Recibido:
10 de junio de 2015
* Este trabajo se presenta ante la comunidad académica, como un requisito para optar el título de Especia- Aceptado:
lista en Derecho Comercial, que otorga la Universidad Libre Seccional Barranquilla. 14 de octubre de 2015
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156 La costumbre en el ordenamiento jurídico privado colombiano: visión desde la teoría analítica del derecho y la teoría de la interacción estratégica
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saberes; eso sí, se harán las anotaciones per- Empero, no es aventurado afirmar que exis-
tinentes, donde la discusión ha pasado “sin ten materias en las cuales la norma consuetu-
pena ni gloria”. dinaria desempeña una labor precursora, pe-
netrando en sectores que no son advertidos ni
I. LA DISCUSIÓN. PRECISIONES TER- siquiera por el más acucioso legislador; es así,
MINOLÓGICAS pues, como se presenta insuficiente la Teoría
Analítica del Derecho –en lo sucesivo TAD–
1.1. Teoría Analítica del Derecho y Teoría porque como señala Celano (2009, p.10): “La
de la Interacción Estratégica identificación del derecho con un cierto tipo
de discurso, el discurso prescriptivo del legis-
La Teoría Analítica del Derecho parte de es- lador, implica que las normas jurídicas sean
timar a la Ley y la Costumbre, como los mo- definidas como una cierta clase de fenóme-
dos típicos de manifestación del Derecho nos lingüísticos, la clase de las proposiciones
como ciencia; aun así, la Costumbre no forma prescriptivas que satisfacen unas particulares
parte de las reflexiones teóricas importantes condiciones”; es claro entonces, que la TAD
en Italia, algo que también cabe decirse de precisa de la elaboración de una sintaxis, de
Colombia. “Esta situación está parcialmente una semántica y una pragmática, que se coor-
justificada en la importancia completamente dine con una lógica-dialéctica, o sea, un com-
secundaria, y residual, que al menos a pri- plejo sistema lingüístico con valor prescrip-
mera vista la costumbre conserva, en cuanto tivo –acaso axiológico– que, necesariamen-
a fuente de producción jurídica, en el ámbito te ha de convergir –en algún punto– con la
de los ordenamientos contemporáneos de de- exégesis*. Por lo tanto, en la TAD, surge una
recho codificado (sobre todo si disponen de duda: ¿Dónde queda la Costumbre?
una Constitución rígida)” (Celano, 2009, p.7).
No sin dificultades, la Teoría de la Interacción
Si se tiene presente que “la Constitución rí- Estratégica –también conocida como “Teo-
gida o firme es aquella cuyas disposiciones ría de los Juegos”–, en adelante TIE, aborda
solamente pueden ser modificadas mediante el tema de la formación consuetudinaria de
procedimientos especiales y con la interven- normas, encontrándose con la necesidad de
ción de un órgano para tal efecto” (Naranjo, derruir las bases de la TAD, porque es “lo
2003, p.323), entonces, es dable concluir que, que necesariamente sucede cuando el análisis
la Carta Política colombiana, responde a esta
característica, pues una reforma solo es posi-
* La exégesis como sistema de interpretación, es una carac-
ble al observarse el procedimiento consagra- terística inherente a la codificación. En otras palabras, fren-
do en sus artículos 374 a 380; subsecuente- te al “discurso prescriptivo del legislador”, la herramienta
para robustecerlo, es, la Escuela Exegética. Ya advertía un
mente, la legislación es copiosa, por aquel an- autor francés: “El primer rasgo distintivo, el rasgo funda-
mental de la escuela de la exégesis, es el culto al texto
helo de contar con un ordenamiento jurídico de la ley o, más bien, el culto de la ley sustituido al del
derecho; para ella, el derecho positivo debe ser la preocu-
armónico (“Pirámide” de Kelsen). pación dominante” (Bonnecase, 1997, p.45).
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to con los teóricos de la TIE, puede afirmarse Justamente aquí, al hacer mención de los con-
que la costumbre “comprende como sus ele- vencionalismos sociales, es que surge la ne-
mentos constitutivos un conjunto de expecta- cesidad de elevar el análisis, pues la TIE, es,
tivas recíprocas de conductas complementa- una herramienta compleja e independiente,
rias (de varios niveles), y de preferencias con- que aporta una lente progresiva en el debate;
dicionales, cuya subsistencia es conocimiento en este particular aspecto, reconoce Celano
común entre los participantes en una práctica una deuda en favor de D. Lewis (Convention,
consuetudinaria” (Celano, 2009, p.56), lo que 1969), quien a la sazón, entendió a la cos-
equivale a hablar de convencionalismo social. tumbre como un fenómeno convencional, es
decir, resultado de un acuerdo de voluntades
Cuando Bobbio (2004) habla de “La Teoría que permea en aquellos renglones vacíos de
Formal del Derecho”, lo hace contraponién- la legislación.
dola al Derecho como forma, por tal razón
afirma, cuando habla del formalismo jurídico,
Corolario de sus estudios, Celano presenta
que no se trata de “una teoría de la justicia, es
un actual estado del arte según el cual, los
decir, del criterio según el cual las acciones o
estudios jurídicos han llegado más allá de
las leyes son juzgadas como justas o injustas,
las fronteras dogmáticas decimonónicas que
sino una teoría de lo jurídico”, o sea, de aque-
fueron producto de la pasividad con que se
lla esfera de la actividad práctica del hombre
abrazó la doctrina clásica romana de la opi-
que suele ser diferenciada de la moral, de la
nio iuris necessitatis, para proponer hoy, en su
costumbre, de la economía, etc.” (p.18); no
lugar, la “expectativa de reciprocidad”. En sus
obstante, la afirmación de Bobbio no puede
ensayos, Bruno Celano (2009) explica:
ser interpretada exegéticamente, pues, no
se niega a reconocer la existencia de la cos-
tumbre como marco regulador de conductas, En teoría del derecho, se ha sostenido
solo advierte que al tener una formación sui recientemente que el requisito tradi-
géneris escapa al examen del Derecho como cional de la opinio ha de ser sustituido
forma. En efecto, los usos sociales no cuentan por el requisito de la “expectativa de
con un proceso formativo preexistente como reciprocidad”. Con arreglo a este punto
sí sucede con la Ley, pues, los usos se abren de vista, el aspecto interno (actitud pa-
paso en las zonas de indeterminación que siva) constitutivo de una práctica con-
resultan –sin quererse– del texto mismo pro- suetudinaria consiste en la disposición,
ducido por el legislador; es entonces, en esas por parte de los que participan en ella,
zonas de indeterminación, donde la voluntad a comportarse de una cierta manera en
de los asociados hace operar los convenciona- relación a los otros participantes, con
lismos sociales*.
“Ley” debe revestir la forma y obtener la tramitación esta-
blecidas en la Constitución” (Pérez Escobar, 2004, p.504.
* Según el profesor colombiano Jacobo Pérez: “Las leyes De manera expresa, la Constitución de 1991 dispone en
en sentido formal son únicamente expedidas por el con- sus artículos 150 a 170, un proceso formativo de la ley, que
greso. Para que un acto de este tenga la denominación de procura ser lo más detallado posible.
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la condición de que, sin embargo, los miento, es decir, proceder por categorías; en
demás hagan lo mismo o que, en ge- efecto, es necesario verificar que el uso cum-
neral, correspondan de algún modo, a pla con la uniformidad, la publicidad y la rei-
la prestación obtenida. En este sentido, teración. Así es como se ha intentado a través
subsiste una costumbre cuando varios del tiempo, y es, precisamente, la razón de
individuos se conforman a una regu- que pueda presumirse que se está frente a un
laridad de comportamiento porque se convencionalismo social, con el que se cuente
espera que también los demás se con- como herramienta, para la interpretación de
formen y por la misma razón (p.35)*. una realidad no contemplada por el legisla-
dor, en un renglón concreto de la economía.
Entonces, a fuerza de conceptualización, se
deben reformular los paradigmas que sopor- 2.1. Costumbre Jurídica. Doctrina Clásica
taban la validez de la costumbre; en efecto, al
desplazarse el aspecto interno (o subjetivo, En el Derecho Romano Clásico se advertía:
como se verá en el Punto 4.3), de la opinio “El derecho escrito es aquel que el uso ha
iuris necessitatis, por la noción de la “expec- hecho válido. Porque las costumbres repeti-
tativa de reciprocidad”, se está convalidando das diariamente y aprobadas por el consenti-
la interacción o interdependencia estratégica, miento de los que las siguen, equivalen a las
producto de los convencionalismos sociales, y, leyes” (Medellín, 2000, p.25). En esas pretéri-
a la postre, natural decurso de los intereses tas épocas, los modos de vivir se instituciona-
particulares, regidos por el Derecho Privado. lizaban dando lugar a las mores maiorum, de
Se aprecia así, un desplazamiento de la TAD, suerte que, ante la inexistencia de la escritura,
por la complejidad y amplitud de la TIE, en la los usos sociales se transmitían por tradición
que se le otorga un margen de acción a la ini- oral a través de las distintas generaciones.
ciativa privada, operando en las denominadas
zonas de indeterminación no previstas por el Con el advenimiento de la escritura, las com-
legislador, sin detenerse a calificar su validez pilaciones que se emprendieron con el ánimo
en cuanto a forma, sino, con respecto a su va- de conservarlas, paradójicamente, dieron al
lor objetivo en relación con la autonomía de traste con la importancia que tenían; afirma
la voluntad. Carlos Medellín: “La costumbre fue la prin-
cipal y prácticamente la única fuente en la
II. FORMACIÓN DE UN CONCEPTO DE primera época del derecho romano. Paulati-
COSTUMBRE namente y en la medida que se desarrolló la
jurisprudencia y la legislación, la costumbre
Para la formulación de una noción siquiera fue perdiendo su valor original y derogatorio
aceptable, es necesario intentar un escalona- de la ley para adquirir un carácter supletorio
ante el vacío legal” (2000, p.25). Por tanto, las
* Cursiva dentro del texto original. fuentes del Derecho en Roma fueron: la Ley,
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clásica, de que se trata este apartado, afirman- queño Jorge Parra Benítez (2002), expuso
do que: “en la costumbre jurídica pueden dis- sintéticamente que, la costumbre “es el uso
tinguirse dos elementos: a) elemento material reiterado por un grupo o colectividad, que lo
u objetivo, es decir, repetición constante de considera jurídicamente obligatorio. Dicho
actos uniformes, y b) elemento espiritual, o uso (factor externo) es costumbre jurídica
subjetivo o sicológico, que es la conciencia de cuando quienes lo practican lo tienen por
su obligatoriedad o convencimiento de que obligatorio (factor interno) y es reconocido
aquello debe hacerse porque es jurídicamente por el poder estatal” (p.24). El profesor Pa-
obligatorio” (p.204). rra integra a la noción de costumbre sus ele-
mentos constitutivos, y propone identificar
Connotados tratadistas –estudiosos del Dere- el uso y la costumbre, como nociones idén-
cho Civil– han expuesto, igualmente, posicio- ticas; además, resalta que el uso requiere de
nes que merecen tenerse presentes, pues, en la ratificación del poder estatal. La verdad es
no pocos aspectos, la doctrina Civil y Comer- que no son pocos los ejemplos que se ven a
cial se intersectan, desdibujando de a poco, diario, en los que el poder estatal no alcanza
las pretendidas fronteras que se han demar- a reconocer la validez de estos usos; aun así,
cado en favor de los trabajos de especializa- para la colectividad tienen valor como patrón
ción. Así las cosas, el profesor Cañón Ramírez conductual.
(1994, p.112) advierte que: “La costumbre es
uso o modo de obrar uniforme, directa y es- Resulta más feliz la interpretación correcta
pontáneamente en la vida de relación de los del artículo 8 del Código Civil, según la cual,
asociados; inspirada y observada en la con- la competencia de la costumbre jurídica es re-
vicción de que dicha manera de obrar tiene sidual, meramente supletoria, nunca superior
obligatoriedad jurídica”; con esto, se expresa a la Ley*.
la unanimidad de la doctrina clásica, porque
hasta al momento de exponer sus elemen- 2.2. Costumbre Jurídica Mercantil. Doctri-
tos, Cañón coincide con los autores france- na Comercial
ses precitados afirmando: “En la costumbre
se advierten dos elementos: uno material u En la doctrina mercantil, la costumbre jurí-
objetivo y otro espiritual o subjetivo; el pri- dica desempeña un papel fundamental: no
mero se encuentra integrado por la constante solo sirvió de catalizador para la estructura-
y uniforme repetición de comportamientos ción de una nueva rama del Derecho, sino
similares; el segundo por la convicción o con- que, también, remoza día a día la estructura
ciencia de los sujetos de la necesidad jurídica del Derecho Comercial, es decir, su función
de aquella regla” (p.112).
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precursora no se ha detenido, tal como el co- res, José Gabino Pinzón Martínez, expuso en
mercio mismo no se detiene. Aunque pueden su documentada obra, que: “Las costumbres
aceptarse –no sin beneficio de inventario– las han cumplido una función de innegable im-
definiciones clásicas del Derecho Civil, los es- portancia en la formación del derecho escri-
tudios mercantilistas redimensionan el fenó- to, pues que se han presentado siempre como
meno jurídico de la costumbre, por reconocer precursoras suyas y como reveladoras de una
en ella el germen del desarrollo de este siste- tendencia natural del hombre hacia el orden”
ma de normas. (1985, p.101)*. Siendo así, las prácticas mer-
cantiles cumplen con una sensible labor so-
Desde finales del siglo XIX, la doctrina mer- cial, pues el derecho escrito es estático y por
cantil –en proceso de formación– exponía ya, esa razón envejece; mientras que, la sociedad
una pretendida reformulación de los estatu- es dinámica –y más el comercio–, entonces,
tos civiles y mercantiles, proponiendo una resulta así un campo amplio para la experi-
saludable unificación bajo el género –nomen mentación, es decir, para la formulación de
iuris– de Derecho Privado; además, el gran soluciones que con el tiempo son absorbidas
Cesare Vivante (2002), al hablar de la costum- por el derecho escrito.
bre mercantil, enseñaba:
De la misma escuela, el profesor Madriñán
El Código de Comercio no regula to- (2004) da noticias en una de sus obras ele-
das las instituciones comerciales, por- mentales: Principios de Derecho Comercial;
que nuevas formas nacen y se desarro- manual en el que cita al mexicano Eduardo
llan de continuo por la afanosa vida de García Máynez, para afirmar que la costum-
los negocios. Hay muchos contratos de bre, es “el uso implantado en una colectividad
banca y de bolsa, muchas especies de y considerado por esta como jurídicamente
ventas, muchos negocios marítimos obligatorio” (p.47). De igual manera, al tratar-
que el legislador no ha regulado, ya se del mismo fenómeno, la costumbre jurídica
porque no tenían líneas uniformes en en materia estrictamente mercantil, cuenta
todo el país, ya porque no eran bastan- con unos elementos constitutivos, a saber: el
te seguros o importantes; y esta parte aspecto material y el aspecto psicológico.
del derecho que el legislador abandonó
a la fuerza de la costumbre, se va ex- “En primer lugar, en la costumbre se mani-
tendiendo cada vez más conforme nos fiesta un aspecto material, objetivo, constitui-
alejamos del tiempo en que se promul- do por una serie de actos realizados por los
gó el código, porque este permanece
fijo mientras que el derecho se mueve
* Bastante ilustrativo resulta leer, al profesor brasilero Wal-
(p.33). demar Ferreira, quien afirma de las costumbres: “Se pre-
sentan en el origen de todas las legislaciones, precédenlas
como precede la palabra hablada a la escrita. Son como
suele decirse, el derecho en un estado cartilaginoso, en vía
El maestro colombiano, profesor de profeso- de osificarse en las leyes escritas”.
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asociados en forma constante y con respecto significado amplísimo, que comprende desde
a un cierto aspecto de la vida social” (Madri- la simple habitualidad individual hasta la ver-
ñán, 2004). Este elemento es tangible, pal- dadera y propia costumbre jurídica” (Pinzón,
pable en la realidad diaria del comercio; con 1985, p.104). No obstante, el Derecho como
razón, no pocos autores clásicos civilistas lo ciencia, admite una pluralidad de puntos de
consideran el verdadero sustrato de la cos- mira y enfoques variopintos; así las cosas, co-
tumbre; en efecto, por ser observable, pueden locar punto final a esta discusión es una osa-
concretarse en él, una serie de características día sin par, de suerte que en este espacio, se
verificables, a saber: la uniformidad, la publi- expondrá el estado del arte sin dejar de lado,
cidad y la reiteración. “El otro elemento de la el apoyo a la posición que parece más favora-
costumbre, calificado como subjetivo, psico- ble académicamente.
lógico o formal, se manifiesta en el sentimien-
to de ajustar una determinada conducta a la En el plano de las definiciones el terreno
regla implícita en las prácticas, porque se en- siempre será sinuoso; sin embargo, es un im-
tiende que procediendo de acuerdo con ella perativo ilustrativo iniciar una delimitación
se procede conforme a derecho” (Madriñán, estableciendo las diferencias entre uno y otro
p.49). Este elemento constitutivo, es delicado concepto. Así pues, como afirma Bonnecase
de comprobar en la praxis, por eso, hoy por (1997, p.24) “el uso sería, también un me-
hoy, la opinio iuris necessitatis ha hecho crisis, dio para resolver, extralegalmente, intereses
pues se le ve desplazada por la expectativa de opuestos, pero se considera que solo puede
reciprocidad propuesta por la TIE. aplicarse en virtud de la voluntad tácita de
los interesados”; es decir, que la primera dife-
2.2.1. Uso, Práctica y Costumbre. Alcances rencia que se percibe es su fuerza vinculante,
Diferentes en la Doctrina Comercial. Conti- pues la costumbre, se impone ineludiblemen-
nuación te, en contra de la voluntad, inclusive; mien-
La discusión que suscita el subtema que se tras que, “el uso solamente tendría la fuerza
propone es tan bizantina como interesante; coercitiva que le hubieren otorgado con an-
aunque, bueno es decirlo, existen connota- terioridad los interesados al referirse a él,
dos autores que ven con desdén este tópico. para la solución de sus conflictos eventuales”
Por ejemplo, el profesor Pinzón afirma: “La (Bonnecase, 1997).
discusión sobre la diferencia entre estos dos
conceptos ha sido tan larga como inútil y en El gran tratadista del Derecho Comercial,
ella cada autor propone planteamientos que, Cesare Vivante, distingue también las dife-
en su mayor parte, apenas contribuyen a os- rencias entre el uso y la costumbre, afirmando
curecer o borrar la distinción”. En su defensa, que aquel es una costumbre jurídica mercan-
Pinzón (1985, p.103), se apoya en el histórico til en potencia, es decir, el uso es un proyecto
profesor Alfredo Rocco, quien en sus confe- de costumbre. En sus palabras, se lee: “Mu-
rencias enseñó: “la palabra uso encierra un chas veces comienzan las costumbres por
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ser usos adoptados por un comerciante con En cambio, se sostiene –aunque de manera
su propia clientela; después llegan a ser pro- aislada– que, la práctica es el uso reconoci-
pios de un ramo del comercio, hasta que en do por un sector del comercio al que le afecta
ocasiones se extienden por toda la nación y directamente su observación, de manera que
hasta por fuera de sus confines” (2002, p.33). adquiere un elevado margen de publicidad,
Siguiendo a Vivante, puede recordarse que en sin que se exima al comerciante de presentar
la plenitud de la Edad Media –origen indis- pruebas idóneas que respalden su existencia.
cutido del Derecho Mercantil– las costumbres En síntesis, la práctica es una costumbre po-
comerciales no hicieron su aparición espontá- tencialmente certificable por la Cámara de
neamente, no, todo lo contrario, llegaron a ser Comercio, o probable en juicio, con un mar-
costumbres en virtud de su reconocimiento y gen de popularidad mayor al que goza el uso
observación, por parte de los comerciantes de (ver Punto 3.2); mientras que la costumbre
la cuenca del Mar Mediterráneo; entonces,
es el producto de las prácticas uniformes,
en algún momento incipiente, estas prácticas
públicas y reiteradas que son introducidas
fueron simples usos, obligaron a los interesa-
al tráfico mercantil por los mismos comer-
dos en su celebración y en paz, no tuvieron la
ciantes; es por eso que “la autoridad de la
vocación de efectos erga omnes.
costumbre, como fuente de derecho, se funda
en el carácter social de esas reglas de conduc-
En Colombia, el profesor Jairo Medina sostie-
ta elaboradas por los comerciantes mismos,
ne un planteo interesante y similar. Conviene
esto es, de esa especie de adhesión colectiva
en diferenciar el uso y la costumbre, en razón
a ellas” (Pinzón, 1985, p.103). Para terminar
de su vinculación causal, puesto que, es un
este punto, vale recordar la autoridad que
hecho incontrovertible que los dos participan
de un aspecto común: el acto o hecho que se tiene y tendrá –ya desaparecido– el profesor
repite; “pero la costumbre participa de otro José Pinzón, quien participó en la comisión
factor esencial del que carece el uso: el con- redactora del actual Código de Comercio;
vencimiento general de que las cosas deben para él, la confusión es corolario de “la forma
ser así y no de otra manera, el sentimiento co- precipitada como se hizo la revisión final del
lectivo de la obligatoriedad de la regla jurídica proyecto. Por eso en ninguna parte del Códi-
instituida por la costumbre” (2013, p.91)*. go se ha hecho distinción alguna entre usos y
costumbres, mediante un verdadero deslinde
de conceptos” (1985, p.104).
* En esta obra, el doctor Medina Vergara presenta una di-
ferenciación interesante que merece la pena transcribir:
“Como ejemplo de uso se puede mencionar el horario de
los bancos. El hecho de que un banco abra sus puertas al 2.3. Costumbre Jurídica. Doctrina Moder-
público a las nueve de la mañana y las cierre a las tres de
la tarde, es un simple uso. Aquí no se observa factor moral
na
alguno. Bien podría ser el horario otro cualquiera y nadie
se molestaría por eso. En cambio, el pagar digamos un 3
por ciento del valor de la transacción de un inmueble al En la actualidad, la doctrina jurídica dista de
corredor de finca raíz, sería una costumbre, porque en este
caso se ve como justo que el corredor gane algo por su los primeros trabajos importantes realizados
trabajo; hay un convencimiento general de que las cosas
deben ser así y no de otra manera” (Medina, 2013). por Celso o Ulpiano; igualmente, los comen-
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166 La costumbre en el ordenamiento jurídico privado colombiano: visión desde la teoría analítica del derecho y la teoría de la interacción estratégica
tadores del Código Civil de 1804 han sido su- cológica, mental, subjetiva), llamada
perados por la técnica y la investigación jurí- opinio iuris ac (seu) necessitatis.
dica actuales, pues, el decurso de la sociedad En otros términos, para que haya una
no se ha detenido y ha impuesto necesidades costumbre es necesario que se satisfa-
muy diferentes a las vividas en otrora tiem- gan dos condiciones:
pos. Es así como hoy, ante el fenómeno social 1. Que un cierto tipo de comporta-
de la globalización, se aprecian estudios doc- miento sea generalmente y constante-
trinales más completos. mente repetido;
2. Que el comportamiento repetido sea
En Bélgica, el profesor René Robaye (1996), advertido (juzgado, tenido, creído, sen-
enseña: “La costumbre se distingue de un tido, reconocido, asumido, etc.) como
simple uso y requiere tres elementos: un com- vinculante (como un comportamiento
portamiento repetido, un carácter obligatorio que debe ser realizado).
y una antigüedad suficiente” (p.33); es, enton- A estas dos condiciones se puede razo-
ces, evidente que hace curso en la doctrina nablemente añadir una tercera:
moderna, una redimensión de la costumbre, 3. Que el tipo de comportamiento en
pues se le está distinguiendo abiertamente cuestión venga repetido porque sea ad-
del uso, y, se le atribuyen actualmente, tres vertido como vinculante (que, es decir,
elementos: la práctica en sí, la creencia de la la primera condición sea satisfecha
obligatoriedad y la expectativa que se genera porque es satisfecha la segunda). En
en un determinado grupo social, respecto a caso contrario, en realidad, la confor-
su observación, porque se estima la existencia midad con el uso puede ser accidental
de una convención social tácita. (p.17)*.
Con todo, es el profesor de Palermo, Bruno Ahora bien, con Celano no se ha hecho nada
Celano (2009), quien propone, estructura y distinto a redimensionar el alcance de la cos-
mejor explica la TIE. Según su obra, la cos- tumbre como fuente del Derecho, pues, no
tumbre es, en una teoría mínima: deja de reconocérsele su calidad de tal, más
bien, se refuerza su valor intrínseco al exigir
La costumbre, en cuanto fuente del de- para su existencia tres elementos constituti-
recho, consta de dos elementos funda- vos, a saber: el usus, el animus y la “expectati-
mentales: va de reciprocidad”. Precisamente este último,
1. La repetición, general y constante, de es el elemento que reporta intereses para este
un cierto tipo de comportamiento ob- trabajo, puesto que su estudio además de no-
servable (el elemento llamado exterior, vedoso, ha dejado establecido un fundamento
material u objetivo de la costumbre, distinto al valor de la costumbre; es aquí que,
comúnmente denominado usus).
2. Una actitud interior (“espiritual”, psi- * Cursivas dentro del texto original.
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se habla de la TIE, concretamente de los con- 2.3.1. Costumbre Jurídica. Doctrina Moder-
vencionalismos sociales. na: Fuente Formal o Fuente Material. Con-
tinuación
En efecto, con la TIE presente es dable esti- Es muy importante hacer unas anotaciones
mar que, en esas zonas de indeterminación muy puntuales respecto a su ubicación como
–vacíos normativos–, la voluntad de los par- fuente del Derecho, comoquiera que hoy se
discuten los postulados de la Doctrina Clá-
ticulares logra ampliar su esfera de acción;
sica, entre ellos, la ubicación de la costumbre
entonces, ante la incertidumbre jurídica que
como fuente formal; en efecto, desde Roma, se
eventualmente puede percibirse en la vida
han clasificado las fuentes del Derecho en for-
de los negocios, los usos sociales empiezan a
males y materiales; aquellas, son “las formas
permear en esos espacios libres; con el tiem-
obligadas y predeterminadas que ineludible-
po, la publicidad que adquieren esos usos so- mente deben revestir los preceptos de con-
ciales, los cataliza a tal punto que, se revisten ducta exterior, para imponerse socialmente,
de una atmósfera de juridicidad, en la cual, se en virtud de la potencia coercitiva del dere-
los estima obligatorios, no por un grupo re- cho” (Bonnecase, 1982, p.130). En otras pa-
ducido de sujetos de derecho, sino por todo labras, son el resultado de formalizar la inter-
un renglón de la vida económica. Por tanto, pretación de la realidad, elevándola a precep-
se reciben las palabras de Celano (2009, p.56): tos emanados del legislador, no es otra cosa
“El concepto de costumbre, como ha sido de- que el “discurso prescriptivo del legislador”
finido aquí, comprende como sus elementos de que hablara Bobbio; y, tradicionalmente
constitutivos un conjunto de expectativas re- “los autores clasifican las fuentes formales en
cíprocas de conducta complementarias (de cuatro grupos: a) la legislación; b) la costum-
bre; c) la doctrina; d) la jurisprudencia. Estas
varios niveles), y de preferencias condiciona-
dos últimas no han sido consideradas como
les, cuya subsistencia es conocimiento común
fuentes en sentido estricto, sino como auto-
entre todos los participantes en una práctica
ridades” (Monroy, 2003, p.131). Por su parte,
consuetudinaria”. Esa actitud espiritual frente
al hablarse de fuentes materiales, se estudian
al patrón conductual, es lo que, a la postre,
los fenómenos económicos, políticos y socia-
da origen a un convencionalismo social, un les que con su ocurrencia, afectan al hombre.
pacto tácito entre los sujetos de derecho que Las fuentes materiales o reales, según Abelar-
convergen en un sector de la economía, con- do Torré (1965, p.274) “son los factores y ele-
cretamente, un sector del comercio; agrega mentos que determinan el contenido de tales
Celano: “Las formas estables de interacción normas. Estos factores son las necesidades o
sostenidas por la presencia, no accidental, de problemas (culturales, económicos, gremia-
estos factores pueden sin duda llamarse, en les, etc.) que el legislador tiende a resolver, y,
una acepción realmente no marginal ni se- además, las finalidades o valores que el legis-
cundaria de este término, “convencionales” lador quiere realizar en el medio social para
(2009, p.57). el que legisla”.
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168 La costumbre en el ordenamiento jurídico privado colombiano: visión desde la teoría analítica del derecho y la teoría de la interacción estratégica
Pero, la Doctrina Moderna parte de una pre- público, limitan el espacio a la autonomía de
misa contundente, sí, evidentemente, la ca- la voluntad. Mientras tanto, en el Derecho
racterística ínsita de la costumbre es gestarse Privado, dada la volatilidad de la vida comer-
y crecer por fuera de las formalidades propias cial, es que se le concede un amplio margen
de la Ley. No obstante, el debate está abierto, de actividad a la esfera volitiva y por exten-
pues que no son mayoría, los estudiosos que sión, a los usos.
estiman que la costumbre es una fuente ma-
terial y no formal, comoquiera que se forma 3.1. La Costumbre en el Derecho Privado.
con hechos vívidos, reales y objetivos, como Contratos
si se tratara de la voluntad de todos, puesta al
servicio de las mayorías. El renglón jurídico con mayor vocación para
la libertad individual es el negocio jurídico, su
Con estas ideas en mente, el profesor José principal especie la constituyen los contratos.
Pinzón (1985, p.70) concluye que: “Hay reglas No obstante, los diferentes estatutos –civil y
que tienen su fundamento en la experiencia, comercial– en el ordenamiento jurídico in-
que corresponden a las necesidades de la vida terno, permiten que las cláusulas bajo las que
social y que, como reglas espontáneamente regirán su conducta las partes, se tengan por
observadas en la práctica jurídica, constitu- Ley; además, ante lo no previsto, las normas
yen reglas consuetudinarias”. En efecto, los contractuales en uno y otro código, entrarán
usos nacen empíricamente, no mediante un a suplir los eventuales vacíos.
proceso a fortiori, entonces, en el recorrido
realizado atraviesa por la práctica, y, solo tras Aun así, las zonas de indeterminación, los
su verificación mediante certificación de la silencios accidentales y los preceptos legales
Cámara de Comercio, o reducción en senten- omitidos, permiten la formación de usos. An-
cia judicial, adquiere el estatus de costumbre teriormente se vio (ver Punto 2.2.1), cómo
jurídica. estos usos no tardan en mutar a prácticas sin
formalidad alguna, hasta adquirir el recono-
III. SU IMPORTANCIA EN EL DERECHO cimiento oficial por los causes previstos por la
PRIVADO Ley, como se anotará más adelante (ver Punto
3.2).
Sin que sea posible afirmarlo categórica y ex-
clusivamente, la costumbre jurídica tiene un Según Bruno Celano (2007, p.69) “en sede de
amplio campo de acción en el Derecho Priva- interpretación o integración de los contratos
do; no obstante, esta sentencia no debe leerse puede suceder que las nociones de acuerdo
con exégesis, pues, los usos están presentes en (deliberado y consciente) y de costumbre se
todas las diferentes disciplinas jurídicas, solo revelan entrelazadas la una contra la otra”;
que, las instituciones y las normas de orden entonces, la comprensión cierta de lo esti-
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Carlos Aníbal Espinel Benítez 169
pulado por las partes del contrato, bien sea 3.2. Los Aspectos Probatorios. Su impor-
con relación a la ejecución o no; ya sea que se tancia en Juicio
trate de cómo se va a ejecutar, requerirá con
frecuencia de una contextualización. Agrega En el Derecho Privado, en virtud de la ocu-
Celano (2007, p.70) que “tal contexto está rrencia frecuente de negocios soportados en
constituido normalmente, al menos en parte, prácticas, y, dado que, no le es obligación a los
por las prácticas generalmente seguidas en operadores judiciales conocer el estado de los
los sectores de actividades a los que el con- usos que se aducen en juicio; por el contrario,
trato se refiere. Se presume que lo que ha sido es carga procesal de las partes probar sus ar-
expresamente convenido por las partes ha de gumentos en el curso del proceso. Por tal mo-
entenderse, y eventualmente suplirse, a la luz tivo, la Ley procesal en Colombia ha tenido
presente que, débese demostrar el fundamen-
de las prácticas generalmente seguidas”. Sin
to de las prácticas que se alegan.
embargo, en este punto debe pensarse en las
motivaciones de los contratantes, o más bien,
3.2.1. Sistema del Código de Comercio
en cómo los móviles pueden engendrar prác-
En razón de su importancia, a pesar de tra-
ticas de las que se espera una reciprocidad
tarse de un estatuto sustantivo, en su Título
posterior.
Preliminar, el Código de Comercio resalta el
valor jerárquico de la costumbre en su artícu-
El maestro francés, Louis Josserand (2005),
lo 3°*; pero, con carácter adjetivo, el artículo
aporta luces desde la teleología jurídica,
6°** por remisión normativa presenta una so-
cuando estudia los móviles, por ello afirma:
lución en el Código de Procedimiento Civil,
“así como los móviles deciden del carácter
y, a la vez, establece un sistema sencillo de
gratuito u oneroso de un acto jurídico, tam-
prueba mediante testigos; así que, para pro-
bién juegan un papel fundamental cuando bar la costumbre mercantil nacional, se reque-
se trata de fijar una línea demarcadora entre rirá de cinco comerciantes idóneos, inscritos
los actos civiles y las operaciones comerciales
por su propia naturaleza, ya para los que se
* Código de Comercio. Art. 3. La costumbre mercantil ten-
reputan tales solamente en virtud de la teoría drá la misma autoridad que la ley comercial, siempre que
no la contraríe manifiesta o tácitamente y que los hechos
de lo accesorio y en razón de los vínculos de constitutivos de la misma sean públicos, uniformes y reite-
rados en el lugar donde hayan de cumplirse las prestacio-
dependencia en que se hallan con respecto a nes o surgido las relaciones que deban regularse por ella.
En defecto de costumbre local se tendrá en cuenta la ge-
una empresa comercial” (p.312). Entonces, neral del país, siempre que reúna los requisitos exigidos
en el inciso anterior.
en la aceptación de los usos están presentes ** Código de Comercio. Art. 6. La costumbre mercantil se
los móviles, las motivaciones, el querer de los probará como lo dispone el Código de Procedimiento
Civil. Sin embargo, cuando se pretenda probar con testi-
contratantes; con esto, la legislación se afina gos, estos deberán ser, por lo menos, cinco comerciantes
idóneos inscritos en el Registro Mercantil, que den cuen-
admitiendo la consolidación de prácticas que, ta razonada de los hechos y de los requisitos exigidos a
los mismos en el artículo 3o.; y cuando se aduzcan como
en algún momento –más o menos tarde– se prueba dos decisiones judiciales definitivas, se requerirá
que estas hayan sido proferidas dentro de los cinco años
certificarán como costumbre jurídica. anteriores al diferendo.
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170 La costumbre en el ordenamiento jurídico privado colombiano: visión desde la teoría analítica del derecho y la teoría de la interacción estratégica
en el Registro Mercantil, con capacidad para Lo anterior sea dicho, sin perjuicio de las atri-
rendir buena cuenta de lo exigido en el men- buciones legales de las Cámaras de Comercio
cionado Artículo 3°; o, la presentación de dos nacionales, por cuanto el Artículo 86, nume-
decisiones judiciales definitivas, proferidas ral 5*, radica en cabeza de estas entidades la
dentro de los últimos cinco años en los que responsabilidad de recopilar y certificar las
se pretende hacer valer la costumbre de que diferentes costumbres mercantiles en el terri-
trata el eventual diferendo. torio de su jurisdicción.
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Carlos Aníbal Espinel Benítez 171
y quienes la realicen consideren observar una terpretativa de los textos que regulaban esta
regla o precepto” (p.19). materia, en el Código de Comercio, razón por
la que se considera procedente la transcrip-
Y de conformidad con el Código de Proce- ción del Artículo 179 del Código General del
dimiento Civil –cuyos redactores fueron Proceso:
Hernando Devis y Hernando Morales–, sos-
teniéndose en la misma línea argumentativa La costumbre mercantil nacional y su
del Código de Comercio, las costumbres se vigencia se probarán:
prueban mediante documentos auténticos 1. Con el testimonio de dos (2) comer-
–certificaciones– y testimonios, tal cual se ciantes inscritos en el registro mercan-
prescriben en los artículos 189 y 190 del es- til que den cuenta razonada de los he-
tatuto procesal*. chos y de los requisitos exigidos a los
mismos en el Código de Comercio.
3.2.3. Sistema del Código General del Proce- 2. Con decisiones judiciales definitivas
so que aseveren su existencia, proferidas
A pesar de su particular forma de entrar en dentro de los cinco (5) años anteriores
vigencia, es importante realizar tres anota- al diferendo.
ciones de interés, a saber: en primer lugar, los 3. Con certificación de la Cámara de
documentos se estimarán como prueba, aun- Comercio correspondiente al lugar
que no tengan el carácter de auténticos –mo- donde rija.
dificación con respecto al régimen anterior–; La costumbre mercantil extranjera y
en segunda instancia, la norma habla de co- su vigencia se acreditarán con certifi-
pias de sentencias, sin especificar cuántas, no cación del respectivo cónsul colombia-
obstante el mínimo plural es dos; y por últi- no o, en su defecto, del de una nación
mo, con un conjunto de testimonios**. amiga. Dichos funcionarios para expe-
dir el certificado solicitarán constancia
En todo caso, con mayores detalles, este es- a la Cámara de Comercio local o a la
tatuto novel, ha convalidado la jubilación in- entidad que hiciere sus veces y, a falta
de una y otra, a dos (2) abogados del
lugar con reconocida honorabilidad,
* Código de Procedimiento Civil. Art. 189. Los usos y cos-
tumbres aplicables conforme a la ley sustancial, deberán especialistas en derecho comercial.
acreditarse con documentos auténticos o con un conjunto
de testimonios. También podrá probarse mediante dic-
Art. 190. La costumbre mercantil nacional invocada por
alguna de las partes, podrá probarse también por cual- tamen pericial rendido por persona o
quiera de los medios siguientes: 1. Copia auténtica de dos
decisiones judiciales que aseveren su existencia. 2. Cer-
institución experta en razón de su co-
tificación de la Cámara de Comercio correspondiente al nocimiento o experiencia en cuanto a
lugar donde rija.
** Código General del Proceso. Art. 178. Los usos y costum- la ley de un país o territorio, con inde-
bres aplicables conforme a la ley sustancial deberán acre-
ditarse con documentos, copia de decisiones judiciales pendencia de si está habilitado para ac-
definitivas que demuestren su existencia y vigencia o con
un conjunto de testimonios. tuar como abogado allí.
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virtud de una labor señera realizada manco- puesto en el telón de fondo a la globalización.
munadamente por la Cámara de Comercio y Así las cosas, se tienen como corolarios:
el Grupo Incom de la Universidad Libre Sec- 1. El proceso formativo del Derecho Comer-
cional Barranquilla*, se ha podido constatar cial, es a todas luces, empírico. Entonces,
que en la ciudad, “se entiende por el término ha sido la inducción el método natural
‘contraentrega’, la entrega inmediata del pre- para la formación, desarrollo y constan-
cio del flete pactado en el contrato de trans- te evolución del Derecho Comercial; la
porte, al momento en que la mercancía llega herramienta indispensable para que esta
al lugar de destino. Y en esa dimensión se disciplina jurídica se remoce constante-
aprobó como costumbre mercantil, según la mente, es precisamente su razón de ser:
Resolución 46 de diciembre 5 de 2011” (www. las costumbres mercantiles.
2. Dentro de la TAD, el estudio de la costum-
camarabaq.org.co).
bre es incipiente porque los países con or-
denamientos jurídicos del tipo continen-
Y, de igual manera, tras la ejecución de un tra-
tal, rehúyen a la elasticidad de la norma
bajo de campo, se sabe que en Barranquilla,
consuetudinaria para colocar en manos
se tiene por costumbre mercantil, que al mo-
del imperio de la Ley, la regulación total
mento de celebrar un contrato de hospedaje,
de la vida social; eso sí, los preceptos le-
la tarifa incluya: costo de la habitación, segu-
gales por remisión normativa, normas de
ro hotelero, impuestos y desayuno; entendido
reenvío, o por normas institutivas de la
así, se aprobó a través de la Resolución 46 de
fuente de costumbre (NFC), dan lugar a la
diciembre 5 de 2011 (www.camarabaq.org.
aplicación del derecho no escrito.
co).
3. La TIE es un avance doctrinal importan-
te, comoquiera que no se detenga a con-
V. CONCLUSIONES templar normas –por naturaleza– estáti-
cas, sino que, se endereza al estudio de la
De la mano del gran jurista Ángel Ossorio y dinámica social, comprendiendo que es la
Gallardo, se puede afirmar que “las expansio- esfera volitiva de los sujetos de derecho el
nes de la vida han creado en pocos años un catalizador para imprimir dinamismo a la
derecho mercantil al margen de los códigos y vida de los negocios; razón que justifica,
más fuerte que todos ellos” (2005, p.24); evi- la existencia de los convencionalismos so-
dentemente, ha sido esta afirmación, una ver- ciales.
dad de Perogrullo, más hoy, inclusive, cuan- 4. Si bien es cierto que “la costumbre cesó
do las expansiones de la vida comercial han de ser la forma ordinaria de revelación del
derecho, cuando aparecieron las primeras
* El Grupo Incom es un grupo de investigación en Derecho leyes que elaboraron los juristas roma-
Comercial, dirigido hace diez años por la Dra. Sandra Villa,
docente y directora del Centro de Investigaciones Jurídi- nos” (Valencia, 2004, p.171), no es menos
cas y Sociojurídicas de la Universidad Libre; en el grupo, el
autor de este trabajo funge como Investigador Externo. cierto que hoy, continúan remozando las
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174 La costumbre en el ordenamiento jurídico privado colombiano: visión desde la teoría analítica del derecho y la teoría de la interacción estratégica
instituciones jurídicas que se heredaron Celano, B. (2009). Dos Estudios sobre la Cos-
de Roma, dotándolas de ductilidad en el tumbre, Biblioteca de Ética, Filosofía del Dere-
tráfico jurídico y mercantil. cho y Política. Primera edición. México D.F.:
5. Es un hecho contundente que, ante los Ediciones Coyoacán.
efectos de una globalización de mercado,
las zonas de indeterminación de la nor- Devis Echandía, H. (2006). Tratado General
ma van a ampliarse al recibir formatos de de la Prueba Judicial. Tomo I. Quinta edición.
negocios atípicos en Colombia; de suerte Bogotá: Editorial Temis.
que el proceso formativo de la costumbre
jurídica no se va a detener, es más, se va Josserand, L. (2005). Los Móviles de los Actos
a multiplicar el trabajo que con denue- Jurídicos en el Derecho Privado. Colección Clá-
do realizan las Cámaras de Comercio del sicos del Derecho. Bogotá: Editorial Leyer.
país.
Cañón Ramírez, P. A. (1994). Derecho Civil, Naranjo Mesa, V. (2003). Teoría Constitucio-
Parte General y Personas. Volumen I, Tomo I. nal e Instituciones Políticas. Novena edición.
Bogotá: Editorial ABC. Bogotá: Editorial Temis.
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Carlos Aníbal Espinel Benítez 175
Olano García, H. A. Qué es la Costumbre, Mo- Robaye, R. (1996). Le Droit Romain. Bruselas:
nografías Jurídicas, Núm. 8. Bogotá: Editorial Editorial Academia Bruylant.
Temis.
Torré, A. (1965). Introducción al Derecho.
Ossorio y Gallardo, Á. (2005). El Alma de la Quinta edición. Buenos Aires: Editorial Abe-
Toga, Colección Clásicos del Derecho. Bogotá: ledo-Perrot.
Editorial Leyer.
Valencia Zea, A. (2004). Derecho Civil, Parte
Parra Benítez, J. (2002). Manual de Derecho General y Personas. Tomo I. Decimoquinta
Civil, Personas, Familia y Derecho de Menores. edición. Bogotá: Editorial Temis.
Cuarta edición. Bogotá: Editorial Temis.
Vivante, C. (2002). Derecho Mercantil. Tradu-
Pérez Escobar, J. (2004). Derecho Constitu- cido por Francisco Blanco Constans, Biblio-
cional Colombiano. Séptima edición. Bogotá: teca de Jurisprudencia, Filosofía e Historia.
Editorial Temis. Madrid: Editorial La España Moderna.
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