¡ . . .
, y el Relato del .·
.·Anticristo
Vladimir Soloviev
• •
ISBN 84-931097-1-1
9 788493 109714
SCIRE
SALMES distribuidora
Los Tres Diálogos y
el Relato del Anticristo
por
Vladimir Soloviev
SCIRE
BALMES distribuidora
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13030000034066
TEXTOS CLÁSICOS
INDICE
Vladimir Soloviev
5
La expresión no es mía (N. del A.).
18 LOS TRES DIÁL OGOS Y EL RELA
TO DEL ANTI CRIST O
,,
y firmemente con-
bro se habr ía alcanzado. Por otra part e esto
ient o de la fals edad
ven cido de que si una obra de enm asca ram
en un prim er mo-
es real men te llev ada hast a el final, aun que
men to no ejerza un influjo posi tivo sobre
ning uno , constituye, ~
!
etivo de un deb er i¡
no obst ante -más allá del cum plim ient o subj
cie de med ida sani ta-
mor al por part e de quie n habla-, una espe
la soci edad, tant o en el pre- 1
ria que purifica el espí ritu de toda ¡
7
Metropolita de la Iglesia Rusa entre 1354 y 1378, san Alexis consiguió aplacar la ira
del khan tártaro Berdibek, evitando que devastase el país.
8
El Orda (de Oro) era el estado fundado por los tártaros, con capital en Saraj, en el
curso inferior del Volga, que durante más de d,os siglos (XIII-XV) dominó la tiem
rusa.
9
San Sergio de Radonez, figura cimera de la espiritualidad rusa.
10
Dimitri Donskoj, príncipe de Moscú, derrotó a los tártaros en la célebre batalla de
Kulikovo (1380), sin conseguir expulsar definitivamente el poder tártaro de Rusia
pero demostrando, por primera vez, su vulnerabilidad.
18 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
6
«La Historia universal es el juicio universal»: la cita está sacada de Hegel.
VLADIM IR SOLOVIE V 19
7
Metropolita de Ja Iglesia Rusa entre 1354 y 1378, san Alexis consigui
ó aplacar la ira
del khan tártaro Berdibek, evitando que devastase el país.
8
El Orda (de Oro) era el estado fundado por los tártaros, con capital
en Saraj, en el
curso inferior del Volga, que durante más de d9S siglos (XIII-XV) dominó
la tie1rn
rusa.
9
San Sergio de Radonez, figura cimera de la espiritualidad rusa.
10
Dimitri Donskoj, príncipe de Moscú, derrotó a los tártaros en la célebre
batalla de
Kulikovo (1380), sin conseguir expulsar definitivamente el poder tártaro
de Rusia
pero demostrando, por primera vez, su vulnerabilidad.
20 LOS TRES DIÁLOG OS Y EL RELATO DEL ANTICR ISTO
a
periód icos no poca perple jidad e interpretaciones, sobre todo
-
causa de nuestr o insuficiente conocimiento de cuant o la Sagra
da Escritura y la tradición de la Iglesia afirm an respec to del
Anticristo.
El significado interio r del Anticristo, esto es, de un impos tor
que se ha aprop iado de la dignid ad de Hijo de Dios no con una
«empr esa espiritual», sino a través de una «rapiña»; su rela-
ción con un falso profet a-taum aturgo que seduc e a los hom-
o
bres por medio de prodig ios auténticos y menti ras al mism
tiempo; el origen partic ularm ente pecam inoso y oscuro del pro-
pio Anticristo que, gracias a una fuerza maligna, consigue la
condi ción exterior de mona rca universal; el curso general y el
fin de su actividad, junto con algun os rasgos partic ulares que
·
le caracterizan tanto a él como a su falso profet a (por ejemplo,
«el fuego del cielo», el asesinato de dos testigos de Cristo y la
exposición de sus cuerp os en las calles de Jerusalén, etc.): pues
bien, todo esto se encue ntra en la Palab ra de Dios y en la tradi-
ción más antigua. Para unir estos sucesos y hacer coherente el
-
relato ha sido necesario añadi r otros detalles, algun os funda
dos sobre consideraciones históricas, otros suger idos por la
imaginación. A los detalles de este último tipo (como los artifi-
e
cios del mago universal, a medio camino entre espiri tismo
ilusionismo, con voces subter ráneas , fuego de artific ios y otras
n
cosas de este tipo) no les he querid o dar, natura lment e, ningú
significado serio y tengo derecho, creo, a espera r de mis «críti-
cos» un tratam iento análogo. En lo que respecta a la caracteri-
zación de las tres perso nas que encar nan las confesiones cris-
tianas en el concilio ecuménico, se trata de una cuesti ón esen-
cial, pero que sólo puede ser enten dida y aprec iada por quien
no es ajeno a la historia y a la vida de la Iglesia.
El carácter partic ular que la Revelación atribu ye al falso profe-
ta y la finalidad que le es claramente propia -enga ñar a los hom-
bres para prove cho del Anticristo-, obliga a atribuirle algún
artificio de tipo mágico o ilusionista. Se sabe con certeza que
11 • Y en el Apoca lipsis
dass sein Hauptwerk ein Feuerw erk sein wird
12
Ap 13, 13.
22 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRI STO
PERSONAJES
El General
El Político
El Príncipe
El Señor Z.
La Señora
esta-
ron intere sante s y decid í e~tgµc,es transcribirlas mien tras
que
ban todav ía frescas en mi memo ria. El prime r diálo go,
perió -
empe zó en mi ausencia, girab a en torno a un artículo de
camp aña litera ria ·contr a la guerr a
dico o un opúsc ulo sobre la 2
esa Suttn er1
y míster Stead aca-
y el servicio milita r que la baron
baban de lanza r inspi rándo se en el conde Tolstoi3. La
Señora
ba acerc a de
había pregu ntado al Político qué es lo que pensa
derab a
esa camp aña y aquél le había conte stado que la consi
rse
bieni ntenc ionad a y útil; el General empe zó enton ces a mofa
las
malig name nte de esos tres escritores, defin iéndo les como
uría estata l, const elacio nes del
autén ticas colum nas de la sabid
rusa4 '.
firma ment o político y casi las tres ballen as de la tierra
existe n
Llega dos a este punto , el Político había obser vado que
sabe por qué
tamb ién otros peces. Una obser vació n que, quién
ó a am-
motiv o, suscitó el entus iasmo del señor Z., el cual oblig
pre-
bos conte ndien tes a admi tir que la ballen a era un pez, para
peces , al afirm ar que se trata de ani-
cisar la natur aleza de los
minis terio de la marin a y en
males perte necie ntes en parte al
acuát icas. Creo, por
parte al depar tamen to de comtmicaciones
Z. En
otro lado, que se trató de tma inven ción del mism o señor
ra com-
cualq uier caso, no he conse guido recon struir de mane
el
prens ible el inicio de esta conversación y he prefe rido evitar
n y de
recon struir lo arbitr ariam ente segím el ejemp lo de Plató
n se inicia pues con las palab ras
sus imita dores . Mi transc ripció
del General gritan do a sus interlocuto res.
PRIMER DIÁLOGO
5
Epicuro (341-271 a.C.), filósofo griego que consideraba el placer como objeto de la
vida.
6
Voltaire (1694-1778), escritor francés ilustrado, enciclopedista y anticlerical.
28 LOS TRES DIÁLOG OS Y EL RELATO DEL ANTICR ISTO
hibe utilizar los viejos títulos. ¿No ha contin uado el último prín-
r
cipe Lusignano, sin ningú n imped iment o, hacién dose llama
rey de Chipre? Pero con toda certeza no ha gober nado sobre
Chipre; al contrario, su situac ión no le ha permi tido ni tan si-
o
quiera beber vino de esa isla. ¿Y por qué ahora el actual ejércit
rto deber ía contin uar ostent ando el título de cristiano?
EL GENE RAL - ¡No se trata del título! ¿Blanco y negro son
tíh1-
los?, ¿y dulce y amargo?, ¿tamb ién son títulos héroe y villano ? \
24
En el texto los campesinos son llamados con el término arcaico smerd (que aquí
traducimos como aldeanos, que posteriormente tomó un significado fuertemente des-
pectivo, semejante a "plebeyo" o "canalla". De aquí la reacción de la Señora.
25 Se trata de los antiguos anales monásticos que han transmitido las vicisitudes de los
35 Los basi bozuk eran tropas irregulares, mayoritariamente de etnia kurda, utilizadas
en la segunda mitad del siglo XIX por el gobierno otomano para realizar purgas en el
interior del imperio. Sus víctimas principales, como en el caso nairndo por el General,
eran los armenios.
VLADIMIR SOLOVIEV 51
todas partes, golpeándose los unos con los otros. Entonces no-
sotros, con los cosacos y los dragones, nos lanzamos sobre su
flanco izquierdo. Los que se habían librado de la metralla caye-
ron bajo nuestras armas. Pocos consiguieron escapar. Algunos
lanzaron el fusil, bajaron del caballo y pidieron que se les res-
petara la vida. Bueno, yo no di ninguna orden al respecto, pero
mis hombres comprendieron bien que no se podía perdonar la
vida. Los cosacos y dragones mataron hasta el último.
Y pensar que si, tras la segunda descarga a quemarropa, estos
diablos sin cerebro, en vez de huir, se hubieran lanzado sobre
los cañones, no hubiéramos tenido salvación porque no hubie-
ra habido tiempo de disparar de nuevo.
Bueno, ¡Dios nos ayudó! Todo había acabado y mi alma res-
plandecía de alegría, como en la Pascua del Señor. Recogimos
a nuestros caídos: treinta soldados habían entregado su alma a
Dios. Les pusimos uno al lado del otro en un lugar plano y les
cerramos los ojos. En la tercera compañía había un viejo sub-
oficial, un tal Odarcenko, hombre religiosísimo y de gran capa-
cidad. En Inglaterra habría llegado a primer ministro y sin
embargo acabó en Siberia al oponerse a las autoridades por la
clausura de un monasterio de cismáticos37 y en la destrucción
de la tumba de uno de sus venerados stárets 38 • Lo hice llamar y
le dije: «Odarcenko, ya lo sabes, estamos en guerra y no tene-
mos un sacerdote para cantar los himnos por nuestros caídos.
¡Hazlo tú!». Obviamente no podría haberle dado una satisfac-
ción mayor. «Lo haré lo mejor que pueda, excelencia». Aquel
hombretón estaba radiante. Encontramos también cantantes
para el coro y todo se hizo de la mejor de las maneras. No se
pudo dar la absolución sacerdotal, pero no era necesaria: los
caídos habían sido ya absueltos por las palabras de Cristo so-
bre aquellos que dan la vida por sus amigos. Así es como re-
37 Por cismáticos (raskol'niki) o "viejos creyentes" (starovery) se conoce a los des-
cendientes de quienes, en la segunda mitad del siglo XVII, rechazaron las innovacio-
nes litúrgicas introducidas por el patriarca Nikón, sufriendo una incesante persecu-
ción por parte de la jerarquía eclesiástica ortodoxa y del gobierno.
38 El término stárets significa literalmente "anciano", pero en la tradición espiritual
rusa designa a un monje que, tras una larga vida de ascesis y oración, llega a ser
considerado como un guía espiritual.
54 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
cuerdo aquel funeral. Era un día otoñal, nuboso, pero poco antes
de la puesta de sol las nubes se abrieron y, mientras abajo, en la
garganta, oscurecía, en lo alto, el cielo se iluminaba, como si las
constelaciones brillaran todas a la vez. En mi alma había toda-
vía un sentimiento de fiesta. Tenía una serenidad y una ligere-
za indescriptibles, como si hubiera sido purificado de toda
mancha y librado de todo peso terreno. Un estado de ánimo
paradisíaco: percibía a Dios y nada más.· Y cuando Odarcenko
empezó a nombrar a los soldados caídos en el campo de bata-
lla por la fe, el zar y la patria, supe que no se trataba de retórica
ni de aquellos «títulos» de los que se hablaba anteriormente.
Comprendí que existe verdaderamente un ejército cristiano y
que la guerra ha sido, es y será siempre, hasta el fin del mundo;
algo grande, puro y santo ...
EL PRÍNCIPE, después de unos instantes de silencio - ¿Y cuándo
hizo sepultar a sus soldados en ese luminoso estado de ánimo,
no se acordó también de los enemigos que había matado en tan
grande cantidad?
EL GENERAL - Gracias a Dios conseguimos alejarnos antes de
que el hedor de aquella carroña nos los recordara.
LA SEÑORA - Eso, ahora lo ha estropeado todo. ¿Pero cómo
es posible comportarse así?
EL GENERAL, dirigiéndose al Príncipe - ¿Y qué debería haber
hecho, según usted? ¿Dar cristiana sepultura a esos chacales
que no eran ni cristianos ni musulmanes, sino algo que sólo el
diablo sabe39 ? Además, si hubiera cometido la locura de orde-
nar que fueran sepultados con la misma ceremonia fúnebre que
mis cosacos, ahora me acusarían de prevaricación religiosa. ¿Y
por qué aprovechar su muerte para someter a ritos toscos y
pseudocristianos a aquellos que durante toda su vida habían
rezado al fuego y adorado al diablo? No, yo tenía otra preocu-
pación. Llamé a los capitanes de mis compañías y les dí la or-
39
El General hace referencia probablemente a los yezidos, los llamados "adoradores
del diablo", una población de raza y lengua kurda cuya religión funde elementos zo-
roástricos, cristianos, islámicos y que podían formar parte de los basi bozuk, pero no
de forma mayoritaria.
VLADIMIR SOLOVIEV 55
del Altísimo con mis treinta cosacos caídos, y todos juntos ha-
bríamos tomado asiento en el paraíso junto al buen ladrón evan-
gélico. No en vanó el Evangelio le pone allí.
EL PRÍNCIPE - Cierto, pero el Evangelio no dice que al buen
ladrón sólo se le puedan acercar nuestros correligionarios y
compatriotas, y no los hombres de todos los pueblos y de todas
las religiones.
EL GENERAL - ¿Pero por qué me atribuye cosas que no he
dicho jamás? ¿Cuándo he hecho yo distinciones de nacionali-
dad o de religión? ¿Y los armenios, eran tal vez mis paisanos y
correligionarios? ¿Es qué me pregunté por la raza o la fe a la
que pertenecían aquellas gentes diabólicas a quienes derroté a
golpes de metralla?
EL PRÍNCIPE-Pero usted continúa olvidando que esa mism,a
gente diabólica estaba compuesta de hombres, que en el hom-
bre el bien coexiste con el mal, y que todo bandido, cosaco o
basi bozuk, puede revelarse como un buen ladrón evangélico.
EL GENERAL - ¡Bravo por quien lo entienda! Hace un mo-
mento ha dicho que el hombre malvado es como una bestia
irresponsable y ahora, según usted, ¡incluso un basi bozuk que
quema a un niño puede revelarse como un buen ladrón evan-
gélico! Y todo esto con el único fin de no tocar el mal con la
mano. Para mí no tiene importancia que en el hombre exista
tanto el principio del bien como el principio del mal, sino sólo
cuál de los dos prevalece. Con el zumo de la vid se puede hacer
tan to vino como vinagre, pero yo quiero saber exactamente cuál
es el contenido de la botella: ¿vino o vinagre? Porque si le ofrezco
a alguien una botella de vinagre con el pretexto de que está
hecho con el mismo material que el vino, el único resultado de
esta genial idea será algún estómago oxidado. Todos los hom-
bres son hermanos. Magnífico, esto me llena de alegría. ¿Pero y
después? También los hermanos son de diversos tipos, ¿o bien
cree que no se debe distinguir entre Caín y Abel? Y precisa-.
mente porque no soy indiferente a mis hermanos, si mi herma-
no Caín agrediera a Abel en mi presencia, le daría una bofeta-
da tal que se le quitarían las ganas de intentarlo otra vez. Usted
VLADIMIR SOLOVIEV 57
Dirigiéndose al Político
40
Juego de naipes de origen francés.
60 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
SEGUNDO DIÁLOGO
tono.
EL SEÑOR Z. - Sin duda. En cuanto se encuentra ante la hipo-
condría moral, de repente, se convierte en un filósofo casi fata-
lista. Por ejemplo, entusiasmó a una culta e inteligente viejecita
que, siendo de fe rusa, había recibido una educación extranje-
ra. Habiendo oído hablar mucho de Varsonofij, quería presen-
tarse ante él como ante un directeur de conscience, pero no tuvo
el tiempo de alargarse sobre sus problemas espirituales. Varso-
nofij la interrumpió diciendo: «¿Pero por qué das tanta impor-
tancia a estas tonterías? ¿De qué sirve? Yo que soy un simple
campesino me aburro al escucharte, ¿y piensas que le puede
interesar a Dios? Y además, no hay por qué hablar tanto: tú
eres vieja, débil y ya no puedes mejorar». Me lo contó riendo,
pero con lágrimas en los ojos; incluso había intentado contes-
tarle, pero había sido definitivamente derrotada por un relato
extraído de la vida de los antiguos eremitas; un relato que Var-
sonofij había recordado a menudo también a mi amigo. Es real-
mente un bello relato, pero creo que no tendré tiempo de con-
tarlo ahora.
LA SEÑORA - Cuéntenoslo en cuatro palabras.
EL SEÑOR Z. - Lo intentaré. Dos anacoretas se habían estable-
cido en el desierto de Nitria47 para buscar la salvación. Sus gru-
tas eran vecinas, pero ellos no se hablaban nunca; alguna vez
leían jtmtos los salmos. Transcurrieron así muchos años y su
gloria empezó a difundirse por todo Egipto y en los países cir-
cundantes. En una ocasión, sin embargo, el diablo consiguió
introducir en sus almas el mismo propósito, contaminándolas
a ambas. Sin decirse nada, los dos eremitas se dedicaron a fa-
bricar cestas y esteras trenzando ramas y hojas de palmera.
Luego se dirigieron juntos a Alejandría. Allí vendieron sus ar-
tesanías y durante tres días y tres noches se mezclaron con bo-
rrachos y prostitutas. Después volvieron a su desierto. Uno de
ellos empezó a sollozar y a atormentarse.
- ¡Estoy perdido, maldito por siempre! Después de esta
47
Se trata del actual Wadi Natrun, una región desértica de Egipto, entre Alejandría y
El Cairo y la frontera libia.
VLADIMIR SOLOVIEV 71
63
Se refiere a la intervención rusa en 1833 para sostener al imperio otomano contra el
gobernador de Egipto, Mehmet (Muhamad) Alí.
64 La guerra contra Turquía en 1877.
VLADIMIR SOLOVIEV 81
69
Aquí y a continuación se entiende por «etíopes» a los pueblos cristianos que vivían
en el imperio otomano.
84 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
77
Se refiere a la quinta y sexta guerra ruso-turca causadas por las disputas balcánicas
en tiempos del zar Alejandro II.
88 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
alemanes.
EL GENERAL- Justamente, ése es el punto clave: hacer que la
cruz no sea sólo imaginaria.
EL POLÍTICO - Pero, ¿quién materializará esa cruz? Mientras
usted no encuentre el medium idóneo, lo único que nos pide
nuestro orgullo nacional, y siempre en los límites razonables
dentro de los que este sentimiento es admisible, es redoblar
nuestros esfuerzos para alcanzar a las otras naciones en todos
los campos en los que se han distanciado, concentrando la fuer-
za dispersa en los varios comités eslavos y en otras estupideces
del mismo género. Además, si en Turquía somos actualmente
impotentes, podemos por el contrario jugar un excepcional
papel civilizador en Asia central y en el Extremo Oriente, es.
decir, en regiones hacia las que la historia está desplazando su
centro de gravedad. Por su posición geográfica y por otra serie
de razones Rusia puede hacer aquí más que cualquier otra na-
ción, excepto, obviamente, Inglaterra. Esto significa que la ta-
rea de nuestro país en este campo consiste en un constante y
sincero acuerdo con los ingleses a fin de que nuestra colabora-
ción civilizadora con ellos no degenere en una hostilidad sin
sentido y en una indigna competencia.
EL SEÑOR Z. - Desgraciadam ente, tanto entre los hombres
como entre los pueblos, esta degeneración acaba siempre por
suceder, de manera fatal.
EL POLÍTICO - Sí, sucede. Por otra parte, sin embargo, no co-
nozco en la vida de los hombres ni en la de los pueblos un solo
caso en el que una relación de colaboración convertida en hos-
til y llena de envidia haga más fuerte, rico y afortunado. Esta
experiencia universal y sin excepción es observada por las per-
sonas inteligentes, y yo espero que también por un pueblo sen-
sato como el ruso. Enfrentarse con un inglés en el Extremo
Orie.nte sería el colmo de la locura, aunque sólo sea porque no
está bien que los familiares se peleen en presencia de extraños.
¿O acaso cree usted que los rusos estamos más cerca de los chi-
nos que de nuestros compatriotas Shakespeare y Byron?
VLADIMIR SOLOVIEV 95
89
En latín en el original: con un poco de humor, con salero.
98 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
así desde el principio, pero sobre todo desde los tiempos del
khan Baty91 • El elemento asiático ha entrado en la naturaleza de
los rusos, convirtiéndose en una especie de segunda alma. Los
alemanes lo dirían así:
Zwei Seelen wohnen, ach! In ihrer Brust
Die eine will sich van der andern trennen 92 •
esto es, de los boers, pues bien, no podré hacer otra cosa que
desear su conclusión con una completa sumisión de los pen-
dencieros africanos; y que no se hable más de su independen-
cia. De hecho, su éxito, no imposible si consideramos la extre-
ma lejanía de esos territorios, representaría el triunfo de la bar-
barie sobre la cultura, y para mí, como ruso y como europeo,
sería un día de doloroso luto nacional.
EL SEÑOR Z., lentamente al General - Qué bien hablan estos
dignatarios; igual que aquel francés que decía: ce sabre d'honneur
est le plus beau jour de ma vie103•
LA SEÑORA, al Político - No, no estoy de acuerdo. Si tenemos
simpatía por Guillermo Tell, ¿por qué no deberíamos tener sim-
patía por estos transboers?
EL POLÍTICO - Esto sólo podría suceder en el caso de que
fuese creada su propia leyenda nacional, inspirando a artistas
como Schiller104 y Rossini105, o bien si hubieran producido un
Jean-Jacques Rousseau106 u otros escritores y estudiosos.
LA SEÑORA-To do esto, no obstante, ha venido después. En
un principio también los suizos eran simples pastores ... Pero
dejemos aparte a los suizos. Dígame: ¿los americanos se distin-
guían tal vez por su cultura cuando se rebelaron contra los in-
gleses? En absoluto. No eran brunos, sino de piel roja y deso-
lladores, como nos cuenta Mayne Reid 107 • Sin embargo Lafa-
yette108 tenía simpatía por ellos, y tenía razón. Por ejemplo, ahora
han conseguido reunir en Chicago a todas las religiones del
mundo y organizar una gran muestra con ellas. No se había
visto jamás nada parecido. En París han querido hacer lo mis-
103 En francés en el original: este sable de honor es el más bello día de mi vida.
104
Federico Schiller (1759-1805), poeta romántico alemán.
105
Giacomo Rossini (1792-1868), compositor italiano especialmente conocido por
sus óperas.
106 Jean-Jacques Rousseau ( 1712-1738), filósofo, pedagogo y escritor suizo, autor del
109
Charbonnel, nacido en 1863, sacerdote, literato y periodista francés que apoyó las
tesis del catolicismo liberal y colaboró en el intento de reunir un Congreso universal
de las religiones. Acabó secularizado, casado y realizando conferencias anticlerica-
les.
11
º Ernesto Renan (1823-1892), escritor francés positivista que profesaba una fe utó-
pico-idealista en la ciencia como sustituto de la religión y autor de una célebre Vida de
Jesús.
106 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
111 Protagonista de Ja obra homónima de Víctor Hugo cuya vida transcmTe en las
evidenteme nte, que una política de paz entre los estados se co-
rresponde con la cortesía entre los hombres.
EL POLÍTICO - Justamente. No por nada en francés la palabra
politesse y politique119 son tan parecidas. Vea como esto no nece-
sita sentimientos particulares, ni siquiera aquella buena volun-
tad a la que ha hecho referencia el General. El hecho de que yo
no agreda a un individuo ni le muerda en la cabeza no significa
que yo esté animado por la buena voluntad. Al contrario, pue-
do alimentar hacia él sentimientos de la mayor hostilidad, pero
entre personas civilizadas produce desagrado una riña de este
tipo. Por otra parte, y esto es muy importante, comprendo que
de un comportam iento violento no podrá salir nada bueno,
mientras que si me controlo y me comporto cortésmente con
esa persona no perderé nada, al contrario, ganaré mucho. Del·
mismo modo, por muy grandes que sean las antipatías nacio-
nales entre dos pueblos, a un cierto nivel de cultura no se llega-
rá nunca a las voies de fait 120, esto es, a la guerra. Y esto por dos
razones. En primer lugar porque el mismo procedimie nto de la
guerra, no como viene presentada en la poesía y en los cuadros
sino como es en realidad -cadáveres, heridas malolientes, mul-
titudes humanas aglomerada s en la suciedad, interrupció n del
curso normal de la existencia, destrucción de los edificios y de ·
las instituciones útiles, de los puentes, de los trenes, de los telé-
grafos- todo este desbarajuste repugna por completo a un pue-
blo civilizado, del mismo modo que a mí y a todos ustedes les
repugnan los ojos salidos de las órbitas, los pómulos secciona-
dos y las narices cortadas. En segundo lugar, porque alcanza-
do un cierto grado de desarrollo intelectual, el pueblo compren-
de las ventajas de vivir respetando a las otras naciones y cuán
desastroso es pelearse con ellas. También aquí, es cierto, existe
una gradación; un puñetazo es más civilizado que un mordis-
co, un bastonazo más civilizado que un puñetazo, un bofetón
simbólico aún más. Del mismo modo, la guerra puede ejecu-
tarse de manera más o menos salvaje. Las guerras europeas del
siglo XIX se han parecido más a un duelo formalmente decla-
119
En francés en el original: educación y política.
12 º En francés en el original: situaciones de hecho.
VLADIMIR SOLOVIEV 109
121
Aleksandr Pushkin y Mikhail Lermontov.
122
En francés en el original: cuando uno ha muerto es que ya no vive más.
123
Turguéniev (1818-1883), escritor ruso que destacó por sus novelas cortas.
124
Obra publicada en 1867.
110 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
125
En francés en el original: me parece, por otra parte, que la cultura y el arte culinario
forman buena pareja.
112 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
VLADIMIR SOLOVIEV 113
TERCER DIÁLOGO
126 En latín en el original: un poco de religión puede persuadir del mal, Lucrecio, De
ramente más profundo y por eso más interesante para mí. Ade-
más, tal punto de vista me ha llegado tan sólo en su forma ins-
titucionalizada, y ésta no me satisface. Me encantará pues es-
cuchar finalmente no la retórica bienintencionada, sino una
palabra humana y natural.
EL SEÑOR Z. - Entre todas las estrellas que iluminan el hori-
zonte intelectual del hombre dedicado a nuestros libros sagra-
dos, la más luminosa e inolvidable es aquella que resplandece
en estas palabras evangélicas: «¿Pensáis que he venido a traer
paz a la Tierra? Os digo que no, sino división» 132• Cristo ha ve-
nido a traer la verdad a la Tierra y ésta, como también el bien,
antes que nada divide.
LA SEÑORA - Esto ha de explicarse. ¿Por qué entonces Cristo
es llamado príncipe de la paz y por qué ha dicho que los pacífi-
cos serán llamados «hijos de Dios» 133?
EL SEÑOR Z. - ¿Me permite que intente conciliar entre sí estos
textos que se contradicen?
LA SEÑORA - Por supuesto.
EL SEÑOR Z. - Fíjese entonces que estos textos sólo pueden
ser conciliados distinguiendo entre el mundo bueno o auténti-
co y el mundo malo o falso. Y esta distinción ya la hizo Aquel
que trajo la auténtica paz y la buena hostilidad: «La paz os dejo,
mi paz os doy; no como el mundo la da yo os la doy» 134 • Esto
significa que existe una paz buena, la paz de Cristo, fundada
sobre aquella división entre bueno y malo, entre verdadero y
falso que Él mismo ha traído a la Tierra; y hay otra paz, la paz
del mundo, fundada por el contrario sobre la confusión, es de-
cir, sobre la unión exterior de aquello que está interiormente en
conflicto.
LA SEÑORA- ¿Y cuál es la diferencia entre la paz buena y la
mala?
EL SEÑORZ. -Más o menos aquella de la que hablaba el otro
132 Le 12, 51.
133 Cfr. Mt 5.
134
J 14, 27
VLADIMIR SOLOVIEV 121
136
114, 12.
VLADIMIR SOLOVIEV 123
en el pecho de Delarue
y éste, quitándose el sombrero, le dijo con respeto:
«muchas gracias».
Entonces, en el lado izquierdo, el malhechor
le clavó el horrendo puñal.
Y dijo Delarue: «Su puñal
es verdaderamente bello».
El malhechor, entonces
en el lado derecho lo hiere.
Y Delarue le amenazó,
pero sólo con una sonrisa astuta.
Y todo el cuerpo el malhechor
lo cosió a puñaladas.
Y Delarue: «Se lo ruego, venga a las tres
por una taza de té».
Y el malhechor cayó de rodillas,
derramando lágrimas y temblando como una hoja.
Delarue: «¡Levántese, por el amor de Dios!
El pavimento está un poco sucio».
Y con el corazón conmovido
a sus pies sollozaba el malhechor.
Y dijo Delarue, alargando los brazos:
«¡Y ahora esto! ¿Pero es posible
llorar tan fuerte
por una nadería?
Le conseguiré una pensión, querido amigo,
sí ¡una buena pensión!
Y sobre las espaldas un san Estanislao 137,
como ejemplo para todos.
Que para aconsejar a la autoridad
tengo todo el derecho: ¡soy chambelán!
¿Quiere como esposa a mi hija Dunja?
Para ayudarla
le daré cien mil rublos
a su nombre en el banco.
137
Condecoración de la Rusia zarista.
126 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
' 142 En francés en el original: muy mal inspirado por otra parte.
134 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
<
EL SEÑOR Z. - Nuestro sostén es sólo uno: la resurrección real.
Sabemos que la lucha entre el bien y el mal no se desarrolla
sólo en el alma y en la sociedad, sino también a mayor profun-
didad, en el mundo físico. Sabemos que ya ha habido una vic-
toria del principio bueno de la vida a través de la resurrección
personal y esperamos el futur.o triunfo de la resurrección uni-
versal. De este modo, también la existencia del mal tiene un
sentido y una explicación definitiva, en cuanto que sirve a una
victoria mayor, reforzando el bien y llevando a su plena reali-
zación: si la muerte es más fuerte que la vida mortal, la resu-
rrección a la vida eterna es más que fuerte que ambas. El Reino
de Dios es el reino del triunfo de la vida a través de la resurrec-
ción: he aquí pues el bien concreto, realizado y definitivo en el
que se reencuentra toda la potencia de la obra de Cristo y se
VLADIMIR SOLOVIEV 145
extenuación.
EL GENERAL - O quizás es el diablo que tapa la luz divina con
su cola. Quién sabe, ¡tal vez esto sea también un signo del An-
ticristo!
LA SEÑORA, señalando al señor Z. que se acerca - Bueno, ahora
sabremos algo de todo esto.
".
156 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
VLADIMIR SOLOVIEV 157
154
1 Cor 14, 20.
VLADIMIR SOLOVIEV 163
mismo.
El «hombre del futuro» no se presentaba todavía con este ros-
tro bien definido y original. En relación a Cristo se veía como
otro Mahoma, es decir, un hombre justo que no puede ser acu-
sado de mala intención.
Justificaba la orgullosa preferencia de sí mismo sobre Cristo en
base a este razonamiento: «Cristo, que ha predicado y realiza-
do en su vida el bien, ha sido el reformador de la humanidad,
mientras que yo estoy llamado a ser el bienhechor de esta huma-
nidad en parte enmendada, en parte incorregible. Yo daré a
todos los hombres aquello que necesitan. Cristo fue un mora-
lista que dividió a los hombres según el bien y el mal, pero yo
los uniré con beneficios que son necesarios tanto para los bue-
nos como para los malos. Yo seré el verdadero representante
de aquel Dios que hace resplandecer el sol sobre los buenos y
los malos, que hace caer la lluvia sobre los justos y los injustos.
Cristo ha traído la espada, yo en cambio traeré la paz. Él ame-
nazó al mundo con el terrible juicio universal, yo, por el con-
trario, seré el último juez, y mi juicio no será sólo de justicia,
sino también de clemencia. Habrá justicia en mi juicio, pero
una justicia distributiva, no retributiva. Distinguiré entre to-
dos, pero a cada uno le daré aquello que necesite».
Con esta magnífica actitud esperaba una clara llamada divina
que le incitara a iniciar la obra de la nueva salvación de la hu-
manidad, un testimonio evidente y extraordinario que lo de-
clarase hijo mayor y amado primogénito de Dios. Esperaba, y
en esta espera se nutría de la conciencia de sus dones y de sus
virtudes sobrehumanas porque, como se ha dicho, era un hom-
bre de absoluta moralidad y genio extraordinario .
Este justo lleno de orgullo esperaba una sanción suprema para
iniciar su obra de salvación de la humanidad, pero era una es-
pera sin éxito. Fue entonces cuando en su mente empezó a co-
brar forma un pensamiento que lo penetró con un escalofrío
hasta la médula: «¿Y si...? ¿Y si no fuese yo, sino el otro, el gali-
leo ... ? ¿Y si él no fuese solamente mi precursor, sino el verda-
dero, el primero y el último? Entonces él debería estar vivo ...
VLADIMIR SOLOVIEV 165
161
El nombre de este segundo y último Pedro se relaciona con el del primero, Simón
hijo de Juan (Bar Ion significa hijo de Juan, de donde se deriva Barionini).
VLADIMIR SOLOVIEV 175
162
Cuando el emperador Alejandro 1, conocido por su piedad, murió en circunstancias
relativamente dudosas en 1825, entre el pueblo ruso se extendió el rumor de que en
realidad había querido abandonar la vida de la corte para dedicarse a la vida religiosa.
Algunos quisieron verlo en la figura de Fedor Kuzmic, un eremita muerto en 1864 en
Tomsk.
163
En alusión a San Pablo.
176 LOS TRES DIÁLOGOS Y EL RELATO DEL ANTICRISTO
Declaró que con el poder de sus llaves había abierto las puertas
que separaban el mundo terreno del de ultratumba, y efectiva-
mente, la comunicación entre vivos y muertos, e incluso entre
hombres y demonios se convirtió en habitual; se desarrollaron
también formas nuevas e inauditas de orgías místicas y de de-
monolatría. Pero justo cuando el emperador empezaba a creer-
se seguro en el campo religioso tras haberse declarado única y .
verdadera encarnación de la suprema divinidad universal, si-
guiendo las apremiantes insinuaciones de la misteriosa voz del
«padre», una nueva desgracia se abatió sobre él, precisamente
por donde nadie lo esperaba: los judíos se rebelaron. Esta na-
ción, que había llegado a los treinta millones, no era del todo
ajena a la preparación y a la consolidación de los éxitos univer-
sales del superhombre. Cuando el emperador se trasladó a Je-
rusalén hizo correr la voz en los círculos judíos de que su obje-
tivo principal era instaurar el dominio universal de Israel so-
bre todo el mundo. Los judíos, entonces, le reconocieron como
Mesías y su fidelidad no tuvo límites. Pero de repente los ju-
díos se sublevaron furiosos y clamando venganza. Es probable
que el padre Pansofij haya presentado de manera demasiado
simple y realista este cambio que ya está profetizado en la Es-
critura y en la Tradición. El caso es que los judíos, que conside-
raban al emperador un israelita puro y perfecto, descubrieron
casualmente que ni siquiera estaba circuncidado. Ese mismo
día Jerusalén se sublevó y al día siguiente lo hizo toda Palesti-
na. La devoción ardiente e ilimitada en el salvador de Israel, el
Mesías largamente anunciado, se transformó en un odio igual-
mente ardiente e ilimitado hacia el astuto impostor. La totali-
dad del mundo hebreo se sublevó como un solo hombre y sus
enemigos descubrieron con sorpresa que el alma profunda de
Israel no vive de los cálculos ni de las pasiones de Mamón, sino
de la fuerza de un sentimiento sincero, de la esperanza y el
deseo de su milenaria fe mesiánica. El e!Ilperador, que no espe-
raba semejante estallido, perdió el control de sí mismo y decre-
tó un edicto que condenaba a muerte a todos los rebeldes ju-
díos y cristianos. Miles de personas que no tuvieron tiempo de
armarse fueron masacrados sin piedad. Pero en seguida un ejér-
VLADIMIR SOLOVIEV 189