1
2
Ferradas, Pedro
p. 218
ISBN xxxxxx
124.110/F38
3
Riesgos y desarrollo
E.F.Schumacher (1911-1977)
1
Riesgos y desarrollo
Presentación
Los desastres son eventos desencadenados por un fenómeno o varios fenóme-
nos que impactan sobre poblaciones y bienes, generando daños cuya atención o
mitigación escapa temporalmente a las capacidades de la comunidad o sociedad
afectadas.
Este libro, que se centra en la problemática de los riesgos y los enfoques para
prevenirlos o reducirlos, es el resultado de un proceso de reflexión sobre las
experiencias en las que ha participado el autor a lo largo de más de veinticinco
años, y de la lectura de una extensa producción bibliográfica, en particular de
autores como Andrew Maskrey, Allan Lavell, Gustavo Wilchez, Omar Darío
Cardona, Jaime Wheelock, Fernando Ortiz, Joan Martinez Allier, Gilberto Ro-
Riesgos y desarrollo
11
Contenido
Capítulo 1. Las amenazas de desastres 15
1. Las amenazas de desastres 17
1.1. Los cambios evolutivos en el planeta 18
1.2. Las corrientes océano-atmosféricas 20
1.3. Los fenómenos El Niño y La Niña 21
1.3.1. El impacto del FEN en el Perú 27
1.3.2. El FEN y las amenazas de desastres 28
1.4. El mal manejo de los recursos naturales 29
1.4.1. Casos extremos de destrucción del medioambiente en el mundo 31
1.4.2. Mal manejo de los recursos en el Perú 32
1.4.3. La destrucción del bosque 33
1.5. El Cambio Climático 36
1.5.1. El incremento de Gases Efecto Invernadero en las últimas décadas 36
1.5.2. El incremento de la temperatura del planeta 37
1.5.3. Impacto del Cambio Climático en los ecosistemas 38
1.5.4. El retroceso de los glaciares 40
1.5.5. Impacto económico 41
1.5.6. Impacto diferenciado en los países 42
1.5.7. Mitigación y adaptación 42
2. Los fenómenos potencialmente destructivos 44
2.1. Sismos 44
2.1.1. Medición de los sismos 47
2.1.2. Los sismos en la historia 52
2.1.3. ¿Se pueden predecir o pronosticar los sismos? 57
2.1.4. La zonificación sísmica 61
2.2. Los tsunamis 66
2.2.1. Los tsunamis en el Perú 68
2.3. Las erupciones volcánicas 70
2.3.1. Ubicación de los volcanes en el mundo 72
2.3.2. Las principales erupciones volcánicas 74
2.3.3. Los volcanes en el Perú 80
2.4. Las sequías 81
2.5. Heladas y friajes 83
2.6. Los aluviones 84
1 2.7. Los huaycos
2.8. Las inundaciones
86
88
2.8.1. Los Ríos y las Inundaciones en el Perú 89
2.9. Los ciclones y huracanes 90
2.10. Los fenómenos complejos o concatenados 92
3. Amenazas en América Latina y el Perú 93
Capítulo 2. La vulnerabilidad 97
1. La vulnerabilidad 99
2. La vulnerabilidad como proceso 101
2.1. La progresión de la vulnerabilidad 102
2.1.1. Las causas de fondo. 102
2.1.2. Las presiones dinámicas 103
2.1.3. Las condiciones inseguras 107
3. La vulnerabilidad como situación 112
3.1. El modelo de acceso 113
3.2. Los límites en la cuantificación y comparación de la vulnerabilidad 113
3.3. Las estadísticas de la vulnerabilidad 114
4. La vulnerabilidad en una perspectiva histórica global 116
4.1. El incremento de la producción agropecuaria 116
4.2. El desarrollo científico y tecnológico y la vulnerabilidad 117
4.3. Las innovaciones en la salud e higiene 118
4.4. La evolución del transporte público 119
4.5. La evolución de las comunicaciones y la informática 121
4.6. La evolución de las tecnologías constructivas 123
4.7. Los procesos demográficos 123
4.8. El “orden” mundial y la vulnerabilidad 125
5. La vulnerabilidad en el Perú 127
5.1. La dimensión histórico-estructural de la vulnerabilidad en el Perú 127
5.2. Las dinámicas de crecimiento demográfico en el Perú 131
5.3. Migración y vulnerabilidad en el Perú 132
5.4. La ocupación del territorio 133
5.5. Las dinámicas interregionales 133
Riesgos y desarrollo
13
5.6. Vulnerabilidad por ubicación 134
5.7. La fragilidad de las construcciones 137
1
Riesgos y desarrollo
15
Capítulo 1
Las amenazas
de desastres
1
Riesgos y desarrollo
17
Capítulo 1
Las amenazas de
desastres
Un gran terremoto puede producirse en cualquier momento pero el uso de la
“bola de cristal” que emplean los adivinadores no ha hecho todavía su ingreso al
campo de la Sismología.
Alberto Giesecke1
1
Buse, Hernán en Rivera Palomino, Jaime, Sismos en Ayacucho, Universidad Nacional San Cristó-
bal de Huamanga, Ayacucho, Perú, 1983, p. 156
18
Todo lo anterior nos lleva a concluir que los fenómenos potencialmente destruc-
tivos no son en sí mismos las amenazas o los peligros sino la interacción de estos
con los procesos naturales y antrópicos referidos. Es por esa razón que en este
capítulo vamos a analizar, en primer lugar, los procesos y factores que inciden
en la ocurrencia, la frecuencia y la intensidad de los fenómenos potencialmente
destructivos para luego analizar tales fenómenos, tomando como referencia los
casos más significativos en el Mundo y en nuestro país.
A principios del siglo XX Alfred Wegener expuso por primera vez su teoría so-
bre la deriva de los continentes, según la cual las enormes masas superficiales de
Riesgos y desarrollo
19
la Tierra formaron parte de un súpercontinente denominado “Pangea” del que
se desprendieron desde entonces para estar en constante movimiento.
Se sabe que en los últimos 2 000 años ocurrieron mayores oscilaciones de tem-
peratura que en los últimos 100 años, y que las anomalías pudieron ser mucho
más grandes y de mayor duración; cada uno de los tres episodios más fríos en
los últimos 2 000 años llegó después de importantes erupciones volcánicas y dio
como resultado las sequías en las tierras bajas de los mayas.
Según Nil-Axel Morner, los cambios climáticos de corto plazo suelen ser de 50
a 150 años, Keith Briffa ha identificado cambios climáticos cuasi cíclicos, con
duraciones de aproximadamente 70 a 90 años que han ocurrido con regularidad
desde 1700.
20
En la primera parte del siglo XX se dio uno de esos cambios: de frío a caliente.
A escala mundial, el cambio promedio en las temperaturas globales durante el
siglo fue de 0,5 grados centígrados.
1 Entre 1900 y 1940 se da un calentamiento de la temperatura del planeta, desde
1940 hasta fines de los años 70 la disminución de tal temperatura; y a partir de
los años 80 un nuevo calentamiento, este último asociado a la intervención hu-
mana, como veremos al tratar el Cambio Climático.
Circulación termohalina
21
La Corriente Peruana o de Humboldt, de aguas frías y que se desplaza de sur a
norte, hasta los 5º L.S., hace que la costa sea de clima templado y no tropical.
Esta corriente varía en anchura a lo largo del año, extendiéndose hasta llegar a
150 kilómetros de ancho en el invierno, antes de estrecharse durante el verano.
El FEN tiene su origen cuando los vientos del este y sudeste luego de haber
sido anómalamente intensos, repentinamente se debilitan o se reducen a cero.
2
Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres, La Gestión del Riesgo de Desastres Hoy,
Naciones Unidas, Panamá, 2008, p.72
22
Este cambio brusco que se manifiesta en el Pacífico Central Ecuatorial genera
una perturbación en el océano en forma de una onda, conocida con el nombre
de Onda Ecuatorial de Kelvin, que se demora aproximadamente dos meses en
1 llegar a la costa oriental. Cuando esta onda llega a la costa de Sudamérica, la
termoclina (aguas calientes) está a mayor profundidad y produce afloramiento
de agua cálida, lo cual genera en el sistema un proceso de retroalimentación po-
sitiva. El resultado es el incremento de la temperatura superficial del mar en el
Océano Pacífico Oriental para luego desplazarse hacia el Pacífico Central, donde
finalmente se intensifica una lengua cálida que produce anomalías positivas en
la temperatura superficial del mar, en particular frente a las costas de Ecuador y
Perú.3
3
CTAR-Región Grau. Evaluación de Daños – Fenómeno El Niño, Piura, 1998, p.3
Riesgos y desarrollo
23
Tiene una antigüedad no menor de 40 mil años y ha tenido graves efectos en
la agricultura de exportación, como sucedió en 1925, en la pesca en 1972, en la
economía en su conjunto (agricultura, vivienda, producción, comercio) en 1983,
en el retroceso de glaciales de la sierra y en la ocurrencia de huaycos, desliza-
mientos, inundaciones y eventuales sequías.
1
Xeres (1534)
1531-1532 Intenso 4 Xeres (1534) y Prescott (1892)
1539-1541 Intenso 3 Montesinos (1642) y Cobo (1653)
1552 Intenso 4 Palma (1894) y Moreno (1804)
1567-1568 Intenso 5 Oliva (1631) Cobo (1639) Labarthe (1914)
1574 Intenso 4 García Rosell (1903)
1578 Muy Intenso 5 Acosta (1590), Cobo (1639-1653)
1591-1592 2 Martinez y Vela (1702)
1607 Intenso 5 Cobo (1639), Alcedo y Herrera (1740)
1614 5 Cobo (1653) Labarthe (1914)
1618-1619 Intenso 4 Vásquez de Espinoza (1629)
1624 Intenso 4 Cobo (1653) Labarthe (1914)
1634 Intenso 4 Palma (1894) y Puente (1885)
1652 Intenso 4 Cobo (1653), Labarthe (1914)
1660 Intenso 3 Labarthe (1914) y Portocarrero (1926)
1671 Intenso 3 Labarthe (1914) y Portocarrero (1916)
1681 Intenso 3 Rocha (1681)
1687-1688 Intenso 4 Juan y Ulloa (1748), Melo (1913)
1696 Intenso 3 Palma (1894)
1701 Intenso 4 Feijoo de Sosa (1763), Bueno (1763)
1707-1708 Intenso 3 Cooke (1712) y Alcedo y Herrera (1740)
1714-1715 Intenso 4 Gentil (1728)
1720 Intenso 4 Shelvolcke (1726) F. de Sosa (1763)
1728 Muy Intenso 5 Feijoo de Sosa (1763) Bueno (1763)
1747 Intenso 5 Feijoo de Sosa (1763) Llano Z. (1748)
1761 Intenso 5 Bueno (1763) Alcedo (1786-1789)
1775 Intenso 4 Labarthe (1914) Portocarrero (1926)
1785-1786 Intenso 4 Labarthe (1914) Portocarrero (1926)
1791 Muy Intenso 5 Unanue (1806) Ruschenberger (1834)
1803-1804 Intenso 5 Moreno (1804) Unanue (1806)
1814 Intenso 4 Spruce (1864) y Eguiguren (1894)
1828 Muy Intenso 5 Ruschenberger (1834) Paz S. (1862)
1844-1845 Intenso 5 Spruce (1864) Eguiguren (1894)
1864 Intenso 5 Spruce (1864) Eguiguren (1864)
1871 Intenso 5 Hutchinson (1873) Eguiguren (1894)
1877-1878 Muy Intenso 5 Eguiguren (1894) Palma (1894)
1884 Intenso 5 Eguiguren (1894) Sievers (1914)
1891 Muy Intenso 5 Carranza (1891) Eguiguren (1894)
1899-1900 Intenso 5 Labarthe (1914) Bachman (1921)
1902 Moderado 4 El Comercio (Feb. 17, 1902) Raimondi
1905 Moderado 4 Bachmann (1921) Taulis (1934)
1907 Moderado 3 Remy (1931) Paz Soldán (1908)
1911-1912 Intenso 4 Forbes (1914) Labarthe (1914)
1914 Moderado 5 Labarthe (1914) Portocarrero (1926)
1917 Intenso 5 Lavalle/García (1917) Murphy (1923)
1918-1919 Moderado 5 Muphy (1923) Portocarrero (1926)
1923 Moderado 5 Lavalle y García (1924) Balen (1925)
1925-1926 Muy Intenso 5 Murphy (1926) Zegarra (1926)
1930-1931 Moderado 5 Petersen (1935) Hutchinson (1950)
1932 Intenso 5 Petersen (1935) Sheppard (1933)
1939 Moderado 5 Voth (1940) Schweigger (1940)
1940-1941 Intenso 5 Lobell (1942) Mears (1944)
1943 Moderado 5 Schweigger (1961) Miller y Laurs
1951 Moderado 5 García Méndez (1953) Schweigger (1961)
1953 Moderado 5 Rudolph (1953) Sear (1954)
1957-1958 Intenso 5 Wooster (1960) Schweigger (1961)
1965 Moderado 5 Guillén (1967-1971)
1972-1973 Intenso 5 Idyll (1973) Wooster y Guillén (1974)
1976 Moderado 5 Quinn (1977, 1980) Smith (1983)
1982-1983 Muy Intenso 5 Mujica (1983) Rasmusson/Hall (1983)
1987 Moderado 4 R. Mujica
1991-1993 Intenso 4 CPPS (1993)
1997-1998 Intenso 5 CPPS(1997)
4
Tomado de: http://www.cipca.org.pe/cipca/nino/nino/feni%F1o.htm
Riesgos y desarrollo
25
Los Fenómenos El Niño más intensos en los últimos cincuenta años fueron los
de 1982-83 y 1997-98.
A fines del verano y comienzos del otoño del hemisferio meridional, entre mar-
zo y abril de 1983, torrenciales lluvias, las más intensas del siglo XX, cayeron
sobre las desérticas costas peruanas. Las poco usuales lluvias se habían iniciado
en noviembre de 1982 y duraron hasta junio de 1983, acompañadas por un in-
cremento elevado de la temperatura de la superficie del mar y de la atmósfera,
esta última se incrementó entre 4 y 8°C por encima de los promedios.
Al iniciarse el año 1997 se tuvo información certera y con varios meses de antici-
pación sobre El Mega Niño 1997-1998. En parte, ello fue posible por las nuevas
tecnologías que posibilitaron por primera vez hacer las proyecciones tomando
en cuenta la información sobre los eventos anteriores.
De marzo a julio el mar peruano fue afectado por el avance de aguas ecuatoria-
les, fortaleciendo las condiciones del episodio “ENOS, registrándose anomalías
positivas de agua de mar hasta de 6°C en el norte y de 5°C frente a la costa cen-
tral. Hacia el sur el incremento fue entre 3° y 4°C. De agosto a setiembre sobre
la superficie del mar peruano, continuó la presencia de aguas cálidas, mantenién-
dose las anomalías positivas en la parte norte y central y disminuyendo en el sur.
En la costa la temperatura del aire se incrementó de 5° a 6°C. En julio en Lima
las temperaturas extremas mensuales oscilaron entre 20,5° y 24,0°C, cuando lo
usual es 15,1° y 18,6°C, respectivamente.
26
El Niño de 1997-98 alcanzó su máxima intensidad en junio del 97 y durante la
segunda parte del año 97 llegó a ser más fuerte que en los años 82-83. Las tem-
peraturas superaron en cuatro grados a las temperaturas promedio de otros años
1 a lo largo del este del Ecuador y en cinco grados cerca de las islas Galápagos y a
lo largo de la Costa Septentrional del Perú.
27
1.3.1. El impacto del FEN en el Perú
Hoy muchos científicos consideran que el Cambio Climático está produciendo
cambios en la frecuencia y la intensidad del Fenómeno El Niño (FEN). El FEN
de 1982-1983 fue considerado un evento excepcional, que ocurría cada 450 años.
Al igual que el Cambio Climático pero por periodos más breves, el FEN impacta
de dos maneras: los cambios progresivos en el clima y las variaciones climáticas
extremas.
1
Lo más visible de El Niño está relacionado con la actividad geodinámica externa;
el calentamiento de las aguas marinas y del aire aumenta la evaporación y como
consecuencia suceden lluvias torrenciales que causan zozobra en el campo y la
ciudad. Con la mayor intensidad y frecuencia de las lluvias en las partes medias
de las cuencas de los ríos y quebradas que bajan a la costa, la fuerte pendiente y
la ausencia de cobertura vegetal favorece la precipitación del abundante material
deleznable depositado en las laderas de los cerros y en las quebradas, provocan-
do huaycos (o llocllas) de mayor proporción y frecuencia que en los años norma-
les y el incremento de los caudales de los ríos donde tales huaycos desembocan.
Los ríos se desbordan arrasando todo lo que encuentran a su paso. El ámbito de
mayor ocurrencia de lluvias, inundaciones y huaycos en el Perú se ubica funda-
mentalmente en las regiones del norte y centro. En la costa se produce la mayor
afectación en la vivienda e infraestructura social y productiva. En la sierra la ma-
yor afectación se da por la interrupción de las vías de comunicación y por tanto
la afectación de las actividades comerciales.
29
En los años 60, Ernest Snyder hacía ya referencia en sus libros al suicidio deri-
vado del progreso incontrolado e Iván Ilich hacía una crítica política a la tecno-
logía. Max Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Walter Benjamín
y Erich Fromm relevaron el potencial destructor humano y de la “ciencia”. El
libro de Hans Honas titulado El principio de la responsabilidad propone frente a ello
una ética para la civilización tecnológica.
5
Paulson, Susan, ¿El mundo viene en chocolate y vainilla? ¿Es el sexo natural y el género cultural? ¿Quién conoce
una naturaleza virgen?, Sepia, PUCP, 1998, p. 3, citado en Díaz, Julio, Chuquisengo, Orlando, Ferradas,
Pedro, Gestión de riesgo en los gobiernos locales, Soluciones Prácticas Perú, 2005, p. 11
30
Los agentes sociales interrelacionados producen diferentes medioambientes6, los
que determinan o influyen cada vez más en la probabilidad de ocurrencia de
algunos fenómenos destructores.
1
Efectos primarios y secundarios de la degradación ambiental
Agentes causales
• Deforestación (para fines comerciales y de subsistencia)
• Aumento de la explotación agrícola
• Prácticas de cultivo inadecuado
• Aumento de número de asentamientos y de infraestructura
Efectos primarios
• Disminución de la cubierta vegetal
• Inestabilidad creciente de la tierra y de los suelos
• Aumento de la erosión de los suelos
• Merma de la productividad de los suelos
• Aumento de la escorrentía y de la sedimentación que bloquean
las corrientes del agua
Agentes causales
• Inundaciones
• Crecidas repentinas
• Deslizamientos de tierra y lodo
Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (EIRD), Vivir con el riesgo : Informe mun-
dial sobre iniciativas para la reducción de desastres, Naciones Unidas, 2004, p. 62
6
Rodríguez Achung, Martha, Notas en torno a la relación sociedad-naturaleza: Manejo de recursos naturales
desde una perspectiva de género, Sepia, PUCP, 1998, p. 45
Riesgos y desarrollo
31
Asimismo, suelen ser los sectores más pobres los que muestran una mayor depen-
dencia de los recursos naturales para asegurar su sustento. Los procesos actuales de
desertificación, así como el crecimiento demográfico, la minería artesanal y la ma-
yor demanda de alimentos, entre otros, constituyen factores de riesgo importantes
y los nuevos retos para la gestión sostenible de los recursos naturales.
A partir de 1860 se inicia una fase en que la economía de Montana (Estados Uni-
dos) se basa principalmente en la minería (cobre y oro), la madera y la producción
de alimentos. Factores económicos y medioambientales han menguado todas estas
actividades. Hoy hay, aproximadamente, mil minas abandonadas que están filtran-
do ácido y metales tóxicos. Los problemas que esto trajo ya fueron detectados por
la población hace un siglo en torno a la gran mina de cobre de Butte y demandaron
a su dueña, la Anaconda Copper Company, que negó su responsabilidad. Si bien
la legislación ahora protege a la población de estos hechos, hay distintas medidas
adoptadas por las compañías mineras para evadir su responsabilidad y pagar me-
nos de lo requerido: ocultar sus activos y transferir beneficios a otras empresas
ajenas al problema, “infravalorar” las minas, minimizar los costos, entre otras.
7
Kuroiwa, Julio, Alto a los desastres, 2011, p.17
8
Diamond, Jared, Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen, Madrid, 2006, p.63
32
1.4.2. Mal manejo de los recursos en el Perú
9
Medina, Juvenal, Los desastres sí avisan: Estudios de vulnerabilidad y mitigación II, Soluciones Prácticas,
1992, p.33
Riesgos y desarrollo
33
La inexistencia de un adecuado sistema de administración de la infraestructura agrí-
cola atentó contra el mantenimiento y la protección de los canales de riego, haciendo
más vulnerables a los campesinos frente al incremento de los caudales no regulables.
Los suelos de aptitud agropecuaria son el recurso más amenazado por procesos
de deterioro, en especial la salinización en la Costa, la erosión paulatina en la
Sierra y la pérdida de fertilidad en la Amazonía.
La erosión de los suelos afecta entre el 55% y el 60% del total de las tierras, y es
extremadamente grave en la Sierra, pero también es grave en la Selva Alta por la
deforestación y en la Costa por acción del viento o erosión eólica.
Hace alrededor de diez mil años, la Tierra poseía un área de 63 millones de kiló-
metros cuadrados de bosque, de los cuales han sido destruidos 22,2 millones de
km². La destrucción de los bosques libera el CO2 acumulado en las plantas. Las
34
sustancias orgánicas en el suelo se descomponen y causan emisiones adicionales
de CO2, CH4 y N2O. De esta manera, entre 1850 y 1985, se produjo alrededor de
117 mil millones de toneladas de carbono (C) que corresponden al 15% del C en
1 forma de CO2 presente en la atmósfera. Se calcula que debido a la destrucción de
bosques actualmente se emiten 1,6 mil millones de toneladas de C/año.
De acuerdo con Magrin et al. (2007) en América Latina para el período 1990-
2000 se deforestaron 46,7 millones de hectáreas boscosas, de las cuales 17,2
millones se encuentran en la cuenca amazónica (Kaimowitz et al. 2004). Estudios
recientes de Conservación Internacional (2008) reportan la pérdida de 44 000
km² de bosques en los países andinos para el mismo período de tiempo. Los
países con mayor superficie transformada son Colombia y Bolivia con 14.349
km² y 16,036 km² respectivamente (Tabla 1).
(Tabla 1) Área de bosques perdida para el periodo 1990 – 2000 en la región andina.
Área Bosque
Área mapeada Área perdida Porcentaje
País 1990 (km²) 2000 (km²)
(km²) (km²) perdido (%)
Bolivia 886.705 562.125 546.089 16.036 2,9
Colombia 1.144.373 570.731 486.779 14.349 2,9
Ecuador 249.375 119.923 96.216 3.733 3,9
Perú 926.292 712.621 632.247 4.582 0,7
Venezuela 910.491 410.479 292.766 5.368 1,8
TOTAL 2’171.927 2’054.097 44.068
Conservación Internacional, Andes Tropicales, Forest cover and change 1990- 2000, 2008 citado en Cues-
ta, Francisco, Chiriboga, Carolina, Indicadores de evaluación del impacto del Cambio Climático sobre la biodi-
versidad de los países de la Comunidad andina, CONDESAN, Quito, 2010, p. 9
10
Muchagata, M, K. Brown. Cows, colonists and trees: Cattle and environmental degradation in Brazilian
Amazonia, Amazonia Agricultural Systems, 76: 797-816
Riesgos y desarrollo
35
El Perú es un país importante en la provisión de servicios ambientales al mundo
por su gran extensión de bosques tropicales, que son sumideros de carbono; y
por la provisión de agua atmosférica en la cuenca del Amazonas11.
Hacia fines de la década pasada existía un total de 9,2 millones de hectáreas defores-
tadas, es decir, el 12% de la superficie boscosa, anualmente se deforesta entre 200
000 y 300 000: 80% a la quema de madera con fines agropecuarios; 17% a la pro-
ducción de leña y carbón; y 3% a la explotación de madera con fines comerciales12.
La diferencia, esta vez, es que los recursos que están en la mira de los inversionis-
tas son todos al mismo tiempo y que, por eso, van acompañados de propuestas
de construcción de infraestructuras que por su número e importancia no tienen
precedente histórico14.
Una parte es absorbida por los océanos y los bosques (2-3 mil millones de to-
neladas) y el resto se acumula en la atmósfera. Una vez que estos gases llegan a
la atmósfera, no desaparecen y permanecen allí durante décadas. El exceso de
calor en la Tierra ha elevado la temperatura de las capas superficiales de los océa-
nos y los científicos sospechan que las corrientes marítimas han transportado
este exceso de calor hacia las profundidades del océano. Una vez que las capas
profundas de los mares se calienten, el exceso de calor no podrá seguir siendo
absorbido por los mares.
37
Otras actividades modernas como la crianza intensiva de ganado y la agricultu-
ra industrial son responsables de importantes emisiones de metano y óxido de
nitrógeno. En los últimos cien años ha aumentado cuatro veces la crianza de
ganado vacuno y el de ovejas se ha duplicado.
Los países industrializados son responsables de producir más del 80% de las
emisiones de CO2 en el pasado y del 60% actualmente. Estados Unidos es el
principal responsable del 23% de todas las emisiones, es el país más contamina-
dor del mundo. Las emisiones per cápita de países como USA y Reino Unido son
más de 10 veces mayores que las de los países pobres.
El Perú produce un 0,4% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) del pla-
neta, casi como las emisiones de Nueva Zelanda, o Dinamarca; sin embargo, el
PBI de Nueva Zelanda es 5 veces mayor que el del Perú y el de Dinamarca es 4
veces más grande. En el Perú la causa principal de la emisión de gases de efec-
to invernadero es la deforestación, que representa el 41% respecto del total de
emisiones, la segunda es la generación de energía (quema de leña) y el transporte
con 23% de participación
La centuria anterior ha sido la más calurosa desde hace por lo menos seiscien-
tos años, y la Tierra nunca ha experimentado un recalentamiento (más de 0,5
°C/100 años) tan veloz.
El IPCC estima que las temperaturas promedio subirán entre 2 y 6 grados cen-
tígrados hacia el final del siglo XXI. El rango mayor se da en función de que la
humanidad continúe con la tendencia a consumir cada vez más combustibles fó-
siles y el rango menor se calcula sobre la base optimista de un cambio veloz hacia
una economía post-petrolera con el uso de tecnologías limpias como hidrógeno,
paneles solares fotovoltaicos, etc.
A más largo plazo, habría una probabilidad superior al 50% de que ese incre-
mento térmico sobrepasara los 5 °C.
39
manera diferenciada tanto por la especificidad de los climas locales como por la
vulnerabilidad de las personas y sus medios de vida.
El CC se suma a las consecuencias del mal manejo de los recursos locales como
son la deforestación, la contaminación ambiental, o la rápida urbanización del
territorio. Por ello, se está haciendo cada vez más difícil discernir cuáles situa-
ciones son consecuencia del primero y cuáles del segundo, más aun cuando son
procesos que se retroalimentan.
40
1.5.4. El retroceso de los glaciares
1 Hasta hace pocas décadas el hielo permanente cubría entre 50 y 60% del Ártico;
mediciones realizadas en el 2008 indican que el hielo cubre menos del 30%15.
Los glaciares andinos que pueden crecer o disminuir debido a los efectos de la
variabilidad climática natural, con el CC tienden a reducirse, tendencia que se
vuelve crítica en Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador.
15
Campoblanco Diaz, Honorio y Gomero Torres, Julia, Desastres y Cambio Climático, UNMSM,
2010, p. 84
16
Diamond, Jared, Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen, Madrid, 2006, p. 80
Riesgos y desarrollo
41
El CC está incidiendo en el retroceso de los glaciares pero tal retroceso incide
a su vez en el CC. El hielo y los glaciares reflejan el calor del sol propiciando su
retorno al espacio (efecto albedo), pero al debilitarse las capas de hielo pierden
dicha capacidad y lo absorben en lugar de reflejarlo, contribuyendo a un mayor
calentamiento de la superficie terrestre.
Pero los costes podrían ser aún mayores si la innovación en materia de tecnologías
«bajas en carbono» procede con mayor lentitud de la esperada, o si los decisores
políticos no logran sacar todo el partido de los instrumentos económicos que
permiten reducir las emisiones cuando, donde y como resulte más barato hacerlo.
Por el contrario, los costos de actuar, es decir, de reducir las emisiones de gases
invernadero a fin de evitar las peores consecuencias del CC podrían limitarse
hasta no superar, por año, el 1 % del PIB global.
1 Todos los países se verán afectados. Los más vulnerables las naciones y las po-
blaciones más pobres sufrirán antes y en mayor medida, aun cuando hayan sido
quienes menos hayan contribuido a las causas de ese cambio climático. Pero los
costos de las condiciones climáticas extremas (inundaciones, sequías, tormentas)
van ya en aumento, también para los países ricos.
Los cambios del clima están afectando también la biodiversidad, sobre todo en
los ambientes más frágiles, como son los ecosistemas de la vertiente occidental
de los Andes, que se hallan clasificados entre los más áridos del mundo, los valles
interandinos que son considerados como semiáridos y expuestos naturalmente
a fuertes procesos de erosión y la vertiente oriental que tiene precipitaciones su-
periores a los 3mil mm/año, fuertes pendientes (mayores del 20%), suelos muy
delgados y gran diversidad biológica.
43
de más de 2 ppm al año. Para que se estabilice en el intervalo anteriormente in-
dicado será preciso que para el año 2050 las emisiones sean, al menos, un 25%
más bajas que en los niveles actuales, si no mucho más aún.
Aunque se produzca una expansión muy acentuada del uso de energías renova-
bles y de otras fuentes energéticas bajas en carbono, los combustibles fósiles po-
drían seguir suponiendo más de la mitad de la oferta global de energía en 2050.
También son esenciales recortes en las llamadas emisiones no energéticas, como
las que resultan de la deforestación y de los procesos agrícolas e industriales.
Solo para los países en vías de desarrollo, adaptarse supondrá un coste de dece-
nas de millores de dólares al año y una presión añadida para unos recursos ya de
por sí escasos.
44
2. Los fenómenos
1 potencialmente destructivos
En las siguientes líneas analizamos los fenómenos potencialmente destructi-
vos que ocurren debido a las causas naturales y humanas aludidas en las pági-
nas anteriores.
2.1. Sismos
Los sismos son movimientos de capas de tierra, producidos por una ruptura o
deslizamiento en profundidad que se propaga en todas las direcciones en forma
de ondas sísmicas. El hipocentro o foco es el lugar en el interior de la tierra don-
de se origina el movimiento, mientras que el epicentro es el punto de superficie
situado encima del foco o hipocentro.
45
Es así como se tiene la teoría de la interacción de las placas tectónicas que busca
explicar la concentración de actividad sísmica por la subducción de placas en
determinadas regiones del mundo.
Los países con mayor amenaza sísmica en Centroamérica son El Salvador, Gua-
temala y Nicaragua, países amenazados también por la actividad volcánica. En el
Caribe son Jamaica y en menor grado Haití.
Los riesgos sísmicos son mucho mayores en Jamaica que en las otras islas del
Caribe, siendo solo comparable al del estado de California (EE.UU.). La frecuen-
cia de terremotos es significativa en Jamaica (ha habido un promedio de más de
20 por siglo en las áreas de Kingston y St. Andrew). Los terremotos activan de-
rrumbes de tierra submarinas que pueden causar que parte de la costa se deslice
al mar, como ocurrió el 7 de junio de 1692 en Port Royal, sumergido con sus
habitantes en el fondo del puerto de Kingston.
Meli, Roberto, en Lugo, José e Inbar, Moshe, Desastres Naturales en América Latina, Fondo de
17
Los sismos de la Costa peruana, según los estudios de J.M. Bird y de J.F. Dewey,
se deben a que la Placa Continental de Sudamérica avanza hacia el oeste 2 cm al
año, mientras que la Placa de Nazca lo hace hacia el este 5 cm.
Las zonas de mayor actividad sísmica en el mundo están relevadas con puntos
negros en el siguiente mapa:
Riesgos y desarrollo
47
Zonas de mayor actividad sísmica en el mundo
Los sismos pueden afectar de manera diferente las edificaciones de una misma
ciudad en razón de las diferentes características de los suelos. El potencial destruc-
tivo de un sismo depende también de las aceleraciones máximas que genera en el
terreno, así como de la duración y del contenido de frecuencias del movimiento18.
18
bidem, p.133
48
La magnitud (escala de Richter) está referida a la cantidad de energía liberada
durante un sismo y puede registrarse en los sismógrafos.
1 Tabla de magnitudes
Para medir el impacto de los eventos en magnitud Richter, se compara con la
energía emitida por un gramo de Trinitrotolueno (TNT), hidrocarburo con pro-
piedades explosivas, muy utilizado en diversas actividades, que sirve para tener
una referencia cercana de la potencia de estos eventos.
Magnitud Equivalencia de
Referencias
Richter la energía TNT
–1,5 1g Rotura de una roca en una mesa de laboratorio
1,0 170 g Pequeña explosión en un sitio de construcción
1,5 910 g Bomba convencional de la II Guerra Mundial
2,0 6 kg Explosión de un tanque de gas
2,5 29 kg Bombardeo a la ciudad de Londres
3,0 181 kg Explosión de una planta de gas
3,5 455 kg Explosión de una mina
4,0 6t Bomba atómica de baja potencia.
Terremoto en Albolote de 1956 (Granada,
5,0 199 t
España)
Terremoto en Colombia (El Calvario, Meta,
5,5 500 t
Colombia), 2008
Terremoto de Double Spring Flat de 1994 (Neva-
6,0 1.270 t
da, Estados Unidos)
Terremoto de Morón (2009) (Estado Carabobo,
6,2
Venezuela)
Terremoto de Northridge de 1994 (California,
6,5 31.550 t
Estados Unidos)
Terremoto de Hyogo-Ken Nanbu de 1995 (Japón)
7,0 199,000 t
Terremoto de Puerto Príncipe de 2010 (Haití)
7,2 250.000 t Terremoto de Spitak 1988 (Armenia)
Terremoto de Santiago de Chile, 1985
7,5 750.000 t
Terremoto de Caucete 1977 (Argentina)
7,8 1.250.000 t Terremoto de Sichuan de 2008 (China)
7,9 5.850.000 t Terremoto del Perú de 2007 (Pisco)
Terremoto de México de 1985 (Distrito Federal,
8,1 6.450.000 t
México)
Riesgos y desarrollo
49
8,5 31,55 millones de t Terremoto de Sumatra de 2007
Terremoto de Chile de 2010 (150 kilómetros al
8,8 100 millones de t
noroeste de Concepción)
9,0 150 millones de t Terremoto de Lisboa de 1755
Terremoto del océano Índico de 2004
9,2 220 millones de t Terremoto de Anchorage de 1964 (Alaska, Esta-
dos Unidos)
9,5 260 millones de t Terremoto de Valdivia de 1960 (Chile)
Estimado para el choque de un meteorito rocoso
10,0 6.300 millones de t
de 2 km de diámetro que impacte a 25 km/s
108 megatones = Impacto en la península de Yucatán que causó
13,0
100 teratones el cráter de Chicxulub hace 65 Millones de Años
Así, por ejemplo, en el Perú el sismo del 31 de Mayo de 1970 tuvo una magnitud
de 7,8 y causó más de 69 mil muertes y la destrucción de centenares de miles de
viviendas, el sismo en el departamento de Ica del año 2007 tuvo una magnitud
de 7,9 causando medio centenar de víctimas y decenas de miles de viviendas
destruidas y el sismo del año 2001 (Arequipa) causó menos daño a pesar de que
tuvo 8,4 grados.
19
La Magnitud de Momento (Mw) mide la totalidad de energía liberada por un momento sís-
mico durante toda su duración, y la compara con índices de resistencia de rocas a la generación
de fallas y fracturas, si bien en la mayoría de los casos los valores coinciden con los de la escala
de Richter, en otros casos como en el terremoto de Valdivia (1960) se registran diferencias más
amplias (9.5 Mw a 8.3 Ms).
50
El nivel de confiabilidad de registros depende de la calidad de los instrumentos
de medición, que han venido mejorando en el transcurso de los años, pero en
general constituyen un referente importante asociado a la hipotética existencia
1 de las placas tectónicas interactuando entre sí.
Escala de Mercalli
Grado Descripción
Imperceptible para la mayoría excepto en condiciones favora-
I. Muy débil
bles. Aceleración menor a 0,5 Gal*.
Perceptible solo por algunas personas en reposo, particularmen-
te aquellas que se encuentran ubicadas en los pisos superiores
II. Débil
de los edificios. Los objetos colgantes suelen oscilar. Aceleración
entre 0,5 y 2,5 Gal.
Perceptible por algunas personas dentro de los edificios, espe-
cialmente en pisos altos. Muchos no lo reconocen como terre-
III. Leve moto. Los automóviles detenidos se mueven ligeramente. Sen-
sación semejante al paso de un camión pequeño. Aceleración
entre 2,5 y 6,0 Gal.
Perceptible por la mayoría de personas dentro de los edificios, por
pocas personas en el exterior durante el día. Durante la noche
algunas personas pueden despertarse. Perturbación en cerámica,
IV. Moderado
puertas y ventanas. Las paredes suelen hacer ruido. Los automóvi-
les detenidos se mueven con más energía. Sensación semejante al
paso de un camión grande. Aceleración entre 6,0 y 10 Gal.
La mayoría de los objetos se caen, caminar es dificultoso, las ven-
V. Poco Fuerte
tanas suelen hacer ruido. Aceleración entre 10 y 20 Gal.
20
Tomado de: http://www.uwiseismic.com/Downloads/Eq_mercalli_scale.pdf
* Unidad de aceleración en el sistema cegesimal equivalente a un centímetro por segundo
al cuadrado
Riesgos y desarrollo
51
Lo perciben todas las personas, muchas personas asustadas
suelen correr al exterior, paso insostenible. Ventanas, platos y
VI. Fuerte cristalería dañados. Los objetos se caen de sus lugares, muebles
movidos o caídos. Revoque dañado. Daños leves a estructuras.
Aceleración entre 20 y 35 Gal.
Pararse es dificultoso. Muebles dañados. Daños insignificantes
en estructuras de buen diseño y construcción. Daños leves a mo-
derados en estructuras ordinarias bien construidas. Daños con-
VII. Muy fuerte
siderables en estructuras pobremente construidas. Mampostería
dañada. Perceptible por personas en vehículos en movimiento.
Aceleración entre 35 y 60 Gal.
Daños leves en estructuras especializadas. Daños considerables
en estructuras ordinarias bien construidas, posibles colapsos.
VIII. Destructivo Daño severo en estructuras pobremente construidas. Mampos-
tería seriamente dañada o destruida. Muebles completamente
sacados de lugar. Aceleración entre 60 y 100 Gal.
Pánico generalizado. Daños considerables en estructuras espe-
cializadas, paredes fuera de plomo. Grandes daños en importan-
IX. Ruinoso
tes edificios, con colapsos parciales. Edificios desplazados fuera
de las bases. Aceleración entre 100 y 250 Gal.
Algunas estructuras de madera bien construida destruidas. La
X. Desastroso mayoría de las estructuras de mampostería y el marco destruido
con sus bases. Rieles doblados. Aceleración entre 250 y 500 Gal.
Pocas, si las hubiera, estructuras de mampostería permanecen en
XI. Muy
pie. Puentes destruidos. Rieles curvados en gran medida. Acele-
desastroso
ración mayor a 500 Gal.
Destrucción total con pocos sobrevivientes. Los objetos saltan al
XII. Catastrófico
aire. Los niveles y perspectivas quedan distorsionados.
La ciudad de Efeso fue arrasada por un sismo en el año 17 d.C. Pompeya quedó
destruida en el año 63, y se sospecha que los núcleos urbanos cretomicénicos
entraron en decadencia por sucesivos terremotos.
Alepo en Siria está ubicada en el punto de contacto de las placas africana y arábiga y
21
Lomnitz, Cinna, en Lugo, José e Inbar, Moshe, Desastres Naturales en América Latina, Fondo de
Cultura Económica, México, 2002, p. 167
Riesgos y desarrollo
53
sufrió tres terremotos en el siglo X, y uno en 1138 que fue el más letal de su historia.
Uno de los sismos que abarcó regiones más extensas fue el de 1202 en Egipto,
Irak, Siria y Palestina, lo que explica en parte el que tenga la mayor letalidad en
la historia mundial.
Japón ha sufrido numerosos sismos como los de 1703 y 1923 en Tokio, o los de
1896 y 1933 en otras provincias. El 15 de Junio de 1896 se produjo un sismo en
la provincia de Sanriku, Japón y a los veinte minutos se retiró el mar y se oyó un
estrépito que procedía de un muro de agua de 30 metros de altura que se preci-
pitaba con velocidad terrorífica. La ola arrasó 300 km de litoral.
En los últimos tres siglos los salvadoreños han tenido que reconstruir su capital
14 veces.
La siguiente tabla da cuenta de los terremotos de mayor magnitud que han sido
registrados desde inicios del siglo pasado:
54
Los 10 terremotos de mayor magnitud
registrados en el mundo (1900-2010)
1 PAÍS FECHA
MAGNITUD
RICHTER
UBICACIÓN
EPICENTRO
1. Chile 22/05/1960 9,5 Mw 38,4 S 72.6 W
2. Alaska 28/03/1964 9,2 Mw 61.1 N 147,5 W
3. Rusia 04/ 11/1952 9,0 Mw 52.75 N 159,5 E
4. Indonesia 28/12/2004 9,0 Mw 3.298°N, 95.779°E
5. Chile 27/02/2010 8,8 Mw 35.93S 72.78W
6. Ecuador 31/01/1906 8,8 Mw 1.0 N 81.5 W
7. Alaska 09/03/1957 8,8 Mw 51.3 N 175,8 W
8. Islas Kuriles 06/11/1958 8,7 Mw 44.4 N 148,6 E
9. Alaska 04/02/1965 8,7 Mw 51.3 N 178,6 E
10. Chile 11/11/1922 8,5 Mw 28,5 S 70.0 W
La mayor liberación de energía que ha podido ser medida en el mundo ha sido
durante el terremoto ocurrido en la ciudad de Valdivia (Chile), el 22 de mayo de
1960, el cual alcanzó una magnitud de momento (MW) de 9,5.
Para un período de 325 años (1552 –1877, según E. Silgado) se tiene el registro
histórico de 14 sismos, con magnitudes estimadas de 7,2° a 8,6° en la escala de
Richter, de los cuales por lo menos seis fueron mayores de 8,0.
22
INDECI, Lecciones aprendidas del sismo de Pisco, Lima, 2008, p.20
Riesgos y desarrollo
55
La siguiente tabla resume los terremotos más grandes ocurridos en el Perú, con-
siderando su magnitud e intensidad.
Fue el sismo más destructivo en la historia del Perú, no solo por la magnitud
sino también por la cantidad de pérdidas humanas que afectó la región ancashi-
na y varias provincias de los departamentos de Huánuco, el norte de Lima y La
Libertad, dañando una extensa área de aproximadamente mil km de longitud y
250 km de ancho de la costa y sierra peruanas.
57
La ruptura de la Placa de Nazca se produjo en una extensión de cerca de 1000 kiló-
metros. En esa extensa faja de costa hubo cambios en la conformación topográfica
de las placas con zonas de elevación o descenso de los niveles de hasta tres o cuatro
metros. El curso de los principales ríos cambió, y las islas antepuestas al continente
se resintieron por los cambios de nivel, a veces de más de cinco metros.
Más aun, los sismos ocurridos recientemente en Haití y Chile nos hacen más sensibles
ante cualquier información sobre estos fenómenos y hacen que los medios de comuni-
cación difundan noticias sobre sismos que en el pasado pasaban desapercibidos.
En 1935 había 350 sismógrafos en nuestro planeta, hoy hay más de 4 000 y los
datos, que décadas atrás no llegaban o tardaban en llegar semanas, hoy son di-
fundidos rápidamente a través del satélite y la Internet.
Sin embargo, las erupciones volcánicas que se han presentado en estos últimos años
en Sudamérica e Indonesia podrían influir en el incremento de la actividad sísmica.
Es por ello que durante siglos han existido diversas iniciativas para tratar de pro-
nosticar e incluso predecir las fechas de los sismos.
58
Los chinos han observado el comportamiento de 50 diferentes clases de anima-
les con anterioridad a un sismo y han concluido que los animales domésticos
tales como el ganado, las gallinas y los perros ofrecen los mejores signos.
1 En China, la observación de comportamientos anómalos en los animales, el
agua del subsuelo y otros métodos empíricos, llevaron a las autoridades a to-
mar medidas de evacuación de millones de pobladores poco antes de la ocu-
rrencia de un gran sismo. Este caso, que atrajo la atención de los científicos
del Mundo, no pudo ser replicado incluso meses después en la misma China,
donde otro terremoto causó miles de muertes y la destrucción de centenares
de miles de edificaciones.
En el caso de la ciencia existen varias teorías que sustentan los pronósticos y que
están basadas principalmente en los antecedentes de sismos ocurridos en diver-
sas regiones del planeta y en la frecuencia reciente de la actividad sísmica en las
regiones donde han ocurrido más sismos.
La teoría del silencio sísmico que se sustenta en lo anterior sugiere que resulta
más posible la ocurrencia de un sismo de mayor magnitud en las regiones donde
la interacción de las placas tectónicas determina la mayor frecuencia e intensidad
de estos, en caso de que tales sismos no ocurran por un tiempo prolongado.
23
Diamond, Jared, Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen, Madrid, 2006
Riesgos y desarrollo
59
Como se recuerda en algunos artículos de divulgación, la historia de la Tierra
tiene cuatro mil millones de años y la información sobre los sismos tiene solo
mayor precisión con el invento de los equipos de medición a principios del siglo
pasado y antes de ello han existido solo referencias basadas en documentación
testimonial o investigaciones arqueológicas y estudios geológicos que dicen poco
o no son fiables en relación a la magnitud e intensidad de los fenómenos24.
Los pronósticos sobre sismos no son nuevos pero casi siempre han fracasado y
en muchos casos han afectado las actividades económicas de los países. Desde
hace no menos de treinta años se vienen pronosticando fallidamente sismos in-
minentes en Lima y el Sur del País como fue el caso de Brian Brady en los años 70.
Uno de los errores de Brady fue el haber precisado las fechas, lugares y magnitud
de los sismos para el Perú: el primero a fines de junio y comienzos de julio de 1981;
el segundo, cerca del 14 de agosto, seguidos de réplicas varias, uno de fuerte in-
tensidad para inicios de 1982. Numerosos sismos premonitores deberían preceder
al terremoto del 28 de junio de 1981. Estos temblores regulares anunciadores del
gran sismo deberían presentarse a partir de setiembre y octubre de 1980.
En julio de 1981 Brady acepto su error. Con fecha 27 de julio de ese mismo año
en Denver, se informó que Brady se retractó de los anunciados terremotos del
28 de junio y del 10 de agosto de 1981, y declaró que como el primer terremoto
no se realizó, no se llevarían a cabo los otros.
24
Sampedro, José, La senda del drago, La Habana, 2007, p.152
60
Sin embargo, ante el anuncio de los sismos se generaron pérdidas por más de
300 millones de dólares por la disminución del turismo y de las inversiones in-
mobiliarias
1 El año 2010 una periodista de un canal de TV peruano difundió la noticia del
anuncio de Brady hecho en 1975 como si fuera un pronóstico reciente, lo que creó
temor en sectores de la población y el desmentido posterior del canal de TV.
El Perú, hasta hace un año, contó con dos pronósticos sísmicos basados en la
teoría de los gap-sísmicos (gap=silencio sísmico de zonas activas): Sur del Perú
(gap-sísmico de Tacna-Arequipa), Sur de Lima (gap-sísmico de Nazca-Cañete).
Al primer gap se le daba una probabilidad de ocurrencia mayor que al segundo
(Nishenko, 1985).
Esta hipótesis de trabajo sirvió como guía para desplegar estaciones sísmicas
y hacer medidas repetidas de Posicionamiento Satelital Global (GPS, por sus
siglas). Las velocidades de deformación, determinadas con las observaciones de
1994 y 1996, mostraron indicios de dos anomalías: una de ellas en la coordenada
horizontal norte y la otra en la coordenada vertical. La primera resultó estar aso-
ciada con el terremoto de Nazca de 1996.
61
2.1.4. La zonificación sísmica
Dado que los sismos ocurren en áreas geográficas relativamente extensas, no re-
sulta necesario contar con mapas de amenazas sísmicas en los niveles subnacio-
nal o local, pero en contraste, resulta muy útil contar con mapas de zonificación
en función de la resistencia de los suelos o terrenos al movimiento sísmico.
Si los suelos son sueltos o húmedos, las ondas sísmicas se incrementan significa-
tivamente por lo que resulta necesario construir en terrenos que no tengan estas
características. En el Perú se cuenta con mapas de microzonificación sísmica de
las principales ciudades elaborados por la Universidad de Ingeniería (CISMID)
y el Programa de Ciudades Sostenibles (PNUD-INDECI), pero no así de los
centros poblados rurales ni de muchos asentamientos urbano-populares.
1
Riesgos y desarrollo
63
Mapa de peligros de la ciudad de Tacna
64
Mapa de peligros de la ciudad de Trujillo
1
Riesgos y desarrollo
65
Sectores críticos de riesgo de Nuevo Chimbote
66
Cuando llegan a la costa, al rodar sobre el fondo marino alcanzan alturas mucho
mayores, de hasta 30 metros o más, como sucediera en los terremotos de 1960
y 2010 en Chile.
En los últimos 450 años las costas occidentales del Sur y Centro América han
sido afectadas numerosas veces por tsunamis.
En Haití hubo tsunamis que en 1842 afectaron Puerto Príncipe Mole Saint Nicolás.
Jamaica experimentó un maremoto en 1907 que afectó sus ciudades principales.
25
INDECI, Lecciones aprendidas del sismo de Pisco, Lima, 2008, p.61
26
Withington, John, Historia mundial de los desastres, Madrid, 2008, p.63
27
INDECI, Lecciones aprendidas del sismo de Pisco, Lima, 2008, p.68
Riesgos y desarrollo
67
En 1970 se creó el Sistema Nacional de Alerta de Tsunami en el Océano Pacífico
que en coordinación con el Sistema Internacional de Alerta de Tsunami trabaja en
la evaluación de los riesgos de tsunami y en la orientación para la población.
La onda expansiva de las olas afectó a Indonesia, Tailandia, Sri Lanka, India,
Bangladesh, Birmania, Malasia, Islas Maldivas, Somalia, Kenia, Tanzania y las
Islas Seychelles. La cadena de olas se desplazó a más de 500 km/h y tardó solo 6
horas en llegar al continente africano, a más de 5 000 km de distancia.
Una misión de reconocimiento midió las alturas del tsunami, detectó cambios en
la corteza terrestre y recopiló testimonios de los sobrevivientes. Para efectuar las
mediciones se revisaron las marcas dejadas por el mar que ingresó a los pueblos,
se catastraron las embarcaciones arrastradas por el océano, se analizaron las algas
y los restos de plantas que se ubicaron tanto en árboles como en la parte alta de
algunos cerros. En Tirúa, por ejemplo, la altura de las olas del tsunami superó
los 30 metros en la costa y los 20 metros en el pueblo. Durante el terremoto, la
tierra de esta localidad se levantó 0,5 metros, cambiando para siempre su condi-
ción costera.
En Lebu, en cambio, la ola llegó a los 12 metros de altura y la tierra se levantó 1,8
metros, quedando el puerto inutilizado, pues el nivel del suelo impide navegar
en la costa. Según el profesor Cisternas, hay que esperar 100 años para que este
puerto vuelva a ser como antes.
En la punta de Lavapié, la altura de las olas superó los 4,5 metros y el levanta-
miento de la tierra llegó a los 2,5 metros, mientras que en Tubul las olas llegaron
a los 12 metros de altura y la superficie terrestre se empinó por 1,5 metros so-
68
bre lo habitual. En estas localidades las piedras de la costa se transformaron en
verdaderos proyectiles que terminaron destrozando los hogares de decenas de
chilenos. “En la Isla Santa María la ola del tsunami tuvo una altura de seis metros
1 y el levantamiento de la tierra llegó a los tres metros, provocando una alta mor-
tandad de algas coralinas, lo que representa un verdadero desastre ecológico”28.
En Llico, según los investigadores, las ondas del mar superaron los 10 metros de
altura y el levantamiento de tierra llegó a los 1,5 metros.
28
Tomado de: http://noticias.universia.cl/vida-universitaria/noticia/2010/03/31/264105/
tsunami-academico-pucv-detecto-olas-30-metros-altura-mision-cientifica-sur-chile.html
* Díaz, Julio, Chuquisengo, Orlando, Ferradas, Pedro, Gestión de riesgo en los gobiernos locales, Solu-
ciones Prácticas Perú, 2005, p. 32
Riesgos y desarrollo
69
Nave de guerra fue varada 400 m
Desde Trujillo (norte
No se regis- tierra adentro. El epicentro fue en
1868 del Perú) hasta Arica y
tró víctimas Arica. Algunas olas alcanzaron 21
Concepción (Chile)
metros de altura en Concepción.
Perú, Chile, Ecuador y
1946 Colombia hasta Alaska n.d. n. d.
y Hawai
Inundó fábricas en las bahías de
No se regis-
1974 Callao Chimú y Tortugas. En Lima destruyó
tró víctimas
cultivos.
1996 Chimbote 15 Magnitud 6,9 escala Richter.
Magnitud de 6.4 escala Richter. El
No se regis- epicentro se produjo a 93 km de la
1996 Nasca
tró víctimas costa de Nazca. El puerto de San
Juan de Marcona fue afectado.
Magnitud de 6,9 escala de Richter.
Epicentro en el mar a 82 km de Ca-
2001 Camaná 86 maná. Se generaron 3 olas grandes.
La más grande de 8,14 metros de
altura.
Fuente: Dirección de Hidrografía y Navegación. Marina de Guerra del Perú. Departamento del
Medio Ambiente. 2004
El más antiguo tsunami del que se tiene data tuvo lugar el 9 de julio de 1586, des-
pués de que un sismo de magnitud 8,6 afectó la costa central del Perú alrededor
del Callao y Lima. La ola de 24 metros llegó a inundar hasta 6 millas (aproxima-
damente 9,6 km) de la costa.
Este tsunami también produjo olas de dos metros en Japón. El tsunami del 4
de noviembre de 1604 se produjo a consecuencia de uno de los terremotos más
grandes que ha soportado el Perú y que afectó la mayor parte del sur del Perú,
incluidas las ciudades de Arica y Camaná. Las olas del tsunami alcanzaron 16
metros y penetraron hasta 10 kilómetros, afectó entre 900 a 1200 millas de la
costa de América del Sur.
El tsunami del 20-21 de octubre de 1687 se produjo luego de que dos grandes
terremotos, con magnitudes estimadas a las 8,0 y 8,4, afectaron a Lima y áreas
70
circundantes. El segundo de estos generó un tsunami que al parecer produjo olas
de entre 5 y 10 metros en el Callao. Por lo menos 500 personas murieron como
resultado de este tsunami, y sus efectos fueron sentidos en el Japón.
1 En 1868 un terremoto sacudió a Arequipa en el Perú y una ola de 16 metros cayó
sobre Arica.
Cabe destacar que han ocurrido tsunamis de menor magnitud o más localizados
como el que siguió al terremoto del 2001 en el sur que afectó Camaná, o el que
siguió al terremoto del año 2007 en Ica que afectó Paracas y Tambo de Mora
(Chincha); es muy posible que tsunamis similares no hayan sido registrados en
el pasado.
Los fenómenos volcánicos de mayor peligro para la vida humana y de alto grado
de destrucción, son los flujos piroclásticos y los flujos de barro o lahares30.
Los flujos piroclásticos, por la alta velocidad con que son eyectados, y las altas
temperaturas de los gases y materiales sólidos que contienen en suspensión, cau-
san la muerte de todo cuanto encuentran a su paso en un radio de 5 a 10 km. En
29
PREDECAN, Atlas de las dinámicas del territorio andino, Cali, 2009
30
Ferradas, Pedro y Medina, Neptaly, Riesgos de desastre y derechos de la niñez en Centroamérica y el
Caribe, Soluciones Prácticas, Lima, 2003, p.32
Riesgos y desarrollo
71
Sudamérica, los entornos de los volcanes suelen estar deshabitados por lo que
los flujos piroclásticos no constituyen un grave peligro, como sí ocurre en los
volcanes de poca altura que caracterizan Centroamérica y las Antillas menores.
Los flujos de lava son masas de roca fundida que son expulsadas por los vol-
canes. La lava, según fluidez, puede correr casi como un río, y adoptar forma
de lenguas u otras configuraciones, dependiendo de la topografía. Puede cubrir
grandes extensiones, pero no tiene tanta velocidad por lo que hay tiempo para
evacuar personas y animales.
Las cenizas son fragmentos muy livianos y pequeños que son expulsados de los
volcanes cuando el gas se expande súbitamente al liberarse de la presión confi-
nante y son lanzados a la atmósfera a gran altura; dependiendo de la velocidad
y la dirección de los vientos, pueden ser arrastradas a miles de kilómetros de
distancia pero afecta la salud de las personas solo a unas pocas decenas de kiló-
metros del volcán. Los techos planos o con poca pendiente pueden acumular un
gran volumen de ceniza, que si se humedece llega a pesar alrededor de 1 t/m³,
peso suficiente para hacerlos colapsar.
Por lo general, las cenizas no causan pérdidas directas de vida, pero sí muchos in-
convenientes, como oscurecimiento casi total, lo que puede provocar accidentes
de tránsito terrestre y aéreo, así como también problemas respiratorios. Las co-
sechas, al cubrirse de ceniza, pueden perderse y los campos quedar inhabilitados
por varias temporadas, aunque a la postre, la fertilidad de los suelos aumenta por
las nutrientes que contienen. La ceniza fertiliza las laderas y renueva la corteza
terrestre; por ello las familias de agricultores y pastores acostumbraban ubicarse
en sus faldas.
72
Los volcanes también tienen impactos transfronterizos; la fuerza de una erup-
ción violenta y abrupta puede levantar capas tan densas que complica el tráfico
aéreo o causar trastornos climáticos como la prolongación de inviernos en los
1 hemisferios boreal y austral.
Los volcanes pueden provocar también grandes tsunamis como ocurrió en 1883
en Indonesia cuando entró en erupción el Krakatoa; además, pueden surgir o
desaparecer parcial o totalmente.
La presencia de la cadena volcánica del Pacífico contiene 100 conos volcánicos que
se encuentran activos en Centroamérica; merece especial atención el Complejo Vol-
cánico de Masaya; que se ubica en el Graben de Nicaragua, depresión que se extiende
entre la punta de Cosigüina en el golfo de Fonseca hasta la frontera con Costa Rica
por el Sur. Se ubica hasta a unos 10 km de Masaya, a 25 km S-E de Managua y a una
distancia similar de Granada, amenazando tales ciudades.
Riesgos y desarrollo
73
En El Salvador existen unos 20 volcanes activos. Es conocida la gran actividad
desplegada por el volcán Izalco en los últimos siglos.
En los volcanes sudamericanos, muchos de ellos sobre los cinco mil metros de
altura, las cumbres y sus laderas están deshabitadas y en la mayoría de los casos
no hay construcciones, de manera tal que no hay riesgo. En cambio, en islas vol-
cánicas o volcanes de poca altura como los que existen en Centro América o en
las Antillas menores, la población tiende a vivir al pie o cerca de las laderas del
volcán, con gran riesgo para sus vidas y propiedades.
En la región norte de Chile y el sur del Perú se ha tenido poca actividad eruptiva
en los últimos cien años; sin embargo, allí se concentra el mayor número de vol-
canes y calderas gigantes, cuyas erupciones han tenido características catastrófi-
cas entre 1750 y 1987 (57 erupciones).
31
Palma, Flory, Prevalencia de patologías respiratorias secundarias a un evento de tipo eruptivo en poblaciones
vecinas al volcán de Pacaya, Universidad de San Carlos de Guatemala, 2006, p. 14
32
Kuroiwa, Julio, Reducción de desastres. Viviendo en Armonía con la Naturaleza, Lima, 2002, p.207.
Rivera Palomino, Jaime, Sismos en Ayacucho, Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga,
33
Ayacucho, 1983, p. 85
74
de Arequipa, registró una erupción. En los últimos cuatro siglos erupcionó otras
diez veces, la última de 1949, sin causar mayores desastres.
34
Gill, Richardson, Las grandes sequías mayas. Agua, vida y muerte, Fondo de Cultura Económica,
México, 2008, p. 291
Riesgos y desarrollo
75
La cantidad de cenizas y otros gases no tienen efectos importantes en el clima.
Además, una erupción que ocurre en un periodo de calentamiento global tendrá
menor efecto en el clima que otra que ocurre en un periodo frío.
Hace 85 mil años se sucedieron las erupciones que dieron origen al lago Atitlán y
que fueron las mayores de las que se tiene información en la historia del planeta;
duraron entre 20 y 27 días y arrojaron unos 275 km³ de riolita, algunas hasta el
continente africano35.
Hace 75 mil años la erupción del Toba (Indonesia) impidió que la luz del sol
llegara a la superficie de la tierra y sumió al planeta en un invierno volcánico que
se prolongó durante seis años y que redujo la temperatura del planeta en cinco
grados y la lluvia ácida provocó graves daños en las personas y las plantas.
En el año 79 d.C. tuvo lugar la erupción del Vesubio, que constituye sin duda
uno de las más antiguas erupciones que se conoce. De un lado, tenemos el tes-
timonio de Plinio el Viejo36, el mayor experto de la historia natural de Roma, de
otro los restos de la ciudad de Pompeya. Se estima hoy que la columna de humo
de la erupción alcanzó una altura de 30 km. La lluvia de cenizas hizo desaparecer
el sol de la vista de la gente.
En 1169, el Etna llevaba semanas escupiendo piedras y gas sin causar daños; en
marzo hubo un terremoto, acompañado por lo que el obispo de Catania descri-
bió como “terribles rugidos”. Y luego, tres días después, se produjeron “tres te-
rribles erupciones”, con piedras que salían volando y cenizas y carbonilla “como
lluvia abrasadora”. El monte se había abierto a lo largo, con una enorme grieta
de más de nueve kilómetros.
A partir del siglo XVII algunas de los erupciones más famosas e identificadas
35
Ibídem, p. 276
36
Carpiceci, Alberto, Pompeya hoy y hace 2000 años, Italia, 2005, p. 19.
76
fueron las del Huaynaputina (1600/1601), Tambora (1815), Krakatoa (1883),
Katmai (1912) y el de Pinatubo (1991), las que han sido reflejadas en estudios
sobre el clima mundial, como se observa en el siguiente gráfico:
1 Evolución de la densidad de la madera en troncos del hemisferio
norte desde el año 1400 (se señalan unas cuantas erupciones
volcánicas conocidas que coinciden con valores bajos de densidad)
Fuente: Uriarte Cantolla, Antón. Historia del clima de la Tierra. (Vitoria): Servicio Central de Pu-
blicaciones del Gobierno Vasco, 2003, 306 pp. Uriarte reproduce gran parte de su libro en inter-
net. Para nuestra investigación nos resultó importante consultar la tercera sección (El clima del
último milenio) del cap. IX (El Holoceno). Consúltese la referencia en <http://homepage.mac.
com/uriarte/ultimomilenio.html>.
De Silva, S. & G.A. Zielinski. “Global influence of the AD 1600 eruption of Huaynaputina,
Perú”. Nature 393, 1998, pp. 455-458.
37
Withington, John, Historia mundial de los desastres, Madrid, 2008, p. 24
Riesgos y desarrollo
77
de gases que venían de sus entrañas hasta que se partió en dos. La lava fluía con
la velocidad de un gran río henchido de agua de deshielo en un día de prima-
vera dando tumbos de un lado a otro como grandes ballenas de agua, pero al
rojo vivo, resplandeciendo”. Un torrente de piedras fundidas anegó el cauce de
los ríos cercanos provocando su desborde. Este volcán también había dejado
escapar ciento veinte millones de toneladas de dióxido de azufre (más de lo que
emiten juntas todas las fábricas europeas de hoy día durante tres años), que cayó
a la tierra en forma de lluvia acida sulfúrica. La “niebla seca” cayó en Noruega,
Alemania, Francia, Iraq, Inglaterra y Alaska. En la zona oriental de Inglaterra se
produjo, según los archivos, “la más severa helada”, dañando seriamente las co-
sechas. Otros hablaron de un sol “al que le habían amputado los rayos”. A aquel
verano y otoño turbulentos les siguió uno de los inviernos más largos y crueles
en doscientos cincuenta años, ya que el dióxido de azufre seguía impidiendo el
paso de los rayos del sol38.
Las erupciones del Tambora continuaron hasta el mes de julio de 1815. Cuando
por fin se detuvieron, tenía mil doscientos metros de altitud menos que antes,
tras haber arrojado 1,7 millones de toneladas de ceniza y piroclastos al aire, hasta
alturas de cuarenta y cinco kilómetros. Hoy se cree que Tambora ha sido la ma-
38
Ibídem, p. 27
39
Sultán de Sangar, citado en Gill, Richardson, Las grandes sequías mayas. Agua, vida y Muerte, Fon-
do de Cultura Económica, México, 2008, p. 214
78
yor erupción volcánica de la que tengamos registros históricos, unas cuatro veces
más violenta que la famosa explosión del Krakatoa40.
El volcán Cosigüina que era el único nevado de América Central y tenía 4 376
metros de altura antes de la erupción, después de la erupción se redujo a una
montaña de 1158 metros con un enorme cráter frente al mar que había derra-
mado lava hacia los ríos Chiquito y Negro. Se sucedieron entonces fuertes movi-
mientos sísmicos en Nicaragua, mientras el manto de cenizas quebraba las ramas
de los árboles, hundía los techos de las casas y causaba una gran mortandad entre
las aves. Las detonaciones causadas por la erupción provocaron la alarma de los
habitantes de Guatemala y de Kingston (Jamaica).
40
Withington, John, Historia mundial de los desastres, Madrid, 2008, p. 29
Gill, Richardson, Las grandes sequías mayas. Agua, vida y Muerte, Fondo de Cultura Económica,
41
79
del lago y con ello el desborde de sus aguas, que originalmente inundaron las
haciendas ribereñas y las viviendas de labriegos y pescadores, para luego cons-
tituirse en un torrente devastador que se precipitó por el valle del río Desagüe,
destruyendo la aldea de Atuscatla y otros poblados. El 21 de enero de 1879 las
aguas del lago hervían cuando emergió un peñasco de 8 a 10 metros de altura, a
lo que siguió el aparecimiento de otras rocas eruptivas en los días siguientes, una
de las cuales alcanzó 40 metros sobre el nivel de las aguas del lago, hasta el 19 de
marzo en que cesó toda actividad.
La explosión final del Krakatoa habría sido el ruido más intenso que jamás haya
oído el ser humano: se oyó en una doceava parte del globo terráqueo, y fue
equivalente al estallido de mil bombas atómicas. El estruendo se dejó sentir a
casi cinco mil kilómetros, en la isla de Rodrigues (Océano Índico): es la mayor
distancia, que se sepa, que ha recorrido un sonido así. El volcán Krakatoa des-
apareció entonces pero en 1928 empezó a emerger del mar un nuevo volcán, en
el lugar donde antes se había alzado el Krakatoa. En el año 2000, Anak Krakatau,
“el hijo de Krakatoa”, ya medía casi cuatrocientos metros, y los expertos creen
que un día entrará en erupción con tanta violencia como su temible progenitor42.
42
Withington, John, Historia mundial de los desastres, Madrid, 2008, p.36
43
Gill, Richardson, Las grandes sequías mayas. Agua, vida y muerte, Fondo de Cultura Económica,
México, 2008, pp. 278 y 279
80
A eso de las 7:30h ocurrieron 3 o 4 violentas explosiones en rápida suce
sión, luego de lo cual dos inmensas nubes negras emanaron del volcán
Mont Pellée. La primera, eyectada verticalmente, oscureció toda la zona
1 haciendo imposible la visión a más de un metro de distancia. La otra nube,
expulsada de forma lateral, con gran violencia, bajó de Pellée, de 1 373 m
de altura, hacia el pie de la montaña. Ayudada por la empinada pendiente,
cobró una velocidad de 160 km/h y en aproximadamente dos minutos al-
canzó y destruyó San Pedro, ubicada a solo 6,4 km de distancia, muy cerca
de la orilla del mar.
La erupción del Santa María está entre las diez mayores de la historia. La capa de ce-
nizas cubrió más de un millón de km². La columna eruptiva alcanzó 35 km de altura.
La cumbre del cráter del Nevado del Ruiz (5.000 msnm) estaba recubierta por un
casquete de hielo hasta que en 1985 al producirse un ascenso de lava se recalen-
taron las capas de hielo, formando unas coladas de barro que invadieron el valle
del río Lagunilla y sepultaron la ciudad colombiana de Armero44.
En tales regiones se ha tenido poca actividad eruptiva en los últimos cien años;
sin embargo, existen antecedentes de erupciones de características catastróficas.
El evento histórico más violento, a la fecha, fue el del volcán Huaynaputina. Este
volcán erupcionó en 1600 destruyendo su cono casi completamente. Se estima un
Índice de Explosividad Volcánica de 6. Las cenizas llegaron hasta el noroeste de Ica.
44
Tomado de: http://www.astromia.com/tierraluna/tipovolcanes.htm
Riesgos y desarrollo
81
Entre los volcanes activos se mencionan a Sabancaya, con una actividad fumaró-
lica desde 1987, Coropuna, Chachani, Misti (actividad explosiva en 1599, 1662;
actividad fumarólica intensa en 1823,1940, 1956, 1988); Huaynaputina (severa
actividad explosiva en 1600); Ticsani, Yucamani, Tutupaca (erupción en 1802);
Sarasara, Solimana, Ampato.
Gill, Richardson, Las grandes sequías mayas. Agua, vida y muerte, Fondo de Cultura Económica,
45
En 1837 y 1838 ocurre una sequía y hambruna severa en Yucatán, lo que sucedió
poco después de las erupciones de 1835 de los volcanes Cosigüina en Nicaragua
y de los volcanes chilenos de Osorno y Aconcagua.
En 1902, las erupciones de los volcanes Santa María, Mt. Pelée y La Soufriére-St
Vicent, alteraron el clima del Mundo y coincidieron con tres años de severa se-
quía en Mérida (México). Esta coincidencia estuvo determinada por la reducción
de la temperatura del mar y del aire, así como la posición de la alta presión del
Atlántico Norte, lo que significa que las erupciones no explican en sí mismas la
ocurrencia de sequía en una zona determinada.
Aunque la sequía puede abarcar una amplia región, sus efectos específicos en
un ámbito pueden ser impredecibles. En medio de una zona con sequía severa
pueden existir ámbitos donde la sequía resulta mucho más moderada, como
46
Ibídem, p. 484
47
Ibídem, p. 216
Riesgos y desarrollo
83
también pueden existir zonas de sequía severa rodeadas de zonas donde esta es
apenas perceptible.
Texas padeció una terrible sequía en los años cincuenta pero sus intensidades
fueron diversas dentro del territorio afectado48.
Según Hocquenghem (1998), en el Perú las sequías tienen una larga historia e, in-
cluso, están asociadas a grandes desastres, como el colapso de la cultura moche,
según investigaciones de Lonnie Thompson.
Entre los siglos XVII y XIX las sequías más importantes ocurrieron entre 1706-
1715, 1759-1760, 1766- 1776, 1792-1812; también en 1847-1849, 1858-1861,
1867-1870, 1881-1884, 1885-1886, 1892-1896 y 1900-1901. Asimismo, la recu-
rrencia de los años secos estaría en aumento, así como la presencia de heladas.
Las regiones como el Altiplano, serían las más vulnerables especialmente en lu-
gares por encima de los 3 500 m.s.n.m.
48
Ibídem, p. 217
84
Por su origen se clasifican en:
2. Helada por advección, que es el caso del friaje, es ocasionada por la inva-
sión de una corriente o masa de aire frío con temperatura inferior a 0°C.
La acción del aire frío, generalmente procedente de las regiones polares,
puede ser continua y durar varios días.
El friaje es un fenómeno que afecta a las zonas altas de los Andes y a la Amazo-
nía, que se produce cuando masas de aire frío que se originan en la zona de con-
vergencia del Atlántico Sur, llegan al continente por la región del Río de la Plata
y se desplazan hacia el norte, ingresando al territorio peruano por la meseta del
Titicaca. En la región andina estas masas de aire frío originan nevadas intensas,
y en la Amazonía producen un descenso brusco de la temperatura. Las regiones
que suelen verse afectadas por este fenómeno son Cusco, Apurímac, Ayacucho y
Huancavelica en la sierra, y Madre de Dios, Ucayali, Loreto y Huánuco en la selva.
El friaje afecta tanto a los pobladores como a la vegetación y fauna de estas zonas.
85
En diciembre de 1941 Huaraz tuvo una ola de calor sin precedentes, la tempera-
tura llegó a 30 grados y el 13 de diciembre una inmensa lengua de nieve se des-
gajó del nevado Palcaraju y fue a impactar aguas abajo en un lago que ya estaba
crecido por el deshielo. El lago se desbordó sobre otro lago y destruyó el dique
morrénico que lo circundaba. Una ola de agua de 15 metros de altura arrasó
ocho poblados y causó gran destrucción en la ciudad de Huaraz.
1 Los huaycos o llocllas constituyen uno de los fenómenos más frecuentes; están
directamente relacionados con las precipitaciones y determinan o influyen signi-
ficativamente en las inundaciones.
Si bien ocurren casi todos los años generalmente por encima de los 800 metros
sobre el nivel del mar, con la presencia del FEN tienden a multiplicarse y a cau-
sar mayores estragos:
El 5 de abril del año 2012 se produjeron once huaycos en Chosica , pero a dife-
rencia del año 1987, los de mayor dimensión ocurrieron en la margen izquierda.
Riesgos y desarrollo
87
Zonas afectadas por huaicos en Chosica el 5 de abril del 2012
1 Las inundaciones pueden ocurrir debido a las lluvias intensas, las penetraciones
del mar, los desbordes de los ríos y lagos o la destrucción de grandes represas.
Las más intensas están asociadas con el paso de los huracanes y El Fenómeno El
Niño para la costa sur de Ecuador, el norte y centro del Perú.
Los desbordes de los ríos no solo se deben al incremento de las lluvias sino a las
características de las cuencas y en muchos casos al hecho de que los cauces se
encuentran rellenos o invadidos de materiales diversos o incluso construcciones.
A principios de agosto de 1975 China sufrió el azote del tercer tifón del año y
una racha de tormentas había dejado caer más de setenta y cinco centímetros
de lluvia sobre Henan: “Los días parecían noches, y la lluvia caía como flechas”,
recordaba un hombre de la localidad. Las dos presas estaban diseñadas para
soportar como máximo medio metro de agua recogida en tres días, pero solo
el 5 de agosto cayeron cuarenta y tres centímetros, una cifra nunca vista. Al día
siguiente llovió con violencia durante dieciséis horas.
49
Withington, John, Historia mundial de los desastres, Madrid, 2008, p. 94
Riesgos y desarrollo
89
En Sudamérica resalta el caso de Venezuela, país en el cual la amenaza geológi-
ca mayor la constituyen los movimientos de masas (derrumbes, deslizamientos,
desprendimientos de rocas, hundimientos), ocasionados por lluvias intensas en
zonas inestables o en suelos degradados por la intervención humana.
50
Grasses, 1994, citado en Caro, Avelina, Informe País Venezuela, Caracas, 2011, p. 15
51
Gutiérrez, Miguel, La violencia del tiempo, 1991, p. 122
52
Ibídem, p. 1023
90
En el caso del río Ica, se cuenta con casi 300 registros de eventos hidrometeoro-
lógicos en el lapso de 82 años, comprendidos entre 1921 y el 2002. Los caudales
de aguas superficiales del río Ica están cada vez más concentrados, son caudales
1 más violentos y destructivos. En los últimos 80 años los caudales instantáneos
máximos medidos corresponden a 1998, 1986, 1983 y 1975, en ese orden.
Suele suceder que las trayectorias de los ciclones se desvíen, siendo difícil prever
con exactitud su rumbo.
El principal impacto de los huracanes se produce sobre las áreas costeras como
consecuencia de las intensas lluvias y las mareas de tormenta, así como por la
acción de las fuertes marejadas. El daño de los vientos puede ser serio para per-
sonas sin albergue y para la infraestructura y la agricultura, y la ayuda será obs-
taculizada por la pérdida de energía eléctrica y líneas telefónicas, así como por el
bloqueo de las carreteras por escombros y árboles caídos. Pero el problema más
grande es casi siempre el efecto de lluvias torrenciales, así como las inundaciones
provocadas por la tormenta.
91
ríos provocarán inundaciones repentinas, destruyendo puentes, y rompiendo sus
riberas; los arroyos y hondonadas viejas se convertirán en torrentes; y los embalses
y represas se desbordarán si sus niveles de agua no han sido reducidos con antici-
pación a la llegada de la tormenta. Una excepción con respecto a los huracanes fue
el huracán Gilberto en 1988, que fue una tormenta “seca” mientras cruzó Jamaica.
Cuando el huracán choca contra la costa, se producen grandes olas que causan
inundaciones a lo largo del litoral. Los vientos huracanados, con velocidades
superiores a los 150 km/h, arrancan techos y destruyen edificaciones.
Toda la región Centroamericana y del Caribe está sujeta a los efectos de los huraca-
nes y tormentas tropicales que se presentan entre los meses de agosto a noviembre,
con mayor frecuencia en el mar Caribe y esporádicamente en el Pacífico. Hondu-
ras, donde cada 5 años se produce un desastre de gran envergadura a consecuencia
de los huracanes, y Nicaragua, han sido los más afectados en Centroamérica.
53
Un Trifinio es un punto geográfico donde convergen las fronteras de tres países o entidades
subnacionales, en este caso el huracán mencionado también fue denominado Trifinio
54
Kuroiwa, Julio, Reducción de desastres. Viviendo en Armonía con la Naturaleza, Lima, pp12-13.
92
En septiembre de 1959 la población de Nagoya, que se había recuperado de los
estragos causados por los bombardeos norteamericanos y británicos durante la
segunda guerra mundial, vio cómo vientos de doscientos kilómetros por hora
1 arrancaban los tejados convirtiendo los escombros en misiles; Se trataba del ci-
clón Vera que dejó caer su furia durante tres horas sobre Nagoya y provocó olas
que penetraron con mayor fuerza por a cauce del río.
Los aluviones más letales han sido influidos por los sismos.
3. Amenazas en América
93
Latina y el Perú
La sismicidad centroamericana esta asociada a la zona de colisión interplaca
Coco El Caribe, la cadena de volcanes, la presión de la Placa de Coco sobre el
litoral y las fallas locales.
Los sismos son más frecuentes e intensos en toda la zona marginal al Pacífico y
El Caribe, lmientras que los volcanes se concentran en México, Centroamérica
y toda la región andina, y los huracanes en el Caribe, Centroamérica y México55.
Los maremotos y otros fenómenos que provocan las inundaciones de las costas
marítimas y lacustres, constituyen una amenaza más frecuente e intensa en las
costas del Pacifico.
Las inundaciones y deslizamientos tienden a ser cada vez mas frecuentes debido
a la destrucción de los bosques de la región.
El territorio peruano tiene una mayor probabilidad de ser afectado por fenóme-
nos potencialmente destructivos debido a:
55
Lugo, José e Inbar, Moshe, Desastres Naturales en América Latina, 2002, p. 31
94
y áridos); los de los valles interandinos que son semiáridos y expuestos a
fuerte procesos de erosión natural; la mayor fragilidad de tales ecosistemas
en la vertiente oriental que tiene precipitaciones superiores a los 3mil mm/
1 año, fuertes pendientes (mayores del 20%), suelos muy delgados y gran
diversidad biológica.
95
96
1
Riesgos y desarrollo
97
Capítulo 2
La vulnerabilidad
98
2
Riesgos y desarrollo
99
Capítulo 2
La vulnerabilidad
Sin apartarme del asunto de Lisboa, admita usted por ejemplo que la Naturaleza
no construye veinte mil edificaciones de seis o siete pisos [en Lisboa] y que si los
habitantes de esa gran ciudad hubieran estado más equitativamente distribuidos
y menos hacinados los daños hubieran sido mucho menores y quizás, insignifi-
cantes.
Jean Rousseau1
Margareta Wahlstrom2
1
Briones Gamboa, Fernando, La complejidad del riesgo: breve análisis transversal .Revista de la Univer-
sidad de Colón N º 20, San José, Costa Rica, 2007
2
Wahlstrom, Margareta, representante especial de ISDR, con motivo del Día de la Reducción de
Desastres, octubre 2010.
100
1. La vulnerabilidad
2 Para algunos economistas los grupos vulnerables son los de extrema pobreza y
en el análisis de las condiciones de salud se hace usualmente referencia a grupos
o personas vulnerables, en tanto tienen mayor probabilidad de contraer deter-
minadas enfermedades.
101
o acumulada. La primera corresponde a los procesos de segregación y diferen-
ciación que caracteriza a las ciudades pero también a la reconstrucción o reubi-
cación de las ciudades después de un desastre.
2. La vulnerabilidad
como proceso
La vulnerabilidad es altamente cambiable debido a que depende de las relaciones
entre las personas e instituciones con su entorno, la que está condicionada por
dinámicas sociales, como las migraciones o la implementación de las políticas
públicas, y por las estructuras sociales y de poder existentes.
Pusieron como ejemplo la gran diferencia existente entre las pérdidas causadas
por los desastres en países ricos respecto a los países pobres; posteriormente, a
través de estudios de caso, demostraron cómo los procesos socioeconómicos y
políticos determinaban que gran parte de la población rural y urbana de Amé-
rica Latina vivía en un estado más o menos permanente de vulnerabilidad ante
diferentes amenazas.
102
2.1. La progresión de la vulnerabilidad
103
Las diversas formas y distribución de propiedad inciden en la pobreza y el acceso
limitado de los grupos vulnerables a las estructuras de poder, pues determinan
mecanismos que excluyen de las condiciones de seguridad y los hacen más ex-
puestos a las amenazas.
Los pobres son más vulnerables a los desastres porque ven limitado su acceso a
terrenos y viviendas seguras, a la información y la educación y, en general, a los
recursos para prevenir, prepararse para enfrentar emergencias o para recuperarse
de ellas. Sus precarias condiciones de vida, la ocupación de espacios marginales
y vulnerables, el limitado acceso a los servicios básicos, las deficientes condicio-
nes de salud, la insuficiente calidad y el deterioro de las viviendas, entre otros,
constituyen problemas característicos de la pobreza y que explican por qué las
víctimas habituales de los desastres son los pobres, tanto del sector rural como
del urbano.
Los campesinos más pobres están más expuestos a la variabilidad climática por-
que carecen de sistemas de almacenamiento y riego, o estos son precarios. La
falta de acceso a la información y a las decisiones (en particular los indígenas,
las mujeres, los niños, los minusválidos y sus familias) los hace más vulnerables.
Sin embargo, en algunos casos los pobres logran contrarrestar tales factores me-
diante el fortalecimiento de sus capacidades organizativas comunitarias, orien-
tando parte de sus esfuerzos a la reducción de riesgos.
105
2.1.2.3. Las dinámicas de crecimiento de las ciudades
Hasta mediados del siglo pasado las ciudades eran muy pequeñas comparadas con
las actuales, las viviendas no ocupaban necesariamente los cauces, como ocurrirá
posteriormente, y los ríos contaban con defensas naturales que desaparecerán con
el crecimiento posterior de tales ciudades; desde entonces, la relación entre el creci-
miento poblacional y el número de personas vulnerables está determinada signifi-
cativamente por las dinámicas migratorias del campo a la ciudad y por la diversidad
de actividades productivas y extractivas en nuestros países.
107
territorio; e) no supervisan la calidad de los procesos constructivos; y f) no fa-
vorecen el fortalecimiento de las capacidades regionales y locales al suplantarlas
en la toma de decisiones.
Si los suelos son sueltos o húmedos, las ondas sísmicas se incrementan signifi-
cativamente, por lo que resulta necesario el construir en terrenos que no tengan
estas características.
Las poblaciones de mayor pobreza intentaron durante los últimos decenios habi-
litar tierras de cultivo, a costa de la depredación de las fajas marginales forestadas
de los cauces principales de los ríos y los deltas de los riachuelos y micro-cuen-
cas, generando asentamientos de alta vulnerabilidad.
109
2.1.3.5. La falta de acceso a los servicios básicos
y el deterioro del entorno ambiental
La carencia de servicios básicos o la precariedad de los mismos, constituyen
condiciones de inseguridad en la medida en que se hacen más necesarios en caso
de desastre.
Estos servicios suelen ser más necesarios ante la ocurrencia de fenómenos des-
tructivos pero también afectarse o interrumpirse por tales fenómenos. La caren-
cia de fuentes alternativas de agua y energía constituye también una condición de
inseguridad de las familias ante la amenaza de desastres.
La salud se ve afectada tanto por los cambios de clima como por los cambios en
la calidad de vida que se producen con las migraciones temporales y definitivas.
111
2.1.3.11. La debilidad organizativa e institucional
La debilidad de las instituciones puede ser un factor que incida en la vulnerabi-
lidad como ocurre en el caso de algunos gobiernos locales e instituciones que
carecen de los recursos humanos y materiales adecuados para poder manejar los
riesgos o responder a las emergencias.
La carencia de redes sociales y liderazgos pueden ser determinantes en la vul-
nerabilidad en la medida en que limitan la capacidad de afrontar los riesgos y
situaciones de desastre.
3. La vulnerabilidad
2 como situación
La vulnerabilidad como situación que en buena parte está referida a las ya aludi-
das “condiciones de inseguridad” (véase cap. 2.1.3.) ha sido analizada a partir del
aporte de diversos investigadores.
De acuerdo con Brearley (1982), existen grupos humanos más vulnerables con
menos capacidades para reducir el desenlace negativo del peligro y más suscep-
tibles de ser víctimas de un daño significativo como son los casos de la niñez, la
adolescencia y la juventud.
113
Ya en los años 50 del siglo XX, Gilbert White se centra en la percepción social
de las amenazas y como dichas percepciones influían en las decisiones tomadas
por las personas para mejorar la seguridad de su medioambiente. Sus trabajos
enfatizaron en el hecho que los desastres tienen causas humanas y no solo natura-
114
les y que las personas y sociedades expuestas a las amenazas no son homogéneas y
tienen comportamientos diferenciados ante los riesgos que enfrentan; por lo tanto,
la vulnerabilidad es un valor de carácter social, que no puede reducirse al grado de
2 pérdida ante una amenaza.
De otro lado, resulta muy difícil el ponerse de acuerdo sobre la mayor vulnerabi-
lidad sísmica de Chimbote respecto a Lima pues la ubicación de la población de
Chimbote sobre terrenos de mala calidad puede determinar la destrucción masi-
va de las viviendas pero la concentración de poblaciones limeñas en los tugurios
puede causar un efecto similar.
3
Banco Mundial. Natural hazards, unnatural disasters: the economics of effective prevention, Estados Uni-
dos, 2010, p.22.
Riesgos y desarrollo
115
En la región andina se estima que del total de la población de Bolivia, Colombia,
Ecuador y el Perú, que en su conjunto suma alrededor de 100 millones, están
expuestos a amenaza sísmica alta y media aproximadamente 75,8 millones de
personas; a susceptibilidad alta y media a movimientos en masa, 34 millones;
a sequías, casi 17 millones; a heladas y a inundaciones, cerca de 14 millones a
cada fenómeno; 4 millones de personas viven junto a volcanes o en las zonas
que podrían ser afectadas por los flujos de lodo que pueden desencadenar las
erupciones.
De acuerdo con el Atlas de los países andinos, más de 13 millones de personas están
expuestas a inundaciones. Del total de las personas expuestas a las inundaciones,
un 40% habita en el Perú, 38% en Colombia, 18% en Ecuador y 4% en Bolivia.
225 000 kilómetros cuadrados de tierras agrícolas de la Región Andina están ex-
puestas a las inundaciones. De esta superficie, 56.000 km 2 pertenecen a territorio
boliviano, 120 000 al colombiano, 14 000 al ecuatoriano y 35 000 al peruano.
4. La vulnerabilidad en una
2 perspectiva histórica global
Algunos procesos globales claves que han incidido en los cambios en las con-
diciones de vulnerabilidad son el incremento de la producción agropecuaria, las
dinámicas poblacionales; la innovación científica y tecnológica; la evolución del
transporte y de las comunicaciones, lo que analizamos en las siguientes líneas.
4.1. El incremento de la
producción agropecuaria
Con anterioridad a la revolución industrial, la base tecnológica y material de la
producción agrícola en Europa apenas era suficiente para las necesidades de sub-
sistencia de la mayoría de los hogares, incluso en años de buenas cosechas. Las
variaciones climáticas como veranos más fríos y más húmedos solían producir
rendimientos más bajos y pérdida de cultivos, que se reflejaban rápidamente en
grandes aumentos en la mortalidad y reducciones en las tasas de matrimonios y
nacimientos.
4
Braudel, 1979, citado en Naciones Unidas, Global Assessment Report on Disaster Risk Reduction
(GAR), 2011, p. 13
Riesgos y desarrollo
117
Las pérdidas de cosechas de cereales asociadas a la variabilidad climática tenían
un enorme impacto demográfico. Se estima que la población de Francia se redu-
jo en 1,3 millones de personas en 1693 -1694, tras varios años de veranos fríos y
húmedos que hicieron estragos en la producción de cereales. En el siglo siguien-
te, 196 días de lluvias entre diciembre de 1769 y noviembre de 1770 tuvieron
un efecto igualmente catastrófico. El número de nacimientos en la Francia rural
descendió de 896 000 en 1769 a 829 000 en 1771, el número de matrimonios se
redujo de 232 000 a 175 000, y se produjeron al menos 100 000 muertes relacio-
nadas con hambrunas5.
5
Le Roy Ladurie, 2006 citado en Naciones Unidas, Global Assessment Report on Disaster Risk Re-
duction (GAR), 2011, p. 13
6
Ibídem
118
A mediados del siglo XVIII, en Inglaterra comenzaron una serie de transforma-
ciones que hoy conocemos como la Revolución Industrial, dentro de las cuales
se generaron nuevas condiciones de riesgo principalmente al separar la produc-
2 ción en el hogar. El taller familiar es remplazado por la fábrica y los ferrocarriles
y barcos a vapor hacían posible el transporte de personas y mercancías. Si bien
los grandes inventos de entonces mejoraron los procesos productivos, también
generaron nuevos requerimientos de seguridad, en las fábricas y en los hogares.
119
El éter (anestésico) comenzó a ser utilizado como anestesia para las operaciones
quirúrgicas, hecho que fue paralelo a la práctica de una cirugía más avanzada. Ro-
bert Koch (1843-1910) descubrió los bacilos que producen la tuberculosis y el có-
lera. Por otra parte, la difteria fue atacada con la aplicación del suero antidiftérico.
Los cambios tecnológicos en los medios de transporte han sido y son deter-
minantes para los cambios en la vulnerabilidad; de un lado los avances en los
medios de transporte al reducir el tiempo necesario para el desplazamiento de las
personas y bienes posibilitan a las personas para que pueden hacer uso de estos
a una mayor distancia entre sus viviendas y trabajos, y una mayor accesibilidad
a mercados cada vez más distantes; de otro lado los avances en los medios de
transporte posibilitan una cada vez más rápida atención a los desastres al permi-
tir el flujo de la ayuda humanitaria desde lugares muy lejanos.
El camino andino era un ancho río de recuas de mulas, las famosas “tucu-
manas” con sus “madrinas” y sus esquilas; de piaras de gráciles llamas que
se adentraban interminables hacia Huamanga. Luego de cruzar los “ríos
profundos”: el Pampas, el Pachachaca, el Apurímac, llegaban al Cuzco y se
internaban en el valle alto del Vilcanota hasta sus nacientes para perderse
en el altiplano, bordeando el lago hasta encontrar Potosí, el gran mercado
del Cuzco en la Colonia, y llegar trabajosamente a Buenos Aires, después
de semanas y días.
Este gran camino que animaba la economía del Cuzco y vitalizaba su re-
gión sufre en el siglo XIX un cambio radical, la vía marítima, gracias a
una nueva tecnología remplaza a la terrestre tradicional; pues no en vano
el siglo XIX es la centuria del hierro y del vapor[…] Como en el “camino
del azogue y de la plata” pierde importancia, a partir de la Independencia
se “produce una ruptura de los equilibrios interregionales establecidos du-
rante varios siglos” señala Pablo Macera7.
7
Tamayo Herrera, Jose, Historia regional del Cusco republicano, Lima, 2010, pp. 43 y 44
8
Ibídem, p. 45
Riesgos y desarrollo
121
medio de transporte masivo y de carga rápida en caso de desastre, que facilita in-
mensamente la ayuda entre países y regiones apartadas. En 1920 se organizaron
en Europa y América Latina las primeras líneas aéreas (KLM y Avianca); en el
Perú, recién en 1928 empezó a funcionar la primera línea aérea y eso solo en la
costa (Faucett). Hacia 1937 se estableció el primer servicio de pasajeros y carga
con los aviones Cóndor, aeronaves de carga de propiedad boliviana.
Un ejemplo del impacto del telégrafo en el manejo de los desastres se tiene en los
casos de las erupciones volcánicas sucedidas en 1815 y 1883. Las noticias, que
habían tardado varios meses en llegar al mundo exterior desde Tambora en 1815,
en 1883 llevaron al Krakatoa a los titulares del periódico norteamericano Boston
122
Globe al cabo de cuatro horas. Objetivamente se habían acortado las distancias
pues ya no se dependía de los lentos transportes para estar informados.
2 Sin embargo, los cables del telégrafo podían ser cortados por las lluvias o el
viento. En 1889 se produjo la destrucción de una inmensa represa ubicada a 22
kilómetros aguas arriba, entonces la represa más grande del mundo; los habi-
tantes de Johnstown (Pensilvania) no pudieron ser avisados pues los cables del
telégrafo habían sido cortados por los cien días de lluvia e inundaciones que le
precedieron.
La implantación del teléfono inventado por Graham Bell en 1876 fue más rápida
en EEUU que en Europa. A finales de 1880 se crearon las líneas interestatales:
la primera fue París-Bruselas en 1887.
123
4.6. La evolución de las
tecnologías constructivas
El desarrollo de las tecnologías constructivas ha permitido construcciones más
seguras frente a las amenazas, sin embargo, millones de personas carecen de acceso
a tales tecnologías.
En 1900 el 10% de la población del planeta habitaba en las ciudades, de las cuales
solo 16 tenían una población superior al millón de habitantes. Actualmente 326 ciu-
dades superan el millón de habitantes y 14 tienen más de 10 millones de habitantes.
El número medio de hijos por mujer para la región estuvo en torno de 6 entre
1960-65, y varios países registraron una media de más de siete hijos por mujer.
Hacia el 2010 el número medio de hijos por mujer estaba en torno de 2,2 y con-
tinuará decreciendo para alcanzar el nivel de reemplazo en torno de 2020.
Riesgos y desarrollo
125
Aunque la tasa de fecundidad continuara descendiendo por debajo del reempla-
zo hasta 2050, la población total seguirá creciendo, para superar los 750 millones
hacia el 2050. Esto significa más de 160 millones de personas adicionales en la
región entre hoy y el 20509.
A partir de 1870, las naciones más avanzadas se lanzan casi a la vez a anexionarse
el mundo entero (salvo el continente americano). Los años siguientes son de per-
manencia en los territorios colonizados principalmente por Inglaterra y Francia
y escenarios en los que las vidas de millones de personas están más expuestas a los
desastres, en particular los asociados con las sequías, a los que hace alusión Davis.
Al analizar las hambrunas en el siglo XIX, Davis concluye que las hambrunas
no fueron culpa de la naturaleza, sino de los factores sociales y económicos re-
lacionados: enfatizó cómo el colonialismo y el capitalismo en la India Británica,
China, Brasil, Etiopía, Corea, Vietnam, las Filipinas y la isla de Nueva Caledonia,
incrementaron la pobreza y el hambre del campesinado, y cómo las políticas
económicas exacerbaron la hambruna desencadenada en el contexto de los FEN
de los años 1876-1879, 1896-1897 y 1899-1902.
Si bien el clima extremo jugó cierto papel, la causa principal fue la apropiación y
la integración colonial o neocolonial de regiones como Brasil, China e India en el
9
ONU Habitat, Vinculos entre las dinámicas demográficas, los procesos de urbanización y los riesgos de desas-
tres: Una visión regional de America Latina, 2012, p. 25
126
mercado mundial y en la división internacional del trabajo, lo cual sometió a los
trabajadores pobres y a los nativos a hambrunas y enfermedades en una escala
impensable décadas atrás como consecuencia del régimen de explotación. La
2 relación diferenciada entre los que generan las condiciones de vulnerabilidad de
quienes sufren el impacto de los desastres aparece nítidamente en su análisis, en
contraste con la mera diferenciación entre ricos y pobres vulnerables que resulta
tan frecuente.
Tres son las aproximaciones importantes que hemos encontrado en esta direc-
ción y que tratamos en otros capítulos.
La escenificación del riesgo que analiza el sociólogo Ulrich Beck y que consiste
en la distorsión en la visión de los riesgos objetivos a fin de generar compor-
tamientos que justifiquen la imposición de políticas autoritarias o en beneficio
de los grandes poderes económicos; así, los riesgos derivados del Cambio Cli-
mático, de las crisis económicas y del terrorismo internacional, constituyen las
escenificaciones más relevantes. Él advierte acerca de la escenificación del riesgo
por la creciente influencia de los monopolios asociados al poder político en las
decisiones ante las crisis generadas por los desastres.
127
5. La vulnerabilidad
en el Perú
La vulnerabilidad en el Perú comprende, entre otros aspectos relevantes, su dimen-
sión histórico-estructural y factores dinámicos como el crecimiento demográfico.
De esta manera, durante los siglos XVII y XVIII cada FEN impactará sobre
condiciones de vulnerabilidad diferentes y por tanto afectará de manera diferen-
ciada a los distintos sectores sociales; el de 1578 combinó la mayor vulnerabili-
dad de la población por la ubicación de las ciudades y la virtual inexistencia de la
asistencia médica, con el sometimiento forzoso de la población al trabajo y los
tributos coloniales; el de 1728 en Piura reveló los problemas de titulación entre
las comunidades y constituyó un precursor de recurrentes conflictos de titula-
ción y posesión de terrenos que de forma explícita u oculta estarán presentes en
los desastres.
Entre el siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX la magnitud de las po-
blaciones constituye un referente de la importancia de las haciendas de entonces
y de la concentración de poblaciones expuestas a distintas amenazas. De otro
lado, la menor restricción en la movilidad de la población como respuesta a las
inundaciones posibilitó el auge y la decadencia de ciudades y pueblos.
Riesgos y desarrollo
129
En 1891 y 1925 la preocupación del Estado se centró en la vulnerabilidad de
los cultivos de la caña y el algodón ante las amenazas de inundaciones asocia-
das con el FEN. Los desbordes de los ríos, el ensanchamiento de sus cauces, la
erosión de tierras, las averías de los canales, la destrucción y daños en las tomas
y el arenamiento de las acequias constituyeron los hechos determinantes en la
afectación de la infraestructura de riego.
La débil presencia del Estado no podrá hacer frente a los graves problemas de
salud pública que se presentarán en el campo a consecuencia de la destrucción
de las viviendas y de las epidemias, entonces incontrolables.
10
Mariátegui, José Carlos, Peruanicemos al Perú, 1970, p. 66
130
Si los más apremiantes problemas de la salubridad de la costa, eran el de la bu-
bónica y el paludismo, entonces resulta excepcionalmente grave esta resistencia
del latifundio a cooperar con las autoridades sanitarias en la protección eficaz de
2 la salud de los trabajadores. Poco se avanza con extirpar la peste de las ciudades,
mientras subsisten sus focos rurales. Parece que las apariciones violentas de la
bubónica en los centros urbanos de la costa se debían, generalmente, a enfermos
provenientes del campo.
11
Oliver-Smith en Lugo, José e Inbar, Moshe, Desastres Naturales en América Latina, Fondo de
Cultura Económica, México, 2002
Riesgos y desarrollo
131
En los años 90 las políticas de ajuste estructural y de implementación del modelo
neoliberal devinieron en el debilitamiento o sustitución de las organizaciones
gremiales y territoriales, la virtual desaparición de la planificación del desarrollo,
la ausencia de créditos promocionales en el agro, la disminución de la inversión
pública en el manejo ambiental y de cuencas, y el deterioro de las condiciones de
vida de la población, en particular en lo relativo a la salud y la vivienda; todo ello
constituyó parte del costo social de las políticas de limitación del gasto público.
Entre el año 2000 y el año 2007 la economía peruana tuvo un crecimiento sos-
tenido equivalente al 8,3 % anual. En contraste, la incidencia de la pobreza al-
canzaba al 44,7% de la población. En el área rural la pobreza ascendía al 69%.
Pese a que la cantidad de hijos por mujer disminuyó, la mayor cantidad de per-
sonas en edad reproductiva, resultante de la explosión demográfica que se dio
132
entre 1960 y 1980, determina que la población seguirá creciendo en términos
absolutos hasta la tercera década de este siglo.
En cifras absolutas, la población del área urbana continúa aumentando, pero su ve-
locidad de crecimiento viene decreciendo desde mediados de la década del 60. Entre
los censos de 1961 y 1972, el crecimiento de la población urbana fue de 5,7% por
año. Este ritmo disminuyó a 3,8% anual en el período intercensal 1972 -1981. En
esos mismos períodos la población del área rural ha decrecido a un ritmo de 3,4% y
2,8% anual, respectivamente.
133
La ampliación de la frontera agrícola se ha venido derivando en el Perú, tanto de
la puesta en marcha de grandes proyectos de irrigación en la costa como de las
migraciones hacia la selva norte, favorecidas por el progresivo acceso vial.
135
dad mínima y, por tanto, y sobre todo en las últimas décadas, debieron tener en
cuenta la zonificación de riesgo existente en la mayoría de las ciudades del país.
La vulnerabilidad está condicionada también por las limitaciones de los gobier-
nos locales para hacer respetar las medidas de zonificación existentes.
e. Solo en el distrito de Piura, ubicado en la margen derecha del río del mis-
mo nombre, se tienen 40 cuencas ciegas que afectan principalmente a los
12
Lama, Cesar, “¿Cómo reconstruir hoy Sullana?” en Propuestas para el desarrollo, ANC Nº3, Lima.
136
asentamientos humanos13. Los asentamientos más pobres están ubicados
en las zonas de mayor riesgo como es el caso de la Laguna Azul, pero
también algunas urbanizaciones de clase media como Ignacio Merino.
2 f. En la zona periférica de Trujillo, al no registrar la memoria colectiva los
efectos del pasado, se han instalado asentamientos en los cauces de los
“ríos secos” El Milagro, León y San Idelfonso. Hacia fines de la década
pasada solo en el sector de Río Seco en el distrito El Porvenir, más de 5
000 familias migrantes de la zona andina habitaban un cauce cerrado.
Hasta hace tres décadas, dos canales o aliviaderos corrían paralelos al le-
cho del río: los cauces de la Poruma por el poniente y de la Toledo por el
oriente. Las inundaciones se prevenían rompiendo los bordes del río para
que inundara la margen izquierda. Hoy estos aliviaderos ya no existen.
Viviendas y asentamientos humanos ocupan su lugar. Las calles han relle-
nado diques y compuertas14.
13
CTAR-Región Grau, Evaluación de Daños – Fenómeno El Niño, Piura, 1998, p.14.
14
Tomado de: http://www.inei.gob.pe/biblioineipub/bancopub/Est/Lib0270/sub12.HTM
Riesgos y desarrollo
137
movimiento licuó los suelos y las construcciones se hundieron. La falta
de previsión en la ubicación del poblado convirtió un fenómeno natural
intenso en un desastre, que pudo evitarse15.
Los techos con aleros insuficientes, la mala cimentación y la mala calidad del
material constituyeron las características más comunes de las construcciones y
responden al escaso o nulo apoyo técnico de las viviendas, particularmente las
rurales.
15
Kuroiwa, Julio, Alto a los desastres, 2011
16
Gallegos, Hector, La Nobleza del Adobe, PUCP, 2002, p. 4
138
Por ello es visible en Lambayeque el contraste entre las viviendas más antiguas
(protegidas de las lluvias) y las de construcción reciente con techos planos y sin
sistemas de protección contra las lluvias.
2 Una característica más frecuente en ciudades como Chimbote, Lima e Ica son las
viviendas precarias de los asentamientos recientes donde predominan las esteras;
las viviendas con techos de “torta de barro” o las viviendas inconclusas, que en
su mayor parte carecen de protección adecuada frente a las lluvias pues en los
procesos de autoconstrucción el vaciado de los techos resulta una de las inver-
siones más postergadas por su costo.
139
140
1
Riesgos y desarrollo
141
Capítulo 3
Riesgo de
desastre
142
3
Riesgos y desarrollo
143
Capítulo 3.
Riesgo de desastre
Cada año desde la más pérfida jerarquía mundial asistimos a la invención de un
nuevo apocalipsis y obnubilados seguimos ese oscuro juego sin detenernos a
pensar quiénes se lucran con la imposición de aquellos sombríos artificios. Y en
forma particular: ¿quiénes ganan con la propagación de esa epidemia de miedo
irradiada en el mundo?
Gonzalo Márquez1
Todos los intentos por establecer patrones de medición de riesgos, como cálcu-
los de probabilidad, valores límite, cálculos de costes, etc. fracasan a causa de la
inconmensurabilidad de los peligros y por la problemática y subjetiva valoración
de las probabilidades de que algo ocurra.
Ulrich Beck2
Naomi Klein3
1
Tomado de: http://gonzalomarquezcristo.blogspot.com/2006/10/la-industria-del-apocalip-
sis.html
2
Beck, Ulrich, La Sociedad del Riesgo Global, 2002, p. 136
3
Klein, Naomi, La doctrina del shock, 2008, p. 544
144
1. Los riesgos de desastre
El concepto y los análisis del riesgo son herederos de las nociones generadas a
partir de la Ilustración y fueron desarrolladas por las ciencias exactas y la econo-
mía. Los riesgos, entonces, se calcularon e identificaron con la amenaza.
Para Winchester el riesgo es definido como una relación dinámica entre las ame-
nazas, vulnerabilidad, pérdidas y daños y estrategias de adaptación. De allí que el
riesgo no puede ser un valor objetivo ya que depende de la percepción y valores,
así como de la estrategia de adaptación4.
El riesgo está ligado al tiempo, el pasado no implica riesgo, solo el futuro; la noción
se asocia a la idea de porvenir sin certeza, siempre presente en las sociedades5.
4
Winchester, 1992, citado en Maskrey, Andrew, Navegando entre brumas: la aplicación de los sistemas de
información geográfica al análisis de riesgos en América Latina, Lima, 1998, p. 20
5
Cardona 2001, tomado de: http://www.eumed.net/rev/rucc/20/fbg.htm.
Riesgos y desarrollo
145
La incertidumbre ha sido una de las preocupaciones que generan la necesidad de
predecir como vía para reducir la especulación y los temores.
Amenaza
Presiones sobre Eventos
Magnitud y Frecuencia desencadenantes
Vulnerabilidad
Causas de Fondo Presiones dinámicas Condiciones inseguras
6
Naciones Unidas, Global Assessment Report on Disaster Risk Reduction, 2011, p. 12
Riesgos y desarrollo
147
notable. Los países del sur de Asia han tenido mayores dificultades para reducir
los riesgos de mortalidad, pero lo han conseguido en la última década7.
La dimensión espacial del riesgo puede estar también referida a la menor ac-
cesibilidad de las comunidades a los niveles de decisión o a los servicios. Una
comunidad estará en mayor riesgo si no puede tener acceso a las decisiones o a
los grupos de poder que las toman. De igual manera, la mayor o menor accesi-
bilidad a los servicios de emergencia puede hacer que una comunidad sea más
vulnerable y, por tanto, está en mayor riesgo.
7
Naciones Unidas, Global Assessment Report on Disaster Risk Reduction, 2011, p. 22.
148
5. Las diferentes perspectivas
y sujetos del riesgo
3 La valorización del riesgo está condicionada por su dimensión objetiva y subjeti-
va y el énfasis que se ponga en una u otra, y por la priorización de determinados
sujetos de riesgo sobre otros.
149
Las decisiones y medidas en las cuencas altas o aguas arriba, que afectan a las
poblaciones de las cuencas bajas, o las grandes obras de transvase de fuentes de
agua de una cuenca a otra.
6. Tipos de riesgo
El riesgo puede estar referido a las personas o a los bienes materiales. En tal
sentido, los riesgos pueden ser estimados cualitativamente en lo referido a la
posibilidad de un número de personas fallecidas o afectadas, y el número y valor
de bienes destruidos o afectados.
La pérdida de una vaca es mucho peor para un campesino pobre que para una
empresa ganadera. Las pérdidas de bienes en una comunidad muy pobre pueden
representar mucho más para dicha comunidad que para otra de mayores ingre-
sos. Resulta pues absurdo valorar por igual tales pérdidas, por lo que se sugiere
incluir en las evaluaciones de riesgo la dimensión social.
Las pérdidas potenciales serán, pues, diferentes según se trate de personas o bie-
nes, pero también es posible considerar las dimensiones económicas o sociales
de tales pérdidas materiales.
150
A) El riesgo de pérdidas de vidas o de efectos en la vida de las personas en un
desastre depende no solo de la naturaleza de los fenómenos sino de factores,
entre los que destacamos:
3 • La posibilidad de que se destruyan las viviendas y edificaciones y puedan
caer sobre las personas.
151
C) El riesgo de un mayor impacto social dependerá entre otros aspectos de:
3 Los riesgos pueden ser aceptados por las personas o familias a cambio de un
beneficio, como puede ser el caso de las tierras ribereñas que pueden ser más fér-
tiles o mayor disponibilidad de agua que otras tierras menos inundables; también
es el caso de las poblaciones que se asientan cerca de los cauces de los ríos o en
laderas “corriendo el riesgo”, a cambio de estar cerca del centro de la ciudad o
tener mejor acceso a servicios como el agua y el transporte. Un riesgo menos vo-
luntario es el de los pobres que tienen poco o ningún margen de elección cuando
carecen de acceso a terrenos y construcciones seguras.
153
Una manera de medir el riesgo de desastre puede ser el estimar el valor expuesto
que en el caso de Lima ascendía 157 mil millones de dólares, Lima es considera-
da la ciudad más vulnerable a los sismos debido a la exposición de la industria y
la vivienda, así como los altos costos de reparación.
155
Desde los años 40 han existido diversas preocupaciones en torno a los riesgos
derivados de la acción del hombre. La muerte de miles de personas debido a
las explosiones nucleares de Hiroshima y Nagasaki, motivaron la preocupación
creciente sobre los riesgos derivados de la proliferación nuclear y devinieron en
el surgimiento de numerosos movimientos sociales.
Diamond concluye que los aspectos por los que estamos en una posición me-
nos arriesgada que las sociedades del pasado son, paradójicamente, los que nos
156
pueden colocar en una posición de mayor riesgo: nuestra poderosa tecnología,
la globalización, la dependencia de la medicina moderna y una mayor población.
Por un lado, con la explotación intensiva y las dinámicas urbanizadoras, los ries-
gos tienden a incrementarse ante el mayor deterioro de las cuencas hidrográficas.
La exclusión social y territorial y la mayor concentración de personas y bienes en
zonas donde ocurren recurrentemente fenómenos destructivos. Por otro, los sis-
temas de información y los avances científicos favorecen un mayor conocimiento
y difusión de los sistemas de alerta temprana y pronóstico e incrementan las ex-
pectativas y la manipulación ante la posibilidad de ocurrencia de grandes desastres.
Al analizar la Sociedad del Riesgo Global, Beck formula algunas reflexiones que
si bien están referidas a las tendencias globales, pueden ser consideradas en las
evaluaciones y análisis de riesgos:
157
6. No se diferencia entre responsabilidad individual (el riesgo para uno mis-
mo) y responsabilidad social (ante los demás).
9. Riesgos en el Perú
En el caso del Perú, han existido diferentes aproximaciones históricas en torno a
la relación entre los riesgos y las distintas formas de organización social.
Las ciudades costeñas ubicadas en una región de fuerte actividad sísmica y don-
de el impacto del FEN es mayor, ven así incrementar sus riesgos sísmicos y de
inundaciones (Chimbote, Ica, Chiclayo, Piura, Lima). La concentración de las
actividades productivas y de la población determinó cambios sustantivos en las
cuencas hidrográficas y con ello el incremento de los procesos de erosión que
favorecen la ocurrencia de deslizamientos, huaycos e inundaciones; asimismo,
la ubicación de las poblaciones en los cauces o en sus cercanías determinó en
buena cuenta su exposición frente a tales fenómenos.
Otra aproximación a los escenarios de riesgo la podemos tener en relación al
FEN en la costa del Perú y en el caso de la Carretera Marginal de la selva norte.
Los riesgos constituyen una ecuación dinámica y compleja en los FEN: lluvias
menos prolongadas e intensas en el centro o sur del país al actuar sobre territo-
rios más accidentados donde se acumulan grandes volúmenes de roca en des-
composición pueden derivar en amenazas de mayor magnitud al determinar una
mayor actividad geodinámica. A tales amenazas se le suman las condiciones de
158
mayor vulnerabilidad existentes en las zonas donde las lluvias son inusuales, pues
la población y las autoridades que ignoran los antecedentes de los fenómenos
climáticos extremos no ubicarán zonas seguras o no protegerán a los asenta-
3 mientos, viviendas y cultivos.
Una precipitación que sería normal en Piura puede causar graves estragos en
Áncash, La Libertad o Ica, como sucedió en 1891 y 1925 cuando los ríos se des-
bordaron o las quebradas se activaron con mayor intensidad.
Una tercera aproximación a los riesgos podría estar asociada con los anteceden-
tes históricos de desastres y no solo de fenómenos potencialmente destructivos:
Los desastres de mayor letalidad han estado en primer lugar asociados con los
aluviones (Áncash), en segundo lugar con los sismos (Áncash, Ica, Arequipa,
Moquegua, Tacna, Ayacucho, Lima), en tercer lugar con los huaycos e inunda-
ciones ( Costa Norte y Central), en el cuarto lugar con los tsunamis ( Callao,
Arequipa, Ica) y en los lugares siguientes el friaje y las sequías (Sur andino) y las
erupciones volcánicas( Arequipa, Moquegua y Tacna).
159
huaycos, y en la infraestructura de mayor valor económico como son las centra-
les hidroeléctricas, los ductos de gas y petróleo u otras inversiones significativas
expuestas a los fenómenos como inundaciones y deslizamientos.
Fuente: Perfil de Riesgo de Catástrofe Perú preparado por Evaluación de Riesgos Naturales Colom-
bia, 2009.
Fuente: Perfil de Riesgo de Catástrofe Perú preparado por Evaluación de Riesgos Naturales Colom-
bia, 2009.
161
Anexo
Mitos y percepciones sobre los riesgos
En la medida en que las sociedades no pueden afrontar desastres que impactan
sobre las vidas y bienes de la población, surgen interpretaciones míticas y co-
lectivas, las que cobran aún más fuerza en la incertidumbre de tiempos nuevos.
La gran fuerza del agua que traspasa la tierra, constituía para Huamán Poma de
Ayala una definición de la geodinámica externa presente en la vida rural y de
impactos violentos en los pueblos y ciudades. Por ello, la mitología peruana está
poblada de personajes relacionados con las piedras, en dos direcciones: o con-
vertidos en ellas o nacidos en ellas.
El agua y las rocas en movimiento constituyen lo más impactante para las socie-
dades agrícolas que sobreviven también en la mente de los pobladores urbanos,
la sequía, la inundación, las llocllas o huaycos, constituyen referentes de vida y de
muerte, de pasado y presente, del retorno añorado o temido.
En uno de los mitos de Huarochirí una llama avisa a su amo que el mundo va a
desaparecer por una inundación; el hombre y su familia se refugian en el cerro
Huillcacoto, cuando el mar se salió y desapareció a todas las otras personas. En
el Cusco fue la montaña de Ancashmarca la que sirvió de refugio a un pastor con
su familia, quien también había sido avisado por una llama. Dice el mito que la
montaña crecía a medida que el agua amenazaba con alcanzar el refugio.
Decía mi abuelita un año que llovió horriblemente: seguro que han llevado
el agua del mar y la han puesto a la altura del cerro. Dicen que el agua atrae
la lluvia, yo no sé si será cierto.
8
Entrevistas a pobladores de Chosica realizadas por el autor poco después de los grandes hua-
ycos que afectaron Chosica el 9 de Marzo de 1987.
162
Mi tío Canales tenía una camioneta y cuando había sequía en mi pueblo en
Ayacucho, iba especialmente a la Costa a traer agua del mar para que ese año
sea bueno, y en verdad coincidía. Estas costumbres también serían aplica-
3 bles a estos lugares.
Los lambayecanos atribuyen como causa del gran diluvio (1578) a la actitud
heterodoxa de Fempellec, descendiente de Naylamp, fundador de Lambayeque,
quien, según la versión indígena, rompió con los viejos usos y costumbres de
su pueblo al trasladar al ídolo principal de los lambayecanos del recinto sagrado
donde lo había dejado Naylamp a un nuevo sitio, dando origen a las grandes
lluvias en el tiempo del gobierno de Fempellec.
Cuando los ratones y grillos consumían las comidas, cosechas y sembríos, el cura
desesperado después de muchas rogativas y procesiones sin resultado, acertó en
poner a la Virgen Santa Catalina corno intercesora entre los hombres y Dios;
afortunadamente para él, los males desaparecieron, lo que significó un mayor
arraigo al culto a Santa Catalina; algo parecido sucedió en Mórrope con el culto
a la Virgen de las Aguas.
En el Niño 1997-98 los pobladores de los alrededores del cerro Vicús obtienen ener-
gía al tocar el monolito puesto al descubierto por las lluvias, y algunos pobladores en
Talara reunieron animales no rastreros ante el anuncio del fin de los tiempos.
Riesgos y desarrollo
163
Indicadores biológicos
Cuando los campesinos que riegan cultivos por el método de “absorción”, en-
cuentran que el agua extraída a primeras horas de la mañana se encuentra tibia,
entonces piensan que ello anuncia un año lluvioso.
También los pescadores submarinos, cuando encuentran que los fondos mari-
nos en que operan han variado su coloración, manifiestan que ese será un “año
bravo”, con muchas precipitaciones. De igual manera, identifican los años llu-
viosos con la aparición de especies marinas no comunes a su zona de operación;
particularmente de aquellas variedades que habitan en aguas oceánicas de eleva-
da salinidad, baja productividad y alta temperatura9.
Los campesinos piuranos y tumbesinos asocian los años lluviosos o “años bra-
vos”, con la inusual presencia de reacciones biológicas específicas, tales como
la floración del mango y del hualtaco, y la presencia de ciertas aves como los
carpinteros o la pampera. Asimismo, los pescadores advierten la aparición del
FEN con la migración de aves guaneras, la mortalidad de pichones o los partos
prematuros de las hembras de lobo marino.
9
Zapata, Antonio y Sueiro, exposición en SEPIA 1999.
164
1
Riesgos y desarrollo
165
Capítulo 4
La gestión de
riesgo
166
4
Riesgos y desarrollo
167
Capítulo 4
La gestión de riesgo
1. Los cambios en los enfoques y
estrategias frente a los desastres
A partir de los años 80 se producen algunos cambios relevantes en los orga-
nismos y gobiernos ante la preocupación creciente de Naciones Unidas por el
incremento de víctimas y daños a causa de los desastres.
Estos cambios favorecidos en los años 90 por las campañas mundiales promo-
vidas en el marco del Decenio Internacional para la Reducción de Desastres
relevan la necesidad de actuar antes de que ocurran desastres para reducir sus
efectos o de ser posible para evitarlos, e implican a las instituciones científicas y
progresivamente a los distintos actores del desarrollo en la “prevención”.
10
El Proyecto Esfera contiene la Carta Humanitaria y las normas mínimas para la respuesta humanitaria
y ha sido ampliamente difundido. La impresión más reciente en Lima es del año 2011.
168
neradores de riesgo y que reconoce la participación comunitaria como elemento
clave para reducir la vulnerabilidad.
En el año 2005 tuvo lugar la Conferencia de Kobe en la que más de 100 orga-
nizaciones latinoamericanas se pronunciaron proponiendo entre otros puntos:
169
• La creación y/o fortalecimiento de redes en donde la sociedad civil tenga
voz y voto.
1. Velar por que la reducción de los riesgos de desastre constituya una priori-
dad. nacional y local dotada de una sólida base institucional de aplicación.
2. Identificar, evaluar y vigilar los riesgos de desastre y potenciar la alerta
temprana.
3. Utilizar los conocimientos, las innovaciones y la educación para crear una
cultura de seguridad y de resiliencia a todo nivel.
4. Reducir los factores de riesgo subyacentes.
5. Fortalecer la preparación para casos de desastre a fin de asegurar una res-
puesta eficaz a todo nivel.
Sin embargo, el problema no era solo la “falta de prevención” estatal sino de pre-
vención de la gente misma, como bien señalaba Alan Lavell comentando el caso
de Costa Rica, donde las familias percibían un rango muy limitado de opciones
de prevención y transferían el problema de su resolución al gobierno.
Una buena parte de esta situación parecía explicarse por el hecho de que las
“soluciones” percibidas por la población involucraban soluciones estructurales
de alto costo, lejos del alcance de las familias o de la comunidad (reubicació
de viviendas, la construcción de diques y presas, estabilización de pendientes,
cambio del cauce de ríos, etc.). Un cambio implicaba medidas innovadoras no
estructurales y estructurales de bajo costo y socialmente aceptables.
170
2. La gestión de riesgo
11
Maskrey, Andrew, Navegando entre brumas: la aplicación de los sistemas de información geográfica al aná-
lisis de riesgos en América Latina, Lima, 1998
Riesgos y desarrollo
171
La transferencia de riesgo; esta última en tanto mecanismo por el que se
asegura y por tanto se traslada el riesgo de pérdidas a empresas asegurado-
ras a cambio de un pago que es hecho en algunos casos por las personas
naturales o jurídicas en riesgo y, en otros, por el Estado.
En América del Sur la gestión de riesgo ha sido asumida últimamente por los
gobiernos, aunque en la mayoría de los casos desde una perspectiva focalizada
en las instancias centrales. Un papel relevante en ello lo ha tenido la Comunidad
Andina y el proyecto PREDECAN, ya finalizado, en la medida en que diseñó y
promovió instrumentos de gestión gubernamental de riesgo.
4. Experiencias de gestión
local de riesgo en el Perú
A lo largo de las últimas décadas han existido algunos casos en que institucio-
nes no gubernamentales junto con los gobiernos locales han complementado o
apoyado a las comunidades más vulnerables o a las afectadas por los desastres.
173
Las asambleas y reuniones se multiplicaron entonces ante la amenaza del cólera
y la población priorizó la construcción de un sistema de agua potable para 25
mil personas, que sería gestionado por la comunidad y cuyos excedentes de agua
permitirían reforestar progresivamente las laderas alrededor de los asentamien-
tos que contribuían a los aludes o huaycos.
A raíz del gran impacto de las inundaciones de 1983 en Piura, la sociedad civil se
movilizó junto con las autoridades locales y regionales y formuló propuestas e in-
cluso plataformas interinstitucionales, a fin de reconstruir reduciendo los riesgos.
Algunos estudios realizados treinta años después del desastre encontraban aún
las huellas de lo ocurrido entonces y de cómo las iniciativas de las comunidades
afectadas para ubicarse en lugares más seguros había sido truncada con las polí-
ticas de implementación de servicios públicos que en la lógica de ahorrar costos
prefirieron instalar tales servicios en las zonas de mayor riesgo.
• La elaboración de los mapas de riesgo que en otras zonas del país estaban
a cargo de los funcionarios municipales, en este caso fueron transforma-
dos en procesos donde los campesinos o los estudiantes de las escuelas,
identificaban participativamente los peligros y las zonas más seguras, don-
de podrían protegerse en caso de aludes o inundaciones.
Riesgos y desarrollo
175
• La práctica de simular un desastre que promovía el Sistema de Defensa
Civil y en la que usualmente participaban entidades de ayuda de emergen-
cia fue complementada por varias simulaciones en las comunidades para
alcanzar las zonas seguras en el tiempo necesario.
177
peso. En experiencias similares en ámbitos rurales de América Latina no
ha tenido éxito la introducción de tejas que tienen que ser adquiridas en
el mercado o paneles preconstruidos; la disposición para hacer uso de los
recursos existentes es mayor en las zonas rurales que en las zonas urbanas.
En los años siguientes se buscó que los grupos conformados se orientaran al for-
talecimiento de las capacidades regionales, por lo que se fueron formando grupos
impulsores en cada región, pero integrados tanto por las ONG como por diversas
instituciones y organizaciones regionales, entre ellas universidades, centros de in-
vestigación, gremios profesionales y, en algunos casos, asociaciones campesinas.
Las GRIDES, conformadas originalmente por diversas ONG con amplia ex-
periencia en la gestión comunitaria del riesgo, al integrar a otras instituciones
y organizaciones, posibilitaron el intercambio de experiencias y enfoques y el
desarrollo de iniciativas de apoyo a los gobiernos regionales.
178
Los grupos impulsores de gestión de riesgo y adaptación al cambio climático
(Grides) y/o las redes se han constituido en trece regiones y son espacios cla-
ves para que en la gestión de riesgo se tenga en cuenta las perspectivas locales
4 y comunitarias.
Para ello se han desarrollado algunas iniciativas para evaluar las políticas locales
de gestión de riesgo en alianza con la Red Global de Sociedad Civil para la Re-
ducción de Desastres y recientemente se ha aportado en la elaboración de un
instrumento promovido por Naciones Unidas para que los gobiernos tengan en
cuenta los avances en la implementación de las políticas de gestión de riesgo en
los niveles locales y regionales cuando elaboran sus informes a ser presentados
a Naciones Unidas.
179
las investigaciones de las ONG piuranas sobre El Niño de 1983, los estu-
dios sobre el impacto de las sequías, o más recientemente los que enfatizan
los impactos de los sismos (San Martín, Nazca, Moquegua) o el FEN de
1997-98.
2. Una preocupación sobre los impactos que ha estado influida por priorida-
des de protección de la “producción estratégica”, que no siempre se co-
rresponde con las prioridades sociales. Una ausencia de estudios guberna-
180
mentales en las zonas de mayor pobreza y en general en las comunidades
pobres, tanto rurales como urbanas.
181
5.1.2. La posibilidad de mejorar el
conocimiento de los riesgos
Aunque no existen escalas de medición consensuadas, el riesgo es susceptible de
ser dimensionado y zonificado mediante evaluaciones hechas por la propia co-
munidad organizada, o a través de estudios con diversos grados de complejidad.
Las evaluaciones de riesgo que hacen los países han tendido a centrarse en una
amenaza en particular. Sin embargo, los desastres son cada vez más el producto
de la combinación de la ocurrencia de varios fenómenos, condiciones de vulne-
rabilidad y fallas humanas en la respuesta a los mismos.
Los procesos que generan los riesgos. Factores que inciden en la mayor frecuen-
cia e intensidad de los fenómenos destructivos, las causas de fondo y las dinámi-
cas que inciden en la vulnerabilidad (migraciones, políticas, etc.).
Los Sistemas de Defensa Civil o sus equivalentes se crean como respuesta a gran-
des desastres como el del terremoto del Perú en 1970. Estos sistemas heredan de
las instituciones humanitarias, creadas a raíz de la Primera Guerra Mundial, la ur-
gencia de atender a las poblaciones desvalidas sin tomar en cuenta que en la mayo-
ría de los desastres, las poblaciones e instituciones locales cuentan con capacidades
que pueden ser temporalmente insuficientes pero que no requieren de que otros
decidan y actúen por ellos; también heredan de los años 70 la doctrina de Seguri-
dad Nacional por lo que la Defensa Civil será un asunto de Defensa Nacional y sus
instituciones serán esencialmente militarizadas y dirigidas de manera centralista; la
participación ciudadana será entendida como organización para lograr los objeti-
vos trazados de preparación antes de la ocurrencia de un desastre .
183
o sub-nacionales. La Defensa Civil en el caso del Perú fue concebida como un
sistema que, bajo el lema “Defensa Civil tarea de todos”, tenía como institución
rectora al Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI).
Con la nueva ley de gestión de riesgo surgen otros aspectos que requieren ser
abordados en la gestión reactiva, y que tienen que ver con la situación de las
poblaciones más vulnerables (adultos mayores, personas en situación de disca-
pacidad), de proteger los lugares vulnerables de uso público (iglesias, escuelas,
mercados, etc.), así como temas de accesibilidad en situaciones de emergencia.
185
los incentivos municipales para este fin y los nuevos procedimientos de inversión
pública promovidos por el Ministerio de Economía y Finanzas, que incluyen la
incorporación de la gestión de riesgos.
13. El destinar recursos para reducir riesgos inminentes como pueden ser los
existentes en Huancabamba, Zurite, Chosica, Tamburco, etc.
187
Anexos:
1. Los avances en los Sistemas
de alerta temprana
Los SAT son claves en situaciones de desastres para evitar el mayor número de
pérdidas humanas posibles.
Flujograma
Fuente: INDECI
188
Cabe indicar que la georeferenciación del evento sísmico está a cargo del Insti-
tuto Geofísico del Perú, información que es transmitida a la DHN que genera la
alerta de tsunami, comunicándola a las capitanías de puertos y a INDECI.
4 Es INDECI quien finalmente genera la alarma, diseminando la inminencia del even-
to (tsunami) a los gobiernos locales a través de diversos medios de información.
Este sistema cuenta con que cada país conforma su propio SAT con compo-
nentes de tipo sismológico, oceanográfico y de gestión de riesgos dentro de
sus propios protocolos. Sin embargo, su desarrollo por cada país a la fecha ha
evolucionado de manera distinta, siendo una tarea del proyecto el fortalecer este
componente, además de formalizarlo.
189
Sistema de Alerta Temprana ante tsunamis en México
Además, existe también el potencial para que esta alerta pueda recibirse en de-
codificadores y alarmas electrónicas. En los decodificadores la alerta podría ser
sonora colocando un speaker o visual emitiendo una luz parpadeante.
Para que pueda funcionar tal sistema es indispensable contar con tres factores
que funcionen juntos:
191
Sistema de Alerta Temprana en Zurite, Cusco
192
2. Estrategia metropolitana
de gestión de riesgo
4
I. Diagnóstico de riesgo en Lima Metropolitana
Una lluvia intensa en nuestra ciudad puede causar graves daños en miles de vi-
viendas porque no están preparadas; la mayoría tienen techos planos, carecen de
sistemas de drenaje o son construcciones precarias.
Una sequía en Lima es posible debido a la ausencia o déficit de lluvias en las cabe-
ceras de las cuencas del Rímac, Chillón o Lurín, limitando drásticamente el agua
disponible para consumo humano, lo cual de prolongarse por más de un año,
puede obligar a un racionamiento severo del agua en nuestra ciudad y disminuir
la producción de energía eléctrica.
Tanto las lluvias intensas como la ausencia de éstas, están afectadas por el Cam-
bio Climático.
193
1.2 La vulnerabilidad de Lima Metropolitana
La ciudad está altamente expuesta a los peligros ya descritos debido a:
12
Estudio hecho por el INDECI y la PCM (Presidencia del Consejo de Ministros) en 23 distritos
de Lima Metropolitana. Año 2010.
194
der conjuntamente ante situaciones de emergencia o ante desastres. Los
cambios institucionales que se han producido en el país en estos años han
sustituido al Estado por el sector privado en la gestión de la mayor parte
4 de los servicios públicos estratégicos en Lima Metropolitana, pero no han
ido acompañados de la necesaria concertación y coordinación entre insti-
tuciones públicas y privadas para dotar de seguridad a dichos servicios y de
los respectivos planes de contingencias ante la posibilidad de un desastre
en la capital.
• La carencia de sistemas de protección de los adultos mayores, personas
discapacitadas y niños más pequeños, y sobre todo ante la insuficiente
preparación ciudadana y responsabilidad de parte de las autoridades.
• Las condiciones de vulnerabilidad existentes en las escuelas, hospitales y
diversos locales de uso público. Sólo en Lima el Banco Mundial ha identi-
ficado 308 escuelas altamente vulnerables13.
• El deterioro o insuficiente mantenimiento de las vías de comunicación,
incluidos algunos puentes y pasos a desnivel.
• La limitada participación ciudadana y de las organizaciones sociales en la
gestión de riesgo.
13
Inés Kudó. BM
14
Extraído del Estudio Diseño de Escenario sobre el impacto de un sismo de gran magnitud en Lima Me-
tropolitana y Callao, Perú, del Centro de Estudios y Prevención de Desastres – PREDES- 2009,
elaborado para el Instituto Nacional de Defensa Civil – INDECI.
Riesgos y desarrollo
195
nación que no puede tener una sola empresa. Debemos tener en cuenta
que sin mediar ninguna emergencia o desastre, más de 480 000 viviendas
no se abastecen a través de la red pública.
• La posibilidad de interrupción de los servicios de electricidad y el agrava-
miento de los actuales riesgos derivados de la precariedad de las conexio-
nes domiciliarias e informales de electricidad.
• La posible interrupción de las comunicaciones, como ya sucedió en todo
el país ante el terremoto de Pisco el año 2007.
• La insuficiente seguridad existente en los mercados mayoristas y minoris-
tas, y de estrategias para asegurar el aprovisionamiento y distribución de
alimentos en caso de desastre.
• El deterioro de las construcciones y equipamientos esenciales para aten-
der las emergencias, como son los centros hospitalarios, las estaciones
de bomberos.
Concertar con los sectores y los municipios y para que se realice una evaluación del
riesgo de desastres en los centros educativos y locales que albergan niños, perso-
nas de tercera edad y en situación de discapacidad; y para que se planteen y hagan
efectivas las medidas de reducción del riesgo y medidas para afrontar emergencias.
1. Se coordinará con las autoridades del gobierno central para reforzar los
hospitales antiguos y ampliar la infraestructura hospitalaria a fin de aten-
der las emergencias derivadas de los desastres.
2. Estimar cuantitativamente los riesgos y la factibilidad de asegurar parte de
los activos de la ciudad.
Riesgos y desarrollo
197
III. Desarrollar mayor conciencia
1. Vivienda segura ante sismos: Apoyar el pedido del Colegio de Ingenieros para
que se derogue el dispositivo que autoriza las construcciones de hasta cin-
co pisos sin licencia, y proponer, en su lugar, un dispositivo que agilice los
trámites para tales licencias. Promover cursos de capacitación para albañi-
les y maestros de obra que trabajan en las zonas de mayor vulnerabilidad.
2. Concertar con los distritos cercanos a las riberas de los ríos y a los cauces
de las quebradas, así como a los que tienen poblaciones en laderas, para
implementar programas de protección de viviendas y servicios mediante obras de
prevención, educación y el ejercicio de la autoridad ante los delitos contra
el medioambiente y la seguridad de las personas.
3. Asegurar el abastecimiento de agua para consumo humano: Concertar con el Go-
bierno Central para reducir el riesgo ante sequías mediante obras hidráuli-
cas que prioricen el abastecimiento del agua en la ciudad.
4. Infraestructura de transporte: Dar prioridad al reforzamiento y la mejora de los
puentes y pasos a desnivel (Unión y Dueñas) ya identificados15 para reducir
la posibilidad de su afectación en caso de sismo y se dará el mantenimiento
preventivo a todos.
5. El ordenamiento del transporte será una medida que contribuye también a re-
ducir el riesgo de desastres en la capital, porque además permite evitar o
reducir la excesiva aglomeración de personas y actividades de servicios en
determinados puntos.
15
SIRAD, PNUD 2011
198
V. Estar preparados y listos para actuar en caso de desastres
199
Modelo de un impacto sísmico en Lima Metropolitana y Callao
Capítulo 5:
200
1
Riesgos y desarrollo
201
Capítulo 5
Reflexiones finales:
las tendencias
contemporáneas del riesgo
202
5
Riesgos y desarrollo
203
Amenazas
En relación con las amenazas, se hace necesario relevar la interacción de distin-
tos fenómenos destructores, las erupciones volcánicas interactúan con los sis-
mos y estos con los tsunamis, los sismos provocan deslizamientos y aludes que
pueden ser más letales que estos.
16
Garcilaso de la Vega, Inca, Comentarios Reales.
204
El análisis de las amenazas no solo debe darse asumiendo los fenómenos des-
tructivos como independientes de la acción humana, sino tomando en cuenta
que el mal manejo de los recursos naturales incide cada vez más en la magnitud
5 e intensidad de los huaycos, inundaciones y deslizamientos; el Cambio Climático
incide conjuntamente con eventos naturales en la frecuencia e intensidad de las
variaciones extremas del clima e interactúa con los cambios socioeconómicos y
con las políticas público privadas, en tanto presiones dinámicas que inciden en
la vulnerabilidad.
Vulnerabilidad
La vulnerabilidad ha sido analizada en tanto situación y en tanto proceso. En
tanto situación, se trata de un conjunto de condiciones inseguras que tienen
causas económicas, políticas, ambientales, culturales, etc. En tanto proceso, la
vulnerabilidad implica la interacción entre causas de fondo, presiones dinámicas
y condiciones inseguras, pero también la falta de acceso a los bienes y servicios
que posibilitan una mayor seguridad ante las amenazas. La vulnerabilidad lleva
implícita la falta de realización de los derechos de las personas, en particular de
los más pobres, las comunidades indígenas, las mujeres, los niños, los adultos
mayores y las personas con discapacidad, sectores que han sido tradicionalmente
ignorados en las estrategias gubernamentales.
205
El riesgo
El riesgo puede ser entendido como la resultante de la interacción entre las
amenazas y la vulnerabilidad, pero también como el daño probable dadas ciertas
condiciones de amenaza y vulnerabilidad.
El riesgo de pérdidas económicas está, pues, cada vez más determinado por las
deficiencias en la gestión del desarrollo, de allí la relevancia del rol de las insti-
tuciones públicas y privadas en la generación de riesgo, o alternativamente en la
prevención y reducción de riesgos.
De igual modo, los instrumentos como la planificación del uso del suelo y los
reglamentos de construcción no han conseguido reducir la vulnerabilidad, espe-
cialmente en zonas de rápida urbanización.
Riesgo e incertidumbre
Según varios autores, el concepto de riesgo se ha convertido en un término de
uso amplio en la sociedad occidental contemporánea donde se tiende a identifi-
car riesgo con incertidumbre. Tal incertidumbre está determinada por el limita-
do grado de conocimiento de las condiciones de riesgo, en particular lo relativo
a las amenazas y a las condiciones de vulnerabilidad.
El Cambio Climático, por ejemplo, hace más incierto el pronóstico del clima.
Como afirma Beck, el saber (de legos o de expertos) sobre riesgos(en particular
los globales) dista mucho de ser unívoco, ya que se refiere a acontecimientos
futuros y sus enunciados no pueden, hoy por hoy, verificarse ni refutarse. De ahí
Riesgos y desarrollo
207
que los críticos destaquen repetidamente las discrepancias entre el saber efectivo
y la dramaturgia pública de peligros y crisis.
La mayor influencia del nivel global está referida al Cambio Climático y los retos
regionales como el Fenómeno El Niño y los sistemas de alerta temprana frente
a tsunamis y otras amenazas de implicancias internacionales. Los riesgos cons-
tituyen hoy en día un motivo de preocupación internacional debido a la débil
influencia regional ante las amenazas globales y las estrategias de mitigación y
adaptación, y porque las miradas y alianzas regionales pueden contribuir a solu-
ciones más eficaces.
La mayor influencia del nivel nacional sobre lo local refiere a las políticas e in-
versiones que pueden reducir o incrementar los riesgos. Es también el caso de la
nueva legislación nacional sobre gestión de riesgo o el programa de moderniza-
ción municipal, que incentiva las acciones de reducción local de riesgo.
Participación ciudadana
Una tendencia preocupante es la exclusión creciente de los mecanismos de partici-
pación ciudadana y de recuperación de los saberes locales. Tal exclusión tiene impli-
cancias negativas en la efectividad y eficacia de los procesos de gestión de riesgos.
209
Nuevos actores
Una tendencia es la emergencia de nuevos actores, en particular la influencia
creciente de la empresa privada, que en algunos países ha significado la privati-
zación de la ayuda y, por tanto, la tendencia a sustituir al Estado (que se limita a
contratar los servicios) y las instituciones humanitarias.
De otro lado, los riesgos de desastres y sobre todo las emergencias dejan de ser
asunto de Estado para pasar a ser afrontados en instancias subrregionales, regio-
nales e incluso mundiales.
En el caso del Perú los aportes más significativos de tales organismos han sido el
apoyo institucional para la identificación y análisis de riesgos y para la respuesta a
desastres (PNUD, OCHA) así como la promoción de estrategias para la gestión
urbana y para la transferencia de riesgos.
Riesgo e inversión
Cada vez hay más consenso en que la gestión de riesgo y la adaptación al Cambio
Climático no solo protegen a las personas sino que constituyen inversiones que
generan ahorros económicos significativos.
De acuerdo con Stern, los costos que asumiríamos si actuamos hoy frente al
Cambio Climático son reducidos si los comparamos con los de no hacer nada,
coste que podría ascender en el futuro al 20% anual del producto de la economía
mundial; finalmente, el consenso global en pro de la protección del clima abre
nuevos mercados.
17
Beck, p. 136
210
La transferencia del riesgo
La gestión de riesgo
En el Perú se ha tenido un avance importante en la gestión reactiva de riesgo
pero no así en la prevención y reducción de riesgo.
La preparación y respuesta es, sin embargo, un reto permanente, dados los cam-
bios en las poblaciones y en las autoridades y líderes, así como los periodos
críticos derivados de fenómenos como El Niño y La Niña. La preparación debe
implicar especialmente a las poblaciones más vulnerables, como son las altoan-
dinas y las comunidades amazónicas; también a las personas en situación de
discapacidad, adultos mayores y a los niños. En especial, es necesario contar con
mecanismos de protección que incluyan mejoras en los espacios que sirven de
albergue y los espacios públicos en general.
De otro lado se debe procurar articular mejor los Sistemas de Alerta Temprana,
implicando en ello a los medios de comunicación y a las organizaciones de po-
bladores de los asentamientos más vulnerables.
211
como el de los Grupos Impulsores de Redes de Gestión de Riesgo (GRIDES) o
el de las mancomunidades y autoridades de Cuencas. La gestión correctiva debe
implicar también estrategias y recursos para intervenir en los casos de riesgos
inminentes (Huancabamba, Zurite, Tamburco, Chosica, etc.); en la destuguri-
zación y reubicación de asentamientos en alto riesgo y en las estrategias frente
a variaciones climáticas extremas que afectan a los más vulnerables, como es el
caso del friaje o las inundaciones en comunidades de la selva.
Bibliografía
1
Alimonda, Héctor, ed. Los tormentos de la materia: aportes para una ecología política
latinoamericana. Ciudad de Buenos Aires: CLACSO, 2006.
Bauman, Zygmunt. Miedo líquido: la sociedad contemporánea y sus temores. Trad. Albino
Santos Mosquera. Barcelona: Paidós, 2007.
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