El pensamiento estratégico es un proceso reflexivo que determina la intención y el

perfil estratégico de lo que una organización quiere llegar a ser. Tiene como objetivo
buscar la capacidad de anticipación de los acontecimientos, visualizar un destino y
construirlo, y alcanzar el futuro que se considera más conveniente para una
persona, sociedad, empresa o nación.

Es un pensamiento flexible, capaz de reorganizar los medios cuando el objetivo se

pierde de vista, y capaz de readaptarse a los cambios contextuales. Tener una
estrategia, un plan más o menos detallado, acorde a unos objetivos y una filosofía,
permite anticipar los problemas y resolverlos justo antes de que ocurran.

Es el encargado de determinar la perspectiva futura de una empresa, a la vez que

establece las bases sobre las que se tomarán todas las decisiones de planeación.
Se enfoca en los procesos que dan lugar al desarrollo de la misión de la empresa,
su visión, principios, valores y estrategias. Es un conjunto de las herramientas más
útiles que todo emprendedor o profesional puede cultivar, es una inversión de valor
ya que el pensamiento estratégico tiene que ver con la consecución de unos
objetivos y la resolución de sus problemas inherentes dentro de un marco contextual
concreto.

Al hablar de estrategia en las empresas se refiere a escoger y tomar decisiones, a

competir y a ser sostenibles en el tiempo. Así, la capacidad de pensamiento
estratégico se asimila a pensar con estrategia, a reflexionar de manera ordenada
en búsqueda de prevenir malas decisiones para la viabilidad del futuro de la
organización. Esta capacidad de reflexión permite tener claridad sobre los objetivos,
sobre las posibles rutas para alcanzarlos y los recursos necesarios en cada una de
ellas, sobre la interacción de las distintas variables en la ecuación que se estructura
para cada alternativa.