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Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán

Luis E. Chero Zurita


NUEVOS APORTES EN LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA DE SIPÁN.
© LUIS ENRIQUE CHERO ZURITA
Campiña Huaca Rajada S/N- Zaña, Lambayeque.
Museo de Sitio Huaca Rajada - Sipán.

© MINISTERIO DE CULTURA DEL PERÚ


Unidad Ejecutora 005
Proyecto Especial Naylamp Lambayeque
Calle Pimentel N° 165, Urbanización Santa Victoria, Chiclayo, Lambayeque

Reservados todos los derechos. Queda prohibida, sin autorización del titular del copyright,
bajo las sanciones establecidas en la ley, la reproducción total o parcial de esta obra por cual-
quier medio o procedimiento incluido el tratamiento informático.
Impresión 1 000 ejemplares

Editado por:
LUIS ENRIQUE CHERO ZURITA
Campiña Huaca Rajada S/N- Zaña, Lambayeque.
MINISTERIO DE CULTURA DEL PERÚ
Unidad Ejecutora 005
Proyecto Especial Naylamp Lambayeque
Calle Pimentel N° 165, Urbanización Santa Victoria, Chiclayo, Lambayeque

Impreso en:
GRAPHICOMP IMPRESIONES E. I. R. L
Calle Leoncio Prado N° 467, Urb. El Porvenir, Chiclayo, Lambayeque
Diciembre 2015

1a edición, diciembre 2015


Hecho el depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2015 - 18872
Contenido
Presentación

PRIMERA PARTE
GENERALIDADES
La Costa Peruana: Una Caracterización ................................................................................................................ IV

SEGUNDA PARTE
LAS OCUPACIONES CULTURALES EN EL COMPLEJO ARQUEOLÓGICO DE SIPÁN
La Ocupación Mochica
La Arquitectura Mochica en Sipán ........................................................................................................................... 1

Los Últimos Descubrimientos de Personajes de Élite de Sipán ...........................................................................111

Ocupación Post-Mochica en el Área Monumental de Sipán ................................................................................185

Arquitectura y Contextos Funerarios .................................................................................................................... 201

TERCERA PARTE
ANÁLISIS DE LOS MATERIALES RECUPERADOS
Fragmentería de la Cerámica Mochica en Sipán ................................................................................................ 219

Restos Arqueozoológicos y Arqueobotánicos en Sipán ...................................................................................... 241

CUARTA PARTE
LOS MOCHICAS DE SIPÁN: UNA PERSPECTIVA DESDE EL VALLE DE LAMBAYEQUE
Origen, Apogeo y Final de los Mochicas en Sipán .......................................................... ................................... 263

Importancia de Sipán Entre los Valles de la Costa Norte del Perú .......................................................................333

Poder y Muerte del Sacerdote Guerrero a través de la Iconografía .................................................................... 377

QUINTA PARTE
CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN ARQUEOLÓGICA
Conservación de la Arquitectura .......................................................................................................................... 395

Conservación y Restauración de Cerámica y Metales ........................................................................................ 409

BIBLIOGRAFÍA ......................................................................................................................................................417

CRÉDITOS ............................................................................................................................................................425

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán I


Presentación

D
esde la minuciosa recuperación de las primeras tumbas en la plataforma fu-
neraria de Huaca Rajada- Sipán - y la posterior intervención en otros subsec-
tores del área monumental– hasta los valiosos trabajos en diversos lugares
arqueológicos de la costa norte del Perú, han permitido a conocer mejor la historia
de la cultura mochica.

En esta oportunidad, tenemos la posibilidad de presentar un avance de la recons-


trucción de la historia de Sipán, además de poder conocer que sucedió antes y
después de estos señores, sacerdotes y guerreros. Actualmente, nuestras hipótesis
de trabajo se ratifican con el hallazgo de importantes evidencias acerca del inicio,
apogeo y colapso mochica en este importante sitio de la costa norte del Perú, así
como su ocupación en tiempos lambayeque, chimú e inca.

Gracias al apoyo de nuestra institución, la Unidad Ejecutora 005 Naylamp del Minis-
terio de Cultura, así como del Fondo Ítalo Peruano, a través de Caritas del Perú – que
en el año 2007 contribuyó al reinicio de la investigación del monumento arqueológico
de Huaca Rajada- Sipán— no solo podremos continuar con la develación de la histo-
ria de Sipán, sino también conservar y poner en valor nuestro pasado cultural.

El pueblo moche vive hoy—sigue viviendo— en los rostros de la gente, de los arte-
sanos, pescadores y agricultores. Somos descendientes directos de esta cultura. El
pueblo debe valorar su pasado y su identidad, saber quién es y sentirse orgulloso de
descender de una cultura que ha transcendido en el tiempo.

Carlos Aguilar Calderón Luis Chero Zurita.


Director Ejecutivo Director del Museo de Sitio
Unidad Ejecutora 005 Huaca Rajada - Sipán

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán III


La Costa Peruana:
Una Caracterización

L
a estrecha franja costera tiene su mayor ancho en el norte, donde alcanza 170
km. en el paralelo que pasa por la ciudad de Morropón y 155 km. en el paralelo
que pasa por la ciudad de Talara. Hacia el sur, va disminuyendo: 90 km. en el
paralelo que pasa por la ciudad de Chiclayo (al igual que en el paralelo que pasa
por la ciudad de Palpa en el departamento de Ica) y 70 km. un poco más al norte
de la ciudad de Ica. Este territorio se estrecha considerablemente hasta alcanzar su
mínima expresión a la altura de Punta Lobos en el departamento de Arequipa, donde
solo tiene 5 km. de ancho. Luego, varía teniendo 60 km. al norte de Mollendo y 85
km. cerca de la ciudad de Tacna (Peñaherrera 1986: 11-12).

El relieve costero es muy complejo y está caracterizado por la presencia de llanuras


desérticas y de colinas elevadas que dan una morfología muy variada. En ciertos
sectores, los macizos montañosos llegan hasta el litoral; en otros, son las colinas
y llanuras las que predominan (Uceda 1994). En las zonas arenosas y desérticas,
se observan numerosas dunas – sobre todo del tipo barjanes— que muestran un
gran dinamismo en su desplazamiento y se van uniendo lateralmente dando formas
variadas, pero que dejan entrever siempre su primitivo perfil de media luna. Este se
extiende por determinados sectores del desierto, como Sechura e Ica. Las dunas
aisladas son las de mayores dimensiones. Alcanzan hasta 20 m. de altura y presen-
tan poco dinamismo; generalmente, se encuentran recubiertas de árboles como el
algarrobo y se pueden observar desde el departamento de Lambayeque hasta Ica,
siendo particularmente abundantes al norte de Chiclayo y entre Pisco e Ica. Otro tipo
de dunas muy extendidas en el norte del Perú son las del tipo sebkas, que se forman
detrás de pequeños arbustos, sobre todo del llamado sapote. Estas formas de dunas
se pueden observar al norte de Chiclayo y en zonas aledañas a la ciudad de Piura
(Peñaherrera 1986: 12-13).

Pese a que el Perú, geográficamente, es un país intertropical, el clima de la costa no


es el que debe corresponder a una zona tropical. Esto es debido a la existencia de
dos fenómenos y/o accidentes naturales: la presencia de la Cordillera de los Andes
y de la Corriente Peruana o de Humboldt. La primera forma una barrera física que
contribuye a separar dos cuencas hidrográficas bien marcadas: la del Pacífico, que
es árida y de régimen lluvioso irregular con precipitación mal distribuida, y la cuenca
del Atlántico, que es lluviosa y con mayor regularidad pluviométrica en la mayor parte
del año (lo que permite evitar el intercambio de masas de aire con las del Atlántico).
Esta última recorre de sur a norte llegando hasta Punta Pariñas, en el departamento
de Piura. Luego, cambia su curso hacia el oeste, de manera que funciona como un
factor térmico que favorece un clima templado a semitemplado y convierte, así, a la
costa en un gran invernadero natural (Estrada 1986:16-17).

IV Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


En invierno, el anticiclón se aproxima a la costa desplazándose hacia el norte y pro-
duciendo la intensificación de los vientos alisios que, a su vez, generan los despla-
zamientos de las aguas superficiales hacia el norte y el oeste. El primero cubre la
Contra Corriente Peruana y el segundo crea un aumento del afloramiento de aguas
para reemplazar las masas de agua que se alejan de la costa. Esta fuerte concentra-
ción de humedad permite el desarrollo de una vegetación particular sobre las colinas
costeras llamada “oasis de neblina” o lomas que se ubican sobre los 200 m. de altura
y que existen a partir de Trujillo hacia el sur. En verano, el anticiclón se debilita al
mismo tiempo que se aleja de la costa. Por lo tanto, tiene lugar una reducción de la
inversión térmica, el afloramiento de aguas se debilita y la Contra Corriente Peruana
se hace sentir, sobre todo, en el extremo norte del Perú (Uceda 1994: 28).

Dentro de este contexto geográfico, la costa norte— que comprende la región litoral
de los departamentos de Piura, Lambayeque y La Libertad con temperaturas medias
anuales de 19ºC a 22ºC, máximas absolutas de 35ºC y mínimas de 11ºC— se carac-
teriza por sus escasas o casi nulas precipitaciones. Estas pueden presentarse de
enero a marzo, de febrero a abril, o de marzo a abril. En épocas lluviosas del verano,
las precipitaciones que caen sobre la vertiente occidental de los Andes dan lugar
al nacimiento de pequeños ríos de régimen torrencial y caudaloso con aguas muy
turbias por el acarreo de materiales finos del suelo (arcillas, limos, arenas) y con ca-
pacidad de producir fuertes erosiones laterales que discurren transversalmente a la
costa, dando lugar a la formación de los distintos valles costeños como es el caso de
Chancay y Lambayeque (en la costa norte), separados entre sí por grandes planicies
desérticas que dan la impresión de estar atravesados por finos hilos de agua en la
época de abundancia y permanecen casi secos en épocas de invierno.

Los Andes norteños se caracterizan por ser bajos en comparación al sur andino que,
debido a su alejamiento del litoral de la Cordillera Occidental, determina un clima
más cálido y templado, un mayor caudal de los ríos que atraviesan la región y la
formación de amplios conos aluviales.

Estas características pueden dar una idea de las grandes dificultades que represen-
taron los ríos de la costa norte para el establecimiento de sistemas de irrigación, más
aun, en un medio adverso como el desierto, donde el recurso agua es de vital impor-
tancia para el desarrollo agrícola y económico. Sin embargo, con el desarrollo de la
irrigación artificial, la disponibilidad de planicies aluviales extraordinariamente am-
plias permitió disponer de una impresionante y generosa zona de producción agríco-
la, convirtiéndose, así, la costa (y, fundamentalmente, la costa norte) en el escenario
territorial para el desarrollo económico de las altas civilizaciones prehispánicas.

Geología del Valle Lambayeque1

Las formaciones geológicas más antiguas del valle Lambayeque corresponden a la


era Mesozoica del Jurásico Inferior-Triásico. Estas se componen de rocas volcánicas
intercaladas con calizas impuras y lutitas grises y oscuras con cerca de 3000 m. de
grosor. Las más recientes corresponden al cuaternario en el Cenozoico.

1
: Tomado de Bracamonte et. al 2008

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán V


Refiriéndose a las formaciones geológicas más antiguas de la región Lambayeque,
Ibérico (1986) reconoce al grupo Saña como parte del Triásico Superior, y a la forma-
ción La Leche y Oyotún como parte del Jurásico Inferior. El grupo Saña— que repre-
senta el Triásico Superior en el norte y noroeste del Perú contiene también parte del
Jurásico Inferior. Esta formación se compone de una secuencia de rocas clásticas,
carbonatadas y volcánicas, divididas, a su vez, en tres formaciones que afloran entre
Chiclayo y la frontera del Ecuador. La formación La Leche presenta rocas calcáreas
con sílex intercaladas con tufos de colores vivos y subyace a la formación Oyotún,
que consiste en varios centenares de metros de lavas andesíticas y piroclásticas con
algunas intercalaciones de lutitas y calizas (Ibérico 1986: 260-261)

Con respecto a los depósitos eólicos y fluviales del cuaternario, Caballero y Quijan-
dría (1992: 161) mencionan que los primeros se encuentran cubriendo parte de los
cerros que limitan el valle, especialmente, hacia el sur donde están los cerros Re-
que, Negro, Guitarra, Saltur, Collique, Cojal, Cabo, La Puntilla, Piedra Blanca, Azul.
En el caso de los depósitos fluviales, se distinguen tres tipos: fluviales, aluviales y
fluvio-aluviales. Los fluviales están limitados a los cauces de los ríos y se componen
de arenas, gravas, cantos rodados y limos. Los aluviales son los más importantes;
se localizan en la llanura aluvial de los ríos Chancay, La Leche, Motupe y Reque, y
están formados por suelos de textura media y pesada, profunda y permeable. Aquí
se encuentran yacimientos de yeso que atraviesan el valle desde Ferreñafe hasta
Mórrope. Por su parte, los fluvio-aluviales se sitúan entre los dos anteriores y presen-
tan características mezcladas.

Hidrología
La cuenca del río Chancay es la más importante del sistema hidrológico de Lam-
bayeque. Tiene una cuenca colectora de 6166 km2 y consta de dos partes clara-
mente distinguibles: la cuenca alta, situada en las provincias de Santa Cruz, Chota,
Bambamarca y Hualgayoc en el departamento de Cajamarca, y la planicie costera,
situada en el distrito de Chongoyape, en el departamento de Lambayeque. Limita,
por el norte, con las cuencas del Chotano y La Leche; por el sur, con las cuencas del
Jequetepeque y Saña; por el este, con el Conchano y Llaucano; y, por el oeste, con
el Océano Pacífico (Garcés y Guerra 1999).

El río pertenece a la Vertiente del Pacifico, es de régimen irregular y nace en la


Cordillera Occidental, desde la región cercana a Chota hasta Hualgayoc (que en su
recorrido inicial divide a estas dos provincias). Tiene, entre sus principales tributarios,
a los desagües de las lagunas Misha y Yanahuanca (ubicadas a 4000 msnm) y a los
ríos Tacamache y Perlamayo. Su longitud es de 170 km., desde sus nacientes hasta
su desembocadura, y en su recorrido recibe aportes eventuales de los ríos Cañad,
San Lorenzo, Ciriato y Cumbil que, al confluir en Carhuaquero, forman un cauce prin-
cipal. En este punto se origina el río Chancay propiamente dicho (Portugal 1966: 20)
y comienza la extensa llanura fluvial conocida hoy como valle Lambayeque.

En la sección superior del valle Lambayeque, específicamente, en el sitio denomi-


nado La Puntilla, el río Chancay se divide en dos ramales. Al sur, continua su curso
hasta el Océano Pacífico bajo el nombre de río Reque, que sirve de desagüe para el

VI Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


agua de crecidas violentas, y de canal para las haciendas y las comunidades ribe-
reñas. Hacia el norte, las aguas del río primario son derivadas al antiguo canal Taymi
que, actualmente, se encuentra en estado natural en sus dos primeros kilómetros.
En Desaguadero, se divide en dos grandes canales que aseguran lo esencial de la
irrigación del valle. A la izquierda, el hoy conocido río Lambayeque nace del Partidor
Desaguadero, ubicado en la parte central del valle medio y no es más que una ca-
nalización sin revestir efectuada desde épocas prehispánicas (Tschauner et al. 1994;
Reimchen 1972, citado por Martha B. Anders [1977]) que irriga campos de cultivos y
proporciona, hoy, agua potable a la ciudad de Chiclayo. El ramal del canal Taymi mo-
derno está revestido con piedra y concreto y recorre, paralelamente, al antiguo canal
Taymi. Este último tiene una longitud aproximada de 50 km. y termina su recorrido en
el partidor Cachinche. Actualmente, el ramal Taymi moderno es el canal matriz del
valle, el cual abarca las mayores áreas de cultivo habitadas, progresivamente, por los
antiguos pueblos de la región.

Durante la época mochica, los pobladores prehispánicos construyeron un sistema de


regadío mediante canalizaciones utilizando la totalidad de las aguas del río Chancay
por derivaciones hacia los valles de La Leche y Saña. Así, los dos canales interva-
lles precolombinos más importantes que ostenta la región Lambayeque derivaron
las aguas del río Chancay. El primero es el canal Raca Rumi. En sus dos versiones,
capta las aguas del alto Chancay para reforzar al río La Leche diez veces menos
abundante con el fin de asegurar el riego de sus terrenos desérticos. Aguas abajo,
donde se inicia el valle bajo de Lambayeque, se encuentra el canal Taymi, canal ma-
triz que aseguró el riego de la margen norte del Chancay donde se sitúan los suelos
más fértiles del valle y suministró de agua al centro religioso de Apurlec. Arriba de la
derivación del Taymi y de la ciudadela de Pampa Grande, se encuentra el canal de
Collique, que aseguró el riego del valle del Saña desde el Chancay.

Clima
El clima es uno de los factores ecológicos que mayor influencia ejerce sobre el suelo,
la flora y la fauna. Los factores condicionantes que se toman para el conocimiento
del clima son la temperatura y la precipitación pluvial. Sin embargo, no dejan de ser
importantes factores climáticos como el viento, la humedad, la evaporación y la nu-
bosidad (Brack 1986a: 195).

La zona de Chiclayo recibe influencia secundaria de las neblinas y garúas costeras


del invierno y primavera, y de las lluvias veraniegas alto-andinas que originan la
formación de bosques espinosos sub-tropicales. La vegetación dominante es el al-
garrobo (Prosopis juliflora), faique (Acasia macracantha), guayacán (Tabebería sp),
entre otros.

Estas condiciones climáticas son óptimas para el desarrollo de la agricultura. La


construcción de la obra hidráulica más grande del valle Lambayeque en épocas
prehispánicas, cuyo fin fue irrigar la extensa planicie del valle bajo— que se inicia
desde la garganta del valle en La Puntilla hasta sus confines cerca de la orilla del
mar lo sustenta.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán VII


Ecología
La protección del medio ambiente implica no solo una manera de entender la inte-
racción del hombre con su entorno a fin de poder realizar inferencias arqueológicas
sino, también, conocer las propiedades de los recursos naturales utilizados en el
Perú antiguo y no permitir su extinción.

El Dr. Antonio Brack (1986a) plantea la ecogeografía como una manera de conocer la
ecología peruana y, de esta forma, poder realizar medidas de prevención. Asimismo,
Brack, propone 11 ecorregiones. Para él, “una ecorregión es un área geográfica que
se caracteriza por el mismo clima, los suelos, las condiciones hidrológicas, la misma
flora y fauna. Es decir, que es una región donde los factores medioambientales o eco-
lógicos son los mismos y están en estrecha interdependencia” (1986a: 262). De aquí
se desprende que el Bosque Seco Ecuatorial y el desierto del Pacífico son las ecorre-
giones que se presentan en la zona de Sipán, cada una con su propia zona de vida.

El Bosque Seco Ecuatorial posee un clima cálido y seco, más fresco hacia el este por
el aumento en altitud. Al norte es cálido y húmedo, y hacia el sur es cálido y seco.
La temperatura anual está entre 24º y 23º C. El relieve, por lo general, es llano con
ondulaciones, más montañoso al este y al sur. Los suelos son del tipo árido, varia-
bles, predominando los salinos, arenosos, francos y arcillosos. La zona de vida para
esta ecorregión correspondería al desierto Superárido Premontano Tropical, dentro
de la cual una pequeña parte correspondería a la llanura aluvial donde se encuentran
diseminadas pequeñas lomas y colinas. Esta zona de vida se ubica entre el desierto
Desecado Premontano Tropical y el desierto Perárido Premontano Tropical, y es el
complemento territorial de los sectores de riego Cachinche, Lambayeque, Reque y
Taymi. La altitud de estas tierras no supera los 500 msnm (ONERN 1976). El clima en
esta zona de vida se caracteriza por ser seco y cálido, con escasas precipitaciones
que no sobrepasan los 65.5 mm., indicando la necesidad de agua adicional para el
desarrollo de la agricultura, aunque en menor volumen que en el desierto Desecado
(Caballero y Quijandría 1992:182-190).

El desierto del Pacífico posee un clima cálido en verano y presenta neblinas que lo
cubren casi continuamente por influencia de las aguas frías de la Corriente Peruana
en invierno. El relieve es llano y ondulado no faltando zonas escarpadas. En lo refe-
rente a los suelos, los más frecuentes son los rocosos desnudos, pedregosos y de
canto rodado, de escombros, arenosos, de fango y arcilla, pobres en humus. La co-
bertura vegetal es escasa, siendo más densa en los oasis fluviales y en las lomas. La
zona de vida para esta ecorregión sería el desierto Desecado Premontano Tropical,
dentro del cual la mayor parte del desierto Desecado corresponde a la llanura aluvial
que, por lo general, es un conjunto de tierras planas y de escasa pendiente. Esta
zona se caracteriza por tener un clima extremadamente seco y cálido, con precipita-
ciones escasas que no sobrepasan los 31 mm. anuales, lo que indicaría una mayor
cantidad de agua para el desarrollo de la agricultura. Los suelos son profundos y de
textura variable, muy buenos para la agricultura. Esta zona de vida se ubica en la
parte más occidental del valle, la cual abarca la mayor parte de los sectores de riego
Cachinche, Lambayeque, Reque y parte significativa del Taymi. Tiene una altitud
estimada de 200 msnm (Caballero y Quijandría 1992: 182-188).

VIII Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Ecosistemas
El ecosistema se puede definir como la unidad que forman una comunidad biótica y
el espacio físico, unidad donde uno depende del otro. El ecosistema incluye la tota-
lidad de los organismos de un área determinada que actúan en reciprocidad con el
medio físico, de modo que una corriente de energía conduce a una estructura trófica
y a una diversidad biótica (Brack 1986b: 12).

Ecosistema Desértico
Dentro de las principales especies vegetales de este ecosistema destacan:
“Cardo de lomas” Tillandsia latifolia
“Flor de arena” Tiquilia dichotoma
“Gigantón” Neoraimondia gigantea
“Pitajaya” Cereos sp.
“Sapote” Capparis angulata

Especies animales que destacan:


“Iguana” Callopistes flavopunctatus
“Lagartija” Dicrodon guttulatum
“Lechuza del desierto” Athene cunicularia
“Zorro” Dusicyon sechurae
“Vizcacha” Lagidium peruanum

Ecosistema Ribereño
Dentro de las principales especies vegetales de este ecosistema destacan:
“Achicoria” Picrosia longifolia
“Algarrobo” Prosopis pallida
“Amor seco” Bidens pilosa
“Caña brava” Gynerium sagittatum
“Carricillo” Phragmites communis
“Carrizo” Phragmites australis
“Cola de caballo” Andropogon bicornis
“Faique” Acacia macracantha
“Gramalote” Brachiara mutica
“Grama salada” Distichlis spicata
“Higuerilla o resino” Ricinus communis
“Hinea” Typha angustifolia
“Jaboncillo” Luffa operculata
“Junco” Cyperus articulatus
“Laurel” Myrica pubescens
“Lirio de agua” Familia Nymphaea
“Overo” Cordia rotundifolia
“Pájaro bobo” Tessaria integrifolia
“Piñón” Jatrapha curcas
“Sauce” Salix chilensis
“Sensitiva o uña de gato” Mimosa pigra

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán IX


Dentro de las especies animales destacan:
Artrópodos
“Cangrejo de río” Pseudothelphusa chilensis

Peces
“Cascafe” Brycen atrocaudatus
“Charcoque” Lebiasina bimaculata
“Bagre” Pimelodella yuncenses
“Life” Trychemicterus dispar
“Mojarra” Aequiens rivulatus
“Tilapia” Tilapia rendalli

Anfibios
“Sapo” Bufo spinolus

Aves
“Gallareta” Rallus sanguinolentes
“Garza blanca chica” Lecophoyx thula
“Garza blanca grande” Casmerodium albus
“Garza buyera” Bubulcus ibis
“Martín pescador” Chloroceryle americana
“Zambuidor” Podilymbus podiceps

Ecosistema del Bosque Seco


Este ecosistema es conocido también como Algarrobal (Ferreyra 1986, 1987). Se
refiere “al bosque que consiste en una comunidad arbórea rala cuyos arboles alcan-
zan de 8 a 12 m. de alto y corresponde al binomio de la familia Leguminosa”. Esta
especie arbórea comparte su habitad con especies vegetales como:

“Angolo” Familia Pithecolobi


“Azote de Cristo” Parkinsonia aculeata
“Bichayo” Capparis ovalifolia
“Cadillo” Cenchrus echinatus
“Cerraja” Sonchus oleraceus
“Concuno” Vallesia dichotoma
“Chilco macho” Baccharis solicifolia
“Chope” Cryptocarpus piriformes
“Faique” Acacia macracantha
“Hierba mora” Solanum americanum
“Molle” Schinus molle
“Overo” Cordia lutera
“Papelillo” Bougainvillea pachyphylla
“Tomatillo” Lycopersicon peruvianum
“Verbena” Verbena littoralis
“Gigantón” Neoraimondia gigantea

X Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Las especies animales que se desarrollan en este ecosistema son las siguientes:
Mamíferos
“Muca de orejas negras” Dilelphys sp.
“Murciélago” Desmodus rorundus
“Rata de campo” Akodon sp.
“Ratón” Mus musculus
“Zorrillo o añas” Conepatus semistriatus
“Zorro” Dusicyon sechurae

Reptiles
“Capón” Tropidurus peruvianus
“Colambo” Drimarchon corais melanurus
“Coral” Micrurus sp.
“Iguana” Callopistes flavipunctatus
“Lagartija” Dicrodon heterolepis
“Macanche” Boa constrictor ortoni
“Saltojo” Phyllodactylus gerhopygu

Aves
“Arrocero” Sicalis flavasla
“Búho o tuco” Buho virginianum
“Carpintero” Crysoptilus atricollis
“Cucula madrugadora” Zenaida auriculata
“Cuculí” Zenaida asiatica
“Chilala” Furnarius leucopus
“Chiroque” Ictenis graceannae
“Chisco” Mimus longicaudatus
“Gallinazo cabeza negra” Coragyps atratus
“Gallinazo cabeza roja” Cathartes aura
“Gavilán” Buteo pelysoma
“Huerequeque” Berhinus superciliaris
“Lechuza” Athene cunicularia
“Perico” Psilapsigen aurifrons
“Picaflor” Leucippus baeri
“Putilla” Pyrocephalus rubinus
“Tordo” Dives dives
“Tortolita” Columbina cruziana
“Urraca” Cyanocorax mystacalis

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán XI


La Arquitectura
Mochica en Sipán

L
as edificaciones registradas para el periodo Intermedio Temprano reflejan la
existencia de grupos humanos con una organización social y política altamente
desarrollada. Ejemplo de ello son los asentamientos mochica en la costa norte
del Perú, cuya evidencia de cultura material ha sido identificada en los valles de
Piura (Loma Negra), Chancay-Lambayeque (Huaca Rajada-Sipán y Pampa Grande),
Jequetepeque (Pacatnamú, Dos Cabezas, La Mina, San José de Moro), Chicama
(Huaca El Brujo, Mocollope), Moche (Huaca del Sol y La Luna y Galindo) y Nepeña
(Pañamarca) (Fig. 1). En estos valles, se han identificado complejos arqueológicos
con estructuras monumentales localizadas en puntos estratégicos. Esto demuestra
la importancia política, administrativa y religiosa que tuvieron estos edificios como
puntos de reunión, de acopio o de redistribución de productos. Estos complejos,
además, concentraban en sus alrededores a una gran cantidad poblacional. La eje-
cución de obras de infraestructura arquitectónica—su construcción, mantenimiento y
remodelación—demandó mucha fuerza laboral. Un ejemplo de este tipo de “ciudad”
se puede encontrar en el valle de Moche, en el sitio arqueológico Huacas del Sol y
La Luna. Los trabajos de investigación aquí realizados proporcionan datos sobre la
organización urbana de una ciudad caracterizada por la presencia de conjuntos
residenciales y áreas de producciones e indican la presencia de grupos humanos
residentes de forma permanente que aseguraron el funcionamiento pleno de las acti-
vidades que involucraron a una ciudad al servicio de la élite (Uceda 2010).

En el valle de Chicama, el sitio de Huaca El Brujo presenta similitudes con la forma ar-
quitectónica y el discurso iconográfico que se registra en el valle de Moche (Canziani
2004), por lo que, probablemente, se trataría de un funcionamiento contemporáneo.

En el valle de Chancay-Lambayeque, la presencia de arquitectura monumental en


los sitios de Sipán (sobre todo, en la parte media del valle y en la sección superior de
Pampa Grande) representó, sin duda alguna, la gran importancia que estos centros
ceremoniales y políticos tuvieron durante los diferentes periodos de esta cultura.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 1


Figura 1: Distribución de los principales sitios mo-
chica a lo largo de la costa norte. Modificado de
Castillo y Uceda (2008).

Todas las estructuras registradas para la época moche presentan técnicas cons-
tructivas que permitieron alcanzar dimensiones volumétricas. Una de ellas es la
disposición de adobes en paños o paneles modulares sucesivamente adicionados
(Meneses y Chero 2004) conocidos también como relleno de adobes tramados (RAT)
en el sitio Huaca del Sol y La Luna, en el valle de Moche (Uceda, Morales, Canziani
y Montoya 1994 y Montoya 1997). En Huaca El Brujo, se encuentran bloques o uni-
dades modulares (Franco, Gálvez y Vásquez 1993). Está técnica consiste en formar
bloques compactos mediante la superposición de adobes con tramado simple, per-
mitiendo no solo ganar el volumen necesario para elevar la construcción sino que, en
caso de algún movimiento sísmico, exista una liberación de energía que evite que la
estructura colapse. Otra técnica constructiva empleada son las celdas de rellenos,
que podían estar conteniendo material de derrumbe, adobes fragmentados, o tierra,
y cuya finalidad estaba orientada no solo a ganar altura en menor tiempo sino a pro-
porcionar la estabilidad necesaria al no dejar espacios vacíos en la estructura.

Con los últimos trabajos de investigación en el Complejo Arqueológico Huaca Ra-


jada–Sipán se ha dividido la zona en cuatro sectores. Estos fueron establecidos de
acuerdo a su naturaleza y características arquitectónicas (Figs. 2a y 2b) (Bracamonte
2008).

2 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Sector I (monumental)
Comprende un área total de 29.5 hectáreas. Se compone de tres estructuras arqui-
tectónicas de gran magnitud denominadas Pirámide Político-Administrativa, Pirámide
Ceremonial y Plataforma Funeraria, orientadas hacia el lado norte del área arqueoló-
gica. La primera estructura es de planta cuadrangular; tiene 140 m. por lado y una
altura aproximada de 25 m. La Pirámide Ceremonial, también de planta rectangular,
tiene una base aproximada de 80 m. de largo por 66 m. de ancho y una altura de 30
m. Finalmente, la Plataforma Funeraria—estructura de menor altura— posee 110 m.
de largo por 60 m. de ancho y una altura aproximada de 10 m. (Figs. 3 y 4). Estas
edificaciones debieron funcionar paralelamente y estuvieron relacionadas, probable-
mente, con actividades políticas, administrativas, religiosas y funerarias.

Sector II
Al este del sector I (sector monumental), se localiza un macizo geológico denomina-
do Cerro Caballo Blanco, en cuya cima se han identificado murallas que lo rodean
(Fig. 2). Asimismo, en el arco aluvial se han concentrado montículos bajos y áreas de
producción construidos en adobe y piedra.

Sector III (El Cementerio)


Localizado al sureste del sector II, es llamado, también, El Cementerio de Sipán,
debido a la presencia del cementerio actual de esta localidad (Fig. 2). A pesar de
cómo se ha visto afectada el área por parte de los saqueadores, los trabajos de
reconocimiento y limpieza de esta zona han permitido identificar algunas estructu-
ras de piedra y adobes. Probablemente, se desarrollaron actividades de producción
alfarera, las cuales están asociadas a superficies con huellas de quema. Y restos de
materia prima como arcilla y tierra de colores. Incluso, se han recuperado moldes
para la elaboración de cerámica, así como algunos objetos sin terminar o fragmenta-
dos. Futuros trabajos de investigación en este sector proporcionarán mayores datos
acerca del rol de la producción alfarera durante la fase mochica.

Sector IV
Está localizado al noreste del sector II y constituido por una menor concentración
de estructuras platafórmicas elaboradas en base de piedra y barro. Dentro de este
conjunto de montículos resaltan dos estructuras mayores que se asentaron sobre una
elevación natural. Por otro lado, se ha identificado un sistema de amurallamiento que
rodea parte de dicho montículo (Figs. 2a y 2b).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 3


Figura 2a: Plano general del Complejo Arqueoló-
gico Huaca Rajada-Sipán ubicando los cuatro sec-
tores que lo componen.

Figura 2b: Reconstrucción hipotética del Com-


plejo Arqueológico Huaca Rajada-Sipán vista de
suroeste - noreste.

4 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


6 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Las investigaciones llevadas a cabo en el Complejo Arqueológico Huaca Rajada-Si-
pán han permitido tener una mejor compresión de la relación entre el ser humano y
Figura 3: Vista panorámica del sector I o área mo- su entorno, el mismo que se ve materializado en la arquitectura monumental presente
numental del Complejo Arqueológico Huaca Raja- dentro del espacio geográfico del valle Chancay-Lambayeque. El diseño exprofeso
da-Sipán donde destacan dos estructuras pirami-
de espacios para actividades administrativas, religiosas, zonas de acceso y áreas
dales y una plataforma baja.
de viviendas demuestran el alto grado de organización y planificación alcanzado en
la distribución y administración de un grupo colectivo de personas destinadas a la
construcción de estructuras monumentales (Fig. 5). Algunos componentes y elemen-
Figura 4: Reconstrucción isométrica del área mo-
tos arquitectónicos han sido registrados en otras regiones del área andina, nombra-
numental (sector I). dos de forma diferente, pero desarrollada bajo el mismo principio. Cabe resaltar que
dentro del complejo arqueológico Huaca Rajada–Sipán ha sido posible documentar
algunos elementos y configuraciones arquitectónicas únicas en esta parte de la cos-
ta norte, las mismas que serán expuestas durante el desarrollo del presente capítulo.
Figura 5: Reconstrucción hipotética del proceso Para ello, se ha considerado necesario realizar una breve explicación de la termino-
constructivo de las estructuras monumentales de logía empleada en el estudio de la arquitectura monumental. Esta clasificación será
Sipán. Tomado de Alva (2004).
expuesta partiendo de la estructura propiamente dicha que será considerada como
la unidad arquitectónica lograda a través de una sucesión de proyectos construc-
tivos independientes, los cuales siguen sus propias concepciones de crecimiento,
organización de los espacios y diseño arquitectónico.

Edificio: Según lo establecido por la Real Academia de la Lengua, un edificio


está referido a “una construcción fija, hecha de materiales resistentes para habita-
ción humana o para otros usos”. En el área andina, las construcciones monumentales
en la costa norte están, básicamente, hechas de barro y sujetas a superposiciones
de estructuras. Para construir una nueva etapa arquitectónica se sella completamen-
te la construcción antigua. Así, se logra una plataforma sobre la cual se erige la
nueva estructura.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 7


Fase constructiva: Se refiere al proceso constructivo en el cual se da la
superposición de un nuevo proyecto arquitectónico que sella o concluye por com-
pleto uno previo. Este nuevo proyecto puede continuar con el diseño predecesor o
modificarlo, generando con ello el crecimiento vertical de un edificio.

Remodelaciones: Está relacionado a las modificaciones que se puedan


llevar a cabo en un diseño arquitectónico determinado sin que este caiga en desuso
o sea sellado por completo; es decir, se puede agregar o quitar elementos en el
interior de un área e incluso elevar superficies mediante la superposición de pisos
pero manteniendo el diseño original de la estructura. El mejor ejemplo documentado
en Sipán se encuentra en la Plataforma Funeraria.

Elementos arquitectónicos: Se trata de las unidades mínimas que


conforman o permiten la construcción de una estructura arquitectónica, como por
ejemplo:

Adobe: Elaborados por una mezcla de tierra con agua. También pueden ha-
ber sido incluidos restos de material malacológico molido, arena fina, etc., con la
finalidad de proporcionar una mayor consistencia a este elemento. Tienen forma
de paralelepípedo y, en cuanto a sus medidas, se ha podido establecer los si-
guientes promedios en relación a las estructuras que han sido registradas en el
sitio.

LARGO ANCHO ALTURA


(CM) (CM) (CM)

37 27 16
PLATAFORMA
FUNERARIA 38 26 15

40 24 11

PIRAMIDE 40 24 10

CEREMONIAL 40 24 17

35 24 10

PLATAFORMA NORTE 34 24 10

33 21 11
PATIO UNO
34 23 11

34 21 9
PATIO DOS
33 22 10

Además, se ha documentado, en algunos casos, que en las caras de estos ado-


bes se presentan diferentes tipos de diseños o marcas, los mismos que incluyen
motivos geométricos como líneas rectas, curvas ondulantes y algunas combina-
ciones de estas. Incluso, se han utilizados huellas humanas, animales, restos
vegetales, etc. En la Plataforma Funeraria—una de las estructuras en la que los

8 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


trabajos de excavación han ahondado—se ha documentado amplia variedad de
marcas, alcanzando un número aproximado de 512, entre la cuales cabe resaltar
las huellas de pies y manos (Fig. 6a), restos vegetales como el mítico ulluchu
(Fig. 6a), así como una gran gama de elementos geométricos (Fig. 6a y 6b).

Figura 6a: Diseños lineales registrados en la Pla-


taforma Funeraria.

Figura 6b: Registro de adobes con marcas de la


Plataforma Funeraria in situ.
También se han registrado adobes con marcas en la Pirámide Administrativa
(parte inferior de la estructura). Asimismo, estos diseños geométricos han sido
Figura 7: Vista de planta los muros elaborados de
reportados en la Pirámide Ceremonial, en la Plataforma Norte, en la Plataforma In- adobes dispuestos de soga y cabeza.
terconectante e, incluso, dentro de patio 2, durante la ocupación mochica tardía.

Muro: Construido con adobes de forma paralelepípeda que delimitan espa- Figura 8: Paramento enlucido y pintado de co-
cios (Fig. 7) y están unidos con argamasa de barro, dispuestos de cabeza y soga lor amarillo registrado en la Plataforma Funeraria

o la combinación de ambos. En algunos casos, los paramentos que conforman (Edificio 2).

el muro pueden tener un acabado de superficie (enlucido). Se han registrado,


también, muros decorados con pintura aplicada uniformemente que, en algunos
Figura 9: Diseño geométrico registrado en la Pirá-
casos, llevan algún tipo de diseño sobre este. Estas evidencias han sido registra-
mide Ceremonial.
das en la Plataforma Funeraria (muro amarillo) y la Pirámide Ceremonial (motivos
geométricos) (Figs. 8 y 9). Asimismo, se han recuperado algunos fragmentos en
los rellenos de la Pirámide Administrativa.
Muro de remodelación: Consiste en la construcción de un muro cuya
finalidad es modificar la configuración de un espacio inicial. Dentro de los espa-
cios definidos en Sipán, se han empleado estos muros para reducir las zonas de
circulación. Tal es el caso de los corredores registrados en la Plataforma Funera-
ria, en la Plataforma Norte y en la Pirámide Ceremonial.

Piso: Superficie elaborada por una capa de barro batido, la misma que es
distribuida de forma horizontal y cuyo espesor puede variar dependiendo de la
sinuosidad del terreno o el relleno sobre el cual es colocado. Dentro de las exca-
vaciones realizadas durante las últimas temporadas, se ha llegado a documentar
que estos pisos fueron empleados no solo como superficies de desplazamiento,
sino que también indican la culminación de un momento constructivo previo como
lo registrado en la Plataforma Funeraria y la Plataforma Norte (Fig. 10)

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 11


Panel modular: Está constituido por la colocación de adobes tramados
de soga y cabeza con argamasa de barro (Fig. 11). Fueron empleados para sellar
los espacios de la arquitectura precedente y formar una plataforma sobre las cual
se construiría el nuevo edificio como ha sido documentado en las estructuras
mayores (Plataforma Funeraria, Pirámide Ceremonial y Pirámide Político-Admi-
nistrativa).
Panel modular enlucido: Este tipo de paneles ha sido documentado
Figura 10: Sucesión de pisos registrados en la con una o dos caras enlucidas. En el caso de la Pirámide Ceremonial, se pre-
Plataforma Norte. Nótese que en algunos casos
senta, también, una capa de pigmentación y se ha adosado a ella una capa de
sirven como sello a los momentos constructivos.
barro a manera de falso piso definiendo el crecimiento de la estructura y nuevos
espacios arquitectónicos (asociación de muros y piso).

Figura 11: Organización de los adobes a través de Relleno arquitectónico: Constituido por adobes (completos o frag-
paneles modulares. mentados), tierra combinada con arena y restos óseos, de cerámica y de espe-
cies malacológicas (material suelto), los mismos que son depositados sobre las
superficies de desplazamientos (pisos) o en el interior de los recintos. Sellarlos
implicaría el término de la función del espacio arquitectónico.

Esta visualización general de los elementos constructivos documentados hasta


la fecha dentro del complejo arqueológico de Huaca Rajada-Sipán ha guardado
armonía con el entorno geográfico en que se realizó la construcción de estas es-
tructuras, permitiendo entender la importancia de las mismas como centros admi-
nistrativos, ceremoniales y funerarios. Esto se desarrollará en líneas posteriores.

Componentes arquitectónicos: Se refiere a los espacios o áreas de


desplazamiento de una estructura.

Recintos o ambientes: Espacios delimitados por ciertos elementos


arquitectónicos como muros.

Corredores: Espacio que sirve como vía de circulación, delimitado por mu-
ros paralelos.

Corredores decorados con hornacinas: Espacio de circu-


lación en el que las caras internas de los muros que lo delimitan presentan una
serie de oquedades de forma rectangular que, a su vez, presentan una capa de
enlucido interno.

Rampas: Están constituidas por una superficie en talud que permite conec-
tar dos espacios situados en diferentes niveles.

Plataformas: Elevaciones construidas sobre el nivel del piso o superficie


de ocupación.

Banquetas: Desnivel elaborado para elevar una plataforma de dimensio-


nes menores, la misma que no presenta respaldo.

Escalinata: Serie de escalones que permiten pasar de un nivel a otra super-


ficie más elevada o viceversa.

Patios: Espacio abiertos, carentes de cubierta, que son delimitado por muros
o estructuras.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 13


Figura 12: Secuencia constructiva de la Plata-
forma Funeraria establecida entre los años 1987-
2000, donde se identificaron seis pisos arquitectó-
nicos superpuestos.

Figura 13: Reconstrucción de la secuencia cons-


tructiva de la Plataforma Funeraria, donde se iden-
tifican cuatro pisos más por debajo del piso 6.

Podemos mencionar que el Complejo Arqueológico de Sipán fue intervenido por,


primera vez, mediante un programa de rescate arqueológico a finales de la década
de los ochenta (con una continuidad de 13 años ininterrumpidos). La finalidad fue es-
pecífica: frenar el saqueo desencadenado del sitio. Para ese entonces, ya se tenían
noticias de la profanación de una tumba asociada a objetos de inigualable calidad
artística con características propias del estilo mochica. La cantidad y calidad de
los objetos que conformaron el ajuar funerario advirtió a los arqueólogos de que la
tumba que acababa de ser saqueada correspondía, sin duda alguna, a un personaje
de élite. Por lo tanto, el sitio debía ser intervenido inmediatamente. Así, en el mes de
abril del año 1987, un pequeño grupo de arqueólogos dirigido por el doctor Walter
Alva, inicia, por primera vez, las investigaciones en Sipán, centrando los estudios en
la estructura platafórmica de menor volumen– posteriormente denominada Platafor-
ma Funeraria –, de la cual provendría la tumba recientemente saqueada. El resultado
inmediato de la intervención emprendida fue la documentación de la primera tumba
intacta de un gobernante mochica. Desde entonces, los trabajos de excavaciones
arqueológicas estuvieron direccionados a la recuperación de contextos funerarios,
registrándose hasta el año 2000, 13 tumbas de importantes hombres de la élite mo-
chica (Alva 2008).

Los primeros aportes relacionados al estudio de la arquitectura provienen de la Pla-


taforma Funeraria. Estos se desarrollaron paralelamente con las excavaciones de las
tumbas mochicas. En ese entonces, las investigaciones realizadas entre los años
1987-2000 permitieron reconocer seis fases constructivas en el monumento funerario
determinadas a partir de la evidencia de seis pisos arquitectónicos superpuestos.
Cada fase se consideró como un contexto terminado y con variantes en el uso, es-
tructuración de materiales y repetición de patrones constructivos (Alva 2004). Es así
que en el piso 6, el más profundo, se registró la tumba del Viejo Señor de Sipán (T:
3) y de un guerrero (T: 9); en el piso 5, no se registró contexto alguno. En el piso 4,
se hallaron las tumbas de cuatro personajes guerreros (T: 5, 7, 8 y 11). El piso 3 con-

14 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


tenía las evidencias de la tumba saqueada. En el piso 2, se reportó la tumba de un
noble (T: 13), mientras que en el piso 1— el cual fue considerado como la superficie
culminante de la Plataforma Funeraria— se reportan seis contextos, siendo los más
importantes las tumbas del Señor de Sipán (T: 1) y del Sacerdote (T: 2), además de
otras correspondientes a personas nobles (T: 4, 6, 10, 12) (Fig. 12).

Posteriormente, al continuar con las excavaciones— cuya finalidad fue registrar la


superficie geológica sobre la cual se edificó esta estructura— se observó que la
arquitectura continuaba profundizándose; se identificaron cuatro pisos más a los
que se los denominó con una numeración negativa: pisos -1, -2, -3 y -4 (registro
obtenido en el año 2000). Sobre la superficie del piso -3 se identificó el corte que nos
indicó la presencia de un nuevo contexto funerario que, de acuerdo a la correlación
de tumbas, correspondería, años más tarde, a la tumba 15. La presencia de estas
nuevas superficies permitió reorganizar la numeración de los pisos arquitectónicos
establecidos hasta entonces, iniciando este proceso a partir de la superficie más
tardía hasta la más temprana (pisos del 1 al 10) (Fig. 13). Sin embargo, las investiga-
ciones referentes a la arquitectura monumental de Sipán no han recibido el estudio
Figura 14: Vista panorámica oeste-este de la Pla-
exhaustivo ni detallado que ameritan, por lo cual los pocos reportes que se obtu-
taforma Funeraria.
vieron dan a conocer la forma general de las estructuras piramidales sin entrar en
mayores detalles sobre sus formas y secuencias arquitectónicas. Este es el contexto
que encontramos al reiniciar, en el año 2007, las nuevas investigaciones en Sipán.

Luego de veinte años de investigaciones intensivas en la Plataforma Funeraria del


complejo arqueológico de Sipán, la descentralización de las excavaciones dentro
del área monumental, en el año 2007, fue uno de los mayores aciertos del Proyecto
Arqueológico Huaca Rajada-Sipán. Así, se inició una nueva etapa de investigacio-
nes con objetivos orientados al estudio de la arquitectura y la secuencia ocupacio-
nal, permitiéndonos registrar preliminarmente su secuencia constructiva y diseño
arquitectónico. A partir de ello y con el avance de los estudios, podremos conocer
su funcionalidad. Del mismo modo, podremos, también, conocer la planificación
de excavaciones sistemáticas en las áreas que actualmente se denominan patio 1
y patio 2. El primer espacio se emplaza entre la Plataforma Funeraria y la Pirámide
Ceremonial y el segundo yace entre la Pirámide Ceremonial y la Pirámide Políti-
co- Administrativa (Chero 2008). Las evidencias registradas hasta la fecha en estas
áreas corresponden al periodo que se inicia desde la fase mochica media y tardía
extendiéndose hasta la época lambayeque, chimú y chimú-inca. Estos utilizan el
espacio para diversas actividades, entre ellas domésticas y funerarias (cementerios
populares). La estructura interconectante articula las pirámides administrativa y ce-
remonial. La Plataforma Norte que antecede a la Pirámide Ceremonial podría haber
funcionado como punto de control para acceder a dicha estructura.
La plataforma funeraria
La Plataforma Funeraria es uno de los tres componentes arquitectónicos principales
del centro urbano y ceremonial de la capital mochica en el valle de Lambayeque.
Se trata de la construcción más baja en relación a las dos colosales estructuras
piramidales, cuya forma y altura actualmente es el resultado de un largo proceso de
construcciones y remodelaciones. Alcanza una extensión aproximada de 110 m. de
largo, 60 m. de ancho y 10 m. de altura en relación a la superficie (Fig. 14).

Desde su primera intervención arqueológica en el año 1987 hasta el año 2012, se han
registrado 16 contextos funerarios conteniendo los restos mortales de los hombres
más importantes de la élite mochica de Sipán, entre ellos, gobernantes, sacerdo-
tes, jefes guerreros y nobles, además de los individuos sacrificados al momento de
la muerte de los personajes principales. Este monumento funerario representaría el
mausoleo real reservado exclusivamente para la élite. Sin embargo, los hallazgos
de las excavaciones realizadas en la Plataforma Funeraria durante las últimas tem-
poradas de investigaciones (2007-2011) han revelado evidencias importantes de la
naturaleza y secuencia constructiva que nos permiten establecer, hasta el momento,
tres grandes etapas arquitectónicas a las cuales, para una mejor comprensión, se las
ha designado con la nomenclatura de edificios 1, 2 y 3. Estas edificaciones fueron
logradas mediante una compleja secuencia de fases constructivas y remodelaciones
que siguen sus propias características a través del tiempo (Fig. 15).

En el primer edificio (edificio 1), por ser la última etapa arquitectónica de la Pla-
taforma Funeraria, los elementos superficiales se han visto fuertemente afectados
por diferentes procesos de erosión natural y por los saqueos en diferentes épocas.
Esto ha ocasionado que los componentes de su estructura que determinan su for-
ma original se encuentren casi completamente destruidos. Este edificio habría sido
erigido mediante dos fases constructivas que mantienen la misma forma y diseño,
salvo algunas remodelaciones efectuadas en la última fase, donde se evidencia una
sucesión de pisos arquitectónicos. Se caracteriza, además, por ser una estructura
organizada en dos niveles arquitectónicos: uno bajo de mayor extensión horizontal y
aparentemente llano hacia el norte, y otro alto conformado por una plataforma sobre
elevada con fachadas inclinadas enlucidas y pintadas de color rojo ubicada en la
sección central, construida íntegramente de adobes ordenados en paneles modula-
res (Fig. 16a y 16b).

El segundo edificio (edificio 2) difiere notablemente en forma y diseño del edificio 1,


definiéndose como una estructura alargada con frente recto, enlucido y pintado de
color amarillo, conformado por tres fases constructivas y una secuencia de remode-
laciones que no modifican la planta originalmente planificada (Fig. 15). El diseño y la
organización de los espacios arquitectónicos en casi todas las fases son idénticos.
Los diferentes espacios reconocidos siguen la misma orientación de los muros, lle-
gando a distinguirse ambientes amplios, corredores, escalinatas bajas, banquetas,
plataformas, rampas y pinturas murales polícromas.
Figura 15: Secuencia constructiva de la Platafor-
ma Funeraria donde se establecen tres edificios
a partir del año 2011, cada uno logrado mediante
fases constructivas y remodelaciones.

Figura 16a: Vista de la fachada norte enlucida del


edificio 1.

Figura 16b: Vista en detalle de los paneles modu-


lares que constituyen la plataforma sobre elevada
en la parte central del edificio 1.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 19


El tercer edificio (edificio 3) ha sido definido durante los trabajos realizados en el lado
sur de la Plataforma Funeraria. De este edificio, se reconoce, hasta el momento, una
fase constructiva sucedida de dos remodelaciones (Fig. 15). Se ha identificado que
la configuración arquitectónica de su estructura tiene una fachada inclinada y enluci-
da, asociada a pisos que recorren hacia el sur.

Secuencia Constructiva
de la Plataforma Funeraria
La Plataforma Funeraria es el componente arquitectónico del área monumental don-
de se han centrado la mayor parte de los trabajos, los cuales ahondaron en el estudio
de los patrones funerarios mochica a través de la documentación de tumbas intactas
de élite. Desde el año 2007, los nuevos objetivos planteados de las investigaciones
en esta estructura nos permiten conocer parte de su secuencia constructiva. Esta fue
determinada a partir de las excavaciones en área y de los perfiles expuestos de las
mismas– específicamente, los del lado oeste y este –, definiéndose tres edificios su-
perpuestos. Esta superposición de edificios refleja el enterramiento de la estructura
antigua para formar una plataforma sobre la cual se construye la nueva edificación.
Las últimas excavaciones realizadas en la estructura funeraria permitieron alcanzar,
hasta el momento, la mejor documentación de los procesos constructivos y del di-
seño arquitectónico de los edificios 1 y 2. De este último, se identifica un patrón
constructivo que se caracteriza por la presencia de espacios que se comunican con
extensos corredores internos y laterales.

La excavación de una unidad de 10 m. por 6 m., en el lado sureste de la estructura


funeraria, realizadas en el año 2009 con la finalidad de establecer parte de su se-
cuencia constructiva, expuso un perfil de más de 12 m. de alto, cuya lectura nos re-
vela la existencia de tres edificios superpuestos (Figs. 17a y 17b). Un año más tarde,
se plantean excavaciones en área en el lado oeste (sección central), cuya exposición
horizontal de los contextos y de los perfiles nos revelaron la existencia de los dos úl-
timos edificios (edificios 1 y 2) que constituyen, arquitectónicamente, al monumento
funerario. La Plataforma Funeraria se constituye en un espacio de sepulcro donde,
además, se desarrollaron actividades rituales y religiosas (Figs. 18a y 18b).

Para fines descriptivos, la secuencia constructiva de la Plataforma Funeraria se des-


cribe de forma descendente de arriba hacia abajo; es decir, desde la construcción
más tardía hasta la más temprana, pues aun las excavaciones en la estructura fu-
neraria no han alcanzado el suelo estéril. En un futuro, el registro arqueológico nos
permitirá agregar, a la secuencia establecida, de manera sencilla y correlativa, los
nuevos contextos de edificaciones más profundas (antiguas), complementando la
nomenclatura de los edificios ya existentes. Figura 17a: Perfil del lado oeste de la unidad IIB
de la Plataforma Funeraria donde se registra los
edificios 1, 2 y 3.

20 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


22 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Figura 17b: Dibujo del perfil oeste de la unidad IIB
de la Plataforma Funeraria.

Figura 18a: Vista del perfil este de la unidad –IIZ


de la estructura funeraria donde se identificó la
presencia de los edificios 1 y 2.

Figura 18b: Dibujo del perfil este de la unidad –IIZ


de la estructura funeraria.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 23


Edificio 1
Las intervenciones durante las temporadas de excavaciones 2010 y 2011 en el lado
oeste de la Plataforma Funeraria nos han permitido acumular mayores elementos
contextuales para determinar su secuencia constructiva (Figs. 17a, 17b, 18a y 18b).
Las evidencias de dos fachadas sucesivas en el lado norte de perfil inclinado, enlu-
cidas y pintadas de color rojo, nos permiten inferir que la forma de crecimiento del
edificio fue logrado mediante dos fases constructivas que mantienen el mismo patrón
arquitectónico en forma y diseño (Fig. 19). La última fase constructiva presenta una
sucesión de cinco pisos, los cuales advierten las distintas remodelaciones suscita-
das, mientras que la fase más antigua se asociaría al piso original del edificio.

24 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Fase constructiva 1
Corresponde al último gran evento constructivo que se realiza en el edificio 1, el cual
Figura 19: Perfil donde se aprecia las fachadas
de las dos fases constructivas del edificio 1 y el mantiene la forma y diseño original planificado. Esta fase se caracteriza por registrar
relleno arquitectónico que sella el edificio 2. cuatro remodelaciones en el nivel bajo del edificio que se definen a partir de una
sucesión de cuatro pisos arquitectónicos superpuestos al piso original y asociados
con una media caña a la fachada norte del edificio, cuyo promedio de interface de
relleno es de 30 cm. de espesor. Desconocemos su función debido a que solo se
Figura 20: Reconstrucción isométrica de la fase excavó en espacios reducidos (Fig. 20). Haciendo una descripción de los pisos de
constructiva 1 con sus respectivas remodelaciones. abajo hacia arriba, el piso 5 corresponde a la superficie inicial de esta fase cons-
tructiva. Se trata de una capa de barro batido de 3 cm. de espesor asentado sobre
un relleno de tierra compacta, localizado a 18 cm. sobre la superficie original de la
fase constructiva 2. Presenta una inclinación de oeste a este y, sobre la superficie
Figura 21: Vista de huellas de pisadas humanas
del piso cerca de la fachada, se define una pigmentación de color rojo que estaría
registradas sobre el piso 5.
indicándonos la existencia de pintura mural sobre el frontis del edificio. Debido a
efectos de precipitaciones pluviales, esta habría originado el desprendimiento de la
pintura, “tiñendo” de rojo al piso.

Asociado a esta fase, cerca de la fachada, se registraron pisadas humanas dirigi-


das de oeste a este, evidenciando que, en este momento de ocupación, el edificio
habría sufrido efectos adversos a consecuencia de las fuertes lluvias (Fig. 21). De-
bemos mencionar que sobre la superficie de los pisos se han identificado delgadas
capas de sedimentos finos, sobre las cuales se colocó el relleno para formar la base
del nuevo piso.
Remodelaciones de la
Fase Constructiva 1
Primera remodelación
El piso 4 constituye la primera remodelación de esta fase constructiva (Fig. 20). Su
superficie está conformada por una delgada capa de barro compacto de 3 cm. de
espesor aplicada sobre el piso 5, el cual presenta la misma coloración rojiza. Asi-
mismo, sobre este piso, se evidencian huellas de quemas y hoyos de postes que se
distribuyen por gran parte de su superficie (Fig. 22).

Segunda remodelación
El piso 3 constituye la segunda remodelación de esta fase constructiva (Fig. 20). Se
trata de un nivel compacto de barro batido de 3 cm. de espesor asentado sobre una
capa de tierra localizado a 20 cm. sobre el piso 4. Esto evidencia una inclinación de
suroeste a noreste. La presencia de pigmentación rojiza sobre la superficie del piso,
producto de las escorrentías que descienden de la fachada, nos estarían indicando
que, a partir de este nivel, se estaría produciendo el último momento decorativo con
pintura mural de color rojo en el frontis del edificio 1.

Tercera remodelación
El piso 2 corresponde la tercera remodelación de esta fase (Fig. 20). Está compues-
to por una capa de barro batido de 3.5 cm. de espesor colocado sobre un grueso
relleno compacto y, al igual que el piso anterior, presenta un hundimiento en la sec-
ción central. Este piso se registra a 90 cm. sobre piso 3 y habría sido cortado (y,
posteriormente, refaccionado) con la intensión de preparar un repositorio de 70 cm.
de largo por 40 cm. de ancho para depositar el cuerpo completo de un camélido
(Lama sp.) carente de extremidades y cabeza. Estos últimos restos óseos fueron re-
cuperadas en otro repositorio ubicado a 3.50 m. al noreste del cuerpo (Fig. 23), cuya
profundidad llegó hasta la superficie más antigua del edificio 1 (piso 6)
Cuarta remodelación
Figura 22: Huellas de quema y hoyos de poste so- El piso 1 por ser el nivel más alto y estar próximo a la superficie actual de la estruc-
bre la superficie del piso 4. tura funeraria correspondería al último momento de ocupación del edificio (Fig. 20).
Constituye, así, la cuarta remodelación que se produjo en la fase constructiva 1. Este
piso está compuesto por una capa de barro batido de 3 cm. de espesor aplicado
sobre un relleno compacto que nivela la superficie y presenta un pronunciado hundi-
miento en la parte central debido a la consistencia del relleno.
Figura 23: Vista general (izquierda) y en detalle
(derecha) de los restos de la osamenta de un ca- Fase constructiva 2
mélido desmembrado y colocado en dos reposi- Constituye la construcción originalmente planificada del edificio 1 y se caracteriza, al
torios igual que la última fase, por presentar una fachada inclinada de 4 m. de altura, enluci-
da y pintada de color rojo asociada al piso inicial del edificio (piso 6) sobre el cual se
hallaron capas de sedimentos finos como resultado de constantes precipitaciones.
Estas habrían originado la destrucción en gran parte de su arquitectura, motivando la
construcción de una nueva estructura (fase constructiva 1) que mantendría la misma
forma y diseño arquitectónico (Fig. 24). El piso 6 constituye la única superficie regis-
trada para esta fase; se asienta sobre el piso de nivelación que sella la construcción
anterior (edificio 2) de la Plataforma Funeraria. Está compuesto por una capa de
barro batido de 3 cm. de espesor cuya superficie presenta la misma coloración rojiza
identificada en los pisos 3, 4 y 5. Las manchas rojas sobre este piso proveniente
de la fachada principal demuestran el precedente decorativo con pintura mural del
frontis norte del edificio, manteniéndose hasta la última fase constructiva. Asimismo,
las excavaciones realizadas al sur del edificio revelan una capa de sedimentos de
aproximadamente 10 cm. de espesor depositados sobre el piso 6, evidencias que
demostrarían un periodo de fuertes lluvias que habrían originado el deterioro o colap-
so de casi toda la estructura inicial (Fig. 25).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 27


Figura 24: Reconstrucción isométrica de la fase
constructiva 2.

Piso de nivelación
Sobre esta superficie se erigió la estructura del edificio 1. Está conformado por una Figura 25: Vista de la fachada sur del edificio 1
capa de barro irregular de 3 cm. de espesor asentado sobre un relleno de tierra y del piso 6 sobre el cual se registró una capa de

(Figs. 17a, 17b, 18a y 18b). sedimentes pluviales.

Relleno arquitectónico
Al continuar el proceso de excavación por debajo del piso de nivelación, se registró
un relleno de 50 cm. espesor como promedio, compuesto de tierra suelta y fragmen- Figura 26: Botellas asa estribo provenientes del

tos de adobes, algunos de ellos con restos de enlucido y pintura polícroma (blanco, relleno arquitectónico.

negro, amarillo y rojo) (Figs. 17a, 17b, 18a, 18b y 19). Este relleno fue colocado con la
intención de sellar la arquitectura antigua (edificio 2) para crear una plataforma que
propiciara la edificación de una nueva estructura. La progresiva remoción de este
relleno permitió recuperar tres vasijas fracturadas de carácter ritual y la osamenta
articulada bien conservada de un perro de gran tamaño.

Los fragmentos de vasijas, al ser reintegradas, permitieron definir botellas asa es-
tribo idénticas en forma y decoración, de cuerpo cilíndrico en posición horizontal,
gollete con reborde, base plana, con una capa densa de engobe blanco y pulidas,
decoradas con diseños antropomorfos en alto relieve representando el rostro de un
personaje en la parte superior de la vasija y con diseños repetitivos pintados de un
ave estilizada en forma helicoidal en la parte lateral derecha y frontal del cuerpo. El
rostro de los personajes ha sido decorado con incrustaciones de concha Spondylus
(lado izquierdo) y concha perlada (lado central y derecho) que muestran diseños de
pintura facial y las líneas de expresión del rostro, además de presentar pequeños
orificios al término de la nariz y en la parte lobular de las orejas. En estos últimos,
se habrían colocado ornamentos metálicos en miniatura de cobre como orejeras y
narigueras (Fig. 26).
Los análisis osteométricos a los que fue sometida la osamenta del mamífero en el La-
boratorio de Arqueobios de la Universidad Nacional de Trujillo indican que se trataría
de un animal sub-adulto con una mandíbula, un maxilar, la dentición y los huesos
post-craneales robustos y, por la forma de la pelvis y ángulo del occipital, se trata de
un espécimen del sexo masculino (Vásquez y Rosales 2011: 29). Los investigado-
res en arqueobiología señalan que las características osteométricas y morfológicas
propuestas en el trabajo de Brothwell et al. (1979) sobre razas de perros amerindios
revelan un parecido con un espécimen identificado en el sitio arqueológico de Pando
(Lima), el cual fue tipificado y asociado a la moderna raza bulldog. Sin embargo,
esto no significa que el fenotipo sea similar a la raza moderna; solo es similar a las
características osteométricas. Se trataría de razas obtenidas mediante selección ar-
tificial y que evolucionaron independientemente en estas áreas geográficas (Op.cit.
29) (Fig. 27).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 29


Edificio 2
Los resultados obtenidos de las recientes investigaciones en el lado oeste de la Pla-
taforma Funeraria (unidades –II Y, –I Z y –III Z) nos permiten afirmar, a partir de las
evidencias hasta ahora recuperadas, que la construcción del edificio 2 no fue pla-
neada como un solo proyecto arquitectónico (al igual que el edificio 1), sino que su
proceso se realizó a través de una secuencia de tres fases constructivas sucedidas
de remodelaciones, originándose, en cada proceso constructivo, el crecimiento de la
altura y tamaño del edificio y manteniendo el mismo patrón arquitectónico; es decir,
conservando las características formales de diseño, organización y orientación de
los espacios (Figs. 17a, 17b,18a y 18b).

Con la finalidad de facilitar la comprensión de los procesos constructivos que se de-


sarrollaron en el edificio 2 y reconstruir su diseño arquitectónico, organizamos las fa-
ses constructivas enumeradas correlativamente de arriba hacia abajo; es decir, des-
de el último evento constructivo hasta la primera construcción original planificada.

Es necesario mencionar que la presentación de los datos es más específica en la ar-


quitectura documentada de las fases constructivas 1 y 2, mientras que, en la corres-
pondiente a la construcción original del edificio (fase constructiva 3), no presentamos
mayores detalles, debido a que se tiene como única evidencia la fachada recta de
color amarillo identificada en la limpieza de un pozo de huaquero en las investigacio-
nes que se desarrollaron entre los años 1987-2000.

30 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Fase constructiva 1
Figura 27: Osamenta de un perro articulado de Es la fase más tardía registrada en el proceso constructivo del edificio. Se caracteriza
gran tamaño registrado dentro del relleno que sella por presentar ciertos patrones arquitectónicos que mantienen el ordenamiento y la
el edificio 2. planificación preconcebida en la fase precedente (fase constructiva 2). La arqui-
tectura de la última fase constructiva sigue el mismo trazo de los muros y el mismo
diseño de los espacios. Así, sus evidencias nos permiten hacer una reconstrucción
de la planta original, de las remodelaciones que se realizaron durante su vigencia y
del diseño de las fases constructivas anteriores. Las evidencias registradas en estas
nos estarían revelando el precedente arquitectónico de la fase final.

La arquitectura asociada a esta fase se constituye de un conjunto de espacios entre


los que se distinguen tres ambientes, un corredor interno que domina el eje norte-sur
de las unidades de excavación y un corredor lateral (Figs. 28a, 28b y 28c). De estos
tres ambientes, en algunos espacios, se evidencia una serie de añadiduras o desa-
pariciones de elementos arquitectónicos en la medida que progresan las remodela-
ciones, adecuando los mismos espacios sin modificar al diseño planificado. Posterior
a la planta original se registraron seis remodelaciones distinguidas en algunos espa-
cios pero sin modificar el diseño preestablecido: cuatro de ellas sobre la superficie
inicial, y dos de ellas se producen elevando la nueva superficie mediante un relleno
que cubre los elementos anteriores. La descripción delas remodelaciones comenza-
rá a partir de la superficie inicial de esta fase, para luego reconstruir su secuencia
tal y conforme se fueron generando a lo largo del tiempo de vigencia de esta fase.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 31


Figura 28a: Vista general de norte a sur de la plan-
ta original de la fase constructiva 1 y algunas remo-
delaciones posteriores.

Figura 28b: Vista de sur a norte de la planta origi-


nal de la fase constructiva 1.

Figura 28c: Dibujo de planta original de la fase


constructiva 1 con algunas de sus remodelaciones.

32 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Los límites perimétricos de los diferentes espacios están constituidos por muros an-
chos que varían entre 70 cm. a 1.90 m. de grosor, todos enlucidos en ambas caras de
sus paramentos y, en algunos de los casos, se encuentran pintados de color amarillo;
están construidos de adobes asentados, alternando una doble hilera horizontal de
cabeza o de soga, o con la combinación de ambas. Asimismo, se observa que, en
los extremos de uno de los muros, aparecen adobes asentados de soga y, al interior
de estos, un relleno de tierra suelta y fragmentos de adobes que, en realidad, sería
una técnica para conseguir, finalmente, el ancho del muro (Fig. 29). En cuanto a sus
alturas, estos varían entre 70 cm. y 1.40 m., tomados a partir de la superficie de esta
plataforma hasta su cabecera.

El corredor interno tiene una trayectoria en sentido norte-sur de, aproximadamente,


21 m. de largo (medida parcial) por 3.20 m. de ancho. Está formado por dos muros
anchos enlucidos en sus dos caras y pintados de color amarillo en el paramento
interno (Fig. 30), construido de adobes paralelepípedos. Estos muros alcanzan un
grosor de 60 cm. en el lado este y de 1.20 m en el lado oeste. Donde culmina el co-
rredor en el lado sur se abre un espacio mayor de 7.80 m., de norte a sur, (medida
parcial) y 11.50 m., de este a oeste, al que hemos denominando ambiente 1 (Fig. 30).

34 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Está formado por tres muros anchos: uno al norte de 1.20 m. de grosor, el mismo que
se amarra con el muro oeste del corredor interno o lateral formando una esquina;
Figura 29: Muro elaborado con filas de adobes en
hacia el este, el muro del corredor interno cruza todo el espacio del ambiente deli-
los extremos y relleno de tierra al interior.
mitándolo; y, finalmente, uno al oeste de 1 m. de ancho, el cual está decorado con
hornacinas de forma rectangular que miran hacia el interior del ambiente y que van a
conservarse hasta la quinta remodelación de esta fase constructiva. Las hornacinas
tienen 1.90 m. de largo por 55 cm. de fondo separadas entre sí por un muro de 65
Figura 30: Vista noreste-suroeste de la recons- cm., encontradas en mal estado de conservación, lo cual hace imposible la defini-
trucción isométrica del diseño arquitectónico de la ción de su altura, pero suponemos que debió ir en proporción con la altura del muro
fase constructiva 1. que delimita el lado oeste del ambiente. Las hornacinas están separadas del piso
por un zócalo de 35 cm. de altura. En la parte central del ambiente 1, se encuentra
un recinto determinado, hasta ahora, por tres muros anchos enlucidos y pintados de
color amarillo en ambos lados. Están cimentados sobre una antigua estructura pla-
tafórmica correspondiente a la fase constructiva 2. En el lado norte del ambiente 1,
se distingue un desnivel en el piso a manera de rampa que abarca 2.80 m. de ancho
alcanzando, en este lado, una altura de 65 cm.

El ambiente 2 se ubica al norte del ambiente 1 y está definido, parcialmente, por


tres muros anchos (Fig. 30) que miden 5 m. de largo (norte-sur) y 1 m. de ancho
(este-oeste). Adosado al muro que delimita su lado sur se aprecia un pequeño muro
a manera de banqueta de 55 cm. de largo, 40 cm. de ancho y 35 cm. de altura, en-
lucido en sus tres lados visibles y cabecera.

El ambiente 3 se ubica al norte del ambiente 2 y fue definido, parcialmente, por la


presencia de dos muros anchos que delimitan su lado sur y este (Fig. 30). El primero
alcanza un ancho final de 1.90 m. logrado a partir del adosamiento de otro muro de
90 cm. de grosor, probablemente, colocado al norte del anterior, excavándose solo
1 m2 de su área.

La evidencia de un fragmento de piso hacia el oeste del muro con hornacinas nos
hace suponer que entre este muro y el término de la estructura funeraria debió de
haber existido un corredor lateral orientado en sentido norte-sur (Fig. 30). Este habría
tenido una conexión con el corredor sur de la estructura funeraria localizado en las
temporadas de investigación de los años 1987-2000. Esta evidencia es la que nos ha
llevado a considerar que este corredor permitió un desplazamiento en la plataforma
por el extremo oeste, articulando al ambiente 1 y a los ambientes 2 y 3, los cuales
tendrían su límite oeste a la altura del muro con hornacinas, donde se localizarían
también sus accesos (Fig. 30).
Primera remodelación
Luego de la ocupación que se adscribe al diseño arquitectónico original de la fase Figura 31a: Detalle del sistema escalonado y pa-

constructiva 1, se realizaron una serie de modificaciones en dos de los cinco espa- sadizo que constituyen la primera remodelación
del ambiente 1.
cios identificados. Los elementos agregados consiguieron la remodelación el diseño
del ambiente 1 y del corredor interno.

En el ambiente 1, se produce la construcción de dos amplios escalones y un pa-


Figura 31b: Dibujo del sistema escalonado y pa-
sadizo que se orientan en sentido este-oeste sobre la rampa (Figs. 31a, 31b y 32), sadizo que constituyen la primera remodelación
los cuales se revelan como diferentes posibilidades de circulación en el interior del del ambiente 1.
ambiente. Por un lado, se podía acceder mediante un sistema escalonado de dos
niveles y, por el otro, a través de un angosto pasadizo cuya superficie conservó el
desnivel a manera de rampa. Este se comunicaría directamente con el corredor late-
Figura 32: Vista noreste-suroeste de la reconstruc-
ral localizado al oeste de los ambientes. El sistema escalonado tiene una extensión ción isométrica de la primera remodelación de la
total de 9.50 m. de largo (este-oeste) y 2 m. de ancho (norte-sur); está conformado fase constructiva 1.
por un nivel bajo que alcanza una extensión de 3.30 m. de largo y una altura de 24
cm., y un nivel alto de 3.20 m. de largo y una altura de 39 cm. De esta manera, al-
canza el nivel del piso del ambiente 1 en su lado oeste. Entre los dos escalones se
encuentra una depresión cuadrangular de 2.50 m. de largo. El pasadizo se ubica al
norte del escalonamiento. Mide 8 m. de largo (este-oeste) por 80 cm. de ancho, y
está configurado por un muro de 80 cm de grosor (el mismo que, a su vez, divide el
sistema escalonado y el pasadizo) y el muro que delimita el lado norte del ambiente.
Así, se conserva la superficie inclinada de este a oeste determinada por la rampa.

36 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 37
Segunda remodelación
La segunda remodelación va a tener como escenario los espacios que comprenden Figura 33: Detalle de la primera escalinata identifi-
el corredor interno y el ambiente 1. cada dentro del área del corredor interno.

El corredor interno va a ser remodelado, por primera vez, a consecuencia de la cons-


trucción de una primera escalinata de tres pasos ubicada muy cerca al término del
corredor por el lado sur, adosado al muro que delimita su lado oeste. Se orienta en Figura 34: Vista noreste-suroeste de la reconstruc-
eje este-oeste, mide 1.80. m de largo por 1 m. de ancho y tiene una altura de 60 cm. ción isométrica de la segunda remodelación de la
Su ubicación dentro del corredor origina una reducción considerable en su ancho de fase constructiva 2.

3.20 m. a 1.40 m. (Figs. 28a, 28b, 33 y 34).

Hacia el sur de la escalinata, dentro de lo que corresponde al espacio del ambiente


1, se construyó una plataforma de 95 cm. de altura orientada en dirección al eje es-
te-oeste, a la cual se accedía mediante la escalinata.
Tercera remodelación
La tercera remodelación no demuestra cambios significativos en el diseño arquitec-
tónico anterior y solo se evidencian modificaciones en el corredor interno y en el
ambiente 1, evidenciado con el sello de la escalinata anterior para dar paso a su
reestructuración.

La segunda escalinata se ubica al norte de la anterior y mantiene, básicamente, las


mismas características formales, salvo la presencia de cinco pasos. Su construc-
ción se produce, cercando con muros delgados, la escalinata anterior lo que, a su
vez, permitió formar un encajonamiento para contener el relleno, logrando ampliar la
plataforma anterior hacia el lado norte. Asimismo, junto a la escalinata y adosado al
muro oeste del corredor interno se construyó una banqueta de 4 m. de largo por 1.88
m. de ancho y 14 cm. de altura (Figs. 35 y 36). Finalmente, a 1.20 m., aproximada-
mente, al sur de la segunda escalinata, se agrega una rampa muy baja que eleva,
ligeramente, el nivel del piso del corredor interno (Figs. 35 y 36).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 39


Figura 35: Detalle de la segunda escalinata a la
cual se adosa una banqueta por el lado norte.

Figura 36: Vista noreste-suroeste de la reconstruc-


ción isométrica de la tercera remodelación de la
fase constructiva 1.

Figura 37: Vista noreste-suroeste de la reconstruc-


ción isométrica de la cuarta remodelación de la
fase constructiva 1.

40 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Cuarta remodelación
Posterior a los eventos constructivos de la remodelación anterior, se originan dos
ampliaciones de la banqueta hacia el lado norte. La primera amplia 1 m. más la
extensión de la banqueta mediante la construcción de muros delgados que corren
en sentido este-oeste y norte-sur amarrándose en la esquina noreste formando el
encajonamiento que luego es rellenado. La segunda, que también se conforma por
dos muros delgados, permite el crecimiento de la banqueta de 1.40 m. más hacia el
norte, sumando, en total, una extensión de 6.40 m. (Fig. 37). Cabe resaltar la conti-
nuidad de un muro delgado hacia el norte del corredor interno, el cual nace de una
esquina de la última ampliación de la banqueta. Esto último evidencia una división
del ancho original del corredor del cual no podemos dar mayores detalles, pues este
sector ha sido cortado por la intrusión de la tumba 11 (Fig. 28c).

Quinta remodelación
Esta remodelación se caracteriza por la construcción de una nueva superficie que se
levanta 50 cm., aproximadamente, sobre la superficie inicial de la fase, pero utilizan-
do los mismos muros del diseño original. Las adiciones de elementos arquitectónicos
al interior de algunos espacios van a modificar, ligeramente, su área con la intención
de adecuarlos a sus necesidades sin alterar el diseño preestablecido. Las modifica-
ciones que se observan al interior del corredor y del ambiente 1 están determinadas
por una extensa plataforma de 70 cm. de altura que, de norte a sur, recorre la parte
central del corredor, adosándose al muro oeste y alcanzando un ancho de 1.80 m. De
este a oeste, recorre el lado norte del ambiente 1 (Fig. 38).

El recinto 1 mantiene su misma forma y características, al igual que los ambientes 2


y 3 sin registrar modificaciones en su espacio, salvo la adición de dos muros cortos
enlucidos pero sin pintura al este y oeste de los muros que delimitan al recinto.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 41


Sobre el muro que delimita el lado este del corredor, a la altura del término de su
conexión con el ambiente 1, se hallaron unos pequeños fragmentos de pintura mural
que describen una especie de cuadros, al parecer, continuos cuyos bordes presen-
tan figuras geométricas conformadas por triángulos escalonados que rematan en
una greca, pintados de negro sobre el fondo amarillo que decoraba, inicialmente,
al muro (Fig. 39a y 39b). La parte central de estos cuadros habría contenido, pro-
bablemente, una imagen principal que, debido al mal estado de conservación de la
pintura, se hace imposible esbozar su reconstrucción.

Figura 38: Vista noreste-suroeste de la reconstruc-


ción isométrica de la quinta remodelación de la
fase constructiva 1.

Figura 39a: Vista de oeste a este donde se apre-


cia la ubicación del diseño geométrico pintado
asociado a la quinta remodelación de la fase cons-
tructiva 1.

Figura 39b: Diseños geométricos pintados de co-


lor negro sobre fondo amarillo.

42 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Sexta remodelación de la fase constructiva 1
Corresponde a la última remodelación del edifico 2. Durante este proceso, se sella la
remodelación anterior mediante un relleno sobre el cual se crea una nueva superficie,
manteniendo el trazo y orientación de la arquitectura precedente. Esta remodelación
se caracteriza por presentar una redición del diseño de la planta original de esta fase
constructiva; es decir, se reconocen el corredor interno sin la adición de elementos
en su espacio (escalinatas y banquetas), el ambiente 1— en cuyo interior se mantie-
ne el recinto—, los ambientes 2 y 3— en los que no se hicieron mayores modificacio-
nes— y, probablemente, el corredor lateral (Fig. 40).

El corredor interno sigue siendo el espacio de mayor extensión y está delimitado por
los mismos muros anchos enlucidos en ambos lados de su paramento y pintados de
color amarillo en la cara interna. Al interior del corredor, se halló una extensa impronta
de cañas de forma rectangular amarradas con soguilla que mide 4.70 m. de largo
por 2.70 m. de ancho y que habría sido parte de la cubierta del corredor interno. Lo
anterior revela que los espacios arquitectónicos de la estructura funeraria contaron
con un sistema de cobertura que mantuvieron bajo sombra a la arquitectura (Fig. 41).
El ambiente 1 mantiene la misma planta rectangular preservando, en la parte central,
el recinto con sus paredes enlucidas y solo pintada de color amarillo la pared frontal

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 43


(muro norte del recinto). La evidencia de un muro fuertemente destruido –a conse-
cuencia del desmontaje de la arquitectura antigua para dar origen a una nueva–si-
guiendo la misma orientación del muro que delimita el lado norte del ambiente 1, nos
hace inferir que, al interior del ambiente, existió un pasadizo de 80 cm. de ancho que,
probablemente, hacia el extremo oeste de la Plataforma Funeraria, se conecta con
un probable corredor lateral similar al presente en la primera remodelación de esta
fase constructiva.

Las estructuras de los ambientes 2 y 3 se mantuvieron sin registrar mayores modifi-


caciones en su diseño y área.
Fase constructiva 2
Figura 40: Isometría noreste-suroeste de la re- Se trata de una antigua edificación cuyos componentes arquitectónicos están deter-
construcción de la sexta remodelación de la fase minados por muros perimétricos anchos, los cuales, al momento de sellar la arqui-
constructiva. tectura de esta fase constructiva, se dejaron, ex-profesamente, con las cabeceras
expuestas y la superficie de la antigua plataforma. De esta forma, sirvieron de guías
para construir sobre estos los espacios de las siguientes fases. En este sentido, cree-
mos estar seguros de afirmar que el diseño arquitectónico de la planta original de la
Figura 41: Parte del piso del corredor interno fase constructiva 1 tendría su precedente en esta fase antiguo. Esto nos hace pensar
sobre el cual se identificó las improntas de caña
que existió una reiteración en el patrón arquitectónico (forma y diseño) durante el
tramada que determinaron la cobertura que tuvo
proceso de construcción del edificio 2. Desde esta perspectiva, los espacios que
el espacio.
estarían configurándose serían un corredor, un espacio amplio con una plataforma
central y dos ambientes.

El corredor tendría una longitud similar al de las fases posteriores (21 metros) y un an-
Figura 42: Vista noreste-suroeste de la reconstruc-
cho de 2.90 m., siendo ligeramente más angosto. El espacio que subyace a la altura
ción isométrica del diseño arquitectónico de la fase
constructiva 2. del ambiente 1 de la última fase constructiva mantendría sus características formales
y dimensiones, destacando, en su parte central, una plataforma de 7.60 m. de ancho
(este-oeste) construida, íntegramente, de adobes ordenados en paneles modulares
cuyo frente norte debió estar decorado con posibles diseños geométricos en relieve
(Fig.42 y 43). Este espacio mayor estaría articulado, inmediatamente, por el corredor.

Al finalizar el periodo de funcionamiento de esta fase constructiva, la arquitectura fue


sellada en su totalidad por un relleno de adobes tramados y asentados con mortero
de barro, dejando—ex-profesamente — expuestas algunas cabeceras de muros.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 45


Fase constructiva 3
Corresponde a la fase constructiva más antigua del edificio 2 y fue determinada por
una fachada recta y amarilla asociada a un único piso cuya identificación se realizó
a través de la limpieza de un pozo de huaquero durante las temporadas 1987–2000.
En esta última temporada que se reinició en el año 2007, no hemos alcanzado, toda-
vía, esta evidencia arquitectónica. Esperamos ejecutarlo en las próximas temporadas
como parte de un plan de investigaciones orientadas al fortalecimiento de la secuen-
cia constructiva de la Plataforma Funeraria (Fig. 44).

46 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Edificio 3
Figura 43: Vista de una parte de las figuras Este edificio— al que hemos intentado reconstruir en su secuencia constructiva y
geométricas en relieve que habría contenido la diseño— fue definido en base a las evidencias expuestas en el perfil oeste de la uni-
fachada de la plataforma al interior del espacio dad II B, el cual se caracteriza por presentar una fachada alta, inclinada y enlucida.
mayor de la fase constructiva 2. Probablemente, su diseño arquitectónico guarda similitud con la última edificación
de la Plataforma Funeraria (edificio 1). Es importante que se tenga en mente que las
futuras investigaciones que se realicen nos permitirán reafirmar, modificar o descar-
tar la propuesta planteada, pues los estudios de este edificio solo se están enfocan-
Figura 44: Isometría del diseño arquitectónico
do desde los perfiles expuestos. De acuerdo a los análisis estratigráficos del perfil,
asociado a la fase constructiva 3 del edificio 2.
podemos establecer, parcialmente, la secuencia del edificio a través de una fase
constructiva sucedida de dos remodelaciones.

Figura 45: Isometría del diseño arquitectónico


Fase constructiva 1
asociado a la fase constructiva 1 del edificio 3. Esta fase constructiva estaría determinada por la existencia de una plataforma menor
con fachadas inclinadas que se levanta 4 m. sobre un nivel plano y cuya forma se
asemeja al del edificio 1 (Fig. 45). Luego de esta planificación, el diseño del edificio
varía por la añadidura de elementos constructivos con la intención de formar nuevos
espacios, los mismos que van a constituir las remodelaciones de la estructura.

Primera remodelación
La primera remodelación está determinada por la construcción de un muro ancho de
adobes de 1.30 m. de grosor, al sur y en paralelo a la fachada, con la intención de
formar un corredor de 3.50 m. de ancho, orientado en sentido este-oeste. Asociado
a este muro, se identifica una banqueta de 2.58 m. de largo por 1.04 m. de ancho
y 12 cm. de alto, aproximadamente, la cual estaría reduciendo el espacio de flujo
de circulación del corredor (Fig. 46). Al este de la banqueta fue registrado el corte
que indicaría la presencia del contexto funerario del personaje denominado “noble
guerrero” (T15).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 47


Figura 46: Isometría de la primera remodelación en
Segunda remodelación la fase constructiva 1 del edificio 3.
Esta remodelación consistió en cubrir, con un relleno de adobes tramados y orde-
nados a través de paneles modulares, el espacio del corredor. Este proceso— que
cubrió, totalmente, el corredor— permitió ganar altura y elevar la superficie inicial del
edificio, pero, a su vez, redujo la altura de la fachada a 2.35 m. Así, se volvió a repetir Figura 47: Isometría de la segunda remodelación
el diseño original planificado (Fig. 47). en la fase constructiva 1 del edificio 3.

Debajo del piso de ocupación correspondiente al edificio 3 se identifica paneles


de adobes tramados cortos (1.10 m. de alto por 1.50 m. de ancho en promedio) y
relleno de tierra y fragmentos de adobes (1.10 m. de ancho por 1 m. de alto), los cua-
les fueron acomodados sobre una superficie compacta que se extiende de manera
uniforme en dirección norte-sur. Esto nos hace suponer la probable existencia de un
cuarto edificio (Figs. 15 y 17b) cuya forma y diseño es difícil de esbozar. Por debajo
del piso de este posible edificio 4 se registró una gruesa capa de tierra con ceniza
negra de unos 50 cm. de espesor, localizada a unos 13 m. de profundidad desde
la superficie. Por motivos de seguridad, no se continuó con la excavación debido a
que el área de la excavación ya no era proporcional con la profundidad, corriendo el
riesgo de un derrumbe de los perfiles. Sin embargo, la calidad informativa brindada
hasta el momento de los perfiles matrices ha permitido realizar reconstrucciones de
la forma y diseño de los diferentes edificios aunque no se ha definido la superficie
geológica sobre la cual se construyó la Plataforma Funeraria.
Ubicación de las Tumbas
en la Nueva Propuesta
Constructiva de la
Plataforma Funeraria
Casi tres décadas después del fabuloso descubrimiento de la primera tumba intacta
de un gobernante mochica en la costa norte, en el sitio de Sipán –enclavado en la
geografía del valle Lambayeque— y a los nuevos aportes obtenidos de los estudios
en la Plataforma Funeraria, se ha podido reorganizar los primeros planteamientos
relacionados a la secuencia constructiva de este monumento y ubicar los contextos
funerarios documentados dentro de una nueva secuencia.

Esta propuesta sobre la forma de crecimiento del monumento funerario está organi-
zada en tres edificios que surgen como proyectos arquitectónicos independientes,
cada uno logrado mediante fases constructivas y remodelaciones. En este sentido,
de acuerdo a los análisis de la arquitectura, así como a los materiales asociados a
las tumbas y gracias a fechados radiocarbónicos, se han logrado identificar las fases
Temprana y Media de la ocupación mochica, periodos en los que estamos insertando
las 16 tumbas arqueológicamente excavadas (Fig. 48).

La Fase Mochica Temprano


Edificio 3, se identifica:
Tumba 15 (Noble Guerrero).
La Fase Mochica Medio
Edificio 2
Fase constructiva 2, se identifica:
Tumba 3 (Viejo Señor)
Fase constructiva 1, se identifican cinco tumbas:
Tumba 9 (Guerrero)
Tumba 5 (Guerrero Músico)
Tumba 12 (Noble)
Tumba 13 (Noble)
Tumba 16 (Señor Guerrero)
Edificio 1
Fase constructiva 2, se identifican siete tumbas:
Tumba 6 (Noble)
Tumba 7 (Guardián)
Tumba 8 (Jefe Guerrero)
Tumba 10 (Noble)
Tumba 11 (Guerrero)
Tumba 14 (Sacerdote Guerrero)
Tumba Saqueada
Fase constructiva 1, se identifican:
Tumba 1 (Señor de Sipán)
Tumba 2 (Sacerdote)
Tumba 4 (sin osamenta)
La tumba del Viejo Señor de Sipán (T 3) correspondería al inicio de la Fase Mochica
Medio (siglo IV), la cual se ha identificado en la fase constructiva 2 del edificio 2. El
Gráfico 1: Fechado obtenido de una muestra de la
gobierno de este jerarca se habría dado una o dos generaciones antes del Señor
tumba 16, realizado por Beta Analytic Radio Car-
Guerrero (T 16), fechado mediante carbono 14 a 2 sigmas en 390–540 años d.C.
bon Dating Laboratory.
(BETA - 323011) (Gráfico 1). La tumba del Sacerdote Guerrero (T 14)— que, estra-
tigráfica y cronológicamente, es posterior a la T 16 y cuya construcción del recinto
funerario corta la superficie original de la fase constructiva 1 del último edificio (edifi-
cio 1)— ha sido fechada en 430–640 años d.C., según los resultados del carbono 14 Gráfico 2: Fechado obtenido de una muestra de la
a 2 sigmas (BETA-243700) (Gráfico 2). En este sentido, la tumba del Señor de Sipán tumba 14, realizado por Beta Analytic Radio Car-
(T1)— localizada en la última fase constructiva del edificio 1— sería posterior en el bon Dating Laboratory.

tiempo y representaría el fin de la Fase Mochica Medio en Sipán, probablemente


hacia el siglo VII, tiempo en el cual ya se estarían produciendo periodos de lluvias a
lo largo de la costa norte del Perú.

50 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 51
52 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Figura 48: Secuencia arquitectónica de la Plata- Nuevas Investigaciones
en el Área Monumental
forma Funeraria donde se incluye los contextos
funerarios de acuerdo a los edificios y fases cons-
tructivas.

Plataforma norte
En el lado norte, adosada a la Pirámide Ceremonial, existe una estructura de planta
rectangular de 101.82 m. de largo por 70.04 m. de ancho, denominada Plataforma
Figura 49: Vista panorámica de la Plataforma
Norte (Figs. 49 y 69) y cuyo diseño arquitectónico aún están en una etapa preliminar
Norte, tomada en sentido sur-norte al inicio de la
intervención.
de investigación. Sin embargo, los primeros datos recopilados permiten reconstruir
algunos espacios, así como postular algunos enunciados que definen a esta pla-
taforma como punto de acceso hacia las pirámides mayores, debido a que, hasta
el momento, se han registrado espacios de desplazamiento tales como corredores,
rampas, ambientes y corredores con hornacinas (Fig. 50). A partir de las evidencias,
hasta la fecha, se definen tres fases constructivas dentro de las cuales se distinguen
una sucesión de remodelaciones o, más bien, de reparaciones que fueron necesa-
rias ante el desgaste que sufrieron las superficies de los espacios arquitectónicos.
A pesar del avanzado estado de erosión— producto de los fenómenos pluviales que
han provocado el deslizamiento de material constructivo en gran parte de su estruc-
tura y han creado profundas torrenteras— se ha realizado una limpieza de perfiles
con la finalidad de observar algunos rasgos del proceso constructivo de la platafor-
ma. Un ejemplo es la sucesión de pisos, cuyo número asciende, actualmente, a un
total de 14 superficies.

El análisis arquitectónico realizado en la Plataforma Norte, a partir de un área aproxi-


mada de 600 m2, sigue los parámetros de la secuencia estratigráfica cuidando, para
ello, la relación entre la horizontalidad y verticalidad del trabajo de excavación. Esto
nos permitió definir tres ocupaciones, las mismas que serán descritas desde el even-
to más tardío hasta el más temprano considerando las particularidades del diseño
arquitectónico desarrollado durante la ocupación de esta estructura. En este resaltan
corredores amplios, en algunos casos, decorados con hornacinas.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 53


Figura 50: Vista desde el noreste de la Plataforma
Norte luego del progreso de las excavaciones.

Secuencia constructiva
Durante los trabajos de reconocimiento de la Plataforma Norte se identificaron evi-
dencias de los pisos superficiales (pisos 1 y 2), asociados a muros colapsados por
el paso del tiempo. Es difícil determinar la configuración espacial formada durante
la ocupación de estas superficies. Por tal motivo, la reconstrucción de la secuencia
arquitectónica se realizará a partir de los ambientes registrados desde el piso 3. Este
análisis ha permitido definir tres fases constructivas con sus respectivas remodela-
ciones cuyos procesos han provocado el volumen de esta estructura.

Fase constructiva 1
Corresponde a la última construcción que se realiza en la Plataforma Norte. Se carac-
teriza, principalmente, por la presencia de dos corredores (corredor 1 y el corredor 2)
en el lado norte y sur del área de excavación, respectivamente. La parte central de
la zona intervenida ha sido afectada por erosiones pluviales, por lo cual no ha sido
posible identificar otros espacios (Fig. 51).

54 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


El corredor 1 se orienta en sentido este-oeste y mide, aproximadamente, 28 m. de
largo por 1.60 m. de ancho en la parte oeste y 2.60 m. de ancho en el lado este. Los
Figura 51: Reconstrucción isométrica de la fase
constructiva 1. paramentos internos presentan un enlucido de color beige con un espesor de 1.5
cm.; el muro sur que delimita este corredor tiene un ancho visible de 36 cm. y está
enlucido en ambas caras. Aún no se ha definido el vano de acceso o los espacios a
los cuales está relacionando (Figs. 51 y 52).
Figura 52: Vista oeste-este del corredor 1.
El corredor 2, orientado de este-oeste, se localiza al sur del corredor 1 y del corre-
dor 3 (asociado a la fase constructiva 2). Alcanza 4.80 m. de largo visible por 1 m.
de ancho. De acuerdo a las evidencias recuperadas, ha sido posible realizar una
Figura 53: corredor 2. Vista en sentido oeste-este. proyección del mismo hacia el lado este, lo cual nos ha permitido reconocer que el
corredor habría alcanzado aproximadamente 14 m. de longitud. Este espacio está
aún sujeto a próximas investigaciones (Figs. 51 y 53). Los paramentos internos del
corredor están enlucidos por una arcilla de color beige de un espesor de 1cm.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 55


La remodelación de la fase constructiva 1
Corresponde solo a modificaciones que se dieron sobre la superficie original. Estas Figura 54: Reconstrucción isométrica de la remo-

progresaron como una superposición de pisos arquitectónicos, tanto en el corredor 1 delación suscitada en la fase constructiva 1.

como en el corredor 2, sin modificar el espacio planificado.

En el corredor 1 se aprecia una superposición de tres pisos que originó una elevación Figura 55: Reconstrucción isométrica de la fase
poco significativa en relación a la superficie inicial. En uno de los tramos de la última constructiva 2 de la plataforma norte.
superficie del corredor 1 se identificó hoyos para postes de diferentes diámetros,
probablemente, para soportar una cubierta (Fig. 54).

Figura 56: Vista noreste-suroeste del corredor 4 de-


En el extremo oeste del corredor 2 se define el paramento este de un muro, el cual limitado por muros anchos con hornacinas.
corta el sentido original del mismo cambiándolo en dirección norte-sur. Esto modifica
el flujo de circulación para conducir a un nuevo espacio. Sin embargo, a causa de la
erosión por los efectos pluviales, no se ha podido definir toda su extensión así como
tampoco los límites de este nuevo espacio (Figs. 54 y 55).

Fase constructiva 2
Esta segunda fase constructiva está asociada al funcionamiento del piso 5, cuyos
elementos arquitectónicos se encuentran mejor preservados, lo cual nos permite
identificar seis corredores, dos de ellos decorados con hornacinas (Fig. 57), y un am-
biente. No obstante, la erosión causada por las diferentes torrenteras que afectan la
estructura cortan parte de los espacios dificultando identificar los accesos. A pesar
de estas circunstancias, en algunos casos, hemos optado por realizar algunas pro-
yecciones considerando la distribución y el patrón arquitectónico desarrollado hasta
el momento en la Plataforma Norte.

El corredor 1 mantiene la misma área y orientación de los muros que lo delimitan,


registrados durante la primera fase constructiva de la plataforma.

El corredor 3, orientado en sentido este-oeste, está delimitado por dos muros: uno
al norte— que lo separa del corredor 1— y uno al sur— que lo separa del corredor
4 y con hornacinas. Esta estructura alcanza una extensión de 11.50 m. de largo por
70 cm. de ancho, aproximadamente. Probablemente, alcanzó mayores dimensiones
pero la presencia de una torrentera habría erosionado gran parte de su estructura
(Fig. 55).
El corredor 4 se sitúa al sur del corredor 3 y se orienta en eje este-oeste, abarcando
13.20 m. de largo por 5 m. de ancho. De acuerdo a las evidencias encontradas en el
lado oeste de las excavaciones, se logró registrar parte de su estructura, lo que nos
permite afirmar que, en su tiempo, habría alcanzado una extensión de 20 m., apro-
ximadamente. Este corredor está delimitado por dos muros anchos enlucidos de
color beige en ambas caras y decorados con hornacinas que miran al interior que, a
su vez, miden 1.05 m. de ancho por 1.10 m. de fondo y conservan una altura de 80
cm. Están separadas entre sí por un muro de 70 cm. de ancho. La presencia de un
zócalo de 40 cm. de altura permitió que la superficie de las hornacinas no esté a ni-
vel de la superficie del corredor (Figs. 55, 56 y 57). Se identificaron ocho hornacinas
conservadas, seis al sur y dos al norte. En el interior del corredor 4 se ha registrado
un relleno de tierra compuesto por fragmentos de adobes, barro, grava y arcilla que-
mada. Este relleno está dispuesto sobre el piso 5. En un tramo del corredor, ha sido
posible identificar improntas de poste que debieron formar parte de una techumbre.

El corredor 5, localizado al oeste del corredor 4, tiene una extensión aproximada de


5.70 m. de largo por 1.97 m. de ancho y se orienta de este-oeste. Está delimitado por
dos muros paralelos en dirección este-oeste. Sin embargo, a los 5.70 m. realiza un
cambio de dirección en sentido norte-sur, la cual alcanza una extensión aproximada
de 2 m. y se conecta con el corredor 2 para formar un solo espacio de circulación
durante el funcionamiento de esta superficie (Figs. 55 y 58).

El corredor 6 se encuentra localizado al sur del corredor 5 y está orientado en eje


norte-sur. Hasta el momento, solo se ha definido el muro este enlucido en la cara
interior, cuya extensión es aproximadamente 3.50 m. de largo por 2.40 m. de ancho.
Presenta dos hornacinas rectangulares de 1.40 m. de ancho por 1.10 m. de fondo,
haciéndonos suponer, que al igual que el corredor 4, los muros de este corredor
habrían estado decorados con hornacinas (Fig. 55).

El ambiente 1 fue registrado en el lado suroeste del corredor 1. Probablemente,


este espacio haya estado relacionado con dicho corredor; sin embargo, debido a la
erosión causada por una de las torrenteras, no ha sido posible establecer el punto
de acceso. Este espacio abarca un área de 6.70 m. de largo por 1.60 m. de ancho
y está delimitado por paramentos enlucidos de color beige.
Figura 57: Detalle de las hornacinas con enlucido
interno.

Remodelaciones de la fase constructiva 2


Las remodelaciones se realizaron en el corredor 1 mediante la construcción de un
muro en la parte central con la intención de crear un corredor anexo al cual hemos
denominado corredor 1A (Figs. 59 y 60).

El corredor 1A alcanza una extensión de 22 m. de largo por 1 m. de ancho, y registra


el adosamiento de una banqueta angosta y baja a lo largo del muro norte.

El corredor 1B tiene un largo de 20 m. por 65 cm. de ancho. Ambos corredores son


paralelos en dirección este-oeste. Los paramentos que los delimitan están enlucidos
por una mezcla de barro, arcilla, arena fina y gravilla con un espesor aproximado de
1.5 cm. Durante la remoción del relleno que sella el corredor 1B, se registraron restos
óseos de mamíferos, restos malacológicos y fragmentos de cerámica (Fig. 61). El
análisis de los restos óseos determinó que estos pertenecían a ratones de campo
(familia Muridae sp.) y camélidos (Lama sp.). Asimismo, se identificó una valva de
Spondylus princeps (mullu). La cerámica estuvo conformada por fragmentos de una
vasija que, luego de ser sometidos al trabajo de limpieza y reintegración, se determi-
nó pertenecían a un diseño iconográfico zoomorfo denominado “animal lunar” (Fig.
62). En algunos tramos de este corredor han sido registradas, también, máscaras
antropomorfas fragmentadas con diseños geométricos (líneas, círculos, volutas) (Fig. Figura 58: Corredor 5. Vista oeste-este. Nótese el

63). cambio de dirección hacia el sur.

58 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 59: Reconstrucción isométrica de la re-
modelación de la fase constructiva 2 Plataforma
Norte.

Figura 60: Vista panorámica oeste-este del corredor 1 divido por Figura: 61: Restos óseos y fragmentos de cerámica in situ al
un muro formando el corredor 1a. interior del corredor 1B.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 59


Figura 62: Fragmento de cerámica con represen-
tación del animal lunar.

Figura 63: Reintegración de máscaras antropo-


morfas con diseños geométricos.

Figura 64: Reconstrucción isométrica de la fase


constructiva 3 de la Plataforma Norte.

60 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Fase constructiva 3
Hasta el momento, se constituye como la fase constructiva más antigua de la Plata-
forma Norte. Se asocia al piso 6 que se identifica en la parte oeste de la plataforma,
en un área reducida. Información adicional de esta fase ha sido obtenida gracias a
datos extraídos de la lectura de los perfiles expuestos por las torrenteras que ero-
sionaron la estructura; si bien no son datos absolutos, nos permiten tener una visión
aproximada de la configuración arquitectónica para este evento constructivo. Se de-
finen algunos componentes arquitectónicos conformados por un espacio rectangular
(ambiente 2) y un nuevo corredor (corredor 7) que se orienta en sentido norte-sur.
Asimismo, por debajo del corredor 4 de la fase constructiva 2, se identifican muros
paralelos que estarían conformando otro corredor (corredor 8) con las mismas medi-
das y orientación que el corredor 4 (Fig. 64).

El ambiente 2 es el primer espacio registrado para esta fase. Abarca una extensión
aproximada de 6 m. de largo por 4.20 m. de ancho y 1.33 m. de altura, y está orienta-
do en dirección norte-sur. El acceso a este espacio no ha podido ser identificado. El
piso 6 se extiende por el ambiente de forma irregular, es de consistencia compacta y
se compone de una mezcla de barro, arcilla, arena gruesa, gravilla de color gris, de
un espesor de 2 cm. Al lado este, se ha registrado una sección del corredor 7, el cual
se define por dos muros paralelos en dirección norte-sur. Miden 2.50 m de largo por

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 61


3 m. de ancho en promedio; los paramentos internos tienen enlucido de color gris.
Los componentes arquitectónicos presentes a lo largo de las diferentes fases cons-
tructivas de la Plataforma Norte sumados a los materiales recuperados como los Figura 65: Vista este de la Pirámide Ceremonial,
donde se aprecia la torrentera 7 en la parte central.
fragmentos de cerámica con la representación del animal lunar, máscaras antropo-
morfas, así como los restos de camélidos y elementos malacológicos (mullu) eviden-
cian que la arquitectura identificada corresponde al periodo de ocupación Mochica
Medio y, probablemente, su construcción debió de haber sido contemporánea con
la Pirámide Ceremonial (Fig. 69), la Plataforma Funeraria, revelando el mayor apogeo
de los mochicas en Sipán. Sin embargo, un trabajo más exhaustivo, en las siguientes
temporadas de excavación, nos brindará los datos necesarios para respaldar nues-
tras hipótesis.

La Pirámide Ceremonial
La Pirámide Ceremonial es una de las dos estructuras preponderantes que conforma
el área monumental de Sipán ubicada entre la Pirámide Político-Administrativa y la
Plataforma Funeraria (Fig. 69). Presenta una planta más o menos cuadrangular pero,
debido a las precipitaciones pluviales que ha soportado a lo largo del tiempo, se ha
deformado totalmente la apariencia de la estructura, apreciándose en la actualidad
como un montículo alto y alargado surcado por una gran cantidad de torrenteras.

Los estudios planteados en la Pirámide Ceremonial en el año 2009 se inician con


una prospección de la estructura recorriendo cada uno de sus lados con la finalidad
de elegir el área a intervenir. Este proceso nos permitió reconocer un total de 40
torrenteras que, para nosotros, se definen como la erosión producto del arrastre de
materiales originado por fenómenos pluviales (Enso) que se han encargado de darle
profundidad y longitud que discurren a lo largo de los cuatro lados de la pirámide,
de las cuales, las más profundas y anchas se encuentran en el lado este (Fig. 65).

La intervención de la estructura ceremonial se realizó teniendo en cuenta su estabili-


dad estructural y, en consecuencia, se buscó reducir el riesgo de su deterioro. Para
poder alcanzar este objetivo fue necesario conocer a fondo la realidad a la cual nos
enfrentábamos. Esta realidad es, no obstante, difícil de observar, pues las constantes
lluvias han formado una capa compacta que cubre toda la superficie de los perfiles
de las torrenteras y sus lechos están cubiertos por escombros sedimentados.

El área que se intervino para llevar a cabo el estudio estuvo centrada en la torrentera
número 7 (Fig. 65), localizada en el lado este de la estructura ceremonial y se limitó a
la limpieza de la capa superficial que cubría el perfil norte y los escombros del lecho.

El perfil norte de la torrentera 7


El perfil comprende 26 m. de largo (de este a oeste) por 19 m. de alto (en su punto
más alto) y abarca tres unidades de excavación (Figs. 66 y 67). Con la limpieza del
perfil y el lecho de la torrentera, se pusieron en evidencia los elementos arquitectóni-
cos, la secuencia constructiva y la forma arquitectónica de las últimas etapas cons-
tructivas de la Pirámide Ceremonial, así como los materiales y técnicas empleadas
durante su construcción.
Debido a que la intervención se realizó, solamente, en la parte superior y media
de la pirámide, la descripción de estos elementos arquitectónicos registrados en
el perfil fueron enumerados desde la parte superior, de manera que se registraron
pisos arquitectónicos (P); muros perimétricos (M) y de remodelación (MR); paneles
modulares de adobes (PAM) que, en algunos casos, están enlucidos en ambos o en
uno de sus lados denominándoles PAME; rellenos arquitectónicos (RA); y, finalmente,
escalinatas (E) (Figs. 68a, 68b).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 63


Figura 66: Dibujo del perfil norte de la Torrentera 7
donde se identifican tres edificios con sus propias
características y remodelaciones.
Figura 67: Vista de la torrentera 7 desde la parte
alta de la pirámide donde se evidencian los com-
ponentes y material constructivo de la estructura.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 65


66 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Con la lectura del perfil se puede establecer, de forma preliminar, la mecánica de
crecimiento y remodelación de la pirámide. Los pisos arquitectónicos reflejan las su-
Figura 68a: Vista superior del perfil norte de la to-
perficies que determinan las diferentes remodelaciones que se dieron dentro de los
rrentera 7.
edificios que constituyen la estructura ceremonial. Un relleno organizado en paneles
modulares de adobes adosados sirve de base a la estructura siguiente; al estar enlu-
cidos en sus caras externas, forman las fachadas de las edificaciones. Estos paneles

Figura 68b: Vista inferior del perfil norte de la to-


modulares identificados en las últimas etapas constructivas de la pirámide sirvieron
rrentera 7. para sellar los espacios de la arquitectura precedente y formar una plataforma sobre
las cual se construiría el nuevo edificio. La irregularidad de la superficie creada por
los panales modulares o la necesidad de sellar los espacios arquitectónicos de los
edificios permitió agregar un relleno de tierra para nivelar y ganar altura. Luego, so-
Figura 69: Vista satelital del área monumental de
bre este relleno, se colocó, inicialmente, una capa de barro a manera de falso piso;
Sipán. Nótese la orientación de la Pirámide Cere-
sobre este, se construyeron los muros que delimitan los diferentes recintos, los cua-
monial en relación a la estructura administrativa.
Google Earth 2010. les fueron enlucidos y, en algunos casos, pintados. Los espacios están definidos por
su asociación directa entre muro y piso arquitectónico.

El análisis de la asociación y superposición de los diferentes elementos arquitectó-


nicos registrados en el perfil nos ha permitido definir la presencia de tres edificios
definidos a partir de un piso asociado a una fachada; incluso, se pudo identificar las
remodelaciones que se efectuaron en cada una de las edificaciones (Fig. 66).

Secuencia constructiva
La Pirámide Ceremonial tiene una orientación que varía notablemente con respecto
a la Pirámide Político-Administrativa (Fig. 69). Según el doctor Alva (2004), esta va-
riación estaría indicándonos una diferenciación cronológica entre estas estructuras.
Presenta una planta más o menos cuadrangular y tiene una base aproximada de 70
m. de lado y una altura de 37 m. desde el terreno actual.
La información que se presenta de la secuencia arquitectónica se limita a cumplir
con la fase diagnostica a partir del perfil norte de la torrentera 7. Esta secuencia—
que puede ser ampliada en el futuro por las investigaciones a realizar— se describe,
desde la construcción más tardía hasta la más antigua, de la misma forma como se
describió la secuencia constructiva de la Plataforma Funeraria.

El edificio 1 (fig. 68)


Probablemente, corresponde a la última etapa constructiva de la Pirámide Ceremo-
nial. Fue definido a partir del piso 3 que recorre toda el área que se limpió y se
caracteriza por presentar corredores laterales. La lectura estratigráfica nos ha per-
mitido determinar que se realizaron dos remodelaciones en este edificio. En la parte
superior, se definió recintos con paramentos enlucidos que presentan evidencias de
pintura blanca. Los ambientes identificados son el recinto 1, 2, un posible recinto 3 y
el corredor 2 (Figs. 70 y 71).

El recinto 1 es de forma rectangular y se orienta con su eje mayor de oeste a este. Las
dimensiones del ambiente son 2.60 m. de ancho por una longitud de 3.45 m. visible.
Figura 71: Reconstrucción isométrica del edificio 1.

Presenta, además, un vano de acceso de 70 cm. de ancho en su esquina sureste


que comunica con el recinto 2 (Figs. 70 y 71). Está delimitado, al norte, por un muro
Figura 70: Dibujo de planta del diseño arquitectóni- que corre en sentido este-oeste (muro 1); al sur, por otro muro que corre en paralelo
co asociado al edificio 1.
al anterior (muro 2); al este, por un muro que corre en sentido norte-sur (muro 5),
mientras que su límite oeste no fue determinado.

Figura 72: Vista del corredor 2 ubicado al extremo El recinto 2 está ubicado al sur del recinto 1 y 3, tiene forma cuadrangular y mide,
este del edificio 1, en la Pirámide Ceremonial. visiblemente, 6 m. por lado. Por el norte, lo delimita el muro 2. En cuanto a los demás
límites, estos no fue posible definirlos.

El recinto 3— el cual se ha definido por los muros 1, 2 y 5— es de forma más o menos


cuadrangular y sus dimensiones visibles son 2.5 m. de ancho por 2.75 m. de largo.
Hacia el lado este, colinda con un corredor que se orienta en sentido norte-sur (co-
rredor 2).

El corredor 2 está definido por un espacio de 1.75 m. de ancho y 1.80 m. de largo


visible. El límite oeste está conformado por el paramento del panel modular enlucido,
mientras que su límite este queda establecido por un muro que corre en forma para-
lela al panel modular enlucido. La particularidad de este corredor es la presencia de
desniveles, uno de mayor profundidad localizado en el lado oeste y otro en el lado
este que se presenta de menor amplitud y profundidad (Figs. 71 y 72).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 69


Remodelación 1
Esta remodelación consistió en la división del recinto 2 en dos espacios por la adición
de un muro que corre en sentido norte-sur (muro 4) que tiene una extensión de 1.55
m. de largo visible por 0.50 m. de ancho. Este muro divisorio se elaboró por sobre el
piso 2, el cual se observa que, en el perfil de la torrentera, se superpone directamen-
te sobre el piso 3. Finalmente, sobre este se construye una plataforma en el interior
de este recinto. Gracias a la información recuperada, se ha podido establecer que,
durante este evento de remodelación, el recinto 1 funciona sin mayor variación, mien-
tras que el 2 lo hace con las modificaciones del caso (Figs. 73a y 73b). La pequeña
plataforma tiene una trayectoria de sur a norte con una ligera desviación hacia el lado
este. La razón por la cual se concluyó que estábamos frente a una plataforma fue la
identificación de un solo paramento enlucido (lado este), mientras que, hacia el oes-
te, no se observó paramento alguno o algún indicio de su existencia, por lo que era
Figura 73a: Dibujo de planta de la primera remode-
evidente que se trataba de un muro de contención cuyo plano superior está cubierto
lación del edificio 1.
por un piso (piso 1) que sella todo el área.

La división del recinto 2


Del recinto 2A, localizado al este, solamente se conoce parte del límite oeste (muro
Figura 73b: Reconstrucción isométrica de la prime-
4), pues gran parte de su estructura fue arrasada (sus lados norte y este) por la
ra remodelación del edificio 1.
erosión pluvial que generó la torrentera número 7; hacia el sur tenemos el límite de
nuestra área de intervención.

El recinto 2B, que se localiza al oeste, estaría conformado por el muro 2 hacia el sur
y el muro 4 hacia el este; es en esta parte donde se puede apreciar, claramente, el
proceso de la primera remodelación. En un primer momento, se elaboró el piso 2 que
funcionaría simultáneamente con el recinto 2A. Finalmente este recinto es remode-
lado y, en la parte central, se construye la plataforma. En esta parte, el piso también
presenta una decoración blanca.
Remodelación 2
Figura 74a: Dibujo de planta de la segunda remo- Este proceso de remodelación se observa en el recinto 2 y el corredor 2. En el primer
delación del edificio 1. caso, se sella el área para construir el piso 1 del edificio, se remodela el muro 2 en
su lado oeste— el cual sella el vano de acceso que comunicaba con el recinto 1,
ampliando las dimensiones del recinto 2. En el caso del corredor 2, se presenta un
desnivel que reduce su amplitud en el lado oeste (Figs. 74a, 74b).
Figura 74b: Reconstrucción isométrica de la se-
gunda remodelación del edificio 1.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 71


El edificio 2 (fig. 68)
Este edificio se definió a partir del piso 10 que recorre por ambos extremos de la to-
Figura 75: Vista este de la fachada del edificio 2,
rrentera 7 en sentido norte-sur (Fig. 75). Para la construcción de este edificio se inicia piso 10 (área sombreada).
con el desmontaje de algunas estructuras para luego sellar la antigua construcción
empleando paneles modulares de diferentes características y rellenos arquitectóni-
cos sueltos.

Los espacios identificados en este edificio los dividiremos en internos y periféricos. Figura 76a: Dibujo de planta del diseño arquitectó-
Son considerados espacios internos los que se encuentran en la parte superior del nico asociado al edificio 2.

edificio, entre los cuales tenemos una plataforma escalonada de dos niveles, los
corredores 1, 2 y un probable tercero (Figs. 76a y 76b). En cuanto a los espacios
periféricos, estos están comprendidos en la parte lateral de la pirámide y se recono-
ce el corredor lateral 1. Este edificio es el que mejor definido tiene su diseño; se ha
identificado a partir de la fachada B y se ha podido reconocer que tuvo, al menos,
una remodelación.
Figura 76b: Reconstrucción isométrica del
La plataforma escalonada presenta dos niveles. El primero está constituido por el
edificio 2.
piso 8 y el segundo nivel se logra con el piso 7, según la secuencia de superficies
arquitectónicas registradas en el perfil de la estructura piramidal.

El corredor 1 se encuentra delimitado por el paramento 1 (lado sur) y el paramento


Figura 77: Vista del corredor lateral asociado al
5 (lado norte), tiene un ancho de 4.70 m. de ancho, corre en sentido este–oeste y se
edificio 2.
articula con el corredor 3 y al corredor 2.

El corredor 2 está delimitado por el paramento 4 y el muro 7. Tiene 1.85 m. de ancho


y corre en sentido norte-sur.

El corredor 3, ubicado hacia el oeste del paramento 1, tiene un ancho aproximado


de 2.50 m. y está delimitado por el paramento 3 y 2 dividido, en su parte central, por
el muro 11.

El corredor lateral 1 está delimitado por los muros 7 y 10. Adosado a este corredor, se
aprecia un paso y contrapaso que estarían formando una escalinata (Fig. 77).

En el edificio 2 se identificó una remodelación de características similares. No obs-


tante, hemos podido inferir que es, ligeramente, más alto y se reducen los espacios.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 73


El edificio 3 (fig. 68b)
Este edificio se identificó a partir de un piso que corre en varios niveles en sentido Figura 78: Vista este de las fachadas en la Pirámi-

oeste-este. En el extremo oeste se asocia a un paramento enlucido de 3.80 m. de de Ceremonial.

alto y hacia el este termina a la altura de una probable fachada que se diferencia de
los demás paneles modulares por el mayor tamaño y composición de sus adobes
(Fig. 78). Siguiendo la lectura del perfil, observamos que la superposición de pisos
asociados a los elementos primarios relacionados directamente con esta fachada
Figura 79: Reconstrucción isométrica del edificio 3
nos lleva a proponer la existencia de corredores, escalones, muro y plataforma peri- donde aparecen corredores laterales.
métrica (Fig. 79). Asimismo, como en los anteriores edificios, se ha podido observar
dos remodelaciones sin descartar la posibilidad de una tercera. Destaca, también,
una reiteración en los diseños escalonados, corredores, muros y plataformas.
Figura 80: Vista de este a oeste de la Plataforma
Interconectante que comunica las pirámides ma-
yores.
Plataforma interconectante (fig. 69)
Otro de los espacios que fue explorado durante las últimas excavaciones se encuen-
tra localizado al norte de patio 2, probablemente, articulando las estructuras mayo-
res. Por tal motivo, ha sido denominada como Plataforma Interconectante (Fig. 80).
Sin embargo, los trabajos de reconocimiento y exploración aún no han proporciona-
do evidencias suficientes que nos permitan sustentar tal enunciado. Investigaciones
más profundas permitirán registrar los detalles de los elementos arquitectónicos y de
las configuraciones mismas que se desarrollaron en este espacio en los diferentes
niveles, lo cual proporcionará datos suficientes para entender su función o su diná-
mica de circulación.

Los datos que ha sido posible recuperar evidencian una serie de fuertes eventos
pluviales (probable fenómeno Enso) que originaron la destrucción de la estructura.
Esto motivó su remodelación. Ello está sustentado en las evidencias registradas en
patio 2, donde se constata gruesas capas de sedimentos finos acarreados por las
avenidas de agua de lluvia.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 75


La Plataforma Interconectante es una elevación de planta rectangular y forma tron-
co- piramidal orientado en eje este-oeste que mantiene un patrón armónico con las
construcciones a las cuales articula. La excavación del lado sur de la estructura
ha expuesto la presencia de celdas de relleno en los niveles más superficiales, las
cuales, en su interior, contienen un relleno de fibra vegetal y tierra como parte de una
técnica constructiva, probablemente, durante las etapas de ocupación post-mochica
(Fig. 81). En la parte inferior se pudo documentar parte de lo que podría ser la facha-
da sur, algunos adobes con marcas de fabricante y gabera de caña (propia de los
contextos moche registrados en las demás construcciones).

Figura 81: Fibra vegetal identificada dentro del re-


lleno de la Plataforma Interconectante.

En los niveles inferiores, al pie de la estructura, se registraron capas de coloración


gris, probablemente, restos de quema, los mismos que estarían relacionados a los
amplios contextos de actividades rituales documentados cerca de la esquina sureste
Figura 82: Vista panorámica de la Pirámide Políti-
de la Pirámide Polito-Administrativa. Estas evidencias estarían asociadas a la época co-Administrativa, patio 2 y Plataforma Interconec-
Moche Tardío. tante.

Pirámide político-administrativa (fig. 69)


La Pirámide Político-Administrativa fue intervenida bajo los mismos parámetros em-
pleados en la estructura ceremonial. En tal sentido, el trabajo exploratorio estuvo ba- Figura 83: Distribución de los abobes sobre blo-
sado en las torrenteras 1 y 2 (lado oeste y norte de la construcción). Además de ello, ques de piedra.
se consideró realizar la limpieza de superficie de la cima del edificio cercana a las
torrenteras con la finalidad de poder determinar las características arquitectónicas
de la ocupación Mochica Tardío dentro del Complejo Arqueológico Huaca Rajada-
Sipán (Fig. 82)

76 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Los trabajos exploratorios preliminares en esta estructura se realizaron en la torren-
tera 1 y 2, las cuales evidencian, hasta ahora, tres niveles constructivos que determi-
nan el crecimiento vertical y horizontal del edificio político-administrativo durante la
última ocupación del mismo.

La fase más tardía (fase constructiva 1) está constituida por recintos parcialmente
identificados cuyas dimensiones no son apreciables debido a los rellenos de tierra
suelta, material arquitectónico calcinado y elementos culturales perecibles. La se-
gunda fase constructiva evidencia el empleo de bloques de piedra unidos con mor-
tero de barro que configuran, en algunos casos, muros o una plataforma. Este tipo de
construcción se ha registrado en ambas torrenteras; sin embargo, en la torrentera 2
se pudo identificar, además, por debajo del nivel de bloques de piedra, vigas de al-
garrobo y una gran capa de relleno arquitectónico cuya extensión no ha sido definida
aún debido a la gran cantidad de material colapsado y la inestabilidad del terreno.
Estas vigas de algarrobo, probablemente, debieron servir para soportar el peso de
los bloques de piedra para, así, impedir que cedan al ir puestos directamente sobre
un relleno. Al mismo tiempo, los bloques de piedra debieron ser parte del soporte de
bloques de adobe para formar celdas de relleno u otros rellenos, tal como se eviden-
cia en las torrenteras 1 y 2 (Fig. 83).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 77


Para la fase constructiva 3 se identifica el empleo de adobes paralelepípedos para
formar bloques de adobes tramados (torrentera 1) o rellenos arquitectónicos (torren-
tera 2). Esta caracterización ha sido registrada en las capas más profundas (Fig. 84).

Dentro del material cultural recuperado se identificaron elementos de cerámica do-


méstica mochica y algunos otros pertenecientes al Periodo Intermedio Tardío. Sin
embargo, es difícil asociar estos elementos a los espacios arquitectónicos, debido a
que este material proviene del acarreo pluvial. Los próximos trabajos de excavación
permitirán recuperar y contextualizar elementos muebles e inmuebles que sean re-
gistrados durante la intervención de campo.

Evidencias arquitectónicas en los patios 1 y 2 (fig. 69)


Dentro de este marco de intervenciones reiniciado en el año 2007, se planificaron,
además, trabajos en las partes bajas circundantes a las estructuras monumentales
con el objetivo de establecer una secuencia cultural del sitio. En este intento, se
ejecutaron excavaciones en los espacios denominados patio 1 y patio 2 (Fig. 69).
El primero está ubicado entre la Pirámide Ceremonial y la Plataforma Funeraria y, el
segundo, entre la Pirámide Político-Administrativa y la Pirámide Ceremonial. En este
último se registró un gran número de tumbas y contextos domésticos de la ocupación
post-mochica (lambayeque, chimú e inca) pero los elementos de mayor trascenden-
cia corresponden a piezas de cerámica que han permitido insertar, en la secuencia
estilística de Sipán, los cántaros globulares con decoración escultórica en el gollete
(cara–gollete) y fragmentería decorada con el conocido estilo de línea fina, además
de secciones de asa estribo decoradas con bandas horizontales, como los elemen-
tos diagnósticos de la Fase Mochica Tardía (Fig. 85). En tanto, el registro estratigráfi-
co de las unidades ubicadas en la base este de la Pirámide Político-Administrativa y
en la parte central del patio 2— así como en las viviendas halladas en el patio 1— nos
revelaría el azote de las inclemencias medioambientales durante el Periodo Mochica
Tardío en Sipán.

78 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 84: Vista de un perfil donde se aprecia la
superposición del alineamiento de piedras sobre
los paneles de adobes.
La información recabada amplió de forma trascendental el conocimiento que se tenía
de estos espacios, obteniéndose la mayor satisfacción en la identificación de eviden-
cias de los eventos que generaron el colapso mochica en Sipán. A la fecha, en el
área denominada patio 1, se ha registrado la presencia de ambientes escalonados,
Figura 85: Cerámica de estilo Moche Tardío iden-
los cuales fueron construidos sobre una superficie regular pero generando niveles
tificada en patio 2. sucesivos. Estos ambientes fueron constituidos por muros de adobes reutilizados
y presentan pisos elaborados de arcilla de buena calidad y muros enlucidos. Estas
construcciones fueron remodeladas y refaccionadas tras los efectos de fuertes even-
tos pluviales que por el diseño, trazo, acabado y materiales asociados, nos indican
que pertenecen a viviendas de personajes importantes allegados a la élite de la fase
final de los mochicas de Sipán.

Patio 1 (entre la pirámide ceremonial y plataforma


funeraria) (fig. 69)
Estas primeras investigaciones nos han permitido establecer, preliminarmente, cinco
momentos de ocupación cuyos vestigios arquitectónicos y cerámica corresponden
a la Fase Moche Tardío.

Primer momento de ocupación


Se ubicó en la capa 5 (piso 3) y se constituye por dos grandes espacios con divisio-
nes internas (conjuntos arquitectónicos) delimitados por un muro perimetral de 80

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 79


cm. de ancho, aproximadamente, construido de cinco a seis hiladas de adobes pa-
ralelepípedos dispuestos de soga y cabeza unidos con argamasa arcillosa. Algunos
adobes muestran improntas de gavera de caña y marcas de fabricación con huellas Figura 86: Vista de los ambientes localizados en el
Conjunto Arquitectónico 1.
de haber sido desmontados de construcciones anteriores para utilizarse como ma-
terial constructivo. Los conjuntos arquitectónicos están constituidos por pequeños
ambientes ortogonales elaborados de adobes plano-rectangulares de diferentes di-
mensiones; algunos ambientes tienen el piso bien elaborado con claros indicios que
Figura 88: Tinaja.
fueron deteriorados por fuertes lluvias, escorrentías y acumulación de sedimentacio-
nes de acarreos aluviales.

Conjunto Arquitectónico 1
Figura 87: Vista de los ambientes localizados en el
Este conjunto se definió en el ángulo sureste, registrándose en su interior siete am-
Conjunto Arquitectónico 2.
bientes pequeños elaborados por adobes plano-rectangulares reutilizados de dife-
rentes dimensiones, textura y color (Fig. 86). Al sur, limita con un área erosionada
y sin arquitectura; al este, con el conjunto 2, dividido por un muro perimetral de 80
cm. de ancho constituido de dos a cinco hileras de adobes dispuestos de cabeza y
soga que están unidos con argamasa con alto contenido de arcilla; al oeste y norte,
no se definieron sus límites, debido a que la proyección de los muros se introdu-
ce en unidades sin excavar. Los ambientes se ordenan a partir del muro perimetral
al oeste. Algunos se orientan de norte a sur y otros de este a oeste, tienen forma
rectangular y, en algunos casos, cuadrangulares. Por la ubicación y disposición, se
trata de pequeños depósitos, probablemente, de materiales perecibles. El Conjunto
Arquitectónico 1 es parte de una remodelación después que ciertos ambientes del
Conjunto Arquitectónico 2 fueron cubiertos por acarreos aluviales quedando en uso
algunos ambientes.

La muestra de cerámica recuperada resalta la importancia de cerámica doméstica


de cántaros, ollas, y tinajas.
Conjunto Arquitectónico 2
Se definió de manera parcial. En el lado norte, la proyección de muros se introduce
en el perfil de unidades sin excavar; al oeste, delimita con el Conjunto Arquitectó-
nico 1 por medio del muro perimetral de 80 cm. de ancho y de dos a siete hileras
de adobes de alto; al sur, delimita con un área sin arquitectura por medio del muro
perimetral de 80 cm. de ancho por cinco hileras de adobes de alto; y, al este, por un
área erosionada. Se ha dejado, en algunos casos, parte de adobes a nivel de la base
donde el muro perimetral fue arrasado por fuertes escorrentías.

Al interior, se definieron cinco ambientes con espacios amplios construidos siguiendo


la pendiente con banquetas elaboradas de adobes de diferentes dimensiones, tex-
tura y color, que muestran claros indicios de haber sido reutilizados. Los ambientes
se ordenan al norte y al sur de un pasadizo que se orienta de este a oeste con los
paramentos enlucidos y el piso elaborado de arcilla. En un segundo momento, este
corredor fue obstaculizado por tres muretes equidistantes que generaron la creación
de cuatro celdillas o depósitos que cambiaron su función y la denominación inicial de
corredor por área de almacenaje (Fig. 87).

Dentro de la cerámica asociada a este momento de ocupación destaca una tinaja


decorada por una banda de pintura crema en el borde y un diseño zoomorfo inciso,
también, en el borde (probablemente se trata de un roedor) (Fig. 88). Este diseño es
recurrente en tinajas recuperadas en el patio 2. También es notable la presencia de
borde de tinajas, cántaros, cuencos y ollas.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 81


Segundo momento de ocupación
Este momento se registró en la capa 7 (Piso 4); se trata de una superficie de arcilla
anaranjada de consistencia compacta. En la superficie, se registraron ambientes con
banquetas construidos de adobes planos rectangulares elaborados en molde de ca-
ñas y de tablas. Algunos de ellos muestran, en la cara superior, marcas del fabricante
e indican haber sido desmontados de edificaciones de finales del Moche Medio. Los
ambientes tienen los pisos elaborados de arcilla en buen estado de conservación
y los paramentos con enlucidos de arcilla beige y anaranjada con refacciones y re-
modelaciones. Los muros mantienen dos o tres hileras de adobes; probablemente,
tuvieron más pero colapsaron debido a los fuertes impactos de eventos lluviosos.
Los ambientes se asocian a un corredor restringido (Fig. 89), orientado de este a
oeste, cuyas dimensiones son 5 m. de largo por 1.20 m. de ancho. En la remodela-
ción del espacio, este corredor sirvió de base para la construcción de un pequeño
altar asociado a cuatro repositorios. Al noreste del corredor se registró dos improntas
de vasijas en un espacio circulado por adobes colocados en desorden. La primera
impronta contuvo parte de la base de un cántaro; la segunda mantenía la forma de
la base de la vasija que, probablemente, fue retirada antes de abandonarse. Estas
improntas se asociaban a un cántaro cuello compuesto de cuerpo ovoide con pintura
crema en el borde. En el interior, se halló una lagenaria descompuesta que, probable-
mente, sirvió de tapa y, al fondo de la vasija, una mancha oscura dando a entender
que contuvo líquido (chicha) (Fig. 90). Destaca, también, una importante muestra de
bordes de cántaros, ollas y tinajas.

Remodelación del segundo momento de ocupación


Esta remodelación se inicia con la construcción de un altar pequeño aprovechando
los muros de adobes del corredor restringido orientado de este a oeste, el cual sirvió
para contener el material suelto de relleno y dio origen a una plataforma con rampas
orientada en la misma dirección que el corredor. Esta plataforma fue enlucida en su
totalidad con arcilla de color beige de 1 cm. de espesor. En la parte superior de la
Figura 89: Capa 13 (piso 4). plataforma, se observaron cinco improntas de postes que, probablemente, sostenían
un techo de materiales perecederos. Al norte del altar, se construyó una plataforma
a manera de banqueta de arcilla anaranjada y fragmentos de adobes, sobre la cual
se diseñaron cuatro pequeños ofrendatorios elaborados de arcilla de buena calidad
Figura 90: Cántaro colocado junto a adobes pla- (Fig. 91).
no-rectangulares.

Figura 91: Remodelación del piso 4 (vista parcial


de los ofrendatorios).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 83


El primer ofrendatorio se ubica al noroeste del altar sobre un piso elaborado de
arcilla y mide 1.25 m. de largo y 90 cm. De ancho. En este repositorio, se observan
manchas rojizas que indican la realización de combustión con alto grado de calor, Figura 92: Ofrendatorio 1.

probablemente, durante ceremonias rituales donde, luego, se retiraban las brasas y


las cenizas (Fig. 92). El segundo ofrendatorio se ubica al norte del altar y es de forma
cuadrangular. Este repositorio se definió de manera parcial, debido a que intruye en
Figura 93: Ambiente 3 con dos banquetas.
el perfil norte. Sus dimensiones visibles son de 90 cm. de largo por 80 cm. de ancho
y presenta el piso bien elaborado de arcilla. Probablemente, en este ofrendatorio, se
estarían colocando objetos o productos de materiales perecederos en el tiempo. El
tercer ofrendatorio se ubica al norte del altar y al este del repositorio 2; tiene forma
rectangular, mide 1.72 m. de largo por 84 cm. de ancho y, también, se introduce en el
perfil norte. Presenta el piso bien elaborado de arcilla en cuya superficie se observa
la impronta de un poste y pequeñas quemas. Seguramente, en este lugar, se estarían
colocando objetos o materiales orgánicos que no lograron perdurar en el tiempo. El
cuarto ofrendatorio se ubica al norte del altar y al este del repositorio 3, tiene forma
ovalada, mide 1.20 m. de largo y 37 cm. de ancho. Este repositorio, al igual que
los anteriores, se introduce en el perfil norte y muestra el piso bien elaborado con
enlucido de arcilla beige, pero ha sido erosionado por una de las escorrentías que
desciende del lado este de la Pirámide Ceremonial del complejo, al igual que los
ofrendatorios descritos anteriormente. Este espacio también estaría destinado a las
mismas actividades rituales (colocando objetos o artículos de materiales perecibles).

La remodelación de los espacios arquitectónicos cambió su función de acuerdo al


contexto: de un área habitacional a un área ritual o de ceremonias a ofrendas.

Tercer momento de ocupación


Los vestigios culturales se registraron en la capa 9 (piso 5). Los cinco ambientes
han sido construidos por adobes reutilizados de los cuales muchos tienen marcas
de fabricación en la cara superior que indican que corresponden a estructuras del

84 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Moche Medio. Estos recintos comparten similares características constructivas: es-
pacios rectangulares con banquetas, muros enlucidos y pisos elaborados de arcilla.
En los muros y pisos se muestran erosiones pluviales y rellenos de acarreos aluviales
que indican presencia de fuertes fenómenos lluviosos. El ambiente 3 se constituye
por dos banquetas: la primera, ubicada al este y la segunda, al oeste. Parte de esta
banqueta fue arrasada por una escorrentía que desciende de la fachada este de la
Pirámide Ceremonial (Fig.93). Por su parte, la cerámica recuperada muestra la pre-
dominancia de cerámica doméstica: fragmentos de bordes de ollas, tinajas y cánta-
ros. Algunos de ellos tienen decoraciones gallinazo.
A escasos metros del paramento este de la Pirámide Ceremonial se halló una cámara
funeraria vacía de forma rectangular cuyas medidas a nivel superficial son 2.70 m.
de largo por 2.04 m. de ancho y 1.60 m. de profundidad (Fig. 94). Se constituye por
muros de adobes paralelepípedos completos y fragmentados, dispuestos de soga y
cabeza, unidos con mortero de arcilla anaranjada. Al interior, los muros muestran sa-
lientes a manera de peldaños que hacen que la cámara, en su parte, más baja tenga
un espacio reducido en relación a la entrada. Los peldaños más grandes se obser-
van en el lado sur que sugieren que por este sector estaría el acceso de la cámara.

Por el diseño y acabado, probablemente, esta cámara fue diseñada y construida


con fines funerarios pero, por razones desconocidas, no fue usada, dejándose en el
abandono. Terminó colmatándose por acarreos aluviales y fragmentos de adobes.

La cerámica asociada a este momento de ocupación destaca una tinaja decora


da de pintura crema y un diseño zoomorfo inciso en el borde probablemente se trata
de un roedor, este diseño es recurrente en tinajas recuperadas de patio 2 (Fig. 88).
También es notable la presencia de borde de tinajas, cántaros y ollas.

Cuarto momento de ocupación


Los vestigios culturales identificados se asocian a la capa 10 (piso 6), resaltando tres
ambientes construidos de adobes dispuestos de soga y cabeza con abundante mor-
tero arcilloso que permitió que los muros mantengan solidez. Los muros muestran de
una a dos hileras de adobes; probablemente, tuvieron mayor altura pero fueron des-
montados ante la presencia de fenómenos lluviosos. Quedaron improntas en el piso

86 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


y una a dos hileras de adobes fueron cubiertas por acarreos aluviales. El ambiente
de mayores dimensiones, en el lado norte, muestra una banqueta construida de ado-
Figura 94: Vista de sur a norte de la cámara fune-
bes completos y fragmentados dispuestos de soga y cabeza, unidos con mortero
raria vacía.
de arcilla anaranjada. Algunos de ellos presentan marcas del fabricante en la cara
superior. Esta banqueta estaba completamente enlucida pero parte de su estructura
fue erosionada por lluvias y escorrentías (Fig.95). La muestra de la fragmentería de
Figura 95: Ambiente 1 con banqueta. cerámica resalta la predominancia de bordes de cántaros y tinajas.

Figura 96: Ambientes registrados en la capa 11.

Quinto momento de ocupación


Los vestigios culturales relacionados a este momento de ocupación se asocian a la
capa 11, resaltando dos ambientes construidos de adobes plano-rectangulares (Fig.
96). Estos ambientes, por su forma y diseño, probablemente, fueron almacenes de
materiales perecederos. Durante la excavación, se recuperó una reducida muestra
de cerámica doméstica (bordes de cántaros y tinajas).

Patio 2
En el patio 2, los vestigios del Moche Tardío se relacionan con actividades de que-
mas y pequeños recintos ortogonales construidos de adobes reutilizados asociados
a importantes áreas de quemas (extensas fogatas) y fogones, probablemente, rela-
cionados con actos rituales que se evidencian desde el piso 6 (capa 9) hasta el piso
9 (capa 12) del área intervenida (Fig. 97a). Hay que puntualizar que, en una de las
unidades que fue excavada hasta las capas 13 y 14, los materiales asociados per-
mitieron complementar la información obtenida. Las superficies están relacionadas
a los primeros momentos de ocupación de la fase Moche Tardío; ante esta realidad,
la estratigrafía se ordena tomando como referencia la capa 9 (piso 6) hacia la capa
14 (piso 11), determinando hasta seis momentos de ocupación con claros vestigios
culturales de la Fase Tardía (Fig. 97b).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 87


Figura 97a: Contexto relacionado a rituales cere-
moniales de fuego registrados en patio 2.
Figura 97b: Reconstrucción de la superposición
de eventos relacionados a rituales ceremoniales
de fuego identificados en el patio 2.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 89


Momento de ocupación 1 (Fig. 97b)
Estratigráficamente, corresponde a la capa 9 y está demarcado por el piso 6, el cual Figura 98a: Cúmulo de adobe y restos de quema.

se caracteriza por la presencia de importantes quemas de ceniza oscura y gris con


carbones de algarrobo (Prosopis pallida) y vichayo (Cryptocarpus piriformes) asocia-
das a fragmentos de adobes (Fig. 98a). Estos materiales, seguramente, se utilizaron
dentro de un acto ritual desarrollado para aplacar los estragos de un evento lluvioso Figura 98b: Localización de las áreas de quema.

de grandes dimensiones (Fenómeno El Niño) (Fig. 98b) que erosionó los adobes de
la fachada este de la Pirámide Político-Administrativa, cuyos sedimentos originaron,
al pie de la misma, una gruesa capa de acarreos aluviales de color anaranjado.
Figura 99: Cántaros cara-gollete con representa-
Probablemente, esta es producto de la desintegración de los adobes de ese color ciones de nobles tardíos (a, b), olla cuello com-
que fueron empleados para la construcción de la fachada (capa 8) que cubre, si- puesto (c), olla cuello semi-plataforma (d).
multáneamente, toda el área de excavación, sella los vestigios mochicas y genera
superficies posibles de ser habitadas por culturas tardías. Se sugiere que el evento
lluvioso fue de gran magnitud e hizo que la superficie ascienda hasta 40 cm., aproxi-
madamente, en algunos espacios. Dentro de la cerámica identificada, contamos con
fragmentos de cántaros cara-gollete con representaciones de personajes de élite a
los que estamos denominando “nobles tardíos”, los mismos que, para el valle del
Jequetepeque, se conocen como “reyes de Asiria” (Ubbelohde-Doerin 1983 [toma-
do de Castillo 2010]). Asimismo, se han encontrado ollas con bordes compuestos
y otras que parecen tener el cuello plataforma (Fig. 99 y 100). Por otro lado, se han
recuperado asas estribos decoradas con panoplias (representación de un escudo
circular o rectangular, el cual cubre dardos, porras o estólica cruzadas entre sí), y
cucharas decoradas con motivos lineales (Fig. 100).

90 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 91
Momento de ocupación 2
Este momento de ocupación corresponde a la capa 10, donde se registra el piso 7
(Fig. 97b). Esta ocupación tuvo lugar después de un corto periodo de desuso del
área a causa de un fenómeno lluvioso que hizo colapsar las edificaciones construi-
das en el piso 8 (capa 11). En este momento, la fachada este de la Pirámide Polí-
tico-Administrativa fue erosionada, lo que generó, en su actual base, una capa de
sedimentos de 20 cm., aproximadamente. Esto permitió nivelar los escombros de las
estructuras averiadas creando una superficie habitable.

92 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Próximo a la fachada de la Pirámide Político-Administrativa, se halló una acumulación
Figura 100: Asa de botella decorada por panoplias
de ceniza gris que se distribuyen, irregularmente, en cinco cuadrículas. Esta quema
(a), cuchara decorada por motivos geométricos (b),
cántaros cara-gollete (c, d).
se asocia a los restos de un petate elaborado por dos y tres tramas alternas de enea
que se distribuyen en un área de 4.20 m. de largo por 1.50 m. de ancho, asociado
a vigas descompuestas y, a los extremos, a dos bases de postes. Una de ellas pre-
senta restos de madera de algarrobo en descomposición (Fig. 101). Por debajo del
Figura 101: Vista de los restos del petate asociado
petate, se identificó una matriz de la cual se recuperó un cántaro de cuerpo globular,
a hoyos de postes (izquierda) y detalle de una de
base convexa, cuello efigie de representación zoomorfa (probable zorro) que mues-
las bases de poste (derecha).
tra una banda horizontal de color crema que recorre el centro del cuerpo en la parte
posterior y cuatro protuberancias en la parte superior del mismo, dos a cada lado
del cuello. El motivo más importante que decora esta pieza se localiza en la parte
anterior. Se trata de un ave estilizada en actitud de vuelo pintada con carbón, la cual
se asemeja al símbolo de la esvástica (Fig. 102).Pocos centímetros al norte, apareció
una extremidad inferior izquierda humana de un individuo adulto, colocada bajo la
segunda impronta de poste. Esta pierna se encuentra articulada y flexionada, pero
no muestra todas las falanges del pie (Fig. 103).

Entorno del petate resaltan cúmulos de ceniza, restos de vegetales incinerados y


restos óseos humanos y de mamíferos (camélidos domésticos y cuyes) hallados en
matrices pequeñas. Destaca la presencia de un esqueleto de perro (Canis familiaris)
con la cabeza orientada hacia el adosamiento arquitectónico que se construyó en la
base de la fachada, mientras que las extremidades convergen en un solo punto (Fig.
104), lo que refuerza la hipótesis de una clara realización de actos rituales. Al sur de
la estructura elaborada por horcones de algarrobo, el cúmulo de ceniza y el petate se
identificaron dos intrusiones circulares conteniendo un “pututo” cada una elaborado
de concha de gasterópodo marino Malea ringens (Fig.105 y 97b).

En esta nueva superficie se registraron nuevos ambientes arquitectónicos averiados


por lluvias intensas: un muro de adobes (M1) y dos bloques de adobes plano-rectan-
gulares dispuestos a manera de sardinel, constituidos por los muros colapsados de
las edificaciones construidas en la capa 11 (piso 8) (Fig. 106a).
Figura 102: Cántaro cara gollete decorado con motivo
pintado similar a la esvástica.

Figura 103: Detalle de ofrenda humana hallada bajo el


poste, asociada al contexto 2.
Figura 104: Esqueleto de perro colocado cerca al
adosamiento de la pirámide.

Figura 105: Pututos de la especie Malea Ringens


dispuestos como ofrendas durante el momento de
ocupación 2.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 95


Todos estos elementos identificados durante los trabajos de excavación nos han per-
mitido reconstruir una ceremonia íntimamente ligada con la quema de estas ofren-
das durante fuertes eventos pluviales (Fig. 106b). Dentro de estos espacios, se han
recuperado algunos fragmentos de cerámica, entre los que cabe resaltar algunos
ejemplares de asa estribo decorados con panoplias, motivos arácnidos, partes de
cuerpo de botellas con diseños de seres antropomorfos (Fig. 107), cara gollete con
representaciones antropomorfas ataviados con orejeras, tocados y cubre pelo deno-
minados “nobles tardíos”, y otros ejemplares pertenecientes a ollas de bordes com-
puesto y tipo plataforma, característico durante este momento de ocupación en el
patio 2 (Fig. 108)

96 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 106a: Restos de espacios arquitectónicos
asociados a quemas registrados en la capa 11.

Figura 106b: Distribución de las ofrendas identifi-


cadas para las ceremonias de fuego.

Figura 107: Asas de botellas decoradas por pa-


noplias y motivos arácnidos (a, c, d), cuerpo de
botella decorada por un personaje con tocado (b).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 97


98 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Muro 1: Estaba construido siguiendo la prolongación de la cabecera del muro
Figura 108: Cántaros cara-gollete con representa- oeste del ambiente 1 registrado en el piso 8, capa 11 (momento de ocupación 3),
ción de nobles tardíos. pero con mayores dimensiones y adobes reutilizados de diferente textura, composi-
ción y color. Probablemente, no tuvo mucha altura, pero terminó siendo afectado por
eventos lluviosos que desestabilizaron la solidez del mismo, haciendo que colapsen
Figura 109: Cántaro de cuello compuesto. varias hileras de adobes. Al oeste, se observan huellas de poste que sustentarían
conjuntamente al muro y una cubierta de materiales perecederos. Asimismo, a este
se asocia a un fogón elaborado por dos hiladas de adobes alineados dispuestos
de soga que contienen abundante ceniza gris oscura con fragmentos de carbón
de algarrobo (Prosopis pallida), restos óseos de camélidos y fragmentos de vasijas
domésticas. Asociado a este también se registró un cántaro de cuello compuesto
decorado por una banda de pintura crema post-cocción en el borde, en cuyo interior
hay una mancha oscura que indica que contuvo liquido un poco menos de la mitad
del recipiente (posiblemente chicha) (Fig. 109) y una olla de cuello compuesto, intru-
sa en el piso cubierta por restos de ceniza.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 99


Momento de ocupación 3
Corresponde a la capa 11, relacionado con el piso 8 (Fig. 97b). Cabe señalar que, en Figura 110a: Vista panorámica de las estructuras.
esta superficie de uso, la existencia de estructuras construidas de adobes asociada
a actividades incendiarias con abundante ceniza es múltiple. Entre las estructuras
se identificaron ambientes ortogonales y corredores diseñados y construidos direc-
tamente en la superficie, con restos de quemas (ceniza) que arrasaron con todo el Figura 110b: Reconstrucción de los rituales de
material perecible. Esto demuestra el uso constante del fuego como elemento princi- quema asociados a los diferentes ambientes iden-
pal de un ritual complejo y reiterado tras un ligero cese del evento lluvioso, donde los tificados para el momento de ocupación 3.

adobes de las primeras hileras de los muros enrojecieron parte de la cara inferior, a
diferencia de otros que corresponden a estructuras desbastadas por un fuego inten-
so que ruborizó todo los lados (Fig. 110a y 110b).
Figura 111: Ambiente 1 (1a, 1b, 1c). Vista de oeste
Los vestigios arquitectónicos y cúmulos de ceniza gris oscura con fragmentos de a este.

cerámica doméstica (partes de cuerpo de cántaros, ollas, botellas asa estribo), tes-
tifican que se estaban ejecutando actividades domésticas en pequeñas estructuras
edificadas directamente en el piso natural y que fueron complemento de las quemas
rituales (Fig. 110b). En este momento, la arquitectura asociada es más completa y
compleja.

Ambiente 1
Se trata de un recinto rectangular orientado de sureste a noreste, edificado por mu-
ros de tres hileras de adobes, dispuestos de soga, unidos con argamasa arcillosa.
Es evidente que los muros tuvieron una mayor altura y que colapsaron al interior del
ambiente por impacto de fuertes lluvias. Este ambiente se subdivide en tres recintos
ortogonales de menores dimensiones: ambientes 1a, 1b, 1c (Figs. 97b, 110a, 111).
Ambiente 1a: Se ubica al noroeste del ambiente 1b. Tiene forma de “L”, mide
4.98 m. de largo por 1.65 m. de ancho en el eje sur-norte y 4.90 m. de largo por 1.90
m. de ancho en el eje este-oeste. Limita al norte con el corredor 1 y parte del corredor
2 (Figs. 110a y 111) mediante un muro construido por tres hileras de adobes pla-
no-rectangulares reutilizados dispuestos de soga. Al este, limita con el ambiente 1b;
al oeste de este espacio (ambiente 1a), con un área abierta que se distribuye hasta el
paramento de la fachada este de la Pirámide Político-Administrativa; al sur, con áreas
abiertas con lentes de ceniza, cúmulos de materia orgánica en descomposición y
abundante fragmentería de cuerpos de vasijas domésticas (ollas y cántaros) (Fig.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 101


112). El piso se encontró en mal estado de conservación a causa de fuertes lluvias
acaecidas después de su abandono; sin embargo, la presencia de grumos de arcilla
Figura 112: Cúmulo de ceniza registrado en el án-
limosa de color beige indica que debió de tener un excelente acabado de superficie.
gulo noroeste del ambiente 1a.
Además de ello, se evidenciaron lentes y acumulaciones de ceniza gris oscura aso-
ciados a fragmentos de cuerpos de vasijas (cántaros y tinajas) y grumos de adobes
ruborizados registrados en el ángulo noroeste del mismo, probablemente, ligado a
eventos rituales (actividades incendiarias) (Fig. 112).
Figura 113: Acumulación de materia orgánica y
ceniza.

Figura 114: Intrusión que afecta el piso del am-


biente 1b.

Ambiente 1b: Tiene forma cuadrangular, se ubica en el lado sur-central, mide


3.35 m. de largo por 3.25 m de ancho, limita al norte y al oeste con el ambiente 1a,
mediante un muro constituido de dos hiladas de adobes plano-rectangulares reuti-
lizados, dispuestos de soga y unidos con argamasa arcillosa. Al este, limita con el
ambiente 1c mediante un muro de dos hileras de adobes dispuestos de soga con
abundante argamasa arcillosa y, al sur, limita con un área abierta con acumulaciones
de ceniza gris y lentes de materia orgánica en descomposición (Figs. 111 y 113).
Este ambiente tuvo, en un primer momento, un apisonado que comparte las mismas
características que la capa 11. Luego, un piso elaborado de arcilla de color beige
que fue averiado por el impacto de lluvias intensas que, seguramente, motivaron
el abandono del ambiente; de esto queda evidencia en las zonas próximas a los
muros. La ubicación del ambiente, los lentes, cúmulos de ceniza y la abundante
fragmentería de cuerpos de vasijas (cántaros y tinajas) asociados a grumos de ado-
bes ruborizados registrados en el ángulo noroeste del mismo sugieren que estaba
relacionado a los eventos rituales a base de fuego (Fig. 114).

102 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Ambiente 1c: Se trata de un recinto de forma rectangular, ubicado al este del
ambiente 1a y 1b. Mide 4.90 m. de largo por 1.98 m. de ancho. Limita, al norte, con el
corredor 2, mediante un muro constituido de tres hiladas de adobes paralelepípedos
reutilizados, dispuestos de soga, unidos con argamasa arcillosa, donde se identificó
el vano de acceso de 0.85 m. de ancho. Al este, se encuentra con una área abierta
con cúmulos de ceniza gris oscura, delimitado por un muro de dos hileras de adobes
dispuestos de soga con abundante argamasa arcillosa. Al oeste, limita con el am-
biente 1b, dividido por un muro de dos hileras de adobes dispuestos de soga unidos
con argamasa arcillosa. Finalmente, al sur, limita mediante un muro de adobes dis-
puestos en soga con un área abierta con abundante ceniza gris y lentes de materia
orgánica en descomposición, (Fig. 113). El piso estaba elaborado de arcilla limosa
beige, pero fue deteriorado por lluvias intensas después de su abandono, quedando
intacta un área de 1 m2 aproximadamente, que se asocia con el vano de acceso.
En la parte central, se evidencia una acumulación de fragmentos de adobes rubo-
rizados, fragmentos de cuerpos de vasijas y ceniza que determinan la realización
de quemas rituales, al igual que en los otros recintos que constituyen el ambiente 1.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 103


Corredor 1
Se ubica al norte del ambiente 1 y se orienta de suroeste a noreste, intruyendo en Figura 115: Vista de sur a norte del corredor 1.

el perfil norte del área de excavación. Está delimitado por dos muros (este y oes-
te) constituidos de adobes reutilizados de color beige con argamasa arcillosa (Fig.
110a). El muro este muestra algunos adobes ruborizados a nivel de la cabecera,
Figura 116: Ambiente 3.
debido a una quema realizada en la penúltima ocupación correspondiente a la Fase
Moche Tardío (capa 10). También refleja un deterioro reiterado por eventos pluviales,
donde los adobes de la parte central del muro fueron destruidos por violentos arras-
tres de lluvia, haciendo que colapse al interior del ambiente 4 y formando un bloque Figura 117: Ambiente 4.

de adobes dispuestos a manera de sardinel, los mismos que indican que tuvo una
altura de alrededor de 13 hiladas de adobes.

El muro oeste se constituye de adobes completos y fragmentados, la mayoría de


ellos con claras evidencias de oxidación de los materiales ferrosos. Estos formaron
parte de una estructura anterior que fue abrasada por un fuego intenso. En la parte
central, el muro desapareció a consecuencia de fenómenos pluviales, dejando una
pequeña porción de adobe a nivel de superficie. El piso se constituye de arcilla y
arena con escaza presencia de grumos limosos y gravas, muestra clara de que fue
afectado por lluvias intensas y por una intrusión rectangular de la época tardía que
viene desde la capa 6. Así se reduce en ancho pero conserva la misma longitud y el
relleno de arena con restos de ceniza (Fig. 115).

Ambiente 3
Este ambiente se definió en la temporada de investigaciones del año 2010. Por la
orientación y falta de los muros norte y sur que delimiten al recinto, se pensó que
se trataba de un corredor, pero a medida que los trabajos de investigación fueron
avanzando, en el año 2011, se registró parte del muro sur, el cual permitió cambiar la
denominación de corredor por el de ambiente (ambiente 3). Este espacio mide 2.20
m. de largo por 1.98 m. de ancho. Limita al norte, oeste y sur con aéreas abiertas

104 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


con pequeñas acumulaciones de ceniza gris oscura, y, al este, con el corredor 1 me-
diante un muro constituido de adobes fragmentados, unidos con argamasa arcillosa
(Figs. 110a y 116). El vano de acceso se localizaba al sur; comunicaba con un área
abierta de quemas y con el corredor 1 mediante un acceso restringido delimitado por
el muro oeste del ambiente 1. Este ambiente, también, fue arrasado por lluvias inten-
sas que deterioraron los muros y el piso, dificultando su conservación. Al noreste del
ambiente se registró un cántaro cara-gollete como parte de las ofrendas realizadas.

Ambiente 4
Está definido de manera parcial (Fig. 110a). Su área visible es de 2.80 m. en el eje
este-oeste y 9.20 m. en el eje sur-norte. Al oeste, limita con el corredor 1 mediante un
muro construido de adobes dispuestos de cabeza. Al sur, con el corredor 2 por un
muro de adobes dispuestos de soga. Algunos muestran enrojecimiento, que indica
que correspondieron a estructuras que fueron expuestas a un fuego intenso antes
de formar parte del muro. Sin embargo, los límites norte y este no se determinaron;
probablemente, los muros se encuentran fuera del área de excavación (Figs. 115 y
117). El vano de acceso se localiza en el lado sur y comunica con el corredor 2 y
el ambiente 1. El piso corresponde a un apisonado elaborado de arcilla, arena con
poca presencia de gravas; mostraba mal estado de conservación debido a embates
de lluvias intensas. Se asume que en el interior se realizaron quemas rituales don-
de fragmentaron vasijas domésticas, tal como lo indica la presencia de fragmentos
de cuerpos de ollas, cántaros y tinajas. En la parte central del ambiente, resalta un
cúmulo de sedimentaciones arcillosas y fragmentos de adobes ruborizados que in-
dican una alta concentración de fuego abierto que oxidó el hierro contenido en los
fragmentos de adobes y sedimentos.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 105


Corredor 2
Se ubica entre el ambiente 1, corredor 1 y ambiente 4 (Fig. 110a) –permitiendo una Figura 118: Vista de oeste a este del corredor 2.
fácil comunicación entre estos espacios—, y se orienta de oeste a este. En el lado
oeste, se fusiona con el corredor 1 y, al este, se introduce en el perfil este del área de
excavación. Mide 7 m. de largo por 1.90 m. de ancho. El piso se constituye de arcilla
Figura 119a: Vista panorámica de la capa
y arena con escaza presencia de grumos limosos y gravas, todos materiales que
12 (piso 9).
demuestran que se trata de un apisonado que fue averiado por lluvias intensas y por
la intrusión rectangular tardía que también afectó al corredor 1 (9 m. de largo por 60
cm. de ancho). Este estaba cubierto de arena y lentes de ceniza que proviene desde
la capa 6 (superficie asociada al Intermedio Tardío) (Fig. 118). Figura 119b: Reconstrucción panorámica de la
capa 12 (piso 9).

Momento de ocupación 4
Corresponde a la capa 12 que está demarcada por el piso 9 (Fig. 97b). En la super-
ficie, se registraron pequeños repositorios y oquedades de sección circular rellenos
por ceniza gris oscura con fragmentos de cerámica doméstica y restos de materia
orgánica desintegrada asociada a grumos de adobes anaranjados, beige y marro-
nes (Figs. 119a y 119b) a excepción del repositorio 1, del cual se recuperaron dos
ollas de cuello compuesto, una de ellas totalmente fragmentada y la otra con peque-
ñas rajaduras (Fig. 120). Además, resaltan pequeños hoyos cubiertos de ceniza con
restos de carbón y arena fina, lentes de ceniza oscura y gris, fogones y quemas con
sedimentaciones ruborizadas que indican el alto grado de combustión alcanzado
por las mismas (Fig. 119b). Los elementos anteriores están asociados a lentes de
sedimentos arcillosos craquelados que indican la presencia de lluvias, seguido de
un periodo de insolación y bases de postes con restos de madera en estado de des-
composición, cuya distribución no es clara. Probablemente, estos elementos sosten-
drían un techo constituido por cañas y esteras.

106 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 107
Figura 120: Cerámica recuperada del repositorio
1. Olla de cuello compuesto.

En esta capa, se recuperaron restos malacológicos, restos óseos y fragmentos de


cerámica diagnóstica (bordes de cántaros cara gollete, ollas y tinajas) y dos tinajas
completas de cuerpo compuesto con bandas de pintura crema en el borde. Una de Figura 121: Tinaja de cuerpo compuesto con dise-
ellas, al exterior, del borde muestra un diseño inciso; factiblemente, se trata del rostro ño inciso en el borde (roedor).
de un roedor (Fig. 121) y, probablemente, contuvo chicha. La otra contuvo algún ele-
mento perecedero asociado a un fragmento de botella de línea fina (Fig. 122).

Figura 122: Fragmentos de cerámica recuperados


Debido a fuertes impactos de eventos lluviosos, la superficie está erosionada y sur-
en el interior de la tinaja de la figura 121.
cada por huellas de escorrentías con sedimentos de arena fina y arcilla que recorren
de noroeste a sureste. Igualmente, fue afectada por dos intrusiones rectangulares
rellenas de arena fina y restos de ceniza que se proyectan desde la capa 6, alterando
parte de las quemas y repositorios.

108 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 109
Momento de ocupación 5
Este momento cultural se registró en el piso 10, ubicado en la capa 13 (Fig. 97b). Figura 123: Reconstrucción de las huellas huma-
Esta capa es originada por los acarreos aluviales; en la superficie, se identificaron nas sobre la superficie de desplazamiento, asocia-
pisadas de varios individuos adultos, orientadas de sur a norte y, también, en sentido das a eventos de quema menores.

contrario que estarían indicando el desplazamiento de personas tras los efectos de


lluvias intensas (Fig. 123). Al este de la unidad de excavación, se registró una quema
pequeña con fragmentos de carbón de algarrobo (Prosopis pallida), la misma que
Figura 124: Reconstrucción de huellas humanas
fue realizada, directamente, en la superficie ruborizando los materiales arcillosos del dispuestas en diferentes direcciones.
suelo. La superficie fue afectada por eventos lluviosos como lo evidencia la serie de
huellas de escorrentías que han generado numerosos lentes de arcilla y arena, a su
vez, produciendo el arrastre de vestigios culturales, una mandíbula y vértebras de
camélido (Lama sp.) y restos óseos de cuy (Cavia porcellus) que han sido recupera-
dos del lecho de una escorrentía. Entre los materiales que constituyen la capa se re-
cuperaron fragmentos de cerámica. Dentro de ellos, predominaron los cuencos con
borde reforzado y restos malacológicos de biotopo arenoso (Polinices uber). Estos
dan testimonio de un leve momento de ocupación relacionado con el Moche Tardío
que se dio, probablemente, al inicio del evento lluvioso.

Momento de ocupación 6
Se identificó en el piso 11, en la capa 14, y se constituye como la fase mochica tardía
más temprana registrada en una de las unidades del área de excavación (Fig. 97b).
En la superficie, se registraron pequeñas quemas constituidas por ceniza oscura con
diminutos fragmentos de carbón. Las quemas alcanzaron un alto grado de combus-
tión que ruborizó parte de los sedimentos del suelo; asimismo, resaltan pequeños
lentes de arcilla con fisuras. En el lado norte de la unidad, es evidente la presencia
de tenues huellas de escorrentías de arena fina que recorren de oeste a este y en
las que se registraron pisadas humanas de individuos adultos orientadas en todas
direcciones. Estas indican el tránsito de personas (Fig. 124).

Adosado al paramento de la pirámide, se ha podido identificar la presencia de blo-


ques de adobes a manera de contrafuertes, acondicionados durante la época del
Moche Tardío y cuya función hipotética fue proteger la fachada de la pirámide en
riesgo de colapso. Es poca la presencia de vestigios culturales, aunque en esta
superficie se ha identificado lluvias intensas que generaron una serie de escorren-
tías que erosionaron la superficie. Cabe la posibilidad de que se estaban realizando
actividades rituales, las que son más frecuentes y más complejas, posteriormente.

110 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Los Últimos
Descubrimientos de
Personajes de Élite
Mochica de Sipán

D
esde el año 1987, las excavaciones realizadas en Sipán han tenido como ob-
jetivo conocer la historia ocupacional del sitio y, en especial, entender cuáles
fueron las condiciones y características de la ocupación mochica en la parte
media del valle Chancay-Lambayeque, a partir del estudio de las prácticas ceremo-
niales y funerarias de la élite. Los importantes contextos funerarios excavados han
permitido reconocer ajuares de élite variados y de inigualable calidad artística, casi
todos del estilo Mochica Medio, los cuales, en algunos casos, permiten hacer com-
paraciones con materiales de otros contextos hallados en los valles vecinos del sur
como el Zaña, Jequetepeque y Piura, al norte.

El reinicio de las investigaciones en el año 2007 y las excavaciones planteadas en


diferentes áreas de la Plataforma Funeraria permitieron recuperar tres nuevos con-
textos funerarios a los cuales se les asignó el número correlativo de los hallazgos de
tumbas establecidas en el monumento funerario desde el año 1987.

La construcción de las tumbas no fue planificada; esto quiere decir que, cuando se
sellaron las diferentes fases constructivas de los edificios, no se consideraron espa-
cios para su edificación. Su construcción se realizó con la necesaria ruptura de los
pisos y rellenos de tierra y bloques de adobes de los diferentes edificios, de manera
que el espacio para la tumba se adicionó mediante la nivelación de las paredes in-
ternas dándoles uniformidad. Las tumbas identificadas son de dos tipos: de cámara
y de fosa. Las de cámaras son de forma cuadrangular, presentan una cubierta de
vigas de algarrobo y hornacinas, contiene al personaje principal y varios individuos
acompañantes con sus asociaciones. Las tumbas de fosa son rectangulares sin nin-
gún tipo de cubierta y están compuestas, por lo general, de un solo individuo.

Para presentar el contenido de los tres últimos contextos funerarios (tumbas 14, 15 y
16) y con la finalidad de facilitar su entendimiento, lo haremos intentando reconstruir,
tal y como debió realizarse, el proceso de inhumación de los personajes y de todas
sus asociaciones. Es importante precisar que es la primera vez que se hace la pre-
sentación científica de la tumba 16, perteneciente al Señor Guerrero.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 111


La Tumba 14: Figura 125: Vigas de algarrobo que constituyen la
cubierta de la cámara funeraria.

El Sacerdote Guerrero
La excavación de la unidad donde se ubicó la tumba se inicia con el retiro de todo el Figura 126: Vista de las improntas de la tapa de
madera del ataúd.
material suelto de la superficie y de los pozos de huaquero para, así, evitar la mezcla
de materiales. Luego de excavar los niveles superficiales de la estructura, se iden-
tificó un corte casi cuadrangular de 3.90 m. por 3.35 m. con su eje mayor orientado
de norte a sur. Esta evidencia corresponderá a la intrusión de un nuevo contexto
funerario. La tumba 14 se encontró a mediados de junio del 2007, y el proceso de
excavación y registro duró, aproximadamente, ocho meses. Se localiza a 3.50 m. al
sur de la tumba 11, excavada en el año 1998.

La elaboración de la tumba
Por las evidencias existentes en los perfiles y la base donde se ubicaron los compo-
nentes de la tumba, la cámara funeraria se fue profundizando a medida que se iba re-
duciendo. Alcanzó a medir, en la base, 2.55 m. por 2.20 m. Dicha base estaba locali-
zada a 4.30 m. de profundidad en relación a la superficie actual. La cámara funeraria
es de forma cuadrangular; su construcción se inicia rompiendo la superficie original
del edificio 1 (fase constructiva 2) hasta alcanzar lo más profundo de la arquitectura
del edificio 2. Esto significó la ruptura del muro oeste que delimita al corredor central,
la superficie del mismo, la superficie de los ambientes 1 y 2 y el muro que los divide
(todo esto habría generado que la tumba presente paredes irregulares). Finalmente,
en las paredes sur y este, se elaboraron dos nichos u hornacinas que, en su interior,
contenían algunas ofrendas de cerámica y objetos de metal.

El relleno sobre la cubierta


El relleno identificado sobre la cubierta empieza a partir del nivel del piso original del
edificio 1 y culmina hasta la cubierta de la cámara funeraria, cuyo espesor alcanza
2.48 m. Se trata de un relleno semi-compacto compuesto de fragmentos de adobes,
grava y tierra suelta, el mismo que fue extraído cuando se construyó la cámara.

La cubierta
Conforme se retiraba el relleno de la tumba, a 2.48 m. de profundidad del piso origi-
nal del edificio 1, se halló el techo de vigas de algarrobo totalmente desintegradas,
algunas colapsadas al interior de la cámara y colocadas para proteger el ataúd del
sello de tierra y fragmentos de adobes. La cubierta está conformada por un total
de 13 vigas de 15 cm. y 20 cm. de diámetro. Una viga fue colocada de sur a norte
apoyada en dos horcones, sobre la cual se cruzaron 12 vigas en dirección este-oeste
que cubrían, finalmente, la cámara funeraria y estaban apoyadas, por el lado oeste,
en la pared de la cámara (Fig. 125). Es sobre esta cubierta que fue colocado el relle-
no hasta sellar el espacio abierto para su construcción.

112 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


El contenido de la tumba
A unos 70 cm. de profundidad de la cubierta aparecen las maderas (algarrobo labra-
do) de la tapa superior del ataúd colapsadas al interior (Fig. 126), cuya caja tendría
una longitud de 2.20 m. y 1 m. de ancho y estaría sujetada con amarras de cobre en
los ángulos superiores e inferiores y en la parte central. La caja contenía los restos
mortales de un personaje de élite ataviado de un complejo ajuar personal y emble-
mas de poder. Hacia el lado este del ataúd, acompañaba al personaje una joven
mujer sacrificada y, hacia el oeste, se colocó el cuerpo de un camélido adulto. Al
finalizar la inhumación se encontró una disposición de ofrendas de cerámica y metal
en los lados sur, este, oeste y en las hornacinas de la cámara funeraria.
El personaje principal
El esqueleto depositado dentro del ataúd se encontró en posición de cúbito dorsal, Figura 127: Vista de la osamenta del personaje
con la cabeza orientada al sur, las extremidades superiores extendidas a ambos la- principal al interior de lo que fuera el ataúd.
dos del cuerpo (la mano derecha se encontraba sobre la pelvis), y las extremidades
inferiores también extendidas juntándose a la altura de los pies. Los restos óseos
presentan una mala conservación como consecuencia del peso del relleno que cayó
Figura 128: Disposición de los diferentes objetos
dentro del ataúd (Fig. 127). Los análisis antropológicos preliminares sobre los rasgos
de metal sobre el cuerpo del personaje.
distintivos de sexo y edad han determinado que el individuo era adulto de unos 30 a
40 años de edad (adulto medio), media 1.64 m. de estatura y era de sexo masculino.
La información extraída de los análisis realizados por la antropóloga física Mellisa
Lund Valle (2008) han determinado que, debido al mal estado de conservación de
la osamenta del individuo, no hay evidencias traumáticas o de alguna enfermedad
que pudieran haber contribuido a la causa de su muerte. Sin embargo, se observa
un desgaste dental severo en los dientes superiores e inferiores del lado derecho.
Esto puede deberse a factores culturales como el mascado de coca, alguna otra ac-
tividad que comprometiera dicho lado o, también, a alguna lesión en la articulación
tempo-maxilar.
El ajuar personal
Se ha considerado ajuar personal a todos aquellos objetos que, habitualmente, usa-
ba el personaje, que usaba solo en eventos ceremoniales y rituales o los agregados
al momento de su muerte. Es así que se encontró un complejo ajuar de objetos de
metal al interior del ataúd, debajo y sobre el cuerpo del personaje. Gran parte esta-
ban fragmentados y algunos en mal estado de conservación (Fig. 128 y 129).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 115


El proceso de inhumación se iniciaría colocando los primeros objetos de cobre en la
base del ataúd; así, en el lado norte, se acomodaron una lámina semicircular de 40
Figura 129: Reconstrucción de la disposición del
cm. de largo por 15 cm. de alto con lentejuelas y una pequeña cabeza antropomorfa
individuo de la tumba 14 dentro del ataúd y el ajuar
de cobre repujado (Fig. 130). Superpuestos a estos objetos, se dispusieron tres lámi-
personal asociado.
nas rectangulares de cobre de 45 cm. de largo y el forro de una cabeza de porra de
40 cm. de diámetro adornada con discos colgantes (Fig. 129 y 131a). Al parecer, se
trataría de un objeto emblemático que simboliza a una porra ceremonial identificada
Figura 130: Pequeña cabeza antropomorfa colo- en la iconografía mochica y denominada “La Rebelión de los Objetos” (Fig. 131b).
cada en el lado suroeste de la base del ataúd.

En la parte central, se agregaron puntas de porras y dos discos que con 12 círculos
calados alrededor de su perímetro. También se registraron puntas de porra en el
Figura 131: (a) Cabeza de la porra ceremonial extremo sur del ataúd.
colocada sobre la base del ataúd. (b) Representa-
ción iconográfica donde se identifica una porra de
dimensiones mayores.
Encima de estos objetos, se dispuso una tarima de madera de 1.80 m. de largo por
60 cm. de ancho, envuelta con una capa de algodón y textiles a manera de lecho,
Figura 132: Porras desdobladas colocadas sobre
sobre la cual se colocaron cuatro láminas alargadas de cobre que habrían pertene-
la tarima de madera.
cido a los mangos esdoblados de igual número de porras (Fig. 129 y 132). Luego,
sobre estas láminas, en el extremo sur, fue colocada una diadema de cobre dorado
de 33 cm. de alto por 45 cm. de ancho cuya figura esta lograda por ocho volutas que
asemejan los tentáculos de alguna especie de cefalópodo (probablemente pulpo),
decorada, en la parte central-inferior, con una escultura que representa a un felino
humanizado (Fig. 133). En la sección central, se acomodaron tres puntas de porras
de 30 cm. de largo y un soporte de plumero de 35 cm. de largo adelgazado y ensan-
chado en uno de sus lados a manera de espátula con el mango recubierto con hilos
(Fig. 134). Sobre la diadema, se acomodan la parte posterior de dos camisetas (uno
sobre otra) de 60 cm. de lado, elaboradas con pequeñas láminas cuadrangulares de
cobre dorado cuya parte inferior remata en láminas triangulares (Fig. 135). Es sobre
estos elementos de metal donde reposó el cuerpo del personaje de élite que, de
acuerdo a las evidencias de improntas de textiles, habría estado vestido al momento
de su entierro. Sobre el entierro y a su alrededor, se colocaría el resto de objetos per-
sonales elaborados en cobre, cobre dorado y, unos pocos, en cobre plateado y oro.

118 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 133: Diadema de cobre en forma de tentá-
culos de pulpo con decoración central de un felino
humanizado.

Figura 134: Soporte de plumero de cobre.

Figura 135: Parte de las camisetas elaboradas de


pequeñas placas en cobre dorado.

120 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


De esta manera, en la parte superior de la cabeza, se acomodó una pequeña dia-
dema semilunar con vástago elaborada en cobre dorado de 25 cm. de alto, apro-
ximadamente, la cual fue hallada totalmente fragmentada. Sujetadas a la nariz, se
colocaron dos narigueras cuadrangulares de cobre plateado de 11 cm. de largo por
9 cm. de ancho. Una de ellas lleva una cabecita antropomorfa en la parte central (Fig.
136). Hacia ambos lados del cráneo, a la altura de boca, se pusieron dos lingotes
esféricos, de oro a la derecha y de cobre a la izquierda (Fig. 137). Sobre su pecho, se
colocó un pectoral de cuentas de concha Spondylus estructurado con cuatro pasa-
dores de cobre de 18 cm. de largo ubicados en los extremos y parte central del obje-
to cubierto, posteriormente, por las dos mitades de la parte anterior de las camisetas.
Sobre las camisetas y a la altura del tórax, se acondicionaron dos juegos de orejeras
circulares con barbiquejos elaborados en cobre dorado y cobre. Las orejeras del
primer juego, elaboradas en cobre dorado, tienen 14 cm. de diámetro; presentan una
concavidad circular en la parte central cubierta por una lentejuela y, a lo largo de su
perímetro, 11 círculos calados con lentejuelas. El barbiquejo tiene 28 cm. de largo
por 8 cm. de ancho y está rematado, en el borde inferior, con puntas triangulares (Fig.
138). El otro par de orejeras de cobre tiene un diámetro de 11 cm.; presentan peque-
ñas protuberancias alrededor de su perímetro y, en la parte central, círculos concén-
tricos en bajo relieve decorados con lentejuelas. El barbiquejo de este juego tiene
20 cm. de largo por 10 cm. de ancho y es de similares características que el anterior
(Fig. 139). Las manos del personaje estuvieron sujetando dos narigueras semilunares
de oro en la derecha y plata en la izquierda, de 14 cm. de largo (Fig. 140). Asimismo,
debajo de la mano derecha (mano que sujetaba la nariguera de oro) y al lado de la
mano izquierda, se colocaron dos copas con pedestal alto de cobre dorado de 11
cm. de altura y 13 cm. de diámetro (Fig. 129 y 141). La del lado izquierdo contenía
polvo de concha. Cerca de la mano derecha, se dispuso una espátula delgada de
cobre macizo de forma rectangular de 15 cm. de largo decorada, en la parte supe-

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 121


rior, con la escultura del pez life; al parecer, podría tratarse de un cetro que habría
distinguido el rango del personaje dentro de la élite (Fig. 142). Entre las piernas y los
pies, se acomodaron 39 cabecitas humanas hechas de una sola lámina de cobre de
2 cm. de lado (Fig. 143). Alrededor del cuello y sobre el pecho, se dispuso un collar
compuesto por siete cabezas felínicas bivalvas elaboradas en cobre dorado, de 16
cm. de diámetro por 9 cm. de ancho, con incrustaciones de concha Spondylus en
la boca (representando los dientes) y turquesa en los ojos (Fig. 129 y 144). Sobre
las piernas, se ubicaron los forros de tres porras de cobre desarmadas de, aproxi-
madamente 60 cm. de largo y las cabezas de porras de 20 cm. de diámetro (Fig.
145). Sobre la pelvis, se dispuso diagonalmente una cinta de cobre que habría sido
el soporte de las diademas que formarían las coronas que usaba el personaje para
determinadas actividades ceremoniales y rituales. A la altura del abdomen, se colo-
Figura 137: Lingotes esféricos de oro y cobre co-
caron dos diademas de cobre laminado. Una de ellas tiene 19 cm. de altura y 34 cm.
locados a la altura de la boca del personaje.
de ancho con la parte inferior plana y la superior con una terminación redondeada y
está decorada, en la parte central-inferior, con una cabeza humana engrapada a la
base de la diadema que, a su vez, estaba adornada con orejeras y una corona. Ha- Figura 136: Narigueras cuadrangulares en cobre
cia los lados de la imagen central, aparecen diseños grabados de felinos estilizados plateado.
sentados en una especie de podio sujetando una cabeza humana (Fig. 146). La otra
diadema es en forma de “V” con una altura de 42 cm. por 65 cm. de ancho máximo.
Está decorada, en la parte central, también, con una cabeza humana engrapada y
adornada con una corona semicircular, una nariguera y un collar de seis cabecitas de
búho; hacia los extremos, tiene diseños grabados que representan la figura estilizada
similar de un caballito de mar (Fig. 147). Al costado de la tibia derecha, se colocó una
última diadema de cobre laminado de 13 cm. de alto por 27 cm. de ancho, diseñada
con tres volutas que sobresalen de sus extremos laterales (Fig. 148a), la misma que
proponemos el personaje usaría en una de las primeras ceremonias de la presenta-
ción que detallaremos posteriormente (Fig. 148b).
Figura 138: Orejeras con círculos calados y barbi-
quejo en cobre dorado.

Figura 139: Orejeras con protuberancias esféricas


y barbiquejo en cobre plateado.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 123


Figura 140: Narigueras semilunares elaboradas
en oro (arriba) y plata (abajo).

Figura 141: Copas con pedestal alto de cobre


dorado.

Figura 142: Cetro de cobre con la escultura del


pez life.

124 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 143: Pequeñas cabecitas humanas que for-
man parte de la decoración posterior del personaje.

Figura 144: Collar compuesto por siete cabezas


felínicas en cobre dorado.

Figura 145: Porras desarticuladas: mango y cabe-


za.
126 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Finalmente, en la esquina suroeste del ataúd, se colocó una escultura de cobre ma-
cizo de 12 cm. de alto por 7 cm. de ancho, con la representación del hombre búho
Figura 146: Diadema con decoración antropomor-
(Fig. 149). Delante de esta escultura, se colocaron dos valvas de concha Spondylus
fa en relieve y diseños incisos de un felino estili-
conteniendo miniaturas de ornamentos hechos en cobre (Fig. 150a), donde se defi-
zado.
nen porras y escudos unidos mediante el engrapado que sería la referencia inmedia-
ta de las panoplias graficadas en las vasijas de la Fase Mochica Tardío (Fig. 150b).
La escultura, vista de frente, nos permite apreciar que el personaje lleva una corona
Figura 147: Diadema en forma de “V” con decora- que representa la figura de un búho con alas extendidas; su rostro lleva una másca-
ción antropomorfa en relieve y diseños incisos que
ra diseñada con rasgos de búho y felino, y resaltan, en los ojos, incrustaciones de
asemeja a un caballito de mar.
turquesa y piedra negra. El personaje lleva orejeras también con incrustaciones de
turquesa. Sobre su cuerpo, se aprecia un vestido (probablemente, de plumas) que
representa la figura completa del búho; además, sus garras sujetan pequeños roedo-
Figura 148: (a) Diadema con volutas laterales. (b) res. Dos collares se distinguen sobre su pecho, el primero compuesto por siete cabe-
Identificación de la diadema en representaciones citas de búho con incrustaciones de turquesa en los ojos y el segundo conformado
iconográficas.
por diez cabecitas de felino con incrustaciones de sílex en los ojos. Su mano derecha
sujeta una porra que habría tenido, probablemente, la misma altura del personaje y,
en su mano izquierda, lleva una estólica y un escudo circular. La vista posterior de la
Figura 149: Escultura de cobre macizo represen- escultura nos permite distinguir un tocado de superficie circular y base cónica, del
tando al hombre búho. cual se desprenden dos cordones que llegan hasta los talones del personaje. En la
espalda, se aprecia la parte posterior del vestido con la figura del búho, representán-
dolo con las alas abiertas.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 127


La acompañante
Corresponde a un individuo de sexo femenino de aproximadamente 20 años de edad
y una estatura promedio de 1.50 m., colocada al lado este, directamente sobre la
base de la cámara funeraria. Se encuentra dispuesto de sur a norte en posición
decúbito dorsal con el brazo izquierdo sobre el abdomen y el derecho extendido, y
las extremidades inferiores ligeramente flexionadas hacia el lado derecho del cuerpo
(Fig. 151).

Las asociaciones
Los diferentes elementos que fueron colocados como ofrendas funerarias están con-
formados, en primer lugar, por una llama adulta colocada en el lado oeste de la

128 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


cámara y con la cabeza hacia el sur; asimismo, se encontraron dos grupos de extre-
midades y cráneos de dos llamas adultas, uno en la esquina suroeste de la cámara y
Figura 150: (a) Ofrendas en miniatura de cobre
el otro sobre los pies de la acompañante (Fig. 151). Los cuerpos de llamas completas
colocadas dentro de una valva de concha Spond-
y partes de las mismas son un tipo de ofrendas muy común dentro de los contextos
ylus alrededor de la escultura. (b) Diseños picto-
gráficos de escudos y porras registrados en frag-
funerarios mochicas de Sipán. Las ofrendas de cerámica se colocaron alrededor del
mentos de cerámica recuperados en Sipán. ataúd, así como también pequeños objetos de metal en una de las hornacinas.

Figura 151: Disposición del cuerpo de la joven


mujer y de una llama adulta a ambos lados del
ataúd del personaje principal de la tumba 14.

La cerámica
A la tumba 14 se asociaron 204 piezas de cerámica completa (muchas de ellas
fragmentadas) con características morfológicas y estilísticas que relacionan este
contexto funerario con la tradición de la Fase Mochica Medio de la costa norte. La
disposición de la cerámica parece haber seguido cierta planificación como conse-
cuencia de un ritual de enterramiento propio de un gobernante importante. De esta
manera, se colocaron grupos de cerámica al sur de la tumba, al este, oeste y dentro
de la hornacina este de la cámara.
La cerámica identificada ha sido clasificada en dos grandes grupos: vasijas y otras
formas. El primer grupo está constituido por 159 vasijas; se identifican cántaros (154
piezas) y botellas (cinco piezas). El segundo grupo reúne 45 piezas de cerámica
en miniaturas que representan cántaros escultóricos antropomorfos (nueve piezas),
máscaras (10 piezas), instrumentos musicales de viento como trompetas con diseño
zoomorfo (nueve piezas), conus (10 piezas), así como también crisoles (cinco pie-
zas) y antaras (dos piezas).

Cántaros
Los cántaros representan el mayor número de cerámica recuperada de la tumba 14
y son de forma simple y escultórica.

Los cántaros simples suman 115 piezas de las cuales se ha identificado dos tipos, de
acuerdo a la forma del cuello: cántaros de cuello recto y cántaros de cuello expandi-

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 129


do, con algunas variables en la forma del cuerpo (cántaros de cuerpo globular y ovoi-
de). La gran mayoría presenta alisado como tratamiento de la superficie, aunque un
Figura 152: (a y b) Cántaros simples de cuerpo
grupo considerable (45 piezas) no presenta tratamiento y evidencian las huellas del
globular y ovoide de cuello recto y (c y d) de cuello
modelado y ciertas hendiduras que no fueron corregidas. Su elaboración se realizó expandido.
con la técnica del modelado; la cocción fue hecha en hornos abiertos. Estos cántaros
no presentan ningún tipo de elemento decorativo. La altura oscila entre los 10 y 18
cm., y el diámetro de la abertura de la boca varía entre 4 y 6 cm. La ubicación de las
Figura 153: (a) Cántaros escultóricos antropomor-
vasijas fue tanto en la esquina suroeste del ataúd como hacia su lado este (Fig. 152).
fos cara gollete y (b) gollete en parte posterior del
cuerpo.
Los cántaros escultóricos están constituidos por 39 vasijas con representaciones
antropomorfas. Se distinguen cántaros cara gollete y cántaros con gollete, en la parte
posterior del cuerpo. Presentan alisado como tratamiento de la superficie externa y

130 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


fueron elaborados con el uso de moldes; la cocción es de atmósfera oxidante y no
fueron decorados. Los personajes están representados con las piernas flexionadas,
unos con las manos sobre el pecho y otros con las manos sobre las rodillas. Se ca-
racterizan por llevar un turbante que les cubre la cabeza y, probablemente, se trataría
de prisioneros, pues llevan una soga atada al cuello. Estos miden 20 cm. de altura
y el diámetro de la boca es de 5 cm. como promedio (Fig. 153). Estos cántaros se
encontraron en las esquinas sureste y suroeste del ataúd.

Botellas
Las botellas son la forma más escasa dentro del contexto funerario (cinco piezas) y
presentan asa estribo. De acuerdo a la forma del cuerpo, se distinguen botellas sim-
ples y botellas escultóricas. Para su elaboración se utilizó moldes; el tratamiento de
la superficie evidencia una capa de engobe arcilloso de consistencia ligera de color
crema o blanco, alisada Como técnica decorativa se empleó la pintura pre-cocción
y post-cocción, además de aplicaciones escultóricas. La cocción de estas vasijas
evidencia el uso de hornos abiertos por el color anaranjado de la pasta. Se ubicaron
entre la pared de la cámara y el lado sur del ataúd.

Dentro de las botellas simples, dos son de cuerpo cilíndrico con asa estribo lateral
y base plana. La parte superior del cuerpo presenta una escultura de una cabeza
humana, en cuyo rostro se resaltan las líneas de expresión en ambas mejillas con
líneas de pintura blanca; asimismo, tienen perforaciones en los extremos de la oreja.
Presentan un baño ligero de engobe de color crema y blanco sobre el cual se reali-
zaron diseños pictóricos repetitivos de un ave estilizada en forma helicoidal. Estos se
ubican en la parte frontal y el lado izquierdo de la vasija (Fig. 154). La otra botella es
de cuerpo globular con asa estribo, en la parte superior. Tiene la base plana y mide

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 131


18 cm. de altura. La superficie fue cubierta con una capa muy delgada de arcilla
crema que, posteriormente, fue pulida. Como decoración lleva diseños geométricos
ubicados en la parte superior de la vasija; destacan bandas alrededor del cuerpo y
triángulos dentro de los que se aprecian volutas (Fig. 155).

132 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Las botellas escultóricas incluyen de dos vasijas que representan a un cérvido echa-
do sobre sus cuatro extremidades (Fig. 156). Tienen el asa estribo ubicada en la
Figura 154: Botella asa estribo de cuerpo cilíndri-
parte superior de la vasija y la base es plana. Presentan alisado y una ligera aplica-
co con diseño antropomorfo.
ción de engobe crema o blanco sobre el cual se hicieron pequeños trazos de pintura
post-cocción a manera de manchas de color rojo distribuidas por todo el cuerpo.

Figura 155: Botella asa estribo de cuerpo globular El grupo de otras formas
con diseños geométricos pintados.
Este grupo de cerámica está constituido por un total de 45 piezas, 43 de ellas en
miniaturas que representan vasijas, elementos funerarios e instrumentos musicales.
Asimismo, conforman este grupo de cerámica dos antaras constituidas por tubitos
Figura 156: Botella escultórica zoomorfa con asa de diferentes tamaños. Casi la totalidad de este grupo de cerámica está elaborada
estribo y gollete. mediante manufactura moldeada, la cocción es oxidante y, como acabado de la su-
perficie, presentan alisado.

Miniaturas
La gran mayoría de cerámica en miniatura se localizó entre la pared de la cámara y
el lado sur del ataúd.

Cántaros escultóricos
Se encontraron un total de nueve piezas en miniatura que representan a guerreros de
pie, sujetando una porra terciada y un escudo. Miden 6.5 cm. de altura como prome-
dio y el diámetro de la boca es de 2 cm. (Fig. 157).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 133


Figura 157: Cántaro escultórico en miniatura.

Figura 158: (a) Máscaras con ojos perforados y


(b) ojos y boca perforada.

Máscaras
Este grupo lo conforman 10 máscaras en miniatura que presentan variantes en los
ojos y boca. Un grupo tiene perforaciones solo en los ojos y el otro grupo tiene perfo-
rados los ojos y la boca (Fig. 158). No obstante, la decoración es similar: pintura blan-
ca pre-cocción con diseños que corresponden a bandas en forma de “L” invertidas
a la altura de las mejillas acompañados de bandas verticales en la frente y mentón.
Asimismo, se resalta el interior de los ojos y las orejeras. Miden 6.5 cm. de altura y
tienen un ancho de 7 cm., en promedio.

134 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Pututos
Figura 159: Pututos en miniatura, semejando al Se han registrado 10 miniaturas de pututus que tienen un agujero en la parte central
conus del extremo más ensanchado. Como decoración presentan pintura crema pre-coc-
ción en todo el cuerpo, excepto en la parte próxima al agujero. Miden, en promedio,
10 cm. de altura y 5 cm. de ancho (Fig. 159).

Figura 160: Trompetas escultóricas representando


serpientes enrolladlas.
Trompetas
Se hallaron nueve piezas de trompetas en miniaturas elaboradas mediante modelado
que representan la figura de una serpiente enrollada. Algunas resaltan los ojos con
aplicaciones y otras con incisiones. Miden en promedio 11 cm. de largo (Fig. 160).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 135


Antaras
Se registraron dos antaras hechas por pequeños tubos delgados de longitudes Figura 161: Antara de cerámica.
diferentes. Cada uno de los elementos del instrumento está ligeramente pulido, la
cocción es de atmósfera oxidante y no presentan decoración alguna (Fig. 161). Se
ubicaron en la hornacina sur de la cámara funeraria.
Figura 162: Crisoles de cuerpo globular.

Crisoles
Se registraron cinco crisoles de cuerpos globulares con cuello divergente que no han
recibido tratamiento en la superficie exterior. Miden 4.5 cm. de altura como promedio
y el diámetro de la boca varía de 1.5 a 2 cm. (Fig. 162).

Ofrendas de metal en miniatura


Están constituidas por numerosos objetos de cobre, casi todos en miniaturas y colo-
cados dentro de la hornacina sur de la tumba. En su interior, se encontraron cuatro
pequeñas esculturas de cobre de 10 cm. de altura que representan personajes sen-
tados con las piernas entrecruzadas y las manos sobre las rodillas, agrupadas de a
dos y colocadas en las esquinas este y oeste de la hornacina. A su vez, estas pe-
queñas esculturas estaban rodeadas de una serie de objetos en miniatura, donde se
distinguen cuencos— algunos de 5 cm. de diámetro— conteniendo polvo de concha
Spondylus, copas de cobre en miniatura con pedestal de 4 cm. de alto y 10 miniatu-
ras de cántaros de cobre (en cada lado) elaborados con dos láminas y asegurados
con una cinta de alambre en el cuello (Fig. 163). Al centro de la hornacina, se halló un
grupo de objetos también en miniaturas de cobre, entre los que se reconocen porras,

136 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


escudos circulares, diademas en forma de búho, puntas de lanza, mangos de porras
con madera en el interior y cuencos con tapas (Fig. 164). En la esquina noreste de
Figura 163: Conjunto de miniaturas de cobre or-
la hornacina, se encontró una cabeza semi-escultórica junto a una corona de búho,
denadas delante de dos pares de esculturas an-
ambos elaborados en cobre plateado. La cabeza representa la cara del personaje de
tropomorfas.
la escultura del hombre búho. Los ojos tienen incrustaciones de concha Spondylus
de color blanco y morado, y la boca tiene incrustaciones de Spondylus anaranjado
(Fig. 165).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 137


Figura 164: Miniaturas en cobre con representa-
ciones de diademas y porras.

Figura 165: Cabeza en miniatura de cobre con la


representación de la máscara del hombre búho.

138 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


La Tumba 15:
El Noble Guerrero
La excavación de una unidad de 10 por 10 m. en el lado sureste de Plataforma Funera-
ria— donde, posteriormente, se identifica la tumba 15— se inició en el mes de agosto
del año 1998. El objetivo de la investigación fue obtener una columna estratigráfica del
monumento para determinar su secuencia constructiva y conocer los cambios estruc-
turales dentro de las fases arquitectónicas. Este proceso se inició con el retiro de mate-
riales superficiales hasta llegar al relleno compuesto por adobes tramados y ordenados
en paneles modulares. La falta de recursos económicos y la eminente paralización de
los trabajos obligaron a reducir el área de excavación a una subunidad de 3 por 7 m.;
se retiró gran cantidad de material conformado por adobes hasta una profundidad de
casi 13 m., donde, finalmente, se identificó el corte rectangular sobre uno de los pisos
más profundos de la plataforma. Este advertía la intrusión de una tumba que, por falta
de financiamiento, ya no fue posible excavar. Es por este motivo que se decide sellar la
trinchera hasta la superficie con el material retirado, manteniéndose así por diez años
en secreto.

En mayo del año 2009 se decidió retomar la excavación del área donde ya se había
detectado la tumba años atrás. El trabajo se realizó en tres etapas. La primera, que duró
dos meses, consistió en retirar el material suelto colocado para cubrir la evidencia fune-
raria, hasta llegar a la superficie cortada para la construcción de la tumba. La segunda
etapa consistió en hacer el registró de los pisos, muros y rellenos que se evidencian
en los perfiles dejados por la excavación de la trinchera, identificando que debajo del
relleno que soporta la superficie inicial del edificio 2 existe un piso asociado a una fa-
chada inclinada correspondiente al edificio 3, y que esta, junto a un muro que corre en
dirección paralela, forman un corredor orientado en eje este-oeste de 3.50 m de ancho.
Dentro de él se halló el corte intrusivo de lo que sería la tumba 15. La tercera etapa se
centró en el retiro del relleno al interior de la fosa, hasta alcanzar el fondo donde se en-
contró depositado el esqueleto de un individuo— que formaba parte del ajuar personal
del individuo enterrado— y ofrendas de cerámica.

La construcción de la tumba
La construcción de la tumba se realizó rompiendo la superficie primaria de la edifica-
ción más antigua de la Plataforma Funeraria (edificio 3, Fig. 48). El proceso de cons-
trucción de la fosa consistió en romper el piso inicial del edificio y el relleno conformado
por bloques de adobes para, luego, acondicionar un espacio de 2.50 m. por 1.50 m.
con su eje mayor orientado este-oeste y poco más de 1 m. de fondo, sólo para colocar
a un individuo. Luego, la fosa fue sellada con material suelto directamente sobre el
envoltorio y las ofrendas, sin colocar ningún tipo de cubierta para soportar el relleno.
Antes de terminar de sellar la tumba por completo, se depositó un grupo de crisoles en
la esquina sureste de la fosa; es posible que se trate de una ofrenda post-entierro o de
algún tipo de marcador.
El relleno de la fosa
Figura 166: Osamenta del individuo de la tumba El relleno que cubre la fosa funeraria está compuesto por material suelto de tierra y
15 asociado a su ajuar funerario compuesto por fragmentos de adobes extraídos de la misma tumba.
metales y cerámica.

El contenido de la tumba
La tumba 15 se compone de un solo individuo enterrado con un ajuar personal con-
formado por una corona, un par de orejeras, narigueras, un escudo, punta de porra
y un grupo de cascabeles. Como ofrendas funerarias se dispusieron dos botellas
escultóricas y dos cancheros con características estilistas Mochica Temprano (Fig.
166).

El personaje principal
Los análisis antropológicos determinaron que el entierro habría correspondido a un
individuo joven, de sexo masculino, de unos 21 años de edad y con una estatura de
1.64 m. El individuo fue colocado en posición decúbito dorsal, extendido dispuesto
en eje este-oeste, con la cabeza al este. Tanto las extremidades superiores como las
inferiores estaban extendidas; las manos descansaban sobre la pelvis. La osamenta
se encuentró en mal estado de conservación debido a la presión del relleno y la fuer-
te humedad que existe en la zona, (hay que tomar en cuenta que esta tumba es la
más profunda que se ha encontrado en la estructura funeraria).

El ajuar personal
El cuerpo del individuo de la tumba 15, antes de ser enterrado, fue preparado con
una vestimenta de textil y depositado dentro de un envoltorio fabricado de totora—
similar a un petate— asociado a un ajuar conformado por varios objetos personales
de cobre, cobre dorado, un conjunto de pectoral y brazaletes de cuentas de concha
Spondylus; y cerámica estrictamente de uso ritual. Todos estos objetos fueron colo-
cados en ambos lados del cuerpo (Fig. 167)
Antes de colocar el cuerpo enfardelado del individuo dentro del envoltorio vegetal, se
habría acomodado un cubre espalda de piel animal con un pequeño cráneo y garras,
estas últimas dispuestas en posición extendida. El cráneo estaba asociado a dos
pequeñas láminas triangulares de cobre y a un collar. Por la posición de las láminas,
se trataría del cráneo de un zorro, pues estos metales estarían asemejándose a las
orejas de este mamífero, más aún si se tiene en cuenta que este animal está repre-
sentado en la iconografía de la cerámica y metales de las fases posteriores.

Sobre el rostro del individuo, se colocó, en primer lugar, una diadema de forma semi-
lunar de 27 cm. de alto por 42 cm. de ancho elaborada en cobre dorado (hallada en
mal estado de conservación) y decorada, en la parte central, con la figura del búho
con las alas abiertas representando sus plumas con láminas alargadas que cuelgan
de las alas. Los ojos del ave presentan incrustaciones de concha y las garras se
representan recogidas (Fig. 168). Sujetando la diadema, a la altura de la frente, se
encontró una cinta de cobre dorado de aproximadamente 60 cm. de largo por 3 cm.
de ancho decorada con lentejuelas, la cual habría sido el soporte de la diadema que,
finalmente, formaba la corona del personaje (Fig. 169).

En segundo lugar, se agregaron dos orejeras circulares de cobre dorado a ambos


lados del cráneo, formadas por un disco de 9 cm. de diámetro decoradas con lente-
juelas circulares sujetadas con pequeñas grapas (Fig. 170). El estado de conserva-
ción de las orejeras era bueno y fueron encontradas con las lentejuelas hacia abajo.
142 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
En tercer lugar, se colocaron cuatro narigueras de forma cuadrangular de cobre do-
rado, de 6.5 cm. de largo por 5.5 cm. de ancho. Una de ellas fue dispuesta sobre la
Figura 167: Reconstrucción del personaje de la
diadema de búho, dos estuvieron en ambas manos del personaje y una fue doblada,
tumba 15 asociado a un variado ajuar funerario.
ex-profesamente, en sus cuatro lados reduciendo su tamaño a 3 cm. para ser colo-
cada al interior de la boca del individuo (Fig. 171).

Figura 168: Diadema con imagen decorativa del Luego, se habrían colocado otros elementos de metal que se asocian directamente
búho elaborada en cobre dorado.
al individuo: una punta de porra elaborada en cobre de 44 cm. de largo por 3 cm. de
ancho, colocada cerca al fémur derecho (Fig. 172), un grupo de pequeñas placas
laminadas de cobre dorado de formas variadas (cuadrangulares, rectangulares y
triangulares)—las cuales formarían el recubrimiento externo de un escudo circular de
madera de 35 cm. de diámetro ubicado en la zona abdominal (Fig. 173)— y un con-
junto de 40 cascabeles esféricos de 3.5 cm. de diámetro hechos de cobre que llevan
pequeñas piedras en su interior decoradas con círculos concéntricos y un punto en
la parte central (Fig. 174).

Finalmente, completan este conjunto de adornos personales un pectoral formado por


numerosas cuentas tubulares de concha Spondylus de color rojo y blanco, y material
estructurado por medio de cuatro pasadores de cobre de 18 cm. de largo. Todo es-
taría colocado sobre el pecho del personaje. Estos pasadores presentan 37 agujeros
que corresponden a igual número de hiladas de cuentas; fueron colocados dos a los
extremos del pectoral y los dos restantes en la parte frontal. De manera extendida, el
pectoral habría medido 53 cm. de ancho por 18 cm. de altura (Fig. 175). Asimismo,
sobre las muñecas se colocaron dos brazaletes— también de cuentas de concha
Spondylus— que se constituyen por 25 hileras de cuentas y miden 27 cm. de ancho
por 11.5 cm. de largo (Fig. 176).
Figura 169: Cinta de cobre dorado que sería el
soporte de la corona.

Figura 170: Orejeras de cobre dorado adornadas


con lentejuelas.

Figura 171: Narigueras cuadrangulares en cobre


dorado, una de ellas fue doblada y colocada en la
boca del individuo.
Figura 172: Punta de porra elaborada en cobre.

Figura 173: Placas de cobre que forman parte de


un escudo circular de madera.

Figura 174: Conjunto de cascabeles hallados jun-


to al personaje.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 145


146 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Ofrendas de cerámica
Figura 175: Pectoral de cuentas tubulares con es-
La cerámica que se registró en la tumba 15 corresponde a vasijas cerradas que
tructura de metal. incluyen dos botellas, dos cancheros y 10 crisoles. Las primeras fueron encontradas
totalmente fragmentadas. La cerámica fina ha sido elaborada con el uso de moldes
y está perfectamente pulida. La coloración rojiza de la pasta nos indicaría que hubo
una preferencia por el uso de hornos abiertos.
Figura 176: Brazaletes de cuentas tubulares con
estructura de metal.
Botellas escultóricas
Las botellas escultóricas tienen asa estribo con reborde en el gollete y son de color
rojo; representan un búho de postura parada y sobresalen de su cabeza unos me-
Figura 177: Botella escultórica asa estribo repre- chones de plumas a manera de orejas. Se caracteriza por ser una escultura ornito-
sentando un búho.
morfa de excepcional realismo, por sus grandes ojos y su pico curvo. Las puntas de
sus alas están entrecruzadas sobre la cola y sus garras, perfectamente representa-
das (Fig. 177). El cuerpo del búho ha sido decorado con puntos de pintura blanca
Figura 178: Canchero con mango en punta. pre-cocción que demarcan las manchas naturales existentes en las plumas del ave.
Asimismo los ojos, las orejas y la terminación de las alas están decorados con ban-
das de pintura que marcarían su apariencia.
Cancheros
Los cancheros presentan borde convergente, tienen la base ligeramente convexa y
una abertura de la boca que no supera los 5 cm. de diámetro. Su superficie exterior
ha sido pulida y, sobre uno de sus extremos, remata el mango en punta. No presentan
ningún tipo de decoración (Fig. 178).

Crisoles
Este grupo de cerámica fue localizado en el relleno de la fosa. No presentan tra-
tamiento en la superficie y, por lo general, son de cuerpo globular y cuello recto, y
evidencian una mala distribución de la temperatura obtenida por el uso de hornos
abiertos (Fig. 179).

La Tumba 16:
El Señor Guerrero
Con la intención de continuar las investigaciones en la Plataforma Funeraria, durante
la temporada 2010, exactamente al sur de la unidad donde se identificó la tumba 15,
se abre una nueva unidad de excavación. Los trabajos se inician con la delimitación
de un área de 10 x 5.50 m. (Fig. 180) y con el retiro de la capa superficial que cubría
la tumba con la finalidad de extraer todo tipo de material descontextualizado. Luego
de este proceso, se identifica una superficie constituida de adobes tramados que se
extienden en casi toda el área intervenida, y una mínima parte de relleno suelto de
tierra y fragmentos de adobes en la parte oeste de la unidad. Asimismo, se pudo
identificar que esta área ha sufrido excavaciones clandestinas, pues la presencia de
dos pozos de huaquero al sur y al norte así lo confirman.

148 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Al retirar progresivamente el relleno de adobes tramados y de tierra, se identifican
dos pisos superpuestos fuertemente erosionados y conservados solo en el lado oes-
Figura 179: Crisol de cuello recto.
te del área. La evidencia de estos pisos hizo que continuáramos las excavaciones
por este lado; al removerlos, distinguimos que el primero (el superficial) se superpo-
ne 19 cm. al segundo. Es luego de la remoción del segundo piso que se distinguen
Figura 180: Ubicación y delimitación del área de las cabeceras de dos muros paralelos que corren en dirección este-oeste, los cuales
excavación. estarían formando un posible corredor de 2.40 m. de ancho; sus muros conservan
apenas unos 80 cm. de extensión. Posteriormente, se identificó un relleno de tierra
y fragmentos de barro de 20 cm. de espesor que fueron colocados sobre un tercer
piso asociado con media caña a los muros del corredor. La superficie de este último
Figura 181: Ubicación del corte intrusivo de la
tumba 16 que rompe la superficie asociada al co- piso evidencia un corte de 3 m. por 1.60 m. en eje norte-sur, registrándose, en los
rredor. extremos de su eje mayor, dos pozos de huaquero que no llegaron a profundizar y
dar con el contenido de lo que, inequívocamente, sería un nuevo contexto funerario
que ha sido denominado como tumba 16 (Fig. 181).

La construcción de la tumba
Esta tumba de fosa fue construida de manera similar a las dos anteriores: no se
habría considerado un espacio mortuorio al momento de sellar la arquitectura que
entraba en desuso. Por esta razón, se requirió cortar la superficie de la última fase
constructiva del edificio 2, que habría sido ocupada por el personaje de élite al mo-
mento de su muerte (Fig. 48). Al parecer, con la muerte de este dignatario, se cerraría
un ciclo en cuanto al aspecto ideológico y formas de políticas de gobierno y se esta-
ría renovando y legitimando el poder de los ancestros con el sello total del edificio 2.

El relleno de 20 cm. registrado sobre el piso asociado al corredor sería el sello del
edificio 2, el mismo que se registra también en el lado oeste de la estructura funera-
ria. Por su parte, los pisos 1 y 2 serían los pisos originales de las fases constructivas
1 y 2 del edificio 1. Esta edificación refleja la materialización de los cambios sociales
e ideológicos de una generación que legitima su poder respetando y manteniendo
ciertas tradiciones de sus antecesores.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 149


La construcción de la fosa se realizó cortando el piso del corredor y el muro norte que
lo delimita para crear un espacio alargado de 4.50 m. por 1.60 m. y 1 m. de profun-
Figura 182: Contenido de la tumba 16 compuesta
didad, con un eje orientado de sur a norte. La base de la tumba fue acondicionada
por tres individuos asociados a un variado ajuar
en dos niveles y su límite este se encuentra determinado por un paramento enlucido funerario.
y pintado de color amarillo que corre en sentido norte-sur, sin presentar ningún tipo
de alteración por la construcción de la tumba. El nivel superior mide 1.70 m. de largo,
se ubica al sur de la fosa y fue elaborado sobre un conjunto de adobes que sella una
arquitectura anterior en donde fue colocado el cuerpo de un individuo adolescente.
El nivel inferior, localizado al norte de la fosa funeraria, mide 2.80 m. de largo y se
encuentra a 25 cm. por debajo del nivel superior. Aquí se depositaron los cuerpos
de dos individuos. Finalmente, la fosa fue sellada, directamente sobre los ataúdes y
ofendas con el mismo material extraído durante su construcción, sin elaborar cubier-
ta alguna que separara el relleno del contenido de la tumba.

El relleno de la fosa
Tomado desde el nivel inferior, el relleno identificado al interior de la fosa alcanza
un metro de espesor y está compuesto por material suelto de tierra y fragmentos de
barro mezclados con restos malacológicos y fragmentos de cerámica.

El contenido de la tumba
La tumba 16 está compuesta por tres individuos, dos de ellos enterrados en ataúdes
de caña y uno en envoltorio y tarima de caña, con un rico y variado ajuar funerario
en el que destacan ornamentos y elementos de rango elaborados en cobre, co-
bre dorado y plata, además de ofrendas de cerámica que fueron colocadas en los
dos niveles de la fosa funeraria y restos malacológicos trabajados. Esta tumba, al
igual que la mayoría de los contextos funerarios recuperados en Sipán, contiene a un
personaje miembro de la élite gobernante y a sus acompañantes. En este caso, se
hallaron dos individuos, uno de ellos sacrificado al momento de su muerte y otro (de
sexo femenino) que, probablemente, fue exhumado de otra tumba para ser colocado
junto al personaje (Fig. 182 y 183). Asimismo, se colocó el cuerpo de una llama adulta
carente de extremidades en el nivel superior de la fosa.

Las características estilísticas de la cerámica encontrada en el contexto funerario nos


permiten asociarlo al Periodo Mochica Medio, pues se presentan elementos decorati-
vos como los diseños reticulados y líneas paralelas, similares a los registrados en los
materiales de los sitios Pacatnamú y San José de Moro, en el valle del Jequetepeque.

150 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 151
152 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
El personaje principal
Figura 183: Reconstrucción del contenido de la El personaje principal fue encontrado en el nivel inferior de la fosa funeraria, colocado
Tumba 16. Denominado Señor Guerrero. dentro de un ataúd de caña de 2 m. de largo por 80 cm. de ancho. Estaba dispuesto
de sur a norte en posición decúbito dorsal, con las extremidades superiores e infe-
riores extendidas y la mano derecha sobre la pelvis. La osamenta del individuo pre-
senta una mala conservación como consecuencia del relleno que cayera al interior
del ataúd. De acuerdo al estudio osteológico preliminar realizado por el antropólogo
físico Mario Millones, el cuerpo del individuo corresponde a un adulto medio de unos
35 a 40 años de edad que medía 1.67 m. de estatura y era de sexo masculino (Fig.
182 y 183). Asimismo, afirma que el personaje habría sido de contextura robusta y
gozaba de un excelente estado físico. Debido a la mala conservación de sus huesos,
no ha sido posible determinar ninguna enfermedad o patologías que pudieran haber
sido la causa de su muerte. Sin embargo, un estudio complementario de la osa-
menta a cargo de la antropóloga física norteamericana Catherine M. Gaither (2012),
determinó que el personaje presenta una rajadura del hueso a la altura de la ceja
izquierda, ocasionada por un impacto con un objeto contundente. Probablemente,
este hallazgo significaría la causa principal de su muerte, que estaría ligada a acti-
vidades militares.

El ajuar personal
Entre los adornos personales y asociaciones hallados dentro del ataúd junto al perso-
naje principal, tenemos un variado y complejo ajuar conformado, casi en su totalidad,
por objetos en cobre, en cobre dorado y cobre plateado. Hay muy pocos objetos de
plata, de los cuales se distinguen diademas, pectorales, orejeras, narigueras, un ce-
tro, un vestido confeccionado por cinco placas (dos placas forman la parte anterior
y tres la parte posterior) cocidas a un soporte de textil grueso y finamente decorado
con motivos antropomorfos incisos ligeramente repujados, porras completas, lámi-
nas y un pututo de caracol.

De acuerdo a las evidencias en los diferentes niveles de los objetos de metal halla-
dos sobre y debajo del individuo, podemos hacer una reconstrucción del proceso
del acondicionamiento de este personaje y de todas sus asociaciones. Así, en primer
lugar, sobre la base del ataúd de cañas, se colocó la parte posterior de un vestido
elaborado en láminas de cobre plateado de 103.5 cm. de largo por 64 cm. de ancho
máximo, compuesto de dos partes (Fig. 184). La parte superior está confeccionada
con dos placas rectangulares de 43.5 cm. de largo por 32 cm. de ancho. Cada una
de ellas (ambas suman 64 cm) presenta pequeños agujeros alrededor de su perí-
metro para facilitar cocerlas a un soporte de tela y están decoradas con diseños
grabados que representan una escena de combate entre dos guerreros sujetando
porras y escudos. La parte inferior mide 60 cm. de largo por 38 cm. de ancho y
está, a su vez, confeccionada por una placa central de 18 cm. de ancho por 45 cm.
de alto flanqueada por una alineación de láminas cuadrangulares que forman tres
bandas; en conjunto estas suman 10 cm. de ancho en cada lado. La placa central
está decorada con diseños grabados que representan a dos guerreros de perfil con
una similitud en la indumentaria militar y de distinción, los cuales llevan un colgante
en la parte posterior de forma zoomorfa a la altura de la cintura. Finalmente, la parte
terminal del vestido remata en siete conos de 5 cm. de alto hechos de una sola lá-
mina con diseños repujados y sujetados mediante un hilo grueso (Fig. 185a y 185b).
Completan esta primera disposición de objetos tres puntas de porra y una nariguera
de cobre distribuidas tanto en el extremo inferior y superior del ataúd.
Figura 184: Vista de la parte posterior del vestido
de placas de cobre colocado sobre la base del
ataúd de caña.

154 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 185a: Diseños en la parte posterior del ves-
tido de cobre del personaje principal.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 155


Se colocaron, también, cuatro porras completas de diferentes tamaños con las pun-
tas dobladas y orientadas con la parte acampanada hacia el sur (Fig. 186a, 186b
Figura 185b: Reconstrucción de los diseños pre-
y 187) que contienen, aún, los núcleos de madera de algarrobo en su interior (Fig.
sentes en la parte posterior del vestido.
188). Estaban dispuestas de manera decreciente de oeste a este. La porra 4 mide
2.09 m. de largo, tiene 20 cm. de diámetro en la parte acampanada y está decora-
da con cuatro cruces caladas en cuyos interiores, probablemente, debió colocarse
Figura 186a: Vista del acondicionamiento del elementos sólidos que habrían generado sonido (Fig. 189). La porra 3 tiene 1.99 m.
cuerpo del personaje sobre las cuatro porras. de largo por 18 cm. de diámetro; en el interior de la parte acampanada, se hallan
restos de un polvo blanco, probablemente, concha molida que debió ser esparcida
mientras se golpeaba la porra o era sacudida en el aire (Fig. 190). La porra 2 mide
1.92 m. de largo por 18 cm. de diámetro y la porra 1 mide 1.83 m. de largo por 15
cm. de diámetro.

Estas porras se habrían acomodado de esta manera, sobre el lugar donde habría
descansado el cuerpo del personaje previamente enfardelado o vestido con textiles
simples. También fueron colocadas dos narigueras de forma semilunar de cobre so-
bre las porras, por debajo de los pies del personaje.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 157


158 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Figura 186b: Dibujo del hallazgo del cuerpo del
personaje colocado sobre las cuatro porras.

Figura 187: Porras colocadas sobre la base del


ataúd de caña.

Figura 188: Núcleo de madera hallado en el inte-


rior de las porras.

Figura 189: Detalle de las cruces caladas en la


porra 1.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 159


Fueron colocados, sobre el difunto, un pectoral, una máscara, cuatro narigueras, lin-
gotes de cobre, pequeñas láminas con diseños, dos estólicas de madera, un pututo
Figura 190: Probable concha molida en el interior
de caracol y dos barras de cobre (Fig. 191a y 191b).
de la porra 2.

Figura 191a: Imagen de los primeros objetos ha-


llados sobre el personaje principal.

Figura 191b: Dibujo de los objetos colocados so-


bre el cuerpo del personaje principal.

160 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 161
El pectoral de cobre fue colocado sobre el pecho del individuo y, probablemente,
haya estado sujetado al cuello al momento del entierro. Es de forma circular, de apro-
Figura 192: Pectoral elaborado de cuentas de co-
ximadamente 65 cm. de diámetro exterior y 24 cm. de ancho y se compone de 66
bre que rematan en la cabeza del pez life.
cuentas distribuidas en dos bloques. El primero es la base del objeto y está com-
puesto por cuentas de forma trapezoidal de 5 cm. de largo por 1 cm. de ancho con
pequeñas ranuras en ambos lados y con agujeros en los extremos; el segundo blo-
que se constituye de cuentas de formas triangulares de 18 cm. de largo, cuyo extre-
mo inferior termina con la representación del pez life, lo que le da un aspecto radiante
(Fig. 191b y 192). Este pectoral es similar al que fuera encontrado junto al Viejo Señor,
con la única diferencia de que fue elaborado en cuentas de concha Spondylus.

La máscara de cobre plateado fue acomodada sobre el rostro del personaje prin-
cipal y representa el rostro de un ser antropomorfo portando orejeras y barbiquejo
adheridas a la pieza, y una nariguera desmontable con puntas recortadas. Los ojos
están resaltados con incrustaciones de turquesa y concha; las orejeras, la frente y
parte de los pómulos tienen lentejuelas circulares colgantes, mientras que la boca se
presenta como un espacio calado al igual que las volutas a la altura de los pómulos,
asemejando diseños faciales pintados sobre el rostro (Fig. 193).

Las narigueras asociadas al personaje fueron colocadas en distintas partes sobre


su cuerpo; tres están elaboradas en cobre y dos en plata, tienen forma semilunar y
solo una es de forma cuadrangular (elaborada en plata). Las narigueras de plata (de
forma cuadrangular y semilunar) estuvieron sobre el tórax y la pelvis del personaje,
respectivamente, mientras que las de cobre fueron colocadas una sobre el hombro
derecho y las dos restantes entre las costillas y el brazo izquierdo. Miden aproxima-
damente 13 cm. de largo por 8 cm. de alto (Fig. 194).

Se encontraron pequeños lingotes o masas de metal de cobre en forma de discos,


unos completos y otros seccionados por la mitad. Uno de ellos está asociado al per-
sonaje principal, mientras que el acompañante femenino cuenta con seis de estos
sólidos.

En el interior de la boca del personaje principal se recuperaron tres láminas peque-


ñas de metal, dos de cobre dorado con finos diseños incisos. En una de ellas (la de
forma cuadrangular) se distingue la representación de dos guerreros ataviados con
indumentaria militar y con la misma actitud que los guerreros de los vestidos; en la
otra (la de forma oval) se distingue el rostro de Ai-apaec (Fig. 195).

Las estólicas se colocaron a ambos lados del cuerpo, a la altura de los brazos. Fue-
ron elaboradas de madera, aunque una de ellas presenta refuerzos de cobre a ma-
nera de anillos.

Sobre la pelvis se colocó un caracol (Strombus galeatus) de 24 cm. de largo por 19


cm. de ancho y con un peso de 1.603 gr. Presenta la supresión del ápex (extremo
del caracol) y un ligero desgastamiento en dicha zona, lo cual indicaría que fue em-
pleado para emitir algún tipo de sonido a manera de trompeta que, en el área andina,
se conoce como pututo (Fig. 196). Además de ello, se ha realizado una perforación
circular cuyo diámetro es de 1 cm. y se ubica en la base del canal sifonal. Es muy
probable que esta perforación cumpla la función de atravesar un cordón, a manera
de ornato textil o para sujetar el instrumento. La conservación de esta pieza es de-
ficiente; presenta su priostaco deteriorado y tiene presencia de patina de óxido de
cobre en diversas partes de la concha, incluso en la parte interna.
Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 163
Figura 193: Máscara funeraria de cobre.

Figura 194: Narigueras semilunares de plata y co-


bre halladas sobre el cuerpo del personaje.

Figura 195: Pequeñas láminas de cobre dorado


con diseños incisos de guerreros (parte superior) y
la representación del Ai-apaec (parte inferior).

Figura 196: Pututo de caracol de la especie Strom-


bus galeatus.

164 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 165
Sobre los objetos antes descritos, se colocó otro grupo de adornos de metal donde
destaca la presencia de tres diademas en forma de “V” distribuidas a lo largo del
Figura 197a: Vista del otro grupo de objetos de
cuerpo. Completan este grupo tres soportes de diadema, un par de orejeras circu-
cobre donde destacan tres diademas en forma de
lares, un barbiquejo, un cetro, un cuchillo y una pinza. La disposición de los mismos
“V”.
cubrió casi la totalidad del cuerpo del individuo (Fig. 197a y 197b).

Figura 197b: Dibujo del otro grupo de objetos de


cobre donde destacan diademas en forma de “V”.

166 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 167
Las diademas encontradas dispuestas sobre el tórax, pelvis y pies tienen forma de
“V” y fueron elaboradas en cobre plateado decoradas, en la base, con una pequeña
Figura 199: Orejeras circulares de cobre dorado
escultura de una cabeza humana en la parte central y con diseños incisos hacia los
adornadas con lentejuelas.
costados con la representación iconográfica del animal lunar. Su estado de conser-
vación es malo, pues se hallaron severamente fragmentadas. Estas piezas fueron
tratadas en el laboratorio del museo de sitio de Huaca Rajada-Sipán para su reinte-
gración, por un periodo de casi un año (Fig. 198). Figura 198: Diadema en forma de “V” con decora-
ción en relieve y diseños incisos en ambos lados.

Los soportes de las diademas fueron dispuestos de manera horizontal distribuidos


tanto en el tórax, pelvis y piernas. Son láminas rectangulares hechas en cobre de 65
cm. de largo por 12 cm. de ancho que presentan, en los extremos pequeños, gan-
chos y ranuras para engrapar y ajustar los elementos decorativos.

En cuanto a las orejeras, estas fueron colocadas a ambos lados del cráneo, a la altu-
ra de los temporales. Están elaboradas en cobre dorado y presentan un vástago tu-
bular que permite su inserción en el lóbulo de la oreja, y decoradas con tres círculos
concéntricos repujados. Los espacios dejados entre los círculos han sido rellenados
con lentejuelas circulares que penden de un pequeño alambre y miden 11 cm. de
diámetro (Fig. 199).

El barbiquejo estuvo dispuesto en la base de la diadema que fue colocada sobre el


tórax del personaje y está elaborado en cobre. El objeto está conformado por un par
de discos 9 cm. de diámetro decorados con círculos concéntricos repujados (similar
diseño al de las orejeras) y nueve láminas triangulares que terminan en lentejuelas
circulares soldadas (Fig. 200).

El cetro hallado a la altura de la mano derecha del individuo está elaborado en cobre,
mide 32 cm. de largo por 10 cm. de ancho y se constituye de un objeto con mango
tubular sólido cuya parte inferior presenta un adelgazamiento rectangular que ter-
mina en filo; en la parte superior se encuentra un elemento ovoide que tiene gran
semejanza con una cabeza de porra, distinguiendo y afirmando el rango que debió
poseer este personaje dentro de la élite dominante de Sipán (Fig. 201).

Dentro de las pertenencias del personaje y a la altura de su brazo derecho, también


fue hallado un cuchillo de cobre con mango rectangular y base convexa con filo de
15 cm. de altura (Fig. 202), y una pinza de cobre repujado de, aproximadamente, 7
cm. de largo, la cual presenta, en el extremo superior, la silueta de una representa-
ción fitomorfa, probablemente el fruto del ulluchu (Fig. 203).
170 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Finalmente, sobre la diadema colocada en el tórax y demás objetos asociados al
Figura 200: Barbiquejo de cobre.
personaje, se colocó la parte delantera del vestido, constituido por dos placas de
cobre plateado de 40 cm. de largo por 66 cm. de ancho (Fig. 204) que, al igual que
las placas de la parte posterior del vestido, también presentan diseños grabados que
Figura 201: Cetro de cobre con la parte superior simbolizan una escena de combate entre dos guerreros ataviados con sus elementos
que asemeja a una porra. militares. El guerrero del lado derecho lleva una corona con apéndices escalonados
y una diadema semilunar en la parte central. En la mano izquierda, sujeta una porra
que cruza diagonalmente su cuerpo mientras que, en la derecha, sostiene un escudo
circular. Este personaje lleva un vestido que termina en un apéndice que remata en
Figura 202: Cuchillo de cobre.
cuatro conos. El guerrero del lado izquierdo tiene una corona con un apéndice rec-
tangular en la parte frontal y otro semilunar con esferas en la parte posterior. Lleva un
vestido hasta la cintura que remata en colgantes triangulares con terminaciones de
Figura 203: Pinza de cobre con decoración del círculos y sujeta, también, una porra con la mano derecha y un escudo cuadrangular
ulluchu.
con superficie reticulada en la mano izquierda. Dicho escudo debe reflejar las placas
de metal que decoran el objeto, en similar actitud que el guerrero del lado derecho
(Fig. 205). El hallazgo de esta vestimenta de manera desarticulada nos ha permitido
Figura 204: Hallazgo de la parte anterior del ves- recrear cómo debió lucir el vestido del personaje al momento de oficializar algún tipo
tido de placas de cobre dispuesto sobre los orna- de ceremonia o ritual (Fig. 206).
mentos del personaje.

Culminado el proceso de acondicionamiento de los ornamentos del personaje prin-


cipal, se habría colocado la tapa al ataúd conformado de cañas, sellando definitiva-
mente el sarcófago donde reposarían los restos del jerarca de la tumba 16 por más
de 1600 años.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 171


Figura 205: Parte anterior del vestido de placas
de cobre plateado con diseños grabados repre-
sentando guerreros.
172 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Figura 206: Recreación de la forma como habría
lucido el personaje con el vestido de placas de
cobre.
Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 173
El acompañante del nivel superior
El individuo hallado en el nivel superior de la fosa habría sido sacrificado al momento Figura 207: Dr. Mario Millones analizando la osa-
de la muerte del gobernante para acompañarlo en el ritual funerario. Fue encontrado, menta del adolescente acompañante hallado en el
también, con improntas de textil a manera de envoltorio dentro de un ataúd de caña nivel superior de la fosa.

de 1.50 m. de largo por 45 cm. de ancho. El cuerpo estaba dispuesto en posición


decúbito dorsal con los pies al noreste y el cráneo orientado al suroeste. Los análisis
antropológicos realizados por el Dr. Mario Millones determinan que el cuerpo del in- Figura 208: Acompañante adolescente asociado a
dividuo corresponde a un adolescente de 13 años de edad, aproximadamente; mide un ajuar de cobre y cerámica.
1.35 m. de estatura y es de sexo masculino (Figs. 182 - 207).

Los adornos personales


Figura 209: Diadema en forma de “V” colocada
Entre los adornos personales y asociaciones del adolescente acompañante hallados
doblada sobre el acompañante adolescente.
dentro del ataúd destaca una diadema de cobre y piezas de cerámica, entre ellas
una fina botella asa estribo, dos cuencos y un canchero (Fig. 208). Además, cerca al
ataúd de este individuo, se encontraron dos cántaros grandes, dos ollas con restos
de hollín y el esqueleto completo de un camélido con las extremidades cortadas.
Probablemente, estas asociaciones constituyen parte del ritual de enterramiento de
la tumba y no necesariamente estuvieron relacionadas con las ofrendas del adoles-
cente.

174 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


La diadema de cobre tiene forma de “V” y está decorada con una cabeza humana en
relieve en la parte central; mide 42 cm. de alto, aproximadamente. Fue doblada en
dos por el lado más largo y colocada sobre el tórax del individuo (Fig. 209).

La botella de asa estribo es de forma escultórica y representa el fruto del maní. Tie-
ne un ligero reborde en el gollete y el cuerpo está demarcando perfectamente las
nervaduras que nacen desde el pedúnculo hasta la parte terminal del fruto. El asa
estribo presenta engobe con una ligera tonalidad lila y ha sido pulida, mientras que
el cuerpo ha sido decorado con pintura pre-cocción de color crema. Fue elaborada
con la técnica del moldeado y sometida a una cocción de horno abierto. Mide 18 cm.
de altura, 17.5 cm. de largo por 9 cm. de ancho (Fig. 210) y fue depositada entre el
pie, y la tibia y el peroné izquierdo.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 175


Figura 210: Botella escultórica en forma de maní.

Los cuencos estuvieron totalmente fragmentados debido al peso del relleno; estu-
vieron colocados boca abajo a ambos costados del cuerpo. Uno fue ubicado entre
el brazo derecho y el cuerpo, y el otro sobre la mano izquierda. Ambos ejemplares
están pulidos y son de color negro, de cuerpo semiesférico y base convexa, elabora-
dos mediante la técnica del modelado (Fig. 211). Tienen una altura que varía entre 6
y 7 cm. y el diámetro de la boca tiene entre 12 y 14 cm.

176 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


El canchero es de cuerpo redondeado, borde convergente y base convexa. Se ela-
boró con el uso de molde y la superficie exterior recibió una aplicación de engobe
rojo que, posteriormente, fue pulida. Tiene un mango de forma tubular seccionado en
el extremo que, probablemente, termina en un posible diseño como los identificados
en la tumba 2 y 5, o en una punta (Fig. 212). Mide 10 cm. de altura, 22 cm. de largo y
el diámetro de la boca es de 5 cm. Se encontró fracturado y fue colocado boca abajo
sobre la mano derecha.

La acompañante del nivel inferior


Los restos de un segundo acompañante fueron hallados al costado del personaje
principal, en el lado oeste de la fosa funeraria. Se trata de un individuo joven de sexo
femenino de unos 20 a 30 años de edad, enfardelado y colocado sobre una tarima
de cañas de 1.72 m. de largo por 40 cm. de ancho. El cuerpo está dispuesto en po-
sición decúbito dorsal con el cráneo orientado al sur. La separación y posición de los
huesos –los cuales se encuentran fuera de su posición natural— de las extremidades
inferiores separadas de la pelvis y de los metatarsos y falanges derechos separados
Figura 211: Cuenco semiesférico de color negro del cúbito y radio indicaron que el cuerpo habría sido exhumado de otra tumba o
y pulido. contexto funerario para ser colocado al lado del personaje principal. Posiblemente,
se trataría de una mujer que tuvo alguna relación directa o cercana; al momento de la
muerte del personaje, ambos fueron reunidos en una sola morada (Figs. 182 - 213).

Figura 212: Canchero con mango tubular.

Figura 213: Osamenta de la mujer acompañante


exhumada de otra tumba y colocada al lado del
personaje principal.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 177


Los adornos personales
Los adornos personales de la mujer acompañante están constituidos por un par de
orejeras, la parte anterior de un vestido de cobre, una nariguera cuadrangular, pe-
queños lingotes de cobre y un pectoral de cuentas de concha Spondylus.

Las orejeras son de forma tubular, de cobre dorado con soporte de madera en su
interior. Se colocaron a ambos costados del cráneo. Estas piezas están formadas por
un tubo de 12 cm. de largo con diseños a manera de torsión y un pequeño disco de
3 cm. de diámetro el cual tiene la representación de la cabeza de un mono en alto
relieve rodeada de volutas. Los dientes de la imagen central están resaltados con pe-
queñas incrustaciones de concha Spondylus y es muy probable que las hendiduras
que tiene en los ojos también hayan sido decoradas con incrustaciones. Esta forma
también ha sido identificada en la tumba 9, perteneciente al guerrero.

Las cintas de cobre halladas sobre el pecho y abdomen de la mujer— dispuestas


continuamente de forma vertical— nos hace suponer que, probablemente, debieron
formar parte de algún tipo de vestido confeccionado con láminas de metal (Fig. 214).
El objeto no se encuentra completo, por lo cual es difícil determinar su constitución
exacta. En cuanto al pectoral hallado sobre el tórax, es el adorno que más resaltó en
la acompañante. Se trata de un ornamento formado por cuentas de concha Spond-
ylus y una estructura compuesta por dos pasadores de cobre de 12 cm. de largo que
contienen 33 agujeros por los cuales pasaron hilos que sujetaban igual número de
cuentas (Fig. 215).

Asociadas a la acompañante se encontraron dos figurinas acomodadas en ambas


manos. Se trata de esculturas que representan personajes femeninos, manufactura-
das con molde de dos tapas y decoradas con pintura blanca pre-cocción. Las escul-
turas aparecen representado una postura erguida, con las manos sobre el vientre y
la vagina expuesta. Sobre la cabeza lleva un tocado que le llega hasta los hombros;
en el pecho, un pectoral pintado con bandas verticales discontinuas; y, en las muñe-
cas, brazaletes resaltados también con bandas pequeñas de pintura (Fig. 216). Las
superficies han sido alisadas y la cocción ha sido en hornos de atmósfera oxidante.
Miden 17 cm. de altura, en promedio.

178 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 214: Láminas rectangulares de cobre que
debieron formar parte de un vestido.

Figura 215: Pectoral de cuentas de concha


Spondylus.

Figura 216: Figurinas colocadas en ambas manos


de la acompañante.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 179


Las asociaciones de cerámica
En la tumba 16, la cerámica— registrada como ofrendas— fue colocada tanto en el
nivel superior como en el nivel inferior de la fosa, fuera de los ataúdes que contenían
a los individuos. Se registraron, en total, 58 piezas de distintas formas y tipos. La gran
mayoría de cerámica ha sido encontrada fragmentada pero ha sido, posteriormente
readherida en el laboratorio. Se reconocen 29 vasijas cerradas y 29 cerámicas se
consideran como otras formas. Dentro de las vasijas cerradas se incluyen dos ollas
y 27 cántaros. El grupo de otras formas de cerámica se constituye únicamente de
29 crisoles.

Vasijas cerradas

Ollas
Fueron halladas en la esquina sureste del nivel superior de la fosa funeraria. Son de
cuerpo globular, cuello expandido y base convexa, con un diámetro de la abertura
de la boca que oscila entre los 11 y 14 cm. Tienen alisado como tratamiento de la
superficie y la cocción se realizó en hornos de atmósfera oxidante. Presentan hollín
adherido a la superficie, lo que nos estaría indicando que estuvieron sujetas a un uso
constante (Figs. 182 - 217).

Cántaros
Los cántaros registrados son, generalmente, de forma y decoración bastante simple;
sin embargo, aparecen, también, pequeños cántaros escultóricos con representa-
ciones antropomorfas similares en su forma, pero con ciertas distinciones en los di-
seños decorativos. Tienen la superficie alisada y la cocción fue realizada en hornos
abiertos.

Cántaros simples
Dentro del grupo de cántaros simples se distinguen, en primer lugar, dos grandes
cántaros globulares sin decoración, de cuello alto expandido y base convexa; miden
43 cm. de altura y tienen 11 y 12 cm. de diámetro de abertura de la boca. Estos
fueron colocados en el nivel superior de fosa, a la altura de la esquina noreste del
ataúd del adolescente (Figs. 182-218). En segundo lugar, se registraron pequeños
cántaros con semejanzas en su forma y decoración, ya sea con protuberancias en el
cuerpo o diseños modelados en el gollete, además de diseños con pintura pre-coc-
ción. Los cántaros que presentan protuberancias alrededor del cuerpo tienen cuello
expandido y base ligeramente convexa y llevan, entre el gollete y el cuerpo, peque-
ñas asas, también conocidas como falsas asas. Las protuberancias en dos de ellos
se aprecian como pequeños frutos alrededor de la vasija que fueron pintados de Figura 217: Olla de cuello expandido con hollín.
color crema. En el caso del tercer cántaro, la decoración destaca las protuberan-
cias circulares en cuya superficie se han realizado volutas pintadas de color blanco
(Fig. 219). Tiene una altura que varía de 12 a 16 cm. y de 4 a 9 cm. el diámetro de
Figura 218: Cántaro simple sin decoración.
la boca. Los cántaros que tienen gollete modelado representando la cabeza de un
zorro tienen una forma y decoración muy similar a las vasijas encontradas en San
José de Moro, Pacatnamú y las tumbas 5, 9 y 13 de Sipán. Tienen base plana y las
orejas se encuentran perforadas, lo que las haría ver como falsas asas. Presentan Figura 219: Cántaros simples con protuberancias

una decoración con diseños geométricos pintados que asemejan a pectorales de y motivos pintados.

forma triangular, reticulada y ondeante en el gollete y el cuerpo (Fig. 220). Miden, en


promedio ,17 cm. de altura y el diámetro de la boca mide 7 cm.
Figura 220: Cántaros con gollete modelado en
forma de cabezas de zorro diferenciados por los
diseños pintados.
Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 181
Cántaros escultóricos Figura 221: Cántaros escultóricos representando
Se registraron cinco pequeños cántaros escultóricos con una morfología y una de- personajes sentados carentes de brazos.
coración similar. Estos representan a personajes en postura sentada carentes de
brazos, con vestido y tocado. Cuatro de los personajes tienen perforaciones en las
orejas—lo que las distingue como falsas asas— mientras que un quinto tiene las
Figura 222: Crisoles con cuello (izquierda) y sin
perforaciones en los costados de una cuerda trenzada sobre la cabeza. Están de-
cuello (derecha).
coradas por bandas diagonales de pintura blanca pre-cocción sobre el cuerpo y los
rostros de los personajes (Fig. 221). Miden entre 12 y 16 cm. de altura, el diámetro
de la boca varía de 3 a 4 cm. y fueron colocados en el lado izquierdo del individuo
femenino. Figura 223: Osamenta de llama colocada en el
lado este del ataúd del adolescente.

Otras formas
Este grupo de cerámica está constituida, únicamente, por crisoles de cuerpo globu-
lar cuya superficie externa no presenta ningún tipo de tratamiento. Son de cocción
oxidante, y se distinguen crisoles de cuello recto y crisoles sin cuello (Fig. 222).

Ofrenda de camélido
Como parte de las ofrendas, también encontramos, al interior de la fosa, una llama
adulta colocada hacia el lado este del ataúd de caña del adolescente. Está dispuesta
de norte a sur, en posición ventral con el cuello doblado hacia el lado este de la fosa
y con el cráneo mirando al sur. Las extremidades fueron cortadas y colocadas en la
esquina sureste de la fosa funeraria (Figs. 182 - 223).

182 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 183
184 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Ocupaciones
Post - Mochica en el
Área Monumental de
Sipán - Arquitectura
Chimú

E
l valle Chancay-Lambayeque es uno de los sitios arqueológicos más impor-
tante de la costa del Perú, por ello representa un área trascendental en la ar-
queología peruana. Los testimonios culturales conocidos en este valle eviden-
cian un prolongado y complejo proceso de evoluciones socio-culturales que abarcan
desde el Arcaico hasta la ocupación inca, cuyos asentamientos se ubican desde la
porción más estrecha y elevada del valle hasta las orillas del mar.

Las últimas décadas han sido cruciales para dar inicio a investigaciones sistemáticas
llevadas a cabo mediante prospecciones y excavaciones que han definido una se-
cuencia de ocupaciones más amplia de este complejo valle. Sipán, la capital mochi-
ca del valle Lambayeque entre los siglos IV y VII, no es ajena a este proceso de nue-
vas investigaciones. Los trabajos realizados durante los últimos años (2007- 2011) en
el patio 2 del área monumental, han ofrecido evidencias que testifican una marcada
ocupación de grupos culturales tardíos que se inicia desde el Período Lambayeque
hasta la presencia inca. Estos grupos utilizaron el espacio disponible para la cons-
trucción de viviendas y, posteriormente, como área de cementerio. Las excavacio-
nes realizadas en la Plataforma Funeraria, durante los inicios de las investigaciones
en el sitio, ya advertían la presencia de estos grupos culturales, los cuales fueron
definidos a partir de contextos funerarios de épocas Lambayeque y Chimú-Inca.

El patio 2 es una explanada configurada en forma de “U”, situado entre el espa-


cio que separa a las pirámides mayores, las mismas que delimitan su lado este y
oeste. Es abierto hacia el sur y cerrado en su lado norte por una plataforma que
comunica ambas estructuras. Abarca un área de 4500 m2 (75 m. de norte-sur y 60
m. de este-oeste). Las excavaciones realizadas en cuatro temporadas permitieron
registrar una secuencia de ocupaciones post-mochica que va desde la Fase Tardía
de Lambayeque hasta la convivencia con la cultura chimú-inca. En las dos primeras
temporadas (2007-2008), se realizaron excavaciones en cuatro unidades de 10 m.
por 10 m., al suroeste de la Pirámide Ceremonial. Estas nos permitieron registrar 11
ambientes de distintas formas y funciones que constituyen un conjunto de habitacio-
nes domésticas construidas al pie y sobre la pendiente de la pirámide. En la tercera y
cuarta temporada (2009-2010), se continuó con las excavaciones en el patio; se am-
pliaron hacia el lado sureste de la Pirámide Político-Administrativa, abarcando, tam-

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 185


bién, cuatro unidades de similares dimensiones. En ellas, se identificó las líneas que
proyectan los muros construidos con adobes reutilizados que configuran 12 peque-
ños ambientes, casi indiscernibles debido a la erosión causada por diversos agentes
naturales (erosión y lluvias) y, sobre todo, por la acción destructiva del huaqueo (Fig.
224). A partir de estas evidencias, los objetivos principales de las investigaciones re-
lacionadas al Período Intermedio Tardío y Horizonte Tardío son caracterizar el modelo
formal de la arquitectura tardía chimú y chimú-inca presente en el área monumental
y contribuir a definir la estructura sociopolítica en esta área como una conjunción de
continuidades y modificaciones culturales susceptibles a ser detectadas mediante la
planificación constructiva de viviendas domésticas.

El diseño y planeamiento de los espacios en el terreno tienen como base la superficie


compacta de sedimentos pluviales y de escombros arquitectónicos de las pirámides
mayores. Dicha base corresponde a la capa 3 de la secuencia estratigráfica del
patio 2. Sobre ella, se evidencia una distribución muy bien organizada de los espa-
cios que parecen haber sido construidos en un solo momento de acuerdo a un plan
preconcebido. Los ambientes presentan una planta rectangular y ortogonal con sub-
divisiones internas, unidos de manera contigua y articulados por vanos y pasadizos
constituidos, por lo general, con adobes paralelepípedos reutilizados (completos y
fragmentados) unidos con argamasa de arcilla que forman muros delgados y excep-
cionalmente anchos (un solo muro identificado).

186 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Hacia el suroeste de la Pirámide Ceremonial, la ocupación de las áreas que estuvie-
ron ligadas a las actividades domésticas es la mejor documentada, pues evidencia
que la construcción de los espacios arquitectónicos no exigió diseños complejos.
La construcción de los ambientes ubicados al pie de la pirámide fue planificada
mediante aterrazamientos sobre un terreno empinado con la finalidad de lograr una
superficie elevada. Sobre ella, se edificaron ambientes que muestran una apariencia
escalonada con una sincronía cronológica (Fig. 225). De esta manera, los ambientes
siguen la misma orientación en eje noroeste-sureste de la estructura ceremonial y es-
tán configurados por muros elaborados de adobes reutilizados completos y quebra-
dos con ambas o una de sus caras enlucidas poco pulidas. Algunos muros largos y
continuos cruzan, en más de un espacio, en sentido norte-sur. Por lo general, se trata
de muros delgados de 0.24 m. y 0.38 m. de grosor. Excepcionalmente, se registró un
Figura 224: Vista panorámica del conjunto arqui- muro ancho de forma trapezoidal de 0.80 m. en su base y 0.55 m. en la parte superior
tectónico doméstico chimú- inca localizado al su- que corre en dirección este-oeste y que, al parecer, al inicio de la ocupación, habría
reste de la Pirámide Político-Administrativa.
dividido al grupo habitacional en dos sectores. Hacia el norte, se estarían organizan-
do amplios espacios que poco a poco fueron remodelados originando la subdivisión
de su área de acuerdo a las necesidades para habitarlos y, hacia el sur, se ubicarían
Figura 226: Vano de acceso principal del ambien- espacios menores sucedidos de continuas remodelaciones que modificaron también
te 1 orientado al norte, el cual articula con otros su área y, básicamente, su funcionalidad. Por otro lado, la erosión total de los mu-
espacios. ros perimetrales del lado oeste de los ambientes no permite determinar su forma y
extensión real, ni determinar si los accesos estuvieron localizados por ese lado. Sin
embargo, la identificación de los accesos al interior de algunos ambientes que se
Figura 225: Conjunto arquitectónico doméstico encuentran orientados tanto al norte, al este, como hacia el oeste, nos estarían indi-
chimú y chimú-inca identificados al suroeste de la cando que la disposición de los vanos de acceso no siguieron un patrón exclusivo de
Pirámide Ceremonial. orientación, sino que fueron ubicados de acuerdo a las necesidades de articulación
entre algunos espacios (Fig. 226 y 227).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 187


El conjunto arquitectónico está compuesto por nueve ambientes de distintas for-
mas, algunos con subdivisiones internas que modificaron su área y funcionalidad, Figura 227: Vano de acceso al interior del ambien-
te 1, ubicado al este.
de acuerdo al progreso de las remodelaciones que se realizaron luego del diseño
originalmente planificado. Este periodo de ocupación presenta tres remodelaciones
que evidencian el sello, división, cambios en la funcionalidad de los ambientes y
creación de nuevos espacios. De esta manera, tenemos ambientes destinados para Figura 228: Isometría del diseño original del con-
cocinas, ambientes para almacenar productos alimenticios de origen vegetal (granos junto de habitaciones halladas al pie de la estruc-
y frutas), ambientes para guardar herramientas de uso agrícola, ambientes habilita- tura ceremonial.

dos para la crianza de animales pequeños (cuyes), así como ambientes destinados
para descanso.

El diseño inicial
La planificación de las edificaciones se inicia con la nivelación de un terreno en
pendiente formado por la deposición de escombros provenientes de la estructura
ceremonial. El terreno se acondiciona mediante aterrazamientos con el fin de crear
superficies planas; estas se generaron de oeste a este. Es sobre esta área llana que
se empiezan a construir los primeros ambientes de planta rectangular con muros de
adobes asentados de soga y cabeza. Es muy probable que los pisos sean de barro.
Los muros tienen paramentos enlucidos poco pulidos de color beige. Asociados a la
planta original del conjunto habitacional— cuya dinámica espacial hemos intentado
reconstruir— hemos identificado los ambientes 1, 2, 3, 4 y 5. Estos dos últimos co-
rresponden a dos espacios con mayor amplitud (Fig. 228).

188 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Es necesario mencionar que el diseño original de los espacios que intentamos re-
construir ha sido inferido a partir de los muros y pisos asociados a la primera remo-
delación que se dio en el conjunto habitacional. La superficie primaria de estos espa-
cios aún no ha sido identificada, pero tenemos la evidencia de los muros perimétricos
que se encuentran por debajo de los rellenos y pisos que formaron parte de la prime-
ra remodelación y que se originaron en los ambientes inicialmente diseñados.

En este sentido, el ambiente 1 se define como un espacio de planta rectangular de


4.50 m. de largo visible (este-oeste) por 3.90 m. de ancho, orientado al norte por la
ubicación de su vano de acceso principal, que tiene 1.05 m. de ancho y ubicado en
la esquina noreste. Está delimitado por tres muros de adobes orientados en sus lados
norte, sur y este, enlucidos en ambas caras. El muro norte presenta un mayor grosor
en relación a los otros dos; es de forma trapezoidal con una base de, aproximada-
mente, 0.80 m. y su extensión llega hasta el ambiente 5.

El área del ambiente 2 estaría ubicada al sur del ambiente 1. Esta se ha podido
determinar gracias a la presencia del muro que delimita el lado sur del ambiente 1.

El ambiente 3 fue determinado a partir de dos muros delgados localizados en el lado


este y oeste, y de un muro ancho ubicado al norte. Tiene una planta, aparentemente,
cuadrangular de 3.90 m. de largo (norte-sur) por 2.80 m. de ancho (este-oeste). Pre-
senta un vano de acceso de 0.75 m. de ancho ubicado cerca de la esquina noroeste,
el cual habría permitido la comunicación con el ambiente 1. Las paredes internas
se encuentran enlucidas con arcilla de color beige. Los muros norte y este delimitan
este espacio con áreas que aún no han sido definidas, mientras que el muro oeste
lo separa del ambiente 1. El muro que delimitaría el lado sur no pudo ser definido,
debido a la falta de excavaciones en la parte alta del conjunto arquitectónico.

El ambiente 4 se define por un muro extenso que corre en dirección noroeste-sures-


te— delimitando el lado este— y por un muro ancho que delimita el lado norte. Su
área abarca 8 m. de largo (norte-sur) por 3.60 m. de ancho visible. Presenta enlucido
de color beige en ambas caras de los muros. Este espacio se estaría articulando,
directamente, con el ambiente 1 a través de un vano de acceso ubicado en la esqui-
na sureste. Los muros norte y oeste no fueron definidos, debido a la fuerte erosión
pluvial que ha sufrido esta parte del conjunto arquitectónico.

El ambiente 5 se ubica al norte del ambiente 3 y al este del ambiente 4; su cons-


trucción, probablemente, se realizó sobre una superficie aterrazada, alcanzando un
área, aproximadamente, de 12 m. (de este a oeste) y 8 m. (de norte a sur). Es difícil
determinar la forma y diseño originalmente planificados para este espacio, pues su
área ha sido fuertemente afectada por una torrentera que alcanza hasta el ambiente
4. Sin embargo, se infiere (a partir del muro que delimita el lado norte del ambiente
3), el muro este del ambiente 4 y por un muro al este que se levanta próximo a los
bloques constructivos de la estructura ceremonial. El vano de acceso habría estado
ubicado en la esquina suroeste y permitió la comunicación directa con el ambiente 4.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 189


Primera remodelación
La primera remodelación que se realiza en el conjunto habitacional modifica, mode-
radamente, la planta original de los ambientes, distinguiéndose divisiones en su inte-
rior y, sobre todo, elevando considerablemente la superficie en algunos espacios. De
esta manera, las remodelaciones que se realizaron se evidencian en los ambientes
1, 2, 3 y 5. Generalmente, están determinadas por el sello del piso inicial mediante
rellenos de tierra y adobes fragmentados. Sobre este se elaboró un nuevo piso arqui-
tectónico utilizando los mismos muros delimitantes y se agregaron, también, nuevos
muros que dividieron el área original de algunos ambientes (Fig. 229). Los enlucidos
de los paramentos, al igual que los pisos, mantienen el color beige.

En el ambiente 1 se cubre el piso original con un relleno suelto compuesto de tierra


y adobes quebrados de, aproximadamente, 0.75 m. de espesor, sobre el cual se
Figura 230: Vista del ambiente 1 donde se registra
elabora un piso de barro batido de color beige. Asimismo, al interior del ambiente, se un fogón junto al muro que delimita su lado norte.
realiza una división del área con la construcción de un muro paralelo al muro que deli-
mita su lado este. De esta forma, se configuran dos espacios: el primero corresponde
a un pasadizo de 1m. de ancho orientado de norte a sur y el segundo corresponde
Figura 229: Isometría de la primera remodelación.
a un espacio amplio que se articula con el pasadizo mediante un vano de acceso
de 0.73 m. de ancho, ubicado al noreste. El ancho del vano de acceso principal que
comunica con el ambiente 4 fue reducido a 0.84 m., empleando, para ello, fragmen-
tos de adobes que fueron adosados en el lado oeste del muro ancho. El espacio que
se encuentra hacia el oeste del pasadizo habría funcionado como un área destinada
a las actividades de cocina, inferencia a la que se llega a partir de la presencia de
un fogón localizado al noroeste del ambiente, pegado al muro ancho. El fogón es de
forma óvala, de 0.90 m. de largo, 0.45 m. de ancho y 0.20 m. de profundidad; dentro
de él, se halló una gran cantidad de fragmentos de carbón y ceniza (Fig. 230). En
tiempos posteriores este espacio fue usado para nuevas actividades domésticas,
distinguiéndose el cambio en el aspecto funcional mas no en el aspecto estructural y
de diseño. La superficie del recinto— que habría funcionado como cocina durante la
ocupación anterior— fue cubierta con una delgada capa de tierra grumosa de ape-
nas 0.15 m. de espesor sobre la cual se aplicó una capa de barro sin pulir. El acondi-
cionamiento de esta nueva superficie se realizó con la finalidad de convertirla en un
espacio destinado a la crianza de cuyes (Cavia porcellus). Se pudo determinar que
este espacio tenía este fin a partir de la evidencia de una capa de estiércol de 8 cm.
de espesor que se distribuye, de manera homogénea, por toda el área del ambiente.

En esta etapa constructiva, el ambiente 2 se identifica como tal a partir de un nuevo


piso asociado, con mediacaña, al muro que delimita su lado norte (muro límite entre
los ambientes 1 y 2). La superficie de este ambiente se encuentra al mismo nivel de
la superficie del ambiente 1. Los paramentos de los muro presentan enlucidos sin
pulir de color beige, al igual que el piso de arcilla que se encontró en perfecto esta-
do de conservación. Por la extensión del piso hacia el lado sur, asumimos que este
ambiente debió tener un área amplia, pues se reconocen, visiblemente, más de 4 m.
de extensión, sin llegar a identificar un muro que lo delimita.

En el ambiente 3, se produce el sello del vano de acceso que comunicaba con el am-
biente 1 y se coloca un relleno de 1.40 m. de espesor (elevando la nueva superficie

190 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


en relación al resto de ambientes) sobre el cual se elabora un nuevo piso de barro y
se construyen, internamente, dos muros delgados que corren en sentido este-oeste
y norte-sur, dividiendo el ambiente en tres espacios menores. Hacia el sur del muro—
que corre este-oeste— se define el ambiente 3a, el cual tiene una planta rectangular
que ocupa todo el ancho del ambiente y presenta un vano de acceso en el lado no-
roeste de 0.55 m. de ancho que permite comunicarse con el ambiente 3b, localizado
al oeste del muro interno que corre de norte a sur. Hacia el este del ambiente 3b, se
ubica el ambiente 3c. Ambos espacios están articulados mediante un vano de acce-
so ubicado en el lado norte, de 0.50 m. de ancho. El enlucido de los paramentos y el
piso mantienen la tonalidad beige.

En el ambiente 4, no se habría realizado remodelaciones y su área original se man-


tuvo sin modificaciones.

En el ambiente 5, se sella el vano de acceso que comunicaba con el ambiente 4 y


se rellena la superficie primaria, construyendo una nueva que mantiene el mismo
espacio, sin modificaciones.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 191


Segunda remodelación
Esta etapa de remodelaciones representa una nueva planificación y organización
arquitectónica del conjunto habitacional. Estos cambios se hacen evidentes a partir
de la reducción y el sello definitivo de algunos ambientes, con la finalidad de crear
superficies para la construcción de nuevos espacios contiguos. Los cambios tam-
bién son notorios en niveles elevados, modificando el diseño y su funcionalidad. Se
distingue, además, el uso de barro de color gris para el enlucido de los paramentos y
la elaboración de los pisos de los ambientes (Fig. 231) Asimismo, durante esta etapa,
se identifican nuevos espacios arquitectónicos construidos sobre uno antiguo; uno
de ellos aparece fuertemente afectado por derrumbes originados por lluvias.

La segunda remodelación del conjunto habitacional se hace notable en el ambiente


1 con el sello del vano de acceso principal, el sello del vano interno y, finalmente, con
el sello del pasadizo. El vano principal fue sellado con adobes planos y convexos
asentados de soga, logrando “restituir” el ancho del muro trapezoidal y enlucido,
posteriormente, con barro de color beige en ambos lados el muro restituido. En el
umbral del vano interno se hallaron dos adobes planos y convexos colocados direc-
tamente sobre el piso, los cuales, finalmente, fueron cubiertos por un relleno de tierra
y fragmentos de adobe de 0.60 m. de espesor. Aprovechando el muro que formó el
corredor, se crea una banqueta de 1 m. de ancho y 40 cm. de altura adosada a los
tres muros del ambiente.

En el ambiente 2, se produjo la remodelación de la superficie anterior colocando una


delgada capa de barro batido de color gris de apenas 0.03 m de espesor. Las evi-
dencias de tres palas de madera de 1.30 m. de largo con mango redondeado y con
uno de los extremos agudo para embonar una punta de cobre macizo de 16 cm. de
largo, nos hace inferir que el ambiente, para este momento, habría funcionado como
un área destinada a almacenar herramientas de uso agrícola (Fig. 232).

El ambiente 3 fue sellado en su totalidad con la intención de acondicionar una su-


perficie plana donde se construyeron los ambientes 6 y 7, los cuales fueron hallados
fuertemente erosionados por acarreos pluviales.

El ambiente 4 fue modificado por primera vez gracias al sellado de la superficie ori-
ginal con un relleno suelto de 0.30 m. de espesor sobre el cual se elaboró un nuevo
piso arquitectónico. Es sobre esta superficie donde se llevan a cabo las modificacio-
nes del área del ambiente, dividiéndolo en cuatro espacios mediante la construcción
de tres muros delgados. Dos de ellos corren de este a oeste y el tercero— de mayor
extensión— corre de sur a norte y en paralelo con el muro que delimita el lado este
del ambiente. Tomando como referencia el muro de mayor extensión que corre de
norte a sur, hacia el este, se distinguen dos espacios alargados de 1 m. de ancho.
Hacia el sur, se localiza el ambiente 4a, que aparece como una especie de pasadizo
en cuya superficie se evidencia la presencia de pequeñas quemas. Hasta ahora, no
se ha identificado cómo este ambiente se articula con otros espacios. Hacia el norte
del corto pasadizo, se localiza el ambiente 4b que, por su parte, habría funcionado
como un criadero de cuyes, inferencia a la que se llega a partir de la presencia de
una gruesa capa de estiércol mezclada con corontas de maíz y cápsulas de algodón
pardo (Fig. 233).

192 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Hacia el oeste— que es el área de mayor amplitud del ambiente— el espacio se
divide, también, en dos sectores que cumplieron funciones distintas. En este senti-
do, al sur se distingue el ambiente 4c, que tiene un área visible de 4.36 m. de largo
(norte-sur) por 2.90 m. de ancho. En su interior, se aprecia un diseño de banquetas
y elementos escalonados. Una de las banquetas tiene 0.60 m. de ancho y 0.25 m.
de altura, y se adosa al muro ancho en sentido este-oeste. Sobre ella, se halló un
batán de piedra. Otra de las banquetas mide 65 cm. de ancho y 25 cm. de altura, y
se localiza en paralelo al muro interno que corre de norte a sur, dejando un espacio
de 0.60. m de ancho. Al lado este de la banqueta se adosaron dos escalones de
la misma longitud y ancho (Fig. 234). Entre el espacio dejado por el diseño de esta
última banqueta se identificó varios tipos de vegetales. Estos se encontraban dentro
del relleno que sella la superficie inicial del ambiente. Se trataba de semillas de algo-
dón, calabaza, guanábana, frutos y hojas de guaba, semillas y pequeñas ramas de
algarrobo (Fig. 235).

Hacia el norte del ambiente 4c se distingue el ambiente 4d. Se encontró fuertemente


erosionado pero con claras evidencias de un fogón de forma circular, elemento que
nos estaría indicando que este espacio habría sido usado como un área para cocina.

El ambiente 5 fue remodelado a partir de la construcción de tres muros que dividieron


el área del ambiente en cuatro espacios de distintas dimensiones. No describiremos
este ambiente en detalle, pues las evidencias son muy limitadas. En el lado este, de
norte a sur, se localizan los ambientes 5a y 5b, articulados por un vano de acceso
situado al este de los ambientes. En el lado norte, tanto al este como al oeste, se arti-
culan, mediante un vano de acceso, los ambientes 5c y 5d, respectivamente.

El ambiente 6 se define a partir de la presencia de dos muros que delimitan los lados
norte y este de su área y un piso asociado con mediacaña a los muros. Este ambiente
está construido sobre el área del ambiente 2 luego de su sello y, al parecer, sus mu-
ros siguen la misma orientación de los que configuran al ambiente 2. En este sentido,
inferimos que su área debió alcanzar 3.90 m. de largo por 2.80 m. de ancho. En la
esquina noreste del ambiente, se construyó una pequeña rampa de 1 m. de largo,
0.40 m. de ancho y 0.55 m. de alto, orientada de sur a norte (Fig. 236). El enlucido
presente en los paramentos es de color gris al igual que la superficie del piso.

El ambiente 7 se ubica al este del ambiente 6 y fue establecido a partir de tres muros
que forman un espacio rectangular de 1 m. de ancho y un largo visible de 1.50. Los
muros del lado este y oeste están formados con adobes dispuestos de soga, mien-
tras que, en el muro sur, los adobes están dispuestos de cabeza. En la parte central
superior de los mismos se elaboró una hornacina rectangular de 0.35 m. de largo
por 0.20 m. de altura y 0.20 m. de profundidad, con dintel de madera (Fig. 237). Los
muros están enlucidos con barro de color marrón claro.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 193


Figura 231: Isometría de la segunda remodela-
ción.

Figura 232: Vista parcial del ambiente 2 y detalle


de herramientas agrícolas halladas en su interior.

Figura 233: Espacio alargado y dividido que se


origina por la remodelación del ambiente 4. En la
parte inferior se distingue el ambiente 4b destina-
do para la crianza de cuyes.

Figura 234: Espacio ubicado al sur del ambiente


4c, donde se identifica un diseño de banquetas y
elementos escalonados.

194 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 195
196 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Figura 235: Espacio donde se recuperó diversos
restos vegetales.
Tercera remodelación
Esta etapa de remodelaciones representa la ocupación más tardía del conjunto ar-
quitectónico doméstico. Se caracterizó por tener una arquitectura formal que man-
Figura 236: Vista del ambiente 6. Se presenta una tuvo las áreas originales de algunos ambientes y el sello definitivo de otros para dar
pequeña rampa en su interior.
origen a nuevos espacios que crecieron de manera horizontal y vertical. Los ambien-
tes 1 y 5 siguen siendo remodelados, creando superficies elevadas o dividiendo su
área original. Los ambientes 2, 6 y 7 fueron sellados en su totalidad con la finalidad
Figura 237: Vista del ambiente 7, el cual presenta de crear superficies para construir dos ambientes más (Fig. 238).
una hornacina con dintel de madera en uno de sus
muros. En el ambiente 1, se produce el sello del piso que se asociaba con la banqueta a
través de un relleno suelto de 0.40 m., con la finalidad de nivelar la superficie con
la cabecera de la banqueta acondicionada en la remodelación anterior. Cerca al
muro que delimita el lado este del ambiente 1 y en paralelo, se construyó una nueva
banqueta orientada de norte a sur que abarca todo el ancho del espacio y que tiene
0.50 m. de ancho y 0.30 m. de altura. En el espacio que existe entre esta banqueta
y el muro este, se identificaron restos de huesos de camélido (Lama sp.) y una tina-
ja fragmentada, en cuyo interior se hallaron restos de semillas de frutas (Fig. 239).
Probablemente, la banqueta elaborada cerca al muro este del ambiente sirvió para
dar estabilidad a las vasijas de este tipo, lo cual nos permite inferir que el espacio,
durante esta última ocupación, funcionaría como área de almacén de alimentos pe-
recibles, como, por ejemplo, frutas.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 197


El ambiente 2 fue sellado en su totalidad. Primero, se colocó, directamente sobre el
piso, una capa de 0.10 m. de espesor de tierra fina de color gris para, luego, colocar
Figura 238: Reconstrucción isométrica de la terce-
el relleno de tierra y fragmentos de adobes.
ra remodelación.

En el ambiente 4, al parecer, no se realizaron modificaciones, de manera que se con-


servó el diseño generado en la segunda remodelación.
Figura 239: Vista de la tinaja hallada entre el es-

En el ambiente 5, se produjo una remodelación en el área del ambiente 5c mediante pacio de la banqueta y el muro perimétrico sur del
ambiente 1, donde también de hallaron restos de
la construcción de un muro delgado que va en paralelo al muro que delimita su lado
semillas de fruta y huesos de camélido.
este. El muro se construyó con la finalidad de crear un angosto pasadizo. Por con-
siguiente, el resto de los espacios logrados en el ambiente 5 mantuvieron su mismo
diseño sin modificación alguna.
Figura 240: Falanges de camélido tallados for-

Para este periodo de remodelaciones se construyeron dos nuevos espacios a raíz del mando diseños de rostro antropomorfo.

sello de los ambientes 2 y 6. De esta manera, se lograron registrar, escasamente, las


evidencias de dos muros asociados a los pisos que determinan como tal a los am-
bientes 8 y 9. Uno de los muros corre en sentido norte-sur, delimitando el lado este
de ambos espacios, y el otro corre en dirección este-oeste, delimitando sus lados
sur y norte, respectivamente. Dentro del relleno que cubre la superficie del ambiente
8 (ubicado al norte del Ambiente 9), se identificó dos falanges de camélido tallados
con diseños antropomorfos (Fig. 240).

198 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 199
200 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Contextos Funerarios
Post – Mochica:
Lambayeque, Chimú y
Chimú-Inca

C
uando la clase gobernante abandonó Sipán, el sitio fue perdiendo importan-
cia, las pirámides fueron abandonadas y el tiempo cubrió la grandiosidad de
este centro de poder. Hacia el 1000 d. C, los grupos lambayeque se asenta-
ron en lo que antes fue la zona monumental de los mochicas.

Los patios utilizados para celebrar portentosas ceremonias se convertían en zonas


de cementerio para personajes del pueblo a los que solo se les enterró envueltos en
textiles y acompañados con vasijas domésticas (ollas y cántaros) (Fig. 241). En con-
traste, los individuos de mayor rango fueron colocados en la Plataforma Funeraria o
en montículos ubicados en los alrededores de las pirámides.

El repertorio de vasijas asociadas a contextos lambayeque comprende botellas asa


estribo, asa lateral trenzada, con soporte pedestal, anular o simplemente base plana;
además, existen cántaros, ollas, platos y tinajas.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 201


202 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Patrones Funerarios
Tardíos en Sipán
Más de dos décadas de investigaciones en el área monumental del Complejo Ar-
queológico Huaca Rajada-Sipán han permitido acumular una considerable informa-
ción sobre los contextos funerarios post-mochica que se relacionan a las ocupacio-
nes lambayeque, chimú e inca; se registran, hasta el 2011, 71 tumbas, de las cuales
52 se recuperaron del patio 2, cuatro del patio 1, 13 de la Plataforma Funeraria,
una en Huaca Zorro Negro y una del sitio La Ramada. Algunas tumbas contenían
cerámica típica de cada estilo cultural, la misma que permitió filiar culturalmente a
los contextos funerarios, en caso de las tumbas carentes de elementos culturales o
perturbadas por el huaqueo. La filiación se determinó por correlación estratigráfica
con contextos funerarios identificados, comenzando desde el piso donde se inició la
intrusión hasta la capa donde se localizaban las bases de las mismas.

Para el Período Lambayeque se tienen 24 tumbas que provienen de la Plataforma


Funeraria, patio 1 y patio 2, Huaca Zorro Negro y sector La Ramada. Estas muestran,
básicamente, tres tipos de patrones de enterramiento: individuos en posición exten-
dida decúbito dorsal orientados con la cabeza al sur, individuos en posición sentada
con las piernas cruzadas con la mirada al norte e individuos en posición lateral con
piernas flexionadas. Este último tipo muestra dos variantes en la posición del indi-
viduo: posición lateral derecha flexionada, con la mirada al norte y posición lateral
izquierda flexionada, con la mirada al este.

Para la época chimú se tiene el registro de 24 tumbas que evidencian dos tipos de
enterramiento: cuerpos extendidos decúbito dorsal y decúbito ventral orientados con
la cabeza al sur, y cuerpos en posición sentada con las piernas cruzadas y la mirada
hacia el oeste.

Para el periodo inca—denominado, en la costa norte, chimú-inca por la convivencia


de rasgos culturales— se tienen 23 tumbas excavadas en el patio 2 y la Plataforma
Funeraria, revelando, casi exclusivamente, el acondicionamiento de los individuos en
posición sentada con las piernas cruzadas y orientados oeste-este. Casi la totalidad
de los entierros documentados presentan el acondicionamiento de los individuos en
tumbas simples individuales, mientras que solo dos tumbas presentan a dos indivi-
duos (un adulto y un niño). La forma de estas estructuras funerarias son fosas rectan-
gulares, alargadas, ovaladas y circulares construidas, directamente, en la superficie.
La descripción de las tumbas se detalla por filiación cultural, conservando el número
correlativo de tumba estipulado durante la excavación.

Figura 241: Contextos funerarios post-mochica De todos los contextos funerarios recuperados a la fecha, solo se ha seleccionado
identificados entre las estructuras monumentales
uno de cada una de las fases; posteriormente, con análisis más profundos, se proce-
del complejo arqueológico Sipán.
derá a realizar la complementación de dicha información.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 203


Tumbas Lambayeque
en Sipán
Desde el año 1989 hasta el año 2011, se han excavado 24 contextos funerarios
lambayeque de los que la cerámica asociada nos ha permitido definir las fases Tem-
prana y Tardía que, en su mayoría, provienen de la Plataforma Funeraria (12 tumbas),
del patio 2 y de áreas adyacentes del complejo arqueológico de Sipán. Los entierros
lambayeque en Sipán revelan, únicamente, el acondicionamiento de tumbas de fo-
sas simples rectangulares y circulares para un solo individuo. Mediante el análisis
óseo de los huesos largos y dentición, se han identificado individuos adultos e in-
fantes. En el caso de los adultos, el análisis osteométrico de la pelvis nos revela la
presencia de mayor número de individuos de sexo femenino en relación al sexo mas-
culino y de dos adultos cuyo género no se pudo identificar debido al deterioro de la
osamenta. El patrón mortuorio que incluye la posición de los individuos en las fosas
está determinado en función a la disposición de los cuerpos identificando, hasta la
fecha, cuatro posiciones. El primer tipo corresponde a la posición decúbito dorsal
orientado con la cabeza hacia el sur; un segundo tipo es sentado con las piernas
cruzadas y mirada al norte; el tercer tipo es decúbito lateral derecho con las piernas
flexionadas orientadas este-oeste con la mirada al norte. El último tipo es decúbito
lateral izquierdo orientado norte-sur con la mirada al este. En cuanto a la posición de
los individuos, en los contextos funerarios de la Fase Lambayeque Temprano, el indi-
viduo estuvo acondicionado en una fosa circular en posición sentada, mientras que,
en las tumbas asociadas a la Fase Tardía, predomina la posición extendida decúbito
dorsal, en algunos casos con piruros de cerámica o placas de cobre en la cavidad
bucal. Los individuos de tumbas que no han presentado material diagnóstico y que
no han podido ubicarse dentro de una fase específica, pero que muestran algunos
indicadores de este grupo cultural, mantienen la posición extendida decúbito dorsal
y flexionada.

Las tumbas lambayeque en Sipán presentan un ajuar funerario fino y variado; la can-
tidad y calidad de los objetos asociados son los únicos indicadores certeros para
identificar la posición social de los individuos. Las ofrendas asociadas se conforman,
en mayor porcentaje, por cerámica de uso doméstico, suntuaria y de otra utilidad—
es decir, para uso funerario, como son los crisoles— y por objetos manufacturados
de metal, resaltando los cuchillos tipo “tumi”, vasos y platos. Las otras ofrendas están
constituidas por abalorios trabajados en conchas— especialmente, de Spondylus—,
restos de algunos vegetales poco preservados, objetos o masas de carbonatos, cal
conocida como “tiza de huaca”, objetos trabajados en piedra y restos e improntas de
textil que constituyen la mortaja de los individuos.

Tum – PF/07
Ubicación: Cuadrículas 47, 48 de la unidad –I:X.
Tipo de Tumba: Fosa.
Matriz: Circular.

204 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Filiación Cultural: Lambayeque Tardío.
Número de Individuos: 1.
Figura 242: Individuo flexionado. Vista fotográfica
Edad: No definido.
(a) y dibujo de planta (b).
Sexo: Masculino.
Estatura: No definida.
Posición: Sentado con las piernas entrecruzadas, mirando al norte, con las extre-
midades superiores abiertas (Figs. 242a, 242b).
Orientación: Cabeza hacia arriba.
Observaciones: Se encuentra envuelto en textil del cual hay improntas. Deposita-
do sobre una pigmentación roja.

Asociaciones:
Cerámica
Botella de forma globular con engobe de color rojo y decoración lineal de color ne-
gro, base en pedestal, gollete tronco cónico y asa doble lateral, localizada en el lado
oeste de la tumba. Decorada con motivos lineales compuestos por dos líneas grue-
sas centrales que dividen en dos paneles el cuerpo de la pieza. La parte superior
está subdividida por líneas verticales que forman paneles pequeños en algunos de
los cuales se ha dibujado la cabeza de un “ave” con la mirada hacia un lado y las
alas abiertas. Entre cada figura hay espacios marcados con diseños de espirales,
motivos escalonados y triángulos. Esta misma decoración se repite arriba de este
panel y donde termina el gollete. En el panel inferior, hay círculos de color negro. La
decoración de la base es en bajo relieve con escalones hacia arriba y otras hacia
abajo y un triángulo más pequeño, al interior del espacio. El relieve en su conjunto
(con escalones hacia arriba y hacia abajo) forma un triángulo. En la parte inferior de
la base hay triángulos pequeños, unos hacia arriba y otros hacia abajo (Fig. 243).

Metales
Un vaso de cobre fragmentado con el borde expandido. Para tiempos chimú y la
posterior administración inca, los espacios del área monumental estuvieron muy bien
diferenciados. Las excavaciones hechas hasta la fecha nos indican que la base sur
oeste de la Pirámide Ceremonial fue destinada para la construcción de viviendas,
corrales y almacenes (Fig. 244), mientras que la parte central y el lado este de la
Pirámide Político–Administrativa fue reservado para actividades fúnebres.
206 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Con la información recuperada en las últimas investigaciones arqueológicas, sabe-
Figura 243: Botella globular con pedestal donde mos que la cultura chimú produjo cerámicas de diferentes formas y funciones que
se muestra un motivo ornitomorfo (derecha). provienen de tumbas y conjuntos de ofrendas. Entre las principales ofrendas se en-
cuentran botellas, cántaros, cuencos, platos y tinajas de claro estilo chimú medio o
clásico, y piezas con el sincretismo estilístico de los alfares lambayeque y chimú.
Figura 244: Espacios arquitectónicos adosados al
Con el paso del tiempo y la presencia inca en la costa norte, los habitantes de Sipán
lado suroeste de la Pirámide Ceremonial. fueron integrados al Imperio. Evidencia de esta integración son las piezas con carac-
terísticas morfológicas inca pero con acabado y decoración de tradición chimú. Este
estilo se denomina chimú–inca.
Durante este periodo, la arquitectura no es muy elaborada, marcándose una con-
Figura 245: Recuperación de contextos funerarios
tinuidad ocupacional en las construcciones domesticas; los materiales cerámicos
tardíos.
recuperados provienen de las poblaciones populares que, simplemente, mantienen
tradiciones y acatan exigencias de las nuevas clases gobernantes. Para este estilo,
se ha identificado botellas de doble gollete y asa puente, cántaros, ollas, platos y
cuencos; sobresalen las botellas de cuerpos ovalados con bordes aribaloides (Fig.
245).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 207


Tumbas Chimú en Sipán
Desde el inicio de las investigaciones en el año 2007 hasta el 2011, en el patio 2 de la
zona monumental del Complejo Arqueológico Huaca Rajada-Sipán, se han reportado
24 contextos funerarios chimú. La cerámica asociada revela que se trata del estilo
chimú expansivo o chimú tardío. A igual que las tumbas lambayeque, los entierros
chimú se caracterizan por el empleo de fosas simples de forma rectangular, ovalada
y circular, con un ligero predominio del uso de fosas rectangulares. Para el caso de
los individuos chimú, casi no ha sido posible definir el sexo ni la edad; sin embargo,
se ha podido diferenciar entierros de individuos adultos e infantes, predominando
los adultos en relación a niños. El acondicionamiento del cuerpo está determinado
por dos posiciones, la posición decúbito dorsal extendida, orientado con la cabeza
al sur y sentado con las piernas cruzadas con la mirada al norte, a excepción de un
individuo colocado en posición decúbito ventral (Fig.246).

La cerámica hallada asociada a los individuos es de uso doméstico aunque hay una
reducida cantidad de cerámica suntuaria elaborada mediante las técnicas del mode-
lado y moldeado con predominancia de pastas de cocción reductora. En el caso de
objetos de metal, aparecen en poca cantidad en relación a los objetos recuperados
de las tumbas lambayeque. Destacan anillos, pinzas, cuentas, piruros y agujas; hay,
sin embargo, una clara ausencia de cuchillos. Las otras ofrendas registradas en los
entierros chimú están compuestas por discos trabajados en conchas de gasterópo-
dos marinos, huesos tallados, cuentas elaboradas en piedra, utensilios líticos proba-
blemente para textilería, así como también mates en mal estado de conservación y
masas de carbonato de cal, conocidos popularmente como “tiza de huaca” o “panes
de cal”.

Entre las tumbas asociadas a este grupo cultural se ha tomado en cuenta el contexto
Tum-P2/42 para reflejar el patrón funerario Chimú.

Figura 246: Dibujo de distribución y posición de


algunas tumbas tardías en patio 2.

208 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 209
Tum – P2/42
Ubicación: Cuadrículas 12, 22 de la unidad –XXII:Z.
Tipo de Tumba: Fosa.
Matriz: Rectangular.
Filiación Cultural: Chimú.
Número de Individuos: 1.
Edad: Adulto (20 a 29 años, aproximadamente).
Sexo: Femenino.
Estatura: 1.50 m.
Posición: Extendida - dorsal.
Orientación: Eje suroeste - noreste.

Observaciones: Se trata de una fosa de forma rectangular de 1.59 m. de


largo, 0.42 m. de ancho y 0.60 m. de profundidad, cuya intrusión parte desde la
capa 4 (piso correspondiente a la ocupación chimú). La fosa fue elaborada cortando
directamente las capas naturales del suelo. La osamenta del individuo se encontraba
en buen estado de conservación (huesos largos), a excepción de algunos miembros
que han sufrido deformaciones en el tiempo como la fragmentación del cráneo en la
parte frontal y superior, y la ruptura de los huesos isquion y de algunas costillas (Fig.
247)

El individuo se encontraba en posición dorsal con las extremidades extendidas y el


cráneo fragmentado a consecuencia de la huaquería, tenía el hombro izquierdo más
elevado que el derecho y el brazo derecho extendido con los huesos de la mano a
altura de la cresta iliaca. El brazo izquierdo estaba flexionado con los huesos de la
mano por debajo del ilion izquierdo; esta flexión se debe a que encima del lado iz-
quierdo de la cavidad torácica se localizó una ofrenda compuesta de restos óseos de
camélido doméstico (Lama sp.). Las vértebras cervicales estaban desviadas hacia el
lado izquierdo al igual que las dorsales, pero las lumbares se inclinaban hacia el lado
derecho a manera de “S”. El sacro y el esternón se desviaban, ligeramente, hacia el
lado izquierdo. Las extremidades inferiores se encontraban completamente rectas
con los pies extendidos y por debajo de las vasijas 2, 3 y 4.

Este individuo estaba asociado a cuatro objetos de cerámica: una botella de trata-
miento reductor y tres ollas de cocción oxidante decoradas mediante el paleteado.
Cuentas de color marrón y cremas de 2 a 4 mm. de diámetro, aproximadamente, se
localizaban a altura de las muñecas; probablemente, se trataría de pulseras cuya
fibra del pasador no logró sobrevivir al tiempo. También se identificaron, a altura del
pie derecho, los restos óseos desarticulados de un cuy (Cavia porcellus) y, sobre el
lado izquierdo de la cavidad torácica, parte de las costillas, vertebras y falanges de
un camélido doméstico (Lama sp.).

La antropóloga física Catherine M. Gaither de la Universidad del estado de Colorado,


Estados Unidos, registró patologías como porosidades en los huesos parietales que
indicaban anemia, deposiciones óseo-visibles en el seno maxilar izquierdo—lo que
sugiere la presencia de sinusitis curada— y lesiones carióticas en las molares (Fig.
248).

210 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 247: Vista panorámica de la osamenta aso-
ciada a vasijas domésticas.

Figura 248: Huesos parietales con porosidades


que indican anemia.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 211


Asociaciones:
Cerámica Figura 249: Botella tipo cantimplora: a) vista lateral
Botella tipo cantimplora, gollete recto, borde directo, base plana, asa lateral cinta- izquierda, b) vista frontal, c) vista lateral derecha y
da. Técnica de manufactura moldeado, cocción atmósfera reductora regular, pasta d) vista posterior.

de textura fina. Acabado de superficie alisado/bruñido. Decoración antropomorfa,


zoomorfa y geométrica. Respecto a la primera, destaca un personaje en posición er-
guida en alto relieve, ojos ovoides con cejas pronunciadas, nariz pronunciada, boca
Figuras 250: Olla de cuerpo ovoide.
con labios abultados, mentones pronunciados y extremidades superiores semi-flexio-
nadas que, en la mano izquierda, sostiene un bastón o báculo cuyo extremo superior
presenta una protuberancia. En la otra mano, sujeta una especie de cornucopia.

Las extremidades inferiores muestran las puntas de los pies en sentidos opuestos.
También presenta orejeras circulares. Tiene un tocado con dos apéndices y viste una
túnica larga la cual está decorada con líneas verticales paralelas a manera de flecos.
Este personaje se ubica en la cara izquierda de la vasija (Fig. 249a), en medio de
un campo decorado por piel de ganso. El segundo tipo de decoración representa
parte del cuerpo de un pato localizado en la cima de una protuberancia, ubicada
entre el gollete y la parte superior del cuerpo de la vasija. El animal tiene los ojos
pronunciados.

Finalmente, los elementos de decoración geométrica se ubican en el lado derecho de


la vasija; se trata de un círculo en alto relieve (Fig. 249). Su estado de conservación
es malo: muestra rajaduras en el cuerpo y gollete. En relación al contexto funerario, la
botella se ubica al este del fémur derecho del individuo y al sur de las vasijas 2, 3 y 4

212 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Olla de cuerpo esférico (Fig. 250), cuello compuesto, borde convexo, base convexa.
Técnica de manufactura modelado, cocción atmósfera oxidante irregular, pasta de
textura media. Acabado de superficie exterior e interior alisado. Decoración banda
horizontal de pintura crema chorreada en la parte superior del cuerpo y gollete; tam-
bién muestra, a nivel del cuerpo, una red romboidal realizada mediante la técnica
del paleteado. Al exterior de la base, es evidente la presencia de hollín que indica
haberse usado en la preparación de alimentos antes de colocarse en el contexto fu-
nerario. Su estado de conservación es malo: muestra rajaduras y exfoliaciones en la
parte inferior del cuerpo a nivel de la base y gollete. En relación al contexto funerario,
se ubica al este de la osamenta y al norte de la vasija 1.

Olla de cuerpo elipsoide, cuello compuesto, borde convexo, base convexa. Técnica
de manufactura modelado, cocción atmósfera oxidante irregular, pasta de textura
media. Acabado de superficie exterior e interior alisado. Decoración banda horizon-
tal de pintura crema chorreada en la parte superior del cuerpo y gollete; igualmente,
presenta una red romboidal realizada por paleteado. En la parte inferior del cuerpo y
la base, muestra abundante hollín que indica que la vasija se usó en la preparación
de alimentos antes de formar parte del contexto funerario. Su estado de conserva-
ción es regular con pequeñas exfoliaciones a nivel superficial. En relación al contexto
funerario, se ubica entre las tibias del individuo y al este de las vasijas 2 y 4.

Olla de cuerpo ovoide vertical, cuello compuesto, borde convexo, base convexa.
Técnica de manufactura modelado, cocción atmósfera oxidante irregular, pasta de
textura media. Acabado de superficie exterior e interior alisado. Decoración banda
horizontal de pintura crema chorreada en la parte superior del cuerpo y gollete; tam-
bién presenta, en el cuerpo, una red con diseños romboidales realizados mediante
el paleteado. En el cuerpo y la base de la vasija se muestra acumulación de hollín,
que sugiere haber usado en la preparación de alimentos antes de formar parte del
contexto funerario. Su estado de conservación es regular: muestra pequeñas exfo-
liaciones a nivel superficial. En relación al contexto funerario, se ubica encima de los
pies del individuo, al norte de las vasijas 2 y 3.

Malacológico
Se recuperaron pequeñas cuentas circulares de color marrón y algunas negras de
concha de gasterópodos marinos que, probablemente, pertenecen a pulseras que
el individuo debió usar.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 213


Tumbas de Estilo
Chimú-Inca en Sipán
La primera tumba excavada y documentada para este periodo data del año 1989, en
la Plataforma Funeraria. Sin embargo, debieron pasar casi 20 años para demostrar
que la presencia inca—conocida también, en la costa norte, como el estilo chimú-in-
ca—en el Complejo Arqueológico Huaca Rajada-Sipán ha sido trascendental en la
secuencia de ocupaciones que se desarrollaron en este importante sitio sagrado.
Las investigaciones en el patio 2, desde el 2007 al 2011, han permitido recuperar
contextos funerarios con una marcada influencia del estilo cusqueño. El patrón fu-
nerario chimú-inca en Sipán evidencia una predominancia de individuos sentados
con las piernas cruzadas, orientados de oeste-este y colocados en fosas simples de
forma circular. Sin embargo, se ha identificado, también, un entierro que mantiene la
ubicación del cuerpo en posición extendida decúbito dorsal con la cabeza orientada
al sur, como una muestra de reminiscencias de las prácticas funerarias ancestrales
chimú y mochica. Al igual que con los individuos chimú, para el caso chimú-inca, no
se ha podido definir la edad ni el sexo, pero, de acuerdo al tamaño y proporción de
los huesos largos, se ha determinado que los individuos hallados para este periodo
tienen edad adulta, a excepción de dos infantes.

Dentro de las ofrendas asociadas que constituyen el ajuar funerario de los entierros
chimú-inca registrados en Sipán se han encontrado cerámicas utilitarias y suntuarias
elaboradas mediante el modelado y moldeado. Destacan botellas, ollas y cántaros.
Además, es notable la presencia de agujas y abalorios personales tales como anillos,
cuentas y pinzas elaboradas de cobre. Las otras ofrendas están constituidas, gene-
ralmente, por objetos manufacturados de material malacológico como lo evidencia
la presencia de una considerable cantidad de cuentas o “chaquiras” elaboradas
en concha Spondylus. Asimismo, se tienen también cuentas elaboradas en piedra
turquesa.

Tum – P2/48
Ubicación: Cuadrículas 49, 59, unidad –XXIII: A, Patio 2.
Tipo de Tumba: Fosa.
Matriz: Circular.
Filiación Cultural: Chimú-Inca.
Número de Individuos: 1.
Edad: Adulto (30 años aproximadamente).
Sexo: No determinado.
Estatura: No determinada.
Posición: Flexionada (Fig. 251).
Orientación: No determinada.

Observaciones: La fosa mide 0.75 m. de diámetro por 2.90 m. profundidad.


Su intrusión parte desde la capa 3; la cámara funeraria es del tipo bota, orientada al
sur a manera de bota. Esta tumba se vio afectada por la huaquería, dejando parte de
la osamenta in situ (huesos cortos), vasijas completas y fragmentadas, conchas de
Spondylus y mates. El individuo se encontraba flexionado y envuelto en textiles de
algodón que no sobrevivieron al paso del tiempo, quedando improntas en el material
arcilloso del relleno y pequeños fragmentos en mal estado de conservación.
Figura 251: Ajuar funerario y parte de osamenta
Tum – P2/48. Asociaciones:
Cerámica
Botella escultórica (Fig.252), borde evertido, soporte pedestal. Técnica de manu-
factura moldeado; cocción atmósfera reductora. Presenta decoración antropomor-
Figura 252: Tum – P2/48.
fa masculina: se trata de una cabeza humana de nariz aguileña, ojos almendrados
con párpados remarcados, boca elipsoide con labios y dientes marcados, y orejas
pequeñas. El personaje porta un chullo decorado con franjas horizontales incisas y
bandas de motivos geométricos y grecas. Esta vasija se encuentra en mal estado de
conservación (fragmentada) y se ubica al suroeste del contexto funerario

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 215


Botella (Fig.253), gollete recto, borde directo, base plana, asa estribo, cuerpo ca-
renado. Técnica de manufactura moldeado; cocción atmósfera reductora regular.
Figura 253: Botella Chimú: a) vista frontal y b) vista
Decoración zoomorfa: presenta un mono realizado por aplicación entre el asa y el
lateral izquierda.
gollete y, en la parte superior del cuerpo, una banda de triángulos concéntricos inci-
sos entrelazados en posición natural e invertidos, demarcados por dos líneas incisas
en la parte superior e inferior de la banda. Su estado de conservación es bueno:
no muestra exfoliaciones ni rajaduras. En relación al contexto funerario, se ubica al Figura 254: Jarra.

noroeste de la osamenta.

Jarra (Fig.254), cuerpo carenado, cuello expandido, borde directo, base plana, asa
lateral con diseño zoomorfo (muestra un mono con la mirada hacia el lado derecho,
las extremidades superiores apoyadas en el gollete y las inferiores en la parte supe-
rior del cuerpo de la vasija). Técnica de manufactura modelado; cocción atmósfera
reductora irregular. Presenta un buen estado de conservación. En relación al contex-
to funerario, se ubica al oeste de la osamenta.

Crisol de cuerpo elipsoide vertical (Fig. 255), cuello evertido, borde directo, base
convexa. Técnica de manufactura modelado; cocción atmósfera oxidante irregular.
Su estado de conservación es malo: muestra rajaduras. En relación al contexto fune-
rario, se ubica al sur de los mates y valvas de Spondylus.

Metales
Objeto de cobre, probablemente, un cascabel o una lámina de cobre doblada. Difícil
de distinguirlo por el alto grado de corrosión.

Vegetales
Tres mates (Lagenaria) de 0.15 m. de diámetro, los cuales tuvieron decoraciones
buriladas pero no sobrevivieron al paso del tiempo quedando impresas en las arci-
llas del soporte de los mates. Su estado de conservación es malo, debido a un alto
grado de fragilidad y descomposición. En relación al contexto funerario, se hallaron
asociados a las vasijas.

Malacológicos
Tres valvas de Spondylus princeps princeps con el bulbo hacia el este; no tenían
evidencias de contener líquidos u otras sustancias.

Figura 255: Crisol.

216 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 217
218 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Fragmentería
de la Cerámica Mochica
en Sipán

L
a muestra descrita en este capítulo forma parte del material ceramográfico
correspondiente, únicamente, al estilo mochica recuperado durante tres tem-
poradas sucesivas de excavaciones realizadas en el sector I del Complejo Ar-
queológico Sipán, a partir del reinicio de las investigaciones, en el año 2007. Des-
de hace algunos años, las extensas excavaciones en área que realiza el Proyecto
Arqueológico Huaca Rajada-Sipán han permitido identificar nuevas evidencias de
la ocupación mochica en el sitio, definidas a través de la presencia de conjuntos
arquitectónicos residenciales y domésticos al pie de las estructuras piramidales en
donde es recurrente la cerámica de carácter funcional. La cerámica que se presenta
en este capítulo procede de tres áreas excavadas de manera sistemática y continua:
(1) de la Plataforma Funeraria, donde las excavaciones de los diferentes niveles es-
tratigráficos del edificio 1 y del edificio 2 (relleno de pisos y paneles modulares del
edificio 1 y relleno que sella la arquitectura del edificio 2) permitieron recuperar una
significativa cantidad de fragmentos de cerámica, la mayoría de carácter doméstico
y algunos de uso ritual; (2) del patio 1, en donde se ha recuperado cerámica cons-
tituida, principalmente, de fragmentos y algunas vasijas completas de uso utilitario;
y (3) del patio 2, área en la que se ha recuperado, también, una gran cantidad de
fragmentos de cerámica y algunas vasijas completas funcionales, así como tiestos
de cerámica de línea fina.

El análisis descriptivo de la cerámica tiene como principal objetivo mostrar la pre-


sencia de nuevos estilos y técnicas decorativas en la cerámica mochica, a partir del
estudio de los fragmentos diagnósticos. Sus características y asociación con estos
nuevos contextos nos permitirán conocer la funcionalidad de la arquitectura exis-
tente. La cerámica mochica de Sipán que se conoce y que ha sido documentada en
varias publicaciones anteriores está conformada por vasijas completas o fracturadas
procedentes, únicamente, de las tumbas de élite excavadas en el monumento fune-
rario. Este corpus de cerámica está compuesto, básicamente, por cántaros—gene-
ralmente, burdos, simples y/o escultóricos, algunos pobremente decorados— y bo-
tellas de asa estribo y cancheros de uso, estrictamente, ritual, ya sea para contextos
funerarios o ceremoniales.

Los estudios dirigidos a conocer y caracterizar la arquitectura de la Plataforma Fune-


raria, desde el año 2010, han permitido corroborar la existencia del Periodo Mochica
Medio a partir de las nuevas evidencias arquitectónicas. Durante esta época, se
distinguen edificios logrados por medio de fases constructivas y remodelaciones.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 219


Los estilos de cerámica— procedentes de 16 contextos funerarios excavados en
esta estructura— presentan similitudes con muchos de los fragmentos de cerámica
fina recuperada del relleno que separa los edificios 1 y 2. Esto fortalece la hipótesis
de que la arquitectura del monumento funerario tuvo un mayor auge durante la etapa
media del desarrollo mochica.

Las excavaciones arqueológicas realizadas en el patio 1 y el patio 2 han revelado la


presencia de ocupaciones del Periodo Mochica Tardío, cuyos contextos no han sido
casi alterados. Esta fase ha sido definida por la gran cantidad de fragmentos de
cerámica doméstica y, en menor grado, fragmentos de cerámica fina. No obstante,
se registraron, también, fragmentos de cerámica con características morfológicas y
decorativas asociadas al estilo mochica medio, lo cual nos estaría indicando que su
presencia, en estos contextos tardíos, sería producto de deposiciones por acarreo.
Por esta razón, este grupo de fragmentos— que aparecen descontextualizados en
estas áreas— no serán presentados en esta oportunidad, pues la información que
ofrecemos se basa, exclusivamente, en aquellos fragmentos que proceden de con-
textos fidedignos asociados a los periodos Medio y Tardío de la ocupación mochica
en Sipán que nos permitan hacer una caracterización integral de cada uno de ellos.

La cerámica doméstica—de acuerdo a sus características de forma y técnica— está


compuesta por vasijas, generalmente, sin decoración, alisadas o poco pulidas, que
fueron utilizadas en actividades cotidianas como bienes estrictamente utilitarios.

Metodología empleada
Fueron separados de la muestra utilizada para este análisis aquellos fragmentos que
eran reconocibles solo como cuerpos de vasijas (algunos con elementos decorati-
vos), fragmentos que han perdido las características del grupo cultural que los elabo-
ró, fragmentos de cerámica que presentan características morfo-tecno-decorativos
propias de estilos posteriores al Período Mochica (lambayeque, chimú y chimú-inca)
o aquellos fragmentos que fueron recogidos de la superficie antes de iniciar las exca-
vaciones. Los fragmentos que sirvieron para identificar morfológicamente las vasijas
están constituidos, en su mayoría, por bordes y, adicionalmente, partes de gollete,
asas, bases y mangos.

El análisis morfológico de la fragmentería nos ha permitido clasificar la cerámica en


dos grandes categorías: vasijas y otras formas. La primera categoría agrupa a las va-
sijas abiertas y vasijas cerradas. En la primera, solo se identificaron cuencos y platos,
mientras que en la segunda se incluyen cántaros, ollas, tinajas, jarras, cantimploras,
botellas y cancheros. De acuerdo a las formas de vasijas, se ha podido determinar
que existen variantes entre cada una de ellas, lo que nos ha permitido identificar
tipos a partir de la forma del cuello y la orientación del borde. La segunda catego-
ría corresponde a otras formas de cerámica que representan un grupo reducido de
fragmentos entre los que se identifican crisoles, moldes, cucharas, piruros, discos,
figurinas y elementos arquitectónicos.

220 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Características de los fragmentos
Podemos resumir las características de los fragmentos recuperados en las tres áreas
a partir de cuatro aspectos fácilmente tangibles: manufactura, cocción, tratamiento
de la superficie y decoración.

Manufactura: Se evidencia que la cerámica doméstica constituida por platos,


cuencos, tinajas, cántaros, ollas, jarras y cantimploras, por lo general, fue hecha me-
diante el modelado, ya que la pasta no presenta un grosor homogéneo. En el caso
de la cerámica fina o ritual—botellas y cancheros—, los objetos han sido elaborados
mediante el empleo de moldes, ya sea para la elaboración del cuerpo o para dar
forma a las asas tipo estribo.

Cocción: La mayor cantidad de fragmentos analizados evidencian cocción en


hornos abiertos. Sin embargo, hay fragmentos que denotan una oxidación incom-
pleta debido al mal control de la temperatura en los hornos. Así, en la muestra se ha
hallado tiestos con coloración variada, desde roja o anaranjada en aquellos donde
la oxidación ha sido completa, hasta tonos marrones, rojizos o grises en aquellos
fragmentos donde la oxidación ha sido incompleta. La cocción de las botellas ela-
boradas en la Fase Media se hizo, preferentemente, en hornos abiertos con un buen
control de la temperatura, mientras que las botellas de la Fase Tardía, por lo general,
evidencian una cocción en hornos de atmósfera reductora con un mal control de la
temperatura. Esto es evidente en el núcleo de la pasta, pues se presentan tonalida-
des marrones o rojizas.

Tratamiento de la superficie: Muchos de los fragmentos como tinajas,


cántaros, ollas y jarras presentan alisado como tratamiento de la superficie externa.
Los platos y cuencos, por lo general, presentan alisado en la superficie externa o un
ligero pulido en la superficie interna. Esto también puede darse en ambas caras. En
algunos fragmentos de cerámica doméstica, es evidente la aplicación de una delga-
da capa de engobe rojo a manera de pintura, probablemente, aplicado para sellar
algunas irregularidades en la superficie del objeto. Las botellas y los cancheros, en
primer lugar, recibieron un baño denso de engobe rojo o crema (el color crema se
encuentra presente en las botellas) sobre el cual se realizó un pulido que dejó la
superficie a manera de lustre.

Decoración: La decoración presente en gran parte de la fragmentería de ce-


rámica— tanto utilitaria como ritual— es muy variado. Hay casos en los que se ha
empleado pintura post-cocción o pre-cocción, incisiones, aplicaciones y relieve por
molde, de preferencia en el gollete de algunos cántaros. Por lo general, la decoración
es bastante simple. Platos, cuencos, ollas, tinajas, jarras— hasta incluso algunos
cántaros— presentan decoración pictórica donde el diseño predominante son las
bandas alrededor de la base del cuello, cuello y borde. Las botellas, en su mayoría,
presentan trazos finos de pintura roja sobre engobe crema. Las incisiones se eviden-
cian en algunos platos y cuencos, mientras que las aplicaciones que representan
diseños variados están presentes en algunas ollas, cántaros y jarras. Los diseños en
relieve logrados por molde, por lo general, están plasmados en el gollete de los cán-
taros; destacan las representaciones de rostros zoomorfos y antropomorfos. Dentro
de estos últimos, se identifican rostros de personajes de rango asociados al estilo de
la Fase Mochica Tardía.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 221


Fragmentería de la plataforma funeraria (fig. 69)
El material ceramográfico con características morfológicas y decorativas mochica Gráfico 3: Distribución porcentual de los fragmen-
que ha sido analizado suma, en total, 102 fragmentos diagnósticos. La mayoría son tos de cerámica recuperados de la Plataforma Fu-
bordes de cerámica doméstica y hay, en menor proporción, bordes y fragmentos neraria.

de cerámica fina. Adicionalmente a los bordes, se tienen partes de golletes, asas,


bases y mangos. La muestra ha sido recolectada de tres contextos estratigráficos:
del edificio 1, del relleno y del edifico 2. Del edificio 1 se recogieron 52 fragmentos Gráfico 4:Porcentaje de los fragmentos de vasijas
de los diferentes pisos y rellenos, así como de los paneles modulares de adobes recuperadas de la Plataforma Funeraria.
que constituyen a la plataforma sobre elevada de este edificio. Del relleno—que es
un elemento no se asocia a la arquitectura del edificio 1, pues se constituye como
el basamento de esta estructura— se recuperaron 38 fragmentos. Finalmente, del
Gráfico 5: Porcentajes de la cerámica clasificada
edificio 2 se recogieron tan solo 12 fragmentos (Gráfico 3).
como otras formas procedentes de la Plataforma
Funeraria.

De este total (102 fragmentos de cerámica), dentro de la cerámica clasificada como


vasijas se encuentran 93 fragmentos, de los cuales 11 fragmentos se incluyen en el
grupo de las vasijas abiertas y 82 fragmentos forman parte de las diferentes formas
de vasijas cerradas. De acuerdo a las formas de vasijas identificadas, teniendo en
cuenta la contabilidad general de la muestra, los cántaros son la forma dominante,
con 42 fragmentos. Las ollas son la segunda forma dominante (18 fragmentos). Las
botellas y los cuencos son la tercera forma más frecuente de la muestra (11 frag-
mentos por cada forma). Los cancheros y las tinajas son las formas que aparecen
en menor proporción (siete y cuatro fragmentos, respectivamente) (Gráfico 4). La
cerámica correspondiente a otras formas suma, en total, nueve fragmentos y está
representada por crisoles (tres fragmentos), un molde (un fragmento), un piruro (un
fragmento), un asta de venado (un fragmento), un disco (un fragmento) y figurinas
(dos fragmentos) (Gráfico 5).

222 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Cuantitativamente, la cerámica que predomina está compuesta por vasijas de ca-
rácter doméstico de formas simples, algunas decoradas con pintura pre-cocción.
El corpus de cerámica fina está conformado, principalmente, por botellas de asa
estribo, simples y escultóricas; en menor proporción, aparecen los cancheros. De
acuerdo a las características morfológicas y decorativas de la cerámica recuperada,
estas piezas se asocian, estilísticamente, al Periodo Mochica Medio.

La cerámica doméstica, por lo general, es más homogénea—tanto morfológicamen-


te como tecnológicamente— y se presenta de maneras muy similares en los tres
contextos, salvo algunas variantes en la orientación del cuello y borde de las vasi-
jas. En cuanto a la cerámica fina (botellas y canchero), se aprecian características
estilísticas similares entre los fragmentos del relleno y la cerámica de los contextos
funerarios asociados a las fases arquitectónicas del edificio 2. Esto quiere decir que
la cerámica de ambos contextos presenta las mismas técnicas de manufactura, una
misma textura y color de la pasta, el mismo tratamiento de la superficie y que, ade-
más, comparten ciertos elementos decorativos.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 223


Vasijas abiertas Figura 256: Cuencos Mochica Medio de borde di-
recto (a y b) y borde directo reforzado (c).
Cuencos
Los cuencos aparecen con frecuencia en el relleno y en el edificio 1. Son de forma
simple, elaborados con la técnica de manufactura modelada y se identifican dos
tipos definidos a partir de la orientación del borde: cuencos de borde directo— que Figura 257: Cántaros Mochica Medio de cuello
divergente (a y b), cuello recto (c), cuello evertido
es el tipo más popular— y cuencos de borde directo reforzado— los cuales presen-
(d), cuello convexo (e) y cuello compuesto (f).
tan un ligero engrosamiento en la parte externa del borde (Fig. 256). La pasta es de
textura gruesa y, por lo general, la superficie externa e interna ha sido alisada; la
cocción es oxidante. Estos objetos tienen un diámetro promedio de 17 cm. a 28 cm.
La decoración de algunos ejemplares se ha realizado con pintura pre-cocción de
color crema y blanca.

Vasijas cerradas

Cántaros
Es la forma más popular de las vasijas cerradas y aparecen, en mayor porcentaje, en
el edificio 1. Se elaboraron mediante la técnica del modelado, su cocción fue hecha
en hornos abiertos y, por lo general, la pasta es de textura media. En cuanto al trata-
miento de la superficie, hemos registrado desde cántaros restregados hasta cántaros
alisados y pulidos, mientras que la técnica decorativa predominante es la pintura
post-cocción de color crema y blanca, aunque también se registra decoración con
pintura pre-cocción, utilizando bandas horizontales como motivos decorativos sobre
el cuello o el borde. La abertura de la boca oscila entre los 8 cm. y 16 cm. Se ha iden-
tificado un total de cinco tipos definidos a partir de la forma del cuello: cántaros de
cuello divergente, que es el tipo predominante, decorados con bandas horizontales
de pintura pre-cocción de color blanca y, en algunos casos, con diseños en relieve
que representan rostros humanos; cántaros de cuello recto con presencia de engobe
rojo y bandas horizontales de pintura pre-cocción de color crema; cántaros de cuello
evertido, los cuales se aprecian ligeramente pulidos con una aplicación previa de
engobe rojo, decorados con bandas horizontales de pintura pre-cocción de color
blanco; cántaros de cuello convexo, algunos decorados con diseños antropomorfos
modelados en el gollete; y, finalmente, cántaros de cuello compuesto (Fig. 257).

224 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Ollas
Es la segunda forma más popular de las vasijas cerradas y son más frecuentes en
el edificio 1. Han sido elaboradas mediante la técnica del modelado, son de pasta
gruesa y, por lo general, han sido alisadas, aunque algunos ejemplares presentan
restregado en la superficie externa. Tienen una abertura de la boca que varía entre
13 cm. y 17 cm. La gran mayoría de fragmentos de ollas presentan hollín adherido a
la superficie. No se reconoció ningún tipo de elemento decorativo y son de cocción
oxidante. De acuerdo a las variantes en la forma del cuello, se identificaron tres tipos:
ollas de cuello divergente, que es el tipo predominante de esta forma; ollas de cuello
recto; y ollas de cuello convexo, algunos con pintura de color crema sobre el cuerpo,
cuello o borde (Fig. 258).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 225


Tinajas Figura 258: Ollas Mochica Medio de cuello diver-
Es la forma menos frecuente entre las vasijas y se registran, en mayor número, en el gente (a y c), cuello recto (b) y cuello convexo (d).
edificio 1. Fueron elaboradas con la técnica del modelado, la cocción es de atmósfe-
ra oxidante y la abertura de la boca es de 33 cm. Presentan paredes gruesas por la
presencia de arenas gruesas y piedra pequeña como temperante principal y recibie-
Figura 259: Tinajas de borde directo reforzado,
ron alisado como tratamiento de la superficie. Algunos fragmentos presentan bandas
Mochica Medio.
horizontales de pintura crema pre-cocción sobre el borde. Solo se identifican tinajas
de borde directo reforzado, con un ligero engrosamiento en el interior (Fig. 259).

Figura 260: Fragmentos de botellas Mochica Me-


dio procedentes del relleno arquitectónico.

226 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Botellas
A esta forma de vasijas—al igual que los cancheros— se le adscribe funciones estric-
tamente rituales y solo aparece dentro del relleno que sella la arquitectura del edificio
2. Los fragmentos tomados en cuenta para determinar esta forma fueron golletes,
asas y fragmentos escultóricos, la mayoría con representaciones antropomorfas (Fig.
260). Las botellas fueron elaboradas mediante el uso de moldes para formar el cuer-
po y, muy probablemente, también, para realizar el gollete; la cocción fue realizada
en hornos abiertos. Generalmente, son de pasta fina y las formas más elaboradas
son las de las botellas de asa estribo con reborde en el gollete. El tratamiento de la
superficie, en casi todos los fragmentos, es el pulido, que se ha realizado después de
habérseles aplicado un baño de arcilla como engobe de color rojo o blanco. Se han
empleado varias técnicas de decoración: la de pintura pre-cocción y post-cocción
de color anaranjado, rojo y morado, aplicada sobre el engobe representando ban-
das horizontales o diagonales, y la decoración en relieve hecha por molde. Entre los
fragmentos escultóricos, se encuentran representaciones de personajes que llevan
puesto un gorro cónico decorado con bandas diagonales pintadas de rojo y blanco,
además de orejeras circulares. Asimismo, las manos de los personajes representan
la acción de empuñar un objeto que podría tratarse de un cetro o porra, pues se ha
dejado, cuidadosamente, el orificio para agregar este elemento (Fig. 260). También
son comunes las representaciones zoomorfas o de seres míticos en relieve (como el
animal lunar presente en una botella asa estribo con reborde), resaltados con pintura
blanca o roja pre-cocción y post-cocción.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 227


Cancheros
Los cancheros forman parte de las vasijas de carácter ritual dentro de la cerámica
analizada y son la forma más reducida de las vasijas halladas en el edificio 1. Fue-
ron elaborados mediante la técnica del moldeado; la pasta es de textura fina de un
espesor delgado. El tratamiento de la superficie empleado fue el bruñido luego del
engobe que, por lo general, es de color morado. De acuerdo a la orientación del bor-
de, se ha identificado un solo tipo: canchero de borde directo, que tiene una abertura
de 5 cm. En este objeto no se reconoció ningún tipo de decoración; fue sometido a
horno abierto para su cocción (Fig. 261).

Otras formas
Dentro de esta categoría, se han identificado, en total, nueve fragmentos compuestos
por crisoles, molde, piruro, asta de venado, disco y figurina (Fig. 262). La superficie
de los fragmentos ha sido alisada, salvo la de los crisoles; estos no presentan trata-
miento. A excepción de los crisoles y del piruro, los demás tipos fueron elaborados
mediante la técnica del moldeado. Están decorados con algunas líneas incisas y
otras con pintura post-cocción de color blanco.

228 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Fragmentería del patio 1
Figura 261: Fragmentos de cancheros Mochica Las excavaciones de grandes áreas realizadas en el patio 1— ubicado entre la Pla-
Medio. taforma Funeraria y la Pirámide Ceremonial (Fig. 69), cerca de la base del monu-
mento— han permitido registrar importantes evidencias correspondientes al periodo
de ocupación Mochica Tardío. Un ejemplo de estas es la arquitectura conformada
por grandes espacios a manera de conjuntos arquitectónicos de carácter residen-
Figura 262: Figurina (izquierda); asta de venado
cial, compuestos de ambientes de distintas configuraciones construidos con adobes
(derecha).
reutilizados y con muy buen acabado en los enlucidos de las paredes y el piso. El
análisis progresivo de la arquitectura existente nos ha permitido definir, parcialmente,
cinco momentos de ocupación relacionados con las capas culturales 5, 7, 9, 10 y
Gráfico 6: Distribución porcentual de la cerámica 11. Sobre los pisos de los momentos ocupacionales 5, 7, 9 y 11, encontramos cerá-
de las diferentes capas asociadas al Mochica Tar-
mica, generalmente, de uso doméstico. La muestra de cerámica recuperada suma,
dío, patio 1.
en total, 201 fragmentos, de los cuales 43 se asocian a la capa 5, un fragmento se
registra en la capa 7, y 153 fragmentos se han recogido de la capa 9. Las capas 10
y 11— que, hasta la fecha, comprenden las ocupaciones más tempranas del Período
Gráfico 7: Cantidades porcentuales de las diferen- Mochica Tardío en esta área— no presentaron asociaciones de cerámica (Gráfico 6).
tes formas de vasijas asociadas al Mochica Tardío.

El análisis de los fragmentos permitió distinguir varias formas de cerámica. Esto nos
llevó a clasificarlas en dos grupos: vasijas y otras formas. El grupo de vasijas, de
acuerdo a su forma y naturaleza, se divide en abiertas y cerradas. Las vasijas abier-
tas son el grupo menos abundante en la muestra y tienen a los cuencos como la
forma más recurrente (28 fragmentos), secundados por los platos (10 fragmentos).
Las vasijas cerradas se constituyen, principalmente, por cántaros (107 fragmentos),
mientras que las ollas aparecen como la segunda forma más representativa (29 frag-
mentos). Las tinajas representan la tercera forma, con un porcentaje menor en rela-
ción a las dos primeras (14 fragmentos) mientras que las botellas, los cancheros y los
ralladores son las formas que aparecen en cantidades reducidas en el patio 1 (8, dos
y un fragmento, respectivamente) (Gráfico 7). El grupo de otras formas de cerámica
es el más escaso de la muestra recuperada del área y está conformado por fragmen-
tos de figurina (uno) y tortero (uno).

CAPA 11
1.5%

CAPA 5
22%
CAPA 7
0.5%

CAPA 9
76%

60,00

50,00

40,00

30,00

20,00

10,00

0,00
Vasijas abiertas

Cuencos
Los cuencos se registran, en mayor porcentaje, en la capa 9. Han sido elaborados
mediante la técnica del modelado, la cocción es de atmósfera oxidante, alisado en
la cara exterior y un ligero pulido en la cara interna es el tratamiento de la superficie
preferente en los cuencos. El diámetro de la abertura de la boca varía de 27 cm. a 31
cm. Algunos cuencos aparecen decorados con bandas de pintura crema post-coc-
ción sobre el borde y paredes. Se identificaron dos tipos, de acuerdo a la orientación
del borde: cuencos de borde directo— que es el tipo predominante de la forma— y
cuencos de borde directo reforzado con un engrosamiento en el exterior (Fig. 263).

Platos
Los platos aparecen, únicamente, en la capa 10. Fueron elaborados mediante el
modelado. La cocción es de atmósfera oxidante con tonalidades oscuras que evi-
dencian un mal control de la temperatura. Generalmente, fueron alisados en ambas
caras aunque en algunos casos se distingue el pulido en la cara interna; no presen-
tan ningún tipo de decoración y se identificó sólo platos con borde directo (Fig. 264)

Ralladores
El rallador habría sido elaborado mediante modelado, cocido en horno abierto y,
como tratamiento de la superficie, habría sido alisado al exterior mientras que, en la
parte interna, se habrían realizado excisiones rectas y curvas, a manera de chevro-
nes.

Vasijas cerradas

Cántaros
Cuantitativamente, los cántaros se registran en mayor número en la capa 9. Están
elaborados con la técnica del modelado, su cocción se realizó en hornos de atmós-
fera oxidante, el acabado de la superficie que predomina es el alisado y, en algunos
casos, se aplicó una ligera capa de engobe rojo o crema. La abertura de la boca
varía entre 10 cm. y 16 cm. de diámetro. La decoración, generalmente, está consti-
tuida por bandas de pintura pre-cocción y post-cocción de color blanco y crema. Sin
embargo, se aprecia, también, decoración elaborada por moldes sobre el cuello con
representaciones antropomorfas y zoomorfas. Se lograron definir cinco tipos a partir
de la forma del cuello y por la decoración moldeada en el mismo: cántaros de cuello
divergente, que son el tipo de forma dominante; cántaros de cuello recto, que se
convierten en el segundo tipo más frecuente; cántaros de cuello convexo; y cántaros
cara gollete, que aparecen en porcentaje reducido al igual que los cántaros de cuello
compuesto (Fig. 265).

Ollas
El mayor porcentaje de fragmentos de ollas se recuperó de la capa 9. Fueron elabo-
radas con la técnica del modelado y cocidas en hornos abiertos; tienen alisado y una
ligera capa de engobe rojo como acabado de la superficie. El diámetro de la boca
varía de 10 cm. a 13 cm. La decoración más común en las ollas son líneas burdas
y gruesas de pintura crema alrededor del cuello; algunas veces, se extienden hasta
la parte central de la vasija. Considerando la forma del cuello se han podido definir
tres tipos: ollas de cuello divergente, que es el tipo más frecuente y ollas de cuello
plataforma que, junto a las ollas de cuello carenado, también predominan (Fig. 266).
Figura 263: Cuencos Mochica Tardío de borde di-
recto (a y b) y borde convexo reforzado (c).

Figura 264: Plato Mochica Tardío procedente de


patio 1.

Figura 265: Cántaros Mochica Tardío cara gollete


(a, b y c), cuello divergente (d), cuello recto (e),
cuello convexo (f) y cuello compuesto (g).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 231


Tinajas
Las tinajas aparecen con frecuencia en la capa 9 y fueron hechas con la técnica del
modelado. La cocción de estas piezas es de atmósfera oxidante y tienen alisado
como tratamiento de la superficie, aunque, en algunos casos, se distingue la apli-
cación de engobe de color rojo. Se observan bandas gruesas de pintura blanca o
crema sobre el borde que alcanzan hasta el cuerpo. Se han definido dos tipos a partir
de la orientación del borde: tinajas de borde directo, que es el tipo más frecuente, y ti-
najas de borde directo reforzado con un engrosamiento en la parte externa (Fig. 267).

Botellas
Los fragmentos de botellas solo se registraron en la capa 9. Se elaboraron mediante
el uso de moldes y tienen asa estribo, la cual presenta un ligero ángulo en la parte su-
perior. La aplicación de una capa de engobe crema y el pulido con acabado brillante
es la principal técnica de acabado que recibieron las botellas. Están decoradas con Figura 266: Ollas Mochica Tardío de cuello diver-
bandas horizontales de pintura de color rojo en diferentes partes del asa (Fig. 268) gente (a), cuello plataforma (b) y cuello carenado
(c y d).

Cancheros
Los cancheros aparecen en un reducido porcentaje: se han registrado solo en la
capa 9. Fueron elaborados mediante moldeado y la pasta es de textura fina. El trata-
Figura 267: Tinajas Mochica Tardío de borde direc-
miento de la superficie fue el bruñido y el alisado. Solo se han encontrado los mangos to (a y c) y borde directo reforzado (b).
de estas vasijas que son de forma cónica con la punta ligeramente doblada hacia
arriba. No presentan decoración alguna (Fig. 269).

Otras formas Figura 268: Botellas asa estribo Mochica Tardío


procedentes de patio 1.
El grupo de cerámica clasificado como “otras formas” se constituye por dos frag-
mentos. Entre ellos, se distingue una figurina, registrada en la capa 5. Estos objetos
se elaboraron mediante el uso de moldes y fueron cocidos en horno de atmósfera
oxidante. El acabado de la superficie fue el alisado (Fig. 270). Figura 269: Mangos de cancheros Mochica Tardío
procedentes de patio 1.

Figura 270: Fragmentos de figurina asociados al


Mochica Tardío.
Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 233
La fragmentería del patio 2
Las extensas excavaciones realizadas al pie de la Pirámide Administrativa, en el Gráfico 8: Distribución porcentual de la cerámica
patio 2, brindan evidencias tangibles de ocupación del Periodo Mochica Tardío y procedente de las capas asociadas al Mochica

nos han permitido recuperar una valiosa cantidad de fragmentos de cerámica con Tardío, patio 2.

características morfológicas y decorativas asociados a esta fase.

Las capas estratigráficas que evidencian una marcada ocupación del Periodo Mo- Gráfico 9: Cantidades porcentuales de las diferen-
chica Tardío, se identifican a partir del primer momento de ocupación (capa 9-piso 6) tes formas de vasijas asociadas al Mochica Tardío.
hasta el sexto momento (capa 14-piso 11), estableciéndose, a la fecha, seis momen-
tos de ocupación. La muestra de fragmentería suma en total 423 fragmentos, de los
cuales 61 se identificaron en la capa 9. En la capa 10 se registraron 221, en la capa
Gráfico 10: Porcentajes de la cerámica clasificada
11 se registraron 105, en la capa 12 se registraron 23 y solo 13 fragmentos se recu-
como “otras formas”, asociadas al Mochica Tardío.
peraron de la capa 13. En la capa 14 (que es la más profunda y que, hasta la fecha,
representa el momento de ocupación más antiguo del Periodo Tardío Mochica) no se
ha registrado asociaciones de fragmentería de cerámica (Gráfico 8).

De acuerdo a la muestra analizada, se identifican dos grupos de cerámica: vasijas


y otras formas. El primer grupo se subdivide, a su vez, en vasijas abiertas y cerra-
das. Las formas de vasijas abiertas las constituyen, en mayor número, cuencos (40
fragmentos), platos (siete fragmentos) y ralladores, en menor cantidad (cuatro frag-
mentos). Dentro de las vasijas cerradas, los cántaros son la forma predominante de
la muestra con 195 fragmentos. Las ollas y las botellas son la segunda forma más
popular y se registran en casi todas las capas culturales (60 fragmentos por cada
forma). Las tinajas aparecen como la tercera forma dominante (50 fragmentos). Por
su parte, los cancheros son la forma más escasa de los seis contextos culturales (dos
fragmentos) (Gráfico 9).

De acuerdo a sus características morfológicas, dentro de la cerámica que constituye


la categoría de “otras formas”, se reconoce a las cucharas (tres fragmentos), una
figurina y un silbato (de manera que hay un fragmento por cada forma) (Gráfico 10).

234 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


CAPA 13 CAPA 14
3% 0%
CAPA 12
CAPA 9
5%
14%
CAPA 11
25%

CAPA 10
53%
Vasijas abiertas

Cuencos
Es la cuarta forma que predomina entre las vasijas domésticas y aparecen, con ma-
yor frecuencia, en las capas 10 y 11. Su elaboraron mediante el modelado y la pasta
es de textura gruesa. Como tratamiento, la superficie fue alisada (en algunos casos,
se aplicó una capa de engobe rojo en el exterior) y ligeramente pulida al interior.
Estos objetos presentan un diámetro promedio de 24 cm. a 33 cm. y, por lo general,
su cocción se realizó en hornos abiertos. Varios ejemplares han sido decorados con
pintura post-cocción y pre-cocción de color crema y blanco representando bandas
horizontales sobre el borde y el labio, aunque se reconoce, también, decoración
mediante la incisión. Se han logrado identificar cuatro tipos definidos a partir de la
orientación del borde. El primer tipo está conformado por los cuencos de borde di-
recto, que son los más frecuentes de la muestra. En algunos casos, están decorados
con diseños excisos al exterior del borde, entre los que destacan, representaciones
de peces con extremidades humanizadas. El segundo tipo es el de los cuencos de
borde directo reforzado con un engrosamiento en el exterior. En tercer lugar, se hallan
los cuencos de borde divergente (Fig. 271).

Platos
Se registraron, con mayor frecuencia, en las capas 10 y 9. Fueron elaborados con la
técnica del modelado y cocidos en hornos de atmósfera oxidante y reductora. Los
diámetros varían entre 16 cm. y 20 cm. La textura de la pasta, por lo general, es fina;
la mayoría fueron alisados en la cara interna y en la externa solo fueron restregados.
La técnica decorativa empleada es simple, pues se trata de pintura post-cocción de
color crema y blanco aplicada al interior o exterior del plato representando bandas
horizontales. Se identificó un solo tipo y es el de borde directo (Fig. 272).

236 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Ralladores
Figura 271: Tipos de cuencos Mochica Tardío, En el exterior, el tratamiento de la superficie de los ralladores es el alisado, mientras
borde directo (a), borde directo reforzado (b), bor- que, en el interior, se presentan excisiones a manera de chevrones. Esto permitió su
de divergente (c) y diseños incisos de seres antro- función.
pomorfizados (d).

Vasijas cerradas

Figura 272: Plato Mochica Tardío Cántaros


Es la forma más común en este periodo y se registraron, en mayor cantidad, en las
capas 10 y 11. Fueron elaborados con la técnica del modelado, mientras que la coc-
ción se realizó en hornos abiertos. La abertura de la boca varía de 9 cm. a 13 cm. y,
Figura 273: Tipos de cántaros Mochica Tardío: (a,
por lo general, la pasta es de textura media. El tratamiento que recibió la superficie
b, c y d), cuello divergentes (e) cuello compuesto
fue el alisado aunque es evidente, también, el bruñido. En algunos casos, algunos
(f) y cuello recto (g).
cántaros fueron pobremente pulidos. A otros se les añadió una capa delgada de en-
gobe de color crema. La técnica decorativa dominante es la pintura post-cocción de
color crema y blanca. También se registran cántaros con decoración moldeada en el
gollete que representan personajes ataviados con tocados, orejeras y collares. A es-
tos los hemos denominado “nobles tardíos”, que es el equivalente a los cántaros cara
gollete denominados “reyes de Asiria”, hallados en el valle de Jequetepeque (Ubbe-
lohde-Doerin 1983 [tomado de Castillo 2010]). Asimismo, son comunes los cántaros
cara gollete con representaciones zoomorfas. Se lograron definir cuatro tipos a partir
de la forma del gollete y por la decoración moldeada en el mismo. El primer tipo es el
de los cántaros de cuello divergente, que aparecen, con mayor frecuencia, decora-
dos con pintura pre-cocción. El segundo grupo lo conforman los cántaros de cuello
compuesto, algunos decorados con pequeños diseños en relieve sobre el cuello.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 237


El tercer tipo son los cántaros de cuello recto, que también presentan variantes de
acuerdo a la posición del borde; algunos están decorado con diseños pintados y en
Figura 274: Tipos de ollas Mochica Tardío, cuello
relieve. Finalmente, el cuarto tipo está conformado por un considerable grupo de
plataforma (a y b), cuello compuesto (c) y cuello
cántaros cara gollete con representaciones antropomorfas. Como ya mencionamos,
carenado (d y e).
a estos se les denomina “nobles tardíos” y aparecen, exclusivamente, en las capas
10 y 9 (los últimos dos momentos de ocupación Mochica Tardío en Sipán) (Fig. 273).

Ollas Figura 275: Tinajas Mochica Tardío de borde di-


recto (a y c) y borde directo reforzado (b).
Es la segunda forma de vasijas domésticas predominante en la muestra y aparecen,
en mayor porcentaje, en la capa 10. Son de manufactura modelada y cocidas en
hornos de atmósfera oxidante. La pasta es de textura media a gruesa; su superficie
recibió el tratamiento del alisado. Algunas ollas también fueron recubiertas con una
capa de engobe de color rojo. El diámetro de la boca varía de 12 cm. a 16 cm y la
decoración se caracteriza, por lo general, por bandas horizontales de pintura crema
o blanca pre-cocción. Tomando en cuenta la forma del cuello, se lograron definir tres
tipos. El primero y predominante está conformado por las ollas de cuello plataforma,
que corresponden, casi exclusivamente, al momento de ocupación 2 del Mochica
Tardío. Estas piezas presentan una especie de plataforma o carena pronunciada en
la parte inferior del gollete. El segundo grupo lo integran las ollas de cuello compues-
to que también aparecen con frecuencia. El tercer tipo de ollas lo conforman las de
cuello carenado. Por lo general, esta pieza es evertida en su parte inferior, y presenta
una carena en la parte final de la misma (Fig. 274).

Tinajas
Las tinajas constituyen la tercera forma que aparece con frecuencia dentro de las
vasijas domésticas asociadas al Mochica Tardío. Fueron elaboradas mediante la téc-
nica del modelado, su cocción se realizó en hornos de atmósfera oxidante, la pasta
es de textura gruesa (debido a la proporción del recipiente) y su superficie ha recibi-
do el tratamiento del alisado. La decoración está determinada por bandas de pintura
blanca pre-cocción sobre el borde mientras que el diámetro de la abertura de la boca
varía entre 21 cm. y 39 cm. De acuerdo a la orientación del borde, se identificaron
dos tipos: tinajas de borde directo (que es el tipo predominante) y tinajas de borde
directo reforzado con un engrosamiento en el exterior (Fig. 275).

238 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Botellas
Las botellas son la forma dominante dentro de lo que es la cerámica fina o ritual.
Son, también, la segunda forma dominante (junto con las ollas) dentro del grupo de
vasijas. Se pudieron elaborar mediante el empleo de moldes (tanto para el cuerpo
como para las asas). Se utilizaron, preferentemente, hornos de atmósfera reductora
para su cocción, aunque las piezas evidencian un mal control de la temperatura, lo
que ha originado, en el núcleo de muchos fragmentos, tonalidades rojizas, marrones
y grises. Para el Periodo Mochica Tardío, se evidencia una marcada presencia de
botellas. Por lo general, estas tienen cuerpos globulares y asa estribo en forma de
un triángulo invertido. Fueron excepcionalmente pulidas sobre un denso baño de
engobe crema o rojo. La decoración está determinada por bandas horizontales de
color rojo en diferentes partes del asa, “panoplias” diseñadas en la base del gollete
o en el asa y por pintura de línea fina de color rojo ocre que incluye representaciones
de seres naturales y sobrenaturales (Fig. 276). Las botellas pintadas con diseños
en línea fina se convierten en el sello de la cerámica Mochica Tardío tanto de Sipán
como del valle del Jequetepeque.

Cancheros
Es la forma más ausente en la muestra de cerámica del patio 2 pues solo aparecen
en la capa 10. Han sido elaborados empleando la técnica del moldeado y su coc-
ción es oxidante. La pasta es de textura media y presentan alisado en la superficie
externa. La decoración está determinada por bandas horizontales de pintura crema
post-cocción. De acuerdo a la orientación del borde, solo se identifica cancheros de
borde directo.

Otras formas
Este grupo está constituido por tres fragmentos de cucharas, un fragmento de figuri-
na y una ocarina. Todos estos objetos se distribuyen en las capas 10 y 11. La elabo-
ración de las formas mencionadas se realizó mediante el modelado, a excepción de
la figurina que fue hecha con molde. La cocción ha sido de atmósfera oxidante con
evidencias de un mal control de la temperatura. Las cucharas se encuentran pulidas
luego de un baño de engobe crema y decoradas con motivos lineales y curvilineales
pintados de color rojo. La figurina y el silbato solo presentan alisado como tratamien-
to de la superficie y no están decorados (Fig. 277).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 239


Figura 276: Botellas de línea fina asociadas al
Mochica Tardío. (a) asa estribo con bandas hori-
zontales, (b) panoplias (c) representación de seres
naturales en línea fina.

Figura 277: Fragmentos de cuchara (a), figurina


(b) y silbato (c).

240 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Restos arqueozoológicos
y Arqueobotánicos en
Sipán

E
n este capítulo se presentarán, de forma preliminar, los resultados de los aná-
lisis del material botánico y biológico que se han obtenido, hasta la fecha, de
los contextos asociados a las Fases Mochica Medio y Tardío identificados en
la Plataforma Funeraria, y en el patio 1 y patio 2 del sector I— también denominado
sector monumental— después de reiniciarse las excavaciones en el complejo Ar-
queológico Huaca Rajada-Sipán, en el año 2007 hasta el 2011.

En líneas generales, la información obtenida a la fecha nos permite esbozar algunos


patrones de los mochicas que habitaron esta zona. Entre estos encontramos la die-
ta, el entorno ambiental y el intercambio o comercio. Este conglomerado de datos
cuantitativos, sumado a los análisis del patrón arquitectónico, cerámico y de metales,
puede ampliar nuestra visión de la sociedad mochica. Futuras investigaciones en los
demás frentes que componen la zona arqueológica permitirán establecer, también,
los modos de producción y las diferencias entre los productos locales y los foráneos
así como la posibilidad de proponer algún tipo de sistema o ruta de intercambio.
Asimismo, la identificación de algunas especies de mamíferos en el relleno arquitec-
tónico de la Plataforma Funeraria y de algunos especímenes entre gasterópodos y
mamíferos en el patio 2 demuestra que los mochicas realizaron ciertos rituales mági-
co-religiosos en este lugar.

El proceso de identificación taxonómica de los restos botánicos y faunísticos se rea-


lizó por el Centro de Investigaciones Arqueobiológicas y Paleoecológicas Andinas–
Arqueobios, dirigido por el biólogo Víctor Vásquez Sánchez y la arqueóloga Teresa
Rosales Tham. Ellos, a través de minuciosas observaciones y colecciones compara-
tivas, han elaborado detallados informes donde se consigna información acerca de
la procedencia y el entorno ambiental de cada uno de los especímenes identificados,
de manera que han podido ser categorizados en materiales arqueozoológicos y ar-
queobotánicos. Cado uno de estos materiales fue tratado de acuerdo a sus propios
parámetros metodológicos. Para el primer caso (material arqueozoológico), se con-
sideraron especímenes invertebrados como los gasterópodos (caracoles), bivalvos
(conchas) y crustáceos (cangrejos); los vertebrados fueron clasificados como pe-
ces, aves y mamíferos. En lo que respecta a los materiales arqueobotánicos, estos
han sido identificados partiendo de observaciones macroscópicas y microscópicas.
Como resultado, los datos han sido organizados y distribuidos de forma cuantitativa
de acuerdo a la procedencia y frecuencia dentro de cada contexto para las compa-
raciones respectivas. Así, se ha obtenido como resultado una aproximación a la dieta
y al entorno ambiental durante la ocupación mochica en Sipán.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 241


Análisis
arqueozoológicos
El Centro de Investigaciones Arqueobiológicas y Paleoecológicas Andinas– Arqueo-
bios empleó manuales especializados y muestras comparativas pertenecientes a
dicha institución.

Así, en el caso de los invertebrados (moluscos), estos fueron clasificados en mo-


luscos (gasterópodos y bivalvos) y crustáceos. Por su parte, las muestras óseas
fueron subdivididas en tres grupos: peces, aves y mamíferos. Para cada grupo se
emplearon diversos criterios de identificación. Es así que, para los invertebrados, la
cuantificación se realizó empleando el Número Mínimo de Individuos (NMI) y, para los
vertebrados, se ha considerado el Número de Especímenes Identificados (NISP). Te-
nemos, entonces, que, para los gasterópodos, un individuo está considerado como
un espécimen completo cuando se encuentra la concha completa. En caso de estar
fragmentado y para ser considerado un individuo, se toman en cuenta aquellos frag-
mentos que contengan el ápex (ápice o extremo de la concha de los gasterópodos)
o el peristoma (margen exterior de la abertura de los gasterópodos) completo. En
lo que respecta a los moluscos bivalvos, el NMI se calcula con el mayor número de
valvas derechas o izquierdas completas. En casos en que están fragmentadas, se
considera la presencia del umbo (sinónimo de ápex, que refiere al vértice de las
valvas) y charnela (articulación de los bivalvos), de manera que el mayor número de
izquierdas o derechas de estas partes registrará el NMI. Cabe mencionar que, en
el caso de los crustáceos, la cuantificación se realizó empleando el NISP, debido a
que los materiales de este grupo de invertebrados estaban muy fragmentados. Esto
hace difícil asociarlos a un individuo y, por tanto, realizar los cálculos mediante el NMI
(Vásquez y Rosales 2008, 2011a, 2011b; Bracamonte y Saavedra 2009).

En el caso de los seres vertebrados, un individuo está constituido por la cantidad de


huesos:
Por lo cual, la identificación taxonómica, en el caso de los peces, se realiza con
la identificación de las vértebras y huesos de la cabeza. La ubicación de la vér-
tebra en el esqueleto axial y los huesos de la cabeza (generalmente pares) son
clasificados según sus regiones, lado y nombre, utilizando un esqueleto completo
comparativo de la especie.

En las aves, se procedió a reconocer el resto óseo utilizando, por ejemplo, el es-
queleto del Sula variegata “piquero” y de una paloma Zenaida asiatica “cuculí” para
identificar los huesos. Una vez ubicado anatómicamente y lateralmente, se procede
a su identificación taxonómica, midiendo el hueso y comparando esta medida con la
base de datos y las colecciones óseas comparativas de aves modernas del centro
de investigación. (Vásquez y Rosales 2008, 2009, 2011a y 2011b).

Finalmente, la identificación de las muestras de mamíferos se realizó:


Mediante el método cualitativo. Por ejemplo, al examinar la forma de los incisivos
y la presencia del esmalte en ambos lados se sabe la presencia de la especie

242 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


tipo guanaco/llama y, con el esmalte solo en el lado labial, se tiene al tipo alpaca/
vicuña (Wheeler 1982). Con el método cuantitativo, es decir, la osteometría, cuyas
variables sugeridas por Kent (1982), permiten identificar individuos que formarían
las poblaciones de camélidos y cuál podría ser la tendencia predominante. (Vás-
quez y Rosales 2008, 2009, 2011a y 2011b).

Una vez obtenida la taxonomía de las muestras recuperadas y las cantidades por
cada espécimen e individuo procedentes de los diferentes contextos, se les agrupa
en cuadros para realizar los cálculos necesarios de frecuencias porcentuales de los
invertebrados (moluscos y crustáceos) y vertebrados (peces, aves y mamíferos) más
importantes del yacimiento. Con los indicadores de abundancia taxonómica (NISP,
NMI), se pueden observar las diferencias de cada indicador según las especies e
interpretarse la importancia y contribución en los sistemas de subsistencia del sitio.
Las cuantificaciones según biotopos ecológicos permiten conocer la procedencia y
tipos de áreas de origen de las diferentes especies (Vásquez y Rosales 2008, 2009,
2011a).

Las muestras analizadas pertenecen a las últimas temporadas de excavación del


Complejo Arqueológico de Huaca Rajada- Sipán (2009, 2010, 2011), a aquellos con-
textos identificados como Mochica Medio y Mochica Tardío que corresponden al área
de la Plataforma Funeraria. Aquí se ha podido identificar la ocupación Media distri-
buida en el edificio 1 (edificio rojo), el relleno arquitectónico y el edificio 2 (edificio
amarillo). Para las áreas del patio 1 y patio 2, los niveles de excavación nos han per-
mitido documentar solo la Fase Mochica Tardío; posteriores trabajos en estas zonas
permitirán recuperar datos comparativos para las fases Mochica Medio y Temprano,
complementando los análisis con los materiales que se registren en las demás es-
tructuras que forman parte del complejo arqueológico.

Dentro de las muestras identificadas (vertebrados e invertebrados), algunas presen-


tan huellas de cortes producidos para la extracción de la parte consumible (carne).
Estas huellas, en algunos casos, fueron realizadas para facilitar la extracción de una
sección del objeto con la finalidad de elaborar algún tipo de ornamento o herramien-
ta. Para este tipo de casos, la clasificación de estos elementos se ha realizado si-
guiendo los parámetros morfológicos de los mismos teniendo lugar, posteriormente,
la identificación taxonómica de las piezas. Sin embargo, debido a lo reducido de la
muestra, no ha sido posible aún realizar mayores comparaciones por lo cual estos
datos serán complementados con los que se obtengan en futuras trabajos de inves-
tigación.

Se han identificado un total de 58 especies; 36 de ellas son invertebrados. Entre


ellas destacan los moluscos (gasterópodos y bivalvos) y crustáceos. Por otro lado,
contamos con un total de 22 especímenes distribuidos entre peces, aves y mamí-
feros. Cabe mencionar que, para algunas de las muestras recuperadas, no ha sido
posible establecer el nivel taxonómico al cual pertenecen, debido al avanzado grado
de descomposición o fragmentación. Por este motivo, no serán consideradas dentro
del análisis.

La identificación taxonómica de las muestras faunística ha permitido obtener la si-


guiente lista de especies hasta ahora recuperadas en las zonas intervenidas:

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 243


PHYLLUM MOLLUSCA
CLASE GASTROPODA

FAMILIA ACMAEIDAE
Acmaea orbignyi (Dall, 1909)
FISSURELLIDAE
Fissurella latimarginata “lapa”
FAMILIA TROCHIDAE
Tegula atra (Lesson, 1830) “caracol negro”
Prisogaster niger (Wood, 1828) “caracolito negro”
FAMILIA NATICIDAE
Polinices uber (Valenciennes, 1833) “caracol luna”
Sinum cymba (Menke, 1828)
FAMILIA TURRITELLIDAE
Turritella broderipiana
Turritela cingulata
FAMILIA STROMBIDAE
Strombus galeatus “pututo”
FAMILIA TONNIDAE
Malea ringens “caracol coco”
FAMILIA BURSIDAE
Bursa ventricosa

FAMILIA MURICIDAE
Xanthochorus buxea (Blainville, 1832)
FAMILIA THAIDIDAE
Thais (Stramonita) chocolata (Duclos, 1832) “caracol”
Thais (Stramonita) haemastoma (Linnaeus, 1767) “caracol”
FAMILIA CONIDAE
Conus princeps “cono”
FAMILIA NASSARIDAE
Nassarius dentifer (Powys, 1835)
FAMILIA OLIVIDAE
Olivella columellaris (Sowerby 1825)
FAMILIA MITRIDAE
Mitra (Atrimitra) orientalis (Griffith & Pidgeon, 1834)
FAMILIA CANCELLARIIDAE
Cancellaria decusata (Sowerby, 1832)
Cancellaria urceolata
Trigonostoma tuberculosum
FAMILIA MARGINELLIDAE
Prunum curtum
FAMILIA LOTTIIDAE
Scurria parasítica

244 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


SUBCLASE PULMONATA

FAMILIA BULIMULIDAE
Scutalus chiletensis (Weyrauch, 1967) “caracol terrestre”
Scutalus proteus “caracol terrestre”
FAMILIA PHYSIDAE
Physa venustula
FAMILIA COLUMBELLIDAE
Mazatlania fulgurata (Philippi, 1846)
FAMILIA BUCCINIDAE
Solenosteira fusiformis (Blainville, 1832)
FAMILIA OSTREIDAE
Choromytilus chorus (Molina, 1782) “choro zapato”
FAMILIA SPONDYLIDAE
Spondylus princeps princeps (Broderip, 1833) “mullu”
Spondylus princeps calcifer (Carpenter, 1857) “mullu”
FAMILIA PTERIIDAE
Pinctada mazatlanica “concha perlera”
FAMILIA CARDIIDAE
Trachycardium procerum “piconudo”
FAMILIA VENERIDAE
Protothaca thaca (Molina, 1782) “almeja”
FAMILIA DONACIDAE
Donax obesulus (Reeve, 1854) “maruchas”

PHYLLUM ARTHROPODA

CLASE CRUSTACEA
FAMILIA PLATYXANTHIDAE
Platyxanthus orbignyi (M.E. & Lucas, 1843) “cangrejo violáceo”

CLASE SAUROPSIDA

FAMILIA IGUANIDAE
Iguana iguana “iguana”

SUPERCLASE PISCES

CLASE CHONDRICHTHYES
FAMILIA TRIAKIDAE
Galeorhinus sp. “cazón”
FAMILIA CARCHARHINIDAE
Carcharhinus sp.
FAMILIA SPHYRNIDAE
Sphyrna sp. “tiburón cabeza martillo”

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 245


CLASE OSTEICHTHYES
FAMILIA ARIIDAE
Galeichthys peruvianus (Lütken, 1874) “bagre”

FAMILIA SCIAENIDAE
Paralonchurus peruanus (Steindachner, 1875) “suco”
Cynoscion sp. “cachema”
Sciaena deliciosa (Tschudi, 1846) “lorna”
FAMILIA CARANGIDAE
Trachurus symmetricus “jurel”

CLASE AVES
FAMILIA SULIDAE
Sula sp. “piquero”
Familia Laridae
Laridae
FAMILIA ANATIDAE
Anas sp. “pato silvestre”
FAMILIA COLUMBIDAE
Zenaida asiática “cuculí”


CLASE MAMMALIA
FAMILIA CAVIIDAE
Cavia porcellus “cuy”
FAMILIA MURIDAE
Muridae “ratón de campo”
FAMILIA CANIDAE
Canis familiaris “perro doméstico”
FAMILIA OTARIIDAE
Otaria sp. “lobo marino”
FAMILIA CERVIDAE
Odocoileus virginianus “venado cola blanca”
FAMILIA CAMELIDAE
Lama sp. “camélido doméstico”
FAMILIA HOMINIDAE
Homo sapiens sapiens “hombre”

Asimismo, la distribución geográfica y los biotopos ecológicos de estas especies


pueden proporcionar datos relacionados a la accesibilidad del recurso. Ellos nos
permitirán esbozar afirmaciones respecto a las actividades de intercambio o comer-
cio, avance tecnológico para obtener el producto, etc.

246 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Provincia
Provincia Californiana Provincia Panámica Provincia Peruana
TAXA Magallanica
40ºN 30ºN 20ºN 10ºN 0ºN 10ºS 20ºS 30ºS 40ºS 50ºS
Acmaea orbignyi
Fissurella latimarginata
Tegula atra
Prisogaster niger
Polinices uber
Sinum cymba
Turritella broderipiana
Turritela cingulata
Strombus galeatus
Malea ringens
Bursa ventricosa
Xanthochorus buxea
Thais chocolata
Thais haemastoma
Conus princeps
Nassarius dentifer
Olivella columellaris
Mitra orientalis
Cancellaria decussata
Cancellaria urceolata
Solenosteira fusiformis
Choromytilus chorus
Spondylus princeps princeps
Sponcylus princeps calcifer
Pinctada mazatlanica
Trachycardium procerum
Protothaca thaca
Donax obesulus

Moluscos Marinos de Aguas Frías Moluscos Marinos de Aguas Tropicales


(1958, 1971).
da-Sipán. Según Alamo y Valdivieso (1987) y Keen
y patio 2, en el Complejo Arqueológico Huaca Raja-
identificados en la Plataforma Funeraria, el patio 1
Tabla 1: Distribución geográfica de los moluscos
Tabla 2: Ecología y distribución vertical de los mo-
luscos de biotopo rocoso en Sipán.
INFRALITORAL

Tabla 3: Ecología y distribución vertical de los mo-


luscos de biotopo arenoso en Sipán.
BIOTOPO ROCOSO

Tabla 4: Ecología y distribución Vertical de los mo-


luscos de Biotopo de Manglares en Sipán.
MESOLITORAL
SUPRALITORAL

Spondylus princeps princeps


Sponcylus princeps calcifer
Fissurella latimarginata

Solenosteira fusiformis
Choromytilus chorus
Xanthochorus buxea

Thais haemastoma
Prisogaster niger

Thais chocolata
Tegula atra
TAXA
BIOTOPO ARENOSO
TAXA
SUPRALITORAL MESOLITORAL INFRALITORAL
Polinices uber
Sinum cymba
Turritella broderipiana
Turritela cingulata
Strombus galeatus
Malea ringens
Bursa ventricosa
Conus princeps
Nassarius dentifer
Olivella columellaris
Mitra orientalis
Cancellaria urceolata
Mazatlania fulgurata
Trachycardium procerum
Protothaca thaca
Donax obesulus

BIOTOPO MANGLARES
TAXA
SUPRALITORAL MESOLITORAL INFRALITORAL
Pinctada mazatlanica

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 249


Los contextos identificados, hasta la fecha, durante las últimas temporadas de ex-
cavaciones (2009, 2010 y 2011) en la Plataforma Funeraria han sido asociados a la
Gráfico 11: Distribución porcentual de invertebra-
Fase Mochica Medio, cuya muestra está conformada por 22 especímenes de inverte-
dos en la Plataforma Funeraria.
brados y 12 vertebrados distribuidos en la secuencia constructiva edificio 1 (edificio
rojo), relleno arquitectónico y edificio 2 (edificio amarillo). Por otro lado, los materiales
asociados a la Fase Mochica Tardío identificados en Sipán corresponden solamente
al patio 1 y patio 2. En el primero, tenemos un total de 25 especies de invertebrados y Cuadro 1: Porcentajes de invertebrados en la Pla-

12 de vertebrados, mientras que, para el patio 2, solo se cuenta con 25 invertebrados taforma Funeraria.

y 10 ejemplares de vertebrados. La distribución de todos estos datos cuantitativos


nos arrojan los siguientes esquemas de distribución:
Gráfico 12: Porcentaje de invertebrados distribui-
En la Plataforma Funeraria, conformada por 22 especímenes de invertebrados— es dos en los tres momentos constructivos identifica-
decir, un universo de 1354 individuos— se ha logrado clasificar tres grupos. El ma- dos en la Plataforma Funeraria.

yor porcentaje corresponde a los gasterópodos con un 94.39%; el segundo grupo


pertenece a los bivalvos, que representan un 5.39%; finalmente, los crustáceos son
el tercer grupo y solo suman el 0.22% (Gráfico 11). Con ello se ha podido observar
que la presencia de los gasterópodos sobrepasa a la de los otros dos grupos y que
dicha superioridad cuantitativa, probablemente, se refleje también en cada uno de
los edificios de la Plataforma Funeraria.

En base a estos resultados, la distribución de los moluscos se realizó de acuerdo a


los momentos constructivos de la Plataforma Funeraria (Cuadro 1). Al edificio 1 (edifi-
cio rojo) corresponde el 40.03 % de la muestra; al relleno arquitectónico el 9.60%; por
último, el 50.37% lo constituye la mayor cantidad de individuos, documentada para el
edificio 2 (edifico amarillo) (Gráfico 12).

250 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


PLATAFORMA FUNERARIA
TAXA TOTAL %
EDIFICIO 2 RELLENO EDIFICIO 1
Acmaea orbignyi 1 1 0.07
G Tegula atra 2 4 3 9 0.66
A Prisogaster niger 8 13 26 47 3.47
Polinices uber 613 97 430 1140 84.19
S Sinum cymba 1 1 2 0.15
T Xanthochorus buxea 1 1 0.07
E Thais chocolata 8 4 23 35 2.58
R Thais haemastoma 3 1 4 8 0.59
O Conus princeps 1 1 0.07
P Nassarius dentifer 1 1 0.07
Cancellaria decussata 3 3 0.22
O
Scutalus chiletensis 1 1 2 0.15
D Scutalus proteus 2 23 25 1.85
A Physa venustula 1 1 0.07
Solenosteira fusiformis 1 1 2 0.15
B Choromytilus chorus 1 1 0.07
I Spondylus princeps princeps 4 4 0.30
V
Sponcylus princeps calcifer 2 2 0.15
A
L
Trachycardium procerum 1 1 0.07
V Protothaca thaca 1 1 2 0.15
O Donax obesulus 33 3 27 63 4.65
CRUSTACEA Platyxanthus orbignyi 2 1 3 0.22
TOTAL 682 130 542 1354
100
% 50.37 9.60 40.03

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 251


Este universo (1354 individuos) ha sido distribuido de la siguiente manera:
En el edificio 1 (edificio rojo) se registran 542 individuos, donde el 94.83% son gaste-
Gráfico 13: Distribución porcentual de cada uno
rópodos y solo el 5.17% restante corresponde a los bivalvos (Gráfico 13). Asimismo,
de los grupos de invertebrados identificados para
el relleno arquitectónico cuenta con 130 individuos de los cuales un 92.31% corres-
cada uno de los Momentos constructivos de la Pla-
ponde a los gasterópodos, un 6,92% a los bivalvos y un 0.77% a los crustáceos taforma Funeraria.
(Gráfico 13). Finalmente, en el edificio 2 (edificio amarillo) se alcanzó un total de 682
individuos, del cual el 94.43 % son gasterópodos y 5.28% corresponde a los bival-
vos; el 0.29% son crustáceos (Gráfico 13).
Gráfico 14: Distribución porcentual de los vertebra-
dos en la Plataforma Funeraria.

Cuadro 2: Porcentajes de vertebrados en la Plata-


forma Funeraria.

Gráfico 15: Distribución porcentual de los vertebra-


dos en la Plataforma Funeraria.

La clase de gasterópodos que registra el mayor porcentaje dentro de los tres mo-
mentos de la estructura funeraria corresponde a la especie Polinices uber. La es-
pecie Donax obesulus, por su parte, tiene una concentración significativa a nivel
de los bivalvos. En ambos casos, estas especies corresponden al biotopo arenoso
mesolitoral e infralitoral.

Por otro lado, la muestra de vertebrados identificada está constituida por un universo
de 1315 individuos dividida en peces (con un 0.76%), en reptiles (que bordean el
3.35%) mamíferos (que representan un 38.56%) y, finalmente, en los restos de aves
(que constituyen el 57.34%) (Gráfico 14).
Al igual que los invertebrados, las muestras de este tipo de material también fueron
clasificadas de acuerdo a los momentos constructivos de la Plataforma Funeraria
(Cuadro 2). El edificio 1 (edificio rojo) tiene un porcentaje del 60.76%, mientras que
para el relleno se ha identificado un 22.28%; el edificio 2 (edificio amarillo) cuenta
solo con el 16.96% (Gráfico 15).

PLATAFORMA FUNERARIA
TAXA TOTAL %
EDIFICIO 1 RELLENO EDIFICIO 2
REPTILE Iguana iguana 44 44 3.35
Carcharhinus sp. 1 1 0.08
Galeichthys peruvianus 2 2 0.15
PECES
Paralonchurus peruanus 3 1 4 0.30
Trachurus symmetricus 3 3 0.23
Sula sp. 1 1 0.08
AVES
Zenaida asiatica 1 1 0.08
Cavia porcellus 3 4 7 0.53
Muridae 53 53 4.03
MAMIFEROS Canis familiaris 2 2 2 6 0.46
Lama sp. 703 283 159 1145 87.07
Homo sapiens sapiens 47 1 48 3.65
TOTAL 799 293 223 1315
% 60.76 22.28 16.96 100

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 253


Cuantitativamente, contamos con una muestra de 1315 elementos de los cuales 799
han sido recuperados en el edificio 1 (edificio rojo). Se distribuyen en reptiles, con
Gráfico 16: Distribución porcentual de los verte-
un 5.51%; peces, con un 0.38%; y mamíferos, con un 94.12% (Gráfico 16). Por su
brados en la Plataforma Funeraria.
parte, en el relleno arquitectónico ha sido contabilizados 293 elementos de los cuales
el 1.37% son peces y el 0.34% aves. El mayor porcentaje corresponde, sin embar-
go, por los mamíferos con un 98.29% (Gráfico 16). Finalmente, para el edificio 2 la
muestra corresponde a 223 elementos de los cuales el 1.35% son peces, el 0.45% Cuadro 3: Porcentajes de invertebrados registra-

corresponde a las y el 98.21% a los mamíferos. dos en patio 1 y patio 2.

Los espacios del patio 1 y patio 2 están relacionados a contextos pertenecientes a


la Fase Mochica Tardío. Se trata de espacios destinados a la residencia (patio 1) o
para la realización de actos ceremoniales con fuego (patio 2). Dentro de las ofrendas
identificadas contamos con cerámica y ejemplares de moluscos (por ejemplo, gaste-
rópodos como Malea rings). Algunos de ellos tienen huellas de quema.

A continuación, se presentarán los datos a nivel cuantitativo que se han obtenido de


estos contextos y que consideran la procedencia estratigráfica de cada espécimen.

Los invertebrados identificados suman un total de 33 especies. Entre ellas, 25 son


gasterópodos, siete corresponden a bivalvos y solo una ha sido identificada como
crustáceo; están distribuidos en los patios 1 y 2 (Cuadro 3). Con ello, el universo total
suma 1999 individuos. En el patio 1 hay un total de 1212 individuos entre los cuales
tenemos a los bivalvos y gasterópodos. Estos últimos representan el mayor porcen-
taje con un 73.43%, mientras los bivalvos tienen el 26.57% restante (Gráfico 17). En
el patio 2, contamos con 787 individuos de los cuales el 95.30% corresponde a los
gasterópodos, el 4.57% a los bivalvos y el 0.13% a los crustáceos (Gráfico 18).

254 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


TAXA PATIO 1 PATIO 2 TOTAL %
Capa 5 Capa 6 Capa 7 Capa 8 Capa 9 Capa 10 Capa 12 Capa 9 Capa 10 Capa 11 Capa 12 Capa 13
Fissurella latimarginata 1 1 0.05
Tegula atra 1 2 1 1 5 0.25
Prisogaster niger 14 39 40 10 3 2 8 1 15 6 138 6.90
Polinices uber 82 187 137 79 8 1 49 97 12 169 145 966 48.32
Sinum cymba 2 1 3 0.15
Turritella broderipiana 1 1 0.05
G Turritela cingulata 1 1 0.05
A Strombus galeatus 1 1 0.05
S Malea ringens 2 2 0.10
T Bursa ventricosa 1 1 0.05
E Xanthochorus buxea 2 7 1 3 2 15 0.75
Thais chocolata 15 44 18 44 6 3 23 1 31 85 270 13.51
R
Thais haemastoma 4 13 31 6 8 1 13 34 110 5.50
O Nassarius dentifer 2 2 4 0.20
P Olivella columellaris 3 1 6 2 1 2 7 2 24 1.20
O Mitra orientalis 1 2 1 2 6 0.30
D Cancellaria decussata 8 8 0.40
O Cancellaria urceolata 1 1 2 0.10
Scutalus chiletensis 3 15 3 11 3 1 36 1.80
S
Scutalus proteus 3 16 1 20 1.00
Mazatlania fulgurata 3 1 4 0.20
Solenosteira fusiformis 1 5 1 5 2 3 2 19 0.95
Prunum curtum 1 1 0.05
Scurria parasitica 1 1 0.05
Trigonostoma tuberculosum 1 1 0.05
B Spondylus princeps princeps 1 1 2 0.10
I Sponcylus princeps calcifer 1 1 0.05
V
Pinctada mazatlanica 2 2 0.10
A
L Trachycardium procerum 1 1 0.05
V Protothaca thaca 1 1 0.05
O Donax obesulus 72 54 135 54 2 2 7 7 8 10 351 17.56
CRUSTACEA Platyxanthus orbignyi 1 1 0.05
TOTAL 200 381 1 388 213 25 4 66 168 16 250 287 1999
100
% 10.01 19.06 0.05 19.41 10.66 1.25 0.20 3.30 8.40 0.80 12.51 14.36
Gráfico 17: Distribución porcentual de los inverte-
brados en el patio 1.

Gráfico 18: Distribución porcentual de los inverte-


brados en el patio 2.

Cuadro 4: Porcentajes de vertebrados registrados


en patio 1 y patio 2.

Gráfico 19: Distribución porcentual de los verte-


brados en el patio 1.

Las especies de vertebrados identificadas están constituidas por 15 especímenes


Gráfico 20: Distribución porcentual de los verte-
clasificados en tres grupos: peces (seis especímenes), aves (dos especímenes) y
brados en el patio 2.
mamíferos (siete especímenes). Las muestras óseas de estos últimos alcanzan la
suma de 1181 elementos (Cuadro 4).

El patio 1 está constituido por un total de 692 muestras de las cuales el 3.03% son
peces, el 0.29% son aves y el mayor porcentaje lo representan los mamíferos con el
96.68% (Gráfico 19). Por otro lado, el patio 2 solo cuenta con 489 muestras que han
sido divididas en peces (con un 1.84%) y en mamíferos (con un 98.16%) (Gráfico 20).

256 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


PATIO 1 PATIO 2
TAXA TOTAL %
Capa 5 Capa 6 Capa 7 Capa 8 Capa 9 Capa 10 Capa 9 Capa 10 Capa 11 Capa 12 Capa 13
Galeorhinus sp. 1 1 2 0.17
Carcharhinus sp. 1 1 2 0.17
Sphyrna sp. 1 1 0.08
PECES
Paralonchurus peruanus 4 11 2 1 2 3 23 1.95
Cynoscion sp. 1 1 0.08
Sciaena deliciosa 1 1 0.08
Laridae 1 1 0.08
AVES
Anas sp. 1 1 0.08
Cavia porcellus 12 1 16 29 2.46
Muridae 1 1 6 14 22 1.86
Canis familiaris 1 5 7 222 4 4 243 20.58
MAMIFEROS Otaria sp. 1 1 0.08
Odocoileus virginianus 1 1 2 0.17
Lama sp. 92 117 23 59 333 12 3 93 54 16 35 837 70.87
Homo sapiens sapiens 2 3 1 1 8 15 1.27
TOTAL 98 123 23 68 365 15 225 108 73 44 39 1181
% 8.30 10.41 1.95 5.76 30.91 1.27 19.05 9.14 6.18 3.73 3.30 100

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 257


De los datos obtenidos hasta la fecha, tenemos que la distribución geográfica de los
moluscos marinos—como el Spondylus princeps prínceps y el Spondylus calcifer—
está relacionada a las actividades de intercambio y/o comercio (Vásquez y Rosales
2011a). Ello nos permite contemplar la posibilidad de la existencia de rutas de co-
mercio, así como alteraciones climáticas intensas que afectaron el entorno ambiental
del extremo norte del área andina. Estas rutas de comercio facilitaron la accesibilidad
y almacenamiento de recursos, debido a su alta valoración como elementos relacio-
nados a la fertilidad o a ceremonias mágico-religiosas. Las rutas también propiciaron
la fabricación de ornamentos como, por ejemplo, cuentas para elaborar pectorales
o muñequeras que, en algunos casos, tenían diseños alusivos al mar. Estos objetos
han sido registrados en la tumba del Señor de Sipán.

Un porcentaje mayoritario corresponde a especies propias de aguas frías caracterís-


ticas de la corriente marina suramericana. Esta última permitió un soporte alimenticio,
e incluso económico, tanto para la sociedad mochica como para las culturas antece-
soras y predecesoras.

Por otra parte, las muestras recuperadas de los vertebrados evidencian la presencia
de diversas especies. Entre ellas, destacan los tiburones Carcharhinus sp. y Car-
charhinidae, lo que indica pesca en hábitats oceánicos, probablemente el desarrollo
especializado de las técnicas de pesca y el uso de embarcaciones para esta época.
A pesar de corresponder a una muestra pequeña, la existencia de estas especies
nos permite suponer que existió algún tipo de comercio a corta distancia con sitios
como San José. Las demás especies pueden pescarse en la orilla marina.

Los restos de camélidos domésticos—denominados, en su conjunto, Lama sp.—


constituyen el grupo mejor representado de toda la fauna contabilizada en la Plata-
forma Funeraria, el patio 1 y el patio 2. Dicha especie constituiría la mayor fuente de
carne y proteína animal para los pobladores de las tres áreas mencionadas.

En líneas generales, respecto a los restos de camélidos recuperados en la Platafor-


ma Funeraria, el patio 1 y el patio 2, se han reportado:
Restos óseos de camélidos con huellas de cortes, quemados y también artefac-
tos trabajados. Los cortes se hallan en costillas, húmeros, vértebras, carpianos,
fémur y astrágalo, lo que indica que hay evidencias de carnicería primaria y se-
cundaria; es decir, los animales fueron sacrificados y seccionados en partes en
algún lugar de Sipán. Los huesos quemados pueden tener diversa interpretación.
Por un lado, pudieron ser arrojados como desperdicios en los fogones o también
ser asados en los mismos, como una forma de consumo. Además, es muy proba-
ble que todos los artefactos fuesen elaborados sobre restos óseos de Camelidae.
Muchas de las piezas se presentan incompletas, pero su fragmentación deja ob-
servar su morfología para su clasificación (Vásquez y Rosales 2011b).

Cabe resaltar que asociada al edificio 1 (edificio rojo), se recuperó como ofrenda la
osamenta de un camélido distribuida en dos partes. Una de ellas estaba constituida
por el cráneo y la parte terminal de las extremidades inferiores mientras que, en otro
sector, se colocó el cuerpo del mamífero (Fig. 23)

258 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Asimismo, dentro del relleno de la Plataforma Funeraria, se ha registrado la osamenta
de un canino. Su análisis ha consignado que, por sus características, se trata de un
animal sub-adulto, (Fig. 27) y, por la forma de las pelvis y ángulo del occipital, se trata
de un individuo del sexo masculino:

La caracterización morfológica asociada al trabajo de Brothwell et al (1979) cita-


do sobre razas de perros amerindios, indica una asociación con un espécimen de
Pando. Se trataría de razas obtenidas mediante selección artificial y que evolucio-
naron independientemente en estas áreas geográficas. Posiblemente, este perro
tuvo un papel importante en la sociedad moche de Sipán, por su tamaño, tanto
en la dentición, robustez de sus huesos, que habría sido utilizado como un animal
de presa, para la captura de animales o, posiblemente, de prisioneros (Vásquez
y Rosales 2011b).

Análisis arqueobotánico
La identificación taxonómica de los restos botánicos ha permitido reconocer algunas
semillas, restos de frutos y, en base a observación microscópica, algunas maderas y
carbones. Todas estas evidencias han seguido los siguientes criterios:

a) La morfología externa: la identificación taxonómica se realizó mediante el micros-


copio estereoscopio y se basa en el examen global de un conjunto de muchos
caracteres de la variabilidad biológica de los restos. Este procedimiento se realiza
según los principios de la anatomía comparada; es decir, se confrontan los caracte-
res morfológicos presentes en ambos lados de las muestras arqueológicas con los
de las muestras actuales homólogas.

b) La comparación de algunos caracteres biométricos de los restos: esta se realiza


mediante el cálculo de dos parámetros métricos (largo y ancho) (Vásquez y Rosales
2008, 2009).

Una vez identificado, el material arqueobotánico fue distribuido según sus contextos
de origen y cuantificado de acuerdo a la cantidad de los elementos botánicos pre-
sentes en cada uno de los contextos. Esto permitirá hacer una distribución de sus
frecuencias y poder establecer sus funciones dentro de la dieta, en el intercambio o
como indicador climatológico.

Las muestras obtenidas pertenecen a las últimas temporadas de excavación del


Complejo Arqueológico de Sipán (2009, 2010, 2011). Se han identificado un total de
ocho especies botánicas distribuidas en las áreas asociadas a la ocupación Mochica
Media y Tardía. Al igual que en el caso de los ejemplares biológicos, algunas de las
muestras no conservaban suficientes evidencias para establecer el nivel taxonómico
respectivo, por lo que nos limitamos en incluir dicho material en el análisis. Finalmen-
te, de la identificación taxonómica del material vegetal se ha elaborado el siguiente
listado de especies hasta ahora definidas:

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 259


DIVISIÓN XVII: ANGIOSPERMAE

CLASE I: DICOTYLEDONEAE

FAMILIA LAURACEAE
Persea americana “palta”
FAMILIA LEGUMINOSAE
Prosopis sp. “algarrobo”
Acacia sp. “espino”
Phaseolus vulgaris “pallar”
FAMILIA EUPHORBIACEAE
Manihot esculenta “yuca”
FAMILIA MALVACEAE
Gossypium barbadense “algodón”
FAMILIA CUCURBITACEAE
Lagenaria siceraria “mate”

CLASE II: MONOCOTYLEDONEAE
FAMILIA POACEAE
Zea mays “maíz”

PLATAFORMA
PATIO 1 PATIO 2
FUNERARIA
TOTAL %
TAXA EDIFICIO 1 EDIFICIO 2 Capa 5 Capa 6 Capa 8 Capa 9 Capa 10 Capa 12

Persea americana 1 2 1 4 3.45


Prosopis sp. 15 11 1 27 23.28
Acacia sp. 3 3 2.59
Phaseolus vulgaris 1 1 0.86
Manihot esculenta 2 2 1.72
Gossypium barbadense 3 13 11 27 23.28
Lagenaria siceraria 1 1 0.86
Zea mays 30 4 17 51 43.97
Total 3 2 1 1 47 18 43 1 116
100
% 2.59 1.72 0.86 0.86 40.52 15.52 37.07 0.86

260 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Por las cantidades de los restos botánicos y su desigual distribución en los contextos
(Cuadro 5), no se pudo realizar una cuantificación con gráficos estadísticos que nos
Cuadro 5: Porcentaje de los restos vegetales
muestren las tendencias de su abundancia. Es posible, sin embargo, que la tenden-
registrados en la Plataforma Funeraria, patio 1 y
cia observada en los restos presentes en el patio 2 sea el reflejo del manejo de los
patio 2.
recursos vegetales en Sipán.

No se identificaron, en esta oportunidad, restos de vegetales de índole medicinal y


que provengan de otras ecologías. Así, todas las especies son propias de la costa
peruana. Se aprecia, además, que el combustible utilizado por excelencia por esta
gente es a base de la madera de Prosopis sp. Las plantas alimenticias cultivadas
corresponden a Zea mays, Phaseolus vulgaris y Lagenaria siceraria. También se han
hallado árboles frutales como Persea americana.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 261


262 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Origen, Apogeo y Final
de los Mochicas
en Sipán

U
no de los factores que permitió el desarrollo de las sociedades prehispánicas
de la costa norte está relacionado con la elección de áreas idóneas para
su asentamiento. Esto permitiría el acceso al recurso hídrico, con lo que se
garantizaría la óptima explotación de las riquezas que se generan en un valle. En el
caso de Lambayeque, el regular aforo hídrico de sus afluentes y la mayor extensión
de su territorio lo convierten en un área, potencialmente, agrícola. La particularidad
del valle Chancay-Lambayeque es contar con el río Chancay- Lambayeque y los
canales que aseguran la irrigación del mismo (Fig. 278). Asimismo, el desarrollo de
tecnologías eficientes que permitan actividades de extracción y producción de bie-
nes empieza a crear y caracterizar a sociedades más jerarquizadas, organizadas
alrededor de un núcleo o centro principal receptor. Este sería el acumulador y distri-
buidor de los suministros necesarios para la subsistencia del pueblo con lo cual se
mostraría, además, la superioridad de la clase gobernante o de la élite de la zona.

Durante los últimos 20 años, las investigaciones acerca de la distribución de los


asentamientos mochica han crecido enormemente gracias a las diferentes estudios
que se han realizado mediante prospecciones y excavaciones arqueológicas inten-
sivas en el valle Lambayeque. Esto ha permitido reportar evidencias de este grupo
cultural desde sus etapas tempranas hasta su etapa tardía o de decadencia.

El Periodo Mochica Temprano, en el valle La Leche, se ha registrado en el complejo


Batán Grande, específicamente, en Huaca La Merced; su fragmentaría corresponde
al Periodo Moche I y II. De otro lado, los reconocimientos hechos por el Proyecto
Sicán reportan, para esta época, evidencias de una población en la parte media y
baja de este valle (Boza 2006, Shimada 1994). En la sección alta del valle Lambaye-

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 263


Figura 278: Principales fuentes hidrográficas del
que-Chancay, se han reportado evidencias en Carniche Alto (Boza 2006), mientras
valle Chancay – Lambayeque. Google Earth 2011.
que, en la parte media, se reporta la presencia de botellas escultóricas en el sector
Los Corrales o Los Algarrobos en Pucalá (Shimada 1994). Asimismo, Bracamonte
(comunicación personal, 2011), en las intervenciones arqueológicas hechas en el
año 2010, ha registrado arquitectura de esta fase en el Complejo Arqueológico Santa Figura 279: Sitios de ocupación Moche Tempra-
no en el valle Chancay-Lambayeque y el abra que
Rosa de Pucalá y en El Chorro, en el distrito de Pomalca. En Huaca Bola de Oro, dis-
permite el acceso al valle de Zaña. Google Earth
trito de Tumán y Mata Indio, en Zaña (Bracamonte, comunicación personal 2015), se
2012.
hace referencia a fragmentos de botellas Mochica Temprano reportadas en trabajos
prospectivos (Bracamonte et. al 2006). En Sipán, durante las últimas intervenciones,
se han recuperado varios fragmentos de botellas con rebordes típicos para esta fase
(Chero 2008a, 2010). Finalmente, en la sección baja, solo conocemos de los registros
en La Caleta, San José hechos por Wester (comunicación personal, 2011).

En el valle de Zaña, los reportes de la sección alta provienen de los sitios Cafetal,
Songoy, Cerro Mapa, Motete, Cúlpon y Tres Compuertas (Wester, comunicación per-
sonal 2011). En la parte media, se hacen reportes en La Otra Banda y Cerro Cor-
bacho (Nuñez y Chero 2011). En la sección baja del valle, por su parte, se registran
testimonios en Huaca El Pueblo, en Úcupe (Bourget 2004, 2007). Asimismo, en una
incautación policial en el poblado de Úcupe, se recuperó una botella escultórica que
representa un personaje con rasgos faciales anómalos correspondiente al mismo
periodo. Esta escultura, probablemente, refleja una parálisis facial. Actualmente, está
resguardado en la colección del Museo Nacional Brüning.

264 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Por otro lado, aunque en los valles de Olmos y Motupe no se han reportado, has-
ta la fecha, sitios de esta época, no descartamos que, con futuras prospecciones
y trabajos de investigación, se registre alguna evidencia de la ocupación Mochica
Temprano.

Con este recuento vemos que, en estos valles, existe evidencia de ocupación mochi-
ca. Por lo tanto, es posible referir que todos estos lugares estuvieron activos al mismo
tiempo controlando su área de influencia, desarrollando tecnologías— de acuerdo a
sus necesidades— y compartiendo elementos de cerámica, ornamentos de metal
y arquitectura. Pero, sobre todo, el elemento compartido de mayor importancia fue
la adoración a un mismo dios (Ai-apaec). Este rasgo los identifica como una sola
cultura.

Después de toda la evidencia recuperada, nuestra propuesta es que la notoriedad e


importancia de Sipán frente a otros sitios de la misma época se debe, más que nada,
a la selección del lugar para el asentamiento. El dominio del territorio de la margen
izquierda del valle Chancay - Lambayeque (río Reque)— en su sección media— y
el acceso al abra que comunica con el valle Zaña sería una ventaja geográfica, ya
que permitiría a este grupo controlar la ruta más fácil entre estos dos valles. Así, se
habrían evitado las zonas áridas que se extienden desde el cerro Saltur hasta el
cerro Reque o la zona escarpada de la parte alta del valle Chancay- Lambayeque
(Fig. 279).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 265


Con el hallazgo de la tumba de un personaje de la Fase Temprana (tumba 15) en
Sipán, al reiniciar los trabajos de investigación en el año 2007, podemos afirmar el
desarrollo del Periodo Mochica Temprano, probablemente, caracterizado por corres-
ponder a una sociedad dirigida por una élite religiosa. Las manifestaciones iconográ-
ficas de esta época (como, por ejemplo, la presencia del búho) reflejan un mundo
dominado por la voluntad de los dioses donde los intermediarios fueron los sacer-
dotes o chamanes que sobrepasaban el poder de la élite militar y política. Esto nos
permite dilucidar la existencia de una sociedad jerarquizada que, progresivamente,
fue incrementando su poder hasta convertirse en un sitio importante que centralizó
tanto el poder político como el religioso.

Durante el Mochica Medio hubo algunos cambios a nivel social, político e ideológico.
Es posible notarlos tanto en las tumbas como en la configuración arquitectónica de
la Plataforma Funeraria. De esta forma, se identifican dos momentos constructivos. El
primero de ellos es el del edificio amarillo y corresponde al inicio del Mochica Medio.
En este momento, el poder estaba relacionado con el aspecto religioso, militar y polí-
tico, y adscrito a un solo personaje: el Viejo Señor de Sipán (tumba 3). Sin embargo,
durante este periodo, también es evidente un cambio en la distribución de poderes,
de manera que las funciones políticas y militares caen bajo la figura del Señor Gue-
rrero (tumba 16) y, las de corte religioso, probablemente, sobre otro personaje.

El segundo momento constructivo corresponde al edificio rojo y es el periodo en el


cual se acentúa y fortalece la distribución de poder político, militar y religioso. Propo-
nemos que el Señor de la Tumba Saqueada debió controlar el aspecto político y, en
paralelo, el Sacerdote Guerrero (tumba 14) debió asumir los roles religioso y militar.
Este mismo patrón puede aplicarse al Señor de Sipán (tumba 1), quién asumió las
funciones políticas y militares, y al Sacerdote (tumba 2), quien tendría a su cargo las
funciones religiosas durante la etapa final del Mochica Medio en Sipán. Durante este
periodo los poderes ya no estaban centralizados bajo la tutela de un solo personaje
o señor.

Durante la Fase Mochica Tardío se han registrado eventos pluviales intensos que se
reflejan en las gruesas capas de sedimento. Se ha podido asociar dichos eventos
a contextos donde se realizaron actividades rituales o ceremonias relacionados con
el fuego y el sacrificio de animales e, inclusive, seres humanos. Estos actos, al no
cumplir su cometido de aplacar la ira de los dioses—materializada en las anomalías
climatológicas intensas— desembocarían en una crisis a nivel social que provocaría
que la élite trasladase el poder político y administrativo hacia un nuevo centro mochi-
ca emergente durante esta fase final: Pampa Grande.

Toda esta información nos permite vislumbrar un nuevo campo de trabajo. Es a tra-
vés de él que podemos dilucidar una sociedad jerarquizada donde el poder fue
incrementándose de manera progresiva. Esto la convirtió en un centro político ad-
ministrativo-ceremonial de importancia. El hallazgo de estos tres últimos contextos
funerarios— sumados a las intervenciones en otros frentes del sitio Arqueológico de
Huaca Rajada-Sipán— sugieren hipótesis de investigación que se irán verificado o
dejando de lado con la ampliación de las excavaciones en este y otros sitios arqueo-
lógicos claves.

266 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Ante tal panorama, las incógnitas inmediatas en torno a Sipán buscan responder las
siguientes preguntas: ¿Cuál es el tipo de relación de este lugar con otros centros
emergentes en los diferentes valles durante la Fase Temprana? ¿Por qué se concen-
tran los poderes políticos, económicos e ideológicos en Sipán? ¿Cuál es la relación
de Sipán con Pampa Grande durante la Fase Mochica Tardío? ¿Cuál es la posición
de Sipán frente a los valles de Jequetepeque y Piura en la Fase Mochica Medio?

Para resolver algunas de estas interrogantes e ilustrar la formación de un complejo


gobierno jerarquizado en Sipán, los últimos 25 años de investigación en Huaca Raja-
da- Sipán han permitido conocer parte de la secuencia constructiva de la Plataforma
Funeraria, la evolución de los contextos recuperadas en ella, el patrón arquitectónico
de las estructuras mayores del complejo arqueológico, las condiciones y caracte-
rísticas de la ocupación, el poder mochica a través de los contextos funerarios y el
desarrollo tecnológico alcanzado en la industria metalúrgica y cerámica. Cada uno
de estos componentes permite apreciar la evolución de la sociedad mochica en as-
pectos sociales, políticos, económicos e ideológicos.

Orígenes: El inicio del


Poder Mochica en Sipán
En el valle de Lambayeque, la presencia de la cultura mochica ha podido ser regis-
trada desde sus inicios hasta su declive. El hallazgo del personaje Noble Guerrero
(tumba 15) marca el inicio de la Fase Mochica Temprano en Sipán, aunque faltan
determinar algunos aspectos en próximos trabajos de excavación. Sin embargo, los
datos hasta ahora recopilados nos han permitido establecer características formales,
decorativas e iconográficas relacionadas a los objetos de metal y cerámica recupe-
rados en esta tumba. Asimismo, ha sido posible identificar algunos de los componen-
tes arquitectónicos correspondientes, posiblemente, al primer edificio construido en
la Plataforma Funeraria (edificio 3, Fig. 15).

En este punto, cabe mencionar que la dinámica social del Mochica Temprano identifi-
cada hasta el momento en Sipán, debido a los pocos datos recabados, está sujeta a
algunas discusiones que permitirán comprobar, modificar o descartar los enunciados
propuestos en las siguientes líneas.

Las evidencias identificadas durante los últimos años permiten postular la hipótesis
de una sociedad emergente cuyas manifestaciones materiales muestran representa-
ciones naturalistas de seres ornitomorfos (búho), zoomorfos (felinos) y antropomor-
fos. Los acabados de superficie son muy elaborados tanto en cerámica como metal,
lo cual refleja que la manufactura de estos ornamentos debió realizarse por un grupo
determinado de especialistas dirigidos bajo los criterios de una élite. Sobre ella des-
cansaban el poder político, económico, ideológico y militar. Esta premisa surge de
las características identificadas en el diseño arquitectónico, el patrón funerario, las
formas e iconos en objetos de metal y cerámica; con todo esto es posible conocer

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 267


mejor a los personajes de la élite mochica temprana. En el caso del Noble Guerrero
(tumba 15), el hallazgo corresponde a un personaje de dicha élite; los objetos encon-
trados en la tumba corresponden a importantes iconos como el búho, por ejemplo.
La representación de este icono permanece a lo largo de la ocupación en Sipán y
simboliza la parte religiosa de la sociedad, pues se trata de un animal estrechamente
relacionado con la noche que está representado en esculturas de cerámica (Fig.
177) y en elementos decorativos de metal (Fig. 168).

Un segundo icono asociado al Noble Guerrero es el felino. Sus cualidades están


relacionadas a la fuerza, agilidad y habilidad en la cacería y está representado en
un cubre espalda para el cual se emplearon los restos óseos del cráneo y garras del
animal junto a algunas placas de cobre dorado. Se recuperaron, además, orejeras
circulares decoradas con lentejuelas, narigueras cuadrangulares, el extremo inferior
de una porra, un escudo circular y un conjunto de cascabeles así como pectorales
y brazaletes de material malacológico (Figs. 170, 171, 172, 173, 174, 175, 176). Es-
tos ornamentos personales son prueba de que, probablemente, estamos frente a un
personaje de élite que perteneció al estrato militar y religioso de la Fase Mochica
Temprano.

Durante esta época, los mochicas se desarrollan — probablemente— como grupos


independientes en el valle Chancay-Lambayeque. Los objetos identificados en otros
valles de la costa norte del Perú mantienen con ellos similitudes morfológicas e ico-
nográficas.

Apogeo: Consolidación
del Poder Mochica en
Sipán (300–600 D.C.)
El intento por entender el desarrollo de la sociedad mochica asentada en Sipán du-
rante la Fase Mochica Medio ha llevado a profundizar en el estudio de las evidencias
arqueológicas registradas en diferentes contextos funerarios mochica del Complejo
Arqueológico. A la fecha, el análisis de las tumbas denota la riqueza y el poder os-
tentado por los personajes pertenecientes a la élite gobernante. Sus objetos nos
han permitido reconocer cambios importantes en lo político y religioso. Con estos
resultados y la configuración arquitectónica de la Plataforma Funeraria – en la cual se
identifican tres edificios cuyo diseño difiere uno del otro y donde se han identificado
remodelaciones en cada uno de ellos— es claro indicar que, entre el año 300 al 600
d. C., Sipán habría alcanzado su máximo desarrollo (Fig.48).

El análisis de los ornamentos recuperados de los contextos funerarios asociados al


Periodo Mochica Medio— junto con la interpretación de los componentes arquitec-
tónicos— ha permitido diferenciar dos momentos para esta fase mochica de Sipán:
Mochica Medio Inicial y Mochica Medio Final. Las características morfológicas, de-

268 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


corativas e iconográficas de los ornamentos de cerámica y metal presentes en las
tumbas de élite respaldan la propuesta de la división de fases en el Mochica Medio.

Los datos obtenidos del estudio de los componentes arquitectónicos identificados


durante el proceso de recuperación de las tumbas presentan un diseño bien diferen-
ciado, lo cual respalda la presencia del Mochica Medio Inicial y Final. Las caracterís-
ticas identificadas a nivel arquitectónico para el Mochica Medio Inicial nos hablan de
una configuración compuesta de fachadas altas, rectas, con enlucido y decoradas
con pintura de color amarillo y algunos diseños geométricos. Los espacios identifica-
dos corresponden a recintos conectados por corredores decorados con hornacinas,
además de la presencia de escalinatas y rampas de acceso (Fig. 37). Este mismo
diseño es recurrente en las otras estructuras mayores, pero su estudio será profundi-
zado en próximas intervenciones.

Por otro lado, para el Mochica Medio Final, la disposición existente difiere del diseño
previo. Para este momento se identifica una configuración arquitectónica compuesta
por fachadas altas inclinadas; también están enlucidas pero pintadas de color rojo.
Hasta el momento, no se ha recuperado ningún diseño mural (Figs. 20 y 24).

Es necesario mencionar que a la delimitación de estos dos momentos constructi-


vos subyace la presencia de un sello arquitectónico que cubre, en su totalidad, al
edificio amarillo, identificado para la Fase Mochica Medio Inicial. Este relleno sirvió
como soporte o base sobre la cual el edifico rojo crece en volumen, durante la Fase
Mochica Medio Final (Fig. 48). Dentro de los componentes que se recuperaron de
este relleno arquitectónico, se identificaron ofrendas de cerámicas fragmentadas,
cuyas características morfológicas e iconográficas corresponden a las identificadas
en la Fase Mochica Medio Inicial (Fig. 26); se recuperó, también, la osamenta de un
cánido (Fig. 27).

Este conglomerado de evidencias nos ha permitido esbozar como premisa que la


élite gobernante sufre un cambio en su estructura interna y, por ello, surge la necesi-
dad de realizar una reforma no solo en los aspectos político-administrativo y religioso.
Esto también se ve reflejado en objetos tangibles, siendo el de mayor envergadura
la estructura funeraria.

El mayor corpus de evidencias reunidas durante los últimos 27 años de investigación


en Sipán corresponde, precisamente, a la Fase Mochica Medio, la cual debió desa-
rrollarse entre los siglos IV y VII d.C., aproximadamente. Su desarrollo se debió al
dominio de un territorio altamente productivo gracias a sofisticadas técnicas de riego
que fueron propulsadas por la élite gobernante.

Edificio 2
Asociado al inicio del Mochica Medio, se han recuperado tumbas de élite donde los
ornamentos de los personajes nos han permitido inferir la actividad principal que
probablemente debieron desarrollar en vida. Tal es el caso de los nobles (tumbas
12 y 13), de los guerreros (tumbas 5 y 9), y de gobernantes como el Señor Guerrero
(tumba 16) y el Viejo Señor (tumba 3). Aunque falta más investigación para el inicio

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 269


de la Fase Mochica Medio, pensamos que la unificación debió darse en base a la
religiosidad y por los ornamentos a los cuales está asociada la tumba 15 del Noble
Figura 280: (a, b y c) Botellas de asa estribo de
Guerrero (Fase Mochica Temprano) y la tumba 3 del Viejo Señor (inicios de la Fase
labio con reborde poco pronunciado pertenecien-
Mochica Medio). Por otro lado, los enfrentamientos de los grupos que habitaban el
tes a las tumbas 9, 12 y 16. (d) Botella de asa es-
valle Chancay-Lambayeque y los lugares aledaños, para esa etapa, evidencian la tribo de labio expandido asociada a la tumba 2.
presencia de porras, estólicas y escudos, todas piezas recuperadas en los contex- Colección Museo Tumbas Reales y Museo de Sitio
tos antes mencionados. Este último personaje, el Viejo Señor de Sipán (tumba 3), Huaca Rajada- Sipán.

nos ha proporcionado una variedad de objetos relacionados a las funciones que


debió desempeñar dentro de la élite mochica. Estamos frente al primer gobernante
porque ostenta, dentro de su ajuar funerario, ornamentos de rango y de mando. De
esta forma, desempeñó el papel de “arquitecto” y/o “consolidador” del poder, y su
influencia abarcaba aspectos político-militares y religiosos. Con el Viejo Señor se
iniciaría el apogeo de los moche de Sipán, al promediar el siglo IV d.C. Podemos afir-
mar esto debido a que, dentro de su ajuar, resalta la presencia de figuras que hemos
denominado “imágenes de culto”. Ejemplo de estas son el hombre antropomorfizado
y el hombre cangrejo que, en ese momento, debieron causar gran impacto visual
por simbolizar a los sagrados dioses mochicas. Este personaje encarnaría a dichos
dioses, lo que causaba temor y, con ello, el culto a estas imágenes por parte de la
sociedad a la que gobernaba, afianzando, así, su poder como dignatario y sacerdo-
te. Esta última función estaría más respaldada por la presencia de cuencos de metal
que, en épocas posteriores, cambiaría a una copa. Todo este conjunto de evidencias
nos permite inferir la existencia de una casta sacerdotal fuertemente arraigada en la
sociedad.

Por su parte, los restos del Señor Guerrero, personaje de la tumba 16, tendrían un
fechado de C14 (BETA – 323011, Gráfico 1) que corresponde entre los años 390 a
540 A.D. Este lapso de tiempo corresponde al término del Mochica Medio Inicial en
Sipán. De acuerdo a la estratigrafía y a los resultados del fechado, podemos formular
que este personaje gobernaría después del Viejo Señor. Este momento del Mochi-
ca Medio Inicial corresponde al mandato de una clase gobernante donde el poder
político, religioso y militar recae sobre un individuo. Además de estos dos “señores”
(Viejo Señor y Señor Guerrero), se recuperaron más contextos de personajes de élite
correspondientes a nobles (tumbas 12 y 13) y guerreros (tumbas 5 y 9), cuyos orna-
mentos y ofrendas guardan similitudes en aspectos formales, decorativos e icono-
gráficos que caracterizan la Fase Mochica Medio Inicial.

Para este lapso, se han identificado representaciones de búhos y lo que podría con-
siderarse como la primera forma del tema iconográfico de “La Presentación” –identi-
ficada en una nariguera de plata y oro que procede de la tumba de un guerrero (tum-
ba 9)— donde interactúan un Señor y una sacerdotisa. Estos contextos funerarios
también presentan, como común denominador el uso de tumbas tipo fosas donde
colocaban el cuerpo del personaje envuelto en textiles (tumbas 3 y 9). Posteriormen-
te, se implementa el uso de ataúdes de caña (tumbas 5, 12, 13 y 16) y se identifica
la presencia de los acompañantes en las tumbas 3 (Viejo Señor), 12 (Noble) y 16
(Señor Guerrero). El requerimiento de la presencia de guardianes para las tumbas de
los señores mochicas se inicia con la tumba del Viejo Señor y se materializa en una
pequeña representación semi-escultórica de cobre dorado de un guerrero con porra

270 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


terciada. Dicha presencia se hace tangible al hallarse los restos de un ser viviente en
la tumba del Señor Guerrero; se trata de un joven de trece años de edad cuya osa-
menta está completa (Fig. 208). Finalmente, en esta fase es notorio que los cuerpos
de los señores descansen sobre un grupo de porras que formaban parte de su ajuar
funerario (Viejo Señor y del Señor Guerrero).

La cerámica constituye la mayor muestra de materiales recuperados y permite reali-


zar una secuencia cronológica. De manera general, las piezas de cerámica del edi-
ficio 2 presentan un acabado de superficie pulida con engobe crema y pintura roja
para delinear la vasija. Exhiben representaciones geométricas, ictiomorfas, de perso-
najes en alto relieve y escultóricos. En el caso de las botellas asa estribo, se presenta
el engrosamiento en el labio del gollete. En la fase roja, este es menos pronunciado
variando hasta convertirse en un labio del tipo expandido (Fig. 280).

Se han recuperado, también, cántaros simples y semi-escultóricos decorados, en


los que se representan seres antropomorfos, zoomorfos y ornitomorfos. En el caso
de las piezas decoradas, el diseño está localizado en el gollete y puede estar repre-
sentando a una cabeza humana que porta como distintivos orejeras y tocado con
cubre pelo que, a su vez, está decorado con motivos geométricos. El rostro de los
personajes muestra diseños faciales característicos de la élite mochica (Fig. 281).
Entre los diseños zoomorfos se han identificado zorros cuyas facciones han sido
resaltadas con líneas blancas o cremas. Además de ello, en humanos y animales se
han colocado diseños geométricos en la parte superior del cuerpo de la pieza que
simbolizan pectorales (Fig. 282).

En el caso de los seres ornitomorfos podemos apreciar el icono del búho que está
presentado mediante diseños lineales pintados y con las alas extendidas (Fig. 283);
por su parte, al periodo Mochica Temprano corresponden representaciones escultó-
ricas (Noble Guerrero-tumba 15). En el caso de los cántaros escultóricos, las repre-
sentaciones hasta ahora recuperadas solo corresponden a personajes antropomor-
fos decorados con motivos lineales que resaltan las facciones de cada personaje
(Fig. 284).
Figura 281: Cántaros cara gollete, representacio-
nes antropomorfas procedentes del Viejo Señor
-tumba 3. Colección Museo Tumbas Reales.

Figura 282: Cántaros cara gollete zoomorfos proce-


dentes de las tumbas de Sipán: (a) Viejo Señor-tum-
ba 3, (b) Guerrero Músico-tumba 5, (c) guerrero
-tumba 9, (d) noble tumba 13 y (e) Señor Guerre-
ro-tumba 16. Colección Museo Tumbas Reales y
Museo de Sitio Huaca Rajada- Sipán.

Figura 283: Cántaros cara gollete con represen-


taciones ornitomorfas (búho) procedentes de las
tumbas del (a) Viejo Señor–tumba 3, (b) Guerrero
Músico-tumba 5, y (c) Noble-tumba 13. Colección
Museo Tumbas Reales.
Cabe mencionar que los cántaros cara gollete asociados al Viejo Señor (tumba 3),
posiblemente, son el antecedente de las representaciones antropomorfas y zoomor-
Figura 284: Cántaros escultóricos antropomorfos
fas recuperadas en las tumbas del Guerrero Músico, guerrero, nobles y del Señor
decorados con pintura crema, procedentes de las
Guerrero (tumbas 5, 9, 13 y 16). Estos siguen una tendencia, en cuanto a la forma tumbas: (a) Guerrero tumba 9, (b) noble tumba 13
y decoración, que está asociada a la primera fase constructiva del edificio amarillo. y (c) Señor Guerrero-tumba 16. Colección Museo
Tumbas Reales y Museo de Sitio Huaca Rajada-
En cuanto a los cancheros recuperados de las tumbas, se trata de piezas simples y Sipán.

decoradas con aplicaciones escultóricas en la parte terminal del mango. Presentan


cabezas humanas que portan un tocado semilunar con placas escalonadas y restos
de pintura crema (Fig. 285d). Asimismo, se ha recuperado un instrumento musical Figura 285: Cancheros. Simples (a, b, c) proce-
similar a una antara (Fig. 286a) que ha sido asociado al Guerrero Músico (tumba 5). dentes de las tumbas del Guerrero Músico, Guerre-
En la tumba del Señor Guerrero (tumba 16) se ha recuperado un Strombus que care- ro y Señor Guerrero (tumbas 5, 9 y 16); decorados

ce del ápex. Este instrumento musical es conocido, en el área andina, como pututo (d) procedente de la tumba del Guerrero Músico
- tumba 5. Colección Museo Tumbas Reales y Mu-
(Fig. 286b).
seo de Sitio Huaca Rajada- Sipán.

Figura 286: Instrumentos musicales: (a) antara


de cerámica procedente de la tumba del Gue-
rrero Músico - tumba 5 y (b) pututo elaborado en
Strombus asociado al Señor Guerrero – tumba 16.
Colección Museo Tumbas Reales y Museo de Sitio
Huaca Rajada- Sipán.

274 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 275
El análisis no estaría completo sin los datos obtenidos de los objetos de metal proce-
dentes de estos contextos. Dichos materiales afirman las congruencias en aspectos
Figura 287: Orejeras circulares de oro decoradas
jerárquicos e iconográficos de los personajes a los cuales están asociados. Con
con círculos concéntricos en alto relieve y lente-
ello, es posible observar el proceso de evolución que atravesó esta sociedad en
juelas, pertenecientes al Viejo Señor – tumba 3 (a)
sus diferentes fases de ocupación mochica. Estos objetos no solo reflejan el nivel y Señor Guerrero – tumba 16 (b). Tomado de Alva
tecnológico alcanzado por los artesanos, sino que traslucen la jerarquización de esta (2004) y Colección Museo de Sitio Huaca Rajada-
sociedad donde existió una élite gobernante que dirigía a estos especialistas en la Sipán.

confección de dichos ornamentos.

El estudio de los ornamentos de metal procedentes de las tumbas identificadas para


Figura 288: Orejera cónica alargada decorada
el Mochica Medio Inicial en Sipán se asocia al edificio amarillo y nos permite observar con motivos en alto relieve y recuperada de la tum-
algunos elementos comunes entre estos contextos funerarios. Expondremos aquellos ba del Guerrero (tumba 9). Tomado de Alva (2004).
que caractericen a la élite mochica.

Los objetos de uso personal que nos permiten determinar las actividades y el rango
Figura 289: Orejeras cónica alargadas con repre-
al cual se asocia el personaje que los portaba son orejeras, narigueras, coronas, ce-
sentaciones zoomorfas (mono) e incrustaciones.
tros, máscaras, pectorales, collares, sonajeras, protectores coxales, vestidos, copas Asociada al acompañante femenino de la tumba
y estandartes. Entre los ornamentos más recurrentes de los personajes de la élite del Señor Guerrero - tumba 16
mochica están, no obstante, las orejeras y narigueras, las cuales han sido utilizados
como base para trabajos de gran calidad artística, tecnológica e iconográfica.

Entre las orejeras identificadas en los contextos funerarios del edificio amarillo tene-
mos las de forma circular y las de tipo cónico alargado. Las primeras presentan cír-
culos concéntricos en alto relieve decorados con lentejuelas (Fig. 287); han sido re-
cuperadas de las tumbas 3 (Viejo Señor) y 16 (Señor Guerrero). Debemos mencionar
que la forma y el tipo de decoración de las orejeras circulares tienen su antecedente
en la Fase Mochica Temprano (Fig. 170).

276 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Las de tipo cónico alargado, por su parte, están elaboradas en plata y se han regis-
trado en las tumbas 9 (Guerrero) y 12 (Noble). Su decoración está hecha de diseños
en alto relieve en el cuerpo con el motivo del life estilizado y, en el extremo frontal, se
ha colocado un rostro humano (Fig. 288). Las encontramos, también, en el acompa-
ñante femenino de la tumba del Señor Guerrero (tumba 16) (Fig. 289), constituidas
por una serie de bandas de metal ligeramente torcidas para conformar el cuerpo
tubular de la orejera. La parte frontal presenta el diseño de una cabeza de mono en
alto relieve rodeada por esferas; la boca presenta incrustaciones que asemejan los
dientes; los ojos, probablemente, debieron tener, también, incrustaciones (Fig. 289).

Las narigueras son ornamentos de oro, plata y cobre que cubren la parte inferior del
rostro. En la fase amarilla, se presentan una mayor diversidad de formas y elementos
decorativos para estos objetos. Siguiendo dichos parámetros, se ha hecho la clasi-
ficación de las mismas en narigueras simples y decoradas. En el caso de las piezas
simples, tenemos las de forma cuadrangular. Estas tienen su antecedente en la tum-
ba del Noble Guerrero (tumba 15), asociada al Mochica Temprano. Estas narigueras
pueden estar elaboradas por una lámina de un solo tipo de material o por la combina-
ción de dos (Fig. 290) y han sido identificadas en la tumba del Viejo Señor (tumba 3).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 277


Otro tipo de narigueras simples son las de forma semilunar, que presentan dos va-
riantes. La primera presenta extremos rectos, como la que se ha identificado en la
tumba del Viejo Señor (tumba 3) (Fig. 291a) y, también, en la del Señor Guerrero
(tumba 16) (Fig. 291b). El otro grupo muestra extremos redondeados y ha sido re-
cuperado en las tumbas del Músico Guerrero (tumba 5) y en la del Señor Guerrero
(tumba 16) (Fig. 291c).

Las narigueras decoradas, por su lado, presentan formas circulares, ovaladas y cua-
drangulares donde se representan motivos geométricos, ictiomorfos, ornitomorfos,
antropomorfos y representaciones escénicas. En el caso de las narigueras circulares
y ovaladas, se ha colocado en todo el contorno una sucesión de esferas (Fig. 292a);
a otras se les ha agregado, además, diseños lineales (Fig. 292b) o la superposición
de un motivo calado del life estilizado (Fig. 292c). Estas piezas han sido recuperadas
en la tumba del Viejo Señor y evidencian cómo los orfebres dominaban la manipula-
ción de dos metales (oro y plata) en un solo objeto.

En cuanto a las narigueras cuadrangulares, tenemos diseños ornitomorfos como la


sucesión de cabeza de ave en alto relieve decorada con lentejuelas en el borde de la
pieza (Fig. 293a). Los motivos antropomorfos se han realizado mediante la aplicación
de un ser con estas características en la parte superior de la semi-escultura. Este
personaje está constituido por una cabeza humana—la misma que porta un tocado
en “V”— nariguera, orejeras y barbiquejos, y presenta, también, los brazos hacia
arriba (Fig. 293b). Como decoración de estas narigueras, se ha agregado, además,
la escultura de un personaje de pie de cuerpo completo sobre una plataforma que
lleva, al mismo tiempo, el atuendo de un guerrero junto con una porra, un escudo, un
tocado de búho, una nariguera y un traje de placas (Fig. 293c). Todo esto revela la
apariencia de su propietario, el Viejo Señor, durante el cumplimiento de sus funciones
como jefe guerrero.

Las narigueras con representaciones escénicas pertenecen a la tumba del Guerre-


ro (tumba 9). Las piezas han sido elaboradas con plata y oro y, en una de ellas, la
decoración presenta a un señor y a una sacerdotisa con una copa (Fig. 294a). La
escena representaría la primera forma del tema iconográfico de “La Presentación”,
que se desarrolló en los inicios del Mochica Medio en Sipán (edificio amarillo). Esta
representación demostraría que, entre los valles del Jequetepeque y Piura, las ofren-
das a los dioses fueron importantes, ya que de esta manera se pudo demostrar a los

278 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


subyugados el carácter divino de sus gobernantes. Posteriormente, esta escena se
complementa con nuevos personajes ampliando el mensaje de “La Presentación”
Figura 290: Narigueras cuadradas: un solo metal
(Alva y Donnan 1993) (Fig. 294b). Se observa a más personajes de la elite de Sipán,
(a) y bimetálica (b), ambas asociadas al Viejo Se-
entre ellos al Señor de Sipán (tumba 1- personaje A)— a quien se le presentan las
ñor de Sipán – tumba 3. Tomado de Alva (2007).
ofrendas—, al Sacerdote (tumba 2- personaje B)— es el personaje que lleva una
copa— y al Sacerdote Guerrero (tumba 14- personaje D). Este último está en actitud
orante y tiene la corona en “V” igual a la encontrada en la excavación. Estos persona-
Figura 291: Narigueras semilunares con extremos jes, a excepción de la sacerdotisa, se encuentran ubicados en el edificio 1 de Sipán,
rectos halladas en las tumbas 3 y 16 (a y b) y con
que correspondería al Periodo Moche Medio Final.
extremos redondeados, tumba 16 (c). Tomado de
Alva (2007) y Colección Museo de Sitio Huaca Ra-
jada- Sipán.

Figura 292: (a) Narigueras del tipo circular deco-


rada con esferas, (b) ovaladas decoradas con es-
feras y (c) ovalada con motivos ictiomorfos estili-
zados, asociadas al Viejo Señor – tumba 3. Tomado
de Alva (2007).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 279


El uso de coronas ha sido documentado en el edificio amarillo. Se trata de piezas
laminadas elaboradas en cobre dorado y decoradas con aplicaciones de rostros hu-
manos, los mismos que portan tocado, orejeras, nariguera y collar. Debido a su forma,
se distinguen dos tipos. Las coronas semilunares son el primero tipo; estas presentan,
además, volutas en la parte inferior. Probablemente, estarían evocando motivos ma-
rinos recuperados en las tumbas del Guerrero Músico (tumba 5) y en la del Guerrero
(tumba 9) (Fig. 295).

280 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 293: Narigueras cuadrangulares asociadas
al Viejo Señor – tumba 3, decoradas con motivos
ornitomorfos (a) y antropomorfos (b y c). Tomado
de Alva (2007).

Figura 294: (a) Nariguera cuadrangular asocia-


da al Guerrero (tumba 9), decorada con motivos
escénicos y relacionada al primer tema de “La
Presentación”. (b) Iconografía del tema de “La Pre-
sentación” identificada en una botella asa estribo.
Tomado de Alva (2007), y Alva y Donnan (1993)
El uso de coronas ha sido documentado en el edificio amarillo. Se trata de piezas
laminadas elaboradas en cobre dorado y decoradas con aplicaciones de rostros
humanos, los mismos que portan tocado, orejeras, nariguera y collar. Debido a su
forma, se distinguen dos tipos. Las coronas semilunares son el primero tipo; estas
presentan, además, volutas en la parte inferior. Probablemente, estarían evocando
motivos marinos recuperados en las tumbas del Guerrero Músico (tumba 5) y en la
del Guerrero (tumba 9) (Fig. 295).

Dentro del segundo tipo se encuentran las coronas en “V”. Tienen, como base, una
lámina de metal que se recorta formando apéndices en sentidos opuestos que ase-
mejan, precisamente, la forma de una “V”. Presentan el mismo tipo de decoración
(aplicaciones antropomorfas), pero las volutas son de menor extensión, tal como se
observa en la que ha sido recuperada en la tumba del Viejo Señor (tumba 3) (Fig.
296a). La corona del Señor Guerrero (tumba 16) no presenta dichas volutas; sin em-
bargo, está decorada con diseños incisos de un ser mítico, el animal lunar. Están
localizados a cada lado del rostro humano (Fig. 296b).

Otro de los mayores símbolos de rango y poder que ostentan algunos personajes
corresponde a los cetros cuchillos, identificados en varias escenas iconográficas
mochica. Estos objetos están asociados a las tumbas pertenecientes a los gober-
nantes o a aquellos relacionados a dicha jerarquía durante la fase amarilla, entre
ellos, al Viejo Señor (tumba 3) (Fig. 297a), al Noble de la tumba 12 (Fig. 297b y 297c)
y al Señor Guerrero (tumba 16) (Fig. 297d). Como característica común, los cetros

282 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


tienen un mango tubular cuya sección inferior remata en forma aplanada a manera
de cincel. En el caso del Viejo Señor (tumba 3), en la parte superior, se ha colocado
Figura 295: Diseño de corona semilunar decorada
un objeto de forma ligeramente ovalada que, en eje transversal, presenta una cinta
con aplicación antropomorfa y apéndices geomé-
en alto relieve. Está decorada, además, con bandas sucesivas de forma vertical,
tricos representando, probablemente, tentáculos
de pulpo. Recuperado en la tumba 9. Colección
probablemente representando el fruto del cacao (Fig. 297a). Por otro lado, tenemos
Museo Tumbas Reales. los cetros que asemejan la forma de una porra, recuperados en las tumbas del Noble
(tumba 12) y del Señor Guerrero (tumba 16) (Fig. 297b, 297c y 297d).

Figura 296: Coronas en “V” : (a) decoradas con


personajes antropomorfos, diseños geométricos
recuperadas en las tumbas del Viejo Señor y (b)
decorada con la representación del mítico animal
lunar sosteniendo una cabeza humana, asociada
a la tumba del Sacerdote Guerrero. Colección Mu-
seo Tumbas Reales y Museo de Sitio Huaca Raja-
da- Sipán.

Figura 297: Cetros cuchillos. Diseño de fruto (a)


recuperado con el Viejo Señor - tumba 3. Diseño
de porras asociado a las tumbas del Noble – tum-
ba 12 (b y c)— y del Señor Guerrero – tumba 16
(d). Colección Museo Tumbas Reales y Museo de
Sitio Huaca Rajada- Sipán.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 283


Un segundo tipo lo conforman los cetros escultóricos registrados en la tumba del
Viejo Señor de Sipán. Se representa a un ser antropomorfo dispuesto de pie y vestido
Figura 298: Cetro cuchillo de plata con represen-
como un personaje de la nobleza: con traje de placas cuadrangulares, orejeras y
tación escultórica antropomorfa asociado al Viejo
tocado de forma semilunar. Sobre el último, se define una figura geométrica que se
Señor (tumba 3).Tomado de Alva (2007) y Colec-
asemeja a un rectángulo, el cual está flanqueado por seres serpentiformes y en cuyo ción Museo Tumbas Reales.
interior hay cabezas humanas (Fig. 298). Esta debió ser, probablemente, otra de las
formas en las que se representaba a este personaje.

Otro de los ornamentos identificados para los personajes de élite son las másca-
ras funerarias, asociadas a las principales tumbas como la del Viejo Señor, la del
Señor Guerrero y la del Guerrero Músico (tumbas 3, 16 y 5) (Fig. 299). Estas piezas
representan rostros humanos que portan ornamentos como orejeras, narigueras e,
incluso, barbiquejos, pero cuyo común denominador es la decoración del mentón
mediante un sujetador del cual pende una lentejuela circular como las que han sido
documentadas en la máscara de la tumba 16. De las máscaras de las tumbas 3 y 5
solo han quedado las huellas de los sujetadores como indicador de la existencia de
este elemento decorativo, el cual sugiere la idea de una “barba” (Fig. 299). La aplica-
ción de sujetadores y colgantes también fue realizada en la nariguera de la máscara
del Señor Guerrero (tumba 16) con la diferencia que dichos colgantes son de forma
triangular invertida. Para imitar las pupilas de los ojos, se emplearon aplicaciones de
concha como en la máscara del Viejo Señor (tumba 3); en este caso, solo uno de los
ojos ha conservado dicha aplicación (Fig. 299a).

En la máscara recuperada de la tumba del Guerrero Músico (tumba 5), los ojos están
repujados mientras que en la del Señor Guerrero (tumba 16), están constituidos por
dos láminas independientes con incrustación de concha, los mismos que se encuen-
tran sujetos por dos argollas a la sección superior de la órbita de los ojos. Además
de ello, a la altura de la cabeza, sobresale una especie de lámina a manera de visera
que, en el caso de la tumba 5, presenta una silueta aserrada; en dichas terminales
se ha colocado algún tipo de colgante. Debió ocurrir, de manera similar, con la más-
cara del Viejo Señor, de la cual solo ha quedado la huella del uso de esta lámina.
Esta tendencia de contiunar empleando las viseras asociadas a los colgantes como
elementos decorativos está presente desde las fases tempranas pero, con mayor in-
tensidad, en los objetos recuperados en la zona de Piura, en el sitio de Loma Negra.

Los pectorales recuperados del Viejo Señor (tumba 3) son de metal y concha, y
representan elementos concernientes al medio acuático. Los elaborados en metal
están conformados por ocho extensiones que terminan en volutas, asemejando los
tentáculos del pulpo u olas marinas (Fig. 300a). Uno de ellos está constituido por una
sucesión de placas triangulares, en cuyo extremo inferior se han colocado placas cir-
culares (Fig. 300b). Por otro lado, aquellos elaborados en material malacológico re-
presentan las olas (Fig. 300c). Existe otro pectoral constituido por placas triangulares
en cuyos extremos se ha trabajado cabezas de life estilizadas (Fig. 300d). Asimismo,
se ha recuperado un pectoral similar a este último pero trabajado en placas de metal
que corresponde a la tumba 16 (Señor Guerrero) (Fig. 300e) Estas últimas muestras
nos hablan de la pervivencia de algunos elementos iconográficos y abren la posibili-
dad para pensar en una viable línea consanguínea o de descendencia.

284 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 299: Máscaras funerarias decoradas con
aplicaciones de colgantes con lentejuelas en el
mentón asociadas al Viejo Señor – tumba 3 (a),
al Guerrero Músico de la tumba 5 (b) y al Señor
Guerrero - tumba 16 (c). Tomado de Alva (2007),
Colección Museo Tumbas Reales y Museo de Sitio
Huaca Rajada- Sipán.

286 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 300: Pectorales de representaciones Figura 301: Collar con representación de arañas
geométricas y marinas asociadas al Viejo Señor (a, en la parte anterior y el diseño del ave helicoidal
b, c y d) y al Señor Guerrero (e). Tomado de Alva en la parte posterior perteneciente al Viejo Señor.
(2007), Colección Museo Tumbas Reales y Museo Tomado de Alva (2007).
de Sitio Huaca Rajada- Sipán.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 287


Similares a los pectorales son los collares: corresponden a piezas de igual longitud
pero de menor amplitud que los primeros. Están asociados al Viejo Señor (tumba 3),
Figura 302: Cuentas de collar con representación
en la fase amarilla. Uno de ellos ha sido elaborado en oro con un total de 10 cuentas
zoomorfo en la parte anterior y el ave helicoidal en
en las cuales se ha colocado una serie de círculos concéntricos que representan una la parte posterior Collares zoomorfos, recuperados
especie de telaraña. En la parte central, se ha colocado la escultura de una araña en la Tumba del Viejo Señor (a). Tomado de Alva
que exhibe un rostro humano (Fig. 301). Un segundo collar, también de oro, tiene 10 (2007).

cuentas y representa rostros zoomorfos como, por ejemplo, de felinos con un aspecto
feroz cuyos colmillos están elaborados en conchas Spondylus. En el caso de los ojos,
probablemente, debieron estar decorados de igual forma o con pedrería que emula-
Figura 303: Collar de representaciones antropo-
ra las pupilas de estos animales (Fig. 302). En la parte posterior de ambos collares morfas perteneciente al Viejo Señor (tumba 3). Co-
está el diseño del ave helicoidal en alto relieve. lección Museo Tumbas Reales.

El tercer collar de oro está formado por 10 cuentas de cabezas humanas que pre-
sentan líneas de expresión muy acentuadas en los extremos de la boca y líneas
Figura 304: Collar de cabezas humanas. Rasgos
pronunciadas debajo de los ojos, de manera que se trata de hombres de avanzada
faciales corresponden boca agnática y ojos ala-
edad (ancianos). Estas cuentas debieron estar decoradas con incrustaciones tanto dos. Perteneciente al Viejo Señor (tumba 3). Colec-
en los ojos como en la boca (Fig. 303) ción Museo Tumbas Reales.

288 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Otro de los collares del Viejo Señor— también compuesto por 10 cuentas pero ela-
borado en plata— está constituido por cabezas escultóricas antropomorfas cuyos
rasgos faciales difieren del collar anterior, pues presentan ojos del tipo alado y boca
agnática con incrustaciones de concha y piedras semipreciosas (Fig. 304). Estos
personajes nos hacen recordar los rostros identificados en los materiales de Loma
Negra.

Las sonajeras han sido elaboradas con la técnica del repujado y calado y represen-
tan a Ai-apaec de pie sobre un semicírculo bordeado por un total de ocho esferas. El
personaje lleva, en una mano, una cabeza cercenada y, en la otra, un cuchillo. Sus
ojos y boca han sido decorados con incrustaciones (Fig. 305). Se han identificado un
total de 10 de estos elementos en la tumba del Viejo Señor (tumba 3). Probablemente,
estos objetos debieron ser usados en el cinto del personaje.

Por otro lado, los protectores coxales son la combinación de una sonajera que repre-
senta siempre Ai-apaec y de una hoja de metal en forma semilunar (Fig. 306). El Viejo
Señor solo tiene un protector coxal que ha sido elaborado en oro, el mismo que debió
ser usado en el cinto del personaje como se aprecia en algunas representaciones
iconográficas.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 289


Figura 305: Sonajera con representación del Ai-
apaec asociada al Viejo Señor – tumba 3. Colec-
ción Museo Tumbas Reales.

290 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 306: Protector coxal con representación
de Ai-apaec recuperado en la tumba 3 correspon-
diente al Viejo Señor. Tomado de Alva (2007).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 291


Asimismo, se identificaron unas muñequeras asociadas al Viejo Señor (tumba 3) y
elaboradas mediante la combinación de cuentas de Spondylus, turquesas, lapislázuli
y oro. De esta manera, se han obtenido paneles de colores sobre los cuales se ha
delineado la silueta completa de un life estilizado (Fig. 307).

Los estandartes de forma circular y rectangular asociados al Viejo Señor están con-
feccionados con un conjunto de placas cuadrangulares cocidas a un soporte de
textil en cuya parte central se ha colocado a un personaje semi-escultórico antro-
pomorfo de pie, con los brazos flexionados y hacia arriba. Este porta narigueras,
orejeras e, incluso, muñequeras y una visera. La vestimenta está constituida por un
traje de lentejuelas circulares que rematan en placas triangulares que terminan en
lentejuelas. Estos personajes están rodeados por un conjunto de placas cuadrangu-
lares donde se observa, en alto relieve, la silueta del ulluchu (Fig. 308).

También encontramos representaciones de seres con rasgos humanos y animales en


alto relieve en la tumba del Viejo Señor. Las hemos denominado “imágenes de culto”,
pues representan a un ser antropomorfo que posee atributos de cangrejo (capara-
zón y tenazas) (Fig. 309a). Un segundo personaje muestra la boca semi-abierta con
los dientes aserrados. En lugar de tener manos y pies tiene las extremidades de un
felino mostrando las garras (Fig. 309b). En ambos casos, estos personajes portan
ornamentos como tocados y collares; posiblemente, llevaban orejeras.

Estas imágenes—cuyos rasgos evocan a seres aterradores— muestran, probable-


mente, el manejo del concepto del temor como elemento de subyugación. Este de-
bió, pues, calar en la mentalidad mágica religiosa del pueblo mochica de Sipán va-
lidando, así, la presencia de un gobernante sobre el cual debía recaer el poder civil,
militar y religioso. Esto debió ocurrir con el Viejo Señor.
Figura 307: Muñequera con diseños ictiomorfos
(life estilizado) procedente de la tumba del Viejo Otros elementos importantes dentro del ajuar del Viejo Señor son dos cuencos he-
Señor. Tomado de Alva (2007).
misféricos, probablemente, de uso personal. Estos objetos también debieron estar
ligados a la realización de actividades ceremoniales (Fig. 310).

Figura 308: Personajes antropomorfos identifica- Dentro del ajuar funerario, encontramos la vestimenta de los personajes. Estas túni-
dos en los estandartes del Viejo Señor (tumba 3). cas debieron estar elaboradas en algodón, el mismo que tiene un proceso de degra-
Colección Museo Tumbas Reales. dación más rápido. Por ello, en la mayoría de los casos, hoy solo quedan algunos
restos o improntas de los mismos adheridos a los objetos de metal o a la osamenta
misma. Sin embargo, cabe resaltar que, en la tumba del Viejo Señor (tumba 3), se
ha podido recuperar algunos segmentos de tela que formaban parte de las túnicas
del personaje, las mismas que fueron decoradas con el diseño del life estilizado. Asi-
mismo, en la tumba de Señor Guerrero (tumba 16), se ha podido identificar un traje
elaborado en base a un conjunto de placas de metal rectangulares que debieron ser
cocidas sobre un soporte textil. Las de mayor dimensión se ubican en la parte supe-
rior del cuerpo tanto anterior como posterior. En ellas, ha sido grabada la escena de
dos guerreros enfrentándose. Respecto a las partes posterior e inferior del atuendo,
aquí han sido colocados dos guerreros en actitud de ataque o defensa dispuestos,
sucesivamente, de forma vertical (Fig. 311).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 293


Otros objetos, aparentemente, sin uso o función definida están constituidos por ma-
sas de metal de forma variada: esferas, discos y láminas— incluso, amorfas— a las
cuales se les ha denominado “reservas”. Estos objetos de metal han sido recupera-
dos en la tumba del Viejo Señor (tumba 3) y la del Señor Guerrero (tumba 16). En el
primer caso, se trata de piezas macizas de oro y plata (Fig. 312a) mientras que, en el
segundo, corresponden a láminas de metal sobre las cuales se han delineado las si-
luetas de guerreros con porras y escudos así como el rostro de Ai-apaec (Fig. 312b).
Todos estos elementos están considerados como ofrenda a la muerte del personaje.

294 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 309: Imágenes de culto asociadas al Viejo
Señor de Sipán (tumba 3). Hombre cangrejo (a) y
personaje antropomorfizado (b). Colección Museo
Tumbas Reales.

Figura 310: Cuencos de cobre recuperados en la


tumba 3 del Viejo Señor de Sipán. Colección Mu-
seo Tumbas Reales.

Figura 311: Vestido de placas con diseños antro-


pomorfos (guerreros enfrentándose). Recuperado
en la tumba del Señor Guerrero – tumba 16

La recopilación y el análisis de datos de la Fase Mochica Medio Inicial en Sipán—


asociada al edificio amarillo— nos permite proponer que el poder político, militar y
religioso recayó en el Viejo Señor. Con el Señor Guerrero, se inaugura la división de
poderes; sobre él, recaen actividades ligadas al ámbito político y militar que se mate-
rializan en la presencia del cetro, de porras y del pututo, todos ornamentos presentes
dentro del ajuar del personaje.

Las excavaciones arqueológicas reportan la presencia de un relleno arquitectóni-


co inmediatamente después del edificio amarillo, con un espesor promedio de 60
cm., que cubría, totalmente, la estructura (Fig. 48). En el mismo relleno, se coloca-
ron ofrendas de cerámica fragmentadas intencionalmente (Fig. 26) y una osamenta
animal completa (canino) (Fig. 27). Estos hallazgos nos han permitido entender la
importancia o el tributo que se le rinde a las edificaciones cuando culmina una época
o un gobierno.

El tercer y último momento constructivo de la Plataforma Funeraria—denominado edi-


ficio 1— lo conforman dos fases constructivas cuya configuración corresponde a una
plataforma alargada y sobre la que, en la sección central, descansa una elevación
cuadrangular de fachadas altas inclinadas, enlucidas y pintadas de color rojo (Fig.
48).

Edificio 1
El avanzado estado de deterioro del edificio rojo (por causa de agentes climático y
antrópicos) asociado a la Fase Mochica Medio Final ha dificultado la identificación
de la configuración absoluta de la estructura. Sin embargo, los datos que han podido
ser recopilados nos permiten aproximarnos al diseño de la misma, constituida por
fachadas altas, inclinadas, enlucidas y pintadas de rojo.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 295


En el edificio pintado de color rojo se definen 10 contextos de los 16, hasta la fecha,
recuperados. Estos están asociados a las dos fases constructivas identificadas en
Figura 312: Masas de metal denominadas “reser-
él. Para la fase constructiva 2 (es decir, la primera en ser erigida), sobre el relleno
vas”. Recuperadas en la tumba 3 del Viejo Señor
que sella la estructura anterior se identifica la Tumba Saqueada, la de los nobles
de Sipán (a) y del Señor Guerrero –tumba 16 (b).
(contextos 6 y 10), la de los jefes guerreros (tumbas 8 y 11), y la perteneciente al Estos últimos presentan diseños de guerreros y el
Guardián (tumba 7) y al Sacerdote Guerrero (tumba 14). A la fase constructiva 1 de Ai-apaec. Tomado de Alva (2007) y Colección
solo se han asociado tres contextos. Uno de ellos es la tumba 1 del Señor de Sipán, Museo de Sitio Huaca Rajada- Sipán.
la tumba 2 del Sacerdote y la tumba 4 que carecía de personaje. Cabe mencionar
que estos personajes han sido agrupados en relación a las fases constructivas del
edificio rojo. Por esta razón, a lo largo del texto, nos referiremos a los personajes de
Figura 313: Reconstrucción hipotética del (a)
la fase constructiva 2 como los más antiguos y a los de la fase constructiva 1 como ataúd de caña y (b) el ataúd de madera de alga-
los más recientes. rrobo

A los personajes identificados en el edificio rojo les corresponden tumbas tipo cá-
mara; es decir, se rompe parte de la arquitectura para construir un espacio nuevo
(donde se colocará el cuerpo del difunto junto a sus acompañantes y ofrendas) que,
posteriormente, será sellado por completo. El sellado de la cámara funeraria se rea-
lizaba colocando los soportes primarios tipo horcón y, luego, ubicando las vigas de
algarrobo que soportarían el peso del relleno de la cobertura final. Algunas de estas
cámaras funerarias están decoradas con hornacinas (tumbas 1, 2, 4, 8, 10, 11 y 14) y
sus interiores contenían ofrendas. En esta fase, continúa la tradición de emplear ataú-
des de caña (tumbas 7, 8, 10 y 11); además, es notoria la presencia de los ataúdes
de madera de algarrobo, pertenecientes, hasta la fecha, solo a señores y sacerdotes
(tumbas 1, 2, 14 y saqueada) (Fig. 313). Un rasgo común de todas estas tumbas— a
excepción de la del Noble de la tumba 10— es la presencia de acompañantes. En
algunos de los casos, uno de ellos desempeña el papel de guardián debido a la
ausencia de pies.

296 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 297
Los contextos funerarios asociados a la fase roja corresponden a personajes de élite.
Estos ajuares funerarios evocan el prestigio y rango de cada uno de ellos. Debemos
Figura 314: Orejeras circulares decoradas con
recordar que estos personajes han sido agrupados en relación a las fases construc-
lentejuelas y esferas en el borde: (a) Tumba del
tivas del edificio rojo, por lo cual comenzaremos con aquellos asociados a la fase
Señor, (b) Sacerdote y (c) personaje de la Tumba
constructiva 2— la más antigua— y concluiremos con aquellos relacionados a la fase Saqueada. Tomado de Alva (2007) y Colección
constructiva 1— la más reciente. Museo Tumbas Reales.

Por su parte, los materiales de la fase roja (a la cual hemos denominado Periodo
Mochica Medio Final) evidencian cambios en aspectos morfológicos, decorativos
e iconográfico, lo que, sin duda, evidencia la transición social que debió ocurrir du-
rante ese periodo de tiempo. Los primeros cambios reportados durante las últimas
investigaciones en Sipán se manifestaron en el patrón constructivo y en los aspectos
formales y decorativos de los objetos (cerámica y metal). Estos cambios dieron paso
a un nuevo orden donde la separación de poderes sería el nuevo eje de funciona-
miento de la sociedad mochica, de manera que surgieron señores y sacerdotes. Es-
tos últimos tuvieron algunas atribuciones militares, con lo cual mantendrían el orden
y respaldarían su hegemonía dentro de la sociedad.

Las evidencia reunidas de los últimos años de investigación nos permiten, tentativa-
mente, clasificar y asociar al resto de los personajes recuperados de la estructura
funeraria en la Fase Mochica Medio Final. El personaje de la Tumba Saqueada ha
sido el gobernante o señor; al él se asocian un cetro y corona. A pesar de esto, el Sa-
cerdote Guerrero (tumba 14) concentra el poder religioso y militar. Las porras y copas
nos permiten ver que ambos personajes empiezan a marcar, de forma concreta, la
variación en la distribución de su poder al coexistir y compartir las responsabilidades
del gobierno durante la Fase Mochica Medio Final. Este distribución de poder se
extiende hasta el fin de esta fase con la presencia del Señor de Sipán (tumba 1) y el
Sacerdote (tumba 2) y (Fig. 48).

El personaje de la Tumba Saqueada y el Señor de Sipán (tumba 1) son los gober-


nantes, hasta el momento, identificados en el edificio 01. Los personajes de los otros
contextos recuperados, aunque están relacionados a la élite, tuvieron actividades
restringidas a otros campos. Esta hipótesis se basa en el análisis de sus ornamentos.
De esta forma, se ha identificado al Guardián (tumba 7), a los jefes guerreros (tum-
ba 8 y 11) y a los nobles (tumba 6 y 10). Debe hacerse una mención especial a la
tumba 4. Se trata de una tumba de cámara de formato idéntico a la tumba 1 (Señor
de Sipán); sin embargo, las evidencias dejan claro que se trata de un espacio que
no cumplió su propósito a cabalidad. Debajo de esta cámara, se identificaron osa-
mentas orientadas en eje este-oeste, asociadas a algunas piezas de cerámica y de
metal (tumba 6).

Es importante considerar que los objetos de metal nos permiten acercarnos, de for-
ma más certera, a la identidad de estos personajes, pues la mayoría de estos orna-
mentos debieron ser objetos de uso personal. Tal es el caso de las orejeras, narigue-
ras, coronas, cetros, máscaras, collares, sonajeras, copas, estandartes y vestidos,
entre otros objetos.

298 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Las orejeras mantienen la forma circular decorada con lentejuelas; se les agregó,
también, esferas en el borde y han sido registradas en la Tumba Saqueada (fase
constructiva 2), en la tumba del Sacerdote y en la del Señor de Sipán (fase construc-
tiva 1) (Fig. 314). Otras orejeras de la fase constructiva 2 han sido recuperadas en
la tumba 6 (Fig. 315) y muestran el reemplazo de las lentejuelas por incrustaciones
de turquesas que delinean siluetas de seres antropomorfos (guerreros), ornitomorfos
(pato pico de cuchara) y zoomorfos (venados). Este último tiene la silueta calada y
pertenece al Señor de Sipán (tumba 1) (Fig. 316). En otros casos, estos ornamentos
han sido decorados con aplicaciones escultóricas antropomorfas como cabezas hu-
manas (es el caso de la tumba del Sacerdote) (Fig. 317a). La orejera más resaltante
corresponde a un personaje de cuerpo completo con implementos de guerrero: po-
rra, escudo, orejeras, nariguera, collar y corona semilunar de pie. Está flanqueado
por siluetas de guerreros hechas con incrustaciones de turquesa. Esta escenifica-
ción revela, claramente, una de la funciones que debió cumplir el Señor de Sipán
como jefe guerrero (Fig. 317b).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 299


300 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Las narigueras identificadas en el edificio 1 (fase constructiva roja) mantienen las for-
Figura 315: Orejeras circulares decoradas con in-
mas geométricas (cuadrangulares, ovaladas y semilunares); algunas de ellas están
crustaciones de turquesas. Representaciones an-
decoradas con aplicaciones e incrustaciones. En el edificio 1, las narigueras simples
tropomorfas recuperadas en la tumba 6. Tomado
de Alva (2007).
están conformadas por las semilunares de extremos redondeados, recuperadas en
la tumba del Jefe Guerrero (tumba 8), del Señor de Sipán y del Sacerdote Guerrero
(tumba 14) (Fig. 318). Cabe mencionar que una de las narigueras de este último per-
sonaje es de oro. Con él, también ha sido hallada una pieza cuadrangular decorada
Figura 316: Orejeras circulares decoradas con
con una representación antropomorfa (cabeza humana) y lentejuelas en el contorno
representaciones ornitomorfas y zoomorfas aso-
(Fig. 136).
ciadas a la tumba del Señor de Sipán. Tomado de
Alva (2007).
Por otro lado, en la tumba del Sacerdote (tumba 2) y en la del Señor de Sipán se
recuperaron narigueras simples de forma ovalada (Fig. 319). Cabe resaltar que otra
nariguera de forma ovalada asociada al Sacerdote fue elaborada con una lámina de
Figura 317: Orejeras circulares decoradas con
oro y otra, probablemente, de plata (corroído por completo). La pieza ha sido deco-
representaciones antropomorfas recuperadas de
rada con personajes antropomorfos (guerreros) en alto relieve y con incrustaciones
la tumba 2 del Sacerdote (a) y de la tumba 1 del
Señor de Sipán (b). Tomado de Alva (2007).
(Fig. 320).

Las coronas en forma de “V” están asociadas a las tumbas del Sacerdote Guerrero
y del Señor de Sipán (tumbas 14 y 1, respectivamente). Las pertenecientes al Sacer-
dote Guerrero han sido elaboradas en cobre y presentan, como elementos decorati-
vos, la aplicación semi-escultórica de una cabeza antropomorfa con sus respectivos
ornamentos, además de diseños incisos que representan al animal lunar (Fig. 321a).
A la corona de oro en “V” perteneciente al Señor de Sipán (tumba 1) se le ha añadido
un ser antropomorfo de pie con los brazos extendidos hacia arriba; está colocado so-
bre una lámina mayor cuyo contorno es similar al personaje antropomorfo (Fig. 321b).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 301


Figura 318: Narigueras semilunares con extremos
redondeados asociadas al contexto del Jefe Gue-
rrero de la tumba 8 (a) y la Tumba del Señor (b).
Tomado de Alva (2007).

Figura 319: Narigueras ovaladas asociadas al Sa-


cerdote – tumba 2 (a) y al Señor de Sipán – tumba
1 (b). Tomado de Alva (2007).

Figura 320: Nariguera ovalada recuperada de la


tumba 2 (perteneciente al Sacerdote) decorada
con motivos antropomorfos en alto relieve e incrus-
taciones de turquesa. Reconstrucción de la sec-
ción de placa corroída por el tiempo. Modificado
de Alva (2007).

302 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Las coronas de silueta semilunar cuentan, como elemento decorativo, con repre-
sentaciones antropomorfas flanqueadas por apéndices a manera de volutas esca-
Figura 321: Corona en forma de “V” decorada con
lonadas o seres míticos como el animal lunar (Fig. 322). Estas coronas se hallaron
motivos antropomorfos asociados al Sacerdote
en las tumbas del Guardián y de los jefes guerreros (tumbas 7, 8 y 11). Asimismo,
Guerrero – tumba 14 (a) y al Señor Sipán – tumba 1
(b). Tomado de Alva (2007) y Colección Museo de es importante mencionar que dentro de los materiales recuperados de la Tumba Sa-
Sitio Huaca Rajada- Sipán. queada se identificó, también, una corona de volutas elaborara en oro (Fig. 323a). En
la tumba 14 del Sacerdote Guerrero, se encontró, también, una corona del tipo semi-
lunar con una serie de apéndices que terminan en ocho volutas simulando la idea de
olas marinas o los tentáculos de pulpo. En la parte central, se tiene la representación
Figura 322: Corona semilunar decorada con dise-
de una semi-escultura antropozoomorfa, elaborada en cobre dorado (Fig. 323b). La
ños de volutas aserradas (a). Una segunda decora-
da con la siluetas del animal lunar (b), ambas aso- presencia de estos elementos deja en claro la importancia de dicho medio o entor-
ciadas al personaje de la tumba 8 – Jefe Guerrero. no marino para la sociedad mochica. Para el final del Mochica Medio de Sipán, la
Tomado de Alva (2007) y Colección Museo Tumbas corona semilunar del Señor de Sipán (tumba 1) presentaría, en la sección inferior, la
Reales. imagen incisa del dios de las montañas o Ai-apaec (Fig. 324)
En el caso de coronas escultóricas, a la fecha, solo se ha recuperado una, en la
Figura 323 : Corona semilunar, decorada con di-
tumba 2, perteneciente al Sacerdote. Representa la silueta de un búho con las alas
seños de volutas recuperada de la Tumba Saquea-
extendidas a manera de vuelo (Fig. 325) y guarda similitud con la recuperada en la
da (a), corona de volutas asociada al Sacerdote
tumba del Joven Guerrero (tumba 15), identificado dentro de la Fase Mochica Tem- Guerrero – Tumba 14 (b). Tomado de Alva (2007)
prano (Fig. 168). Una vez más, observamos la importancia de esta ave dentro de la y Colección Museo de Sitio Huaca Rajada Sipán.
élite mochica a lo largo del tiempo, pues es posible identificarla tanto en piezas de
metal como de cerámica. Esto refleja su relación con la casta religiosa.

Figura 324: Corona semilunar de oro. En la base


está decorada con el personaje de Ai-apaec. Re-
cuperada en la tumba del Señor de Sipán – tumba
1. Modificado de Alva 2007
Figura 325: Corona escultórica que representa a
un búho con las alas desplegadas. Tumba 2 del
Sacerdote. Tomado de Alva (2007).

Figura 326: Cetro asociado al personaje de la


Tumba Saqueada y reconstrucción de la estructura
arquitectónica que decora dicho objeto. Tomado
de Alva (2007).

Figura 327: Cetro de plata con escena de sacrifi-


cio recuperada en la tumba del Señor de Sipán –
tumba 1. Detalle de la escena escultórica. Tomado
de Alva (2007).

Los cetros, asociados al edificio 2 (edificio rojo), son exclusivos de aquellos perso-
najes estrechamente vinculados a la élite gobernante y se han clasificado en cetros
escultóricos y cetros geométricos. Los escultóricos han sido documentados en la
tumba 14; en ellos se representa a un pez life mientras que el extremo inferior del
mango remata en una parte alargada a manera de cincel (elaborada en cobre) (Fig.
142). En la Tumba Saqueada, se ha recuperado un cetro donde se representa un
espacio arquitectónico. En la parte principal, se ha podido identificar la imagen del
animal lunar en pleno acto de copulación con una mujer (el cetro también ha sido
trabajado en cobre) (Fig. 326).

Estos diseños escultóricos también se han identificado en la fase constructiva 1 del


edificio rojo, en la tumba del Señor de Sipán. Dicha pieza está elaborada en plata y
en ella se puede apreciar una representación escénica: el Señor se muestra de pie,
ricamente vestido; a sus pies, hay un segundo personaje en posición penitente (Fig.
327).

Los cetros geométricos son pirámides truncas invertidas cuyo mango es cilíndrico;
remata, en el extremo inferior, en forma aplanada a manera de cincel. Las piezas—
elaboradas en cobre— están asociadas al acompañante del Jefe Guerrero de la
tumba 8 (Fig. 328a). En la Tumba Saqueada, el cetro es de oro y plata, y presenta
diseños en alto relieve de un guerrero en cada uno de los lados (Fig. 328b). Por su
parte, en la tumba del Señor de Sipán (tumba 1) se ha recuperado un centro pirami-
dal trunco elaborado en oro con la sección inferior hecha de plata. En cada uno de
los lados, en alto relieve, se ha representado la escena de un señor y un segundo
personaje, nuevamente, en posición penitente (Fig. 328c).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 305


Las máscaras funerarias corresponden a la fase constructiva 2, al edificio rojo. Re-
presentan rostros humanos y han sido elaboradas en cerámica y decoradas con
pintura crema. Sus dimensiones no son mayores a los 15 cm., y han sido asociadas
a la tumba de un noble (tumba 10) y a la del Sacerdote Guerrero (tumba 14) (Fig.
329). Por su parte, las elaboradas en metal, no presentan aplicaciones de colgantes
con lentejuelas, corresponden al acompañante de la tumba del Jefe Guerrero (tumba
8) (Fig. 330a) y al Guardián de la tumba 7 (Fig. 330b). La máscara del Sacerdote
(tumba 2), asociada a la fase constructiva 1, presenta orejeras y nariguera de forma
circular (Fig. 330c), mientras que a la del Señor de Sipán (tumba 1) le corresponden
un conjunto de láminas independientes de oro con diseños incisos que representan
ojos, nariz y boca. La lámina de la nariz tiene el diseño del personaje mítico de Aia-
paec (Fig. 330d).

306 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Respecto a los pectorales, se trata de un conjunto de cuentas de material malacoló-
gico con separadores de metal que estabilizan la forma de los mismos. En algunos
Figura 328: Cetros de forma geométrica asocia-
casos, se han identificado diseños geométricos sobre ellos. Estos ornamentos están
dos al acompañante de personaje de la tumba 8
(a). Cetro con escenas de guerreros en alto relieve asociados a las tumbas de jefes guerreros (tumbas 7 y 8), de un noble (Tumba 6),
recuperados en la Tumba Saqueada (b) y del Se- a las tumbas del Sacerdote (tumba 2) y del Señor (tumba 1). En el de este último se
ñor de Sipán (c). Tomado de Alva (2007). han identificado diseños geométricos como bandas paralelas, triángulos y volutas
(Fig. 331)

Figura 329: Máscaras en cerámica decoradas con


pintura color crema, asociada a un Noble –Tumba
10 (a) y al Sacerdote Guerrero - Tumba 14 (b).To-
mado de Alva (2007) y Colección Museo de Sitio
Huaca Rajada Sipán.

Figura 330: Máscaras funerarias. Representacio-


nes antropomorfas asociadas a un jefe guerrero
– tumba 8 (a), un guardián – tumba 7 (b), al Sacer-
dote –tumba 2 (c) y al Señor de Sipán – tumba 1
(d). Tomado de Alva (2007).

Figura 331: Pectorales asociados al Señor de Si-


pán (tumba 1) con diseños de bandas paralelas
(a), triángulos (b), sin diseños (c) y en trabajo de
reconstrucción (d). Tomado de Alva (2007).
Los collares asociados a los personajes del edificio rojo poseen representaciones
zoomorfas, antropomorfas y fitomorfas. De la tumba del Sacerdote Guerrero (tumba
Figura 332: Collares compuestos por cuentas
14) y de la Tumba Saqueada se recuperó dos collares de cuentas que representan
que representan rostros felínicos recuperado de la
un rostro de felino; su diámetro es de, aproximadamente, 15 cm. Ambos fueron
Tumba Saqueada (a) y del Sacerdote Guerrero –
elaborado en cobre dorado, presentan dientes en concha Spondylus y, en los ojos, tumba 14 (b). Tomado de Alva (2007) y Colección
tienen incrustaciones de turquesa (Fig. 332). Otras representaciones plasmadas en Museo de Sitio Huaca Rajada- Sipán.
las cuentas corresponden a rostros antropomorfos como en caso del Sacerdote
(tumba 2). En este contexto, se registró, por un lado, un collar con rostros “sonrientes”
y, por otro, uno de rostros “enfadados”. Los dos están elaborados en cobre dorado
Figura 333: Collares compuestos por cuentas con
y tienen incrustaciones de concha para emular los dientes (Fig. 333a). El collar del
representaciones antropomorfas recuperados de
Señor (tumba 1) fue elaborado en plata y los rostros que lo conforman no poseen la tumba del Sacerdote – tumba 2 (a) y del Señor
expresión alguna (Fig. 333b) de Sipán – tumba 1 (b). Tomado de Alva (2007).

Figura 334: Collar con motivos fitomorfos que re-


presenta el fruto del maní. La mitad fue elaborada
en oro y el resto en plata. Recuperado de la tumba
del Señor de Sipán. Tomado de Alva (2007).

En cuanto a las representaciones fitomorfas, se ha hallado un collar de doble hilera


donde cada cuenta representa al fruto del maní; la mitad de las cuentas está confec-
cionada en oro y las restantes en plata (Fig. 334). Además, existe un singular collar
de esferas en degrade y otro de láminas circulares, ambos hechos en oro (Fig. 335).
Todos estos ornamentos están asociados a la tumba del Señor (tumba 1)

308 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 309
310 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Los sonajeros presentan la imagen de Ai-apaec y han sido elaborados en oro en
base a las técnicas del repujado y del calado. Están asociados a la Tumba Saquea-
Figura 335: Collares elaborados en oro compues-
da y a la del Señor de Sipán (Fig. 336). Cabe mencionar que, en estas piezas, dicho
tos por cuentas en degrade (a) y por discos (b).
personaje mítico se encuentra rodeado por un total de ocho esferas en comparación
Ambos recuperados de la tumba del Señor de Si-
pán. Tomado de Alva (2007).
a los protectores coxales, donde el personaje está rodeado por 10.

Los protectores coxales representan a Ai-apaec en la parte superior de la hoja (Fig.


337a, 337c y 337d). El personaje se encuentra colocado sobre un semicírculo com-
Figura 336: Sonajeras de oro con la representa-
puesto por diez esferas. Al igual que en la fase anterior, los protectores son obje-
ción de Ai-apaec asociado a la tumba del Señor de
tos restringidos para determinados personajes de la nobleza como, por ejemplo, el
Sipán – tumba 1. Tomado de Alva (2007).
personaje de la Tumba Saqueada, el Sacerdote y el Señor de Sipán. En la Tumba
Saqueada solo se ha identificado un protector de oro (Fig. 337a) con características
similares al hallado en la tumba del Señor. Pensamos, además, que al personaje de
la Tumba Saqueada también le correspondió un protector de plata, debido a la re-
currencia de objetos y emblemas hallados entre este personaje y el Señor de Sipán.

Respecto al protector del Sacerdote, este ha sido elaborado en base a la combina-


ción de dos metales: una mitad de oro y la otra de plata (Fig. 337b). Se mantiene la
disposición del oro donde sale el sol y de plata donde se oculta. En el contexto del
Señor de Sipán, se recuperaron dos protectores coxales (Figs. 337c y 337d). Las pie-
zas estuvieron dispuestas según el desplazamiento del sol durante el día, de manera
que se colocó, en lado derecho, el protector de oro (saliente) y, en el izquierdo, el de
plata (poniente). Esta variación denota el gran poder del señor, individualizando cada
objeto según el simbolismo que presenta cada metal.

Otros ornamentos como, por ejemplo, los brazaletes— distribuidos en paneles y ela-
borados en base a cuentas de oro, piedras y concha— pertenecen solo al Señor de
Sipán (Fig. 338).

Se han hallado, también, estandartes. Han sido confeccionados en base a un con-


junto de placas cuadrangulares cocidas a un soporte de textil; en la parte central
de este conjunto de placas se ha colocado la semi-escultura de un personaje dis-
puesto de pie con los brazos extendidos hacia arriba. El personaje lleva visera con
colgantes, collares de búho, orejeras con colgantes e, incluso, narigueras. Además,
su mentón tiene colgantes o láminas triangulares invertidas emulando una barba,
lo cual evoca a nuestra memoria las máscaras funerarias reportadas en el edificio
amarillo (Viejo Señor-tumba 3, Señor Guerrero- tumba 16 y Guerrero Músico- tumba
5). La vestimenta está constituida por lentejuelas circulares que rematan con placas
triangulares en cuyo extremo inferior se ha colocado una lentejuela circular. En el
contorno, se define, en alto relieve, la figura del mítico ulluchu y, en la parte inferior,
tenemos una fila de conos con líneas en alto relieve que asemejan la forma de un
caracol. En su interior, hay una esfera que sirve para generar un efecto sonoro. Esto
solo ha sido documentado en la tumba del Señor de Sipán (Tumba 1) (Fig. 339).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 311


Figura 337:Protectores coxales asociados al per-
sonaje de la Tumba Saqueada (a), perteneciente
al Sacerdote combinando oro y plata en un solo
objeto (b) y asociado al Señor de Sipán elaborados
en oro y plata (c y d). Tomado de Alva (2007).

312 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 313
Figura 338: Brazaletes elaborados en concha,
piedra y oro recuperados con el Señor de Sipán
(tumba 1). Tomado de Alva (2007).

Figura 339: Estandarte con personaje antropo-


morfo asociado al Señor de Sipán (tumba 1). To-
mado de Alva (2007).

Figura 340: Representación escultórica de un


búho antropoformizado. Recuperado en la tumba
14 del Sacerdote Guerrero.

314 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


La imagen de culto se identifica en dos contextos funerarios de la fase constructiva
2 del edificio rojo. Está relacionada a personajes míticos que, a diferencia de los del
edificio amarillo, corresponden a representaciones escultóricas y del tipo laminar.
La primera de las imágenes está asociada al Sacerdote Guerrero (tumba 14). Así,
encontramos una escultura con rasgos antropomorfos y ornitomorfos elaborada en
cobre que representa un hombre búho sobre una plataforma escalonada. La escul-
tura tiene, también, una corona de búho, porta, en una mano, una porra y, en la otra,
una estólica y escudo (Fig. 340). Esta imagen, posiblemente, refleje la forma en la
cual este personaje debió verse durante el cumplimento de sus actividades como ser
divino o sacerdote.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 315


En cuanto a la del tipo laminar ha sido documentada en la tumba del Jefe Guerrero
(tumba 8). Aquí se han recuperado dos láminas de metal que representan la misma
escena. En ella, interactúan dos personajes. Uno de ellos tiene rasgos antropomor-
fos e ictiomorfos, lo cual lo define como el hombre pez. Posiblemente, el pez sea
una mojarra (Eucinosto musgracilis) con la boca abierta, como si estuviera jalando o
arrastrando del cabello a una persona. Se puede observar, además, que la represen-
tación posee dientes aserrados (Fig. 341). Estas imágenes debieron emitir mensajes
a los pobladores mochicas de Sipán que advertían la existencia de monstruos o
seres sobrenaturales capaces de atacar a los seres humanos. Sin duda, este tipo de
mensajes contribuirían a mantener el orden existente.

La vestimenta también se elaboró en base a placas pequeñas (1 cm. por cada lado)
de metal cocido a un textil. El extremo inferior de la prenda asociada al Sacerdote
Guerrero ha sido decorado con placas triangulares invertidas (Fig. 342a), mientras
que la túnica del Señor de Sipán remata en placas de menores dimensiones (Fig.
342b). Estas vestimentas carecen de diseños o representaciones. Los demás perso-
najes de la élite y la nobleza debieron usar solo vestimentas con textiles muy finos di-
ferenciándose, así, de los gobernantes que tendrían el resplandor del sol o de la luna.

También se han registrado reservas, que son masas de metal sin función aparente
colocadas en el interior de la boca, manos o a los pies del personaje. En el caso del
Sacerdote Guerrero (tumba 14), a la altura de la cavidad bucal, se recuperaron pe-
queñas masas de oro (a la derecha) y de cobre (a la izquierda) (Fig. 343a), mientras
que para el Señor de Sipán (tumba 1) se han identificado reservas de oro en la boca,
sobre la mano derecha y en el vientre. Sobre la mano izquierda se recuperó una pieza
complementaria de plata (Fig. 343b)

316 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 341: Representación de una escena mítica.
Recuperado en la tumba del Jefe Guerrero – tumba
8. Tomado de Alva (2007).

Figura 342: Vestimenta de placas asociada al Sa-


cerdote Guerrero (a) y al Señor de Sipán (b). To-
mado de Alva (2007) y Colección Museo de Sitio
Huaca Rajada- Sipán.

Figura 343: Reservas de metal asociadas al Sa-


cerdote Guerrero – tumba 14 (a) y al Señor de Si-
pán - tumba 1 (b). Tomado de Alva (2007) y Colec-
ción Museo de Sitio Huaca Rajada- Sipán.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 317


La presencia de copas también nos ha permitido saber la identidad de los persona-
jes de la élite mochica y su papel como participantes activos en determinados actos
o ceremonias. Al cumplir con estos rituales, ellos debieron ratificar el alto estatus que
ostentaron en la sociedad mochica, tal como está registrado en algunas escenas
iconográficas en la cerámica. Durante la fase mochica medio, las copas presentan
un soporte en pedestal en cuyo interior se contienen esferas que generan un efecto
sonoro. Sobre este pedestal se ha colocado el receptáculo o contenedor. Dichos
objetos se encuentran asociados al Sacerdote Guerrero (tumba 14) (Fig. 344a) y a
la Tumba Saqueada (Fig. 344b). En lo que se refiere a la copa asociada al Sacer-
dote (tumba 2), el objeto está constituido por un cuenco que carece del soporte en
pedestal y tiene, además, una lámina circular a manera de tapa (Fig. 344c). Cabe
mencionar que el antecedente de estos objetos se encuentra en la tumba del Viejo
Señor, donde se han identificado dos cuencos (Fig. 310).

318 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Finalmente, los ornamentos localizados a los pies de los personajes han sido de-
nominados sandalias; se asocian al Jefe Guerrero (tumba 11) y al Señor de Sipán
Figura 344: Copas con pedestal asociadas al Sa-
(tumba 1) (Fig. 345)
cerdote Guerrero – tumba 14 (a), al personaje de
la Tumba Saqueada (b) y copa sin pedestal del
Sacerdote – tumba 2 (c). Tomado de Alva (2007) En todos los contextos de la fase roja se han hallado personajes de élite. De esta
y Colección Museo de Sitio Huaca Rajada- Sipán. forma, son claros los roles que cumplieron el Señor, el Sacerdote, los guerreros y los
nobles.

Es importante tener en cuenta que los datos recolectados de la tumba 4 nos indican
que el espacio fue preparado, originalmente, para depositar los restos de un per-
sonaje importante. La tumba es más grande que la del Señor de Sipán (que tiene
5 m. por 5 m.) y presenta tres hornacinas por lado con sus respectivas ofrendas.
No obstante, las evidencias indican que no llegó a cumplirse tal fin, pues no se ha
encontrado el cuerpo de este individuo. Debajo de esta tumba, se hallaron los restos
óseos de tres personas dispuestas una al lado de la otra, orientados en eje este-oes-
te. Se recuperaron, además, orejeras con incrustaciones de turquesas, objetos de
metal y cerámica, y evidencias de caña, conformando una nueva tumba signada
como la tumba 6.

Pensamos que el último gobernante de los mochicas es el Señor de Sipán (tumba


1). Con ello, se estaría poniendo fin a la fase roja y al Moche Medio que se inició con
el personaje de la Tumba Saqueada, quien sería, también, un señor. De acuerdo al
estudio arquitectónico, el enterramiento de este individuo estaría localizado en la pla-
taforma de la fase constructiva 2 del edificio primigenio rojo, anterior al Señor de Si-
pán. En este sentido, la hipótesis es que entre ambos existió un grado de parentesco.

Hay que mencionar, finalmente, que en la fase roja se da, con mayor intensidad, la
idea del dualismo. Podemos corroborar esto en la presencia de objetos elaborados
en oro y en plata asociados al Señor de Sipán, al Sacerdote, al Sacerdote Guerrero y,
probablemente, a la Tumba Saqueada. Todos estos personajes serían los gobernan-
tes durante esta época.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 319


Figura 345: Sandalias de metal asociadas al Señor
de Sipán. Tomado de Alva (2007).

320 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Decadencia:
Nuevas Evidencias
de los Mochicas
en Sipán

La historia nos demuestra que todas las sociedades que han emergido alrededor del
mundo tienen un origen, un increíble auge o prosperidad y, finalmente, un proceso
de declive. El área andina no ha sido la excepción a esta regla. Muestra de ello es la
cultura mochica, que ha dejado múltiples interrogantes acerca de las circunstancias
que propiciaron su decadencia o colapso.

Los datos recopilados de las excavaciones de las estructuras mayores del Complejo
Arqueológico Huaca Rajada –Sipán (patio 1, Pirámide Ceremonial, Plataforma Fu-
neraria, patio 2, Pirámide Político-Administrativa) (Fig. 69) han reportado contextos
en los que, también, hubo presencia de grupos culturales post-mochica como los
lambayeque, chimú y chimú-inca. En niveles más profundos, las excavaciones nos
han permitido identificar la presencia de material asociado a la Fase Mochica Tardío,
periodo en el que se da una arquitectura ortogonal mediante el empleo de adobes
paralelepípedos reutilizados que están asociados a amplios espacios de quema.
Asimismo, se han registrado depósitos sedimentarios, arrastres aluviales e, incluso,
el colapso de algunas partes de la arquitectura monumental que flanquea estas ex-
planadas, aparentemente, vacías.

El patrón arquitectónico identificado para la Fase Tardía se caracteriza por la cons-


trucción de espacios mediante el empleo de adobes desmontados; en algunos ca-
sos, se ha podido identificar la presencia de marcas de fabricante o la misma ga-
bera de caña, probablemente, procedente de las estructuras mayores o del colapso
de las mismas, pues la lectura de los perfiles nos evidencian una intensa actividad
pluvial que provocaba, probablemente, la disminución de la producción de adobes
y limitaba el aprovechamiento del recurso más cercano. El análisis de los perfiles
identificado en el patio 1 nos ha permitido registrar cuatro sucesiones de incidentes
mientras que, para el patio 2, se han reconocido seis momentos ocupacionales, con
sus respectivas remodelaciones. Los datos serán presentados siguiendo el patrón de
lo más antiguo a lo más reciente.

Durante la Fase Mochica Tardía— en sus ocupaciones iniciales en el patio 2 (mo-


mentos 6 y 5)— se han identificado pequeñas quemas de ceniza oscura y lentes de
arcilla, y escorrentías de arena fina que indican la presencia de eventos pluviales

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 321


asociados a huellas de pisadas humanas (de individuos adultos) distribuidas en dife-
rente direcciones. Dentro de los vestigios culturales recuperados, encontramos frag-
mentos de cerámica (cuencos con borde reforzado), restos óseos y malacológicos.

Cabe mencionar que los datos recuperados, a la fecha, nos han permitido establecer
algunas correlaciones con los momentos de ocupación definidos en patio 2 y patio
1. A pesar de que los trabajos de excavación en este último todavía no han conclui-
do, hemos registrado, tentativamente, “conjuntos arquitectónicos” (patio 1) con sus
respectivas remodelaciones. A ellos se asocian vasijas de cuello compuesto, tinajas
decoradas con bandas de color crema e incisiones de roedores. El hallazgo de estos
elementos nos ha permitido asociarlos al momento de ocupación 4 del patio 2 donde,
antes, no se habían reportado estas evidencias.

En el siguiente momento ocupacional (momento 4) del patio 2 (Fig. 97b), se ha iden-


tificado la presencia de sedimentos (lo que indica que continúan los eventos plu-
viales); también ha sido posible registrar el incremento de las áreas de quema con
restos de carbón vegetal (algarrobo) que se encuentran asociados a fragmentos de
cerámica como, por ejemplo, pedazos cara-gollete antropomorfos, asa estribo de-
corados con bandas horizontales dispuestas en la base de la misma, fragmento de
cuerpos decorados con diseños de línea fina (Fig. 107), cántaros de cuello compues-
to y tinajas decoradas con una banda de pintura crema y un diseño zoomorfo inciso
en el borde (probablemente, se trata de un roedor) (Fig. 121). Estos dos últimas tipos
de cerámica han sido registradas en patio 1, donde se ha podido identificar espacios
construidos con adobes reutilizados cuyos acabados de superficies muestran indi-
cios de refacciones, las cuales serían producto de erosiones pluviales y acarreos alu-
viales e indicarían la presencia de fuertes lluvias. Se observa, también, la presencia
de repositorios—bases de postes que, probablemente, sostendría un techo. De esta
manera, los materiales asociados están constituidos por restos malacológicos, óseos
y fragmentos de cerámica. En el patio 1, se ha registrado un espacio rectangular de
2.70 m. por 2.04 m. y 1.60 m. elaborado con adobes completos y fragmentados. El
lado norte muestra salientes a manera de peldaños (Fig. 94). Probablemente, esta
área fue diseñada y construida para fines funerarios, pero no se llegó a darle este
uso. El diseño evoca la continuidad del patrón funerario mediante la construcción de
cámaras cuadrangulares para los personajes de élite identificados en la Plataforma
Funeraria a fines de la Fase Mochica Medio de Sipán.

En el momento 3 del patio 2 (Fig. 97b), se registra la construcción de estructuras


asociadas a restos de quemas (ceniza), además de enrojecimientos en los para-
mentos internos de los muros de algunos de los recintos. Aquí, probablemente se
realizó algún tipo de actividad doméstica para la que no fue necesario preparar una
superficie determinada.

Este momento ocupacional presenta una arquitectura más completa. Los materiales
asociados a esta ocupación son restos óseos, restos vegetales y fragmentos de ce-
rámica. Estos últimos nos permiten saber que se continúa decorando las asas estribo
con bandas horizontales tanto en la base como en la parte media y se empiezan a
utilizar los cántaros de gollete carenado y cara-gollete (Fig. 108).

322 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Es posible observar, también, que en el patio 1 se continúa empleando adobes reuti-
lizados y deteriorados por fuertes lluvias, escorrentías y acumulación de sedimenta-
ciones de acarreos aluviales (estos delimitan espacios arquitectónicos). En el interior
de uno de los conjuntos arquitectónicos, se identificó un pequeño altar cuya remo-
delación significó la construcción de una plataforma con rampa enlucida. Sobre esta
estructura, se registraron cinco improntas de postes, probablemente, los soportes
de un techo. Al norte del altar, se determinó la existencia de cuatro ofrendatorios
elaborados de arcilla y con manchas rojizas. Uno de ellos presenta una plataforma
con rampas con claros indicios de que allí tuvo lugar una combustión intensa, posi-
blemente, durante ceremonias rituales con la finalidad de aplacar las lluvias (como
sucede en el patio 2) (Fig. 97b). Asociados a estos espacios, tenemos las impron-
tas de dos vasijas y un cántaro en un espacio circulado por adobes colocados en
desorden. Hay que resaltar que la vasija registrada corresponde a un cántaro cuello
compuesto. Se recuperó, además, una tinaja de cuerpo ovoide con pintura crema
en el borde y un diseño zoomorfo inciso en el borde (es probable que se trate de un
roedor) (Fig. 121). Estos hallazgos no dejan duda de que este diseño es recurrente
desde el momento anterior reportado para ambos sectores (patio 1 y 2).

Hasta el momento, en el patio 1, no hemos identificado cántaros cara-gollete ni frag-


mentos con diseños de línea fina o asas estribo decoradas con bandas horizontales.
En consecuencia, podemos inferir que el espacio debió estar ocupado solo durante
un corto periodo de tiempo en el que se desarrollaron intensas lluvias. En el patio 2,
las evidencias halladas indican que este espacio fue ocupado un tiempo después
del abandono del patio 1. Aquí tuvo lugar la quema de diversos productos de proce-
dencia marina, vegetal, animal e incluso humana que corresponden a los momentos
2 y 1.

Es así que en el patio 2 (momento 2) (Fig. 97b), se identificó acumulación de ceniza


de forma irregular junto a los restos de un petate, asociado a vigas, elaborado de
enea de 4.20 m. de largo por 1.50 m. de ancho. Debajo del petate, se recuperó un
cántaro de cuerpo globular y cara-gollete zoomorfa (probablemente, se trate de un
zorro). En la parte central del cuerpo, el cántaro lleva el diseño de un ave estilizada
en actitud de vuelo pintada con carbón (Fig. 102). Por otro lado, debajo de una im-
pronta de poste, se registró la sección de una extremidad inferior izquierda articulada
y flexionada de un ser humano adulto (Fig. 103). Asimismo, se logró identificar la pre-
sencia de pequeñas matrices con restos de cenizas producto de la quema de vege-
tales, restos óseos (humanos y animales) y algunos restos malacológicos— dentro de
los cuales tenemos dos conchas completas de un gasterópodo marino empleadas
como pututo (Malea ringens) (Fig. 105). La fragmentería de cerámica está constituida
por una olla de cuello compuesto y plataforma y fragmentos de asa estribo decora-
dos con diseños de panoplias. Se encontró, además, partes de cuerpo pintados con
línea fina (que representan a seres antropomorfos, la escena de la sacerdotisa y el
personaje denominado como cara arrugada) y fragmentos de cántaro cara-gollete
de seres antropomorfos que, en algunos casos, presentan bigotes, portan orejeras,
tocados y cubre pelo. Estos últimos han sido denominados, tradicionalmente, “reyes
de Asiria” (Castillo 2010 [tomado de Ubbelohde-Doerin 1983]), mientras que en Si-
pán los estamos llamando “nobles tardíos” (Fig. 108).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 323


Al respecto de las panoplias, podemos mencionar que el antecedente lo encon-
tramos en los objetos en miniatura recuperados en la tumba 14 (perteneciente al
Sacerdote Guerrero). En este contexto funerario se han hallado porras, escudos y
coronas depositados en dos valvas de concha Spondylus. En el caso de las porras
y escudos, estos se encuentran unidos mediante soldadura o engrapados (Fig. 346)

Para este momento de patio 2, se observa que las estructuras han sido elaboradas
con madera de algarrobo y enea trenzada, dejando de lado la elaboración en ado-
bes. Pero, al ser estos necesarios para la construcción de los espacios arquitectóni-
cos, se decide reutilizarlos desmontándolos de las estructuras. El poco tiempo y la
poca fuerza de trabajo que esto demandó permitió que los pobladores abocaran, por
completo, sus energías en la realización de rituales para aplacar las fuertes lluvias
del momento.

Finalmente, para el último momento de ocupación—correspondiente al más recien-


te de la Fase Mochica Tardío (momento 1)— se han registrado áreas de quema y
fragmentos de adobes quemados relacionados, probablemente, con actividades

324 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


ceremoniales. Estos elementos se asocian a una amplia capa de sedimentos que
revela que allí tuvieron lugar muchas lluvias; estas fueron mucho más intensas du-
Figura 346: Miniatura de cobre recuperada en la
rante este periodo que durante momentos anteriores por lo que, es posible que se
tumba del Sacerdote Guerrero – tumba 14. Nótese
la cinta de metal que une los dos elementos. trate del fenómeno Enso (602 - 635 A.D.) (Shimada 1994). Dentro del material cultural
recuperado para este momento, tenemos fragmentos de cántaros cara-gollete de
seres antropomorfos a los que se ha denominado “nobles tardíos”. Se han hallado,
también, representaciones zoomorfas, fragmentos de asas estribos decorados con
Figura 347: Fragmentería de cerámica asociada
bandas horizontales y panoplias, cucharas con diseños lineales y dentro de las pie-
a la Fase Mochica Tardío: (a) Representaciones
zas domésticas, tenemos bordes de olla compuesto y cuello plataforma (Fig. 347).
antropomorfas, (b) zoomorfas, (c) fragmentos de
asa estribo decorados con bandas, (d) diseños de
panoplias, (e) cucharas decoradas, (f) bordes tipo
plataforma y (g) borde tipo compuesto.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 325


Durante la Fase Mochica Tardío, las actividades de quema continúan. Por su parte,
los materiales recuperados dentro de este contexto corresponden a los mismos que
Figura 348: Recreación de los rituales relaciona-
han sido reportados desde la ocupación anterior, lo que refleja un intento por mante-
dos al fuego del momento 2 realizado en el área
ner el poder dentro de este reducido grupo de la élite mochica que, a su vez, lucha
del patio 2, al pie de la Pirámide Administrativa.
contra los embates de la naturaleza.

Con ayuda de los datos que han sido recogidos por algunos cronistas haremos, a
continuación, algunas comparaciones históricas que nos permitirán recrear los suce-
sos desarrollados en Sipán.

La organización de una sociedad integrada por la religión y representada por seño-


res de imagen semi-divina requería de la celebración de grandes ceremonias rituales
y de la ejecución de sacrificios humanos que frenaran los embates de la naturaleza
o el disgusto de los dioses. Es posible que, bajo este propósito, se realizaran rituales
donde el fuego cumplió un papel muy importante. Evidencia de esto es el hallazgo de
un área horizontal de más de 30 m. de quemas continuas. Creemos que la ceremonia
ritual debió ser ejecutada por algún sacerdote que colocó un petate en la base de
la pirámide. De este se ha registrado las huellas impregnadas en suelo y, también,
restos muy frágiles de fibra vegetal. El petate estaba protegido por una estructura de
la cual solo quedaron las matrices y los restos de un poste. Se ha podido determi-
nar, además, que en diferentes lugares del área se inició la quema de ofrendas de
animales (camélidos), de productos marinos (Donax obesulus, Tegula atra, Strombus
sp, entre otros) y agrícolas (algodón, maíz y algunas semillas que por el grado de
calcinación no ha sido posible identificar). Se colocaron, también, vasijas domésticas
conteniendo líquidos o comidas e, incluso, se ofrendaron seres humanos que se han
hallado desmembrados (Fig. 348). En otros espacios tuvo lugar la presentación de
ofrendas: más de 20 mandíbulas de cuyes y otros huesos del esqueleto de estos
animales respaldan la existencia del sacrificio de animales domésticos.

Al respecto, el cronista Murúa en Historia General del Perú (1611) relata el uso de las
ofrendas de animales domésticos en rituales muy parecidos:

“No acostumbraron sacrificar animales silvestres, porque decían que para ofrenda
a las huacas, y siendo dirigidas y ordenadas para su bien, salud y aumentos, no
debían de ofrecer sino cosas que ellos hubiesen criado y aumentado con su so-
licitud y cuidado, para dar muestras de lo mucho que estimaban sus huacas y lo
mucho que dellas esperaban” (1987: 421).

Algunos trabajos antropológicos como los de Gerardo Fernández (1997) indican,


incluso, que las ofrendas contemporáneas deben entregarse con “cariño” por parte
de los oferentes. Este “cariño” es inherente al acto ceremonial que es valorado por
el precio de la ofrenda, la calidad de sus ingredientes, el número de platos rituales
y el costo del ofrecimiento ritual, así como por los complementos que deben acom-
pañarlo (trago, comida, etc.). Aquello que cuesta sacrificar es considerado muestra
apreciable obligando, en consecuencia, a una reacción comparable entre los desti-
natarios de la ofrenda (1997:17).

326 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 327
Al ampliar la excavación observamos que delante del petate, en dirección este, se
enterraron dos caracoles de la especie Malea ringens y se quemó un tercero al lado
oeste, junto a la pirámide. Al respecto del uso de estos recursos marinos, sabemos
que el ofrecimiento de conchas marinas a los manantiales o las afluencias de agua
son recurrentes, pues estas son consideradas como hijas del mar. Así, las conchas
eran indispensables en los ritos para pedir lluvia y, quizá, el hecho de exponer a
algunas al fuego tenga que ver con los intentos de aplacar las lluvias. El hecho de
ofrendar otros ejemplares sin quemarlas tal vez tenga que ver con la presentación del
antes mencionado “cariño” a las huacas. El padre Bernabé Cobo recoge, en su libro
Historia del Nuevo Mundo (1653), los objetos ceremoniales utilizados en el culto a los
ídolos y a las huacas del Tahuantinsuyo y destaca el uso del mullu, conchas molidas,
sacrificios humanos y demás objetos durante las ceremonias. El cronista describe,
de forma resumida, que “le ofrecían de todo” (1964: 171). Respecto al sentido culina-
rio de la ofrenda ceremonial, dice:

“La segunda guaca desteceque se llamaba Pachatosa; era una piedra grande que
estaba junto a la casa de Cayo. Quemábase encima della el sacrificio, y decían
que lo comía” (Cobo 1964: 175)

Este testimonio indica, con claridad, por qué el fuego se usó como un elemento en-
cargado de acercar todas las ofrendas a las huacas y a los dioses. En este mismo
contexto ritual, se identificó dos fogones. El primero es de forma circular y paredes
calcinadas con una coloración anaranjada a consecuencia de un calor constante.
Debió ser utilizado para abastecer de fuego a la incineración de ofrendas. El segun-
do es de forma rectangular y ha sido elaborado con adobes paralelepípedos. Debió
ser utilizado para la preparación de alimentos consumidos durante el rito.

Otro elemento que merece especial atención son los sacrificios humanos. Observa-
mos, claramente, que, en uno de ellos, un individuo fue descuartizado, colocando
sus partes corporales en diferentes lugares. Así, se halló, por ejemplo, una pierna
muy cerca al petate y otro miembro en la parte central del patio. Otros restos óseos
como costillas, vertebras y omoplatos fueron distribuidos muy cerca al petate.

Este tipo de ofrenda indica que la vida humana constituye el bien más preciado
de cualquier sociedad. Fernández (1997) refiere que los sacrificios humanos en los
andes son reconocidos, incluso en la actualidad, como la ofrenda más valorada. En
tanto, la sangre humana, pese al rechazo consensual, es considerada una ofrenda
propicia.

En la etnografía ceremonial, el cronista Guamán Poma refiere que, en los pueblos de


la zona del Chinchaysuyo– zona norte del imperio— se observa, como práctica ge-
neralizada, el culto a los cerros. El autor señala que a las huacas se les suele otorgar
sacrificios humanos, junto con otros objetos ceremoniales: algodones, tupa coca,
fruta, chicha, zanco (torta de maíz), pacos (alpacas), ají, mollo, plata, oro y lanas de
colores (1987:256).

El sentido de la ofrenda y su eficacia conllevan, desde la perspectiva andina, a la


reciprocidad de quien la recibe. Por ello, de acuerdo a la efectividad de la petición
hecha durante las ceremonias rituales, podrá verificarse si, efectivamente, existen
buenas relaciones entre los seres humanos y los seres tutelares.

328 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Lamentablemente, durante lo que ahora se considera la Fase Mochica Tardío, Sipán
debió ser devastado por fuertes lluvias que afectaron gravemente las pirámides e
inundaron los campos de cultivo y las áreas de vivienda ubicadas en las zonas lla-
nas. Estos acontecimientos generaron que la clase gobernante no tuviera el control
de sus gobernados quienes, probablemente, reclamaron a los señores el favor de los
dioses para aplacar las inclemencias del tiempo. Las acciones inmediatas estarían
en manos de los sacerdotes, quienes tendrían el encargo de hacer llegar las plega-
rias a través de la celebración de ceremonias en las que se ofrecería los bienes más
preciados.

Estos eventos climáticos debieron extenderse y las estrategias del gobierno ante
estas inclemencias debieron ser vistas con ineficiencia. Nuestra propuesta es que,
como consecuencia de estos eventos, la élite de Sipán se traslada a Pampa Grande,
al sector denominado Piedemonte Sur. Debemos tener presente que una élite tan
fuerte como Sipán no puede extinguirse tan rápido y que, ante este acontecimiento
pluvial, debieron emplear múltiples estrategias para mantenerse en el poder.

Gracias a los trabajos de investigación de Jhonson (2010) y a nuestras prospec-


ciones en el año 1998, en el sector Piedemonte Sur se han encontrado fragmentos
de asa estribo decorados con bandas horizontales. Asimismo, nuestros trabajos de
excavación en el marco del Programa de Investigaciones Arqueológicas Sipán 2013
han permitido que se realice la limpieza de pozos de huaqueo y se definan fachadas
rectas de color amarillo en los niveles inferiores, similares al edificio 2 de la Plata-
forma Funeraria de Sipán, que tienen las mismas características arquitectónicas y
de color. También en esta área, superpuesta a la arquitectura antes mencionada, se
identificó fachadas rectas de color rojo asociadas a restos de posibles hornacinas
(en Sipán, las fachadas son inclinadas y del mismo color). Shimada (1994) menciona
que en Piedemonte Sur se encontraron varios fragmentos de cerámica de línea fina,
aunque su calidad es menor a los encontrados en la porción central del sitio, lo que
indica que corresponderían a las residencias y a los centros administrativos de los
líderes étnicos locales (1994: 175).

Con la afectación estructural e ideológica de Sipán y como medida de urgencia, se


intensifica el proceso de traslado hacia el sitio de Pampa Grande, el cual se convier-
te en el nuevo centro de poder que garantiza la seguridad de la élite, el control del
agua y la reconstrucción del poder religioso (Fig. 349). Estas acciones tuvieron lugar
durante la vigencia de Sipán, lugar que, posteriormente, queda como espacio de
descanso de los ancestros, personajes semi-divinos que condujeron los destinos de
un pueblo. Ante este nuevo contexto, los gobernantes debieron enfrentar la propa-
gación de nuevas ideologías. Producto del contacto con grupos provenientes del sur
y de la sierra norte, los objetos destinados a la élite mochica debieron exhibir estos
cambios, pues una nueva ideología modificaría esquemas y pensamientos materia-
lizados en objetos. Sumado a esta realidad y aún con los estragos medioambientes,
la élite local de Pampa Grande habría edificado instalaciones de almacenaje colo-
cadas, estratégicamente, en el sector cívico-ceremonial al pie del monte norte con
accesos restringidos y ordenadas formalmente en líneas de espacios de similar con-
figuración y de manera contigua para la fácil regulación. Se cree que estas estruc-
turas de almacenamiento contuvieron alimentos que el estado habría utilizado para
el mantenimiento de la élite estatal y los trabajadores de los talleres (Shimada 1994).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 329


Figura 349: Pampa Grande, nuevo centro político,
económico y religioso en el valle Chancay-Lamba-
yeque durante la fase mochica tardío.

330 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 331
Figura 350: Sitios arqueológicos mochica identifi-
cados en el área andina. Redibujado de Castillo y
Uceda (2008: 3)

332 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Importancia de Sipán
Entre los Valles de la
Costa Norte del Perú

G
racias al conglomerado de evidencias reportadas hasta la fecha, los traba-
jos de investigación en el Complejo Arqueológico de Huaca Rajada-Sipán
nos ha permitido respaldar la presencia de tres etapas de desarrollo de
la sociedad mochica: Mochica Temprano, Mochica Medio y Mochica Tardío. Esto
ha sido posible en base a los análisis morfológicos, tecnológicos e, incluso, icono-
gráficos de las piezas malacológicas, de cerámica y de metal. Dichas piezas han
sido asociadas— de acuerdo a su procedencia— a la secuencia constructiva de la
estructura funeraria y con ello se ha podido establecer algunas recurrencias de for-
mas e iconos dentro del mismo sitio arqueológico. Estas han llegado, a su vez, a ser
reconocidas en el valle Chancay-Lambayeque, Zaña (Úcupe), Piura (Loma Negra),
Jequetepeque (Dos Cabezas, La Mina, Pacatnamú, San José de Moro), Chicama
(Huaca Cao) y Virú (Huaca de la Cruz) (Fig. 350).
Las evidencias asociadas a la ocupación Mochica Temprano en Sipán están confor-
madas por un escueto conjunto de materiales que no permite inferir mayores detalles
Figura 351: Botellas escultóricas ornitomorfas asa
acerca de esta sociedad durante su formación. Sin embargo, uno de los primeros
estribo con reborde en el gollete, recuperadas en
indicios— identificado a nivel arquitectónico— se manifestó en los perfiles de la Pla-
(a) Sipán, (b) Úcupe, (c) Dos Cabezas, (d) La Mina
taforma Funeraria, en la sección más profunda (Figs. 17a y 17b), registrándose la y (e) Piura. Tomado de la Colección del Museo de
configuración de una estructura alargada de fachadas altas e inclinadas asociadas Sitio Huaca Rajada Sipán, Museo Tumba Reales,
a pisos e, incluso, algunas remodelaciones, cuyos paramentos han sido enlucidos. Chero y Alva (2010), Makowski y Donnan (1994)

Debido al reducido espacio de trabajo, aún queda por determinar más detalles re-
lacionados al diseño de esta construcción. Esta ha sido denominada edificio 3 y
constituye la edificación más temprana a la fecha en Sipán. De esta estructura se
Figura 352: Cancheros recuperada en Dos Cabe-
han recuperado los restos del Noble Guerrero (tumba 15) (Figs. 17a, 17b, 46 y 48). zas-tumba 2 (a) y canchero asociado a la tumba 15
El personaje fue envuelto en textiles para, finalmente, ser depositado en una tumba del Noble Guerrero en Sipán (b). Tomado de Don-
del tipo fosa (Fig. 167). nan (2007: 178) y Colección Museo de Sitio Huaca
Rajada-Sipán.

Los materiales recuperados del Noble Guerrero (quien pertenece a la élite mochica
temprana de Sipán) evidencian una sociedad donde el nivel tecnológico, morfoló-
gico y decorativo de la cerámica ritual es alto. Entre estos objetos se encuentran
botellas escultóricas asa estribo que representan, naturalmente, a seres ornitomorfos
(búhos) en posición erguida (Fig. 351a). Estas representaciones también se han en-
contrado en sitios como Úcupe (Fig. 351b), Dos Cabezas (Fig. 351c), La Mina (Fig.
351d) y Piura (Fig. 351e). Aquí se puede apreciar, aún, como característica común
el engrosamiento en el labio del gollete.

334 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


De otro lado, los cancheros se muestran como elementos recurrentes en sitios como
Sipán y Dos Cabezas; sus características morfológicas y de acabado de superficie
son similares (Fig. 352)

Hay que mencionar que la cerámica recuperada en Piura y Jequetepeque presenta


características morfológicas similares. Por ejemplo, se han encontrado vasijas de
doble cuerpo, gollete alto y cónico. En el caso de las representaciones escultóricas,
estas han sido colocadas sobre una especie de plataforma o elevación. De esta
manera, el denominador común entre estos dos sitios y Sipán es la presencia del
engrosamiento o el reborde del labio de los golletes de botella.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 335


La información recopilada de Loma Negra es reducida; sin embargo, nos hemos
permitido la licencia de hacer ciertas comparaciones entre los objetos que figuran
publicados en artículos, revistas o en las reseñas procedentes del Sitio de La Mina
(Narváez 1994). Los datos de estos lugares muestran la presencia de coronas se-
milunares donde el búho está representado con las alas extendidas y asemeja estar
en posición de vuelo. Una corona similar también fue identificada en la tumba 15 de
Sipán; su forma, diseño y decoración son muestra de una fuerte presencia y/o impo-
sición de este icono (Fig. 353).

A pesar de que el Periodo Mochica Temprano cuenta con un reducido registro en


los valles de Piura, La Leche, Chancay–Lambayeque, Zaña y Jequetepeque, es po-
sible establecer que estamos frente a importantes asentamientos que existen bajo
el dominio de sus propias élites y jerarquías, de forma independiente una de la otra.
Probablemente, debió darse algún tipo de contacto o acercamiento entre estos gru-
pos; prueba de ello es la presencia de cerámica con reborde en el gollete de las
botellas, destaca por su fino acabado de la superficie, así como las representaciones
escultóricas. Entre los metales, tenemos las coronas semilunares decoradas con el
búho en actitud de vuelo. Estas representaciones con elementos o iconos sagrados
enmarcan a un grupo social emergente.

Cabe resaltar la presencia de un icono importante identificado en Dos Cabezas y


asociado al personaje de la tumba 2 que corresponde a la representación de un
murciélago con las alas extendidas en posición de vuelo. Dicha imagen ha sido re-
presentada tanto en ornamentos de metal como en cerámica (Fig. 354)

336 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 353: Tocados con diseño ornitomorfo. (a)
Loma Negra (b) La Mina (c) Sipán–tumba 15. To-
mado de Donnan (1992: 134) y Colección Museo
de Sitio Huaca Rajada-Sipán.

Figura 354: Icono representando al murciélago


identificado en el sitio de Dos Cabezas. Tomado
de Donnan (2003: 107 y 2007: 123)

La secuencia ocupacional mochica identificada en la Plataforma Funeraria de Sipán


ha permitido determinar tres edificaciones sucesivas. La primera es la construcción
del edificio 3, que se localiza a mayor profundidad y de donde se ha recuperado la
tumba 15, que pertenece al Noble Guerrero. Este edificio no presenta ninguna colo-
ración en su fachada y está asociado a la Fase Mochica Temprano. Por su parte, den-
tro de las construcciones de la Fase Mochica Medio se han registrado dos edificios.
El primero está pintado de color amarillo (edificio 2) y corresponde a la estructura in-
termedia. Aquí se ha recuperado a dos personajes de la élite, entre los que destacan
el Viejo Señor (tumba 3)— quien debió gobernar en el siglo IV, aproximadamente— y
el Señor Guerrero (tumba 16)— que tiene un fechado de carbono 14 a 2 sigmas que
arroja una cronología de 390 – 540 d.C. (BETA – 323011, Gráfico 1). Nosotros pro-
ponemos que el Viejo Señor marca la pauta del florecimiento y el desarrollo de los
mochicas de Sipán. Este personaje está acompañado de iconos como la serpiente,
la serpiente bicéfala, la raya, el life, las volutas y de objetos como narigueras con
extremos recortados, máscaras con colgajos y lentejuelas.

El edificio 2 está sellado por un relleno compacto de 60 cm., aproximadamente, en


el cual se colocaron algunas botellas asa estribos fragmentados y un canino como
ofrendas. El último edificio—que corresponde a la siguiente estructura en construir-
se—presenta fachadas de color rojo y corresponde al edificio 1. Esta edificación
finaliza la ocupación Mochica Medio en la Plataforma Funeraria de Sipán y contie-
ne, en este momento, a personajes importantes como el de la Tumba Saqueada,
a jefes guerreros (tumbas 8 y 11), al Guardián (tumba 7), a nobles (tumba 6 y 10)
y al Sacerdote Guerrero (tumba 14), con una datación de carbono 14 a 2 sigmas
correspondiente a los años 430 – 640 d.C. (BETA – 243700, Gráfico 1). Entre estos
personajes también está el Sacerdote (tumba 2) y el Señor de Sipán (tumba 1) (Fig.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 337


48). En el lapso de tiempo denominado Mochica Medio, la información acopiada a
la fecha permite desarrollar propuestas sobre el proceso constructivo en relación
a los principales personajes. También nos ha permitido identificar la presencia de
algunas formas e iconos desde Piura (Loma Negra), Chancay–Lambayeque (Sipán),
Chicama (Huaca Cao) y Moche (Huaca de la Luna) y conjeturar posibles relaciones o
nexos. Probablemente, estamos frente a élites que compartían estos elementos como
símbolos de poder y reconocimiento entre sí

Cabe mencionar que, para efectos de una mejor comprensión de los acontecimien-
tos, presentaremos los datos considerando el proceso constructivo de la estructura
funeraria de Sipán desde lo más temprano hasta lo más tardío. En otras palabras:
desde abajo hacia arriba.

Edificio 2: El inicio del Mochica Medio en Sipán


(Fig. 48)

Cada uno de los contextos funerario de estos personajes de la élite mochica contiene
un alto grado de información que nos permitirá ir reconstruyendo la historia en esta
parte del valle medio Chancay–Lambayeque y, además, comparar con otros asen-
tamientos de desarrollo coetáneo a Sipán con la finalidad de establecer parámetros
dentro de la interacción social de dichos grupos. De esta manera, podremos definir la
existencia o no de un núcleo central desde el cual se gesta la soberanía ideológica.

En Sipán, el inicio de la fase Mochica Medio está asociado al edificio amarillo. Se


han recuperado tumbas de élite donde los ornamentos de los personajes nos han
permitido inferir la actividad principal que, probablemente, debieron desarrollar en
vida. Esto es así para el caso de los nobles (tumbas 12 y 13), guerreros (tumbas 5 y
9), del Señor Guerrero (tumba 16) y del Viejo Señor (tumba 3). Este último personaje
es el gran unificador en Lambayeque y con quien se inicia el apogeo de los moche en
Sipán, alrededor del siglo IV d.C. Su ajuar ostenta ornamentos de rango y de mando,
y presenta imágenes que hemos denominado de culto, como la del hombre antropo-
morfizado y la del hombre cangrejo. Ambas debieron causar gran impacto visual y
dieron a entender que el Viejo Señor se encarnaba en ellas, causando temor y, por
ende, culto. Para este lapso de tiempo también se han identificado búhos, además
de la primera forma del tema de “La Presentación” representada en una nariguera
de plata y oro que procede de la tumba de un guerrero (tumba 9), donde interactúan
el Señor y una sacerdotisa (Fig. 294a). Aunque falta más investigación para este
periodo, pensamos que la unificación se debió a la religiosidad en los elementos
arriba mencionados y a los enfrentamientos de los grupos que habitaban el valle
Chancay-Lambayeque y los lugares aledaños durante esa época.

El uso de tumbas tipo fosa es común a todos estos contextos funerarios. Bajo esta
modalidad, el cuerpo del personaje era envuelto en textiles (tumbas 3 y 9). Posterior-
mente, se implementó el uso de ataúdes de caña (tumbas 5, 12, 13 y 16). Otra de las
características funerarias que se han identificado es la presencia de los acompañan-
tes en la tumba 3 (Viejo Señor), 12 (Noble) y 16 (Señor Guerrero). Podemos mencio-
nar, a su vez, la presencia de una semi-escultura de cobre dorado que representa
a un guerrero de porra terciada (tumba 3). Este elemento vendría a ser una de las
primeras manifestaciones de los guardianes en los contextos funerarios (Fig. 366a).

338 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


La cerámica recuperada de estos contextos ha permitido establecer similitudes in-
ternas. Los cántaros cara gollete identificados presentan como principales caracte-
rísticas morfológicas y decorativas el uso del molde parcial representando cabezas
humanas, zorros y búhos de cuerpo globular, todos decorados con engobe crema y
pintura roja, o la aplicación de pintura crema directamente sobre la superficie. Los di-
seños se realizaron por medio de trazos lineales que resaltan las facciones de los ros-
tros y, en el caso de los personajes antropomorfos, estos presentan diseños faciales
en los pómulos y sus tocados son simples bandas que envuelven la cabeza. Estas
han sido decoradas con motivos geométricos (rombos, reticulados, etc.); presen-
tan, en la sección superior del cuerpo, diseños geométricos a manera de pectorales
(Figs. 355b, 355e) y, en las representaciones ornitomorfas, el cuerpo del ave ha sido
delineado con las alas desplegadas o en posición de reposo (Fig. 355h)

Estos diseños marcan un patrón morfológico y estilístico desarrollado por los pobla-
dores de esta parte del valle de Lambayeque, el mismo que se identifica en sitios
como Piura y Jequetepeque. En el caso del primero (Piura), las piezas recuperadas
solo muestran semejanzas en el aspecto decorativo e iconográfico. Prueba de ello
es el empleo del engobe crema con pintura roja para realizar las representaciones
iconográficas respectivas. La forma de la pieza, por su parte, conserva las carac-
terísticas locales; esto se ve en los casos en los que se coloca una base al cuerpo
para, así, elevar la altura del mismo de manera que se asemeje a una forma ovoide
(Fig. 355a).

En los sitios de Pacatnamu (Fig. 355c, 355f y 355i) y San José de Moro (Fig. 355d,
355g y 355j) (ambos identificados en el Jequetepeque), las piezas de cerámica en-
contradas tienen cuerpo globular, cara gollete y están decoradas con motivos linea-
les pintados. Es claro el uso del engobe crema en las representaciones de perso-
najes antropomorfos, zoomorfos y ornitomorfos. Todos estos presentan las mismas
características que los personajes de las piezas identificadas en Sipán. De esta ma-
nera, los elementos identificados en Pacatnamu y San José de Moro nos permiten
dilucidar que Sipán fue el foco desde donde se irradió hacia estos lugares todo su
poder. Prueba de ello son las similitudes de formas y decoraciones identificadas
hasta el momento. En el caso de Piura, conocemos la complejidad de los elementos
recuperados y el acabado de la cerámica en pintura crema y roja nos sugiere una
posible relación con Sipán.

La cerámica representa los sucesos de una época, por lo que es un equivalente a la


fotografía de nuestros días (pues plasma eventos o acciones que realizaron los mo-
chicas). A la fecha, hemos podido identificar, en la fase amarilla de Sipán, represen-
taciones de seres antropomorfos, zoomorfos (zorro), además de diseños pictóricos.
Todos estos objetos presentan un buen acabado de superficie, como es el caso de
las piezas recuperadas en la tumba 3—que corresponde al Viejo Señor de Sipán—,
en la tumba 5—perteneciente al Guerrero Músico—en la tumba 9—que pertenece
al Guerrero—, en las tumbas 12 y 13—tumbas correspondientes a nobles— y en la
tumba 16—la del Señor Guerrero. En este último contexto funerario, hay una poca
cantidad de personajes que presentan una protuberancia a la altura del tórax que da
la sensación de que las manos están ocultas a ese nivel, debido a la túnica que cubre
sus cuerpos. Así, parecen ser mancos. Las demás representaciones carecen de esta
prominencia, dando la impresión de que faltan los miembros superiores.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 339


Las piezas de cerámica asociadas a la fase roja difieren de las de la fase amarilla en
el acabado de superficie, aunque continúan siendo de tipo escultórico y personifican
Figura 355a: Cántaros pertenecientes a los va-
a nobles, guerreros, prisioneros, individuos mutilados y seres zoomorfos. Los perso-
lles del norte con engobe crema y decorados con
najes de rango del edificio rojo son mínimos; presentan un mejor acabado en super-
pintura roja. En Piura (a), presentan, además, cara
ficie y tienen incrustaciones de concha (ojos, pectoral) y metal (orejeras, coronas y gollete representando personajes antropomorfos,
narigueras). En el caso de los guerreros, estos portan escudo y porra terciada; han zoomorfos y ornitomorfos recuperados de Sipán –
sido reportados en la Tumba Saqueada, en la tumba del Guardián (tumba 7), en la del valle Chancay Lambayeque (b, e, h), Pacatnamu

Sacerdote Guerrero (tumba 14) y en la del Señor de Sipán (tumba 1). Los prisioneros (c, f, i) y San José de Moro (d, g, j) valle de Je-
quetepeque. Tomado de Makowski (1994), Donnan
presentan una soga en el cuello y están desnudos con los genitales expuestos, tal
y Cock (1997), Castillo (2011) y Colección Museo
como se ha podido identificar en las tumbas 8 y 11 (pertenecientes al Jefe Guerrero)
Tumbas Reales.
y en la 14 (correspondiente al Sacerdote Guerrero). Estos contextos están asociados
a la fase dos del edificio 1. Asimismo, estas representaciones han sido registradas
también en la tumba 1 (la del Señor de Sipán) y en la 4 (contexto sin personaje),
ambas correspondientes a la fase 1 del edificio 1 (última fase del mochica en Sipán).
Finalmente, los mutilados— es decir, los que carecen de las extremidades superio-
res— han sido reportados en la tumba 8 y 11 que corresponden a los jefes guerreros.
Cabe mencionar que este mismo tipo de cerámica escultórica se reporta para los
repositorios 1, 3 y 4 (Fig. 355b).

En ese sentido, pensamos que esta fase del Mochica Medio Final en Sipán—periodo
en el que encontramos la presencia de guerreros con armas de combate, persona-
jes con soga al cuello (denominados prisioneros) e individuos que carecen de las
extremidades superiores— nos estaría advirtiendo sobre una época de violencia,
actividad que, hasta la fecha, no hemos podido reconocer para la fase anterior (edi-
ficio amarillo). La presencia de los prisioneros y mancos podrían estar referidas a
las secuela de enfrentamientos militares en los que se les capturó, se les colocó una
soga al cuello y se les cortaron las extremidades superiores. A través de estas prácti-
cas, se disminuye la fuerza de combate del ejército enemigo. La conjunción de todas
estas representaciones es un indicador de caos social dentro de esta sociedad, lo
cual respalda la hipótesis de que, en esta etapa del Mochica Medio Final de Sipán,
se produjo la Rebelión de los Artefactos y que es, finalmente, el Señor de Sipán quien
restaura el orden en la tierra de los hombres.

340 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


342 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Figura 355b: Cerámica identifica en la fase roja de la Plataforma Funeraria de Sipán.

343
En relación a los ornamentos de metal entre los personajes de élite, los más recurren-
tes son las narigueras. Estas se han podido identificar desde Piura hasta Virú. Así,
Figura 356: Nariguera cuadrangulares, combina-
durante la fase amarilla, las narigueras asociadas a los personajes de la élite han
ción de metales asociada al Viejo Señor de Sipán
sido elaboradas mediante el empleo de dos tipos de metales—el oro y la plata— para
(a) y a la Dama de Cao con el ave helicoidal (b).
confeccionar un solo elemento. Estos objetos han sido recuperados de los contextos Tomado de Alva (2007) y Franco (2007)
de Sipán (Viejo Señor–tumba 3) y Huaca Cao (Dama de Cao) y, en algunos casos,
pueden estar decorados con diseños en alto relieve como, por ejemplo, las narigue-
ras de la Dama de Cao. En ellas se ha representado el ave helicoidal, mientras que,
Figura 357: Narigueras ovaladas decoradas recu-
para el caso del Viejo Señor de Sipán, este diseño ha sido identificado en la parte
peradas en Loma Negra (a y d), Dos Cabezas (b y
posterior de las cuentas de los collares de arañas y felinos (Fig. 356).
e) y Sipán – Tumba del Viejo Señor (c y f). Tomado
de Donnan (1990, 1992 y 2007) y Alva (2007)
Las narigueras decoradas de tipo ovalado recuperadas en contextos como Sipán,
Loma Negra y Dos Cabezas tienen, como rasgo común, la aplicación de esferas,
sean del mismo metal o de algún tipo de pedrería. Este recorre casi todo el borde de
la pieza (Fig. 357).

344 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 358: Narigueras semilunares con puntas En cuanto a las narigueras semilunares con extremos recortados, estas han sido
recortadas recuperadas en Sipán: Viejo Señor –
reportadas en sitios como Sipán (Viejo Señor—tumba 3— y Señor Guerrero— tum-
tumba 3 (a), Señor Guerrero (b) Loma Negra (c),
ba 16) (Fig. 358a y 358b), Loma Negra, Úcupe y en Huaca Cao (Fig. 358c, 358d y
personaje de Ucupe (d) y Dama de Cao (e). Nóte-
se el diseño decorativo en c y d. Tomado de Alva 358e). Las que proceden de Loma Negra y Úcupe han sido decoradas en la sección
(2007), Donnan (1990) y Franco (2007), Colección frontal y en bajo relieve con diseños zoomorfos que representan cañanes (Dicrodon
Museo Tumbas Reales, Museo de Sitio Huaca Ra- guttulatum), mediante la incrustación de turquesas (Fig. 358c y 358d). Por otro lado,
jada- Sipán y archivo personal. los motivos ictiomorfos corresponden a camarones de río (Cryphiops caementarius)
que han sido representados tanto en narigueras de puntas recortadas (como en las
de Loma Negra) y en las del tipo ovalado de la Dama de Cao (Fig. 359a y 359b).
Cabe mencionar que está última representación (camarones de río) en Sipán ha sido
documentada en la tapa de una olla asociada al Sacerdote (tumba 2) (Fig. 359c) de
la fase roja o edificio 1; es decir, corresponde al Periodo Mochica Medio Final. Este
icono denota la importancia de esta fuente de alimento.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 345


De otro lado, en la tumba 2 de Dos cabezas, se ha recuperado una nariguera rec-
tangular de oro cuyo contorno tiene el diseño escalonado (Fig. 360a). Este mismo
signo está pintado en color negro sobre el muro este del corredor central de la fase
constructiva 2 del edificio amarillo de Sipán (Fig. 360b).

Respecto a las máscaras funerarias antropomorfas, entre las que proceden de Loma
Negra, Dos Cabezas, del personaje de Úcupe, del Viejo Señor de Sipán (tumba 3),
del Señor Guerrero (tumba 16) y del Guerrero Músico (tumba 5) se hallan ciertos
rasgos similares. Estos objetos exhiben el uso de lentejuelas en el mentón a manera
de barba, narigueras, orejeras y una lámina a manera de visera, la misma que pue-
de tener algunos colgantes (Fig. 361). Las formas de la narigueras corresponden a
las del tipo circular decorada con esferas—como la del personaje de Dos Cabezas
(Fig. 361b)— o del tipo semilunar con puntas recortadas— como la del personaje de
Úcupe (Fig. 361c), el Viejo Señor de Sipán (Fig. 361d) y el Señor Guerrero (Fig. 361e).

346 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 359: Narigueras con representaciones ic-
tiomorfas asociadas a la Dama de Cao (a) y Loma
Negra (b). Representación identificada en Sipán
en la tumba 2 – Sacerdote (c). Tomado de Franco
(2007), Donnan (1990) y Colección Museo Tumbas
Reales.

Figura 360: Nariguera con representación escalo-


nada recuperado en Dos cabezas (a). Similar dise-
ño se ha identificado en mural del edificio amarillo
de la Plataforma Funeraria de Sipán (b). Tomado de
Donnan (2007) y Colección Museo de Sitio Huaca
Rajada-Sipán.

Figura 361: Máscaras funerarias recuperadas en


Loma Negra (a), Dos Cabezas (b), personaje de
Ucupe (c) y de Sipán: Viejo Señor – tumba 3 (d),
Señor Guerrero – tumba 16 (e) y Músico Guerrero –
tumba 5 (f). Tomado de Alva (2007), Donnan (2007),
Bourget (2014), Carcedo (1999), Colección Museo
Tumbas Reales y Museo de Sitio Huaca Rajada- Si-
pán.
De los datos que tenemos, otro elemento importante y recurrente es la representación
del life. En Sipán, ha sido documentada en los objetos del Viejo Señor, decorando la
sección frontal de una nariguera ovalada, como diseño en una de sus túnicas (Fig.
362a) y en el extremo inferior de un pectoral confeccionado en concha (Fig. 300d).
Asimismo, este icono ha sido identificado en la tumba 16 del Señor Guerrero en un
pectoral similar al del Viejo Señor pero elaborado en metal (Fig. 300e). Probable-
mente, estaríamos frente a una genealogía entre estos dos personajes. La presencia
del life ha sido también documentada en el valle Chicama, en la decoración de los
textiles de la Dama de Cao y en los murales que decoran el recinto funerario de
dicho personaje (Fig. 362a y 362b). Este diseño aparece, también, en los murales
exteriores del Cuarto de Sacrificio del Templo Antiguo de Huaca de la Luna para la
fase 2 (valle de Moche) (Fig. 362c) y en los registrados en La Mina (Fig. 362d), en el
valle de Jequetepeque.

348 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 362a: Representación del life en la deco- Cabe mencionar que la documentación de la Dama de Cao y de las sacerdotisas de
ración de una nariguera (a) y en un fragmento de San José de Moro permite ampliar la visión de la presencia de las mujeres dentro de
textil (b) del Viejo Señor – tumba 3. Tomado de Alva
la élite mochica durante la Fase Media y Tardía. La Dama de Cao está asociada a la
(2007)
Fase Mochica Medio (300 - 400 d.C.) (comunicación personal con Regulo Franco).
Algunos de sus ornamentos son similares, en forma e iconos, con los identificados
para el Viejo Señor de Sipán quien, probablemente, debió coexistir con dicho per-
Figura 362b: El life representado en textiles de la sonaje.
Dama de Cao (a), en el mural asociado a la tumba
de la Dama de Cao (b), en los murales del Cuar-
Dentro de las similitudes identificadas entre el Viejo Señor de Sipán y la Dama de
to del Sacrificio de Huaca de la Luna (c) y en los
Cao, una de ellas corresponde a un collar de cuentas circulares decoradas con ros-
murales de La Mina (d). Tomado de Franco (2007),
Narváez (1994). Archivo personal.
tros de felinos. Si bien el de Sipán presenta ojos y dientes con incrustaciones de
concha (363a) y el diseño del ave helicoidal aserrada (en la cara posterior), el collar
de la Dama de Cao tiene los rasgos faciales de los felinos en alto relieve (Fig. 363c).
Las coronas asociadas a estos personajes son en forma de “V”, decoradas con una
cabeza humana para el Viejo Señor de Sipán (Fig. 363b) y el rostro de un felino en
alto relieve para la Dama de Cao (Fig. 363d). Por otro lado, el diseño de la voluta u
ola que decora los laterales de la corona del Viejo (Fig. 363b) tiene notable similitud
con el diseño que está presente en una de las túnicas de la Dama de Cao (Fig. 364).
Figura 363: Collar con rostros de felinos recupera-
dos en la Tumba del Viejo Señor de Sipán (a) y en
la tumba de la Dama de Cao (b). Tomado de Alva
(2007) y Franco (2007)

Figura 364: Vestimenta de la Dama de Cao con


diseños de volutas estampadas. Tomado de Fran-
co (2007)

Figura 365: Diseños de arañas y serpientes deli-


neados en el brazo de la Dama de Cao. Tomado
de Franco (2007)
Por otro lado, tanto la araña que decora la parte frontal de las cuentas de un collar de
oro (Fig. 301) como las serpientes que flanquean la sección superior del tocado del
personaje que decora un cetro cuchillo de plata (Fig. 298), están asociadas al Viejo
Señor y han sido, también, identificadas en la Dama de Cao, sobre el cuerpo mismo
del personaje en forma de tatuajes; en el brazo derecho, se encuentra la silueta de
arañas y tres serpientes que recorren la sección del antebrazo (Franco 2012) (Fig.
365). Cabe mencionar que el icono de la araña representado en Sipán y Cao se
encuentra presente, también, en el sitio de Loma Negra, como decoración de una
nariguera.

Es importante resaltar, además, que en los niveles superiores del contexto del Viejo
Señor se define una semi-escultura de cobre dorado que representa un a guerrero de
pie con porra terciada, corona y elementos escalonados anexos que evidencia haber
tenido colgajos con lentejuelas en el cuerpo (Fig. 366a). Pensamos que se trataría del
antecedente de los guardianes, los mismos que se han reportado para fases poste-
riores en Sipán. En Huaca Cao, anexa a la tumba de la Dama de Cao, se ha recupe-
rado una escultura de madera de un guerrero de pie con corona, nariguera, porra en
la mano derecha y escudo en la izquierda que presenta, en el cuerpo, lentejuelas
(Fig. 366b). Posiblemente, se trataría de un guardián para el contexto de esta tumba.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 351


Figura 366: Guerrero en miniatura con tocado, po-
rra y escudo, asociado a la Tumba del Viejo Señor
de Sipán (a) y a la Dama de Cao (b). Tomado de
Alva (2007) y Franco (2007)

352 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 353
En cuanto al personaje de Úcupe—relacionado a la Fase Mochica Medio—, de igual
forma, podemos mencionar que presenta algunos rasgos similares a los documen-
Figura 367: Orejeras circulares decoradas con
tados para el Viejo Señor de Sipán. Ejemplo de ello es la presencia de orejeras con
lentejuelas asociadas al Viejo Señor de Sipán (a) y
círculos concéntricos en alto relieve y decoradas con lentejuelas (Fig. 367), narigue- al personaje de Ucupe (b). Tomado de Alva (2007)
ras con extremos recortados (Fig. 368), representaciones de manos y pies secciona- y Colección del Museo Tumbas Reales.
dos (Fig. 369), corona en “V” y pectorales de placas rectangulares decorados con
líneas horizontales paralelas pero elaboradas en material malacológico (en el caso
del Viejo Señor, el material corresponde a metal) (Fig. 370). Las máscaras funerarias
Figura 368: Narigueras semilunares de puntas re-
recuperadas para estos personajes son representaciones antropomorfas cuyos ojos
cortadas recuperadas en la tumba del Viejo Señor
presentan incrustaciones. Presentan, también, nariguera semilunar con extremos re- (a) y del personaje de Úcupe (b). Tomado de Alva
cortados, lentejuelas en el mentón, collar de búhos y una visera de la cual penden (2007) y Colección del Museo Tumbas Reales.
lentejuelas. En relación a la visera, en la máscara del Viejo Señor solo ha quedado
insinuada una línea (Fig. 361c y 361d). También se ha documentado, en Úcupe, un
collar de cuentas en degrade cuya representación corresponde al fruto del cacao.
Figura 369: Partes del cuerpo seccionadas (ma-
Este mismo fruto se encuentra en la parte superior del cetro cuchillo del Viejo Señor
nos), asociadas al (a) Viejo Señor y (b) al Personaje
de Sipán (Fig. 371). Los personajes antropomorfos identificados en la parte anterior de Úcupe (manos y pies). Tomado de la Colección
de las cuentas del collar de plata del personaje de Úcupe están de pie con los brazos Museo Tumbas Reales.
flexionados hacia arriba, las pupilas de los ojos se presentan a manera de trance y
portan una visera de la cual penden lentejuelas triangulares (Fig. 372a). Estas repre-
sentaciones evocan a las identificadas en los estandartes del Viejo Señor, donde los
Figura 370: Pectoral de cuentas rectangulares de-
personajes están en la misma actitud (Fig. 308). En la parte posterior de las cuentas
coradas con líneas paralelas asociadas al perso-
de este mismo collar de plata, se ha identificado el diseño del ave helicoidal en alto naje de Úcupe (a) y al Viejo Señor (b). Tomado de
relieve (Fig. 372b), diseño que también está presente en la parte posterior de las Alva (2007) y Colección del Museo Tumbas Reales.
cuentas de los collares de felinos y arañas pertenecientes al Viejo Señor (Figs. 301
y 302). Los tocados en “V” del personaje de Úcupe tienen aplicaciones de rostros
antropomorfos en la parte central flanqueados con diseños incisos y calados del
mítico animal lunar (Fig. 373a). Este sostiene, en una mano, una cabeza humana y,
en la otra, posiblemente un cuchillo (este no se observa en la representación). De
esta forma, guarda similitud con la corona del Señor Guerrero (tumba 16) (Fig. 373b).
Otro elemento definido en Úcupe corresponde a una serpiente bicéfala que presenta
lentejuelas y una serie de volutas en ambas direcciones sobre el cuerpo (Fig. 374b),
representación que se puede visualizar en la parte superior de las coronas de oro
y plata, y en los apéndices de la misma. En el caso del Viejo Señor de Sipán, esta
representación ha sido colocada sobre la cabeza de la imagen de culto antropomor-
fizado (Fig. 374a).
Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 355
Figura 371: Representación fitomorfa posiblemen-
te fruto del Cacao en el collar del Personaje de
Ucupe (a) y como decoración del cetro cuchillo del
Viejo Señor (b). Tomado de Alva (2007) y Colección
del Museo Tumbas Reales.

356 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Los iconos identificados entre el Viejo Señor de Sipán y el personaje de Úcupe nos
hacen pensar que pueden haber sido coetáneos y que existió, probablemente, una
Figura 372: Cuenta del collar de plata del perso-
relación más estrecha en la cual este último (Señor de Úcupe) pudo haber repre-
naje de Úcupe, parte anterior (a) y posterior (b). To-
mado de la Colección del Museo Tumbas Reales. sentado el poder de la élite de Sipán en el valle de Zaña. Llama nuestra atención,
en Úcupe, la presencia de coronas de oro y plata que tienen la representación de
la serpiente bicéfala (Fig. 374b) y de láminas alargadas (apéndices - especies de
plumas) que, también, rematan unas en cabezas de serpiente y otras en punta. Las
Figura 373: Coronas en “V” decoradas con rostros
coronas también están redondeadas con una lentejuela que pende de un sujeta-
antropomorfos y el diseño del animal lunar asocia-
dor. Ornamentos similares han sido identificados en la iconografía mochica; algunos
das al personaje de Úcupe (a) y al Señor Guerrero
(b). Tomado de la Colección del Museo Tumbas ejemplos están en el tema de “La Presentación” (personaje C sobre la cabeza) y en
Reales y del Museo de Sitio Huaca Rajada- Sipán “La Rebelión de los Artefactos” (Fig. 294b), así como en los contextos de San José
de Moro (Castillo y Donnan 1994).

En relación a la disposición de la osamenta del Viejo Señor y del personaje de Úcupe,


ambos descansan sobre una parte de las porras mientras que otro personaje de la
élite mochica, hoy conocido como la Dama de Cao, fue colocado totalmente sobre
ellas. Asimismo, todos han sido colocados en un envoltorio con una máscara funera-
ria a excepción de la Dama de Cao, que presenta un bordado que representa un ros-
tro o máscara en el mismo envoltorio, limitando a cubrir el rostro solo con un cuenco
(Franco 2007). Por último, podemos mencionar que los contextos funerarios de estos
personajes corresponden a tumbas del tipo fosa y su orientación es cráneo al sur.
Hasta el momento, podemos decir que, consumada la unificación del valle Chancay
– Lambayeque por el Viejo Señor, se inicia el desarrollo de Sipán y sus relaciones
con las élites de los otros valles, dándose, posiblemente, diversas influencias. La
coincidencia de la forma y decoración de algunos elementos que usaron personajes
en Loma Negra, Sipán, Úcupe y Huaca Cao son evidencia de que, en esta época,
habría existido la tendencia artística y religiosa por reproducir objetos de poder simi-
lares, como son narigueras semilunares con extremos recortados, máscaras con col-
gantes y coronas en forma de “V”. Esto sugiere que dichos elementos son distintivos
de rango y función entre los personajes de la élite mochica de los diferentes valles, y
que, a través de ellos, se reconocían entre sí.

El relleno divisorio entre el edificio 1 y edificio 2


(Fig. 48)
Al concluirse la utilidad de la estructura amarilla, esta es “sellada” colocando, para
ello, un relleno compacto con un espesor promedio de 60 cm. Como parte de este
acto, se colocaron, en algunos sectores, ofrendas de cerámica y de procedencia ani-
mal. Las primeras consistieron en botellas de asa estribo con reborde cuyas caracte-
rísticas decorativas y de acabado corresponden al grupo social que habitó el edificio

358 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


amarillo. Prueba de ello es que dichos objetos presentan un engobe crema sobre el
cual se han realizado diseños geométricos en color rojo como, por ejemplo, el del
Figura 374: Presencia de la serpiente bicéfala en
ave helicoidal y que el rostro del personaje tenía incrustaciones de nácar y Spondylus
la parte superior del personaje antropomorfizado
(Fig. 26). Asimismo, hay que mencionar que dichas piezas fueron fragmentadas y
del Viejo Señor (a) y sobre la corona del personaje
de Úcupe (b). Tomado de Alva (2007) y Colección distribuidas sobre la superficie antes de concluir con el entierro del edificio. Otra de
del Museo Tumbas Reales. las ofrendas que ha sido reportada dentro de este sello arquitectónico corresponde
a la osamenta completa de un canino (Canis familiaris) (Fig. 27).

La cerámica recuperada dentro del relleno, desde el punto de vista morfológico y


Figura 375: (a) Cerámica recuperada del sello ar-
decorativo, guarda similitud con un objeto elaborado en madera recuperado en el
quitectónico entre los edificios amarillo y rojo, (b)
objeto de madera tallado recuperado en Dos Ca- sitio de Dos Cabezas, en el valle de Jequetepeque (Fig. 375)
bezas. Tomado de la Colección del Museo de Sitio
Huaca Rajada – Sipán y Donnan (2007)

Edificio 1: El final del Mochica Medio en Sipán (Fig. 48)


Los datos recopilados a la fecha para esta fase nos han permitido, de momento,
observar que el poder no se concentra en una sola persona sino que este se divide,
lo cual se materializa en las diferentes tumbas registradas que pertenecen a seño-
res, sacerdotes, sacerdotes guerreros, jefes militares, etc. Cada uno presenta sus
respectivos emblemas de rango y mando, los mismos que compararemos con otros
valles.

Las orejeras asociadas para esta fase en Sipán corresponden a las del tipo circular
decoradas con esferas alrededor del borde. En algunos caso presentan incrustacio-
nes de piedras semi- preciosas (turquesas) que delimitan la silueta de un personaje
y de animales (Figs. 315, 316 y 317). Sin embargo, a la fecha, las recurrencias de
este tipo de objetos no están del todo clara, ya que, aún, no se puede establecer una
correlación con otras tumbas.

La presencia de narigueras también es recurrente en los contextos funerarios de


personajes de élite mochica. Así, tenemos al personaje registrado en Huaca de la
Cruz— localizada en el valle de Virú— junto al que se identificó una nariguera de
forma circular con apéndices del ave helicoidal (Fig. 376), representación que de-
muestra su continuidad en el tiempo y memoria a los ancestros. Dicho personaje fue
fechado dentro del rango del 600 a 900 d. C. (Mogrovejo 2008), contemporáneo con
el Señor de Sipán, a inicios del siglo VII.
El diseño del ave helicoidal ha sido identificado en botellas asa estribo recuperadas
Figura 376: Nariguera decorada con el ave he-
del relleno que sella el edificio 1 y 2 de la Plataforma Funeraria. En el edificio 1 (edi-
licoidal aserrada, recuperada en la tumba del
ficio rojo), este icono se identifica en las cuentas del collar de discos procedente de Sacerdote de Huaca la Cruz en Virú. Tomado de
la Tumba Saqueada y en la sección superior de una botella asa estribo asociada al Mogrovejo (2008)
Sacerdote Guerrero (tumba 14) y al Jefe Guerrero (tumba 8). Recordemos que dicha
ave también se encuentra en la parte posterior de las cuentas del collar de arañas
y felinos del Viejo Señor, asociado a la fase amarilla (edificio 2). Además, el ave he-
Figura 377: Presencia de las volutas en los dife-
licoidal ha sido identificada en una nariguera que procede del sitio de Loma Negra
rentes tipos de tocados elaborados en metal y ce-
y en el Cuarto de Sacrificios que pertenece a la fase 2 del templo antiguo de Huaca
rámica, recuperados en los diferentes valles de la
de la Luna (Fig. 362c). costa norte. Tomado de Colección Museo de Sitio
Huaca Rajada, Tumbas Reales, Donnan (1992 y
2007).

360 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


El diseño de volutas ha sido identificado en algunos ornamentos como la corona de
la tumba del Sacerdote Guerrero (tumba 14) (Fig. 377a). También se ha registrado
en una corona y una nariguera, ambas de oro, recuperadas en Loma Negra (Figs.
377b y 377c). Este diseño está presente, además, en la corona de la máscara del
personaje de Úcupe (Fig. 377d). Todos estos ornamentos identificados en otros va-
lles estarían relacionados a la época de la fase roja identificada en Sipán. Asimismo,
se reconoce una corona de volutas en una botella asa estribo de Dos Cabezas (Fig.
377e).

Los cetros cuchillos– símbolos de poder— son, para esta fase, de forma piramidal
invertida (como se han hallado en la tumba del Señor de Sipán y en la Tumba Sa-
queada) y están elaborados en oro. En cada uno de los lados, en alto relieve, se
representa una escena de sumisión o sacrificio (Fig. 328). Asimismo, cabe resaltar
que, dentro de los ornamentos del Señor de Sipán, también se recuperó un cetro
de plata que representa, de forma escultórica, una escena similar (Fig. 378a). Esta
escena está conformada por dos personajes, uno de ellos de pie con ornamentos
propios de un guerrero (escudo y porra) y el otro de rodilla con la cabeza observando
al primer personaje. Una escena similar se ha encontrado en un cetro procedente de
Loma Negra, con la diferencia de que, en este último, el personaje (suplicante) lleva
en la espalda alas (Fig. 378b).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 361


La representación del animal lunar, en la mayoría de los casos, corresponde a una
especie de felino visto de perfil en posición agazapada y ha sido identificada en la
Figura 378: Cetros con representación escultóri-
parte inferior de una de las coronas del Sacerdote Guerrero (tumba 14) (Fig. 146 y
ca. Escena de sumisión de un personaje por un
147). Esta imagen también ha sido representada de pie y sosteniendo, con una de señor recuperado en la Tumba del Señor de Sipán
las extremidades anteriores, una cabeza humana cercenada. Suponemos que, en (a) y en el sitio de Loma Negra (b). Tomado de Alva
la otra extremidad, debe sostener un cuchillo. Este ser mítico ha sido plasmado, (2007) y Makowski (1994).

además, en la corona del Señor Guerrero (tumba 16)— que pertenece al edificio
amarillo— e identificado en una escena de copulación con un personaje femenino
sobre la silueta de una medialuna, la cual ha sido reportada en el “bastón de mando”
Figura 379: Escena de coito del animal lunar y un
de cobre, procedente de la Tumba Saqueada (Fig. 379a). Similar escena hemos en- ser antropomorfo identificado en el bastón del per-
contrado en una pieza maciza de metal del sitio Loma Negra (Fig. 379b) sonaje de la Tumba Saqueada (a) y en una pieza
del Sitio Loma Negra (b). Tomado de Alva (2007) y
Carcedo (1999)

362 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Investigaciones realizadas por el arqueólogo Ignacio Alva (2012), en el montículo 2
del Complejo Arqueológico de Ventarrón, han permitido recuperar varios contextos
funerarios, algunos de ellos asociados a la cultura mochica. Uno de ellos correspon-
de a la tumba 14, donde el personaje se encuentra envuelto por fibras vegetales y
está dispuesto decúbito dorsal con la cabeza orientada al sur, los brazos a los lados
del cuerpo y las manos sobre la pelvis. Aquí se han hallado, además, un grupo de
vasijas de las cuales cuatro son copas de forma cónica elaboradas en cerámica (Fig.
380a). Las mismas evocan un objeto similar recuperado en la tumba del Sacerdote de
Sipán (tumba 2), que corresponde a una copa de metal (cobre dorado) (Fig. 380b).
Se recuperó, también, una botella escultórica que representa a una cabeza humana

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 363


denominada huaco retrato. El asa estribo presenta el borde ligeramente acampa-
nado, similar a las botellas asa estribo recuperadas en los contextos funerarios de
Sipán que corresponden a la Fase Mochica Medio Final (Fig. 381). Cabe mencionar
que la posición de esta asa estribo es sagital, mientras que las recuperadas en los
valles del sur (Chicama y Moche) están ubicadas de manera transversal al rostro.

En el análisis de la información sobre los mochicas— coetáneos con los cajamarca,


recuay, nazca, entre otros— se ha podido identificar, en el Museo Amano, una botella
de cerámica escultórica antropomorfa perteneciente a la cultura nazca, la misma que
está asociada a la fase VI de esta época cultural, aproximadamente 600 d.C. (infor-
mación brindada por el Museo Amano). La representación de este personaje nazca,
ricamente ataviado y sosteniendo una cabeza humana, muestra alrededor del cuello
un collar de manís representado con diseños lineales (Fig. 382a). Este nos recuerda
al collar de manís elaborado en oro y plata vinculado al Señor de Sipán (Fig. 382b).
De esta forma, podemos mencionar no solo la coexistencia de estos grupos sino la
importancia del elemento mismo (el maní) como un posible símbolo de abundancia al
ser portado por los señores que dirigían a estas sociedades soberanas. Incluso, po-
demos pensar que ambos personajes podrían haber coincidido en el tiempo, debido
a que comparten la misma cronología.

364 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 380: Copas cónicas, elaboradas en ce-
rámica (a) recuperadas en Ventarrón y copa con
tapa elaborada en metal perteneciente al Sacerdo-
te – tumba 2 (b). Tomado de Alva (2007) y Alva
Meneses (2012)

Figura 381: Botellas asa estribo de gollete ligera-


mente acampanado, asociado a un contexto fune-
rario de Collud (a) y botella asa estribo recuperada
en la tumba 2 del Sacerdote (b). Tomado de Alva
Meneses (2012) y Colección del Museo Tumbas
Reales.

Figura 382: Collar de manís representado en una


cerámica Nazca (a) similar a la recuperada en
metal para el Señor de Sipán (b). Tomado de Alva
(2007) y Colección del Museo Amano.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 365


366 Figura 383: Perfil Estratigráfico de la secuencia ocupacional identificado en el Patio 2 (Ocupación moche, Lambayeque,
Nuevos Aportes en la Chimú y Chimú-Inca).
Investigación Arqueológica de Sipán
Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 367
Fase Mochica Tardío
en Sipán
La información para la Fase Tardía, en el Complejo Arqueológico de Huaca Rajada-
Sipán, ha sido recopilada gracias a las excavaciones en el patio 1 y el patio 2 (Fig.
69). Estas actividades han complementado la secuencia ocupacional en este impor-
tante asentamiento mochica, en la parte media del Valle Chancay – Lambayeque.

Cabe mencionar que las comparaciones de los capítulos anteriores, corresponden


a objetos completos (metal y cerámica). Sin embargo, en esta oportunidad, limita-
remos nuestra muestra, debido a que los materiales asociados a la Fase Mochica
Tardío recuperados en Sipán (Fig. 383) corresponden, en su mayoría, a fragmentos
de cerámica decorados, algunos de los cuales representan complejas escenas, a
personajes antropomorfos y zoomorfos, y diseños lineales, los mismos que han sido
distribuidos en cuatro de los seis momentos de ocupación identificados para el Mo-
chica Tardío de Sipán (Figs. 97b y 383). La descripción de los elementos de cerámica
será desde el momento más antiguo (Fig. 383, momento de ocupación 4) hasta el
más reciente (Fig. 383, momento de ocupación 1), con lo cual obtendremos un mejor
panorama comparativo respecto a otros sitios donde también son recurrentes estos
elementos. Tal es el caso de Huaca Santa Rosa, Ventarrón, Pampa Grande y, en me-
nor medida, Huaca Bandera.

El análisis de los elementos asociados a la Fase Mochica Tardía de Sipán se inicia


con el momento de ocupación 4. Se registran fragmentos de cara gollete antropo-
morfos, de asas estribo decorados con bandas horizontales, de cerámica decorados
con diseños lineales, ondulantes y motivos geométricos. Dentro de las piezas do-
mésticas, contamos con ollas de cuello compuesto y tinajas de cuerpo compuesto.

En el momento de ocupación 3 se continúan registrando fragmentos de cara gollete


antropomorfos y de asas estribo decoradas con bandas horizontales, tanto en la par-
te superior como en la base de las mismas. Algunas de ellas evidencian un ángulo
pronunciado. Se recuperaron, también, fragmentos de cuello plataforma y tinajas de
cuerpo compuesto.

En el momento de ocupación 2, los caras gollete antropomorfos son personajes que


visten tocados con diseños lineales o geométricos y orejeras. Tienen rasgos faciales
marcados en los cuales se puede apreciar tres pliegues a cada lado de las mejillas a
manera de arrugas. Contamos, además, con caras gollete zoomorfas; una decorada
pictóricamente en la parte central del cuerpo con un ave estilizada con las alas des-
plegadas. En cuanto a las asas estribo, están decoradas con panoplias delimitadas
por bandas horizontales paralelas, mientras que los fragmentos de cuerpo presentan
diseños en línea fina donde se han identificado a seres antropomorfos con tocado
que sostienen un juego de dardos. Se ha identificado, también, el rostro de una sa-
cerdotisa y objetos que corresponden a escenas de altamar.
El momento de ocupación 1—periodo donde finaliza la presencia del Mochica Tardío
en el sector monumental— está caracterizado por la presencia de cara gollete de
Figura 384: Fragmentos de cerámica cara gollete
seres antropomorfos y zoomorfos con rasgos faciales poco definidos. Las asas estri-
que representan a personajes antropomorfos recu-
perados en Sipán (a, b), Pampa Grande (c, d) y bo continúan siendo decoradas con panoplias delimitadas por bandas horizontales
Huaca Santa Rosa (e, f). Tomado de la Colección paralelas. Hay, también, presencia de fragmentos de cucharas cuyo estilo decorativo
del Museo Tumbas Reales y del Museo de Sitio corresponde a Cajamarca.
Huaca Rajada- Sipán.

Cabe mencionar que los elementos recuperados de los cuatro momentos de Sipán
(Figs. 384a y 384b) han sido identificados en sitios como Pampa Grande y Santa
Rosa, y su fragmentería corresponde a cara gollete antropomorfos; algunos aún con-
servan ornamentos como, por ejemplo, orejeras (Figs. 384c y 384d) reportadas en
los trabajos de Alva y Chero (1999). En Santa Rosa (Figs. 384e y 384f), también ha
sido documentada la presencia de este tipo de personajes antropomorfos e, incluso,
de seres zoomorfos (Bracamonte 2013) como los reportados en Sipán para la Fase
Tardía Mochica.
Las asas estribo con bandas horizontales registradas en Sipán (Fig. 385a y 385b)
han sido reportadas en los trabajos de Pampa Grande por Alva y Chero (1999), Jo-
hnson (2010) y Chero (2013) (Fig. 385c y 385d) y en el sitio de Santa Rosa (Braca-
monte 2013) (Fig. 385e y 385f). Estas bandas horizontales también se encuentran
en San José de Moro. Además, se registraron, en los sitios de Sipán y Santa Rosa,
fragmentos de asas estribo decorados con panoplias, las cuales están delimitadas
por bandas horizontales paralelas (Fig. 386).

370 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 385: Fragmentos de asa estribo decorados
con bandas horizontales paralelas recuperados en
Sipán (a, b), Pampa Grande (c, d), Huaca Santa
Rosa (e, f) y San José de Moro (g, h) Tomado de
la Colección del Museo Tumbas Reales, Colección
del Museo de Sitio Huaca Rajada- Sipán, Braca-
monte (2012) y Muro (2008).

Figura 386: Fragmentos de asa estribo decorados


con diseños de panoplias recuperados en Sipán
(a y b) y Huaca Santa Rosa (c y d). Tomado de la
Colección del Museo Tumbas Reales y del Museo
de Sitio Huaca Rajada- Sipán.

Figura 387: Fragmentos de cuerpo decorado con


motivos de línea fina donde se representan seres
antropomorfos recuperados en Sipán (a y b), Pam-
pa Grande (c y d) y Huaca Santa Rosa (e y f). To-
mado de la Colección del Museo Tumbas Reales y
del Museo de Sitio Huaca Rajada- Sipán.

Figura 388: Ollas de cuello compuesto registra-


das en Sipán (a) y Ventarrón (b). Tomado de Alva
Meneses (2012) y Colección Museo de Sitio Huaca
Rajada- Sipán.

En Sipán, se tiene evidencia de línea fina con la representación de seres antropomor-


fos con tocados (Fig. 387a y 387b). En Pampa Grande, en fragmentos de botellas
pictóricas, se presentan escenas con seres antropomorfos, de escudos y estólicas
(Alva y Chero 1999, Chero 2013) (Fig. 387c y 387d). Asimismo, en Huaca Santa Rosa
(Bracamonte 2013), se ha reportado la presencia de seres antropomorfos portando
cuchillos, escenas con redes y algunas otras difíciles de describir o interpretar (Fig.
387e y 387f). Cabe mencionar que en el sitio de San José de Moro, las representa-
ciones de escenas de línea fina presentan una mayor diversidad de temas, proba-
blemente, debido a que la Fase Mochica Tardía presenta un periodo de tiempo más
prolongado en este sitio.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 371


Por su parte, el material doméstico recuperado que corresponde a la Fase Tardía
está constituido por vasijas de cuello compuesto que han sido reportadas en los
sitios de Sipán y Ventarrón (Fig. 388a y 388b)— este último asociado a un contexto
funerario (tumba 21) (Ignacio Alva 2013). Todo esto sugiere que debió darse un de-
sarrollo simultáneo en el valle. La información obtenida de secuencias ocupacionales
podrá ser contrastada con la secuencia establecida en Sipán durante la Fase Tardía
en los sectores de patio 1 y 2 del área monumental.

En los sitios de Pampa Grande, Huaca Santa Rosa e, incluso, San José de Moro se ha
reportado la presencia de asas estribo decoradas con bandas verticales (Fig. 389)
que, para el caso de Sipán, han sido registradas en los estratos más tardíos de la
Fase Mochica pero corresponden, hasta la fecha, a una muestra poco representativa
en comparación a los demás sitios.

De otro lado, en la tumba 21 de Huaca Santa Rosa, el arqueólogo Bracamonte (2013)


reporta cántaros cara gollete zoomorfos similares a los reportados para la Fase Mo-
chica Tardío, en Sipán (Fig. 390a y 390b).

En el mismo contexto funerario de Santa Rosa, se han reportado vasos de borde


expandido decorados con una banda en alto relieve similares a los recuperados en
Huaca Bandera y asociados a la influencia wari en este último sitio (Manuel Curo,
comunicación personal, 2014) (Fig. 391a y 391b). Debemos indicar que, respecto a
estos vasos con borde expandido, en Sipán han sido reportados dentro del relleno de
una de las tumbas de la Plataforma Funeraria (relleno de tumba 4), la cual está aso-
ciada a la Fase Final del Mochica Medio y a inicios del Mochica Tardío. La superficie
de este fragmento está decorada con el rostro de un personaje (Fig. 391c)

Es importante mencionar que, en uno de los contextos funerarios del Complejo Ar-
queológico Zarpan, se recuperaron— dentro del conjunto de ofrendas— una botella
asa estribo moche V (Fig. 392) de cuerpo carenado decorada con gráficos lamba-
yeque, los que nos hace pensar en la fusión de ambos elementos. Sin embargo, no
podemos precisar el tiempo.

Las recurrencias identificadas entre los artefactos procedentes de Sipán y otros


asentamientos mochicas dentro y cerca del valle Chancay-Lambayeque, evidencian
los contactos entre estos grupos humanos y la continuidad del uso de los motivos
y técnicas decorativas durante una época de inestabilidad social y religiosa. A este
contexto, se suman las afectaciones climatológicas (Fenómeno del Niño) que, para
Sipán, significaron el traslado del poder hacia una nueva urbe: Pampa Grande.

372 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 389: Fragmentos de asa estribo decora-
dos con bandas verticales recuperados en Pampa
Grande (a, b), Santa Rosa (c, d), San José de Moro
(e, f). Tomado Colección Museo de Sitio Huaca
Rajada Sipán, Museo Tumbas Reales de Sipán y
Rochfrtisch (2006)

Figura 390: Cántaros cara gollete de representa-


ción zoomorfa asociados a contextos de Huaca
Santa Rosa (a) y Sipán (b). Tomado de Bracamonte
(2011) y Colección del Museo de Sitio huaca Ra-
jada-Sipán.

Figura 391: Vasos de borde expandidos recupera-


dos en el sitio de Santa Rosa (a), Huaca Bandera
(b) y Sipán decorados con un rostro (c). Tomado
de Bracamonte (2011), Curo (com. Pers 2014) y
Colección del Museo Tumbas Reales de Sipán.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 373


Figura 392: Botella de asa estribo y cuerpo carenado
decorada con motivos tipo lambayeque.

374 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 393: Personajes gobernantes Moche de Sipán
(a) Moche Temprano (noble guerrero), (b) Moche Me-
dio Inicial (Viejo Señor de Sipán y Señor Guerrero), (c)
Moche Medio Final (Sacerdote Guerrero - Señor de
Sipán y Sacerdote).
376 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Poder y Muerte
del Sacerdote Guerrero
a través de la Iconografía

D
espués de la descripción de la arquitectura de Sipán, de los nuevos contex-
tos funerarios (tumbas 14, 15 y 16) y del análisis de la cerámica y metales de
este centro urbano—todo esto sumado al contraste con otros contextos de la
misma época pero en valles distintos— no podemos dejar de lado las imágenes mo-
che que representan pasajes importantes de la vida de esta cultura. Al documentar
la tumba del Señor de Sipán (1987-1988), el Dr. Walter Alva y el autor revisábamos
la iconografía moche, de manera que el tema de “La Presentación” nos permitió
identificar a este personaje a quién llamamos Señor de Sipán. Entre los elementos
del ajuar recuperados en la excavación estaba la corona, las orejeras, los vestidos de
placas cuadradas, el protector coxal y los rayos que se proyectan de la espalda. Por
este tiempo, también visitó la excavación el Dr. Christopher Donnan, conocedor de
los moche con quien, después de un intercambio de opiniones, llegamos a concluir
que, efectivamente, la identidad de este personaje correspondía al ser radiante; es
decir, la tumba hallada pertenecía al personaje principal o Señor de Sipán. A partir
de ese momento, he revisado estas representaciones y me he preguntado si los
trazos ejecutados por estos habilidosos dibujantes (trazos que buscaban perennizar
eventos como ceremonias ejecutadas por personajes de la élite cumpliendo roles
de índole militar, civil y religiosa) se hicieron tal cual ocurrieron en la vida diaria o si
fueron modificados por el artista (quien puedo incrementar o disminuir elementos e
incluso personajes). La información recuperada de los contextos funerarios de Sipán
que corresponde al edificio 1 (de color rojo) nos ha permitido registrar a varios per-
sonajes (Fig. 393). Entre ellos, destacan, en la primera fase constructiva, el Señor de
Sipán (T 1) y el Sacerdote (T 2). En lo concerniente a la fase dos—la más antigua—
reconocimos al Sacerdote Guerrero (T 14), a guerreros (T 8 y 11) y al personaje de la
Tumba Saqueada (TS). A continuación, se intentará correlacionar estos personajes
de la sociedad mochica con la iconografía descubierta, especialmente, con las di-
versas representaciones que se han hallado del tema de “La Presentación”, de “Las
Ofrendas” y de “La Rebelión de los Artefactos” (Donnan 1988, Donnan y McClelland
1999, Hocquenghem 1986, Golte 2009). Todas estas escenas están pintadas en va-
sijas asociadas a la Fase Mochica Tardío.

En lo que corresponde a la fase constructiva 2 del edificio rojo, inmediatamente des-


pués del relleno, registramos los escombros de la tumba de un gobernante que fue
saqueado por los huaqueros antes del desarrollo del proyecto (Fig. 48). Hemos de-
nominado a este contexto funerario Tumba Saqueada (TS). Por su parte, en el año
1994, recuperamos las tumbas de los jefes guerreros (T 8 y 11) y, en el año 2007,
excavamos a otro personaje: el Sacerdote Guerrero (T 14). Todos estos contextos es-

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 377


tán asociados al mismo momento constructivo. En el proceso de reconocimiento que
realizamos en la Tumba Saqueada (TS) se identificó una tumba tipo cámara con un
techo de vigas de algarrobo sobre el cual se encontraron personajes acompañantes.
Por las evidencias halladas, el personaje principal fue depositado en un ataúd de ma-
dera. Dentro de los objetos recuperados in situ tenemos, en primer lugar, a un bastón
de mando que en la parte superior tiene la representación arquitectónica de un pa-
lacio. Acompaña a este motivo la escena de un personaje antropomorfo copulando
con el animal lunar sobre una media luna (Fig. 326). Otros de los objetos recuperados
(por la policía, en este caso) son el cetro cuchillo (Fig. 328b), el protector coxal (Fig.
337a) y los manís—todos ellos similares a los encontrados en la tumba del Señor de
Sipán (T 1). Se registran, además, caras felínicas (Fig. 332a) y una copa con pedestal
(Fig. 344b). La presencia de estos elementos nos permite concluir que se trataba de
otro señor de la élite mochica, posiblemente, del padre del Señor de Sipán.

En el año 2007, se inicia la excavación de la tumba del Sacerdote Guerrero (T 14).


Se documentó un tocado de forma rectangular con tres apéndices a cada lado que
rematan en volutas, una corona en “V”, dos copas con pedestal, dos vestidos de
placas cuadradas pequeñas con un apéndice del que pendían cabezas pequeñas
y una porra de grandes dimensiones y cuatro de menor medida— todas ellas des-
montadas, por lo que la capucha, el hongo, el cuerpo y la punta estaban colocadas
en diversos lugares del ataúd (cabe mencionar que en otras tumbas de Sipán las
porras sí se encuentran articuladas). Dentro de este conjunto de objetos destaca una
escultura en cobre que representa a un personaje (de 12 cm. de alto) de pie sobre
una plataforma escalonada (Fig. 149).

Al personaje de la Tumba Saqueada y al Sacerdote Guerrero— documentados en la


fase antigua del edificio rojo (fase 2)— los reconocemos en la iconografía asociada
a cerámica del Mochica Tardío. Así, en una primera escena (Fig. 394) identificamos
al Sacerdote Guerrero de la tumba 14 portando una corona rectangular con tres
apéndices a cada lado que rematan en volutas (hay que mencionar que dentro de su
ajuar funerario se halló un objeto similar) (Fig. 148) y un adorno plumario en la parte
posterior de su cabeza. Lleva, también, un pectoral, un traje que presenta— en la
sección superior— un conjunto de cuadros a manera de placas de metal y—en la
parte inferior— motivos geométricos que representan una ola escalonada, además
de una faja decorada con diseño serpentiforme. Asimismo, en la iconografía cae
de la espalda un apéndice— decorado de manera similar a los cuadros de la sec-
ción superior del traje—que remata con tres elementos circulares. En la imagen se
aprecia, también, otro apéndice más corto que termina en cabeza de serpiente. Son
notorias seis porras con sus escudos flanqueando la parte posterior del cuerpo del
personaje, una copa en pedestal similar a la encontrada en la tumba del Sacerdote
Guerrero. Proponemos que la copa la entrega al Señor de la Tumba Saqueada.

Como en todas las escenas de presentación de la copa, la imagen se complementa


con personajes secundarios que, a su vez, complementan el ritual de los sacrificios
humanos.

378 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


En la segunda escena (Fig. 395) este mismo personaje—el Sacerdote Guerrero—
Figura 394: Escena en la que intervienen el señor
continúa usando un adorno plumario en la parte posterior de la cabeza. Se reconoce,
de la Tumba Saqueada y el Sacerdote Guerrero
portando un tocado de volutas. Identificado en una en su espalda, un apéndice de placas cuadrangulares que rematan en cuatro círcu-
vasija Mochica Tardío. Tomado de Golte (2009: 91). los, cinco porras y una copa con pedestal. Sumado a estos elementos, el personaje
presenta una corona en forma de “V” (Fig. 147). Su rostro corresponde a la repre-
sentación de un búho mientras que su traje está constituido, totalmente, por láminas
cuadrangulares y remata en placas triangulares (todos estos elementos son similares
a los encontrados en la excavación) (Fig. 135). Se observan apéndices que parten
de la espalda a manera de alas sobre las que se pueden notar cinco porras. En esta
escena, el personaje sufre un cambio en la manera cómo se presenta. Sin embargo,
la acción continúa siendo la entrega de la copa— igual a lo que se ha encontrado
en su tumba (Fig. 141)— al Señor que, según nuestra propuesta, es el de la Tumba
Saqueada. Además, en esta escena se incluye un personaje femenino quien, dentro
de sus atributos, presenta una corona con apéndices laterales decorados con lente-
juelas, dos extensiones trenzadas que rematan en cabezas de serpientes, una túnica
y una capa decorada con lentejuelas. Esta mujer lleva, asimismo, una copa, lo que la
asemeja a la sacerdotisa registrada en San José de Moro en 1991.

De otro lado, en esta misma escena tiene lugar un sacrifico, enfrentamientos de gue-
rreros y aparece el perro con manchas.

En la tercera escena (Fig. 396), se reconoce, nuevamente, al Sacerdote Guerrero


portando una corona en forma de “V”, un plumero en la parte posterior de la cabeza,
un traje de placas cuadrangulares, un apéndice posterior que termina con cuatro
círculos y una nariguera del tipo semilunar con colgajos. Sin embargo, su dispo-

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 379


sición varía en comparación a las escenas previamente descritas, ya que, en esta
oportunidad, se encuentra sentado sobre una especie de plataforma y sostiene una
Figura 395: Escena en la que intervienen el Señor
porra sobredimensionada cuya capucha y hongo representan la cabeza de un ser
de la Tumba Saqueada y el Sacerdote Guerrero
antropomorfo. Cuatro porras flanquean su cuerpo, dos en la parte anterior y dos en
vistiendo un tocado en “V” y secundado por un
la posterior, sumando un total de cinco porras. Presenta, también, cuatro extensiones personaje femenino que también porta una copa.
que terminan en media luna, dos a cada lado. Lo interesante de la escena está en Identificado en una vasija Mochica Tardío. Tomado
que este personaje recibe una copa con pedestal de una mujer quien presenta co- de Golte (2009: 194).

rona con apéndices de serpientes y un traje de líneas verticales que parecen placas
alargadas. Acompañan al personaje femenino extensiones trenzadas que rematan
en cabezas de serpientes mientras que sostiene, con una mano, un objeto circular.
Figura 396: Escena de la Presentación donde el
Se identifican escenas de sacrificio en el entorno que se complementan con símbo- Señor está ausente y en su reemplazo el Sacerdo-
los relacionados al ritual: una copa con pedestal y dos elementos que asemejan la te Guerrero está sentado en una especie de plata-
forma del cetro de cobre que se recuperó de los escombros de la Tumba Saqueada forma recibiendo la copa del personaje femenino.

(Fig. 379). Identificado en una vasija mochica tardío. Tomado


de Golte: 195 (2009).

Figura 397: Escena de la Rebelión de los Artefac-


tos. En un extremo observamos al Sacerdote Gue-
rrero de pie sobre una plataforma escalonada y en
el otro a un personaje femenino. Tomado de Golte:
(2009: 407 y 408). (2009).

380 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


En la cuarta escena (Fig. 397)—cuya iconografía corresponde a “La Rebelión de los
Artefactos”— se reconoce, también, al Sacerdote Guerrero de la tumba 14 (Donnan
1988,Donnan y McClelland 1999, Hocquenghem 1986, Golte 2009). El personaje
continúa portando un tocado en forma de “V” con un adorno plumario en la parte
posterior de la cabeza, un traje de placas cuadradas que rematan en láminas trian-
gulares y un apéndice posterior que termina en tres círculos. De la espalda sobresa-
len las alas extendidas y debajo de las mismas aparecen unas láminas alargadas
que, posiblemente, son las plumas de la parte posterior del ave. Sostiene una porra
sobredimensionada, su rostro corresponde a la representación de un búho y se en-
cuentra sobre una plataforma escalonada. Cabe mencionar que una escultura similar
fue recuperada en el contexto funerario de la tumba 14 de Sipán (Fig. 149). En el otro
extremo, se define un personaje femenino.

En la quinta escena (Fig. 398) encontramos, nuevamente, al Sacerdote Guerrero en


la más popular versión del tema de “La Presentación” (Alva y Donnan 1993, Donnan
1988, Donnan y McClelland 1999, Hocquenghem 1986, Golte 2009) detrás del perso-
naje femenino, siempre portando la corona en “V”, el traje de placas cuadrangulares
que rematan en láminas triangulares, el apéndice que termina en cuatro círculos y la
nariguera de medialuna. Esta vez no lleva consigo porras ni alas ni tampoco la copa.

Este personaje de la élite mochica descrito en las cinco escenas anteriores corres-
pondería a aquel registrado en la tumba 14 de la Plataforma Funeraria de Huaca
Rajada – Sipán: al Sacerdote Guerrero. Sumadas a las escenas previas existen otras
iconografías donde, a nuestro criterio, aparece el mismo personaje en actividades
de índole político-administrativa. En una de ellas se encuentra sentado en el interior
de una estructura a dos aguas vistiendo un pectoral, orejeras, tocado en “V” y— en

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 381


la parte posterior de la cabeza— un adorno plumario. Está recibiendo Strombus de
manos de un emisario ricamente ataviado que es secundado por otro personaje de
Figura 398: Escena que representa el tema “La
rostro zoomorfo y cuerpo humano—este último también sostiene un Strombus con
Presentación” donde el Sacerdote Guerrero está
una de sus manos y con la otra sujeta a un camélido cargado con productos marinos
en una actitud diferente a las identificadas ante-
(Fig. 399). Curiosamente, dentro de la tumba 14 se han podido recuperar objetos riormente. Vasija Mochica Tardío. Tomado de Golte
de cerámica que representan al Strombus (Fig. 159) mientras que el diseño de la (2009: 33 y 35).
estructura en la cual se encuentra sentado el Sacerdote Guerrero (techo a dos aguas
sostenido por horcones de algarrobo y decorado con cabezas de porra) ha sido
reportado en la escultura que decora el cetro del personaje de la Tumba Saqueada
(Fig. 379). Asimismo, se han recuperado cabezas de porra de cerámica que debieron
haber sido empleadas en las techumbres de las estructuras monumentales del sitio
arqueológico de Sipán. Con toda esta evidencia, reafirmamos que dichos eventos
debieron sucederse en este espacio durante la fase constructiva 2 del edificio rojo,
correspondiente al Mochica Medio Final en Sipán.

Otra escena donde podemos apreciar a este personaje con la corona en “V” y tra-
je de placas cuadrangulares con apéndice que termina en círculos es la conocida
como el “juego de los pallares”. Su rostro tiene las facciones de un ser ornitomorfo y
se encuentra sentado frente a un personaje ricamente ataviado con orejeras, tocado
y pectoral que, según nuestro criterio, sería el personaje de la Tumba Saqueada. Sos-
tiene en sus manos un juego de “varillas” y en el entorno hay algunos “pallares” que
están decorados con puntos o franjas de color. Cabe mencionar que en el repositorio
1, asociado a la tumba del Señor de Sipán (tumba 1), se han registrado pallares de
piedra que nos indicaría que este evento—denominado “El Juego de los Pallares”—
tuvo lugar (Donnan 1988, Hocquenghem 1986, Golte 2009) (Fig. 400).

382 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 399: Personaje con tocado en “V” a quien
se le presentan las ofrendas de índole marino por
algunos emisarios. Tomado de Golte (2009: 311).

Figura 400: Personaje con tocado en “V”, vestido


de placas cuadradas durante “El Juego de los Pa-
llares” acompañado de otro personaje de la élite.
Tomado de Golte (2009: 223).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 383


La escena siguiente reproduce, nuevamente, a nuestro personaje vistiendo una
camiseta de placas cuadradas, brazaletes, tocado en “V” y, en la parte posterior,
una especie de cubre espalda (Fig. 401). Dentro de la escena se han identificado,
también, cestas, hojas de coca y Strombus, así como a dos personajes que están
chacchando2. Gracias a los últimos análisis de materiales se ha identificado al cubre
espalda en mal estado de conservación. Por su parte, los estudios de antropología
física a cargo de la especialista Melisa Lund han reportado que la mandíbula superior
e inferior del lado derecho del Sacerdote Guerrero (tumba 14) presenta un mayor
desgaste de los molares en comparación al lado izquierdo (Fig. 402), lo que nos per-
mite inferir que este individuo participó en actividades de chacchado.

En relación a las iconografías presentadas, podemos referir que, en la primera y


segunda escena, el Sacerdote Guerrero está entregando una copa al personaje ra-
diante (según nuestro registro, este correspondería al Señor de la Tumba Saqueada).
Sin embargo, entre ambas escenas, la corona que exhibe nuestro personaje cam-
bia de formas: pasa de ser una corona de voluta a una en forma de “V”. En cuanto
a la vestimenta, primero se observa al Sacerdote Guerrero vistiendo una túnica de
algodón; luego, utiliza un vestido de placas con metal. En esta segunda escena es
notoria la presencia de un personaje femenino y de otros que están en el entorno de
la ceremonia. Resultará difícil saber por qué el personaje cambia de atuendos de
escena a escena. ¿Significaría, quizás, que la complejidad de la segunda escena fue
producto de la necesidad de brindar más protagonismo a los personajes, de manera
que al incluir a otro actor de la élite mochica evidenciaría la división de las funciones
político-administrativas y militares-religiosas?

En el registro de la tercera escena (Fig. 396) llama la atención la disposición de las


2
Se define como la acción de masticar hojas de
porras alrededor del cuerpo del Sacerdote Guerrero. Su disposición nos recordaría
coca con ayuda de cal para generar un bolo. La
los “rayos” que rodean al señor en los diversos temas de “La Presentación”. ¿Esto cal permite que la coca libere sus propiedades
significará o será motivo de algún suceso o cambio dentro del núcleo de la élite? químicas.

384 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


En la cuarta escena— denominada “La Rebelión de los Artefactos” (Fig. 397)— el
Sacerdote Guerrero se ubica en uno de los extremos y sujeta una porra sobredimen-
Figura 401: Escena de la coca donde identifica-
mos a un personaje con tocado en “V” quien sería
sionada, la misma que ha sido registrada en su contexto funerario. Dentro de este
el Sacerdote Guerrero de Sipán – tumba 14. Toma- tenemos la presencia de un idolillo escultórico donde el personaje se ubica en una
do de Golte (2009: 371). plataforma escalonada (Fig. 149). En esta escena, al lado opuesto, se ha identificado
al personaje femenino con una corona con apéndices de serpiente; viste una túnica
y capa. Para analizar esta escena, la hemos dividido en tres segmentos, según los
personajes que se ubican en el centro de cada sección. En tal sentido, proponemos
Figura 402: Desgaste de los molares del Sacer-
dote Guerrero (Tumba 14). Mandíbula superior (a),
que esta iconografía representa, posiblemente, la narrativa de un conflicto político.
mandíbula inferior (b) y distribución del desgaste
de los molares en el lado derecho del cráneo (c) El primer segmento se localiza en la parte inferior de la vasija (A), donde los dos
personajes principales se ubican en los extremos guiando a los objetos que han to-
mado vida como porras, dardos y un objeto similar a una huaraca, quienes capturan
a seres humanos vestidos de guerreros. Todos los personajes capturados o vencidos
se dividen en dos grupos para ser llevados ante el Sacerdote Guerrero y el personaje
femenino (Fig. 403). El segundo segmento (B) se distribuye en la parte central de la
botella y creemos se inicia con la presencia de un personaje hombre ave que tiene
capturado a un objeto humanizado y extiende la mano a un guerrero, dando la idea
de la presencia de refuerzos. A partir de esa imagen y a esa misma altura se obser-
va que se está venciendo a los objetos rebeldes (Fig. 403). El último segmento (C)
estaría haciendo alusión a la etapa final de la rebelión; es decir, a la captura de los
objetos humanizados. Hay un personaje femenino y un personaje de características
humanas que está sentado con los brazos flexionados y las manos unidas como si
estuviera solicitando clemencia; este último se ubica frente al denominado “ser ra-
diante”, quien está ricamente ataviado con un pectoral, un protector coxal, orejeras
y un tocado en media luna, y porta una porra y un escudo cuadrangular. Se puede
ver, también, la presencia de un árbol con frutos, una serpiente y un posible mamífero
(Fig. 403).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 385


386 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
Figura 403: Escena de “La Rebelión de los Arte- A nuestro criterio, el personaje suplicante correspondería al Sacerdote Guerrero—
factos” seccionada en tres segmentos. Tomado de
identificado en el primer segmento— que portaba la porra sobredimensionada y es-
Golte (2009)
taba sobre la plataforma escalonada. La carencia de los elementos que distinguen
su rango es el resultado de haber sido vencido y despojado de los ornamentos que
lo identifican como tal, mientras que la disposición de sus manos correspondería a la
Figura 404: Escena en la que se aprecia el pro- solicitud de perdón por sus actos de rebelión.
bable ajusticiamiento del Sacerdote Guerrero des-
pués de la Rebelión de los Artefactos. Tomado de
Los objetos que identifican al ser radiante en la escena de “La Rebelión de los Arte-
Donnan y McClelland (1999)
factos” han sido registrados en el ajuar funerario del Señor de Sipán (tumba 1), por
lo cual pensamos que este personaje participa de este suceso. Asimismo, en la
revisión iconográfica hemos identificado una escena que podría tener relación con
el tema descrito, pues se observa un personaje con las características del Señor de
Sipán que viene a instaurar el orden, justicia y a tomar el poder que, probablemente,
fue arrebatado al Señor de la Tumba Saqueada. Este reordenamiento se puede ob-
servar en el ajusticiamiento, al parecer público, del Sacerdote Guerrero (Fig. 404). En
este contexto hay dos guerreros con atributos ornitomorfos y zoomorfos que también
se observan en “La Rebelión de los Artefactos” y que, en esta escena, participan
sujetando con una soga al prisionero. En ambas escenas (Figs. 403 y 404) se ob-
serva a un personaje singular portando una bolsa en la espalda como si estuviera
resguardando algún objeto de importante valor para el personaje principal (Fig. 404).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 387


En la quinta iconografía (Fig. 398) observamos que el papel que cumplía en las dos
primeras escenas el Sacerdote Guerrero de la tumba 14— entregar la copa al ser
radiante (Señor de la Tumba Saqueada)— es reemplazado por un personaje antro-
pornitomorfo (Hocquenghem 1986, Golte 2009): el Sacerdote Pájaro (Alva y Donnan
1993). En esta escena, el Sacerdote Guerrero ha sido desplazado a un tercer lugar
en una actitud “orante”, donde quizás es presentado por última vez para luego ser
ejecutado. Además, está también presente el personaje femenino, quien continúa
portando una copa pero, esta vez, antecede al Sacerdote Guerrero (Fig. 398). A
nuestro criterio, el no portar la copa, porras y alas significa que ha sido despojado de
su rango, minimizando el poder que habría tenido antes de la rebelión y que habría
dado origen a la posible reestructuración del poder político, religioso y militar.

Para complementar la interpretación de las escenas iconográficas anteriores inclui-


mos dos representaciones recuperadas en la Tumba del Señor de Sipán (tumba 1)
que han sido elaboradas en metal. Una de las escena corresponde a una imagen
plasmada con la técnica del repujado en cada una de las caras del cetro cuchillo
piramidal ubicado en la mano derecha del personaje (Fig. 328c). Detallaremos, a
continuación la tapa superior del objeto, donde se identifica a tres personajes (Fig.
405). El primero— cuyos ornamentos y vestimenta representan al Señor de Sipán—
está en posición de aporrear al segundo personaje, quien vendría a ser un prisionero
despojado de sus ornamentos de rango (que se encuentran flotando). El tercer per-
sonaje está localizado a la espalda del prisionero sujetándolo con una mano mientras
que en la otra tiene un escudo circular. Uno de los elementos complementarios de
esta escena son dos aves, una de ellas en posición de picada y la otra en vuelo de
salida. Probablemente, significaría simbólicamente el despojo espiritual del rango y
funciones del prisionero tanto en la vida como en la muerte. A nuestro juicio, la esce-
na estaría relacionada al ajusticiamiento del Sacerdote Guerrero por lo acontecido en
la Rebelión de los Artefactos.

388 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


La siguiente imagen corresponde a un cetro cuchillo escultórico de plata que se
encontró en la mano izquierda del Señor de Sipán (tumba 1) y representa a dos
personajes. La escena es similar a la anterior pero la diferencia radica en que no pre-
senta un tercer personaje y la actitud de aporreo no se está dando. Es el evento de
un ajusticiamiento donde se reconoce al Señor de Sipán con una porra en la mano
derecha y un escudo cuadrado en la mano izquierda, tal como se ve a este personaje
en la escena de “La Rebelión de los Artefactos” (Fig. 406).

Estas dos últimas escenas elaboradas en metal estarían cerrando el proceso de re-
gistro de los artesanos del “ajusticiamiento” del Sacerdote Guerrero, luego de rebe-
larse contra el sistema y fracasar en el proceso.

El análisis de los materiales de Sipán nos ha permitido tener una nueva visión de los
cambios ocurridos dentro de la élite mochica de esta parte del valle Chancay-Lam-
bayeque. Los cambios se reflejan tanto en la arquitectura como en la cerámica y en
los metales. El análisis de materiales nos ha permitido, además, interpretar sucesos
como el tema de “La Presentación” y “La Rebelión de los Artefactos”, acontecimien-
tos que tuvieron lugar en el edificio 1 de fachadas inclinadas y de color rojo. Al res-
pecto, propongo que la primera escena (Fig. 394) correspondería a los inicios de la
fase constructiva 2 (edificio 1 – Fig. 48), donde el personaje que encarna el poder
político y civil es el personaje de la Tumba Saqueada mientras que el poder religioso
Figura 405: Escena de ajusticiamiento donde el
y militar está en manos del Sacerdote Guerrero (T 14), quien han sido representado
personaje principal sostiene una porra y a sus pies
se encuentra un prisionero despojado de sus ves- en el cumplimiento de sus funciones. La segunda escena correspondería a la etapa
timentas siendo sujetado de la parte posterior por media de la fase constructiva 2 del edificio 1 por el enriquecimiento de la ceremonia,
un guerrero. Tomado de Alva (2007) la vestimenta de los personajes y el incremento de un ser femenino. La tercera esce-
na evidencia al Sacerdote Guerrero cumpliendo funciones que solo le competen al
señor. ¿Cuáles serían las razones para que este personaje reciba la copa? ¿Será que
la sociedad mochica está pasando por un proceso de inestabilidad social?
Figura 406: Representación escultórica de un per-
sonaje de rodillas despojado de sus ornamentos
frente a un señor. Este último lleva un collar, toca- La cuarta escena evidencia un caos y retorno al orden existente, como se puede ob-
do, porra y un escudo. Tomado de Alva (2007) servar en la iconografía de “La Rebelión de los Artefactos”. Estos dos últimos acon-
tecimientos (entrega de copa y rebelión de artefactos) estarían ubicados casi al final
de la fase constructiva 2 del edificio 1 (Fig. 48), donde el Señor de Sipán (tumba 1)
recupera el poder con las funciones de índole político y militar y se encarga, perso-
nalmente, de ajusticiar al personaje rebelde—tal como se evidencia en las represen-
taciones del cetro piramidal y escultórico— para, finalmente, enterrar al Sacerdote
Guerrero en esta fase constructiva.

Proponemos que después de este evento, el Señor de Sipán construye la fase 1 del
edificio rojo (edificio 1). Él tiene un papel protagónico, ya que su figura se plasma en
las orejeras y es retratado encabezando ceremonias como la “purificación”, escena
en la que lanza flores con estólicas, y porta unas orejeras con representación de
pato (Fig. 316a) y una estólica que remata en cabeza de serpiente. Asimismo, se le
representa de pie sobre una plataforma y recibiendo una copa (Fig. 407), la misma
que es ofrecida por el sacerdote, probablemente. Sin embargo, carece de los típicos
ornamentos asociados a su persona excepto por la copa en pedestal y el plato.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 389


390 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
En otra escena iconográfica se observa que el señor porta un tocado semilunar junto
con unas láminas escalonadas a los costados, orejeras, traje de placas cuadradas,
Figura 407: Representación pictórica denomina-
y sostiene, en una mano, un escudo circular y, en la otra, una porra. El personaje es
da “Lanzamiento de Flores”, donde el Señor está
secundado por un guerrero, un porta-estandarte, y músicos tocando antaras y cas-
ricamente vestido y lleva consigo las orejeras de
pato identificadas en la tumba 1 del Señor de Si-
cabeles (Fig. 408).
pán”. Tomado de Golte (2009: 247).
En otra pictografía identificamos al Señor de Sipán vistiendo un traje de placas cua-
dradas, un collar de discos, una orejera decorada con esferas, brazaletes, un tocado
semilunar y un protector coxal (Fig. 409). Este personaje está localizado en la parte
Figura 408: Desfile de personajes donde se iden-
central de la escena sosteniendo una soga y acompañado por otros individuos que
tifica a un Señor con ornamentos asociados al Se-
ños de Sipán. Tomado de Alva (2007: 104)
también sostienen la soga. Estas últimas escenas (lanzamiento de flores, desfile y
danza de la soga) reflejan que el Señor es el eje principal sobre el cual gira la acción;
no se muestra acompañado ni por el sacerdote ni el personaje femenino, en compa-
ración a las escenas anteriormente descritas.
Figura 409: Escena denominada “Danza de la
Soga”, donde el personaje principal presenta or- De todo lo expuesto en las escenas iconográficas, aún me queda la duda sobre el
namentos identificados en la tumba 1 del Señor de
destino del personaje femenino. Se ve en asociación con el Sacerdote Guerrero en
Sipán. Tomado de Alva (2007: 116)
“La Rebelión de los Artefactos”, ya que también es capturada y llevada a la presen-
cia del señor. ¿Será que la sacerdotisa— por el hecho de ser mujer y de poseer la
cualidad de crear vida— no recibió el mismo tratamiento que el Sacerdote Guerrero
y, posiblemente, fue desplazada a otra área de influencia de Sipán?

Frente a esta interrogante, recordaremos que en las investigaciones desarrolladas en


el valle Jequetepeque (en el sitio de San José de Moro), para la Fase Mochica Tardío
y el periodo transicional, se han recuperado contextos funerarios de sacerdotisas
enterradas en tumbas de cámaras con hornacinas, ofrendas y acompañantes (Casti-
llo 2005, 2011). La tesis doctoral de Karim Ruiz Rosell (2013), sin embargo, hace un
importante aporte en la identificación de un personaje femenino de la Fase Mochica
Medio a la que califica como una proto sacerdotisa. Esta ha sido hallada en el área
38, en la Tumba M-U1515. Para nosotros, este personaje podría corresponder a la
misma sacerdotisa de los eventos ocurridos durante la Fase Mochica Medio Final de
Sipán durante la fase constructiva 2 del edificio 1 o fase roja.

Este contexto (tumba M-U1515) albergó ofrendas de cerámicas cuya morfología y


decoración coincide con el estilo de Sipán. Entre estas destacan un cántaro con pro-
tuberancias y diseño pictórico similar al recuperado en la tumba 16, cántaros escul-
tóricos con representación de personajes sentados portando pequeños bolsos muy
parecidos a los recuperados en el repositorio 1— asociados a la tumba del Señor
de Sipán— y una figurina femenina que porta grandes trenzas, pectoral, orejeras y
brazaletes similar a un molde recuperado en los talleres del sector III de Sipán. Otros
elementos importantes a considerar entre las ofrendas son las orejeras con turquesa
(en la época del Señor de Sipán las orejeras toman estas características) pero, sobre
todo, los colgantes hechos, probablemente, en conus que representan un total de
tres panoplias, cuatro guerreros y una sacerdotisa portando un pectoral, un tocado y
una copa. Como indica Ruiz (2013) todos los elementos anteriores permitirían identi-
ficarla, en efecto, como una sacerdotisa.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 391


El autor sostiene que:
La aparente individualidad de estas figuras talladas esconde, en realidad, una
complejo [sic] escena que nos traslada a una conocida escena de la iconografía
del Período Mochica Tardío: el combate de los guerreros y la ofrenda de sangre o
la llamada “ceremonia del sacrificio” (Ruiz 2013: 185).

Al respecto, nosotros coincidimos en que estas representaciones podrían esconder


un mensaje oculto presentado a través de los guerreros, las panoplias y la sacerdo-
tisa, pero creemos, por encima de todo, que estarían relacionadas con la escena
que hemos venido utilizando para nuestro análisis central: “La Rebelión de los Arte-
factos”. Estos objetos se convertirían en una ofrenda al difunto pero, más que nada,
indicarían la función del personaje: encarnar a una sacerdotisa. Otro detalle que ha
sido indicado por Ruiz (2013)— en su tesis doctoral presentada a la Universidad Au-
tónoma de Barcelona— es la unificación de la representación de la cabeza de porra
en todos los colgantes como un elemento simbólico que el artesano quiso resaltar.
Por lo tanto, estos últimos objetos trabajados en conus podrían relacionarse, simbó-
licamente, a hechos bélicos ocurrido durante la Fase Mochica Medio Final de Sipán,
en la cual habría participado la sacerdotiza y donde se ha registrado el mayor nú-
mero de tumbas de guerreros. Postulamos que, en esta época, se habría gestado un
conflicto interno, tal vez una revuelta similar a la registrada en “La Rebelión de los
Artefactos”.

En Sipán no sólo tenemos la presencia de muchos de los elementos que se plas-


maron en la iconografía y que se encontraron en la tumba del Sacerdote Guerrero;
también existe un molde y fragmento de artefacto hallado en los talleres de cerámica
del sector III. Se trata de una porra humanizada que demostraría no sólo su relación
con este hecho histórico sino una conexión con el incremento de la representación
de las porras y panoplias durante la Fase Mochica Tardío.

Queremos enfatizar, finalmente, que este suceso debió marcar el cambio en la or-
ganización de las altas esferas del gobierno debido a una sublevación. Sus artífices
fueron capturados, despojados de sus objetos emblemáticos y, probablemente, reti-
rados de los dominios de la élite de Sipán, lo cual justificaría la ausencia de elemen-
tos como la copa y la corona que nos ayuden a distinguir la función que desempeñó
el personaje hallado en la tumba M - U1515.

De otro lado, queremos mencionar que, aunque este personaje fue enterrado en una
tumba en forma de bota—lo cual correspondería al patrón funerario local para esta
época, a diferencia de las tumbas de cámara que se utilizan para el entierro de los
personajes de Sipán— sí se puede distinguir su importancia por el tamaño de la tum-
ba frente a otras registradas en el entorno. A pesar de que no podemos asegurar que
este personaje tuvo nexos de linaje en el valle del Jequetepeque, queremos mencio-
nar que, de acuerdo a los estudios realizados por el antropólogo Haggen Klaus, en
algunas tumbas de Sipán, existe la evidencia de que ciertos individuos proceden de
ese valle (Klauss, comunicación personal).

392 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Nuestra hipótesis sería que esta sacerdotisa no habría llegado sola y que, después
de su muerte, habría quedado un grupo de personas que la acompañó e inició una
nueva forma de organización que resaltó su importante función y poder. Esto se ma-
nifiesta en la elaboración de tumbas de cámara con hornacinas para ofrendas—
como ocurrió en Sipán— objetos emblemáticos y la exquisita cerámica que resaltaría
el papel mítico de la mujer en la siguiente etapa.

Posterior a todos estos sucesos, se han documentado—durante la fase constructiva


1 y 2 del edificio 1— fuertes lluvias. Las constantes precipitaciones han deteriorado
la fachada, de manera que se ha perdido el pigmento rojo de los pisos que se pro-
yectan al norte. Las remodelaciones del piso norte de la fase 1 se producen hasta
en cuatro oportunidades y corresponden a la época del gobierno y muerte del Señor
de Sipán, ocurrida aproximadamente en el siglo VII (600 d.C.). Ante este panorama
caótico, postulamos que la élite y parte del pueblo asentado en Sipán se trasladarían
a Pampa Grande.

Por otro lado, las escenas del tema de “La Presentación” y “La Rebelión de los Ar-
tefactos”— donde participa activamente en Señor de Sipán— representan sucesos
que, probablemente, se desarrollaron en esta zona y que han sido plasmados, tam-
bién, en la cerámica de la Fase Mochica Tardío de los valles sureños. Las dudas
sobre cómo estos sucesos fueron representados en un territorio diferente al área
de influencia directa de Sipán son muchas. ¿Serán gente de los valles al sur de Si-
pán que presenciaron estas escenas grabándolas en su memoria para reproducirlas
como registros de la memoria colectiva mochica? ¿O, quizá, será que personajes
que participaron de estos eventos en el territorio de Sipán, al trasladarse a los valles
sureños después de las fuertes lluvias, reprodujeron lo que aún permanecía en su
memoria? ¿Se trata de representaciones de personajes de la élite que vivieron en los
valles del sur y que fueron representados en la iconografía de la cerámica?
Para todas las preguntas anteriores tiene que haber una explicación, una todavía difí-
cil de precisar. Sin embargo, está claro el apogeo e influencia de Sipán como núcleo
de desarrollo no solo en el valle Chancay - Lambayeque para la Fase Mochica Medio,
sino también en los valles vecinos como Piura, por el norte, y Jequetepeque, por el
sur. Por tal motivo, eventos importantes para los mochicas de Sipán—como el tema
de “La Presentación”— debieron suscitar el interés del público dentro de su área de
influencia. De igual modo, si sucedía algo en contra del sistema— como una rebelión
y el ajusticiamiento del perpetrador— esto también debió ser motivo de interés para
la sociedad. Bajo este enunciado, el tema de “La Presentación” debió ser tomado
como un símbolo positivo donde los semi-dioses ofrendaron a los dioses para man-
tener el orden y la prosperidad dentro de la sociedad. No obstante, para épocas
tardías caracterizadas por inestabilidad social las representaciones en la cerámica
evocarían la prosperidad y tranquilidad brindada por los dioses—tal como ha sido
enunciado por investigadores, entre ellos por Rosas, en el año 2007.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 393


394 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán
La Conservación
Arqueológica

L
a conservación es un complemento fundamental de la actividad arqueológi-
ca pues permite mitigar el deterioro de la evidencia con la que trabajamos.
Desde esta perspectiva, la investigación arqueológica debe entenderse como
un trabajo interdisciplinario en donde el aporte de los especialistas de las ciencias
biológicas, químicas, ecológicas, entre otras, resulta imprescindible. La conserva-
ción participa de un marco teórico conformado por principios, criterios, estrategias
y procedimientos ajustados a la problemática específica de la estructura u objeto a
intervenir (Morales 1995).

Nuestro rol como arqueólogos no se limita a realizar trabajos meramente de campo


y de laboratorio. La difusión de nuestras investigaciones dentro y fuera del ámbito
académico es también parte central de nuestro trabajo, lo mismo que nuestra obliga-
ción de tomar medidas preventivas para favorecer la conservación de la evidencia
material con la cual trabajamos.

Consideramos a la arquitectura como el testimonio físico de un conjunto de bienes


culturales intangibles. Si bien este es uno de los rasgos más visibles de una cultu-
ra—tanto por su presencia física como por su perdurabilidad en el tiempo— es, sobre
todo, la expresión material de un conjunto de valores, creencias y técnicas que se
combinan de modo particular en cada caso.

Existen distintos agentes de deterioro que pueden afectar a los restos arqueológi-
cos; por ello, es imprescindible que se elaboren planes a corto, mediano y largo
plazo, pues las acciones de conservación no finalizan con las intervenciones in situ
(acciones y tratamientos aplicados a los objetos que van desde la limpieza hasta la
restauración), sino que también se deben tener cuidados especiales con respecto
al ambiente post- excavación (laboratorios y depósitos), controlando las condiciones
de humedad, luz, etc. (Stanley Price 1987). Todas estas medidas aseguran la durabi-
lidad, integridad y accesibilidad del patrimonio arqueológico.

Este capítulo está dedicado a exponer nuestras experiencias en lo referido a la con-


servación de los monumentos arquitectónicos del sector I—llevada a cabo por el
conservador Iván Ccachura— así como al tratamiento de los materiales culturales
muebles de cerámica y metal— intervenidos por el equipo de profesionales del área
de conservación del Museo de Sitio Huaca Rajada- Sipán.

Entre las labores necesarias para la puesta en valor de los sitios arqueológicos se
encuentra la conservación de las estructuras arquitectónicas que, en el caso del
Complejo Arqueológico de Huaca Rajada-Sipán, se construyeron en base a ladrillos

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 395


de tierra cruda asentados con barro. En este sentido, nuestra preocupación se centra
en la conservación integral, tanto en los aspectos estructurales como en los materia-
les utilizados en las construcciones. Esto da lugar a un proceso de preservación que
incluye acciones de protección, conservación e integración en el contexto turístico,
donde los trabajos de investigación y de conservación están dirigidos al desarrollo
social y científico.

Las estructuras arquitectónicas del Complejo Arqueológico de Huaca Rajada-Sipán,


por la naturaleza de su monumentalidad, se encuentran expuestas a los embates
del medio ambiente, teniendo entre sus principales amenazas al clima— traducido
en múltiples variables como radiación, temperatura, humedad, vientos y salinidad,
además del entorno humano.

El paso del tiempo aunado a los cambios climáticos bruscos, la intemperie, las pre-
cipitaciones pluviales, el asoleamiento y los vientos predominantes generan las con-
tracciones y dilataciones de los materiales componentes del adobe, lo cual, a lo largo
de los años, ocasiona problemas estructurales serios. Asimismo, la presencia bioló-
gica del excremento que dejan las aves (gallinazos) y murciélagos en los forados y
la superficie de las pirámides, acelera el proceso de deterioro de las estructuras. La
presencia de la laguna en el lado sur del complejo arqueológico genera un problema
de humedad, la misma que, por capilaridad, precipita las eflorescencias salinas, uno
de los agentes más agresivos por su permanente actividad.

Algo importante de mencionar son los defectos detectados en la técnica constructiva


y la mala selección de los materiales para la elaboración de los adobes, ya que con-
tienen un alto porcentaje de materia orgánica, lo que aunado a la característica de la
arcilla expansiva, genera serias contracciones y dilataciones en el material. A esto se
suma el cambio fluctuante de su medio ambiente.

Finalmente, la presencia del hombre se ve en el huaqueo indiscriminado de décadas


y siglos pasados. Estos actos han generado problemas estructurales y de interpre-
tación arquitectónica, pues han modificado significativamente la morfología de las
estructuras.

Criterios de la intervención
Los trabajos de conservación buscaron palear los efectos ambientales y humanos
que actuaban en desmedro de la conservación de superficies arquitectónicas en la
zona arqueológica. Los principios o directrices que guiaron los trabajos de conser-
vación fueron los siguientes: respeto de la autenticidad, originalidad de materiales
y reversibilidad de procedimientos. Los trabajos fueron de mínima intervención y se
centraron en devolverle estabilidad a los elementos que se encontraban vulnerables
mediante la revitalización de enlucidos y perfiles.

Agentes de deterioro
Entre los principales agentes que originan el deterioro de las estructuras arquitectó-
nicas en el Complejo Arqueológico de Sipán se ha identificado una fuerte concen-
tración de cloruros solubles adheridos en los enlucidos de los muros y en el mortero

396 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


que cohesiona los adobes, los que han causado el desprendimiento y desgaste de
estos elementos constructivos. De igual manera, la insolación a la que están expues-
tas las estructuras ha propiciado agrietamientos y rajaduras de enlucidos y pisos. La
humedad, por su parte, ha provocado desfases de los paramentos, muros y pisos,
de forma que ha tenido lugar un “ablandamiento” de los rellenos que soportan dichas
estructuras.

Acciones correctivas
Las acciones correctivas que se tomaron como criterio inmediato de conservación
preventiva de las estructuras intervenidas fue, en primer lugar, el retiro, en forma
mecánica y en seco, de las impurezas y adherencias sobre los enlucidos de muros
y paramentos, salvo que el material a descartar ameritase una humectación parcial
y progresiva. Para ello, se utilizaron herramientas como brochas, pinceles de cerda
suave y bombillas de jebe.

En segundo lugar, se procedió con la desalinización de los enlucidos de los muros


expuestos mediante una combinación de agua destilada (60%) y alcohol (40%), utili-
zando papel higiénico como receptor de cloruros. El agua destilada se roseaba con
un aspersor directamente sobre el papel higiénico, ejerciendo ligera presión sobre
este último para que se adhiera al enlucido de arcilla. La aplicación se dejó por un
periodo de cinco días de absorción

En tercer lugar, se llevó a cabo la inyección de arcilla líquida en las rajaduras del
paramento para, así, darles estabilidad y soporte a las áreas de enlucido en situación
vulnerable.

Finalmente, se protegió la cabecera de los muros mediante coberturas de sacrificio.


También se cubrió, con arena de río, los pisos que estaban expuestos. Los materiales
utilizados fueron originales; no se utilizó ningún tipo de agregado calcáreo, ni adhe-
sivos sintéticos. Esto garantizó, además, que los procedimientos sean reversibles.

Canteras de extracción de arcilla


Para los trabajos de resane, emboquillado y texturado de los paramentos con enlu-
cidos en riesgo de colapso se buscó y eligió canteras que contengan la arcilla ideal
para este tipo de trabajo. Dentro de las características básicas de esta arcilla tenían
que estar presentes factores como el color, la textura y la plasticidad.

Cantera 1
La cantera 1 se ubica a 600 m. aproximadamente del Campamento Huaca Rajada-Si-
pán, al oeste de la Pirámide Político-Administrativa. La zona proporciona una buena
calidad de arcilla, pues esta es producto de la limpieza de la “acequia”, la cual es
periódicamente renovada. Esto, además, nos garantiza que la arcilla es altamente
hidratada y libre de sales. De aquí que se extrajo la arcilla tipo 1 y 2 (Fig. 410).

Cantera 2
La cantera 2 se ubica, aproximadamente, a 800 m. al sur del Campamento Huaca
Rajada- Sipán; esta área es conocida como una laguna. La arcilla es bastante densa

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 397


y maleable, lo que implica que es excelente para los trabajos de conservación. Sin
embargo, debido a que su fuerte color plomo se acentúa más al estar seco, nos
Figura 410: Vista de la cantera 1 donde se extraje-
hemos visto obligados a recurrir a la arcilla de la cantera 1 para los trabajos finales
ron los tipos de arcilla 1 y 2.
(el material de esta área posee un color beige oscuro). Es decir, los trabajos de tex-
turado y resane los hemos realizado con arcilla de la cantera 1 mientras que, para
los trabajos de estabilización y asentado de adobe, hemos recurrido a material de la
cantera 2. De aquí se obtuvo la arcilla tipo 3 (Fig. 411). Figura 411: La cantera 2 es un humedal cubierto
por totora; la arcilla fue extraída a 0.5 m. de pro-
fundidad.

Figura 412: Elaboración de esferas de arcilla y ti-


pos de arcilla.

398 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Pruebas de arcilla
Las pruebas a las que fueron sometidos los diferentes tipos de arcilla tuvieron como
objetivo reconocer la calidad de las arcillas, su dureza (al momento del secado)
y su resistencia a la exposición medioambiental. Esto permitiría saber si podía ser
aplicada en los trabajos de conservación de las estructuras de barro del complejo
arqueológico de Sipán.

Prueba 1: identificación de concentración de arcilla


El principio básico de la prueba consiste en observar qué tipo de arcilla logra una
mejor compactación y es capaz de resistir a la presión directa. La presión se ejerce
con los dedos o con algún objeto contundente. Para la identificación de este condi-
ción se realizó la modelación de pequeñas esferas de arcilla de 2 cm. de diámetro,
las cuales se dejaron secar por un espacio de 72 horas bajo la sombra (Fig. 412).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 399


Resultado:
Las arcillas de tipo 1 y 2 son óptimas para los trabajos de conservación porque ofre-
cen una buena resistencia a la presión. Además, por poseer tonos (colores) distintos,
pueden combinarse para obtener variaciones cromáticas en la aplicación.

Prueba 2: proporción ideal arcilla –arena


Para el empleo de arcilla en trabajos de resane, emboquillado y texturado se realizó
una prueba cuyo objetivo era encontrar la proporción ideal entre arcilla y arena. Para
esto, se utilizaron pastillas (Fig. 413) de arcilla en el siguiente orden y proporción:

Arena
Muestra Arcilla Agua Proporción
(0-3 mm.)

1 1 0 35% Vol. de arcilla. 1:0

2 1 0.25 35% Vol. de arcilla. 1:1/4

3 1 0.50 35% Vol. de arcilla. 1:1/2

4 1 0.75 35% Vol. de arcilla. 1:3/4

5 1 1 35% Vol. de arcilla. 1:1

6 1 1.25 35% Vol. de arcilla. 1:11/4

7 1 1.50 35% Vol. de arcilla. 1:11/2

8 1 1.75 35% Vol. de arcilla. 1:13/4

9 1 2 35% Vol. de arcilla. 1:2

400 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Resultado:
Figura 413: Elaboración de las pastillas de arcilla. Después de la prueba, se obtuvo ocho pastillas con diferentes proporciones. Así, se
pudo establecer que la proporción óptima es la de 1:1½ (1 porción de arcilla x 1.5
porción de arena).

Figura 414: Colocación de arcilla como elemento


Esto se determinó a raíz de una menor cantidad de fisuras (mejor respuesta a la ten-
de cohesión.
sión) y una mayor resistencia a la presión.

Prueba 3: prueba de mortero de asiento


Después de establecer las canteras de arcilla y determinar que la proporción de 1 de
arcilla por 1.5 de arena es la más adecuada (por presentar menor cantidad de fisuras
y mayor resistencia a la presión), la prueba 3 definió la proporción óptima de la arcilla
como “mortero se asiento” (Fig. 414).

De la misma manera que la prueba 2, se preparó ocho diferentes tipos de dosifi-


caciones, desde 1 arcilla por 0 de arena, hasta 1 de arcilla por 2 de arena. Estas
mezclas fueron colocadas entre dos adobes como material de cohesión, esperando
observar (después de 72 horas) su resultado.

Resultado:
Se estableció que la proporción óptima era la de 1:1¼ (1 porción de arcilla por 1.25
porción de arena). Sin embargo, para lograr optimizar la mezcla, nosotros incorpora-
mos arena gruesa (3-4 mm.). El resultado final fue de 1 de arcilla por 1 de arena fina
por 0.5 de arena gruesa (1:1½).

Morteros utilizados
En la siguiente tabla y de acuerdo a los ensayos realizados, se utilizó cuatro tipos de
mezclas que tuvieron distintos usos:

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 401


Mezcla 1: Asentar adobes en las calzaduras de muro o perfiles.
Mezcla 2: Proteger la cabecera de muros
Mezcla 3: Resanar grietas y rellenar oquedades.
Mezcla 4: Estabilizar enlucidos y sellar fisuras.

Arena Arena
Mezcla Uso Arcilla Agua Proporción
fina gruesa

1 Asiento 1 1 0.5 35% Vol. De arcilla. 1:1 ½

2 Capping 1 - 1.5 35% Vol. De arcilla. 1:1 ½

3 Resane 1 1.5 - 35% Vol. De arcilla. 1:1 ½

4 Inyección 1 - - 35% Vol. De arcilla. 1:0

Muro de prueba
Se construyó un “muro de prueba” de 2.5 m. de largo por 1.2 m. de alto y 0.5 m. de
ancho. En un principio, se tuvo la intensión de erigirlo con adobes arqueológicos
(extraídos de escombros) pero esto no fue posible, así que se tuvo que edificar con
adobes nuevos (producción local) (Fig. 415).

El muro fue enlucido por ambos lados, dejando un extremo irregular y desprovisto de
cobertura para simular las lesiones que existen en los muros originales (lo que nos
servirá para realizar nuestras pruebas) (Fig. 416).

402 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Figura 415: Muro de ensayo.
Conservación arquitectónica en el patio 2
En el patio 2, se intervino la arquitectura correspondiente a la ocupación chimú. En
primer lugar, se realizó la limpieza de los enlucidos de los paramentos; luego, se
efectuó la desalinización de los mismos utilizando agua destilada, alcohol y papel
Figura 416: Práctica de acciones correctivas en
higiénico para la absorción de los cloruros; se culminó el proceso con la cobertura
conservación.
de sacrificio de las cabeceras de los muros expuestos (Fig. 417).

Conservación Arquitectónica en la Plataforma Norte


En la unidad arquitectónica correspondiente a la Plataforma Norte, se realizaron
trabajos preventivos entre los cuales destacan la desalinización de enlucidos—se
emplearon los mismos materiales usados en el patio 2 (Fig. 418)—, la fijación de los
enlucidos que estaban en riesgo de desprendimiento con inyección de arcilla líquida
(Fig. 419), el resane de las fisuras con una mezcla de 1 de arcilla y 1.25 de arena (Fig.
420), la estabilización de rellenos que soportan los pisos mediante una calzadura con
adobes y mortero de barro (Fig. 421) y la aplicación de una cobertura de barro sobre
la calzadura, texturando para homogenizar la tonalidad con la arquitectura original
(Fig. 422).

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 403


Figura 417: Trabajos de conservación preventiva
en la unidad arquitectónica de patio 2 concerniente
a la limpieza de los paramentos (a), desalinización
de enlucidos (b) y cobertura de sacrificio de las ca-
beceras de muros (c).

Figura 418: Desalinización de enlucidos de la ar-


quitectura expuesta en la Plataforma Norte.

C
Figura 419: Fijación de enlucidos con arcilla líqui-
da. Plataforma Norte.

Figura 420: Resane de fisuras de enlucidos de pa-


ramentos. Plataforma Norte.

Figura 421: Estabilización de rellenos de piso con


adobes y mortero de barro. Plataforma Norte.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 407


Conservación de metales y cerámica
Figura 422: Cubierta de sacrificio con barro en ca-
La conservación de los materiales muebles como la cerámica y el metal garantiza
becera de muros. la conservación del patrimonio arqueológico. Esto no se logra, únicamente, con la
intervención directa. Las obras requieren de condiciones estables para su manejo,
embalaje, almacenamiento y exposición, además de seguimiento y mantenimiento
continuo para evitar su deterioro. Para conservar un objeto de metal o cerámica, es
Figura 423: Limpieza de objetos arqueológicos.
necesario conocerlo, evaluar su estado, identificar todas las marcas que el tiempo
ha dejado en él y aplicar el conocimiento teórico para, así, evitar su destrucción. El
momento ideal para iniciar la conservación de un objeto es desde que es hallado, en
la excavación misma. A partir de entonces, el restaurador lleva a cabo acciones para
levantar las piezas de manera correcta, controlando las condiciones y recuperando
información para realizar la intervención más adecuada.

Los metales
Los trabajos de conservación de metales arqueológicos se aplicaron a los objetos
provenientes de las tres últimas tumbas excavadas en la Plataforma Funeraria del
Complejo Arqueológico de Sipán, a partir del año 2007. La intervención se inició
desde el momento del descubrimiento de las tumbas, realizando un tratamiento in
situ a los metales, tomando en cuenta importantes decisiones técnicas y estéticas,
y entendiendo la composición de los mismos y los mecanismos de alteración que
originan su deterioro. Con esto se garantizó su conservación durante el traslado has-
ta el área de laboratorio del Museo de Sitio Huaca Rajada- Sipán. En el laboratorio,
el mejor tratamiento de cada objeto se realizó respetando los principios de mínima
intervención y la superficie original de las piezas (Fig. 423).

El trabajo in situ
El trabajo in situ que se realiza al momento de intervenir los objetos de metal halla-
dos— ya sea en contextos funerarios o en cualquier otro tipo de contexto— tiene
como base dos criterios principales: la identificación del tipo de metal y la evaluación
de su estado de conservación.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 409


La identificación del tipo de metal dentro de un contexto cerrado permite organizar
las acciones y mecanismos para realizar una adecuada intervención al momento de
su retiro del contexto; con ello se garantiza su conservación tanto en campo como
en laboratorio. Aquellos metales, como el oro o la plata, que son más resistentes a
los agentes de corrosión no requieren de procedimientos y técnicas complejas al
momento de extracción. Sin embargo, metales como el cobre, cobre dorado o cobre
plateado ven afectado— muchas veces, por la naturaleza de su composición— su
estado de conservación por los distintos procesos de corrosión. La corrosión genera
la fragmentación de la estructura de estos metales y esto imposibilita la identificación
de su forma original. En el caso de los objetos de metal donde el cobre es el prin-
cipal componente, la intervención in situ se desarrolla salvaguardando su retiro del
contexto, de manera que se mantenga su forma original y la de los fragmentos que
lo constituyen. Para lograr esto, utilizar engazado con la aplicación de Paraloid B/72
al 20% en solución alcohólica sobre la superficie de las piezas resulta ser una de las
técnicas más seguras para conservar la forma original de los objetos al momento de
extraerlos de los contextos (Fig. 424).

La intervención en laboratorio
El diagnóstico del estado de conservación de los metales es generalmente deter-
minado por factores extrínsecos— debido al micro-ambiente del lugar de deposi-
ción— y también por factores intrínsecos— debido a las técnicas de procesamiento
de los objetos (fusión o laminación) y a la mezcla incorrecta de los materiales que lo
componen.

Una vez evaluado el estado de conservación, se procede a la intervención. El pro-


ceso va a depender, necesariamente, del tipo de metal con que está elaborado el
objeto, de manera que aquellos manufacturados en cobre recibirán un tratamiento
mucho más complejo.

El proceso de conservación se inicia de la siguiente manera:

1. Limpieza mecánica con pincel y bisturí u otros instrumentos adecuados para


quitar los depósitos más resistentes y más duros en el producto. El uso del hisopo
también es adecuado, pero siempre con agua destilada y teniendo en cuenta
el estado de conservación del objeto. Si está en mal estado, es evidente que el
hisopo debe evitarse (Figs. 425 y 426).

2. Eliminación de los productos de corrosión inestables siempre a través de la


limpieza y, en algunos casos, con la ayuda de productos químicos como solución
alcalina. Con esto se busca suavizar los productos de corrosión inestables que
deben ser eliminados.

3. En el área de Conservación y Restauración del Museo de Sitio Huaca Raja-


da - Sipán no se han realizado— pero es muy necesario aplicar— tratamientos
estabilizantes como el Método B/70, que consta de dos baños consecutivos. El
primero en 10% de amoniaco en alcohol etílico por, aproximadamente, dos horas,
dependiendo del caso y, especialmente, del estado de conservación del objeto.

410 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


El segundo baño, sin pasos intermedios, es en agua oxigenada a 130 vol. al 10%
en alcohol por unos tres minutos. Este tratamiento es necesario para inhibir la
Figura 424: Aplicación de Paraloid B/72 con so-
corrosión cíclica porque tiende a disolverse provocando que se caiga el cloruro
porte de gasa in situ.
cuproso (Cu2CL2), que es el principal responsable de la corrosión activa.

4. Empleo de Benzotriazol (BTA) en 10% disuelto en alcohol etílico mediante un


baño de corta duración o dependiendo del caso. Este producto tiende a disolver
el cloruro cuproso y, por lo tanto, evita cualquier manifestación de corrosión acti-
va. El producto se aplica solo para bronce o cobre. El cobre dorado es un poco
más complicado porque hay que ver el estado de conservación y entender cómo
tratar el cobre evitando la inmersión del oro. Este último no debe ser tratado con
productos químicos, ya que no se corroe; el agua es suficiente con un cepillo o
con hisopo.

5. Recomposición si es necesario, con adhesivos específicos como acrílicos Triz


(el más adecuado) en caso de que se trate de objetos de tamaño reducido con
fragmentos pequeños de menor espesor (objetos laminados). En el caso de los
objetos más consistentes con un mayor espesor (objetos fusionados), es mejor el
uso de un adhesivo de tipo Uhu o con características similares.

6. Protección final que, si es necesario, se hace con Paralid B/72 en alcohol u


otros solventes con porcentaje adecuado de un 5% hasta un 10% (en el caso de
la protección activa). Se debe tener en cuenta el estado general del objeto des-
pués de la conservación (Figs. 427 y 428).
Figura 425: Retiro de tierra adherida a la superficie
de un ornamento (orejera).

Figura 426: Limpieza mecánica, retiro del cloruro


cuproso.

Figura 427: Aplicación de Paraloid B/72 al 20%


con soporte de gasa en la parte posterior de la
pieza.

Figura 428: Aplicación de capa protectora de Pa-


raloid B/72 al 5%.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 413


La cerámica
Entre los objetos de cerámica, se encuentran recipientes completos o en cientos
de fragmentos. Así, este es el material que se recoge en la mayor cantidad de los
yacimientos arqueológicos. Los investigadores que centran su interés en la cerámica
saben de su acusada resistencia físico-química y que, aún con naturales límites, se
hace difícil su total y absoluta destrucción. Sin embargo, estos objetos se encuentran
sujetos a cierto tipo de alteraciones que, con el paso del tiempo y una vez fuera de
los ecosistemas (tierra o agua) donde han permanecido por cientos o miles de años,
pueden dañarlos seriamente, afectando con ello, la información que pueden aportar
a nuestro conocimiento.

Roturas, abrasiones, pérdidas de materia, minerales secundarios, manchas orgáni-


cas e inorgánicas y un buen número más de alteraciones forman, de por sí, una tan
conocida como extensa lista de las alteraciones que pueden sufrir estas piezas.

La problemática de la conservación de la cerámica hoy—contrariamente, quizás,


a lo que se pueda creer— es muy común y poco conocida. Nos referimos, más en
concreto, a los agentes que amenazan la conservación de la cerámica como las
sales (tanto solubles como insolubles). Los procesos, mecanismos y ritmo de sus
comportamientos físico-químicos de absorción, eflorescencia y disolución suponen
conocimientos, en buena parte, desconocidos pero que van siendo investigados por
algunos profesionales, aunque a un ritmo más bien pausado en comparación con
otro tipo de problemáticas.

Las sales comúnmente detectadas que conocemos y que son más solubles en agua
son los cloruros, nitratos, fosfatos, carbonatos y sulfatos. No obstante, cada una de
estas presenta una solubilidad diferente.

Al igual que los metales, la intervención de la cerámica se inició desde el momento


del descubrimiento de las tumbas, realizando un adecuado tratamiento in situ para,
luego, realizar el trabajo de conservación respetando los principios de mínima inter-
vención y de la superficie original de las piezas.

El trabajo in situ
Corresponde al momento del descubrimiento de la cerámica en un contexto fune-
rario o de otro tipo. En muchos casos, esta se encuentra fragmentada (parcial o
totalmente), con descamaciones o con pérdida de materia debido a la presencia de
un gran número de tipos de sales (siendo las más abundantes los cloruros de calcio
y magnesio).

Luego de reconocer el estado de la cerámica, las piezas completas son recogidas


en cajas de cartón, dándoles estabilidad con soportes de espuma. Por su parte, la
cerámica fragmentada es recogida en tapers de plástico o bolsas de polietileno.

El tratamiento en gabinete
Con los objetos en gabinete, la primera evaluación está dirigida a diagnosticar la
cerámica, es decir, a identificar los principales agentes de deterioro que la están
afectando.

414 Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán


Inicialmente, se realiza una limpieza en seco utilizando cepillo de dientes de cerda
fina así como también pinceles (Fig. 429). Cuando la cerámica carece de algún tipo
Figura 429: Limpieza de superficie en seco. Retiro
de decoración con pintura, el objeto es sometido al lavado en agua destilada, pero si
de concreciones de tierra.
se identifica decoración con pintura (post-cocción o pre-cocción) es sometido a una
prueba de rodamiento para decidir si solo se hará una limpieza en seco.

La cerámica que ha sido diagnosticada con presencia de sales solubles es sometida


a un tratamiento más efectivo para su eliminación. El tratamiento implica la disolución
de las sales en agua.

En el Museo de Sitio Huaca Rajada- Sipán se viene empleando una técnica que ayu-
da a la desalación. Si el proceso no es total, al menos se logran eliminar, en un 90%,
las sales impregnadas. Este proceso es el de los baños estáticos.

La mecánica de los baños estáticos se basa en la inmersión de las vasijas o los


fragmentos en agua destilada para que las sales, en busca de un equilibrio iónico,
se disuelvan. El cambio de agua debe ser de forma periódica y regular, realizándose
cada veinticuatro horas previo monitoreo de la cantidad de las sales disueltas o, sim-
plemente, de la presencia de estas. Antes de reiniciar una nueva sesión, se deberá
cepillar, suavemente, el objeto de cerámica para, así, poder desprender las sales
que han quedado en superficie (Fig. 430).

Por otro lado, la reintegración de fragmentos de cerámica se realiza mediante la


aplicación de adhesivos específicos como el Uhu (Fig. 431) o Paraloid al 2% o 5%.
Al finalizar la reintegración de los fragmentos, estos son colocados en sus respecti-
vos contenedores para ser almacenados o puestos en exposición en las vitrinas del
Museo de Sitio.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 415


Figura 430: Cepillado de la superficie de la ce-
rámica para retirar las sales que han quedado en
superficie.

Figura 431: Reintegración de fragmentos.


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Créditos
Título Diseño Gráfico
Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán. Licenciado Daniel Alvarado León.

Autor Reconstrucciones en 3D
Arqueólogo Luis Chero Zurita. Arquitecto Fabián Sachún.
Dibujante Raúl Lluncor Ruiz.
Colaboración en Edición
Arqueóloga Sheylla Morales Galindo. Ilustración de Tapa
Arqueóloga Ceyra Pasapera Rojas. Ceyra Pasapera Rojas
Arqueólogo Juan Bracamonte Vargas. Sheylla Morales Galindo
Arqueólogo Anaximandro Núñez Mejía.
Corrección ortográfica y de Estilo
Fotografía Magdalena Zegarra Chiappori.
Luis Chero Zurita.
Ángel García. Agradecimiento por el apoyo de las investigaciones
Marcial Moore Vásquez. arqueológicas en Huaca Rajada-Sipán
Marco Casaró Balarezo Fondo Ítalo-Peruano.
Museo Tumbas Reales de Sipán y Google Earth. Cáritas del Perú.
Proyecto Arqueológico Huaca Rajada - Sipán Embajada de Italia.
Universidad de Milán.
Edición de Fotografías e Imágenes Unidad Ejecutora Naylamp 005
Ingeniero Marcial Moore Vásquez. Lambayeque/Ministerio de Cultura.
Dibujante Raúl Lluncor Ruiz.
Fotógrafo Marco Casaró Balarezo.
Licenciado Daniel Alvarado León.

Nuevos Aportes en la Investigación Arqueológica de Sipán 425


ARQUEÓLOGO LUIS ENRIQUE CHERO ZURITA
Director Museo de Sitio Huaca Rajada-Sipán

Viene trabajando en este Monumento Arqueológico de Huaca


Rajada-Sipán, desde el año 1987. Antes de esta fecha laboró en
diversos proyectos en la costa norte del Perú, entre ellos en el Valle
del Jequetepeque - Valle de Zaña: Complejo Purulén, Valle La Leche:
Túcume y Batán Grande. Ha sido Director del Proyecto Arqueológico
Sipán y del Programa de Investigaciones Arqueológicas de Sipán que
incluye Pampa Grande y Saltur.
Estudió arqueología en la Universidad Nacional de Trujillo y una
maestría en Docencia Universitaria en la Universidad César Vallejo.
Es Director del Museo Huaca Rajada - Sipán desde el 29 de Enero
del 2009 hasta la actualidad.

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