mantener la cartera ac-
cursos y la fijación de unos indicadores de resultados tual de servicios municipales será complejo, y mucho
por la gestión, a partir de los cuales se podrá articular más aún mantener plantillas y renovarlas. Las diputa-
un sistema de incentivos e, inclusive, plantear la conti- ciones provinciales deberían impulsar proyectos estra-
nuidad o no de la persona o personas en la dirección de tégicos dirigidos a reforzar su política de gestión de
esas estructuras. recursos humanos, con vista a poder atender la enorme
e ingente demanda que desde el nivel municipal se
122. El EBEP abrió la posibilidad de transitar hacia un planteará a la instancia provincial en no pocos ámbitos
cambio de paradigma en la gestión de las personas en materiales.
las Administraciones Públicas. Ese cambio ha sido muy
poco recorrido hasta estos momentos por las organiza- 126. Pero no es solo la solución de la contingencia,
ciones públicas. Pero ese cambio de paradigma es ne- o del corto/medio plazo, lo que aquí se ofrece. El for-
cesario, más aún en etapa de crisis económica y fiscal, talecimiento institucional de los recursos humanos de
pues es en estos momentos cuando hay que invertir las diputaciones es una apuesta estratégica de futuro
especialmente en el terreno de los recursos humanos. para el reforzamiento institucional de este nivel de go-
Las políticas de recorte o de ajuste propias de la crisis bierno. Las Administraciones Públicas, y también las
agudizarán las necesidades de recursos cualificados por Administraciones locales, necesitan, cada vez con ma-
parte de los municipios, y es en ese punto donde las yor intensidad, empleo público de alta cualificación
diputaciones provinciales deberían ser capaces de ofre- que pueda afrontar los retos de la sociedad del cono-
cer una masa de profesionales cualificados para poder cimiento. En este delicado aspecto es donde se juegan
ejercer las diferentes políticas públicas locales. su posición estratégica de futuro las diputaciones pro-
vinciales.
123. Sin embargo, el problema radica en que el em-
pleo público sigue anclado en patrones burocráticos 127. Un análisis de las plantillas actuales de las dipu-
muy tradicionales, y no ha sabido incorporar los ele- taciones provinciales nos da como resultado más per-
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ceptible un alto grado de funcionarización (con excep- sitarios con alta preparación, y que pueden, por tanto,
ciones) de las mismas, pero sobre todo una fuerte participar en procesos competitivos dirigidos a atraer el
presencia de contingentes de personal que se ocupa talento, más aún debido a la endémica situación de cri-
de tareas instrumentales en la Administración (anti- sis estructural del desempleo juvenil actualmente exis-
guos grupos E, D y C) y una presencia mucho menos tente. Las diputaciones provinciales deben atraer ese
importante (cuantitativamente hablando) de contin- talento mediante la convocatoria de puestos de trabajo
gentes de personal de los grupos de clasificación de alta cualificación profesional.
profesionales correspondientes a las titulaciones de
diplomados, licenciados, arquitectos e ingenieros. Sin 131. En cualquier caso, esa opción estratégica por la
embargo, el futuro pasa por invertir en recursos hu- opción de incorporar un amplio núcleo de profesiona-
manos de alta cualificación (graduados universitarios, les cualificados a la estructura de las diputaciones pro-
especialistas acreditados por la obtención de un más- vinciales debería estar en el ADN de la propia institu-
ter o doctores). ción, pues ese es el valor añadido que siempre se podrá
aportar frente a las insuficiencias obvias que tendrán
128. Es cierto que ese desequilibrio está bastante los municipios (sean pequeños, medianos o, incluso,
atenuado en algún caso singular, pero la regla general grandes) para estructurar en su seno unidades de alto
es esa. Esta situación denota una importante necesi- rendimiento profesional que desarrollen funciones de
dad de cambiar radicalmente el enfoque del problema. asistencia técnica cualificada al servicio de la comuni-
Las diputaciones provinciales deben llevar a cabo una dad local.
política de reclutamiento de personal dirigida exclusi-
vamente (o, al menos, preferentemente) hacia la cap- 132. Obviamente llevar a cabo un cambio estratégico
tación del talento y de la excelencia de núcleos profe- de tal envergadura requiere, en primer lugar, planifica-
sionales que se encuadren en los actuales grupos de ción, pero sobre todo dos elementos adicionales. El pri-
clasificación A1 y A2. mero, una interiorización de la necesidad de ese cam-
bio por parte de la estructura política y un fuerte
129. Salvo en aquellos supuestos en que ese talento y liderazgo que lo impulse garantizando su implantación
excelencia pueda encontrarse dentro de la organiza- efectiva. Y el segundo, un radical cambio del entorno
ción, y así se acredite a través de procedimientos exi- cultural y organizativo, pues las resistencias al cambio
gentes de promoción interna, lo habitual será buscarlo serán moneda corriente sobre todo por parte de deter-
a través de procedimientos selectivos en los que se minados actores institucionales.
acrediten competencias profesionales (conocimientos,
destrezas, aptitudes y actitudes) necesarias para el co- 133. El cambio de entorno cultural y organizativo
rrecto desempeño de puestos de trabajo cada vez más exige poner en valor una serie de instrumentos que
polivalentes. deben servir para vehicular de forma óptima el cam-
bio de paradigma. El primero de estos instrumentos
130. Las diputaciones provinciales deben, por tanto, es invertir en organización del empleo público. Se
invertir radicalmente la tendencia a una alta ocupación han de elaborar buenas monografías de puestos de
de los niveles bajos de las estructuras administrativas, y trabajo, dotadas de un componente de polivalencia
optar decididamente por la incorporación extensiva de (dadas las funciones que desarrolla la Diputación de
profesionales de alta cualificación. Esto requerirá, a asistencia técnica y apoyo en diferentes ámbitos),
corto o medio plazo, un reajuste de la estructura de las donde se definan las funciones y tareas de los pues-
plantillas. Además, de forma coyuntural, la etapa actual tos y las competencias profesionales requeridas para
es idónea para este tipo de captación, ya que España su desempeño. Asimismo, hay que apostar por las
dispone de una generación de jóvenes titulados univer- agrupaciones de puestos de trabajo en áreas funcio-
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Capítulo Tercero
nales como vehículos instrumentales de selección, de con estándares elevados de calidad. La buena imagen
formación y de desarrollo de la carrera profesional. del nivel local de gobierno en la ciudadanía, donde los
Hay que huir, asimismo, de estructuras rígidas que indicadores de satisfacción son por lo común elevados,
obstaculicen la necesaria adaptación de las estructu- debe mantenerse e incrementarse en un futuro.
ras administrativas a un mundo en constante y per-
manente evolución. La flexibilización y la adaptación 137. Las organizaciones provinciales han de instru-
de las estructuras son una necesidad perentoria de mentar asimismo sistemas de carrera profesional de los
las Administraciones Públicas, si estas no quieren empleados públicos, que sirvan como incentivo y moti-
quedarse desbordadas por la sociedad. vación de mejores desarrollos de las competencias pro-
fesionales, con el fin último de hacer efectivo el princi-
134. La selección de empleados públicos debe ser pio de buena administración. Esos sistemas de carrera
muy rigurosa, no solo desde el punto de vista de cum- profesional no tienen por qué tener impactos fiscales
plimiento de los principios constitucionales, sino tam- fuertes a corto plazo: hay modelos sostenibles de carre-
bién de la adecuación de las personas a unas organiza- ra profesional que pueden perfectamente proyectar
ciones públicas que cada vez serán más exigentes y sus efectos a medio/largo plazo y ser implantados en
requerirán procesos de permanente adaptación al en- un marco de crisis fiscal. En unas organizaciones dota-
torno, así como con funciones muy polivalentes. La exi- das de profesionales cualificados de alto nivel, es im-
gencia debe ser cualitativamente más elevada en aque- prescindible un correcto diseño de tales instrumentos
llos puestos de trabajo concernientes a empleos de de carrera profesional y, más en concreto, articular un
cualificación profesional alta. Debe erradicarse cual- sistema de carrera profesional horizontal en el que se
quier tipo de prácticas que pongan en duda ni siquiera progrese en función del desarrollo efectivo de compe-
mínimamente la objetividad de los procesos selectivos. tencias y no por estrictos criterios de antigüedad que
Profesionalizar la selección e innovar sus contenidos nada acreditan. La carrera profesional es un instrumen-
son dos retos de futuro. to estratégico de tales organizaciones.
135. La sociedad del conocimiento y los cambios per- 138. Hace falta, igualmente, que los empleados pú-
manentes en el entorno normativo, económico, social y blicos y los agentes sociales (sindicatos del sector públi-
tecnológico, exigen un proceso de aprendizaje conti- co) compartan la necesidad de este diagnóstico y las
nuo. Las diputaciones provinciales deben impulsar la medidas a adoptar. Se debe eludir a toda costa un vicio
formación continua para el desarrollo de mejores com- muy presente en las estructuras administrativas: la de-
petencias profesionales en el puesto de trabajo, y esta- bilidad del empleador en los procesos de negociación
blecerla como una obligación de los empleados públi- colectiva, frente a la enérgica actitud de los represen-
cos. La formación en valores públicos es enormemente tantes sindicales en tales procesos. Hay que profesiona-
importante en una sociedad que se enfrenta a innume- lizar la negociación colectiva en lo que afecta a la parte
rables problemas relacionados con la calidad del buen de la Administración Pública con el fin de acabar con
gobierno y la ética pública. una espiral de debilidad (y, en algunos casos, de escasa
responsabilidad) por quienes negocian o ratifican los
136. Los empleados públicos de las diputaciones pro- acuerdos contraídos con la parte social. Esa asimetría
vinciales deben acostumbrarse paulatinamente a traba- debe terminar. Los ciudadanos necesitan y exigen que
jar por objetivos y, en consecuencia, a ser evaluados quienes administren sus contribuciones sean muy es-
por los resultados obtenidos en su desarrollo profesio- trictos a la hora de realizar determinadas “concesiones”
nal y en su gestión. Los ciudadanos exigirán, cada vez a los representantes sindicales. También se requiere un
más, un empleo público eficiente y de alta cualificación, cambio de actitud radical de estos en la forma y mane-
con el fin de que los servicios públicos se les presten ra de entender el sector público, que se nutre de las
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contribuciones aportadas por los ciudadanos, quienes 142. En la línea de la reciente Ley de Autonomía Local
son en última instancia los auténticos empleadores. de Andalucía de 2010, las diputaciones provinciales de-
ben asistir en un amplio abanico de cuestiones relativas
139. Reforzar, por tanto, los valores públicos, la pro- a las políticas y a la gestión de los recursos humanos a
fesionalidad, la objetividad y la imparcialidad del em- los propios municipios. Es, a todas luces, impensable
pleo público, es apostar en última instancia por mejorar que ayuntamientos pequeños y medianos puedan desa-
la calidad de nuestro sistema institucional mediante rrollar y gestionar autónomamente políticas de recursos
una fuerte inversión de futuro sobre el capital humano, humanos tales como los análisis de puestos de trabajo,
que no se olvide es el que permanece durante largo diseños organizativos, selección, formación, evaluación
tiempo (en principio, varias décadas) en las estructuras del desempeño o carrera profesional, por solo poner al-
administrativas y garantiza la continuidad de los servi- gunos ejemplos. Incluso los ayuntamientos grandes de-
cios públicos. sarrollarían mucho mejor determinadas políticas de ges-
tión de personas prevaliéndose de estructuras de
140. Sin duda el reforzamiento institucional de las soporte que les pueden ofrecer las propias diputaciones
políticas de recursos humanos de las diputaciones pro- provinciales.
vinciales es un reto estratégico de primera importancia
para estos niveles locales de gobierno Y no solo por 143. Las diputaciones provinciales deben, por tan-
ellos, sino también por llevar a cabo en términos de to, llevar a cabo un proceso de reforzamiento institu-
optimización y eficiencia la asistencia técnica a los mu- cional en los campos de la gestión del conocimiento,
nicipios en general, y más particularmente la asistencia de la implantación de las TIC y, en particular, de la
técnica en este importante ámbito de la gestión de las Administración electrónica, así como una redefini-
personas. Hay algunas diputaciones provinciales que ción de su política estratégica de organización y de
han apostado desde hace años por esta línea estratégi- recursos humanos, con el fin de implantar procesos
ca, y los resultados obtenidos deben ser calificados de innovación y mejora continuos en el seno de tales
como muy satisfactorios en términos de conjunto. Se instituciones, y, una vez interiorizado el capital orga-
deben extender al conjunto del sistema institucional nizativo, humano y de conocimiento, ser capaces de
provincial esas buenas prácticas con el fin de reforzar “exportar” todo ese intangible a las redes de munici-
su legitimación por la eficiencia. pios que conforman su espacio territorial. Hay un
buen número de diputaciones provinciales que están
141. Pero si se quiere poner en marcha ese giro es- apostando intensamente por este tipo de acciones
tratégico –que resulta imprescindible para garantizar (particularmente por el impulso de la Administración
la continuidad existencial de la institución–, las dipu- electrónica) y son, sin duda, un buen ejemplo que
taciones provinciales deben, en primer lugar, “poner debe ser seguido por todos los Gobiernos locales in-
en orden su propia casa” (aquellas que no lo hayan termedios, pero la innovación local encallará si no se
hecho), esto es, invertir recursos y medios en la articu- apuesta, asimismo, por un reforzamiento de las ca-
lación de una potente estructura de gestión de perso- pacidades internas de la organización, y por una
nas en sus respectivas organizaciones. Tal como se fuerte inversión en dirección y en gestión de las per-
dijo en su día en un Informe sobre el Empleo Público sonas en tales estructuras.
editado por la Fundación Democracia y Gobierno Lo-
cal, se debe apostar por la creación de potentes es- 144. En todos estos puntos el instrumental de posibi-
tructuras de Recursos Humanos en las diputaciones lidades que tienen los Gobiernos provinciales es enor-
provinciales que den respuesta tanto a las necesida- memente abierto, pudiendo optar por la configuración
des internas de la organización como a las demandas de consorcios entre diputaciones provinciales y munici-
externas. pios, por la creación de redes o por impulsar la concer-
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Capítulo Tercero
tación, dependiendo de qué políticas públicas se trate. mientas de gestión (tecnológicas, personales, financie-
Lo realmente importante en todo este campo es dotar- ras, etc.) adaptadas para los retos que deben afrontar
se de herramientas estratégicas, trabajar por objetivos, los Gobiernos locales intermedios en la segunda déca-
evaluar los resultados de la gestión y disponer de herra- da del siglo XXI.
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Capítulo Quinto
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Los Gobiernos locales intermedios diferentes de las diputaciones de régimen común
Introducción
1. El panorama de los Gobiernos locales interme- 4. Ciertamente, como se ha expuesto al principio del
dios en España no acaba –como es bien sabido– con Libro Verde y se incidirá después, es evidente que las
las diputaciones de régimen común, sino que el pecu- actuales comunidades autónomas uniprovinciales no
liar proceso de configuración del Estado autonómico son “Gobiernos locales intermedios”, sin perjuicio de
español a partir de los postulados de la Constitución que –como veremos– hayan interiorizado las antiguas
de 1978 y de los sucesivos estatutos de autonomía, funciones de las diputaciones provinciales por decisión
nos ofrece una realidad variopinta y singular de es- del legislador básico.
tructuras locales intermedias que, junto a la provincia
de régimen común, conforman un abigarrado y com- 5. Cabe, igualmente, plantear serias dudas sobre el
plejo espacio institucional pendiente de una profunda carácter de Gobiernos locales intermedios o, incluso de
revisión. “entidad local”, de los actuales territorios históricos
vascos, sin perjuicio de que también hayan interioriza-
2. Efectivamente, junto a las treinta y ocho provincias do en su seno las competencias propias de las antiguas
de régimen común actualmente existentes en España Diputaciones. Hay, no obstante en este caso, una iden-
(entre las que cabe citar aquí, por lo que se indicaba en tidad terminológica (“diputaciones forales”), al menos
la Introducción general de este Libro Verde, a las ve- en el sustantivo, pero que en nada nos ayuda a definir
guerías catalanas), conviven seis comunidades autóno- cabalmente cuál es la naturaleza real de tales entida-
mas uniprovinciales (una de ellas, la Comunidad Foral des, más próxima en muchos casos a una Comunidad
de Navarra, con evidentes singularidades derivadas de Autónoma uniprovincial que a un sistema de gobierno
su conexión con la Disposición adicional primera de la local en sentido estricto.
Constitución) y tres territorios históricos vascos (cuyas
peculiaridades derivan, igualmente, de la citada Dispo- 6. E, igualmente, se pueden suscitar cuestiones abier-
sición adicional primera de la Constitución y del desa- tas en torno a la naturaleza de los consejos insulares tal
rrollo estatutario y legal de la misma). como han quedado configurados en la reforma del Es-
tatuto de Autonomía de las Illes Balears. En cierta me-
3. A la situación anterior cabe añadir la transforma- dida tales incógnitas se pueden reiterar asimismo en el
ción de las Illes Balears (asimismo, anteriormente, con- caso de los cabildos.
figuradas como provincia) en una Comunidad Autóno-
ma. Pero, realmente, tanto en las Illes Balears como en 7. Pero, ciertamente, todas esas instancias o niveles
la Comunidad Autónoma de Canarias es obvio que el de gobierno intermedios (dejemos ahora de lado las
Gobierno local intermedio, con reconocimiento consti- comunidades autónomas uniprovinciales), esto es, te-
tucional expreso, son las islas y, más exactamente, los rritorios históricos vascos e islas, tienen como caracte-
consejos insulares y cabildos, respectivamente. rística central que sus órganos representativos se eligen
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Capítulo Quinto
mediante un sistema de elección por sufragio universal, marcas, mancomunidades y consorcios). De ellos, tam-
directo y secreto, así como que poseen un mayor o me- bién siquiera sea brevemente, se hará referencia en la
nor haz de atribuciones competenciales de naturaleza parte quinta del Libro Verde.
material.
11. De lo anterior y de lo que se verá inmediatamente
8. Sin entrar en disquisiciones teóricas que ahora no se colige con claridad meridiana que la arquitectura de
interesan, territorios históricos vascos e islas son institu- la institucionalidad de los Gobiernos locales interme-
ciones intermedias entre el municipio y la Comunidad dios (y, más concretamente, de la intermunicipalidad)
Autónoma, y solo en ese sentido deben ser caracteriza- en España se encuentra francamente fragmentada y
das como estructuras de gobierno intermedio y, en escasamente estructurada. Se hace, por tanto, necesa-
cierta medida –porque así lo prevé la propia legislación rio hacer gravitar sobre la provincia como entidad local
básica local– como entidades locales. De ahí su inclu- la construcción de un modelo racional y eficiente de
sión en este Libro Verde. gobierno local intermedio que dé respuesta, entre otras
cosas, a las necesidades derivadas de la intermunicipa-
9. Distinto es el caso –tal como se verá– de las co- lidad. Sin embargo, esto es factible en muchos casos y
munidades autónomas uniprovinciales. Su posición más difícil de materializar en otros (sobre todo comuni-
constitucional está, sin duda, marcada por la diferen- dades autónomas uniprovinciales).
cia nítida que el propio Título VIII de la Constitución
establece entre comunidades autónomas y Adminis- 12. La Constitución recoge expresamente dos Go-
tración local, la atribución a las primeras de la potes- biernos locales de factura clásica (municipio y provin-
tad de aprobar leyes, así como por su representación cia), uno de ellos (la provincia) con clara vocación de
en el Senado y por su legitimación para interponer intermunicipalidad (“agrupación de municipios”). Las
recursos de inconstitucionalidad y conflictos de com- islas tienen también un reflejo expreso en el texto cons-
petencia. El tratamiento en este Capítulo obedece ex- titucional como entidad local y con vocación de Go-
clusivamente a que han sustituido a las diputaciones bierno local intermedio. Pero, junto a estos, han apare-
provinciales en el ejercicio de sus competencias en re- cido otras agrupaciones de municipios “diferentes” (y,
lación con los municipios. este es un punto esencial) a las provincias: por un lado,
comarcas y áreas metropolitanas, pero también man-
10. Los “Gobiernos locales intermedios” se diferen- comunidades y consorcios. Todo este panorama institu-
cian, pues, entre los que tienen reconocimiento expre- cional debe reordenarse bajo la configuración de la
so constitucional (territorios históricos vascos e islas), y provincia como el entramado institucional que puede
aquellos otros que son de creación estatutaria o sim- dar mayor coherencia al sistema político local y a la pro-
plemente han sido recogidos por el legislador básico o pia intermunicipalidad. De todo ello tratan las páginas
el legislador de desarrollo (áreas metropolitanas, co- que siguen.
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140 ISBN: 978-84-614-6887-4
Los Gobiernos locales intermedios diferentes de las diputaciones de régimen común
1. Las diputaciones provinciales de las comunidades llevado a cabo en otros apartados de este Informe. La
autónomas uniprovinciales de Asturias, Cantabria, La garantía constitucional de la “autonomía provincial”
Rioja, Madrid y Murcia, fueron suprimidas, y sus com- parece desvanecerse en estos casos hasta hacerse prác-
petencias, medios y recursos se integraron en los órga- ticamente irreconocible.
nos propios de la nueva institucionalidad autonómica
(el caso de la Comunidad Foral de Navarra presenta 4. En las líneas que siguen, haremos un sucinto repa-
unas peculiaridades que no pueden ser analizadas en so del proceso que ha conducido a la supresión de las
este Informe, aunque también la antigua Diputación diputaciones en las comunidades autónomas unipro-
Foral se integra en la nueva estructura institucional vinciales. Expondremos, en efecto, que dicha supresión
aprobada a partir de la Ley de Amejoramiento Foral de ha comportado un claro retroceso en cuanto al princi-
1983). pio de autonomía local se refiere para, finalmente, aca-
bar sugiriendo algunas propuestas de futuro con el fin
2. Ese proceso de supresión (rectius, de integración) de pretender recuperar, siquiera sea parcialmente, la
se lleva a cabo a partir de la aprobación de los nuevos autonomía provincial perdida. Si bien –tal como se ha
estatutos de autonomía, pero encuentra su fundamen- dicho– nos referiremos en términos generales a las co-
to normativo, primero, en la Ley 12/1983, de 14 de oc- munidades autónomas uniprovinciales, no trataremos
tubre, del Proceso Autonómico, en la que se regula en este informe las particularidades del régimen foral
expresamente el proceso de integración de las diputa- de Navarra.
ciones provinciales en la organización de las comunida-
des autónomas; y, segundo, en el artículo 40 de la Ley 5. La desaparición orgánica de las diputaciones pro-
de Bases de Régimen Local de 1985, donde se reitera vinciales en este caso no deriva de la propia Constitu-
que las comunidades autónomas uniprovinciales y la ción, sino que es fruto de una decisión estrictamente
Foral de Navarra asumen las competencias, medios y política que se plasmó –como se ha visto– en la Ley de
recursos que corresponden en el régimen ordinario a Procedimiento Autonómico y, posteriormente, en la
las diputaciones provinciales. Y –se añade– se exceptúa Ley de Bases de Régimen Local. La disyuntiva que se
la Comunidad Autónoma de las Illes Balears, que se planteó (o se es provincia–ente local o se es Comuni-
atendrá a lo dispuesto en su respectivo Estatuto. dad Autónoma, sin que se explorase la posibilidad de
la coexistencia de ambas instituciones) no venía pre-
3. Esta “integración” supone de facto la supresión de determinada ni obligada por la Constitución. En otras
la provincia como “entidad local” en esas partes con- palabras, la Constitución no predetermina el resultado
cretas del territorio estatal, por lo que puede parecer de la supresión de las diputaciones y la integración de
sorprendente después de la explicación del principio de sus funciones en las instituciones de la Comunidad
autonomía local (en su vertiente provincial) que se ha Autónoma.
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Capítulo Quinto
6. Pese a este marco constitucional abierto, las prime- ciones autonómicas se debían convertir, así, en una es-
ras regulaciones estatutarias (curiosamente no todas) pecie de Administración con dos almas: por un lado,
previeron ya esa “sustitución” institucional de las dipu- debían defender los intereses propios como ente terri-
taciones provinciales por los órganos de la Comunidad torial autonómico, y, por el otro, atenderían –o se pre-
Autónoma. La Disposición transitoria tercera del Estatu- sume que así lo debían hacer– a los intereses propios
to de Cantabria de 1982 caminaba en esa dirección. El de la provincia como entidad local. Con esta ficción se
artículo 18 del Estatuto de la Comunidad Autónoma de pretendía evitar la erosión o incluso vulneración de la
Murcia de 1982 es, asimismo, expresivo a tal efecto. Lo autonomía local constitucionalmente garantizada, afir-
mismo cabe decir de la Disposición transitoria cuarta mándose que los intereses locales de la provincia no
del Estatuto de 1983 de la Comunidad de Madrid. Ni desaparecen pese a la supresión de las diputaciones.
que decir tiene que tales previsiones normativas condi-
cionaban claramente la solución final del problema, 9. Pero esto, tal y como lo hemos descrito, no es más
que más tarde pretenderían resolver tanto la Ley del que una ficción: el principio de autonomía local se ha
Proceso Autonómico como la Ley de Bases de Régimen visto afectado en las comunidades autónomas unipro-
Local, tal como se ha visto. Ya posteriormente, durante vinciales. En aquello que hace referencia a la provincia,
las reformas estatutarias de los años noventa, otros es- la autonomía sencillamente desaparece. Si conforme a
tatutos de autonomía, como los de La Rioja (artículo 13) la jurisprudencia del Tribunal Constitucional (especial-
y Cantabria (artículo 32), incidieron en un dato que ya mente STC 32/1981) la provincia-ente local tiene un
era meridianamente obvio para esas alturas. estatus constitucionalmente protegido, consistente en
la recognoscibilidad social y política, no es posible que
7. En definitiva, la disolución de las diputaciones pro- la provincia sea recognoscible tras la desaparición de
vinciales en las comunidades autónomas, pese a no ve- sus órganos de gobierno. La Comunidad Autónoma
nir obligada constitucionalmente, quedó certificada uniprovincial no es, como se ha dicho, entidad local, y,
tanto por el legislador básico u ordinario estatal como por tanto, solo una ficción de tales características pue-
por los distintos legisladores estatutarios. Cabe desta- de hacer mantener la idea de que tal entidad local si-
car, en todo caso, que ningún Estatuto determinaba gue subsistiendo.
con precisión cómo se distribuirían las competencias de
las diputaciones entre los distintos órganos de las co- 10. Respecto a los municipios, su autonomía se pue-
munidades autónomas. A lo sumo, a nivel estatutario de ver seriamente rebajada. Todo dependerá de cómo
se prevé alguna regla sobre cómo deberá llevarse a actúe la Comunidad Autónoma uniprovincial; esto es,
cabo tal reparto (por lo general será el Parlamento, me- si su “alma” autonómica no ciega u obstruye su “alma”
diante ley, el que lo llevará a cabo: artículos 32 del Es- local. En algunos casos, como es el supuesto de la Co-
tatuto de Autonomía de Cantabria, 18.3 del Estatuto munidad Foral de Navarra, la importante tradición local
de Autonomía de Murcia y 13 del Estatuto de Autono- de su antigua Diputación Foral no ha impedido que su
mía de La Rioja). transformación en Comunidad Autónoma (rectius, Co-
munidad Foral) afecte a la actividad de asistencia y co-
8. Pero la desarticulación orgánica de las diputacio- operación municipal.
nes provinciales, en teoría, no vino acompañada de la
desaparición “formal” de la provincia entendida como 11. Sin embargo, lo normal es que en una Comuni-
entidad local. Tanto el legislador estatal básico u ordi- dad Autónoma uniprovincial cuando un alcalde “mira”
nario como los estatutos de autonomía, con la ficción hacia arriba porque necesita apoyo, asistencia o co-
de la “integración”, perseguían depositar la defensa de operación, no encuentra a la Diputación Provincial,
los intereses propios de la provincia en los órganos de sino a la Comunidad Autónoma. Los servicios supra-
la Comunidad Autónoma. En este sentido, las institu- municipales o intermunicipales los gestiona la Comu-
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nidad Autónoma (salvo que esta haya creado en su autonómicos, se apueste decididamente por una inte-
legislación local una comarca, un área Metropolitana, riorización efectiva de una función capital para refor-
un consorcio, u otro tipo de entidad local). El Plan de zar la autonomía local (y, más concretamente, la mu-
Obras y Servicios lo elabora, aprueba y gestiona la Co- nicipal) en su respectivo territorio. Dicho de otro
munidad Autónoma. modo, la salvaguarda efectiva del principio de auto-
nomía local tiene que venir empujada por la actividad
12. Bien es cierto que sobre todo esto es difícil gene- material de la propia Comunidad Autónoma unipro-
ralizar, pues habría que llevar a cabo un análisis empíri- vincial, y por la configuración institucional que la mis-
co que nos aportara información fidedigna para saber ma adopte con el fin de poder integrar en su seno la
hasta qué punto la integración de las antiguas estructu- “voluntad local” en la toma de decisiones y en la eje-
ras de las diputaciones provinciales en los órganos pro- cución de las respectivas políticas públicas. La Comu-
pios de las comunidades autónomas uniprovinciales se nidad Foral de Navarra, con honda tradición en estas
ha producido con menoscabo del principio de autono- cuestiones, puede ser un ejemplo a seguir. El resto de
mía local y del carácter constitucional de la provincia comunidades autónomas –con mayor o menor inten-
como “agrupación de municipios”. Posiblemente, la sidad– han desatendido por lo común esa importante
realidad sea muy variopinta en matices, pero la mera faceta de “entes institucionales necesarios para la
intuición nos dice que las comunidades autónomas asistencia a los municipios”.
despliegan obviamente con mucha más intensidad sus
competencias propias (como entidad políticamente 15. Esta minoración en la proyección local de las co-
descentralizada) que aquellas relacionadas con su “vie- munidades autónomas uniprovinciales se produce in-
jo traje” (posiblemente guardado en el armario) de dependientemente de la concepción que se tenga de
“agrupación de municipios”. las diputaciones provinciales como entes vicariales. Si
se considera que las diputaciones tienen intereses pro-
13. En consecuencia, se puede presumir que, por re- pios, entonces la “integración” se los suprime, porque
gla general, el principio de autonomía local se ha visto no es defendible que la Comunidad Autónoma, que
considerablemente minorado: el segundo nivel de go- también es Diputación Provincial, actúe antes en de-
bierno local sencillamente no existe como tal. Las co- fensa de los intereses locales que en defensa de los
munidades autónomas reciben las competencias y fun- intereses autonómicos. Si por el contrario las diputa-
ciones que corresponderían a la Diputación, que son ciones no tienen intereses propios, porque en tanto
ejercidas, de ese modo, por una Administración distinta que agrupación de municipios sus intereses vienen de-
que responde a intereses distintos: la cooperación no terminados por los de los municipios, entonces la afec-
se realiza desde una Administración que forma parte tación a la autonomía local también se ve afectada,
de la misma comunidad política local, sino desde la Co- porque lo que se suprime son los intereses comunes de
munidad Autónoma. Efectivamente, la nota distintiva los municipios o supramunicipales, que teóricamente
de todo este proceso, sumariamente descrito, no es tienen un mayor nivel de protección constitucional. Si
otra que la imposible caracterización de la Comunidad conforme a lo establecido por el Tribunal Constitucio-
Autónoma uniprovincial como entidad local, por mu- nal con la teoría de la recognoscibilidad, los intereses
cho que se empeñe tanto el legislador básico estatal supramunicipales o intermunicipales deben ser local-
como el estatuyente. provinciales, en las comunidades autónomas unipro-
vinciales son autonómicos. En definitiva, la integración
14. Esa “integración”, por tanto, ofrece dudas más de las diputaciones provinciales en las comunidades
que razonables en el ámbito de la salvaguarda del autónomas no hace desaparecer únicamente los inte-
principio constitucional de autonomía provincial, salvo reses provinciales, sino que también menoscaba los
que, por la mera actuación práctica de los órganos intereses municipales.
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Capítulo Quinto
16. Frente a esta constatación de la minoración del racterísticas de la provincia (asistencia y cooperación a
principio de autonomía local en las comunidades autó municipios), estuviese no ya aconsejada por un órgano
nomas uniprovinciales, se pueden formular propuestas de participación local, sino que las decisiones a adoptar
para recuperar la autonomía provincial. Si bien las difi en el ámbito autonómico tuviesen que ser codecididas
cultades técnicas y políticas para llevar a buen puerto o consensuadas con dicho órgano. En este sentido, la
estas propuestas son considerables, vale la pena for participación influyente o un procedimiento de codeci
mularlas, siquiera sea como simple ensayo. Lo que sión parecen ser capaces de recuperar la autonomía
parece bastante claro, sin embargo, es que la recupe provincial hasta hacerla verdaderamente “recognosci
ración de los órganos de gobierno propios de las dipu ble”. Existe un caso donde parece claro y evidente que
taciones no resulta viable en estos momentos. Es evi la participación local debe ser, si no “influyente”, por lo
dente que no es viable sugerir una vuelta atrás. Al cabo menos sí bastante mayor que la simple audiencia: la
de casi treinta años de “integración”, nadie parece te elaboración y aprobación del Plan de Obras y Servicios
ner esta idea en su agenda política, ni ha sido propues (POS). La razón para ello es sencilla: dicha competencia
ta por ningún partido o institución. No entra en el ho en realidad no es de la Comunidad Autónoma, es una
rizonte de lo posible revivir una Administración que competencia que esta heredó de las diputaciones por
desapareció hace 30 años, y cuya recuperación nadie subrogación o “integración”.
defiende.
20. ¿Cómo articular esta participación “influyente”?
17. Lo que cabe explorar, por tanto, no es la recupe Existen varias opciones que se han articulado al hilo de
ración orgánica de las diputaciones, sino aprovechar los la redacción del Estatuto de Autonomía de Cataluña:
órganos existentes vinculados con el mundo local en las que el acto normativo o el Plan autonómico deba ser
comunidades autónomas uniprovinciales y dotarlos de aprobado por el Parlamento mediante mayorías refor
mayor poder de decisión. Desde hace ya cerca de vein zadas y con audiencia del órgano de participación lo
te años existen en casi todas las comunidades autóno cal; que en caso de informe negativo por parte del ór
mas órganos de participación local en las decisiones gano de participación local la norma o Plan deba ser
autonómicas relativas a las competencias locales o a la informado por el Consejo Consultivo, o que sea motiva
autonomía local en general. do de manera reforzada para reducir la arbitrariedad y
facilitar el control por parte de las entidades locales.
18. Se trata de órganos de tipo consultivo, estableci Otras opciones dentro del modelo de participación in
dos por ley o por reglamento autonómico, de composi fluyente (capacidad de veto del Consejo, dar entrada al
ción generalmente mixta, cuya virtualidad ha sido prác Parlamento para dirimir conflictos o darle la vuelta a la
ticamente irrelevante. Por lo que ahora nos interesa, en situación, es decir, que sea el Consejo quien elabore el
las comunidades autónomas uniprovinciales estos ór Plan y la Comunidad únicamente lo apruebe) no pare
ganos son: la Comisión Asturiana de Administración cen viables.
Local, la Comisión de Administración Local de Can
tabria y Comisión de Comarca, el Consejo Riojano de 21. Como ya se ha avanzado, esta propuesta de dotar
Cooperación Local, el Consejo Regional de Coopera de participación influyente a los órganos de participa
ción Local en Murcia y la Comisión Foral de Régimen ción local existentes, de naturaleza meramente consul
Local en Navarra. Únicamente en la Comunidad Autó tiva, presenta dificultades políticas y técnicas para lle
noma de Madrid no existe un órgano de estas caracte varse a cabo. Respecto a las políticas, parece que no
rísticas. existe un clima político o estado de opinión favorable a
favor de este rearme provincial. Sin embargo, el apro
19. En consecuencia, sería oportuno que, en el ejerci vechamiento de partes inexploradas del Pacto Local o
cio por la Comunidad Autónoma de las funciones ca el importante impulso del principio de subsidiariedad,
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podría cambiar este contexto político o estado de opi- normativa autonómica de regulación de los consejos y
nión desfavorables. Pese a este clima, no cabe olvidar comisiones. Si bien este último camino es más fácil de
que la última oleada de reformas estatutarias ha tenido recorrer, la reforma estatutaria permitiría una mayor se-
muy en cuenta el mundo local, y se ha reconocido a guridad y estabilidad para el modelo de participación
nivel estatutario en muchos casos un núcleo básico de influyente.
competencias locales. También se han potenciado los
consejos locales, dotándoles de mayor robustez institu- 23. En definitiva, en las líneas anteriores se ha inten-
cional y competencias. Parece, por tanto, que los legis- tado mostrar que la supresión de las diputaciones pro-
ladores estatutarios han tenido presente en todo mo- vinciales en las comunidades autónomas uniprovincia-
mento el mundo local. les ha afectado negativamente a la autonomía local. La
pérdida orgánica de las diputaciones hace inviable la
22. Respecto a las dificultades técnicas, es necesario ficción que mantiene que la provincia como ente local
escoger el instrumento normativo adecuado para intro- pervive integrada en los órganos de la Comunidad Au-
ducir el modelo de participación influyente. Esta no es tónoma. Estos últimos forman parte de una Adminis-
una cuestión sencilla. Sin lugar a dudas la Ley de Bases tración, la autonómica, que persigue sus propios intere-
de Régimen Local parecería ser el instrumento más idó- ses, en muchos casos, ajenos a los locales. Si bien la
neo, pero no es fácil imaginar que el mismo legislador recuperación orgánica de las diputaciones no parece
básico estatal que certificó la defunción de las diputa- factible a día de hoy, se ha propuesto la posibilidad de
ciones las “reviviese” obligando a las comunidades au- aprovechar los órganos de participación local existen-
tónomas a establecer, para sus consejos o comisiones tes hoy en día. Se trataría de cambiar su naturaleza me-
locales, un estándar mínimo de representatividad y ramente consultiva y articular un modelo de participa-
–sobre todo– con funciones decisorias. Dejando de ción influyente que dotara de poder de codecisión a los
lado la legislación básica estatal, únicamente quedan entes locales. Pese a las dificultades políticas y técnicas
dos posibles caminos. El primero es introducir el mode- que existen para implantar este nuevo modelo, esta
lo de participación influyente en posibles reformas es- propuesta permitiría recuperar, aunque solo en parte,
tatutarias futuras. El segundo consistiría en modificar la la autonomía provincial perdida.
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1. En el País Vasco las tres provincias –Álava, Guipúz- la Comunidad Autónoma y los Órganos Forales de sus
coa y Vizcaya–, denominadas más precisamente territo- Territorios Históricos acabaría de perfilar los rasgos ins-
rios históricos, son gobernadas y administradas por titucionales singulares de los territorios históricos como
unas instituciones de honda tradición histórica que pre- poder público territorial.
sentan notables diferencias con las diputaciones pro-
vinciales de régimen común. La estructura institucional 5. También el legislador básico estatal, en la impor-
de los territorios históricos, o si se prefiere su forma de tante Disposición adicional segunda de la Ley 7/1985,
gobierno, dista, por tanto, notablemente de las provin- de 2 de abril, de Bases del Régimen Local, reconoció
cias de régimen común. las particularidades de los territorios históricos que,
entre otras facultades, gozaban de libertad de orga-
2. Su régimen especial o singular se ha desarrollado al nización “sin que les sean de aplicación las (normas)
amparo de la Disposición adicional primera de la Cons- contenidas en la presente Ley en materia de organi-
titución española de 1978, que reconoció las particula- zación provincial”. Este marco normativo caracteri-
ridades del régimen foral vasco y permitió su desarrollo, zado por la singularidad fue reafirmado en seguida
siempre en el marco de la Constitución y los estatutos por una jurisprudencia del Tribunal Constitucional
de autonomía. que puso mucho énfasis en la denominada “garantía
de la foralidad”, robusteciéndose por tanto la insti-
3. En efecto, el Estatuto de Autonomía del País Vasco tucionalidad de los territorios históricos (véanse,
recogió este mandato constitucional y caracterizó a los por ejemplo, las SSTC 123/1984, de 18 de diciem-
territorios históricos como un “poder” del País Vasco bre, 86/1988, de 3 de mayo, y 140/1990, de 20 de
conjuntamente con las instituciones autonómicas, les septiembre).
dotó de un “espacio competencial nuclear” (o, en pala-
bras del Tribunal Constitucional, de un “núcleo intangi- 6. En definitiva, el marco constitucional y estatutario
ble de la foralidad”), les confirió competencias de desa- (y la legislación autonómica de desarrollo), así como el
rrollo normativo y de ejecución en aquellas materias legislador estatal básico, han acabado configurando
que decidiese el Parlamento Vasco y, finalmente, les si- los territorios históricos como unas instituciones que
tuó en el epicentro del sistema de financiación del País se han distanciado claramente del patrón de las dipu-
Vasco, convirtiéndose en el nivel de gobierno con com- taciones provinciales de régimen común. Las diferen-
petencias normativas en esta materia y en la Adminis- cias entre ambos modelos se sintetizan en una dife-
tración Pública recaudadora de los tributos. rente naturaleza de tales instituciones y abarcan tanto
a su organización institucional y forma de elección,
4. Posteriormente, la Ley 27/1983, de 25 de noviem- como a su ámbito competencial y su sistema de finan-
bre, de Relaciones entre las Instituciones Comunes de ciación.
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Capítulo Quinto
7. En cuanto a su naturaleza, las instituciones forales las normas necesarias para su funcionamiento, sin que
tienen una naturaleza dual que conjuga su carácter les sean de aplicación las normas relativas a la organiza-
(debilitado) de entidad local con el de poder público ción provincial de régimen común. En el ejercicio de
territorial, que se aproxima más en cierta medida a las esta capacidad de autoorganización, las instituciones
comunidades autónomas uniprovinciales que a las pro- de gobierno de los territorios históricos se han organi-
pias diputaciones provinciales de régimen común. En zado sobre las premisas básicas de un sistema parla-
efecto, por un lado, las instituciones forales pueden mentario, con tres piezas o elementos.
considerarse entidades locales y, por tanto, asumen las
competencias de una Diputación Provincial de régimen 11. La peculiar organización institucional se caracteri-
común (Disposición adicional segunda, apartado se- za por los siguientes elementos: por un lado, las juntas
gundo, de la Ley de Bases del Régimen Local). Pero, por generales como cámara de representación política de
otro lado, como se verá a continuación, su singularidad elección directa y con una estructura similar a la de
foral las dota de un conjunto de competencias y potes- cualquier Parlamento, el diputado general, en calidad
tades que las aproxima a las instituciones comunes o de presidente de la Diputación Foral e investido por las
autonómicas vascas. juntas generales mediante un procedimiento de factura
similar al existente en el Congreso de los Diputados o
8. Se puede afirmar, por tanto, que los territorios his- en los parlamentos autonómicos, así como la Diputa-
tóricos asumen un doble papel: por un lado despliegan ción Foral como órgano ejecutivo colegiado, cuyos
sus competencias como ente local y, por el otro, tienen miembros son designados y cesados libremente por el
un rol institucional que va más allá por sus peculiarida- diputado general. Si las diferencias entre la organiza-
des forales. No cabe orillar, en todo caso, que con el ción institucional son sustantivas en relación con las
paso de los años “el alma” de poder público territorial provincias de régimen común, más aún lo son en lo que
con fuerte contenido de autonomía política ha ido ha- afecta a la elección directa por parte de la ciudadanía
ciéndose con mayor espacio, y la dimensión local se ha de las juntas generales, que sin duda otorga un plus de
ido paulatinamente atenuando. legitimidad democrática a las instituciones forales.
9. En cualquier caso, ese proceso no ha tenido una 12. En efecto, las juntas generales están integradas
evolución lineal y similar en todos los territorios históri- en la actualidad por 51 junteros/as o apoderados/as,
cos, pues las diferencias entre ellos en este punto son elegidos por sufragio universal y directo, en las eleccio-
notables: los hay que tienen mayor conexión con los nes forales que se celebran cada cuatro años simultá-
municipios y también los hay que muestran una prefe- neamente con las municipales, en base a las circuns-
rencia por reforzar su carácter de entidad política. En cripciones geográficas en las que los distintos partidos
qué medida esta opción institucional puede debilitar la presentan sus listas electorales. Las elecciones a juntas
autonomía municipal es algo que no procede examinar generales se regulan mediante una Ley del Parlamento
en estos momentos, pero las similitudes con lo expues- Vasco, común para los tres territorios: la Ley 1/1987, de
to en el caso de las comunidades autónomas son más 27 de marzo, de Elecciones para las Juntas Generales
que evidentes, y cabe reproducir aquí al menos parte de los Territorios Históricos de Álava, Vizcaya y Guipúz-
de ese razonamiento. coa. Las juntas generales, a modo de parlamentos terri-
toriales, ejercen la potestad normativa en el ámbito de
10. Sin lugar a dudas una de las principales singulari- sus propias competencias (cuyo producto normativo
dades de las instituciones forales atañe a su forma de son las normas forales, una categoría normativa atípica
gobierno, y más expresamente a su organización insti- que, en determinadas circunstancias, puede satisfacer
tucional y la forma de elección. Los territorios históricos plenamente la reserva de ley y que, en esos casos, es
organizan libremente sus propias instituciones y dictan equiparable materialmente a esta), de las que destacan
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las referidas a la materia tributaria derivadas del con- las propias diputaciones forales, pero otras muchas se
cierto económico, eligen al diputado general, aprueban atribuyen a los territorios históricos ex novo como
los presupuestos a propuesta de la Diputación Foral y consecuencia de un proceso de “novación” o “actua-
controlan la acción de esta. lización” de sus competencias a partir de los presu-
puestos estatutarios, de lo dispuesto en la Ley del
13. La Diputación Foral es el órgano ejecutivo cole- Concierto Económico y de las previsiones de la Ley de
giado que, en la esfera de sus competencias, asume el Territorios Históricos.
gobierno y administración del territorio histórico, co-
rrespondiéndole la función ejecutiva, la potestad re- 16. Entre sus competencias exclusivas destacan, por
glamentaria y la iniciativa normativa. Es, por tanto, el encima de todas, sus facultades en materia de régimen
“Gobierno” del territorio histórico. La Diputación Foral local. Las instituciones forales tienen competencia –al
se compone del diputado general, elegido por las jun- menos, formalmente– en materia de régimen electoral
tas generales de entre sus miembros y los diputados municipal, elaboran y aprueban el Plan Foral de Obras y
forales a través de un procedimiento de investidura ya Servicios, y asumen competencias en materia de bienes
descrito. La naturaleza parlamentaria de la forma de provinciales y municipales. Además, las instituciones fo-
gobierno se manifiesta en que (la mayoría de) las jun- rales tienen competencia para definir la planta local, la
tas generales otorgan la confianza (mediante la inves- creación, supresión, segregación o alteración de los tér-
tidura) en el diputado general y esta únicamente se minos municipales. En este sentido, tanto Vizcaya como
puede romper mediante la interposición de una mo- Guipúzcoa han regulado, mediante norma foral, estos
ción de censura o la pérdida de una votación de con- temas, y exigen, entre otros requisitos, que para la
fianza. creación de un municipio independiente por segrega-
ción de otro, cada uno de los municipios resultantes
14. Otro elemento singular, posiblemente el más des- cuente con una población superior a 2.500 habitantes.
tacable a nuestros efectos, de las instituciones forales
con respecto a las diputaciones provinciales de régimen 17. Son también las instituciones forales las compe-
común, es que disponen de un amplio haz de compe- tentes para la regulación de las entidades locales su-
tencias sustantivas o materiales, superándose de este pramunicipales. Tanto Vizcaya como Guipúzcoa han
modo la mera concepción instrumental o complemen- optado por la regulación de las mancomunidades y
taria de la institución. El artículo 37 del Estatuto de Au- consorcios y, en ambos casos, se opta por definir como
tonomía del País Vasco, conjuntamente con el artícu- entes locales a aquellos consorcios que gestionen inte-
lo 7 de la Ley sobre Territorios Históricos, otorga a las reses propios de los entes locales. Sin embargo, Álava
instituciones forales competencias exclusivas en mate- ha optado por institucionalizar la Cuadrilla, ente comar-
ria de carreteras y caminos, obras públicas, montes y cal, como una fórmula idónea para que los distintos
aprovechamientos forestales y cultura; competencias intereses territoriales tengan su cauce de expresión, y
de desarrollo y ejecución de las normas aprobadas por para promover y gestionar servicios generales en su cir-
las instituciones comunes en materias como sanidad cunscripción. Y es que en Álava coexisten municipios
vegetal y animal o fomento del deporte; y competen- de poca población con concejos o entidades de ámbito
cias ejecutivas en materias como asistencia social, urba- inferior al municipio, pero que no dependen de este, y
nismo o defensa contra incendios. cuadrillas, de carácter comarcal, cuyo máximo órgano
es la Junta de Cuadrilla, cuyos miembros se designan
15. Sin duda, algunas de esas competencias mate- por los plenos de los ayuntamientos en atención a los
riales encuentran su explicación en los derechos histó- votos obtenidos en las elecciones municipales, tenien-
ricos y, por tanto, engarzan –mediata o inmediata- do en cuenta que cada Ayuntamiento designa el núme-
mente– con atribuciones que tradicionalmente ejercían ro de junteros que le corresponden en atención a su
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Capítulo Quinto
población. También se regulan en Álava las hermanda entidades locales, corresponderán a las instituciones
des, instituciones tradicionales, conformadas por los competentes del País Vasco, sin que ello pueda signifi
municipios y concejos para la gestión de servicios, pero car, en modo alguno, un nivel de autonomía de las en
que, salvo excepciones, no es una fórmula asociativa a tidades locales vascas inferior al que tengan las de régi
la que se haya recurrido en la práctica. men común.
18. El régimen de distribución de competencias en lo 21. Pero es sobre todo en materia de recaudación y
que afecta al régimen local se articula, por tanto, entre reparto de los ingresos tributarios donde el sistema de
determinadas facultades que corresponden a las institu concierto económico atribuye un mayor protagonismo
ciones comunes de la Comunidad Autónoma (Parlamen a las instituciones forales. En primer lugar, con indepen
to y Gobierno Vasco) y aquellas otras que, por expresa dencia de que se trate de tributos concertados estata
previsión estatutaria o por conectarse directamente con les o autonómicos, la recaudación de los mismos co
los derechos históricos, son competencia de los territo rresponde a las instituciones forales. Estas instituciones
rios históricos. Ni que decir tiene que la complejidad es se convierten, por tanto, en los organismos recau
uno de los elementos inherentes a este modelo de repar dadores, mientras que las instituciones comunes de la
to competencial, lo que se advierte más claramente en lo Comunidad Autónoma (Parlamento y Gobierno) única
que afecta al sistema de financiación local. mente tienen autonomía de gasto, no sobre los ingre
sos. En segundo lugar, una vez recaudados los tributos
19. En efecto, el elemento diferencial más importante pertinentes, son las instituciones forales las encargadas
y peculiar de los territorios históricos frente a las dipu de repartir los ingresos entre las distintas Administra
taciones de régimen común, lo constituye el relativo al ciones vascas: se entregará el denominado Cupo al Es
régimen económico-financiero de las instituciones vas tado (en concepto de compensación por las competen
cas, que tiene su reflejo también en el ámbito de la fi cias ejercidas por el Estado en la Comunidad Autónoma
nanciación local, tanto en lo que respecta al sistema vasca), se hará efectiva la aportación correspondiente a
tributario local como a la participación de las entidades las instituciones comunes de acuerdo a los criterios fija
locales en los tributos concertados. El sistema de con dos en la Ley de Aportaciones y, finalmente, el sobran
cierto económico, por un lado, otorga potestad norma te se repartirá entre la propia institución foral y los mu
tiva a las instituciones forales en materia tributaria y, nicipios. Este sistema de financiación enraizado en el
por otro, establece un sistema de recaudación y repar concierto económico ha permitido establecer y pactar
to de los ingresos entre las distintas Administraciones un modelo de financiación local singular, claramente
vascas que, sin duda alguna, sitúa a las instituciones diferenciado del modelo aplicado en territorio común,
forales en el epicentro del sistema. y ha posibilitado que las Administraciones autonómica,
foral y municipal puedan disfrutar de un mayor nivel de
20. Respecto a las potestades normativas en materia recursos.
tributaria, el concierto económico señala a las institu
ciones forales como las instancias competentes para 22. Todo este conjunto de peculiaridades que se han
regular los tributos locales, con mención expresa al Im descrito permiten concluir que las instituciones forales
puesto sobre Actividades Económicas, el Impuesto so se configuran como auténticos entes políticos o pode
bre Bienes Inmuebles, el Impuesto sobre Vehículos de res públicos territoriales; en alguna medida –al dispo
Tracción Mecánica y otros tributos locales con arreglo a ner de una amplia autonomía financiera y de un impor
unos criterios de armonización previamente estableci tante sustrato de competencias materiales– disponen
dos en el propio concierto económico. Además, se se de un nivel de autogobierno que en nada tiene que
ñala que las facultades de tutela financiera que, en envidiar al que tenían algunas comunidades autónomas
cada momento, desempeñe el Estado en materia de antes del reconocimiento de las competencias en mate
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Los Gobiernos locales intermedios diferentes de las diputaciones de régimen común
ria de sanidad y educación. En efecto, su elevado elen- servicios municipales y de su autonomía. Las institucio-
co de competencias sustantivas, así como su sistema de nes forales son entes intermedios para la prestación de
financiación singular y especial, dotan a las institucio- servicios municipales (en su condición provincial) y a su
nes forales de amplia capacidad de decisión y autono- vez tienen la competencia para definir y regular los en-
mía. Esta robustez institucional de las instituciones fo- tes intermedios para la prestación de esos servicios (en
rales se ve reforzada por la legitimidad democrática su condición de foral). Y la experiencia corrobora esta
que ostentan fruto de la elección democrática de los dificultad. Las competencias materiales propias forales
junteros. En este sentido, el régimen foral es respetuo- configuran un nivel de gobierno claramente diferencia-
so con la preocupación democrática que siempre acom- do del nivel de gobierno local, lo que, sin duda, origina
paña a las instituciones que ejercen potestades y com- que aquellas competencias que le corresponden en su
petencias de impacto directo en la ciudadanía. El condición de Diputación Provincial no se ejerzan con
régimen foral, por tanto, cumple con la exigencia de igual intensidad.
mayor legitimidad democrática a mayor asunción de
competencias y potestades. 25. Las diputaciones no han interiorizado que, en de-
terminados casos, y en su calidad de diputaciones pro-
23. Asimismo, este perfil robusto y político de las vinciales, puedan configurar, junto con los municipios,
instituciones forales ha comportado alguna disfunción el nivel de gobierno local. En este sentido, sería desea-
que debe tenerse en cuenta. Si bien se ha señalado la ble que se clarificase con cierta precisión el papel de las
naturaleza dual de las instituciones forales, no cabe instituciones forales en aquella parte que se correspon-
ninguna duda –tal como ya se ha expuesto– de la pre- de con las competencias derivadas de su naturaleza
eminencia de su carácter foral sobre el provincial. Pre- provincial como garante de la equidad territorial y la
eminencia de la que se ha derivado un debilitamiento prestación integral de servicios.
de aquellas funciones ligadas a su condición de Dipu-
tación Provincial (asistencia, cooperación, garantía de 26. Pero esta reconversión “local” de los territorios
servicios municipales, planes provinciales de obras, históricos presenta –como se ha dicho– dificultades no-
etc.) y el reforzamiento de aquellas más equiparables tables en estos momentos. Tal vez la solución a este
a las del Estado o Comunidad Autónoma. El ejercicio problema es la facultad (competencia exclusiva) que
en la práctica de esas funciones derivadas de su con- tienen los territorios históricos vascos de construir la in-
dición de Diputación Provincial no obedece a una po- termunicipalidad. En efecto, esta es una competencia
lítica, previamente concertada, de asistencia, coopera- que no corresponde al Parlamento Vasco, sino a las jun-
ción, o de garantía de prestación de servicios integral, tas generales de cada territorio histórico. Pues, efecti-
previamente definida, que los municipios pueden soli- vamente, la única vía real de reforzar la autonomía mu-
citar y exigir, en su caso, sino que es respuesta a situa- nicipal en el País Vasco pasaría, por un lado, por crear
ciones concretas, y responde a criterios de oportuni- un sistema de intermunicipalidad fuerte; y, por otro,
dad. En este sentido, las soluciones institucionales mediante la configuración de alguna suerte de consejos
propuestas para las comunidades autónomas unipro- de políticas públicas de cada territorio histórico en los
vinciales podrían trasladarse, mutatis mutandis, al pa- que los municipios pudieran participar activamente en
norama institucional foral. el diseño de tales políticas, y actuasen como órganos
de alerta temprana en supuestos de vulneración de sus
24. Resulta, cuando menos, paradójico que quien dis- propias competencias.
pone de un amplio abanico de competencias materia-
les y financieras, también en materia local (es decir, 27. La articulación efectiva del municipalismo vasco
quien es llamado a definir el contenido siquiera sea par- y su inserción con los niveles de gobierno intermedios
cial del Gobierno local), sea a su vez el garante de los (territorios históricos), pasan necesariamente por la
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Capítulo Quinto
aprobación de un nuevo marco normativo compuesto municipios, así como una vertebración de la intermu-
de dos piezas: la primera, una Ley municipal de Eus- nicipalidad, tareas ambas que deben corresponder a
kadi todavía pendiente; y la segunda, una redefini- las normas forales municipales de cada territorio his-
ción de las relaciones entre diputaciones forales y tórico.
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Los Gobiernos locales intermedios diferentes de las diputaciones de régimen común
1. Los cabildos gozan de una extensa trayectoria his- 4. La Ley de Bases de Régimen Local, por su parte, en
tórica como órganos de gobierno de las islas que com- un afán de mantener el régimen provincial en Canarias
ponen el archipiélago canario. Con la división provincial y como respuesta al desmantelamiento de las manco-
de Javier de Burgos en 1833, las Islas Canarias se es- munidades operado por el Estatuto, declaró en 1985
tructuraron en una única provincia con capital en Santa en su artículo 41.2 la “subsistencia” de las “mancomu-
Cruz de Tenerife. Esta estructura uniprovincial creó un nidades provinciales interinsulares exclusivamente como
importante malestar en la Isla de Gran Canaria, cuya órganos de representación y expresión de los intereses
capital, Las Palmas, se sintió relegada a un segundo provinciales”. La Ley de Bases también esbozó una mí-
plano. Para solventar el denominado “pleito insular”, nima composición orgánica de las mancomunidades:
en 1912 el Gobierno central de Canalejas decidió crear “están integradas por los presidentes de los cabildos
los cabildos, que a partir de entonces convivieron con insulares de las provincias correspondientes, presidién-
los órganos de gobierno de la provincia con sede en dolas el del Cabildo de la isla en que se halle la capital
Santa Cruz de Tenerife. de la provincia”.
2. El Estatuto Provincial de 1925 cambió la denomina- 5. Pese a este intento del legislador básico estatal,
ción de las instituciones de gobierno de la provincia: la las mancomunidades actualmente únicamente ejercen
Diputación Provincial de Canarias pasó a denominarse un papel representativo y, por tanto, se trata de órga-
Mancomunidad Provincial Interinsular de Cabildos, re- nos inoperativos desde el punto de vista institucional.
conociéndose así la pujanza de estos. Finalmente en Podemos afirmar, por tanto, que, pese a la división
1927 las Islas Canarias fueron dividas en dos provincias, biprovincial de las Islas Canarias y la existencia de las
articulándose de este modo dos mancomunidades pro- mancomunidades provinciales interinsulares, el Go-
vinciales con sede en Santa Cruz de Tenerife y Las Pal- bierno intermedio en las Islas Canarias es ejercido por
mas de Gran Canaria. un total de siete cabildos insulares (El Hierro, Fuerte-
ventura, Gran Canaria, La Gomera, La Palma, Lanzaro-
3. A partir de 1978 y, especialmente, tras el nuevo te y Tenerife).
Estatuto de Autonomía de Canarias, aprobado por la
Ley Orgánica 10/1982, de 10 de agosto, los cabildos se 6. Los cabildos, de la misma manera que lo serán lue-
han convertido en el Gobierno intermedio por excelen- go los consejos insulares de las Illes Balears, se han con-
cia. La entonces Disposición transitoria séptima (ahora figurado como instituciones híbridas o de doble na
Disposición transitoria sexta) del Estatuto traspasó to- turaleza: son a la vez instituciones de la Comunidad
das las competencias, medios y recursos de las manco- Autónoma y entidades locales que se encargan del go-
munidades provinciales interinsulares a las instituciones bierno y administración de las Islas. La Ley 14/1990, de
de la Comunidad Autónoma. 26 de julio, de las Administraciones Públicas de Cana-
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Capítulo Quinto
rias, reconoció de inmediato esta naturaleza híbrida de su caso, aquellas que les sean transferidas o delegadas
los cabildos (artículo 5). Y a diferencia de las Illes Ba- por la Comunidad Autónoma.
lears, el reconocimiento estatutario de esta doble natu-
raleza no se hizo esperar hasta la última oleada de re- 10. Esta regulación estatutaria en materia competen-
formas estatutarias. cial debe ser completada con la importante articula-
ción del principio de subsidiariedad que llevan a cabo
7. En efecto, en la reforma estatutaria llevada a los artículos 9 y 10 de la Ley 14/1990. Se trata, en ma-
cabo en el año 1996, el hoy vigente artículo 8 del teria de Gobiernos intermedios en España, de una pre-
Estatuto de Autonomía de Canarias, aprobado por visión inédita y de indudable valor para el papel de los
Ley Orgánica 10/1982, de 10 de agosto, recogió esta cabildos. Según la formulación de la Ley 14/1990, co-
naturaleza híbrida de los cabildos. Por su parte, el le- rresponde ejercer una competencia sobre una materia
gislador básico estatal no ha sido ajeno a esta especi- a la Comunidad Autónoma cuando, “siempre que con-
ficidad o singularidad canaria. El artículo 41.1 de la curra un interés regional”, se dé cualquiera de las si-
Ley de Bases de Régimen Local ha reconocido a los guientes circunstancias: “Que la adecuada satisfacción
cabildos como un régimen especial que vendrá confi- del interés público [...] hagan preciso el desempeño re-
gurado por el Estatuto de Autonomía de Canarias y gional de las funciones que abarquen la competencia”
por la Disposición adicional decimocuarta de la pro- o “que la naturaleza de la actividad o el servicio pres-
pia Ley de Bases. tado impongan su organización regional por razones
sociales, de eficacia o de economía”. Cuando no con-
8. En este marco de singularidad, el Estatuto de Auto- curran estas circunstancias, las competencias en cues-
nomía de Canarias ha apostado por configurar a los tión podrán ser delegadas a los cabildos “por razón de
cabildos como instituciones con un perfil propio y autó- los principios de eficacia, economía, descentralización
nomo. A diferencia de la reforma estatutaria balear de y máxima proximidad a los ciudadanos”. En resumen,
2007, que reconoce a nivel estatutario competencias a la Ley 14/1990 establece un sistema de distribución
los consejos y por tanto blinda a estos de intrusiones competencial entre los órganos autonómicos y los ca-
competenciales de los legisladores estatal y autonómi- bildos basado en la determinación del interés prevalen-
co, el Estatuto de Autonomía de Canarias no atribuye te sobre la materia (regional o insular), y la escala terri-
de manera expresa y detallada competencias a los ca- torial adecuada para la prestación de la competencia o
bildos. servicio en cuestión.
9. Pese a esta falta de blindaje competencial, el Esta- 11. Con base en estos principios, el artículo 43 de la
tuto canario ofrece tres elementos que refuerzan insti- Ley 14/1990 atribuye a los cabildos competencias
tucionalmente a los cabildos. En primer lugar, recono- propias en materia de coordinación de servicios mu-
ce, como no podría ser de otra manera por derivar de nicipales, asistencia a municipios, prestación de servi-
su naturaleza de entidad local, la autonomía constitu- cios supramunicipales, planes insulares de obras y
cionalmente garantizada de los cabildos (artículo 23.2). servicios, así como el fomento y administración de los
En segundo lugar, se reconocen expresamente a los ca- intereses peculiares de la isla. En este sentido, el legis-
bildos “intereses propios” y, por tanto, no se articulan lador autonómico ha recogido, como competencias
los cabildos como instituciones de carácter instrumen- propias de los cabildos, aquellas reconocidas con ca-
tal o meramente complementario al servicio de otras rácter general a toda Diputación Provincial de régi-
Administraciones Públicas. En tercer y último lugar, si men común, haciendo valer, por tanto, el artículo 41.1
bien no se establece un listado estatutario de compe- de la Ley de Bases de Régimen Local, que reconoce
tencias, el artículo 23.4 reconoce que en todo caso los que los cabildos asumirán las competencias de las di-
cabildos deben ostentar “competencias propias” y, en putaciones.
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Los Gobiernos locales intermedios diferentes de las diputaciones de régimen común
12. Pero este núcleo competencial propio de los ca- 14. Dado este elevado nivel competencial de los ca-
bildos, derivado de su naturaleza de entidad local, bildos, la forma de elección de los consejeros no podía
debe complementarse con un amplio listado de com- ser otra que la elección democrática directa. La amplia
petencias que la Comunidad Autónoma les transfiere. capacidad de intervención de los cabildos en la vida
Es aquí donde la naturaleza híbrida de los cabildos se ciudadana debido a sus amplias facultades y compe-
muestra con más claridad. La Disposición adicional tencias ha desembocado en la necesidad de legitimar-
primera de la Ley 14/1990 establece que corresponde los democráticamente. Es precisamente en el régimen
a los cabildos la “competencia administrativa”, entre electoral donde se hace más patente la diferencia en-
otras, en las siguientes materias: servicios forestales, tre los cabildos y las diputaciones provinciales de régi-
acuicultura, granjas experimentales, protección del men común. Si bien tanto el legislador estatutario
medio ambiente, espacios naturales, caza, infraes- como el autonómico guardan silencio sobre el sistema
tructura rural, carreteras, puertos, obras hidráulicas, electoral de los cabildos, la Ley Orgánica 5/1981, de
transportes, ferias, espectáculos públicos, turismo, vi- 19 de junio, de Régimen Electoral General, ha equipa-
vienda, deportes, artesanía, servicios sociales, etc. De rado, en términos generales, el régimen electoral de
conformidad con el principio de subsidiariedad antes consejeros y concejales. El artículo 201 establece que
mencionado, el criterio a seguir para transferir com- los consejeros en cada isla serán elegidos por sufragio
petencias a los cabildos en las materias citadas es la universal, directo y secreto, en una urna distinta a la
concurrencia del “interés insular” (artículo 45 de la destinada a la votación para concejales. El presidente
Ley 14/1990). El elenco de competencias de los cabil- del Cabildo será el candidato primero de la lista más
dos se cierra con la delegación de competencias a los votada. Y, del mismo modo que en el ámbito munici-
cabildos por parte de la Comunidad Autónoma en pal, el presidente del Cabildo puede ser destituido
materia de ejecución de obras públicas de interés ge- mediante moción de censura. El régimen de elección y
neral (Disposición adicional segunda de la Ley 14/1990) destitución, por tanto, asemeja los cabildos al munici-
y la futura delegación de la gestión de los parques pio y, también en cierta medida, a las instituciones
nacionales, una vez el Estado transfiera su gestión a autonómicas: se trata de instituciones con plena legi-
la Comunidad Autónoma. timidad democrática directa.
13. No cabe olvidar que, como manifestación de la 15. Otra importante diferencia con las diputaciones
interiorización autonómica de los cabildos, estos últi- provinciales de régimen común y también con los con-
mos ostentan la “representación ordinaria del Gobier- sejos insulares de las Illes Balears radica en la forma de
no y la Administración autónoma y ejecutan en su organización y funcionamiento. En aplicación del régi-
nombre cualquier competencia que esta no ejerza di- men especial previsto en la Disposición adicional deci-
rectamente a través de órganos administrativos pro- mocuarta de la Ley de Bases de Régimen local, a los
pios, en los términos que establezca la ley” (artícu- cabildos de Tenerife y Gran Canaria les es de aplicación
lo 23.5 del Estatuto de Autonomía de Canarias). de forma obligatoria por su número de población el
Además, los cabildos ostentan la iniciativa legislativa régimen de organización previsto para los municipios
(artículo 12.5 del Estatuto de Autonomía de Canarias). de gran población. Por reconocimiento expreso del Par-
Como consecuencia de estas funciones de representa- lamento de Canarias, también es de aplicación el régi-
ción institucional, así como de las importantes y nu- men de organización de municipios de gran población
merosas competencias autonómicas que los cabildos a los cabildos de La Palma y Lanzarote. Quedan some-
ejercen por transferencia, el artículo 23.6 del Estatuto tidos, por tanto, al régimen general de organización y
de Autonomía de Canarias prevé la potestad de coor- funcionamiento de las diputaciones provinciales de ré-
dinación del Gobierno canario sobre la actividad de gimen común los cabildos de Fuerteventura, La Gome-
los cabildos. ra y El Hierro.
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Capítulo Quinto
16. En el apartado relativo al sistema de financiación sos y medios, tanto financieros como personales, para
de los Gobiernos locales intermedios se han menciona- su ejercicio. Puede concluirse, en términos generales,
do las particularidades de los cabildos. Sin lugar a du- que así se ha procedido en las competencias autonómi-
das, en comparación con las diputaciones provinciales cas que se han ido transfiriendo a lo largo del tiempo a
de régimen común, los cabildos gozan de mayor auto- los cabildos.
nomía y suficiencia financiera. Esta mayor autonomía
estriba en el hecho de que sus ingresos vía tributos 19. Finalmente es necesario referirse a las potestades
constituyen un porcentaje elevado de la totalidad de de la Comunidad Autónoma en materia de financiación
sus recursos, sin ser tan determinantes las transferen- sobre los cabildos. De nuevo como consecuencia de la
cias como en el caso de las diputaciones provinciales de interiorización autonómica de los cabildos y, sobre todo,
régimen común. debido al amplio número de competencias ejercidas por
transferencia, el artículo 20 de la Ley 14/1990 prevé que
17. El mayor volumen de ingresos a través de tributos la Comunidad Autónoma “coordine las políticas fisca-
proviene de la participación de los cabildos en el Régi- les, financieras, presupuestarias y de endeudamiento”
men Económico-Fiscal de Canarias. A esta singulari- de los cabildos. Esta facultad de coordinación se ejerce-
dad, el artículo 158 del texto refundido de la Ley Regu- rá a través de un Plan cuatrienal, elaborado por el Go-
ladora de las Haciendas Locales, aprobado por Real bierno y aprobado por el Parlamento de Canarias, don-
Decreto Legislativo 2/2004, de 5 de marzo, añade que de se fijen “los objetivos de ingresos, los máximos gastos
a los cabildos les será de aplicación el régimen de fi- y los límites de endeudamiento de las Administraciones
nanciación general de las diputaciones provinciales de canarias”. En todo caso, el propio artículo 20 establece
régimen común. Se establece como excepción a esta que dicha coordinación deberá realizarse con pleno res-
previsión que a los cabildos se les cederá únicamente peto a la autonomía financiera reconocida a las entida-
el porcentaje correspondiente del Impuesto sobre la des locales.
Renta de las Personas Físicas y de los impuestos Espe-
ciales sobre Cerveza, sobre Productos Intermedios y 20. El punto de partida de los cabildos es muy distinto
sobre Alcohol y Bebidas Derivadas. Pese a esta excep- del de las diputaciones provinciales de régimen común.
ción, tal y como hemos visto con anterioridad, los ca- Su naturaleza híbrida, es decir, el hecho de ser conside-
bildos son los Gobiernos intermedios –con excepción rados mucho más que entidades de naturaleza local, y
de las diputaciones forales vascas– que de mayor volu- sobre todo la asignación de ámbitos materiales de com-
men de recursos han dispuesto por habitante, de Espa- petencias, eleva su fortaleza institucional y convierte a
ña (884 euros per cápita). Dado que el REF se funda- los cabildos en instituciones que ostentan un carácter
menta en los tributos indirectos IGIC (Impuesto mucho más allá de la mera instrumentalidad o comple-
General Indirecto Canario) y AIEM (Arbitrio sobre la mentariedad con la Administración municipal. El Esta-
Importación y Exportación de Mercancías), la caída del tuto de Autonomía de Canarias y la Ley 14/1994 expre-
consumo por la actual crisis ha provocado una espec- san un mayor reconocimiento de la naturaleza política
tacular reducción de sus ingresos y, en consecuencia, de los consejos, aunque conservando aún expresiones
de sus Presupuestos. como “competencias administrativas” para referirse a
las facultades de los cabildos cuando ejercen compe-
18. Hemos hecho referencia con anterioridad al ele- tencias autonómicas transferidas. No obstante, se pue-
vado número de competencias autonómicas que han de concluir que el nivel de robustez institucional de los
sido transferidas a los cabildos. El artículo 48 de la cabildos es considerable, y, posiblemente (si nos aleja-
Ley 14/1990 prevé, como garantía para la suficiencia mos del dato meramente formal), en la práctica el nivel
financiera de los cabildos, que toda competencia trans- de autogobierno de los cabildos es, sin duda (como
ferida tiene que ir acompañada de los adecuados recur- acredita su nivel de gasto), muy notable.
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Los Gobiernos locales intermedios diferentes de las diputaciones de régimen común
21. Básicamente esta fortaleza institucional se fun- gundo eje de esa robustez institucional destaca, sin
damenta en tres ejes: En primer lugar, los cabildos os- duda, la legitimidad democrática directa de los cabil-
tentan un conjunto de competencias amplio. Si bien dos. Se trata de instituciones visibles para el ciudada-
es verdad que este núcleo competencial no está ga- no, prácticamente equiparables en cuanto a régimen
rantizado estatutariamente, parece que ha gozado de electoral a los municipios. En tercer y último lugar,
estabilidad a lo largo del tiempo. Puede destacarse pero no menos importante, los cabildos gozan de un
que desde 1990 los cabildos tienen transferido un nú- sistema de financiación singular, que los ha convertido
mero muy elevado de competencias autonómicas. en el Gobierno intermedio –con las excepciones ya se-
Además, el principio de subsidiariedad reflejado en la ñaladas– con mayor volumen de ingresos de España,
Ley 14/1990 es un instrumento poderoso en manos y, por tanto, la autonomía financiera aporta solidez a
de los cabildos en materia competencial. Como se- la actuación de los cabildos.
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Los Gobiernos locales intermedios diferentes de las diputaciones de régimen común
1. A imagen y semejanza de las instituciones forales tutario la concepción dual de los consejos estableci-
del País Vasco, las diferentes islas que conforman el ar- da en la Ley 8/2000, con una clara inclinación hacia
chipiélago balear están gobernadas por unas institucio- la vertiente autonómica de los consejos. Con plena
nes, los consejos insulares, que se caracterizan por su claridad, el nuevo régimen estatutario considera a
naturaleza híbrida o dual: son a la vez entidades locales los consejos insulares instituciones de la Comunidad
e instituciones de la Comunidad Autónoma. Esta carac- Autónoma (artículos 39 y 63.1). En este sentido,
terización institucional fue reconocida por la Ley 8/2000, desaparece del texto estatutario toda referencia a
de 27 de octubre, de Consejos Insulares, vigente hoy en los consejos como entidades o corporaciones loca-
día en el nuevo régimen estatutario. En su artículo 4 les, así como cualquier remisión al legislador básico
esta Ley establece que “los consejos insulares son insti- en materia de régimen local. Sin lugar a dudas, el
tuciones de la Comunidad Autónoma de las Illes Balears legislador estatutario ha apostado por interiorizar
y, al mismo tiempo, Administraciones locales”. en el entramado institucional autonómico a los con-
sejos y, por tanto, potenciar su vertiente de Adminis-
2. Pese a este reconocimiento expreso de la Ley 8/2000, tración autonómica en perjuicio de su faceta de en-
la condición de institución de la Comunidad Autónoma tidad local.
de los consejos insulares ha gozado, hasta la reforma
estatutaria del año 2007, de inciertos anclajes estatuta- 5. Más allá de esta interiorización autonómica, la re-
rios. El antiguo artículo 18 del Estatuto de Autonomía de forma estatutaria ha comportado un evidente refuerzo
las Illes Balears, aprobado por la Ley Orgánica 2/1983, de institucional de los consejos, que se refleja en el reco-
25 de febrero, no incluía en el sistema institucional auto- nocimiento a nivel estatutario de un elevado techo
nómico a los consejos insulares. Por su parte, el antiguo competencial y de nuevas facultades y potestades. El
artículo 39 del texto estatutario, hacía mención expresa artículo 70, bajo la denominación de “competencias
a la naturaleza de entidad local de los consejos. propias”, atribuye a los consejos competencias en una
larga lista de materias: urbanismo, régimen local, ser-
3. Si a este contexto estatuario le añadimos lo dis- vicios y asistencia social, deportes, cultura, carreteras y
puesto en el artículo 41.3 de la Ley de Bases de Régimen caminos, turismo, artesanía, ordenación territorial,
Local, que declara aplicables las normas de organización caza, juventud, agricultura, etc. La regulación de este
y funcionamiento de las diputaciones provinciales a los núcleo competencial en una fuente del derecho como
consejos, la faceta de entidad local de los consejos go- el Estatuto no es un dato menor, ya que el reconoci-
zaba de un extenso reconocimiento. miento estatutario de tales materias garantiza un nivel
de autogobierno a los consejos insulares y condiciona,
4. La reforma estatutaria de 2007, sin embargo, ha por tanto, el margen de configuración normativa del
cambiado este panorama y ha elevado a nivel esta- legislador.
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Capítulo Quinto
6. Además, los artículos 72 y 73 del Estatuto recono nes provinciales de régimen común, los consejos siem
cen tres facultades que aún refuerzan más la capacidad pre han gozado de un sistema de elección democrática
de actuación de los consejos en el ámbito de sus com directa. En el Estatuto de Autonomía de 1983, los
petencias propias: se les reconoce la capacidad para miembros del Consejo eran los diputados elegidos en
ejercer la actividad de fomento, la “fijación de políticas cada isla para el Parlamento autonómico. En otras pala
propias” y la potestad reglamentaria. Tanto la garantía bras, los diputados del Parlamento eran al mismo tiem
estatutaria de un haz de competencias propio insosla po miembros del Consejo Insular correspondiente a la
yable por el legislador, como la posibilidad de definir isla en la que habían sido elegidos.
políticas propias, convierten a los consejos en entes do
tados de amplia autonomía y con una naturaleza neta 11. En la reforma estatutaria de 1999 se dio un primer
mente política. paso para desvincular ambas instituciones: se permitió
la posibilidad de que tanto los diputados como los con
7. Finalmente no puede olvidarse que los consejos su sejeros renunciasen a su escaño y fueran sustituidos
man a sus competencias propias atribuidas estatutaria por el siguiente de la lista, con un máximo del 50% de
mente todas aquellas otras que les corresponden como los electos de cada candidatura en cada circunscripción
entidad local de conformidad con la legislación básica electoral. Finalmente, la reforma estatutaria de 2007
de régimen local, que no son otras, como ya hemos articula un sistema de elección mediante listas separa
visto, que las tareas de coordinación, asistencia y com das para el Parlamento y el Consejo Insular, sin perjuicio
plementariedad en relación con los municipios. de que una misma persona pueda repetir en ambas
listas. En definitiva, el nuevo Estatuto de Autonomía
8. Este fuerte perfil institucional y de naturaleza po apuesta por articular un proceso electoral propio y di
lítica se refuerza con la posibilidad que tienen los ferenciado para los consejos, dotándoles por tanto de
consejos de asumir “la función ejecutiva” mediante mayor visibilidad para la ciudadanía, de un perfil más
transferencia o delegación por parte de la Comuni propio y exclusivo y, en fin, de mayor legitimidad de
dad Autónoma en materias tales como montes y mocrática.
aprovechamientos forestales, aguas, obras públicas,
sanidad, enseñanza o contratación administrativa. 12. La reforma estatutaria de 2007 ha apostado,
como hemos visto, por interiorizar en la esfera autonó
9. Relacionado directamente con la interiorización au mica a los consejos y en gran parte diluir su naturaleza
tonómica a la que hemos aludido con anterioridad, este de entidad local. Es en el ámbito de la forma de gobier
perfil alto de nivel de institucionalidad de los consejos se no y su régimen de funcionamiento donde esta proble
colma con el reconocimiento de la iniciativa legislativa mática aflora con mayor intensidad y donde se pueden
en los términos del artículo 47.2 del Estatuto y con la producir fricciones con la legislación básica estatal en
posibilidad de ejercer funciones administrativas y de materia de régimen local.
gestión ordinaria de la Comunidad Autónoma (artícu
lo 80 del Estatuto). En definitiva, más allá de configu 13. En efecto, el régimen de organización y funciona
rarse como una institución autónoma y de perfil propio miento de las diputaciones provinciales de régimen co
con competencias materiales sustantivas, los consejos mún, aplicable a los consejos de conformidad con el
también se convierten en órganos desconcentrados de artículo 41.3 de la Ley de Bases de Régimen Local, que
la Administración autonómica. da alterado por la propia regulación estatutaria. Según
el artículo 63.1 del Estatuto de Autonomía de las Illes
10. El nuevo Estatuto de Autonomía ha supuesto, Balears, son órganos necesarios del Consejo el Pleno, el
también, un cambio sustancial en el sistema electoral presidente y el Consejo Ejecutivo. Este último se carac
de los consejos insulares. A diferencia de las diputacio teriza por ser un órgano colegiado de gobierno cuyos
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Los Gobiernos locales intermedios diferentes de las diputaciones de régimen común
miembros son elegidos libremente por el presidente, ma estatutaria de 2007 también ha centrado su objeto
sin la necesidad de que sean miembros electos del Ple- en el sistema de financiación de los consejos insulares.
no. Esta caracterización del Consejo Ejecutivo se aleja
de la Junta de Gobierno, cuyos miembros son elegidos 17. En efecto, el antiguo artículo 68 del Estatuto de
por el presidente entre los miembros electos del Pleno, Autonomía se limitaba a reconocer la autonomía finan-
que se articula en el artículo 35 de la Ley de Bases de ciera de los consejos. Los actuales artículos 137 y 138,
Régimen Local para las diputaciones provinciales de ré- sin embargo, detallan con mayor exactitud los princi-
gimen común. Por otro lado, al Pleno se le atribuyen las pios rectores y las líneas maestras del sistema de finan-
funciones de nombrar al presidente, de controlar al eje- ciación de los consejos. Sobre todo cabe destacar que
cutivo, la función presupuestaria y normativa. el propio Estatuto tiene en cuenta el nuevo esquema
competencial de los consejos y, por tanto, establece
14. Parece bastante claro, por tanto, que el legislador que el sistema de financiación debe asegurar un ade-
estatutario se ha alejado del modelo de organización cuado nivel de ingresos para ejercer tanto las compe-
de la legislación básica estatal previsto para las diputa- tencias propias como las transferidas o delegadas. En
ciones de régimen común, y se ha aproximado más a este sentido y de nuevo en clave de la interiorización
un modelo de corte parlamentario. Los rasgos caracte- autonómica de los consejos, el Estatuto prevé la crea-
rísticos del sistema de gobierno resultante son una se- ción de un fondo para garantizar un nivel similar de
paración orgánica más nítida entre los órganos de go- prestación y de eficiencia en la gestión de los servicios
bierno y de control, así como una distribución de por parte de cada Consejo, cuando estos ejerzan com-
funciones, la ejecutiva y la deliberativa, más clara. petencias autonómicas.
15. En todo caso, parece evidente que el legislador 18. Todo lo que se ha expuesto nos permite plantear
estatutario ha querido alejarse del legislador básico es- una clara conclusión: las diferencias entre los consejos
tatal en materia de régimen local, confinando la regu- insulares y las diputaciones provinciales de régimen co-
lación de la organización y funcionamiento de los con- mún son notables. En cuanto a su naturaleza, se trata
sejos a una Ley de mayoría reforzada (su aprobación, de instituciones de carácter dual que, a partir de la re-
modificación o derogación requerirá una mayoría de forma estatutaria de 2007, se inclinan más por su ver-
2/3 partes). Queda por ver si el inciso final del artícu- tiente autonómica en perjuicio de su naturaleza local.
lo 68 del Estatuto (“respetando la legislación básica del Los consejos presentan un elevado nivel institucional
Estado”) será entendido por nuestro Tribunal Constitu- que se forja en un núcleo competencial propio, que no
cional como una remisión únicamente a la legislación puede ser alterado por los legisladores estatal y auto-
básica en materia de régimen jurídico de las Adminis- nómico.
traciones Públicas (léase, Ley 30/1992), o también debe
entenderse referido a las bases en materia de régimen 19. Su perfil institucional no se limita, por tanto, a un
local. ente de carácter instrumental o complementario tal
como están configuradas actualmente las diputaciones
16. Como se puede observar en el apartado relativo a provinciales de régimen común, por el contrario se tra-
la financiación de los Gobiernos locales intermedios, ta de una institución con un amplio abanico de compe-
los consejos insulares y los cabildos gozan de una ma- tencias sustantivas a partir de la cuales puede fijar polí-
yor autonomía financiera. Si bien sus ingresos provie- ticas propias en un amplio abanico de materias.
nen en gran parte de transferencias de los niveles esta-
tal y autonómico, reciben vía tributos mayor porcentaje 20. También, a diferencia de las diputaciones pro-
de ingresos que las diputaciones provinciales de régi- vinciales de régimen común, este nivel institucional se
men común. Pese a esta situación de partida, la refor- refuerza por su sistema de elección, que le proporcio-
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Capítulo Quinto
na legitimidad democrática directa y mayor visibilidad Consejo Insular dedicará buena parte de sus políticas
de cara a la ciudadanía, así como por una forma de públicas a salvaguardar efectivamente la “autonomía
gobierno de corte parlamentario que permite separar municipal” o, en cambio, sus esfuerzos institucionales
mejor las funciones entre los distintos órganos y por se volcarán más sobre aquellos ámbitos relativos a las
tanto mejorar de este modo la imputación de respon- competencias propias. Aunque cabe presumir que en la
sabilidades. Finalmente la reforma estatutaria de asignación de estas se ha tenido en cuenta la naturale-
2007 ha reforzado la autonomía financiera de los za “local” de las mismas. No obstante, la configuración
consejos que, sustentada en una mayor fuente de in- de los consejos insulares como “institución de la Comu-
gresos vía tributos, se encontraba en una mejor situa- nidad Autónoma” podría absorber muchas energías y
ción que las diputaciones provinciales de régimen limitar su papel de entidad local. Encontrar un justo
común. equilibrio entre ambas opciones es, posiblemente, una
de las claves para reforzar el carácter de gobierno local
21. Cabe plantear hasta qué punto este peculiar siste- de los consejos insulares, sin que ello vaya en detrimen-
ma de gobierno local intermedio que representa el to de su naturaleza dual.
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1. La realidad material de la comarca es doble. Por un menos), los que se mostraran receptivos hacia esa fór-
lado, como una entidad local cuyos rasgos varían en la mula de intermunicipalidad hasta entonces apenas ex-
legislación que en cada caso la reconoce y diseña. Por plorada. Así, nos encontramos desde un primer mo-
otro, la comarca como realidad geográfica. Ningún otro mento tres opciones posibles sobre la comarca:
ente territorial –salvo las islas y con las precisiones ex-
puestas– presenta, en efecto, esa dualidad de perspec- a) Una opción que no contiene referencia alguna a la
tivas tan marcadas. comarca, lo que no supone en modo alguno que
se cierre la posibilidad de su existencia; esto es, la
2. Lo anterior añade cierta complejidad a los análisis indefinición estatutaria no impedía que el legisla-
que sobre este ente se realizan. En no pocos casos se dor autonómico se inclinara por esa vía.
afirma y reivindica la comarca como un ente de la orga-
nización local cuando su existencia en realidad solo ha b) Otra opción ha sido prever de manera expresa la
sido afirmada en estudios geográficos, sin conexión eventual creación y regulación de la comarca por la
con una tradición en la organización territorial de una legislación de la Comunidad Autónoma.
determinada unidad política, ya sea una nación, una
región o una estructura estatal. c) La tercera opción, que en la práctica solo se mate-
rializa en el Estatuto catalán, es la de dar carta de
3. La Constitución deliberadamente deja abierta la naturaleza a la comarca como ente de necesaria
puerta para la creación de comarcas cuando expresa- presencia en la organización territorial de la Comu-
mente establece en su artículo 141.1 que “se podrán nidad Autónoma.
crear agrupaciones de municipios diferentes de la pro-
vincia”. Esta previsión es indicativa del momento cons- 5. Es preciso constatar en estos momentos que no
titucional de entonces, cuando en ciertos territorios existe una definición o caracterización de la comarca ni
que iban a constituirse en comunidades autónomas se en la Constitución, ni en los estatutos, ni en la legisla-
planteaba ya la introducción en su organización territo- ción básica del Estado, ni tampoco la había habido en
rial de entes locales de carácter supramunicipal diferen- nuestra legislación local con anterioridad a la Constitu-
tes de las provincias. Pero lo cierto es que, en general, ción. De todo ello se puede inferir con meridiana clari-
el arraigo de la comarca como ente local intermedio dad que la comarca tenía un débil arraigo (por no decir
había sido durante el período del Estado liberal absolu- prácticamente inexistente) en el panorama institucional
tamente inexistente. local en España.
4. Tras esa tímida acogida o reflejo constitucional, se- 6. La comarca se prevé, en todo caso, como un ente
rían los estatutos de autonomía (y no todos ni mucho local supramunicipal con un ámbito territorial inferior
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Capítulo Quinto
al de la provincia, con personalidad y capacidad de 8. La legislación de las comunidades autónomas que
decisión, que la diferencia por completo de lo que se- han regulado las comarcas en su territorio ofrece res-
ría una mera demarcación. En cierta medida, sus dife- puestas muy diversas, y aún del todo opuestas, a estas
rencias con la provincia son de escala, pues su confi- cuestiones. La generalización de la comarca en todo el
guración de facto (allí donde se ha implantado) parte territorio ha sido la opción adoptada en Cataluña y
de los mismos presupuestos conceptuales: se trata de Aragón, principalmente. Es en estas dos comunidades
una “agrupación de municipios” y pretende asumir, autónomas donde el proceso comarcal ha ido más le-
por principio, aquellas competencias o prestar aque- jos. En un caso, Cataluña, desde 1987, y en el caso de
llos servicios que, de acuerdo con la capacidad de ges- Aragón de forma mucho más reciente. En Galicia se
tión y la naturaleza de la actividad, se prestan mejor a optó en su día por la fórmula de implantar este tipo de
escala comarcal que municipal. No obstante, al menos demarcaciones con la forma de fundaciones comarca-
en las experiencias que hasta ahora se han materiali- les, pero tal solución ha sido recientemente suprimida.
zado, el tamaño de las comarcas no mejora cualitati- Mientras que en Castilla y León solo se ha creado una
vamente las posibilidades de gestión que ofrece la comarca. Por tanto no es rasgo constitutivo de la co-
propia provincia, por lo que competir con la misma marca su generalizada presencia en el territorio. Pue-
por razones de escala no les da, en principio, ninguna den crearse comarcas en número tal que no se extien-
ventaja comparativa. dan a la totalidad del territorio, e incluso pueden
crearse comarcas con carácter singular.
7. Menos consenso existe en torno a otras dos cues-
tiones: 9. La segunda cuestión sobre su carácter solo de en-
tidad local o, además, periférico de la Administración
a) La primera cuestión, del todo fundamental, es si la de la Comunidad Autónoma, es una cuestión que no
comarca solo se relaciona con los municipios de su encuentra solo respuesta en la legislación local, sino
territorio, o si la comarca cumple funciones de rela- que hay que acudir a la legislación sobre organización
ción con la Administración superior, la Administra- de la Comunidad Autónoma y al ejercicio mismo de su
ción de la Comunidad Autónoma, y si opera, por potestad de autoorganización. En este caso la comarca
tanto, como célula de la Administración periférica solo ha desarrollado la vertiente local, en su relación
de la Comunidad Autónoma. La duda fundamental con los municipios. Algunos servicios de la Administra-
parte del dato de que la comarca –y este es un ción autonómica sí que han utilizado la demarcación
hecho determinante de su naturaleza– surge o comarcal como su ámbito territorial de prestación, pero
emana por voluntad del legislador autonómico: es en ningún caso se ha montado sobre la comarca la Ad-
decir, es el Parlamento autonómico y no el poder ministración periférica de la Comunidad Autónoma.
local el que decide crear una comarca o extender el
hecho comarcal, así como asignarle las competen- 10. La experiencia comarcal llevada a cabo en algu-
cias consiguientes. nas comunidades autónomas pone de manifiesto el es-
caso arraigo y reconocimiento social de esta entidad.
b) La segunda cuestión es si la comarca es un ente Los principales puntos críticos serían los siguientes:
generalizado en todo el territorio o si puede tener
expresión singularizada en ciertas zonas con ras- a) En primer lugar se advierte una desigual implanta-
gos geográficos muy marcados. Esta tampoco es ción de la comarca en las zonas rurales y en las ur-
una cuestión menor, aunque algunas veces tal so- banas. En las zonas urbanas su arraigo es nulo,
lución vendrá impuesta por el propio Estatuto o aunque en algunos casos (no en todos) la comarca-
será una solución abierta a la configuración del lización general del territorio ha alcanzado a las
propio legislador autonómico. partes más urbanizadas del mismo.
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b) En las zonas rurales, en las que predominan los 12. En cualquier caso, esta solución institucional (de-
pequeños municipios, la comarca puede resultar jar fuera de las comarcas a los grandes municipios) pre-
operativa y encajar adecuadamente, pero todo de- tende resolver el mismo problema al que persigue dar
penderá de cómo se articule efectivamente la in- satisfacción la institución provincial, pues es evidente
termunicipalidad, pues si la comarca solapa o du- que entre grandes municipios y provincias existen, por
plica una serie de servicios que venía prestando lo común, los mismos desencuentros. Lo que cabe
anteriormente la Diputación Provincial las ventajas plantear, en todo caso, es si la solución comarcal es un
pasarían a ser inexistentes, puesto que se pretende mecanismo institucional que pretende suplantar a la
crear una nueva estructura allí donde ya existe una provincia como ente local intermedio, o es viable la
institución con tradición y arraigo. No obstante, se convivencia pacífica con esta. Sobre ello volveremos en
puede afirmar como regla general que allí donde su momento.
funcionaban mancomunidades y otras fórmulas de
cooperación entre municipios, funciona ahora de 13. El segundo punto crítico tiene que ver con la legi-
manera razonablemente satisfactoria la comarca timación democrática indirecta y con el ya criticado ta-
(aunque aquí también puede haber excepciones). maño de las comarcas como espacio territorial insufi-
ciente para mejorar las capacidades generales de ges-
c) En cambio, en las zonas urbanas y, en general, allí tión. En lo que afecta a su legitimidad democrática, la
donde se detecta la presencia de grandes munici- comarca reitera las mismas insuficiencias que las ofreci-
pios, la comarca tiene dificultades por afirmarse, y das por la provincia. Nada se ha avanzado en este pun-
cuenta en no pocos casos con la oposición de ese to. La comarca tiene un déficit de legitimidad democrá-
gran municipio o de sus representantes políticos. Es tica y de visibilidad institucional, pues el sentido de
frecuente que la orientación y adscripción política pertenencia a la comarca por parte de los ciudadanos
de los cargos de gobierno de los grandes munici- es cualitativamente menor que la vinculación de estos a
pios difiera de la que normalmente se da en los su propia provincia (que, a pesar de todos los embates
pequeños municipios, sobre todo en los municipios recibidos, sigue siendo muy alta).
rurales. De hecho puede afirmarse que la comarca
tiene complejo encaje en espacios muy urbaniza- 14. El tercer punto crítico de la experiencia comarcal
dos o con la presencia de ciudades de tamaño me- es que no se han tendido puentes de conexión entre la
diano o grande. Más bien se puede afirmar que, en comarca y la Administración autonómica. La circuns-
estos casos (como atestiguan algunas experiencias) cripción comarcal no es percibida por los ciudadanos
puede calificarse de una entidad superflua. como punto de encuentro ordinario con la Administra-
ción autonómica. En realidad, son pocos los casos en
11. Estos problemas pueden evitarse situando a los que la comarca cumple un papel de Administración in-
grandes municipios al margen de la estructura comar- directa, siendo este, por lo común, asignado a la insti-
cal. Una fórmula muy común y satisfactoria en el Dere- tución provincial o a entidades asimilables a esta, tal y
cho comparado. Las comarcas no cubrirían así la totali- como ocurre por ejemplo con los Kreise alemanes, po-
dad del territorio, sino que se ocuparían sobre todo de siblemente (aunque con las diferencias marcadas según
las zonas rurales en las que son frecuentes los peque- los Länder) el más vigoroso y operativo Gobierno local
ños municipios. En cambio, los grandes municipios sí intermedio en la Europa occidental. Tal como se ha vis-
que disponen de medios y estructura que les facultan to en su momento, el Kreis tiene claramente una doble
para una mayor y más segura oferta de servicios. No función: por un lado es un ente local que opera en el
tiene ya sentido la presencia de un ente que cubra sus inmediato nivel supramunicipal; por otro, en el Kreis
limitaciones y que lo único que puede originar son ro- existe una estructura administrativa, nucleada en torno
ces con sus responsables políticos. al Landrat, que constituye la unidad de la Administra-
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Capítulo Quinto
ción periférica del Land. La articulación de este doble forma generalizada, encuentra dificultades notables
frente ha hecho particularmente operativa a esta enti- para incorporar como entidad local un círculo de atri-
dad tal como destacan todos los analistas. buciones que sea diferente al propiamente provincial,
dando como resultado un solapamiento institucional
15. En el caso de España, la apuesta por disponer de en ocasiones injustificable y, en todo caso, ineficiente
una entidad local que actuase como Administración in- en términos de duplicidad del gasto público más grave
directa de la Comunidad Autónoma se inclinó legislati- aún en una etapa de marcada crisis fiscal.
vamente por la Diputación Provincial, a través de la Ley
12/1983, del Proceso Autonómico. Sin embargo, esa 18. Hay algún estudio, particularmente en Aragón,
apuesta, tal como se ha visto en detalle, apenas si ha que ha llevado a cabo un análisis de rendimiento insti-
tenido arraigo, salvo en alguna Comunidad Autónoma. tucional de las comarcas, poniendo de relieve el incre-
Sin embargo, la utilización de la comarca para esos me- mento de costes que tal implantación ha generado y el
nesteres solo se advierte –y de forma muy tímida– en el peso de los gastos corrientes de esas estructuras, a to-
Decreto Legislativo 1/2006, de 27 de diciembre, del das luces desproporcionados. Pero ciertamente no hay
Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el texto estudios exhaustivos o generales de tales realidades
refundido de la Ley de Comarcalización de Aragón. institucionales. Realmente sería muy interesante cono-
Aun así, en este caso (así como más tímidamente aún cer si todo ese entramado institucional (en nada menor,
en el catalán), las funciones que ejercitan las comarcas ya que multiplica los Gobiernos locales intermedios
son, por una parte, competencias que proceden de la provinciales a pequeña escala) ha producido una mejo-
pretensión de “vaciar” las competencias de las diputa- ra de la autonomía local en términos de eficacia y efi-
ciones (no de otro modo se entiende la atribución ge- ciencia. Dicho de otro modo: la legitimidad institucional
neralizada de competencias de asistencia y coopera- por la eficiencia de las comarcas es algo que está toda-
ción), y, por otra, competencias autonómicas que serán vía por probar, sobre todo en términos comparativos
ejercidas con determinados controles por las instancias con el escalón provincial.
comarcales, una vez se lleven a cabo los procesos de
transferencias. 19. El problema de fondo, como antes se señalaba, se
sitúa en que el nivel de gobierno comarcal se decide
16. Objetivamente, sin embargo, la comarca y la pro- desde los órganos de la Comunidad Autónoma (sin
vincia no tienen por qué ser incompatibles. Desde una perjuicio de que se prevea la consulta a los municipios
perspectiva formal, buena parte de los estatutos de au- afectados), pero completamente al margen del nivel
tonomía que contemplan la comarca hacen además provincial de gobierno local. En otros términos, la co-
mención expresa de la provincia. Por lo demás, cuando marca se inserta autonómicamente en un espacio de
allí se han creado las comarcas han quedado todas den- intermunicipalidad en el que convive (pero sobre todo
tro de los términos provinciales. Tal vez el punto de dis- “compite”) con la provincia, una entidad local garanti-
tancia fundamental para hacer efectiva esa “interioriza- zada constitucionalmente.
ción” es la configuración de la comarca, a partir de los
presupuestos constitucionales, como una institución 20. Este efecto competitivo entre comarca y provincia
“diferente” de la provincia. Pero esa diferenciación no nos sitúa en un terreno fácil, en el que la demagogia o
debería impedir que la comarca sea interiorizada como las soluciones simples son muy recurrentes: uno de los
una demarcación de la actividad y de la prestación de dos niveles sobra. Posiblemente este no sea el enfoque
servicios, en su caso, de la propia Diputación Provincial. correcto del problema. Lo realmente relevante es crear
una intermunicipalidad funcional, racional y eficiente. Y
17. No obstante, la realidad práctica camina por otros en esa lógica cabe insertar la clave institucional: se dis-
derroteros: la comarca, allí donde se ha implantado de pone, en efecto, de instituciones longevas, con amplia
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Los Gobiernos locales intermedios diferentes de las diputaciones de régimen común
trayectoria efectiva y larga experiencia en estos ámbi- configuración del sistema político local, cuya pieza
tos; ¿qué sentido tiene prescindir de unas instituciones esencial es el municipio y, complementariamente, por
arraigadas para hacer hueco a una institucionalidad frá- las razones expuestas, la propia provincia.
gil que todavía no ha acreditado ni mínimamente cuá-
les son sus rendimientos institucionales? 25. La única solución cabal al problema es que la co-
marca se inserte de modo coherente y sistemático en la
21. La comarcalización puede y debe ser una vía de “comunidad política local”. Y para ello lo más razona-
refuerzo de la autonomía local, pero tal sentido debe ble es que las actividades funcionales y, en su caso, la
hallarlo insertando tal proceso en clave provincial; es de- prestación de servicios que lleve a cabo la provincia
cir, debería producirse un proceso de comarcalización puedan ser objeto de comarcalización, lo que garanti-
inteligente que se enmarcara dentro de la proximidad zaría una mayor proximidad y una mejor prestación de
de la provincia al territorio (incluso, como demarcación tales actividades y servicios. La primera opción, por
propiamente provincial) y en el seno de la realización de tanto, es que la comarca se inserte dentro de la propia
competencias funcionales e instrumentales, pero tam- provincia como una demarcación propia para el ejerci-
bién de competencias materiales a favor de la comuni- cio de las competencias provinciales en favor de los mu-
dad local. No se refuerza la autonomía local desverte- nicipios y de sus propios ciudadanos.
brando la comunidad local en espacios de gobierno
superpuestos. 26. La opción expuesta, sin embargo, no ha sido la
transitada por las diferentes comunidades autónomas
22. El problema actual de la comarcalización en de- que han generalizado la provincia como entidad local
terminadas comunidades autónomas radica, principal- intermedia y, en su caso, como instancia periférica de
mente, en que la comarca se ha configurado como una prestación de servicios autonómicos. Lo más habitual
suerte de entidad local intermunicipal alternativa a la ha sido configurar a la comarca como Gobierno local
propia provincia, pero ambas siguen subsistiendo, ya intermedio “y alternativo” a la propia realidad provin-
que la provincia tiene garantía constitucional. cial, produciendo una suerte de solapamiento o dupli-
cidad (mejor dicho, réplica) de las competencias locales
23. El problema fundamental es que la comarca debe que desempeñaba la Diputación Provincial. Esta opción
insertarse en un modelo coherente de “comunidad po- parte de la lectura (hasta cierto punto discutible) de
lítica local” y, por tanto, como un elemento vertebra- que las competencias de asistencia técnica y coopera-
dor más de ese mismo modelo. Se deben evitar, así, ción no son exclusivas de las provincias y pueden ser
todos los efectos disfuncionales que la comarca arras- ejercidas en términos de concurrencia por cualquier
tra tras de sí, sobre todo aquellos que tienen que ver otra entidad local. Si esto es así, la disolución de la ga-
con la duplicidad y solapamiento funcional que presen- rantía constitucional de la provincia es una posibilidad
ta frente a la provincia, pues ello provoca ineficiencia y más que real, por lo que su propia esencia en el ámbito
multiplicación no justificada del gasto público. competencial se puede poner en cuestión.
24. La comarca es creada por el legislador autonómi- 27. No cabe pensar que se avance mucho en el de-
co, mientras que la provincia está garantizada constitu- sarrollo de la autonomía local mediante la pretensión
cionalmente. Esa dicotomía de origen parece dar a en- de orillar a unas instituciones tradicionales como son
tender que la provincia es algo ajeno a la Comunidad las diputaciones provinciales, que llevan décadas ejer-
Autónoma (cuando, como se ha visto, se encuentra en ciendo sus competencias por medio de estructuras
el propio origen de esta), mientras que la comarca –se administrativas apropiadas, a través de la emergencia
estima– es algo propio. Esta concepción es a todas lu- de unas estructuras territoriales intermedias de nuevo
ces equivocada, pues fractura de forma inequívoca la cuño como son las comarcas, cuya funcionalidad en el
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Capítulo Quinto
sistema integral del Gobierno local está todavía por membrar y desarticular la configuración de la idea de
acreditar y que, en algunos casos, han dado ya viva “comunidad política local”, de la que tanto municipios
muestra de sus más que evidentes déficits institucio- como provincias y comarcas deben formar parte.
nales.
30. Con ello no quiere excluirse la posibilidad de que
28. En efecto, la configuración de las comarcas como la comarca pueda constituirse, efectivamente, como un
alternativa a la provincia es una opción que ha sido ex- Gobierno local intermedio con singularidad propia y di-
plorada con carácter general principalmente en Catalu- ferenciada de la propia provincia. Ello puede encontrar
ña y Aragón. En el primer caso desde 1987 y en el se- pleno sentido en los casos de creación de comarcas sin-
gundo de forma más reciente. En ambos casos todavía gulares o específicas, aunque también en estos supues-
no se ha hecho un análisis empírico de cuáles son las tos se puede (y se debe) articular las mismas con la Di-
ventajas comparativas de esa opción frente al hecho putación Provincial (por ejemplo que esta institución
provincial. Lo cierto es que ambas realidades locales, pueda prestar, asimismo, a tales entidades asistencia
con menores o mayores tensiones, conviven en el mis- técnica o, en su caso, los servicios públicos que tenga
mo espacio territorial y ejerciendo, en algunas ocasio- encomendados).
nes, competencias solapadas o duplicadas. Si se evi-
dencia tal duplicidad o solapamiento, no cabe duda de 31. Asimismo, en aquellos supuestos en los que la
que el modelo representaría un ejemplo de uso inefi- provincia como ente local ha quedado difuminada, ta-
ciente de los limitados recursos públicos. les como el caso de las comunidades uniprovinciales (y,
en menor medida, los territorios históricos), la comarca
29. Si se pretende instaurar la comarca como Gobier- puede jugar un papel relevante como Gobierno local
no local intermedio fuera de la propia organización intermedio a partir del cual se puedan ejercer las com-
provincial, convendría definir claramente qué tipo de petencias de asistencia y cooperación a los municipios
competencias diferentes a la que desarrollan las diputa- y, en su caso, aquellas otras de contenido prestacional
ciones provinciales deben llevar a cabo tales entidades que por economías de escala sean factibles.
locales. Porque si no se advierte una diferenciación ní-
tida de ámbitos competenciales, cosa que cabe consi- 32. El planteamiento que en todas estas propuestas
derar como enormemente compleja, lo más razonable late, no es otro que vertebrar un sistema de gobierno
es, teniendo en cuenta la garantía constitucional de la local coherente y eficiente, que evite solapamientos y
provincia, que se inserten como demarcaciones propias duplicidades, palie las disfunciones y, asimismo, reduz-
de la actividad provincial (lo que les privaría de su ca- ca el impacto que sobre el gasto público tiene la adop-
rácter de entes dotados de personalidad jurídica), o lisa ción de un modelo institucional no basado en criterios
y llanamente que no se pongan en funcionamiento de racionalidad y de simplificación. La comarca puede
(que es, por otra parte, lo que ha hecho la inmensa tener un campo potencial de desarrollo de importancia
mayoría de las comunidades autónomas). Pretender fuera de lo común inserta en el propio ámbito compe-
que con su constitución desplacen y cuestionen la pro- tencial de la provincia o, en aquellos casos antes cita-
pia existencia de las diputaciones provinciales es des- dos, como entidad local intermedia diferenciada.
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168 ISBN: 978-84-614-6887-4
Los Gobiernos locales intermedios diferentes de las diputaciones de régimen común
1. El área metropolitana se configura en nuestro or- a la autonomía municipal, que se justifica en la concu-
denamiento jurídico como una agrupación forzosa de rrencia de razones de interés general de corte supralo-
municipios, de lo que se derivan importantes conse- cal, que son las que hacen necesaria y oportuna la de-
cuencias sobre su régimen jurídico, que han condicio- cisión autonómica.
nado intensamente la utilización de esta figura en
nuestro Estado de las autonomías. Además, esa “agru- 5. Este carácter “impositivo” tal vez sea el que aleje
pación forzosa” plantea de inmediato un problema tales soluciones institucionales (comarcas y áreas me-
nada menor, como es el de determinación de cuáles tropolitanas) de la propia realidad local y las distancie
son los límites o la delimitación del territorio del área de la idea de configurar una “comunidad política local”
(esto es, qué queda dentro y qué queda fuera). integrada y coherente, junto al resto de piezas institu-
cionales constitucionalmente necesarias tales como
2. La necesidad de distinguir entre las agrupaciones y municipios, en primer lugar, y provincias, en segundo.
asociaciones de municipios ha sido señalada tanto en el
Libro Blanco para la reforma del Gobierno local en Es- 6. La configuración del área metropolitana como
paña, elaborado por el Ministerio de Administraciones agrupación forzosa de municipios, que se pretende
Públicas en el año 2005, como en la doctrina más auto- fundamentar en la potestad de organización de la Co-
rizada. La distinción entre uno y otro tipo de entidades munidad Autónoma, cuando no directamente en las
se basa tanto en su fundamento como en su régimen competencias de esta sobre la organización territorial,
jurídico diferenciado. la sitúa entre las técnicas interadministrativas de coordi-
nación, por tanto, de carácter obligatorio, y necesitada
3. Las asociaciones de municipios, entre las que se de Ley para su creación, siendo mayor el espacio nor-
encuentran las mancomunidades y los consorcios, se mativo propio del legislador autonómico que en el caso
configuran como una fórmula asociativa de carácter de las asociaciones de municipios.
voluntario, cuyo fundamento se asienta sobre la potes-
tad de autoorganización y el derecho de asociación de 7. Sin embargo, la fundamentación de la creación de
las entidades que las constituyen, y, en lo que hace a las las áreas metropolitanas en competencias propias de la
entidades locales, en última instancia, en la autonomía Comunidad Autónoma (tales como las potestades de
local constitucionalmente reconocida. autoorganización y la organización territorial) y su tími-
do engarce con el principio de autonomía local, así
4. Las agrupaciones de municipios, categoría en la como con la configuración de un sistema local coheren-
que habría que incluir a comarcas y áreas metropolita- te e integrado, tal vez sea, paradójicamente, su mayor
nas, se caracterizan por ser, en menor o mayor medida, debilidad. Pues no cabe duda de que las áreas metro-
una imposición autonómica, concebida como un límite politanas son entidades locales, pero por tal motivo lo
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Capítulo Quinto
razonable es que en su proceso de creación, sin perjui- legislador autonómico. Siendo cierto lo anterior, no lo
cio de que sea formalizado a través de Ley, el papel de es menos que las líneas generales de la institución de
los municipios afectados, así como de las diputaciones las áreas metropolitanas y, por tanto, de su contenido,
provinciales, fuera mucho más intenso del que actual- vienen determinadas en la propia legislación básica
mente le dota la legislación básica estatal. que el legislador de desarrollo debe obviamente res-
petar. Tal vez una mejora del marco regulador básico
8. Las mancomunidades y los consorcios, como aso- en la línea antes esbozada, podría dar a las áreas me-
ciaciones de municipios, se insertan en el cuadro de tropolitanas una inserción más intensa en el “sistema
las técnicas de cooperación interadministrativa exis- político local”.
tentes en nuestro ordenamiento, por lo que se basan
en la voluntariedad, creándose mediante convenio. En 11. La figura del área metropolitana ha sido institucio-
cambio, el área metropolitana, como agrupación de nalizada por algunos estatutos de autonomía, utilizan-
municipios, se inserta entre las llamadas técnicas de do para ello fórmulas bien diversas, que pueden siste-
coordinación forzosa, por tanto, tiene carácter obliga- matizarse en cuatro categorías:
torio, y requiere de Ley para su creación. Reiteremos,
por tanto, las objeciones antes citadas sobre esa obli- a) Estatutos de autonomía en los que no hay referen-
gatoriedad. cia alguna a la posibilidad de crear áreas metropo-
litanas, no siendo posible siquiera basarse en la
9. La Constitución Española de 1978 no reconoce mención a las agrupaciones de municipios de los
expresamente la figura del área metropolitana. A pe- artículos 141.3 y 152.3 CE, puesto que esta no exis-
sar de ello, constituye un lugar común entre la doctri- te en el texto o se ha ejercido decantándose por
na administrativista española sostener que el funda- una opción distinta. Son los casos de los estatutos
mento para que el legislador pueda regular y constituir de Cantabria, Canarias, Navarra, e Illes Balears.
áreas metropolitanas se encuentra en los artícu-
los 141.3: “Se podrán crear agrupaciones de munici- b) Estatutos de autonomía en los que, aun no habien-
pios diferentes de la provincia” y 152.3 del texto de la do mención expresa a las áreas metropolitanas, se
Constitución: “Mediante la agrupación de municipios refleja la habilitación de los artículos 141.3 y 152.3
limítrofes, los estatutos podrán establecer circunscrip- CE, mediante referencia a las agrupaciones de mu-
ciones territoriales propias, que gozarán de plena per- nicipios, o a la existencia de un nivel supramunici-
sonalidad jurídica”. Entre las entidades locales que pal; en cualquier caso, sin cerrarse a un concreto
pueden encontrar su fundamento en estos preceptos tipo de ente local, formulando la previsión de for-
constitucionales, que no están dotadas de garantía ma abierta. Esto es lo que pasa con los estatutos
constitucional, y que son de configuración legal, esta- del País Vasco, Madrid y Extremadura.
rían las áreas metropolitanas.
c) Estatutos de autonomía en los que, aun no ha-
10. Las áreas metropolitanas han sido recogidas (ex- biendo referencia expresa a las áreas metropolita-
presa o tácitamente) también, en muchos casos, aun- nas, la fórmula de los artículos 141.3 y 152.3 CE se
que no en todos, por los estatutos de autonomía. Su ha acogido en varios sentidos, incluyendo la men-
regulación estatal básica se encuentra en la Ley Regu- ción a la posibilidad de crear “agrupaciones basa-
ladora de las Bases del Régimen Local de 1985, si bien das en hechos urbanísticos y otros de carácter
se trata de una materia que, según la doctrina consti- funcional con fines específicos”, lo que permite
tucional, está sometida a un alto grado de interioriza- incluir al área metropolitana en el supuesto de he-
ción autonómica, por lo que su regulación final, res- cho de la norma. Son los estatutos de Galicia y
petando las prescripciones básicas, corresponde al Castilla-La Mancha.
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d) Estatutos de autonomía en los que hay una men- territorial o institucional de la Administración Pública
ción clara y expresa a la posibilidad de crear áreas resultante, siendo ambas opciones posibles en nuestro
metropolitanas. Así se ha hecho en los estatutos ordenamiento.
de Cataluña, Asturias, Murcia, Valencia, La Rioja,
Andalucía, Aragón y Castilla y León. 16. El margen de configuración de que goza el legis-
lador autonómico en esta materia es, efectivamente,
12. A la vista de esta regulación, puede decirse que, bastante amplio. Pero no lo es menos el condiciona-
en aquellas comunidades autónomas en las que el fe- miento que tiene por parte del legislador autonómico,
nómeno metropolitano es un problema y quiere abor- aunque en ocasiones la inercia puede más que la in-
darse su solución jurídica, se ha institucionalizado la novación. En efecto, la creación de las áreas metropo-
figura del área metropolitana en el Estatuto de Auto- litanas debe llevarse a cabo previa audiencia de las
nomía. A su vez, puede constatarse una tendencia, en diputaciones provinciales; sin embargo, una vez cons-
las reformas estatutarias de los últimos años, a incluir tituidas aquellas, el órgano de gobierno provincial
el área metropolitana en aquellos estatutos de autono- desaparece completamente de la organización institu-
mía en los que antes no se incluía. A pesar de todo, lo cional del área, y, por tanto, de la gestión de ese tipo
cierto es que esta regulación estatutaria no ha supues- de entidades.
to en ningún caso grandes novedades respecto de lo
establecido en la legislación estatal básica. 17. Cabe plantearse racionalmente si no cabría inser-
tar de algún modo más intenso a la Diputación Provin-
13. Además, la regulación estatutaria del área metro- cial en la propia organización institucional del área, o
politana no predetermina la utilización real de esta fi- en ella solo deben estar presentes (que es la opción por
gura, que, en la mayoría de los casos, no ha sido luego la que se inclina el legislador básico) los propios muni-
aplicada por la Comunidad Autónoma. Así, aunque ha cipios. ¿No debe haber, por tanto, ninguna relación ni
sido bastante usual la regulación autonómica de las orgánica ni funcional entre área metropolitana y Dipu-
áreas metropolitanas a través de las leyes de régimen tación Provincial?; ¿no es posible articular de algún
local, lo cierto es que, finalmente, raras han sido las modo esa relación?; ¿deben ser ambos Gobiernos loca-
ocasiones en las que se ha cerrado la operación con la les intermedios configurados como compartimentos
creación efectiva de estas entidades mediante Ley. estancos? No parece que sea la solución institucional
más razonable.
14. El área metropolitana es una entidad local de ca-
rácter dispositivo, que puede o no existir, según lo de- 18. En otro orden de cosas, nuestro ordenamiento
cida el legislador autonómico, y cuya configuración fi- jurídico permite que el legislador autonómico confi-
nal, como una entidad de tipo territorial o institucional, gure el área metropolitana tanto bajo la forma de una
depende en último extremo de este, a quien está entre- Administración Pública territorial o general como bajo
gado casi todo su régimen jurídico, respetando en todo la forma de una Administración Pública institucional o
caso las prescripciones estatales básicas. Esto es así especializada. En el primero de los casos, el funda-
porque, según el Tribunal Constitucional, el área metro- mento de la creación del área metropolitana se en-
politana es una entidad sometida a un alto grado de cuentra claramente en las competencias sobre orga-
interiorización autonómica. nización territorial de la Comunidad Autónoma, dada
la incidencia que la creación de un ente de este tipo
15. El carácter abierto de la regulación estatal básica, tiene sobre la distribución del poder público en el te-
permite que el legislador autonómico configure el área rritorio autonómico. En el segundo de los casos, su
metropolitana dentro de un margen de disponibilidad fundamento reside, sin más, en la potestad de orga-
muy grande, que no prejuzga, en principio, el carácter nización de la Comunidad Autónoma, que le permite
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Capítulo Quinto
crear entes instrumentales. Ambos modelos se en- 23. Que en un país eminentemente urbano la crea-
cuentran vigentes en la actualidad, el primero es el ción de áreas metropolitanas no haya cristalizado es
caso del Área Metropolitana de Barcelona, el segun- muestra evidente de que algo no ha funcionado. Este
do el de las entidades metropolitanas sectoriales va- fracaso se explica, fundamentalmente, por la configu-
lencianas. ración del área metropolitana como instrumento de
coordinación interadministrativa, que la Comunidad
19. Solo cuando se opte por configurar al área metro- Autónoma impone por la fuerza a las entidades loca-
politana como una Administración Pública de tipo terri- les, careciendo de las notas de la voluntariedad y la
torial o general, puede calificarse a esta de Gobierno flexibilidad que requiere hoy día la solución de lo me-
local intermedio en un sentido estricto. Mientras que tropolitano.
cuando se la defina como una Administración institu-
cional o especializada, dadas sus limitaciones como 24. Tampoco –es cierto– las comunidades autóno-
ente instrumental, no podemos hablar de otra cosa que mas, principales responsables de adoptar esta medi-
de ente local intermedio. da, han querido su implantación. Más preocupadas
por salvaguardar su espacio de poder propio, las co-
20. En el supuesto de que se decida crear el área munidades autónomas parecen haber asumido la
metropolitana como una entidad territorial, el límite competencia para crear áreas metropolitanas con la
de las competencias y facultades a asumir por esta, vista puesta en no crearlas, o, incluso, en eliminarlas,
estaría en todo caso en el desconocimiento del núcleo allí donde estas pudieran suponer un contrapoder po-
competencial propio de municipios y provincias, vin- lítico local generador de enfrentamientos con las ins-
culado a la autonomía local garantizada por la Consti- tancias autonómicas.
tución, y, en su caso, por el Estatuto de Autonomía, y
por aquellas leyes que asuman una función de garan- 25. La limitada institucionalización de áreas metro-
tía de esta. politanas en nuestro país contrasta, sin embargo, con
el apogeo que esta fórmula de gobierno local está
21. El carácter abierto de los preceptos básicos esta- teniendo en los últimos años en Europa y en el resto
tales permite las dos opciones, que dependerán en úl- del mundo. La urbanización permanente nos conduce
timo caso del legislador autonómico. De hecho, estos inexorablemente a tejidos de ciudades articulados en
son los dos modelos vigentes en nuestro Estado, como torno a áreas o redes de municipios y, por tanto, a
puede constatarse del análisis de las tres únicas áreas soluciones institucionales muy próximas a las áreas
metropolitanas que existen: el Área Metropolitana de metropolitanas u opciones del mismo tipo, como lue-
Barcelona y las dos entidades metropolitanas sectoria- go se verá.
les o funcionales del Área Metropolitana de Valencia: la
Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos de Va- 26. Y esta débil implantación tal vez se deba al inne-
lencia y la Entidad Metropolitana para el Tratamiento gable acento “autonómico” que el legislador local ha
de Residuos de Valencia. puesto en este tipo de soluciones institucionales en de-
trimento de su identidad “local”. Las áreas metropolita-
22. El escaso arraigo del área metropolitana, como nas deberían insertarse cómodamente en el panorama
solución diseñada específicamente en la Ley Regulado- institucional local, pero para ello es necesario que el
ra de las Bases del Régimen Local con el fin de abordar “impulso” local (tanto de municipios como, incluso, de
los problemas propios del fenómeno metropolitano, es las provincias) sea determinante.
una realidad. Lo constata la existencia de solo tres enti-
dades metropolitanas en todo el país, una en el Área 27. Constatado el poco arraigo del área metropolita-
de Barcelona, dos en la de Valencia. na, descubrimos que en la práctica lo que funcionan
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son técnicas alternativas de solución de lo metropolita- 31. La solución de las agencias metropolitanas que no
no, que no se han diseñado en principio para ello por el se configuraran con formas jurídicas ya existentes (por
legislador, pero que se están utilizando igualmente, de- ejemplo, consorcios) exigiría una regulación general de
mostrándose útiles y eficaces. las mismas a través de una norma con rango de ley (ley
básica o ley de desarrollo), y tal vez pudieran ofrecer
28. De entre estas técnicas alternativas, destacan, por una solución institucional más óptima para hacer efec-
razón de su proliferación, las fórmulas asociativas de tiva la idea de “comunidad política local” integrada y
entidades locales, tales como las mancomunidades de coherente, e insertar en la misma cómodamente la rea-
municipios y los consorcios, que por su voluntariedad y lidad metropolitana. En este caso, la intervención de la
su flexibilidad han alcanzado un notable éxito en la so- Comunidad Autónoma sería únicamente en el momen-
lución de lo metropolitano. El consorcio metropolitano to, en su caso, de regular el régimen jurídico general de
resulta especialmente idóneo, porque permite integrar este tipo de agencias, salvo en el caso de que lo hubie-
en un mismo ente de cooperación a todas las Adminis- ra hecho previamente el legislador autonómico.
traciones Públicas con intereses en el territorio: ayunta-
mientos, Diputación Provincial y Administración auto- 32. Esta solución institucional no debería impedir, sin
nómica. Sobre ellas nos detenemos expresamente en el embargo, que las áreas metropolitanas se configuren
siguiente epígrafe del Libro Verde. como Gobiernos locales intermedios en aquellos casos
en que no compitan institucionalmente con la provincia
29. También es posible que entidades locales supra- como ente local. Nos referimos expresamente a las co-
municipales, como la provincia, la comarca o la isla, munidades autónomas uniprovinciales y, con las mati-
asuman funciones metropolitanas, proyectando una zaciones que han sido expuestas, a los territorios histó-
organización interna diferenciada, dotada de funciones ricos.
específicas, sobre aquella parte del territorio en la que
se sitúe el área metropolitana. En cualquier caso, nin- 33. La pretensión última de estas propuestas no es
guna de estas fórmulas debe concebirse como una al- otra que, por un lado, dar salida a una necesidad obje-
ternativa única, que cierre el paso al uso simultáneo de tiva que se incrementará con el paso del tiempo, como
otras técnicas. El carácter diferenciado y variable del es la de configurar espacios locales de gobierno metro-
hecho metropolitano casa mal con planteamientos de politano, y, por otro, constituir una comunidad política
este tipo. local integrada y coherente, que basada en el principio
de autonomía local reciba las menores intromisiones
30. Efectivamente, el problema central que presenta posibles por parte de otros poderes públicos territoria-
la (in)aplicación de la figura de las áreas metropolitanas les y, particularmente, de las comunidades autónomas.
es, sin duda, su configuración como entes creados por
la Comunidad Autónoma que se insertan, con mayor o 34. La legitimidad democrática de las áreas metropo-
menor (in)comodidad, en la realidad local existente. Sin litanas es, asimismo, indirecta, y no mejora cualitativa-
embargo, caben otras opciones, entre las que no se mente la existente en el caso de las provincias. Desde el
puede descartar que el hecho metropolitano sea inte- punto de vista competencial, se debe evitar a toda cos-
riorizado como una parte de la política de la entidad ta que las áreas metropolitanas ejerzan, con carácter
provincial por medio de una organización diferenciada, general, competencias funcionales en materia de asis-
como podría ser una “Agencia Metropolitana”, en la tencia y cooperación con los municipios, solapándose y
que participaran conjuntamente los municipios integra- duplicando lo que es el núcleo competencial básico en
dos y los propios órganos de la provincia. estos momentos de la provincia.
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1. El denominador común de provincias, mancomuni- gunos puntos de contacto, lo cierto es que su existen-
dades de municipios y consorcios es que todos ellos cia obedece a fundamentos distintos, y están sometidas
son agrupaciones de municipios y responden en su a regímenes jurídicos diferenciados. Por consiguiente,
configuración a la idea diseñada por el legislador básico ofrecer un tratamiento conjunto, tal y como se ha he-
de la centralidad del municipio, pero no comparten una cho en algunos de los nuevos estatutos de autonomía,
misma naturaleza y fundamento. Aunque, frente a ese puede generar confusión.
denominador común, las diferencias de naturaleza en-
tre aquella (provincia) y estos (mancomunidades y con- 5. El riesgo de solapamiento competencial exige una
sorcios) son más que evidentes. necesaria delimitación funcional de las agrupaciones
forzosas y voluntarias de municipios. Riesgo que se tra-
2. En concreto, desde el punto de vista de su origen, duce en la posibilidad de que ambas hagan simultánea-
tal como se ha visto, pueden distinguirse las agrupacio- mente lo mismo. Este aspecto es, sin duda, importante,
nes forzosas de las agrupaciones voluntarias de munici- pues –como ya se ha visto– uno de los males endémi-
pios. Las agrupaciones voluntarias de municipios, de- cos de nuestro sistema de gobierno local consiste en la
nominadas “asociaciones de municipios”, son aquellas superposición desordenada (y, en algunos casos, arbi-
que sí encuentran su origen en la voluntad del munici- traria) de entidades locales intermedias que, en muchas
pio para crear un nuevo tipo de entidad local de ámbito ocasiones, pretenden dar respuesta a los mismos pro-
territorial superior al propio. blemas con competencias solapadas. Una articulación
coherente y racional del sistema de gobierno local re-
3. En el caso de comarcas y áreas metropolitanas, ta- quiere examinar este desde una perspectiva de conjun-
les Gobiernos locales de naturaleza intermedia –como to (“desde arriba”), y no como un cúmulo informe de
se acaba de ver más arriba– tienen una impronta de soluciones institucionales.
algún modo “coactiva o imperativa”, sin perjuicio de
que en ambos casos se haya de oír el parecer de los 6. Y, en última instancia, en que pueda producirse un
municipios afectados (y en el caso de las áreas también progresivo desplazamiento de la provincia en el ejerci-
de las diputaciones) y de que, de acuerdo con las reglas cio de las funciones que le son propias.
previstas en la legislación básica local, la creación de las
comarcas pueda ser rechazada por un número de mu- a) Hay, efectivamente, un riesgo de solapamiento en
nicipios que represente un determinado porcentaje de las competencias materiales o sustantivas. La con-
la población del territorio correspondiente. currencia en la prestación material de un mismo
servicio por los municipios a través de fórmulas
4. Es necesario diferenciar claramente entre las dos asociativas y de la provincia, es ya una patología
categorías indicadas. Al margen de la existencia de al- que solo encontrará su cura, tras un adecuado
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Capítulo Quinto
diagnóstico, a través de una más clara delimitación de la misma función, desplazamiento que, de producir-
de las competencias que corresponden a cada tipo se, afectaría al “núcleo duro” de las competencias pro-
de Gobierno local. vinciales. Puede representar un peligro, en este sentido,
la utilización de la fórmula asociativa municipal que
b) Riesgo de solapamiento en la competencia instru- permite la participación como miembro de otros tipos
mental. La función de asistencia y cooperación a de sujetos: el consorcio. Cabe imaginar la constitución
los municipios es una competencia propia –quizá de consorcios integrados por una entidad supramunici-
la más visible en estos momentos– de la provincia, pal dotada de la función de asistencia y que sea dife-
pero, dado sus contornos funcionales o instru- rente a la provincia (por ejemplo, la comarca) y los mu-
mentales, se presta inevitablemente a que preten- nicipios de su demarcación territorial, cuyo objeto
da ser un ámbito de concurrencia ejercido por incluya la asistencia y cooperación en un sector deter-
otras instituciones, aunque el legislador básico la minado. Satisfechas sus necesidades a través del instru-
atribuya expresamente a las diputaciones provin- mento consorcial, no se requerirá –o en mucha menor
ciales. De entrada, el recurso a las fórmulas asocia- medida– el auxilio de la provincia. Insistimos en que
tivas puede interpretarse como un mecanismo de tales soluciones institucionales –sin perjuicio de que
asistencia, que permite el incremento del nivel de sean viables formalmente, esto es, que la “ley lo permi-
capacidad de gestión de los municipios que se ta”– no dejan de producir sino resultados absoluta-
asocian. Cuando el instrumento asociativo está li- mente disfuncionales sobre un sistema local que se
mitado únicamente a los municipios, como es el desvertebra y fragmenta en realidades institucionales
caso de la mancomunidad, puede interpretarse que se superponen entre sí.
como un mecanismo de asistencia recíproca den-
tro del nivel municipal. Pero también pueden te- 9. Es necesario aclarar las cosas en este punto y racio-
ner atribuida legalmente esa función de asistencia nalizar el discurso. Algunas ideas que pueden contribuir
a los municipios otras entidades públicas de ámbi- a ello son las siguientes:
to supramunicipal, diferentes a la provincia. Así, la
Comunidad Autónoma correspondiente. Y, dentro a) El ordenamiento jurídico atribuye a la provincia la
del ámbito local, en su caso, otras entidades loca- función de asistencia y cooperación a los munici-
les supramunicipales (por ejemplo, la comarca). pios, pero no parece impedir (en algunos casos, lo
fomenta) que otros entes locales intermedios ejer-
7. Evidentemente, esta situación descrita no puede zan concurrencialmente tales atribuciones compe-
ser sino profundamente insatisfactoria, pues si el conte- tenciales;
nido esencial de la autonomía provincial en estos mo-
mentos gira en torno a tales competencias funcionales b) El ordenamiento jurídico reconoce y garantiza el
y las mismas puede ser desarrolladas (o, al menos, así lo derecho de asociación de los municipios, pero
incentiva el propio legislador autonómico y, en cierta también establece un límite: el respeto a la auto-
medida, el básico) por otras entidades locales, el proce- nomía (y su contenido competencial) de los otros
so de vaciamiento de la institución provincial está servi- entes, incluida, claro está, la provincia;
do, y la generalización de las disfunciones y patologías
que un modelo tan irracional conlleva se convierte en c) La provincia puede ejercer su función de asistencia
moneda corriente. y cooperación no solo en relación con el municipio
individualmente considerado, sino también tenien-
8. Existe así un riesgo evidente de que se produzca un do como destinatarias las asociaciones municipales
desplazamiento de la provincia en el ejercicio de la fun- e, incluso, podría volcar tales competencias sobre
ción de asistencia, en favor de esos otros entes titulares comarcas y áreas metropolitanas, si así se previera
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expresamente. También podría la provincia, como 12. La capacidad de gestión constituye un requisito
así se prevé en algún caso, prestar asistencia a para la prestación de servicios municipales y puede en-
mancomunidades (por ejemplo, en Extremadura) o trar en conflicto con la imposición legal de servicios
consorcios; obligatorios a los municipios. Es perfectamente posible,
en efecto, que la ley obligue a prestar un servicio res-
d) La provincia puede colaborar con otras entidades pecto del cual el municipio no tiene la capacidad de
públicas en el ejercicio de la función de asistencia y gestión necesaria. Consciente de este problema, el le-
cooperación al municipio. gislador articula dos soluciones: la primera –y priorita-
ria– es incrementar la capacidad de gestión del munici-
10. La garantía de las competencias de la provincia pio; la segunda, de carácter subsidiario a la anterior, es
frente a las mancomunidades de municipios y los con- la dispensa al municipio de la prestación del servicio y,
sorcios. Este límite se traduce principalmente en el res- paralelamente, su prestación por otra entidad pública.
peto de las competencias de esos otros entes. El Tribu-
nal Constitucional ha reconocido al legislador la 13. Son tres los mecanismos legalmente previstos
libertad para aumentar o disminuir el nivel competen- para el incremento de la capacidad de gestión de los
cial de los entes locales existentes. Pero, en relación municipios: la fusión de municipios, la asociación de
con los constitucionalmente garantizados, provincia y unos municipios con otros y la asistencia al municipio
municipio, con esa misma reiteración, impone un do- por entidades locales intermedias (en particular, por la
ble límite a dicho legislador. Primero: no puede elimi- provincia). No son mecanismos excluyentes, sino que,
nar por entero las competencias, esto es, no puede al contrario, resultan compatibles. Constatada la invia-
proceder a un total vaciamiento competencial. Y se- bilidad política de la fusión (al menos en la práctica
gundo: la disminución de competencias solamente existente en los años de desarrollo constitucional), cabe
puede hacerse con razón suficiente. Ambos límites realizar seguidamente algunas observaciones en rela-
encuentran un mismo fundamento constitucional: el ción con los dos restantes:
respeto a la autonomía local. Dado el rango constitu-
cional de este imperativo, a pesar de que el Tribunal a) Fomento de las asociaciones municipales. Inter-
está pensando en el legislador ordinario, entendemos vención de las provincias. Esta labor de fomento
que estos límites son igualmente extensibles a todo corresponde principalmente a las comunidades
legislador infraconstitucional. Esta cuestión ya ha sido autónomas, pero nada impide, antes al contrario,
objeto de puntual análisis en el Capítulo Segundo de resulta aconsejable, que en ella colaboren también
este Libro Verde. las provincias e, incluso, que se involucren directa-
mente en tales procesos.
11. Conviene ahora detenerse en una sucinta re-
flexión sobre el reconocimiento estatutario del dere- b) Pluralidad de formas de ejercicio de la función de
cho a asociarse de los municipios y, en concreto, sobre asistencia y cooperación al municipio de la provin-
la garantía y límite del derecho. El derecho de asocia- cia. La provincia dispone de diferentes alternativas
ción de los municipios debe respetar la autonomía de a la hora de ejercer la función que le corresponde
la provincia constitucionalmente reconocida y garanti- de asistencia y cooperación al municipio:
zada, cuyo núcleo esencial consiste en la existencia de
un “ámbito funcional diferenciado” donde las provin- i. Asistencia provincial individualizada a los mu-
cias disfruten de un poder decisorio propio, identifica- nicipios.
do por el Tribunal Constitucional con la función de
asistencia y cooperación a los municipios radicados en ii. Asistencia provincial a fórmulas asociativas
su territorio. municipales.
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Capítulo Quinto
iii. Integración de la provincia en una fórmula legal, de las fórmulas asociativas municipales. Sirva de
asociativa municipal. ejemplo la regulación sobre las mancomunidades “in-
tegrales” contenida en la Ley 17/2010, de 22 de diciem-
iv. Asunción por la provincia de actuaciones rela- bre, de mancomunidades y entidades locales menores
tivas al ejercicio de competencias del munici- de Extremadura, puesto que en esta Ley las diputacio-
pio: encomienda de gestión y delegación. nes provinciales quedan en un papel de relativa secun-
dariedad, aunque se les reconozca la posibilidad (en
14. El consorcio, por consiguiente, se presenta como concurrencia con la Comunidad Autónoma) de asistir y
un instrumento capaz de asociar municipios y provin- cooperar con tales mancomunidades integrales.
cias. El consorcio, es una entidad de carácter voluntario
(excepción hecha de los consorcios legales de la Carta 18. La superación de estas –y otras– posibles tensio-
Municipal de Barcelona), que puede ser constituida por nes entre provincia y fórmulas asociativas municipales
cualquier tipo de entidad local con otras Administracio- pasa por ofrecer un adecuado encaje entre ambas
nes Públicas para finalidades de interés común, o con realidades. Encaje que supone seguramente el fomen-
entidades privadas sin ánimo de lucro que persigan fi- to de dichas fórmulas asociativas, pero también la fija-
nes de interés público concurrentes con los propios de ción clara de sus límites. Y que supone igualmente
las entidades locales (artículo 87.1 LBRL). una clara delimitación de la posición y funciones de la
provincia en nuestro sistema local. Incluida la fijación
15. La concurrencia de diferentes entes públicos en el del papel de la provincia en relación con los munici-
ejercicio de la función de asistencia y cooperación a los pios asociados.
municipios justifica la existencia de reglas legales para
asegurar el orden y evitar disfunciones entre las dife- 19. Algunos datos empíricos significativos sobre la
rentes Administraciones implicadas. La práctica de- figura de la mancomunidad de municipios, ponen de
muestra, sin embargo, que poner orden en este caos manifiesto que es significativo el número de munici-
no es sencillo. Nuestro legislador de régimen local –y pios (de más de 10.000 habitantes) que no forman
también el sectorial– lo ha intentado con un éxito más parte de ninguna mancomunidad: 29% en Andalucía,
que discutible. 45% en Cataluña y 7% en Galicia (media de 30,1%
del total de municipios examinados). Y, observados
16. La relación entre la provincia y las fórmulas aso- desde la perspectiva de los tramos de población, resul-
ciativas municipales (mancomunidades y consorcios), ta que son los municipios de tamaño intermedio (de
entendida de un modo equivocado, puede ser foco de 20.001 a 50.000 y de 50.001 a 100.000 habitantes)
tensiones, traducidas, principalmente, en un solapa- los más proclives a mancomunarse. Por último, la dis-
miento competencial entre ambos e, incluso, en un tribución funcional de las mancomunidades pone de
progresivo desplazamiento de la primera por las segun- relieve que, aunque el abanico es muy amplio, las tres
das en el ejercicio de sus funciones. funciones más usuales que desempeñan son: recogida
de residuos y limpieza viaria (19,4%), saneamiento y
17. Un primer factor que ayuda a generar esa tensión abastecimiento de aguas (15,7%) y regulación econó-
son los planteamientos que ponen en cuestión la exis- mica, epígrafe en el que se incluye la promoción eco-
tencia misma o, al menos, la funcionalidad de la provin- nómica local (15,7%).
cia. Ejemplo de ello lo encontramos en el debate que
ha rodeado el establecimiento de las veguerías y las co- 20. Por lo que se refiere a los consorcios, el uso de la
marcas en Cataluña o de las comarcas en Aragón. Y un figura es amplio, extendido y, en algunos casos, inten-
segundo factor que igualmente contribuye a potenciar- sivo. Sirva el dato de que el 96,5% de los municipios
la es el progresivo fortalecimiento, también en el plano objeto del estudio forman parte, por lo menos, de un
Libro Verde. Los Gobiernos locales intermedios en España Fundación Democracia y Gobierno Local
178 ISBN: 978-84-614-6887-4
Los Gobiernos locales intermedios diferentes de las diputaciones de régimen común
consorcio. En todos los tramos de población se supera 22. Lo cierto es que tanto mancomunidades como
el 90% y se roza la unanimidad en el tramo que com- consorcios son entidades locales con competencias es-
prende los municipios de 20.001 a 50.000 habitantes. pecializadas, y no pueden tener una configuración de
La alta participación en consorcios es un denominador Gobiernos locales intermedios, a pesar de los intentos
común en las tres comunidades autónomas: roza el que se han hecho en alguna Comunidad Autónoma de
100% en Cataluña, 95,9% en Andalucía y 90,9% en transformar a las mancomunidades en entes locales in-
Galicia. Por último, y desde una perspectiva funcional, termedios de carácter “integral” (Extremadura), lo que
el abanico de funciones que desarrollan los consorcios no deja de plantear algunas dudas sobre su correcto
es de una gran variedad. En cualquier caso, las funcio- encaje en el marco normativo actual. Aparte de todo
nes que encabezan la lista no coinciden con los servi- ello hay que poner de relieve los problemas (innegables)
cios municipales obligatorios; así, por destacar los pri- de gobernabilidad que plantean, por un lado, las man-
meros: regulación económica, que incluye promoción comunidades y, por otro, las dificultades de hacer efec-
económica local (22,9%); promoción y difusión de la tivo el principio de responsabilidad política de los gober-
cultura (8,9%); turismo (6,8%), y medio ambiente nantes, que se diluye u oculta por completo, en el caso
(6,5%). de los consorcios. Esta caracterización hace que tales
entidades locales intermedias tengan más el carácter de
21. El hecho evidente es que ambas soluciones insti- entes instrumentales que de entidades que forman par-
tucionales han sido muy transitadas más como fórmu- te de la comunidad política local en sentido estricto.
las de gestión de la intermunicipalidad que como Go-
biernos locales intermedios propiamente dichos. La 23. La provincia debería, en todo caso, participar ac-
multiplicación de mancomunidades y la proliferación tivamente en la conformación de consorcios e impulsar,
de consorcios denota, al menos, la existencia de un asimismo, la creación de mancomunidades donde sea
problema: el ámbito municipal se queda muchas veces necesario, debiendo ofrecer a tales entidades la asis-
corto como espacio para el desarrollo efectivo de com- tencia técnica oportuna. Pero conviene que se deslinde
petencias locales, por puras razones de limitación de las claramente cuáles son las funciones de tales entidades
capacidades de gestión (de escala) o porque las com- y que, en ningún caso, se solapen o dupliquen compe-
petencias asignadas a los municipios son, en realidad, tencias provinciales, salvo que, como en el caso de los
competencias locales que deben ser ejercidas por nive- consorcios, la entidad provincial forme parte determi-
les territoriales intermedios. nante de los órganos de gobierno de aquel.
Libro Verde. Los Gobiernos locales intermedios en España Fundación Democracia y Gobierno Local
ISBN: 978-84-614-6887-4 179
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ISBN: 978-84-614-6887-4
III. LAS COMPETENCIAS Y SERVICIOS LOCALES
1. Estado de la cuestión
47
En aras de ese objetivo de descentralización se inició un proceso de
elaboración de Pactos Locales en las Comunidades Autónomas que han
tenido un desigual avance. En la mayoría de ellas se han creado mecanis-
mos de colaboración interadministrativa (como comisiones y órganos de
carácter paritario) integrados por representantes autonómicos y miembros
de las diferentes asociaciones de las entidades locales, con objeto de
poner en marcha la llamada segunda descentralización y estudiar de mane-
ra pormenorizada los aspectos que confluyen en el mismo, en cuanto a las
competencias susceptibles de descentralización y los consiguientes proble-
mas jurídicos, económicos y de gestión que pueden derivarse del mismo.
Algunas comunidades autónomas cuentan ya en su legislación con normas
que delimitan el marco de actuación de los gobiernos locales dentro de la
respectiva comunidad autónoma, suponiendo en muchos casos el instru-
mento facilitador de ese proceso de descentralización. En otras, este des-
arrollo legislativo se encuentra en fase avanzada de culminación. Los ins-
trumentos específicos previstos en la mayor parte de los casos se
concretan en la transferencia de competencias mediante ley, la delegación
y la encomienda de gestión, a través del otorgamiento de convenios.
En la misma línea de arquitectura para seguir construyendo el modelo
territorial a la Comisión le merecen una valoración positiva las propuestas
actuales para incluir en la reforma de los Estatutos autonómicos una serie
de normas que refuercen los distintos aspectos que conforman la autono-
mía local, entre ellos, el competencial. Se produciría así también una eleva-
ción de rango, dado que los Estatutos son leyes orgánicas. Esta elevación
de rango ha sido muy demandada, entre otros, por el informe de expertos
del Consejo de Europa sobre el borrador de este Libro Blanco. La LRBRL
pretendía cumplir una función constitucional: integrar el bloque de consti-
tucionalidad y condicionar al legislador sectorial, pero teniendo en cuenta
que la propia LRBRL es ley ordinaria, sus efectos en este sentido han sido
escasos. Por lo tanto, la inclusión de tales normas en los Estatutos autonó-
micos si conseguirían el mejor efecto garantizador de la autonomía local al
integrar plenamente el bloque de constitucionalidad.
La regulación vigente de las competencias locales presenta una serie de
características que deben ser presentadas, siquiera sea como una somera
exposición del estado de la cuestión que es considerada central por gran
parte de los actores del mundo local. Posiblemente el esquema competencial
diseñado por la LRBRL de 1985 no fuese desacertado, aunque el desarrollo
posterior de los acontecimientos sí ha demostrado que el sistema previsto
no es suficiente para dotar a los gobiernos locales de un núcleo competen-
cial propio y coherente con una autonomía local de carácter político. Así, los
rasgos que debemos resaltar en el modelo vigente son los siguientes:
48
riales estatales y autonómicas, que serán las llamadas a atribuir competen-
cias, limitándose la Ley básica a establecer una serie de materias de inte-
rés local (art. 25).
Esa remisión no ha obtenido un resultado satisfactorio por varias razo-
nes. En primer lugar, porque en algunas ocasiones las leyes sectoriales ni
siquiera han atribuido competencias a los gobiernos locales o han devuel-
to la remisión a lo que disponga la legislación sobre régimen local, efec-
tuando así lo que ha sido calificado como remisión diabólica en la que
resultan olvidados los gobiernos locales. Pero es fácilmente constatable
que cuando las competencias han sido reconocidas, el contenido atribuido
dista mucho de llenar la expectativa de la autonomía local.
En efecto, en algunas ocasiones no se atribuyeron competencias como
propias de los gobiernos locales, sino de forma delegada. Aunque en puri-
dad jurídica podamos considerar que las atribuidas por delegación son
también competencias locales, debemos pronunciarnos a favor de que el
mayor núcleo competencial local esté integrado por competencias propias,
porque ello concuerda mejor con la autonomía política que corresponde a
los gobiernos locales.
Existen otros casos en los que el contenido atribuido no pasa de meras
facultades gestoras, sin una relevancia que permita hablar de auténticas
competencias. Es decir, no se atribuye un verdadero campo competencial
que permita a los gobiernos locales desarrollar las políticas públicas que
bajo su propia responsabilidad decidan implementar en su territorio.
En numerosas ocasiones las leyes sectoriales incrementan las obligacio-
nes, las responsabilidades o las cargas municipales. En estos casos se da
una situación lesiva para la autonomía local, especialmente si la ley que
atribuye la obligación o la carga no pone a disposición de los ayuntamien-
tos los recursos necesarios para cumplirla (podríamos aquí citar numero-
sos ejemplos, como la legislación relativa a protección civil, patrimonio
histórico, residuos o medio ambiente).
Incluso podemos encontrar ejemplos en los cuales, en virtud de un con-
venio administrativo prorrogado repetidamente, los gobiernos locales desa-
rrollan una actividad bajo una serie de duras condiciones y a cambio de una
aportación económica. El hecho de desarrollar la actividad en virtud de con-
venios administrativos durante varios años denota que la competencia debe-
ría ser local, y deben ser atribuidos los recursos necesarios para su ejercicio.
Por último, es fácil apreciar que en muchos casos el legislador sectorial
ha considerado suficiente la creación de órganos colegiados en los que
participan representantes locales o incluso la concesión de trámite de
audiencia a los gobiernos locales. Se trata normalmente de órganos mix-
tos, con funciones consultivas, asesoras o de participación, que pueden
ser valorados positivamente desde el punto de vista del funcionamiento
normal de las relaciones interadministrativas, y puede ser una buena vía
para que los representantes de los entes locales puedan participar en pro-
cesos de toma de decisiones estatales o autonómicas. Pero debemos tener
claro que la participación en órganos de este tipo no compensa el déficit
49
de competencias locales. O dicho de otro modo, la falta de competencia no
se suple mediante un sistema de relaciones intergubernamentales.
En detrimento también de la autonomía local, el legislador sectorial ha
impuesto una serie de controles, tutelas o medidas de coordinación excesi-
vas (hay también múltiples ejemplos, como trámites de aprobación final en
materia de urbanismos, protección civil, subordinación de decisiones
municipales a informes vinculantes, autorizaciones preceptivas para la
enajenación de patrimonio, etc.). Muchas de estas normas han hecho un
uso exagerado del interés general, sin que en absoluto se haya justificado
suficientemente la concurrencia de intereses supralocales (muestras de
ello pueden ser la Ley 27/1992, de 24 de noviembre, de Puertos del Esta-
do y de la Marina Mercante, o la Ley 13/1996, de 30 de diciembre, en lo
relativo a las obras realizadas en el ámbito del aeropuerto y su zona de
servicio). En el ámbito de la legislación autonómica también se han produ-
cido estas situaciones y las diversas leyes sectoriales (sobre puertos o red
ferroviaria, por ejemplo) suelen establecer, respecto de sus obras de inte-
rés general, la exención de la exigencia de la preceptiva licencia municipal,
dando participación mediante un informe municipal o incluso no concre-
tando suficientemente el mecanismo de intervención municipal. Y también
se ha producido un desplazamiento de las normas sobre colaboración y
coordinación previstas en la LRBRL (por ejemplo, en las disposiciones adi-
cionales segunda y tercera de la Ley 13/2003, de 23 de mayo, reguladora
del contrato de concesión de obra pública), a favor de otras normas espe-
cíficas y menos respetuosas de la autonomía local.
50
Habitualmente se ha entendido que la obligación municipal de presta-
ción de estos servicios se refiere a su mero establecimiento, sin incluir cla-
ramente potestades de regulación o de intervención. Sin embargo, la Comi-
sión considera que el principio de autonomía local exige que se proyecte
sobre estos servicios públicos no sólo la gestión, sino también las potesta-
des de planificación, programación y regulación de los mismos.
Por todo ello, la Comisión concluye que si bien la institución de los ser-
vicios municipales mínimos ha tenido algún efecto de proteger las compe-
tencias municipales, su eficacia en este campo es muy limitada; y en todo
caso sólo ha podido alcanzar a asegurar actuaciones de mera gestión,
siendo necesario que las potestades municipales respecto a sus servicios
públicos sean de mayor relevancia.
51
segundo lugar, porque los principios a que debe sujetarse el legislador sec-
torial en la atribución de competencias a los gobiernos locales son tan
escasos que resulta muy difícil acreditar que las leyes sectoriales, por poco
satisfactorias que sean, menoscaban la autonomía local garantizada por la
LRBRL. Y en tercer lugar, aunque no es menor su importancia, las condicio-
nes para el acceso de las Entidades locales al Tribunal Constitucional son
muy restrictivas, como se ha puesto de manifiesto en este Libro.
52
La Comisión considera que la suficiencia financiera de los gobiernos
locales enmarca las posibilidades reales de la autonomía local, pues, sin
medios económicos suficientes, el principio de autonomía local no pasa de
ser una mera declaración formal, y que la sustitución de la preceptiva par-
ticipación en los tributos del Estado y en los de las comunidades autóno-
mas por subvenciones a obras, servicios o actividades municipales supone
una clara intromisión de dichos niveles de gobierno sobre los gobiernos
locales, privándolos de su potestad decisoria fundamental, sin la que no
cabe hablar de autonomía local.
53
leyes para que determinen discrecionalmente las competencias municipa-
les, cuya integridad queda así muy mermada, como ya hemos visto.
Las leyes sectoriales deberían centrarse sólo en regular los aspectos
sustantivos propios de la acción pública en el ámbito de que se trate,
así como en identificar los aspectos que inciden en un ámbito de interés
supralocal, que son los que pueden justificar la atribución de compe-
tencias a las administraciones de ámbito supralocal en relación con los
mismos.
Los principales criterios para una atribución flexible de competencias
deben estar previstos y desarrollados por la legislación básica de régimen
local y las leyes sectoriales deben poder concretar su aplicación en cada
caso.
Partiendo de la base de que la atribución de las competencias locales
debe ser una operación compartida entre diversos tipos de leyes (Ley bási-
ca de régimen local, Estatutos de Autonomía, leyes autonómicas de régi-
men local y leyes sectoriales estatales o autonómicas), corresponde a la
Ley básica de régimen local la determinación de los principios y criterios
básicos que deben regir el modelo competencial, la definición de las potes-
tades que los municipios podrán aplicar al ejercicio de sus competencias,
la garantía de un mínimo de competencias común a todos los municipios
del Estado, la determinación mínima de los ámbitos de interés local y la
fijación, también a nivel de mínimos, de los servicios que constituye una
responsabilidad de las administraciones locales.
De acuerdo con este criterio, el régimen de competencias municipales
de la Ley básica de régimen local debe sustentarse en los siguientes princi-
pios:
a) Autonomía
54
c) Subsidiariedad
e) Principio de proporcionalidad
55
no estén expresamente prohibidos por la Ley. Se trataría de combinar los
actuales artículos 25.1 y 28 y la disposición transitoria segunda LRBRL,
afirmando que corresponde a los municipios el ejercicio de las competen-
cias administrativas que las leyes no atribuyan expresamente a otras admi-
nistraciones. Este criterio debería completarse con la definición de las
potestades, especialmente las normativas, que pueden ejercer los munici-
pios en desarrollo y aplicación del mismo.
56
En otras palabras: en relación con las materias que integran su ámbito
de intereses, incluidas todas las que no hayan sido atribuidas en exclusiva
por ley a otra administración pública, los municipios deben poder ejercer
potestades plenas de regulación, con el único límite de no vulnerar ámbitos
reservados a la ley, ámbitos que, además, deberían ser objeto de interpreta-
ción claramente restrictiva. En todo caso, la Ley básica del gobierno local
debería establecer que cuando la ley, estatal o autonómica, atribuya a las
entidades locales una competencia con carácter de propia, las normas regla-
mentarias de desarrollo que aprueben la administración del Estado o la de la
comunidad autónoma, de acuerdo con el orden constitucional de distribu-
ción de competencias, tendrán carácter supletorio respecto de las ordenan-
zas o reglamentos que aprueben las entidades locales sobre esa materia.
Esta fórmula permite cohonestar, de forma adecuada, la capacidad nor-
mativa del Estado y de las comunidades autónomas con la capacidad nor-
mativa de los entes locales, a la vez que superar las actuales limitaciones a
la autonomía normativa de las colectividades locales españolas puesta de
manifiesto por el Congreso de los Poderes Locales y Regionales de Europa
en su Recomendación número 121, de 14 de noviembre de 2002, sobre la
democracia local y regional en España.
57
determinación de los ámbitos o sectores en los que se considera que hay
presencia de intereses locales y, por lo tanto, deben atribuirse competen-
cias a los municipios, bien sea directamente por la propia Ley básica de
régimen local, o bien por la legislación sectorial correspondiente, la cual al
atribuir competencias deberá respetar los principios que ya también
hemos citado.
De esta forma, la Ley básica cumpliría con su función de configurar un
contenido mínimo de la autonomía local, pero además ofrecería al legisla-
dor sectorial una serie de principios generales que pueden producir mejor
resultado que la mera remisión existente en la actualidad.
La Ley básica de régimen local debería determinar los sectores de acti-
vidad administrativa o ámbitos en los que el legislador constata la presen-
cia de intereses locales. Esa determinación debe hacerse, además, confor-
me a una serie de criterios:
1. La lista de sectores o ámbitos de actividad debe ser mucho más
amplia y adecuada a la realidad de la sociedad actual; es decir, debe actua-
lizarse y ampliarse la contenida en el vigente artículo 25 LRBRL.
2. Debe tratarse de una lista abierta, en tres sentidos: debe poder ser
ampliada por las leyes autonómicas de régimen local; también debe poder
ser ampliada por las leyes sectoriales; y los propios municipios interesados
deben poder proyectar su interés en otros sectores de actividad adminis-
trativa, si así lo requieren los intereses de su respectiva colectividad, siem-
pre que no vulneren las leyes.
3. Esta lista de sectores y ámbitos de interés local constituye el prin-
cipal campo de aplicación del principio de subsidiariedad. Sin perjuicio de
ello, las leyes sectoriales reguladoras de estos sectores o ámbitos deben
reconocer, amparar, potenciar, y en su caso desarrollar, competencias
municipales de ordenación y gestión relacionadas con los mismos.
4. La lista en cuestión debería complementarse con la afirmación
expresa de que, más allá de los ámbitos o sectores en los que se proyecta
el interés local, nada de lo que interesa o afecta a sus vecinos es ajeno al
ayuntamiento, de modo que el municipio tiene también capacidad para
asumir, expresar y representar ante las instituciones competentes de cual-
quier orden las preocupaciones y aspiraciones de su comunidad.
Al identificar estos sectores debe tenerse en cuenta que la modificación
de la LRBRL tiene la voluntad de imprimir un esfuerzo descentralizador a
favor de los gobiernos locales.
A continuación, la Comisión considera relevante proponer una serie de
materias de interés local en las que los gobiernos locales deben tener com-
petencia. Es preciso aclarar que no todas son propias de una Ley básica de
régimen local; sin embargo, por su interés, y porque proceden en buena
parte de las aportaciones remitidas a la Comisión, merecen ser reflejadas.
Dadas las características de este documento, las expondremos de modo
resumido, a pesar de que las aportaciones son muy detalladas; no obstan-
te, la Comisión las ha conocido en toda su extensión. Han sido muy nume-
rosas aquellas que insisten en la necesidad de que las competencias estén
58
concretadas en la norma y en la adecuada financiación de las mismas,
aquellas otras que demandan una distinción de las competencias que
deban ostentar las entidades locales menores de las de los municipios, o
las que reclaman mayores competencias en las materias de turismo y con-
sumo, montes, costas o playas.
• Seguridad ciudadana
Se propone como concepto más adecuado que el de «seguridad en los
lugares públicos», y debería contemplarse la capacidad de definir y aplicar
políticas preventivas en materia de seguridad ciudadana, coordinación de
los diversos cuerpos y fuerzas en el municipio, y el ejercicio de funciones
de policía judicial por parte de la policía municipal 1. Los ayuntamientos
deberían tener competencias para regular mediante ordenanza las condi-
ciones a cumplir por las actividades organizadas en espacios públicos y
locales de pública concurrencia.
Sería interesante el expreso reconocimiento del alcalde como autoridad
de seguridad ciudadana y debería permitirse que los ayuntamientos pres-
ten el servicio de forma asociada.
1
Así lo propone, por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid en sus aportaciones al borrador
de Libro Blanco; la FEMP indica que un precedente de la colaboración con la administración de
justicia es la realizada por el arbitraje de consumo a través de las Juntas Arbitrales de las
Corporaciones Locales —municipales y provinciales—, y propone que se incida especialmente
en temas como la Orden de Protección a Víctimas de Violencia de Género y en los aspectos que
contempla la Ley Orgánica de Medidas Integrales para la Protección a las Víctimas de la
Violencia de Género.
Algunas de estas actuaciones ya vienen siendo desarrolladas por los ayuntamientos, como
ha puesto de manifiesto el Gobierno del Principado de Asturias en su documento de aportacio-
nes al borrador de Libro Blanco.
59
Los municipios también deben tener competencias para establecer,
regular y, en su caso, gestionar servicios de transporte de viajeros dentro
del término municipal, así como para participar en la planificación, regula-
ción y gestión de estos mismos servicios cuando trascienden su término
municipal. Estos servicios pueden ser de autobús, taxi, tranvía, tren o cual-
quier otro.
También deberían poder regular el transporte y la carga y descarga de
mercancías dentro del término municipal, con la finalidad de adoptar medi-
das que aseguren una mayor fluidez de tránsito.
Una limitación importante en esta materia es la dificultad que tienen
los ayuntamientos para aplicar medidas coactivas a vehículos o conducto-
res domiciliados en otros municipios, situación muy frecuente, como es
fácil entender dada la movilidad de los vehículos 2.
2
También en este caso algunas de las actuaciones se vienen desarrollando de hecho por
los ayuntamientos, y así lo corrobora el Gobierno del Principado de Asturias.
60
minadas zonas del territorio, se deban disponer por estas leyes procedi-
mientos de armonización de los intereses locales y del ordenamiento urba-
nístico con los generales y el ordenamiento sectorial de que se trate, y no
la mera y directa prevalencia de este último, salvo cuando deban prevale-
cer intereses supralocales por no ser compatibles con los locales.
Reconocimiento también de la plena competencia municipal para la for-
mulación, aprobación y ejecución de instrumentos de gestión urbanística,
y para adoptar las medidas que procedan para la protección de la legalidad
urbanística y para sancionar eventuales infracciones.
Toda actividad, pública o privada, que modifique la configuración del
territorio debe estar sujeta a un trámite de control preventivo municipal.
Competencia municipal para promover la formulación de planes urba-
nísticos o de ordenación del territorio de ámbito supramunicipal y, en todo
caso, derecho de los representantes municipales a participar o ser escu-
chados en el proceso de formulación de los mismos.
Competencia de los municipios para disponer o promover la existencia
de parques, jardines, vías públicas y demás espacios públicos de ámbito
municipal, y para regular su uso y protección, y para estar al cuidado del
alumbrado, mantenimiento y limpieza de los mismos 3.
• Vivienda
Se debe atribuir competencia a los municipios para desarrollar median-
te ordenanza los aspectos constructivos y las condiciones de habitabilidad
de las viviendas y para ejercer los trámites correspondientes para garanti-
zar su cumplimiento (tramitación y otorgamiento de la cédula de habitabi-
lidad).
También se les debe atribuir competencias, en el marco del principio de
legalidad tributaria, para adoptar mediante ordenanza medidas que pena-
licen las prácticas especulativas y las viviendas desocupadas y, en gene-
ral, para promover la existencia de una oferta suficiente de viviendas ase-
quibles.
Asimismo, deben tener competencias para gestionar promociones
municipales de vivienda, sea con destino a alquiler o a venta, o para cola-
borar en promociones públicas o sociales de vivienda protegida.
También se les debe reconocer la competencia para participar en cual-
quier caso en la adjudicación de viviendas que hayan sido promovidas por
otras administraciones públicas en su término municipal.
3
Entre otras, la FEMP propone que una vez aprobados los planes generales de forma defi-
nitiva por las comunidades autónomas con sus respectivos informes medioambientales, el
resto de los instrumentos de planeamiento sean de competencia municipal; no obstante, la
aprobación del planeamiento general y del planeamiento de desarrollo debería corresponder a
los ayuntamientos con real capacidad de gestión. En este sentido, el informe de los expertos
del Consejo de Europa sobre el borrador de Libro Blanco también sugiere que se suprima la
aprobación previa de los planes de urbanismo por la comunidad autónoma.
61
Los planes de vivienda deberían contener una línea de financiación
específica para el fomento de la construcción de viviendas protegidas por
parte de los municipios, incluyendo un parque suficiente de viviendas en
alquiler 4.
• Medio ambiente
Los ayuntamientos deben tener competencia para formular y aplicar
una política municipal para la protección del medio ambiente y el desarro-
llo sostenible de la comunidad.
También deben tener competencia para someter a control preventivo
municipal todas las actividades que se desarrollen en su término municipal
y puedan afectar el medio ambiente y, si procede, para condicionar el ini-
cio o la continuidad de las mismas a la adopción de medidas de protección
ambiental.
Asimismo, los municipios deben poder elaborar y aprobar ordenanzas
para la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible, con las
que concretarán y desarrollarán en su ámbito las normas más generales, y
con las que también deben poder adoptar medidas adicionales de protec-
ción ambiental a las vigentes con carácter general, con la única condición
de asegurar un mayor grado de protección ambiental.
Entre otros, son sectores que en todo caso pueden ser objeto de desa-
rrollo normativo o de otras medidas municipales para la protección del
medio ambiente los siguientes: el ahorro energético y de recursos natura-
les, la protección del paisaje, el ruido y la emisión de gases con efecto
invernadero 5.
• Agua
Los ayuntamientos deben tener competencia para regular, además de
prestar, los servicios de abastecimiento de agua y también de evacuación
domiciliaria de las residuales.
También deben poder tomar la iniciativa y, en cualquier caso, participar
en el establecimiento de infraestructuras y servicios de captación y transpor-
te de agua potable para su población y de depuración de aguas residuales.
4
El Gobierno del Principado de Asturias, en su documento de aportaciones al borrador de
Libro Blanco considera que estas propuestas relacionadas con vivienda podrían ser delegables
a los municipios, manteniendo la prevalencia general en la exclusividad por la comunidad
autónoma. Expresa que pueden considerarse competentes para desarrollar por ordenanza: los
aspectos constructivos y de habitabilidad, la penalización de las prácticas especulativas, la
gestión de promociones municipales de vivienda, la participación en cualquier adjudicación de
viviendas y el fomento de construcción de viviendas protegidas por parte de los municipios.
La FEMP formula, entre otras, las siguientes propuestas: la creación de vías de financiación a
favor de los ayuntamientos para que éstos puedan ejercer el derecho de tanteo y retracto sobre
la vivienda protegida, y la competencia municipal para la definición de las tipologías edifica-
torias, incluso en el caso de las viviendas con protección pública, así como para la calificación
provisional y definitiva en el caso de las viviendas protegidas.
5
En este ámbito, el Gobierno del Principado de Asturias también considera que las pro-
puestas son susceptibles de atribución o delegación a las entidades locales.
62
Asimismo, los ayuntamientos deben tener competencia para elaborar y
aprobar ordenanzas para la racionalización y ahorro del consumo de agua
en su comunidad, o para adoptar medidas extraordinarias de restricción en
caso de escasez.
Los ayuntamientos también deben cuidar de la potabilidad y calidad
del agua de consumo humano y de la integridad de las redes de conduc-
ción del agua 6.
• Energía
Reconocimiento de la capacidad municipal para formular y desarrollar
una política propia en materia de energía, con el objetivo de fomentar el
uso de energías renovables, minimizar los consumos energéticos y asegu-
rar el acceso efectivo de los vecinos a un suministro energético suficiente
y de calidad.
Para la aplicación de esta política municipal de energía, los ayuntamien-
tos deben poder elaborar y aprobar ordenanzas que establezcan o fomen-
ten prácticas de ahorro energético y de producción o consumo de energías
limpias, y que aseguren la existencia de redes y de servicios que garanti-
cen el suministro de energía suficiente y de calidad a todos los inmuebles
del término municipal.
Con estas mismas finalidades, los municipios deben poder tomar la ini-
ciativa y, en cualquier caso, participar en la formulación de planes y pro-
gramas de ámbito supramunicipal para la producción y distribución de
energía con destino a su población 7.
6
El Gobierno del Principado de Asturias también expresa que esta materia viene siendo
ejercida de hecho por los ayuntamientos, por lo que podría considerarse su atribución o dele-
gación.
7
El Gobierno asturiano entiende que es irrenunciable la exclusividad autonómica en mate-
ria de energía (y recuerda que el propio Estado ha limitado a la comunidad autónoma en esta
materia), aunque pueda ser delegable la promoción de prácticas de ahorro energético.
63
el acceso de todos los vecinos a servicios accesibles de telecomunicacio-
nes de banda ancha y, en general, nuevas tecnologías 8.
• Limpieza y residuos
Debería haber competencia municipal no sólo para prestar, sino tam-
bién para regular el servicio de limpieza de la vía pública y zonas públicas
y de recogida, transporte y tratamiento de residuos domésticos.
La competencia municipal en estos asuntos debe permitir a los ayunta-
mientos la promulgación de ordenanzas que establezcan deberes ciudada-
nos para el mantenimiento de la limpieza de la vía pública y la minimiza-
ción y recogida selectiva de los residuos domésticos, incluida la posibilidad
de imponer sanciones si se incumplen estas obligaciones.
Los ayuntamientos también deben tener competencias que les permi-
tan participar en la regulación y en la gestión de los residuos no domésti-
cos (industriales, sanitarios, agropecuarios…) 9.
• Salud pública
Debería haber competencia municipal para establecer mediante orde-
nanza normas tendentes a asegurar la existencia de condiciones óptimas
para la salud colectiva, y competencia también para desarrollar las actua-
ciones necesarias (actos de control preventivo, inspecciones, sanciones,
información, servicios técnicos…) para asegurar el cumplimiento de las
mismas.
Las competencias municipales en materia de salud pública tienen, en-
tre otros, los objetos siguientes: potabilidad de las aguas, higiene de los
alimentos, higiene de las viviendas, prevención de epidemias, educación ali-
mentaria, protección de animales, etc. 10
8
Sobre esta materia, el Gobierno del Principado considera que las competencias deben ser
concurrentes y de necesaria colaboración entre la comunidad autónoma y los ayuntamientos.
9
En esta materia, el Gobierno asturiano considera que son los ayuntamientos quienes vie-
nen actuando de hecho, y serían atribuibles o delegables a las entidades locales.
10
La FEMP demanda también esta competencia. Para el Gobierno del Principado de
Asturias, estas materias serían de concurrencia y necesaria colaboración entre la comunidad
autónoma y los ayuntamientos.
11
La FEMP se pronuncia también es este sentido. El Gobierno del Principado de Asturias
ha expuesto que esta materia ya viene siendo desarrollada por los ayuntamientos, y puede
considerarse atribuible o delegable.
64
• Asistencia sanitaria
Competencia municipal para cooperar en la planificación y en la ges-
tión de los centros públicos de asistencia sanitaria primaria existentes en
su término municipal.
Los ayuntamientos también han de tener capacidad para gestionar ser-
vicios sanitarios especializados o servicios hospitalarios, así como para
participar en la planificación y en la dirección de la asistencia sanitaria
pública que les afecte 12.
• Deportes y ocio
Competencia de los municipios para ser titulares de, regular y, en su
caso, gestionar los equipamientos deportivos y de ocio públicos existentes
en su término.
Reconocimiento de la competencia municipal de sensibilización y de
promoción o gestión de actividades, así como de cierta capacidad munici-
pal para regular el funcionamiento y las actividades de las entidades socia-
les del deporte, todo ello con el fin de asegurar la máxima extensión de la
práctica deportiva en la localidad 14.
12
En ese sentido se encuentran también las propuestas de la FEMP. Para el Gobierno del
Principado de Asturias, esta materia es irrenunciable para la comunidad autónoma, aunque
puedan ser delegables algunos aspectos en municipios de gran población (planificación y ges-
tión de los centros públicos de atención primaria de su término municipal).
13
La FEMP también ha aportado propuestas de mayores competencias en esta materia.
También en este caso el Gobierno de Asturias considera que se trata de actuaciones que se
están desarrollando de hecho por los ayuntamientos, por lo que procedería su atribución o
delegación.
14
La FEMP propone que se cambie la denominación por la de «Actividades físicas y depor-
tivas», incluyendo una serie de demandas de mayores competencias municipales en la mate-
ria. El Gobierno asturiano considera también que es una materia atribuible o delegable a las
entidades locales, porque ya la desarrollan de hecho.
65
• Cultura y patrimonio histórico-artístico
Competencia municipal para establecer, regular y gestionar los equipa-
mientos culturales de carácter público de la localidad (bibliotecas, museos,
archivo, teatro, centros polivalentes, etc.), así como para incidir en la loca-
lización y funcionamiento de los privados.
Los ayuntamientos también deben tener competencia para organizar,
promover y regular todo tipo de actividades culturales que se celebren en
la comunidad y para fomentar la creación y la producción artística.
Debe reconocerse asimismo la competencia municipal para crear, regu-
lar y proteger un posible catálogo local de bienes de valor o interés históri-
co 15, artístico, arquitectónico, arqueológico, científico o similar, incluyen-
do la posibilidad de establecer limitaciones a los propietarios privados de
los mismos, con el fin de garantizar su integridad y accesibilidad.
Competencia municipal también para participar en la catalogación de
bienes del patrimonio cultural autonómico o estatal radicados en su término
municipal y para participar en la regulación de su uso, acceso y protección.
• Educación
Competencia municipal para localizar y promover los centros docentes
públicos que requiera la comunidad, para cuidar de su mantenimiento y con-
servación y para regular su uso fuera del horario y del calendario escolar.
Competencia municipal para cooperar en la planificación y en la ges-
tión de los centros públicos escolares existentes en su término municipal.
Los municipios también deben poder participar en el proceso de matri-
culación en los centros públicos y concertados radicados en su término
municipal a fin de colaborar en una correcta distribución de los alumnos.
Capacidad de los ayuntamientos para organizar actividades extraesco-
lares.
Capacidad de los ayuntamientos para participar en la programación de
las actividades docentes, a fin de asegurar la conexión de la escuela con
su entorno 16.
15
En esta línea está la propuesta aportada por la Federació de Municipis de Catalunya.
Salvo la protección del patrimonio histórico-artístico, que para el Gobierno asturiano debe
entenderse concurrente, estas materias deben considerarse atribuibles o delegables, por ser
ya ejercidas de hecho por los ayuntamientos.
16
Para el Gobierno del Principado de Asturias se considera irrenunciable en tanto no esté
definitivamente asentado el modelo educativo asturiano, aunque puedan ser delegables algu-
nos aspectos que ya vienen siendo ejercidos por los municipios (mantenimiento y conserva-
ción, uso de instalaciones en horario extraescolar).
66
cialmente las de carácter comercial, artesanal y turístico, así como para
procurar la mejora y la competitividad de sus estructuras productivas.
Competencia municipal para gestionar todo tipo de actividades produc-
tivas, en concurrencia con las empresas privadas, planificar estratégica-
mente el territorio, elaborar y aplicar políticas de dinamización socioeco-
nómica, fomento del empleo y atención a los parados 17.
17
La FEMP ha efectuado diversas propuestas en esta materia, como el establecimiento de
Servicios Locales de Empleo. Para el Gobierno asturiano se trata de una materia concurrente y
de necesaria colaboración de la comunidad autónoma y los ayuntamientos.
18
El Gobierno asturiano considera que es una materia irrenunciable para la comunidad
autónoma, máxime estando en la actualidad pendiente de transferencia por parte del Estado,
aunque fuesen susceptibles de concurrencia o delegación los Juzgados de Paz.
67
En segundo término, tal y como ya ha quedado apuntado, debe fijarse la
atribución de las potestades que resulten procedentes en cada caso
—normativas, ejecutivas y de gestión— respecto de los diferentes ámbitos
materiales que correspondan a los municipios.
En tercer lugar, deben fijarse expresamente con carácter normativo los
principios básicos vinculados tanto al ejercicio como a la atribución de las com-
petencias: autonomía, subsidiariedad, flexibilidad, proporcionalidad.
En último extremo, se ha de proceder a la incorporación normativa del prin-
cipio de suficiencia financiera vinculado a las competencias. Para ello resulta
esencial que cualquier previsión de atribución competencial vaya acompañado
de la correlativa previsión de financiación. Y ello porque a efectos de mantener
un equilibrio entre las competencias y los medios necesarios para su ejercicio,
a cada nueva transferencia de competencia debe corresponder su modo de
financiación en forma de nuevo recurso fiscal, fuente procedente de transferen-
cia, de atribución en personal o de cesión de estructuras materiales, pudiendo
concurrir todos al tiempo, varios o uno solo.
68
II. INNOVACIÓN SOCIAL Y
GOBERNANZA URBANA
Clemente J. Navarro
Introducción
La denominada innovación social urbana, o más llanamente,
«innovación local», viene apareciendo como una de las estrategias
principales para hacer frente a los profundos cambios que viven las
ciudades. Estos han supuesto la erosión de algunos de los elementos
fundamentales que hacían válidas las políticas urbanas, y más en
general, la viabilidad o legitimidad de los modelos de gobernanza
urbana predominantes. En el caso español se orientaban principal-
mente al crecimiento económico mediante infraestructuras o even-
tos, así como hacia el denominado modelo de la «growth machine»
en torno a la actividad inmobiliaria (Iglesias et al., 2012).
Así, han ido apareciendo prácticas que tratan de promover
nuevas agendas y nuevas formas de proceder para dar respuesta
a los cambios que aparecen, tanto en los problemas como en los
actores que caracterizan la vida sociopolítica de las ciudades, con el
objetivo de sustentar otras formas de gobernar la ciudad. La inno-
vación social en las ciudades supone, pues, cambios en sus modelos
de gobernanza.
En otros textos de este proyecto se han estudiado las vulnerabi-
lidades que enfrentan las ciudades españolas, así como las estrategias
que al respecto parecen articular los actores locales (Martí-Costa y
Subirats, 1014, 2015). En otros capítulos de este volumen se define el
concepto de innovación social, los criterios para identificar prácticas
significativas al respecto en las ciudades, así como un conjunto de
prácticas significativas en distintas ciudades. En este capítulo trata-
43
44
TABLA 1
MODELOS BÁSICOS DE COALICIONES DE GOBERNANZA URBANA
Coaliciones Coaliciones
Supramunicipales intergubernamentales intergubernamentales
Actores prodesarrollo de bienestar
institucionales
Coaliciones
Coaliciones
Gobierno local localistas
Progresistas
prodesarrollo
45
46
47
TABLA 2
ESTRATEGIAS URBANAS COMO MODELOS DE GOBERNANZA
EN DIEZ CIUDADES ESPAÑOLAS
(1) Porcentaje de entrevistados que se sitúan en cada una de las estrategias, un total de 142 entrevistas
en profundidad.
Fuente: resumen y adaptación de Martí-Costa y Navarro (2015).
48
49
50
1. Ver, por ejemplo monográficos en: Urban Studies (42/11, 2005), European
Urban and Regional Studies (14/3, 2007).
51
52
Condiciones Ejemplos
Dominios políticos transversales: «gobernanza híbrida»,
pluralista
La agenda
«Policy framing»: problemas, causas y soluciones
Nivel y tipos de vulnerabilidades en espacios urbanos
53
Referencias Bibliográficas
ADAMS, D. y HESS, M. (2010), «Operationalising place-based inno-
vation in public administration», Journal of Place Management
and Development, 3(1): 8-21.
BACQUÉ, M-H.; REY, H. y SINTOMER, Y. (eds.) (2005), Gestion de
proximité et démocratie participative, París, La Découverte.
CLARK, T.N. y GOETZ, E.G. (1994), «The Abntigrowth Macine:
Can City Governments Control, Limit, or Manage Growth?»,
en Clark, T.N. (ed.), Urban Innovation, Londres, Sage, pp.
105-145.
CLAVEL, P. (1986), The Progressive City, New Brunswick, NJ, Ru-
tgers University Press.
DELEON, R.E. (1992), «The urban antiregime: progressive politics
in San Francisco», Urban Affairs Review, 27, 555-579.
DIGAETANO, A. y KLAMENAKI, J.S. (1999), Power and city gover-
nance, Minneapolis, MN, Minnesota University Press.
FLORIDA, R. (2007), The flight of the creative class, Nueva York,
Collins.
54
55
56
57
DESARROLLO ORGANIZATIVO
ESQUEMA:
Caries Ramió
57
DESARROLLO ORGANIZATIVO DEL AYUNTAMIENTO GERENCIAL 1
59
2) Modelo de agencialización (fragmentado flexible) : es un modelo emer-
gente como alternativa al modelo clásico-burocrático .~Se trata de supe-
rar la verticalidad mediante la fragmentación de un gran complejo
organizativo unitario generando organizaciones formalmente indepen-
dientes (agencias, organismos autónomos, empresas públicas y empre-
sas privadas prestadoras de servicios públicos) que se encargan de desa-
rrollar competencias concretas y, en especial, de la prestación de deter-
minados servicios . Es un modelo que consigue suavizar la verticalidad
organizativa, ya que cada una de estas pequeñas organizaciones tiene
poca estructura y, de este modo, son ágiles en su adaptación al entorno
y a las nuevas demandas de la ciudadanía . El principal déficit de este
modelo es que no sólo no consigue solucionar el problema de la seg-
mentación de las distintas áreas de gestión, sino que en realidad agrava
considerablemente este problema, ya que hace más difícil la coordina-
ción de organizaciones formalmente independientes .
2 . Aunque aquí el sistema gerencia) se defina como un modelo, más adelante se argumentará que de momento no
está bastante desarrollado como para poder considerarlo un modelo consolidado, sino como un conjunto de dife-
rentes experiencias con una misma orientación que están llevando a cabo un número cualitativamente importante
de municipios .
60
y, finalmente, de mantener el modelo clásico de estructura para algunos
servicios de tipo administrativo . Una calculada combinación de los tres
modelos anteriores podría conseguir dicho efecto .'
EJE JERÁRQUICO
Verticalidad
MODELO MODELO
GERENCIAL BUROCRÁTICO
Aplanamiento
3 . Esta es una cuestión muy importante ; a la luz de los cuatro modelos de estructura está claro que hay uno que
predomina en el universo municipal real (el modelo clásico-burocrático) y que en la mayoría de las situaciones
agrupa elementos disfuncionales que deberían superarse . Como alternativa hay la opción del modelo gerencial
(puro), pero también ha) , otras alternativas derivadas de combinar, según las necesidades específicas de cada
organización municipal, el modelo gerencia¡, el modelo de agencias y mantener en parte el modelo burocrático
(que no en todas las ocasiones y sectores implica necesariamente ineficiencias) .
61
cao ALCALDE
o
a
SECRETARIO INTERVENTOR
(1)
ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA
62
b) El modelo político-unitario
El modelo político-unitario (figura 3) responde a una estructura adminis-
trativa dominada por el alcalde, el cual asume un rol de gestor estratégico (y
con frecuencia no tan estratégico) que manda directamente sobre las distintas
unidades administrativas del ayuntamiento . El secretario y el interventor diri-
gen, en cambio, una parte reducida de la organización municipal . Es un mode-
lo que está presente, en términos generales, en los municipios pequeños y en
los municipios intermedios en cuyo gobierno los alcaldes se implican mucho .
En algunas ocasiones, las funciones de dirección pueden estar repartidas entre
el alcalde y un teniente de alcalde o concejal .
ALCALDE
ó
CL
c
'o
y
c
m i
E CONCEJAL CONCEJAL CONCEJAL CONCEJAL
I
SECRETARIO j IINTERVENTOR
ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA
c) El modelo político-fragmentado
63
interventor están, en su diseño real, bajo las órdenes de los concejales sectoriales
(régimen interior y economía, respectivamente) .
ALCALDE
GABINETE
1
CONCEJAL CONCEJAL CONCEJAL CONCEJAL CONCEJAL
AREA AREA AREA AREA AREA
1 1
JEFE SECRETARIO JEFE JEFE INTERVENTOR JEFE
UNIDAD UNIDAD UNIDAD UNIDAD
1
W N
E ó
o a ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA INFERIOR
Fuente : Elaboración propia a partir de Calderó, Esquirol, 1996) , López Pulido, 1997
64
ALCALDE
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ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA INFERIOR
65
Grandes
MODELO
POLITICO
JERÁRQUICO MODELO
MODELO HABILITACIÓN
POLÍTICO
MODELO MODELO
ALCALDÍA HABILITACIÓN
Pequeños
66
lógica estamental está presente tanto en el modelo profesional de habilitados
nacionales como en el modelo político, aunque los roles que asume cada esta-
mento varían .
67
68
c) notable presencia de tensiones y conflictos entre las unidades verticales
y las unidades encargadas de la gestión de los servicios comunes ;
d) las unidades verticales pierden su capacidad de decisión y de autonomía
de gestión en las tareas que son propias y específicas .
4 . Se considera que el comienzo de los míos noventa fue el punto de inicio, con experiencias muy conocidas como
las de los ayuntamientos de Barcelona y de Esplugues, aunque ya había algunas experiencias previas : el gerente de
la Corporación Metropolitana de Barcelona antes de la democracia o la gerencia del Ayuntamiento de Sant Boi
creada en 1985 (previamente, en 1983, se creó la figura de un coordinador-gerente) . Otra experiencia previa es la
del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet, que tenía un gerente ejecutivo ocupado por un cargo electo .
69
zación), , en España sólo . podrían precisarse experiencias, más o menos aisladas
o numerosas en función de cada Comunidad Autónoma, que aún no han permi-
tido definir un modelo o unos modelos de gerencialización de la organización
municipal .
El mejor modo de explicar en qué consiste y cuál es el impacto de optar
por un modelo de organización gerencial es analizar las funciones inherentes a
la figura organizativa del gerente . Las funciones del gerente se pueden clasifi-
car en las siguientes categorías (tabla 1) :
a) relaciones con los órganos de gobierno ;
b) dirección de la organización e implementación ;
c) relaciones externas ;
d) planificación y evaluación ;
e) innovación y mejora de la gestión .
Las funciones derivadas de la relación con los órganos de gobierno tienen
como objetivo la vertebración de la dimensión política del ayuntamiento con
los diversos colectivos profesionales . Las funciones relacionadas con la direc-
ción de la organización y la implementación son las mismas que han asumido
tradicionalmente -y, por lo general, de forma deficitaria- las figuras del
secretario y del interventor, aunque como funciones centrales y no periféricas
y desde una perspectiva de gestión más moderna . Las funciones de relaciones
externas son las de relación del gerente con el entorno municipal . Las funcio-
nes más destacadas y que aportan un valor añadido muy importante a la figura
de la gerencia son las de planificación, evaluación, innovación y mejora de la
gestión, ya que introducen una cultura de gestión proactiva, de rendimiento de
cuentas y de mejora continua de los componentes organizativos .
En la mayoría de casos son funciones que usualmente no realizan los se-
cretarios e interventores de los ayuntamientos y su estilo de gestión es total-
mente distinto al que suelen tener estos cuerpos de habilitados nacionales,
haciendo hincapié no sólo en el control de la legalidad y de la contabilidad
presupuestaria, sino también en la economía, la eficacia y la eficiencia de las
actuaciones .
70
Tabla 1 . Funciones de un gerente en un ayuntamiento (el caso de Esplugues
de Llobregat) 5
c) Relaciones externas
Promover y coordinar las relaciones institucionales a escala técnica .
Ejercer las funciones de representación y negociación que se le deleguen .
d) Planifcación y evaluación
- Proponer la realización de los estudios necesarios para identificar y definir necesidades de la
población y traducirlas en requerimientos de los servicios, los equipamientos y las infraestructuras .
- Llevar el seguimiento de la ejecución del Plan Estratégico y su desarrollo a través de los instru-
mentos de planificación a medio y corto plazo que se elaboren en el ayuntamiento .
- Impulsar, coordinar y participar en la confección de los distintos planes anuales o plurianuales .
- Proponer las directrices y áreas de prioridad para la confección del presupuesto municipal y del
Plan de Gestión Anual .
- Informar al equipo de gobierno de las incidencias surgidas en las distintas actuaciones y de los
resultados obtenidos por los departamentos y grupos de trabajo respecto a los objetivos fijados y
el nivel de calidad conseguido en la prestación de los servicios .
5 . Sobre la base de las funciones de la gerencia del Ayuntamiento de Esplugues de Llobregat (Giner, 1998), que
responde a un modelo gerencial unitario y que representa uno de los paradigmas más puros del modelo gerencial .
71
3.2 .,-Tipología de experiencias de estructuras gerenciales
Aunque en muchas ocasiones se considera el modelo gerencial como
una alternativa única y homogénea, se pueden diferenciar varias opciones
de organización municipal con una orientación gerencial . En este sentido,
hay una experiencia gerencial de carácter unitario -donde hay un solo
gerente que domina toda la estructura administrativa-, una experiencia
gerencial de tipo fragmentado -que agrupa a tantos gerentes como
macroáreas de gestión tiene el ayuntamiento- y, finalmente, experiencias
mixtas que suponen la gerencialización de una parte de la estructura del
ayuntamiento y el mantenimiento de una estructura clásica para el resto de
la estructura administrativa.
6 . Caso del Ayuntamiento de Esplugues de Llobregat . El hecho de que alcalde y gerente compartan un órgano stq j
no parece muy lógico desde un punto de vista organizativo, ya que no es funcional que una unidad staff tenga una
doble dependencia . Las posibilidades de diseño organizativo en relación con las unidades de asesoramiento ten-
drían que ser otras : a) un único órgano staff de carácter político y tecnocrático que dé apoyo a la alcaldía ; b) un
único órgano .staff de carácter tecnocrático que dé apoyo a la gerencia ; c) dos órganos staff: uno de tipo político que
dé apoyo a la alcaldía y otro con contenidos tecnocráticos que dé apoyo a la gerencia . De las tres posibilidades, la
que quizás sea más funcional en un modelo gerencial unitario sería la a) ; es decir, un único órgano stgff•d e carácter
político y tecnocrático que dé apoyo a la alcaldía, cosa que permitiría potenciar la figura del alcalde (con posibili-
dades de tener un canal de información y de análisis ajeno a la línea gerencial) y, por tanto, suavizar el poder del
gerente .
72
c
Fig. 7. - Sistema gerencial unitario .
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ALCALDE
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UNIDAD UNIDAD UNIDAD UNIDAD
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u)
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E
o ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA INFERIOR
75
en los servicios centrales, las unidades territoriales se constituyen en
escenarios donde convergen dos tensiones organizativas distintas : por
una parte, la dependencia jerárquica de una estructura con una orienta-
ción funcional de la gerencia de distrito ; por otra, la dependencia funcio-
nal de las áreas sectoriales centrales que tienen una orientación más bu-
rocrática.'
• Experiencias gerenciales mixtas de una parte de las áreas sectoriales de
la Administración nuclear : estas experiencias representarían el paradig-
ma más claro de sistema mixto clásico-gerencial, ya que en la estructura
central del ayuntamiento conviven dos principios estructurales : el clási-
co-burocrático y el gerencial (ámbito 1 de la figura 9). Este sistema se
impulsa en ayuntamientos que requieren la innovación en la gestión de
determinadas áreas sectoriales que se gerencializan, pero el resto de áreas
sectoriales mantienen su estructura administrativa y el estilo de gestión
tradicional. Los ámbitos sectoriales que se suelen gerencializar en pri-
mera instancia son economía y finanzas y, también, servicios sociales o,
de forma más amplia, servicios personales .
Estas tres posibilidades pueden desarrollarse de forma secuencial o inclu-
so simultánea. Algunos ayuntamientos han optado por introducir paulatina-
mente la experiencia gerencial iniciando la gerencialización de la Administra-
ción funcional, para proseguir con la gerencialización de alguna área sectorial
o territorial y, como punto de destino, acabar gerencializando toda la organiza-
ción municipal.
7 . Una experiencia incipiente que tiende hacia la gerencialización de unas nuevas áreas territoriales que coexisten
con una organización central clásico-burocrática sería el Ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat .
76
ducido (en cualquier caso no muy pequeños) . Su peso es claramente
profesional ; de hecho, es el modelo en el cual el gerente tiene más do-
minio de la organización y más capacidad de influencia .
c) Sistemas mixtos : modelos que están presentes tanto en municipios gran-
des o medianos como en municipios pequeños y que, normalmente, res-
ponden a un estilo de gestión de preeminencia de la dimensión política,
donde el alcalde y los concejales asumen roles más técnicos y operativos.
Grandes
MODELO
FRAGMENTADO
MODELO
MIXTO
MODELO
UNITARIO
MODELO
MIXTO
Pequeños
77
e
iarárse más ..en las tareas de dirección, generación de ideas y decisión en
función de las necesidades de la comunidad. Hay que tener presente que el
papel del gerente no es la administración de la organización municipal (en
un sentido operativo: implementar siguiendo unas pautas prefijadas), sino
la gestión (en un sentido más estratégico : diseñar planes y programas en
función de los objetivos prefijados por la dimensión política del ayunta-
miento). Entre la actividad política y la administración hay el estadio de la
gestión, que vincula estas dos dimensiones organizativas ; si no hay espe-
cialistas en gestión (es decir, gerentes o figuras similares), ésta suele ser
asumida por la dimensión política, con lo que se pone mucho énfasis en
una actividad y se deja a un lado la esencia de la actividad política (Funda-
ción Encuentro, 1998) .
78
• El encaje de la figura del gerente entre la dimensión política y la dimen-
sión técnica es complejo y pueden aparecer tensiones en dos sentidos :
por una parte, el gerente puede adoptar una posición tan estratégica que
alcance funciones de dirección política de la organización (este es un
peligro que iría asociado a la experiencia de gerencialización unitaria) ;
por otra parte, la posibilidad contraria : el gerente puede adoptar una po-
sición excesivamente operativa, de modo que las funciones de dirección
técnica de la organización municipal queden en manos de los estamentos
políticos (este peligro iría asociado a algunas de las experiencias
gerenciales fragmentadas y mixtas) .
8 . El proceso conceptual de clientelización de los ciudadanos no va sólo asociado al modelo gerencial, sino que se
trata de un proceso cada vez más generalizado en nuestras administraciones públicas . De todos modos, los mode-
los gerenciales casi siempre consideran a los ciudadanos básicamente como clientes de servicios públicos sin
introducir otras consideraciones .
79
Ventajas Dilemas-problemas
80
4. El proceso de cambio : de una estructura burocrática a una estructura
gerencial
81
4.2 . La adopción de una estructura gerencial : transformaciones en la es-
tructura administrativa, en los roles profesionales y cambio en la cultura
organizativa
El logro de una estructura gerencial por parte de los ayuntamientos tiene
un impacto que supone la transformación de la estructura administrativa, de
los roles profesionales de los distintos ámbitos de gestión y, más a largo plazo,
de la cultura organizativa .
82
entre los mismos . En los ayuntamientos no gerenciales es habitual la exis-
a tencia de un déficit a la hora de mantener una visión integrada de los
servicios (existe un elevado grado de fragmentación en la gestión de ser-
vicios complementarios que configuran .macroáreas naturales; por ejem-
plo, el caso de los servicios personales) y pocos puntos de contacto entre
los distintos servicios sectoriales . La tarea de diseñar, coordinar e
implementar programas contextualizándolos en un determinado entorno
socioeconómico y organizativo es otra de las tareas básicas a desarrollar
por un gerente .
83
organización de la Administración . En una estructura no gerencial hay,
en muchas ocasiones, un vacío entre la dimensión política (nivel estraté-
gico) y la dimensión administrativa (nivel operativo) ; este vacío es la
gestión (las funciones, antes explicitadas, que en el modelo gerencial
asume el gerente) . En algunos municipios con una estructura no gerencial,
.el vacío en la dimensión de la gestión o bien no se ocupa, evidenciando
una carencia fundamental, o bien está ocupado de forma imperfecta por
los cargos electos, desviándose de sus funciones propias, y/o por los fun-
cionarios habilitados nacionales que, en muchas ocasiones, no respon-
den al perfil profesional adecuado . La adopción de un modelo gerencial
supone el repliegue de los cargos electos a las actividades políticas y a
una dirección y control estratégico de los programas y de la organiza-
ción .
84
Tabla 3 . Diferencias organizativas entre un modelo gerencial y un modelo
no gerencial.
85
cio, hecho que puede dificultar el entendimiento de las directrices y aumen-
tar la incertidumbre de los jefes de servicio en el momento de implementar
los programas. La transformación de un modelo no gerencial a un modelo
gerencial supone ventajas claras para los responsables de los servicios, ya
que se reduce la incertidumbre en su gestión gracias a que'los objetivos a
alcanzar están claramente definidos y que en la figura del gerente tienen una
cobertura en sus responsabilidades en relación con los cargos electos . De
todos modos, es posible que se manifiesten resistencias de algunos respon-
sables de los servicios a la adopción de un modelo gerencia¡ ya que, a pesar
de suavizar la incertidumbre en la gestión, su actividad se ve reducida a un
plano más operativo .
86
87
gereñcializáción que han aparecido hasta el momento . Por lo que respecta a los
municipios con menos de 50 .000 habitantes, las evidencias empíricas son me-
nores y las propuestas tendrán un cariz más teórico.
En relación con los modelo de estructura que han articulado hasta el mo-
mento la organización de los ayuntamientos, se identifican cuatro categorías
que representan gran parte del universo actual de la organización municipal no
gerencial (véase el apartado 2.1, 'Tipología de modelos de estructura clásico-
burocráticos") :
9 . La Diputación de Barcelona imparte unos programas de formación gerencial dirigidos a los secretarios e inter-
ventores de los municipios de tamaño pequeño y mediano .
88
a los municipios son el modelo profesional de, habilitados nacionales,', el mode-
me- lo político-unitario y el modelo político-fragmentado . El modelo a propo-
ner más viable sería el modelo gerencial-unitario (véase el apartado 3 .2,
"Tipología de experiencias de estructuras gerenciales"), es decir, el cono-
mo-
cido modelo de Esplugues de Llobregat, pero con la posibilidad de intro-
)rías
ducir alguna modificación tendente a reforzar el papel de los cargos elec-
il no
;ico- tos del ayuntamiento .
le-
de
:er-
89
Tabla 4. Estructuras administrativas-tipo para un modelo gerencial
5. Bibliografía
Belaza, J.M., y García, J .A. (1993), Manual del alcalde . Gestión de recursos
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Vallés, J .M. (1988), "Democracia local : el rol de los electos locales", Barcelo-
na, texto no publicado
leo
ión
ar-
)m
91
Provisión de servicios públicos en el contexto
de la administración local de España
El papel de los factores políticos institucionales
y la externalización de los gobiernos locales
El artículo pretende contribuir al debate sobre el papel de los factores políticos e ins
titucionales en los procesos de externalización de los servicios públicos locales, apor
tando argumentos y evidencias de la realidad político-administrativa local española
vinculada a la tradición continental no anglosajona. Para ello se realiza un análisis de
la totalidad del universo de ayuntamientos con más de 5 000 habitantes de Cataluña,
de una comunidad autónoma de España. El resultado permite ilustrar la difusión de la
externalización como fórmula de gestión por defecto ante las rigideces del modelo de
gestión más allá de las diferencias político-ideológicas que no resultan significativas.
La externalización se potencia en aquellos ayuntamientos permeables a estrategias mo
dernizadoras más claras como las vinculadas al modelo gerencial y, en especial, a los
que muestran más rigidez asociadas al sistema funcionarial clásico de gestión pública.
Palabras clave: servicios públicos, externalización (terciarización), función públi
ca, gerencialismo, administración local.
This article aims to contribute to the academic debate on local public services delivery,
focusing on the role of institutional and managerial factors in a non-Anglo-Saxon
public administration. In a context of a European continental administrative tradition,
VOLUMEN XXI . NÚMERO 2 . II SEMESTRE DE 2012 . PP. 375-405 Gestión y Política Pública 375
CARLES RAMIÓ Y MIQUEL SALVADOR
INTRODUCCIÓN
E
l objetivo general de este artículo es aportar nuevos argumentos,
basados en una exhaustiva evidencia empírica, sobre los factores
que inciden de forma más determinante en la externalización de
los servicios de los gobiernos locales europeos y que el relevante número
de investigaciones internacionales desarrolladas en este campo no logran
consensuar. El concepto externalización (utilizado en España) o terciari
zación (de uso en algunos países de América Latina) es la traducción del
término en inglés outsourcing. La definición técnica de este concepto es
la provisión de servicios públicos, que siguen siendo de titularidad pú
blica, por organizaciones privadas con ánimo o sin ánimo de lucro.
La aproximación que se propone en este artículo se centra en la inci
dencia de los factores políticos e institucionales en el nivel de externaliza
ción de los servicios públicos locales. Con ello se pretende indagar hasta
qué punto la existencia de ciertos factores políticos e institucionales pre
sentes en algunos ayuntamientos del sistema administrativo español
marcan una tendencia más acusada hacia la externalización (convirtién
dolos en lo que proponemos denominar como “ayuntamientos externa
lizadores”). Para tal efecto hemos utilizado un conjunto de evidencias
empíricas basadas en la encuesta realizada en 2007 y 2008 por la Funda
ción Carles Pi i Sunyer de Estudios Autonómicos y Locales a la totalidad
de municipios de Cataluña con más de 5 000 habitantes, un total de 189
ayuntamientos. La encuesta combinaba la información sobre datos bási
cos del municipio con datos referidos a su estructura y funcionamiento
(en el campo político y de gestión), sobre sus servicios públicos y la fór
H1b Los ayuntamientos con gobiernos más fuertes (de mayoría o de coali
ción mayoritaria) registrarán un menor nivel de externalización de servi
cios públicos.
H3b Los ayuntamientos con mayor porcentaje de personal con vínculo la
boral (vínculo similar al del sector privado) registrarán un menor nivel de
externalización de servicios públicos.
El contexto de la ciudad
DATOS Y MÉTODO
Datos
En la revisión de los planteamientos explicativos sobre el papel de los
factores políticos e institucionales en los procesos de externalización de
servicios públicos locales, algunas investigaciones muestran cautelas so
bre sus resultados y registran variaciones significativas en el peso de las
variables consideradas debido, entre otras cosas, a la muestra utilizada.
A modo de ejemplo, algunas de estas investigaciones no coinciden
con el peso asignado a los gerentes municipales en las decisiones sobre
externalización, en buena medida por basar sus conclusiones en los
datos ofrecidos por la encuesta de la International City/County Mana
gement Association (icma), una asociación de directivos de administra
ciones locales y supralocales que tiende a sobrerrepresentar las ciudades
que disponen de este estrato profesional (Lamothe et al., 2008). Por su
parte, Joassart-Marcelli y Musso (2005) coinciden también con dichas
críticas a la citada encuesta, además de añadir el tamaño de las ciudades
incluidas (superior a 10 000 habitantes). Warner y Hefetz (2002) desta
can el nivel de respuesta de la encuesta (31 por ciento en 1992, 32 por
ciento en 1997) que introduce sesgos en especial en gobiernos locales de
menores dimensiones pero con importantes presiones de capacidad fis
cal que inciden en sus estrategias externalizadoras.
El presente artículo pretende contribuir a dicho debate aportando evi
dencias basadas en la encuesta realizada en 2007 y 2008 por la Funda
ción Carles Pi i Sunyer de Estudios Autonómicos y Locales a la totalidad
de los municipios de Cataluña con más de 5 000 habitantes, un total de
189 ayuntamientos.1 La encuesta combinaba la información sobre datos
básicos del municipio con datos referidos a su estructura y funciona
miento (a nivel político y de gestión), sobre sus servicios públicos y la
1
Se ha excluido la ciudad de Barcelona por considerarla como caso atípico que contrasta con el resto de
los municipios considerados en la investigación; esto tanto por su capacidad de autogobierno como por sus
dimensiones (1 668 700 habitantes de los 7 210 508 habitantes del conjunto de Cataluña en 2007, según
datos del Instituto Catalán de Estadística —http://www.idescat.cat—).
Variable dependiente
2
Los 30 servicios considerados son: alumbrado público, cementerio, recolección de residuos, limpieza via
ria, suministro de agua potable, alcantarillado, acceso a los núcleos de población, pavimentación y conservación
de las vías públicas, control de alimentos y bebidas, conservación de parques públicos, biblioteca pública, merca
dos, recolección selectiva, protección civil, servicios sociales, prevención y extinción de incendios, instalaciones
deportivas de uso público, matadero, transporte colectivo urbano de viajeros, protección del medio ambiente,
otros servicios que en la práctica suelen prestarse desde este nivel de administra
ción en España.3 Tal como se apuntaba en el apartado “El contexto de la ciu
dad”, el hecho de que la encuesta cubra el universo de ayuntamientos de Catalu
ña (a partir de 5 000 habitantes) permite considerar como constante la pauta de
prestación de servicios municipales (el conjunto de municipios comparten un
patrón similar de servicios públicos, tanto obligatorios como adicionales).
En el apartado de la encuesta sobre servicios públicos, se preguntaba so
bre la fórmula de gestión de cada uno de los considerados. Para efectos del
presente análisis se han agrupado las diferentes opciones de gestión directa e
indirecta, tomándose estas últimas como referencia para dar cuenta de la
externalización de servicios. El porcentaje promedio de servicios externali
zados es de 20.56 por ciento, con una desviación estándar de 10.80, con un
mínimo de 0 y un máximo de 44.83 por ciento de externalizaciones.
Variables independientes
seguridad, vivienda, museos, cultura popular y tradicional, enseñanzas artísticas, conservatorios de música/escue
las de música, guarderías, escuelas de adultos, acciones públicas relativas a la salud y residencia para la tercera edad.
3
Hay que señalar que los datos son perfectamente comparables entre todos los municipios analizados ya
que, a pesar de las diferentes exigencias legales derivadas del tamaño de la población, todos los ayuntamientos
analizados prestan los servicios públicos que se utilizan en la investigación como evidencia empírica, utilizan
do la potestad que les atribuye la Ley de poder prestar todos los servicios que consideren necesarios sin me
noscabar las competencias del resto de las administraciones públicas.
El artículo 26 de la Ley 7/1985, del 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local, indica que los
municipios deben asumir:
a) En todos los casos: alumbrado público, cementerio, recolección de residuos, limpieza viaria, abasteci
miento domiciliario de agua potable, alcantarillado, acceso a los núcleos de población, pavimentación de vías
públicas y control de alimentos y bebidas.
b) En municipios con más de 5 000 habitantes. Además de los anteriores: parque y bibliotecas públicos,
mercado y tratamiento de residuos.
c) En municipios de más de 20 000 habitantes: además de los anteriores: protección civil, servicios socia
les, prevención y extinción de incendios, instalaciones deportivas y matadero.
d) En municipios de más de 50 000 habitantes. Además de los anteriores: transporte colectivo urbano de
viajeros y protección del medio ambiente.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta realizada en 2007 y 2008 por la Fundación Carles Pi i
Sunyer de Estudios Autonómicos y Locales y del Barómetro de Opinión Pública del Centro de Estudios de
Opinión de julio de 2008. Significación: *p < .10, **p < .05. El diagnóstico de los dos modelos muestra que
ambos son altamente significativos (con significación de F < 0.001), que no hay problemas de colinealidad
(los niveles de tolerancia son altos y los factores de inflación de la varianza [fiv] bajos) y que tampoco hay
problemas de autocorrelación serial (con una medida de Durbin-Watson muy próxima a 2 en ambos casos).
Sobre la orientación y fortaleza política del gobierno local. El hecho que tanto
en el modelo 1 como en el modelo 2 la orientación política del gobierno
local no aparezca como significativa permite validar la H1a en relación con
la no incidencia de dicha variable en el nivel de externalización de servicios
públicos. La evidencia se corresponde con los resultados ofrecidos por otras
investigaciones (Warner y Hebdon, 2001; Brudney et al., 2005), que vie
nen a destacar la mayor incidencia de variables vinculadas a la gestión.
En relación con la hipótesis H1b los resultados del modelo 2 permiten
mostrar el contraste entre unos gobiernos relativamente fuertes con una
menor presencia de externalización de servicios, con unos gobiernos relati
vamente más débiles que registran mayores porcentajes de contratación
externa. Se apunta así que más que la orientación política del ayuntamien
to, lo importante es su fortaleza política y estabilidad, pero en el sentido
inverso, es decir, son los equipos más débiles los que optan en mayor medi
da por la externalización de servicios públicos locales. Esto llevaría a plan
tear argumentos vinculados con la contratación externa como huída ante
las dificultades para su manejo más que como opción estratégica de gestión
pública.
Sobre la situación fiscal de estrés del gobierno local. En ambos modelos la
variable asociada a la carga financiera de los gobiernos locales no aparece
como significativa para dar cuenta del nivel de externalización, y por lo
tanto no permiten validar la H2. De todas formas, cabe apuntar que en el
modelo 2 se aproxima a niveles de significación (con p = .123). Como
apuntan Bel y Fageda (2010), la incidencia de este tipo de variables se reve
la menos clara en estudios más recientes en el campo de la externalización,
especialmente los realizados en países europeos.
Sobre las características del empleo público local. Los resultados del mode
lo 1 no permiten validar la hipótesis referida al nivel de tecnificación de los
servicios centrales considerando el personal funcionario (H3a) como indi
cador de las capacidades de diseño, control y evaluación de externalizacio
nes. Al considerar investigaciones desarrolladas en el mismo contexto de la
realidad administrativa (Ramió, Salvador y García, 2007), parece que
la decisión de externalizar tiende a no considerar las capacidades internas
de la corporación local (o como mínimo la calificación profesional de sus
empleados no se toma como variable a considerar).
La segunda hipótesis del empleo público apuntaba que un mayor por
centaje de personal con vinculación laboral (siguiendo el derecho privado)
impactaba negativamente en el nivel de externalización de servicios públi
cos ( H3b ). Los resultados del modelo 1 permiten observar cómo esta varia
ble concentra la mayor parte del peso explicativo (coeficiente estandarizado
de β = -.221) al registrar la mayor significación del conjunto de variables
consideradas (p = .014). El resultado puede interpretarse como reflejo de
una variable latente como es la oposición a la externalización de las organi
zaciones sindicales, que suelen tener una mayor presencia entre el colectivo
4
ebep: Ley 7/2007, del 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado Público.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
PEDRO RIERA
Universidad Carlos III de Madrid
RAÚL GÓMEZ
Universidad de Liverpool
PABLO BARBERÁ
Universidad de Nueva York
Cómo citar/Citation
Riera, P., Gómez, R., Barberá, P., Mayoral, J. A. y Montero, J. R. (2016).
Elecciones municipales en España: un análisis multinivel
de los determinantes individuales y contextuales del voto.
Revista de Estudios Políticos, 172, 47-82.
doi: http://dx.doi.org/10.18042/cepc/rep.172.02
1
Este artículo ha podido realizarse tras la concesión a los autores de una Ayuda de
Investigación del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Queremos agradecer
al CIS la oportunidad que nos brindó para trabajar sobre un tema tan interesante
como poco frecuentado; al personal de su Banco de Datos, su colaboración en la
desanonimización parcial de muchas de las encuestas utilizadas en este trabajo; a
Jaume Magre, sus valiosos comentarios, y a Paz Fernández y a Luis Martínez, de la
Biblioteca del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales (CEACS), del
Instituto Juan March, su ayuda para la localización de numerosas bases de datos que
han resultado sumamente útiles. También debemos agradecer la cooperación recibida
para la obtención de datos municipales a Pedro Carlos Garrido Matas y a la Dirección
General de Cooperación Local del, en su momento, Ministerio de Política Territorial
y Administración Pública.
48 P. RIERA, R. GÓMEZ, P. BARBERÁ, J. A. MAYORAL Y J. R. MONTERO
Resumen
Palabras clave
Abstract
Since the establishment of the first democratic local councils in 1979, ten mu-
nicipal elections have taken place in Spain. In the few studies devoted to them, voting
has habitually been explained by using national variables and following the well-
known model of second-order elections. In this paper we examine the validity of
these conclusions by also considering local factors. We have estimated several hierar-
chical models using an ambitious datasetwhich includes both individual and contex-
tual variables for a representative sample of Spanish municipalities between 1991 and
2011. Our empirical results are particularly interesting, with individual factors such
as voters’ ideology and contextual indicators such as the unemployment rate at the
municipal level having a significant impact on the probability of voting for the in-
cumbent mayor’s party.
Key words
SUMARIO
2
Además de estos trabajos, otros muchos han analizado las elecciones locales en el nivel
nacional o sobre todo en el autonómico; puede verse por ejemplo el de Montero et al.
(2015) para el examen de las principales dimensiones del voto local.
3
En otro trabajo, Riera et al. (2015) han contribuido a estos intentos mediante un
análisis de la personalización del voto en las elecciones municipales, que examinan en
tres años y en quince localidades.
ciación municipal ocasionados por la crisis económica han abierto nuevas pers-
pectivas sobre la relación entre gasto público y voto a los gobiernos locales. En
este sentido, el amplio conjunto de medidas de política económica incluidas en
el denominado Plan E, aprobado por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapa-
tero en enero de 2009 y desarrollado durante los dos años siguientes para hacer
frente a la crisis originada tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 2008,
ofrece una excelente oportunidad para comprobar si el gasto en infraestructuras
públicas mejora los rendimientos electorales de los partidos en el gobierno, ya
sea a nivel nacional o, y esto nos interesa más, local.
Dentro de estos parámetros, este artículo pretende analizar los determi-
nantes individuales y contextuales del voto en elecciones municipales. Nues-
tras preguntas de investigación son básicamente tres. Primera, ¿qué caracterís-
ticas individuales afectan en mayor medida a la orientación del voto en la
arena municipal? Además, ¿existen particularidades del contexto a nivel local
que inciden en el apoyo al partido del alcalde? Por último, ¿cómo interactúan
el perfil sociodemográfico y las actitudes políticas de los españoles con las ca-
racterísticas contextuales de los municipios para explicar los resultados electo-
rales a nivel local? Somos conscientes de que se trata hasta cierto punto de
preguntas elementales en la investigación electoral comparada. Pero debe te-
nerse en cuenta que sus respuestas permanecen rigurosamente inéditas como
consecuencia de la falta de estudios sistemáticos sobre las razones de voto en
las elecciones locales, sustituidas por trasposiciones realizadas desde las elec-
ciones generales o por lugares comunes basados en intuiciones sobre la su-
puesta naturaleza específica de los gobiernos locales. Que sepamos, las páginas
que siguen son, pese a su modestia, el intento más ambicioso para conocer a
la vez los determinantes individuales y los elementos de los contextos locales
que intervienen en el voto a los partidos de los alcaldes en España.
El artículo está estructurado en cinco secciones. En la siguiente examina-
remos el lugar ocupado por las elecciones locales dentro de las denominadas
de segundo orden. En la segunda sección presentaremos nuestras hipótesis, ali-
neadas junto a los argumentos teóricos que nos parecen más relevantes. En la
tercera describiremos los datos utilizados y los modelos estimados, y en la
cuarta discutiremos los resultados obtenidos en los análisis empíricos. En fin,
la quinta sección recogerá las conclusiones.
4
Así las han calificado, por ejemplo, y pese a sus diferencias, Márquez (1999), Delgado
(1997: 11ss. y 283ss.; 2010) y Font (1995) para las españolas, Heath et al. (1999)
para las británicas, Jérôme y Lewis-Beck (1999) para las francesas, Freire (2005) para
las portuguesas, Miller (1988) y Lewis (2011) para las estadounidenses o Lavareda
(2011) para las brasileñas. También las autonómicas han sido caracterizadas en
España como de segundo orden; véanse Pallarés y Keating (2003) y Schakel y Jeffrey
(2012).
5
Y también ha habido casos de unas elecciones municipales motejadas como de «tercer
orden» por su escasa participación y su elevada fragmentación, mayor que en las
anteriores legislativas o autonómicas; Montabes y Ortega (2005) adjudican este
calificativo a las elecciones municipales de 2003 en Andalucía.
En todo caso, la discusión del lugar ocupado por las elecciones locales
dentro de las de segundo orden, por más que sea obligada, resulta insufi-
ciente para conocer los factores de voto de los residentes en los municipios
o el impacto en el voto de características peculiares de esos mismos munici-
pios. Mientras que la literatura sobre la naturaleza de las elecciones locales
está basada en variables agregadas, para estudiar debidamente el comporta-
miento electoral municipal debemos tener en cuenta dos tipos distintos de
variables: las que expresan actitudes, opiniones y situaciones individuales, y
las que reflejan el contexto específico del municipio. Es difícil oponerse a la
clásica afirmación de William L. Miller (1988: 5) de que local issues matter.
Sin embargo, para sustanciar esta importancia específica necesitamos acudir
a ambos tipos de variables. De esta forma, en este artículo analizaremos la
medida en que algunos rasgos individuales de los votantes (como su ideolo-
gía o su situación económica) y algunas características contextuales del mu-
nicipio (como el paro, el gasto público o la corrupción) permiten explicar el
comportamiento de los votantes en las elecciones municipales españolas. Y
aunque es cierto que conocemos ya la relevancia de estas variables a nivel
nacional, carecemos de una adecuada comprensión de su efecto potencial en
el ámbito local.
Nuestras hipótesis girarán así sobre dos variables individuales como la
ideología y la condición de desempleado, de un lado, y, de otro, sobre varia-
bles contextuales como la tasa de empleo, el gasto público y la corrupción,
todas ellas a nivel municipal. Su justificación no es difícil. Es suficientemen-
te conocida, por ejemplo, la extraordinaria importancia de las preferencias
ideológicas de los votantes para su decisión electoral (Downs, 1957; Rabi-
nowitz y MacDonald, 1989; Adams et al., 2005; Kedar, 2005). Richard
Gunther y José Ramón Montero (2001) han comprobado la relevancia de la
ideología entre muchos otros determinantes del voto en numerosos sistemas
democráticos, y Cees van der Eijk, Herman Schmitt y Tanja Binder (2005)
han demostrado que la autoubicación ideológica de los votantes en el eje
izquierda-derecha está fuertemente asociada con el comportamiento electo-
ral en Europa occidental. Para el caso de España, Mariano Torcal (2011),
entre otros muchos, ha ratificado la superior capacidad explicativa de la
ideología en la relación de factores que se concitan en las elecciones genera-
les. ¿Desempeña también un papel tan destacado en la explicación de las
elecciones municipales? Una primera respuesta para el caso español ha sido
formulada por Pablo Barberá (2010), que ha comprobado que la cercanía
ideológica con los partidos es un mecanismo relevante para la explicación
del voto a nivel municipal, aunque no más potente que otros como la eva-
luación de las características personales de los candidatos locales. Dentro de
la escasez de trabajos existentes sobre el ámbito local, el de Irene Delgado
(1999) sobre las elecciones municipales de 1999 y el de Guadalupe Martí-
nez Fuentes y Carmen Ortega (2010) sobre las de 2007 en Andalucía han
conferido un papel central a la identificación partidista, seguida a cierta
distancia por la ideología6. En este artículo sostendremos que la identifica-
ción ideológica de cada elector tiene un efecto significativo en la decisión de
voto a nivel municipal, y que su dirección depende del partido al que perte-
nezca el alcalde. Nuestra primera hipótesis, por lo tanto, comprobará si, en
el caso de aquellos alcaldes pertenecientes a partidos progresistas (como el Partido
Socialista Obrero Español [PSOE] o Izquierda Unida [IU]), la probabilidad de
votar por ellos disminuye a medida que el individuo se considera más de dere-
chas; por el contrario, en el caso de aquellos alcaldes pertenecientes a partidos
conservadores (como el PP, el Partido Nacionalista Vasco [PNV] y Convergència
i Unió [CiU]), la probabilidad de votar por ellos aumenta a medida que el
individuo se considera más de derechas (H1).
Otro de los posibles factores que puede afectar a la probabilidad de votar
al partido del alcalde es la valoración de la situación económica del municipio,
es decir, el voto económico. Parece existir un amplio consenso a la hora de ca-
racterizar las elecciones como referendos sobre la economía (por ejemplo,
Lewis-Beck, 1988; Van der Brug et al., 2007; Duch y Stevenson, 2008). Den-
tro de esta literatura, se suele distinguir además entre consideraciones de tipo
sociotrópico, cuando los electores premian o castigan al gobierno en función de
las condiciones generales de la economía, o valoraciones de carácter egotrópico,
cuando toman su decisión en base a sus condiciones personales o familiares.
La inmensa mayoría de estudios empíricos enmarca las reacciones políticas a
la economía dentro sobre todo de los juicios de carácter sociotrópico (Kinder
y Kiewiet, 1979; Markus, 1992).
La magnitud del voto económico depende en última instancia del con-
texto institucional: el voto económico solo existirá en aquellos países cuyas
estructuras político-institucionales posibiliten la atribución de responsabilida-
des a los gobernantes (Powell y Whitten, 1993; Anderson, 2000; Fisher y
Hobolt, 2010). En este sentido, Sandra León (2011) ha demostrado con datos
6
Algunos trabajos sobre elecciones locales en Estados Unidos han examinado el papel
de la ideología como elemento central del voto en circunstancias normales, es decir,
cuando, por ejemplo, el issue racial no entra en campaña o no está presente en el
contexto municipal; véanse Browning et al. (2003); Kaufmann (2004); Abrajano
et al. (2005).
7
Por ejemplo, «Las urnas perdonan a los implicados», El País, 29 de mayo de 2007;
«Los electores ven la corrupción como una cuestión ajena, según los expertos», El País,
24 de mayo de 2011; «El PP, inmune a la corrupción en Pozuelo», El Mundo, 23 de
mayo de 2011.
1. DATOS
8
Como se verá a continuación, no disponemos de información acerca del tipo de
gobierno municipal, por lo que no podremos comprobar de manera directa el efecto
de esta variable.
9
En los análisis que siguen se utilizan todos los municipios incluidos en dichas encuestas.
El procedimiento de muestreo empleado en los estudios y el número de municipios
seleccionados en las comunidades autónomas varía ligeramente en cada ocasión.
10
Debe señalarse que en los municipios ubicados en las comunidades autónomas
denominadas históricas solo se realizaron encuestas electorales a nivel municipal en
1991 y 1995. Por este motivo, ningún municipio catalán, andaluz, vasco o gallego está
incluido en nuestros análisis a partir de 1999.
11
Esta circunstancia podría parecer problemática en un primer momento por la
presencia de gobiernos de coalición. Creemos, sin embargo, que solo introduce sesgos
a la baja en la estimación de nuestros coeficientes.
12
La categoría de parados incluye tanto a los que han trabajado con anterioridad como
a quienes buscan su primer empleo. La categoría de referencia incluye a trabajadores,
jubilados y pensionistas, estudiantes, trabajadores domésticos no remunerados y otras
situaciones.
13
Nuestro artículo se limita a los municipios con una población superior a 250
habitantes por tres motivos. En primer lugar, este es el límite por debajo del cual se
utiliza el sistema electoral conocido como de concejo abierto, en el que resulta difícil
identificar a qué partido pertenece cada candidato. En segundo lugar, muchas de las
variables socioeconómicas incluidas no se encontraban disponibles para municipios
de tan reducido tamaño. Finalmente, pese a que en términos absolutos estos
municipios representan un número elevado (en 2011, 2.859 municipios sobre un
total de 8.084 tenían 250 habitantes o menos), en términos relativos su población
agregada es reducida (1,15 por ciento de la población total española en 2011).
14
Por lo tanto, solo contamos con esta variable para las últimas tres elecciones, es decir,
las de 2003, 2007 y 2011.
2. MODELOS
Como ya hemos señalado, nuestra base de datos tiene una estructura jerár-
quica. Nuestra unidad de observación es el individuo, pero este vota en un
municipio concreto. En consecuencia, nuestras variables macro varían de un
municipio a otro, pero tienen un efecto homogéneo sobre todos los habitantes
de cada uno de ellos. Además, cada muestra aleatoria de individuos es observada
para diferentes elecciones, de tal manera que factores específicos de cada una de
ellas también afectan su comportamiento de manera diferenciada. Por todo ello,
utilizaremos modelos multinivel (Steenbergen y Jones, 2002). Más en concreto,
estimaremos modelos de regresión logística con interceptos aleatorios para cada
municipio y año dada la naturaleza dicotómica de nuestra variable dependiente.
Las variables independientes incluidas en los modelos variarán según la
hipótesis que pretendamos contrastar. Todos los modelos incluyen las variables
de control a nivel individual (sexo, edad, educación y género), así como el tama-
ño de población en escala logarítmica. La inclusión del número de habitantes en
cada municipio como factor explicativo en todos los modelos presenta la venta-
ja de capturar el efecto de variables institucionales como la proporcionalidad del
sistema electoral o el número de los partidos que compiten. Como es bien sabi-
do, el tamaño del municipio determina el número de concejales, y tanto la
fragmentación partidista como la proporcionalidad de los resultados electorales
son función de la magnitud de la circunscripción15. El resto de variables inde-
pendientes clave será introducido secuencialmente, con las necesarias interac-
ciones, con el fin de analizar su efecto en la orientación del voto16.
Por último, hemos computado también todos los modelos introducien-
do otras variables de control, con la intención de comprobar la robustez de
15
Una posible desventaja de controlar por el tamaño de población es que está altamente
correlacionado con otras variables de nuestros modelos, como la ideología de los
encuestados (más conservadora en áreas rurales) o la educación (individuos que
residen en ciudades tienden a tener niveles educativos más elevados), lo cual provoca
multicolinealidad en nuestros modelos. De hecho, en varias de nuestras regresiones
los coeficientes de inflación de varianza son superiores al valor crítico de 10. Pese a
ello, hemos decidido incluir esta variable, dado que en todo caso la multicolinealidad
entre variables induciría sesgo de atenuación en nuestro análisis y, por lo tanto, iría en
contra de nuestras hipótesis.
16
Más específicamente, se incluirán en los modelos las siguientes interacciones: ideología
individual x cada uno de los partidos que ostentan la alcaldía, desempleo (en %) x
partido del alcalde en el gobierno nacional, parado x desempleo (en %), ideología
individual x medidas de gasto, medidas de gasto x población municipal en escala
logarítmica y escándalo de corrupción x porcentaje previo de voto al partido del alcalde.
IV. RESULTADOS
17
Un análisis del porcentaje de la varianza explicada por cada nivel de nuestro análisis
confirma la importancia de controlar por variables a nivel individual: únicamente un
22 por ciento de la varianza entre individuos se explica por diferencias a nivel
contextual (municipios y elecciones).
más propenso a votar por partidos de izquierda (PSOE e IU) que por partidos
de derecha (PP y CiU). Por otra parte, los coeficientes de los términos de inte-
racción miden el cambio en la probabilidad de votar por cada uno de estos
partidos cuando comparamos un individuo con otro que se ubica un punto a
su derecha en la escala ideológica. Así, esta comparación indica que el segundo
individuo sería más propenso a votar por partidos de derecha (PP, CiU y PNV)
que por los de izquierda (PSOE e IU). Todos estos efectos son significativos
para un nivel de confianza del 1 por ciento. Para ilustrar la magnitud de este
efecto, en el gráfico 1 mostramos la probabilidad estimada de votar a incum-
bents locales pertenecientes a cada uno de los tres principales partidos para cada
uno de los posibles valores de la variable ideológica, con sus correspondientes
errores típicos correctamente calculados (Brambor et al., 2006). Aunque las
diferencias son prácticamente imperceptibles, el efecto de la ideología es ligera-
mente superior para el caso del PP. Estos resultados confirman la importancia
del voto ideológico en la explicación del comportamiento electoral a nivel local
pese a la mayor cercanía entre votantes y representantes políticos, que en prin-
cipio permitiría a los votantes obtener información de manera directa sin nece-
sidad de shortcuts atajos ideológicos. El uso de datos a nivel individual para
múltiples localidades, incluyendo tanto grandes municipios como zonas rura-
les, demuestra también que esta pauta es generalizada.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Ideología del encuestado
PSOE PP IU
a
Probabilidad estimada según los resultados del modelo 2 en la tabla 5. Cada área represen-
ta intervalos de confianza al 95 por ciento.
0 10 20 30
Tasa de desempleo en el municipio
a
Cambio en la probabilidad estimada de votar al partido del alcalde según si el individuo se
encuentra en situación de desempleo o no, de acuerdo a los coeficientes en el modelo 3 en la tabla
6. El área indica intervalos de confianza al 95 por ciento a diferentes valores de desempleo en el
municipio.
(pruebas a dos colas); errores típicos entre paréntesis. La variable dependiente es el voto al partido del alcalde elegido en la anterior elección.
72 P. RIERA, R. GÓMEZ, P. BARBERÁ, J. A. MAYORAL Y J. R. MONTERO
18
Omitimos la regresión estimada para la submuestra relativa a otros partidos debido a
que tenía un tamaño muy reducido.
19
Una posible explicación estaría relacionada con un problema de endogeneidad: los
alcaldes del PSOE, ante una previsible derrota electoral, podrían tener más incentivos
a incrementar el gasto en infraestructuras dentro de este plan.
(pruebas a dos colas); errores típicos entre paréntesis. La variable dependiente es el voto al partido del alcalde elegido en la anterior elección.
74 P. RIERA, R. GÓMEZ, P. BARBERÁ, J. A. MAYORAL Y J. R. MONTERO
20
A pesar de que el término principal de la interacción no es significativo en la tabla 8,
el efecto marginal que indicábamos, que es la cantidad de interés en nuestro análisis,
sigue siendo significativo para un ciudadano con una posición media en la escala
ideológica. Encontramos el mismo resultado en el modelo 3 de la misma tabla 8, al
interactuar gasto per cápita con tamaño de población.
21
El efecto marginal de un escándalo de corrupción en la probabilidad de votar al
partido del incumbent local es -1,2 por ciento en 2007 y 6,4 por ciento en 2011, pero
en ambos casos este efecto no es significativamente diferente de cero.
(pruebas a dos colas); errores típicos entre paréntesis. La variable dependiente es el voto al partido del alcalde elegido en la anterior elección.
76 P. RIERA, R. GÓMEZ, P. BARBERÁ, J. A. MAYORAL Y J. R. MONTERO
V. CONCLUSIONES
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Recibido: 25.5.10
Aprobado definitivamente: 6.7.10
RESUMEN
Este artículo ofrece una visión de las estructuras locales en España, un país con un gran número de muni-
cipios (más de 8.110) pero sin una política dirigida a la racionalización y simplificación de esa fragmenta-
ción. El asociacionismo local ha acreditado ser un movimiento demasiado anárquico, en el que los munici-
pios celebran acuerdos por razones muy diversas y prestan todo tipo de servicios, pero sin una pauta común.
Peor aún, un gran número de mancomunidades realmente no funcionan y sólo existen sobre el papel.
Este mapa local fragmentado es muy desequilibrado porque casi el 40 por ciento de las población españo-
la reside en un pequeño grupo de 62 municipios con más de 100.000 habitantes, que representan el núcleo
del poder local en España. El tradicionalmente uniforme mapa local español, basado en el modelo francés,
ha introducido por ver primera un modelo específico para las grandes ciudades en 2003, teniendo en cuen-
ta la complejidad de su gobierno y su contexto de gobernanza. También las dos principales ciudades espa-
ñolas –Madrid y Barcelona– disponen de leyes especiales aprobadas por las Cortes Generales en 2006.
Sin embargo, las áreas metropolitanas funcionales españolas presentan un bajo perfil institucional debi-
do a la resistencia de las Comunidades Autónomas –el nivel político regional con potestades legislativas
para crearlas o suprimirlas– para institucionalizar esas áreas urbanas, que son percibidas como potencia-
les competidores políticos.
Finalmente, el tradicional segundo nivel local, la provincia, ha experimentado un sustancial recorte de
sus competencias tras la creación de las Comunidades Autónomas en 1979-1983. En teoría, el principal
papel de la provincia es la cooperación económica, técnica y jurídica con los municipios pequeños y
medios, pero realmente este papel puede ser perfectamente desempeñado por las Comunidades Autóno-
mas y la provincia representa de hecho un terreno para el clientelismo político y un espacio privilegia-
do y confortable para las élites políticas locales que perfectamente puede suprimirse, especialmente en el
contexto de una profunda crisis económica y de reducción de los recursos públicos.
PalabRaS clavE: Mapa local, fragmentación municipal, asociacionismo municipal, mancomunidades,
consorcios, grandes ciudades, áreas metropolitanas, regímenes locales especiales, provincias.
abStRact
This paper offers a vision of the local structures in Spain, a country with a large number of municipalities
(more than 8.110) without any policy addressed to the rationalization and simplification of such
fragmentation. The local associationism has proved to be a mostly anarchic movement, where municipalities
make arrangements for very different reasons and delivering all kind of services, but without a common
pattern. Even more, a large number of “mancomunidades” (voluntary associations of municipalities)
actually doesn’t work and exists only in theory.
This fragmented local map is very unbalanced because almost 40 per cent of the Spanish population lives
in a small group of 62 municipalities with more than 100,000 inhabitants, which represent the core of the
local power in Spain. The traditionally uniform Spanish local legal framework –based in the French
model- has introduced for the first time a specific model for the largest cities in 2003, taking into account
the complexity of their government and governance context. Also the two main Spanish cities –Madrid
and Barcelona– have special laws approved by the Spanish Parliament in 2006.
Nevertheless, the Spanish functional metropolitan areas present a low institutional profile due to the
resistance of the Autonomous Communities –the regional level with legislative powers to establish or
suppress them– to institutionalize these urban areas as they are perceived mostly as political competitors.
Finally, the traditional second local level, the province, has experienced a substantial cutback of its com-
petences after the establishment of the Autonomous Communities in 1979-1983. In theory, the main role
of the province is the economical, technical and legal cooperation with the small and medium size muni-
cipalities, but actually this role could be implemented by the Autonomous Communities, and the provin-
ces means an arena for the political clientelism and a privileged and comfortable space for the local poli-
tical elites that could perfectly be suppressed, especially in a context of deep economic crisis and
reduction of public resources. .
KEywoRdS : Local structure, municipal fragmentation, municipal associations, consortia, inter-
municipal co-operation, large cities, metropolitan areas, special local systems, provinces.
SUMaRIo
Introducción. 1. Una aproximación al sistema municipal español. 2. El mapa asociativo municipal en
España. 3. Las grandes ciudades y de las áreas metropolitanas en España. 4. El nuevo régimen especial
para las grandes ciudades. 5. La provincia: ¿una superviviente afuncional? 6. Conclusiones. Bibliografía.
Madrid –es decir, Castilla y León, Castilla la territorio muy similar, en términos de dimen-
Mancha y Extremadura– más Aragón, suponen sión, al de países europeos tan significativos
menos de ocho millones de habitantes en una como Italia o el Reino Unido, que cuentan cada
superficie de casi 265.000 km2, es decir, en un uno con cerca de sesenta millones de habitantes.
tabla 1
Número de municipios españoles por tramos de población (datos demográficos a 01-01-2009)
tabla 2
Número de habitantes en los municipios de cada tramo de población (datos a 01-01-2009)
tabla 3
Medias de habitantes en cada tramo de población (datos a 01-01-2009)
ciación voluntaria de municipios, que determinan 1990 había 352, en 1995 unas 826, en el 2001
en los estatutos de la mancomunidad, de común ya se alcanzaban las 977, y por fin en el 2007 se
acuerdo, las obras o servicios que constituyen su llegó a las 999. A partir de entonces el ritmo se
objeto, sus órganos de gobierno, su funciona- ha ralentizado hasta las 1.024 del año 2009,
miento y la financiación de la mancomunidad. habiéndose alcanzado una cierta saturación. El
La legislación básica de régimen local, con- cuadro 3 refleja la evolución del número de man-
tenida en la Ley 7/1985, de 2 de abril (LRBRL), comunidades en España desde el año 1986.
establece un marco de amplia libertad para la Este incremento del número de mancomuni-
constitución de mancomunidades. Como mani- dades no responde a ninguna política sistemática
festación libre del derecho de asociación inter- ni a ninguna planificación. No hay una política
municipal, garantizado también en el artículo de fomento del asociacionismo municipal a nivel
10.1 de la Carta Europea de la Autonomía nacional –a diferencia de lo que ocurre, por
Local, no se contiene una regulación sobre el ejemplo, en Francia, con su compleja y coheren-
contenido de las mancomunidades, que se regu- te política de la intermunicipalidad, ni a nivel
la por sus estatutos, y las Comunidades Autóno- regional, donde, como se ha señalado, no hay un
mas sólo pueden regular el procedimiento de su interés especial en fortalecer el municipalismo.
creación –siempre en un marco de respeto al Tampoco ha habido interés alguno en fomen-
principio de libertad de asociación. tar el asociacionismo municipal por parte del
Por otra parte, la Ley 57/2003, que modifica segundo nivel local en España, constituido por
la LRBRL, refuerza las potestades de las man- la provincia, porque reducida ésta en la práctica
comunidades, al disponer que éstas tendrán en a una entidad para la cooperación económica,
le ejercicio de sus competencias las mismas técnica y jurídica con los municipios de su terri-
potestades que corresponden a los municipios torio, tiende a ver a las mancomunidades como
asociados, salvo que en sus estatutos se dispon- competidores potenciales.
ga otra cosa. El movimiento de las mancomunidades ha
En el marco de ese amplio derecho de aso- sido fruto puramente de la voluntad asociativa
ciación se han constituido en España unas 1.024 de los municipios, si bien se debe a necesidades
mancomunidades. El ritmo de constitución fue objetivas de unir recursos y medios para poder
muy alto en la segunda mitad de los años ochen- alcanzar las economías de escala necesarias
ta y en los años noventa. Así, mientras que en para la eficaz y eficiente prestación de determi-
1986 había 108 mancomunidades registradas, en nados servicios.
tabla 4
Evolución del número de mancomunidades (1986-2009)
En la actualidad, 6.181 de los 8.114 munici- número de municipios asociados a más de una
pios españoles existentes en 2010 se encuentran mancomunidad.
integrados en al menos una mancomunidad, es Por otra parte, las mancomunidades ofrecen
decir, el 76.18% (cuadro nº 5). El porcentaje es un panorama absolutamente diverso en cuanto a
inversamente proporcional a la población: a su tamaño y a su población. Así, la mancomuni-
menos habitantes más necesidad de asociarse. dad mayor en cuánto al número de municipios
El movimiento asociativo presenta aspectos reúne a 81, mientras que la más pequeña sólo a
bastante anárquicos. Numerosos municipios 2, siendo la media de 8 municipios.
están asociados a dos o más mancomunidades. En cuanto a la población conjunta se refiere,
Ello se debe a que si bien en un principio los la mancomunidad más pequeña sólo tiene 172
municipios se asociaban normalmente para un habitantes, y la mayor 3.036.369. La población
sólo fin, con el paso del tiempo lo han ido media es de 35.615 habitantes. El cuadro 7 ofre-
haciendo para un conjunto de fines, de forma ce la distribución de las mancomunidades espa-
que en la actualidad el número de mancomuni- ñolas sobre la base de la población asociada.
dades de fin único (402)y las plurifuncionales Hay que tener en cuenta, además, que estas
(622) se ha ido distanciando a favor de estas cifras oficiales esconden una realidad significati-
últimas. En este sentido, se puede afirmar que el vamente más modesta. Aunque en España nunca
movimiento asociativo ha evolucionado en se ha realizado ninguna investigación seria al
cuanto a su naturaleza. El cuadro 6 refleja el respecto, ni desde la Administración ni desde el
tabla 5
Número de municipios mancomunados por tramos de población (2010)
tabla 6
Municipios asociados a más de una mancomunidad (2010)
tabla 7
Número de mancomunidades según población asociada (2010)
ámbito universitario, lo cierto es que hay indi- jurídicos” y ofrece un panorama distorsionado
cios racionales para concluir que una buena parte por su no eliminación de las estadísticas.
de estas mancomunidades nunca llegaron a fun- Por otra parte, hay un tener en cuenta que el
cionar de manera efectiva, o dejaron de hacerlo panorama asociativo municipal en España no se
en un momento determinado de su existencia. agota con las mancomunidades. Si éstas repre-
En verano de 2004 el Ministerio de Adminis- sentan el asociacionismo horizontal voluntario
traciones Públicas, partiendo de base de datos de entre municipios, hay que tener en cuenta ade-
las mancomunidades entonces registradas, solici- más otro fenómeno de asociacionismo horizon-
tó al Ministerio de Economía y Hacienda infor- tal intermunicipal obligado, representado por las
mación sobre cuáles de ellas no habían remitido “comarcas”, y el asociacionismo vertical con
a dicho Ministerio sus Presupuestos durante los otras Administraciones Públicas, representado
cinco años anteriores. Este dato es fundamental, por los “consorcios”.
porque, por una parte, todas las Administraciones Por lo que se refiere a las asociaciones for-
Públicas deben enviar sus presupuestos a dicho zosas de municipios, se trata de agrupaciones
ministerio, y, por otra, la inexistencia de presu- creadas por leyes de las Comunidades Autóno-
puesto demuestra la inactividad absoluta de una mas denominadas “comarcas”, que comprenden
institución, y más durante un periodo tan prolon- los municipios de espacios con características
gado de tiempo. geográficas, económicas y culturales comunes.
Las cifras no pudieron ser más descorazona- Sólo dos de las diecisiete Comunidades Autóno-
doras, pues alrededor de 300 mancomunidades mas han llegado a crear comarcas en todo su
no habían remitido sus presupuestos al Ministe- territorio, como circunscripciones propias. Se
rio de Economía y Hacienda durante ese largo trata de Cataluña, donde hay 41, y Aragón, que
periodo de tiempo. Prueba de que muchas veces en la actualidad se divide en 32. También hay
hay un fuerte voluntarismo político en la crea- división en comarcas en una de las tres provin-
ción de instituciones de este tipo, y luego resul- cias vascas (Álava, donde hay 7), y la Comuni-
ta mucho más difícil ponerlas en marcha. O de dad de Castilla y León ha creado una en su
que una vez funcionado, se pierde el impulso extremo nor-occidental, fronterizo con Galicia,
inicial, normalmente por falta de liderazgo polí- denominada El Bierzo, justamente por sus sin-
tico suficiente o por desacuerdos entre los muni- gularidades cercanas a la de esa otra Comunidad
cipios asociados. Y sin embargo estos fenóme- Autónoma española.
nos no se reflejan en las estadísticas oficiales Pero la gran alternativa a las mancomunidades
porque en España, cuando se crea una institu- se encuentra en los consorcios, constituidos por
ción jurídica y deja de operar, normalmente municipios y otras Administraciones públicas
nadie se ocupa de disolverlas, con lo que el –provincias, Comunidades Autónomas o Adminis-
mapa institucional está plagado de “zombies tración del Estado–, admitiendo todo tipo de com-
tabla 8
las trece grandes ciudades españolas con más de 300.000 habitantes
(población y superficie del término)
Estas cuatro ciudades, fuera de sus términos En el caso de las grandes ciudades insulares
municipales, carecen prácticamente de un cintu- españolas, Las Palmas de Gran Canaria y Palma
rón urbano que incremente su población de de Mallorca, se da una relación metropolitana
forma apreciable. con el resto de la isla, de dimensiones bastante
En cambio, las otras ciudades de este grupo reducidas (unos 1.560 km2 en el caso de Gran
son núcleos de áreas metropolitanas funcionales Canaria, y unos 3.640 km2 en el de Mallorca).
más o menos amplias, que deben ser considera- Ello supone que la población del área metropo-
das para tener en cuenta la verdadera posición litana funcional se eleva a más de 800.000 habi-
relativa de estas ciudades en el sistema urbano tantes en caso de Las Palmas de Gran Canaria
español, que en algunos casos cambia sensible- (cuya naturaleza metropolitana resulta más
mente si se tiene en cuenta esta circunstancia. Es obvia, por las reducidas dimensiones de la isla y
el caso de Barcelona, donde al millón y medio de su elevada densidad de población) y una cifra
habitantes de su municipio hay que añadir otros similar en el caso de Palma de Mallorca2.
tres de su área metropolitana funcional. Y Teniendo en cuenta las áreas metropolitanas
Madrid, el mayor municipio de Europa occiden- funcionales reales, de acuerdo con los estudios
tal en términos demográficos, con más de tres realizados en 1994 por el Ministerio de Econo-
millones de habitantes, supera los seis millones y mía y Hacienda para la aplicación de la Iniciati-
medio si se tiene en cuenta su área metropolita- va URBAN en España, y que mantienen su
na funcional, incluyendo los corredores del vigencia en buena medida a estos efectos, la
Henares y de Toledo. Madrid y Barcelona cons- España urbana podría clasificarse en las catego-
tituyen, pues, dos de las mayores conurbaciones rías indicadas en el Cuadro nº 9.
de Europa Occidental en términos demográficos, La importancia del sistema urbano español y
ocupando Madrid la tercera posición inmediata- de nuestras grandes ciudades no se vio acompa-
mente detrás de las de París y Londres, a las que ñada nunca, hasta principios de los años sesenta,
se ha acercado notablemente los últimos años. por una regulación específica para estos munici-
Pero también ocurre muy claramente en Bil- pios. El régimen local español, inspirado históri-
bao, que ocupando la décima posición de esta camente en el modelo continental o francés, se
lista de grandes ciudades y con un territorio muy caracterizaba por un acusado uniformismo, esta-
reducido, es sin embargo el centro de la gran bleciendo esencialmente el mismo modelo orgá-
conurbación de la Ría de Bilbao, conjunto de nico-funcional para todos los municipios, con
municipios que supera el millón de habitantes. independencia de su población, o como mucho
Desde esta perspectiva, Bilbao se colocaría introduciendo algunas variantes a partir de estra-
posiblemente en el quinto lugar en el sistema tos de población muy bajos. El régimen de las
urbano español, inmediatamente detrás de grandes ciudades en su conjunto, hasta que se
Valencia y Sevilla1, cuyas áreas funcionales se dictan las Leyes especiales de Barcelona y
acercan a 1,4 millones de habitantes, mientras Madrid en 1960 y 1963, respectivamente, era
que la de Málaga también se acerca al millón. idéntico al de los restantes municipios.
1 En España no se han realizado estudios rigurosos, partiendo de flujos de personas, mercancías, tráfico y comunicaciones, o
de densidad de la urbanización, para delimitar, al menos de forma aproximada, las áreas metropolitanas funcionales. En algunos
casos su existencia es muy visible, dada la densidad de la conurbación física (Bilbao, Barcelona, Madrid). El Estudio sobre las
Grandes Ciudades y sus Áreas de Influencia elaborado en el año 2001 por el MAP utiliza, de forma reconocidamente aproxima-
tiva y primaria, la población de los municipios existentes en una distancia determinada (unos 30 kms.) a partir del territorio del
municipio central. Pero este criterio es muy engañoso, pues las circunstancias varía notablemente según los casos. En algunos
supuestos, la orografía hace que treinta kilómetros supongan una línea bastante recta, y en otros, en cambio, es muy accidentada.
En algunos casos (Murcia, Zaragoza) la delimitación del área de influencia utilizando este criterio es absolutamente artificioso,
porque las grandes dimensiones del término municipal hacen que la ciudad funcional se haya acabado mucho antes de llegar a las
fronteras del término municipal.
2 Esta clara metropolitanización no se da, sin embargo, en la tercera gran isla española, la de Tenerife, ya que si bien su pobla-
ción es muy similar a la de Gran Canaria, su superficie es bastante superior (unos 2.034 km2), con un sistema urbano muy dis-
tinto al de esta última, sin la acusada macrocefalia de Las Palmas de Gran Canaria, y con una capital (Santa Cruz de Tenerife)
mucho menos significativa en el sistema urbano español (unos 217.000 h., 160.000 menos que su vecina).
tabla 9
clasificación por categorías de la España urbana
Áreas
N metropolitanas Ofrecen una estructura bipolar del sistema – Madrid
internacionales – Barcelona
otras áreas urbanas Con una población superior a los 150.000 h. – Granada
– Córdoba
– Cádiz-Jerez
– Vitoria
– Santander
– Santa Cruz de Tenerife
– Pamplona
– Salamanca
– San Sebastián
– Burgos
– Almería
– León
– Tarragona
Fuente: Ministerio de Economía y Hacienda (1994).
No obstante, la relevancia de algunos proble- planes para Madrid el 12 de mayo de 1956, y para
mas ineludibles que afectaban a las grandes ciu- Barcelona el 26 de diciembre de 1957 (ENTRENA
dades españolas determinó la promulgación de CUESTA, 1976, pp. 318 y ss).
una serie de disposiciones que atendían las exi- Va a ser la perspectiva urbanística la que va a
gencias de determinados servicios para solucionar servir de soporte a los primeros intentos de refor-
las necesidades existentes. Así ocurrió, por ejem- ma, a partir de los años cuarenta, abriendo una
plo, en materia de abastecimiento de aguas, de vía de ruptura del tradicional uniformismo muni-
transportes y de vivienda. En materia de aguas, ya cipal, para ofrecer una respuesta al proceso urba-
se había creado a mediados del siglo XIX el Canal nizador que está dando lugar a la formación de
de Isabel II, y en Barcelona se estableció muy fenómenos metropolitanos en algunas ciudades
posteriormente un organismo análogo, mediante españolas (BASSOLS COMA, 1973, pp. 550 y ss.),
el Decreto de 30 de mayo de 1955, dependiente, si bien dentro del contexto de un sistema políti-
como el anterior de la Administración del Estado. co autoritario, que le confiere un acusado nomi-
Y en materia de transportes se aprobaron sendos nalismo. Así surge el “Gran Madrid”, mediante
3 No obstante, a fines del siglo XIX, en 1897, Barcelona había experimentado también una extraordinaria expansión territo-
rial y demográfica con la anexión de los municipios de Gràcia, Sant Andreu del Palomar, Sant Martí dels Provençals, Sant Ger-
vasi de Cassoles, Sants y Les Corts de Sarrià. Posteriormente sería anexionado Sarrià en 1921.
4 Como ha recordado BASSOLS COMA (1985, p. 599), la redacción de esta ley fue precedida de un muy valioso Informe de una
Comisión de Expertos que analizó las experiencias de Derecho comparado de la época, y en especial la ley francesa de 1961 sobre
creación del Distrito de la Región de París y el Informe de la Comisión Real Herbert de 1960 sobre la reforma del Gran Londres;
no obstante, la mayor parte de las propuestas más innovadoras de la Comisión de Expertos fue rechazada.
5 Posteriormente, mediante Decreto de 28 de septiembre de 1964, se agregó el municipio de Las Rozas al Plan General de
Ordenación Urbana de Madrid, elevándose a 24 el número de municipios incluidos en él.
6 Aparte de su inequívoca dimensión clientelar, tanto frente a los municipios que la integran, manifestada especialmente a la
hora de desarrollar la cooperación económica, jurídica y técnica, como en el papel que cumple como “aparcamiento” privilegia-
do de una amplia clase política local.
Así, si ya vimos que el Parlamento vasco pro- ta, un área metropolitana plurifuncional, que
cedió a disolver en 1980 el Gran Bilbao, en el agrupaba a 44 municipios. Este organismo tenía
caso de Cataluña, la Entidad Municipal Metro- por finalidades generales la planificación con-
politana de Barcelona fue suprimida por la Ley junta y la gestión supramunicipal en las mate-
catalana 7/1987, de 4 de abril, por la que se esta- rias de su competencia, que incluían el ciclo
blecen y regulan actuaciones públicas especiales hidráulico, los residuos sólidos, el urbanismo,
en la conurbación de Barcelona y en las Comar- incendios, mataderos, transportes y su infraes-
cas comprendidas dentro de su zona de influen- tructura. Posteriormente, la Ley valenciana
cia, que derogó el Decreto-ley 5/1974, de 24 de 4/1995, de 16 de marzo, del Área Metropolitana
agosto. En su lugar, se establecieron dos Entida- de l’Horta, intentó paliar determinadas disfun-
des Metropolitanas de naturaleza sectorial, pues cionalidades de la citada entidad referentes a sus
la realidad de la conurbación no podía eludirse: competencias y organización.
la Entidad Metropolitana del Transporte, que Más tarde, ya con mayoría del Partido Popular,
incluye a 18 municipios, y la Entidad Metropoli- la Ley valenciana 8/1999, de 3 de diciembre,
tana de Servicios Hidráulicos y Tratamiento de suprimió el Área Metropolitana de l’Horta, y
Residuos, integrada por 32 municipios. finalmente, y como en el caso catalán, la Ley
Nadie duda de que la mayoría de Convergèn- valenciana 2/2001, de 11 de mayo, vino a estable-
cia i Unió en el Parlamento de Cataluña sirvió de cer dos áreas metropolitanas funcionales en
instrumento para zanjar el control por la izquier- Valencia: la Entidad Metropolitana de Servicios
da catalana de la Entidad Metropolitana, sustitu- Hidráulicos, que integra a 45 municipios, y la
yendo una entidad rival, que concentraba la Entidad Metropolitana para el Tratamiento de
mayor parte de la población y del PIB de Cata- Residuos, que comprende a los mismos munici-
luña, con fuerte contenido político, por esas pios.
áreas sectoriales, donde domina, pues, la tecno- Por lo que se refiere a Madrid, ofrece un
cracia sobre la política. Una solución inspirada panorama diferente y singular. La vieja
en la aplicada por los Gobiernos Thatcher en el COPLACO fue primero modificada en 1979, y
Reino Unido para el también incómodo y retador finalmente sus servicios fueron trasferidos por
Greater London Council, entonces liderado por Orden de 16 de junio de 1983 a la Comunidad
un combativo Ken Livingstone. No obstante, de Madrid. Pero lo verdaderamente relevante es
unos 30 municipios –la mayor parte de los com- que, en el caso de la capital del Estado, existe un
prendidos en la antigua Entidad metropolitana– verdadero gobierno metropolitano en forma de
constituyeron en 1988 como respuesta una Man- región política (es decir, posiblemente la forma
comunidad de Municipios del Área Metropolita- óptima para un gobierno metropolitano eficaz).
na de Barcelona, de naturaleza plurifuncional Cuando se implantó el “Estado Autonómico”,
(ciertas funciones urbanísticas, promoción eco- había tres posibles opciones para Madrid (PIñAR
nómica, mercados, ...), pero limitada por la MAñAS, 1983, pp. 23-31): integrarla en Castilla-
imposibilidad de incluir el objeto de las dos la Mancha; crear una suerte de “distrito federal”
áreas metropolitanas sectoriales antes citadas. con la ciudad y parte de su antigua zona metro-
No obstante, esta circunstancia pone de relieve politana, distribuyendo el resto del territorio de la
la intercambiabilidad de las formas organizativas provincia de Madrid entre las Comunidades veci-
territoriales: como alguien ya ha destacado acer- nas; o constituir una Comunidad Autónoma con
tadamente, mancomunidades, comarcas y áreas el territorio de la provincia de Madrid. La prime-
metropolitanas acaban, al final, por no ser tan ra opción encontraba la resistencia de los parla-
diferentes (JIMéNEZ BLANCO, 1992, p. 351). mentarios y políticos castellano-manchegos, que
Un camino más largo y azaroso condujo a preveían una región controlada desde Madrid y
una solución similar en Valencia. Bajo gobierno por su clase política, en la que temían encontrar-
regional del PSOE, la Ley valenciana 5/1986, se bastante marginados. La segunda opción no
de 19 de noviembre, suprimió la Corporación parecía fácil ni viable. La tercera era más cómo-
administrativa “Gran Valencia”, que fue susti- da, por adecuarse al mapa provincial y ser cohe-
tuida por la Ley valenciana 12/1986, de 3 de rente con las inercias históricas e institucionales.
diciembre, por el Consell Metropolità de l’Hor- Fue esta última solución la finalmente adoptada.
tabla 10
la evolución de la institución metropolitana en España, por áreas
N
Madrid “Gran Madrid” Ley sobre el Área Creación de la
(1944) Metropolitana de Comunidad de
Madrid. Creación de Madrid transferencia
la COPLACO (1963) a la misma de los
servicios de la
COPLACO (1983)
tabla 11
Modalidades de organización de espacios metropolitanos utilizados en España
N
corporación de derecho Público estatal Gran Madrid (1944), Gran Bilbao (1945), Gran
(estatalización del fenómeno metropolitano) Valencia (1946), COPLACO (Madrid, 1963)
Área metropolitana como entidad local sectorial Entidad Metropolitana del Transporte y de la Entidad
Metropolitana de Servicios Hidráulicos y Tratamiento
de Residuos de Barcelona (1987); y Entidad
Metropolita de l’Horta y Entidad Metropolitana de
Servicios Hidráulicos y Entidad Metropolitana para el
Tratamiento de Residuos de Valencia (2001)
común que podrán establecerse por esta vía, que órgano colegiado de gobierno designado por el
se limitan a la denominación de los órganos Alcalde de entre los Concejales, que pasa a
necesarios –aspecto este meramente semántico tener competencias propias, mientras que el
y formal–, a la posibilidad de delegar ciertas régimen común sólo ostenta aquellas que le
competencias en las Comisiones del Pleno, y a deleguen el Alcalde y el Pleno, constituyendo,
una cierta redistribución de las competencias pues, un auténtico “cajón de sastre”. También
del Alcalde, el Pleno y la Comisión de Gobier- prevé diversos mecanismos de participación
no en favor de ésta última. ciudadana no contemplados en la LRBRL (ini-
En realidad, esta modificación de la disposi- ciativas ciudadanas, Consejo de la Ciudad,
ción adicional sexta, negociada políticamente audiencias generales,...). Por otra parte, la Carta
por el Ayuntamiento de Barcelona y el Ministe- también refuerza competencialmente al Ayunta-
rio de Administraciones Públicas, a la que se miento de Barcelona en numerosos ámbitos sec-
avino también el Ayuntamiento de Madrid, y toriales, lo que sin embargo no colmaba las
apoyada posteriormente por la mayoría de las demandas de Barcelona, que reivindicaba y
fuerzas parlamentarias, pretendía dar cobertura a aspiraba a una Ley Especial estatal que le otor-
una previa alteración del régimen local básico gase nuevas atribuciones en materias de la com-
que se había operado por la Ley del Parlamento petencia de la Administración central. Tampoco
de Cataluña 22/1998, de 30 de diciembre, por la se puede decir que el régimen especial aprobado
que se aprueba la Carta Municipal de Barcelona, finalmente por la Ley 1/2006 suponga una satis-
de acuerdo con la previsión contenida en el apar- facción a las pretensiones competenciales de
tado segundo de la disposición transitoria prime- Barcelona, y los avances son más simbólicos
ra de la Ley catalana 8/1987, de 15 de abril, que reales. Sin embargo, sus especialidades
Municipal y del Régimen Local de Cataluña. orgánico-funcionales vienen a asegurarse al
Por exponerlo sucintamente, la Carta Muni- regularse en una Ley estatal.
cipal de Barcelona contenía un modelo orgáni- Por lo que se refiere a Madrid, el artículo 6
co-funcional diferenciado del común por el de la Ley Orgánica 3/1983, de 25 de febrero, de
reforzamiento del ejecutivo municipal, tanto del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de
Alcalde como de la Comisión de Gobierno, el Madrid, prevé la aprobación mediante Ley esta-
tabla 12
Régimenes especiales para Madrid y barcelona
N
Madrid Ley Especial Derogación parcial Posibilidad de ciertas Pendiente de Ley de
de 1963 de la Ley Especial especialidades capitalidad prevista en el
por la LRBRL orgánico-funcionales Estatuto de la Comunidad de
(1985) introducidas en la Madrid desde 1983 hasta la
disposición adicional aprobación de la Ley
sexta de la LRBRL 22/2006, de 4 de julio, de
por la Ley 21/1999 Capitalidad y Régimen
Especial de Madrid
7 En todo caso, su aprobación parecía necesitar pasar, en términos políticos, por la concesión de alguna compensación a
Barcelona, como así ocurrió con su Ley especial, previa incluso a la de Madrid, lo que no puede dejar de sorprender en tér-
minos constitucionales.
8 Ello puede deberse, parcialmente, a que el principal motor e inspirador del grupo era el Ayuntamiento de Barcelona, que en
cierta medida veía colmadas una parte de sus aspiraciones con la Carta Municipal de Barcelona, aprobada a fines de 1998, deci-
diendo a partir de entonces seguir un camino de negociación singularizada con el Estado, implicando en él a la Generalitat de
Cataluña. Por otra parte, ya desde antes, un creciente número de ciudades de este grupo, en un principio mayoritariamente socia-
lista, pasaron a ser gobernadas por el PP, lo que restó cohesión y continuidad a la labor del grupo.
local específico para los municipios de gran La Ley se refiere a las grandes ciudades,
población, con una regulación orgánico-funcio- perifrásticamente, como “municipios de gran
nal adecuada a sus necesidades, estableciendo población”. Esta nominación intenta huir de la
las grandes líneas de tal reforma. Asimismo se polémica que la expresión “gran ciudad” gene-
instaba al Gobierno para el desplegamiento de raba entre los municipios españoles, habiendo
la actividad necesaria para dar cumplimiento a un elevado número de candidatos a entrar en el
la previsión del artículo 6 del Estatuto de Auto- grupo por razones de simbología política e ins-
nomía de la Comunidad de Madrid, sobre el titucional y orgullo local. Aún así, no ha sido
régimen especial de capitalidad, y para dar cum- posible escapar a las inevitables presiones de
plimiento a la moción aprobada por el Senado el esta naturaleza, en un terreno tan propicio a las
19 de febrero de 2002, por la que se instaba al susceptibilidades, y menos aún en un periodo
Gobierno a presentar un Proyecto de Ley que electoral, lo que hizo rebajar la barrera, inicial-
otorgue al Ayuntamiento de Barcelona las capa- mente pensada en los 500.000 habitantes y más
cidades y competencias que se recogen en la tarde en los 300.000, cifras éstas que se acercan
Carta Municipal de Barcelona, sin perjuicio de más a lo que se suele entender por “grandes ciu-
que “en lo que no sea específico de dicha ciudad dades” en Europa.
se pongan en marcha los instrumentos que En efecto, en la Ley se distinguen tres grupos
hagan posible la aplicación de dicha regulación o categorías de “municipios de gran población”.
a las restantes ciudades que por su dimensión y El primero está formado por todos los munici-
capacidad de gestión compartan las mismas pios de más de 250.000 habitantes, que vendría a
necesidades y problemas” (sic). coincidir, grosso modo, con las grandes ciuda-
El segundo hecho relevante fue la aprobación des españolas. El segundo, comprende las capi-
por el Pleno del Senado el 26 de marzo de 2003 tales de provincias de más de 175.000 habitan-
de un Informe sobre las Grandes Ciudades y las tes, y cuya inclusión justifica la memoria del
Áreas de Influencia Urbana, previamente apro- proyecto de Ley por la mayor complejidad que
bado por la Comisión de Entidades Locales de la siempre comporta el hecho de ostentar una ciu-
Cámara Alta, que es sustancialmente coinciden- dad esa condición capitalina. Finalmente, hay
te, en sus líneas básicas, con la proposición del una tercera categoría, constituida por los munici-
Congreso antes citada, si bien aborda algunos pios que sean capitales de Comunidad Autóno-
temas esenciales no tratadas en ésta, como la ma o sedes de las instituciones autonómicas
ampliación de las competencias sectoriales de correspondientes, así como las ciudades de más
las grandes ciudades y la necesidad de abordar el de 75.000 habitante cuyas especiales caracterís-
hecho metropolitano, materias ambas en las que ticas económicas, sociales, históricas o cultura-
el protagonismo corresponde esencialmente a las les así lo permitan (un verdadero cajón de sastre)
Comunidades Autónomas, sin perjuicio de la si así lo decidiesen las Asambleas Legislativas
existencia de algunos ámbitos sectoriales rele- respectivas.
vantes de la competencia del Estado, como la Dos aspectos fundamentales de esta Ley, por
justicia municipal y la seguridad ciudadana. lo que se refiere a los “municipios de gran
A partir de este momento se aceleró la ela- población” son que su alcance es esencialmente
boración del Anteproyecto de Ley de Medidas orgánico-funcional, y no competencial, y que
para la Modernización del Gobierno Local que, afecta a tales municipios, pero no aborda el
entre otras medidas, propone la introducción en hecho metropolitano. Por lo que se refiere al pri-
la LRBRL de un nuevo Título X, dedicado a mer aspecto, debe tenerse en cuenta que lo que
regular el régimen especial de los que denomina se está abordando es una reforma de la LRBRL
“municipios de gran población”. El Consejo de para crear un régimen especial, y que el marco
Ministros, en su reunión de fecha 6 de junio de propio para reforzar las competencias de las
2003, aprobó el texto como Proyecto de Ley, grandes ciudades son las leyes sectoriales
remitiéndolo al Congreso de los Diputados para correspondientes a cada ámbito de actuación
su tramitación parlamentaria, siendo aprobada pública, bien autonómicas (y debe tenerse en
finalmente como la Ley 57/2003, de medidas cuenta que la mayor parte de las demandas de
para la modernización del gobierno local. las los municipios españolas se dirigen a este
ámbito), bien estatales (en algunas materias miembros–, la creación de todo un nivel de
menos numerosas, pero relevantes, como segu- directivos públicos locales, el impulso concedi-
ridad ciudadana o justicia). No obstante, es evi- do a la participación y a la defensa de los ciuda-
dente que un régimen especial completo para las danos y la creación de un Observatorio urbano.
grandes ciudades exige ese reforzamiento com-
petencial, lo que requiere un esfuerzo sectorial
tanto por parte de las Comunidades Autónomas 5. la PRovINcIa: ¿UNa
como por parte del Estado, que hasta ahora se ha SUPERvIvIENtE aFUNcIoNal?
venido retrasando y poniendo detrás de las, sin
duda importantes, reformas orgánico-funciona- No se puede olvidar, finalmente, al segundo
les y estructurales, y que se ve retrasada por nival clásico del gobierno local en España, la
suponer una renuncia o un sacrificio competen- capitidisminuida provincia. Su otrora papel sus-
cial –y por tanto de poder– por parte de los nive- tancial en la Administración española, tanto en el
les de poder territorial supralocales. marco de la Administración periférica del Esta-
El segundo aspecto –la ausencia de trata- do, como en el papel de Administración local
miento del fenómeno metropolitano– se debe a prestadora, son irreconocibles después del gran
que, de acuerdo con la ya vieja doctrina del proceso descentralizador experimentado por
Tribunal Constitucional –cuya aplicabilidad España desde la Constitución de 1978.
cuestionamos en el contexto socioeconómico e De territorio esencialmente prestador de ser-
institucional actual (tanto nacional como inter- vicios, la provincia y sus instituciones han pasa-
nacional)– se trata de un ámbito de la exclusi- do a otro de espacio neto de clientelismo y apar-
va competencia de las Comunidades Autóno- camiento político escasamente justificable
mas. Volvemos a enfrentarnos ahora –aunque desde perspectivas de racionalidad institucional
por razones distintas a las tradicionales, en este y administrativa. Lo que no significa que, preci-
caso, por la distribución constitucional y esta- samente, tras su subsistencia se encuentre otra
tutaria de competencias, entendida de una lógica, mucho más poderosa casi siempre: la
manera determinada– al tradicional problema política.
de nuestro ordenamiento de no dar una res- La LRBRL centró la provincia en la función
puesta a ambas dimensiones simultáneamente de asistencia económica, técnica y jurídica a los
–el gobierno de las grandes ciudades en sí mis- municipios, función que se desarrolla en parti-
mas consideradas, y el de las áreas metropoli- cular sobre los de dimensión pequeña y media.
tanas funcionales. También aquí habrá que exi- Las otras funciones de la provincia, o son gené-
gir un difícil y generoso esfuerzo a las ricas y difusas (la defensa de los intereses pro-
Comunidades Autónomas, por lo que compor- vinciales) o bien sólo pueden desarrollarse en
ta de cesión de protagonismo en estas áreas, realidad sobre la base de la colaboración con los
pero asimismo una reinterpretación avanzada y municipios en el ejercicio de sus competencias
acorde con las exigencias de un mundo globa- (la prestación de servicios de ámbito provin-
lizado del papel y las responsabilidades del cial), dada la carencia de una lista concreta de
Estado en el establecimiento y la regulación de actividades prestacionales reservadas a las pro-
las áreas metropolitanas, que deberían ser vincias, a diferencia de los municipios. A eso ha
mucho más activos que los actuales, siempre quedado reducida en lo esencial la provincia
en un contexto de colaboración con los muni- tras la creación de las Comunidades Autónomas,
cipios y las Comunidades Autónomas. que además han dictado prácticamente sin
Las grandes novedades de esta Ley son, en excepción leyes de coordinación de las Diputa-
todo caso, su modelo organizativo –que se ciones provinciales, cuando tienen naturaleza
caracteriza esencialmente por la creación de un pluriprovincial.
ejecutivo fuerte, claramente separado del Pleno En realidad el eje de la actividad provincial
en sus funciones, integrado por el Alcalde y una fueron durante mucho tiempo los planes provin-
Junta de Gobierno Local cuyos miembros son ciales de obras y servicios, cuya regulación y
nombrados y separados libremente por aquél, coordinación se establece por el Estado, que
pudiendo no ser electos la mitad de cuyos además los financia parcialmente.
“Estado de las Autonomías” se perpetuó e inclu- para España exige, a la vez, incidir sobre el
so se acentuó el sesgo uniformista en el nivel ámbito competencial, reforzando la presencia de
local: las nuevas Comunidades Autónomas, las grandes ciudades españolas en numerosas
marcadas por una tendencia neocentralista con políticas sectoriales de proximidad, buena parte
respecto a los gobiernos locales, percibieron de ellas –pero no todas– de la competencia de
como rivales reales o potenciales a los niveles las Comunidades Autónomas, lo que supondrá
intermedios de gobierno local –provincias y superar una inercia negativa por parte de éstas
áreas metropolitanas– debilitando a las primeras con respecto al fortalecimiento de los gobiernos
y suprimiendo las segundas en cuanto institu- locales de su territorio.
ciones plurifuncionales, sustituyéndolas en el Además, en la actualidad, Barcelona y
caso de Barcelona y Valencia por áreas metro- Madrid gozan de un verdadero régimen especial
politanas monofuncionales de inspiración that- actualizado, constituido en el caso de Barcelona
cheriana y tecnocrática. por la Carta Municipal aprobada en 1998 por el
Tan sólo constituye una excepción a esta ten- Parlamento de Cataluña, y por su Ley estatal
dencia Madrid, cuya Comunidad Autónoma especial de 2006, mientras que en el caso de
constituye, de hecho, un gobierno metropolita- Madrid en el mismo año se promulgó su Ley de
no en forma de región política de elección direc- capitalidad prevista en el Estatuto de Autonomía
ta, si bien su origen no responde, teleológica- de Madrid desde 1983.
mente hablando, a la intención de constituir tal Pero el establecimiento de esa política sobre
tipo de gobierno, sino que se inserta en el com- las grandes ciudades también exige ineludible-
pletamiento del modelo político del Estado de mente la consideración de la realidad metropo-
las Autonomías, comenzándose sólo a posterio- litana, ámbito éste en el que también hay que
ri a destacar su dimensión metropolitana. contar con las Comunidades Autónomas y
Por lo que se refiere a los regímenes muni- superar sus resistencias. No obstante, no es
cipales singulares de Madrid y Barcelona, la menos importante superar la obsoleta jurispru-
aprobación en 1985 de la LRBRL limitó sus dencia constitucional sobre la materia, que no
especialidades, al supeditar su vigencia a la tiene en cuenta la clara incidencia suprarregio-
conformidad de sus previsiones con la Ley nal e incluso internacional de numerosas áreas
básica estatal, y sólo con la reforma del régi- metropolitanas funcionales, lo que no sólo legi-
men local de 1999 se volvió a permitir la intro- tima, sino que también reclama un mayor pro-
ducción en ellas de ciertas especialidades orgá- tagonismo estatal en la regulación, delimitación
nico-funcionales, mediante ley autonómica y establecimiento de las áreas metropolitanas
promulgada a instancias de los citados Ayunta- institucionales que afecten a esos territorios
mientos. Esta inercia uniformista se rompe por urbanos, sin perjuicio de las competencias de
primera vez de manera clara y para un grupo las Comunidades Autónomas y actuando en
significativo de “municipios de gran pobla- colaboración con ellas y con los gobiernos
ción” por la Ley 57/2003, de Medidas para la locales afectados.
Modernización del Gobierno Local, que, esen- Por último, es momento, y más en un con-
cialmente, establece un nuevo modelo orgáni- texto de crisis económica de largo plazo que
co-funcional para esos municipios, con clara obliga a pensar en términos de profunda eficacia
separación entre el Pleno y el ejecutivo local, y eficiencia económica e institucional, para el
fortaleciendo los órganos directivos; potencia replanteamiento no sólo del papel, sino de la
la participación ciudadana y los mecanismos existencia misma de la provincia en el sistema
de defensa de los vecinos; e impulsa una ges- institucional español, sobre todo después de la
tión económico-financiera más moderna, efi- consolidación de las Comunidades Autónomas.
ciente y eficaz, conteniendo diversas previsio- Las diputaciones se encuentran, por la lógica
nes modernizadoras incardinables en los misma de su supervivencia, en la primera línea
criterios de la Nueva Gestión Pública. de los obstáculos para una racionalización del
Se trata de un indudable acierto, en términos mapa local español. Un mapa que ya está nece-
generales, el impulso de esta reforma, pero el sitado de una intervención decidida en esa
establecimiento de una nueva política urbana dirección.
bIblIogRaFía
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DOI: 10.24965/gapp.v0i19.10462
NOTA BIOGRÁFICA
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad San Pablo CEU. Licenciado en Cien-
cias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid. Máster en Dirección Eco-
nómico-Financiera y Bancaria por IDE-CESEM. Programa en Liderazgo Público (PELP) por el Instituto de
Empresa y programa en Liderazgo en Gestión Pública (PLPG) por IESE. Profesor asociado en el Depar-
tamento de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Rey Juan Carlos. Desde noviembre de
2016, es director adjunto en el Gabinete del Ministro de Fomento.
RESUMEN
La planta municipal española viene caracterizada por ser una realidad en permanente adaptación a las
circunstancias y excepcionalidades de su heterogénea estructura. Es necesario analizar el comportamiento
de la Administración local en su plano normativo y financiero durante los últimos años; comprobar si se
han conseguido los objetivos marcados en la cuestionada reforma local; ver en qué situación económico-
financiera está la planta local y qué necesidades y retos se plantean para el futuro de estos entes territoriales.
PALABRAS CLAVE
Evolución; hacienda local; heterogeneidad; indicadores; normativa.
ABSTRACT
The Spanish municipal plant is characterized by being a reality in permanent adaptation to the circumstances
and exceptional departure from its heterogeneous structure. It is necessary to analyse the behaviour of
the Local Administration in its normative and financial level during the last years; to verify if the objectives
marked in the questioned local reform have been achieved; to see in what economic-financial situation the
local plant is and what needs and challenges are posed for the future of these territorial entities.
KEYWORDS
Evolution; heterogeneity; indicators; local finance; normative.
SUMARIO
1. INTRODUCCIÓN. 2. DIFERENTES PERSPECTIVAS EN EL DEBATE SOBRE LAS ENTIDADES LO-
CALES. 3. LA IMPORTANCIA DE LOS OBJETIVOS MARCADOS EN LA ADMINISTRACIÓN LOCAL. 4.
METODOLOGÍA PARA LA IDENTIFICACIÓN DE PROGRAMAS DE INGRESO Y GASTO. 5. INDICADO-
RES DEL CAMBIO DE LA SITUACIÓN ECONÓMICO-FINANCIERA DE LAS ENTIDADES LOCALES.
5.1. ACTUACIONES EMPRENDIDAS POR LAS ENTIDADES LOCALES DEL RÉGIMEN COMÚN. 5.2.
MEDIDAS ESTABLECIDAS POR EL ESTADO. 6. CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN. 7. BIBLIOGRAFÍA.
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1. INTRODUCCIÓN
La evolución financiera de las entidades locales en España muestra unos resultados diferentes a los
obtenidos al inicio de la década. Las preocupaciones por el control del gasto público y mejora en la gestión
presupuestaria nos ofrecen la modernización de las técnicas y procedimientos presupuestarios (Edo, 2011:
1). Y tienen su origen en la crisis del Estado del bienestar cuyos impactos se evidencian en términos de co-
hesión social, políticas redistributivas y solidaridad (Fernández y Andrés, 2014). Las respuestas no se hacen
esperar y ofrecen un escenario de necesaria convergencia dentro del ámbito europeo, no exento de compleji-
dad: un mayor control de las remuneraciones de asalariados públicos; la determinación de salarios públicos y
privados; el saneamiento de las finanzas públicas (Hernández de Cos y Pérez, 2015); una política comunitaria
que impacta de manera más intensa en las políticas nacionales y sectoriales (Muñoz de Bustillo, 2002: 57).
El seguimiento en el desarrollo de la estructura del gasto público y su comparativa europea no es un
elemento novedoso (Berdún, 2001: 235). Se analizan los fundamentos de la gobernanza multinivel del gasto
público europeo (Martín Porras, 2013: 556); la importancia de la transparencia sobre la eficiencia y eficacia
de las políticas públicas (Zapico, 2010: 239); la dimensión mediterránea bajo una perspectiva geoestratégi-
ca, política y económica en la planificación de los retos europeos (Escribano, 2011: 147); la importancia de
la política de estabilidad presupuestaria en el marco de la Unión Europea (Domínguez y López, 2012); la
importancia de la sociedad civil dentro de un marco europeo cada vez más cuestionado (García, 2016); un
creciente interés la evaluación económica de las políticas públicas vinculadas a la eficiencia y la rentabilidad
social del gasto (Albi y Onrubia, 2016); la formulación de presupuestos, la evaluación de gasto y la ejecución
de políticas sectoriales en un entorno cada vez más descentralizado bajo una consolidación fiscal irreversi-
ble (Lago y Martínez-Vázquez, 2016); las limitaciones que impone el pago de la deuda (Centella, 2013); la
incidencia del copago (Antoñanzas et al., 2014); la complejidad en la cohabitación en el cumplimiento del
objetivo de déficit público y el mantenimiento del gasto social (Pérez, 2014).
Los resultados actuales de la planta municipal española no son fruto de la casualidad, ni ofrecen un
camino despejado de dificultades y controversias. La existencia de una realidad territorial heterogénea,
compleja, con un marcado inframunicipalismo y una consiguiente debilidad financiera (Arenilla et al.; 2014);
la preocupación por la cohesión y bienestar social (Sánchez, A; Navarro, M; 2014), la exclusión social (Lo-
renzo, 2014), la redistribución de la renta y tamaño del sector público (Domínguez, 2014), la convergencia y
desigualdad regional (Goerlich et al.; 2.011), el impacto de la economía sumergida (López del Paso, 2.013),
la incidencia de las medidas de estabilidad presupuestaria en sistemas como la dependencia (Montserrat;
2015) o el debate sobre el origen de la desigualdad (Ayala; 2016) (Doménech; 2016) avalan un escenario
complejo para toma de decisiones que no pueden esperar.
La política presupuestaria viene a reflejar la capacidad real para conseguir un objetivo perseguido. Es
en su análisis y evaluación donde se identifican los resortes de la planificación y, por ende, de los resultados
obtenidos como veremos.
En los últimos años, el debate sobre las entidades locales no estuvo exento de rechazo respecto a los
últimos cambios legislativos. Además, desde una perspectiva doctrinal la existencia de controversia parece
evidente respecto al presente y futuro de la administración local (Domínguez; 2014); la preocupación por la
reducción del déficit en las entidades locales (Crespo et al; 2010); el impacto de la integración europea en el
actual modelo de gobernanza local donde la coexistencia entre los principios constitucionales y los retos de-
rivados de los nuevos deberes municipales ofrecen un escenario complejo (Ruíz-Rico; 2016); el análisis de
la arquitectura del sistema descentralizado en España y el papel que juegan las Comunidades Autónomas
y las Corporaciones Locales (Pedraja y Pandiello, 2015); o los análisis en el plano normativo, institucional y
competencial sobre el impacto en la autonomía local del nuevo entorno legislativo (Pérez; 2015).
Desde las aportaciones de (Muñoz; 1981), (Santamaría; 1982), (Parejo; 1981), (Martín; 1984) que abor-
daban la garantía institucional y la autonomía local como aquellas otras que incidían en la hacienda local
(Baza; 1997), (Russines y Vázquez, 1985), (Zubiri; 1995). A las más recientes sobre la reforma local y el
empobrecimiento de la democracia (Zafra; 2016), los retos actuales del gobierno local (Font i Llovet y Galán,
2014), los principios de la reforma local (Arenilla; 2014), sobre las nuevas oportunidades para el estable-
cimiento como recurso ordinario municipal de las tasas municipales (Chico; 2010), la problemática de la
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financiación de los servicios públicos locales (Martínez; 2017), o la necesidad de abordar una reforma de la
financiación local pendiente (Pedraja y Suárez, 2011) identifican dos vías generales de estudio: la normativa,
fundamentalmente vinculada a las competencias municipales y por otro lado, la financiación asociada.
La reforma de la Administración local en tiempos de crisis económica y su influencia en los servicios pú-
blicos municipales (Chinchilla y Domínguez, 2015) ofrece dudas en su régimen de distribución competencial
(Santamaría, 2014), la crítica abierta sobre las competencias «disponibles» (Jiménez; 2014) y su rechazo
sobre los fines que persigue (Font i Llovet y Galán, 2014). Por otro lado, parece no completar la reforma de
la financiación local efectuada en 2002 que proyectó el fortalecimiento del principio de suficiencia financiera
y el incremento de la autonomía municipal como objetivos principales dentro del ámbito tributario (Aguerrea;
2002) (Pedraja; 2005). Tampoco ofrece una respuesta a los trabajos sobre participación de los entes locales
(Pedraja; 2005) en los tributos del Estado (Pons; 2011) y de las Comunidades Autónomas (González; 2010).
A juicio de la doctrina, la reforma local no viene a dar solución a las necesidades del régimen local (Boix;
2017), ni cumple con las expectativas generadas (Merino; 2016) y su consolidación puede verse afectada
ante el Tribunal Constitucional (Fuertes; 2016). Además, en el plano de la hacienda local existe una necesi-
dad de una nueva reforma (Acín; 2016).
En definitiva, la planta municipal española supone un reto de permanente adaptación necesario para
responder a las necesidades de los ciudadanos, no exento de dificultades, conforme a un doble plano nor-
mativo y financiero. Es necesario analizar la evolución de la Administración local en los últimos años para
ofrecer el actual estado de situación de estos entes territoriales.
1. Los datos para la Entidades Locales se obtienen de la página web del Ministerio de Hacienda y Función
Pública. En concreto, para el periodo 2010-2015 según obligaciones reconocidas netas en euros.
2. En relación a la normativa de aplicación se obtiene:
• Ley 7/85 Reguladora de las Bases de Régimen local.
• La Ley Orgánica 2/2012 de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera.
• La Ley 27/2013 de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local.
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A pesar de la crítica sobre el fracaso de la reforma local (Boix; 2013) y su cuestionamiento en términos
de falta de democracia (Zafra; 2016) la realidad del sector local se manifiesta como un conjunto de entida-
des saneadas financieramente. Es el único subsector del sector de administraciones públicas que presenta
superávit, el cual cabe calificarlo de estructural en tanto se viene reproduciendo en los últimos cinco años
en una franja que oscila entre el 0,5% y el 0,6% del PIB nacional, que presenta un nivel de deuda que se
reduce progresivamente y unos niveles de liquidez que se incrementan. Estos datos vienen a cuestionar los
estudios sobre las urgencias para la reforma de la ley de haciendas locales (Acín; 2016) y nos ofrecen una
perspectiva más completa que la proyectada por (Suárez; 2003) sobre corresponsabilidad fiscal local. En
conjunto, la interrelación entre estas tres magnitudes es evidente, al igual que su evolución positiva.
Profundizando sobre la situación financiera de las entidades locales podemos concluir que, en con-
junto presentan superávit, con criterios de contabilidad nacional, del 0,64% del PIB en 2016. Se trata de
una posición financiera global consolidada y se deduce que este superávit en términos PIB duplica al que
presentaron en 2012, año a partir del que cambia sustancialmente la situación financiera de las entidades
locales, y que, en términos absolutos, supone un importe superior en más del doble al presentado en 2012:
7.083 millones €, en 2016, frente a 3.307 millones €, en 2012. Éste resultado, al igual que los siguientes, se
enmarcan dentro una reforma local auspiciada en el año 2013 y del conjunto de medidas financieras y de
gasto habilitadas a los efectos. En este sentido, las dudas sobre la planificación económico-financiera de los
municipios (Santamaría; 2014) quedarían descartadas.
En 2011, el déficit del conjunto de entidades locales era de –8.506 millones €, el –0,79% del PIB. En el
período 2012-2016 dichas entidades han mejorado su posición financiera en 15.589 millones €. Entre 2010
y 2015, el número de entidades con saldos no financieros negativos se ha reducido a la tercera parte, y el
de entidades que tienen saldos positivos se ha incrementado en un 51%. Mientras que, en 2010, el 48% de
las entidades presentaban saldos no financieros negativos, en 2015 los presentaban el 18%. En términos de
sostenibilidad financiera, éstos datos expresan un línea argumental que difiere a la descrita por (Font i Llovet
y Galán, 2012). Ver cuadro núm. 1.
En relación a la aportación de (Zafra et al; 2010) sobre la influencia de determinados factores econó-
mico-financieros y sociales en la variabilidad del nivel de endeudamiento cabe indicar que la deuda de las
entidades locales a 31 de diciembre de 2015 se encuentra en niveles del año 2010, pero es preciso reseñar
que en la deuda de 2015 se incluye la correspondiente al mecanismo de pagos a proveedores. En este
sentido, es en el año 2012 donde se alcanza un máximo por efecto del mecanismo de pagos a proveedores,
pero a partir de 2013 se inicia un descenso a un ritmo anual medio del 7% (ver cuadro núm. 2). Por lo tanto,
se plantearía la necesidad de revisar la ponderación sobre la influencia de elementos externos frente a las
magnitudes financieras internas contempladas.
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La reforma del artículo 135 de la Constitución española y la subordinación de la deuda pública a los
principios de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera (Mochón; 2012) trae consecuencias que
se identifican, a 31 de diciembre de 2015, en un nivel de deuda que se sitúa en el 3,3% del PIB nacional, en
términos absolutos en 35.131 millones €, y a 31 de diciembre de 2016 se sitúa en el 2,9% del PIB (32.094
millones €), por debajo del objetivo fijado para 2020 en la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y
Sostenibilidad Financiera. Las modificaciones incorporadas afectan a la gestión económico financiera de
las entidades locales en materia de endeudamiento (Calvo; 2014). Una evolución del endeudamiento que
presenta un carácter condicionado por la nueva normativa vigente (Ruiz; 2017) y que es motivo de preocu-
pación también en Francia, como bien describe (Delaunay; 2014).
En relación al remanente de tesorería para gastos generales de las entidades locales es de 8.676,3 mi-
llones €, cuando en 2010 fue de –1.078,0 millones € y en 2011 empeoró hasta llegar a –2.760,5 millones €.
Simplemente para visualizar el efecto de una medida que ha resultado fundamental como la correspondiente
al mecanismo de pagos a proveedores cabe observar cómo el citado remanente pasó de aquel valor nega-
tivo de 2011 a un valor positivo de 4.357,4 millones €, en 2012, debido a la sustitución de deuda comercial
por deuda financiera en este ejercicio (González; 2014).
La situación expuesta, consecuencia de las medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria (Orte-
ga; 2012) ha permitido que el período medio de pago a proveedores de las entidades locales incluidas en el
modelo de cesión de impuestos estatales se haya situado en diciembre de 2016 en 45,44 días. A su vez, los
ayuntamientos incluidos en el modelo de variables presentaron en diciembre de 2016 un periodo medio de
pago de 40,84 días. La situación anterior no significa que todas las entidades locales estén saneadas finan-
cieramente. Esto se puede predicar de las diputaciones provinciales, consejos y cabildos insulares (Romera;
2016). En el caso de los ayuntamientos, en un colectivo tan amplio con 8.125 entidades, se encuentran
algunas entidades que no han conseguido reconducir su situación financiera, fundamentalmente porque no
han adoptado medidas discrecionales activas de política fiscal o porque no se han acogido a aquellas otras
que, con carácter extraordinario, se han aprobado desde el Estado (Carpio; 2015).
El impacto de las modificaciones que afectan a la gestión económico-financiera de las entidades lo-
cales (Calvo; 2014) se puede medir en términos de contención del gasto no financiero en un 7,8%. Entre
2011 y 2015 las entidades locales redujeron el gasto no financiero en 4.082,7 millones €. La reducción del
gasto se ha focalizado en el gasto de inversión real (reducción de 2.813,8 millones €), que se ha reducido
el 32% en ese período y en los gastos de personal (reducción de 719,7 millones €) que se han reducido un
3,9%. En este sentido, la búsqueda de la eficiencia y control (Ortega; 2016), las dudas sugeridas por (Boix;
2017) o la ineficacia de las medidas contempladas en la reforma local (Merino; 2016) quedan descartadas.
(ver cuadro núm. 1).
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Fuente: elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública
Además, en referencia a los ingresos no financieros, el impacto del carácter condicionado en la gestión
económico-financiera local descrito por (Monchón; 2015) queda recogido con un incremento del 6,3% y vuel-
ve a cuestionar las aportaciones de (Font i Llovet y Galán; 2012), (Boix; 2017), (Merino; 2016). Entre 2011
y 2015 las entidades locales incrementaron su ingreso no financiero en 3.222,3 millones €, siendo los más
relevantes los impuestos directos con un aumento de 3.595,5 millones de euros (el 21,2% en ese período) y
las transferencias corrientes, con un incremento de 1.611,8 millones €, crecimiento del 8,8% en ese período.
(ver cuadros núm. 2 y núm. 3)
Fuente: elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública
En definitiva, del conjunto de las políticas de gasto e ingreso público, las entidades locales han incre-
mentado su capacidad de financiación en 7.305,1 millones €, siguiendo criterios presupuestarios (sin ajustes
de contabilidad nacional). De ese importe, 5.693,3 millones € se han generado por actuaciones propias de
las corporaciones locales y 1.611,8 millones € por políticas adoptadas por otras administraciones públicas,
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fundamentalmente por el Estado. En este sentido, las aportaciones realizadas por (Boix; 2017), (Merino;
2016), (Font i Llovet y Galán; 2012), (Zafra; 2016) abordan diferentes perspectivas que no incorporan los
objetivos marcados en términos de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera. Y es en el cumpli-
miento de éstos objetivos donde se garantiza la viabilidad de las propuestas que indican.
Importe % sobre
Conceptos de ingresos (miles de € ) ingreso total
Fuente: elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública
Los resultados en el ejercicio 2015 en perspectiva comparada: los municipios tienen una importante au-
tonomía financiera, en tanto el 62% de sus ingresos proceden de fuentes de financiación propia (los tributos
propios, que representan el 59,5% del ingreso total, e ingresos patrimoniales, el 2,5% del ingreso total), el
33% proceden de transferencias de otras administraciones públicas y el 5% del recurso al endeudamiento;
por el contrario, las diputaciones provinciales presentan una fuerte dependencia financiera de otras adminis-
traciones públicas, fundamentalmente del Estado: el 21% de sus ingresos proceden de recursos propios, el
68% proceden de transferencias de otras administraciones públicas y el 11% del recurso al endeudamiento;
los cabildos insulares canarios presentan una estructura financiera parecida a la de los municipios y los
consejos insulares de Baleares parecida a la de las diputaciones provinciales. Las diputaciones forales pre-
sentan una estructura financiera peculiar como consecuencia del régimen de concierto con el País Vasco. A
las anteriores entidades locales, que están reconocidas en nuestra Constitución, habría que añadir aquellas
otras que ha incorporado la legislación básica de régimen local como son las mancomunidades, comarcas,
áreas metropolitanas, mancomunidades, agrupaciones de municipios o entidades de ámbito territorial infe-
rior al municipio (ver cuadro núm. 4).
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Cuadro 4. Estructura del ingreso de las entidades locales. Datos de liquidaciones de presupuestos
para el año 2015
Fuente: elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública.
En relación a la reducción del sector público local, desde el año 1996 hasta 2009 se produjo un incre-
mento progresivo de este sector; sin embargo, desde el año 2010 se aprecia un cambio de tendencia que
se refleja en una bajada de un –28,2% en el número de entes de 2009 a 2016, situándose, en cuanto a su
número, en niveles análogos a los de 1999. Sólo entre 2011 y 2016 se ha reducido en un 21% el sector
público local, pasando de 5.562 entidades dependientes a 31 de diciembre de 2011 a 4.406 entidades en la
misma fecha de 2016. Esta evolución debe enmarcarse en los ámbitos ya tratados desde un punto de vista
normativo (Carpio; 2015) y financiero (Lozano; 2012) en contraposición a una perspectiva no seguida en las
aportaciones de (Robles; 2014), (Merino; 2016) o (Zafra; 2016). (ver cuadro núm. 5)
Fuente: elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública
ESTUDIOS41
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El resumen del catálogo de medidas de carácter estructural y financiero, bien estableciendo mecanis-
mos de financiación instrumentados en operaciones financieras (Lozano; 2012), bien aprobando medidas en
el ámbito de la participación en tributos del Estado (Mochón; 2012) pasa por la implantación de medidas de
carácter estructural en torno a la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera y a
la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, que reformó el régimen local de modo
que el ámbito competencial y la actividad de prestación de servicios fuese congruente con el escenario que
se plantea en aquella Ley Orgánica y con el cumplimiento de las reglas fiscales (Algarra y Romera; 2015).
Por lo que se refiere a la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, la
definición de los principios de estabilidad y sostenibilidad financiera (Mochón; 2015) y la relación con el con-
trol tanto de la deuda financiera (Angoitia; 2014) como de la comercial (González; 2014); dando un impulso
decisivo al principio de transparencia que se completó con la Orden HAP/2105/2012, de 1 de octubre, en la
que se detalla la información que deben suministrar las entidades locales y su periodicidad (Campos; 2016);
estableciendo reglas fiscales que son de aplicación a todas y a cada una de las administraciones públicas
(Calvo; 2014): (i) el objetivo de estabilidad presupuestaria, que en el caso de las entidades locales se fija
en el 0,0% del PIB, (ii) el objetivo de deuda pública, que en el caso de las entidades locales es del 3,0% del
PIB en 2016, del 2,9% en 2017, del 2,8% en 2018 y del 2,7% en 2019, (iii) la regla de gasto, que es común
para todas las administraciones públicas, de modo que el gasto computable de cada una de ellas en cada
ejercicio respecto del inmediato anterior no puede incrementarse por encima de la tasa de variación del PIB
nominal previsto y que se ha concretado en el 1,8% en 2016; 2,1% en 2017; 2,3% en 2018 y 2,5% en 2019.
La regla general de destinar el superávit presupuestario para reducir el nivel de deuda pública. Y la espe-
cial, para las entidades locales que estén saneadas y presenten un período medio de pago a proveedores no
superior al plazo máximo que establece la normativa de morosidad, para destinar el superávit a cancelar obli-
gaciones de pago con proveedores y a financiar inversiones financieramente sostenibles, sin que esto último
pueda implicar que las entidades locales incurran en déficit al final del ejercicio en el que se ejecuten aquéllas
(Ruiz; 2017). Con ello se ha tratado de evitar la reproducción de situaciones bastante habituales con las que
se habían encontrado en tiempos recientes los municipios de asunción de proyectos de inversión que gene-
raban unos elevados gastos corrientes y, potencialmente, déficit difíciles de corregir (Crespo et al.; 2010).
La Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local que integra en el régimen local
elementos de sostenibilidad financiera y de garantía de prestación eficiente de los servicios por parte de las
entidades locales (Ortega; 2016), con una controversia sobre el principio de autonomía local para la gestión
de sus propios intereses (Zafra; 2016), (Font i Llovet y Galán; 2012), (Robles; 2014), (Pérez; 2015), final-
mente, que es superada en las sentencias del Tribunal Constitucional (Fuertes; 2016) ante los recursos de
inconstitucionalidad interpuestos por las Comunidades Autónomas de Extremadura, Andalucía y Asturias y
por más de 50 diputados pertenecientes a diversos grupos parlamentarios.
Por otro lado, frente a las aportaciones de (Boix; 2017), (Merino; 2016), (Robles; 2014) la Ley de Raciona-
lización y Sostenibilidad de la Administración Local incide en la estructura financiera de las entidades locales
al (i) establecer un mapa competencial con mayor claridad que el anteriormente existente, distinguiendo entre
competencias propias, competencias delegadas y competencias que no se encuadran en ninguno de esos
grupos, pero que sólo se pueden ejecutar si no lo están realizando otras administraciones públicas (no du-
plicidad de la actividad administrativa) y si son sostenibles financieramente para el conjunto de la respectiva
hacienda local. Esta distribución de competencias ha sido considerada respetuosa con la autonomía local y
declarada constitucional por el Tribunal Constitucional; (ii) la prestación de los servicios por las entidades lo-
cales debe realizarse de la forma más eficiente posible, para lo que se definió una magnitud que puede servir
de referencia, el coste efectivo de los servicios. Se trata de evitar que la elección de la forma de prestación de
servicios atienda a criterios políticos sin una fundamentación técnica y económica solventes; (iii) la garantía de
la prestación de servicios públicos potenciando el papel de las diputaciones provinciales para asegurar dicha
prestación sobre todo en lo que se refiere a los servicios esenciales y a los municipios de población inferior a
20.000 habitantes, pudiendo prestarse por ellas mismas mediante formas consorciadas o mancomunadas y
siempre que los municipios concernidos lo acepten; (iv) el impulso de las actuaciones de control, modificando
algunos preceptos del texto refundido de la Ley reguladora de las Haciendas Locales en materia de control
interno, reparos y resolución de discrepancias, potenciando, a su vez, la función de fiscalización que compete
a los interventores de la administración local; (v) y finalmente, el establecimiento de normas muy concretas
que permitan alcanzar una dimensión adecuada del sector público de cada una de las entidades locales.
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Desde el año 2012 se han venido adoptando medidas para proveer de mayores recursos o de un mayor
margen de maniobra financiero a las entidades locales. En el ámbito tributario, la medida más relevante se
incluyó en el conjunto que reguló el Real Decreto-ley 20/2011, de 30 de diciembre, de medidas urgentes en
materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit público, que posibilitó la aplica-
ción de manera transitoria y excepcional durante los ejercicios 2012 y 2013 para los inmuebles urbanos de
un incremento del tipo impositivo del IBI, de una manera progresiva, atendiendo a la antigüedad de la revi-
sión catastral, y por lo tanto, a su adecuación al mercado (Ruiz; 2017). El incremento de recaudación para
las Entidades Locales se ha situado en 988 millones € en 2012, respecto de 2011, y en 1.487 millones € en
2013, también respecto de 2011.
La medida de incremento del tipo impositivo del IBI se ha prorrogado para los años 2014 y 2015, me-
diante la Ley 16/2013, de 29 de octubre, por la que se establecen determinadas medidas en materia de fisca-
lidad medioambiental y se adoptan otras medidas tributarias y financieras. En consecuencia, los municipios
han mantenido hasta el año 2015 el nivel de ingresos incrementados con la medida que entró en vigor en
2012. Asimismo, en relación con el IBI, se ha establecido un procedimiento de regularización de las unidades
catastrales «ocultas» y de aplicación de coeficientes sobre el valor catastral (Alonso; 2013).
En relación a la participación en tributos del Estado y en el marco de actuación señalado por (Arrieta;
2010) (Martín; 2011), se aprueba (i) la articulación de un anticipo del 50% de la liquidación definitiva de la
participación en tributos del Estado correspondiente a 2010 (calculada en 2012), de modo que se adelan-
taron recursos a las entidades locales por un importe de 991 millones de euros; se habilita (ii) la posible
ampliación de 60 a 120 mensualidades del período de reintegro de los saldos deudores que resultaron, a
cargo de las entidades locales, en las liquidaciones de 2008 y 2009; (iii) a las entidades locales a las que
se aplica la ampliación a 120 mensualidades pudieron en 2014 solicitar una nueva ampliación hasta 240
mensualidades computadas a partir de enero de 2012 o de 204 computadas desde enero de 2015; y se
establece (iv) la posibilidad de ampliar (de un máximo de 3 años) hasta 120 mensualidades los reintegros
de las liquidaciones negativas correspondientes a 2013, si bien se han debido compensar con los saldos a
ingresar que resultaron de la liquidación del año 2014.
Como resultado de la aplicación de los modelos de participación en tributos del Estado, cabe sig-
nificar que, si consideramos todos los conceptos de participación así como los reintegros derivados de
liquidaciones negativas la financiación se ha incrementado (considerando las dotaciones contenidas en
los Presupuestos Generales del Estado) un 22,6% entre 2011 y 2017, pasando de 14.438,93 a 17.697,02
millones €.
Como señalan (Lozano y Vázquez, 2012) y dentro del marco de la deuda comercial, se define un me-
canismo de pagos a proveedores en febrero de 2012 (RDL 4/2012, de 24 de febrero), con una segunda
fase en febrero de este año (RDL 4/2013, de 22 de febrero) y otra tercera en junio (RDL 8/2013, de 28 de
junio). Inicialmente, en una primera fase, se trataba de financiar las deudas derivadas de contratos de obras,
suministros y servicios. Pero se amplió en sus ámbitos objetivo y subjetivo en las fases segunda y tercera.
Con este mecanismo se habilita la posibilidad de convertir la deuda comercial vencida, líquida y exigible, en
deuda financiera a largo plazo, amortizable en 10 años con los dos primeros de carencia de amortización del
principal. La aplicabilidad de esta medida estaba sujeta a la aprobación de un plan de ajuste y su valoración
favorable por parte del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Los resultados beneficiaron a
3.964 entidades locales, en alguna de las fases citadas, y atendido el pago de 2.097.357 facturas de 123.733
proveedores, por importe total de 11.563,4 millones €, lo que ha permitido salvar y dar viabilidad a muchas
PYMES y autónomos abocados a la quiebra ante el impago de las Administraciones.
En junio de 2014 se posibilita la reestructuración de los préstamos formalizados con el Fondo de Pro-
veedores, en la primera fase del mecanismo de pagos a proveedores, que beneficia a 1.299 entidades
locales con una deuda total con el Fondo de Proveedores de 7.364,5 millones €, y que pudieron, según los
casos, ampliar el período de amortización de 10 a 20 años y el de carencia en 2 años más con una rebaja
mínima del tipo de interés de 41 puntos básicos, o ampliar el período de carencia en un año más con una re-
baja del tipo de interés de 131 puntos básicos, o no modificar ninguno de esos períodos, pero rebajar el tipo
de interés en 140 puntos básicos (ver cuadro núm. 5). Estas medidas supondrán una inyección de liquidez,
según las previsiones del Ministerio de Hacienda y Función Pública hasta el año 2022, de 1.637 millones
€. En el segundo semestre de ese mismo año, se autorizó la refinanciación de los préstamos formalizados
con el FFPP mediante el Real Decreto-ley 8/2014, de 4 de julio, convalidado mediante la Ley 18/2014, de 15
de octubre, de modo que las entidades locales pudieron acogerse a las mejores condiciones del mercado
financiero.
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Además, es preciso tener en cuenta que se aprobó la Ley 25/2013, de 27 de diciembre, de Factura electró-
nica y registro contable de facturas en el sector público (Calvo; 2014), por la que se declaró la obligatoriedad de
utilizar la factura electrónica desde, 15 de enero de 2015, debiendo contar todas las administraciones públicas
con un punto general de entrada de facturas electrónicas (FACe) para que los proveedores puedan presentarlas.
Cuadro 6. Evolución del tipo de interés de préstamos con el Fondo de Entidades Locales.
Periodo 2012-2016
Fuente: elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública.
En el marco de la deuda financiera, como señala (Carpio; 2015) se ha definido en 2014 (RDL 17/2014,
de 26 de diciembre) por vez primera el principio de prudencia financiera como un principio básico aplicable
en el régimen de endeudamiento de las entidades locales, de modo que sólo pueden formalizar préstamos,
tanto a corto como a largo plazo, a costes financieros que no superen los límites máximos que fije la Secre-
taría General del Tesoro y Política Financiera. Los motivos por los que se incluyó ese principio se basan en
la existencia de una fuerte reducción de la competencia bancaria y la consiguiente limitación en el acceso al
mercado de capitales; la escasa capacidad de negociación de las corporaciones locales; el importante grado
de heterogeneidad de precios entre entidades con estructuras financieras análogas; e impedir la inclusión
de cláusulas abusivas en contratos de préstamos y derivados.
Esta medida supondrá una reducción considerable de los gastos financieros, con la consiguiente mejo-
ra del saldo no financiero de las entidades locales. Así, la evolución de los tipos de interés aplicables a los
préstamos formalizados con el Fondo de Proveedores y ahora con el Fondo de Financiación a Entidades
Locales han pasado del 5,939% que se aplicó en las operaciones formalizadas en la primera fase del me-
canismo de pagos a proveedores, en 2012, al 1,311% que se ha fijado en 2015. Asimismo, a los préstamos
formalizados con el Fondo de Financiación a Entidades Locales en diciembre de 2016 se les ha aplicado un
tipo de interés del 0,724%.
Sobre medidas específicas de carácter extraordinario a favor de ayuntamientos con problemas finan-
cieros estructurales y estableciendo una necesaria atención a la diversidad tipológica de los municipios (Na-
varro; 2016) conforme a su autonomía y suficiencia financiera (Pablos; 2015) se establece en el Título II del
RDL 8/2013 medidas extraordinarias de apoyo financiero a municipios con problemas. Según datos del Mi-
nisterio de Hacienda y Función Pública, solicitan esta medida 101 entidades, de las que finalmente 75 se han
beneficiado; en septiembre de 2015 (RDL 10/2015, de 11 de septiembre) se aprobó la posible cancelación
de deudas con la AEAT y la TGSS, que se estaban compensando mediante retenciones de la participación
en tributos del Estado, mediante la formalización de préstamos. También, en esa misma norma se recoge la
concesión de anticipos extrapresupuestarios equivalentes, como máximo al importe anual de las entregas
a cuenta de la participación en tributos del Estado de 2015. Esa financiación extraordinaria se sustituyó por
préstamos con el Fondo de Ordenación citado en junio de 2016. Las dos últimas medidas estaban diseñadas
para que optaran a ellas determinados ayuntamientos con una situación de riesgo financiero.
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Mediante el Real Decreto-ley 17/2014, de 26 de diciembre como señala (Carpio; 2015), se ha creado
el Fondo de Financiación a Entidades Locales con dos compartimentos: Fondo de Ordenación (para EELL
en situación de riesgo financiero o que no pueden refinanciarse en condiciones de prudencia financiera) y
Fondo de Impulso Económico (para EELL saneadas financieramente) con una dotación de 1.000 millones de
euros para cada uno de los años 2015 y 2016, y se prevé en igual importe para 2017. Se ha posibilitado la
inclusión de la financiación de la ejecución de sentencias judiciales firmes mediante la disposición adicional
primera de la Ley Orgánica 6/2015, de 12 de junio, de modificación de la Ley Orgánica 8/1980, de 22 de
septiembre, de financiación de las Comunidades Autónomas y de la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de
Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera.
De esos importes, según indica el Ministerio de Hacienda y Función Pública, se aprueba la disposición
por las entidades locales de 820,3 M€ en 2015, de 749,7 M€ en 2016 y se ha aprobado un importe de 643,2
M€ en 2017. En total los ahorros generados por los préstamos con los Fondos citados se eleva a 1.069,8
M€. También, se posibilita el aumento en 3 años del período de carencia y de amortización de los préstamos
formalizados entre 2012 y 2016 con el FFPP y el Fondo de Ordenación por determinados ayuntamientos con
problemas financieros lo que posibilita, de facto, una nueva actuación para dotar de una mayor margen de
liquidez a estas entidades.
Cuadro 7. Evolución de la participación de las entidades locales en los tributos del Estado.
Periodo 2017-2011
Fuente: elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública
En todos los casos de medidas de apoyo a las entidades locales, se ha venido aplicando una condicio-
nalidad que se ha plasmado en los planes de ajuste. Ésta condicionalidad en su grado de mayor intensidad
requiere la aplicación de medidas de reducción de los gastos de funcionamiento; financiación adecuada de
servicios públicos, de forma que en tres años se autofinancien, y supresión de servicios no obligatorios; no
se pueden suprimir tributos exigidos con anterioridad; sólo pueden aprobar medidas de incremento global
de cuotas íntegras de cada tributo local; la aplicación de beneficios fiscales obligatorios; tienen prohibida la
aplicación de tipos de gravamen reducidos en el Impuesto de Bienes Inmuebles; y no pueden constituir ni
participar en entidades dependientes y deben reducir su sector público (Calvo; 2014), (Ruiz; 2017), (Carpio;
2015), (González; 2014), (Angoitia y Tobes, 2014).
En el marco del análisis realizado, es evidente el cambio de escenario respecto al inicial de 2012. Los facto-
res que han permitido el cambio de la situación financiera son, por un lado, el mayor grado de responsabilidad de
las corporaciones locales en la gestión financiera, que se pone de manifiesto en la adopción de medidas de polí-
tica fiscal restrictiva tanto por el lado del gasto, contrayéndolo, como por el del ingreso, incrementándolo, si bien
en el ámbito jurídico definido a partir de la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Finan-
ciera muy diferente al anteriormente existente, propicia, cuando no exige, la adopción de aquellas actuaciones.
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Por otro lado, el cambio de situación financiera también se ha debido a la adopción de medidas de apoyo
financiero, que han permitido que un buen número de entidades locales que presentaban desequilibrios finan-
cieros los hayan podido corregir, con el impacto positivo que se ha derivado para el subsector en su conjunto.
No obstante, es necesario identificar los retos a los que se enfrentan las entidades locales y también,
como regulador, el Estado. Así, se debe tener en cuenta la heterogeneidad de las entidades locales y la
diversidad de sus estructuras financieras, como hemos visto. En consecuencia, el primer reto es el estable-
cimiento de un marco jurídico que regule a diversas entidades locales con diferentes estructuras financieras
y distintas competencias.
El siguiente reto es posibilitar que determinados municipios puedan reconducir su situación financiera,
superando, en un buen número de casos, los problemas de gobernabilidad que se han presentado en cor-
poraciones locales con gobiernos en minoría y que, por esta circunstancia, no consiguen aprobar medidas
de consolidación fiscal ni planes de corrección de desequilibrio ni siquiera la solicitud a la Administración
del Estado de medidas de apoyo financiero. Esta medida ya fue incluida en la reforma local de 2013, pero
tras sentencia en contra del Tribunal Constitucional, en aras de proteger el principio de autonomía local,
finalmente, no fue aplicada. Además, una medida necesaria en relación con esos ayuntamientos, sería la
conversión de deuda a corto plazo en largo plazo. En definitiva, nos encontramos ante un reto normativo y
otro «político» u organizativo.
Además, hay otros retos que pasan por la profundización de las medidas ya adoptadas y por la posible
mejor articulación de otras, orientadas todas ellas a mantener la posición financiera saneada que presenta
el subsector de las corporaciones locales.
En este sentido no debemos obviar las modificaciones que deberían introducirse en el ámbito tributario
y que van a venir impuestas bien por la realidad existente y los efectos derivados de la actual normativa
contenida en el texto refundido de la Ley reguladora de las Haciendas Locales, bien por la jurisprudencia
constitucional. En ese contexto, hay que tener presente las posibles mejoras de la regulación de las tasas
o la necesaria reforma de la regulación del impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de na-
turaleza urbana. Consiste el reto en el ámbito financiero en definir modelos de participación en tributos del
Estado que teniendo presente el cumplimiento del principio de suficiencia financiera proporcionen recursos
adecuados para la financiación de las competencias propias de las entidades locales. En este sentido, es
importante que las comunidades autónomas asuman la obligación contenida en el artículo 142 de la Cons-
titución y establezcan sistemas de participación en sus ingresos de las entidades locales de sus respetivos
territorios. En el ámbito presupuestario cada vez se hace más necesario conciliar las normas contenidas
en el texto refundido de la Ley reguladora de las Haciendas Locales con la normativa de estabilidad presu-
puestaria y sostenibilidad financiera. Actualmente existe una brecha regulatoria entre ambas normas que es
preciso solventar para evitar los problemas interpretativos que se están produciendo. Precisamente, para
analizar y proponer líneas de reforma del sistema de financiación local, y los aspectos financieros, tributarios
y presupuestarios de la Ley reguladora de las Haciendas Locales, la constitución y conclusiones del trabajo
de una Comisión de expertos para la revisión del sistema de financiación local es una buena noticia para
abordar una posible reforma normativa.
La permanente adaptación a las circunstancias y excepcionalidades de una estructura heterogénea
como es la que caracteriza a la planta municipal española conlleva un reto de continua adaptación necesario
para responder a las necesidades de los ciudadanos. Además, un mayor consenso en términos políticos
y doctrinales sobre la normativa competencial a desarrollar y la financiación asociada ayudaría a alcanzar
esos objetivos de una manera más certera y rápida.
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ESTUDIOS49
PEC - ACTIVIDAD PARA LA EVALUACIÓN CONTINUA
La actividad deberá entregarse mediante los dispositivos previstos en la plataforma Alf antes del
10 de mayo de 2019. Cualquier trabajo entregado fuera de plazo, no será corregido e incorporado
como PEC.
EXÁMENES
Gobierno y Políticas Locales
69014062
============================================================================
2014. 1º S. Junio
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Rodríguez Alvarez, ¿cuáles son las características del mapa asociativo municipal 1
en España?
2.- Describa la tipología de candidaturas "extrañas" según Usabart. 2
3.- ¿Cuáles son las particularidades de las diputaciones forales como gobierno intermedio? 4
4.- Según Suárez Pandiello, ¿cuáles son las disfunciones del modelo de financiación local? 9
2014. 2º S. Junio
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Rodríguez Alvarez ¿cuáles son las características del nuevo régimen especial 1
para las grandes ciudades?
2.- ¿Cuáles son las características de los cabildos? 4
3.- Según Natera, ¿cuáles son las estrategias de gestión de redes? 5
4.- Según Cuenca y Fariña, ¿cómo se caracteriza la "autonomizacion" del empleo público local? 8
2014. Septiembre
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Rodríguez Álvarez, ¿son las provincias un superviviente afuncional?
2.- Según Vandelli, ¿qué es el dualismo entre funciones municipales "propias" y funciones
estatales "delegadas"?
3.- Según Natera, ¿cuáles son los tipos de relaciones de cooperación que conforman las
redes de gobernanza?
4.- Concepto y funciones del modelo gerencial según Ramió
2014. Reserva
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Guillermo Márquez, ¿cómo se caracteriza el sistema de gobierno local?
2.- ¿Cómo se definen los servicios mínimos y las actividades o servicios esenciales
en el ámbito local?
3.- ¿Cómo describe Morales la participación política en España?
4.- Según Escudero, exponga las características de la Constitución de Cádiz y el
dirigismo político municipal
2015. 1º S. Junio
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Márquez Cruz, ¿qué dimensiones de contexto introducen disfuncionalidades en 1
el diseño del gobierno local en España?
2.- ¿Cuáles son las particularidades de las diputaciones forales como gobierno intermedio? 4
3.- Según del Guayo, ¿cuáles son los servicios públicos locales tras la reforma de 2013? 6
4.- Según Aldeguer, ¿cómo se caracterizan la autonomía y la suficiencia financiera de las 9
entidades locales?
2015. 2º S. Junio
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Escudero, la influencia de la Constitución de Cádiz en el dirigismo político municipal 3
2.- ¿Cuáles son las peculiaridades de las comarcas como gobierno intermedio? 4
3.- Según del Guayo, ¿cuáles son las modificaciones de 2013 respecto a la reserva 6
de determinadas actividades y servicios esenciales a favor de las entidades locales?
4.- ¿Cómo describe Morales la participación política en España? 10
2015. Septiembre
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- El área metropolitana como gobierno local intermedio 1-4
2.- ¿Qué significa en el modelo de gobierno local que hay una ausencia de un listado de 6
competencias locales y cómo se suple esta carencia?
3.- Tipologías de experiencias de estructuras gerenciales según Ramió 7
4.- ¿Cuáles son, según Blanco y Font, las características de las razones estructurales para 10
explicar la participación en el ámbito local?
2015. Reserva
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Guillermo Márquez, ¿cómo se caracteriza el sistema de gobierno local? 1
2.- Según Escudero, la consolidación del municipio constitucional 3
3.- Según Vandelli, ¿cuál es la importancia del carácter electivo de las Administraciones 3
locales en la Administración territorial napoleónica?
4.- ¿Cómo se definen los servicios mínimos y las actividades o servicios esenciales en el 6
ámbito local?
2016. 1º S. Junio
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Guillermo Márquez, el rendimiento de la formación de gobierno y la inestabilidad 1
política en los ayuntamientos
2.- Concepto y funciones del modelo gerencial según Ramió 7
3.- La organización del sistema de empleo local: clases de personal según Cuenca 8
4.- Según Garcíay Jiménez, ¿cuáles son las características principales de la "interactividad 10
en la web municipal"?
2016. 2º S. Junio
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Vandelli, ¿qué es el dualismo entre funciones municipales "propias" y funciones 3
estatales "delegadas"?
2.- ¿Cuáles son las particularidades de los cabildos como gobierno intermedio? 4
3.- Según Blanco y Goma, ¿cuáles son las características de la gobernanza como sistema 5
de gobierno a través de la participación de actores diversos?
4.- Según del Pino y Colino, ¿cuáles son los tipos y uso real de los mecanismos participativos? 10
2016. Septiembre
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Guillermo Márquez, el cambio del sistema de gobierno local 1
2.- Características de las comunidades autónomas uniprovinciales 4
3.- En las competencias locales, ¿qué análisis hace el Libro Blanco sobre la ausencia de 6
un listado de competencias locales y remisión al legislador sectorial?
4.- Según Cuenca, modelo de cuerpos versus modelo de puestos en el ámbito local 8
2016. Reserva
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Rodríguez Álvarez, el nuevo régimen especial para las grandes ciudades 1
2.- Características de los consejos insulares de las Islas Baleares 4
3.- En las competencias locales, ¿qué análisis hace el Libro Blanco sobre los servicios 6
mínimos, los servicios esenciales, la capacidad general de iniciativa y de prestación de
servicios complementarios?
4.- Las escalas de personal en el ámbito local 8
2017. 1º S. Junio
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Vandelli, ¿cuál es la importancia del carácter electivo de las Administraciones locales 3
en la Administración territorial napoleónica?
2.- Características de los consejos insulares de las Islas Baleares 4
3.- Según Blanco y Gomá, ¿Cuáles son las características de las redes público-privadas y 5
participativas?
4.- Según Boix Palop, ¿en qué se basa la reforma del régimen local que debilita la autonomía 6
municipal?
2017. 2º S. Junio
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Guillermo Márquez, ¿cómo se caracteriza el sistema de gobierno local? 1
2.- ¿Cuáles son las características de las diputaciones uniprovinciales? 4
3.- Según Blanco y Goma, ¿cuáles son las cuatro grandes dificultades de la complejidad como 5
elemento que define la sociedad postindustrial?
4.- Según Boix Palop, ¿cuáles son las características centralizadoras de las competencias 6
sobre el régimen local?
2017. Septiembre
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Rodríguez Alvarez, ¿cuáles son las características del mapa asociativo municipal 1
en España?
2.- Mencione y describa brevemente al menos 5 de los rasgos de la Administración territorial
revolucionario-Napoleónica, según Luciano Vandelli. 3
3.- ¿Cuáles son las innovaciones para la gestión del Estatuto Básico del Empleado Público según
Cuenca? 8
4.- ¿Cuáles son los límites estructurales de la participación en el gobierno local derivados de las
características del ámbito local según Del Pino y Colino? 10
2017. Reserva
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Guillermo Márquez, el rendimiento de la formación de gobierno y la inestabilidad
política en los ayuntamientos 1
2.- Según Escudero, la Constitución de Cádiz y el dirigismo político municipal 3
3.- ¿Cuáles son las particularidades de las diputaciones forales como gobierno intermedio? 4
Tipologías de experiencias de estructuras gerenciales según Ramió 7
2018. 1º S. Junio
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Rodríguez Álvarez, el nuevo régimen especial para las grandes ciudades 1
2.- Según Escudero, la consolidación del municipio constitucional 3
3.- ¿Cuáles son las características de los cabildos? 4
4.- Según Suárez Pandiello, ¿cuáles son las disfunciones del modelo de financiación local? 9
2018. 2º S. Junio
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- El rendimiento de la formación de gobierno y la inestabilidad política de los Ayuntamientos 1
según Márquez Cruz
2.- Según Escudero, la Constitución de Cádiz y el dirigismo político municipal 3
3- ¿Cuáles son las peculiaridades de las comarcas como gobierno intermendio? 4
4.- Después de la promulgación del Estatuto Básico del Empleado Público, ¿cuáles son las 8
características del funcionario interino según Cuenca?
2018. Septiembre
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- Según Rodríguez Álvarez, ¿son las provincias un superviviente afuncional? 1
2.- Según Vandelli, ¿qué es el dualismo entre funciones municipales "propias" y funciones 3
estatales "delegadas"?
3.- Según Blanco y Gomá, ¿cuáles son las características de las redes interorganizativas 5
horizontales o de intersectorialidad?
4- Según Aldeguer, ¿cómo se caracterizan la autonomía y la suficiencia financiera de las 9
entidades locales?
2018. Reserva
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1 Según Márquez Cruz, ¿qué dimensiones de contexto introducen disfuncionalidades en
el diseño del gobierno local? 1
2 Según Vandelli, ¿cuál es la importancia del carácter electivo de las Administraciones locales 3
en la Administración territorial napoleónica?
3 Según Boix Palop, el redimensionamiento de los mercados de servicios y su gestión privada. 6
4 Según Aldeguer, ¿cuáles han sido los efectos y el impacto de las reformas presupuestarias 9
de control del déficit público sobre las entidades locales?
2019. 1º S. Junio
Respuestas: Puede emplear todo el papel que necesite.// Puntuación: Cada pregunta vale 2,5 puntos.
Material autorizado: NINGUNO.
Pregunta Tema
1.- ¿Cuáles son las críticas fundamentales de los gobiernos locales a la Ley de Racionalización y 1
Sostenibilidad de la Administración Local según Font y Galán?
2 Según Riera y otros autores, ¿qué explica que las elecciones locales sean consideradas de 2
segundo orden?
3 ¿Cuál es el planteamiento de Boix sobre el "minifundismo" municipal en España? 6
4 ¿Cuáles son los modelos y las explicaciones básicas de la gobernanza urbana según Navarro? 10