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EL PROPÓSITO DE LA MÚSICA EN LA ADORACIÓN

EL CÁNTICO DE ADORACIÓN: SUS FORMAS Y CUALIDADES

Estamos realizando un breve estudio sobre el rol de la música en la


adoración, a la luz de Colosenses 3.16. Es recomendable haber leído los
artículos anteriores antes de proceder con esta lectura. Para culminar la
serie examinaremos la parte final del verso y veremos la aplicación de
algunas de estas enseñanzas en algunos extractos de cánticos que cantaba
la iglesia primitiva.

 El propósito de Dios en la adoración (parte I)


 El propósito de Dios en la adoración (parte II)

Salmos e himnos y cánticos espirituales.

Hay tres tipos de cánticos que Dios manda cantar: salmos, himnos y
cánticos espirituales. Salmos (ψαλμός [psalmós]), literalmente se refiere a
cantar del libro de los Salmos. Algunos han interpretado esto como música
instrumental debido a que la palabra se deriva de ψάλλω [psállo] que
significa tocar en un instrumento de cuerdas. Esta interpretación no es
correcta por dos razones:

1. El texto habla de que utilicemos estos salmos para enseñarnos y


exhortarnos unos a otros, se necesita letra para ello.
2. El texto dice cantando, se canta con la voz. Eso no significa que la
música cristiana instrumental sea inapropiada, pero ese tema no
es abordado en este verso.

Himnos; del griego μνος [júmnos], aunque esta palabra también podría
utilizarse para referirse a los salmos, se refiere más bien a una oda
religiosa (composición dividida en estrofas o partes iguales, de carácter
solemne).
Cánticos espirituales. La palabra cántico es ᾠδή [odé], se deriva
de ᾄδω [ádo] que es un término general para cualquier palabra cantada.
Ahora bien, en Colosenses 3.16 la palabra odé no se refiere a cualquier
cántico, sino a cualquier cántico que sea espiritual. La palabra himno
(μνος [júmnos]) es más concreta, denota específicamente una composición
métrica religiosa. La palabra salmos (ψαλμός [psalmós]) es aún más
específica al referirse al canto extraído del libro de los salmos.

El texto indica que cualquier cántico -desde algo tan específico como un
salmo, hasta algo tan general como cualquier palabra cantada- es bueno
para cantar al Señor, enseñarnos doctrina y exhortarnos unos a otros,
siempre y cuando sea espiritual. Pero, ¿qué significa que algo sea
espiritual? La palabra espirituales es πνευματικός [pneumatikós] y se
refiere a algo que no es carnal sino religioso o regenerado. Todos los
elementos de nuestro cántico de alabanza deben ser espirituales, tanto en
letra como en música.

Algunos piensan que no hay cualidad moral en la música (que la música en


sí es incapaz de ser buena o mala); por ende, interpretan que la
palabra espirituales no hace referencia a la música, sino a la letra de los
cánticos. El problema de este argumento es que se interpreta el texto (Col
3.16) a base de un entendimiento limitado sobre las cualidades de la
música, cuando lo correcto es interpretar las cualidades de la música a la
luz de la infalible palabra de Dios.

Otro argumento que se presenta para decir que la palabra espirituales no


aplica a la música es que el texto habla de enseñar y exhortar, y la música
no enseña ni exhorta, solo la letra tiene esa potestad. Sin embargo, este
argumento pasa por alto que el texto no habla simplemente de enseñar y
exhortar, habla de hacerlo por medio del cántico (integración de música y
letra). Si a un cántico se le quita la música, ya no es cántico, sino poesía.
No tiene sentido hablar de cánticos espirituales si se elimina la ecuación
que le hace cántico (la música).
Este texto enseña claramente que la música tiene cualidad moral, si hay un
cántico espiritual, también hay un cántico carnal; Dios dice que hay
cualidad moral en la música. No es la intención de este escrito definir
dónde está la línea que separa la música espiritual de la carnal, sin
embargo, el entendimiento de estos principios básicos nos pueden ayudar a
identificar extremos.

…si hay un cántico espiritual, también hay un cántico carnal…

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Nadie negaría que se puede hablar con una entonación sensual, la misma
Palabra de Dios nos advierte sobre la suavidad del hablar de la mujer
extraña (Pr 7.5, 21). Hay música llamada cristiana en la que escuchamos
una entonación que posee la misma “suavidad” de las palabras de la mujer
extraña (sensualidad) en su forma susurrante de cantar y en modos de
deslizamiento de la voz que casi hacen sentir una caricia; como también
hay música con sonidos que incitan a la violencia, emulando gritería o
enojo. Nada de esto es un cántico espiritual.

EL CÁNTO DE LA IGLESIA PRIMITIVA

Dado que los cánticos de adoración cumplen el propósito de instruirnos en


doctrina y exhortarnos, es lógico pensar que un buen cántico para la
adoración necesita estar cargado de fundamento doctrinal y enseñanzas
para nuestra vida cristiana. No hay más que estudiar los Salmos y ver
cuánto contenido se puede sacar de ellos. En el Nuevo Testamento también
vemos algunos ejemplos de himnos que cantaba la iglesia primitiva, donde
podemos apreciar su alto contenido doctrinal.

Un ejemplo es 1 Timoteo 3.16. Hay consenso general en que aquí Pablo


está citando un extracto de un himno cantado por la iglesia primitiva,
debido a la uniformidad y paralelismo utilizados.
Dios fue manifestado en carne, (Jn 1.14; 1 Pe 1.20; 1 Jn 3.5, 8)
Justificado en el Espíritu, (Ro 3.4)
Visto de los ángeles, (Lc 2.13; 24.4; 1 Pe 1.12)
Predicado a los gentiles, (Ro 16.26; 2 Co 1.19; Col 1.23)
Creído en el mundo, (2 Ts 1.10)
Recibido arriba en gloria. (Mr 16.19; Hch 1.9)

Es impresionante la cantidad de doctrina resumida en estas seis líneas,


podría ser suficiente material para desarrollar todo un libro. Evidentemente
no vamos a profundizar en esto, pero realizar un breve análisis de este
himno nos da un valioso marco de referencia para comparar si la música
que cantamos tiene el nivel de doctrina que cantaba la iglesia primitiva.

Otro ejemplo lo vemos en Efesios 5.14:


Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.

Muy probablemente este es otro extracto de un himno cantado por la


iglesia primitiva, esta vez basado en el texto de Isaías 60.1. Con estos dos
ejemplos podemos apreciar que la iglesia primitiva resumía de manera
profunda y concisa grandes doctrinas en sus himnos, como también
cantaba himnos basados en porciones concretas de las Escrituras.

Exhorto al lector a buscar las siguientes citas, cuyas porciones muy


probablemente también formaron parte de los cánticos de la iglesia
primitiva: Romanos 11.33-36; Filipenses 2.6-11; Colosenses 1.15-20. Su
contenido nos debe mover a analizar si lo que cantamos hoy cumple con los
estándares doctrinales que caracterizaba la alabanza de los primeros
creyentes.
CONCLUSIÓN

Los cánticos de alabanza tienen el propósito de enseñarnos y exhortarnos,


por lo que su contenido lírico no debe ser superficial sino altamente
doctrinal y profundo. En cuanto a la música, no es sencillo determinar los
límites de lo que es apropiado para la adoración, pero la Biblia proporciona
herramientas para ayudarnos a discernir, y estudiar es nuestra
responsabilidad. La música tiene cualidad moral. Hay música apta para la
adoración y música que no lo es. El contenido musical de nuestros cánticos
debe ir acorde con la lírica, no debemos hablar de santidad con la letra y de
sensualidad, gritería o enojo con la música.

Hemos abordado un tema muy controversial, sin embargo, por encima de


las diferencias debe prevalecer la consideración y el respeto entre los
hermanos. Podemos diferir, pero asegurémonos de que el fundamento de
nuestra diferencia esté apoyado por las Escrituras y que sea expresado en
amor. El mundo nos está mirando. “En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (Jn 13.35).

John Hernandez V.

Bogotá D.C. Colombia

2019

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