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El documento describe la evolución de las capacidades musicales desde el útero materno hasta los 4 años de edad. Los bebés perciben sonidos incluso antes del nacimiento. Después del nacimiento, desarrollan la capacidad de localizar sonidos y expresar preferencias musicales. Aproximadamente a los 6 meses empiezan a balbucear y emitir sonidos vocales y consonantes. Para los 2 años ya pueden seguir ritmos básicos y tararear canciones infantiles. Hacia los 3-4 años empiezan a desarrollar la capacidad simbó
Deskripsi Asli:
Material para la pedagogía musical.
Judul Asli
Evolución de las capacidades del desarrollo musical
El documento describe la evolución de las capacidades musicales desde el útero materno hasta los 4 años de edad. Los bebés perciben sonidos incluso antes del nacimiento. Después del nacimiento, desarrollan la capacidad de localizar sonidos y expresar preferencias musicales. Aproximadamente a los 6 meses empiezan a balbucear y emitir sonidos vocales y consonantes. Para los 2 años ya pueden seguir ritmos básicos y tararear canciones infantiles. Hacia los 3-4 años empiezan a desarrollar la capacidad simbó
El documento describe la evolución de las capacidades musicales desde el útero materno hasta los 4 años de edad. Los bebés perciben sonidos incluso antes del nacimiento. Después del nacimiento, desarrollan la capacidad de localizar sonidos y expresar preferencias musicales. Aproximadamente a los 6 meses empiezan a balbucear y emitir sonidos vocales y consonantes. Para los 2 años ya pueden seguir ritmos básicos y tararear canciones infantiles. Hacia los 3-4 años empiezan a desarrollar la capacidad simbó
CAPACIDADES DEL DESARROLLO MUSICAL El silencio no existe!». Así lo afirmó el compositor John Cage cuando salió de una cámara insonorizada:
Fue después de llegar a Boston cuando fui a la
cámara silenciosa de la universidad de Harvard. Cualquiera que me conozca ha oído la historia. Siempre la estoy repitiendo. De todas maneras, en ese cuarto silencioso oí sonidos, uno alto y uno bajo. Después le pregunté al ingeniero encargado por qué, si el cuarto era tan silencioso, había oído dos sonidos. Me dijo: «descríbelo». Lo hice. Me dijo: «el sonido alto era tu sistema nervioso en operación. El sonido bajo era el de la sangre que circula por tus venas». (John Cage, 1969). Incluso el lugar del mundo que podría parecer más silencioso, el útero materno, funciona como una gran esfera que recoge el sonido exterior. La primera canción de cuna que percibe el feto es la voz de la madre que le llega a través del interior del cuerpo, pero además esta voz lleva el acompañamiento de los latidos del corazón de la madre y del propio hijo, la respiración materna, los movimientos del estómago, el flujo sanguíneo. Según estudios recientes, incluso los sonidos exteriores llegan a través de la gran membrana que cubre el vientre hasta el líquido amniótico situado en una cavidad que los amplifica y provoca en ese ser una respuesta motriz: sus movimientos pueden ser bruscos o suaves, dependiendo de la intensidad de los sonidos. El niño y la niña perciben los sonidos desde antes de su nacimiento: su educación ya ha empezado. Antes de continuar es necesario dejar claro el concepto de desarrollo que utilizamos: la etapa del desarrollo musical de la persona no se encuentra directamente relacionada con su edad sino, en atención a la diversidad, con su propio momento evolutivo por lo tanto, las etapas son orientativas. Por eso es conveniente dedicar mayor atención a la secuenciación que a la temporalización. De todas formas, y puesto que hay que pasar por todos los estadios o etapas, es importante evitar el «infantilizar» los contenidos si algún alumno o alumna de una edad determinada llega a ellos más tarde que los demás. Veamos en el siguiente cuadro una relación orientativa de las capacidades relacionadas con el hecho musical que son propias de cada edad. EDUCACIÓN INFANTIL
Desde una primera etapa, los bebés ya expresan sus
preferencias musicales. Son capaces de localizar sonidos y de manifestar con la relajación o la agitación su agrado o descontento. Existen cajas de música que se cuelgan de un extremo de la cuna y producen sonidos, a unas 70 pulsaciones por minuto, algo similar a los latidos del corazón de una madre relajada. En general, cualquier música de contrastes suaves y cercana a estas 70 pulsaciones por minuto será relajante para el bebé, mientras que cualquier música de contrastes suaves y cercana a las pulsaciones del corazón del niño o de la niña (unas 120 pulsaciones por minuto) será estimulante. Sabemos que la música que contiene situaciones sonoras extremas es desagradable, tanto para los bebés como para personas ancianas o enfermas, ya que tienden a desensibilizar el sistema defensivo natural que todo individuo tiene en sus sentidos y que le advierte sobre situaciones anormales o de peligro (Hemsy, 1982). Muchos padres y madres han experimentado que la dinámica de la música barroca (por ser una música sin cambios bruscos de volumen), por ejemplo, es bien recibida por sus hijos e hijas. El bebé, además, no tiene únicamente la capacidad de percibir sonidos (musicales, del habla, ambientales), también se expresa en todas las situaciones: poco a poco va organizando el mundo sonoro que percibe y se forma un orden propio que le permitirá comunicarse, con la voz o dando golpes con cualquier objeto o sobre cualquier objeto. Así, aproximadamente al mes y medio, ya “canta”, es decir es capaz de emitir sonidos a diferentes alturas que, sin ser todavía melodías, le permiten llamar la atención de su entorno a través de largos sonidos ascendentes o descendentes (glissandos). Es posible que antes del medio año de vida ya empiece a tararear alguna cantinela, pero aproximadamente a los seis meses dependiendo de sus capacidades y de los estímulos recibidos, ya empezará a balbucear los sonidos que ha ido ordenando y clasificando: se produce la primera comunicación verbal entre padres y madres e hijos/as. Esta comunicación a través del habla se va concretando paulatinamente en la habilidad para emitir vocales (hacia los nueve meses) y consonantes (hacia los doce meses). Los sonidos son ya bastante precisos y repetidos pa-pa, ma-ma, to-to, ti-ti, g-g-g). El primer intervalo que los bebés son capaces de afinar es el de tercera menor; de hecho es la cantinela que encontramos en casi todas las canciones infantiles (SOL-MI). Desde el año y medio, estas cancioncillas son el núcleo melódico de su expresión musical y rítmicamente le atraen los tempos situados entre las 110 y las 120 pulsaciones por minuto. Como ya habrá manifestado anteriormente sus piezas musicales preferidas serán aquellas que ya conoce (razón para ampliar convenientemente su repertorio de audiciones). Los fonemas de la letra y los sonidos de la melodía de las canciones serán, para él o ella, menos significativos que el ritmo, que el movimiento corporal que ese ritmo le provoque. Se sabe que llega un momento en que el crecimiento de la semilla que permitirá el desarrollo de las futuras capacidades se estanca. Se ha situado este momento alrededor de los dos años de edad debido a que, en este punto, estas capacidades son potencialmente las mismas que en los adultos y adultas. Hasta aquí su ritmo de crecimiento (en todos los aspectos), comparado con todas las etapas posteriores, ha sido vertiginoso y se ha basado en su experiencia sensorio-motriz. A través de juegos (visuales y sonoros, vocales y corporales) propios del niño o la niña y del ambiente, se han organizado clasificaciones y relaciones entre todos sus sentidos y el mundo sonoro, visual, táctil, olfativo y del gusto. Los padres, las madres y el profesorado los pueden estimular a base de canciones, juegos con timbres, juegos y canciones de falda, un lenguaje afectivo y rico en expresiones y entonaciones; son ideales para ello las canciones que cantaban nuestras abuelas al tiempo que seguían la pulsación de la canción e imprimían a nuestro cuerpo un movimiento de vaivén que recuerda a las olas del mar, al liquido placentario o al movimiento de la cuna. Esta base sensorio- motriz debe ser el punto de partida y el lugar de común encuentro entre adultos y pequeños; es conveniente que los padres, las madres y el profesorado analicen los elementos que destacan en sus canciones o audiciones preferidas (intervalos, ritmos, letras, significados) y partan de ellos para continuar su educación musical. A partir de los dos años coordinan cada vez más su motricidad dinámica y estática. El ámbito sonoro de sus capacidades se ha desarrollado y se han incorporado sonidos graves y agudos: prefieren jugar con la voz y cantar en los extremos de su tesitura vocal que mantenerse en su propio registro medio. En general son capaces de seguir con el cuerpo, de forma aproximada, un ritmo de marcha o una pulsación siempre y cuando se acomode a su pulsación interna, que todavía se encuentra entre las 110 y las 120 pulsaciones por minuto. Debido a que se desarrollan antes las extremidades superiores y los miembros cercanos al eje de simetría corporal que las extremidades inferiores y los miembros alejados de dicho eje, coordinarán con más precisión los golpes efectuados con las palmas de las manos que los efectuados con los pies. Los gestos han adquirido significado concreto, por ello es conveniente acompañar las canciones con movimientos corporales que pueden ayudarles a recordar fragmentos. Todo sonido, toda secuencia de sonidos se traducirá en una actividad motriz: correr, saltar, bailar, andar, golpear... pero su mundo no va más allá de su propia piel, por lo que será difícil montar una coordinación de grupo o una coreografía como, por ejemplo, en una danza. La imitación está ahora en su mejor momento, Y no sólo la musical y motriz sino las conductas, los valores. Por ello, la actitud respetuosa (no necesariamente silenciosa) ante el hecho musical, encuentra su momento óptimo. Para intervenir adecuadamente en su zona de desarrollo será imprescindible el juego, pues su atención todavía no es voluntaria sino que esta vinculada a la intensidad del estímulo recibido y de las capacidades desarrolladas. Aproximadamente a los tres años de edad, despierta la curiosidad acerca de aquello que han percibido sus sentidos. Empiezan a mostrar capacidad para representar gráficamente (un dibujo, un garabato) su entorno visual y auditivo con unos signos singulares pero diversos en cada ocasión (es decir, sin un código estricto): se puede empezar a trabajar la grafía musical. De la misma forma demuestran cierta capacidad creativa inventando canciones, danzas, instrumentos. La capacidad de controlar los movimientos globales del cuerpo y su relación con el espacio ha ido en aumento y su motricidad fina se ha empezado a desarrollar: es el momento de trabajar intensamente la lateralidad y la secuenciación de movimientos. Es interesante relacionarla expresión corporal con la percepción sonora de forma que se produzca una relación entre las respuestas corporales y los estímulos sonoros, incidiendo en contrastar unas mismas cualidades entre dos elementos (agudo-grave, fuerte- débil, pesado-ligero). Hacia los cuatro años se va perfilando una mayor capacidad simbólica para representar sonidos y un mayor número de recursos gráficos para desarrollar esos símbolos. El código hace acto de presencia y la expresión se convierte cada vez más en comunicación (significados y significantes empiezan a mostrar unas constantes) El contraste entre las cualidades del sonido se puede ampliar, tendemos ya a establecer secuencias de tres sonidos. . Aproximadamente a los cinco años las niñas y los niños ya muestran una cierta percepción de los segmentos de su cuerpo. Son capaces de combinar distintos trazos que permiten ampliar su repertorio gráfico y, por lo tanto, su capacidad para representar los sonidos. Además pueden clasificar los sonidos y las formas según diferentes cualidades y establecer relaciones secuenciales, por eso pueden secuenciar unos pocos sonidos creando ritmos y melodías. La voz podrá alcanzar fácilmente una extensión de loa, situada aproximadamente entre las notas Do3 y Mi4 con saltos interválicos máximos de 6 ascendente o descendente EDUCACIÓN PRIMARIA
La siguiente etapa, que podemos situar en los seis y los siete
años, se caracteriza por un cambio en la percepción del entorno: ya empiezan a mostrar cierta capacidad para compartir y comprender que su cuerpo se encuentra en un contexto global. Asi, los movimientos de grupo y las coreografías se pueden coordinar cada vez más fácilmente. Su voz, cuya extensión se ha ampliado de forma natural hacia los agudos y los graves y puede abarcar una extensión de 12 (aproximadamente entre Si2 y Fa4), empieza a afinar cada vez con más precisión: es el momento de intentar estimular la afinación en todos aquellos niños y niñas con dificultades. Si hasta el momento todas las canciones eran simples melodías, ahora se puede empezar a introducir algún canon a dos voces. Las canciones más apreciadas en este momento serán las que expliquen una historia o un romance: toma mucha más importancia el contenido textual de la canción que el contenido rítmico y melódico (aunque no se abandonan). Se ha desarrollado en gran medida la capacidad de independencia de los ejes de su cuerpo. Hacia los ocho años llega el inicio de la «edad de oro» de la voz: las capacidades vocales que se hayan desarrollado darán ahora sus frutos. El aparato fónico se encuentra en el mejor momento justo antes de entrar en el cambio de voz, algo parecido a lo que ocurre con la cuerda de un instrumento cuando está a punto de romperse: como decía Pau Casals, las cuerdas de un violoncelo emiten el mejor sonido de su existencia en el preciso instante anterior a su ruptura. Los cánones a dos voces se pueden ampliar a cuatro voces y se pueden introducir canciones a dos voces. En esta etapa les interesa mucho más la armonía resultante de esos cánones que el contenido rítmico y textual. La motricidad fina ya está desarrollo podría introducir algún instrumento melódico, preparando así al alumno cuando llegue el cambio de voz. EDUCACIÓN SECUNDARIA
En la siguiente etapa, que podríamos situar en los once y
doce años seguirá evolucionando y ampliando su extensión, pero ya empiezan a aparecer los primeros casos de agudos incontrolados, de voces rotas; en definitiva, el c voz, que notaremos principalmente en los chicos y en los alumnos y alumnas que vayan a tener una voz grave (los chicos que serán bajos son los que muestran alteraciones inesperadas cuando están hablando). Se pueden preparar cánones a cuatro voces y canciones a tres voces. La expresión instrumental va adquiriendo más presencia debido a la merma de la edades vocales: es el momento de trabajar su técnica. Su pensamiento ya tiene la capacidad de abstracción, es decir no necesitan que los sentidos mediaticen se experiencia cognitiva. Hasta aquí, se han desarrollado las bases de su educación musical. A la entrada del alumnado en la educación secundaria, el trabajo con las voces requerirá mucho esfuerzo en comparación con las compensaciones. Por este motivo quizás lo mejor sería potenciar otros medios expresivos como el instrumento (como prolongación expresiva del cuerpo) y el baile. Si las bases de la etapa anterior son sólidas (procedimientos, conceptos, actitudes y valores) y se continúa atendiendo su diversidad, el afecto, la motivación, la atención a sus gustos, serán los motores de su educación musical y de su futura especialización. Bases psicopedagógicas del desarrollo musical 0- 1 meses
• Muestra reflejos dinámicos (aparecen casualmente, se
modifican, desaparecen si son inútiles), provocados por los sonidos y la música, a través de la relajación o la agitación. • Su propia voz, el llanto, está entre los reflejos que le permiten sobrevivir. Es quizás una de las primeras asimilaciones y generalizaciones que hace, ya que lo usará indiscriminadamente: el sonido, su voz, será su forma de entrar en contacto con el entorno (comunicación). • Muestra capacidad para asimilar automáticamente esquemas sonoros: todo es nuevo excepto los sonidos, ya lleva un largo periodo de gestación escuchándolos. • Muestra cierta capacidad perceptiva para localizar y discriminar algunos sonidos: musicales, del habla, ambientales. 1-4 meses
• Asocia casualmente una acción a una necesidad y/o
deseo y repite las acciones que le producen placer (hábitos) como, por ejemplo, la repetición de un mismo sonido o el balbuceo. Estos hábitos generan las primeras coordinaciones sensorio-motoras. • Hacia el mes y medio muestra capacidad para emitir sonidos a diferentes alturas (glissandos). • Hacia los cuatro meses aparecen las primeras cantinelas. • Se va acomodando a su entorno cambiante: distingue y reconoce sonidos. • Va integrando los esquemas anteriores: el movimiento de balanceo de la madre puede convertirse en autónomo y en punto de partida de sus esquemas rítmicos. 4-8 meses
• Casualmente aparece una mínima intencionalidad en sus
acciones: explora, generaliza y repite los movimientos. • Descubre que puede conseguir que le hagan algo que le gusta: por ejemplo, que le canten una canción. • Hace asociaciones de reconocimiento motor sobre el entorno para conseguir un efecto que conoce: por ejemplo, sonoro (móviles, sonajeros). • Se da la primera comunicación verbal entre padres, madres e hijos/as. • Muestra capacidad para balbucear los sonidos que ha ido ordenando y clasificando. 8-12 meses
• Empieza a hacer las cosas intencionadamente, factor
básico que asegura el progreso de la inteligencia, no únicamente por azar. • La coordinación le permite cierta previsión de lo que pasará. • Muestra capacidad para matizar los gritos o los llantos para mantener el contacto con el entorno. • Muestra cierta capacidad para dar respuestas rítmicas. • Hacia los nueve meses muestra capacidad para emitir vocales. • Hacia los doce meses muestra capacidad para emitir consonantes. • Muestra capacidad para emitir, con cierta obsesión, sonidos bastante precisos (tercera menor). 12-18 meses
• Busca nuevas relaciones aunque los resultados son
muchas veces fortuitos. • Muestra capacidad para reaccionar corporalmente ante el sonido y la música: su tempo está situado entre las 110 y las 120 pulsaciones por minuto. • Muestra capacidad para emitir un canto silábico espontáneo. 18-24 meses
• Las canciones son el núcleo de su expresión musical.
• Va descubriendo la utilidad de los objetos debido a sus propiedades. • Las representaciones sustituyen a las manipulaciones: a los dos años ya no necesita manipular un objeto para saber qué utilidad tiene. • A través de algo que podríamos clasificar como intuición, eliminando el tanteo o el error, va directamente a la solución de un problema sencillo. • Los fonemas de la letra y los sonidos de la melodía serán menos significativos que el ritmo y el movimiento corporal que ese ritmo le provoque. 2 años
• La asociación de la actividad motriz con la actividad sensorial
permite reproducir, después modificar, sus movimientos (sus sensaciones musculares) para reproducir y después modificar otras sensaciones: habla, sonidos. • Relaciona acciones que antes estaban aisladas. • Es capaz de preguntarse el porqué de algo y aparece un cierto simbolismo que le permite representarse cosas ausentes. Este factor lo diferencia claramente del período anterior. • Comparte sus experiencias y es capaz de cierta autocrítica. • No puede generalizar plenamente: su pensamiento pasa de casos particulares a particulares. • Vive la realidad como querría que fuese, no como es: confunde la realidad con sus deseos. • Muestra mayor capacidad para coordinar su motricidad dinámica con su motricidad estática. • Desarrolla las capacidades relacionadas con sonidos graves y agudos. • Desarrolla su capacidad corporal para seguir un ritmo de marcha (de 110 a 120 puls. por minuto). • Muestra mayor capacidad para coordinar extremidades superiores y miembros cercanos al eje de simetría corporal, que extremidades inferiores y miembros alejados dicho eje. • Los gestos adquieren significado concreto de gestos: movimientos corporales canción. • El intercambio entre sonido y actividad motriz le permite enriquecer su sentido rítmico. • La imitación está en su mejor momento: no sólo musical y motriz, también de conductas y valores. • Diferencia y selecciona su respuesta corporal ante la música pero será difícil montar una coreografía. • Improvisa canciones repetitivas. • Distingue entre música y ruido. • La extensión de su voz abarca, aproximadamente, una 8ª (situada entre las notas Re3 y Re4) y puede realizar con facilidad desplazamientos interválicos máximos de 4ª ascendente o descendente. 3 años
• Se despierta la curiosidad sobre lo que han percibido sus sentidos.
• Desarrolla la capacidad para representar gráficamente, con un dibujo o un garabato, su entorno visual y auditivo pero sin un código estricto: se puede empezar a trabajar la grafía musical. • Desarrolla su capacidad creativa: inventa canciones, danzas, instrumentos • Desarrolla su capacidad para controlar los movimientos globales del cuerpo y si con el espacio. • Muestra mayor capacidad para coordinar las extremidades inferiores y los alejados de dicho eje: por ejemplo, puede seguir con los pies la pulsación de una pieza. • La motricidad fina se ha empezado a desarrollar: es el momento de trabajar intensamente la lateralidad y la secuenciación de movimientos. • Reproduce canciones enteras, algunas con contenido onomatopéyico. • Descubre las posibilidades rítmicas y musicales de la palabra: le es más fácil llevar ritmo con la ayuda del habla. • Discrimina tempos diferentes con relativa facilidad. 4 años
• Intuitivamente puede agrupar elementos (objetos, sonidos)
siguiendo un criterio estático, pero todavía no puede inferir leyes generales: se muestra incapaz de coordinar diferentes características al mismo tiempo pero si una detrás de otra. • Puede realizar secuenciaciones de tres sonidos (siguiendo un único criterio) pero todavía es incapaz de rehacerla a la inversa. • Muestra una marcada tendencia egocéntrica y antropocéntrica: dado que es el centro, su visión del mundo coloca al ser humano en la cumbre de la creación de todo (artificialismo) y todas las cosas poseen vida según unos parámetros humanos (antropomorfismo). Esta omnipotencia le hace suponer que puede controlarlo todo (magia) a pesar de su creencia de que todo, en primer lugar, y después solamente lo que se mueve, tiene vida (animismo). • Su capacidad simbólica le permite un número mayor de recursos gráficos para representar sonidos: el código aparece, así su expresión se va convirtiendo en comunicación. • Su capacidad para la entonación aumenta 5 años
• Muestra mayor percepción de los segmentos de su
cuerpo. • Su mayor capacidad para combinar distintos trazos le permite ampliar su repertorio gráfico. • Empieza a establecer relaciones secuenciales entre sonidos y entre formas diferentes. • Su voz alcanza una extensión de 10ª (situada aproximadamente entre las notas Do3 y Mi 4) con desplazamientos interválicos máximos de 6ª ascendente o descendente. • Además de seguir la pulsación, puede seguir el ritmo de la música con las extremidades superiores. 6 años
• Entona con mayor facilidad.
• Muestra mayor interés por el lenguaje musical. • Puede relacionar y clasificar tempos diferentes: muestra la idea de pulso y acento (le resulta relativamente fácil distinguir el compás binario del ternario). • Su horizonte perceptivo se amplia hacia cualidades del sonido más presentes como la intensidad y la velocidad. • Mayor precisión gráfica. • Desarrolla la capacidad para inventar ritmos y melodías. • Gusta de medidas y estructuras rítmicas irregulares, ritmos sincopados. Mayor nivel rítmico. • Capacidad de sincronización de extremidades inferiores y superiores entre ellas y con la música: aumenta el equilibrio y el dominio espacial. • Momento adecuado para adiestrarle en el manejo de los instrumentos de percusión determinada e indeterminada. • Se da un cambio en su percepción del entorno: empieza a mostrar cierta capacidad para compartir y comprender que su cuerpo se encuentra en un contexto global. • Su extensión vocal se ha ampliado de forma natural. Puede abarcar una extensión de 12ª (aproximadamente entre Si2 y Fa4) realizando desplazamientos interválicos máximos de 8ª. Empieza a afinar cada vez con mayor precisión: es el momento de intentar estimular la afinación en todos aquellos niños y niñas con dificultades. • Se puede empezar a introducir algún canon a dos voces. • Las canciones más apreciadas en este momento serán las que expliquen una historia o un romance: toma mucha más importancia el contenido textual de la canción que el contenido rítmico y melódico (aunque estos no se abandonan). • Mayor desarrollo de la capacidad de independencia de los ejes de su cuerpo. • Todavía muestra dificultad en mantener el pulso. 7 años
• Comienza a organizar sus esquemas representativos
respetando una serie de Ieyes o reglas. • Agrupa sus esquemas en totalidades, pero sin escapar de una estrecha relación sujeto y los objetos. • Necesita manipular material concreto: no puede realizar abstracciones fácilmente. • Muestra capacidad para descubrir la reversibilidad de cualquier proceso (toma sentido la noción de pasado, presente y futuro) y que cualquier elemento u objeto se compone de pequeñas partes (atomismo). • Puede captar simultáneamente dos partes o diferentes partes de una cosa: armonía. • Este periodo se caracteriza porque, si anteriormente todo estaba aislado, ahora puede formar sistemas gracias a su mayor destreza para clasificar, seriar, numerar y generar mapas de conceptos. • Muestra tendencia a continuar y repetir cualquier conducta que le brinde satisfacciones. • Su capacidad auditiva aumenta: puede permanecer bastante rato en actitud estática escuchando música. • Los movimientos de grupo y las coreografías se pueden coordinar cada vez más fácilmente. • Muestra capacidad para discriminar diferencias de medio tono. • Su tendencia a acelerar los tempos rítmicos comienza a estabilizarse. • Le atraen instrumentos de percusión que requieren una técnica precisa. • Desarrolla de forma intuitiva su percepción armónica: nota cambios de modo menor); percibe armonizaciones erróneas y cadencias, conclusiones o inconclusiones, de una pieza musical. 8 años
• Se inicia la «edad de oro» de la voz: las capacidades vocales que
hayan desarrollado darán ahora sus frutos (la extensión de su voz se encuentra dentro de una extensión de La2 y Sol4). • Su aparato fónico se encuentra en el mejor momento justo antes de entrar en el cambio de voz. • Los cánones a dos voces se pueden ampliar a cuatro voces y se pueden introducir canciones a dos voces: en esta etapa le interesa mucho más la armonía resultante de esos cánones y canciones que el contenido rítmico y textual. • Desarrollo de sus capacidades motrices finas. • Introducción de algún instrumento melódico, preparándose para cuando llegue el cambio de voz. • Desarrollo de la expresión corporal. • Subsiste el gusto por los instrumentos de percusión. 9 años
• Hasta los 12 años abstrae las cualidades de los
objetos para localizarlas en todos los objetos posibles. • Desarrollo de la capacidad polirrítmica y polifónica. • Crítica e identificación con su propia música. • Mayor percepción armónica: refuerzo de la tonalidad; consonancia y disonancia. 11-12 años
• Empieza a tener conciencia de su propio pensamiento.
• Su pensamiento ya posee capacidad de abstracción, es decir, no necesita que los sentidos mediaticen su experiencia cognitiva. • Sus esquemas comienzan a liberarse de lo concreto: podrá sacar conclusiones y resolver problemas sin tener los objetos delante. • Aparece el cambio de voz: se va a notar principalmente en los chicos que vayan a tener una voz grave. • Su extensión vocal puede ser de 16ª (entre el Sol2 y el La4): cánones a cuatro voces y canciones a tres voces. • La expresión instrumental va adquiriendo más presencia debido a la merma de las capacidades vocales: es el momento de trabajar su técnica. 13 en adelante
• Hasta ahora se han desarrollado las bases de su
educación musical. • El trabajo con las voces requerirá mucho esfuerzo y pocas compensaciones: conviene centrarse en el instrumento y en el baile. • Si las bases de la etapa anterior son sólidas (procedimientos, conceptos, actitudes y valores) y se sigue atendiendo a su diversidad, el afecto, la motivación, la atención a sus gustos, serán los motores de su educación musical y de su futura especialización.