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Tema 1.

Conceptos generales
Introducción

Seguramente has escuchado y leído que los países tienen


múltiples vínculos entre sí, y al mismo tiempo conoces muy bien que cada país es un ente
soberano con sus propias reglas e instituciones. En efecto, hoy más que nunca, en el
concierto internacional los Estados establecen relaciones oficiales para muy distintos
propósitos y mediante diversos instrumentos, al tiempo que respetan el derecho de cada uno
a gobernarse como mejor le convenga.
Para lograr este adecuado equilibrio surge el Derecho Internacional Público (DIP), el cual
invariablemente entra en contacto con el Derecho interno de cada nación. Por tal motivo es de
importancia crucial que comprendas los conceptos generales de esta disciplina, lo que abarca,
estudiar y elaborar una definición de la misma; así como la relación que guardan los
instrumentos del DIP con el Derecho interno de los Estados, en particular del mexicano.
Explicación
1.1 Definición del Derecho Internacional Público

Desde la antigua Roma, en la que se apelaba a la noción


de derecho de gentes (ius Gentium) (la cual significaba el conjunto de reglas de todos los
pueblos sin distinción alguna de nacionalidad) hasta la denominación moderna de Derecho
Internacional Público (DIP)(confeccionada tal vez en el Siglo XVI), esta rama del Derecho ha
visto la modificación constante de su terminología y formas de concebirse, e incluso se ha
llegado a cuestionar su verdadera autonomía como disciplina jurídica.
Un concepto que debes tener muy claro es el de Estado, al que haremos referencia a lo largo
de todos y cada uno de los temas que comprende el curso, en virtud de ser el sujeto principal
del Derecho Internacional. No obstante no debes confundir esta noción de Estado con las
provincias, departamentos o Estados que forman parte de la división política interna de un
país, sino que estas frente a una entidad política soberana con un gobierno, territorio y
población determinada, considerados en su conjunto como una nación o país. Como ejemplo
podemos citar algunos de los Estados que forman parte de la Organización de las Naciones
Unidas, tales como Afganistán, Albania, Alemania, Argentina, Australia, Canadá, Estados
Unidos, Ghana, Italia, México, Nigeria, Noruega, etc., siendo hasta el 28 de Junio de 2006,
192 los Estados miembros.
Así, ante la cada vez mayor internacionalización de las relaciones entre los Estados y los
sujetos de derecho, nadie se atreve a negar la existencia e independencia de un Derecho
Internacional Público. En la actualidad esta última denominación resulta unívoca para
diferentes idiomas (y tradiciones jurídicas), que incluyen al español: así en francés se le
denomina droit international, en inglés international law o en italiano diritto internazionale. En
alemán se le nombra como völkerrecht, o sea, derecho de gentes, apelación “rica en
connotaciones emocionales” por su pasado histórico (Sepúlveda, 2009), y que se emplea en
nuestro derecho de manera indistinta con la de DIP.
Existen diversos criterios que pueden ser considerados para definir el DIP. Así tenemos que
una primera conceptualización se esboza a partir de los sujetos que en este intervienen,
considerando como tal al conjunto de reglas, normas y principios destinados a regular los
derechos y deberes de los Estados, organismos internacionales e individuos. Desde este
enfoque subjetivista Buergenthal (citado en López-Bassols, 2003) afirma que es Derecho
internacional el conjunto de normas jurídicas que versa sobre “la conducta de los Estados y de
los organismos Internacionales y de sus relaciones entre sí, así como de algunas relaciones
con las personas naturales o jurídicas”.
Otro criterio para comprender al DIP se funda en la naturaleza de la norma internacional;
en este sentido se define como Derecho Internacional Público. De acuerdo con Miaja de la
Muela “el ordenamiento jurídico de la comunidad internacional comprende un conjunto de
normas emanadas de fuentes específicamente internacionales”. Siguiendo esta misma
orientación, Guggenheim nos dice que puede nuestra disciplina definirse como “el conjunto de
normas jurídicas que regulan las relaciones internacionales (citado en López-Bassols, 2003).
En México, Sepúlveda (2009) propone una sencilla pero clara definición que comprende tanto
las nociones antes señaladas para el Derecho Internacional Público, como la de derecho de
gentes, al señalar que puede definirse de la siguiente manera:

Otra definición relevante es la de Ortiz Ahlf (2012), para quien el DIP se constituye como la
“rama del derecho que regula el comportamiento de los Estados y demás sujetos atípicos,
mediante un conjunto de normas postivizadas por los poderes normativos peculiares de la
comunidad internacional”.
En cualquier caso se desprende con claridad que existen al menos tres temas relevantes para
el Derecho Internacional Público:

1. Los sujetos del mismo; es decir, el concierto de naciones y organismos considerados en


lo individual.
2. El conjunto de normas que les resultan de aplicación y su confección.
3. La naturaleza u objeto de su estudio; es decir, las relaciones entre los diferentes
Estados, las del Derecho internacional.

Justamente, antes de que entres al estudio de los primeros dos aspectos, como se verá más
adelante en el curso, es preciso que comprendas la relación que existe entre el DIP y los
Estados con su orden jurídico respectivo.
1.2 Relación entre el DIP y el Derecho Interno de los Estados
No se debe asumir que por sí mismo el Derecho internacional resulta siempre de aplicación en
un Estado por el solo hecho de existir. Esta es la cuestión de lo que se conoce como las
relaciones entre el Derecho internacional y el Derecho interno, la cual se enfoca en
dilucidar el problema práctico del valor que debe darse en el interior de un Estado a los
instrumentos del Derecho Internacional, tales como tratados, convenciones, acuerdos, etc.
Diversas son las teorías que se han esgrimido en torno a esta cuestión, mismas que
enseguida se exponen.
Haz clic en cada uno de las teorías para conocer su descripción.
A. Tesis monista-nacionalista
También conocida como de Derecho interno, su esencia es que el Derecho internacional
formará parte del derecho de un Estado siempre que sea acorde a la Constitución del
mismo, y ha reunido además los requisitos para entrar en vigor. No hay dos órdenes jurídicos
distintos. No requiere de legislación para la entrada en vigor de las normas de DIP; estas son
referidas como de carácter autoaplicativo. En caso de requerirse de la expedición de
legislación interna para la aplicación efectiva de la norma de DIP, esta será entonces de
carácter hetero-aplicativa.
Sostienen esta postura teóricos como Jellinek y Wenzel, para quienes el Derecho
internacional se configura más bien como un aspecto del derecho estatal (Sepúlveda, 2009).

B. Tesis monista-internacionalista
Al igual que la anterior, rechaza la existencia de dos órdenes jurídicos distintos; sin
embargo, bajo esta postura se defiende la superioridad del DIP, bajo el cual todos los
órdenes jurídicos internos deben ajustarse. Sustentada por Kelsen, Verdross y Kunz, entre
otros, niega la posibilidad jurídica “de un Derecho interno que se oponga al internacional.
Resultaría nulo ab initio” (Sepúlveda, 2009).
No existe un conflicto real entre las normas de Derecho internacional y el Derecho interno,
pues se entiende la superioridad de un régimen jurídico respecto de otro. No existe, como se
verá en la teoría dualista, la necesidad de incorporación del Derecho internacional, porque en
los hechos no existe realmente una separación entre aquel y el Derecho interno.
C. Tesis dualista
Considera al Derecho internacional y al Derecho interno como órdenes jurídicos
separados totalmente, carentes de toda relación sistemática. Desde este enfoque,
sustentado entre otros estudiosos del Derecho como Triepel y Anzilotti, el Derecho
internacional no puede aplicarse a los habitantes de un Estado hasta que este se transforma
en Derecho doméstico; es decir, mediante su incorporación formal al marco jurídico del Estado
de que se trate. La teoría dualista asume al menos las siguientes diferencias entre los dos
órdenes jurídicos:
Fuentes Relaciones reguladas Substancia

 Derecho interno, ley del


 Derecho interno surge  Derecho interno, entre los soberano frente a los
del proceso legislativo. individuos. individuos.
 DIP surge de tratados y  DIP, entre Estados y miembros  DIP, derecho entre los
costumbre. de la comunidad internacional. Estados, pero no sobre
estos.

D. Tesis ecléctica o de coordinación


Desde este enfoque se considera, en concordancia con las tesis monistas, un sistema
jurídico unificado pero bajo un esquema de coordinación entre los distintos órdenes, y
no de subordinación (monismos nacional e internacional); es decir, asume que no existen
jerarquías entre el DIP y el derecho interno, sino que más bien se orientan a reconocer
mutuamente su validez normativa, y en caso de conflicto entre la aplicación de un orden
jurídico u otro, se acude a reglas constitucionales o convencionales.
E. La práctica en México
Existen discrepancias en torno a asumir una postura definitiva en cuanto a la naturaleza de la
relación entre el DIP y el Derecho interno en México; pues mientras un sector pequeño pero
influyente de la doctrina se inclina por afirmar que nuestro sistema es dualista, uno más
amplio, y también de renombre, se orienta por las tesis monistas antes expuestas
que rechaza la existencia de dos órdenes jurídicos distintos.
Relacionado con lo anterior, Ortiz Ahlf (2012) dice que el artículo 133 de la Constitución
Política establece en los hechos un claro dualismo al requerirse de actos de incorporación
específicos para el Derecho internacional en nuestro país; para mayor claridad se transcribe al
efecto la citada disposición:
Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y
todos los Tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el
Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la
Unión. Los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar
de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los
Estados.
La autora afirma que el sistema jurídico en México en materia de derecho internacional es
dualista, ya que de acuerdo a lo antes señalado, para que un tratado sea aplicable en nuestro
país, se requiere primero que el titular del Ejecutivo federal lo celebre, y después que el
Senado de la República lo apruebe, siendo estos actos de incorporación al Derecho interno; si
el enfoque fuera monista todo el DIP se incorporaría a nuestro Derecho en forma automática.
En sentido opuesto, tratadistas como Arellano (2010) o Sepúlveda (2009) afirman que el
referido artículo 133 adopta una postura monista, al establecerse en realidad un nivel
jerárquico de las normas en el sistema jurídico mexicano, determinando como norma suprema
a la Constitución, según lo afirmado por Arellano; o bien, que “en lo general ha privado el
Derecho Internacional por encima del orden estatal mexicano”, siguiendo a Sepúlveda.
Las reformas a la Constitución Política en materia de Derechos Humanos, específicamente al
artículo 1º en sus párrafos primero y segundo, parecen establecer un sistema ecléctico de
aplicación del DIP y el Derecho interno al establecerse en los hechos un “bloque de
constitucionalidad” integrado por la Carta Magna y los tratados internacionales:
Artículo 1º. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no
podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta
Constitución establece.

Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los tratados internacionales de la materia, favoreciendo en todo tiempo a
las personas la protección más amplia.

Como puedes apreciar, la Constitución reconoce al mismo tiempo la validez normativa de su


texto y de los tratados, en lo que se conoce como la “interpretación conforme” que se
orientaría más bien hacia una postura ecléctica; aún más, en caso de conflicto entre la
aplicación de un orden jurídico u otro, se acude al principio de interpretación pro
personae, bajo el cual se elegirá aquella que más proteja al titular de un derecho humano,
pudiendo en este caso resultar de aplicación el DIP frente al Derecho interno, sustentando de
tal manera lo consagrado en nuestra Constitución.
Cómo pudiste apreciar, es muy importante estudiar los conceptos generales y la relación que
guardan los instrumentos del DIP con el Derecho interno de los Estados, pues de ello depende
no solo la comprensión puntual de las diversas nociones que tiene la materia en estudio, sino
también cuáles son las formas en que pueden aplicarse para casos concretos las normas del
Derecho internacional.
Asimismo, puedes ver que el Derecho internacional público tiene una función principal:

 Regular y establecer los derechos, deberes y obligaciones entre los estados miembros de
la comunidad internacional de acuerdo a su competencia, observando en todo momento lo
establecido por los organismos internacionales.

En México no existe un criterio unívoco respecto a la naturaleza de la relación entre los


órdenes jurídicos internacional y local; no obstante la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos es clara al establecer la supremacía de sus disposiciones al lado y con de
Derecho internacional, que tiene la misma jerarquía normativa.
En el siguiente tema estudiarás las diferentes fuentes del DIP, que te ayudarán a vislumbrar
con mayor claridad el contexto y contenido de este tema.
Tema 2. Fuentes del Derecho Internacional Público
Introducción

Imagina la siguiente situación hipotética (hasta hace poco


tiempo real en nuestro país): Quieres contender a un cargo de elección popular; sin embargo,
como no perteneces a un partido político, no te resulta posible pues la ley de tu Estado solo
habilita para estos casos a aquellos candidatos propuestos por los partidos. Por otra parte, tú
sabes que en México, a raíz de las reformas a la Constitución en 2011, es posible invocar la
aplicación del Derecho Internacional para tutelar los derechos de las personas, como aquellos
que permiten una participación política de los ciudadanos muy amplia. ¿Qué harías al
respecto?, ¿qué normas jurídicas invocarías para hacer válido ese derecho humano? Al
identificar claramente cuáles son las fuentes del Derecho Internacional Público podrás resolver
situaciones como esta, al saber que podrás acudir a diferentes instrumentos e instituciones
jurídicas como tratados, convenciones, jurisprudencia, costumbre o principios generales que
resultan de aplicación y utilidad para resolver el problema antes planteado.

Como has aprendido en tu carrera, uno de los aspectos más relevantes en la comprensión de
toda disciplina jurídica es aquella relativa a conocer las fuentes del derecho: saber de dónde
emanan las normas y disposiciones aplicables a un caso concreto; ese es justamente el
aspecto sustancial de este tema.
Explicación
2.1 Tratados internacionales y la costumbre internacional
El punto de partida para determinar y conocer las fuentes del DIP lo constituye el Estatuto de
la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas (CIJ), cuyo artículo 38 establece,
literalmente, lo siguiente:
Artículo 38

1. La Corte, cuya función es decidir conforme al Derecho internacional las


controversias que le sean sometidas, deberá aplicar:
a. Las convenciones internacionales, sean generales o particulares,
que establecen reglas expresamente reconocidas por los Estados
litigantes.
b. La costumbre internacional como prueba de una práctica
generalmente aceptada como derecho.
c. Los principios generales de derecho reconocidos por las
naciones civilizadas.
d. Las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de
mayor competencia de las distintas naciones, como medio auxiliar
para la determinación de las reglas de derecho, sin perjuicio de lo
dispuesto en el Artículo 59.
2. La presente disposición no restringe la facultad de la Corte para decidir un
litigio ex aequo et bono, si las partes así lo convinieren.

En mérito de lo anterior, es importante que conozcas por su definición todas y cada una de las
fuentes del DIP atendiendo en ello los propios conceptos del Estatuto de la Corte, así como
las reflexiones doctrinales y de interpretación que han surgido al respecto.
Concepto de tratados
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (CV) define en su artículo 2,
párrafo 1, al tratado internacional, estableciendo que se entiende por tal “un acuerdo
internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el Derecho Internacional
ya conste en un instrumento único, o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera
que sea su denominación particular”.
De la anterior definición podemos destacar los siguientes elementos:

Los acuerdos
deben celebrarse
entre Estados

Deben constar por escrito

Deben regirse por


el DIP

La denominación que adquieran resulta


irrelevante

Como puedes apreciar, la CV excluye aquellos acuerdos celebrados entre Estados y los
diversos organismos internacionales, que son objeto de otra convención específica expedida
en 1986, así como aquellos pactos entre las naciones y los particulares, que no revisten el
carácter de tratados, sino de simples acuerdos de derecho privado entre sujetos
internacionales.
Lo anterior lo podrás ver como un asunto meramente teórico; sin embargo, es de un interés
práctico mayor, si pensamos que un particular podría estar reclamando responsabilidad de un
Estado, al amparo de la Convención de Viena, como ocurrió en el caso entre el Reino Unido
y la Anglo-Iranian Oil Co (Ortiz Ahlf, 2012), en donde la Corte Internacional de Justicia
resolvió que no tenía competencia, por tratarse de un contrato entre el gobierno y un
particular. Para efectos de que conozcas un poco más del caso Anglo-Iranian Oil Co, haz clic
aquí para leer el caso.
Asimismo, la exigencia por escrito resulta también digna de considerarse, pues se excluyen
así los acuerdos verbales entre mandatarios o representantes diplomáticos; aun así, es
posible concebir actos que de manera indubitable contengan la expresión de la voluntad de un
Estado para establecer determinados derechos con uno o más Estados, de acuerdo con la
propia CV, como el caso del acuerdo sobre comercio electrónico suscrito en 1988 por el
presidente Bill Clinton con el Primer Ministro de Irlanda Bertie Ahern, el cual se efectuó por
medios electrónicos (Aust, 2007).

En cuanto a la obligación de celebrar los tratados de


conformidad con las reglas del DIP, significa que no podrán efectuarse estas convenciones
con base en el Derecho interno de uno o más de los países signantes (como fundamento para
suscribir la convención), pues de ser así podríamos estar en presencia de un acto jurídico de
naturaleza diversa a la del DIP; por ejemplo, si el gobierno de México celebra con el de
Panamá un contrato de arrendamiento para que este último ocupe un edificio para asentar un
consulado, regido por el Código Civil de Jalisco, estamos en presencia de un acto entre
sujetos públicos, pero de naturaleza privada.
El último de los elementos antes indicados relativo a la denominación del instrumento jurídico
considerado como tratado, resulta de gran pertinencia, pues con independencia a la forma en
que sean nombrados, lo importante es que en el fondo se trate de un acuerdo internacional
de voluntades. Sepúlveda (2009) nos dice que se han usado múltiples designaciones para
los tratados, lo que ha generado no poca confusión: “convenciones, acuerdos, convenios,
pactos, arreglos, compromisos, declaraciones, concordatos, etc.”; sin embargo, de acuerdo
con la Convención de Viena, esto no tiene en sí mismo relevancia jurídica. El acuerdo sujeto a
estas reglas, con el nombre que se le asigne, será un tratado internacional.
El proceso de celebración de un tratado, de acuerdo con Ortiz Ahlf (2012), de manera
resumida, es el siguiente:
Haz clic en cada uno de los procesos para conocer su descripción.

Manifestación
Adopción Autenticación
Negociación del
del texto del texto
consentimiento
Es la Una vez Es el acto Es la expresión
comunicación, efectuado el mediante el cual de la voluntad,
a veces proceso de se determina por parte de los
informal, entre negociación, que el texto es representantes,
las partes que se adopta un el definitivo y mediante el cual
formarán parte texto definitivo, correcto para un se obligan a
del mismo, buscando el tratado, bien cumplir sus
para lograr consenso de sea en atención disposiciones. De
acuerdos todos los a las propias conformidad con
respecto de su Estados parte reglas del los artículo 12, 13
objeto y o, en su tratado para tal 14 y 15 de la CV,
contenidos. defecto, de la efecto, o por la este
mayoría (dos firma ad consentimiento
terceras partes referéndum de puede expresarse
presentes y los bajo una de las
votantes, de representantes siguientes
conformidad de cada Estado formas:
con el artículo en el texto o en
9 de la CV). el acto final  Firma
tendiente a su
celebración.  Canje de
instrumentos
que
constituyen
un tratado
 Ratificación
 Aceptación
 Aprobación
 Adhesión

Una vez concluido el proceso de celebración debe considerarse que su entrada en vigor no
necesariamente depende únicamente del mismo, pues es un hecho que el marco jurídico de
los diferentes países que en este participen puede establecer requisitos adicionales como la
ratificación del mismo, su aprobación o aceptación por entes de Derecho público interno.
Habiéndose actualizado el proceso respectivo de convalidación, el tratado entrará en vigor
en la forma y fechas que las partes participantes del mismo hubieren establecido en sus
propias disposiciones.
Solo aquellas personas acreditadas debidamente pueden participar en el proceso de
celebración de un tratado, de acuerdo con la CV, bien sea porque cuentan con “plenos
poderes” o cuenten con la condición de legítimos representantes del Estado de que se trate;
tales como jefes de Estado y de Gobierno, los ministros de relaciones exteriores o jefes de las
misiones diplomáticas.
Como ejemplo de lo anterior existe el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en
la América Latina y el Caribe; Tratado de Tlatelolco, suscrito en México, en 1968; y el Tratado
de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), suscrito por Canadá, Estados Unidos y
México.
Un problema que ha generado gran polémica ha sido el relativo al desconocimiento de la
firma de un tratado por agentes políticos del mismo Estado firmante, y que pone en riesgo la
estabilidad y ejecución del Derecho internacional. Tal es el caso del estatuto de Roma de la
Corte Penal Internacional (2000) firmado por Bill Clinton y desconocido por su sucesor,
George W. Bush, no solo a través de este acto, sino mediante múltiples acuerdos bilaterales
de inmunidad para sus ciudadanos celebrados con al menos 37 países, considerados por
expertos como contrarios al propio Estatuto y al DIP.

López Bassols (2003) afirma que la definición de la


Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados arriba transcrita en su artículo 2
párrafo 1, ha sido rebasada por las circunstancias actuales del concierto internacional, dado
que ha sido necesario regular también los acuerdos entre los Estados y los organismos
internacionales (en la Convención sobre el Derecho de los Tratados entre los Estados y los
Organismos Internacionales de 1986), motivo por el cual, nos dice este autor, una concepción
más amplia de los tratados deberá incluir necesariamente a otros sujetos de derecho
internacional.
Ordinariamente los tratados se suscriben para asumir la totalidad de sus disposiciones en él
contenidas; no obstante, los Estados firmantes pueden formular reservas que implican
la exclusión o modificación de los efectos jurídicos de una o más de estas, fundado esto
diferentes razones que a cada Estado convienen. La CV en su artículo 2º, párrafo 1, define las
reservas como “una declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o denominación,
hecha por un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o al adherirse a él”.
Tradicionalmente se consideraba que ningún Estado podía hacer reservas a un tratado,
siempre que no fueran aceptadas por todos los demás firmantes; hoy en día la práctica
diplomática ha ido desde la flexibilidad, prestándose a que se abran vínculos entre los Estados
que aceptan las reservas, y no con las que las rechazan, hasta considerar que el Estado que
formule las reservas será considerado como parte de la convención de que se trate siempre
que las mismas no vayan en contra del objetivo y propósitos de aquella.
Ejemplo de una reserva es la opuesta por los Estados Unidos de Norteamérica al artículo IX
de la Convención para la prevención y sanción del delito de Genocidio, con la cual evita
someterse, indirectamente, a la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia; México, entre
otros Estados, objetó tal reserva, bajo el argumento que iba en contra del objeto primordial del
Tratado.
Las reglas de interpretación de los tratados son claras en la Convención de Viena sobre
Tratados Internacionales, dándose prioridad al sentido común y ordinario de los términos, bajo
el principio de buena fe; bajo el contexto de los mismos y atendiendo a su objeto y fin.

 Todo acuerdo que se refiere al tratado y haya sido concertado entre todas las partes
con motivo de la celebración del tratado.

 Todo instrumento formulado por una o más partes con motivo de la celebración del
tratado y aceptado por las demás como instrumento referente al tratado.
 Todo acuerdo ulterior entre las partes acerca de la interpretación del tratado o de la
aplicación de sus disposiciones.

 Toda práctica ulteriormente seguida en la aplicación del tratado por la cual conste el
acuerdo de las partes acerca de la interpretación del tratado.

 Toda norma pertinente de Derecho internacional aplicable en las relaciones entre las
partes.

 Se dará a un término un sentido especial si consta que tal fue la intención de las
partes.

Complementariamente puede hacerse una interpretación derivada de los trabajos


preparatorios del tratado, así como de las circunstancias de su celebración, esto en el caso de
que el sentido de la interpretación resulte ambiguo o que su resultado sea absurdo.
Un aspecto de gran interés es el idioma de los países que suscriben un tratado; en caso de
que sean varios los idiomas en que se encuentre el texto, todos esos idiomas tendrán validez,
salvo que exista una disposición especifica en el mismo texto; si no se realiza esta
especificación, todas y cada una de las partes del tratado tendrán el mismo sentido de
interpretación.
Por último, en cuanto a esta fuente primordial del DIP es preciso que comprendas
algunas generalidades respecto de los tratados.
Los tratados, por una parte, pueden afectar e implicar jurídicamente a terceros Estados no
participantes de la Convención; en este caso, las consecuencias de Derecho tendrán eficacia
siempre que el Estado que participa como tercero acepte expresa o tácitamente tales efectos;
es decir, que dé su consentimiento.
Al igual que cualquier otro acuerdo de voluntades los tratados pueden ser enmendados por el
consentimiento de las partes que lo celebraron. Igualmente, puede impugnarse su validez,
aduciendo la nulidad del mismo, únicamente bajo las reglas de la CV y la de los propios
tratados. Las causas de nulidad de un tratado que pueden invocarse a la luz del Derecho
internacional son las siguientes:

 Violación a una norma de Derecho interno


 Restricción a los poderes del representante
 Error
 Dolo
 Corrupción del representante
 Coacción sobre el representante de un Estado
 Coacción sobre un Estado
 Incompatibilidad con una norma de ius cogens (normas inderogables dada la naturaleza
de los bienes jurídicos que tutelan) (Castro y Agramón, 2002).
Finalmente, los tratados que han sido celebrados válidamente, y que se han ejecutado a
plenitud, pueden darse por terminados, como cualquier otro acuerdo de voluntades,
fundamentalmente a partir de la aplicación de sus propias disposiciones, en las que pueden
contemplarse supuestos como cumplimiento de una condición resolutoria o del plazo pactado.
También es posible denunciar al tratado por una de las partes, y dar así por terminada la
relación, debiéndose cumplir, según las normas del propio tratado, con determinadas
condiciones para que la renuncia surta efectos plenos.
De igual manera, una violación grave a las normas del tratado por una de las partes daría pie
a que otra más pudiera denunciar su conclusión anticipada.

Concepto de costumbre internacional. Hasta antes de la


Segunda Guerra Mundial cuyo impacto social generó un amplio movimiento de positivación,
la principal fuente del Derecho Internacional era la costumbre. En efecto, durante mucho
tiempo el derecho consuetudinariose encontraba prácticamente solo, tal vez auxiliado por la
doctrina internacionalista, en el papel de definir las bases para la interacción de los Estados, y
todavía hoy en día la creación de normas jurídicas de DIP se sostiene en buena medida en
este.
De acuerdo con López Bassols (2003) la costumbre internacional puede definirse como
“[…] un reconocimiento general de los sujetos internacionales a ciertas prácticas que
los Estados consideran como obligatorias”. Siguiendo a este autor, la única norma jurídica
que define a la costumbre internacional es el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional
de Justicia transcrito ya antes en esta explicación, al señalar la costumbre como prueba de
una práctica generalmente aceptada como Derecho.
La ventaja de la costumbre radica en el hecho de que es adaptable a las transformaciones y
necesidades de la comunidad internacional, impidiendo la generación de un Derecho estático
y obsoleto. Su desventaja se asienta en la generalidad de las conductas que contempla, la
cual resulta limitada para las cuestiones específicas nuevas; así como en la complejidad de
comprobar, de acuerdo al artículo 38 antes invocado, la práctica generalmente aceptada como
Derecho.
Ahora bien, la costumbre se compone de dos elementos fundamentales, uno material,
la reiterato consuetuda, que consiste en la conducta reiterada de los Estados en el ámbito
internacional; y un elemento espiritual o psicológico, la opinio iuris siue necesitatis, es decir
la convicción de los sujetos internacionales de la obligatoriedad de esa conducta en cualquier
supuesto similar. Se critica, sin embargo, esta postura a raíz de la creación de prácticas en
plazos breves, como el Derecho internacional del espacio aéreo, y de lo complicado que
puede resultar la valoración jurídica del elemento psicológico.
La validez de la costumbre a la luz de concepciones modernas (Sepúlveda, 2009) se puede
fundar en la observancia de los requerimientos que en seguida se describen:
 Práctica concordante, realizada por un número significativo de Estados, en el
ámbito del DIP.

 Repetición de esa práctica a lo largo del tiempo

 Necesaria para el DIP, o la concepción de que es consistente con el Derecho


imperante.

 Aquiescencia de la práctica por los demás Estados.

2.2 Los principios generales del derecho

Al entramado de reglas y proposiciones generalizadas que


se encuentran en todas las normas de derecho, particularmente las de Derecho interno, se le
conoce como principios generales del Derecho, y es la última de las fuentes primarias del DIP.
Los principios del Derecho se aplican supletoriamente cuando no existe una respuesta
concreta ni en los tratados ni en la costumbre internacionales; siguen la suerte de su
antecesor, los juicios arbitrales de finales del siglo XIX y principios del XX, donde la falta de la
norma convencional o costumbre se suplía con los principios de Derecho de las normas
jurídicas internas.
Su función subsidiaria consiste en colmar lagunas o insuficiencias de las fuentes formales,
principalmente tratados, y de igual manera colaborar en el trabajo de interpretación del
derecho convencional o consuetudinario cuando estos resultan oscuros o discutibles.
Aunque su uso ha sido más bien escaso (López Bassols, 2003) se han empleado los
principios generales del Derecho con cierta regularidad en cuestiones procesales, de
evidencia y demás de carácter más bien jurisdiccional.
2.3 Medios auxiliares para la determinación de las reglas de Derecho
El citado artículo 38 del Estatuto de la CIJ establece el carácter auxiliar de las decisiones
judiciales y la doctrina como fuentes del DIP, por lo tanto no tienen en sí la connotación de
fuentes formales. Más bien se constituyen como fuentes subsidiarias de las antes estudiadas
que juegan un importante papel para interpretar el contenido de las fuentes formales, o en su
caso determinarlo con precisión.
1. Jurisprudencia Internacional
Las decisiones judiciales o jurisprudencia son un conjunto de sentencias y laudos emitidos por
órganos jurisdiccionales y arbitrales de carácter internacional, lo que comprende a la CIJ y su
antecesora, la Corte Permanente Internacional de Justicia, dictados en el ejercicio de sus
atribuciones formales y competencia legal o atribuida.
Pese a que las decisiones judiciales son principalmente consideradas como fuentes auxiliares,
en muchas ocasiones los criterios que sustentan van más allá de la mera interpretación y
llegan a convertirse en normas de DIP, como el caso de las pesquerías Anglo-Noruegas, que
de acuerdo con los reportes de la CIJ, la sentencia fijó un criterio de reconocimiento de la línea
base para determinar el mar territorial (López Bassols, 2003).
2. Doctrina
La producción literaria reflejada en trabajos de investigación, artículos publicados en revistas
especializadas, libros de texto y comentaristas sobre temas de Derecho Internacional Público
constituyen, principalmente, la doctrina, fuente auxiliar de esta materia. Adicionalmente
pueden también estimarse como tal los proyectos, informes y memos de la Comisión de
Derecho Internacional de la ONU.
En los siglos XVI al XVIII la opinión de la doctrina era considerada decisiva para determinar los
temas del Derecho Internacional; con el surgimiento de la escuela positivista y la
heterogeneidad del concierto internacional se inicia la declinación de la doctrina como fuente
formal. Actualmente su relevancia reside en el hecho de que puede emplearse como un
elemento de ayuda para descubrir o comprender el contenido normativo del DIP, así como
para entender prácticas regionales o la posición de los Estados frente a cuestiones concretas.

Cierre
El tema de las fuentes del Derecho Internacional Público es amplio y de relevancia mayúscula,
pues de su comprensión puntual depende el saber realmente dónde están las normas
jurídicas que conforman esta disciplina y cuál es el orden y jerarquía en que deben aplicarse.
Tal y como estudiaste aquí, los tratados, la costumbre y los principios generales del Derecho
son las fuentes principales del DIP, mismas que se ven auxiliadas por las decisiones judiciales
y doctrina elaborada por los tratadistas y expertos de la materia. El espectro normativo es muy
vasto, por lo que su comprensión requiere de aplicación y conocimientos.
En el siguiente tema estudiarás con más detalle la jerarquía de las normas internacionales,
específicamente de los tratados, y su importancia en el derecho mexicano.
Referencias bibliográficas
Tema 3. Jerarquía de las normas internacionales
Introducción

Acabas de estudiar ampliamente el tema de las fuentes del


Derecho Internacional Público, en donde si bien es cierto, el Estatuto de la Corte Internacional
de Justicia establece dos tipos de fuentes, las principales serían los tratados, la costumbre y
los principios generales del derecho; y las auxiliares la jurisprudencia y doctrina
internacionales, sin embargo, no es muy claro en establecer la existencia de una jerarquía
normativa, elemento necesario a la hora de aplicar el Derecho a un caso concreto.
En efecto, ante un conflicto de explotación de aguas marítimas entre dos o más países, ¿qué
prevalecerá a la hora de tratar de abordar y resolver un conflicto?: ¿La Convención sobre
Derecho del Mar? ¿La costumbre marítima internacional? ¿Los principios jurídicos derivados
de las normas?
En este tema encontrarás las respuestas a estas y más interrogantes, que te resultarán de
interés para comprender mejor la forma y métodos de los internacionalistas de nuestro tiempo.
Explicación
3.1 Jerarquía de los tratados
Uno de los problemas centrales en el Derecho es el de establecer la jerarquía que en un
sistema tienen las diferentes normas que conforman el marco jurídico. La prevalencia de
ciertos ordenamientos respecto de otros ayuda a la ejecución puntual del Derecho y a la
resolución de los casos concretos, esto ante el posible conflicto o colisión entre normas
jurídicas, que pudieran resultar simultáneamente de aplicación, pero al mismo tiempo contener
disposiciones divergentes.
La redacción del artículo 38 de la Corte Internacional de Justicia es omisa en señalar la
prevalencia de una de las tres fuentes formales que establece respecto de
otra,señalándose únicamente, en añadidura, la condición de fuentes auxiliares que tienen las
decisiones judiciales y doctrina internacional. Así se concreta a enumerar a las convenciones,
costumbre y principios del derecho, sin destacar la prevalencia de uno respecto de otro.
Respecto a si los tratados son considerados como la fuente primordial del DIP, Sepúlveda
(2009) comenta que la relevancia de las convenciones internacionales resulta
indiscutible al menos en el marco de la atención que captan tanto para los estudiosos del
DIP, como en el público en general, toda vez que se trata de verdaderos acuerdos entre los
sujetos del Derecho internacional en ejercicio pleno de sus atribuciones para crear
Derecho; y dada su importancia, el 23 de mayo de 1969 la Asamblea General de Naciones
Unidas decidió expedir la Convención de Viena Sobre el Derecho de los Tratados, que como
ya has visto es un instrumento jurídico especializado celebrado por la mayoría de los Estados
del concierto mundial.
En cualquier caso, de conformidad con el propio artículo 38 del Estatuto, la CIJ tiene la
obligación de aplicar las fuentes antes señaladas, y en mérito de lo anterior es la propia
Corte la que decide cuál será el ordenamiento al que dará prevalencia en un caso
determinado; es decir, de acuerdo con Ortiz Ahlf (2012), “la Corte analizará la jerarquía entre
dichas fuentes para cada caso concreto”.
Para que el problema resulte de relevancia y la CIJ pueda resolverlo, debe observarse lo
siguiente:
En primer lugar, debe existir una relación de jerarquía; es decir, que en el caso de tratados y
derecho consuetudinario, ambos tengan el mismo ámbito de validez. Así, solo habrá
relaciones jerárquicas entre tratados o convenciones de carácter universal con relación a
costumbre universal; o tratados regionales y costumbre del mismo ámbito.

Posteriormente, la CIJ puede invocar y aplicar los principios generales del Derecho que
permitirán ahondar en situaciones concretas; por ejemplo, ley posterior deroga a la anterior
o la norma especial prevalece sobre la general. Ahora, es importante considerar que ciertos
tratados, considerados ius cogens, como la Carta de la Organización de las Naciones
Unidas, son estimados de carácter superior, y por lo tanto prevalecen respecto al resto de
las fuentes del DIP, dada la naturaleza de su tutelaje.

López-Bassols (2003) apunta que el citado artículo 38 del Estatuto de la CIJ es una
transcripción literal de uno diverso, con el mismo numeral del Estatuto de la Corte Permanente
de Justicia de 1920; y que en tal virtud, a casi cien años de distancia, no solo existen fuentes
diversas o emergentes, como los tratados y documentos de las organizaciones
internacionales, sino que además no es claro saber si la enumeración de las que se
establecieron en tal disposición era limitativa o enunciativa, o si el orden en que aparecen se
relaciona con la prevalencia de las mismas, pues ni la Convención ni los estatutos de 1920 lo
definen.
Los criterios sentados en la jurisprudencia internacional parecen inclinarse por señalar que el
orden en que aparecen enunciadas las fuentes guarda una relación directa con su preferencia
a ser consideradas en la solución de las controversias internacionales. No obstante, siguiendo
a López-Bassols (2003), en casos recientes de la CIJ se ha preferido la aplicación del Derecho
consuetudinario frente a los tratados, esfumándose así esta idea de orden jerárquico relativo a
la enumeración de las fuentes, siendo al fin de cuentas el juzgador quien decide, tal y como se
apuntaba líneas arriba, la prevalencia de una u otra fuente en función del caso
correspondiente de estudio. Tal es el caso de la resolución relativa a las intervenciones
militares y paramilitares contra el Gobierno de Nicaragua, donde la Corte Internacional de
Justicia aplicó la costumbre por encima de los tratados (Nicaragua contra Estados Unidos de
Norteamérica), dándole la razón al gobierno nicaragüense.
El Derecho Internacional surte su eficacia en el Derecho interno de los países con base en las
normas de incorporación que cada Estado prevé; es decir, en las normas de recepción
mencionadas en el Tema 1 que pueden ser de carácter autoaplicativo o heteroaplicativo;
aunado a ello es fundamental considerar la jerarquía normativa que el Derecho de cada país
otorga, principalmente en sus constituciones, a este Derecho Internacional.
3.2 Jerarquía de los tratados del sistema jurídico mexicano
En México la discusión ha girado en torno a la interpretación del artículo 133 de la
Constitución, que invoca como fuente prevaleciente del DIP a los tratados internacionales y
que a la letra dice:
Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los
Tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente
de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los
jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de las
disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los Estados.

Aunque resulta clara la importancia que, respecto a otras fuentes del DIP, la Constitución le
otorga a los tratados, no es de la misma manera sencilla ni uniforme, tanto para los Jueces
Federales como para los estudiosos del Derecho Internacional, la resolución del problema de
la jerarquía de los tratados respecto al orden jurídico doméstico de carácter federal.
Algunos autores se inclinan por señalar que los tratados se encuentran al mismo nivel de la
Constitución, por encima de las leyes federales; otros indican que se encuentran por debajo
de esta, pero con la misma jerarquía de las leyes del Congreso Federal; por último, existe la
postura que apunta a postular la existencia de un orden jurídico nacional, por encima del
federal y del local, que se integra, precisamente, por la Constitución y los tratados
internacionales.
No obstante, la reforma a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia
de Derechos Humanos, de junio de 2011, vino a dar un interesante giro al establecer, en los
primeros dos párrafos de su artículo 1, formalmente la jerarquía Constitucional de los tratados
internacionales a través la cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona,
bajo los cuales la tutela de los derechos se funda tanto en las normas de la Constitución como
en las de los tratados, abriéndose la posibilidad, aun cuando la Suprema Corte se ha
pronunciado ya en una polémica resolución en sentido contrario (Contradicción de Tesis
293/2011) a la superioridad de los tratados cuando su aplicación resulta en una tutela más
amplia de los Derechos Humanos que la de la propia Constitución. Para mayor claridad se
transcribe el texto aludido:
Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no
podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta
Constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las
personas la protección más amplia […]

Carbonell (2013) señala que el artículo 1 reformado:


[…] refleja una tendencia evolutiva de apertura que están adoptando los Estados
Constitucionales actuales, al establecer que los tratados internacionales relativos a
Derechos Humanos tienen jerarquía constitucional y, por otro lado, implica que podrían
controlarse las normas y actos respecto de su conformidad con todos estos derechos y no
sólo con los derechos humanos constitucionalizados.
Cierre
Es claro que en la aplicación del Derecho resulta de importancia que comprendas la
prevalencia de los ordenamientos, instituciones y procedimientos que serán aplicados; y que
en el caso del DIP no existe un orden de importancia específico reconocido para la aplicación
de sus tres principales fuentes formales: tratados, costumbre y principios generales. Es en
todo caso el órgano jurisdiccional internacional quien tiene la potestad de decidir, en el análisis
de cada caso bajo su conocimiento, cuál es la fuente que deberá preferir.
En México, el tema es de especial importancia hoy en día, a la vista de las modificaciones
recientes a la Constitución que invocan la aplicación de los tratados como fuente primordial en
la tutela de los derechos humanos y prerrogativas de los gobernados, al lado de las normas
constitucionales. Esta situación nos lleva directamente a involucrarnos como sujetos del
Derecho internacional, lo cual estudiarás en el siguiente tema.
Tema 4. Sujetos del Derecho Internacional Público
Introducción

A lo largo de tu vida has escuchado que los gobiernos y


sus representantes participan en cuestiones internacionales en las que, por ejemplo, se
comprometen en acuerdos de paz, abren un consulado, firman tratados de cooperación o
nombran a un embajador, pareciéndonos de inicio que esta rama del Derecho se ejerce por y
para un exclusivo cuerpo diplomático; sin embargo: ¿Has pensado que tú podrías ser un
sujeto del Derecho Internacional Público?
Justamente en este tema aprenderás que al lado de los Estados, sujetos tradicionalmente
considerados como los únicos en el Derecho Internacional, existen otros más que de manera
directa o indirecta se encuentran relacionados y les resulta de aplicación el conjunto de
normas e instrumentos jurídicos internacionales, tales como organismos internacionales,
organizaciones religiosas, cuerpos de ayuda humanitaria y los mismos ciudadanos en
circunstancias especiales.
Explicación
4.1 Personalidad y subjetividad jurídica internacional
Recuerda que la personalidad jurídica es la capacidad o reconocimiento que tiene una
persona física o moral, una organización o un Estado, que poseen derechos y obligaciones;
pues bien, dentro de esta tu materia existen también sujetos que gozan de esta característica,
tal como a continuación lo veras.

De acuerdo con Ortiz Ahlf (2012) los sujetos del Derecho


Internacional Público (DIP) son aquellos cuya conducta se regula “directa y efectivamente” en
los supuestos normativos de Derecho Internacional, en donde se les conceden derechos e
imponen obligaciones. Así, la condición de sujeto de Derecho Internacional, desde esta
perspectiva, compartida por criterios de la CIJ, se desprende del contenido de las normas del
mismo DIP, razón por la cual la calidad y extensión de los derechos puede ser muy variada.
Los sujetos de Derecho Internacional, como entidades jurídicas, pueden asumir
responsabilidad o reclamar sus derechos, invocando, precisamente, su personalidad jurídica
internacional.
Originalmente y hasta casi terminar la primera mitad del Siglo XX, solo los Estados eran
considerados como sujetos del DIP. No es sino hasta después de la Segunda Guerra, con la
opinión jurídica consultiva de la CIJ en torno a la “Reparación de Daños Sufridos al Servicio de
la ONU” que se consideran también como sujetos de esta rama del Derecho a otras entidades,
como es el caso de los organismos internacionales. En opinión de Sepúlveda (2009) esta
extensión del concepto de sujetos del DIP vino a poner en movimiento una postura estática,
de siglos, que había ya quedado anacrónica con relación al dinamismo de la cada vez más
cambiante sociedad internacional. En este sentido, se estudiarán aquí dos clases de sujetos
de DIP: los Estados, tradicionalmente considerados los principales sujetos internacionales;
y los sujetos atípicos, como estados con subjetividad parcial o limitada; el vaticano, los
movimientos de liberación nacional, los organismos internacionales y los individuos.
4.2 Los estados soberanos
Aunque no son ya los únicos, los Estados son sin duda los actores primarios del Derecho
Internacional, así como los “creadores formales y beneficiarios” del mismo (Sepúlveda, 2009).
Para ser considerado como tal, de conformidad con una postura típica del Derecho
Internacional, asumida en la Convención de Montevideo sobre Derechos y deberes de los
Estados de 1933, el Estado debe poseer los siguientes elementos constitutivos (López-
Bassols, 2003):
El papel de los Estados como articuladores de primer orden en el DIP tiene la ventaja de que
convocan a su población a los más grandes sacrificios, como recesiones económicas a causa
de la decisión de ir a una guerra, crisis políticas, crisis económicas, etc., a cambio de la
seguridad y protección de una existencia libre, que como entes soberanos les pueden brindar;
los Estados son las mayores organizaciones del mundo y en buena medida ello obedece al
deseo de lospropios pueblos en constituirse como Estados. El planeta está perfectamente
demarcado por los territorios estatales, y a ello se debe que una parte importante del derecho
convencional se oriente a regular aspectos del territorio: fronteras, mar territorial,
desplazamiento de nacionales, etc.
4.3 Sujetos atípicos del Derecho Internacional
Tal y como se ha dicho desde la introducción a este tema, el Derecho Internacional moderno
contempla a otros sujetos que ya habíamos catalogado como atípicos, pero que formalmente
participan en la elaboración y aplicación de esta rama del Derecho. Se apartan por su
naturaleza de la condición de Estados pero tiene sin duda relevancia para el DIP.
Haz clic en cada uno de los procesos para conocer su descripción.
a. Territorios sin gobierno independiente
Hoy en día existen aún unos cuantos territorios en el mundo cuyos gobiernos no son
completamente independientes; a través del Derecho Internacional es posible determinar si
tales territorios poseen o no cierto grado de personalidad jurídica como para considerase
independientes, como es el caso de la Autoridad Nacional Palestina que en 2011 fue
reconocida como Estado por la UNNESCO, y en 2012 como Estado observador no miembro
de la Asamblea General de la ONU.
Dentro de esta clase de sujetos del DIP se encuentran los Estados Libres Asociados o
Territorios bajo control, cuyo antecedente inmediato, los protectorados, suponían un control
del gobierno local de los asuntos internos, quedando los asuntos exteriores a cargo del estado
protector; estas entidades tienen cierto reconocimiento internacional y pueden participar,
aunque de forma limitada, en el ejercicio del DIP. Los territorios de Puerto Rico, Nueva
Caledonia o las Islas Cook, asociados, respectivamente, con Estados Unidos, Francia y Nueva
Zelanda, son ejemplos de lo anterior.
b. Los organismos internacionales
Se entiende como tales, de conformidad con la Convención de Viena sobre Derecho de los
Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales de 1986, a “una entidad constituida
por la voluntad común de los Estados, dotada de órganos propios para llevar al cabo las
funciones de tipo internacional que le son conferidas por su acta constitutiva”. Al tener una
naturaleza esencialmente estatal se ha criticado que los organismos internacionales no tienen
realmente una personalidad jurídica internacional; no obstante, las resoluciones de la CIJ y la
práctica internacional de más de 70 años han llevado a estimar su verdadera subjetividad
jurídica internacional, como en el caso de la ONU que tiene capacidad para obrar incluso en
contra de sus Estados miembros. Más adelante en el presente curso se estudiarán a detalle
tales entidades jurídicas.
c. La Ciudad del Vaticano
Benito Mussolini y el Papa Pío XI suscribieron los Tratados de San Juan de Letrán en los que
resolvieron la “cuestión romana”, reconociéndose la soberanía e independencia del Estado de
la Ciudad del Vaticano. En términos generales solo se cuestiona el hecho de la escasa
población del Estado Vaticano, de menos de mil habitantes; es decir, en cuanto a su
ciudadanía funcional; y el doble carácter del Papa como sumo pontífice de la Iglesia Católica y
Jefe de Estado. En cuanto los demás elementos antes analizados parece no haber problemas
de validez, y el Estado como tal firma tratados con otros países, llamados concordatos.
d. Movimientos de liberación nacional
El proceso de descolonización de mediados del Siglo XX en África, Asia, Oceanía y el Caribe
generó los movimientos de liberación nacional. No es una denominación que se haya atribuido
espontáneamente, ni se constituyeron tales movimientos de una misma manera. Un ejemplo
clásico es la lucha por la independencia de Argelia, cuyo movimiento liberador fue reconocido
por la ONU, con no poca discusión en torno a la naturaleza de su estatus jurídico
internacional. El objetivo de estos movimientos es la autodeterminación, y por tal motivo su
injerencia jurídica se refleja mayormente en el Derecho humanitario, el de los tratados y las
relaciones internacionales.
e. El individuo
Al igual que con otras transformaciones del DIP, a partir de la Segunda Guerra, cuyos horrores
conminan a la creación de un manto protector amplio de los Derechos Humanos, surge la
necesidad de considerar al individuo como sujeto del Derecho Internacional. Así, este régimen
jurídico establece cierta responsabilidad internacional a los individuos, como los delitos de
piratería o los crímenes de lesa humanidad; y concede derechos, como los Pactos
internacionales de Derechos y Deberes del Hombre (derechos civiles, políticos, sociales,
económicos y culturales). En el caso de transgresión de los derechos del individuo, como es
probable que el propio estado en el que reside sea responsable, se han creado instancias
universales y regionales de protección de los Derechos, como es el caso de la Comisión de
Derechos Humanos de Naciones Unidas o de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Cierre
El tema de los sujetos del Derecho Internacional Público es de importancia fundamental, pues
al estudiarlo puedes comprender que la comunidad jurídica internacional es en realidad
compleja y sorprendentemente diversa, pues lo mismo son sujetos de derechos y
obligaciones, desde los Estados más poderosos del Planeta, hasta las naciones de unos
cuantos miles de habitantes; desde los organismos internacionales con mayor participación de
estados y recursos, hasta organizaciones indígenas que buscan la autodeterminación de sus
pueblos.
Pero tal ha sido la evolución de este concepto que actualmente es ya considerado
formalmente como sujeto de derechos y deberes internacionales el individuo, el ser humano y,
por lo tanto, tú, que ahora estás en este proceso de formación profesional en el Derecho
debes comprender cuáles son estos derechos, cómo pueden crearse, ejercerse, reclamarse y
hacerse válidos. En el tema siguiente podrás revisar con mayor detalle al Estado, sujeto
principal del DIP, con lo que terminarás el estudio de las bases de esta rama del Derecho.

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