Podemos describir el aparato digestivo como un ramal de trenes con varias
estaciones. Primera estación. El proceso de alimentación comienza con la introducción del alimento en el cuerpo: es necesario ingerirlo. Para ello, hay que llevarlo a la boca, que es la entrada del aparato digestivo. Los alimentos líquidos y algunos blandos, como un puré, se pueden tragar inmediatamente después de haber entrado en la boca. Pero los alimentos sólidos deben ser cortados, despedazados y molidos. Para esto sirven los dientes. ¿Qué significa la expresión “se me hace agua en la boca”? Debajo de la lengua están ubicadas las glándulas salivales. Estas glándulas segregan un líquido llamado saliva, que ayuda a digerir el alimento. Otra función importante de la boca es evaluar la calidad del alimento al sentir su sabor y textura. Esta evaluación nos permite escupir la comida que está echada a perder, que contiene sustancias desagradables o contiene materia extraña que podría ser dañina.
Fuente: adaptado de “Libro de cuarto”
Segunda estación. El alimento molido y mezclado con la saliva se transforma en
una pasta blanda y fácil de tragar llamado bolo. Cuando el alimento es tragado pasa por la faringe hasta el esófago, que es un tubo que comunica la boca con el estómago. El alimento se mueve por el esófago y a través del resto del tracto digestivo mediante peristaltismo, la contracción y relajación alternada de los músculos a lo largo del tracto digestivo
Fuente: adaptado de “Libro de cuarto”
Tercera estación. Los alimentos pueden permanecer varias horas en el estómago. Este realiza tres funciones principales. 1) Las paredes musculares del estómago proporcionan una acción de batido que continúa el rompimiento físico de las partículas de alimento. 2) Segrega ácido y ciertas encimas que comienzan a descomponer proteínas. 3) Actúa como un área de almacenamiento para el alimento, que permite que el alimento se libere lentamente en el intestino. También permite que comamos periódicamente, en lugar de tener que comer casi continuamente. El alimento se mueve y los mezcla con los jugos gástricos. Estos líquidos, producidos en la pared del estómago, transforman los alimentos, haciéndolos más sencillos y liberando las sustancias nutritivas. Cuando esta etapa de digestión está completa, el alimento tiene la forma de una mezcla líquida ácida conocida como quimo.
Fuente: adaptado de “Libro de cuarto”
Cuarta estación. Los alimentos procesados salen del estómago y pasan al
intestino delgado, un tubo largo en cuyo interior terminan de transformarse: allí se mezclan con otros líquidos producidos en el intestino delgado y dos importantes glándulas que se comunican con él: el páncreas y el hígado. El hígado secreta bilis que digiere mecánicamente las grasas. Se almacena y concentra en la vesícula biliar y desde allí se libera en el intestino delgado conforme es necesario. El páncreas es una glándula alargada que secreta enzimas digestivas y hormonas que ayudan a regular la concentración de glucosa en la sangre. El intestino delgado presenta vellosidades intestinales que incrementan el área superficial para la digestión y la absorción de nutrientes. Las sustancias nutritivas son absorbidas por el intestino delgado y pasan a la sangre atravesando dichas vellosidades intestinales.
Fuente: adaptado de “Libro de cuarto”
Estación terminal. La parte de los alimentos que no ha sido absorbida pasa al intestino grueso, del quimo se absorben agua y sodio y gradualmente va adoptando la consistencia de las heces normales, estas salen por el ano. Las bacterias que habitan el intestino grueso aprovechan los últimos nutrientes que quedan y corresponden a su hospedador produciendo vitamina K y algunas de las vitaminas del complejo B, que pueden ser absorbidas o utilizadas.