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A partir de la experiencia del primer taller “Pensando nuestro

trabajo” en el que participamos socios del IPAS y voluntarios de


la ECI-UNC, queremos acercarles una nueva propuesta para hacer un
ejercicio práctico de recuperación y memoria del proceso que
denominaremos, de aquí en adelante, sistematización.
La primera pregunta que debemos hacernos es, sin duda ¿qué es
sistematizar?
La sistematización es un proceso permanente que contribuye a
interpretar críticamente la situación que nos atraviesa como
colectivo de trabajo. Parte del rescate de las experiencias vividas,
para dar lugar a una inquietud por el desarrollo particular de los procesos.
Apunta a comprender y producir un aprendizaje desde la
propia práctica.

Lo más importante para el punto de partida es ser partícipes de la


experiencia. Se trata del simple hecho de formar parte, lo que nos permite
reconstruir los factores que constituyen la experiencia vivida. Pero
además, de sentirse parte, porque todos somos actores responsables
de esta experiencia que, en definitiva, es una oportunidad para seguir
aprendiendo. La propuesta, entonces, consiste en mirar para atrás,
pero desde nuestro presente y con la mirada puesta en el horizonte
ideal al que aspiramos llegar.

De allí que creemos conveniente abrir el juego y preguntarnos


¿quiénes somos los protagonistas?
Los invitamos a responder esta pregunta, para lo cual, la consigna
es que cada quién tome como disparador el argumento
anterior para ir, de esta manera construyendo entre todxs
una mirada sobre nuestra cooperativa.
A partir de entonces, la propuesta es apropiarnos de la metodología
en pocos pasos que el educador Oscar Jara (1994) desprende de la
pregunta por la sistematización:

1) ¿Para qué sistematizamos, qué experiencia y cuáles aspectos?


Aspiramos a que la sistematización contribuya a mejorar, para poner
en orden todos los elementos que hacen a nuestra cotidianeidad y,
fundamentalmente, para enriquecernos y transformar las prácticas,
logrando cambios cualitativos en la realidad que nos involucra.

¿Cuáles creen que para nosotros debieran ser los ejes principales
de la experiencia del taller que serían más interesantes
recuperar?, ¿Por qué?

2) Lo que sigue es la invitación a repensar el tiempo vivido y


reconstruir la memoria del proceso. Es el momento de hacerle
preguntas a la experiencia, de identificar aquellas prácticas que son
significativas colectivamente. Preguntarnos, en este sentido, por
qué pasó lo que pasó, cómo llegamos a esta situación y cuáles fueron los
componentes que nos llevan a interpretar la realidad de esta manera.

Sería importante que a esta altura revisemos qué elementos


internos y externos han estado influyendo, de qué manera lo
percibimos y, ahora, cómo nos interpelan en la práctica
cotidiana.

3) La reflexión de fondo en la sistematización apunta a realizar un ejercicio


de interpretación crítica de lo sucedido. Seguimos al mismo autor para
entender que la posibilidad radica en realizar una práctica colectiva en
la que buscamos ubicarnos ‘por dentro’ de los procesos vividos:
“localizando sus contradicciones, tensiones, marchas y
contramarchas para llegar a entender los procesos desde su propia
lógica, extrayendo de allí enseñanzas que puedan aportar al
enriquecimiento tanto de la práctica como de la teoría”. (Jara, O; 1998)
Entonces, la pregunta debiera apuntar a respondernos por qué
creemos que sucedió lo que sucedió, cuáles elementos palpamos
y qué relaciones establecemos entre ellos.
En esa medida, ¿qué aprendizajes podemos extraer de las
diferentes etapas que atravesamos como colectivo de trabajo?

4) En esta instancia, resulta productivo pensar los puntos de llegada


de la sistematización. Si bien como ya dijimos, es un proceso permanente,
formular algunas conclusiones y comunicar los
aprendizajes es muy enriquecedor para seguir avanzando.
La oportunidad de generar nuevos conocimientos, es en definitiva, el
momento más importante. Para ello es necesario involucrarnos
activamente en el proceso, relacionar los conocimientos que cada quién
trajimos en la mochila y ponerlos a discutir sobre la mesa de trabajo,
generando un aprendizaje colectivo desde la realidad que vivimos.

Seguimos, en este sentido, a aquellos que creen que producimos


conocimientos sobre nosotros mismos y sobre nuestro lugar y
acción en el mundo. (Morgan, M.L: 1996)

Estamos convencidos de que aprendemos haciendo,


contribuyendo al fortalecimiento y consolidación del grupo.
Por eso, nos preguntamos ¿qué implicancias creen ustedes
que esta experiencia fortalece en el ser y el hacer
cotidiano? ¿De qué manera y a partir de qué acciones
podemos comunicar estos aprendizajes a los compañeros que
todavía no son parte de esta experiencia?
Para profundizar en algunas lecturas sobre sistematización,
sugerimos:

Jara H, O. (1994). Para Sistematizar Experiencias. Editorial Alforja. Lima.

Jara H. O. (1998), El aporte de la sistematización a la renovación teórico-


práctica de los movimientos sociales. Ed. Alforja. Costa Rica.

Morgan M.L. (1996), Búsquedas teóricas y epistemológicas desde la


práctica de la sistematización. TPS, Lima.

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