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Ataques de Pánico

Causas y Solución

Muchas personas hoy en día padecen ataques de pánico, también conocidos como
ataques de ansiedad. Un ataque de pánico es una experiencia muy intensa en la
que sin razón aparente comenzamos a sentir miedo, angustia y sensaciones físicas
como taquicardia, sudoración, adormecimiento de manos y piernas, dificultad para
respirar, etc. En muchos casos quien lo padece no sabe lo que está ocurriendo y
esto genera más miedo e incertidumbre. Pero, ¿por qué se dan los ataques de
pánico?

La respuesta de alarma natural de nuestro cerebro

Cuando nuestro cerebro percibe un peligro, automáticamente dispara una


respuesta de alarma conocida como de “huir o pelear”. Lo que hace es
preparar al organismo para huir de la amenaza o si esto no es posible, para
pelear y salvar nuestra vida.

La función de alarma produce un aumento de actividad de diversas funciones


corporales como aumento en la presión arterial, intensificación del metabolismo
celular, incremento de glucosa en la sangre, aumento en la coagulación sanguínea
e incluso un aumento en la actividad mental. De igual manera la sangre se va a los
músculos mayores, principalmente a las piernas, para tener suficiente energía para
escapar si es necesario. El corazón comienza a trabajar a una velocidad muy por
encima de lo habitual, llevando rápidamente hormonas como la adrenalina a todo el
cuerpo y a los músculos. El sistema inmunológico se detiene, así como todas las
funciones no esenciales en el cuerpo, para prepararlo para lo que venga: la huida o
la pelea.

Ataques de pánico o ataques de ansiedad: cómo inican

En algunas personas esta alarma se activa sin ninguna razón aparente.


Cuando esto sucede, se da lo que se conoce como un ataque de pánico o ataque
de ansiedad.

Durante un ataque de pánico, se dispara la alarma, la persona comienza a sentir


todas las reacciones fisiológicas primitivas de huir o pelear, e inmediatamente
vienen a la mente imágenes catastróficas. Cuando esto sucede, la persona percibe
una confirmación de que sus síntomas iniciales eran de hecho indicadores de un
peligro serio. Una sensación de peligro extremo invade a la persona, con lo cual el
sistema de alarma vuelve a reaccionar desencadenando la respuesta de miedo,
volviéndose así un círculo vicioso que paraliza a la persona, y cuando esto sucede
podemos hablar ya de estar viveindo un ataque de pánico o ataque de
ansiedad.

Evolución de un Ataque de Pánico o Ataque de Ansiedad

El siguiente esquema muestra paso a paso el desenvolvimiento de un ataque de


pánico, y cómo es que se convierte en un círculo vicioso:
1. Algo detona el sistema de alarma en nuestro cerebro. Puede ser un factor
externo o interno. Generalmente no estamos conscientes de este detonador, y no
nos percatamos de todo lo que está sucediendo en nuestro organismo sino hasta el
punto No. 3.

2. Al detonarse el sistema de alarma, comienzan a darse los cambios físicos en


nuestro cuerpo, preparándose para “huir o pelear”. Estos cambios son el aumento
de adrenalina, aumento en la frecuencia cardiaca, aumento de la temperatura
corporal, la sangre se va a los músculos de brazos y piernas lo que puede causar
una sensación de hormigueo, etc. Recordemos que hasta este punto, todo está
sucediendo de manera automática, y no nos hemos percatado de ello.

3. En este punto es donde percibimos por primera vez algo raro en nosotros.
Comenzamos a darnos cuenta de que el corazón late más rápido, sudamos, hay
cierto nerviosismo, y estas sensaciones hacen que pongamos toda nuestra atención
a lo que nos está pasando y lo que estamos sintiendo. Ponemos toda nuestra
atención en el miedo, en las sensaciones del cuerpo y entonces es cuando pasamos
al punto 4.

4. Al percibir todo esto, comenzamos a interpretarlo. El problema es que lo


interpretamos con pensamientos catastróficos como “me está dando un infarto”,
“me voy a morir”, “me voy a desmayar”, “nadie me va a ayudar”, “este es el fin”,
etc… Al tener este tipo de pensamientos, es prácticamente inevitable que se de el
paso No. 5.

5. Pánico. Antes, cuando se disparó la alarma, el organismo se preparó ante una


supuesta amenaza, y si, existe un cierto grado de miedo que es normal y necesario
para la “pelea”. Pero en este punto ya entramos a lo que es el pánico, donde ya
perdemos el control de nosotros mismos, de nuestras decisiones y de nuestro
actuar. Este pánico se convierte entonces en un nuevo detonador, por lo que
aumentan las palpitaciones, aumenta la sudoración, aumenta el hormigueo,
probablemente aparecen incluso otras sensaciones físicas como mareo o debilidad
en las piernas. Nos percatamos de esto y confirmamos nuestros pensamientos
catastróficos, con lo que aumenta el pánico y así se convierte en un círculo vicioso
en el que el mismo miedo es el que genera más miedo.
Lo más importante a tener en cuenta es que aunque no se sabe exactamente cual
fue el detonador inicial que desencadenó el ataque de ansiedad, lo cierto es que el
peligro que nuestro cerebro está “percibiendo” no es real. Es decir no existe
realmente una amenaza ahí afuera, y en realidad estamos a salvo. Nadie se ha
muerto nunca de un ataque de pánico, aunque si pueden ser muy intensos y
desagradables. Pero es muy importante estar consciente de lo que nos está
pasando, para que cuando se presente, podamos estar tranquilos de que no nos
está dando un infarto, sino saber que solamente es un ataque de ansiedad, y dejar
que pase.

Tips para manejar un ataque de pánico:

 Hacer una respiración lenta y profunda, sostener el aire por 5


segundos y sacarlo lentamente. Luego hacer unas cuantas
respiraciones normales y repetir la respiración profunda.

 Estar consciente de que es una reacción de ansiedad y decirse cosas


tranquilizantes como “está bien, ya me ha pasado antes y lo he
superado”, “ya va a pasar”, “es sólo mi cuerpo sintiendo ansiedad,
pero no pasa nada”.

 Recordar que aunque la sensación puede ser muy inquietante y


molesta, en realidad no está pasando nada grave y va a desaparecer
pronto.

 Buscar distraerse para no alimentar los pensamientos catastróficos.


Intentar platicar con alguien, recordar un número telefónico, hacer
operaciones matemáticas en la mente, etc.

 Se recomienda no luchar contra el pánico, ya que esto lo fomenta. Es


mejor dejarse llevar, observarlo, simplemente dejar que pase.

 Buscar un lugar en donde se esté cómodo mientras paran las


sensaciones desagradables. Tal vez sentándose en algún lado o
recargándose en la pared.

Los Ataques de Pánico, o Ataques de Ansiedad tienen solución. Muchas veces


quienes lo padecen piensan que nunca van a lograr resolver el problema ya que
parece que cada vez es más intenso. Lo importante es abordar el problema de
ataques de pánico con un Tratamiento contra Ansiedad efectivo y especializado en
resolver el problema de ataques de ansiedad.

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