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Delitos en contra la salud (delitos de peligro contra las personas)

La salud viene del latín salus, -utis, se considera que es el estado de completo bienestar
físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia, según la
definición de la OMS. También se puede definir como el nivel de eficiencia funcional o
metabólica de un organismo a nivel micro (células) y nivel macro (social).
En Grecia Hipócrates de Cos como el precursor de la medicina occidental, dejo plasmado
las normas de conducta, como el juramento hipocrático.
El primer hospital fundado en México fue el de “la purísima concepción” que hoy en la
actualidad se conoce como hospital de Jesús, por disposición de Hernán Cortez en 1524.
La regulación en la historia mundial sobre el delito de peligro de contagio, ha sido variada
debido a las distintas definiciones dadas del mismo; estás variaciones son encaminadas
más que nada al resultado, puesto que mientras para algunas legislaciones antiguas solo
se consideraba a este delito cuándo se realizaba el contagio venéreo, es decir, al transmitir
la enfermedad, se encuadraba dentro del tipo penal de lesiones. Pero en códigos recientes,
podemos observar cómo cambia la definición del ilícito, tipificándolo con el simple peligro
de contagio en que se pone a la víctima, o sea, no se necesita del resultado, no exige la
transmisión de la enfermedad para sancionar al sujeto activo. En este mismo sentido, las
legislaciones anteriores han tipificado este hecho restringiéndolo a las enfermedades
venéreas; no obstante, con el devenir de los años así como las nuevas y terribles
afecciones, se ha ampliado el catálogo de las enfermedades al expresar nuestro código
penal federal vigente en su artículo 199 bis, que el agente padezca un mal venéreo, y,
además añadir u otra enfermedad grave en periodo infectante. En 1857 se efectuó un caso
muy singular; el procurador real de Lucca presentó un recurso a la corte suprema, para
sostener la tesis de que la
inoculación de un mal venéreo presenta elementos de la lesión personal y mediante está
circunstancia, pretendía que en el delito de violencia carnal resultará la calificante de los
maltratos que hubieran producido lesión personal grave, de acuerdo con el artículo 285 del
Código Penal Toscano.
El hecho del contagio por culpa de un mal venéreo ha sido previsto como delito especial
por algunas legislaciones, y el Código de Oldemburgo (387) lo castiga con cárcel de un mes
a un año. Pero si esto se hiciera por odio con la intención deliberada de perjudicar a alguien,
no debería de jugarse en reconocer en ese hecho el elemento material de una lesión
personal a la que sería aplicable este tipo de delito.
Italia se muestra contento con la creación del delito de contagio de sífilis o de blenorragia
en el código penal italiano (artículo 554) al indicar: Es una disposición nueva y aplaudimos
al legislador de 1930 por haberla introducido en el código, a semejanza de lo hecho en
Noruega, Suecia, Dinamarca, Checoslovaquia y la Rusia Soviética, en el último Código
Penal de Polonia de 1932, también configura y reprime el peligro de contagio venéreo
(artículo 245). En Italia se había reconocido jurisprudencia en caso de contagio doloso o
culposo de infecciones venéreas la aplicabilidad de las disposiciones acerca de las lesiones
dolosas o culposas.
En España, en la ley del 24 de abril de 1958, se crea el artículo 348 bis, el cual nos dice: El
que maliciosamente propagaré una enfermedad transmisible a las personas será castigado
con la pena de prisión menor. Merece la pena tratar en este contexto, lo relativo al SIDA,
por ser una enfermedad con manifiestos periodos infectantes, dando lugar a conductas
peligrosas de contagio. Se ha tornado reveladora está enfermedad, puesto que afecta no
sólo al hombre o la mujer, sino también a los niños, siendo los grupos de mayor riesgo los
homosexuales, bisexuales, carcómanos y hemofílicos. Pero lo más duro de esta
enfermedad es su transmisión, porque no solo penetra en el cuerpo por tener relaciones
sexuales sino también por la madre embarazada, al feto en desarrollo; o al hijo por medio
de la leche materna de una madre infectada asimismo, por el uso de agujas hipodérmicas
sin su correcta esterilización o por transfusiones de sangre de donadores infectados, que
comercian con el líquido sanguíneo, sin las precauciones necesarias para evitar el contagio.
En nuestra legislación penal, la primera regulación del delito en estudio se encuentra en el
código penal de 1929, en el título séptimo de los delitos contra la salud, capítulo tres,
estableciendo dos hipótesis: La primera, en el artículo 526, “Toda persona que transmita a
otra sífilis o una enfermedad venérea”, y, la segunda en su artículo 527, “Al que sabiéndose
enfermo de sífilis o de un mal venéreo contagie a otro, se le aplicará una sanción de
segregación”.
El 26 de enero de 1940, el titulo séptimo, del código de 1931 fue adicionado con el 199 bis
con el siguiente texto; el que sabiéndose que está enfermo de sífilis o un mal venéreo en
periodo infectante ponga en peligro de contagio la salud de otro por medio de relaciones
sexuales será sancionado con prisión hasta de tres años y multa hasta de tres mil pesos,
sin perjuicio de la pena que corresponda si se causa el contagio, cuándo se trate de
cónyuges solo podrá procederse por querella del ofendido.
Posteriormente en 1963, el proyecto de código penal para la república mexicana, dentro del
capítulo VIII “Delitos de peligro contra la vida y la salud de las personas”, en su artículo 295
decía: “El que sabiéndose que padece cualquier enfermedad grave y en periodo infectante
ponga en peligro de contagio la salud de otro, será sancionado con prisión de tres días a
tres años y multa de cien a tres mil pesos, sin prejuicio de su reclusión en un establecimiento
adecuado hasta que cese el periodo infectante”.

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