Anda di halaman 1dari 6

la economía y el derecho, que se enfocan en un mismo punto: el Buen Vivir de la ciudadanía.

Lo importante en economía son las relaciones sociales, aquellas que se manifiestan en la


búsqueda por satisfacer necesidades. El derecho por otro lado, es el que ha tenido dentro de
sus fines garantizar aquello que busca la economía. Por ello, se podría decir que el objetivo en
el estudio de estas dos ciencias es el comportamiento humano.

las dos ciencias se relacionan y son aplicables en la actualidad en ámbitos como: el tributario,
laboral, Ley de Competencia, sanción de decretos de gasto público, etc., expresiones prácticas
que forman parte del estudio del derecho económico, el cual a decir de Richard Posner
(referente importante en esta área), analiza los mercados explícitos, es decir, la manera con la
cual la normatividad regula de forma directa a los mercados mediante la implementación de
impuestos o subsidios, con el control de la competencia desleal, control de precios, tasas de
interés, regulación del mercado cambiario, de capitales, etc.

existe otro método de estudio de la relación entre el derecho y la economía denominado Análisis
Económico del Derecho (AED), el cual toma como referencia diversas áreas del Derecho y las
analiza con instrumentos y criterios de la Economía, para concluir si dicho aspecto cumple o no
condiciones de eficiencia en la sociedad. Dentro de sus ámbitos está la Legislación Civil, como
en el caso de sucesiones, contratos, formas de adquirir dominio, divorcios, legislación penal,
entre otros.

El derecho, pues, se abrió a la economía por exigencia de su nuevo y más


poderoso cliente: la empresa bajo la forma de la sociedad de capitales.
La economía, a su vez, se abre hacia el derecho: su apertura no se hace,
sin embargo, por razones prácticas sino por razones teóricas. No se les
pide a los economistas que sepan más derecho: en el currículo de economía
de los Andes, por ejemplo, no hay ni una sola materia de esa disciplina. Su
nuevo interés en el derecho parte de una teoría compleja del crecimiento
económico que ha dado varios premios Nóbel en los últimos años y que
podría ser descrita en dos tesis fundamentales y que le dan a los
economistas una mirada general (y a veces soberbia) sobre el conjunto del
derecho.
primero, que las normas jurídicas deben verse desde el punto de vista de
la optimización de la asignación de los recursos productivos; segundo, que
tal optimización, en general, recomienda la adopción de un derecho liberal,
espontáneo y no intervencionista; tercero, que el derecho, como ciencia,
debe tender a replicar los resultados que el mercado obtendría si pudiera
funcionar adecuadamente; cuarto, que los derechos de propiedad deben ser
reforzados y consolidados dentro de una estrategia general para lograr el
crecimiento económico.
I. La relación entre el Derecho y la Economía

Respecto a la conexión entre el Derecho y la Economía se puede señalar lo


siguiente:

a) Hay que establecer la valoración de los motivos racionales que determinan la


instauración de un ordenamiento.
b) Hay que establecer la valoración del Derecho como bien en sentido económico
(en sentido no jurídico).
c) Hay que hacer el análisis de la necesaria relación funcional entre el Derecho
entendido en abstracto como tutela jurídica e interés económico jurídicamente
protegido.[7]

Referente a lo anterior, cabe mencionar que se han considerado como


acciones económicas sólo aquellas que tienen por objeto la adquisición o circulación
de bienes materiales, y en las cuales los medios son adecuados a los fines de esta
especie.

Así es como la contribución del Derecho moderno en el ámbito de la


Economía debe consistir, según Bentham, como "principio de utilidad", en el
principio de organización de la sociedad de modo que logre la máxima felicidad para
el mayor número posible. Decimos lo anterior, porque actualmente el Derecho más
que ser un conjunto de conexiones individuales, lo es de conexiones sociales.

Es por ello, que toda actividad económica deberá ser regulada por el
Derecho, ya que al ser toda actividad económica de trascendencia humana, tiene
un carácter social que exige la presencia del Derecho.

La Economía puede encontrar en el Derecho un asiento y una seguridad que


facilite la realización de la actividad económica mediante un conjunto de reglas de
Derecho. El Derecho, como bien económico, muestra su vocación para organizar la
actividad económica tanto en su aspecto de ser cauce para la circulación de los
bienes y para la creación de riqueza como para establecer las reglas del juego, para
que no se lesionen entre sí los intereses contrapuestos entre los hombres y los
grupos sociales.[8]

De esta manera, el Derecho reintegra y coordina las dispersas


particularidades económicas, introduciendo disciplina y ordenación. La certeza
jurídica es el reflejo de una certeza conseguida en la misma esfera económica, un
verdadero y típico ejemplo de nacimiento del instituto jurídico del hecho económico.

La Economía en sus relaciones con el Derecho adquiere un perfil jurídico


basado en la certeza que permite que su actividad dirigida a la creación y circulación
de riqueza se desenvuelva dentro de los intereses de seguridad, de justicia y de
libertad.

El problema de la relación entre Economía y Derecho está ligado a una nueva


fase histórica, a la revolución industrial y a sus consecuencias en el plano político,
social y económico.

Paralelamente se ha ido alcanzando una progresiva realización de la


personalidad humana, que primero se afirma en el plano moral y después en el
formal jurídico y, en fin, en el económico social.

Es por ello, que la valoración jurídica debe enfocarse siempre buscando la


realización del bien común social que conlleva el cumplimiento y la satisfacción de
las necesidades humanas para que el hombre alcance a plenitud sus fines. De aquí
que toda valoración económica debe hallarse en última instancia subordinada al
criterio jurídico que establezca el ordenamiento nacional que, sin duda, habrá de
responder a las exigencias supremas de la vida humana.

De esta manera es como Lino Rodríguez-Arias define al Derecho como el


portador del universal jurídico capaz de ordenar las particulares relaciones
económicas, haciendo de ellas un ordenamiento que se asienta sobre una base
moral. La Economía es sólo una parte de la materia regulada por el Derecho. En
todo tiempo y en todo lugar, desde que existe la vida social, que es como decir la
convivencia, la actividad económica ha sido en alguna forma regulada por el
ordenamiento jurídico, el cual, en su esencia, no consiste tan sólo en códigos y
leyes, que incluso pueden faltar y de hecho faltan por completo en ciertas fases
jurídicas, sino en las limitaciones de la conducta recíproca, en las pretensiones y
obligaciones correlativas. Estas no pueden faltar jamás, porque en tal caso faltaría
la convivencia, es decir, la vida.[9]

Así, tanto el Derecho como la Economía encuentran su propia unidad en el


elemento común de la sociabilidad o, más exactamente, en la misma existencia
concreta y real, en su estructura. Porque el Derecho es la misma estructura, o la
expresión de la exigencia de normatividad jurídica de la existencia concreta y real
y, por este motivo, también de la Economía. Para alcanzar un fin particular querido
por la voluntad individual, el Derecho es la ciencia formal y la Economía la ciencia
material de la sociedad. El Derecho constituye el instrumento que coadyuva no sólo
a la distribución de la riqueza sino a un progresivo aumento de su producción, desde
el momento que al estructurar jurídicamente los procesos de la Economía vienen a
establecer una sociedad normativamente ordenada y, por consiguiente, logra un
ordenamiento de Derecho que aspira constantemente a alcanzar una más justa
convivencia humana.[10]

El Derecho a través de su normatividad, construye con carácter obligatorio el


caparazón que salvaguarda e impulsa la vida económica, claro es que respetando
su autonomía a fin de que fluyan libremente la producción, la distribución y el
consumo de los bienes.

Por su parte, la finalidad de la Economía es la producción para consumir;


mantener una Economía de productores.

La Economía es hecha para el hombre y no el hombre para la Economía, la


Economía tiene por fin el hombre, que es ordenada a la naturaleza humana
encarnada en la persona y que esta tiene por fin último la bondad y la solidaridad.

En la compleja relación economía y derecho, Smith concibe el concepto de Estado en el marco de la


filosofía política. Así, entonces ¿cuáles son las funciones del Estado?, para el autor, las siguientes
son las funciones básicas: la primera es la defensa de la propiedad privada a través de libertad de
los mercados. En efecto, Smith no es partidario de la intervención del Estado, es contrario a toda
medida política que suponga control y regulación estatal de la economía, pues esta se regula de
forma natural por las leyes de la oferta y la demanda (Ariño, 2003, p. 159). La segunda función del
Estado es la defensa nacional; el soberano debe proteger a la sociedad de la violencia e invasión de
otras sociedades a través de la fuerza militar. La tercera función del Estado es la administración de
justicia y seguridad, su deber es proteger, en cuanto le sea posible, a cada miembro de la sociedad
contra la injusticia y la opresión de cualquier otro miembro de la misma. Para su financiación se
debe cobrar un impuesto de timbre sobre los trámites judiciales de cada tribunal y destinarlo a la
manutención de los jueces.

La relación, irrefutable, que existe entre el Derecho y Economía ha sido y es palpable


en múltiples situaciones, siendo una de ellas, entre varias, cuando se trata de la
institucionalidad de la propiedad, figura económica trascendental que requiere de una
protección jurídica para su existencia y desarrollo a la que dedicaremos especial aparte,
en saludo a su singularidad en el accionar jurídico, económico, político, social, cultural.
visualiza efectos de
la relación Derecho y Economía:
 La legislación aumenta o disminuye la rentabilidad de las inversiones a través de los
llamados “costos de transacción”, o sea los: recursos, tiempo y riesgo que representa
hacer valer los contratos derivados de la producción, asociación, compra y venta de
bienes y servicios.
 El exceso de leyes y reglamentaciones aumenta los llamados “costos de transacción”.
A mayores costos de transacción, menor progreso económico y social.
 Las empresas se forman y crecen en tanto las leyes les facilita y abaratan la producción
e intercambio de bienes y servicios.
 Las empresas dejan de crecer cuando las leyes dificultan sus costos de transacción
hasta el punto que ya no es rentable realizar operaciones a través de ellas.
 La ausencia de derechos de propiedad dificulta o imposibilita el cálculo de los costos
de transacción.
 Las economías planificadas o socialistas fracasaron, en gran parte, porque en la medida
que no reconocían los derechos de propiedad ni realizaban transacciones a través de
mecanismos de mercado, no podían calcular sus costos.
 Los llamados costos sociales, como la protección al ambiente, se minimizan y trabajan
en beneficio de la sociedad, si se determinan en base a los mecanismos de mercado y no
sólo a reglamentaciones gubernamentales. [2]

Anda mungkin juga menyukai