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ANALISIS DE SIMON BOLIVAR

¿Quién no ha cantado el Himno Nacional y ha desfilado delante de la efigie del


Libertador Simón Bolívar?
Bolívar era un hombre de 1.63 m de estatura y un tanto azambado, al cual desde
niño sus educadores le enseñaron la historia de los pueblos particularmente la
del Perú y sus riquezas y parece que, desde muy temprana edad, mantuvo una
serie de prejuicios hacia el Perú.

Sin Bolívar el Perú no se hubiera


independizado el año 1824. Pero sin
él el Perú hubiera sido más grande y
fuerte. Nuestro libertador sacrificó,
expolió, engañó y cercenó al país a tal
extremo, que ninguna otra nación
latinoamericana jamás llegó a pagar
por su independencia lo que el Perú
pagó por la suya, ninguna otra
tampoco estuvo en tanto peligro de
perder aún más. Sin Bolívar nuestra
independencia hubiera demorado unos años. Con Bolívar nuestras pérdidas
fueron irrecuperables.
En sólo quince meses Bolívar logró la victoria contundente que puso fin a
trescientos años de colonialismo. Pero la premura por independizarnos el año
1824 nos costó, entre muchas cosas, la pérdida de más de la mitad del territorio
nacional. Bolívar no se contentó con despojarnos de Guayaquil y el Alto Perú,
también pretendió apoderarse de Jaén y Maynas (que en esos tiempos
abarcarían más de cien mil kilómetros cuadrados, esto es el 10% del territorio
nacional actual) y regalar a Bolivia la costa desde Tacna a Antofagasta.

Otros pagos por nuestra independencia el año 1824 fueron: el continuo atropello
a la Constitución, el mancillamiento del parlamento, la traición a la población
indígena, la restauración de la esclavitud (que había sido abolida por San Martín)
y lo peor de todo fue el mal ejemplo de caudillaje militar que dejó un libertador.
Por eso Bolívar al morir, no dejó ni herederos ni herencia (murió pobre y
abandonado y enterrado con una camisa prestada), sólo burdos imitadores y
caos que hasta ahora en pleno siglo XXI siguen amenazando con sus
personalidades torcidas e ideas por demás obsoletas.

Nuestro libertador se convirtió en el peor enemigo que ha tenido el Perú en su


historia. La ambición de Bolívar por desplazar a San Martín como el libertador
del Perú surgió a medida que fueron aumentando sus triunfos en Venezuela y
Colombia, aunque realmente fue consecuencia de un proceso que estuvo latente
en su mente desde hacía mucho tiempo atrás. Sus primeros estudios como se
ha mencionado, sobre la historia de los pueblos, inculcaron en él una mezcla de
admiración y envidia por la riqueza del Perú, unido a un justificado desprecio a
la acomodaticia sociedad limeña, que a veces hacía extensivo inmerecidamente
a la población en general. Todos estos sentimientos desembocaron en un temor
a que el Perú, luego de su independencia, pudiese alcanzar en América del Sur
la hegemonía que ya había ejercido en la colonia.

Por otro lado, ahora que sus seguidores hablan de ir en contra del imperialismo;
Bolívar, mucho antes que sus triunfos en Venezuela y Colombia escribió cartas
desde Jamaica (1815) en las que refleja su ambición de poder y apela a cualquier
recurso incluyendo someterse y negociar con el imperio del momento, ofreciendo
descaradamente territorios y pueblos ajenos, así en carta que dirige a Maxwell
Hyslop, importante hombre de negocios inglés, le pide ayuda material y
económica a cambio de regalarle países que no le pertenecen (Panamá y
Nicaragua):

“(…) Ventajas tan excesivas pueden ser obtenidas por los más débiles medios:
veinte o treinta mil fusiles; un millón de libras esterlinas; quince o veinte buques
de guerra, municiones, algunos agentes y los voluntarios militares que quieran
seguir las banderas americanas (…) Con estos socorros pone a cubierto el resto
de América del Sur y al mismo tiempo se puede entregar al gobierno británico
las provincias de Panamá y Nicaragua, para que forme de estos países el centro
del comercio del universo por medio de la apertura, que rompiendo los diques de
uno y otro mar, acerque distancias más remotas y hagan permanente el imperio
de Inglaterra sobre el comercio”.

En otra carta, que después es conocida como la Carta de Jamaica, hace un


análisis de los países de América del Sur y las probabilidades que tienen para
resolver los problemas políticos, económicos y sociales. Sobre el Perú dice entre
otras cosas lo siguiente:

(…) El virreynato del Perú, cuya población asciende a millón y medio de


habitantes, es sin duda el más sumiso y al que más sacrificios se le han
arrancado para la causa del rey, (…) Chile puede ser libre. El Perú por el
contrario, encierra dos elementos enemigos de todo género justo y liberal: oro y
esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por sí mismo.
El alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la libertad; se enfurece en los
tumultos o se humilla en las cadenas. (…) Supongo que en Lima no tolerarán los
ricos la democracia.

Cuando Bolívar menciona los esclavos y siervos, aludía principalmente a los


indígenas, por los cuales no guardaba ninguna estimación (en otra de sus cartas
decía: 'los indios son todos truchimanes, todos ladrones, todos embusteros,
todos falsos, sin ningún principio moral que los guie'). Bolívar no cambió de
opinión sobre los indígenas durante la preparación de la guerra por la
independencia, a pesar de la ayuda que recibió de los guerrilleros indígenas y
de los batallones peruanos, formados principalmente por indios.

Con ese criterio de por medio, dispuso de la vida de indígenas sin mayor reparo
ni consideración. Fue así como se originó el triste, despiadado y poco divulgado
asunto de los miles de peruanos que reemplazaban las bajas colombianas y que
luego de la Independencia fueron enviados con engaños a la Gran Colombia
donde murieron presa de las fiebres tropicales y el maltrato. Fueron
aproximadamente 6,000 peruanos y las condiciones en que vivieron los
indígenas peruanos expatriados eran lamentables.

También fueron llevados 'reemplazos peruanos' a Bolivia, pero en ese caso la


cercanía y las circunstancias harían más llevadera la ignominia, y más fácil la
deserción para regresar al Perú.

La suerte final que corrieron esos miles de peruanos enviados por el libertador
realmente nadie la sabe; las guerras civiles en el Perú y en Venezuela y
Colombia agravaron su situación. Pasaron más de 25 años cuando en un período
de cierta estabilidad política se encontró a un pequeño grupo de sobrevivientes
peruanos en Colombia y otro en Venezuela. Ellos fueron repatriados en 1852 y
1857. Los jóvenes que salieron de 25 años tendrían 50. Serían ancianos, si
consideramos el promedio de expectativa de vida de ese tiempo. Ningún
historiador le ha reprochado esta canallada a Bolívar. Y no hablemos de las
propiedades de los indígenas que les fueron arrebatadas y fueron vendidas para
proveerse de fondos y por último el retorno a la esclavitud que había sido abolida
por San Martín.

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