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Terapia familiar:

Grupo # 6

Nombres:

Deilyn Rojas De Los Santos……………..2017- 3200856

Dorka Yazmin Heredia Salas……………..2015- 3200596

Keyla M. De La Cruz Feliz…………………2012- 3300840

Elsa María Abad……………………2016- 3301059


La metáfora
El uso de las metáforas ayuda, en un primer momento a crear el espacio
terapéutico, lugar de encuentro entre familia y terapeuta. Durante el tratamiento, su uso,
facilite el acceso a puntos conflictivos y dolorosos de forma no intrusiva, no
amenazante.

Permiten representar el mundo, las relaciones, los sentimientos, los comportamientos


utilizando imágenes. Mark Beyebach en un artículo, que lleva por título Uso de
Metáforas en Terapia Familiar, en J. Navarro (1995: 59), menciona que:

Estamos usando una metáfora cuando para referirnos a un tópico determinado,


utilizamos un vehículo que no se asocia típicamente a él (Vega, 1985)… En la medida
en que la metáfora se expresa en imágenes, se puede considerar como un tipo de
lenguaje que se sitúa “a caballo” (otra metáfora) entre el lenguaje digital y el analógico
(Watzlawick y cols., 1983).

Para esto, recuerdo una ocasión en la cual, durante un juego de roles, se trabajó con una
pareja que tenía una relación muy conflictiva, con peleas, discusiones, que incluso
habían llegado a la violencia. El señor, frente a la pregunta de la terapeuta de qué era lo
que les gustaba a los dos hacer juntos, él mencionó que bailar. Desde allí, se planteó el
tema del baile y con las preguntas de la terapeuta sobre lo que les gusta a ambos al
bailar, qué ritmo baila el uno y el otro, cómo hacen para ponerse de acuerdo sobre el
baile, quién toma la iniciativa para bailar y demás, la pareja se dio cuenta de que el tema
del cual realmente estaban hablando, sin tratarlo directamente, era el de las relaciones
sexuales. Y pese a ser solo un juego de roles, fue interesante, porque una de las personas
que participaba en el juego de roles y que había planteado el caso, dijo que se daba
cuenta de que quizá lo único que unía a LA TERAPIA FAMILIAR SISTÉMICA 275 la
pareja real, eran las relaciones sexuales, porque se entendían muy bien en esa área…
como en el baile.

Las metáforas ayudan a abrir algunos temas, que de otra manera serían muy difíciles de
tocar, gracias a su poder de representación y su poderosa capacidad de bajar las
defensas, puesto que se habla de otra cosa, sin tocar directamente el tema en cuestión.

Enrique Guang (2003: 21) menciona seis funciones de las metáforas:

Como lenguaje del paciente: como es el caso de un sufrimiento que se expresa en un


síntoma. En este caso, el síntoma se considera metafórico con respecto a la situación
que la familia está viviendo. Recuerdo una vez a Edith que retomó el síntoma de una
paciente, una niña de tres años que había sufrido quemaduras graves en todo el cuerpo,
por lo que su piel estaba muy dañada y luego de hablar sobre la situación de la familia
que era emigrante en Bélgica, Edith mencionó que la “piel” de toda la familia estaba
afectada por el cambio de país.

Como instrumento del terapeuta: el terapeuta puede usar la metáfora para dar
mensajes al consultante o puede usarlo como una connotación positiva.
Por ejemplo, puede afirmar que ve a alguien “creciendo como una planta al comienzo
de la primavera” o “saliendo de un duro invierno” o como “roble frente a una tormenta”.

Evita el desarrollo de defensas: a menudo las personas pueden cerrarse debido a


reproches o acusaciones dadas por los miembros de la familia, pero el uso de la
metáfora puede evitar esto, debido a su alto nivel de condensación y a la capacidad de
integrar varios elementos en su descripción. Así por ejemplo, en lugar de decir a una
persona que es “terca y cerrada”, el terapeuta puede decir que es “como una caja fuerte,
de la cual se ha olvidado la combinación”.

Asigna significados a las conductas y acciones de los consultantes: se pueden


condensar elementos que caracterizan a las personas y a las relaciones que mantienen.
Florence Calicis por ejemplo, comentaba que una vez uno de sus pacientes le había
dicho: “vea doctora, mi situación es como que hubieran puesto el motor de un Mercedes
Benz en un escarabajo”, con lo cual es fácil imaginar la carga soportada por esta
persona.

Facilita la comprensión del problema: la metáfora, por sus características, permite


que el problema sea visualizado de otra forma, lo cual contribuye a que los miembros de
la familia se sientan implicados en lo situación que están viviendo. Por ejemplo, se
puede decir que la persona “está pasando por una tormenta”, o “ha salido de un
infierno”.

Como instrumento eficaz en situaciones especiales: la metáfora puede ser utilizada en


diferentes situaciones que, algunas veces, son difíciles de manejar, como por ejemplo:
los niños, los ancianos o personas con ciertas dificultades.

El lenguaje metafórico es un puente entre lo simbólico y lo real, entre el terapeuta y la


familia, entre los distintos miembros de la familia.

Su utilización ofrece un espacio simbólico que agiliza procesos de elaboración del


síntoma, allí donde la palabra no puede llegar.

OBJETIVO

Desde la exploración de diversos recursos metafóricos, los participantes podrán


vivenciar, experimentar sus fuertes.

Permitirá descubrir, desarrollar, potencial habilidades y capacidades de cada uno en su


rol de terapeuta así como comprender la fuerza y riqueza de estos recursos en el trabajo
con las familias y pareja.
Los objetos metafóricos
Los objetos metafóricos son metáforas que se concretan en algo determinado. Siguen
siendo una con-construcción del terapeuta y del consultante, favoreciendo la
introducción de un nuevo código en la familia, ya que, al igual que las metáforas, las
posibilidades son innumerables y quedan solo a la creatividad del consultante.

Los objetos en la ficción, en tanto remiten a un objeto ausente o inexistente, promueven


la capacidad imaginativa del lector. En "La imaginación en el discurso y en la acción"
(Ricoeur, 2001), Ricoeur se pregunta por la imaginación a partir de la metáfora como
innovación semántica. Para ello revisa las diferentes designaciones del término
imaginación que, desde diferentes perspectivas, lo vinculan a la constitución de las
imágenes: la evocación arbitraria de cosas ausentes pero existentes en otro lugar ( un
dibujo, un cuadro "toma el lugar" de las cosas que representan) ; las ficciones que
evocan no cosas ausentes sino inexistentes; las ilusiones que son representaciones que
se dirigen a cosas ausentes o inexistentes y que hacen creer al sujeto , en el instante en
que está entregado a ellas, en la realidad de su objeto. El espacio de variación de las
teorías de la tradición filosófica, dice Ricoeur, puede identificarse en función de dos
ejes: del lado del objeto, el eje de la presencia y la ausencia; del lado del sujeto, el eje de
la conciencia fascinada y de la conciencia crítica.

Según el primero, que responde a las teorías de Hume y de Sartre, la imagen está
referida a la percepción, de la cual no es sino su huella. Es hacia ese polo de la imagen
que tienden las teorías de la imaginación reproductora. En el otro extremo, la imagen se
concibe en función de su ausencia, las figuras de la imaginación productora como el
sueño, la ficción, remiten a lo otro que nos lo presente. Tanto una como otra se
despliegan sobre un segundo eje según el cual el sujeto de la imaginación sea capaz o no
de adoptar una conciencia crítica de la diferencia entre lo imaginario y lo real.

En un extremo del eje, el de la conciencia crítica nula, la imagen es confundida con lo


real, es tomada por real (error y el engaño denunciado por Pascal, la imaginatio
contaminada de creencia, según Spinoza); en el otro, donde la conciencia crítica es
consciente de sí misma, la imaginación es el instrumento mismo de la crítica de lo real
(la reducción trascendental husserliana). Ricoeur contrapone a esta perspectiva la teoría
de la metáfora como posibilidad de vincular la imaginación con cierto uso del lenguaje,
precisamente donde se produce la innovación semántica.

Esto permite despegar la imagen de la percepción y vincularla al lenguaje. Fenómenos


propios del discurso como lo es, en términos de Gastón Bachlelard, la Los objetos como
metáfora /143 repercusión o reverberación, implica reconocer que no proceden de las
cosas vistas sino de cosas dichas
Para los objetos metafóricos, cualquier elemento puede servir. Como lo indican los
ejemplos dados, incluso un pico de botella que ya había sido desechado, sirvió para el
trabajo terapéutico; por lo que es posible usar (casi) todos los objetos que se encuentran
alrededor.

Cuando se realice esta técnica en un consultorio o la oficina, es importante tener cosas


que puedan usarse como objetos metafóricos, y que sean elementos que en caso de ser
necesario sea posible prescindir.

Por ejemplo, las hojas de papel que la persona decide quemar, ya que si no, puede pasar
lo que una vez ocurrió en una consulta, donde la señora escogió un florero para
representar su vergüenza y cuando se le preguntó lo que deseaba hacer con la
vergüenza, mencionó que le gustaría arrojarla por la ventana.

La ejecución de esto se vio dificultada por el objeto seleccionado, con lo cual se tuvo
que encontrar una solución intermedia, que era dejar el florero (y la vergüenza!) fuera
de la sala de consulta.

El tiempo requerido para este trabajo puede alcanzar minutos, toda la hora de la
consulta, e incluso requerir una jornada entera, como sería el caso de un grupo que
habla sobre sus objetos metafóricos; por lo que hay que tomar muy en cuenta este
aspecto, en la planificación del trabajo.
Las esculturas
El término escultura fue introducido por David Kantor (E.U.) en 1965, según nos
comenta Philippe Caillé (1998: 79). Las esculturas ponen en evidencia las relaciones
familiares utilizando el cuerpo como vehículo de expresión, pero de una manera que da
una visión global de lo que está pasando en la familia, creando de esta forma una
totalidad, puesto que los miembros de la familia pueden verse a sí mismos como parte
de algo que va más allá de cada uno de ellos.

Los autores se ocupan de las técnicas de la escultura en terapia familiar y de pareja,


estudiando los fundamentos teóricos en que se apoyan desde el marco conceptual
psicodramático como del sistémico. En un segundo apartado se describe la metodología
para la aplicación de estas técnicas con especial atención a las nuevas variables que se
aportan en este trabajo.

En último lugar se resumen sus funciones y aplicaciones en el diagnóstico, la


comprensión y la reestructuración terapéutica del sistema familiar.

PALABRAS CLAVES

ESCULTURA

TERAPIA FAMILIAR

TERAPIA DE PAREJA

ESCENA

DIAGNOSTICO

TRATAMIENTO

En nuestra clasificación general de las Técnicas Psicodramático incluimos la escultura


en el apartado de "Técnicas que ponen en juego la dinámica del sistema" provocando un
cambio gradual o una serie de crisis en su estructura. Definimos la escultura como
"EXPRESION PLASTICA SIMBOLICA DE LA ESTRUCTURA VINCULAR DE UN
SISTEMA, MEDIANTE LA INSTRUMENTALIZACION DE LOS CUERPOS DE
LOS ELEMENTOS DE DICHO SISTEMA".

Es decir, lo que tratamos de obtener cuando sugerimos una escultura, -aquí, familiar o
de pareja- es que se utilicen los cuerpos de aquellos individuos que forman el grupo en
estudio y/o tratamiento, moldeando sus posturas, gestos, posiciones relativas, distancias
y contactos, para conformar un grupo escultórico, habitualmente estático, que muestra
ya a primera vista el esquema de las interrelaciones de aquel grupo humano; siempre
desde la subjetividad del "escultor", y sirviendo también de base para poder desarrollar
una serie de técnicas subsidiarias que completan la utilidad de la escultura.
El juego de la oca

El juego se puede utilizar para establecer una relación de trabajo y producir un interés
en el niño y adulto que se pueda llevar a la vida cotidiana.

 Flexible: se puede utilizar en cualquier momento y/o como parte de un plan


total.

 Mayor éxito cuando existe confianza mutua con el terapeuta.

Fue posible conocer esta técnica con Florence Calicis, terapeuta belga, que vino a
Ecuador a compartir ésta y otras técnicas más, durante un seminario en 1999.

El juego de la oca (ave parecida a una gansa o a una pata), se deriva del juego
tradicional, que se llama de la misma manera, pero que está modificado para los fines
terapéuticos.

Esta técnica surgió durante un proceso de supervisión en el que el terapeuta y el equipo


de supervisión estaban atrapados, sin poder salir de una situación, por lo que se les
ocurrió jugar este juego, para organizar un poco lo que sucedía con la familia.

Este juego original de sesenta y tres casillas se simplificó solo en diez, más dos casillas,
una de partida y otra de llegada y se mantienen los símbolos típicos del juego original:
la cárcel, el hotel, el laberinto, la muerte, la oca, el pozo, el puente. Cada uno de estos
símbolos tiene dos lados: uno positivo y otro negativo (Florence Calicis, 1999), con lo
cual, cuando una persona escoge uno de ellos, debe explicitar el aspecto que privilegia
en la experiencia.

El juego está dividido en tres fases:

Primera Fase: se trata de una parte colectiva en el trabajo de la familia. Sobre las diez
casillas del tablero, la familia tiene que inscribir diez eventos en orden cronológico, que
hayan influenciado su recorrido; para facilitar la tarea (y seguir usando el tablero!), la
escritura se hace en pequeños trozos rectangulares de papel que se ponen encima de las
casillas.

Segunda Fase es más individual, y se trata de que cada uno de los miembros de la
familia asigne uno de los siete símbolos, a cada uno de los diez eventos escogidos.

Tercera Fase: consiste en llenar las casillas de inicio y de final, para lo cual, se
proporciona a cada miembro de la familia, varias hojas de papel y lápices, para que ellos
escriban el principio y el fin de la historia que han visto desarrollarse en el juego.
El cuento sistemático

El cuento sistémico tiene algunas semejanzas con el cuento tradicional, como las detalla
Florence Calicis (1999: 30):

• Las fórmulas ritualizadas: “Había una vez…” o “Érase una vez….”.

• Forma de transmisión oral.

• Énfasis en la comunicación analógica: tono de voz, inflexiones de voz, mímica.

• Estructura del cuento: un ritmo particular, un contexto extranjero, una secuencia que
implica un inicio, un desarrollo y un final.

• Está en el mundo de lo imaginario, no de la realidad.

• Está en el mundo de la interpretación, de lo intersubjetivo.


Las mascaras

Las máscaras permiten introducir un nuevo diálogo, puesto que, lo que la persona dice,
lo hace dirigiéndose a una máscara y no directamente a la persona. Además, esta
intervención aumenta la intensidad dramática, puesto que una máscara puede
representar todo lo que se ve o se percibe en una persona, lo que más llega o impacta de
ella. El trabajo con las máscaras tiene tres etapas:

La preparación: para lo cual, al final de una consulta, se plantea a la familia, la


realización de esta técnica y si está de acuerdo, se les pide que, en la próxima consulta,
traigan elementos que pueden servir para confeccionar las máscaras: papeles de
diferentes colores, adornos, lentejuelas, plumas, tijeras, goma y masking y todas
aquellas otras cosas que deseen y que crean, les puede ayudar en la tarea.

La confección: en la consulta prevista para aplicar esta técnica, se pide a los miembros
de la familia que confeccionen dos máscaras: una que represente a su padre y otra a su
madre. Si los padres están presentes, entonces tienen que representar a sus propios
padres. Esta primera fase puede tomar entre treinta a cuarenta y cinco minutos, con la
gente muy concentrada en la elaboración de sus máscaras. Al final existen resultados
muy creativos y que revelan mucho sobre lo que la persona es y sobre lo que piensa de
sí misma y de su padre y madre.

El diálogo: luego de la elaboración, se pide que cada miembro de la familia coloque


cada una de las máscaras en dos sillas, una para el padre y otra para la madre y se les
invita a hablar con dichas máscaras. Esta parte saca a flote muchos elementos
interesantes en las relaciones familiares: las aspiraciones y sueños; los temores y las
angustias y también los conflictos y los anhelos. Finalmente, se cierra la ejecución de la
técnica con un comentario sobre los aspectos que han surgido en el trabajo terapéutico.
Las tareas
Tanto con las tareas como en los rituales se trata de varios miembros de la familia hagan
cosas conjuntamente. En algunas ocasiones estas tareas se ponen al servicio d ella
promoción en alianza alternativa a las existentes, en lo que se denomina restructuración
de límites.

Es una técnica que llega desde el modelo estructural de Salvador Minuchin. Implica el
hecho de enviar a la persona con la que se está trabajando en un proceso terapéutico,
una serie de “tareas” para realizar en casa, durante el tiempo que dura el intervalo entre
consulta y consulta.

Minuchin (1998) menciona dos clases de tareas:

Durante las consultas: son ejercicios que el terapeuta plantea a la familia durante la
consulta misma, por ejemplo: pedir a un niño que dibuje a su familia.

Para la casa: generalmente, el terapeuta las plantea al final de la consulta y solicita a la


familia que realice una tarea antes de la próxima reunión, en la cual comentaran los
resultados obtenidos en la ejecución de la misma. Este tipo de tareas van de acuerdo con
los temas tratados durante la consulta.

Existen algunas tareas que se envían continuamente y otras dependen de la creatividad


del terapeuta, entre las más comunes están:

Actividades: se envían para fomentar un sentido de unidad y de pertenencia en los


miembros de la familia; así por ejemplo: el terapeuta puede pedir que la familia haga un
paseo o una tarea doméstica conjunta, como cocinar el domingo.

Cartas: se envían cuando, durante la consulta, el terapeuta y la familia han hablado


mucho sobre la relación de uno o varios de los consultantes con una persona
significativa, puede ser padre o madre, hermano/a o esposo/a, y para apoyar el proceso
de expresión de emociones y sentimientos, se envía a que escriban una carta, con la
finalidad de que la persona pueda externalizar lo que está sintiendo.

Listas: se envían cuando se desea precisar ciertos elementos que han surgido durante la
consulta, por ejemplo, cuando se ha hablado de muchas cosas y no queda muy claro lo
que se va a trabajar en la próxima entrevista, se envía una lista para que la persona
priorice los temas que desea enfocar.

El tiempo de dedicación a estas tareas es muy variable, pueden ser minutos al escribir
cartas, u horas cuando se trata de una actividad conjunta, como salir a pasear. El hecho
más importante es que la persona se dé el tiempo necesario para realizar la tarea
enviada. Generalmente, si la tarea va de acuerdo con las líneas trabajadas en la consulta
y si se la presenta de forma adecuada, como un complemento al trabajo que se está
efectuando, las personas aceptan gustosas llevar a cabo la tarea; además, en el contexto
de salud en el que se trabaja, se asimilan un poco a la receta que envía el médico.

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