En Latinoamérica se reportan diferentes frecuencias de uso de la medicina herbaria en una
zona rural de Córdova (Argentina) se ha descrito que el 100% de la población conocía sobre el uso de la medicina herbaria, y el 78% conocía al menos cinco especies. En Brasil, dependiendo de la región, la frecuencia de uso de plantas medicinales puede variar entre 70 y 98% de pobladores que la usan. En tanto que en Panamá el 84% de adultos que acuden a una unidad de atención primaria, usan también la medicina herbaria. El año 2007 se realizó una cumbre internacional organizada por el Colegio Médico del Perú, conocida como La Declaración de Lima, la cual reconoce entre otros puntos la importancia de la medicina tradicional y recomienda su armonización y articulación con los sistemas de salud oficiales de cada país. La medicina occidental y tradicional no es excluyente sino que coexisten dependiendo de la disponibilidad de los servicios de salud. En el Perú, el tema ha sido trabajado mediante varios estudios de etnobotánica realizados en poblaciones diversas. Sin embargo, no encontramos estudios sobre la frecuencia de empleo de plantas medicinales ni en la población en general ni entre aquellos que acuden a hospitales del sistema de salud oficial, especialmente al tercer nivel de atención, donde existe una mayor oferta de servicios de salud (que incluye medicamentos, terapias y servicios disponibles) que en zonas netamente rurales.(1)
La medicina tradicional en el Perú es una de las expresiones más importantes de la
memoria ancestral de los pueblos amazónicos, ya que existe un gran número de especies vegetales para curar sus enfermedades y síndromes. La flora amazónica peruana constituye una de las mayores reservas de recursos fitoterapéuticos. En tal efecto, desde los primeros años del encuentro con los europeos, las propiedades curativas de las plantas medicinales peruanas atrajeron la atención de los recién llegados. Ya en 1649 los Jesuitas, en el libro «Shedula Romana», publican el primer informe sobre la «quina» o «cinchona», (Cinchona officinalis). De esta planta se obtienen diversos alcaloides fenólicos, entre ellos la quinina, utilizada durante más de trescientos años para curar la malaria. Desde nuestros antepasados hasta nuestros días, numerosas especies han sido estudiadas, obteniéndose de ellas importantes compuestos biológicamente activos que han contribuido a aliviar las dolencias de la humanidad. Entre las últimas se cuentan la «sangre de grado» (Croton lechleri) y la «uña de gato» (Uncaria tomentosa), (U. guianensis). El conocimiento de las propiedades medicinales de las plantas está basado en la observación, la experiencia y el conocimiento profundo del entorno. Transmitido de generación en generación y enriquecido por la integración cultural de la población nativa y migrante, este saber ha devenido en la medicina popular y la herboristería actual. Estos conocimientos, debidamente sistematizados, deben contribuir a resolver, en parte, los problemas de salud de la población menos favorecida y más alejada de la modernidad, cuyas posibilidades de curarse son, actualmente, limitadas por el alto costo de los fármacos modernos. (2)
LEGISLACIÓN SOBRE EL USO DE LA MEDICINA HERBARIA EN EL PERÚ
Según la Comisión de Alto Nivel encargada de la Organización del Sistema Nacional de
Salud, recomienda que se promueva la incorporación científica y racional de recursos terapéuticos alternativos de la medicina Herbaria, mediante la investigación, registro de sustancias activas y su incorporación a los procedimientos de atención; el cual será promovido por el Sistema Nacional Coordinado y Descentralizado de Salud (SNCDS) a efecto de lograr el cuidado integral de la salud de todos los peruanos. La comercialización de plantas medicinales y sus preparados en forma de extractos, liofilizados, destilados, tinturas, cocimientos o cualquier otra preparación galénica con finalidad terapéutica, diagnóstica o preventiva en la condición de fórmulas magistrales, preparados oficiales o medicamentos, se sujeta a los requisitos y condiciones que establece el Reglamento. Las plantas medicinales que se ofrezcan sin referencia a sus propiedades terapéuticas, diagnósticas o preventivas, pueden comercializarse libremente según el Art. 63 de la Ley Nº 26842 “Ley General de Salud”