Grupo # 6
Nombres:
Para esto, recuerdo una ocasión en la cual, durante un juego de roles, se trabajó con una
pareja que tenía una relación muy conflictiva, con peleas, discusiones, que incluso
habían llegado a la violencia. El señor, frente a la pregunta de la terapeuta de qué era lo
que les gustaba a los dos hacer juntos, él mencionó que bailar. Desde allí, se planteó el
tema del baile y con las preguntas de la terapeuta sobre lo que les gusta a ambos al
bailar, qué ritmo baila el uno y el otro, cómo hacen para ponerse de acuerdo sobre el
baile, quién toma la iniciativa para bailar y demás, la pareja se dio cuenta de que el tema
del cual realmente estaban hablando, sin tratarlo directamente, era el de las relaciones
sexuales. Y pese a ser solo un juego de roles, fue interesante, porque una de las personas
que participaba en el juego de roles y que había planteado el caso, dijo que se daba
cuenta de que quizá lo único que unía a LA TERAPIA FAMILIAR SISTÉMICA 275 la
pareja real, eran las relaciones sexuales, porque se entendían muy bien en esa área…
como en el baile.
Las metáforas ayudan a abrir algunos temas, que de otra manera serían muy difíciles de
tocar, gracias a su poder de representación y su poderosa capacidad de bajar las
defensas, puesto que se habla de otra cosa, sin tocar directamente el tema en cuestión.
Como instrumento del terapeuta: el terapeuta puede usar la metáfora para dar
mensajes al consultante o puede usarlo como una connotación positiva.
Por ejemplo, puede afirmar que ve a alguien “creciendo como una planta al comienzo
de la primavera” o “saliendo de un duro invierno” o como “roble frente a una tormenta”.
OBJETIVO
Según el primero, que responde a las teorías de Hume y de Sartre, la imagen está
referida a la percepción, de la cual no es sino su huella. Es hacia ese polo de la imagen
que tienden las teorías de la imaginación reproductora. En el otro extremo, la imagen se
concibe en función de su ausencia, las figuras de la imaginación productora como el
sueño, la ficción, remiten a lo otro que nos lo presente. Tanto una como otra se
despliegan sobre un segundo eje según el cual el sujeto de la imaginación sea capaz o no
de adoptar una conciencia crítica de la diferencia entre lo imaginario y lo real.
Por ejemplo, las hojas de papel que la persona decide quemar, ya que si no, puede pasar
lo que una vez ocurrió en una consulta, donde la señora escogió un florero para
representar su vergüenza y cuando se le preguntó lo que deseaba hacer con la
vergüenza, mencionó que le gustaría arrojarla por la ventana.
La ejecución de esto se vio dificultada por el objeto seleccionado, con lo cual se tuvo
que encontrar una solución intermedia, que era dejar el florero (y la vergüenza!) fuera
de la sala de consulta.
El tiempo requerido para este trabajo puede alcanzar minutos, toda la hora de la
consulta, e incluso requerir una jornada entera, como sería el caso de un grupo que
habla sobre sus objetos metafóricos; por lo que hay que tomar muy en cuenta este
aspecto, en la planificación del trabajo.
Las esculturas
El término escultura fue introducido por David Kantor (E.U.) en 1965, según nos
comenta Philippe Caillé (1998: 79). Las esculturas ponen en evidencia las relaciones
familiares utilizando el cuerpo como vehículo de expresión, pero de una manera que da
una visión global de lo que está pasando en la familia, creando de esta forma una
totalidad, puesto que los miembros de la familia pueden verse a sí mismos como parte
de algo que va más allá de cada uno de ellos.
PALABRAS CLAVES
ESCULTURA
TERAPIA FAMILIAR
TERAPIA DE PAREJA
ESCENA
DIAGNOSTICO
TRATAMIENTO
Es decir, lo que tratamos de obtener cuando sugerimos una escultura, -aquí, familiar o
de pareja- es que se utilicen los cuerpos de aquellos individuos que forman el grupo en
estudio y/o tratamiento, moldeando sus posturas, gestos, posiciones relativas, distancias
y contactos, para conformar un grupo escultórico, habitualmente estático, que muestra
ya a primera vista el esquema de las interrelaciones de aquel grupo humano; siempre
desde la subjetividad del "escultor", y sirviendo también de base para poder desarrollar
una serie de técnicas subsidiarias que completan la utilidad de la escultura.
El juego de la oca
El juego se puede utilizar para establecer una relación de trabajo y producir un interés
en el niño y adulto que se pueda llevar a la vida cotidiana.
Fue posible conocer esta técnica con Florence Calicis, terapeuta belga, que vino a
Ecuador a compartir ésta y otras técnicas más, durante un seminario en 1999.
El juego de la oca (ave parecida a una gansa o a una pata), se deriva del juego
tradicional, que se llama de la misma manera, pero que está modificado para los fines
terapéuticos.
Este juego original de sesenta y tres casillas se simplificó solo en diez, más dos casillas,
una de partida y otra de llegada y se mantienen los símbolos típicos del juego original:
la cárcel, el hotel, el laberinto, la muerte, la oca, el pozo, el puente. Cada uno de estos
símbolos tiene dos lados: uno positivo y otro negativo (Florence Calicis, 1999), con lo
cual, cuando una persona escoge uno de ellos, debe explicitar el aspecto que privilegia
en la experiencia.
Primera Fase: se trata de una parte colectiva en el trabajo de la familia. Sobre las diez
casillas del tablero, la familia tiene que inscribir diez eventos en orden cronológico, que
hayan influenciado su recorrido; para facilitar la tarea (y seguir usando el tablero!), la
escritura se hace en pequeños trozos rectangulares de papel que se ponen encima de las
casillas.
Segunda Fase es más individual, y se trata de que cada uno de los miembros de la
familia asigne uno de los siete símbolos, a cada uno de los diez eventos escogidos.
Tercera Fase: consiste en llenar las casillas de inicio y de final, para lo cual, se
proporciona a cada miembro de la familia, varias hojas de papel y lápices, para que ellos
escriban el principio y el fin de la historia que han visto desarrollarse en el juego.
El cuento sistemático
El cuento sistémico tiene algunas semejanzas con el cuento tradicional, como las detalla
Florence Calicis (1999: 30):
• Estructura del cuento: un ritmo particular, un contexto extranjero, una secuencia que
implica un inicio, un desarrollo y un final.
Las máscaras permiten introducir un nuevo diálogo, puesto que, lo que la persona dice,
lo hace dirigiéndose a una máscara y no directamente a la persona. Además, esta
intervención aumenta la intensidad dramática, puesto que una máscara puede
representar todo lo que se ve o se percibe en una persona, lo que más llega o impacta de
ella. El trabajo con las máscaras tiene tres etapas:
La confección: en la consulta prevista para aplicar esta técnica, se pide a los miembros
de la familia que confeccionen dos máscaras: una que represente a su padre y otra a su
madre. Si los padres están presentes, entonces tienen que representar a sus propios
padres. Esta primera fase puede tomar entre treinta a cuarenta y cinco minutos, con la
gente muy concentrada en la elaboración de sus máscaras. Al final existen resultados
muy creativos y que revelan mucho sobre lo que la persona es y sobre lo que piensa de
sí misma y de su padre y madre.
Es una técnica que llega desde el modelo estructural de Salvador Minuchin. Implica el
hecho de enviar a la persona con la que se está trabajando en un proceso terapéutico,
una serie de “tareas” para realizar en casa, durante el tiempo que dura el intervalo entre
consulta y consulta.
Durante las consultas: son ejercicios que el terapeuta plantea a la familia durante la
consulta misma, por ejemplo: pedir a un niño que dibuje a su familia.
Listas: se envían cuando se desea precisar ciertos elementos que han surgido durante la
consulta, por ejemplo, cuando se ha hablado de muchas cosas y no queda muy claro lo
que se va a trabajar en la próxima entrevista, se envía una lista para que la persona
priorice los temas que desea enfocar.
El tiempo de dedicación a estas tareas es muy variable, pueden ser minutos al escribir
cartas, u horas cuando se trata de una actividad conjunta, como salir a pasear. El hecho
más importante es que la persona se dé el tiempo necesario para realizar la tarea
enviada. Generalmente, si la tarea va de acuerdo con las líneas trabajadas en la consulta
y si se la presenta de forma adecuada, como un complemento al trabajo que se está
efectuando, las personas aceptan gustosas llevar a cabo la tarea; además, en el contexto
de salud en el que se trabaja, se asimilan un poco a la receta que envía el médico.