Anda di halaman 1dari 4

Manifiesto de los 93

Al mundo civilizado.

Como representantes de la ciencia y del arte alemán, los abajo firmantes protestamos solemnemente
ante el mundo civilizado por las mentiras y calumnias con que nuestros enemigos intentan ensuciar la
justa y noble causa de Alemania en la dura lucha que nos han impuesto y que amenaza nada menos
que nuestra existencia. La marcha de los acontecimientos se ha encargado de refutar la mentirosa
propaganda que no anunciaba sino derrotas alemanas, aunque ahora se emplean con mucho más
ardor para falsear la verdad y hacernos odiosos. Contra esto protestamos levantando nuestra voz, que
es la voz de la verdad.

No es verdad que Alemania haya provocado esta guerra. Ni el Pueblo, ni el Gobierno, ni el


Emperador alemán la han querido. Hasta el último momento, hasta lo imposible, Alemania ha
luchado por mantener la paz. El mundo entero puede juzgar las pruebas que proporcionan los
documentos auténticos. En innumerables ocasiones a lo largo de los veintiséis años de su reinado,
Guillermo II ha defendido la paz, hecho que incluso nuestros enemigos han reconocido. Olvidan que
este Emperador, al que se atreven a comparar con Atila, ha sido objeto de sus burlas a causa de ese
amor inquebrantable por la paz. Hasta que no ha sido amenazado y después atacado a traición por
tres grandes potencias, nuestro pueblo no se ha levantado como un solo hombre.

No es verdad que hayamos vulnerado de manera criminal la neutralidad de Bélgica. Tenemos la


prueba irrefutable de que Francia e Inglaterra habían decidido vulnerar esa neutralidad con la
connivencia de Bélgica. Hubiera sido un suicidio por parte de nuestra patria no adelantarse a eso

No es verdad que nuestros soldados hayan atentado contra la vida y los bienes de un solo ciudadano
belga sin haberse visto forzados a ello en legítima defensa, porque una y otra vez, a pesar de las
advertencias, la población ha disparado a traición sobre nuestras tropas, ha mutilado a heridos y
asesinado a médicos que ejercían su humanitaria profesión. No hay infamia mayor que ocultar las
atrocidades de estos asesinos y acusar de un crimen a los alemanes por los castigos que se han visto
obligados a infligir a estos bandidos.

No es verdad que nuestras tropas hayan destruido Lovaina brutalmente. Asaltadas sus posiciones por
una población furiosa, a su pesar, nuestras tropas han tenido que tomar represalias y bombardear una
parte de la ciudad. La mayor parte de Lovaina se mantiene intacta. El famoso Ayuntamiento ha
quedado intacto porque, a riesgo de su vida, nuestros soldados lo han protegido de las llamas. Por
supuesto, todos los alemanes lamentarían la destrucción presente o futura de obras de arte en el curso
de esta terrible guerra. Pero, pese a nuestro gran amor por el arte, que no puede ser superado por
ninguna otra nación, debemos rechazar decididamente que el coste de salvar una obra de arte
suponga una derrota de nuestros ejércitos.

No es verdad que hagamos la guerra sin respetar las leyes internacionales. Nuestros soldados no
cometen ni actos de indisciplina, ni crueldades. Sin embargo, al Este de nuestra patria, la tierra se
empapa con la sangre de las mujeres y los niños masacrados sin piedad por las salvajes tropas rusas,
y en el Oeste, las balas explosivas de nuestros adversarios destrozan los pechos de nuestros soldados.
Quienes se han aliado con rusos y serbios y no temen alentar a mongoles y negros contra la raza
blanca, ofreciendo así al mundo civilizado el espectáculo más vergonzoso que se pueda imaginar, no
tienen ningún derecho a llamarse a sí mismos defensores de la civilización europea.

No es verdad que la lucha contra el llamado militarismo alemán no sea también una lucha contra
nuestra cultura, como pretenden nuestros hipócritas enemigos. Si no fuese por nuestro militarismo,
nuestra civilización habría sido aniquilada hace tiempo. Ha sido para protegerla por lo que ha surgido
este militarismo en nuestro país, expuesto como ningún otro a continuas invasiones a lo largo de los
siglos. El Ejército alemán y el Pueblo alemán no son sino uno y este sentimiento une fraternalmente
a 70 millones de alemanes sin distinción de cultura, clase o partido.

La mentira es el arma envenenada que no podemos arrancar de las manos de nuestros enemigos. Lo
único que podemos hacer es declarar, levantando la voz ante el mundo entero, que nuestros enemigos
dan falso testimonio contra nosotros. A quienes nos conocen y han sido, como nosotros, guardianes
de los bienes más preciados de la humanidad, les decimos:

¡Créannos! Sepan que llegaremos hasta el final de esta lucha como nación civilizada, como pueblo
para el que el legado de Goethe, Beethoven y Kant es tan sagrado como su tierra y su hogar.

Respondemos de ello con nuestro nombre y nuestro honor:

 Adolf von Baeyer, Premio Nobel de  Philipp Lenard, Premio Nobel de


Química 1905. Física 1905.

 Peter Behrens, arquitecto y diseñador.  Maximilian Lenz, profesor de historia.

 Emil von Behring, Premio Nobel de  Max Liebermann, pintor.


Medicina 1901.
 Franz von Liszt, profesor de
 Wilhelm von Bode, historiador del arte. jurisprudencia.

 Aloïs Brandl, filologo austríaco.  Ludwig Manzel, escultor.

 Lujo Brentano, economista y reformador  Joseph Mausbach, teólogo católico.


social.
 Georg von Mayr, profesor de ciencias
 Justus Brinckmann, director de museo políticas.

 Johannes Conrad, economista  Sebastian Merkle, teólogo católico.

 Franz von Defregger, pintor austríaco.  Eduard Meyer, historiador y


arqueólogo.
 Richard Dehmel, escritor y poeta.
 Heinrich Morf, profesor de filología
 Adolf Deissmann, teólogo protestante. románica.

 Wilhelm Dörpfeld, arqueólogo.  Friedrich Naumann, pastor protestante


y político.
 Friedrich von Duhn, profesor de
arqueología clásica  Albert Neisser, profesor de medicina.

 Paul Ehrlich, Premio Nobel de Medicina  Walter Nernst, físico y químico.


1908.
 Wilhelm Ostwald, Premio Nobel de
 Albert Ehrhard, teólogo católico y erudito Química 1909.
alsaciano.
 Bruno Paul, arquitecto y dibujante.
 Karl Engler, profesor de química.
 Gerhart Esser, teólogo católico.  Max Planck, Físico.

 Rudolf Eucken, filósofo y Premio Nobel de  Albert Plehn, profesor de medicina.


Literatura 1908.
 Georg Reicke.
 Herbert Eulenberg, escritor.
 Max Reinhardt, director de escena
 Heinrich Finke, historiador. austríaco.

 Emil Fischer, Premio Nobel de Química  Alois Riehl, profesor de filosofía.


1902.
 Karl Robert, profesor de arqueología.
 Wilhelm Foerster, astrónomo.
 Wilhelm Röntgen, Premio Nobel de
 Ludwig Fulda, dramaturgo y traductor. Física 1901.

 Eduard von Gebhardt, pintor y profesor de  Max Rubner, profesor de medicina.


pintura.
 Fritz Schaper, escultor.
 Jan Jakob de Groot, profesor de etnografía.
 Adolf von Schlatter, teólogo
 Fritz Haber, químico. protestante.

 Ernst Haeckel, biólogo, filósofo y pensador.  August Schmidlin, profesor de historia


del cristianismo.
 Max Halbe, escritor.
 Gustav von Schmoller, economista.
 Adolf von Harnack, teólogo protestante y
director de la Biblioteca Imperial.  Reinhold Seeberg, teólogo protestante.

 Gerhart Hauptmann, dramaturgo y Premio  Martin Spahn, historiador y político.


Nobel de Literatura 1912.
 Franz von Stuck, artista.
 Karl Hauptmann, dramaturgo.
 Hermann Sudermann, escritor y
 Gustav Hellmann, profesor de dramaturgo.
meteorología.
 Hans Thoma, pintor.
 Wilhelm Herrmann, teólogo protestante.
 Wilhelm Trübner, pintor.
 Andreas Heusler, profesor de filología
nórdica.  Karl Vollmöller, dramaturgo.

 Adolf von Hildebrand, escultor.  Richard Voss, escritor.

 Ludwig Hoffmann, urbanista.  Karl Vossler, profesor de filología


románica.
 Engelbert Humperdinck, compositor.
 Siegfried Wagner, compositor y
 Leopold Graf Kalckreuth, presidente de la director de orquesta.
Liga de Artistas Alemanes.
 Wilhelm Waldeyer, profesor de
 Arthur Kampf, pintor. anatomía.

 Friedrich August von Kaulbach, pintor.  August von Wassermann, profesor de


medicina.
 Theodor Kipp, profesor de jurisprudencia.
 Felix von Weingartner, compositor y
 Felix Klein, matemático. director de orquesta austríaco.

 Max Klinger, artista.  Theodor Wiegand, arqueólogo.

 Aloïs Knoepfler, profesor de historia del  Wilhelm Wien, Premio Nobel de Física
cristianismo. 1911.

 Anton Koch, teólogo católico.  Ulrich von Wilamowitz-


Moellendorff, filólogo alemán.
 Paul Laband, profesor de jurisprudencia.
 Richard Willstätter, químico.
 Karl Lamprecht, historiador.
 Wilhelm Windelband, filósofo e
historiador.

 Wilhelm Wundt, psicólogo y filósofo.


4 de octubre de 1914

https://www.uv.es/ivorra/Historia/SXX/Manifiesto.html

Anda mungkin juga menyukai