Unos ratoncitos jugaban a las escondidas cerca del elefante, y uno de ellos se escondió
en las orejas del elefante.
Entonces dijo:
Entonces de tanto moverse despertó al elefante. Este estaba molesto y pisó la cola del
ratón con su enorme pata y le dijo:
No te mataré solo porque me das pena, pero no para que me ayudes. ¿Qué
podrías hacer por mí?
Luego de muchas semanas mientras el ratoncito jugaba con sus amigos, se encontró
con el elefante atrapado en las redes de un cazador.
Estaba muy cansado porque había luchado mucho para liberarse, y ya no tenía fuerzas.
La moraleja de la fábula:
Nunca hay que juzgar a nadie por su apariencia, sin conocerla. Las cualidades que
no se ven a primera vista son las que definen a una persona.
Huk hunaqshi selvachaw, huk hatun elefante punukuunaq.
Tsaypiq nin:
Tsaqypiq, nirqan: