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EVOLUCIÓN DE LAS

CAPACIDADES DEL
DESARROLLO MUSICAL
El silencio no existe!». Así lo afirmó el compositor
John Cage cuando salió de una cámara
insonorizada:

Fue después de llegar a Boston cuando fui a la


cámara silenciosa de la universidad de Harvard.
Cualquiera que me conozca ha oído la historia.
Siempre la estoy repitiendo. De todas maneras, en
ese cuarto silencioso oí sonidos, uno alto y uno bajo.
Después le pregunté al ingeniero encargado por qué,
si el cuarto era tan silencioso, había oído dos
sonidos. Me dijo: «descríbelo». Lo hice. Me dijo: «el
sonido alto era tu sistema nervioso en operación. El
sonido bajo era el de la sangre que circula por tus
venas». (John Cage, 1969).
Incluso el lugar del mundo que podría
parecer más silencioso, el útero materno,
funciona como una gran esfera que recoge
el sonido exterior. La primera canción de
cuna que percibe el feto es la voz de la
madre que le llega a través del interior del
cuerpo, pero además esta voz lleva el
acompañamiento de los latidos del corazón
de la madre y del propio hijo, la respiración
materna, los movimientos del estómago, el
flujo sanguíneo.
Según estudios recientes, incluso los
sonidos exteriores llegan a través de la gran
membrana que cubre el vientre hasta el
líquido amniótico situado en una cavidad que
los amplifica y provoca en ese ser una
respuesta motriz: sus movimientos pueden
ser bruscos o suaves, dependiendo de la
intensidad de los sonidos. El niño y la niña
perciben los sonidos desde antes de su
nacimiento: su educación ya ha empezado.
Antes de continuar es necesario dejar claro el
concepto de desarrollo que utilizamos: la etapa del
desarrollo musical de la persona no se encuentra
directamente relacionada con su edad sino, en
atención a la diversidad, con su propio momento
evolutivo por lo tanto, las etapas son orientativas. Por
eso es conveniente dedicar mayor atención a la
secuenciación que a la temporalización. De todas
formas, y puesto que hay que pasar por todos los
estadios o etapas, es importante evitar el
«infantilizar» los contenidos si algún alumno o
alumna de una edad determinada llega a ellos más
tarde que los demás. Veamos en el siguiente cuadro
una relación orientativa de las capacidades
relacionadas con el hecho musical que son propias
de cada edad.
EDUCACIÓN INFANTIL

Desde una primera etapa, los bebés ya expresan sus


preferencias musicales. Son capaces de localizar
sonidos y de manifestar con la relajación o la
agitación su agrado o descontento. Existen cajas de
música que se cuelgan de un extremo de la cuna y
producen sonidos, a unas 70 pulsaciones por minuto,
algo similar a los latidos del corazón de una madre
relajada. En general, cualquier música de contrastes
suaves y cercana a estas 70 pulsaciones por minuto
será relajante para el bebé, mientras que cualquier
música de contrastes suaves y cercana a las
pulsaciones del corazón del niño o de la niña (unas
120 pulsaciones por minuto) será estimulante.
Sabemos que la música que contiene situaciones sonoras
extremas es desagradable, tanto para los bebés como para
personas ancianas o enfermas, ya que tienden a desensibilizar el
sistema defensivo natural que todo individuo tiene en sus
sentidos y que le advierte sobre situaciones anormales o de
peligro (Hemsy, 1982). Muchos padres y madres han
experimentado que la dinámica de la música barroca (por ser una
música sin cambios bruscos de volumen), por ejemplo, es bien
recibida por sus hijos e hijas. El bebé, además, no tiene
únicamente la capacidad de percibir sonidos (musicales, del
habla, ambientales), también se expresa en todas las
situaciones: poco a poco va organizando el mundo sonoro que
percibe y se forma un orden propio que le permitirá comunicarse,
con la voz o dando golpes con cualquier objeto o sobre cualquier
objeto. Así, aproximadamente al mes y medio, ya “canta”, es
decir es capaz de emitir sonidos a diferentes alturas que, sin ser
todavía melodías, le permiten llamar la atención de su entorno a
través de largos sonidos ascendentes o descendentes
(glissandos).
Es posible que antes del medio año de vida ya
empiece a tararear alguna cantinela, pero
aproximadamente a los seis meses dependiendo de
sus capacidades y de los estímulos recibidos, ya
empezará a balbucear los sonidos que ha ido
ordenando y clasificando: se produce la primera
comunicación verbal entre padres y madres e
hijos/as. Esta comunicación a través del habla se va
concretando paulatinamente en la habilidad para
emitir vocales (hacia los nueve meses) y
consonantes (hacia los doce meses). Los sonidos
son ya bastante precisos y repetidos pa-pa, ma-ma,
to-to, ti-ti, g-g-g).
El primer intervalo que los bebés son capaces de
afinar es el de tercera menor; de hecho es la
cantinela que encontramos en casi todas las
canciones infantiles (SOL-MI). Desde el año y
medio, estas cancioncillas son el núcleo melódico
de su expresión musical y rítmicamente le atraen
los tempos situados entre las 110 y las 120
pulsaciones por minuto. Como ya habrá
manifestado anteriormente sus piezas musicales
preferidas serán aquellas que ya conoce (razón
para ampliar convenientemente su repertorio de
audiciones). Los fonemas de la letra y los sonidos
de la melodía de las canciones serán, para él o
ella, menos significativos que el ritmo, que el
movimiento corporal que ese ritmo le provoque.
Se sabe que llega un momento en que el
crecimiento de la semilla que permitirá el desarrollo
de las futuras capacidades se estanca. Se ha situado
este momento alrededor de los dos años de edad
debido a que, en este punto, estas capacidades son
potencialmente las mismas que en los adultos y
adultas. Hasta aquí su ritmo de crecimiento (en todos
los aspectos), comparado con todas las etapas
posteriores, ha sido vertiginoso y se ha basado en su
experiencia sensorio-motriz. A través de juegos
(visuales y sonoros, vocales y corporales) propios del
niño o la niña y del ambiente, se han organizado
clasificaciones y relaciones entre todos sus sentidos
y el mundo sonoro, visual, táctil, olfativo y del gusto.
Los padres, las madres y el profesorado los pueden
estimular a base de canciones, juegos con timbres,
juegos y canciones de falda, un lenguaje afectivo y
rico en expresiones y entonaciones; son ideales para
ello las canciones que cantaban nuestras abuelas al
tiempo que seguían la pulsación de la canción e
imprimían a nuestro cuerpo un movimiento de vaivén
que recuerda a las olas del mar, al liquido placentario
o al movimiento de la cuna. Esta base sensorio-
motriz debe ser el punto de partida y el lugar de
común encuentro entre adultos y pequeños; es
conveniente que los padres, las madres y el
profesorado analicen los elementos que destacan en
sus canciones o audiciones preferidas (intervalos,
ritmos, letras, significados) y partan de ellos para
continuar su educación musical.
A partir de los dos años coordinan cada vez más su
motricidad dinámica y estática. El ámbito sonoro de sus
capacidades se ha desarrollado y se han incorporado
sonidos graves y agudos: prefieren jugar con la voz y
cantar en los extremos de su tesitura vocal que
mantenerse en su propio registro medio. En general son
capaces de seguir con el cuerpo, de forma aproximada,
un ritmo de marcha o una pulsación siempre y cuando se
acomode a su pulsación interna, que todavía se
encuentra entre las 110 y las 120 pulsaciones por minuto.
Debido a que se desarrollan antes las extremidades
superiores y los miembros cercanos al eje de simetría
corporal que las extremidades inferiores y los miembros
alejados de dicho eje, coordinarán con más precisión los
golpes efectuados con las palmas de las manos que los
efectuados con los pies.
Los gestos han adquirido significado concreto, por ello
es conveniente acompañar las canciones con
movimientos corporales que pueden ayudarles a recordar
fragmentos. Todo sonido, toda secuencia de sonidos se
traducirá en una actividad motriz: correr, saltar, bailar,
andar, golpear... pero su mundo no va más allá de su
propia piel, por lo que será difícil montar una coordinación
de grupo o una coreografía como, por ejemplo, en una
danza. La imitación está ahora en su mejor momento, Y
no sólo la musical y motriz sino las conductas, los
valores. Por ello, la actitud respetuosa (no
necesariamente silenciosa) ante el hecho musical,
encuentra su momento óptimo. Para intervenir
adecuadamente en su zona de desarrollo será
imprescindible el juego, pues su atención todavía no es
voluntaria sino que esta vinculada a la intensidad del
estímulo recibido y de las capacidades desarrolladas.
Aproximadamente a los tres años de edad, despierta la
curiosidad acerca de aquello que han percibido sus sentidos.
Empiezan a mostrar capacidad para representar gráficamente
(un dibujo, un garabato) su entorno visual y auditivo con unos
signos singulares pero diversos en cada ocasión (es decir, sin un
código estricto): se puede empezar a trabajar la grafía musical.
De la misma forma demuestran cierta capacidad creativa
inventando canciones, danzas, instrumentos. La capacidad de
controlar los movimientos globales del cuerpo y su relación con el
espacio ha ido en aumento y su motricidad fina se ha empezado
a desarrollar: es el momento de trabajar intensamente la
lateralidad y la secuenciación de movimientos. Es interesante
relacionarla expresión corporal con la percepción sonora de
forma que se produzca una relación entre las respuestas
corporales y los estímulos sonoros, incidiendo en contrastar unas
mismas cualidades entre dos elementos (agudo-grave, fuerte-
débil, pesado-ligero).
Hacia los cuatro años se va perfilando una
mayor capacidad simbólica para representar
sonidos y un mayor número de recursos
gráficos para desarrollar esos símbolos. El
código hace acto de presencia y la expresión se
convierte cada vez más en comunicación
(significados y significantes empiezan a mostrar
unas constantes) El contraste entre las
cualidades del sonido se puede ampliar,
tendemos ya a establecer secuencias de tres
sonidos.
.
Aproximadamente a los cinco años las niñas y los
niños ya muestran una cierta percepción de los
segmentos de su cuerpo. Son capaces de combinar
distintos trazos que permiten ampliar su repertorio
gráfico y, por lo tanto, su capacidad para representar
los sonidos. Además pueden clasificar los sonidos y
las formas según diferentes cualidades y establecer
relaciones secuenciales, por eso pueden secuenciar
unos pocos sonidos creando ritmos y melodías. La
voz podrá alcanzar fácilmente una extensión de loa,
situada aproximadamente entre las notas Do3 y Mi4
con saltos interválicos máximos de 6 ascendente o
descendente
EDUCACIÓN PRIMARIA

La siguiente etapa, que podemos situar en los seis y los siete


años, se caracteriza por un cambio en la percepción del entorno:
ya empiezan a mostrar cierta capacidad para compartir y
comprender que su cuerpo se encuentra en un contexto global.
Asi, los movimientos de grupo y las coreografías se pueden
coordinar cada vez más fácilmente. Su voz, cuya extensión se ha
ampliado de forma natural hacia los agudos y los graves y puede
abarcar una extensión de 12 (aproximadamente entre Si2 y Fa4),
empieza a afinar cada vez con más precisión: es el momento de
intentar estimular la afinación en todos aquellos niños y niñas con
dificultades. Si hasta el momento todas las canciones eran
simples melodías, ahora se puede empezar a introducir algún
canon a dos voces. Las canciones más apreciadas en este
momento serán las que expliquen una historia o un romance:
toma mucha más importancia el contenido textual de la canción
que el contenido rítmico y melódico (aunque no se abandonan).
Se ha desarrollado en gran medida la capacidad de
independencia de los ejes de su cuerpo.
Hacia los ocho años llega el inicio de la «edad de oro» de la voz:
las capacidades vocales que se hayan desarrollado darán ahora
sus frutos. El aparato fónico se encuentra en el mejor momento
justo antes de entrar en el cambio de voz, algo parecido a lo que
ocurre con la cuerda de un instrumento cuando está a punto de
romperse: como decía Pau Casals, las cuerdas de un violoncelo
emiten el mejor sonido de su existencia en el preciso instante
anterior a su ruptura. Los cánones a dos voces se pueden
ampliar a cuatro voces y se pueden introducir canciones a dos
voces. En esta etapa les interesa mucho más la armonía
resultante de esos cánones que el contenido rítmico y textual. La
motricidad fina ya está desarrollo podría introducir algún
instrumento melódico, preparando así al alumno cuando llegue el
cambio de voz.
EDUCACIÓN SECUNDARIA

En la siguiente etapa, que podríamos situar en los once y


doce años seguirá evolucionando y ampliando su
extensión, pero ya empiezan a aparecer los primeros
casos de agudos incontrolados, de voces rotas; en
definitiva, el c voz, que notaremos principalmente en los
chicos y en los alumnos y alumnas que vayan a tener una
voz grave (los chicos que serán bajos son los que
muestran alteraciones inesperadas cuando están
hablando).
Se pueden preparar cánones a cuatro voces y canciones
a tres voces. La expresión instrumental va adquiriendo
más presencia debido a la merma de la edades vocales:
es el momento de trabajar su técnica. Su pensamiento ya
tiene la capacidad de abstracción, es decir no necesitan
que los sentidos mediaticen se experiencia cognitiva.
Hasta aquí, se han desarrollado las bases de su
educación musical. A la entrada del alumnado en la
educación secundaria, el trabajo con las voces
requerirá mucho esfuerzo en comparación con las
compensaciones. Por este motivo quizás lo mejor
sería potenciar otros medios expresivos como el
instrumento (como prolongación expresiva del
cuerpo) y el baile. Si las bases de la etapa anterior
son sólidas (procedimientos, conceptos, actitudes y
valores) y se continúa atendiendo su diversidad, el
afecto, la motivación, la atención a sus gustos, serán
los motores de su educación musical y de su futura
especialización.
Bases psicopedagógicas
del desarrollo musical
0- 1 meses

• Muestra reflejos dinámicos (aparecen casualmente, se


modifican, desaparecen si son inútiles), provocados por
los sonidos y la música, a través de la relajación o la
agitación.
• Su propia voz, el llanto, está entre los reflejos que le
permiten sobrevivir. Es quizás una de las primeras
asimilaciones y generalizaciones que hace, ya que lo
usará indiscriminadamente: el sonido, su voz, será su
forma de entrar en contacto con el entorno
(comunicación).
• Muestra capacidad para asimilar automáticamente
esquemas sonoros: todo es nuevo excepto los sonidos,
ya lleva un largo periodo de gestación escuchándolos.
• Muestra cierta capacidad perceptiva para localizar y
discriminar algunos sonidos: musicales, del habla,
ambientales.
1-4 meses

• Asocia casualmente una acción a una necesidad y/o


deseo y repite las acciones que le producen placer
(hábitos) como, por ejemplo, la repetición de un mismo
sonido o el balbuceo. Estos hábitos generan las primeras
coordinaciones sensorio-motoras.
• Hacia el mes y medio muestra capacidad para emitir
sonidos a diferentes alturas (glissandos).
• Hacia los cuatro meses aparecen las primeras cantinelas.
• Se va acomodando a su entorno cambiante: distingue y
reconoce sonidos.
• Va integrando los esquemas anteriores: el movimiento de
balanceo de la madre puede convertirse en autónomo y
en punto de partida de sus esquemas rítmicos.
4-8 meses

• Casualmente aparece una mínima intencionalidad en sus


acciones: explora, generaliza y repite los movimientos.
• Descubre que puede conseguir que le hagan algo que le
gusta: por ejemplo, que le canten una canción.
• Hace asociaciones de reconocimiento motor sobre el
entorno para conseguir un efecto que conoce: por
ejemplo, sonoro (móviles, sonajeros).
• Se da la primera comunicación verbal entre padres,
madres e hijos/as.
• Muestra capacidad para balbucear los sonidos que ha ido
ordenando y clasificando.
8-12 meses

• Empieza a hacer las cosas intencionadamente, factor


básico que asegura el progreso de la inteligencia, no
únicamente por azar.
• La coordinación le permite cierta previsión de lo que
pasará.
• Muestra capacidad para matizar los gritos o los llantos
para mantener el contacto con el entorno.
• Muestra cierta capacidad para dar respuestas rítmicas.
• Hacia los nueve meses muestra capacidad para emitir
vocales.
• Hacia los doce meses muestra capacidad para emitir
consonantes.
• Muestra capacidad para emitir, con cierta obsesión,
sonidos bastante precisos (tercera menor).
12-18 meses

• Busca nuevas relaciones aunque los resultados son


muchas veces fortuitos.
• Muestra capacidad para reaccionar corporalmente ante el
sonido y la música: su tempo está situado entre las 110 y
las 120 pulsaciones por minuto.
• Muestra capacidad para emitir un canto silábico
espontáneo.
18-24 meses

• Las canciones son el núcleo de su expresión musical.


• Va descubriendo la utilidad de los objetos debido a sus
propiedades.
• Las representaciones sustituyen a las manipulaciones: a
los dos años ya no necesita manipular un objeto para
saber qué utilidad tiene.
• A través de algo que podríamos clasificar como intuición,
eliminando el tanteo o el error, va directamente a la
solución de un problema sencillo.
• Los fonemas de la letra y los sonidos de la melodía serán
menos significativos que el ritmo y el movimiento corporal
que ese ritmo le provoque.
2 años

• La asociación de la actividad motriz con la actividad sensorial


permite reproducir, después modificar, sus movimientos (sus
sensaciones musculares) para reproducir y después modificar
otras sensaciones:
habla, sonidos.
• Relaciona acciones que antes estaban aisladas.
• Es capaz de preguntarse el porqué de algo y aparece un cierto
simbolismo que le permite representarse cosas ausentes. Este
factor lo diferencia claramente del período anterior.
• Comparte sus experiencias y es capaz de cierta autocrítica.
• No puede generalizar plenamente: su pensamiento pasa de casos
particulares a particulares.
• Vive la realidad como querría que fuese, no como es: confunde la
realidad con sus deseos.
• Muestra mayor capacidad para coordinar su motricidad dinámica
con su motricidad estática.
• Desarrolla las capacidades relacionadas con sonidos graves y agudos.
• Desarrolla su capacidad corporal para seguir un ritmo de marcha (de 110
a 120 puls. por minuto).
• Muestra mayor capacidad para coordinar extremidades superiores y
miembros cercanos al eje de simetría corporal, que extremidades
inferiores y miembros alejados dicho eje.
• Los gestos adquieren significado concreto de gestos: movimientos
corporales canción.
• El intercambio entre sonido y actividad motriz le permite enriquecer su
sentido rítmico.
• La imitación está en su mejor momento: no sólo musical y motriz, también
de conductas y valores.
• Diferencia y selecciona su respuesta corporal ante la música pero será
difícil montar una coreografía.
• Improvisa canciones repetitivas.
• Distingue entre música y ruido.
• La extensión de su voz abarca, aproximadamente, una 8ª (situada entre
las notas Re3 y Re4) y puede realizar con facilidad desplazamientos
interválicos máximos de 4ª ascendente o descendente.
3 años

• Se despierta la curiosidad sobre lo que han percibido sus sentidos.


• Desarrolla la capacidad para representar gráficamente, con un dibujo o
un garabato, su entorno visual y auditivo pero sin un código estricto: se
puede empezar a trabajar la grafía musical.
• Desarrolla su capacidad creativa: inventa canciones, danzas,
instrumentos
• Desarrolla su capacidad para controlar los movimientos globales del
cuerpo y si con el espacio.
• Muestra mayor capacidad para coordinar las extremidades inferiores y los
alejados de dicho eje: por ejemplo, puede seguir con los pies la
pulsación de una pieza.
• La motricidad fina se ha empezado a desarrollar: es el momento de
trabajar intensamente la lateralidad y la secuenciación de movimientos.
• Reproduce canciones enteras, algunas con contenido onomatopéyico.
• Descubre las posibilidades rítmicas y musicales de la palabra: le es más
fácil llevar ritmo con la ayuda del habla.
• Discrimina tempos diferentes con relativa facilidad.
4 años

• Intuitivamente puede agrupar elementos (objetos, sonidos)


siguiendo un criterio estático, pero todavía no puede inferir leyes
generales: se muestra incapaz de coordinar diferentes
características al mismo tiempo pero si una detrás de otra.
• Puede realizar secuenciaciones de tres sonidos (siguiendo un
único criterio) pero todavía es incapaz de rehacerla a la inversa.
• Muestra una marcada tendencia egocéntrica y antropocéntrica:
dado que es el centro, su visión del mundo coloca al ser humano
en la cumbre de la creación de todo (artificialismo) y todas las
cosas poseen vida según unos parámetros humanos
(antropomorfismo). Esta omnipotencia le hace suponer que
puede controlarlo todo (magia) a pesar de su creencia de que
todo, en primer lugar, y después solamente lo que se mueve,
tiene vida (animismo).
• Su capacidad simbólica le permite un número mayor de recursos
gráficos para representar sonidos: el código aparece, así su
expresión se va convirtiendo en comunicación.
• Su capacidad para la entonación aumenta
5 años

• Muestra mayor percepción de los segmentos de su


cuerpo.
• Su mayor capacidad para combinar distintos trazos le
permite ampliar su repertorio gráfico.
• Empieza a establecer relaciones secuenciales entre
sonidos y entre formas diferentes.
• Su voz alcanza una extensión de 10ª (situada
aproximadamente entre las notas Do3 y Mi 4) con
desplazamientos interválicos máximos de 6ª ascendente
o descendente.
• Además de seguir la pulsación, puede seguir el ritmo de la
música con las extremidades superiores.
6 años

• Entona con mayor facilidad.


• Muestra mayor interés por el lenguaje musical.
• Puede relacionar y clasificar tempos diferentes: muestra
la idea de pulso y acento (le resulta relativamente fácil
distinguir el compás binario del ternario).
• Su horizonte perceptivo se amplia hacia cualidades del
sonido más presentes como la intensidad y la
velocidad.
• Mayor precisión gráfica.
• Desarrolla la capacidad para inventar ritmos y melodías.
• Gusta de medidas y estructuras rítmicas irregulares,
ritmos sincopados. Mayor nivel rítmico.
• Capacidad de sincronización de extremidades inferiores
y superiores entre ellas y con la música: aumenta el
equilibrio y el dominio espacial.
• Momento adecuado para adiestrarle en el manejo de los instrumentos de
percusión determinada e indeterminada.
• Se da un cambio en su percepción del entorno: empieza a mostrar cierta
capacidad para compartir y comprender que
su cuerpo se encuentra en un contexto global.
• Su extensión vocal se ha ampliado de forma natural. Puede abarcar una
extensión de 12ª (aproximadamente entre Si2
y Fa4) realizando desplazamientos interválicos máximos de 8ª. Empieza a afinar
cada vez con mayor precisión: es el
momento de intentar estimular la afinación en todos aquellos niños y niñas con
dificultades.
• Se puede empezar a introducir algún canon a dos voces.
• Las canciones más apreciadas en este momento serán las que expliquen una
historia o un romance: toma mucha más
importancia el contenido textual de la canción que el contenido rítmico y melódico
(aunque estos no se abandonan).
• Mayor desarrollo de la capacidad de independencia de los ejes de su cuerpo.
• Todavía muestra dificultad en mantener el pulso.
7 años

• Comienza a organizar sus esquemas representativos


respetando una serie de Ieyes o reglas.
• Agrupa sus esquemas en totalidades, pero sin escapar de
una estrecha relación sujeto y los objetos.
• Necesita manipular material concreto: no puede realizar
abstracciones fácilmente.
• Muestra capacidad para descubrir la reversibilidad de
cualquier proceso (toma sentido la noción de pasado,
presente y futuro) y que cualquier elemento u objeto se
compone de pequeñas partes (atomismo).
• Puede captar simultáneamente dos partes o diferentes
partes de una cosa: armonía.
• Este periodo se caracteriza porque, si anteriormente todo
estaba aislado, ahora puede formar sistemas gracias a su
mayor destreza para clasificar, seriar, numerar y generar
mapas de conceptos.
• Muestra tendencia a continuar y repetir cualquier conducta que le
brinde satisfacciones.
• Su capacidad auditiva aumenta: puede permanecer bastante rato
en actitud estática escuchando música.
• Los movimientos de grupo y las coreografías se pueden coordinar
cada vez más fácilmente.
• Muestra capacidad para discriminar diferencias de medio tono.
• Su tendencia a acelerar los tempos rítmicos comienza a
estabilizarse.
• Le atraen instrumentos de percusión que requieren una técnica
precisa.
• Desarrolla de forma intuitiva su percepción armónica: nota
cambios de modo menor); percibe armonizaciones erróneas y
cadencias, conclusiones o inconclusiones, de una pieza musical.
8 años

• Se inicia la «edad de oro» de la voz: las capacidades vocales que


hayan desarrollado darán ahora sus frutos (la extensión de su
voz se encuentra dentro de una extensión de La2 y Sol4).
• Su aparato fónico se encuentra en el mejor momento justo antes
de entrar en el cambio de voz.
• Los cánones a dos voces se pueden ampliar a cuatro voces y se
pueden introducir canciones a dos voces: en esta etapa le
interesa mucho más la armonía resultante de esos cánones y
canciones que el contenido rítmico y textual.
• Desarrollo de sus capacidades motrices finas.
• Introducción de algún instrumento melódico, preparándose para
cuando llegue el cambio de voz.
• Desarrollo de la expresión corporal.
• Subsiste el gusto por los instrumentos de percusión.
9 años

• Hasta los 12 años abstrae las cualidades de los


objetos para localizarlas en todos los objetos
posibles.
• Desarrollo de la capacidad polirrítmica y polifónica.
• Crítica e identificación con su propia música.
• Mayor percepción armónica: refuerzo de la tonalidad;
consonancia y disonancia.
11-12 años

• Empieza a tener conciencia de su propio pensamiento.


• Su pensamiento ya posee capacidad de abstracción, es decir, no
necesita que los sentidos mediaticen su experiencia cognitiva.
• Sus esquemas comienzan a liberarse de lo concreto: podrá sacar
conclusiones y resolver problemas sin tener los objetos delante.
• Aparece el cambio de voz: se va a notar principalmente en los
chicos que vayan a tener una voz grave.
• Su extensión vocal puede ser de 16ª (entre el Sol2 y el La4):
cánones a cuatro voces y canciones a tres voces.
• La expresión instrumental va adquiriendo más presencia debido a
la merma de las capacidades vocales: es el momento de trabajar
su técnica.
13 en adelante

• Hasta ahora se han desarrollado las bases de su


educación musical.
• El trabajo con las voces requerirá mucho esfuerzo y
pocas compensaciones: conviene centrarse en el
instrumento y en el baile.
• Si las bases de la etapa anterior son sólidas
(procedimientos,
conceptos, actitudes y valores) y se sigue atendiendo a
su diversidad, el afecto, la motivación, la atención a
sus gustos, serán los motores de su educación
musical y de su futura especialización.

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