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1.

REFERÊNCIAS:

ARFUCH, Leonor. Memoria y autobiografía: exploraciones em lós limites.1ª ed.


Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2013.

É uma analise crítica do conteúdo,


2. CITAÇÕES

Se trata de una expansión que no sólo tiene que ver con los clásicos contenidos
vivenciales, modulados por la complejidad de nuestro tiempo, sino que es también
estétiva, estilística, plasmada en formas múltiples e innovadoras: la autoficción, por
ejemplo, que a diferencia de la autobiografia clásica propone un juego de quívocos a su
lector o perceptor, donde se desdibujan los límites entre personajes y acontecimiento
reales o ficticios; el docudrama, que también juega con la indistinción de las fronteras;
la confesión mediática, que oscila entre la revelación íntima y la puesta en escena del
espectáculo; las múltiples variantes del reality show; la vida online de las redes sociales
( ARFUCH, p.22, 2013)

En la tonalidade que caracteriza este espacio discursivo- tomado el discurso en la


amplia acepción que le da Wittgenstein(1988), como palabra, imagem, gesto, forma de
vida- tiene sin duda primacía el valor biográfico(Bajtín, 1982), que “no sólo puede
orgazinar una narración sobre la vida del otro sino que también ordena la vivencia de la
vida misma y la narración de la propia vida de uno; este valor puede ser la de
comprensión, visón y expresión de la vida propia ( ibid.: 136). Varios aspectos merecen
destacarse en este concepto, quizá el que mejor explica la predominancia de lo
biográfico en la sociedad contemporánea. En primer lugarm su caráter intersubjetivo, la
posibilidad de lentar una sintonía valorativa entre el narrador y su destinatario, tanto
respecto de la experiencia- la “vida propia”- como de la “vivencia de la vida misma”, es
decir, la dimensión ética de la vida en general. En segundo lugar, su cualidad de forma,
una puesta en sentido, una “forma de comprensión”. Los valores biográficos son
entonces comunes, compartidos entre la vida y el arte, y pueden dedinir los actos
prácticos, “ son forma y valores de vida( Bajtín, 1982: 136; el énfasis pertenece al
original) ( ARFUCH, p.23-24, 2013)

Pensar la relacion entre espacio y subjetividad- la ciudad como autobiografia- también


supone esa fluctuación, una temporalidad disyunta de pasados presentes, una trama
social y afectiva, configurativa de la propia experiencia, una espacialidad habilitada por
discontinuidades, tanto físicas como de la memoria. ( ARFUCH, p.31, 2013)

Entre la lejana memoria histórica de hechos y personajes que tal vez desconocemos,
cuya traza en el espacio no despierta nuestra atención, y la memoria biográfica, familiar,
que inviste afectivamente lugares y momentos, hay otras memorias, de pasados
recientes, que inisten dolorosamente en la conciencia colectiva. Memorias ligadas a
acontecimientos traumáticos, cuyos anclajes físicos, materales, tambíen, salen al paso
ante el transeúnte no tan desprevenido: estelas, inscripciones, plas baldosas, museos,
monumentos, memoriales. Marcas urbanas que señalan padecimientos y destinos
trágicos, heridas de guerra, desapariciones, xenofobia, persecución.( ARFUCH, p.32,
2013)
La frontera entre biografía y autobiografía no es entonces tant nítida, y en verdad, como
observa Holroyd, hay mucho de autobiográfico en el modo de abordar esa vida del otro,
así como también un límite ético: no confundirse con él. Es por esa sutil imbricación
que resulta interesante ver, desde ese otro lado, desde la narración de la experiencia- y
las vicisitudes- de quien se propone trazar en un relato los rasgos distintivos de una vida
– la del biografiado-, cómo se va dibujando, en el transfondo, casi insesiblemente, la
figura del biógrafo. Quizá sea ése uno de los aportes más originales del libro- que
también incluye algunos capítulos de su autobiografía-, la articulación feliz que logra
entre escritura literaria, guía para la investigación y reflexión teórica. ( ARFUCH, p.49,
2013)

La biografía aoarece así como demonstración de una impensada verdad cotididiana: la


vida inserable de otras vidas, un despligue sin fin de cjas en abismo. También se ponen
en juego, en la construción del personaje, astucias para sortear debilidades y flaquezas,
costados sórdidos, aspectos inconfesables. Aquí nuestro autor, volviendo sobre la larga
tradición inglesa de la biografía, nos dice que, más allá de la rigurosidad de la
informacion y los recaudos éticos , insoslayables, los resultados son siempre, en mayor
o meno medida, subjetivos( ARFUCH, p.52, 2013)

Si ese responder es, por definición, ético- acorde a un régimen de verdad, al sistema de
valoración que rige cada género discursivo-, en el caso de la transmisión de la memoria
se transforma en un imperativo, en un deber en función de la justicia, sobre todo
respecto de crímines, persecuciones y acontecimientos traumáticos que dejan memorias
imposibles de acallar, cuya temporalidad siempre es el presente. Justicia en tanto ideal
de verdad, más allá del poder judicial- aunque pueda convocarlo-, deuda hacia los
predecesores o las víctimas, orientación hacia un futuro que se vislumbra como
pontencialmente superador( ARFUCH, 67, 2013)

El yo narrativo no es necesariamente autobiográfico- aunque se presente como tal- y el


yo autobiográfico no tiene patente de inequívoca unicidad por más que intente- y crea-
contar simepre la misma historia: la iterabilidad derrideana pone en evidencia esa
paradoja de ser el mismo y otro cada vez, en la deriva del lenguaje y la temporalidad, en
el deslizamiente del discurso ingobernable de su parppriación en la lectura o en la
escucha, donde quizá hace sentido precisamente aquello no marcado, lo nesperado, lo
relegado, el silencio…( ARFUCH, p.82, 2013)

Tal vez, lo que importe es encontrar un yo ( que narra), y no el yo qye se desplegaría en


plenitud en el umbral de la enunciación. Un yo qye presta un rosto a quello que no tiene
por sí mismo, como figura retórica de la prosopoeya, que Paul Man ( 1984) asociara a la
aubiografia: una máscara que viene a ocupar el lugar de un ausencia, que dota de rostro
y voz a lo que no es previamente un yo. Dicho de otro modo, un que no es sino su
propia representación. ( ARFUCH, p.82, 2013)

Si lo biográfico, lo privado y lo íntimo constituyen umbrales hipotéticos hacia la


profundidad del yo, una gradación donde lo biográfico puede ser público sin marca de
privacidad y lo privado puede hacerse público sin marca de intimidad, lo íntimo también
puede prescindir, en ocaciones, de los pasos atemperados de esa gradación, irrumpir en
lo público con una violencia de palabras que supera quizá la de la imagen- aunque en
verdad la palabra también es imagen-. Esa violencia es justamente la del testemonio en
el desnudamiento traumático de la intimidad sometida a tormento, en detalle ominoso
del agravio a los cuerpos, esa “nuda vida” que se presenta sin contornos biográficos, sin
siquiera el cobijo de privacidad. ( ARFUCH, p.101, 2013)

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