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ENFERMEDADES ENDOCRINAS

Existen diversos procesos que pueden alterar la actividad normal del sistema endocrino, produciendo alteraciones de la
síntesis o la liberación de hormonas, interacciones anormales entre ellas y con sus tejidos diana y respuestas anormales
de los órganos diana a sus respectivas hormonas:

A) Enfermedades por producción deficitaria o excesiva de hormonas, con sus correspondientes consecuencias bioquímicas
y clínicas.

B) Enfermedades asociadas al desarrollo de lesiones ocupantes de espacio. Estas lesiones pueden no ser funcionantes, o
asociarse a una producción hormonal exagerada o deficiente.

HIPOFISIS

Algunas enfermedades de la hipófisis afectan de manera primordial al lóbulo anterior y otras, al lóbulo posterior. Las
primeras pueden provocar un aumento o la disminución de la secreción hormonal, que se denomina hiperpituitarismo o
hipopituitarismo.

En la mayoría de los casos, el hiperpituitarismo se debe a un adenoma funcionante del lóbulo anterior. El hipopituitarismo
puede ser consecuencia de diversas enfermedades destructivas, como una lesión isquémica, radiación, reacciones
inflamatorias y neoplasias no funcionantes.
Además de las alteraciones endocrinas, las enfermedades de la adenohipófisis pueden manifestarse por efectos tumorales
locales, como aumento del tamaño radiográfico de la silla turca, alteraciones de los campos visuales y signos de aumento
de la presión intracraneal. Las enfermedades de la neurohipófisis pueden detectarse por el aumento o la disminución de
uno de sus productos, la ADH.

HIPERPITUITARISMO: Los prolactinomas son el tipo de adenoma hipofisiario funcionante más frecuente, ya que
representan más del 30% de los adenomas con manifestaciones clínicas reconocibles. Su tamaño oscila entre el de un
pequeño microadenoma al de un gran tumor expansivo.

El aumento en los niveles séricos de prolactina, o prolactinemia, produce amenorrea, galactorrea, pérdida de la líbido y
esterilidad. El diagnóstico del adenoma es más fácil en las mujeres, debido a la gran sensibilidad de la menstruación frente
a la hiperprolactinemia.

En los hombres y en las mujeres postmenopáusicas las consecuencias hormonales del tumor pueden ser sutiles,
permitiendo que el tumor alcance un tamaño considerable antes de ser detectado. Los prolactinomas se tratan con
agonistas de los receptores de dopamina, que inhiben la secreción de prolactina.

Los adenomas secretores de hormona del crecimiento (GH) ocupan el segundo lugar entre los adenomas hipofisiarios
funcionantes. Estos adenomas pueden haber alcanzado un gran tamaño cuando producen síntomas clínicos, ya que las
manifestaciones del exceso de GH suelen ser sutiles. Cuando el adenoma secretor de GH aparece en la niñez antes de que
se cierre la epífisis de los huesos, aparece gigantismo, caracterizado por un aumento generalizado del tamaño del cuerpo,
con brazos y piernas desproporcionadamente largos.

Si la elevación en los niveles de GH se produce después del cierre de la epífisis, los pacientes desarrollan acromegalia,
cuadro en el que el crecimiento afecta sobretodo a la piel y a los tejidos blandos, a las vísceras (tiroides, corazón, hígado,
suprarrenales), y a los huesos de la cara y vértebras, las manos y los pies.
El exceso de GH está relacionado también con otros trastornos, disfunción gonadal, diabetes mellitus, debilidad muscular
generalizada, hipertensión, artritis, insuficiencia cardiaca congestiva y un riesgo mayor de desarrollar cánceres
gastrointestinales.

Los objetivos del tratamiento consisten en restablecer los niveles normales de GH y reducir los síntomas secundarios a la
lesión ocupante de espacio en la hipófisis, evitando a la vez el hipopituitarismo. Para lograrlos, es necesario extirpar
quirúrgicamente el tumor o destruirlo con radioterapia. También puede reducirse la secreción de GH con fármacos.

HIPOPITUITARISMO: Consiste en una disminución de la secreción de hormonas hipofisiarias debido a enfermedades del
hipotálamo o de la hipófisis. La hipofunción de la hipófisis anterior sólo se manifiesta cuando la pérdida del parénquima
alcanza alrededor del 75%. La mayoría de los casos de hipofunción se debe a procesos destructivos como tumores, necrosis
isquémica hipofisiaria, alteraciones genéticas, o el síndrome de la silla vacía. Con menos frecuencia, defectos en la
liberación de factores liberadores de hormonas hipofisiarias en el hipotálamo, a causa de tumores hipotalámicos puede
causar hipofunción de la adenohipófisis.

SÍNDROMES DE LA HIPÓFISIS POSTERIOR: La hipófisis posterior está formada por células gliales modificadas y
prolongaciones axonales procedentes de células nerviosas del hipotálamo. Estas neuronas producen ADH y oxitocina. La
oxitocina estimula las contracciones de las células musculares lisas del útero grávido y la de las que rodean los conductos
galactóferos de la glándula mamaria. La ADH se libera principalmente frente al aumento de la presión osmótica del plasma.
Su función es promover la reabsorción de agua en el riñón. Los síntomas clínicos de las alteraciones en la neurohipófisis
están relacionados con la ADH:

Diabetes insípida: El déficit de ADH produce diabetes insípida, cuadro caracterizado por una diuresis excesiva, debida a la
incapacidad del riñón de reabsorber agua a partir de la orina filtrada. Puede asociarse a traumatismo encefalocranianos,
tumores, enfermedades inflamatorias de la hipófisis e hipotálamo, así como intervenciones quirúrgicas de dichos órganos.
La concentración sérica de sodio y la osmolalidad aumentan porque hay una gran pérdida de agua libre con la orina, con
las consiguientes sed y polidipsia. Si los pacientes no tiene la capacidad de reponer el agua pérdida, pueden sufrir una
deshidratación mortal.

Síndrome de secreción inadecuada de ADH (SIADH): El exceso de ADH estimula reabsorción de cantidades excesivas de
agua, con la consiguiente hiponatremia. Las causas más frecuentes son secreción ectópica de la hormona por tumores
malignos y lesiones locales hipotálamo y/o neurohipófisis. Las manifestaciones clínicas son hiponatremia, edema cerebral
y alteraciones neurológicas.

TIROIDES
La glándula tiroides está compuesta por dos lóbulos laterales unidos por un itsmo relativamente fino y se localiza por
debajo y por delante de la laringe. La TSH liberada de la adenohipófisis actúa sobre la tiroides, haciendo que las células
epiteliales de ésta produzcan la prohormona tiroxina (T4) y en menor medida triyodotironina (T3).

La T3 y T4 son liberadas a la circulación y viajan unidas a proteínas plasmáticas circulantes hacia los tejidos periféricos.
Tanto T3 como T4 penetran en las células e interactúan con receptores nucleares, lo que produce un cambio en la
expresión de los genes, que se traduce en un aumento del catabolismo de los carbohidratos y de los lípidos y en la
estimulación de la síntesis de proteínas en una gran variedad de células (incremento del metabolismo basal).

La glándula tiroides es uno de los órganos con mayor capacidad de respuesta del organismo, de manera que responde a
muchos tipos de estímulo y se encuentra en un estado de adaptación constante. Durante la pubertad, el embarazo y el
estrés fisiológico de cualquier naturaleza, la glándula aumenta de tamaño (levemente) y se hace más activa.

En el estroma interfolicular de la glándula tiroides, existe una población de células parafoliculares (o células C), que
sintetizan y secretan la hormona calcitonina. Esta hormona estimula la absorción de calcio por los huesos e inhibe la
resorción ósea. Entre las enfermedades de la glándula tiroides se encuentran aquellas asociadas a la liberación excesiva
de hormona (hipertiroidismo), las asociadas a déficit de la hormona (hipotiroidismo) y las lesiones tumorales de la tiroides.
HIPERTIROIDISMO: La tirotoxicosis es un estado hipermetabólico causado por la elevación de T3 y T4 libres. Se denomina
hipertiroidismo, ya que su causa más frecuente es la hiperfunción de la glándula tiroides. El síndrome se caracteriza por
nerviosismo, palpitaciones, aumento de la frecuencia cardíaca, fatigabilidad, debilidad muscular, pérdida de peso con
buen apetito, diarrea, intolerancia al calor, piel caliente, transpiración excesiva, labilidad emocional, alteraciones
menstruales, un temblor fino en las manos (sobretodo al extenderlas), alteraciones oculares y aumento variable del
tamaño de la tiroides.

La tirotoxicosis puede deberse a distintos trastornos:

 Hiperplasia difusa de la tiroides asociada a la enfermedad de Graves (enfermedad autoinmune que estimula la
secreción de hormonas tiroideas).
 Ingestión de hormona tiroidea exógena (administrada por hipotiroidismo)
 Bocio multinodular hiperfuncional (aumento del tamaño de la glándula tiroides)
 Adenoma tiroideo hiperfuncional (tumor benigno)
 Tiroiditis (inflamación de la glándula tiroides).

Evolución clínica: Las manifestaciones clínicas del hipertiroidismo consisten en los cambios relacionados con el estado
hipermetabólico inducido por exceso de hormona tiroidea, asociada a hiperactividad del sistema nervioso simpático.

Las manifestaciones cardiacas son las más precoces y constantes del hipertiroidismo: Los pacientes con hipertiroidismo
pueden tener un aumento en el gasto cardíaco, tanto por un incremento en la contractibilidad del corazón como a un
aumento en las necesidades de oxígeno de los tejidos periféricos. Son frecuentes la taquicardia, arritmias, las
palpitaciones, la cardiomegalia.

Otras manifestaciones son:

 Atrofia e infiltración de grasa de los músculos esqueléticos y debilidad muscular


 Esteatosis hepática (hígado graso)
 Osteoporosis (aumento de la resorción ósea)
 Hiperplasia linfoide
 Alteraciones oculares: La estimulación simpática excesiva del músculo elevador del párpado provoca una mirada
fija, con los ojos muy abiertos.
 En el sistema neuromuscular, la actividad excesiva del sistema nervioso simpático produce temblor,
hiperactividad, labilidad emocional, ansiedad, incapacidad para concentrarse e insomnio.

La piel de los pacientes con tirotoxicosis tiende a estar caliente, húmeda (hipersudación) y enrojecida por aumento del
aporte de sangre por vasodilatación periférica, que pretende favorecer la pérdida de calor. En el aparto gastrointestinal,
el aumento de la actividad simpática conlleva un aumento en la motilidad. El apetito aumenta y el paciente presenta
hiperfagia. A pesar de esto, el peso disminuye debido al aumento del gasto energético.

El mejor sistema de detección selectiva inicial en los casos de sospecha de hipertiroidismo consiste en la determinación
de la concentración sérica de TSH, junto con la medición de la T4 libre. Los niveles de T4 resultan generalmente
aumentados y los de TSH disminuídos. La captación de yodo radioactivo proporciona una indicación indirecta adicional
del nivel de actividad en la glándula tiroides.

El tratamiento consiste en betabloqueantes para controlar los síntomas inducidos por el aumento en el tono adrenérgico;
una tionamida para bloquear la síntesis de nueva hormona y un agente que inhiba la conversión periférica de T4 en T3.
También puede usarse yodo radioactivo, que se incorpora al tejido tiroideo y anula su función durante 6-18 semanas.

La enfermedad de Graves es la causa más frecuente de hipertiroidismo endógeno, la enfermedad tiene su máxima
incidencia entre los 20 y 40 años, y es más frecuente en mujeres que en varones. Esta enfermedad es de carácter
autoinmunitario, donde se producen anticuerpos contra el receptor de TSH en la glándula tiroides, lo que induce la
liberación de hormonas tiroideas.

La respuesta autoinmunitaria en la enfermedad de Graves interviene en el desarrollo de oftalmopatía infiltrante, en la que


el volumen de los tejidos retroorbitarios y de los músculos extraoculares aumenta por la inflamación y la acumulación de
matriz extracelular (exoftalmia).

Exoftalmia
HIPOTIROIDISMO: Cualquier alteración estructural o funcional que interfiera en la producción de cantidades adecuadas
de hormonas tiroideas producirá hipotiroidismo. Entre las causas más frecuentes de hipotiroidismo está el bajo consumo
de yodo (necesario para sintetizar las hormonas tiroideas) conocido como bocio endémico. En regiones geográficas donde
no existe déficit de yodo, la causa más frecuente de hipotiroidismo es la tiroiditis de Hashimoto (tiroiditis autoinmunitaria
crónica).

El hipotiroidismo también puede aparecer tras la cirugía o radiación tiroidea, puede deberse a fármacos (ej: litio o
fármacos usados contra el hipertiroidismo) o puede ser consecuencia de una enfermedad infiltrante. Las manifestaciones
clínicas clásicas del hipotiroidismo son el cretinismo y el mixedema:

Cretinismo: Consiste en un hipotiroidismo que se desarrolla durante la lactancia o la primera infancia. Esta enfermedad
causa un profundo retraso mental. Antiguamente era bastante común en áreas del mundo donde existía déficit de yodo,
pero en los últimos años se ha reducido mucho su frecuencia, gracias a la adición de suplementos de yodo en los alimentos.
Las manifestaciones clínicas del cretinismo consisten en alteraciones en el desarrollo del sistema esquelético y del sistema
nervioso central que se manifiestan por grave retraso mental, enanismo, protrusión de la lengua y hernia umbilical.

Mixedema: Se aplica al hipotiroidismo que aparece en niños mayores o en adultos. Sus manifestaciones clínicas varían
con la edad a la que se inicia el déficit. Los niños mayores presentan síntomas intermedios entre el cretinismo y el
hipotiroidismo de los adultos. En estos últimos el cuadro empieza de manera insidiosa y puede tardar años para despertar
la sospecha clínica.

Las manifestaciones clínicas del mixedema se caracterizan por la lentificación de la actividad física y mental. Los síntomas
iniciales consisten en fatiga generalizada, apatía y una pereza mental, que en los primeros estadios de la enfermedad
puede similar una depresión. Los pacientes con mixedema son distraídos, no toleran el frío y a menudo tienen sobrepeso.
Presentan reducción en el gasto cardíaco, lo que contribuye a la dificultad respiratoria y a la disminución de la capacidad
de esfuerzo, dos molestias frecuentes en estos enfermos.

Varón con hipotiroidismo antes y después del tratamiento


Debido a la caída en la actividad simpática, se produce estreñimiento y descenso en la sudoración. La piel es fría y pálida
por la disminución del aporte sanguíneo. Se presenta edema subcutáneo y en distintos órganos y la cara adopta un aspecto
tosco y ancho. Se produce un aumento del tamaño de la lengua y la voz se vuelve más grave.

Las pruebas clínicas que determinan está patología son las mediciones séricas de TSH y de T3 y T4. En pacientes con
hipotiroidismo se encontrará un descenso en los niveles plasmáticos de T3 y T4 y un consiguiente aumento en la
producción de TSH en la hipófisis (que causa la hipertrofia e hiperplasia de la glándula tiroides o bocio).

En el tratamiento para el hipotiroidismo, se repone la hormona tiroidea faltante, empleando levotiroxina (T4 sintética),
prescribiendo la dosis más baja que sea suficiente para recuperar los niveles normales de la hormona. La terapia debe
seguirse de por vida, incluso cuando los síntomas hayan desaparecido. Los controles se realizan en forma anual, a menos
que aparezcan síntomas de un aumento en la producción de la hormona (hipertiroidismo).

CORTEZA SUPRARRENAL

Las glándulas suprarrenales son dos órganos endocrinos formados por corteza y médula, diferentes tanto en su desarrollo
como en su estructura y función. En el adulto cada glándula pesa unos 44 gramos.

La corteza suprarrenal sintetiza 3 tipos distintos de esteroides:


 Glucocorticoides (sobretodo cortisol: hormona de respuesta a estrés)
 Mineralocorticoides (aldosterona)
 Esteroides sexuales (principalmente andrógenos)
La médula suprarrenal sintetiza y secreta catecolaminas, principalmente adrenalina.

Las enfermedades de la corteza suprarrenal pueden diferenciarse según se asocien a hiperfunción o hipofunción cortical.

HIPERFUNCIÓN DE LA CORTEZA SUPRARRENAL. Se describen 3 tipos distintos de síndromes clínicos de hiperfunción de


la corteza suprarrenal:
 Síndrome de Cushing (hipercortisolismo)
 Hiperaldoteronismo
 Síndromes adrenogenitales o virilizantes

Síndrome de Cushing: Este trastorno aparece asociados a situaciones que provocan elevación en los niveles de los
glucocorticoides, aunque la mayoría de los casos de síndrome de Cushing se debe a la administración de glucocorticoides
exógenos.
La morfología de las glándulas suprarrenales en la enfermedad de Cushing, depende de la causa del hipercortisolismo:

Cuando el síndrome es consecuencia de la administración exógena de glucocorticoides, la supresión de la ACTH endógena


se traduce en una atrofia cortical bilateral. Sin embargo en los casos de hipercortisolismo endógeno, las suprarrenales
sufren hiperplasia o bien son asiento de una neoplasia. La mayoría de los casos de hiperplasia se asocian a elevación en
los niveles séricos de ACTH, ya sea de origen hipofisiario o ectópico.

Evolución clínica: El síndrome de Cushing puede ser muy sutil en sus primeras manifestaciones. Los primeros estadios de
la enfermedad consisten en hipertensión y ganancia de peso. Con el tiempo se desarrolla obesidad troncal, con depósito
de tejido adiposo central, cara de luna llena y acumulación de grasa en la zona posterior del cuello y superior de la espalda
(joroba de búfalo). Se produce disminución de la masa muscular, con debilidad proximal d las extremidades. Hay
hirsutismo y alteraciones mentales (cambios en el estado de ánimo y depresión). Los glucocorticoides inducen
gluconeogénesis e inhiben la captación de glucosa por las células, con las consiguientes hiperglicemia, glucosuria y
polidipsia. Hay pérdida de colágeno y resorción ósea. La piel es frágil y fina y existe tendencia a la formación de
hematomas, las heridas cicatrizan con dificultad y hay tendencia a la formación de estrías, sobretodo abdominales.Se
presenta osteoporosis, con dolores de espalda y mayor propensión a fracturas. Hay mayor tendencia a sufrir infecciones
(los glucocorticoides inhiben la respuesta inmunitaria)
El diagnóstico de síndrome de Cushing se establece por aumento en el nivel de cortisol libre en la orina de 24 horas y la
pérdida del patrón de secreción diurno normal de cortisol. El tratamiento depende de la causa:
Síndrome de Cushing causado por el uso de corticosteroides:
 Disminuir lentamente la dosis del fármaco (si es posible) bajo supervisión médica.
 Si no se puede dejar de tomar el medicamento debido a enfermedad inflamatoria, se debe vigilar con cuidado el
azúcar alto en la sangre, los niveles altos de colesterol y el adelgazamiento de los huesos u osteoporosis.
Síndrome de Cushing causado por un tumor hipofisario o un tumor que secrete ACTH:
 Cirugía para extirpar el tumor
 Radiación después de la extirpación de un tumor hipofisario (en algunos casos)
 Se puede necesitar terapia de reemplazo con hidrocortisona (cortisol) después de la cirugía y, posiblemente,
continuarla durante toda la vida
Síndrome de Cushing debido a un tumor suprarrenal u otros tumores:
 Cirugía para extirpar el tumor
 Si el tumor no se puede extirpar, medicamentos para ayudar a bloquear la secreción de cortisol (metopirona,
ketoconazol, etc).

HIPOFUNCIÓN DE LA CORTEZA SUPRARRENAL: La insuficiencia o hipofunción de la corteza suprarrenal puede deberse a


una enfermedad suprarrenal primaria o a una disminución de la estimulación de las suprarrenales a causa de un déficit
de ACTH.

Enfermedad de Addison: Es un trastorno raro causado por la destrucción progresiva de la corteza suprarrenal
(principalmente autoinmune). En general la lesión aparece cuando la lesión alcanza el 90% o más de la glándula.

Evolución clínica: Los primeros síntomas consisten en debilidad progresiva y tendencia a fatigabilidad. Las alteraciones
gastrointestinales son frecuentes y consisten en anorexia, náuseas, vómitos, pérdida de peso y diarrea. También puede
presentarse hipoglicemia por la falta de cortisol.

En los pacientes con enfermedad suprarrenal primaria, el aumento en los niveles circulantes de ACTH estimula a los
melanocitos, con la consiguiente hiperpigmentación de la piel, sobretodo en las áreas expuestas al sol y de los puntos de
presión, como el cuello, los codos, los nudillos y las rodillas. El déficit en la secreción de mineralocortocoides produce
retención de potasio con excresión de sodio y por lo tanto hiperpotasemia, hiponatremia, depleción de volumen
sanguíneo e hipotensión.

El tratamiento consiste en la administración de corticosteroides y análogos de aldosterona.

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