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CAPÍTULO 1 DESPOJÁNDONOS PARA AFERRARNOS

Para un sermón eficaz debe haber preparación del predicador, existen muchos libros para que
el predicador se prepare, pero la biblia es el libro por excelencia. La Biblia nos provee de
datos biográficos sobre grandes predicadores que se prepararon en el Señor para compartir
con el pueblo lo que Dios mandaba a decir.
El predicador se vuelve sobresaliente cuando participa de la santidad divina que solo Dios le
puede dar, un predicador puede ser ingenioso, pero solo será poderoso cuando se mete de
lleno en el Señor y con la santidad. El ministerio de un predicador debe estar basado en su
andar con Dios, ahora bien, es importante reconocer que si el predicador no tiene una
comunión íntima con el Señor no tendrá el respaldo de este, si nos remontamos al tiempo de
Jesús y sus discípulos veremos que el llamo a los suyos no para que predicasen sino para que
estuvieran con el que se conociese ambos para que cuando les tocara predicar supieran de lo
hablarían, además, los llamo para que predicasen aunque no era la misión principal los envió
de dos en dos y les dio instrucciones específicas de cómo hacerlo y por último los llamo para
hacer obras de misericordia.
Los apóstoles (apóstol significa enviados) fueron preparados por Jesús casi tres años, para
que realizaran de la mejor manera el ministerio que Él les encomendaría donde la tarea
principal seria la salvación del mundo. A los doce primeros escogidos por Jesús son
conocidos como discípulos eran más importante para Jesús que las multitudes, además, les
pide que escudriñen las escrituras porque es en ella donde se encuentra la vida eterna. No hay
nada en el mundo tan significativo para un predicador como el día en que la Escritura se hace
viva para él, el día cuando la Escritura lo cautiva, cuando se da cuenta de que ella pertenece
y él pertenece a la Escritura.
Por todo lo vivido por Abraham se convierte en un ejemplo directo para el predicador,
convirtiéndose en un modelo de nuestra fe, el mismo apóstol Pablo utiliza a Abraham para
ejemplificar la fe, Abraham es el modelo significativo de la fe simplemente por su forma de
vida impregnada de fe que vivió.
Abraham vivió mucho antes que se instituyera la ley judía, pero vivió con fe que no estaba
relacionada con la ley, la iglesia, ni un estilo de vida, esto es lo que Dios requiere del hombre
especialmente del predicador una vida de fe, no requiere una vida religiosa sino una vida que
ande con Dios y que se someta al señorío de Cristo.
Si el hombre de Dios no se despoja de lo terrenal estará aferrado a cosas superficiales, al
sentimiento donde pensamos que el pastor es nuestro o que el pastor es dueño de la iglesia,
cuando en realidad ambos pertenecemos a Dios. El pastor realmente necesita ser libre para
guiar de la mejor forma a su iglesia.
El pastor debe ser libre para ser fieles a las necesidades de su rebaño, debe ser libre para
ofenderles y ser capaz de desenmascarar el pecado de su rebaño, esto es necesario para lograr
una liberación total, el pastor que ama a Cristo ama su congregación.
El aferrarnos a Cristo debe ser la única relación necesaria en la vida del pastor, lo demás es
secundario, ya que, Cristo debe ser la prioridad para la vida del pastor, cuando las relaciones
del pastor están aferradas en Dios sus relaciones son purificadas, esta relación entre el pastor
y Dios es dañada cuando él se aferra a otra cosa. Solo una relación con Cristo debería ser
necesaria en nuestra vida, otra relación significa el peligro de una relación peligrosa y dañina
para nuestras vidas.
Todos los libros referentes al crecimiento espiritual tienen mucho que decir sobre el
despojamiento como criatura, aunque a veces se nos olvida que nosotros necesitamos es una
libertad espiritual y no geográfica o material, en la antigüedad los padres primitivos del
pueblo de Israel no creyeron en la liberación espiritual ya que ellos esperaban y necesitaban
una liberación geográfica y material, ello huyen al desierto y se dan cuenta que sus vidas
estaban atadas a sus pertinencias, las que siempre estaban con ellos aun en el desierto.
Cuando nos sometemos al señorío de Cristo nos tiene que permitir que renunciemos a
nuestros aferramientos de nuestra vida, esto nos ayudara a mantener una mejor vida tanto con
Cristi como con nuestros semejantes.
Un aspecto importante es que la relación entre el pastor y su congregación no se corrompa
por un celo posesivo y explotación, esto se explica en que ni el pastor debe sentir que la
congregación es del pastor, ni la congregación debe sentir que el pastor es posesión de ellos,
en algunas congregaciones el pastor se convierte en el empleado de la misma debido al salario
que persigue, pero si el predicador tiene la tarea de predicar a Dios, Dios debería ser el único
dueño de este, solo cuando la congregación y el mismo pastor comprenden este aspecto el
pastor es realmente liberado para servir a su congregación con integridad.
Cual el pastor se despoja de todo lo demás y se aferra a su Señor el llamado que él tiene se
esclarece, a partir de ese momento comienza tener una vida deliciosa al servicio de su Señor
que beneficia su congregación, el Dios que llamo al servicio al pastor le dará dignidad y
nobleza al trabajo que el realiza y este es un requisito para la predicación efectiva.

CAPITULO 2 LLAMADOS A OBRAR CON DIOS


Una de las situaciones que le predicador debe comprender y disfrutar al mismo tiempo es que
su llamado como predicador no es obrar para Dios sino con Dios, ya que, no solo somos
llamados a ser sus sirvientes sino también sus amigos, Jesús expresa en Juan 14-16 la relación
más íntima con sus discípulos que nos amemos unos a otros, esto incluye amar a nuestros
hermanos y amar a nuestro Señor.
Jesús definió a sus discípulos como sus amigos, esta declaración nuestra la calidad de relación
entre Jesús y sus discípulos, esta calidad de relación hoy en día es la que debe vivir el
predicador con su Señor, la relación entre Jesús y sus discípulos nos incluye a nosotros, la
relación que Jesús desea que tengamos con él es la misma relación que él tiene con su Padre
Celestial.
Desde el inicio de creación Dios miro al hombre semejante a él, pues lo creo a su semejanza,
semejanza que fue dañada por el pecado, pero al fin del proceso de la redención el hombre
mira a la segunda persona de la deidad y ve la semejanza de sí mismo, la creación´´on hizo
al hombre como Dios y la redención hizo a Dios como el hombre.

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