Ahora, si bien es cierto que, como toda actividad humana, las artes y el teatro hacen
parte de la maquinaria socioeconómica, como pueden hacer parte de cualquier
mecanismo, los orificios de las rejillas de ventilación, no son las artes en general,
mucho menos el teatro, ni combustible, ni engranaje o pieza fundamental para el
monstruoso autómata del mercado de la visión neoliberal.
Por otro lado, cualquier expresión artística, incluyendo el teatro, no tiene porqué
obedecer únicamente a lo que un mercado demande, no solo por el riesgo de
convertirse exclusivamente en divertimento o en lúdica didáctica, sino porque ya no
primaría su función primordial, la estética, siendo desplazada por una función
económica: la intención de los artistas al escribir libros, al pintar cuadros, al componer
música, al poner obras en escena, sería prácticamente la de satisfacer la demanda con
las metas de, como mínimo, hacer su proyecto sostenible o, en el mejor de los casos,
un blockbuster o un éxito taquillero.
Eugenio Barba dice del teatro que es como esas plantas cuyas hojas, raíces o frutos
no son comestibles, como árboles cuya madera no sirve para construir, no funcionan
para la producción humana… pero dan oxígeno ¿Qué precio le ponemos a eso? El
maderamen de las artes sirve para tallar a los personajes en las mentes de los lectores
o los espectadores. Las raíces sugieren a los creadores espacios, texturas y sonidos
infinitos. Las hojas pueden caer hacia arriba en el imaginario del creador. ¿Qué precio
le ponemos a eso?
Decir que existen la industria cultural o los productos artísticos va más allá de
reconocer que existen las necesidades humanas de ser sorprendidos, de leer, ver y
escuchar historias nuevas o antiguas contadas como siempre o de maneras diferentes,
de encontrarnos todos en torno a una misma melodía o poema, de llenar nuestra
insaciable sensibilidad. Va mucho más allá de asumir que la mayoría estamos
dispuestos a pagar por ello y si nos gusta, o está de moda o tiene gran difusión,
pedimos más y que, por tal motivo, algunos artistas alcanzan mayor reconocimiento
que otros, no solo de nombre, sino económico.
Otras artes, vistas tradicionalmente como industrias, siempre tendrán problemas con
los Peter Greenaway, Jean Luc-Godard, o Nagisa Oshima, en la industria del cine o; el
caso del mercado del libro, que privilegia autores que no escriben literatura o autores
boom, por encima de autores preferidos por círculos literarios, pero no la industria del
libro.
Sin embargo, el mercado poco tiene que ver en sí con los artistas y con el arte. Tiene
que ver más con una estructura ajena, edificada por especuladores, tangencial,
muchas veces paralela, y casi siempre remota, con respecto al número siempre muy
reducido de artistas y sus obras, en comparación con todas las demás actividades
humanas. Y el caso de Van Gogh ilustra más, si sabemos que fue una compañía,
Christie’s, y no un artista, la primera beneficiada del negocio; que Yasuo Goto, su
comprador, descuenta de sus impuestos una cifra enorme cada año gracias a las
inversiones en el Seiji Togo Yasuda Memorial Museum of Modern Art de Tokyo, y si
además; sabemos que Van Gogh murió en condiciones de miseria; que dependía de la
caridad de su hermano Teo para sobrevivir y para adquirir los materiales; que su
proyecto no era sostenible; que el mercado de su momento no estaba interesado en su
oferta artística, menos pensada como producto, más como propuesta estética, sin
obedecer a lo que la demanda requería en su momento, por el contrario, en total
oposición a la misma. Concebir un producto así en el mercado es más que terquedad,
es una actitud suicida.
Corresponde entonces a los artistas, ubicar su lugar en la sociedad, en ese sitio que
toca al mercado, o se mete en él, o se somete a él, o lo sacude, o lo critica, o va en su
contra, o lo repudia y se margina para volver a tocarlo con el riesgo de ser explotado.
BIBLIOGRAFÍA:
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http://www.alonsoacosta.com/pdf/P.L278_09_Artes_Esc_A1DC3.pdf
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Disponible en la web en: http://www.sinic.gov.co/OEI/paginas/informe/informe_23.asp
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http://www.enredartepanama.org/site/index2.php?option=content&do_pdf=1&id=4
Ministerio de Cultura. Ministerio de Cultura tendrá presupuesto histórico en 2010.
Disponible en la web en: http://www.mincultura.gov.co/?idcategoria=25987