Departamento de Historia
Tanto en las notas de pie de página, como en la bibliografía final, los títulos de
libros y de revistas se escriben en cursivas (la letra cursiva es la que están viendo);
los títulos de los artículos (publicados en revistas o en libros) se escriben en letra
normal, entre comillas:
Libros:
Artículos (el primero publicado en una revista y los otros dos en libros):
AGNEW, John, "Place and politics in post-war Italy: a cultural geography of local
identity in the provinces of Lucca and Pistoia", en ANDERSON, Kay y GALE, Fay
(eds.), Inventing Places. Studies in Cultural Geography, Melbourne, Longman and
Cheshire, 1992, pp. 52-71.
Una anotación muy importante es la que precisa que se trata de una transcripción
de documentos relativos a un tema, como se observa en el caso de Antonio B.
CUERVO. Al colocar a continuación del APELLIDO(S), Nombre(s), la abreviación
de compilador entre paréntesis (Comp.), se está indicando que se trata de una
compilación documental y no de un libro sobre el tema.
compiladores (Eds.) entre paréntesis, título del libro en el que se publicó (en
cursivas), ciudad en la que se editó, nombre de la editorial, fecha y páginas en las
que aparece el artículo.
Libros:
Artículos:
ALGUNAS PREGUNTAS
BIBLIOGRAFÍA
AGNEW, John, "Place and politics in post-war Italy: a cultural geography of local
identity in the provinces of Lucca and Pistoia", ANDERSON, Kay y GALE, Fay,
Inventing Places. Studies in Cultural Geography, Melbourne, Longman and
Cheshire, 1992, pp. 52-71.
Si la cita textual ocupa más de 3 líneas en el texto, se coloca con sangría a lado y
lado y en espacio sencillo, aunque el texto se esté escribiendo a espacio doble, así:
Según Santa Gertrudis, todo era monte cerrado, donde no se había visto jamás un
soplo de viento. Mompox:
“Propiamente es un infierno chico. Por las noches no se podía parar
en la cama: quitaba el colchón, menos; me quitaba la túnica,
tampoco; me ponía desnudo sobre los ladrillos, y no podía parar. De
estos calores nos salió a todos un sarpullido como sarna en todo el
cuerpo, con una comezón que nos traía locos.”2
La percepción del clima tampoco era homogénea. Mientras que el fraile y sus
compañeros, que eran chapetones, es decir recién llegados a América, sudaban por
el calor, una “señora arrebosada con un reboso de bretaña, nos saludó y me dijo:
Padre, válgame Dios, y que frío hace.”3 Lo que para los recién llegados era un
“ardiente clima q[u]e sofoca y desalienta aun a los irracionales”,4
Algunos autores indican que no es necesario colocar entre comillas las citas largas
que van en formato de cita larga, ya que el formato está indicando que se trata de
una cita textual y, por tanto, las comillas constituyen una redundancia.
RECOMIENDO, sin embargo, colocar siempre comillas ya que, como se
experimenta con frecuencia, los computadores (¡son una maravilla!, pero...)
cambian los formatos –nosotros no entendemos por qué, pero según ellos nosotros
les dimos instrucciones al respecto–, con lo que el indicativo de cita textual se
puede perder sin que nos demos cuenta. Por eso, entre dos males, “el menos pior”:
la redundancia.
renglones, o dentro del texto, con sus respectivas comillas, si son unas citas
“decentes”, de menos de tres líneas de extensión y tercero, no considerar que
“hablan por sí mismas”. En general, el que las coloca las “lee” o las interpreta
dentro del contexto del escrito del que las tomó y de la información recopilada en
el curso de la investigación que lo llevó a consultar ese libro. El lector no cuenta
con ese contexto y por eso es necesario proporcionarle una explicación sobre el
sentido de la cita dentro del texto de uno.
También habrán notado la utilización del ibid (abreviatura del ibidem) que significa
lo mismo, es decir, que se está haciendo referencia a la misma obra que se cita en
el anterior pie de página; en el caso de que sea la misma obra, pero otra página, se
coloca ibid y la página que se cite. Como les he comentado (y espero no tener que
repetir demasiado en un futuro, por aquello del “disco rayado”), la facilidad con
que el computador permite introducir citas hace POCO RECOMENDABLE utilizar
el ibid, salvo en versiones finales ( PERO FINALES “DE VERDAD VERDAD” Y GUARDANDO
UNA VERSIÓN SIN LOS IBID). Lo anterior, porque si uno tiene el escrito con los
respectivos ibid y se le ocurre introducir otra cita, que como suele suceder con
frecuencia le queda colocada entre la obra citada y el ibid y, como también suele
suceder con frecuencia uno no se da cuenta, el ibid le queda haciendo referencia a
otra obra. De esta forma, se generan inconsistencias bastante complicadas, como
por ejemplo, citar un texto de archivo y, a continuación, en la nota siguiente,
colocar ibid, p. 25 (para @l que no “se lo pilló” el ibid evidencia problema porque
en el caso de documentos de archivo se cita por folios (f.) y no por página (p.). Por
desgracia este caso y otros “más delicados” aún los detecta con cierta facilidad el
lector –y para mayor desgracia no piensa que a uno le pasó lo que le pasó, sino que
pasan ideas “muy negras” por su cabeza–, pero para el autor pasan con frecuencia
7
Aprovecho la oportunidad para comentar lo relativo al op. cit (opus cit, un latinajo
que significa sencillamente obra citada). Se coloca cuando uno ya ha hecho la cita
completa de una obra, como por ejemplo, la obra de Guhl. La segunda vez se
coloca: GUHL, Ernesto, op. cit, T. II, p. 40. NO LES RECOMIENDO USARLO
porque suele suceder que al avanzar el trabajo se consulten otras obras del mismo
autor y en ese caso es necesario cambiar los op. cit de ese autor, si uno se da
cuenta en el momento oportuno. Si no sucede eso, la corrección toma “montones”
de tiempo o, en el peor de los casos, uno termina por “meter la patica” y generar la
indignación del lector que termina por darse cuenta de que “hay gato encerrado”.