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5.1.

3 Inhalación

La inhalación de los agentes tóxicos representa la más rápida vía de entrada al

organismo, debido a la íntima asociación que existe entre el aire que pasa por los

pulmones y el sistema circulatorio. Por la inhalación los gases solubles tienden a

disolverse en la superficie acuosa que recubre el tracto pulmonar; los gases

insolubles, generalmente penetran hasta el nivel alveolar. Debido a que la superficie

de los alvéolos permite un contacto muy próximo y extenso entre la sangre

y el aire, los gases pueden pasar directamente al torrente sanguíneo a través de

la membrana alveolar de forma muy eficiente. Las partículas, una vez depositadas

en los alvéolos se pueden disolver y liberar sus compuestos constituyentes.

El grado en el cual los mismos pueden alcanzar la sangre, circular y ser distribuidos

por los tejidos del cuerpo, depende de la concentración inhalada, la duración

de la exposición, la solubilidad en la sangre y los tejidos, la reactividad del compuesto

y la tasa respiratoria (la tasa respiratoria determina cuánto aire es aspirado

y por lo tanto la cantidad total que penetra en el organismo). Para comprender

los problemas de salud asociados a los contaminantes transportados por el aire

resulta esencial tener al menos un conocimiento básico de la estructura y función

del aparato respiratorio.

Efectos más frecuentes sobre la salud ocasionados por el aire ambiental

Los síntomas respiratorios constituyen los efectos adversos más comunes sobre

la salud ocasionados por todos los tipos de contaminación del aire. (Tabla 5.1).

Los síntomas más frecuentes incluyen la tos (que pudiera producir esputo), irritación

de la nariz, la faringe y falta de aire leve o moderada. Esos síntomas

respiratorios están frecuentemente asociados a irritación ocular y sensación de

cansancio o fatiga. Es típica la exacerbación de síntomas de alergia. Frecuente-

Tabla 5.1 Ejemplos comunes de enfermedades o afecciones en las que puede influir la
exposición

a la contaminación del aire.


Enfermedad o Cómo puede afectar la Factores asociados y comentarios

afección a la salud contaminación del aire

Irritación ocular Efecto específico de los La susceptibilidad individual

oxidantes fotoquímicos, difiere

posiblemente aldehídos

o nitratos de peroxiacetilo;

las partículas en suspensión

(polvo de ceniza)

actúan como cuerpos

extraños.

Infecciones respira- Incremento del riesgo en Pobreza, malnutrición, exposición

torias agudas niños en edad temprana a agentes infecciosos

Bronquitis aguda Efecto irritativo directo de El hábito de fumar puede tener una

SO2 , hollín y la conta- interacción mayor que aditiva.

minación de origen

petroquímica.

Bronquitis crónica Agravación (incremento Hábito de fumar, exposición ocuen

la frecuencia o severi- pacional a contaminantes del aire

dad) de la tos o expectoración

asociada a cualquier

tipo de contaminación.

Asma Agravación por irritación Comúnmente preexiste alergia

del aparato respiratorio, respiratoria o hiperactividad de

posiblemente basada en las vías aéreas

acción refleja.

Dolor de cabeza Monóxido de carbono en El hábito de fumar puede también

niveles capaces de pro- incrementar la carboxihemoglobina


ducir una concentración pero no lo suficiente para

de carboxihemoglobina ocasionar cefalea.

mayor al 10%.

Intoxicación por Contribuye a la acumu- Proximidad a fuentes de plomo.

plomo lación en el organismo.

Muertes Las partículas finas incre- Enfermedad cardíaca o pulmonar

mentan la mortalidad por preexistente

enfermedad cardíaca.

Mecanismo desconocido.

mente, los atletas reportan que su rendimiento físico disminuye y que sufren

cansancio más rápidamente cuando se ejercitan durante períodos con altos niveles

de contaminación. Los asmáticos y los pacientes con enfermedad pulmonar

obstructiva crónica (EPOC), frecuentemente experimentan un empeoramiento de sus síntomas


durante los episodios de contaminación del aire. Estudios

recientes sugieren una estrecha asociación entre la frecuencia y la severidad

de las crisis de asma y los niveles atmosféricos de oxidantes y sulfatos. Las

personas con bronquitis pueden también presentar un incremento de la tos debido

al aumento de la irritación de la mucosa bronquial. Las infecciones agudas del

tracto respiratorio, tanto alto como bajo también parecen ser más frecuentes en

los residentes en las zonas con niveles más altos de contaminación atmosférica.

La fiebre, por sí sola, no constituye un efecto de la contaminación del aire, más

bien sugiere una posible infección.

Cualquier causa que disminuya la presión parcial de oxígeno en el alvéolo,

reduce el oxígeno disponible para el intercambio y por lo tanto, tiene un efecto

asfixiante. En las altitudes elevadas decrece la presión parcial de oxígeno en el

aire alveolar, reduciendo la saturación de la sangre con oxígeno. Las sustancias

que diluyen o desplazan al oxígeno del aire sin ningún otro efecto constituyen

asfixiantes simples. Los ejemplos incluyen el dióxido de carbono, el óxido nitroso,


el nitrógeno o hidrocarburos tales como el gas natural. Los compuestos que

bloquean la transferencia de oxígeno a los tejidos, o la utilización del oxígeno

una vez que éste alcanza los tejidos, se denominan asfixiantes químicos. Los

dos ejemplos más comunes de estos inhibidores de la captación o la utilización

del oxígeno son el monóxido de carbono (CO), el cual bloquea el sitio de la

hemoglobina que capta y transporta el oxígeno y el cianuro de hidrógeno (HCN),

el que (en forma de cianuro) bloquea la vía por la cual los tejidos utilizan el

oxígeno. El monóxido de carbono es particularmente común como producto de

la combustión incompleta de los combustibles (como en los escapes de los automóviles

o los calentadores de llama abierta) y resulta particularmente peligroso

por carecer de un olor que advierta la exposición.

Los agentes químicos que irritan los pulmones pueden también impedir la

captación de oxígeno por distintos medios. Los irritantes pueden inflamar el

tracto respiratorio, causando bronquitis, provocando una crisis de asma, u ocasionando

que los pulmones se llenen de fluido (edema pulmonar), un proceso

muy parecido al ahogamiento.

A diferencia de muchas sustancias que son ingeridas, los compuestos

inhalados no son metabolizados de forma significativa antes de su circulación a

través del organismo. De esta manera los mismos pueden tener un efecto directo

e inmediato, como si se tratara de la inyección directa en el torrente sanguíneo.

Los efectos cardiovasculares directos de la contaminación del aire, están

asociados primariamente con el monóxido de carbono, el cual, como se conoce,

reduce el suministro de oxígeno al miocardio y también agrava el proceso de la

arteriosclerosis. Esos efectos pueden ocurrir en individuos normales sin una

susceptibilidad inusual, pero resultan particularmente severos entre las personas

con enfermedades cardíacas preexistentes.

Los efectos de la contaminación del aire sobre el aparato respiratorio, particularmente


al provocar complicaciones de la bronquitis crónica, pueden dar

lugar también a un esfuerzo adicional para el corazón. La contaminación del aire

está asociada con el incremento del riesgo de la mortalidad por enfermedades

cardíacas y pulmonares, aún a niveles de concentración inferiores a aquellos que

se sabe dan lugar a efectos tóxicos agudos sobre el corazón. Se considera que, o

bien los efectos pulmonares ocasionan una carga adicional sobre el corazón, el

cual no es capaz de tolerarla, o que la presencia de reflejos nerviosos que conectan

el corazón y los pulmones, ocasionan afectaciones en un corazón enfermo.

La irritación de mucosas en forma de bronquitis aguda o crónica, la irritación

nasal (coriza), o la conjuntivitis, son características de los altos niveles de

contaminación del aire, aunque los individuos difieren considerablemente en cuanto

a la susceptibilidad a estos efectos. La irritación ocular es particularmente frecuente

en los lugares donde existen altas concentraciones de partículas (que

deben encontrarse en el rango respirable ya descrito y pueden incluir partículas

de hollín de mayor tamaño), o de altas concentraciones de oxidantes fotoquímicos

y especialmente aldehídos.

El cáncer ha tenido siempre una importancia teórica. Existe poca evidencia

que sugiera que la contaminación del aire en la comunidad constituye una causa

significativa de cáncer, con la excepción de casos extremos e infrecuentes. Sin

embargo, las emisiones de fuentes particulares pudieran ser causantes de cáncer.

Los ejemplos de cáncer asociados a la contaminación del aire en la comunidad

incluyen las emisiones de fuentes puntuales de algunas fundiciones con

deficiente control de las emisiones que liberan arsénico, el cual puede ocasionar

cáncer pulmonar. El tabaquismo activo tiene, en general una acción carcinogénica

mucho mayor, éste multiplica el riesgo de cáncer pulmonar ocasionado por el

arsénico, el radón y el asbesto en el aire.

Los efectos sobre el sistema nervioso central y posiblemente sobre la capacidad


de aprendizaje en los niños, pudieran estar ocasionados por la acumulación

de plomo en el organismo, en lugares donde la contaminación del aire constituye

una fracción importante de la exposición debido a la adición de plomo a la gasolina.

La contaminación atmosférica ha sido asociada a numerosos episodios agudos

de mortalidad elevada, comúnmente entre personas con trastornos

pulmonares o cardiovasculares. Estudios recientes han mostrado asociación entre

las concentraciones de partículas en suspensión constituyentes de la contaminación

urbana y la mortalidad ocasionada por una amplia variedad de causas, que no solo incluyen
enfermedades cardiopulmonares. Esto resultó inesperado, puesto

que los niveles estudiados eran muy inferiores a aquellos previamente relacionados

con el incremento de la mortalidad. Las razones de estos nuevos hallazgos

pudieran ser que el empleo de análisis estadísticos más precisos, aplicados

a grandes poblaciones, lo que los hace más sensibles y que los nuevos métodos

de medición de las exposiciones, tales como la determinación de PM10, sean

mucho más refinados.

Esos efectos sobre la salud pueden ser mejor caracterizados en poblaciones

que en pacientes individuales. El establecimiento de una relación entre los síntomas

de un paciente en particular y la exposición a la contaminación es más

difícil de identificar (y de extrapolar) que la interpretación de los efectos sobre

la salud de una comunidad completa. La Sección 5.3 hace un resumen del conocimiento

existente acerca de los efectos específicos de los principales contaminantes

del aire.

5.3 Efectos específicos de los contaminantes en la salud

Algunos de los contaminantes más comunes del aire ambiental, sus fuentes y sus

efectos sobre la salud estan resumidos en la Tabla 5.2 y se describen posteriormente.

Es importante comprender que esos contaminantes poseen patrones estacionarios.

Tanto el ozono como los sulfatos, así como las partículas ultrafinas

tienden a presentar los valores máximos durante los meses de verano en las
áreas de mayor desarrollo industrial. El ozono, los óxidos de nitrógeno, los aldehídos

y el monóxido de carbono tienden a presentarse asociados al transporte, especialmente

en regiones soleadas. Algunos contaminantes, como el radón, constituyen

sólo riesgos del aire en interiores o en áreas confinadas usualmente en

lugares de trabajo, tales como en la minería. Otros están presentes tanto en

interiores como en exteriores, en concentraciones relativamente variables.

El ozono es un compuesto de alta reactividad que irrita las vías aéreas pulmonares

y que interfiere en los mecanismos de defensa del organismo. El mismo ejerce

además un inusual efecto sobre la función ventilatoria, como resultado de los

cambios inducidos en el mecanismo reflejo de la respiración.

En la atmósfera inferior, el oxígeno, tomando la luz solar como fuente de

energía, reacciona con compuestos de nitrógeno e hidrocarburos volátiles para

formar ozono. Esto ocurre con mayor intensidad en condiciones de estabilidad

atmosférica o de inversiones térmicas y en presencia de luz solar, debiendo

mediar un período de tiempo más o menos largo para que tengan lugar las reacciones

fotoquímicas. El ozono es químicamente inestable, y reaccionará con varias

sustancias. (En el Capítulo 11 se estudiarán los efectos de la disminución del

ozono en la atmósfera superior). Aparentemente el ozono provoca una respuesta

refleja en los pulmones, la que altera los patrones respiratorios. Las personas

que no presentan asma, no inhalan tan profundamente el ozono, por lo que muestran

menores cambios en el flujo aéreo.

Estudios con el empleo de pruebas de la función pulmonar han mostrado que

las personas saludables pueden experimentar los efectos de la exposición al

ozono. Esto es particularmente cierto cuando han presentando una tasa respiratoria

incrementada, por ejemplo, cuando han desarrollado al aire libre actividades

físicas extenuantes, aún a los niveles de ozono encontrados actualmente en

el aire ambiental (en ciertas situaciones). La Figura 5.4. presenta una curva de
dosis-respuesta para los síntomas asociados al ozono. Los mismos incluyen síntomas

de la porción superior del aparato respiratorio (secreción nasal, irritación)

5.3.2 DIÓXIDO DE AZUFRE

El dióxido de azufre comenzó a constituir un importante problema de contaminación

atmosférica a partir del comienzo de la industrialización. Su acción reductora

o acidificante ha constituido el principal problema de contaminación atmosférica

en muchos países durante el período de rápido desarrollo económico (ver Sección

5.4.1). El SO2 fue uno de los principales componentes de la así llamada

“niebla de Londres” que tuvo severos efectos directos sobre la salud, tal como

se ilustra en el Cuadro 5.1

estudiaron los efectos del dióxido de azufre en humanosy encontraron que, al menos en
exposiciones agudas, concentraciones superiores

a 8 ppm (22.8 mg/m3) ocasionaban modificaciones respiratorias que resultaban

dependientes de la dosis. (Este constituyó uno de los primeros estudios

que emplearon mediciones fisiológicas como indicadores de los efectos de la

contaminación del aire). Estudios posteriores revelaron que el principal efecto

del dióxido de azufre es la broncoconstricción (estrechamiento de las vías aéreas

que ocasiona un incremento de la resistencia para la respiración), que es

dependiente de la dosis, con tendencia a producir el valor máximo a los 10

minutos (Folinsbee, 1992). Las personas con asma resultan particularmente susceptibles

y de hecho, los asmáticos sufren los efectos del dióxido de azufre de

forma más severa que la población general. Las personas con asma que realizan

ejercicios físicos, típicamente experimentarán síntomas con 0.5 ppm (1.4 mg/

m3), dependiendo de cada individuo.

Los sulfatos constituyen los iones de azufre presentes en el agua, persisten

como los principales constituyentes de la contaminación atmosférica capaces

de formar ácidos. Los sulfatos, por sí mismos, parecen provocar broncoconstricción

en personas con vías aéreas reactivas y son los principales constituyentes


de las partículas ultrafinas. Existen otros componentes ácidos en la contaminación

del aire, tales como el ácido nítrico, pero se conoce menos acerca de

estos. Se considera que esos compuestos ácidos ocasionan el fenómeno conocido

como lluvia ácida, a partir de sus emisiones al aire por las industrias y los

vehículos de motor. Este aspecto será analizado en el Capítulo 11.

5.3.3 ÓXIDOS DE NITRÓGENO

Como se mencionó anteriormente, a nivel del suelo los compuestos de nitrógeno

(especialmente el dióxido de nitrógeno) constituyen precursores de ozono.

Los óxidos de nitrógeno también producen efectos propios, constituyendo por

derecho propio importantes contaminantes del aire.

El óxido nítrico (NO) es producido por combustión. El dióxido de nitrógeno

El 5 de diciembre de 1952 ocurrió en Londres, Inglaterra, un fenómeno conocido

como inversión de la temperatura atmosférica. Éste se prolongó durante unos 5 días,

y dio lugar a la formación de una densa niebla en el centro de la ciudad. Durante una

inversión térmica ocurre un movimiento muy pobre del aire, y éste, incluyendo el

material particulado y otros contaminantes que contiene, queda atrapado en una

localidad determinada. Las partículas en suspensión proveen núcleos en los que

pueden depositarse la humedad y otros contaminantes, tales como ácidos.

Durante este período de tiempo la temperatura osciló alrededor de 0°C. La quema de

combustibles fósiles (carbón) en hornos abiertos para la calefacción doméstica, así

como para la generación industrial de electricidad, y las emisiones procedentes de

los vehículos de transporte, constituyeron las principales fuentes de contaminantes

de la atmósfera.

Las determinaciones de partículas en suspensión totales (PST) y de dióxido de

azufre se realizaban de forma rutinaria en Londres durante este período; tanto en el

centro como en la periferia. Del 6 al 8 de diciembre de 1952, los promedios diarios

procedentes de ambos puntos de muestreo se incrementaron unas 5 veces hasta 1.6


mg/m3. Los valores máximos fueron entre 3 y 10 veces superiores a los valores

habituales, y resultaron mayores en el centro de Londres. En comparación, en 1951

las concentraciones de PST estuvieron en el rango de 0.12 a 0.44 mg/m3.

Las demandas de camas hospitalarias se incrementaron desde el 8 de diciembre, y los

hospitales del centro de Londres emitieron un aviso al control de camas para emergencias

advirtiendo que los mismos sólo podían satisfacer el 85% de las solicitudes.

La tasa de mortalidad se incrementó dramáticamente durante el período, principalmente

en el centro de Londres (ver Figura 5.6). Las principales causas de muerte

estuvieron dadas por diferentes enfermedades respiratorias y cardíacas. Además,

muchos animales (como el ganado), tuvieron que ser sacrificados debido a que

enfermaron en ese período, aparentemente debido a la niebla.

Tomando como base los datos epidemiológicos obtenidos durante el episodio de la

niebla de Londres, se pudo apreciar que el período de mortalidad incrementada en

estuvo más fuertemente asociado al incremento de las partículas en suspensión que

a las concentraciones de SO2 en el aire. Un análisis posterior, sin embargo, sugirió

que los aerosoles ácidos (formados a partir del dióxido de azufre) constituyeron el

factor principal que ocasionó el incremento de la mortalidad.

(NO2), que ejerce los principales efectos sobre la salud, es un contaminante

secundario, creado por la oxidación del NO en presencia de la luz solar, o formado

directamente (contaminante primario) por combustión a altas temperaturas

en plantas generadoras de energía o en el aire de interiores a partir de hornillas

de gas. Los niveles de exposición al dióxido de nitrógeno que no deben ser

excedidos (Valores guías de la OMS) son de 400 μg/m3 (0.21 ppm) para una

hora y 150 μg/m3 (0.08 ppm) para 24 horas (WHO, 1987a).

Los efectos directos del dióxido de nitrógeno incluyen el aumento de las infecciones

bajas del tracto respiratorio en los niños (incluyendo exposiciones a

largo plazo en casas con estufas de gas) e incremento de las manifestaciones de


asma. Extensos estudios de los óxidos de nitrógeno han demostrado que los

mismos reducen la capacidad inmune del aparato respiratorio, incrementando

la incidencia y severidad de las infecciones bacterianas luego de la exposición.

Los mismos poseen un efecto marcado en la reducción de la capacidad de los

pulmones para eliminar las partículas y las bacterias. El NO2 provoca también

broncoconstricción y crisis de asma de una forma muy parecida al ozono, pero

es menos potente que éste como causante de síntomas en asmáticos.

A pesar de décadas de investigación, aún no se conocen bien todos los efectos

del NO2. Sus efectos conocidos sobre la salud humana se resumen en la

Tabla 5.3. Se conocen otros efectos, pero resultan difíciles de evaluar. Por ejem-

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