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TRABAJO DE ETICA Y BIOÉTICA FARMACÉUTICA

FIV – FECUNDACIÓN IN VITRO

PRESENTADO POR

DAVID MAURICIO OJEDA ZAPATA

PROFESOR

FRANK MORALES ROMERO

FACULTAD

FARMACIA

BARRANQUILLA - ATLANTICO

UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO

2019-1
1. ¿Cuáles son los argumentos morales a favor y en contra de la FIV?

La postura conservadora se centra en los riesgos para la mujer gestante y para los
nacidos, y en algunas consecuencias sociales (aunque sobre este punto no hay evidencia
concluyente). Esta postura argumenta en contra de la posible manipulación genética de
los embriones a implantar, la ausencia de confidencialidad que pudiera darse en los
tratamientos de reproducción asistida, entre otros problemas que pueden surgir por el uso
de tecnologías reproductivas.

León Kass, bioeticista conservador, critica fuertemente las tecnologías de la reproducción.


Argumenta que nos hemos acostumbrado a las nuevas prácticas de reproducción
humana; no solo a la FIV, sino también a la manipulación, donación de embriones y al
alquiler de úteros. Afirma que la bioética se ha contentado con analizar argumentos
morales, reaccionando frente a los nuevos desarrollos tecnológicos e incorporando los
problemas emergentes de política pública; todo esto realizado con la fe ingenua de que
nuestros males pueden evitarse mediante la compasión, la regulación y el respeto por la
autonomía. Para él, la procreación humana no es una simple actividad de nuestra
voluntad racional; es una actividad más completa, pues nos compromete tanto en forma
corporal,como erótica, espiritual y racional. Sostiene que hay sabiduría en el misterio de la
naturaleza, que ha unido el placer del sexo, el mudo deseo de la unión, la comunicación
del acto de amor y el deseo tan profundo pero parcialmente articulado de tener hijos, en la
misma actividad por la cual continuamos la cadena de la existencia y participamos en la
renovación de la posibilidad humana. Sabiéndolo o no, separar la procreación del sexo, el
amor y la intimidad es inherentemente deshumanizante, independientemente de lo bueno
que resulte ser el producto.

La postura conservadora de Kass plantea que con el uso de las tecnologías


reproductivas, además de jugar a ser Dios, posiblemente nos deshumanicemos. Esta
afirmación puede resultar exagerada, ya que no son únicamente las tecnologías
reproductivas las que persiguen utilizar el nuevo conocimiento biomédico para mejorar la
salud humana o mejorar al humano. Además, tenemos conciencia de las imperfecciones
de los avances tecnocientíficos, mientras que Dios buscaría al menos la perfección. Sin
embargo, podemos coincidir con Kass en cuanto a que tenemos la responsabilidad
bioética de atender al problema del uso de las tecnologías reproductivas desde una
mirada más equilibrada, que no conduzca a la sustitución de la relación sexual.

Hans Jonas, en Técnica, Medicina y Ética, argumenta que la falta de fertilidad,


imposibilidad del embarazo o de la reproducción, no son en verdad enfermedades; sin
embargo, pueden convertirse en una desgracia, tanto privada como pública, y el médico
se hace de algún modo corresponsable de tales desgracias, las cuales podrían evitarse.
Jonas afirma que existe responsabilidad, incluso por la vida humana germinal, y que, para
suspenderla, la responsabilidad contrapuesta debe tener un peso moral importante.
Además, para él, la ciencia y el arte médico tienen una responsabilidad especial, porque
solo pueden idear y aplicar los métodos humanos éticamente defendibles. La FIV y la
gestación subrogada nos sitúan frente a nuevos dilemas bioéticos que bien podrían ser
tratados desde la previsión y la responsabilidad, en el sentido de que el hombre, al vivir
entre hombres, es siempre responsable de alguien más, aunque ese alguien no haya
nacido.
En contraparte, la postura liberal se enfoca en la decisión de los individuos, en las virtudes
de la libertad reproductiva, en el proyecto individual o de pareja. Esta postura defiende el
acceso justo a las nuevas formas de reproducción, sugiere que deben estar abiertas a
todos y que debería eliminarse cualquier restricción en su acceso, como, por ejemplo,
limitarlo a parejas legalmente casadas. Dicha posición sostiene también que la gente que
ejercita su autonomía y derecho a la libertad de procreación utilizando formas alternativas,
no debería estar en una posición peor o en desventaja respecto de los matrimonios
tradicionales.

Para esta postura, es más importante obtener el permiso, el consentimiento de las partes
involucradas en la FIV y gestación subrogada, que la integridad de los embriones, o si la
gestación subrogada se hace de forma altruista o comercial. Apoya todas las
posibilidades de formatos de pareja, ya que apela al libre ejercicio de los personas para
formar una familia y el derecho reproductivo de mujeres y hombres, sin importar cuál sea
su preferencia sexual.

2. ¿Cuál es la moralidad de dar óvulos a señoras esteriles o la de comprar óvulos en


bancos de óvulos?

Para establecer límites frente al principio de autonomía y con ello tratar de proteger a la
mujer y a los posibles nacidos por FIV, primero habría que modular la autonomía y
ponerle condiciones racionales; no es que se limite la autonomía en sí sino la irracional.

La autonomía racional es ética y permitiría a la mujer ejercer su libertad reproductiva con


plena conciencia de sus actos, salvaguardando su salud física, emocional, económica y
social y la de los posibles nacidos por técnicas de reproducción asistida. Esta forma de
actuar podría extenderse a cualquier sujeto posible que participe en los procesos de
reproducción artificial: donadores de gametos, mujer gestante, madre genética, incluso a
la pareja, aunque aporte o no material genético.

Pero un motivo muy importante por el que no donar óvulos, aunque la ovodonación no
suponga riesgos para la donante, es la ignorancia de la donante ante el uso que se dará a
sus óvulos. Antes de donar tus óvulos tienes que firmar un consentimiento hacia la clínica
en que aparte de confirmar que pretender realizar una ovodonación, confirmas que no
sabrás nada del destino de los mismos.

3. ¿Cómo valora usted el hecho de las “madres por sustitución”, es decir, el hecho de
implantar un embrión en un “útero alquilado”?

El uso del término madre subrogada a pesar de ser descriptivo de las circunstancias que
le dan origen- la maternidad por cuenta de terceros- es equívoco, ya que en realidad esta
mujer es la madre a todos los efectos, y no puede sustituir a quien en realidad no lo es.
Dentro del término de maternidad subrogada también están comprendidos los supuestos
de donaciones de embriones o de óvulos cuya gestación es llevada adelante por la misma
mujer que desea asumir la maternidad. En estos casos, la maternidad se determina a
favor de la mujer gestante, solución que se considera más adecuada a la certeza jurídica
para la identificación del nacido y la determinación de la maternidad.
Yo opino que la problemática actual entre el Derecho y el avance de la ciencia, ha
obligado a adaptar los conceptos jurídicos tradicionales, para brindar soluciones a los
problemas contemporáneos. La filiación, maternidad y paternidad, con la aparición de los
convenios de alquiler del vientre o mejor dicho la maternidad subrogada, obligan a ampliar
la conceptualización de dichas definiciones. Así la Maternidad Subrogada Gestacional ha
ido más allá de la normativa ecuatoriana y se encuentra actualmente como una práctica
ilícita, fuera del control y regulación estatal. Por lo cual, constituye un imperioso reto, el
análisis de esta nueva forma de maternidad, para tratar de entenderla y en lo posible
establecer su alcance y efectos.

4. ¿Cuál es la moralidad de comprar un embrión en un banco de embriones y de


adaptarlo? ¿Se daría una diferencia si el embrión fuera donado, sin remuneración
alguna, a una pareja sin hijos?

Según el principio de autonomía de la bioética, toda persona adulta y consciente, en el


seno de una sociedad secularizada, tiene derecho a decidir sobre su vida y su salud,
debiendo respetarse su voluntad o decisión respecto a la elección de una determinada
terapia, entre varias alternativas de tratamientos cuando éstos existen. Sin embargo, la
principal polémica existente en torno a este principio se presenta entre personas
creyentes y no creyentes. Para los primeros, persiste la idea de que sólo Dios es dueño y
señor de la vida, y los hombres no pueden disponer libremente de ella, sólo les
corresponde cuidarla y conservarla. Los segundos por no aceptar a priori una instancia
sobrehumana, afirmarán que el hombre es dueño y señor de sí mismo, pudiendo decidir
libremente sobre su vida y lo que le conviene, en tanto, no atente contra los derechos de
los demás. Debido a lo anterior, el principio de autonomía es relativo, argumentándose
que la autonomía de la voluntad humana es válida dentro de un marco jurídico y nunca
puede estar en contra de principios que regulan el orden público. Como salida ante este
dilema, por regla general, suele respetarse la voluntad del paciente sobre otros factores
que también deberán considerarse. Pero ante casos extremos, puede prevalecer el
beneficio objetivo del paciente, de acuerdo con la valoración que brinda el profesional
médico, sobre su propia voluntad.

Criterios adicionales señalan que, dentro de un orden jurídico dado, la vida y la salud no
son bienes patrimoniales de los que cada ciudadano puede disponer libremente;
asimismo, los actos de disposición del propio cuerpo están prohibidos en muchos países,
cuando éstos puedan causar disminución permanente de la integridad física.

5. ¿Cuál es su valoración moral de congelar y almacenar óvulos y embriones?

Literalmente consiste en "hacer el bien", lo que obliga al profesional de la salud a


esforzarse al máximo por el bien del paciente. En casos extremos, se tiende a hacer
prevalecer el beneficio objetivo del paciente sobre su propia voluntad y autonomía con el
fin de mejorar su salud. La principal objeción es que no hay consenso único de lo que es
hacer el bien y existe la dificultad de que cada persona puede decidir lo que es bueno
según su propio entender. Por ello el principio de beneficencia es válido únicamente en
situaciones en que se comparten unos mismos valores morales sobre el sentido del bien.
Lo que en apariencia puede ser visto como bueno para unos, no necesariamente lo es
para otros. Entre las limitaciones que presenta el principio de beneficencia, está la
proporción esperada de éxito de un tratamiento y sus costos e inconvenientes. Otro límite
está dado por el concepto moderno de "calidad de vida" que indica que el bien de una
persona no siempre es vivir más tiempo a costa de una existencia precaria y dolorosa.

Si se procede a descongelar un embrión humano para devolverle a éste algo que se le


había quitado, es algo que sería bueno para el pero si es para desperdiciarlo sería un acto
de maldad

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