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Vísperas del IV jueves de julio.

Fiesta de Santiago Apóstol

V. Dios mío, ven en mi auxilio.


R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en
el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.

Himno

¡Columnas de la Iglesia, piedras vivas!


¡Apóstoles de Dios, grito del Verbo!
Benditos vuestros pies, porque han llegado
para anunciar la paz al mundo entero.

De pie en la encrucijada de la vida,


del hombre peregrino y de los pueblos,
lleváis agua de Dios a los cansados,
hambre de Dios lleváis a los hambrientos.

De puerta en puerta va vuestro mensaje,


que es verdad y es amor y es Evangelio.
no temáis, pecadores, que sus manos
son caricias de paz y de consuelo.

Gracias, Señor, que el pan de tu palabra


nos llega por tu amor, pan verdadero;
gracias, Señor, que el pan de vida nueva
nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén.

Salmodia

Antífona 1: Jesús, tomando consigo a Pedro, a Santiago y


a Juan, empezó a sentir terror y angustia.
Salmo 143,1-8
Oración por la victoria y la paz

Bendito el Señor, mi Roca,


que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;

mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;


¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.

Señor, inclina tu cielo y desciende;


toca los montes, y echarán humo;
fulmina el rayo y dispérsalos;
dispara tus saetas y desbarátalos.

Extiende la mano desde arriba:


defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Gloria. Ant 1

Antífona 2: Entonces les dijo: «Velad y orad, para no caer


en la tentación.»

Salmo 143,9-15

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,


tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.

Defiéndeme de la espada cruel,


sálvame de las manos de extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Sean nuestros hijos un plantío,


crecidos desde su adolescencia;
nuestras hijas sean columnas talladas,
estructura de un templo.

Que nuestros silos estén repletos


de frutos de toda especie;
que nuestros rebaños a millares
se multipliquen en las praderas,
y nuestros bueyes vengan cargados;
que no haya brechas ni aberturas,
ni alarma en nuestras plazas.

Dichoso el pueblo que esto tiene,


dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Gloria. Ant 2

Antífona 3: El rey Herodes se apoderó de algunos fieles


de la Iglesia, con el fin de hacerles daño, e hizo morir por
la espada a Santiago, hermano de Juan.

Ap 11, 17-18;12,10b-12a

El juicio de Dios

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,


el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,


llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,


y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero


y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria. Ant 3

Lectura

Mt 20, 20-28

La madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús,


junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.
"¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda
que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu
derecha y el otro a tu izquierda".
"No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden
beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le
respondieron.
"Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En
cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me
toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para
quienes se los ha destinado mi Padre".
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos
hermanos.
Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los
jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos
les hacen sentir su autoridad.
Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que
quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo:
como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido,
sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".

Palabra del Señor

Responsorio Breve
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R. En verdes praderas me hace recostar.
V. Nada me falta.
R. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
V. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Canto Evangélico

Ant: A los hambrientos de justicia, el Señor los sacia y


colma de bienes.

Magnificat Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,


se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,


porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:


dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,


acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.

Preces

Hermanos: Edificados sobre el cimiento de los apóstoles,


oremos al Padre por su pueblo santo, diciendo:

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Padre santo, que quisiste que tu Hijo resucitado de entre


los muertos se manifestara en primer lugar a los
apóstoles, haz que también nosotros seamos testigos de
Cristo hasta los confines del mundo.
Padre santo, tú que enviaste a tu Hijo al mundo para dar
la Buena Noticia a los pobres, haz que el Evangelio sea
proclamado a toda la creación.

Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la


palabra, haz que, sembrando también tu palabra con
nuestro esfuerzo, recojamos sus frutos con alegría.

Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo


contigo, haz que también nosotros cooperemos a la
reconciliación de los hombres.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que quisiste que tu Hijo resucitara el primero de entre


los muertos, concede a todos los que son de Cristo
resucitar con él, el día de su venida.

Oremos ahora al Padre, como Jesús enseñó a los


apóstoles: Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que Santiago


fuera el primero de entre los apóstoles en derramar su
sangre por la predicación del Evangelio, fortalece a tu
Iglesia con el testimonio de su martirio y confórtala con su
valiosa protección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Conclusión

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos


lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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