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Profundidad en Cristo 2

Efe 4:17-21 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis


como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, (18)
teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la
ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; (19) los cuales,
después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para
cometer con avidez toda clase de impureza. (20) Mas vosotros no habéis
aprendido así a Cristo, (21) si en verdad le habéis oído, y habéis sido
por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús.

Hablamos de que la profundidad de la vida en Cristo tiene que ver principalmente


con lo que no se ve, y en este sentido están las raíces y los cimiento de la vida
de un cristiano, lo que lo hacen firme y perseverante en el Señor. Sensibilidad
es lo que hace al cristiano permanecer. La sensibilidad significa “dejar de sentir
dolor” por nuestro pecado.

¿Cómo se pierde la sensibilidad en Cristo?

I. Andando en la vanidad de nuestra mente.


1. Se pierde por andar en la vanidad de la mente. Quiere decir sin
rumbo. Sin sentido moral y espiritual.
2. Vida vacía, sin propósito y sin fruto.
3. Persiguen sombras, burbujas. Porque cuando las alcanzan se
deshacen y no son lo que creían.
4. Descuidar los aspectos más importantes de la vida. La pureza, la
familia, el hogar, etc.
II. Entendimiento entenebrecido.
1. Es la incapacidad para comprender las verdades espirituales.
2. Es rechazar el conocimiento verdadero de Dios
3. Consecuencia es ceguera espiritual. Divagar siempre en oscuridad.
4. No es falta de inteligencia, es falta de disposición de espíritu para
recibir de Dios la vista. Ej. Giezi.
III. Ajenos a la vida de Dios.
1. Es tener distancia de Dios.
2. Es un acto voluntario por que se prefiere vivir en ignorancia. Hace
a la persona hundirse más y más y cada vez estar más lejos del
Señor.
3. Por la dureza del corazón, porosis en gr. Es una especie de piedra.
Fatuidad de la mente y terquedad del corazón.
4. Es una vida espiritual apagada, y que ha perdido toda sensibilidad
a la voz de Dios, y al Espíritu Santo

La pérdida de la sensibilidad conduce a una vida entregada a la inmoralidad, la


ignorancia, a la disolución, y la desvergüenza. Lleva a la persona a vivir alejado
de Dios, y con una vida infructífera porque todo se transforma en algo
inalcanzable. La clave está en el diseño de Dios a una nueva vida con Cristo,
NUEVA. Que es sensible a la voz de Dios “porque el que de Dios las palabras de
Dios oye”, sensible a la obra del Espíritu Santo que le redarguye, y toca su
conciencia.

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